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¿Eres terruco?

Lee la columna de Hans Herrera Núñez.

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“El terrorismo no existe, lo que existe es el terruqueo” exclamación de un manifestante en el centro de Lima. Una de dos: o tú has terruqueado o te han terruqueado.  La nueva forma de cancelar en Perú es el terruqueo. El insulto político más duro, peor que corrupto, y que nos lleva a los traumas de un pasado jamás superado. La reciente polarización que nos ha estallado evidencia que Perú no es un país fracturado, sino que ya está roto.

Cierto cura dijo una vez: si le doy pan al pobre la gente me llama santo, pero si pregunto por qué es pobre me llaman comunista. En resumen, esa es la situación en Perú: la de una permanente desconfianza hacia el otro. Peleas en entre amigos, números eliminados, WassAps bloqueados, familias enfrentadas. Todo en Perú se ha politizado. Un efecto reciente es el uso del término terruquear. Un peruanismo que remite a (des)calificar al otro como terrorista.

Seguro te ha pasado que estás en una conversación y en algún momento se cola el tema político. Das tu opinión. Una opinión de centro, que quiere ser conciliadora. Entonces alguien te responde que No, ni siquiera te pone un pero, niega tu enunciado. Luego si defiendes tu argumento empiezan a decirte que te vayas a Venezuela, a Cuba. En un momento te llaman Caviar. Y si sigues en tu posición, en menos de diez minutos tu interlocutor te llamará terruco. Y tú eres una persona de centro defendiendo una posición conciliadora frente a los sucesos. Pero si eres alguien con una posición de izquierda estarás frito desde el primer minuto. Porque te llamarán terruco en una.

Terruquear se ha vuelto la manera más rápida de categorizar al otro y eliminar todo debate. Existen otros términos odiosos que se usan para descalificar cómo llamar a alguien facho o caviar, pero ninguno es tan duro ni remite a una imagen tan fuerte como “terruco”, simplemente nada la supera en Perú.

Y es que terruco no es solo un insulto. Es un estigma. Remite lo peor de lo peor.

Carlos Aguirre de la Universidad de Oregon tiene un trabajo muy preciso sobre la palabra terruco: “Terruco de m… Insulto y estigma en la guerra sucia peruana”. Allí menciona como a partir de un trabajo de Randall Kennedy en su estudio sobre el uso de la palabra nigger en Estados Unidos: «si nigger representara solo un insulto y estuviera asociado solo con las emociones raciales […] esa palabra no sería lo suficientemente interesante como para justificar un estudio extenso. Nigger es [una expresión] fascinante precisamente porque ha sido usada de varias maneras y porque puede irradiar una amplia gama de significados». Sobre esa amplia gama de significados es que Aguirre explora el fenómeno del terruqueo a partir del estigma categorizador. Así, la palabra estigma, como escribió Erving Goffman se originó en la antigua Grecia y se refería a «marcas corporales designadas para revelar algo inusual y negativo acerca del estatus moral del portador». En la época contemporánea, sugiere Goffman, el término «es aplicado más a la propia ignominia que a la evidencia corporal de ella».

Para Aguirre el estigma resulta de nuestro deseo de «categorizar» al otro: “quien, debido a ciertas características consideradas indeseables, «es reducido, en nuestra percepción, de una persona entera y normal a una infectada y devaluada»”.

Partiendo de aquí y siguiendo a Goffman, «la persona con un estigma no es propiamente humana». Pero remarca Aguirre: “este tipo de «marca» —ya no corporal, sino verbal— permite fijar atributos (casi siempre más imaginarios que reales) sobre quiénes son sus víctimas y refuerza las imágenes y estereotipos negativos que constituyen un ingrediente central de la estigmatización.”

Ahora bien, el término terruco surge en los años 80 en la sierra del Perú. Todo hace suponer a especialistas como Aguirre que dicha palabra es un aporte popular de origen espontáneo. La primera mención que se tiene registro fue en una carta escrita el 25 de enero de 1983 del periodista Retto, apenas un día antes de ser asesinado junto con siete colegas suyos en la comunidad de Uchuraccay. El periodista Willy Retto describió el área hacia la cual se estaban dirigiendo en los siguientes términos: «Dicen [que] esa zona es liberada, o sea, zona de Sendero, “terrucos” como aquí les dicen». “Retto era de Lima, y su comentario sugiere que él, el destinatario de la carta, o ambos, no estaban familiarizados con el término” tal como los cita Aguirre. En una entrevista con comuneros de Uchuraccay, publicada en el Diario de Marka el 31 de enero de 1983, solo cinco días después de la masacre, el periodista Luis Morales le preguntó a uno de ellos por qué habían asesinado a los periodistas. Su respuesta fue: «Porque los “terrucos” no nos dejan». Para Aguirre no es trivial anotar que Morales pone la palabra terrucos entre comillas, probablemente para realzar el hecho de que se trataba de una expresión coloquial.

En un trabajo de la antropóloga Kimberly Theidon recopilado por Aguirre, esta sugiere una última hipótesis sobre la palabra terruco:

«Entre los términos utilizados para describir a los senderistas están: terrucos, plagakuna, malafekuna, tutapuriq, puriqkuna y anticristos. Cada uno de estos términos refleja la condensación de inquietudes respecto de la maldad y la monstruosidad, también captadas por los muchos campesinos que insistían que los senderistas “habían caído de la humanidad”. Terrucos es un derivado de terroristas y fue un préstamo proveniente del discurso castrense acerca de los senderistas». De ahí que terruco tenga una denotación de maldad inherente y de una brutalidad excepcional.

Cabe señalar que es común entre poblaciones quechuahablantes «quechuizar» palabras del español cambiándoles la terminación por «uco», como en Santuco o Antuco, por ejemplo, que son usadas para referirse a Santiago y Antonio, respectivamente. De hecho, la expresión «terruco» tuvo una versión aún más corta: «tuco».

El escritor Carlos Huamán, establece por su parte una relación mucho más directa con el quechua. En su estudio sobre la «cosmovisión quechua/Andina», Huamán sugiere una conexión entre terruco, tuco y tuku, una palabra quechua que significa búho, considerado en la cultura andina como un ave que trae mala suerte.

Entonces tenemos una palabra, TERRUCO, que denota maldad, violencia y mala suerte. Es como el sumum de lo peor. Que sumado a la historia de violencia en Perú elimina al estigmatizado con este calificativo no solo de diálogo, sino de su condición de humano. Terruco es el enemigo al que hay que callar primero y balear después. El término que se originó en la región de Ayacucho por un proceso espontáneo de creación popular es ahora la primera piedra que se lanza al que piensa distinto.

Hasta hace apenas unos meses atrás el término se utilizaba no solo para denominar a integrantes de grupos armados, sino sobre todo para desacreditar a personas que tienen posiciones políticas de izquierda, también a organismos e individuos relacionados con los derechos humanos, e incluso a personas de origen indígena por el solo hecho de serlo. Especialmente a ayacuchanos y estudiantes de San Marcos. Es frecuente el terruqueo a sanmarquinos desde hace años. Hasta hace poco una práctica inocente. Casi tomada a broma. Pero desde la toma de San Marcos el pasado sábado queda claro que las connotaciones evolucionan en su agresividad. Simplemente las palabras perdieron su inocencia.

Naturalizar la asociación del uso del término terruco a ayacuchanos primero y sanmarquinos después no ayuda durante la época del terrorismo, usarlas ahora contra estudiantes y manifestantes de las provincias primero y contra personas que piensan distinto sin ser de izquierda, tendrá consecuencias difíciles de predecir en el futuro próximo.

Cabe resaltar que está descalificación que es terruquear se ha ampliado, ya no solo a los terruqueados de siempre, sino que se empieza a utilizar en los últimos días en redes a todo aquel que piense distinto de una posición de derecha (de una derecha que se ha radicalizado en poco tiempo al punto de haberse militarizado en su retórica). Esto recuerda muy bien el dogmatismo de pensamiento unidimensional de Sendero el cual buscaba agudizar la polarización de la sociedad peruana, de modo que para la población no quedase más remedio que optar entre el apoyo a un Estado crecientemente represivo y antipopular y el proyecto revolucionario representado por el sanguinario Guzmán y sus seguidores. Cualquier postura intermedia o cualquier solución a la crisis que supusiera una negociación no solo eran descartadas, sino castigadas con la muerte. Literalmente en eso se está convirtiendo la derecha peruana: en su propio sendero.

Si en Lima se asociaba al terruco con unos determinados rasgos físicos andinos así como la dedicación a algún tipo de actividad intelectual (estudiante, profesor, escritor) podía resultar, que como señala Rocío Silva Santisteban: “[E]l paradigma máximo del terruco era un estudiante retaco, moreno, de pelo negro y apelmazado, de lentes y camisa a cuadros, chompita beige tejida a palito, y pantalón de gabardina lustroso, que además portara una mochila incaica con un libro rojo en el interior. Así se imaginaban los policías, los militares, la prensa y las madres angustiadas de las cachimbas de letras al Sanmarquino que profesaba ideas políticas extremistas”. Sin embargo, está imagen limeñocéntrica difiere de la imagen de terruco que aún se tiene en la sierra sur. El estereotipo del terruco en Apurímac por ejemplo era el de una persona blanca con aire intelectual. Definitivamente con educación universitaria, alguien lacónico y taciturno. En resumen, la imagen del otro. Este imaginario ni Rocío ni Aguirre la han considerado en sus propios estudios sobre el terruco. Y estas son imágenes a considerar que estimo cruciales de aquí a un probable futuro separatista en el Sur.

En resumen. El lenguaje nos permite representar la realidad. Pero en esa representación hay el peligro del sesgo y la manipulación. Entonces las palabras se pueden volver en instrumentos del enfrentamiento para acabar siendo tan peligrosas como las balas.

Una palabra desenterrada que vive más que nunca es Terruco. Suena a Cuco y a insulto como calumnia. En un país que se auto discrimina, el terruqueo iguala en el odio. Puedes ser cholo o blanco, de San Marcos o de la Universidad de Lima, pero si te llaman terruco ya fuiste. Se te quita tu condición de humano, te vuelves en el enemigo del Estado. Eres la amenaza, el que pone las bolsas negras con bombas en la esquina. Porque terruco es el sajra, el demonio del siglo XX vuelto espíritu chocarrero en el XXI.

A modo de ejemplo final una construcción de una oración que se vuelve más frecuente: Calla terruco. Es la frase más repetida en comentarios en redes sociales. La más usada de lejos. Es curioso que empiece por un verbo imperativo “calla”, el cual es un verbo de mandar a guardar Silencio. El quitar la voz al que luego se descalifica llamándolo terruco. En versiones menos frecuentes (todavía) está oración es agrandada, como si de un combo se tratara (por tan solo un sol más de odio agrandamos tu combo de violencia light), con el nefasto y en vías de normalización: Métele bala.

Pero no todo es inocentada de parte de los que se manifiestan. En las marchas empiezan a naturalizarse frases como “perro policía” (que es así como llamaban los terroristas de verdad a los policías que mataban) y en redes, dónde los maricones abundan, hay quienes comentan cosas como esta “échenle globo con gasolina y así nunca dispararán”. Entonces, las palabras tienen fuerza. Y las mentiras a veces se vuelven verdad.

Cómo dijo un manifestante en Lima anoche: “El terrorismo no existe, lo que existe es el terruqueo”.  Pero mañana podría hacerse realidad. Todo depende de si se siguen tirando esas salvajes piedras llamadas palabras.

Las palabras hacen al mundo.

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HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).

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En los Extramuros

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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En los Extramuros del mundo, de Enrique Verástegui, fue sin duda uno de los mejores poemarios de la década del setenta. EV lo escribió a los veinte años en Lima lejos de su Cañete natal, en los pasillos de la UMSM y en la calle Tigre por Barrios Altos, donde todas las tardes los universitarios disfrutaban de unas cervezas y unos cigarrillos “críos”. Ampuero decía que este libro traía luces de los patrulleros y Pablo Guevara lo quería llevar a Cuba.

EV cuenta que tenía el libro en hojas sueltas y quería entregarle a Milla Batres para que lo publicara, ya en el camino a la oficina de CMB-Ediciones, encontró un fólder viejo, lo encuadernó a mano y así es como empezó todo. Batres escribe: “…de la protesta intelectual de los manifiestos (…), Verástegui ha pasado a la insurrección creadora como lo testimonia verdaderamente este valiosísimo libro revolucionario de una singular vitalidad por su aportadora originalidad a la poesía peruana y latinoamericana”.

“Se había iniciado otra variante en mi destino. El libro editado significaba la aceptación o compromiso público de algo que ya me había comprometido íntimamente a realizar en el verano de 1966, a los 15 años: una noche de bodas permanente con la poesía.”  EVen Escritores peruanos qué piensan qué dicen de Wolfgang Luchting (1977).

Ricardo Gonzáles Vigil dice: «Integrante del movimiento Hora Zero, Verástegui logró el mejor poemario, artísticamente hablando, de la primera fase de dicho movimiento: En los extramuros del mundo, temas y recursos detectables en Pimentel, Ramírez Ruíz, Cerna, etc. Se dan cita en ese libro con una solvencia artística comparable con la de los primeros libros de Heraud, Hinostroza y Sánchez León.»

De este modo y por alguna extraña empatía, Verástegui se convirtió en el maese de los poetas del noventa a quiénes recibía amablemente en su casa de la calle O’Higgins y después en la Molina y por último en su casa de la avenida Brasil donde sin faltar nos reuníamos cada 24 de abril para celebrar su cumpleaños.

En el festival de poesía de la Universidad de Lima en 1994, Enrique Verástegui leyó el poema Datzibao de este fabuloso libro, lo acompañaba en la mesa el centenario poeta Leoncio Bueno. Y al terminar, el vate chileno Raúl Zurita se acercó y aplaudió de pie y luego apuntó: “(Verástegui) un esfuerzo que quiere recogerlo todo, nombrarlo todo, reescribirlo todo”.

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¡Basta del ITF! Se exige su derogación

En septiembre, el Tribunal Constitucional declaró parcialmente fundada la demanda contra el ITF al considerar que vulnera principios de razonabilidad y proporcionalidad. ¿Y ahora, qué más se necesita para que el Ejecutivo y el Congreso tomen cartas en el asunto?

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El Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) es una aberración tributaria que ya no tiene cabida en el Perú moderno. Tras 21 años de existencia, este gravamen continúa castigando a quienes el Estado debería proteger: los ciudadanos formales que utilizan el sistema financiero con transparencia. Lo que empezó como una “medida temporal” ha mutado en una trampa perpetua, disfrazada de herramienta fiscal.

Con una tasa actual de 0.005% sobre cada movimiento bancario —como depósitos, transferencias y pagos—, el ITF parece inofensivo. Pero en realidad es un impuesto regresivo, antitécnico y obsoleto. No solo recae sobre los más vulnerables, sino que penaliza el uso del sistema financiero a quienes desean andar derecho, incentivando el regreso al efectivo y la informalidad. Es un impuesto para los que cumplen, mientras los evasores y actores informales siguen operando libremente al margen del control tributario.

Su creación en 2004 fue impulsada por el procesado por corrupción Pedro Pablo Kuczynski (PPK), entonces ministro de Economía del hoy encarcelado expresidente Alejandro Toledo. Ambos “cómplices” prometieron que sería un tributo temporal, con el argumento de que serviría para “mejorar la recaudación” y “fortalecer la lucha contra la evasión”. Lo que no dijeron es que este impuesto recaería eternamente sobre quienes usamos el sistema bancario con responsabilidad, mientras los informales continuarían navegando impunes.

PPK, actualmente con arresto domiciliario y expresidente Toledo actualmente preso fueron los artífices de la creación del ITF.

Hoy, 21 años después, el ITF no ha cumplido ninguna de sus promesas. La SUNAT no ha mejorado significativamente su capacidad fiscalizadora, la evasión no ha disminuido, y la inclusión financiera ha sido socavada. ¿Qué sentido tiene entonces mantenerlo? Su recaudación apenas representa menos del 1% de los ingresos tributarios. Su efecto real es simbólico y dañino: desalienta la formalidad y perpetúa la cultura del efectivo-líquido.

Y no es solo una opinión. En septiembre pasado, el Tribunal Constitucional (TC) declaró fundada, en parte, la demanda de inconstitucionalidad contra este impuesto, presentada por diversos Colegios de Abogados del país. El TC reconoció que el ITF vulnera principios básicos de razonabilidad y proporcionalidad. ¿Qué más se necesita para que el Ejecutivo y el Congreso tomen cartas en el asunto?

TC declaró FUNDADA en parte la demanda de Inconstitucionalidad contra el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF).

El ITF castiga al que cumple y premia al informal. Esa es la contradicción más brutal de un sistema tributario que afirma que pretende ser justo. En lugar de mantener esta medida ineficaz, el Gobierno debe plantear una reforma tributaria profunda, centrada en promover la formalización de pequeñas y microempresas, y no seguir exprimiendo a quienes ya están dentro del sistema.

Basta de parches y medidas cómodas para el Estado. Basta de exprimir al contribuyente formal. El ITF debe ser derogado ya.

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Opinión

La verdad del Reinfo: el motor económico que alimenta a 10 millones de peruanos y evita el colapso social

El Registro Integral de Formalización Minera (REINFO) no es solo un trámite burocrático. Es la red de seguridad económica más grande del Perú, un sistema que sostiene directamente a 2 millones de familias e impacta indirectamente en la supervivencia de 8 millones más. Hoy, gracias al REINFO, 84,534 mineros están formalizados, cada uno representando una unidad productiva que genera empleo para 1.7 millones de peruanos**. Pero esto no es suficiente: si duplicáramos o triplicáramos estas cifras, eliminaríamos la pobreza extrema en el país.

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Por: Jorge Paredes Terry

Afirmo con categoría que el REINFO, tan criticado por la gran prensa limeña, vocera asalariada de los grandes intereses de la oligarquía minera es la única red de protección real en zonas de riesgo ¿Acaso el Estado está en las zonas más remotas repartiendo comida, medicinas y empleo? La respuesta es NO. En vastas regiones del Perú, la pequeña y mediana minería registrada en el REINFO es la única fuente real de sustento. Sin ella no habría ingresos para comprar alimentos, no habría capacidad para enfrentar enfermedades y las comunidades entrarían en crisis humanitaria, así de categórico. 

Mientras el gobierno central no llega, son los mineros en proceso de formalización bajo el REINFO los que mantienen viva la economía local. ¿Quieren Destruir el REINFO? Entonces Prepárense para más delincuencia, más informalidad y más miseria en las ciudades. Si se debilita el REINFO y se frena la minería formal, decenas de miles de trabajadores quedarán sin empleo, obligados a migrar, saturarán las capitales donde NO HAY TRABAJO. ¿Qué les espera? Más ambulantes, más delincuencia, más explotación laboral. ¿De verdad quieren convertir Lima, Arequipa, Piura, Puno o Trujillo en focos de desesperación social? Hoy ya sobran peluquerías, restaurantes, supermercados y farmacias monopolizadas que no dan empleo digno. ¿Esa es la alternativa que ofrecen? La agricultura y la pesca NO son suficientes, solo la Minería Sostiene en Tiempos de Crisis. El Fenómeno del Niño destruye cosechas y arruina la pesca. En esos años, la anemia se dispara y la pobreza se profundiza. Sin minería a pequeña escala en proceso de formalización, no hay ingresos para compensar estas crisis. ¿Qué pasará en el próximo desastre climático o una nueva pandemia que muchos dicen que nos llegará de todas maneras? Sin el REINFO y la minería que este regula, habrá miles de muertos por hambre y enfermedades prevenibles. ¿Eso es lo que buscan los que atacan al REINFO?

Antes de atacar el REINFO la solución es más formalización, menos represión e interdicciones injusta e ilegales, mayor control, seguridad y protección ambiental por parte del gobierno.

El camino no es debilitar el REINFO, sino EXPANDIRLO: Hay que Duplicar o triplicar los mineros formalizados, llevar empleo real a las zonas más pobres y evitar la migración desesperada a ciudades colapsadas y tomadas por la delincuencia. Con más pequeños mineros formalizados correctamente, Se reducen la pobreza y la delincuencia, se dinamizan economías regionales y se salvan vidas en épocas de crisis.  El REINFO es vida, el REINFO es futuro, atacar al REINFO es condenar a millones al hambre y la informalidad. No hay otro sector con la capacidad de generar empleo masivo y sostenible en las zonas más olvidadas del Perú.

Pataz Rechaza la Militarización y Exige la Anulación del Decreto Minero Criminal.

La provincia de Pataz, en una demostración contundente de rechazo a la militarización impuesta por el gobierno de Dina Boluarte, condena enérgicamente la presencia de fuerzas militares en la Provincia, considerándola una medida represiva y un ataque directo a la población.  Esta militarización, impulsada por la compañía minera Poderosa a través de un decreto considerado «criminal», solo busca limpiar territorio para Poderosa y facilitar su explotación minera sin considerar el aspecto social.

Los artículos del Decreto que buscan eliminar el REINFO en la Provincia, paralizando las actividades económicas ignoran la realidad de Pataz.  Mientras el gobierno presume de los beneficios del REINFO, en Pataz se vive una situación de caos y desorientación, lo cual es un caldo de cultivo para futuros actos de violencia.  La supuesta formalización minera, en la práctica, se traduce en la imposición de un modelo extractivista que prioriza los intereses de las grandes empresas mineras sobre el bienestar de la población.  

El supuesto impacto positivo de la explotación de la mediana y gran minería en la generación de empleo y desarrollo económico no se refleja en la realidad de Pataz, donde la minería, en lugar de generar progreso, ha traído consigo la destrucción ambiental y la profundización de la pobreza.  El gobierno debe entender que la verdadera formalización implica la participación activa de las comunidades, el respeto a sus derechos y la garantía de un desarrollo sostenible que beneficie a todos, no solo a las empresas mineras.

Este sábado 24 de mayo, todas las fuerzas vivas de Pataz se reunirán en Llacuabamba para exigir la inmediata anulación del decreto que permite la militarización y la eliminación el Decreto criminal de Poderosa.  Exigimos al gobierno una agenda clara que priorice el diálogo, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo sostenible de la provincia de Pataz.  No permitiremos que se siga imponiendo un modelo económico que solo beneficia a unos pocos a costa del sufrimiento de la mayoría.  La lucha por la defensa de nuestros territorios y la soberanía económica continúa.  ¡Fuera la militarización de Pataz! ¡Abajo el decreto criminal!

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Opinión

Educación Inicial: celebración, retos y compromiso

Lee la columna de Marisol Verónica Giordano Silva

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Por Marisol Verónica Giordano Silva

Las maestras jardineras, como coloquialmente se conoce a las docentes de Educación Inicial, por estos días preparamos las actividades para la semana de este nivel pedagógico, siendo la fecha central de la celebración el próximo 25 de mayo.

En nuestra querida patria, desde el 20 de mayo y por cinco días, conmemoramos y reconocemos la importancia de la educación en la primera infancia y resaltamos el importante papel que cumplen las docentes y auxiliares frente a los aprendizajes de los niños en sus primeros pasos en la perspectiva de su vida escolar. Dicho sea de paso, hoy, en el sistema educativo nacional, el nivel de Inicial comprende el I ciclo (Cuna Jardín) y el II ciclo (Inicial Jardín).

Como se recuerda, el 25 de mayo de 1931, hace 94 años, dos hermanas pedagogas, Emilia y Victoria Barcia Bonifatti fueron las primeras que regentaron el primer jardín educativo en el Perú, destinado especialmente a la enseñanza de los niños de la primera infancia, abriendo así las puertas a una nueva etapa en la pedagogía nacional para organizar e implementar de forma exclusiva la formación de los infantes.

Estas dos ciudadanas pioneras de la Educación Inicial, Emilia y Victoria Barcia Bonifatti, 10 años antes, en 1921, fundaron la primera escuelita Jardín de infancia en la ciudad de Iquitos, pero no será sino hasta 1931, cuando con el respaldo del gobierno y el Estado recién se oficializan sus actividades y se multiplica el número de esta clase de escuelas, siendo que Emilia, con el apoyo de su hermana, llegó a organizar 329 centros infantiles en todo el Perú.

Así ambas cumplieron con el sueño de mejorar la enseñanza de los niños de nuestro país, y ese legado debemos tenerlo muy presente con mística, responsabilidad y pedagogía innovadora, poniendo todo nuestro esfuerzo como educadoras del Nivel Inicial hacia el logro del bienestar de los educandos. Además, debemos tener presente el lema que las dos hermanas dejaron como impronta de excelencia y dedicación: “Todo por amor, nada por la fuerza”.

Igualmente, tampoco podemos dejar de mencionar a las educadoras Elvira García y García y Juana Alarco de Dammert, por su aporte intelectual a la educación peruana en general, y en lo que le corresponde a la Educación Inicial.

Finalmente, desde la Revista Lima Gris, envío un especial saludo a las colegas docentes del nivel y les deseo lo mejor, formulando votos y oraciones para que sigan enfrentando con éxito los retos y la innovación, siempre premunidas de perseverancia y compromiso, conscientes además de que la Educación Inicial es la base de la enseñanza para tener jóvenes virtuosos y futuros líderes para cuando ejerzan sus derechos y deberes de ciudadanos y ciudadanas, a fin de que prediquen y practiquen el bien y la honestidad para hacer más grande al Perú y a sus familias.

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Casa de la Literatura Peruana: entre cuchillos y trenes

Lee la columna de Edwin Cavello

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“Deseo que la Casa de la Literatura Peruana sea un espacio donde puedan venir los jóvenes escritores y que sea una ventana para presentar sus libros”, dijo Alan García en 2010, durante la pomposa inauguración de la Caslit. Como tantas frases suyas, sonaba bien en el discurso. Pero 14 años después, el sueño literario ha devenido en pesadilla burocrática.

Hoy, la Caslit se parece más a un ring que a un refugio para escritores. Correos internos revelan un ambiente de tensiones, acusaciones cruzadas y pugnas internas que han convertido la ex estación de tren en una verdadera Casa de los Cuchillos. La gestión de Gary Marroquín, su actual director, ha sido blanco de acusaciones internas por contrataciones sospechosas, gastos inflados en locadores y un manejo poco transparente de los recursos públicos.

Uno de los correos anónimos más punzantes afirma: “En 2024 los gastos de locadores fueron S/ 1’200,000 y este año, en solo un trimestre, ya van más de S/ 670,000. ¿Será por los amigos de Gary que están siendo contratados?”.

Pero no es el único señalado. Jaime Cabrera ha sido acusado de dedicar tiempo de su horario laboral para su portal personal, mientras que Alicia Meza decidió renunciar por presunto acoso laboral. Esto es solo una parte de diversos correos que los propios trabajadores se lanzan como cuchillos afilados. Hay dos bandos claros: el de Marroquín y el de los CAS indefinidos. En ambos, trabajadores que —según los testimonios— hacen poco por la cultura y mucho por mantenerse en sus puestos.

A esto se suma el arribo de figuras cercanas al cuestionado Alex Alejandro Vargas, ex gerente de San Juan de Lurigancho y de la Biblioteca Nacional del Perú. No solo su esposa, Chrisel Arquiñigo, trabaja ahora en Caslit; también lo hacen Sandro Tucto y Elías Cazasola, parte de una red que se replica de institución en institución.

Por si fuera poco, el espacio físico también corre riesgo. El edificio pertenece al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, y la intención del alcalde Rafael López Aliaga de reactivar los trenes desde la Estación de Desamparados pone en jaque la permanencia de la CASLIT.

Así, la casa que prometía abrir puertas a los escritores hoy se tambalea entre el filo de los cuchillos y el traqueteo de las ruedas sobre los rieles.

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Alumnos de la PUCP en Iquitos celebraron el Día Internacional de los Museos

Lee la columna de Jorge Linares

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Por Jorge Linares

Los alumnos de la carrera de Gestión y Alta Dirección en el curso de Plan de Marketing, dirigido por la Dra. Rosa Guimaray Ribeyro, junto al asistente de docencia Raúl Alvarado que se encuentran de visita en la ciudad de Iquitos, visitaron el Cementerio General San Miguel Arcángel de la ciudad de Iquitos que es considerado un cementerio patrimonial. Este recorrido turístico cultural se realizó dentro del marco de celebración del Día Internacional de los Museos.

El circuito turístico tiene un tiempo de duración de aproximadamente una hora que consiste en narrar la historia y el proceso de evolución de la sociedad de Iquitos desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, ya que el cementerio, más allá de ser un lugar sacrosanto, es un espacio que guarda la memoria de nuestra ciudad. Asimismo, podemos evidenciar epitafios que destacan la ausencia del ser perdido, mausoleos faustuosos revestidos con azulejos, coronas de porcelana y figuras de mármol que simbolizan el paso entre la vida a la muerte, entre otros elementos llamativos que son únicos en la Amazonía peruana y que fueron traídos de Europa en los barcos de la Booth Line en pleno boom del caucho.



El alumno Ernesto Bracamonte manifestó: “fue una bonita experiencia conocer la historia de Iquitos desde el cementerio, es mi primera vez que hago un recorrido turístico, nunca antes lo había hecho y no sabía, pero ahora despertó mi curiosidad y visitaré otros cementerios como el Presbítero Maestro que se encuentra en la ciudad de Lima. Es increíble lo que puede describirnos un cementerio, pues enriquece y valora nuestra cultura y permite conocer de personas que forjaron nuestro país. Sinceramente, me llamó la atención la tumba de Fitzcarrald porque yo había visto la película dirigida por Werner Herzog, cuyo personaje principal era Klaus Kinski. Otra cosa que recreó mi vista fueron los colores llamativos y encendidos de los nichos que están en los pabellones, los tamaños desiguales de las tumbas y los poemas de los jóvenes que expresaron una oda a la vida y a la muerte”.

La Pontificia Universidad Católica del Perú, desde hace mucho tiempo tiene arraigo en la Amazonía Peruana y sobre todo en la ciudad de Iquitos, particularmente en procesos de investigaciones científicas, culturales, antropológicas, arquitectónicas y arqueológicas, destacando el extinto museólogo Luis Repetto Málaga a quien le recordamos como “El Señor de los Museos”.

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Opinión

SUSALUD también demuestra cansancio funcional e impunidad frente a denuncias

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

La Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD) es una institución joven si se la compara a otros organismos similares como el INDECOPI u OSIPTEL, y por eso debería estar más activa y ser más servicial con el público cuando hay casos urgentes que atañen a sus deberes institucionales y la atención al ciudadano.

Es decir, SUSALUD hoy por hoy no hace honor a la debida atención de los pedidos de los administrados ni respeta las comunicaciones de los ciudadanos, puntualmente de la prensa que busca tomar contacto con sus representantes y voceros, tal como lo intentamos hace semanas desde esta corresponsalía para solicitar una entrevista periodística a su presidente, Juan Carlos Velazco Guerrero, y la directora de la Oficina de Comunicación Corporativa, Ruby Violeta Cubas Urbina.

En ese contexto, para una nota de 0 a 20, SUSALUD ya tendría 05 en la atención a la prensa, y estaría jalada, siendo lo más grave que tampoco atiende adecuada y oportunamente a su misión institucional que le encarga textualmente lo siguiente: “proteger los derechos en salud de cada peruano, para lo cual orientamos sus acciones a empoderar y colocar al ciudadano en el centro del sistema de salud nacional, sin importar donde se atienda o su condición de aseguramiento”.

Esa fraseología entrecomillada del párrafo anterior al parecer sería solo eso, jarabe de lengua y pura retórica, concretamente a la luz del Exp. PAS N° 03454-2022, respecto del cual los funcionarios responsables de Fiscalización y Sanción (IFIS) se muestran erráticos, arbitrarios y nada idóneos, máxime cuando hay evidencias de clínicas denunciadas por manejar información adulterada en las copias de una historia clínica entregadas en dos momentos distintos, una antes del fallecimiento de un paciente y otra después del hecho de muerte.

¿Qué pasó en ese affaire? ¿La IPRESS denunciada manipuló la historia clínica después del deceso de un paciente? ¿Acaso quiso después de esa muerte registrar horas de atención que antes nunca existieron?

Pero el tema da para más, pues a partir de la evaluación de una historia clínica, se advierte otra manipulación en la hoja KARDEX, al figurar borroneada la columna o el espacio donde se registra la medicación, para lo cual se habría generado otra columna destinada a un día más de atención, siendo más grave que con esa hoja KARDEX la entidad SUSALUD la utilizó dizque como sustento para archivar una denuncia por el cargo de “condicionamiento de la atención”.

A todas luces esa adulteración no fue advertida por dicha entidad. Pero a todo esto se suma la demora funcional de los empleados de SUSALUD, y hasta parece que obran así no tanto por la carga administrativa que tienen sino porque al parecer dejan pasar el tiempo para que los hechos y las denuncias prescriban, lo cual sería muy delicado y cuestionable.

No bastante, esa clase de temas, como muchos otros que son materia de interés público lamentablemente no son debidamente valorados ni atendidos por SUSALUD, pese a estar obligada para alertar y supervisar que los actos médicos materia de denuncia no sean archivados alegremente y por eso se debería prevenir el posible incumplimiento de funciones dentro de la IFIS y en general en SUSALUD.

Esperábamos encontrar un mejor trato al ciudadano y a la prensa de parte de esa institución, empero tal parece que sus servidores públicos se han contagiado de los vicios y de la impunidad reinante en otras entidades del Estado mucho más viejas y mañosas.

Sin embargo, no perdemos la esperanza que funcionarios, como el presidente de SUSALUD y la jefa de la “Oficina de Comunicación Corporativa”, sean más empáticos y sobre todo cumplan con la Ley del Código de Ética en la Función Pública, para evitar la procrastinación empezando por abrir sus correos y verificar sus WhatsApp porque es su obligación atender al ciudadano y a la prensa.

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Opinión

Las cenizas de Saldaña

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Por Julio Barco

Entre las voces poéticas más destacadas del norte peruano, sobresalen dos figuras claves. Por un lado, Beethoven Medina, quien construye su poesía desde una mirada cultural e integral —como se aprecia en su obra sobre Taykanamo—; por otro, Luis Eduardo García, cuya poesía entabla diálogos con pensadores como Cioran o Pessoa, desde una perspectiva más filosófica.

En las generaciones más recientes emergen nombres como Ray Paz, con una propuesta híbrida y expansiva, o Andrea Cruzado, cuya poesía se caracteriza por un alto voltaje subjetivo. En ese contexto, no sorprende la solidez de Hasta ver apagarse tus cenizas en un cementerio de elefantes

 (Dendro, 2024), el nuevo poemario de Eduardo Saldaña.

Si en Comedia Inmóvil ya demostraba su destreza para los versos largos y conversacionales, en este nuevo libro observamos una voz más íntima, que entrelaza ecos y referencias desde lo personal. A diferencia de su anterior propuesta, aquí nos adentramos en espacios como el hogar, la muerte y la relación con el padre: “Pensé, tampoco sabría cómo perdonarlo” (p. 18). Ese intento de perdón es uno de los ejes de esta poesía más narrada que cantada.

La figura de Kafka aparece como símbolo del vínculo paterno conflictivo, a través de la apropiación del título Carta al padre. Asimismo, en el poema

¿Qué habría hecho Hamlet?, se explora la noción de venganza desde una clave literaria: ¿Acaso la poesía es la última venganza?

Esta revisión de lo familiar conecta también con la obra de José Watanabe, estableciendo un linaje poético en el que el yo busca comprender su herencia. Para Saldaña, todo poema es un reclamo hacia los antepasados. Y este libro se presenta como una galería de búsquedas, resonancias y encuentros con la raíz esencial de la experiencia.

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