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Opinión

El guaripolero melancólico

Lee la columna de Carlos Rivera

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Jaime Chincha se ha ganado a pulso un lugar en el periodismo nacional.  Hacía falta su talento, su astucia, ese rigor metafísico de medianoche mientras contempla la luna y se acicala en sus modales de Madonna justiciera y la cámara recorre su rostro blanquiñoso, cabellera desordenada  cuando elucubra alguna brillante pregunta. Chincha ha comprendido los fenómenos del poder mejor que Hannah Arendt, ha bebido de todas las corrientes filosóficas que un tal Heidegger quiso contener en su cerebro. Chincha es amante de la prolijidad histórica de Carmen McEvoy a quien le reza en las noches por el destino del Perú pidiéndole que siga produciendo textos cándidos añorando una república que sospechosamente la sueña caviar o progre. Quiere ser como Alberto Vergara y por eso repite sus clichés de politólogo juguetón y cree que está ante un verdadero amauta cuando entrevista al ex ministro de educación, Jaime Saavedra a quien presenta con todas las pompas de sus cargos y sus virtudes académicas, pero le importó un pito las millonarias consultorías que se hicieron en su gestión.

Chincha es un superdotado y le debemos agradecer a la benevolencia por regalarnos este digno espécimen. No es un humano cualquiera, es un papirriqui, un metrosexual del periodismo. Ha llegado al mundo con lenguaje florido y un abanico de gestualidad inmortal. El periodismo que practica es precisamente imponer su carita y su verbo. Su talón de Aquiles es que ha nacido sin prosa; el hada de la escritura lo ha condenado a su malsano destino y acá los araño con dos latigazos de su verbo:

1.- “Y como Acuña no se va a ir, porque lo último que posee es dignidad, las autoridades deben retirarlo de la contienda ya mismo. Es un deber moral, ante más de un apremio penal que envuelve a Acuña. ¡Que se vaya por ratero!”  (El Montonero, 16 de febrero de 2016).

2.- “El jefe del gabinete respalda en público el desaguisado. El señor Otárola no tiene mucho que reclamar pues también coge la ley para quebrantarla. Gobierno sin ley”. (La República, “País sin ley”,10 de marzo, 2023).

Dios nos libre de que escriba libros.  

Dentro de  las cualidades que lo acercan al progresismo una de ellas es la de deleitarse con el sancochado pueril de Susel Paredes (a quien la ve como la hermana hipee o luchona sacrificada  adecentando  la política peruana a lado de Flor Pablo) o mirar como una loba en celo  a  Sagasti, Gorriti o Domingo Pérez quien le dijo en su cara pelada: “No sea tan bobo, no me pregunte cojudeces”(Desde luego me tomo la licencia de interpretar lo que le dijo el fiscal en aquella noche). Jaime es un neurótico contumaz y reo de sus bajas pasiones con pretensiones de sugar daddy, pero eso es ya otra historia.  

Hacía falta su inquisidora mirada revelándonos los misterios del poder y las contundentes interrogantes que plantea a sus entrevistados pensando en la memoria nacional o los futuros libros de historia.  Entonces como un nefelibata ha recibido  entre sus sueños la magnánima autoridad de constitucionalista y penalista ipso facto y per se. Pero no forjado en los estudios del derecho que requiere comprender esta disciplina desde su propia epistemología, sino que dicha potestad proviene de memorizar el  párrafo de un constitucionalista caviar y repetirlo como dogma y confrontarlo con otra postura como si fuera su voz la que cierra el debate.

Chincha no comprende ni el derecho ni la constitución. Cree que cada artículo de la carta magna se lee tal cual y esa simple lectura dinamiza  sus actos de cumplimiento. Despotrica si el colegiado del TC no sintoniza con sus posturas (antifujimorista, feminista y caviar) y cree que en altruista performance los magistrados deben votar marcialmente en aras de salvar la democracia. Esa distorsionada mirada le hace creer que María Elena Ledesma, Eloy Espinoza-Saldaña (a quien entrevistó con delicadeza y no fue un inquisidor cuando fue denunciado por plagio y la PUCP lo trató con beneplácito y Chincha ocultó sus garritas de objetividad) tienen toda la razón del mundo. Que Walter Albán, Omar Cairo, Luciano López, Rosa María Palacios son intocables en sus vigorosos y racionales argumentos y a quienes nunca repregunta o les confronta la debilidad de sus exposiciones. No entiende que la pluralidad de perspectivas enriquece cualquier debate más aún si corresponden a una cuestión compleja (Bicameralidad, Reforma constitucional o los peajes de Rutas de Lima). Chincha cree que la cultura general te hace constitucionalista o penalista en un golpe de tik tok. Lo peor es cree que el  IDL y Gorriti aparecieron  para salvar al Perú de las garras de los fachos y que los caviares como él deben pagar el precio de soportar a tanto ignorante liberal o derecha.  

No creo como dicen algunos que sea un mal imitador de Hildebrandt o de los refinados gustos de Jaime Bayly. El primero es una periodista de larga data y lector empedernido y  Bayly fue tocado por el dios de la literatura. Habla y escribe  bien y no  pretende ser el faro moral que la sociedad estaba esperando.

¿Qué ha pasado con este periodista que un tiempo era ponderado y hasta   objetivo? De narrador de noticias en algunos canales de televisión a ser un atento entrevistador en Willax(“yo fundé Willax, pero Willax el bueno” dijo últimamente al periodista de La Republica en pose principesca) cuando salía con su “combi” y los kilos abundaban en su conspicua figura, y decía ser liberal. Los tiempos lo han moldeado y ha sabido acomodarse a toda esa agenda que domina el sistema y ha encontrado un delicioso confort a todas sus expectativas.  Una mañana que se miró al espejo se dijo: “puta mare que rico es ser caviar, ¿qué pies debo lamer?”.  Por eso se creyó en cuentazo de Vizcarra anticorrupción, se tragó la defensa del acuerdo de colaboración eficaz con Odebreth.  Cuando estuvo en Palacio de Gobierno no tuvo ningún empacho  de aparecer como portavoz de las buenas nuevas de Pedro Castillo: “Ha sido un encuentro de una hora.  Saludar el gesto de apertura importante con la prensa porque más bien porque sus gestos habían sido de distancia y encono y esto parece haberse disipado primero  con el gesto de habernos invitado y él otro asunto relacionado al asunto de  la sinceridad. Y en  todo momento ha estado anotando en un block de notas para que en intervenciones individuales señalado hay un claro  problema de rumbo, en el país, hay un problema de  orden y de comunicación y sobre un problema de horizonte hacia dónde va  el país.(…) Él ha asegurado que a partir de enero va a empezar a ofrecer entrevistas periodistas y parece haberlo entendido.” (21 de diciembre,2021).  ¿Se puede ser más sobón?  ¿Desde cuándo los periodistas resultan   mensajeros del gobierno de turno?

En inmejorable performance de ejemplar espécimen de la lucha contra la discriminación fustigó a sus entrevistados porque no comían con sus respectivas empleadas en su mesa. “Yo,  –y no es por dármela de ejemplo-  en mi casa va la chica, se sienta conmigo. En los primeros días me dijo: ‘¿está usted seguro, ¿señor? ‘, pero por supuesto como cuando vas a comer a la calle: van gente de todo tipo”. Nunca se dio cuenta de su explicita declaración despectiva, roñosa, excluyente como diría Moloko, “como una señora caderona, de abanico, de abolengo…” que dice amar a su prójimo pero ni siquiera sabe su nombre.

Con César Nakazaki explicita su disconformidad con el fallo del TC a favor de Fujimori  asumiendo  que el indulto debió darse cuando se encuentre en estado moribundo, listo para el cajón.  Luego afirma que Alberto Fujimori le regaló su libro y en interesante trance lanza la pregunta desde su brutal inteligencia: “¿Quién está deteriorando su salud no puede hacer un libro?”(Canal N,setiembre,2023).Nakazaki tiene entusiasmo pedagógico, paciencia de Job ante un contrapunteo tan ridículo que merecía una cachetada.

Cuando Jaime entrevista evidencia su ideología, su autoritarismo de opinión maltrata al entrevistado si  es liberal, de derecha o religioso. No soporta que lo fulminen con audacia como lo hizo Mauricio Mulder o Benji Espinoza. Entra en ofuscación cuando no puede con su interlocutor.  Interrumpe, atropella y fustiga. Redunda en lo que ya le explicaron hasta con manzanitas, se mueve locamente y luego de su berrinche,  finge una amable despedida.  Mario Ghibellini no pretende saber más que un constitucionalista, sino que arrincona a sus entrevistados desde la racionalidad del lenguaje, o desde las clásicas preguntas que todo periodista aprende en la universidad.  Sabe imprimir la dosis de sarcasmo cuando el invitado recurre a una estratagema abogadil. El mismo Hildebrandt registra grandiosos duelos con políticos y abogados de estirpe y trayectoria respetando el fuero de la discrepancia. Chincha piensa que el histrionismo es conocimiento y ciencia pura.

En entrevista con Beto Ortiz (RPP, “Nada está dicho”, 3 agosto 2019) este le refrenda el papel de los medios con inofensiva ironía:

“Vizcarra es capo para cambiarte el titular, es como si estamos todos concentrados en algo y pum, corremos al otro lado, te saca un pañuelo de la manga, un pañuelo del sombrero y todo el mundo mira y lo sigue.”

“Tiene a la prensa embobada, comiendo de su mano, porque yo no he visto tantos periodistas ayayeros del presidente de la república, ni con Paniagua.”

“De verdad la cantidad de «Guaripoleras» que le han salido a Vizcarra es impresionante, podría hacer el corso de Wong con todos los periodistas que tiene ahora, ¿Cómo lo hace? ¿Por qué lo aman tanto, que le han visto que yo no?”

Chincha, con pelo corto y menos estrambótico que estos días, siente un rubor de vergüenza el cual disimula con su impostada sonrisa mientras mueve el lápiz que tiene entre sus dedos y no le queda más que responder: “Mira, qué sé yo…”. “¡Ya nos exhibiste!” parece decir como  Ludovico, el estrambótico padre de La familia Peluche. 

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Congresista Cavero sobre ministro del Interior: “No tiene la menor idea del sector que dirige”

Lee la columna de Hans Herrera Núñez

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Los congresistas coinciden en críticas a un ministro del interior que parece más una piñata en cumpleaños: todos le dan duro, pero todavía no se deciden a la censura. Sin embargo, el viento sopla a favor para que prospere en una censura.

Frustración, es una emoción que se expresa en la congresista Susel Paredes ante preguntas de la prensa sobre la posibilidad de una moción de censura de parte del congreso hacia el ministro del interior. «Pero si ya lo presenté» dijo Susel extendiendo los brazos y mostrando sus manos vacías para luego dejar caer los hombros, «ahora estamos buscando la censura, ya tenemos 19 firmas, pero con paciencia tal vez lleguemos a las 33. Es que ya tenemos más de un muerto diario, ya superamos la suma total del año 2023 y nos faltan tres meses y son meses calientes. Entonces yo no sé de este ministro con qué cara… Ya se está burlando, en una carátula aparece como tres patines, y ya si uno no tiene dignidad ya puede hacer cualquier cosa».

El congresista Cavero se pronunció sobre las críticas al ministro del interior tras saberse que el presunto número dos de sendero en el VRAEM que anunció en los medios, no era tal. «El ministro del interior está demostrando que no tiene la menor idea del trabajo que tiene ni del sector que dirige. Si el ministro del interior no sabe quiénes son los principales cabecillas senderistas en el VRAEM, qué tipo de respuesta frente a la inseguridad estamos esperando en el país. Creo que es una muestra adicional de que el señor no está a la altura del cargo y la enorme responsabilidad de afrontar la crisis que está viviendo el país. Creo que hace mucho tiempo ese ministro debió haber dado un paso al costado».

Sobre la viabilidad de una moción de censura a la que faltan firmas, Cavero refirió «seguimos en ese proceso».

Sobre un posible nuevo Fiscal de la Nación el congresista se mencionó: «En este momento no se tiene a nadie idóneo para que pueda ejercer el rol de fiscal de la Nación». Y agregó que «la institución pasa por una enorme crisis (…) El gran problema de inseguridad en el país pasa también por el ministerio público. Hay más de 8 mil delincuentes en flagrancia que el ministerio público ha liberado. Entonces de qué lucha contra el crimen hablamos si la policía captura a los delincuentes y el ministerio público los deja en libertad». También exigió la despolitización del ente autónomo.

Menos optimista fue Chiabra respecto a la censura al decir: «Es lo mismo de ayer con el ministro de economía en pleno debate de presupuestos [querer] sacar al ministro… Lo salvas, a veces los terminamos librando de una responsabilidad».

El congresista Muñante se manifestó más cordial hacia las críticas al ministro del interior: «hace unos días advertí que hay un terrible problema comunicacional en el ministerio del interior, no solo para manifestar sus logros, porque hubo algunos logros, sino también para comunicar correctamente a la población y el día de ayer se ha evidenciado precisamente eso». Luego explicó que dichos “logros” son sin embargo insuficientes.

Sobre la idoneidad que el ministro se mantenga en el cargo, Muñante mencionó:

«Yo creo que cada vez él está socavando su propia estabilidad dentro del ministerio (…) Aquí quién tiene que evaluar [su permanencia] primeramente es el poder ejecutivo, la presidenta (…) Entonces, para una lograr una censura aquí en el congreso tiene que haber un proceso mayoritario, pero toda esa discusión se puede terminar si realmente si parte del ejecutivo hay capacidad de enmienda». Sobre si su bancada apoyará la censura, Muñante fue explícito en la ambigüedad: «nosotros vamos a evaluar la censura, pero a lo que yo incido es que no es que con el cambio del ministro vamos a solucionar el problema». Y refirió sobre el estado de emergencia actual: «hemos visto que tenemos un estado de emergencia en el papel pero no en la calle».

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Ágora Popular, Habla el Pueblo y la Universidad de la Vida

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

Amable lector, hay tres marcas o tres nombres en el titular de este artículo. Las tres representan en el tiempo sendos espacios de debate y dialéctica democrática. Empecemos por “Habla el Pueblo”, programa periodístico fundado por Ricardo Belmont Cassinelli el 18 de enero de 1973, que está próximo a cumplir 52 años de existencia.

En ese espacio por primera vez en la radiofonía nacional se le dio el micrófono al pueblo, al ciudadano de a pie, al que no tiene voz, a través de llamadas telefónicas para que expresara su sentir, expusiera sus problemas cotidianos, cuestionara al poder y manifestara sus puntos de análisis político.

Hacerlo en plena dictadura militar le significó a Ricardo Belmont la censura y la amenaza del poder. Pero ese espacio radial dio un salto a la televisión peruana el año 1986 con la entonces flamante Red Bicolor de Comunicaciones (RBC Televisión – Canal 11), fundada también por Ricardo Belmont.

Para entonces, como es lógico a través de la denominada “caja boba”, la pegada de Habla el Pueblo aumentó en fuerza, tamaño y audiencia y era el ciudadano quien potenciaba su voz al contar con un espacio televisivo para opinar, discutir y proponer alternativas.

Sin embargo, todo ello también no fue del agrado del poder, y a pesar de vivirse en un período democrático de todas maneras eso no significaba que el poder en todas sus formas, máscaras y versiones estaría tranquilo. Obviamente que no porque se sentía revelado, tocado y confrontado.

Pero así sobrevivió Habla el Pueblo incluso hasta después del golpe de Alberto Fujimori, reeditándose nuevas persecuciones donde los mandamases de Palacio de Gobierno usaban al Poder Judicial y la Fiscalía para procesar no solo a Ricardo Belmont sino también a su padre, don Augusto Belmont bar, cometiendo las perores arbitrariedades contra su familia por el hecho de haber sido alcalde de Lima por dos períodos consecutivos y al haber declarado a Alberto Fujimori “persona non grata”.

El caso es que hoy Ricardo mantiene vigente el programa Habla el Pueblo, pese a las adversidades del sistema, porque como él mismo lo dice “al espartano la adversidad lo hace más grande”, amén de haber revolucionado desde hace medio siglo el formato, el lenguaje, el carácter, el fondo y la forma, de la radio y la televisión peruanas.

Es más, hasta tuvo “Habla el Pueblo” un hermano menor denominado la “Universidad de la Vida”, donde también se debatían los temas humanos y es el momento en el cual Ricardo consolidó su visión filosófica e histórica de la realidad nacional y latinoamericana, siendo sistemático en sus análisis como una suerte de mayéutica socrática contemporánea y televisiva para invitar al público a escuchar y opinar porque así se toma conciencia de la existencia y del rol que a cada ciudadano le corresponde desempeñar.

Otra institución del debate político y cultural es “Ágora Popular”, a la que alguna vez denominé -en la propia Plaza San Martín ante una invitación Leonardo para tomar el micrófono y exponer un  tema de derechos humanos- como “la mayor institución de educación popular a cielo abierto en América Latina”, siendo precisamente Leonardo el iniciador y promotor de una renovada Asociación Cultural “Ágora Popular”, que tiene raíces que vienen desde la década del sesenta del siglo pasado, junto a un equipo de hombres y mujeres que aman el libro, la literatura política y que son cultores del debate público.

En ese foro destacan ciudadanos como Augusto de Congas, acaso el peruano que más sabe de historia peruana y mundial, todo lo cual resulta en la práctica inspirador y motivador para otros contertulios a fin de que se conviertan en maestros-fortaleza, en ciudadanos-guía y especialistas en otras materias, ya sea la filosofía, sociología, psicología, economía, la ciencia o las artes.

Hoy el Perú necesita muchos espacios de debate popular y democrático porque, lamentablemente, salvo contadas excepciones, y sobre todo en materia de televisión, los medios están comprados, sesgados o secuestrados por los intereses de los más poderosos que gobiernan el mundo y que no quieren que se sepa la verdad de lo que sucede en el país y en la geopolítica global.

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La música, de Marguerite Duras (1967)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Es como leer un libro de Marguerite (que sabe ascender y descender hasta su núcleo íntimo), no hablo de un logro absoluto, pero sí por lo menos llega hasta cierto importante punto; y es ver a sus personajes viviendo, escritos, o inscritos, menos fantasmas pero igual densos, en la imagen fílmica, al mismo tiempo. Es curioso y es fantástico. ¡Cuán fascinante es la densidad obtenida con recursos de veras mínimos, casi con nada, y palpitante ante tus ojos!

Y es la música de Marguerite, música tejida con amplios espacios de silencio, tal es su escritura, ya sea literaria o fílmica, la que me acoge y envuelve, en fin, para no cansar, diré que experimento el tono vital de su atmósfera única. Y voy a donde ella me lleva. De la prosa desnuda, a veces tan desnuda, a la imagen desnuda (que casi diría que atrapa el vacío, lo cotidiano indecible). Y pienso incluso en que podría desnudarse hasta de la imagen y en cierto sentido dejar a la palabra sola, abandonada o reencontrada (a sí misma, en sí misma) en su insoportable pureza. El mundo es sensual, y tan sensual como abstracto.

El no-acontecimiento, el acontecimiento extraordinariamente diferido, la espera, sinuosa, espesa, flotante o hundida… Es como si la vida del tipo que acompañamos fuese una piscina vaciada, un examen atento y desolado de los restos recientes y no tan recientes… Una flor que se abre al desierto incierto, oscuro.   

La carne de los actores no ofende a la Idea. El rostro del actor (podría ser un actor de Antonioni, pero no, aún conserva, aunque rasguñado, el halo heroico) resume el cansancio (lento y masivo) ante la propia desesperación. No es para ponerse a cantar, es el luto mal digerido y crispado por una etapa de su vida que de todas maneras se va, no importa el esfuerzo, no puedes retener, detener, tener al otro. La busca a sabiendas de que se dará con lo imposible, a lo más, con un frágil consuelo.   

Los juegos de poder del amor y el desamor. Por otro lado, el campo abierto a la curiosidad (la chica más joven, dispuesta a la ambigüedad, a la compañía). La soledad del hombre que se imagina bien y mal ‘que ha perdido la felicidad’, como si su devenir estuviera clausurado; paradójicamente nos acompaña intensamente.

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Sin novedad en el frente: Otro pleno del Congreso estancado

Mientras el marcador de muertos por sicarios ya supera el número de días que llevamos en Estado de Emergencia, el Congreso se empantana sin llegar a acuerdos concretos.

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Hemos pasado de “terrorismo urbano” a “criminalidad sistemática”, y ni así el Congreso ha avanzado un centímetro en respuesta al tema de seguridad. Entre textos sustitutorios, cuartos intermedios y la hora de almuerzo, el Congreso no avanzó más que para acercarse a retroceder ante su propuesta.  Hoy ha sido el día de los cuartos intermedios, como bien dijo el congresista Alejandro Cavero a quien le tocó presidir el pleno de hoy, donde lo único que hubo fue “hambre” de una solución y tacañería para darla. En lugar de mejorar, solo se está demorando.

Con la voz encalabrinada, la congresista Sigrid Bazán criticó el proyecto de ley que modifica el Código Penal para precisar procedimientos hacia la lucha contra el crimen organizado, al referir: «yo tenía listo un texto para debatir el día de hoy. Sin embargo, veo que hace cinco minutos han subido un nuevo texto sustitutorio que yo no sé si a todos los pocos que estamos presentes nos han dado tiempo de leer». Afirmó que los cambios constituían entre otros, juegos de términos de terrorismo urbano y criminalidad sistemática, así como detalles sobre el allanamiento en presencia del afectado. Finalmente concluyó su participación durante el debate pidiendo con voz encrespada censurar al ministro de interior.

La parlamentaria Isabel Cortez dijo en el pleno de hoy: «estas propuestas están más para criminalizar las protestas». Refirió a su vez la preocupación de los sindicatos de que al salir a protestar puedan ser encarcelados como crimen organizado. Su colega Kelly Portalatino la contradijo al señalar: «No podemos caer en malas interpretaciones confundiendo a la población». Y luego criticó a la bancada de Perú Libre, mientras los parlamentarios de Perú Libre tampoco perdieron la oportunidad de culpabilizar del crimen, una vez más, al fracaso del modelo.

Noelia Herrera, de la bancada de Renovación Popular, señaló: «para los que piden la derogatoria de ley 32108 ¿qué solución tienen a la derogatoria? (…) Se aprovechan de la situación [en referencia a las organizaciones de izquierda]. Desinformar y aprovecharse de una situación debe ser penado con cárcel. Hoy aquí se está debatiendo una derogatoria por intereses particulares».

Por su parte el congresista Edward Málaga agregó: «coincido en el malestar [pues] no se debe presentar un texto a última hora con tantos cambios que requieren ser discutidos». A su vez la congresista Gladys Echaíz alertó que «con estos textos que nos han presentado no estamos ayudando, mas aún si estamos incorporando elementos al tipo que no resultan comprensibles». Y finalmente terminó su participación diciendo: «yo pediría se haga con más calma, con un mayor estudio y que regrese a la comisión para trabajarlo».

Lo más curioso del día fue un exabrupto que pasó por “agua tibia” cuando le tocó el turno de hablar al congresista Carlos Anderson anunciado por el tercer vicepresidente del Congreso, Alejandro Cavero, por un minuto, a lo que Anderson respondió con voz opaca: «un minuto, siempre un minuto». Mientras Cavero respondió educadamente: «Congresista, es aplicación del Reglamento, me va a disculpar». Seguidamente Anderson le contestó: «Ningún problema. No me haga perder el tiempo». Siguió un silencio incómodo y no pasó nada. Cavero simplemente hizo como que no oyó esa “pataleta” inconsciente. Habría que imaginar cómo hubiera respondido Patricia Juárez, de haber estado a la cabeza del pleno hoy. Como sea, hoy no se avanzó nada y sobraron las horas, pero no hubo un solo minuto para buscar una solución. Mientras tanto, en las calles en una moto lineal permanece “dormida” la bala que hoy probablemente matará a alguien; porque para el crimen no hay cuartos intermedios.

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Populismo, crimen organizado, terrorismo urbano y el Congreso

Lee la columna de Edison Mamani

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Por Edison Mamani

Siempre se ha señalado que el Congreso es populista, lo cual es cierto, pero sin decir también que eso ocurre en el mundo entero. Siempre se ha señalado que el Congreso tiene baja aprobación, lo cual también es cierto, pero sin informar que eso ocurre, igualmente, en el mundo. Los que más cuestionan al Congreso de populista también caen en lo mismo, pero ellos sí se justifican: ¿Hay populismo bueno y malo? ¿Las encuestas son una forma de medirlo?

De niño he visto muchas entrevistas a políticos que son tildados de populistas por hacer todo lo que la población pide, al margen de estudios, cifras y resultados. De adulto he aprendido que ese término puede convertirse también en un arma para descalificar una idea.

Se critica al Congreso que no se debe aprobar la propuesta de terrorismo urbano, o cualquier otra norma que implique aumentar penas, por ser populista, pero paralelamente se acude al “clamor popular”, para justificar la derogación de la norma sobre crimen organizado. Luego se intenta arreglar ello señalando que la población no quiere terrorismo urbano o aumentar penas, centrándose en la palabra exclusiva de los dirigentes transportistas “informales”, que han pasado de ser los “apestados” a los “engreídos” de la prensa. ¿En qué quedamos, se debe hacer caso o no a la población? ¿A qué población, a la limeña, la urbana, la rural?

Para santificar el pecado se recurre a las “encuestas objetivas”, cuya finalidad pareciera ser complementar la narrativa del crimen organizado, es decir, tapar el sol con un dedo. ¿Por qué? Porque en las encuestas de Datum e Ipsos, que han salido esta semana, momento de la ebullición política, no se hace un cuadro comparativo de lo que quiere la población ante la ola de las extorsiones, solo se promueve infantilmente lo relativo al crimen organizado. ¿Si están tan seguros de que su populismo es bueno, crimen organizado, por qué no permiten que la población se informe también que existen otras soluciones “populistas”? En efecto, en ninguna de las dos encuestas se le pregunta a la población: ¿Qué prefiere, crimen organizado o terrorismo urbano? No se le consulta qué opina sobre crimen organizado, pero comparándolo con otras soluciones como el terrorismo urbano, o aumentar las penas, expulsión de extranjeros, pena de muerte, cadena perpetua como regla no como excepción, intervención de las fuerzas armadas en todo el territorio nacional, pena de cárcel para jueces y fiscales que liberan a delincuentes capturados en flagrancia, o el plan Bukele. ¿Por qué? ¿Por qué no les conviene cambiar la agenda de la opinión pública? ¿Por qué no les conviene que el Perú se entere, en este momento de crisis, que el Perú siempre ha querido “mano dura” contra la inseguridad ciudadana?

¿El terrorismo urbano es una medida populista? Por supuesto que sí ¿Hay populismo bueno y populismo malo? Los críticos señalan que crear el delito de “terrorismo urbano” es un acto populista porque las cifras comprueban que nunca hay resultados, sin embargo, parte de este sector ideológico aplaude la creación de la figura también delictiva del “feminicidio”, donde las cifras también comprueban que no hay resultados. ¿Lo primero es populismo malo y lo segundo populismo bueno ¿Existe un doble rasero? Lo paradójico es que este sector ideológico siempre le echa la culpa al Congreso.

¿No es populista pedir la derogación de una norma, que recién tiene casi dos meses, y en consecuencia no se puede medir sus resultados, con el único objetivo de que entre en vigencia la anterior ley que sí tiene cifras y resultados desastrosos? ¿No es populista pedir una única solución y no evaluar otras? ¿No es populista pedir adelanto de elecciones y a la vez autocalificarse de “institucionalista”, pensando incrédulamente en que pueden acceder al poder a pesar de haber fracasado anteriormente con la llamada “generación del bicentenario”, sabiendo que luego de ello habrá más inestabilidad política? ¿No es populista solo centrarse en las consecuencias de la extorsión con granada, pero no en las causas que lo originaron y que no son de este año sino vienen desde el Gobierno de PPK? ¿No es populista también esperar cada mañana a que haya un muerto que informar en vez de una captura de un delincuente? ¿No es populista ver el presente, pero no el pasado ni mucho menos el futuro? ¿Es patológico el doble rasero?

El Congreso es de lo peor, es mediocre, pero es lo que hay. Los que critican a los parlamentarios deberían estar felices: se puede imponer una agenda, muy fácilmente, a un congresista sin formación ni experiencia política, en cambio es complicado hacerlo a un otorongo bien preparado. En el caso del Ejecutivo, no solo es de lo peor, sino que no tienen legitimidad, sin embargo, es necesario recordar que Dina es producto de la inestabilidad política provocada por la derecha y el sector progresista, ya que ambos le bajaron el dedo a Pedro Castillo.

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Censura al ministro de Economía: ¿Unión de la izquierda y derecha?

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Por Edison Mamani

En mi columna “Petroperú y el Congreso: guerra fría entre la derecha y la izquierda”, hace tres semanas, habíamos señalado que Diego Bazán, de Renovación Popular, estaba impulsando una moción censura contra el ministro José Arista, por el tema de Petroperú, pero que no tenía el apoyo del Congreso, ni siquiera para presentar la moción. El miércoles 16 de octubre, se debatirá y votará una moción de censura contra el ministro de Economía, impulsada por Perú Libre, ideología totalmente opuesta, y donde el motivo ya no es Petroperú sino los derechos laborales, sin embargo, se tiene el apoyo de Renovación Popular. A pesar de lo anterior, nuestro pronóstico se mantiene, porque no se cuenta con los 66 votos.

Analicemos la moción de censura presentada por Perú Libre. Los motivos son los derechos laborales de los trabajadores estatales, la pobreza, la salud y las obras paralizadas. No se menciona en ningún lado a Petroperú y, a pesar de ello, se ha recibido el respaldo de Diego Bazán y Renovación Popular. Cabe resaltar que cuando se llevó a cabo la interpelación del ministro el 14 de junio, esto fue producto de la aprobación de dos mociones de interpelación, una de ellas era promovida por Diego Bazán, donde sí se cuestionaba la actitud del Gobierno sobre Petroperú: la izquierda sí pudo continuar con la segunda etapa del control político, pasar de la interpelación a la censura, pero la derecha no, solo se limitó a firmar un texto enteramente escrito por la izquierda.

Ahora veamos las 35 firmas: 8 de 11 de Perú Libre (faltan Waldemar Cerrón, Abel Reyes y Milagros Rivas), 8 de 10 de Renovación Popular (faltan Cheryl Trigozo y Jorge Zeballos), 6 de 8 de Juntos por el Perú (faltan Jorge Coayla y Elías Varas), 4 de 5 de la Bancada Socialista (falta Alfredo Pariona), 3 de 10 de Acción Popular (solo han firmado Luis Aragón, Hilda Portero y Elvis Vergara), 2 de 8 del Bloque Magisterial (solo han firmado Lucinda Vásquez y Oscar Zea), 2 de 14 de Podemos Perú (solo han firmado Heidy Juárez y Edgar Tello), 1 de 8 de Avanza País (solo ha firmado Edward Málaga), y la no agrupada Margot Palacios.

No hay ninguna bancada que haya firmado en bloque. La derecha solo representa el 26% de las firmas (9 de 35). Alejandro Cavero, de Avanza País, que abiertamente se ha mostrado en contra del ministro por su accionar sobre Petroperú, tampoco ha firmado, me imagino porque en la moción no se dice nada de esta empresa estatal. Llama la atención que nadie del Bloque Democrático, sector progresista, haya suscrito la moción de censura, lo que no necesariamente implica que no votarán a favor.

¿Y el resto de las bancadas? Han estado en silencio en estas tres últimas semanas, lo que implica que la correlación de fuerzas no se ha movido. En todo caso, en el supuesto que se sumen más votos, igual no van a poder llegar a los 66, porque eso depende en la práctica de Alianza para el Progreso, por ser de centro, y Fuerza Popular, por ser la más numerosa, pero la primera es la principal bancada oficialista, y la segunda si bien no se ha pronunciado, su vocero Arturo Alegría ha adelantado una actitud de desgano frente a la censura, deslizando que no es el momento adecuado porque nos encontramos ocupados con el tema de la inseguridad ciudadana.

En conclusión, la derecha cuestiona lo de Petroperú, y la izquierda los derechos laborales, entre otros, pero ambas bancadas Renovación Popular y Perú Libre, son catalogadas de extremistas, por lo que es difícil que haya un consenso para conseguir los 66 votos. Tener en cuenta que algunos parlamentarios de la derecha estaban esperando la designación del presidente de Petroperú para justificar la censura porque al parecer el posible titular no sería cercano a su ideología.

Recordar que en la derecha hay una relativa resignación a la postura del Gobierno sobre Petroperú: “¿En qué situación pierde más el país? Nos cuesta más dejar morir a Petroperú, y tenemos que apostar por darle la liquidez para que salga adelante” (palabras de José Arista).

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Manual práctico para extorsionar al Congreso

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Por Edison Mamani

En los pasos perdidos, un periodista le pregunta a un congresista, cuándo derogarán la Ley 32108, sobre crimen organizado, pero el parlamentario no le hace caso mientras atiende las preguntas de otros reporteros; entonces, el periodista vuelve a interrogar, pidiendo escuchar al “clamor popular”, y el congresista esta vez voltea la mirada y responde que están trabajando en aprobar una norma sobre el terrorismo urbano; pero el periodista le replica que los transportistas están en contra de esa propuesta y más bien quieren derogar la Ley 32108, y el congresista le responde que se está trabajando para tener una norma consensuada y recoger los aportes de los diversos sectores; y el periodista insiste de forma inquisitiva, nuevamente, pero ahora le recuerda que el Congreso tiene un rechazo popular del 92% según una “encuesta objetiva”, y que esa norma aprobada por los parlamentarios facilita el crimen organizado, y el congresista le responde, pero esta vez con ganas de terminar este cuestionario y con una sonrisa frente a la cámara, todo es perfectible, por ejemplo lo del allanamiento; pero el periodista no se queda contento con esta pequeña victoria, y le insiste en precisar si promoverá la modificación o derogación, señalando que “todos los expertos” coinciden en la derogación, y el parlamentario, casi despidiéndose, llega a balbucear, tal vez modificación. ¿Cuáles son las recomendaciones que se siguieron para llegar a esta situación?

Primero, debes conocer muy bien al otorongo, si es fácilmente influenciable o no. Y para ello debes leer mi Mapa político del Congreso. Por ejemplo, las bancadas de centro, Alianza para el Progreso, Acción Popular, Somos Perú y Podemos Perú, estarían primero en la mira, sin perjuicio de que en cada bancada existen universos que no se hablan.

Segundo, debes conocer que hay congresistas que “no necesitan ser extorsionados para ser extorsionados”, pues comparten parcialmente los ejes de la propuesta extorsiva, o tienen muchas dudas. Por ejemplo, Diego Bazán, en Renovación Popular, podría ser considerado un aliado, o Milagros Rivas e Isaac Mita, en Perú Libre.

Tercero, debes conocer y aprovechar los defectos y miedos del actual Congreso en su conjunto, por ejemplo, que sostienen al Gobierno de Dina Boluarte, ya que si cae Dina caen ellos, y que por ello no pueden actuar libremente, como censurar al ministro del Interior a corto plazo. En ese sentido, debes promover la narrativa del crimen organizado, para que una parte de la opinión pública tenga la idea de que la responsabilidad de la inseguridad ciudadana es del Legislativo y no del Ejecutivo.

Cuarto, debes actuar como autor mediato, para aprovechar la necesidad del autor inmediato y la de su familia, e instigarlos a que hagan la propuesta extorsiva dentro del domicilio de la víctima, los pasos perdidos. En todo momento se debe tener el dominio del hecho.

Quinto, debes proceder a crear miedo en la víctima, para que acceda a todas tus demandas. A falta de balas en las noches pues los titulares de los grandes medios juegan un buen papel, las 24 horas, creando la narrativa populista perfecta de que hay una única solución: la víctima tiene que entender, a las buenas o a las malas, que se debe hacer esto (crimen organizado), y no lo otro (terrorismo urbano).

Sexto, debes evaluar que, si lo anterior no funciona, a falta de granadas, las “encuestas objetivas” pueden hacer entender a la víctima que la narrativa no es narrativa sino realidad.

Séptimo, finalmente, si todo lo anterior ha funcionado como lo esperabas, debes aprovechar el estado de vulnerabilidad de la víctima, haciéndole creer que es su culpa todo lo que le está pasando, para profundizar o cambiar tus demandas, buscando hacer realidad tu verdadero objetivo, adelanto de elecciones. Recuerda, el dominio del hecho es lo más importante, las propuestas pueden cambiar coyunturalmente.

¿El Congreso puede ser extorsionado? Por supuesto que sí. ¿El Congreso debe ser extorsionado? Claro que no. Lo que yo he realizado son recomendaciones didácticas para extorsionar a los otorongos, aclarando nuevamente que mi opinión es en contra de ello, y que todo lo anterior fue tan solo una parodia.

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Opinión

Paremos al Congreso

Lee la columna de Jorge Paredes Terry

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Por Jorge Paredes Terry

El Congreso de la República, lejos de ser un órgano de control y equilibrio del poder, se ha convertido en un ente desbocado, sin freno ni control, que avanza con la fuerza de un caballo salvaje, pisoteando la voluntad popular.

La falta de un verdadero órgano de control político ha permitido que el Congreso se convierta en un ente autocrático, violando la Constitución con impunidad. El Tribunal Constitucional, que debería ser el garante de la legalidad, se ha convertido en un apéndice del Congreso, un tumor maligno que no cumple su función.

Todos los poderes del Estado, Ejecutivo, Judicial, Fiscalía, etc., tienen mecanismos de control y balance de poder. Sin embargo, el Congreso, con una voracidad insaciable, ha eliminado a todos los que podían fiscalizarlos.

Sus últimos actos que indignaron a la ciudadanía, los pinta de cuerpo entero, el caso “Los Niños” por ejemplo, en su afán de controlar el sistema judicial, declararon la guerra a la fiscalía, por investigar a varios congresistas, el informe final de la denuncia constitucional recomendaba acusar a los políticos por los presuntos delitos de tráfico de influencias durante la gestión presidencial de Pedro Castillo.

La gota que derrama el vaso además de otras tantas perlas de estos mal llamados padres de la patria, es la ya famosa Ley 32108 qué cambia el concepto de organización criminal, limitando su aplicación a delitos con penas mayores a seis años. Así, quedan excluidos los delitos que tienen menos de 6 años de condena, como trata de personas, extorsión, tráfico de órganos, estafa agravada, tala ilegal, tortura, corrupción de funcionarios, entre otros, esto último facilita la vida de todas las mafias del Congreso, investigados por varios delitos.

La situación es insostenible. El pueblo, cansado de la impunidad y la corrupción, ha decidido alzar su voz. Los transportistas, los comerciantes, las amas de casa, unidos en un clamor por la justicia, anuncian un paro indefinido. Los mineros artesanales, miles de ellos, se preparan para salir a las calles y frenar al Congreso.

La situación es crítica. El Congreso, con un apoyo popular que no supera el 5%, se ha convertido en una amenaza para la democracia. La destitución de Dina Boluarte y del Congreso, a través de la presión popular, se vislumbra como una posibilidad real.

Para combatir la corrupción en el Congreso, se necesitan medidas drásticas y contundentes:

  1. Reforma del sistema político: Se necesita una reforma profunda del sistema político que permita fortalecer la democracia y combatir la corrupción. Esto implica la creación de un órgano de control político independiente del Congreso, la implementación de un sistema de financiamiento transparente de los partidos políticos, la eliminación total de la inmunidad parlamentaria y la promoción de la participación ciudadana en la política.
  2. Fortalecimiento del sistema judicial: Es necesario fortalecer el sistema judicial para que pueda investigar y sancionar eficazmente la corrupción. Esto implica la independencia del Poder Judicial, la lucha contra la impunidad, la profesionalización de los jueces y fiscales, y la creación de un sistema de justicia transparente y eficiente, me atrevo a sugerir la elección popular de jueces y fiscales, al mismo estilo de México.
  3. Promoción de la transparencia y la rendición de cuentas: Se debe promover la transparencia y la rendición de cuentas en todas las instituciones del Estado, especialmente en el Congreso. Esto implica la publicación de información pública, la creación de mecanismos de control ciudadano, la implementación de sistemas de alerta temprana de corrupción y la promoción de una cultura de transparencia.
    Solo con medidas contundentes y la participación activa de la ciudadanía se podrá frenar al caballo desbocado y construir un país más justo y transparente.

El pueblo peruano, en su lucha por la democracia y la justicia, ha llegado al límite. La calle se convierte en el único escenario posible para frenar al caballo desbocado. Solo la voz del pueblo, organizada y unida, podrá poner fin a la impunidad y la corrupción que asfixian al país.

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