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Opinión

Escritores encarcelados, mutilados, apuñalados y suicidados

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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La lista de escritores encarcelados es larga empezando por Miguel de Cervantes Saavedra que, además, fue mutilado por una bala y adquirió el título de “El manco de Lepanto”. También estuvieron presos: El marqués de Sade, Dostoievski, Óscar Wilde, Thoreau, Arguedas, Paul Verlaine, Miguel Hernández, Chocano, Vallejo, etc., y ¡Jean Genet fue condenado a cadena perpetua!

No obstante, la historia aún ha sido más cruel con los escribidores: García Lorca fue mandado al paredón como Mariano Melgar, jóvenes y rebosantes de vida. Ezra Pound fue metido en una jaula con el rótulo de “nazi” y paseado cual animal de zoológico en Pisa. Hemingway exigió que soltaran a Pound porque estaba loco y que, sino lo hacían, rechazaría el premio Nobel que le habían concedido. Años después, el autor de El Viejo y el Mar se dispararía con una escopeta de caza.

Friedrich Hölderlin fue encerrado en un frenopático y Martín Adán se enclaustró en el “Larco Herrera”. Verlaine le dispara a Rimbaud y lo hiere en la mano. Silvia Plath mete la cabeza en un horno y abre la llave del gas. Horacio Quiroga toma cianuro al enterarse de un cáncer terminal y su amante Alfonsina Storni se lanza al mar. Pier Paolo Pasolini es acuchillado, golpeado salvajemente y atropellado veinte veces por su propio auto Alfa Romeo plateado.

Leopoldo Lugones repite la receta del veneno con whisky y escribe una carta donde dice: “Que me sepulten en la tierra sin cajón y sin ningún signo ni nombre que me recuerde. Prohíbo que se dé mi nombre a ningún sitio público. Nada reprocho a nadie. El único responsable soy yo de todos mis actos.” Décadas después, Videla desaparecería a ocho poetas.

El autor Salman Rushdie es condenado a muerte por escribir su novela “Los versos satánicos”; y, en 2022, es apuñalado en el cuello.

Aquí la policía disparó contra Javier Heraud en 1963. Y en los años 2000, el poeta y amigo, Josemári Recalde, falleció convertido en un bonzo humano. Este escriba lo visitó unos días antes de su partida; y en esa última conversa entre alegrías y viejos recuerdos, solo pudo notar una enorme soledad comparado quizás con el Nietzsche que lloraba abrazando a un caballo.

¡En el dolor, hermanos!

(Columna publicada en Diario Uno)

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Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.

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Opinión

Abuso y despido arbitrario en el MUNA

Lee la columna de Edwin Cavello

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Desde que el ex policía Edwin Alvarado fue designado como administrador del Museo Nacional del Perú (MUNA) por la señora Rossana Acuña, salieron a luz varias denuncias, abusos y despidos arbitrarios, como lo ocurrido con el personal de limpieza de la empresa Wellev, quienes fueron impedidos de ingresar a trabajar al MUNA el jueves 30 de noviembre.

Sin previo aviso, se realizó un despido arbitrario que dejó en la calle a treinta trabajadores de limpieza días previos a Navidad. Según el testimonio de los operarios, ni siquiera se les permitió ingresar a retirar sus pertenecías personales, vulnerando sus derechos laborales.

Tania Landa Castillo, Gerente General de la empresa Wellev, manifestó “Todos los operarios estuvieron afuera, cuando llegué no me dejaron entrar y la seguridad me perseguía. El museo no nos paga desde julio pasado, no hemos recibido ningún pago en agosto, septiembre, octubre y noviembre”.

Es decir, el Ministerio de Cultura (MINCUL) no cumple con los pagos del personal de limpieza hasta la fecha. Lo insólito de esto, es que a pesar de la grosera deuda por parte de la Unidad Ejecutora N° 008 del MINCUL, la empresa Wellev recibió una carta notarial el 29 de noviembre al mediodía, y esa misma fecha a las 4 de la tarde les indican de manera sorpresiva que el contrato no va más.

“Los operarios fueron a trabajar al día siguiente y los sacaron como si fueran unos delincuentes, ni siquiera les dejaron tomar sus cosas”, menciona Tania Landa. Además, sobre el ex policía Edwin Alvarado que funge de administrador en el museo señala “ese administrador dañaba al personal, les quitó los comedores, les quitó los servicios higiénicos, los trató como animales. Tenemos cartas donde le indicamos al mismo Ministerio de Cultura, que este señor (Edwin Alvarado), estaba haciendo daño al personal. El señor trataba como ignorantes a los trabajadores de limpieza, sin tener ningún tipo de respeto”.

Curiosamente, el jueves 30 ingresó una nueva empresa con razón social Ovysel S.A.C. Según Tania Landa, esto ya ha sido planificado por parte de la señora Rosana Acuña y ejecutado por el señor Edwin Alvarado. Por ello, la empresa Wellev anunció que denunciará civil y penalmente al ex policía Alvarado.

Desde el Congreso de la República, la parlamentaria Isabel Cortez, señaló que enviará un oficio a la ministra de Cultura Leslie Urteaga, para pedir explicaciones de lo que viene sucediendo en el MUNA.

¡Algo se pudre en Dinamarca!

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El crimen de Quinto Inuma

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

Mientras el discutido Defensor del Pueblo José Gutiérrez, anda de turismo con gastos pagados en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, dizque participando en la 28 Conferencia del Clima, sin que conozcamos su posición institucional en ella, y que además de contribuir inocentemente, a la huella ecológica mundial, junto a las casi cien mil personas, que han asistido a ese “turismo político”;  en Perú la muerte por sicariato se llevó a Quinto Inuma, defensor ambiental de nuestros bosques amazónicos que con o sin COP 28, están cerca del punto de inflexión de no retorno, de convertirse en una gran sabana estéril, ante el abandono del Estado peruano, que maquilla con escaso presupuesto apoyo a las comunidades amazónicas, y la PNP pide “diez mil soles de presupuesto” para movilizarse a la zona donde sucedió el crimen e investigar los hechos.

Con el crimen de Inuma ya van otros 30 defensores ambientales, sin que el Defensor del Pueblo Gutiérrez, el Ministerio Público y el Poder Judicial haya sentenciado a los autores intelectuales y mucho menos a los materiales. Ni que decir de la supina negligencia del Congreso de archivar el Acuerdo de Escazú, herramienta legal internacional para la justicia ambiental a la que aspiraba Quinto Inuma D. E. P.

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La ilusión de la globalización

Lee la columna de Raúl Allain

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El fenómeno de la globalización se viene imponiendo en el mundo. Lo que era impensable hace dos décadas, es ahora una realidad, más aún con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación.

La tecnología de la globalización estudia un fenómeno basado en el aumento continuo del desarrollo y utilización de tecnología en todos los países del mundo, acercándonos a una época de creciente interconexión cultural global.

Sin embargo, este rápido avance y la promesa de una “aldea global”, donde el intercambio económico, comercial y cultural es posible incluso arrasado con las “identidades regionales”, requiere de un análisis profundo.

Durante el final de la década de 1960 y principios de los años 1970, el pensador Marshall McLuhan (1911-1980) acuñó el término «aldea global» para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación. La “globalización” es la resultante de esa comunicación a escala nunca antes imaginada.

Para McLuhan, la civilización (“aldea global”) es equiparable a la cultura de la escritura y, por tanto, divide la historia en cuatro fases: Agrícola, Mecánica, Eléctrica (medios de comunicación) y Tecnológica (la etapa de mayor relevancia en su investigación).

Aunque es en la tercera fase (Eléctrica) en la que se produce la eclosión de los medios masivos de comunicación, la mayor parte de la investigación de McLuhan se centra en la etapa Tecnológica, cuyo estudio tiene línea abierta por el propio autor a través del “Programa McLuhan en Cultura y Tecnología” de la Universidad de Toronto, centrado en el análisis de la influencia de las nuevas tecnologías en el cambio social.

Marshall McLuhan planteó que todos los cambios sociales son el efecto que las nuevas tecnologías de la información y comunicación ejercen sobre el orden de nuestras vidas sensoriales. Su concepto de aldea global ha dado origen al de globalización, que define la autonomía de la persona en la sociedad de la información.

Hoy en día vivimos en un mundo cambiante en donde existe un nuevo juego, hay nuevas reglas y se deben aplicar nuevas estrategias. El triunfo del capitalismo sobre el comunismo, y la consiguiente globalización mundial, bajo las reglas de libertad económica, propiedad privada y en general los pilares de dicho sistema social, nos impone cambiar y ser más eficientes, competitivos y dinámicos, para insertarnos exitosamente en un mundo interconectado mediante la “autopista de la información”.

En el artículo titulado “Efectos de la globalización en América Latina” (https://tinyurl.com/5c97c5v2), se cita al analista Lester Thurow, quien afirma: “Vivimos en un mundo sin comunismo, en donde el cambio tecnológico hace que las industrias se basen en la capacidad intelectual, con índices demográficos nunca antes vistos, bajo un proceso de globalización acelerado y en donde parece no existir un poder político o militar dominante que maneje al mundo sin algún tipo de resistencia económica”.

Pero hay un problema que pocos quieren ver: los procesos de globalización están incrementando la brecha entre los países desarrollados y el mundo subdesarrollado.

Lo que era competitivo en un mercado regional o nacional no está resultando serlo en el nuevo mercado globalizado. En suma, la globalización nos impone el reto de afrontarla y sobrellevarla con inteligencia y creatividad, sin renegar de nuestra identidad. Nuestros Estados y gobiernos tienen la obligación de no dejarse avasallar, pero tampoco esconderse en una “cápsula de cristal”, porque no podemos ser ajenos a lo que pasa en el resto del mundo.

¿Qué riesgos tiene la globalización? ¿Hasta qué punto la comunicación global es solo un espejismo? ¿Cómo lidiar con los temas de las culturas minoritarias, de la exclusión social y el desarraigo local? Son algunas de las preguntas que pretendemos abordar en este artículo.

Solamente en el respeto de la individualidad, en el reconocimiento de la identidad regional, será posible una verdadera y auténtica justicia social.

Es cierto que la globalización podría encarnar el “progreso de la humanidad”, pero para los críticos más severos aquella es la punta de lanza de la dominación económica y cultural, porque a través del impacto tecnológico afirman sus detractores– los países poderosos pretenden imponer formas económicas, de producción y de comercialización, así como modos y estilos de vida ajenas a las culturas nativas o locales.

Incluso la ONU, en un documento sobre los Objetivos del Desarrollo del Milenio. (ODM), exige un replanteamiento del enfoque de la globalización.

Uno de los retos que tienen tanto los países en vías de desarrollo como los desarrollados, es cómo combatir los problemas sociales, ambientales y sanitarios que conlleva la globalización.

Se habla de una internacionalización de los males, o de problemas a escala global: deterioro atmosférico, peligro nuclear, escasez de agua, epidemias como el sida, narcotráfico, tráfico de armas, terrorismo nacional e internacional, desempleo, violación de los derechos humanos, neofascismo y neonazismo, pobreza, explotación y exclusión social, tráfico de seres humanos como esclavos y la trata de personas.

Pero hay otros aspectos preocupantes, como la tendencia a la privatización de los servicios de salud y educación, que son obligación del Estado, así como la relativización de los derechos laborales y la depredación del medio ambiente en plena crisis climática global. Sin duda, hay que estar alertas.

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Opinión

Ediciones póstumas y textos apócrifos

Lee la columna de José Emilio Caro Gómez

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Por José Emilio Caro Gómez

En esta nueva columna abordaremos dos  tradiciones: la europea y la latinoamericana, poniendo especial enfoque en el Perú con autores como Vallejo, Lumbreras y Oswaldo Reynoso; centrándonos especialmente en la edición póstuma Capricho en azul.  

Cuando un productor de textos (filósofo, poeta, narrador, entre otros) deja el mundo material, lo que queda de él es la resma de su lucha contra la cultura, la resistencia de lo finito contra lo infinito. Esta resma consta de textos publicados y no publicados.

Posterior al siglo XX se tiene una forma clara de tratar los textos, esta es a través de las ediciones críticas que buscan “fijar” el texto de manera definitiva. Es en el devenir de la historia que cada lector nuevo puede abordarlos sin el inconveniente de tener muchas versiones de los textos.

En la tradición  europea, Alemania es muy rica en cuanto a la filosofía; pero puntualizando como ejemplo, en el sistema de pensamiento de Friedrich Nietzsche tenemos que hacer un corte en su producción. Cuando la enfermedad consumió al autor por completo, la tutela de él y de sus derechos de autor recayeron en su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche. Es sabido que ella tomó las riendas de las publicaciones, sobre todo con un fin netamente comercial, buscando solo réditos. Es decir, en la creación del archivo, el filósofo estuvo impedido de opinar; en consecuencia, alargaron sus textos y muchos otros eran apócrifos. En otras palabras, a la custodia no le importó vincular el pensamiento ajeno al partido nacional socialista, es más, lo impulsó.

En cuanto a Latinoamérica, tenemos al autor de El Aleph, Jorge Luis Borges. Este nunca quiso que se publicaran algunos de sus textos por considerarlos de menor valía, y ¡quiénes somos nosotros para contradecir semejante afirmación! Sin embargo, las ventas y el comercio de los libros tuvieron y tienen una influencia importante en el circuito de producción del libro, muy a pesar de Borges,  quien de seguro se mostraría en total desacuerdo  con semejante oprobio.

Por otro lado, en el Perú tenemos  el caso de César Vallejo con Poemas Humanos, que es una publicación no autorizada por el vate, el cual nunca le dio esa arquitectura, ni mucho menos el nombre.

En este punto quiero destacar un caso que me tocó resolver, en relación a la reedición de “Ayllus del Sol: anarquismo y utopía andina” (Se presenta este jueves 30 de noviembre, por promoción se llevan el poemario “Alabastros”) donde encontramos un análisis del historiador Luis Guillermo Lumbreras. Este texto estaba redactado con componentes de la oralidad, y preparamos uno más orientado a la escritura formal, la pronta partida de mi paisano, nos impidió pedirle la autorización para hacer las modificaciones; por ello, nos vimos en la necesidad de respetar la integridad del mismo.

Otro escritor al cual le asigno mi admiración es a Oswaldo Reynoso y su pulcritud en el idioma, reconocida por férreos críticos, como es el caso de Marco Aurelio Denegri.

Los textos de Reynoso tienen ediciones de colección como: En octubre no hay milagros, editado en Argentina y su edición italiana; la edición príncipede El escarabajo y el hombre; entre otras, pero también tiene ediciones menos logradas, diseñadas para difundir los textos y como una estrategia para combatir la piratería, Oswaldo Reynoso se pirateaba a sí mismo.

Capricho en azul merece una especial mirada, sobre todo de mi parte, pues fui testigo de su creación (presencial) y de su publicación (sin ser consultado) esta última de forma totalmente alejada, a grosso modo debemos recordar que existen formas de abordar los manuscritos inéditos. Creo que es necesario anticipar al lector, si es una versión de los manuscritos o un manuscrito fijado filológicamente, ya que podrían confundir al lector especializado.

 En mi opinión, si ponemos la edición de Capricho en azul junto con las ediciones de colección, esta no llega a cubrir las expectativas. En este sentido, considero que esta edición póstuma tiene un muy buen prólogo; pero el texto mismo, la sustancia carece de espíritu, y está creado con el único propósito de difundir la obra reynosiana; no obstante, creo que Oswaldo merece una edición crítica a su vuelo y altura.

Aquí quiero hacer una acotación a la creación de Capricho en Azul y de Huamanga Huamanga. Reynoso fue un adelantado a su época, pues usaba sin saberlo un sistema de control de versiones, o como en programación el “Git” (un sistema de control de versiones distribuido de código abierto). Su sistema inventado por pura intuición era, al terminar un libro, distribuir el texto a diferentes áreas del conocimiento, interactuando con amigos de diferentes índoles, a los cuales les pedía anotaciones y opiniones en el texto que retornaban. Luego de ello, revisaba su versión para así hacer los cambios respectivos, muchas veces tan profundos que transformaba gran parte del texto. Luego hacía este mismo proceso con dos personas de mayor confianza, o como él decía sus iguales.

Capricho en Azul tiene una versión consolidada y muchas otras versiones menores, productos del proceso ya mencionado líneas arriba. La que veo publicada presenta censura, falta alguna estampa un poco escandalosa, posee un orden diferente; la estructura fue alterada, el índice seguro destripado en una mesa de edición y una edición donde los márgenes del texto son tan grandes que hacen difícil la lectura; por no hablar, entre otras cosas, de la concordancia y congruencia que fueron resueltos en la versión consolidada.  

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Opinión

La comida peruana en la poesía de Raúl Jurado

Lee la columna de Julio Barco

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La literatura termina consumiendo de su propia realidad para afirmarse, para sellar una tradición o crearla. Ya José Gálvez anunciaba lo que terminaría siendo: el proceso de una nueva sensibilidad, originada de las experiencias locales, con ansias de tradición y novedad.

Este proceso es natural en todas las literaturas, porque se llegan a beber a sí mismas; así Joyce hace su obra maestra sobre su propio pueblo y Tolstoi afirmará que no hay nada más universal que un pueblo. La ruta que toma la poesía peruana en el siglo siguiente es la de beber de la realidad para nutrir la expresividad. En ese sentido, Escritura del fogón (2020) de Raúl Jurado nos asevera el rigor de una propuesta muy peruana y muy original. En el prólogo, el autor afirma que “La poesía es un pretexto infinito para escribir sobre lo que uno quiere”.

En ese sentido, el rigor de estos poemas nace de la libertad de la experiencia culinaria. El hombre peruano, abierto a una realidad inquietantemente cruel y despiadada, encuentra en la cocina un brebaje contra todos los males: comer en el Perú es un acto sagrado. Poemas sobre el pisco, el licor de menta, la uña de gato, o el cebiche al lado del mar nos dan una idea del inventario, nos llevan a ese acto de comer, que el poeta resuelve en el ritmo abierto de una poesía por instantes lírica (la saliva besa el cielo/ se completa el jardín marino/ con el paraíso del mero) y a veces con la sencillez de las odas elementales nerudianas (el corazón verde/ se junta/ a la blanca yuca/ y con la roja carne/ enrojecen/ el cielo) Un poema clave es el Chifa.

Ese probar nuevas texturas da como resultados versos donde se unen las culturas (las cascadas azules y la mirada cerrada/ son el cierre para tomar/ el último sorbo del té jazmín/ leyendo a Li Po/ bajo la luna). Raúl Jurado se integra a una lista de poetas que hunden sus propuestas en temáticas nuestras; así conjuga muy bien lo nuevo con la tradición. Recordemos que Ricardo Palma usó la historia nacional para crear las tradiciones; Jurado nos invita a pensar poéticamente nuestra relación con un acto tan peruano como comer.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Opinión

El gran ‘Zambo’ Cavero

Lee la columna de Raúl Villavicencio

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Por Raúl Villavicencio

Un 29 de noviembre de 1940 nació una de las voces más reconocibles del criollismo peruano; me refiero al inolvidable Arturo ‘Zambo’ Cavero, aquel cantante que hacía que las noches no tengan día y que los días no tengan noche debido a las interminables jaranas que se armaban cuando el ‘Zambo’, apelativo dado por el periodista de espectáculos Guido Monteverde, y compañía se juntaban en alguna peña o callejón hasta las últimas consecuencias.

A la edad de 21 años, el ‘Zambo’ Cavero se graduó como profesor de primaria en el Instituto Nacional Pedagógico, especializándose en administración de la educación en la Universidad de lima. Durante un encuentro entre Haya de la Torre y el ‘Zambo’ Cavero, este, tiempo después, valoró las palabras de su padre sobre la importancia de la educación: “yo no te dejo plata, te dejo la oportunidad que seas grande”.

Ya en la década de 1970 conocería a su inseparable amigo, el maestro Óscar Avilés, magnífico guitarrista con el que sacaría canciones, provenientes de la pluma incomparable de Augusto Polo Campos, como “Cada domingo a las doce”, o el ya denominado segundo himno del Perú “Contigo Perú”, aquella canción que volvería a ser escuchada durante el mundial de fútbol de Rusia 2018.

Ahora millones de peruanos la cantan con orgullo y emoción desde cualquier rincón del país, o como es el caso de muchos de otros connacionales que viven en el extranjero, su piel se pone ‘chinita’ cuando se escuchan las primeras notas de esa canción capaz de soltar unas cuantas lagrimitas del nacido en el Callao, La Victoria, Barrios Altos, Breña o Miraflores.

Cuando se vive muy lejos del lugar que los vio nacer, aquella canción es como una cuerda que nos acerca al barrio donde crecimos, a la comida casera, a las costas, montañas y selvas donde son un recuerdo imborrable para cada uno, y entre esos recuerdos no puede faltar la voz del inmenso ‘Zambo Cavero’. Él se llama Perú y nadie lo podrá negar.

Su fallecimiento se dio el 9 de octubre del 2009 y dos días después su entierro se fue una mistura de aromas, canciones, y colores. Su féretro fue cargado por una cuadrilla del Señor de los Milagros y ese día se declaró duelo nacional.

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El Congo cuprífero

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

En relación a la nota de la edición de hoy 30 noviembre página 13 (Diario La República), “el Congo alcanzó a Perú en el segundo lugar en la producción de cobre y amenaza a Chile desplazarlo del primer lugar”, permítanme comentar lo siguiente:

  1. En la República Democrática del Congo (nombre oficial), entre 1998 a 2003, ocurrió la segunda guerra mundial africana o simplemente la “guerra del coltan”.
  2. El coltan es un mineral u “oro gris”, que resulta de la mezcla en la naturaleza de dos minerales raros: el Columbio y el Tantalio.
  3. En esa guerra oficialmente terminada, pero que siguen las secuelas, por la extracción del coltan y ahora del cobre, murieron 5 millones de congoleños y hubieron 2 millones y medio de desplazados.
  4. En la RDC, está el 80% de las reservas minerales del coltan, usado por las transnacionales para la telefonía celular, GPS, satélites artificiales, armas teledirigidas, cohetes espaciales, misiles entre otros-; sin etiquetado ecológico de procedencia de las minas, en que trabajan niños y siempre vigilados por militares.
  5. Aún con todo ese desastre humanitario, en este desarrollo con víctimas la RDC (más de 70 millones de habitantes, con esperanza de vida de vida de 47 años y el doble de superficie que el Perú), en el Índice de Desempeño Ambiental, empata con Bolivia el puesto 99, antecediendo a Perú posicionado en el puesto 101.

La paradoja peruana de los magros indicadores de desarrollo, ante su riqueza biológica y mineral, pasa por la ineficiente gestión ejecutiva, el desmadre provocado por el columpio político y la desesperación del Ejecutivo por “dorar la píldora”, que aquí en suelo peruano todo está en calma (chicha), para que la inversión venga a como dé lugar, ofreciendo el oro y el moro, aún a costa de la flexibilidad de los estándares ambientales, prescindiendo de la ciencia en la interfaz: sociedad-política-economía.

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Themroc, de Claude Faraldo (1973)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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En un sentido mallarmeano (y digamos que muy moderno), como señala Octavio Paz en Los hijos de limo (1974) —publicado al año siguiente del estreno de esta película— la poesía (o la palabra en su máximo poder) es la ‘máscara de la nada’. ¿Es esto (tan oscuro y profundo, y también claro) algo liberador? Vallejo diría: ¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra!

En el caso de Themroc —y está perfecta para ponerla en una clase de escritura de guion como un gancho al hígado— prescindir de la palabra (o de la palabra articulada, es decir, inteligible, ‘significativa’) no sé si sea necesariamente un salto evolutivo, pero, lo que sí es, y cada vez más, es una crítica, sublime, por mordaz, una burla total, visceral, sana y enérgica, y de lo más divertida, contra nuestra triste manera de usar palabras: para no actuar.

Las palabras, dichas así, son NADA, son, más que nada, prescindibles. (Sé que al elaborar esta nota uso palabras, pero las uso para que vean una película que no las usa. ¿Entendido?)

Quítate las palabras; quítate la máscara. Haz algo, estúpido, rebélate.

Esta película lo hace, y te dice: quiero la verdad desnuda del instinto, quiero los deseos reales del hombre. Nada de mentiras consoladoras. No se espera menos de una película gloriosamente anarquista hecha por un obrero. Ya; no quiero mitologizar (o tal vez solo un poquito) pero hay una sabiduría ya en un sentido biológico (¡lean a Wilhelm Reich!), completamente mundana, y curiosamente asentada en bases racionales, a la que me adhiero con audaz fervor y no solo para dar la contra. En fin, qué más se le puede pedir a una comedia que expone en su trama de formas gráficas y simbólicas la destrucción de la maldad, con furia y sonriendo.

La rutina como tal es filtrada por las escenas solitarias o llenas de gente, de manera eficiente y sintética. Todo es evidente, se muestra de manera punzante, el absurdo que nos mata es un completo escándalo, hasta el más simple podría darse cuenta. Piccoli luce perfecto en su papel. Y esa secuencia final, como una gran cantata orgásmica, un coro burlón que sale al mismo tiempo de los rincones más profundos, nos muestra un camino.

Película

https://ok.ru/video/6930474076906

Entrevista con el director

https://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2010/10/hoy-las-7-themroc-1973-de-claude.html

(Columna publicada en Diario UNO)

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