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Opinión

El Senado que el Perú de hoy necesita

Bastaron dos años, para que un grupo de «bandoleros», mal llamados congresistas, destruyeran la frágil y poca institucionalidad democrática que nos quedaba, no podemos permitir que esto se repita, para ello, principalmente para ello, debe servir el próximo Senado.

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Por: Jorge Paredes Terry

En un contexto político tan dinámico como el peruano, donde la inestabilidad y la polarización han marcado la agenda nacional en los últimos años, la discusión sobre la reinstauración del Senado de la República cobra relevancia. Esta cámara, conocida como la «cámara reflexiva», no es un capricho del pasado, sino una herramienta institucional que podría aportar equilibrio, profundidad y calidad al proceso legislativo. Pero, ¿por qué es tan necesario un Senado para el Perú? Y, sobre todo, ¿qué características debe tener un buen senador?

La Función del Senado: Más Allá de los Congresistas o Diputados

El Senado no es simplemente una segunda cámara; es un espacio diseñado para la deliberación serena, el análisis técnico y la representación territorial. Mientras la Cámara de Diputados suele ser más dinámica y cercana a las demandas inmediatas de la población, el Senado actúa como un contrapeso que evita decisiones apresuradas o populistas. Su rol es revisar, enmendar y perfeccionar las leyes, asegurando que estas no solo respondan a coyunturas, sino que estén alineadas con los intereses de largo plazo del país.

En el caso del Perú, un Senado bien estructurado podría ser la clave para superar la fragmentación política y la falta de consensos. Al ser una cámara con menos miembros que la de diputados, pero con requisitos más exigentes para sus integrantes, el Senado podría convertirse en un espacio de diálogo y construcción de acuerdos entre fuerzas políticas diversas.

La Necesidad de Elegir Bien: Un Llamado a la Ciudadanía

La reinstauración del Senado no será efectiva si no va acompañada de una ciudadanía informada y comprometida con la elección de sus representantes. Elegir bien a los senadores no significa votar por quienes prometen más, sino por quienes demuestran capacidad, experiencia y un compromiso genuino con el país.

Un buen senador debe ser, ante todo, un estadista. Debe tener la capacidad de mirar más allá de los intereses partidarios o personales y trabajar por el bien común. Además, debe contar con una sólida formación en temas legislativos, económicos, sociales y ambientales, ya que su labor no solo implica aprobar leyes, sino también fiscalizar al Ejecutivo y representar a las regiones del país.

Otra característica esencial de un buen senador es su independencia. En un sistema político como el peruano, donde los intereses particulares y las presiones externas suelen influir en las decisiones, un senador debe ser capaz de mantener su autonomía y actuar con integridad. Esto implica resistir las tentaciones de la corrupción y priorizar siempre el interés nacional sobre cualquier otra consideración.

El Senado como Representación Territorial

Uno de los aspectos más valiosos de un Senado es su capacidad para representar a las regiones del país. En un Perú tan diverso y descentralizado, es fundamental que todas las voces sean escuchadas en el proceso legislativo. Un Senado bien diseñado podría garantizar que cada región tenga una representación equitativa, lo que contribuiría a reducir las brechas de desarrollo y a promover una mayor cohesión nacional.

Por ejemplo, un senador de la sierra no solo debe preocuparse por los problemas de su región, sino también entender cómo estos se relacionan con las dinámicas nacionales. Lo mismo aplica para un senador de la costa o de la selva. La diversidad de perspectivas en el Senado enriquecería el debate legislativo y aseguraría que las leyes respondan a las necesidades de todos los peruanos.

Un Senado para el Futuro

La reinstauración del Senado de la República no es un retroceso, sino una oportunidad para fortalecer nuestra democracia y mejorar la calidad de nuestra legislación. Sin embargo, este proyecto solo tendrá éxito si la ciudadanía asume su responsabilidad de informarse y elegir a los mejores representantes.

Un buen senador no nace, se hace. Y se hace con educación, experiencia, integridad y un compromiso inquebrantable con el país. Por eso, es fundamental que, en el debate sobre el Senado, no solo hablemos de estructuras y normas, sino también de las personas que las ocuparán. El futuro del Perú depende de ello.

Invitamos a la población a informarse, a participar activamente en este debate y a exigir a sus futuros representantes los más altos estándares de calidad y ética. El Senado puede ser una gran herramienta para el Perú, pero solo si lo construimos entre todos.

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Opinión

Presidente de Panamá llega al Perú en medio de huracán de aranceles

La visita del presidente José Raúl Mulino ha sido manejada con total hermetismo ante la prensa. En su segundo día de viaje se ha reunido con su homóloga peruana en Palacio de Gobierno; sin embargo, no hubo declaraciones a los medios. Mientras tanto, el clima geopolítico en la región se enrarece.

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Por Hans Herrera

A solo un día después de la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Honduras (en dónde para variar solo hubo buenas intenciones en un clima de supuesta unidad. Muchas declaraciones y pocas acciones), el presidente panameño llegó a Lima con un fin tácito: buscar unidad en la región y apoyos para la defensa de la soberanía del canal y de la región.

El presidente panameño, 13 días antes, recibió en ese mismo sentido tácito la visita de su homólogo colombiano Gustavo Petro, y hace solo tres días la visita del presidente de Uruguay Yamandú Orsi, este último quien lleva un mes en el poder.

Un día antes, el mandatario panameño fue homenajeado en la universidad San Marcos con un ‘Doctor Honoris Causa’ en la que estuvo presente nuestro exembajador en Panamá , el diplomático y abogado Guillermo Russo Checa, hijo de nuestro bien recordado profesor sanmarquino José Antonio Russo Delgado, reconocido académico y militante del APRA revolucionaria, quien durante la dictadura de Óscar R. Benavides fue exiliado en Panamá junto a otros líderes apristas; esto por la década de 1940, entre estos el «cartujano» padre de Alan García, también exiliado en el istmo.

Uruguay un paso adelante

El presidente Yamandú Orsi viene estrechando lazos con Panamá. El mandatario Mulino lo visitó en Montevideo al asumir el mando hace un mes. Ahora hace tres días, ambos líderes volvieron a encontrarse para estrechar lo que Uruguay llama ‘diplomacia de liderazgo’, que antepone el encuentro face to face entre presidentes, a los ya gastados encuentros multilaterales para acelerar procesos de política exterior común en el marco de una incertidumbre geopolítica que no hace más que agudizarse.

Aprovechando su visita, Uruguay viene buscando en Panamá y en general en toda Centroamérica colocar su producción de arroz (cosa que ya se está viendo preliminarmente en Perú). Este acercamiento comercial con Panamá ayudará a paliar los costos que los aranceles de EEUU vienen objetando al comercio internacional. Todavía quedan por revisar temas sanitarios en esta ampliación del comercio bilateral de un Uruguay que apunta a Centroamérica mientras no se descarta la apertura de Embajadas en el sudeste asiático para ampliar mercados. Es el caso de Tailandia e Indonesia, donde se percibe una oportunidad comercial apetitosa para la Suiza de América. Cabe destacar, que en el tema arrocero, Uruguay es el equivalente de Chile en el tema de cobre: un rival formidable.

Importancia de la relación peruano panameña 

Pocos en Perú lo saben, pero Panamá es después de Perú el país con mayor presencia y afición de parte de su pueblo y elite por los caballos de paso. Es destacable considerar los lazos históricos que nos unen con el país de la interconexión continental. De Panamá llegaron los conquistadores españoles, el caballo, los esclavos negros, entre otros aportes. Es meritorio recordar que la madre del fraile San Martín de Porres era una mulata nacida en Panamá. Que la conquista partió desde Panamá (el año pasado se cumplieron 500 años del primer viaje de Pizarro desde Panamá, de 1524 a 1525 con la Empresa del Levante). También nos une la todavía incógnita presencia del cadáver del prócer Francisco Antonio de Zela muerto en Panamá según cuenta la leyenda el 28 de julio de 1821. Por cierto, un cuerpo que no se ha hallado.

Otro aspecto importante con Panamá, yace en su ubicación y posición de puerta dorada entre el Atlántico y el Pacífico. Situación que en la actualidad ha devenido en la aspiración imperial de EEUU de desconocer lo firmado por el presidente Jimmy Carter y volver a una especie de política al estilo Roosevelt (el malo, no el bueno). De ser así el apoyo a Panamá resulta justo y necesario, imprescindible y prioritario. Porque hoy el amenazado es Panamá, pero mañana muy seguramente la siguiente víctima de extorsión de Trump será Perú y su puerto de Chancay.

Es necesario volver los pasos al  Congreso Anfictiónico de Panamá (esto en referencia a la Liga Anfictiónica de la Antigua Grecia [ven cómo es importante saber historia de Grecia]), ésta fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad de Panamá, entonces parte de la Gran Colombia, y fue  convocado por el dictador Simón Bolívar con el objetivo de buscar la unión o confederación de los nuevos Estados americanos sobre la base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia hispanoamericana Francisco de Miranda. En 2026 se cumplirán 200 años de este Congreso y es menester retomar ahí donde se quedaron los fundadores de la América Hispana si no queremos acabar como repúblicas bananeras ante un EEUU cuyo presidente dice que le estamos “besando el trasero”.

En dicho Congreso de 1826 participaron la Gran Colombia, México, Perú y la República Federal de Centro América. Por otro lado, las Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile no mostraron interés. Paraguay no fue invitado y Bolivia no llegó a ir. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés. Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos otro a título personal. En miras a una historia que se acelera es importante retomar el camino y concluir lo que se quedó inacabado. La historia no perdona a quien llega tarde y la mano de Dios nos señala el camino a seguir. Es ahora o nunca. O nos aliamos ahora, o viviremos otros 200 años de soledad.

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Opinión

Dina Boluarte se autodestruye con su mensaje donde reconoce su incapacidad [VIDEO]

En su último mensaje a la nación, Dina Boluarte ha reconocido públicamente que evade su “responsabilidad” de proteger a la población de las amenazas contra su seguridad, cometiendo una explicita omisión de funciones. Asimismo, al declarar que no podrá solucionar lo que no se ha solucionado en 40 años, revela su incapacidad moral para gobernar.

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La jefa de Estado Dina Boluarte Zegarra desde que asumió el mandato presidencial en diciembre del 2022 le mintió al país del modo más grosero cuando anunció a todos los medios y a la propia opinión pública que convocaría a prontas elecciones generales porque daría un paso al costado. Sin embargo, el tiempo nos dio una bofetada en la cara y fuimos testigos presenciales del surgimiento de una oscura alianza entre el Ejecutivo y el Congreso.

Dina Boluarte: «Ante las acusaciones que nos inventan, no hacemos más que reírnos”.

Aquellos infames autodenominados ‘padres de la patria’ emprendieron un aparato de blindaje a favor de la innombrable chalhuanquina y consiguieron sostenerla hasta el día de hoy. Es decir, Boluarte Zegarra, y no me refiero a Nicanor—el otro presidente tras las sombras—quien hasta estos días sostiene reuniones secretas con personajes claves, quién sabe, para seguir consiguiendo gollerías con los recursos del Estado. Me refiero a Dina Ercilia, la persona que ha avergonzado a todas las mujeres del Perú, al punto de que ni siquiera las más recalcitrantes feministas locales desean ejercer la denominada “sororidad” en favor de esta señora, que bajo todo concepto es indefendible.

Dina Boluarte, no es aborrecible o despreciable gratuitamente. Ella se ha ganado el repudio nacional a mero pulso, porque no solo carece de incapacidad académica y cognoscitiva para gobernar un país herido por la inseguridad y la corrupción. Algunos despistados dirán: ¡pero es abogada! Claro, una abogada que cuando emite discursos presidenciales—por lo menos ya aprendió a leer con telepromter—de pronto se queda en ‘blanco’ y ya no puede continuar discursando, sencillamente porque se le apaga la ayuda memoria audiovisual.

Dina Boluarte es la presidenta más ‘rechazada’ y ‘menos querida’ de Sudamérica, según encuesta de CB Consultora.

Esta mandataria resulta más que abominable, porque es mitómana a niveles patológicos. Miente sistemáticamente, en todo sentido. Lo hizo cuando aún era ministra de Desarrollo e Inclusión Social, y lo continuó haciendo cuando ingresó como inquilina de Palacio de Gobierno. Mintió sobre la verdadera procedencia de los Rolex que portaba oronda. Mintió sobre sus operaciones estéticas en la clínica Cabani. Mintió sobre su disposición de colaborar con la Fiscalía y cierto día flanqueada por sus arlequines ministeriales, exigió en vivo a la propia Fiscal de la Nación Delia Espinoza, que la cite para declarar, porque ella no le temía a nada. Y luego, simplemente se dedicó a evadir las invitaciones del Ministerio Público y reprogramaba y reprogramaba. Y en una reciente declaración en una audiencia virtual ante el juez supremo Juan Carlos Checkley, pidió que no se revele la información de su ‘historial médico’ redactado en la clínica Cabani.

Dina Boluarte mintió al país y negó que su fotografía selfie sea real.

A pesar de todo, Boluarte Zegarra continúa burlándose de los peruanos y en medio de una “cacería” de los criminales contra los ciudadanos de a pie, ella ni siquiera ha caído en el afán de jugar a los “Policías y Ladrones”. Algo peor que eso: Dina ha empezado a jugar al “cuarto de guerra”, encerrada con un sequito de bufones ministeriales que se embolsillan S/30 mil mensuales para continuar haciéndole “publicherry” a un gobierno espurio, corrupto, e incapaz, que permite que se envenenen a los niños del Perú, con el único propósito de mantener a una mafia en el Midis, que se encuentra enquistada en ‘Qali Warma’ y/o ‘Wasi Mikuna’.

Todos los ciudadanos en cada metro cuadrado que pisamos en cualquier rincón del país, vivimos en zozobra, porque nos están matando. Las mafias criminales de extorsionadores, están asesinando a nuestros padres, madres, hermanos, amigos, hijos, colegas, pequeños comerciantes y emprendedores, transportistas, bodegueros, músicos y artistas. Es decir, todo aquel que se gana el pan con el sudor de su frente, tiene que pagar cupo a un grupo de miserables y entregar todo lo que se ganó con dignidad y esfuerzo.

Mientras, la presidenta se desplaza con ‘liebres’, ‘cofres’, ‘escoltas’ y un desmedido contingente de resguardos policiales que la libran de ser perpetrada. ¿Así cualquiera no? Incluso, en el Congreso, los parlamentarios también andan bien protegidos. Como aquel par de almirantes que han “sostenido” con sus votos a Dina Boluarte, con el afán de continuar cobrando doble ingreso del Estado, hasta julio del 2026, pese a que por ley está prohibido.

Dina Boluarte aseguró en el ‘Foro de Davos’ en Suiza que en su gobierno no existe corrupción.

Dina Boluarte declaró públicamente su incapacidad para gobernar

Algo que ya resulta además de insólito, inadmisible y flagrante, han sido las declaraciones publicas que este jueves 10 de abril brindó de su propia boca, la presidenta Dina Boluarte, en un mensaje a la nación que ha dejado atónitos a todos los que amamos al Perú.

Ella hizo una declaración, respecto de la crisis de inseguridad ciudadana y textualmente afirmó: “No es la responsabilidad de la presidenta Dina Boluarte. En dos años y meses de gobierno de la presidenta Boluarte no vamos a poder solucionar lo que no se ha solucionado en más de 20, 30, y 40 años”.

Aquel mensaje de la jefa de Estado, automáticamente configura una declaración oficial de quien mantiene la más alta investidura nacional. En otros términos, Dina Boluarte ha declarado y reconocido públicamente, que, a título personal, evade su responsabilidad de “proteger a la población de las amenazas contra su seguridad”, contraviniendo así en todas sus formas lo que establece la Constitución del Perú y cometiendo una explicita omisión de funciones. 

Asimismo, en su segunda argumentación, cuando anuncia: “No vamos a poder solucionar lo que no se ha solucionado en más de 20, 30, y 40 años”, está reconociendo y declarando públicamente, que no va a poder asumir la tarea de luchar y combatir a la criminalidad. Y lo que es peor, ha asumido ante millones de ciudadanos su incapacidad para solucionar los problemas de inseguridad; y por tanto, dicha declaración de incapacidad de gestión presidencial, automáticamente se convierte en una incapacidad moral para gobernar.  

La Constitución exige a la presidenta proteger a los peruanos de la inseguridad

Algo que no puede soslayar la aún jefa de Estado, son las contantes infracciones y violaciones que ha cometido y viene cometiendo en agravio de la Constitución del Perú, que específicamente le exige que realice gobierno y proteja los derechos fundamentales de la persona humana, con el fin de que gocen de paz y tranquilidad.

Inciso 17 del artículo 2° de la CPP: “Toda persona tiene derecho a participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación. Los ciudadanos tienen, conforme a ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum”.

En otros términos, tanto la población y el Congreso tienen plenas facultades para revocar a la presidenta Dina Boluarte, cumpliendo los parámetros legales correspondientes.

Inciso 22 del artículo 2° de la CPP: “Toda persona tiene derecho a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”.

Sin embargo, el gobierno de Dina Boluarte ha privado de este derecho fundamental a los 35 millones de compatriotas que en lugar de vivir en paz con un ambiente equilibrado, tienen que sufrir el terror de ser víctimas de la criminalidad organizada.

Inciso 23: “Toda persona tiene derecho a la legítima defensa”.

A pesar de establecerse este precepto constitucional, el Estado peruano no protege realmente a un ciudadano decente que cumple con pagar sus impuestos. Y cuando éste pretende hacer uso de la legitima defensa, para salvar su vida, que es reconocida como un bien jurídico protegido; generalmente, no se le exime de responsabilidad penal.  

Inciso 24: “Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales”.

Otro inciso constitucional vulnerado por el gobierno de Dina Boluarte, que en la práctica, no trabaja, ni gestiona para que finalmente las personas ejerzan sus derechos a la seguridad personal.

Artículo 38°: “Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”.

Sin embargo, usted señora Dina Boluarte, como ciudadana peruana y como jefa de Estado no lo ha hecho y no ha protegido los intereses nacionales, que finalmente vienen a ser los derechos de las personas. Y mucho menos, ha defendido a la Constitución, porque usted la ha pisoteado y continúa faltándola permanentemente.

Artículo 44°: “Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación”.

Y usted no lo ha hecho, ni lo hará señora Boluarte. Usted no defendió la soberanía nacional y permite que los extranjeros aún sigan ingresando a las fronteras sin ningún tipo de control. Y mucho menos ha protegido, ni protege a la población de las amenazas contra su seguridad.

Artículo 118°: Corresponde al Presidente de la República:

Inciso 1: “Cumplir y hacer cumplir la Constitución y los tratados, leyes y demás disposiciones legales”.

Inciso 4: “Velar por el orden interno y la seguridad exterior de la República”.

Inciso 14: “Presidir el Sistema de Defensa Nacional; y organizar, distribuir y disponer el empleo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional”.

Inciso 15: “Adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la integridad del territorio y de la soberanía del Estado”.

Y usted señora presidenta no vela por el orden interno, ni adopta las medidas necesarias para la defensa de la República.

Artículo 167°: “El Presidente de la República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional”.

Pese a que Dina Boluarte, institucionalmente es jefa de las FF.AA y Policiales, no ejerce un real rol como tal, y cuando éstas se encuentran afrontando una controversia social por presunto abuso de autoridad, ella simplemente ‘saca el cuerpo’ y afirma que no las “comanda”.

Artículo 163°: “El Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el Sistema de Defensa Nacional”.

Con este gobierno, dicho precepto constitucional es un ‘saludo a la bandera’; porque con el Ejecutivo de Dina Boluarte no se garantiza la seguridad de la Nación, y por ende de la población en general.

Es de conocimiento público que la Constitución prevalece sobre toda norma legal; sin embargo, la presidenta Dina Boluarte sencillamente la ha vulnerado flagrantemente.  Y lo único que podría hacer, para por lo menos—mostrar un ápice de dignidad—que por lo visto no la tiene; es renunciar al cargo, luego de haber declarado que no le interesa atacar los problemas originados por la crisis de inseguridad ciudadana.

¿Dónde está la Procuraduría General del Estado? ¿Dónde está el Congreso, que no defiende al Estado de esta abominable persona? No cabe duda que Dina Boluarte Zegarra pretende enquistarse en el poder hasta el 2026; sin embargo, tarde o temprano terminará pagando su saldo con la justicia, como lo hizo Alberto Fujimori, y actualmente el ladrón Alejandro Toledo, y como en cualquier momento lo harán Ollanta Humala, PPK, Martín Vizcarra, y la innombrable Susana Villarán.

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Opinión

Los retos de la calidad educativa en el Perú

Lee la columna de Marisol Giordano Silva

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Por Marisol Verónica Giordano Silva

Actualmente los operadores pedagógicos (alumnos, padres de familia, maestros, personal administrativo, promotores privados y autoridades gubernamentales) son más conscientes que antaño de la importancia de la calidad educativa y están más comprometidos con su aplicación y mejoramiento continuo en la escuela pública y privada.

De esto ya ha transcurrido buen tiempo y por lo menos en las últimas dos décadas se ha producido mucha información sobre la calidad educativa y para ello se han recibido aportes teóricos y pragmáticos referidos al concepto de la “calidad” y la “excelencia” provenientes desde las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, aportados curiosamente por el marketing, la ciencia administrativa, el comercio, la industria y la atención al cliente.

Sin embargo, el tema de la calidad en la educación es más complejo y profundo que la calidad de un bien o servicio visto desde el punto de vista industrial o comercial, porque la pedagogía toca directa y esencialmente al desarrollo cualitativo del ser humano.

De manera que en la medida de que la sociedad contemporánea se hace más violenta, caótica, burocrática, corrupta e inequitativa, entonces los retos de la calidad educativa no solo se incrementan cuantitativamente, sino que se hacen más pesados de remover cualitativamente, constituyendo desafíos que exigen mayor esfuerzo de los maestros, auxiliares de educación, especialistas y autoridades educativas.

De ahí que esta columna sea un llamado de alerta a toda la comunidad educativa y a las autoridades del Estado para tomar conciencia de que en la medida que las “externalidades” de la inmoralidad pública, la delincuencia callejera, la injusticia y la impunidad aumenten, entonces estas van a afectar gravemente a la calidad educativa pues hasta un paro de transportistas, generado por la delincuencia y el sicariato, no solo trae como consecuencia el desorden social sino que le termina pasando una factura enorme a los escolares de los niveles de Inicial, Primaria y Secundaria.

Un paro de transportistas es una “externalidad”, parafraseando en la pedagogía un término que proviene de la economía, siendo “externalidad” todo factor externo que afecta a terceros, sin que estos sean compensados, y así efectivamente ese paro y las extorsiones van a afectar a un servicio esencial y público como es la enseñanza, tema que constituye un grave atentado a los derechos del niño y del adolescente, entre ellos a recibir una educación de calidad.

Frente a esa circunstancia violenta en nuestra sociedad, que al igual que en otras latitudes también se producen, resulta hoy importante reflexionar seriamente sobre la necesidad de que no solo los operadores de la educación se involucren en la mejora de la calidad educativa, sino que todos los peruanos, sin excepción, cada uno en el rol que nos toca, tenemos que informarnos, conocer y apoyar a la calidad educativa.

No olvidemos que, para las Naciones Unidas, obtener una educación de calidad es la base para mejorar la vida de las personas, así como para el desarrollo sostenible del mundo. En esta línea de razonamiento, la UNESCO nos recuerda que la calidad educativa es un elemento medular de la educación que no sólo tiene repercusiones en lo que aprenden los alumnos, sino también en su manera de aprender y en los beneficios que obtienen de la instrucción que reciben para su futuro personal.

Lamentablemente hoy se producen hechos ajenos a la escuela y el aula que atentan contra la calidad educativa. Por eso debemos desplegar un esfuerzo mayor y pedir la atención de toda la sociedad para enfrentar los retos que distorsionan el aprendizaje, como la corrupción, las mafias, la delincuencia, el abuso, y la injusticia.

Los peruanos tenemos que combatir esos flagelos porque lastiman y resienten la búsqueda de la calidad del sistema educativo que resulta de la integración de las dimensiones de identidad, relevancia, eficacia interna y externa, impacto, suficiencia, eficiencia y equidad. Además, esa calidad educativa solo se logra cuando los escolares adquieren conocimientos, habilidades y valores en un ambiente sano para su desarrollo humano con integridad y ética.

Efectivamente, la calidad educativa se refiere a que el servicio de la enseñanza funcione con centros educativos que permitan un control de todos los procesos de aprendizaje, así como en el ámbito de la correcta gestión de los mismos porque la calidad educativa se mide a través de evaluaciones, indicadores y tiene encima la percepción de los usuarios.

Ahora, si no hay calidad educativa, al final toda la sociedad va a sentir los baches de su ausencia. Contribuyamos a mejorarla, pues cuando esta es buena se permitirá a los escolares de Inicial, Primaria y Secundaria obtener conocimientos y habilidades en un ambiente social saludable para potenciar en el presente y el futuro sus decisiones, su inteligencia, su conciencia, su autoestima, confianza, su desarrollo emocional y su liderazgo. Queremos que las generaciones que nos sucedan sean mejores y todos sabemos que sin liderazgo solo viene el caos y la violencia. Todos somos o debemos ser calidad educativa.

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Opinión

Optar por el modelo de comunicación política de Ricardo Belmont

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

Hoy que la violencia se enseñorea frente a la incapacidad de Dina Boluarte y el colapsado sistema de partidos, no le queda más opción a la seudo clase dirigente (que tiene a Perú entre sus garras) que dejar sus mezquindades y aprender de una vez por todas a mirar los problemas del Perú con sentido crítico para actuar sobre ellos con resolución y eficiencia.

Sabemos que este trance no es pacífico pues quienes controlan el poder difícilmente querrán dejarlo. Empero, bajo esa dialéctica negativa y perversa los poderosos solo continuarán empeorando la vida peruana a causa de su codicia y de su falta de liderazgo, consiguiendo para el horizonte cercano del Perú más caos y una criminalidad peor e irreversible.

Por tanto, la única manera de salvar a la patria, donde hoy existen instituciones públicas y privadas corroídas por la corrupción, es realizar un reseteo general, así como aprender a escuchar, a reflexionar y actuar dentro del marco comunicacional que ha venido promoviendo Ricardo Belmont Cassinelli, pues está haciendo de profeta del XXI y lo ha hecho bien, porque no por gusto viene analizando la realidad nacional en los últimos 53 años, siendo evidente que sus advertencias se cumplieron, como por ejemplo, cuando el 2018, previó la violencia ligada a la inmigración extranjera.

Pero, en medio de esta posverdad a la que Ricardo Belmont llama la posvergüenza, la seudo clase dirigente del país ha preferido mirar de costado, como también es cómplice de la corrupción generalizada en la administración pública al punto de que hoy se vislumbra que en pocos años la destrucción de la República será un hecho y que la conflictividad será inmanejable y catastrófica.

En consecuencia, es el momento donde la inmensa mayoría de peruanos tiene que corregir el rumbo con un golpe de timón, por el amor a su familia y a su patria, buscando un destino mejor para sus hijos. No obstante, lo cierto es que un hombre, un compatriota, como Ricardo Belmont, exalcalde y excongresista de la República, perdió todo al ingresar a la política. Igualmente, cuando quiso hacer una comunicación social responsable y seria, precisamente para prevenir el alto grado de delincuencia que se vive hoy, solo recibió agravios y fue declarado “enemigo de la industria” por parte del poder mediático tradicional, ese que le sirve de perro guardián de la plutocracia oligopolista que mantiene a Dina Boluarte en la Casa de Pizarro.

Así, Ricardo quiso adecentar la política, pero a cambio recibió el ninguneo, la muerte civil, la persecución y el silenciamiento oficial. Sin embargo, él se ha revelado contra esa adversidad caótica y violentista que gobierna el Perú, y postula como alternativa una filosofía estoica y espartana donde sus piedras angulares son su pedagogía política y su modelo de comunicación social.

De consuno estas partes y conceptos integrantes de su filosofía constituyen en la práctica un método general para la solución de conflictos y será este el método que permita la pacificación y el desarrollo del Perú, que no es cualquier país, porque nuestra patria es una que fue cuna de una de las principales civilizaciones del mundo y ese legado no debemos pisotearlo jamás.

Ahora bien, con  cargo de proporcionar más detalles del modelo de comunicación política o social de Ricardo Belmont, a través de próximos artículos desde la Revista Lima Gris, que es el medio que me proporciona un asilo periodístico, pues por el solo hecho de ser amigo del Hermanón se me han cerrado muchas puertas, hoy solo quiero invitar a los peruanos sin excepción a fin de que investiguen en internet acerca de la “filosofía Belmont”, que insurgió sobre la base histórica del programa periodístico “Habla el Pueblo” (ver, por ejemplo, https://www.youtube.com/watch?v=1HngCgc6VsM), porque este llamado es para todos los peruanos con el objetivo de salvar a la nación y a la peruanidad de la barbarie.

En suma, la filosofía Belmont, su pedagogía y su modelo de comunicación servirán en la teoría y práctica gubernativa como un método para la solución de conflictos y constituyen un libro abierto para todos los peruanos y latinoamericanos.

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¡Basta de Humillación! ¿Estamos en cola para Besar el culo de Trump?

La indignación por las palabras del presidente Trump, quien se jacta de que los países le «besan el culo» para negociar aranceles, debería ser unánime. Sin embargo, la silenciosa complicidad del gobierno, del Congreso y de algunos sectores políticos resulta aún más escandalosa. ¿Dónde están las voces de la izquierda antimperialista? ¿Dónde están Cerrón, Bermejo y Verónika Mendoza, quienes tanto se proclaman defensores de la soberanía nacional? Su silencio ensordecedor ante esta afrenta es, cuanto menos, sospechoso.

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Por: Jorge Paredes Terry

Mientras Trump insulta a nuestro país con una vulgaridad inaudita, estos líderes, que se autodenominan antimperialistas, permanecen callados. ¿Acaso la defensa de la soberanía solo se aplica cuando conviene? ¿O es que la indignación selectiva es la nueva estrategia política? Su silencio es una traición a los principios que dicen defender y una bofetada a la cara de todos aquellos que esperaban una respuesta contundente ante la humillación a la que nos somete el gobierno estadounidense.

Perú, según las palabras del propio Trump, estamos en la cola para «besarle el culo». Esta frase, lejos de ser una simple bravuconada, refleja la realidad de una nación que, por falta de liderazgo y decisión política, se ve sometida a las exigencias de un gobierno extranjero. Y la ausencia de pronunciamiento de figuras como Cerrón, Bermejo y Mendoza, quienes deberían ser los primeros en levantar la voz contra esta humillación, solo confirma la gravedad de la situación.

¿Es que acaso temen las represalias de Estados Unidos? ¿O es que su antimperialismo es solo una fachada, una estrategia política para ganar votos, sin verdadera convicción?

Del gobierno de Bolaurte y del Congreso no se espera nada.

La reciente declaración del presidente Trump, donde asegura que los países le están «besando el culo» para negociar aranceles, no solo es una muestra de su vulgaridad y prepotencia, sino una afrenta a la dignidad de las naciones que se ven obligadas a negociar bajo su yugo. ¿Y el Perú? ¿Dónde está nuestra respuesta? ¿Dónde está nuestra soberanía?

Mientras los mercados globales tiemblan ante la inestabilidad económica generada por las políticas arancelarias de Trump, el mandatario se jacta de su éxito, utilizando un lenguaje soez e inaceptable para un líder mundial. Su afirmación, lejos de ser una simple bravuconada, revela una peligrosa realidad: la falta de un liderazgo firme y decidido en muchos países que, por miedo o conveniencia, se someten a las exigencias del gobierno estadounidense.

Pero, ¿hasta cuándo permitiremos esta humillación? La frase ofensiva de Trump no es solo un insulto personal; es un ataque directo a la soberanía de las naciones que, en lugar de defender sus intereses, parecen estar en una competencia vergonzosa por la atención del déspota. La incertidumbre económica que genera su política es un daño colateral inaceptable.

El gobierno peruano y el Congreso de la República deben reaccionar con firmeza e indignación. El silencio cómplice ante estas declaraciones es una muestra de debilidad y una traición a la dignidad nacional. No podemos permitir que nuestro país sea tratado como un vasallo, obligado a mendigar favores y a tolerar insultos.

Exigimos al gobierno peruano una respuesta contundente y soberana. No se trata solo de una cuestión económica; se trata de defender nuestra identidad, nuestra dignidad y nuestro derecho a ser tratados con respeto en el concierto internacional. El Perú merece un liderazgo que defienda sus intereses con firmeza, sin temor a las represalias de un mandatario que se cree por encima del bien y del mal.

Es hora de dejar de ser espectadores pasivos de este espectáculo de prepotencia. Es hora de exigir a nuestro gobierno que actúe con la valentía y la soberanía que el pueblo peruano merece. ¿O acaso estamos condenados a permanecer en la cola, esperando nuestro turno para besar el trasero a ese déspota.
Dignidad!!

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Opinión

Ciclo cero para ingreso a universidades

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

Los congresistas genios de la Comisión de Educación, sin ningún pergamino académico ni intelectual, están a punto de aprobar en el Pleno del Congreso de la República, que los estudiantes egresados de la educación secundaria, se inscriban en las Universidades, en un “ciclo cero”, pre universitario y los que culminen con nota aprobatoria de 13, accedan directamente a iniciar su formación profesional.

Esta propuesta “ciclo cero”, es una solución poco imaginativa de los congresistas, para acceder “como única modalidad de ingreso a las universidades del país “, la cual nace de una comprensión incompleta de aquellos, de lo que es la educación, y en particular la terciaria o universitaria, en la que primero, debe predominar la vocación estudiantil, sin que ello implique exclusiones bajo ningún concepto.

La propuesta “ciclo cero”, colisiona con la autonomía académica, consagrada en la Constitución remendada por la Alianza gobernante en el país. Es decir, ni ello toman en cuenta, en su afán de proselitismo político mediocre.

Lo que deben hacer las universidades, sobretodo las públicas, es innovar, evolucionar sus procesos de certificación de admisión, más allá de convertir este, en una suerte de examen de contenido universitario, deben construir un proceso admisorio, respetando escrupulosamente el contenido curricular de la educación secundaria.

Ello, me trae a colación la desmesurada creación de universidades públicas, por parte del Congreso, en verdadera danza de captar votos, evidentemente más re imaginando su propio juego re eleccionario, antes que verdaderamente importarles el futuro de los egresados de la secundaria, en contra del Objetivo de Desarrollo Sostenible, de la Agenda de Naciones Unidas, concretamente el literal ODS 4,7; asegurando la igualdad de acceso a la educación universitaria a personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los jóvenes de las comunidades locales que viven en las zonas rurales.

Si desde el Congreso y del Ejecutivo, siguen con esas políticas públicas mediocres, que no proporcionan apoyo a las universidades públicas, en particular, tendremos una formación profesional, técnica y vocacional mediocre, carente de aprendizaje y en lugar de avanzar hacia el desarrollo con dignidad, se retrocederá en la consecución de los Objetivos nacionales de desarrollo.

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Opinión

Gerardo Castillo: El antropólogo colosal de Iquitos

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Por Jorge Linares

Era una noche fría de noviembre en las calles de Lima y dos amigos iban conversando  sobre los eventos culturales que se acercaban en  Iquitos y es ahí donde uno de ellos  menciona el proyecto de Gerardo Castillo  que desea montar una exposición del trabajo fotográfico de Augusto Falconí y del artístico de Christian Bendayán en Iquitos. Sin lugar a duda, llama la atención que un antropólogo y catedrático universitario de Lima tenga ahínco y preocupación   por la trayectoria de dos artistas iquiteños. Pero, esta incertidumbre se va disipando  cuando exploras los  trabajos de investigación que él lideró, como son el “Alcohol en el Sur Andino”, “¿Una oportunidad perdida?”, “Experiencias mineras locales en el Perú”,  “La ciudad desde la Antropología” y, por supuesto, “La ciudad y el río”.

Castillo al mostrar una inquietud y admiración por una ciudad distante a su natal Lima y a las personas que la habitan, no hace más que reafirmar su sentido perspicaz y genialidad para entender la cultura amazónica variopinta y para ello se ve en la necesidad de presentar en diferentes escenarios su brillante obra “La ciudad y el río” que se pasea desde una barriada de Belén hasta  un salón de conferencias en un hotel lujoso de Iquitos. Él antropólogo se confunde entre la gente, vive y goza al mostrar a cada personaje o momento, pincelado por Bendayán o captado por el lente de Falconí, saca del anonimato al chauchero, al canillita, hasta nos refresca la memoria el recordado colectivo  tragado por una calle frente a la Plaza 28 de julio.  Gracias a esa agudeza que fluye en él, transforma lo simple o sencillo en maravilloso o fastuoso y lo cotidiano en extraordinario; sencillamente, su mirada va más allá de lo común.  

El antropólogo reconoce que de manera tardía conoció la selva peruana, pero eso no fue un impedimento para tener más de cinco presentaciones de su muestra y quizá lleva la delantera a muchos que viven en la ciudad.  “Mi primer contacto con la Amazonía es por una investigación de la catedrática y antropóloga de la PUCP Norma Fuller sobre un trabajo de investigación de masculinidades en tres ciudades: Cusco, Lima e Iquitos, creó que ahí empezó todo mi interés inicial por la Amazonía y fue más académico; cuando yo ingresé a la universidad mi conocimiento del Perú era Lima y la costa norte, la zona rural era desconocida por mi persona, empiezo a tener mi primera experiencia con comunidades campesinas del Cusco. Y, realmente para mí la antropología andina fue un descubrimiento personal que despertó mi atracción, trabajé ahí durante cinco años aproximadamente. Me sedujo la migración rural – urbana, haciendo que viaje a estudiar una maestría en Inglaterra y luego un doctorado en geografía en Australia, ambos estudios fortalecieron mis conocimientos académicos, tuve una mejor visión del paisaje bajo conceptos sociales y del imaginario del mismo. Fui invitado a ser profesor en la Escuela de Antropología de la PUCP y junto a mi esposa Laura teníamos que optar en qué ciudad íbamos a desarrollar la investigación ¿Cómo son representados los paisajes culturales?, inicialmente pensé entre las ciudades de Piura e Iquitos, bajo la conceptualización del río. Abordar esa relación en términos laborales, sociales, artísticos, culturales y literarios era fascinante; al bajar del avión me quedé absolutamente maravillado de Iquitos y decidí que acá empezamos este gran proyecto, el río es intrínseco en la vida del amazónico, el río es comunicación, el río es vida; es decir, el río siempre fue y será una fuente de inspiración, suficiente razón para estar nosotros en esta bella ciudad”.

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Opinión

Los satélites de Keiko Fujimori: Cansada de que hasta “un panetón” le gane en las encuestas, la hija del dictador prepara una estrategia para el 2026

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Por: Jorge Paredes Terry


Keiko Fujimori ya no puede ganar elecciones por sí sola. Lo sabe. El electorado le ha dado la espalda, las encuestas la humillan con memes comparándola hasta con un panetón, y su apellido, antes sinónimo de poder, hoy arrastra el peso de los procesos judiciales y el desgaste de tres derrotas presidenciales consecutivas. Pero en la política peruana, donde la ambición y el oportunismo son moneda corriente, la heredera del fujimorismo tiene un as bajo la manga: su ejército de satélites, esos personajes que, por dispersos o contradictorios que parezcan, terminan orbitando alrededor de su maquinaria.

Rafael López Aliaga, el «cristiano» que pacta con cualquier demonio con tal de arañar votos; César Acuña, el meme andante, el eterno candidato que compra conciencias y personajes como quien adquiere franquicias de pollo a la brasa; Vladimir Cerrón, el ideólogo radical que hoy se codea con los mismos a los que antes llamaba «fachos»; Carlos Álvarez, el operador de Montesinos, el cómico que mueve hilos en las sombras; Philips Butters, el comunicador que pasó de criticar a Keiko a justificarla; Carlos Neuhaus, el tecnócrata que sueña con revivir un fujimorismo «light»; Hernando de Soto, el economista que un día la respalda y al siguiente la abandona; Rafael Belaunde, el aristócrata que busca relevancia en un partido desconocido y desenganchado de la realidad popular; y Fiorella Molinelli, heredera de los despojos de Kuczynski, que intenta lavar la imagen de una estructura carcomida por la corrupción. Todos, en su propia medida, son piezas de un rompecabezas que Keiko arma con paciencia de ajedrecista.

El cálculo es simple: mientras más dividido esté el espectro político de derecha y centro derecha más Perú Libre, más chances tiene ella de colarse en una segunda vuelta. Acuña y Cerrón, por ejemplo, ya le hacen el trabajo sucio en el Congreso, manteniendo a flote a un gobierno débil como el de Dina Boluarte, quien, según rumores de pasillo, ya habría pactado una salida controlada que beneficie a la lideresa de Fuerza Popular. No es casualidad que la bancada naranja evite hundir a la presidenta, a pesar de los escándalos de sangre,represión, corrupción con sus wuaykis, el escandaloso caso de las cirugías a cambio de puestos en el estado, etc. Todo forma parte de una estrategia fría: desgastar a los rivales, fragmentar el voto antisistema y esperar que, en 2026, el cansancio ciudadano lleve a los peruanos a elegir, una vez más, entre «el mal menor».

Pero hay un problema: estos satélites le serán leales un tiempo. Acuña quiere ser presidente desde hace décadas, Cerrón sueña con una revolución marxista falsa y no le importa casarse con cualquiera que le dé espacio , López Aliaga se cree el mesías de la derecha, y los demás solo buscan su tajada. Sin embargo, a Keiko no le importa. Porque en el Perú de hoy, donde la política es un negocio de egos y supervivencia, la dispersión es su mejor aliada. Mientras sus rivales se devoran entre sí, ella sigue ahí, paciente, esperando que el pánico a un país ingobernable haga que incluso sus críticos terminen votando por ella, solo para evitar algo peor.

El 2026 se acerca, y aunque muchos se burlen del panetón, la historia podría repetirse: en un mar de candidatos mediocres y ambiciones desordenadas, Keiko Fujimori, la eterna candidata, podría volver. No por mérito propio, sino porque sus satélites, sin quererlo, le allanan el camino.

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