Opinión
¿Eres terruco?
Lee la columna de Hans Herrera Núñez.

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2 años agoon

“El terrorismo no existe, lo que existe es el terruqueo” exclamación de un manifestante en el centro de Lima. Una de dos: o tú has terruqueado o te han terruqueado. La nueva forma de cancelar en Perú es el terruqueo. El insulto político más duro, peor que corrupto, y que nos lleva a los traumas de un pasado jamás superado. La reciente polarización que nos ha estallado evidencia que Perú no es un país fracturado, sino que ya está roto.
Cierto cura dijo una vez: si le doy pan al pobre la gente me llama santo, pero si pregunto por qué es pobre me llaman comunista. En resumen, esa es la situación en Perú: la de una permanente desconfianza hacia el otro. Peleas en entre amigos, números eliminados, WassAps bloqueados, familias enfrentadas. Todo en Perú se ha politizado. Un efecto reciente es el uso del término terruquear. Un peruanismo que remite a (des)calificar al otro como terrorista.
Seguro te ha pasado que estás en una conversación y en algún momento se cola el tema político. Das tu opinión. Una opinión de centro, que quiere ser conciliadora. Entonces alguien te responde que No, ni siquiera te pone un pero, niega tu enunciado. Luego si defiendes tu argumento empiezan a decirte que te vayas a Venezuela, a Cuba. En un momento te llaman Caviar. Y si sigues en tu posición, en menos de diez minutos tu interlocutor te llamará terruco. Y tú eres una persona de centro defendiendo una posición conciliadora frente a los sucesos. Pero si eres alguien con una posición de izquierda estarás frito desde el primer minuto. Porque te llamarán terruco en una.
Terruquear se ha vuelto la manera más rápida de categorizar al otro y eliminar todo debate. Existen otros términos odiosos que se usan para descalificar cómo llamar a alguien facho o caviar, pero ninguno es tan duro ni remite a una imagen tan fuerte como “terruco”, simplemente nada la supera en Perú.
Y es que terruco no es solo un insulto. Es un estigma. Remite lo peor de lo peor.
Carlos Aguirre de la Universidad de Oregon tiene un trabajo muy preciso sobre la palabra terruco: “Terruco de m… Insulto y estigma en la guerra sucia peruana”. Allí menciona como a partir de un trabajo de Randall Kennedy en su estudio sobre el uso de la palabra nigger en Estados Unidos: «si nigger representara solo un insulto y estuviera asociado solo con las emociones raciales […] esa palabra no sería lo suficientemente interesante como para justificar un estudio extenso. Nigger es [una expresión] fascinante precisamente porque ha sido usada de varias maneras y porque puede irradiar una amplia gama de significados». Sobre esa amplia gama de significados es que Aguirre explora el fenómeno del terruqueo a partir del estigma categorizador. Así, la palabra estigma, como escribió Erving Goffman se originó en la antigua Grecia y se refería a «marcas corporales designadas para revelar algo inusual y negativo acerca del estatus moral del portador». En la época contemporánea, sugiere Goffman, el término «es aplicado más a la propia ignominia que a la evidencia corporal de ella».
Para Aguirre el estigma resulta de nuestro deseo de «categorizar» al otro: “quien, debido a ciertas características consideradas indeseables, «es reducido, en nuestra percepción, de una persona entera y normal a una infectada y devaluada»”.
Partiendo de aquí y siguiendo a Goffman, «la persona con un estigma no es propiamente humana». Pero remarca Aguirre: “este tipo de «marca» —ya no corporal, sino verbal— permite fijar atributos (casi siempre más imaginarios que reales) sobre quiénes son sus víctimas y refuerza las imágenes y estereotipos negativos que constituyen un ingrediente central de la estigmatización.”
Ahora bien, el término terruco surge en los años 80 en la sierra del Perú. Todo hace suponer a especialistas como Aguirre que dicha palabra es un aporte popular de origen espontáneo. La primera mención que se tiene registro fue en una carta escrita el 25 de enero de 1983 del periodista Retto, apenas un día antes de ser asesinado junto con siete colegas suyos en la comunidad de Uchuraccay. El periodista Willy Retto describió el área hacia la cual se estaban dirigiendo en los siguientes términos: «Dicen [que] esa zona es liberada, o sea, zona de Sendero, “terrucos” como aquí les dicen». “Retto era de Lima, y su comentario sugiere que él, el destinatario de la carta, o ambos, no estaban familiarizados con el término” tal como los cita Aguirre. En una entrevista con comuneros de Uchuraccay, publicada en el Diario de Marka el 31 de enero de 1983, solo cinco días después de la masacre, el periodista Luis Morales le preguntó a uno de ellos por qué habían asesinado a los periodistas. Su respuesta fue: «Porque los “terrucos” no nos dejan». Para Aguirre no es trivial anotar que Morales pone la palabra terrucos entre comillas, probablemente para realzar el hecho de que se trataba de una expresión coloquial.
En un trabajo de la antropóloga Kimberly Theidon recopilado por Aguirre, esta sugiere una última hipótesis sobre la palabra terruco:
«Entre los términos utilizados para describir a los senderistas están: terrucos, plagakuna, malafekuna, tutapuriq, puriqkuna y anticristos. Cada uno de estos términos refleja la condensación de inquietudes respecto de la maldad y la monstruosidad, también captadas por los muchos campesinos que insistían que los senderistas “habían caído de la humanidad”. Terrucos es un derivado de terroristas y fue un préstamo proveniente del discurso castrense acerca de los senderistas». De ahí que terruco tenga una denotación de maldad inherente y de una brutalidad excepcional.
Cabe señalar que es común entre poblaciones quechuahablantes «quechuizar» palabras del español cambiándoles la terminación por «uco», como en Santuco o Antuco, por ejemplo, que son usadas para referirse a Santiago y Antonio, respectivamente. De hecho, la expresión «terruco» tuvo una versión aún más corta: «tuco».
El escritor Carlos Huamán, establece por su parte una relación mucho más directa con el quechua. En su estudio sobre la «cosmovisión quechua/Andina», Huamán sugiere una conexión entre terruco, tuco y tuku, una palabra quechua que significa búho, considerado en la cultura andina como un ave que trae mala suerte.
Entonces tenemos una palabra, TERRUCO, que denota maldad, violencia y mala suerte. Es como el sumum de lo peor. Que sumado a la historia de violencia en Perú elimina al estigmatizado con este calificativo no solo de diálogo, sino de su condición de humano. Terruco es el enemigo al que hay que callar primero y balear después. El término que se originó en la región de Ayacucho por un proceso espontáneo de creación popular es ahora la primera piedra que se lanza al que piensa distinto.
Hasta hace apenas unos meses atrás el término se utilizaba no solo para denominar a integrantes de grupos armados, sino sobre todo para desacreditar a personas que tienen posiciones políticas de izquierda, también a organismos e individuos relacionados con los derechos humanos, e incluso a personas de origen indígena por el solo hecho de serlo. Especialmente a ayacuchanos y estudiantes de San Marcos. Es frecuente el terruqueo a sanmarquinos desde hace años. Hasta hace poco una práctica inocente. Casi tomada a broma. Pero desde la toma de San Marcos el pasado sábado queda claro que las connotaciones evolucionan en su agresividad. Simplemente las palabras perdieron su inocencia.
Naturalizar la asociación del uso del término terruco a ayacuchanos primero y sanmarquinos después no ayuda durante la época del terrorismo, usarlas ahora contra estudiantes y manifestantes de las provincias primero y contra personas que piensan distinto sin ser de izquierda, tendrá consecuencias difíciles de predecir en el futuro próximo.
Cabe resaltar que está descalificación que es terruquear se ha ampliado, ya no solo a los terruqueados de siempre, sino que se empieza a utilizar en los últimos días en redes a todo aquel que piense distinto de una posición de derecha (de una derecha que se ha radicalizado en poco tiempo al punto de haberse militarizado en su retórica). Esto recuerda muy bien el dogmatismo de pensamiento unidimensional de Sendero el cual buscaba agudizar la polarización de la sociedad peruana, de modo que para la población no quedase más remedio que optar entre el apoyo a un Estado crecientemente represivo y antipopular y el proyecto revolucionario representado por el sanguinario Guzmán y sus seguidores. Cualquier postura intermedia o cualquier solución a la crisis que supusiera una negociación no solo eran descartadas, sino castigadas con la muerte. Literalmente en eso se está convirtiendo la derecha peruana: en su propio sendero.
Si en Lima se asociaba al terruco con unos determinados rasgos físicos andinos así como la dedicación a algún tipo de actividad intelectual (estudiante, profesor, escritor) podía resultar, que como señala Rocío Silva Santisteban: “[E]l paradigma máximo del terruco era un estudiante retaco, moreno, de pelo negro y apelmazado, de lentes y camisa a cuadros, chompita beige tejida a palito, y pantalón de gabardina lustroso, que además portara una mochila incaica con un libro rojo en el interior. Así se imaginaban los policías, los militares, la prensa y las madres angustiadas de las cachimbas de letras al Sanmarquino que profesaba ideas políticas extremistas”. Sin embargo, está imagen limeñocéntrica difiere de la imagen de terruco que aún se tiene en la sierra sur. El estereotipo del terruco en Apurímac por ejemplo era el de una persona blanca con aire intelectual. Definitivamente con educación universitaria, alguien lacónico y taciturno. En resumen, la imagen del otro. Este imaginario ni Rocío ni Aguirre la han considerado en sus propios estudios sobre el terruco. Y estas son imágenes a considerar que estimo cruciales de aquí a un probable futuro separatista en el Sur.
En resumen. El lenguaje nos permite representar la realidad. Pero en esa representación hay el peligro del sesgo y la manipulación. Entonces las palabras se pueden volver en instrumentos del enfrentamiento para acabar siendo tan peligrosas como las balas.
Una palabra desenterrada que vive más que nunca es Terruco. Suena a Cuco y a insulto como calumnia. En un país que se auto discrimina, el terruqueo iguala en el odio. Puedes ser cholo o blanco, de San Marcos o de la Universidad de Lima, pero si te llaman terruco ya fuiste. Se te quita tu condición de humano, te vuelves en el enemigo del Estado. Eres la amenaza, el que pone las bolsas negras con bombas en la esquina. Porque terruco es el sajra, el demonio del siglo XX vuelto espíritu chocarrero en el XXI.
A modo de ejemplo final una construcción de una oración que se vuelve más frecuente: Calla terruco. Es la frase más repetida en comentarios en redes sociales. La más usada de lejos. Es curioso que empiece por un verbo imperativo “calla”, el cual es un verbo de mandar a guardar Silencio. El quitar la voz al que luego se descalifica llamándolo terruco. En versiones menos frecuentes (todavía) está oración es agrandada, como si de un combo se tratara (por tan solo un sol más de odio agrandamos tu combo de violencia light), con el nefasto y en vías de normalización: Métele bala.
Pero no todo es inocentada de parte de los que se manifiestan. En las marchas empiezan a naturalizarse frases como “perro policía” (que es así como llamaban los terroristas de verdad a los policías que mataban) y en redes, dónde los maricones abundan, hay quienes comentan cosas como esta “échenle globo con gasolina y así nunca dispararán”. Entonces, las palabras tienen fuerza. Y las mentiras a veces se vuelven verdad.
Cómo dijo un manifestante en Lima anoche: “El terrorismo no existe, lo que existe es el terruqueo”. Pero mañana podría hacerse realidad. Todo depende de si se siguen tirando esas salvajes piedras llamadas palabras.
Las palabras hacen al mundo.
HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).

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Opinión
TC y Defensoría del Pueblo respaldan a Dina Boluarte
Utilizando el erario público para su defensa técnica, la mandataria demandó al Poder Judicial y a la Fiscalía escudándose en el artículo 117° de la Constitución con el fin de evitar ser investigada. Entre tanto, además de la demanda competencial admitida por el TC, la Defensoría del Pueblo se sumó al blindaje de Boluarte Zegarra.

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16 horas agoon
25/04/2025
¿Defensa institucional o blindaje político? En un giro controversial, el Tribunal Constitucional (TC) y la Defensoría del Pueblo han asumido un rol protagónico en la estrategia legal de defensa de la presidenta Dina Boluarte Zegarra, quien busca evitar ser investigada por el Ministerio Público durante su mandato. Usando el artículo 117° de la Constitución como escudo jurídico, la mandataria ha interpuesto una demanda competencial contra el Poder Judicial y el Ministerio Público, argumentando que solo puede ser acusada por los supuestos expresamente indicados en dicho artículo.
El TC no solo admitió la demanda, sino que también permitió la participación como amicus curiae de la Defensoría del Pueblo, institución que, de manera poco común, ha asumido una postura alineada con la defensa presidencial. Con ello, se abre una polémica respecto al verdadero rol de estas instituciones en un Estado de derecho: ¿se trata de una legítima interpretación constitucional o de un acto de encubrimiento político?
El artículo 117°: ¿Una puerta a la impunidad?
El mencionado artículo establece que el presidente de la República solo puede ser acusado durante su mandato por cuatro causales específicas: traición a la patria, impedir elecciones, disolver inconstitucionalmente el Congreso y obstruir el funcionamiento de organismos electorales. Esta norma fue diseñada originalmente como un mecanismo de estabilidad institucional, en línea con estándares del derecho internacional que reconocen cierta inmunidad a jefes de Estado en ejercicio.
Sin embargo, en la práctica, el artículo 117° ha servido como herramienta de blindaje para presidentes cuestionados. La jurisprudencia reciente, tras el caso Pedro Castillo, abrió la puerta a la posibilidad de investigar a un mandatario sin acusarlo formalmente, creando un balance entre inmunidad y control judicial. La demanda de Boluarte Zegarra busca revertir esta interpretación, lo que ha generado preocupación en sectores del derecho y la ciudadanía sobre un eventual retroceso en la lucha contra la corrupción presidencial.

¿Uso indebido de recursos públicos?
Otro punto que genera controversia es el uso de recursos estatales para financiar esta estrategia legal. La presidenta no estaría actuando en defensa de la institución presidencial como figura abstracta, sino en defensa propia, buscando evitar acciones fiscales y judiciales por los múltiples casos que la vinculan con presuntos delitos como homicidio, enriquecimiento ilícito y abandono de cargo.
Este uso del aparato estatal con fines personales podría constituir una afectación al principio de legalidad y de neutralidad institucional. En este contexto, se cuestiona también la postura del TC, cuya aceptación de la demanda y apertura a la intervención de la Defensoría podría interpretarse como una señal de parcialización.
¿Una reforma pendiente?
Más allá del caso específico, este episodio reaviva el debate sobre la necesidad de revisar el alcance de la inmunidad presidencial en el Perú. Mientras que constitucionalistas tradicionales defienden su vigencia como garantía democrática, otros sectores sostienen que ha sido distorsionada y usada para proteger la impunidad.

Así las cosas, el país enfrenta nuevamente la tensión entre la protección de las instituciones y la exigencia ciudadana de justicia e igualdad ante la ley. La votación del pleno del TC, anunciada para mayo, será decisiva no solo para el futuro legal de Boluarte Zegarra, que ha perdido toda vergüenza y que, con una conducta malhechora, solo pretende evadir a la justicia en todos sus extremos; sino también para el rumbo constitucional del país.
Opinión
La hija pródiga, de Mabel Valdiviezo (2024)
Lee la columna de Mario Castro Cobos

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2 días agoon
24/04/2025
Llama mi atención: por todos los temas que toca, aunque no toca su fondo. Sigue atrapada, sigue ‘dentro’, eso muestra, pero sí, trató, y sigue tratando de salir. ¿Debería aceptar que la gente es como es y que tiene que buscar en otra parte, en otros seres (siquiera de modo relativo) a ‘la familia perdida’? Pero empieza a hablar, a articular en imágenes y en palabras lo que la atormenta.
Nuestras familias, nuestros valores, nuestra mentalidad, enfermas, ‘normales’. Hay que cortar, romper, penetrar para criticar, es la función que nos compete. “Amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”. Una pulsión ética irrenunciable, un amor a la vida que no pasa por ‘comprenderlo todo es perdonarlo todo’.
Y si me preguntan por el precio a pagar, respondo que ya estamos pagando caro el precio de no hablar, desde el momento de conciencia en que ya podíamos empezar a hacerlo. Y sí, es cuestión de vida o muerte. Pues hasta podría somatizarse. No hay alternativa. ¿Por qué temer tanto a la crítica? ¡Si es justa! La película muestra esa lucha interior.
-O por lo menos empecemos por el retrato, casi la foto, o el dibujo. Que, entre los grandes, ya es un análisis, una visión profunda, una travesía, un atravesar la esencia de los seres y las cosas-.
La directora-protagonista, con su búsqueda artística, su formar parte del movimiento subte, con su salida de su país, responde a la circunstancia de una familia como tantas otras, habiendo mejores y peores, y semejantes. Y pretende un testimonio y pretende usar su película como un vehículo de sanación, de reconexión con su familia. ¿Lo logra? De alguna manera. ¡Se culpa mucho!
Me pareció simpático ese acto-gesto de pintar las fotos. Los colores son las emociones no expresadas o no expresadas a plenitud.
La confesión a la madre, la confesión de ‘pecados’, es muy sintomática; se nota ahí el conservadurismo, el sometimiento a valores hipócritas, creo que mucho del cine peruano tiene ese conservadurismo, ese freno.
Pienso en la utopía de la reconciliación. En la dependencia de nuestras familias, no muy sanas. El arte mismo es nuestro país, nuestra manera de escapar, pero de las mentiras, de una vida limitada, inauténtica, y provocar el encuentro con el corazón de nosotros mismos. Y con otros como nosotros.
*Película vista en el Cineclub UCH
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Opinión
Nadine Heredia nuestra embajadora en Brasil
La presencia de la exprimera dama fugitiva Nadine Heredia intoxica las relaciones peruano-brasileñas. Su asilo por supuestas razones políticas, más parece esconder otras razones menos inocentes, quizás las de la impunidad.

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3 días agoon
23/04/2025
La exprimera dama y sentenciada a 15 años de cárcel por lavado de activos, Nadine Heredia Alarcón, pareciera que fuese semejante al rey Midas, solo que al revés. Lo que ella toca lo envilece. Así se evidencia cuando en estos momentos el Congreso de Brasil se debate ante una moción de censura presentada a través de un senador liberal contra el presidente Lula da Silva, esto por brindar asilo político a Heredia Alarcón. El caso, es que la presencia de Nadine se ha convertido en arma política contra la estabilidad del gobierno brasileño. Independientemente prospere o no, dicha moción, deja en evidencia una herida en un momento delicado de la política del Brasil en el marco de un realineamiento global.
Cabe mencionar que el senador por el Partido Liberal, Magno Malta aseguró que la decisión tomada por el gobierno de Lula da Silva empaña la imagen internacional de Brasil. En su misiva, el político sostuvo que el asilo concedido no fue un “acto humanitario”, sino más bien, “una decisión política deliberada, que empaña la imagen internacional de Brasil como un socio confiable en la lucha contra la corrupción transnacional”. Malta sostuvo, además, que esta decisión también representa “una afrenta a las instituciones peruanas, que han demostrado independencia, seriedad y coraje al exigir cuentas a los funcionarios públicos por sus crímenes”.
Y aunque Perú sea una nación institucionalmente caótica, es el único país de toda la región y quizás del mundo donde casi todos sus expresidentes con serias acusaciones de corrupción se encuentran presos, en detención domiciliaria, o muertos. La excepcionalidad peruana en este caso resulta un golpe a la impunidad y la huida de la condenada exprimera dama y su refugio en Brasil resultan en una afrenta en la lucha anticorrupción, más aún con el beneplácito del gobierno brasileño.
Cómo menciona el político brasileño: “Este episodio es inaceptable y revela una alianza ideológica entre el actual gobierno brasileño y figuras centrales de uno de los períodos más nefastos de la política peruana y latinoamericana, marcado por la corrupción sistémica y el deterioro institucional. Brasil no puede convertirse en un refugio para condenados por corrupción en nombre de afinidades partidistas”.
Una perspectiva diplomática e histórica
El exembajador de Perú en Canadá , Guillermo Russo, en una reciente entrevista se pronunció al respecto y mencionó que «Brasil le debe una explicación al Perú», esto en referencia a la media docena de empresas brasileñas como Odebrecht que, si bien no trajeron la corrupción al Perú, sí que contribuyeron a su expansión. Entonces debemos recordar que, si las empresas brasileñas asociadas a casos de corrupción se dieron durante el gobierno de Lula, quien por otra parte sacó de la pobreza a decenas de millones de brasileños, pero por otro lado es un responsable político de la hecatombe corruptora que significó este carnaval de dinero dulce.
Mientras Lula habla de integración con Boric hoy en Brasilia, se olvida que la integración pasa por el respeto, o como diría Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Y aquí no se ha respetado el derecho propio de los peruanos de hacer justicia, ni trae paz este clima enrarecido con sabor a complicidad. Lula, de ser héroe de los pobres, se convierte ahora en defensor de las elites corruptas, su figura ante la historia se mancha que no hay Lavajato que se la limpie.
Como señala el diplomático peruano Russo, el caso de Nadine Heredia no se parece en nada a la de los refugiados políticos, como fue el caso de su propio padre, el filósofo y docente de la Universidad de San Marcos, José Antonio Russo Delgado, quien siendo aprista revolucionario sufrió dos veces el exilio, en Panamá y en México a causa de las dictaduras militares de Benavides y Odría. Es decir, la diferencia del caso Nadine son más que obvias. Así como José Antonio Russo, fueron cientos sino acaso miles los peruanos que tuvieron que exiliarse y buscar el asilo político al correr el riesgo de prisión , tortura y muerte. Guillermo Russo también recordó el caso de Alan García a quien no se le dio asilo en Uruguay y acabó después suicidándose.
También cabría recordar el caso histórico de Haya de la Torre, o Caso del Asilo (Colombia contra Perú) que fue llevado a la Corte Internacional de Justicia, en el cual los gobiernos de Perú y Colombia resolvieron la controversia por el asilo político al líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, esto durante la dictadura de Odría. Un asilo en embajada de 1949 a 1954. Mientras tanto, el Salvoconducto a Nadine demoró solo horas en serle entregado.
Cabe señalar, que el juicio por el derecho al asilo del histórico y único líder aprista, Víctor Raúl, tuvo entre protagonistas al Embajador de Colombia, José Gabriel de la Vega, y al diplomático Felipe Tudela en representación del Perú. En el caso de este último, el año 1951 fue especial para Tudela padre, fue el año en que perdió Perú ante Colombia en La Haya por el caso Haya de la Torre, y fue ese mismo año en esa misma ciudad en que Tudela se casó con la baronesa Vera van Breugel-Douglas (mientras otros diplomáticos se conforman con la especulación inmobiliaria, parece que Felipe tuvo mayor visión en dejar un legado nobiliario a su descendencia sumado a una ¿Mejora de la raza?). Pero también fue 1951 el año en que asumió Tudela la embajada de Perú en Brasil. Se conoce de Tudela padre, su pasión por la investigación genealógica y haber aportado con la fundación del Museo de Sitio de Huallamarca.
Pero, en fin, nos hemos ido por las ramas de Torre Tagle, una vez asoma dicha institución, el tiempo se pierde.
En todo caso lo de Nadine no corresponde a los ojos de la historia. No existe una persecución política contra ella ni hacia su esposo que ya son cadáveres políticos. Duele pensar que otros políticos como García Pérez no tuvieron dicha suerte, o en el caso de Haya de la Torre el privilegio de la justicia.
Finalmente, ya que tenemos en Brasil a tan ilustre exponente, tal vez sea el momento que el gobierno de Dina Boluarte designe a Nadine Heredia como nuestra embajadora. Como me comenta un amigo diplomático, de cuyo nombre no quiero acordarme, con su designación nos ahorraríamos ¿Cuánto? Quizás unos 22 mil dólares como dicen en los corredores de la postergación diplomática de Torre Tagle. No estaría mal que la reparación de Brasil empezara por aquí. Porque para ser honestos. ¿Alguien en Perú sabe quién es su Embajador en Brasil?
Opinión
William Soberón: Phillip Butters no es periodista ni tolerante
Lee la columna de Rafael Romero

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3 días agoon
23/04/2025
Por Rafael Romero
De por sí Phillip Butters ya era una persona desconcertada y desesperada, pero en los últimos tres lustros, con su incursión en medios de comunicación, en la empresa privada haciendo de “partner” (socio o pareja) del primogénito de Ricardo Belmont (desde cuando decía en radio Exitosa, el año 2017, que se había comprado RBC Televisión y se vengaría de sus “pinches enemigos”) y recientemente con su precandidatura presidencial, resulta para él que está frente a un cóctel emocional y a presiones psicológicas muy grandes, pudiendo terminar descolocado de la realidad.
Esto lo digo de buena guisa, buscando sencillamente el diálogo franco y abierto entre peruanos, para contribuir a elevar el nivel del debate en la perspectiva de buscar a los mejores hombres y mujeres para que saquen al Perú de la corrupta tecno-burocracia que humilla al ciudadano, sellada encima por una enorme ausencia de liderazgo, pues ella ha hecho explosionar al Estado y a la administración pública en mil pedazos, dejando en la indefensión más absoluta a 34 millones de peruanos frente al crimen organizado y la violencia callejera.
Lamentablemente cuando no se entiende ni ejerce el periodismo con vocación, prima el solipsismo, la intolerancia y la arrogancia, y se opta por renunciar a la crítica o por prohibirla, como ocurre en los ucases de Phillip Butters contra Ricardo Belmont para que el exalcalde de Lima y excongresista de la República no hable de él ni lo toque con el pétalo de una rosa.
Concretamente, al margen de disquisiciones jurisdiccionales, y por más sentencias que existan, en primera o segunda instancia, el pueblo tiene derecho a saber verdades y el “verdadero periodista”, máxime si es un aspirante a político o presidente, solo tiene que ser transparente y tolerante a la crítica.
Pero creo que el referido Phillip no se siente cómodo en un partido que es cuestionado por ser un vientre de alquiler y por haber decepcionado al electorado, porque es donde se concentran advenedizos de la política, desdibujando los inicios de esa organización partidaria cuando era impulsada por Pedro Cenas, quien lamentablemente murió y esa agrupación cambió de nombre y de manos, quedando atrás la práctica del citado Cenas que se hizo en la política en los años ochenta, siguiendo a Alfonso Barrantes, y que entre el 2010 y 2013 visitaba frecuentemente a Ricardo Belmont en el Canal 11 para pedirle ayuda a fin de finiquitar la inscripción de dicho partido en el Registro de Organizaciones Políticas.
Pasado el tiempo, la llegada de Butters a Avanza País ha generado choques internos que gatillaron la salida de otros ciudadanos, como el parlamentario Málaga, pero igual queda en el seno de ese partido un pragmatismo insensible o frío, ausente de mística, ideología, doctrina y de plan estratégico-programático para el Perú, porque se trata de una agrupación que no es ni chicha ni limonada, pues basta ver el comportamiento diario de sus congresistas para analizar el hecho de que Butters seguro está ahí por puro oportunismo y nada más.
Sea como fuere, cuando se ingresa a la política, hay que buscar el diálogo y la tolerancia, pues lo valiente no quita lo cortés, no hay que censurar ni cerrar las puertas a nadie y menos amenazar, con o sin sentencias judiciales, porque, así como existe el tema jurídico también existe el tema moral que exige a un personaje público respetar y tolerar la crítica ciudadana, ya que nadie debería de ser una vaca sagrada o un intocable.
Pero, hay periodistas como Ricardo Belmont o William Soberón, que son amenazados con ir presos si es que hablan u opinan de determinados personajes públicos. Precisamente, tal como en la fecha me lo acaba de recordar el colega Soberón, quien no solo se solidariza con el líder del Partido Cívico Obras, sino que lo comprende cabalmente, ya que lleva también décadas enfrentándose al poder, de manera que la solidaridad de Soberón es muy empática porque también nos recuerda él que está pasando por una situación similar, por enfrentarse al tráfico de predios en el centro de Lima, y señala que se usan las querellas para silenciarlo.
Un periodista serio como Soberón (director y conductor del programa “La Verdad os hará Libres” de HHTV), dice que le parece curioso que una persona como Butters no acepte ninguna crítica que se le haga pese a que en la práctica es un candidato a la presidencia, e igualmente recuerda que milita en un partido (Avanza País) que debería ser más transparente, y acota que personas como la señalada no nos van a enseñar periodismo a los periodistas agremiados y federados.
También cuestiona Soberón a Butters cuando este se excede en su critica al Yapetón de Ricardo Belmont, quien viene enfrentándose al poder corrupto del país desde el año 1973, pues solo ha hecho un símil con la Teletón que se organizó para ayudar a los niños de la Clínica San Juan de Dios, mientras que la citada Yapetón es para ayudar a las escuelas más necesitadas.
Coincido con William Soberón, pues creo que el ciudadano Butters debe bajar de su nube, esclarecer su relación financiera con Camayo o sus conexiones con la ex fiscal de la nación Patricia Benavides, y pisar tierra; e incluso meditar acerca de ¿cuánto daño le ha hecho él a decenas de familias de los trabajadores de RBC Televisión al inmiscuirse como inquilino en uno de sus activos (Radio Tigre), sirviendo de ariete del hijo de Ricardo para burlar las resoluciones laborales del Poder Judicial e incumplir además el cronograma de pago de acreencias laborales presentado por su socio Ricky al INDECOPI?
Esa clase de asuntos y temas de la realidad del país deberían de ser abordados por Butters en sus programas, por dignidad, y para analizar si existe justicia en el país, donde solo prima el abuso, la prepotencia y la impunidad.

El origen de la guitarra está en la lira de los hititas alrededor del 1500 a.C., aunque también se suele hablar de la vihuela española, siglo XV de nuestra era. Lo cierto es que este fabuloso instrumento ha pasado por innumerables músicos (o diletantes) que han aportado lo suyo hasta lo que hoy es la guitarra eléctrica que depende de los cables, enchufes, amplificadores y efectos.
De los famosos guitarristas clásicos como Francisco Tárrega, Andrés Segovia, Paco de Lucía, Manuel Barrueco y Narciso Yepes hasta los rockeros encabezados por Jimmy Hendrix, Eric Clapton, Carlos Santanta, etc., mucha agua ha corrido por la autopista musical y muchos y variados estilos han surgido cada uno con sus propias características y recursos.
Los aportes también se acumulan. El tapping de Eddie Van Halen o la maestría creativa de Yngwie Malmsteen siempre tocando en escalas menores. Sorprende que Steve Ray Vaughan dijera en una entrevista que no sabía nada de notas o escalas y que él solo tocaba porque podía sentir la música. Pavarotti tampoco sabía leer música igual que Yma Súmac quien contaba que había aprendido a cantar escuchando a los pajaritos y tuvo a Vivanco, su esposo, un virtuoso de la guitarra, al servicio de su voz.
Muchos guitarristas y músicos destacados han obviado la academia. Los primeros guitarreros de blues, negros pobres tocaban como podían, lo principal era transmitir el sentimiento con un minimalismo que se basaba en tres acordes. Robert Johnson, Buddy Guy o BB King saben bien de esto y son maestros.
Por aquí, Felipe Pinglo, un emblema de la música criolla nativa también tocada blues, de esto hablaba la gran musicóloga Chalena Vásquez. Otros grandes guitarristas peruanos no pueden pasar desapercibidos: el maestro Raúl García Zárate, Javier Echecopar, Óscar Avilés, Manuelcha Prado o Charlie Parra del Riego quien es reconocido afuera y toca para el mainstream.
Lo cierto es que entonar una guitarra es una cosa delicada. Recuerdo a los metaleros ochenteros de Jesús María que ponían sus grabadoras a todo volumen y simulaban rasgar sus guitarras. Y así es como muchos empezamos a sacarle notas a ese bendito instrumento. Mark Knopfler que toca de manera extraña y sin púa dice que aprendió de forma contrafáctica porque sus padres eran pobres y cuando pudieron regalarle una guitarra eléctrica se olvidaron de comprarle el amplificador y entonces Knopfler tenía que pellizcar las cuerdas para sacarle sonidos.
Opinión
Minedu en tiempos de crisis: el legado del Papa Francisco sobre educación
Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, falleció ayer, lunes 21 de abril, a las 7:35 horas (Roma) en su residencia de la Casa Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano.

Published
4 días agoon
22/04/2025
Su muerte ha sacudido al mundo. Un argentino que llegó a ocupar el trono de Pedro y que transformó la Iglesia con su visión de fraternidad y cuidado por los más vulnerables. Pero mientras muchos se concentran en los protocolos fúnebres y las especulaciones sobre su sucesor, pocos están prestando atención a uno de sus legados más importantes: su defensa inquebrantable de la educación como pilar fundamental para construir una sociedad justa.
El Papa no se andaba con rodeos. En su encíclica «Fratelli Tutti», publicada el 3 de octubre de 2020, advirtió claramente sobre la amenaza que representa un sistema que privilegia el mercado sobre las personas. ¿De qué sirve hablar de libertad cuando millones nacen sin la posibilidad de ejercerla plenamente debido a una educación deficiente? Con sabiduría escribió: “Algunos nacen en familias de buena posición económica, reciben buena educación, crecen bien alimentados, o poseen naturalmente capacidades destacadas. Ellos seguramente no necesitarán un Estado activo y sólo reclamarán libertad«.
Lo sabemos todos. Lo vemos diariamente. Mientras nuestros políticos se llenan la boca hablando de progreso, las escuelas públicas se derrumban como castillos de naipes bajo el peso de la negligencia sistemática. ¿Esto es lo que llamamos política educativa?
El sistema educativo se ha convertido en un campo de batalla ideológico donde los estudiantes son las principales víctimas. Francisco lo entendió perfectamente cuando escribió que necesitamos «diversos cauces de expresión y participación social» para que «cada ser humano pueda ser artífice de su destino». Pero nuestros políticos prefieren ciudadanos dóciles, poco críticos, fácilmente manipulables. Una población educada exige, cuestiona, demanda. Una población ignorante aplaude promesas vacías.
¿Cómo esperamos cosechar ciudadanos íntegros cuando sembramos en terreno árido?
La educación no es un gasto. Es la inversión más rentable que puede hacer un país. Sin embargo, nuestros «visionarios» políticos prefieren obras faraónicas que puedan inaugurar con bombos y platillos, en lugar de la silenciosa pero transformadora revolución que representa una escuela bien equipada.
En la encíclica «Laudato Si'», publicada el 24 de mayo de 2015, el Papa Francisco nos recordaba que «una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida».
La metáfora de las semillas que utilizó el Papa Francisco es particularmente poderosa. Una semilla, requiere cuidado constante, atención personalizada, paciencia. No puedes simplemente plantar y olvidarte. No puedes esperar resultados inmediatos. La formación de un ser humano sigue el mismo ritmo natural: lento, progresivo, resiliente pero frágil ante el abandono.
Pero para el gobierno de Dina Boluarte, la educación es simplemente un departamento más que administrar, no la columna vertebral del desarrollo social del país. Incluso “no se necesitan docentes de inglés, para enseñar inglés” de parte del ministro de Educación Morgan Quero, es el reflejo del desprecio por los docentes, solo le falta decir no se necesitan médicos para realizar cirugías.
La pandemia dejó al descubierto la fractura digital, la desigualdad educativa, el abandono escolar. ¿Y cuál fue la respuesta? Parches provisionales, como los que dejó la exministra de Educación Flor Pablo Medina, quien hoy tiene las fórmulas y respuestas que no implementó en su momento. Mientras tanto, familias enteras quedaron a la deriva.
Pienso en María, una estudiante brillante de una Institución Educativa en una zona rural de Perú, quien tuvo que abandonar sus estudios porque no podía conectarse a las clases virtuales. Su futuro, su potencial, sacrificados en el altar de la incompetencia política. ¿Cuántas Marías hemos perdido por la incompetencia de la exministra Flor Pablo y el gobierno de Martín Vizcarra y sus tabletas desechables?

El Papa Francisco agregó: “La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo”.
¿Hacia dónde vamos? Si continuamos por este camino, caminaremos directamente hacia un precipicio social. Una sociedad sin educación ambiental es como un cuerpo sin sistema inmunológico: vulnerable a cualquier amenaza, incapaz de defenderse de los demagogos y manipuladores que nos llevan a consumir sin pensar en el impacto sobre nuestra casa, el planeta.
La muerte de Francisco debe servir como un llamado a la acción, no solo para llorar su partida sino para honrar su legado educativo. Necesitamos políticas que consideren la educación como un derecho fundamental, no como un servicio opcional. Necesitamos inversión sostenida con enfoque ambiental, pero no solo en el papel, formación docente continua, infraestructura digna y currículos relevantes para los desafíos actuales.
El tiempo se acaba. Los estudiantes de hoy no pueden esperar a que resolvamos nuestras mezquinas disputas políticas. Francisco nos lo advirtió: «La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza.»
La pregunta es ¿Estamos dispuestos a abandonar el modelo mercantilista de la educación para abrazar uno centrado en la dignidad humana y la sostenibilidad?
Opinión
El mandamiento del Papa Francisco: Amar a todos sin excepción
Si Dios puso el corazón a la izquierda fue por algo. En un mundo en donde se cocina un orden geopolítico darwiniano donde el más fuerte domina al más débil, las enseñanzas de Francisco ofrecen una brújula ética. Porque el poder absoluto acaba en tiranía absoluta. Aquí una breve reseña del pensamiento Francisco.

Published
4 días agoon
21/04/2025
Ante todo el suyo fue un pontificado de misericordia, de amar a todos sin excepción y sacudirnos de la tentación del fariseísmo, ese orgullo de rechazar al otro. La opción por los más pobres, los marginados sociales fue su política de amor. Su otro ejemplo es el de abrazar la cruz del pontificado y trabajar hasta las últimas horas, como fue darnos la bendición urbi et orbi el domingo de resurrección, ayer mismo, o su reunión rápida con el vicepresidente de EEUU horas antes de morir para influir en su corazón la política agresiva del gobierno americano respecto a inmigrantes o el caso del pueblo palestino (inmigrante fue Jesús al nacer y huir con la Virgen y San José como refugiados amenazados de muerte, y recordar que Jesús era de Belén , de Palestina).
Controversial por declaraciones que parecían demasiado modernas, Pero que retomaban los principios mismos del ejemplo de Cristo. Su acercamiento con respeto a los homosexuales, a quienes reconoció dignidad sin juzgarlos produjo en muchos católicos un espanto necesario, el de sacudirnos de un presumible fariseísmo. Lo que proponía con sus palabras no era meramente declarativo, era el ejemplo a imitar de la misericordia a quienes más lo necesitan. Jesús mismo convivía con prostitutas y publicanos, el mismo Señor nació entre judíos, y sin embargo abría su corazón, se acercaba a ellos no para compartir o legitimar sus vicios o pecados, sino para desde el amor moverlos a la conversión. Porque desde el orgullo del fariseo no se logra nada, y eso lo entendió Francisco un latinoamericano que conocía los problemas de las villas, que viaje en subte cuando era Arzobispo , que se opuso tajantemente a la ley del aborto en su país y que buscó que nosotros, el pueblo de Dios, no nos dejaremos vencer por la tentación de creernos moralmente superiores. Ver la paja en el ojo ajeno mientras no somos capaces de ver la columna dórica del palacio de justicia que tenemos clavado en nuestra propia retina, esa es la mayor enseñanza de Francisco. El santo padre fue claro en nuestra lucha sin cuartel cuando condenó la ideología de género en tanto esperpento de ideologías imperialistas que colonizan nuestras vidas, Pero jamás condenó a las personas que vivían fuera de los mandamientos. El Papa actuó como una madre en ese sentido. Por más bribón que sea el hijo, por más problemática que sea la hija, por más inútil que sea, la madre no deja de amar a su hijo, jamás abandona a su hija, la acompaña, reza por él o ella, y en su amor se mueve el misterio de la conversión. Porque el pecado se reafirma en el resentimiento, en el orgullo , y el Papa nos dejó claro como vencerlo. Empieza por tratarnos nuestro orgullo y hablar y amar al otro. No es reconocer el mal, es amar al malvado porque como dijo la poeta el Aúlide: el amor lo vence todo.
Aquí algunas frases a recordar de sus doce años de pontificado. Frases propias de un latinoamericano que decía las cosas con fuerza:
«Si habla mal de mi mamá puede esperarse un puñetazo (…) No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se puede uno burlar de la fe».
«¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? No se puede. No es justo eliminar una vida humana, por pequeña que sea, para resolver un problema. Es como contratar a un sicario para resolver un problema», recalcó durante una homilía dedicada al mandamiento «No matarás», en la que aludió al aborto.
«En el siglo pasado, todo el mundo se escandalizó por lo que hacían los nazis para preservar la pureza de la raza. Hoy, hacemos lo mismo con guante blanco», declaró el papa al hablar del aborto en caso de malformación del feto.
«Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?».
«Las mujeres teólogas en la Iglesia son como las fresas en la torta, se necesitan más (…), ofrecen nuevos aportes a la reflexión teológica».
«Yo también, cuando rezo, a veces me quedo dormido».
Es casi un signo de los tiempos en que el último y breve encuentro del Papa con una autoridad global fuese horas antes con el vicepresidente JD Vance. Ese esfuerzo horas antes de morir dice mucho de él. El de un pontífice que pontifica, que significa aquel que establece puentes. Porque en esta hora en que los más poderosos parecen invulnerables frente al dictado de la ética, las últimas palabras de Francisco fueron precisamente ese llamado al poder a poner límites a su ambición. Sus últimas palabras públicas fueron por los inmigrantes, por los palestinos y los marginados. Eso no es comunismo, eso es Catolicismo duro y puro.
En el actual escenario mundial se presenta el más duro darwinismo, y ahora más que nunca el mensaje de Jesús tal y como hizo suyo el magisterio de Francisco, nos ofrece ese límite al poder absoluto que es la ética de la misericordia, solo así el nuevo orden mundial que emerge tendrá sentido y espacio suficiente para que pueda caber el hombre.
Opinión
Piura, laudato sí
Lee la columna de Fernando Casanova Garcés

Published
4 días agoon
21/04/2025
Por Fernando Casanova Garcés
El Papa Francisco dejó una frase que hoy ya no resulta para nada controversial: “hagan lío”. Hagan lío, sí. Porque como en el mundo, en esta ciudad pareciera que el calor derrite las conciencias y el silencio desde hace mucho ya es innegable complicidad. Porque lo que ocurre en Piura ya no es negligencia: es traición. Y no de esas tibias, sino de las que deberían costar el puesto, el pellejo, el nombre.
En esta ciudad de historia y polvo, la Municipalidad y el Gobierno Regional han elegido ser sepultureros del espíritu. Y lo hacen con un entusiasmo digno del depredador. ¿Qué han inaugurado? ¿Qué legado dejan? ¿Qué aman? Nada. Nada que no se venda, nada que no se pueda enrejar, demoler o asfaltar con pintura donada por contratistas.
El alcalde —sí, ese cuya cara aparece en gigantografías con una sonrisa acomodada por el photoshop— celebra su gran hito: un parque enrejado. Como si la infancia fuera un peligro público. Como si el árbol diera miedo. Como si el aire necesitara permiso. Mientras tanto, el Gobernador Regional sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: no estar. No estar cuando se inunda, no estar cuando se quema, no estar cuando se marchita la ciudad. Un cargo con nombre, pero sin alma.
Y como broche de oro: quieren destruir la Plaza Tres Culturas para instalar un tanque de agua. Oh, Eureka, visionarios de la nada. Genios del desastre urbano. Es como si su misión fuera borrar sistemáticamente cualquier trazo de belleza, memoria o verde piurano. Hay que tener una imaginación muy pobre y un desprecio muy profundo por Piura para mirar un espacio simbólico y decir: pongamos un tanque, pues. Ni en las dictaduras tropicales se animaron a tanto.
Piura, la que fue primera ciudad fundada por los de castilla, la tierra de Merino, de Salaverry y de Grau. ¿Qué pensarían ellos al ver que sus herederos políticos no distinguen un ficus de un tubo PVC? ¿Que su mayor preocupación es cuántos likes saca su publicación de campaña?
Habría que preguntárselo, de frente, sin media voz:
Señor Alcalde, señor Gobernador: ¿qué saben de Piura?
¿Saben dónde murió Salaverry? ¿cómo interpretan Taita Yoveraqué? ¿Qué sintieron al mirar el sortilegio pictórico de Escudero”?
¿Han escuchado Tondero alguna vez sin estar en campaña? ¿Han sentido las lagunas de Huancabamba más allá del selfie turístico? ¿Han cargado al Cautivo alguna con fe y bajo el cálculo político? ¿Conocen siquiera la cosmogonía Tallán? ¿Entienden qué significo para el Perú el martirio petrolero de Alejandro Taboada? ¿Sienten algo al pasar por el río Turicaramí?
Porque si no lo entienden, no deberían estar ahí. ¡Porque si no les duele Piura, entonces no la gobiernen por dios! Porque si no la aman, váyanse. Pero como siempre se quedan, sepan de una buena vez que estamos rebien hartos.
Hartisísimos de que todo se piense en función de qué necesita un mall. De que los únicos que celebran logros sean los centros comerciales. De que los niños no conozcan un teatro y crean que el arte es un show de TikTok. De que nadie se pregunte qué significa vivir sin estadio, sin coliseos, sin parques, sin árboles, sin río, sin alma. Hartos de esta especie de “urbanismo a la parrilla” donde todo se chamusca y se enreja.
¿Y el río? El río Piura —viejo Dios que todo lo ve— es para ustedes un estorbo, “el problema”. Lo contaminan, lo encajonan, lo desprecian. No hay un solo plan serio, una sola idea digna. No comprenden que sin nuestro lengash fundacional, regulador vital y espiritual de la piuranidad, no hay ciudad, no hay historia, no hay futuro.
Nosotros ya no protestamos: aquí resistimos. Aquí hacemos lío con la dignidad de quien sabe que una ciudad no se alquila, no se vende, no se mutila.
Esta Piura de imitaciones no es la nuestra. No aceptamos este simulacro de civilización en que han convertido lo que fue cuna de Correa Suarez, Borrero Vargas y García Baca.
Sépanlo, Piura es el lugar donde bien merece entregar la vida por el derecho a una sombra, a un libro, a un árbol, a una canción. Es tiempo de pedirles cuentas, de preguntarles con nombre y apellido:
¿Usted qué hizo por PIURA?
¿Qué salvó?
¿Qué supo amar?

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