Opinión
El silencio de la UGEL 07 y del PRITE Buenos Aires de Villa
Lee la columna de Rafael Romero

Por Rafael Romero
El pasado 25 de marzo presentamos un caso de abuso contra el trabajador Jesús Antonio Calderón Ormeño, ignorado y olvidado por el sector Educación pues no se le habría dado la atención debida a su estado de salud y sus derechos tras el accidente que sufrió el 30 de mayo del 2023, en las instalaciones del PRITE Buenos Aires de Villa – Chorrillos, dirigido por la servidora pública Susana Ponce Napa.
Primero, partimos de la premisa de que todo trabajador, sea cual fuere su régimen laboral, merece respeto y mucho más cuando desarrolla funciones en una institución destinada a la educación pública, porque sin la educación no hay paz social, justicia y cultura.
En segundo lugar, desde el 23 de marzo esta redacción buscó tomar contacto con la citada directora y cursamos una comunicación al MINEDU, la DRELM y la UGEL 07 con relación al accidente de trabajo de Jesús Calderón y a su fuerte traumatismo en la región parietotemporal derecha, con diagnóstico TEC, contusión hemorrágica, fractura desplazada de clavícula derecha y fractura del 5to arco costal.
En tercer lugar, también solicitamos -además de la información sobre el hecho descrito- una entrevista periodística a la citada directora Ponce Napa para que declare respecto de temas puntuales de un lamentable accidente de trabajo. Pero hasta hoy estaría toreando o evitando dar respuesta a las preguntas sobre el cumplimiento de obligaciones funcionales para con este tipo de emergencias, tal como lo señala la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR).
En cuarto lugar, es necesario conocer respuestas de la directora Ponce y de la UGEL 07, acerca de si -tras la caída de una escalera- ¿el trabajador Calderón Ormeño sufrió graves heridas con secuelas que se mantienen en el tiempo, siendo importante precisar si se le dio al caso el tratamiento dentro del ámbito de un “accidente de trabajo grave”?
Asimismo, ¿la funcionaria Ponce Napa deberá esclarecer si ella y su institución estuvieron preparadas frente al riesgo de los accidentes de trabajo? De otro lado, antes y después del accidente, ¿el PRITE Buenos Aires de Villa desarrolló y ejecutó todas las medidas preventivas que indican las normas legales?
También es un asunto fundamental conocer si la UGEL 07 proporcionó a la servidora Susana Ponce los recursos presupuestales para mantener al día el PRITE Buenos Aires de Villa con sus respectivos equipos de seguridad en el trabajo, con las capacitaciones y las medidas preventivas contra accidentes de trabajo y para su respectiva promoción con el objetivo de evitarlos.
Tampoco puede quedar exento de respuesta la siguiente pregunta: ¿el PRITE y la UGEL 07 procedieron a adoptar y aplicar el artículo 118 del Decreto Supremo N° 005-2012-TR, al obligar que la información generada tras el accidente de Jesús Calderón sirva en la elaboración de normas internas, políticas y proyectos diversos con el objetivo de que esa clase de accidentes de trabajo no se repita?
Igualmente planteamos si las entidades señaladas contaron con las personas idóneas para investigar la causa del accidente de trabajo de Jesús Calderón; si llenaron el registro de accidentes de trabajo; y si gestionaron la notificación del accidente en el portal web a cargo del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.
Todo esto en el contexto donde, por ley de transparencia, la directora Ponce Napa está obligada a informar acerca de la documentación que su entidad envió a la UGEL 07 con relación al accidente de trabajo del 30 de mayo del 2023. Dicho sea de paso, si la OCI de la citada UGEL no hizo nada, es tiempo de que ahora lo haga.
Tampoco habría sido eficiente ni empática la jefatura de Recursos Humanos al enviar una asistenta al PRITE Buenos Aires de Villa que al final no habría hecho nada en favor del trabajador. Toda esta información y los documentos generados deberán ver la luz pública, sea por la entrega que haga la directora Susana Ponce o por parte de Jean Marco Velásquez, responsable de RR.HH. de la UGEL 07.
Hay, pues, mucha data que las autoridades de la UGEL 07 no pueden ocultar en el caso del accidente de Jesús Antonio Calderón Ormeño, quien estuvo inconsciente y tardó mucho su relativa recuperación. Es decir, si bien fue dado de alta el 24 de junio del 2023, en realidad duró más de tres meses el poder hacer sus trámites debido a su delicado estado de su salud (desde 30 de mayo hasta mediados de setiembre).
Esperamos que estos casos no se repitan, y se deberán determinar responsabilidades de la directora Ponce, siendo importante una investigación. Es fundamental también que la autoridad competente determine fehacientemente si ella debe seguir o no en el cargo; y saber cuáles son las secuelas del trabajador Calderón Ormeño tras el accidente, a fin de decidir un cambio de trabajo, de funciones o de institución.
Pero el asunto va más allá porque la salud de Calderón hoy no es la misma y podría estar siendo discriminado pues el golpe en la cabeza lo dejó con el habla balbuceante, lo que le acarrearía también burlas y maltratos, situación estresante que hace más delicada su salud, debiendo en todo caso determinarse su respectiva indemnización.
Opinión
La verdad del Reinfo: el motor económico que alimenta a 10 millones de peruanos y evita el colapso social
El Registro Integral de Formalización Minera (REINFO) no es solo un trámite burocrático. Es la red de seguridad económica más grande del Perú, un sistema que sostiene directamente a 2 millones de familias e impacta indirectamente en la supervivencia de 8 millones más. Hoy, gracias al REINFO, 84,534 mineros están formalizados, cada uno representando una unidad productiva que genera empleo para 1.7 millones de peruanos**. Pero esto no es suficiente: si duplicáramos o triplicáramos estas cifras, eliminaríamos la pobreza extrema en el país.

Por: Jorge Paredes Terry
Afirmo con categoría que el REINFO, tan criticado por la gran prensa limeña, vocera asalariada de los grandes intereses de la oligarquía minera es la única red de protección real en zonas de riesgo ¿Acaso el Estado está en las zonas más remotas repartiendo comida, medicinas y empleo? La respuesta es NO. En vastas regiones del Perú, la pequeña y mediana minería registrada en el REINFO es la única fuente real de sustento. Sin ella no habría ingresos para comprar alimentos, no habría capacidad para enfrentar enfermedades y las comunidades entrarían en crisis humanitaria, así de categórico.
Mientras el gobierno central no llega, son los mineros en proceso de formalización bajo el REINFO los que mantienen viva la economía local. ¿Quieren Destruir el REINFO? Entonces Prepárense para más delincuencia, más informalidad y más miseria en las ciudades. Si se debilita el REINFO y se frena la minería formal, decenas de miles de trabajadores quedarán sin empleo, obligados a migrar, saturarán las capitales donde NO HAY TRABAJO. ¿Qué les espera? Más ambulantes, más delincuencia, más explotación laboral. ¿De verdad quieren convertir Lima, Arequipa, Piura, Puno o Trujillo en focos de desesperación social? Hoy ya sobran peluquerías, restaurantes, supermercados y farmacias monopolizadas que no dan empleo digno. ¿Esa es la alternativa que ofrecen? La agricultura y la pesca NO son suficientes, solo la Minería Sostiene en Tiempos de Crisis. El Fenómeno del Niño destruye cosechas y arruina la pesca. En esos años, la anemia se dispara y la pobreza se profundiza. Sin minería a pequeña escala en proceso de formalización, no hay ingresos para compensar estas crisis. ¿Qué pasará en el próximo desastre climático o una nueva pandemia que muchos dicen que nos llegará de todas maneras? Sin el REINFO y la minería que este regula, habrá miles de muertos por hambre y enfermedades prevenibles. ¿Eso es lo que buscan los que atacan al REINFO?
Antes de atacar el REINFO la solución es más formalización, menos represión e interdicciones injusta e ilegales, mayor control, seguridad y protección ambiental por parte del gobierno.
El camino no es debilitar el REINFO, sino EXPANDIRLO: Hay que Duplicar o triplicar los mineros formalizados, llevar empleo real a las zonas más pobres y evitar la migración desesperada a ciudades colapsadas y tomadas por la delincuencia. Con más pequeños mineros formalizados correctamente, Se reducen la pobreza y la delincuencia, se dinamizan economías regionales y se salvan vidas en épocas de crisis. El REINFO es vida, el REINFO es futuro, atacar al REINFO es condenar a millones al hambre y la informalidad. No hay otro sector con la capacidad de generar empleo masivo y sostenible en las zonas más olvidadas del Perú.
Pataz Rechaza la Militarización y Exige la Anulación del Decreto Minero Criminal.
La provincia de Pataz, en una demostración contundente de rechazo a la militarización impuesta por el gobierno de Dina Boluarte, condena enérgicamente la presencia de fuerzas militares en la Provincia, considerándola una medida represiva y un ataque directo a la población. Esta militarización, impulsada por la compañía minera Poderosa a través de un decreto considerado «criminal», solo busca limpiar territorio para Poderosa y facilitar su explotación minera sin considerar el aspecto social.
Los artículos del Decreto que buscan eliminar el REINFO en la Provincia, paralizando las actividades económicas ignoran la realidad de Pataz. Mientras el gobierno presume de los beneficios del REINFO, en Pataz se vive una situación de caos y desorientación, lo cual es un caldo de cultivo para futuros actos de violencia. La supuesta formalización minera, en la práctica, se traduce en la imposición de un modelo extractivista que prioriza los intereses de las grandes empresas mineras sobre el bienestar de la población.
El supuesto impacto positivo de la explotación de la mediana y gran minería en la generación de empleo y desarrollo económico no se refleja en la realidad de Pataz, donde la minería, en lugar de generar progreso, ha traído consigo la destrucción ambiental y la profundización de la pobreza. El gobierno debe entender que la verdadera formalización implica la participación activa de las comunidades, el respeto a sus derechos y la garantía de un desarrollo sostenible que beneficie a todos, no solo a las empresas mineras.
Este sábado 24 de mayo, todas las fuerzas vivas de Pataz se reunirán en Llacuabamba para exigir la inmediata anulación del decreto que permite la militarización y la eliminación el Decreto criminal de Poderosa. Exigimos al gobierno una agenda clara que priorice el diálogo, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo sostenible de la provincia de Pataz. No permitiremos que se siga imponiendo un modelo económico que solo beneficia a unos pocos a costa del sufrimiento de la mayoría. La lucha por la defensa de nuestros territorios y la soberanía económica continúa. ¡Fuera la militarización de Pataz! ¡Abajo el decreto criminal!
Opinión
Educación Inicial: celebración, retos y compromiso
Lee la columna de Marisol Verónica Giordano Silva

Por Marisol Verónica Giordano Silva
Las maestras jardineras, como coloquialmente se conoce a las docentes de Educación Inicial, por estos días preparamos las actividades para la semana de este nivel pedagógico, siendo la fecha central de la celebración el próximo 25 de mayo.
En nuestra querida patria, desde el 20 de mayo y por cinco días, conmemoramos y reconocemos la importancia de la educación en la primera infancia y resaltamos el importante papel que cumplen las docentes y auxiliares frente a los aprendizajes de los niños en sus primeros pasos en la perspectiva de su vida escolar. Dicho sea de paso, hoy, en el sistema educativo nacional, el nivel de Inicial comprende el I ciclo (Cuna Jardín) y el II ciclo (Inicial Jardín).
Como se recuerda, el 25 de mayo de 1931, hace 94 años, dos hermanas pedagogas, Emilia y Victoria Barcia Bonifatti fueron las primeras que regentaron el primer jardín educativo en el Perú, destinado especialmente a la enseñanza de los niños de la primera infancia, abriendo así las puertas a una nueva etapa en la pedagogía nacional para organizar e implementar de forma exclusiva la formación de los infantes.
Estas dos ciudadanas pioneras de la Educación Inicial, Emilia y Victoria Barcia Bonifatti, 10 años antes, en 1921, fundaron la primera escuelita Jardín de infancia en la ciudad de Iquitos, pero no será sino hasta 1931, cuando con el respaldo del gobierno y el Estado recién se oficializan sus actividades y se multiplica el número de esta clase de escuelas, siendo que Emilia, con el apoyo de su hermana, llegó a organizar 329 centros infantiles en todo el Perú.

Así ambas cumplieron con el sueño de mejorar la enseñanza de los niños de nuestro país, y ese legado debemos tenerlo muy presente con mística, responsabilidad y pedagogía innovadora, poniendo todo nuestro esfuerzo como educadoras del Nivel Inicial hacia el logro del bienestar de los educandos. Además, debemos tener presente el lema que las dos hermanas dejaron como impronta de excelencia y dedicación: “Todo por amor, nada por la fuerza”.
Igualmente, tampoco podemos dejar de mencionar a las educadoras Elvira García y García y Juana Alarco de Dammert, por su aporte intelectual a la educación peruana en general, y en lo que le corresponde a la Educación Inicial.
Finalmente, desde la Revista Lima Gris, envío un especial saludo a las colegas docentes del nivel y les deseo lo mejor, formulando votos y oraciones para que sigan enfrentando con éxito los retos y la innovación, siempre premunidas de perseverancia y compromiso, conscientes además de que la Educación Inicial es la base de la enseñanza para tener jóvenes virtuosos y futuros líderes para cuando ejerzan sus derechos y deberes de ciudadanos y ciudadanas, a fin de que prediquen y practiquen el bien y la honestidad para hacer más grande al Perú y a sus familias.

“Deseo que la Casa de la Literatura Peruana sea un espacio donde puedan venir los jóvenes escritores y que sea una ventana para presentar sus libros”, dijo Alan García en 2010, durante la pomposa inauguración de la Caslit. Como tantas frases suyas, sonaba bien en el discurso. Pero 14 años después, el sueño literario ha devenido en pesadilla burocrática.
Hoy, la Caslit se parece más a un ring que a un refugio para escritores. Correos internos revelan un ambiente de tensiones, acusaciones cruzadas y pugnas internas que han convertido la ex estación de tren en una verdadera Casa de los Cuchillos. La gestión de Gary Marroquín, su actual director, ha sido blanco de acusaciones internas por contrataciones sospechosas, gastos inflados en locadores y un manejo poco transparente de los recursos públicos.
Uno de los correos anónimos más punzantes afirma: “En 2024 los gastos de locadores fueron S/ 1’200,000 y este año, en solo un trimestre, ya van más de S/ 670,000. ¿Será por los amigos de Gary que están siendo contratados?”.
Pero no es el único señalado. Jaime Cabrera ha sido acusado de dedicar tiempo de su horario laboral para su portal personal, mientras que Alicia Meza decidió renunciar por presunto acoso laboral. Esto es solo una parte de diversos correos que los propios trabajadores se lanzan como cuchillos afilados. Hay dos bandos claros: el de Marroquín y el de los CAS indefinidos. En ambos, trabajadores que —según los testimonios— hacen poco por la cultura y mucho por mantenerse en sus puestos.
A esto se suma el arribo de figuras cercanas al cuestionado Alex Alejandro Vargas, ex gerente de San Juan de Lurigancho y de la Biblioteca Nacional del Perú. No solo su esposa, Chrisel Arquiñigo, trabaja ahora en Caslit; también lo hacen Sandro Tucto y Elías Cazasola, parte de una red que se replica de institución en institución.
Por si fuera poco, el espacio físico también corre riesgo. El edificio pertenece al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, y la intención del alcalde Rafael López Aliaga de reactivar los trenes desde la Estación de Desamparados pone en jaque la permanencia de la CASLIT.
Así, la casa que prometía abrir puertas a los escritores hoy se tambalea entre el filo de los cuchillos y el traqueteo de las ruedas sobre los rieles.
Opinión
Alumnos de la PUCP en Iquitos celebraron el Día Internacional de los Museos
Lee la columna de Jorge Linares

Por Jorge Linares
Los alumnos de la carrera de Gestión y Alta Dirección en el curso de Plan de Marketing, dirigido por la Dra. Rosa Guimaray Ribeyro, junto al asistente de docencia Raúl Alvarado que se encuentran de visita en la ciudad de Iquitos, visitaron el Cementerio General San Miguel Arcángel de la ciudad de Iquitos que es considerado un cementerio patrimonial. Este recorrido turístico cultural se realizó dentro del marco de celebración del Día Internacional de los Museos.
El circuito turístico tiene un tiempo de duración de aproximadamente una hora que consiste en narrar la historia y el proceso de evolución de la sociedad de Iquitos desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, ya que el cementerio, más allá de ser un lugar sacrosanto, es un espacio que guarda la memoria de nuestra ciudad. Asimismo, podemos evidenciar epitafios que destacan la ausencia del ser perdido, mausoleos faustuosos revestidos con azulejos, coronas de porcelana y figuras de mármol que simbolizan el paso entre la vida a la muerte, entre otros elementos llamativos que son únicos en la Amazonía peruana y que fueron traídos de Europa en los barcos de la Booth Line en pleno boom del caucho.

El alumno Ernesto Bracamonte manifestó: “fue una bonita experiencia conocer la historia de Iquitos desde el cementerio, es mi primera vez que hago un recorrido turístico, nunca antes lo había hecho y no sabía, pero ahora despertó mi curiosidad y visitaré otros cementerios como el Presbítero Maestro que se encuentra en la ciudad de Lima. Es increíble lo que puede describirnos un cementerio, pues enriquece y valora nuestra cultura y permite conocer de personas que forjaron nuestro país. Sinceramente, me llamó la atención la tumba de Fitzcarrald porque yo había visto la película dirigida por Werner Herzog, cuyo personaje principal era Klaus Kinski. Otra cosa que recreó mi vista fueron los colores llamativos y encendidos de los nichos que están en los pabellones, los tamaños desiguales de las tumbas y los poemas de los jóvenes que expresaron una oda a la vida y a la muerte”.
La Pontificia Universidad Católica del Perú, desde hace mucho tiempo tiene arraigo en la Amazonía Peruana y sobre todo en la ciudad de Iquitos, particularmente en procesos de investigaciones científicas, culturales, antropológicas, arquitectónicas y arqueológicas, destacando el extinto museólogo Luis Repetto Málaga a quien le recordamos como “El Señor de los Museos”.
Opinión
SUSALUD también demuestra cansancio funcional e impunidad frente a denuncias
Lee la columna de Rafael Romero

Por Rafael Romero
La Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD) es una institución joven si se la compara a otros organismos similares como el INDECOPI u OSIPTEL, y por eso debería estar más activa y ser más servicial con el público cuando hay casos urgentes que atañen a sus deberes institucionales y la atención al ciudadano.
Es decir, SUSALUD hoy por hoy no hace honor a la debida atención de los pedidos de los administrados ni respeta las comunicaciones de los ciudadanos, puntualmente de la prensa que busca tomar contacto con sus representantes y voceros, tal como lo intentamos hace semanas desde esta corresponsalía para solicitar una entrevista periodística a su presidente, Juan Carlos Velazco Guerrero, y la directora de la Oficina de Comunicación Corporativa, Ruby Violeta Cubas Urbina.
En ese contexto, para una nota de 0 a 20, SUSALUD ya tendría 05 en la atención a la prensa, y estaría jalada, siendo lo más grave que tampoco atiende adecuada y oportunamente a su misión institucional que le encarga textualmente lo siguiente: “proteger los derechos en salud de cada peruano, para lo cual orientamos sus acciones a empoderar y colocar al ciudadano en el centro del sistema de salud nacional, sin importar donde se atienda o su condición de aseguramiento”.
Esa fraseología entrecomillada del párrafo anterior al parecer sería solo eso, jarabe de lengua y pura retórica, concretamente a la luz del Exp. PAS N° 03454-2022, respecto del cual los funcionarios responsables de Fiscalización y Sanción (IFIS) se muestran erráticos, arbitrarios y nada idóneos, máxime cuando hay evidencias de clínicas denunciadas por manejar información adulterada en las copias de una historia clínica entregadas en dos momentos distintos, una antes del fallecimiento de un paciente y otra después del hecho de muerte.
¿Qué pasó en ese affaire? ¿La IPRESS denunciada manipuló la historia clínica después del deceso de un paciente? ¿Acaso quiso después de esa muerte registrar horas de atención que antes nunca existieron?
Pero el tema da para más, pues a partir de la evaluación de una historia clínica, se advierte otra manipulación en la hoja KARDEX, al figurar borroneada la columna o el espacio donde se registra la medicación, para lo cual se habría generado otra columna destinada a un día más de atención, siendo más grave que con esa hoja KARDEX la entidad SUSALUD la utilizó dizque como sustento para archivar una denuncia por el cargo de “condicionamiento de la atención”.
A todas luces esa adulteración no fue advertida por dicha entidad. Pero a todo esto se suma la demora funcional de los empleados de SUSALUD, y hasta parece que obran así no tanto por la carga administrativa que tienen sino porque al parecer dejan pasar el tiempo para que los hechos y las denuncias prescriban, lo cual sería muy delicado y cuestionable.
No bastante, esa clase de temas, como muchos otros que son materia de interés público lamentablemente no son debidamente valorados ni atendidos por SUSALUD, pese a estar obligada para alertar y supervisar que los actos médicos materia de denuncia no sean archivados alegremente y por eso se debería prevenir el posible incumplimiento de funciones dentro de la IFIS y en general en SUSALUD.
Esperábamos encontrar un mejor trato al ciudadano y a la prensa de parte de esa institución, empero tal parece que sus servidores públicos se han contagiado de los vicios y de la impunidad reinante en otras entidades del Estado mucho más viejas y mañosas.
Sin embargo, no perdemos la esperanza que funcionarios, como el presidente de SUSALUD y la jefa de la “Oficina de Comunicación Corporativa”, sean más empáticos y sobre todo cumplan con la Ley del Código de Ética en la Función Pública, para evitar la procrastinación empezando por abrir sus correos y verificar sus WhatsApp porque es su obligación atender al ciudadano y a la prensa.

Por Julio Barco
Entre las voces poéticas más destacadas del norte peruano, sobresalen dos figuras claves. Por un lado, Beethoven Medina, quien construye su poesía desde una mirada cultural e integral —como se aprecia en su obra sobre Taykanamo—; por otro, Luis Eduardo García, cuya poesía entabla diálogos con pensadores como Cioran o Pessoa, desde una perspectiva más filosófica.
En las generaciones más recientes emergen nombres como Ray Paz, con una propuesta híbrida y expansiva, o Andrea Cruzado, cuya poesía se caracteriza por un alto voltaje subjetivo. En ese contexto, no sorprende la solidez de Hasta ver apagarse tus cenizas en un cementerio de elefantes
(Dendro, 2024), el nuevo poemario de Eduardo Saldaña.
Si en Comedia Inmóvil ya demostraba su destreza para los versos largos y conversacionales, en este nuevo libro observamos una voz más íntima, que entrelaza ecos y referencias desde lo personal. A diferencia de su anterior propuesta, aquí nos adentramos en espacios como el hogar, la muerte y la relación con el padre: “Pensé, tampoco sabría cómo perdonarlo” (p. 18). Ese intento de perdón es uno de los ejes de esta poesía más narrada que cantada.
La figura de Kafka aparece como símbolo del vínculo paterno conflictivo, a través de la apropiación del título Carta al padre. Asimismo, en el poema
¿Qué habría hecho Hamlet?, se explora la noción de venganza desde una clave literaria: ¿Acaso la poesía es la última venganza?
Esta revisión de lo familiar conecta también con la obra de José Watanabe, estableciendo un linaje poético en el que el yo busca comprender su herencia. Para Saldaña, todo poema es un reclamo hacia los antepasados. Y este libro se presenta como una galería de búsquedas, resonancias y encuentros con la raíz esencial de la experiencia.
Opinión
La Minería Ancestral en el Perú: El Legado Milenario de Pataz y la Lucha por la Soberanía de Nuestros Recursos
La minería en el Perú no es un fenómeno reciente; sus raíces se hunden profundamente en el pasado precolombino, tejiendo una rica historia que se extiende a través de siglos de culturas, imperios y luchas por la independencia. Pataz, en la región La Libertad, se erige como un ejemplo emblemático de esta larga tradición, un testimonio vivo de la contribución minera a la identidad y riqueza del país.

Por: Jorge Paredes Terry
Desde tiempos inmemoriales, el Perú ha sido una tierra bendecida por la abundancia de sus minerales. La historia de la minería en nuestro territorio se remonta a civilizaciones preincaicas que dominaron el arte de extraer y trabajar metales como el oro y la plata, no solo como símbolos de poder, sino como elementos sagrados vinculados a sus deidades y cosmovisión. Entre las zonas más emblemáticas de esta tradición minera se encuentra Pataz, una provincia de La Libertad que ha sido tributaria de metales preciosos mucho antes de la llegada de los españoles y que hoy sigue siendo un bastión de resistencia frente a la explotación foránea.
Los antiguos peruanos no solo extraían minerales, sino que los integraban a su cultura. Las evidencias arqueológicas demuestran que el oro y la plata de Pataz adornaron los templos Moche y Chimú, civilizaciones que dominaron el norte del Perú entre los siglos II y XV d.C. Para estos pueblos, los metales no eran simples objetos de comercio, sino elementos rituales que conectaban el mundo terrenal con el divino.
Cuando el Imperio Inca expandió su dominio hacia el norte, Pataz ya era reconocido como una fuente importante de metales. De hecho, parte del oro que se utilizó para el rescate de Atahualpa (el famoso «Cuarto del Rescate») provenía de estas tierras. Sin embargo, la ambición española no solo saqueó estos tesoros, sino que impuso un sistema de explotación que, aunque brutal, no logró extinguir el conocimiento ancestral de los pueblos mineros.
Durante la Colonia, las minas de Pataz siguieron siendo explotadas, pero fue en la gesta independentista donde su pueblo demostró su compromiso con la libertad. Quintales de oro y plata fueron donados por los patacinos para financiar la lucha emancipadora, un aporte que el propio Libertador José de San Martín reconoció con una carta de agradecimiento. Este gesto no fue casual: era la reafirmación de un pueblo que, a pesar de siglos de opresión, seguía defendiendo lo suyo.
A lo largo de los siglos XIX y XX, la tradición minera de Pataz continuó ininterrumpidamente. Los habitantes de Pataz, siguieron trabajando arduamente en sus minas, especialmente en las zonas de Buldibuyo (La Paccha), Parcoy y el distrito de Pataz. El oro extraído, en gran medida, se vendía al Banco Minero del Perú, una institución de propiedad estatal que, en teoría, debía regular y controlar la actividad minera en beneficio del país. Durante este periodo, Pataz experimentó un desarrollo integral, relativamente alineado con los objetivos del desarrollo minero nacional. Se observaba una sinergia entre la actividad minera y el crecimiento de la comunidad, con inversiones en infraestructura, educación y servicios básicos.
Sin embargo, este progreso se vio truncado con la llegada de las nuevas compañías mineras a partir de la segunda mitad del siglo XX. Estas empresas, en muchos casos, implementaron prácticas extractivas que priorizaron la maximización de beneficios a corto plazo, descuidando el impacto ambiental y social en la comunidad. La corrupción, tanto dentro de las propias compañías como en las instancias gubernamentales encargadas de su regulación, exacerbó la problemática. La falta de transparencia y la ausencia de mecanismos de control efectivo permitieron que las prácticas nocivas se extendieran, generando un impacto devastador en la región. Pataz, que alguna vez floreció gracias a su actividad minera, experimentó una paralización de su desarrollo integral.
Las nuevas compañías mineras, a diferencia de los modelos anteriores, mostraron una preocupante indiferencia hacia el bienestar de la población local. La salud, la educación y el turismo, fueron totalmente olvidados y relegados a un segundo plano. La prioridad absoluta se centró en la generación de riqueza para los accionistas, dejando a la población de Pataz en una situación de abandono y marginación. La falta de inversión en infraestructura, servicios básicos y programas sociales contribuyó a la profundización de la desigualdad y la pobreza, dejando un legado de frustración y resentimiento en una región que, históricamente, ha contribuido significativamente a la riqueza del Perú. El REINFO vino a darle un respiro a las familias patacinas, ahora sí podían disfrutar de su riqueza, generar trabajo y bienestar a su comunidad, pero nuevamente las malas prácticas mineras de la gran oligarquía que siempre buscó el lucro fácil, subcontrató y arrendó sus concesiones, generando desorden y anarquía. Sin gastos operativos reales e inversión en capital de trabajo, esperaban que los operadores lleguen con camiones llenos a sus plantas, y todos felices. La situación se desborda cuando no pueden controlar a sus operadores y algunos de ellos entran en rebeldía, lo demás es historia conocida.
No contentos con ello hoy militarizan Pataz, La Poderosa ya cumplió su sueño, contar con un cuartel del ejército y miles de policías para su seguridad individual, de esta manera pretenden adueñarse de los recursos de toda la provincia, limpiar el territorio que por derecho histórico pertenece a las comunidades y al pueblo patacino, todo con el aval de un gobierno corrupto hasta la médula y un sistema político plagado de delincuentes de saco y corbata.
Pero Pataz, como otros pueblos mineros ancestrales, resiste. Sus pobladores saben que el oro y la plata no son solo commodities para enriquecer a unos pocos, sino parte de su identidad. La defensa de estos recursos es un deber patriótico, porque no se puede permitir que la riqueza que financió templos, rescató a un Inca y liberó a una nación, sea hoy robada por intereses foráneos.
Hoy, más que nunca, es imperativo reconocer y valorar el legado ancestral de la minería en el Perú, especialmente en regiones como Pataz. Este legado no es solo una fuente de riqueza material, sino también un componente fundamental de nuestra identidad nacional. Es crucial defender este patrimonio contra la explotación indiscriminada y la apropiación indebida por parte de intereses externos. La riqueza minera del Perú debe beneficiar a todos los peruanos, y no solo a una élite privilegiada. La defensa de nuestros recursos naturales es una responsabilidad colectiva, una tarea que debemos asumir con firmeza para asegurar un futuro próspero y justo para las generaciones futuras. El oro de Pataz, y el de todo el Perú, pertenece a todos los peruanos. Su protección es una obligación moral y un acto de justicia histórica.
Como peruanos, debemos sentirnos orgullosos de esta historia y exigir que los beneficios de la minería sean para el pueblo, no solo para las transnacionales y la gran oligarquía limeña. Pataz es un símbolo de resistencia y aporte a la grandeza del Perú, y su ejemplo debe inspirarnos a defender nuestra soberanía sobre los recursos naturales.

La película tiene la sabiduría a través de una música sugestiva y un puñado de fotos fijas en blanco y negro y sonidos y ruidos pertinentes y transiciones sutiles y elegantes más una voz en off que podría asimilarse a una estirpe borgeana, de sumergirte en lo que podríamos llamar un estado de ensueño, o mejor, un entresueño, no estás muy seguro de estar dormido, soñando, o soñando medio despierto. ¿Medio vivo… o medio muerto?
Es algo así como cine de la mente en su estado más puro. Lo impalpable o evanescente de la materia, la irrealidad invadiente, irresistible, que envuelve todo en una cierta melancólica fatalidad, es algo que vives gracias a la insistencia en la inmersión psíquica que comporta el experimento (la mente vuela, el cuerpo es un bulto), la necesidad de esas fugas para atrás y para adelante en el tiempo, para intentar lograr que lo que queda de la humanidad tras de la catástrofe de una Tercera Guerra Mundial sobreviva.
La memoria, el recuerdo, la obsesión por una imagen en especial, una sola, que acaso sintetiza la extrañeza y el misterio de una vida, una imagen que es luz y es tanto o aúan más un agujero negro, localizada en la época de la infancia, es ya en sí misma un poderosísimo viaje en el tiempo. Verse a sí mismo, en el yo futuro: el niño desdoblado viendo su propia muerte de adulto, primero sin saberlo, luego ya advertido, en un futuro lejano y al fin vertiginosamente cercano, que es un presente, y un siniestro, sublime regalo irreparable. El raro privilegio de verse desde fuera y desde dentro.
Chris Marker es un fan declarado de Vértigo, así que por ejemplo el viejo tronco del árbol exhibiendo su anillado cual talismán vivo, como un mapa biológico, entre otros detalles lo atestigua con elocuente claridad. La ciencia ficción, la especulación sobre las espirales o los abismos del tiempo, siendo sin duda importantes, se condensan en la fantasmal y casi muda historia de amor, ¿ella será una fantasma, o él lo es, o ambos lo son? Ese vínculo frágil, esporádico, necesario, irrenunciable, condenado.
Parece que estamos siempre presos, parece que nunca podremos salir de la irrealidad, del sueño. La jetée es una obra exquisita que retrata nuestra curiosa condición.
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