Connect with us

Opinión

En memoria de Don Lizardo Salvatierra Paredes, fundador de San Juan de Lurigancho

Lele el artículo de Percy Vílchez Salvatierra

Avatar photo

Published

on

El 31 de octubre de 1930 nació Lizardo Salvatierra Paredes. Muy joven ingresó a la empresa Backus & Johnston donde laboró por 32 años de 1949 hasta 1991. Allí fue dirigente sindical dado que la política y la defensa de los derechos de los trabajadores fueron parte integrante de su día a día. Tal es así que fue fundador de la Federación Cervecera Cristal.

En ese sentido, como, por sobre todas las cosas, fue aprista desde muy temprano (creció en Cartavio en los años inmediatamente posteriores al Holocausto del Año de la Barbarie y el Apra, entonces, era no solo una organización legendaria sino una promesa y una esperanza para el pueblo en el Norte) y en Lima se hizo dirigente del Partido de la Estrella en San Juan de Lurigancho, distrito grandísimo cuya fundación como tal le debe a sus acciones todo aunque en conjunción con la de otros esforzados vecinos más Ramiro Prialé que auspició las gestiones correspondientes desde su posición fundamental en la escena nacional.

En estos lares, asumió la investidura de Gobernador en los años amargos de la guerra contra la subversión terrorista de la extrema izquierda y fue respetado incluso por aquellos que en esos tiempos no tenían ningún problema con hacer volar a los dirigentes y representantes cuyas acciones atentaban contra los intereses del pueblo o incidían en las innúmeras formas que la corrupción tiene en nuestro país desde antaño dado que siempre sirvió al pueblo y no se sirvió de la política para satisfacer bajezas de ningún tipo.

Amaba al país y le gustaba el futbol. Auspició a un equipo llamado “Once Amigos” y fue socio del Club Sporting Cristal (el #208).

Criollo espléndido y guapo, colorado en verano y rosado en invierno, nunca pálido, escorpio nato, seductor, aunque severo, serio, pero dueño de grandes alegrías. Tenía visos de melancolía que aparecían de vez en cuando dejando en presencia del gran hombre un cierto rastro de poesía y bruma sobre su horizonte de tribuno de la plebe.

He atravesado tantas formas de vida que a veces creo haber avergonzado a mi padre si es que no he estado a la altura de la ética que él exigía a la familia y a todo aquel que apreciaba al menos en apariencia y según la mayoría de reportes (nadie es santo y nadie es pecador al 100%). Sin embargo, he tratado de no incidir en acciones nefastas pues el gran hombre me enseñó que la honestidad es el valor fundamental para ser un hombre de bien, algo que, para él, que conocía a fondo la política, era la virtud más importante y la más escasa en la escena pública y por eso la cultivaba en todas sus formas.

Facilitó todo a sus hijos e incluso a sus nietos a tal punto que jamás tuve un solo apremio hasta su muerte cuando ya tenía trece años. Sin mi abuelo (más propiamente mi padre) andé en el mundo sin rumbo y esa es la grave orfandad que me tocó, pero siempre que he tratado de poner en práctica la bonhomía lo he tenido presente como un genio tutelar, un lar o un penate.

II.

Es muy difícil comprender a las personas que queremos, sobre todo, en nuestro ámbito familiar más estricto.

A veces nunca nos ponemos de acuerdo o no expresamos todo lo que sentimos. A veces es todo lo contrario y eso es una muestra breve de lo que debe ser el infierno.

Varios rinden absoluta admiración al pasado de sus antepasados y son unos pobres diablos en lo personal respecto de sus propios “prestigios”. Otros, se inventan abuelos importantes o buscan vincularse con políticos, luchadores sociales o héroes sin ningún rubor, tan solo para parecer algo más de lo que son y hallar así, por lo menos, indirectamente, un respaldo popular.

A mí, en cambio, no me interesan mis antepasados ni mis familiares cercanos respecto de enaltecer alguna gloria pasada o cualquier cosa por el estilo aunque los quiera a todos de la manera que a cada uno le corresponde y según lo merezcan, más o menos, pero si hubo alguien a quien quise sin reservas fue mi abuelo materno y  no solo porque fue el único que conocía sino porque era un buen hombre, un hombre honesto de verdad que no aceptaba ni el más mínimo favor sin recompensar a quien lo hacía o denegando el gesto si creía que era algo que le comprometiese.

Parecía no deberle nada a nadie y así era en gran medida. Era un caballero a la antigua usanza con códigos de conducta y toda esa onda que solo puede merecernos el mayor de los respetos. En síntesis, un señor cabal y absoluto, muy señor de sí mismo y de sus dominios que eran el alcance de sus propiedades y cargos y, sobre todo, el ámbito perfecto de su palabra férrea y sagrada.

Lo quise una vez y lo sigo queriendo todavía, aun cuando nunca lo comprendí de ninguna forma y aun cuando no he sido el mejor de sus hijos.

En todo caso, mi abuelo murió cuando yo tenía trece años, aunque casi no hablábamos desde que cumplí mi primera decena en esta Tierra. Ya en aquellas épocas, que no podía imaginar que serían las ultimas, mi entendimiento del mundo y mi talante me llevaba a contrariarle hablándole de la revolución y de Mariátegui y a ser muy irreverente cuando el viejo me decía que la verdadera revolución estuvo siempre del lado del APRA, pero no sé si no entendía o no quería decirme, dada mi edad tan temprana o dada mi insolencia, que el mismo pueblo aprista y revolucionario que él conoció, cuando era apenas un chiquillo fascinado por los ecos trágicos que el Año de la Barbarie había impuesto como una pátina sangrienta sobre todo Trujillo y el Norte entero, había sufrido varias veces la negativa de los directivos de la cúpula del partido para no llevar a cabo el incendio jacobino del que solo remedaron La Marsellesa y nada más. Quizás no me consideraba un compañero para tratar esos asuntos, pero la verdad creo que lo debe haber motivado la practicidad de los hombres experimentados que ya han pasado de todo y que han asumido una diversidad de cargos de representación relevantes: secretario de defensa del sindicato de Backus y Johnston, gobernador del distrito de San Juan de Lurigancho, etc.

Además, estas últimas conversaciones se dieron cuando yo había transgredido el umbral de los niños bien educados y me estaba tornando el rebelde impenitente que he sido toda la vida, cosa que el viejo, acostumbrado a la severidad y a la disciplina, personal y hasta partidaria como todo aprista antiguo, veía con los ojos severísimos, pero distantes que tuvo siempre, salvo cuando le cubría las pupilas la tristeza, cosa que ocurría rara vez, pero cuando pasaba era desconcertante puesto que el coloso exhibía, entonces, una grieta en su carácter de acero. Cierta vez, en este sentido, lo sorprendí mirando el horizonte desde la ventana de su estudio y ese debe haber sido mi primer contacto con ciertas manifestaciones que solo la poesía más profunda puede despertar en nuestros sentimientos, un instante muy humano y terrible que uno no puede comprender al primer golpe de vista y que nos lleva a hacernos preguntas y preguntas sin encontrar nunca una respuesta satisfactoria.

Sé que el abuelo tenía muchos motivos para sentir ese desamparo que le cubría a veces. Sabíamos todos que era huérfano de padre desde la edad de cinco años, aunque él nunca haya hecho la menor referencia a su vida pasada, pues él siempre era el hombre del presente y hasta del futuro, siempre estaba lleno de planes y proyectos y llevó a cabo la mayoría de ellos, aunque le faltó tiempo y a alguien que secundase sus ideas pues no tuvo continuidad alguna, al menos no de modo inmediato. En realidad, hablaba muy poco con los de la casa a quienes dominaba solo con detener su vista sobre todos y aun conmigo hablaba poco, aunque hubo un buen tiempo en el que salíamos a todas partes, al sindicato, al local del partido, al hospital, al banco, a la bolsa de valores, a los restaurantes naturistas que frecuentaba siempre para tratar de curarse de sus diversas dolencias, etc.

Era un viejo enorme y fuerte, pero la enfermedad lo fue minando y cuando murió pesaba la mitad de los kilos que había conocido en su plenitud cuando era un tipo robusto como un toro. Paradójicamente, fue, también, un gran aficionado a la tauromaquia. El hombre, así, podía jactarse de su poder físico y moral, un toro y un patriarca.

El viejo era, en todo caso, la imagen del padre y el poder y todas las otras referencias psicológicas que pueden devenir de esta estructura natural y contra su sistema y su forma de entender el mundo me rebelé y perdí y caí y volví a levantarme solo pues ya no había nadie a mi lado y así seguí hasta que empecé a ganar y hasta que aprendí a caer y a seguir levantándome con la frente en alto y sin ningún rastro ni acción que pudiese conducirme a la vergüenza.

El viejo a quien ahora recuerdo y que parecía estar siempre en lo correcto no estuvo conmigo en los momentos definitivos y concluyentes de las vidas que cursé y nunca recibí un consejo ni un alcance suyo además de la imagen viva de su conducta. Por eso es que jamás respeté a nadie que no fuera, verdaderamente, un campeón y una persona genuina y honesta porque él era la medida que yo exigía al mundo entero para poder reconocerle algún valor. (El viejo fue aprista desde la edad de 8 años, es decir, desde el bienaventurado año de 1938 y aun en sus fotos de niño parecía un héroe). Hasta la fecha, pese a mis mil máscaras, no puedo fingir que “respeto” a un estafador o a un corrupto, etc.

Quizás yo haya deambulado casi siempre por rumbos que no eran permeables a la bonhomía, pero así es la vida a veces. A mí, en todo caso, me basta con no haberme corrompido jamás y en ser fuerte, algo que aprendí con el paso de los años porque yo he buscado esa fuerza y he buscado superarme por encima del promedio en todos los niveles.

Bien vistas las cosas, creo que tampoco necesité aquellos consejos que he mencionado pues fui y soy muy soberbio y me he enfrentado a todo lo que lo ha merecido un enfrentamiento, aunque no me hubiera hecho daño evitar algunos conflictos y ser más sereno.

En todo caso, me expuse a todo y dejé que la vida y la muerte me brindaran su sabiduría hasta que me hice un hombre pleno y entendí que mis mejores reflexiones acerca del orden moral no provenían de los miles de libros que leí ni de mis propias especulaciones sino que de alguna manera remota servían al propósito de honrar a mis mayores, pero no he podido enaltecer a ninguno salvo a mi abuelo Lizardo y a mi abuela Agustina pues el resto han sido espejismos y está bien ponerlo por escrito en alguna parte. Todo esto puede ser una impresión falsa provocada por la necesidad de poner en orden al mundo, al propio mundo interno de uno mismo, en mi caso, pero podría ser que no y que fuera una forma de tributo a la raíz y al cable a tierra que todo mortal necesita para estabilizarse.

Mi impresión final es que si no fuera por mis abuelos podría decir que yo he estado solo en el mundo con todo lo que eso conlleva.

Es algo muy curioso todo esto pero así me he sentido hoy cuando se cumplen noventa y tres años del nacimiento de mi abuelo, quien falleció hace casi treinta años y a quien nunca pude llorar sino hasta una cierta noche cuando veía dormir a mi hija pues todo el amor del mundo estuvo pendiente entre mis ojos y el rostro de mi niña dormida y entonces me dí cuenta de cuanto quise salvar a mi abuelo cuando estuvo muy enfermo y ya nadie pudo abrazarlo y decirle lo mucho que lo quisimos. Entendí, sobre todo, cuanto quise llorarlo cuando se fue.

III.

1.

En invierno la niebla cubría el malecón y llegaba hasta la entrada de nuestra casa situada a tres cuadras del río Rímac. El frío era confrontado por el café hirviendo que el viejo se servía en un tazón horrible al que le decía “pocillo” al borde de las cinco de la mañana en bividí y ya perfumado. Ese pocillo, su reloj de dijes de escorpiones, sus guayaberas, sus correas de cuero grueso a la antigua usanza con sus iniciales en la hebilla, sus lentes de carey atigrado, el seguimiento de Radio Cora desde la madrugada y su bello nombre son los elementos más fáciles de reconocer en mi memoria en relación con mi abuelo Lizardo Salvatierra.

2.

El día era aún la noche, pero aquel ya había empezado en la casa, más precisamente, en el departamento que ocupaba mi abuelo. Se levantaba siempre muy temprano y prendía su radio para escuchar las noticias más recientes y las más antiguas canciones. También, le gustaba sintonizar algunas emisoras de A.M. (Radio Cora creo que siempre estuvo en Amplitud Modulada), pero no recuerdo cuales.

3.

Lizardo se iba a trabajar temprano porque entraba a las ocho de la mañana y no regresaba a casa, generalmente, hasta las cinco de la tarde luego de salir de la fábrica a las cuatro. Ocho horas diarias durante treinta y tres años como se hacían antes los hombres duros. Detestaba la impuntualidad, la deshonestidad, la flojera, la “sinvergüencería” y la corrupción a tal punto que hasta el día de su muerte me parecía imposible imaginarlo haciendo alguna acción que no se ajustase a su estricto sentido de la ética aunque sin duda debió haber cometido algunas ligeras excepciones puesto que cuando no tenía el rostro duro de gran señor que resuelve todos los problemas sin decir una sola palabra fuera de lugar parecía un niño travieso y eso lo hacía plenamente humano. Lo vi así dos o tres veces en el curso de los trece años que viví con él y aún brillan en mis pupilas sus ojos alegres y su rostro colorado, hermoso como el sol. Por lo demás, siempre parecía ser muy serio, aunque a veces la tristeza le embargaba y ocultaba raudamente su dureza habitual. En relación a esa seriedad sabemos que es la mejor manera de ocultar o de refrenar a un pícaro. En relación a esa tristeza súbita que le tocaba debe ser que había en él algo de poeta y no sé qué otras penas recónditas que fui conociendo poco a poco.

4.

Cuando lo conocí, es decir cuando recuerdo haberlo conocido era grande y fuerte como un toro. Cuando partió era la mitad de corpulento y era ya un hombre debilitado por la enfermedad y creo que por la incomprensión de sus seres queridos. Quizás no tanto como El Rey Lear, pero casi. Tal vez el destino de todos los individuos fuertes sea ser incomprendidos por los seres que aman. Quizás haya sido la falta de comunicación. El viejo hablaba muy poco y generalmente lo que él decía se acataba y se cumplía sin ningún tipo de objeción y sin embargo, ah, sin embargo.

5.

Siempre me pareció un hombre poderoso y de alguna manera lo fue. Fue sindicalista en Backus & Johnston, varias veces fue delegado y ostentó el ejercicio de diversas secretarias. Sobre todo, la importante Secretaría de Defensa en una época cuando los sindicatos tenían mucho poder. De él, por supuesto, proviene todo lo que aprendí a reconocer como bueno en un político y todo lo que de malo he aprendido a repudiar y a combatir.

6.

Era, simplemente, fuerte, severo y digno como creo yo que fueron los antiguos romanos devotos de la república. Sin duda, había en él algo tan antiguo como ellos.

7.

Paseábamos mucho juntos cuando era yo muy pequeño y el hombre me parecía un coloso. A todo lugar donde llegábamos, la gente lo saludaba con respeto. Lo admiraba entonces y lo admiro ahora, aunque generalmente no lo comprendía.

Una vez, por ejemplo, paseábamos solos por la zona de los bancos de Zárate, aunque vivíamos entonces como a doce cuadras exactas de dicho lugar. Le pedí casi caprichosamente que me comprara un helado grande, no recuerdo si un sándwich o una copa D’Onofrio, pero uno de los más caros que había entonces. Me dijo que no porque nos estaban esperando en la casa para almorzar y porque a mis hermanos seguro, también, les debía haber provocado comer un helado aquel mediodía. Hasta ahora recuerdo la bronca que tuve.

En ese momento, padecí de un injustificado berrinche interior que no llegué a exteriorizar, por supuesto, porque ante el viejo era imposible contrariarlo o hacer una pataleta, su sola mirada te abstenía de tener cualquier arranque así de ridículo.

Desde que me dijo que no hasta que me dijo que iba a comprar un peziduri para comer todos juntos en la casa no deben haber transcurrido ni siquiera un par de segundos, pero a mí me pareció un lapso tan extenso que dio lugar a todo lo que acabo de describir. Sin duda, pese a sus buenos esfuerzos y su noble ejemplo yo era un niño más o menos engreído y no alcanzaba a darme cuenta de la grandeza de ese acto. De hecho, por mucho tiempo, pesó en mí más ese gesto suyo de negarme ese helado personal antes que entender la necesidad de compartir con la familia. Así, nos enseñaba como debían ser las cosas, pero no todos advertimos esas formas casi indirectas con las que nos transmitía su sabiduría.

8.

Fue gobernador de San Juan de Lurigancho y, en ese periodo, cierta vez que fuimos a la feria de Chacarilla de Otero, el carnicero habitual que frecuentaba la familia no quiso cobrarle una cantidad descomunal de carne que acababa de elegir. El viejo le agradeció con sus maneras bellas y cortantes de gran señor y pagó como si nada. Y así podría enumerar dos mil anécdotas más.

Recordar esa escena y pensar en la clase de políticos que existen en este momento me provoca escupir el rostro de esos canallas que serían capaces de venderse hasta por unos mendrugos. Como escribió Hemingway en “París era una fiesta”, hay seres que traslucen su trascendencia como un caballo fino su pureza de sangre y otros que traslucen su falta de dignidad como chancros ulcerosos. 

El viejo era fino, pero no como un caballo pura sangre sino como un toro de lidia. Por supuesto, era aficionado a la tauromaquia, al box y a todos esos entretenimientos de antes que ahora escandalizan la moral de los progres.

Durante su gestión, a veces, era citado a altas horas de la noche a dialogar en los barrios más alejados del distrito y en estricto cumplimiento de sus funciones y, sobre todo, atendiendo siempre al bienestar de la ciudadanía iba siempre, sin miedo, y dialogaba con todos, absolutamente con todos y todos lo respetaban. Entendí así que cuando una persona actúa rectamente sin dañar a los demás puede enfrentar y dialogar hasta con los seres más intransigentes sin riesgo.

Fue aprista y honesto y sirvió al pueblo entendiendo el viejo lema de “primero, el pueblo” y al parecer lo respetaron hasta los terroristas de la extrema izquierda porque cierta vez que en la puerta de nuestra casa fue dejado un coche extraño no duró ni media hora en ser trasladado hasta la esquina donde explotaría al cabo de un rato y donde no representaba ningún atentado contra la autoridad.

9.

La leyenda familiar nos indicaba que había quedado huérfano de padre a los cinco años. Su madre hermosa, aunque humilde debió abandonar su pueblo natal debido a las tentaciones peligrosas que despertaba la joven viuda en un entorno sin protección ni defensa alguna para ella. Y así, luego de atravesar durante varios días el camino de Santiago de Chuco hacia la costa, el niño y su madre, no al revés, llegaron a Cartavio.

Era la mitad de la década del treinta y los sembríos inmensos de caña de azúcar como un océano esmeralda pese a su belleza vespertina no podían acallar los influjos revolucionarios y el holocausto sufrido por el pueblo aprista hace apenas un lustro ni el fuego infernal de la zafra podía silenciar los lamentos y los gritos revolucionarios de oposición ante la muerte o, mejor dicho, el genocidio realizado durante el infame “año de la barbarie”.

Ser aprista, entonces, era ser revolucionario. Era ser, sin duda, muy valiente. Y, así, Lizardo, no sé bien cómo hasta la fecha, fue aprista desde los ocho años. Corrobora este recuerdo el hecho de haber visto en mi niñez un carné de tapas rojas y papel amarillo en el que constaba el año 1938 como su marca de afiliación. Al principio me sorprendía que un menor de edad formase parte de una organización política clandestina y proscrita, pero luego entendí que el niño trabajaba en los campos de caña desde los cinco años recogiendo los restos que los tractores no podían recoger y, también, que eso solo podía suceder en Cartavio, la cuna de la revolución y elogio y gloria perenne del aprismo más rancio y duro de La Libertad.

10.

Llegó a Lima en su juventud luego de haber intentado el camino del espíritu al haber estudiado para ser pastor en un seminario metodista. Dicen que al principio caminaba desde el Rímac hasta Chorrillos en busca de trabajo y se oficiaba en todo lo que podía. Constructor o albañil, pescador, eventual administrador de negocios informales y otro centenar de oficios hasta que ingresó a la fábrica de cerveza en la que trabajó durante 33 años.

11.

Siempre tuvo dinero pues era un varón precavido y además de las acciones que Backus otorgaba a sus trabajadores sabía invertir en la Bolsa de Valores respecto de otras empresas. Así construyó hasta dos casas grandes. Sin embargo, una vez cuando era muy muchacho caminando por los Barrios Altos lo asaltaron unos palomillas. Él se defendió, pero lo superaron en número y por medio de la amenaza de navajas le sustrajeron el sueldo que recién había cobrado. Según nos contaron, como a muchas otras personas del barrio, un faite de la zona reprendió a los rateros de esa ocasión casi de inmediato e hizo que le devolvieran el dinero y le dijo que si iba caminar por ciertos caminos mejor debía llevar a la mano un filo o una navaja. Lizardo nunca requirió dicho filo, pero nunca más nadie lo asaltó. Al cabo del tiempo su apariencia física fue tan imponente que muy pocos se hubiesen atrevido a llegar hasta él.

No dijo nunca quién era ese faite de los Barrios Altos que lo ayudó cuando era todavía tan jovencito. Quizás no supo cómo reconocerlo luego o simplemente no le interesaba vincularse con nadie que formase parte de los bajos fondos. Siempre hemos creído que era Tatán.

12.

Fue uno de los fundadores principales de Zárate y uno de los principales impulsores de la formación del distrito de San Juan de Lurigancho.

13.

Fue cargador del Señor de los Milagros y devoto de la Virgen de la Puerta de Otuzco.

14.

Fue socio del Club de Leones de Zárate y del Club San Fernando de Campoy

15.

Fue aficionado a los toros y al box.

16.

Fue hincha y socio del Club Sporting Cristal.

17.

Fue criollo y amigo de todos los artistas famosos del criollismo de los años sesentas y setentas entre ellos Rafael Amaranto. Escribir el recuento de sus denodadas jornadas jaraneras daría un tono demasiado festivo a este recuerdo y homenaje, pero es válido apuntarlo como contrapunto pues pese a su legendaria seriedad tuvo, también, un lado más o menos bohemio.

18.

Fue aprista toda su vida y murió siendo aprista el 25 de noviembre de 1995.

19.

Tuvo una hija, un hijo y varios nietos. A veces, pese a que ha transcurrido tanto tiempo desde su partida tenemos ganas de que esté con nosotros y que estemos todos juntos de nuevo como antes.

20.

Lizardo Salvatierra más que mi abuelo fue mi padre y hoy, 31 de octubre, cumpliría noventa y tres años. Que sirvan estas palabras para hacer saber al mundo y a mí mismo que lo amé toda la vida, aunque no recuerdo habérselo dicho ni una vez.

21.

Mi padre era prudente al hablar y yo hablaba todo el tiempo sin reserva alguna. Espero que haya tenido siempre presente, en medio de su silencio habitual y mi barullo permanente, lo mucho que lo quería y admiraba… lo mucho que lo quiero, que lo admiro y que lo extraño.

Comentarios
Click to comment

Leave a Reply

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Opinión

Cancillería pierde litigio pero mantiene a Néstor Popolizio en Praga [VIDEO]

Lee la columna de Rafael Romero

Avatar photo

Published

on

Por Rafael Romero

La semana pasada las redacciones de los medios de comunicación conocimos la noticia que salía del Poder Judicial y el hecho concreto era el siguiente: la Novena Sala Laboral Permanente de la Corte Superior de Justicia de Lima sentenció en segunda instancia la nulidad de la resolución administrativa firmada por Néstor Popolizio -excanciller de Martín Vizcarra- y la nulidad de la resolución viceministerial rubricada por Hugo de Zela, mediante las cuales se retiró de la carrera diplomática al embajador Fortunato Quesada, previa fabricación de un complot en su contra.

Con la sentencia de la judicatura ganó la justicia y la verdad contra la corrupción administrativa, tal como lo plantea el considerando “UNDÉCIMO” de la misma, al haberse vulnerado el debido proceso contra el diplomático Quesada.

A este affaire que lleva casi seis años se le conoce como el “caso del complot” o el “caso Fortunato Quesada”. Y en efecto, ahí están los expedientes administrativos de la Cancillería, igualmente las pruebas irrefutables del complot y ahora dos sentencias del Poder Judicial, con las cuales no solo se abre el camino de la reposición a un servidor público que defendió sus derechos laborales y su dignidad personal, sino que también se revela la existencia de una argolla dentro de Torre Tagle desde donde se tejen venganzas y represalias.

Los diarios dieron cuenta de la noticia, señalando, por ejemplo, EXPRESO, en su edición del pasado 20 de abril, que el “Poder Judicial resuelve que Cancillería retiró ilegalmente a Fortunato Quesada. Por justicia deberán reponerlo”. Luego su nota acotó: “Proceso confirmó uso de audios ilegales contra embajador, durante gestiones de Landa y Popolizio”.

Por su parte, La Razón, dos días antes, el 18 de abril, tituló su nota en los siguientes términos: “Poder Judicial repone al embajador Quesada luego de ganar la segunda instancia”, acotando a renglón seguido: “El Poder Judicial, en segunda instancia, dejó sin efecto la destitución del embajador Fortunato Quesada Seminario del servicio diplomático, allanando el camino para su inmediata reposición al servicio activo”.

No obstante, desde LIMA GRIS, planteamos un ángulo distinto respecto de la noticia de marras en el sentido que el actual canciller Javier González Olaechea debería de ponderar la importancia de la calidad del servicio público, que tanto propugna SERVIR; también debería valorar la ética pública, transparencia e idoneidad dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores; y, de cara al prestigio y la buena imagen de la diplomacia peruana, debería evaluar la foja de servicios de Néstor Popolizio, quien viene cumpliendo hace más de dos años el cargo de embajador del Perú en República Checa, mucho más cuando el Poder Judicial anuló su resolución administrativa en medio de un complot revelado ante propios y extraños.

Por tanto, el ángulo que planteamos desde aquí tiene que ver -a resultas de las evidencias de una conspiración y de la participación de otros protagonistas responsables, como Pedro Rubín o el fallecido José Boza- con la remoción de funcionarios de la Cancillería que no están a la altura del servicio diplomático, debiendo el canciller responder a las preguntas: ¿Popolizio es digno de representar hoy a nuestro país como embajador del Perú en la República Checa? ¿Popolizio es idóneo de ocupar la sede diplomática peruana en Praga? Recordemos que, tras el complot y la difusión de pruebas ilegales o de los audios editados para un programa de televisión del domingo 17 de junio del 2018, todo ese “Armani” ya lo sabían Popolizio, De Zela, Boza y Rubín, como también sabían que se venía la destitución inducida e inmediata de Fortunato Quesada, y así procedieron a retirarlo del cargo en apenas 10 días, tal como se comprueba con el siguiente enlace de YouTube, de fecha 28 de junio del 2018:

En consecuencia, la pregunta lógica, tras el reciente fallo Judicial, no puede ser otra que la siguiente: ¿Así como sacaron a Fortunato Quesada tan rápido, la Cancillería no debería retirar al ex canciller vizcarrista, Néstor Popolizio, de la función diplomática con la misma premura, máxime cuando frente a este funcionario existen dos contundentes sentencias e instancias que declararon nula su resolución ministerial del 2018? La respuesta es obvia, por lo que resulta inaceptable que continúe dicho funcionario en el puesto y siga ocupando la sede diplomática peruana en Praga.

En otras palabras, debe convocársele a Lima a Néstor Popolizio, en virtud del respeto a los derechos humanos vulnerados del señor Quesada, en respeto a la decisión judicial y a la propia labor administrativa del Ministerio de Relaciones Exteriores; y en provecho de la transparencia, la ética en la función pública, la idoneidad y la integridad institucionales.

Si los hechos y documentos revelaron, a largo de cinco años, que hubo concretamente actos ilícitos, los que se usaron para armar una trama, una trampa, una conspiración y complot, con el agravante de que nació en el seno de la Cancillería, en Lima, y que se le teledirigió hasta Tel Aviv, entonces, ¿no debería haber sanción para los responsables de una cochina maniobra que ha generado daños y perjuicios no solo contra un diplomático de carrera como Quesada sino también contra la propia imagen y prestigio internacionales del Perú?

Esa sanción no es otra que el cese inmediato de Néstor Popolizio como embajador o representante del Perú ante República Checa, quedando incluso abierto el camino para otro tipo acciones legales complementarias. La pelota está en la cancha o en el tejado de Torre Tagle, y debe actuar categóricamente por respeto a la historia de la Cancillería y a las nuevas hornadas de diplomáticos que vendrán, servirán y defenderán los intereses de la patria y de nuestra amada nación. No obstante, en esta historia están por venir -seguramente- nuevos capítulos puesto que el Ministerio de Relaciones Exteriores tendría listo un recurso de casación pese a que lo obvio, justo y empático debería ser la reposición sin más de un funcionario que defendió su dignidad y sus derechos laborales.

Comentarios
Continue Reading

Opinión

La transformación de José Watanabe

Lee la columna de Raúl Villavicencio

Avatar photo

Published

on

Por Raúl Villavicencio

Antes, humano él, gustaba de pasar sus días leyendo haikus y disfrutando de la naturaleza, de los pequeños animales e insectos que lo rodeaban, o la tranquilidad que le podía ofrecer un pueblito en Trujillo. Era un ser más deambulando despreocupado, terrenal, feliz de la vida con lo que tenía.

Su voz se apagó un 25 de abril del 2007, develando finalmente esas hermosas alas que durante tanto tiempo mantuvo ocultas a la mirada de extraños, pero que él sentía, mejor que nadie, que con el transcurso de los días iban acaparando más y más parte de su anatomía. Su muerte, al contrario de lo que todos piensan, fue solo el inicio a ese camino que por largo tiempo permaneció proscrito debido a su condición imperfecta, humana, llena de heridas y enfermedades. Aquel miembro de Hora Zero había mutado en algo más propio a las nubes, al cielo escarlata de su natal Laredo, al refugio de las aves, al destino de tantas melancólicas canciones.

Watanabe gustaba mucho de los haikus, de las parábolas y los simbolismos, y en contar las cosas a su manera sin que sean demasiado evidentes, libres a la interpretación del lector, como ejercicios para la reflexión y la contemplación. En su poema “La Oruga”, de su poemario Historia Natural (Lima, 1994), nos cuenta la transición de un diminuto ser, casi imperceptible para los ojos humanos a cierta distancia lejos del suelo, que poco a poco va experimentando un cambio radical, cambio que al final lo vuelve en algo completamente distinto y que le otorga habilidades nunca antes aprendidas.

“Hace mucho supe que no eras un animal terminado y, como entonces, arrodillado y trémulo, te pregunto: ¿Sabes que mañana serás del aire?”. Desde la primera vez que lo leí pude comprender que, así como Watanabe, muchos otros se encuentran encapsulados, limitados por una carcasa de hueso y piel que se van arrastrando por la vida, sofocados por un ambiente repleto de obstáculos, piedras, barro y charcos de inmundicia.

Hace diecisiete años esa oruga tuvo que verse forzada a saltar la barrera de lo mundano para trascender a lo etéreo, mirarse las alas, en un principio no reconocerse, pero con el tiempo, casi como un estruendo, percatarse que ahora era parte del aire.

Comentarios
Continue Reading

Opinión

Nubes Flotantes (Ukigumo, 1955)

Lee la columna de Rodolfo Acevedo Palomino

Published

on

Nubes Flotantes (1955) de Mikio Naruse (Yotsuya, 1905 – Tokio, Japón, 1969), narra el proceso amoroso que viven Yukiko y Tomioka, desde que se conocen durante la II Guerra Mundial, trabajando en la Indochina francesa, hasta el final de su tortuosa relación, varios años después, en el Japón de posguerra. Es el encuentro entre dos seres que huyen de sus intolerables existencias: Yukiko trata de reponerse de la violación que sufrió del hermano de su cuñado –un tipo sin escrúpulos que en la posguerra se dedicará a la estafa en un falso templo de sanación-, mientras que Tomioka, hastiado de la enfermedad de su esposa, se refugia, lo más lejos posible, en su trabajo de guarda forestal y en una serie de relaciones pasajeras que no le generan vínculos importantes. (La excepción será Yukiko).

La relación que empieza como un amorío circunstancial, va desarrollándose a lo largo de la película como un proceso que intenta recomenzar una y otra vez, para derrumbarse en cada nueva oportunidad. La historia de los dos amantes que buscan -una con más ahínco que el otro-, volver a encontrar ese momento idílico en el que aparentemente “fueron felices”, nos remite además al esfuerzo de los protagonistas por tratar de encajar, cada uno por su lado, en un país que no ofrecía muchas oportunidades, tanto en lo afectivo, como en lo económico. El drama que transcurre en el proceso de reconstrucción japonés, retrata ese clima social al mostrar a sus personajes caminando por calles atestadas de gente buscando sustento, por los destartalados mercados populares, o por las barriadas con sus endebles viviendas. (Ese contexto material en crisis, aparece también en los paseos y conversaciones de la pareja por zonas despobladas en las afueras de la ciudad. Las ruinas y el vacío que allí se ven, acompañan el andar melancólico y expectante de los protagonistas).

A partir de una narración concisa y el uso extensivo de la elipsis, Naruse enfatiza en las contrastantes situaciones individuales de la pareja. Una cierta “estabilidad” se lee y ve en Tomioka, la esposa y su familia representan un lugar al que siempre puede regresar, las reglas sociales facultan esa clase de tratos. Yukiko en cambio, desvinculada de su familia –salvo por el hermano de su cuñado que la acecha-, transita sola por una serie de empleos y algún amante ocasional para sostenerse.  (Incluso volverá por un tiempo con su violador, quien le ofrecerá casa y algunos lujos. Aunque finalmente lo dejará, robándole el dinero de sus estafas en el templo del sol). Naruse imprime un aire trágico a su figura femenina, al mismo tiempo que expresa valores como la integridad y la constancia. Yukiko atravesará un país que aún no ha reconocido sus derechos de igualdad, y hará lo que pueda para mantenerse, con ciertos límites, y volverá recurrentemente a Tomioka para intentar reconstruir algo de ese amor que vivió durante la guerra. Pero esa creencia en la posibilidad de llegar a construir un futuro con Tomioka, se estrella constantemente en la indiferencia de él, en su apatía y en su búsqueda intrascendente de nuevas amantes.

La cámara pone mucho énfasis en los comportamientos, en los detalles de los personajes, en sus fallos y virtudes. (Con planos cortos concatenados con tremenda fluidez). No hay gestos “grandilocuentes” o desesperados arrebatos. En algunos casos, las lágrimas y los reproches, por ejemplo, se diluyen en la asunción de un contexto difícil, en donde lo importante es sobrevivir. Y las miserias son parte del paisaje asumido, aunque no justificado. (Los personajes pueden vengarse, como Yukiko). Las interacciones entre la pareja revelan las debilidades de una relación amorosa que se alarga –con sus promesas-, revelando, lo vemos en las secuencias de sus reuniones cargadas de alcohol, cierta incapacidad, cierto suelo frágil sobre el que construyen sus esperanzas. (En particular ella). 

Tanto Yukiko como Tomioka tratan de recomponer una relación amorosa que parece haberse quedado en el espacio y tiempo de la guerra. Sus intentos, en paralelo por encontrar un sentido a sus vidas y un “lugar” en el Japón de la época, se deshacen por distintas circunstancias. Algo asola los destinos de la pareja. Quizás sean ellos mismos. El último acto  lo constituirá el viaje de Tomioka a una isla lejana, para volver a ejercer un trabajo de guarda forestal. Allí irá con Yukiko, en un intento final por re-unirse. La muerte de ella producto de una enfermedad, cerrara el círculo y su historia definitivamente.

Comentarios
Continue Reading

Opinión

La nueva ola de la nostalgia desde New York: Erni Lu reversiona ‘Despídete con un beso’

Lee la columna de Renzo Lobato

Avatar photo

Published

on

En la urdimbre de la nostalgia, la música peruana siempre ha tejido un hilo dorado de recuerdos y emociones. Erni Lu, con su sencillo ‘Despídete con un beso’, no solo retoma este legado, sino que lo reinventa, añadiendo un condimento nostálgico a una pieza ya impregnada en la memoria colectiva latinoamericana.

Desde las vibrantes calles de Nueva York, Erni aparece como un puente entre generaciones y geografías. Su versión de ‘Despídete con un beso’, original del ícono chileno Buddy Richard, es un homenaje y a la vez una reinvención. Con la ciudad como telón de fondo, Erni Lu infunde nueva vida a la Nueva Ola, llevando la esencia de Lima a la gran manzana.

Escucha la versión original:

La trayectoria de Erni Lu es un mosaico de influencias y colaboraciones. Su participación en proyectos como Paracutá y su rol como guitarrista de La Mecánica Popular son solo el preludio de una carrera que promete ser tan diversa como su música. Junto a su esposa, Jeanne Montalvo, ha producido temas que resuenan con fuerza en el panorama musical actual.

‘Siempre’, su disco debut, trae consigo colaboraciones con artistas como Renee Goust, Audry Funk y Nicolás Duarte, el álbum es un crisol de culturas y sonidos que define el espíritu de Erni Lu: siempre innovador, siempre resonante.

La música de Erni Lu es un diálogo entre lo clásico y lo contemporáneo. Percusión latina, guitarras wah-wah y arreglos vocales exquisitos son la firma de un artista que no teme explorar y expandir los límites de la música. Su versión de ‘Despídete con un beso’ es una obra cinematográfica que captura la esencia de un clásico y la proyecta hacia el futuro.

La conexión personal de Erni Lu con ‘Despídete con un beso’ es palpable. La letra, que resonó con él durante sus primeros meses en Nueva York, se convierte en un reflejo de su propia experiencia. Esta canción no necesitaba ser escrita; necesitaba ser sentida y vivida a través de la interpretación de Erni Lu.

La decisión de grabar el sencillo surgió de un momento mágico en el Lincoln Center, donde la respuesta del público fue inmediata y abrumadora. Con la colaboración de su esposa y el talento de Ramera Abraham, galardonada como Productora Vocal del Año 2023, ‘Despídete con un beso’ se transformó en una experiencia sonora única.

Erni Lu nos ofrece un viaje a través del tiempo y el espacio con ‘Despídete con un beso’. La fusión de neo-disco con toques latinos y un final en bolero es un tributo a su evolución artística. Este sencillo es más que una canción; es la historia de un peruano que lleva la música de su tierra a cada rincón del mundo.

Escúchala:

Más música:

Comentarios
Continue Reading

Opinión

India song, de Marguerite Duras (1975)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

Avatar photo

Published

on

La superficie es la primera capa del abismo… El juego, sublime (debo decir: experimento, de necesidad absoluta) de sonidos, música, imagen, voces, cantos, gritos, alaridos ¿adónde va? No sé si sea posible responder. A mí me produce fascinación esa (aunque para algunos no lo sea) ‘unidad de lo múltiple’ donde lo cotidiano y el misterio parecen la misma cosa (y creo que lo son, la película permite apreciarlos así, eso la hace paradójicamente ‘más natural’, pues lo que sentimos como artificial no es para nada gratuito), esa multiplicidad de tiempos y espacios compactados o estirados cruzándose y tensándose y entretejiéndose conviviendo como una alucinante escritura en/sobre la propia imagen. La disyunción de lo que vemos y oímos es fundamental. Es la película misma.

¿En dónde estoy? ¿A quiénes veo, qué hacen, quiénes son? Preguntas que pueden ser respondidas, sin duda, pero que no agotan ni explican ni lo alucinante ni la fascinación. Admiro esa conversión de la pérdida en, una discutible y problemática, pero, en fin, unidad, esa interacción (¿se acuerdan de Robe-Grillet, se acuerdan de Resnais, de Egoyan?) de fragmentos de memorias como un elegante frankenstein con piezas ensambladas de distintos mundos, que nos componen a todos, porque no es solo la estructura de una película lo que estamos viendo… ¿En algún momento creyeron eso? Este es ‘el más allá’ adonde iba la película.

A la luz del no-entendimiento (condición para entender) o de la ocultación relativa del juego estructural, la evidencia sensorial, es decir, la mostración concreta de un mundo determinado y ambiguo, se impone. Se trata de sentir, de no oponer resistencia, hay que ‘dejarse llevar’. O me dirás que antes que la narración no estaba primero la sensación. ¿Y si narro partiendo de la sensación? ¿Y si la sensación es justamente la materia a narrar? Sentir antes que entender, sentir para entender.  Más de uno podría pensar que es una película muy intelectual pero su punto de partida y su hilo conductor es todo lo contrario, un puro sentimiento que se despliega, eso sí, con un cierto grado de complejidad. En una película, a la vez, tan muda, tan musical, y tan profusamente hablada.

¿Cuántas voces hay en tu cabeza, las reconoces, sabes de dónde provienen, si son realmente tuyas, y qué te dicen? ¿Las puedes escuchar?

Película

(Columna publicada en Diario UNNO)

Comentarios
Continue Reading

Opinión

“Día del libro” con los libreros de Amazonas

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

Avatar photo

Published

on

Este martes 23 de abril se celebrará el “Día Mundial del Libro” y para esto la Asociación Cámara Popular de Libreros (ACPL) ha previsto una serie de actividades artísticas y culturales en coordinación con la Municipalidad Metropolitana de Lima.

El secretario de Educación y Cultura de la ACPL, Sergio Montañez Ferrari, informó que el objetivo de esta actividad es fomentar la importancia del libro y la lectura en la comunidad y especialmente como base de la educación de niños y jóvenes.

Detalló que esta jornada se iniciará a las 11 am. con un gran corso artístico cultural por las principales calles del centro histórico de Lima, organizado por la ACPL en coordinación con la Subgerencia de Educación, Cultura, Recreación y Deporte de la MML y el programa “Lima Lee”.

En este certamen habrá un concurso de representación de personajes de la literatura peruana y universal. El pasacalle tendrá como punto de partida la Feria de Libros del Jr. Amazonas con participación de los asociados de la institución. Participarán las bandas de músicos de la MML y del colegio “Andrés A. Cáceres” de Comas. Además, delegaciones de estudiantes de los colegios “Arturo Jiménez Borja”, “San José Artesanos”, I.E. N° 1038 “María Parado de Bellido”, el grupo de danza “Carnaval de Congalla-Huancavelica” de la UNMSM, grupos de zanqueros y batucada juvenil Inmediatamente después, a las 12 del día, se realizará una ceremonia institucional en la Sala Alzedo – Teatro Segura con los representantes de la Municipalidad, el programa “Lima Lee”, así como del Fondo de Cultura Económica, la Casa de la Literatura Peruana (CASLIT), Biblioteca Nacional del Perú (BNP) y Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Allí se realizará la premiación del concurso de personajes literarios.

CONVERSATORIO SOBRE EL LIBRO

A las 3 pm se desarrollará el conversatorio “El libro y el fomento a la lectura” en la Biblioteca Comunitaria de la ACPL en la Feria de Libros del Jr. Amazonas. Los expositores serán el director del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de la BNP, Alex Alejandro Vargas; el docente y promotor cultural, Paolo Astorga; el profesor José Antonio Mezagil y un representante de la Editorial Fondo de Cultura Económica.

Posteriormente, a las 5 pm tendrá lugar el “Libro visitante” con participación de una delegación de la Casa de la Literatura, quienes presentarán su producción y una dinámica artística cultural.

Finalmente, a las 6 pm se presentará la danza “Tunantada” del Barrio Centro La Juve de Muquauyo como parte de la ceremonia clausura, brindis de honor y compartir, dirigida por el presidente de la ACPL, Pedro Vicente Cruzado.

Como se sabe, el “Día Mundial del Libro es una conmemoración promovida por Unesco y celebrada cada 23 de abril en más de cien países para fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual y los derechos de autor. Es un día simbólico para la literatura mundial, ya que ese día, en 1616, fallecieron los escritores Miguel de Cervantes, Inca Garcilaso de la Vega y William Shakespeare.

Comentarios
Continue Reading

Opinión

Obrismo versus fujimorismo: repensando el Perú del siglo XXI

Lee la columna de Rafael Romero

Avatar photo

Published

on

Por Rafael Romero

El Partido Cívico OBRAS (PCO) nació primero que el fujimorismo bajo el formato de un movimiento independiente fundado por Ricardo Belmont Cassinelli el 8 de julio de 1989.

Cuatro meses después, Ricardo Belmont ganaría las elecciones municipales de la ciudad capital del Perú, iniciando funciones el 1 de enero de 1990.  Igualmente, por ese tiempo, aparecería Cambio 90, ocurriendo que cuatro meses después Alberto Fujimori derrote a Mario Vargas Llosa pasando a ocupar la presidencia de la República.

No obstante, el primer outsider de nuestro país -y en buena parte de América Latina- es Ricardo, y sobre la base de esa plantilla de un ciudadano independiente metido en la política, Fujimori supo capitalizar ese contexto político-electoral y repitió la fotografía del outsider Belmont.

Recordemos que Ricardo les ganó a las fuerzas partidarias más grandes y tradicionales de entonces, e incluso al poderoso FREDEMO, conformado por el Movimiento Libertad de Mario Vargas Llosa, a Acción Popular de Belaunde y al PPC de Bedoya. Es decir, el candidato de apellido Inchaustegui fue aplastado por el Movimiento OBRAS.

Eran otros tiempos, sin Odebrecht ni caviares, al menos frente a las grandes obras realizadas para la ciudad de Lima. El caso concreto es que Belmont fue reelegido sin problemas en noviembre de 1992, reeditando una gestión exitosa el 1 de enero de 1993, pero las zancadillas políticas no faltaron, ya que para entonces Fujimori estaba en el gobierno y con más poder que el normal dado su golpe del 5 de abril de 1992.

Además, se acercaba 1995, por lo que Vladimiro Montesinos empezó a corromper todo para que Fujimori no perdiera la reelección. Incluso dictaron un decreto para quitarle las rentas a la Municipalidad de Lima y movieron todo el aparato estatal para inclinar la cancha a su favor. Para entonces ya el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) había sido transformado por la Carta Política que nació del CCD, consagrando para las justas electorales a la ONPE y el RENIEC.

De manera que hoy, treinta años después, en la práctica las dos fuerzas políticas mayores y populares para las elecciones del 2025 o 2026, según dure Dina Boluarte en la casa de Pizarro, son el Partido Cívico OBRAS y el fujimorismo; y esto a la luz del continuo desmejoramiento de otros partidos políticos antiguos como el PAP, AP y el PPC.

El caso es que las demás tiendas políticas solo son clubes electorales o vulgares vientres de alquiler donde los tránsfugas pululan en medio de un pobrísimo nivel de debate y de propuesta. Precisamente por eso el OBRISMO y el fujimorismo deben repensar el Perú seriamente de cara al caos que se vive, a la inseguridad ciudadana que se agrava y a la corrupción que se generaliza.

No pueden ser dos organizaciones políticas más dentro del montón y ya mismo deberían de empezar a construir partido sólidos y sostenibles en el tiempo, corrigiendo taras y dotando a sus propuesta de basamento filosófico e ideología consistentes, con madurez política, y por qué no hasta propender para el mediano plazo a establecer en el país no más de tres o cuatro fuerzas políticas, para no imitar experiencias lejanas como la identidad e idiosincrasia sajonas, que tienen en el bipartidismo una fortaleza democrática-electoral.

El Perú ya tiene bastante con expresidentes procesados por corrupción como Toledo, Humala, PPK, Pedro Castillo o Dina Boluarte. De modo que, en manos de la alta política está la solución y por ahí deberían de conducirse el OBRISMO y el fujimorismo, convocando a los mejores para construir una clase política y dirigente de cara a los tres cuartos de siglo que quedan y eso se logra con madurez, pedagogía, sentido común y amor al Perú.

A contrapelo, el elector no debe votar por votar. Por eso resulta positivo que Ricardo se haya preocupado de dotar a su organización de una filosofía política, la espartana y estoica, así como en el plano del fundamento histórico de su movimiento esta la revaloración de nuestros mayores y de nuestros héroes republicanos.

Por su parte el fujimorismo, que nació a la palestra tras el golpe del 5 de abril de 1992, todavía manifiesta vacíos y deficiencias ideológicas, y debe dejar de ser reactivo. Es decir, debe salir de su aparición a la vida peruana como una simple reacción pragmática al terrorismo, porque hoy por hoy las naciones necesitan conductores y líderes proactivos.

Por último, la musa de la historia, Clío, tiene caprichos curiosos y podría darse el caso de que en las próximas elecciones se enfrenten dos movimientos populares de finales del siglo pasado, una suerte de revancha al proceso electoral de 1995, entonces viciado por el factor corruptor de Vladimiro Montesinos, uno de los principales culpables de haber generalizado la destrucción de la vida peruana.

Comentarios
Continue Reading

Opinión

CONGRESISTAS PIRATAS

Lee la columna de Edwin Vegas Gallo

Avatar photo

Published

on

Por Edwin A. Vegas Gallo

Estas perlas negras de los congresistas piratas, que cada semana nos enteramos por la prensa, no hace más que confirmar, que ni los electores fuimos prolijos en su elección y que mucho menos los elegidos, en muchos casos, con ayuda financiera de economías ilegales, estaban prestos para dar la talla, por el fortalecimiento de la democracia.

Estos congresistas piratas – hay un mínimo minimorum de excepciones-; arribaron para saquear el erario nacional a diestra y siniestra, con seducciones y violaciones políticas, evitando en contubernio de supervivencia que el barco se hunda o encalle antes del 2026, que es adonde han dirigido el norte de su brújula.

Entre ellos se blindan, tapando sus fechorías y que el loro pirata no hable, sin que la fachada de su “Comisión de Ética” funcione y lo más grave de todo, es que pensando en su norte electoral, de seguro veremos a esos piratas, como senadores de la República.

Sólo queda seguir insistiendo desde la prensa libre, con una campaña de sensibilización ciudadana, por forjar democracia y desarrollo, como dos caras de la misma moneda, impidiendo que estos piratas u otros, asalten el barco de la democracia peruana.

Comentarios
Continue Reading
Advertisement

LIMA GRIS TV

PUBLICIDAD

PRNEWS

PARTNER

 

CONTACTO

Síguenos en Twitter


LIMA GRIS RADIO

Trending