Opinión
El Datazo: Tía María, un juego de tronos
Lo último de la coyuntura política de manera resumida.

Hace pocos días se llevó a cabo el evento minero PERUMIN en la ciudad de Arequipa. En éste, fuimos testigos de cómo el premier Alberto Otárola desautorizaba a su ministro de Energía y Minas afirmando que uno de los proyectos más importantes del país no podía ejecutase mientras no se solucionaran los conflictos sociales. Estos conflictos no son de ahora sino de muchos años atrás, desde el gobierno de Ollanta Humala, quien, junto al entonces congresista Fredy Otárola —hermano de actual premier y asesor en la sombra de Alberto—, elaboraron la famosa ley de la Consulta Previa, que en vez de beneficiar al país lo ha perjudicado. Pero ¿qué hay detrás de la conflictividad social de Tía María? Hace algunos años nos informaron que la DINI habría realizado una investigación y detectado que, a través de oenegés chilenas, se pagaba a los famosos dirigentes sociales para que el proyecto minero no se desarrollará. ¿Por qué los chilenos se opondrían al desarrollo minero peruano? Simplemente, porque si no nos detienen, nuestro país se convertiría en el primer productor de Cobre del mundo, lo que perjudica los intereses de nuestro vecino del sur. Se han preguntado, por ejemplo, ¿de qué viven los dirigentes antimineros?, el único argumento que esgrimen para paralizar el proyecto de Tía María es que el impacto ambiental sobre la agricultura se verá afectado. No importa lo que se le diga, así la empresa encargada de la explotación demuestre que usará una tecnología de punta en el proceso extractivo, a estos señores no les importa… POR ESO, CHILE SIGUE SIENDO EL PRIMER PRODUCTOR DE COBRE EN ESTA PARTE DEL CONTINENTE. LÍDERES ANTIMINEROS COMO MARCOS ARANA Y VLADIMIR CERRÓN, INCURSIONAN EN POLÍTICA PERO NO PARA BENEFICIO DE LA POBLACIÓN, SINO PARA BENEFICIO PERSONAL. SU AGENDA SIEMPRE ACABA DONDE TERMINA SU PELLEJO. ESOS SON NUESTROS SOCIAL CONFUSOS. PROVECHO, OENEGÉS DE LA CUECA, PO’.
TÍA MARÍA: UN JUEGO DE TRONOS I
Para Chile no es nada alentador que el Perú esté construyendo el mega puerto en Chancay. En diversos programas de opinión del país mapo, son varios los políticos, empresarios y lideres de opinión que señalan la necesidad de que el gobierno chileno acelere las ampliaciones e inversiones sobre los puertos de San Antonio y Valparaíso. Con Chancay en operaciones, en tan solo 30 días, barcos de gran escala podrán cruzar el océano Pacifico (¡en treinta días!), sin cruzar incluso por el canal de Panamá, lo que perjudicará enormemente el tráfico portuario chileno, quedando fuera de las rutas comerciales importantes de la región, y el Perú convertido en el Ámsterdam de Sudamérica de cara a Asia. El lema es «de Shanghái a Chancay», barcos con una inmensa capacidad de tonelaje surcando nuestros mares convirtiéndonos en la puerta de entrada y salida de Sudamérica para los asiáticos. Al parecer, el 2024 nuestro país será la cereza del pastel en el continente y seremos reconocidos como un país imprescindible para realizar comercio exterior y posibilitar la inversión en la región… CURIOSAMENTE, ALGUNOS DIRIGENTES LIGADOS A LA IZQUIERDA YA CUESTIONAN LA CONSTRUCCIÓN DE ESTE MEGAPUERTO. ¿QUIÉN LOS FINANCIA? OENEGÉS INTERNACIONALES ¿OTRA VEZ, LOS CHILENOS? ASÍ NO JUEGA PERÚ.
TÍA MARÍA: UN JUEGO DE TRONOS II
No cabe duda de que el proyecto portuario de Chancay ha puesto inquietos a nuestros vecinos del sur, pues parece que no contaron con la celeridad y decisión con la que se construyó en plena pandemia, de suerte que esta vez los hemos sorprendido con los pantalones abajo. Pero las posibilidades portuarias del Perú no se quedan allí. ¿Se imaginan un puerto con diez veces más capacidad que el puerto de Chancay, y con una profundidad mayor que permita el atraque de barcos de gran calado, que no atracan en este momento en Sudamérica? Pues, como diría Blanca Varela, «ese puerto existe» (y, si no existe, puede existir en las costas de Islay). Sí, pues, Chancay junto al proyecto del mega puerto de Corío (que el Gobierno Regional de Arequipa viene proponiendo desde hace 2 décadas atrás), lo que consolidaría en el sur el tridente portuario Ilo-Corío-Matarani, sumados a la conversión de la base aérea de La Joya como un aeropuerto internacional civil-militar, al ferrocarril del Sur que une Matarani con Arequipa, Puno y Cusco (y que puede vincularse a la red ferroviaria de Bolivia y Argentina), además de la carretera interoceánica que va de Mollendo a Arequipa, Puno, Cusco, Madre de Dios y Brasil, además de que se logre que Arequipa se consolide como plataforma logística integrada de la vía interoceánica del sur, son los fundamentos para que el Perú pueda ser, ya sin ninguna duda, la puerta de entrada y salida de Sudamérica de cara al Asia, con lo cual le ganaríamos el posicionamiento comercial a Chile por muchísimo tiempo. Luego de casi 150 años, reviven los temores chilenos que dieron lugar a que se opusiera a la confederación Perú-boliviana y luego propiciaran la guerra del pacífico (como lo reconocen sus propios historiadores). los puertos peruanos eliminando del mapa comercial marítimo del Pacífico Sur a los puertos chilenos. chúpate esa, condorito.
TIA MARIA: UN JUEGO DE TRONOS III
Estas prácticas oscuras, en las que los servicios de inteligencia chilenos conspiran y meten su cuchara en la realidad peruana no son nuevas, se remontan al siglo XIX. Como lo reconocen los mismos historiadores chilenos, como Eduardo Cavieres Figueroa y Gonzalo Serrano del Pozo (profesores de Historia de las universidades de Valparaíso y Viña del Mar, respectivamente), la participación chilena boicoteando la Confederación Perú-boliviana fue resultado de su preocupación por el desarrollo que estaban teniendo los puertos peruanos en la tercera década del siglo XIX, lo que amenazaba el desarrollo comercial de Chile, que dependía totalmente de sus puertos. La alianza Perú-boliviana ponía en peligro la viabilidad de Chile como país. Así de serio veían ellos el tema. Pero la cosa no queda allí. Guillermo Parvex, en su obra Servicio secreto chileno en la agenda del Pacífico, cuenta con detalle y con información desclasificada de los propios servicios chilenos, cómo, en 1873, mientras crecía la tensión entre Chile y sus vecinos, los chilenos formaron una red de espías (entre chilenos y extranjeros), que involucraba a militares, civiles, hombres de letras, ingenieros, mujeres, etc. Estiman que fueron más de setenta en Perú y Bolivia, y una cantidad similar en Centroamérica, Estados Unidos y Europa. Con esa red, Chile boicoteó la compra peruana de blindados, un acorazado, dos fragatas y una decena de torpederas, anulando el envío de fusiles, artillería y ametralladoras. Por eso, la explotación de Tía María les preocupa tanto, y por eso la posibilidad de Chancay y, peor aún, el eventual desarrollo del proyecto portuario de Corío, en el sur del país, les aterra… AHORA, EN EL SIGLO XXI, ESA RED TIENE OTROS ROSTROS, PERO LA LABOR DE BOICOT A TODO EMPRENDIMIENTO PERUANO QUE SUPONGA EL DESARROLLO DE NUESTRO PAÍS, SIGUE EN MARCHA. PARECE QUE PARA LOS CHILENOS QUEDA CLARO QUE SU DESARROLLO DEPENDE DE QUE EL PERÚ NO CREZCA. PARECE SER FUNDAMENTAL TENERNOS ADORMECIDOS PARA QUE ELLOS PUEDAN BRILLAR. LA ESTRELLA DEL SUR QUE APARECE EN SU ESCUDO NO SOPORTA EL BRILLO DEL SOL PERUANO. SOMOS MUCHO CUANDO DESPERTAMOS. ¿LO HAREMOS?
¿QUIÉN ESTÁ TRAS LOS ATAQUES CONTRA EL PRESIDENTE DEL CONGRESO?
El deber de la prensa es mantener a la ciudadanía enterada con información veraz. Lamentablemente, en los últimos años un sector de los profesionales de la información se ha convertido en sensacionalista, a tal punto, que incluso lapida moralmente con sus afirmaciones, sin importarles que los temas que denuncian se hallen todavía en etapa de investigación en la Fiscalía. Ellos son fiscales, jueces y verdugos con la guillotina moral en sus afiladas lenguas viperinas. Aquí no existe el debido proceso y la presunción de inocencia. Simplemente, ejercitan su lengua y hunden sus colmillos cargados de cicuta en cada uno de sus comentarios públicos. El abogado cusqueño Alejandro Soto Reyes ha sido cuestionado desde que asumió la presidencia del Congreso, sin que se haya brindado espacio público para dar a conocer alguna noticia positiva con respecto a su gestión al frente del Congreso. Nada de lo que hace existe para esta prensa enemiga de la institucionalidad y de color amarillo patito. Todo hace suponer que en su fuero interior no les importa lo que diga o haga, pues, una vez más, ya sentenciaron, así que en su agenda no hay más que hacerlo parecer como un incapaz. No importa qué haga, no importa qué diga, lo único que les importa es golpearlo. Sin embargo, «El Datazo» no se casa con nadie y observamos con ojo crítico todo. Más aún cuando de por medio está la defensa de la institucionalidad del país. La verdad es que este señor ha demostrado ser un político trejo con correa ancha que no se desespera, pasSa su balón y toca la pelota con paciencia. Ante los ataques de los amarillos, su silencio ha acallado, primero, y alterado, después, a sus detractores… PERO, COMO NO PUEDEN POR UN LADO, VAN POR EL OTRO. RESULTA QUE AHORA, EL DECANO DE LA FACULTAD DE DERECHO PRETENDE DENUNCIARLO POR UN SUPUESTO PLAGIO DE SU TESIS DE MAESTRÍA. CABE PRECISAR QUE NO ES LA ESCUELA DE POSTGRADO (INSTANCIA ACADEMICA ANTE LA QUE SE PRESENTÓ LA TESIS DE MAESTRÍA) LA QUE HACE LA DENUNCIA. PERO LO CURIOSO ES QUE ESTE DECANO ALUNADO QUIERE TRAMITAR SU DENUNCIA ANTE LA OCI DE SU UNIVERSIDAD, DESCONOCIENDO LOS PROCEDIMIENTOS ACADÉMICOS BÁSICOS DE SU PROPIA INSTITUCIÓN. EL PASADO ROJO DE ESTE DECANO NOS MUESTRA QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE ESTE INCUBO: LA CAVIARADA.
UNA FIESTA SINIESTRA
La madrugada del sábado, en una casa en el distrito de Lince, se produjo un homicidio. En la fiesta que tuvo lugar en ese inmueble, habían asistido varios políticos y ex políticos para agasajar a un personaje de lo mas cuestionado. En Acción Popular —el ex partido del cumpleañero homenajeado— lo recuerdan como un sujeto violento y ambicioso. Es más, su amigo de barrio en el puerto bravo del Callao —que llego a ser regidor por la municipalidad chalaca—, Manuel Neciosup, hoy está preso en el penal Canto Grande. Según nos dicen en Acción Popular, el homenajeado en cuestión, García Oviedo, fue denunciado en el 2,019 ante el Ministerio Público como presunto responsable de haber presentado firmas falsas en el proceso electoral interno del partido de la lampa para convertirse en el secretario general de Acción Popular, llegando después a ocupar una curul en el Congreso. Nunca respondió cuál era la procedencia del dinero empleado en su campaña, dejando un turbio rastro de dudas en su camino. Hoy, el cuestionado Paul García nuevamente se ve envuelto en líos de las paginas policiales y no políticas, involucrando a la tercera vicepresidenta del Congreso quien, en vez de ayudarse con sus declaraciones se ha condenado solita. Hoy, por lo pronto, ha trascendido que la hermana de Paul García trabajaría en el Congreso, en un área que depende directamente de la tercera vicepresidencia, sin contar con ninguna experiencia, ni cumplir con los requisitos mínimos de la meritocracia. Según comentan, está allí solo por ser la hermana del que sería novio de la congresista Roselli Amuruz… MUCHOS SE HAN PRONUNCIADO EN CONTRA DE LA CONDUCTA DE LA CONGRESISTA ROSELLI AMURUZ, INCLUSO CONDUCTORES QUE LA INVITABAN CASI SEMANALMENTE A LA TELEVISIÓN —COMO BETO ORTIZ Y CARLA GARCÍA—LE HAN PEDIDO QUE RENUNCIE. SI ESTO SIGUE ASÍ, LO MÁS PROBABLE ES QUE LA SEÑORITA SEA REMOVIDA DEL CARGO, PUES NADIE LA VA A DEFENDER. UN CONSEJO, ALEJESE DE LAS MALAS JUNTAS, NO SÓLO HAY PERSONAJES INVOLUCRADOS EN CORRUPCIÓN A SU ALREDEDOR, SINO TAMBIÉN EN ORGANIZACIÓN CRIMINAL, Y TODOS SON CERCANOS AL TAL PAUL GARCÍA. PREOCUPA QUE LA TERCERA VICEPRESIDENTE DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA PUEDA TENER ENTRE SUS JUNTAS A GENTE PRONTUARIADA QUE RESUELVE SUS ENTRIPADOS A PUNTA DE PISTOLETAZOS Y MUERTES. POR FAVOR, QUE ALGUIEN LE META ESO EN LA CABECITA LOCA A LA CONGRESISTA DEL BAILE DEL PERRITO.
UNA FIESTA SINIESTRA I
Por si Roselli Amuruz no nos cree, vamos con más detalles, fina cortesía de la prensa que hasta hace poco le servía como caja de resonancia, invitándola a declarar por cualquier cosa. Según un programa televisivo, Angie Gómez Acosta —esposa de la víctima de la fiesta de Lince, Christian Enrique Tirado— y el hermano de la víctima, Erick Alejandro Enrique Tirado, ingresaron a trabajar al Congreso de la República, en la Oficina de Imagen del parlamento, en agosto último, justo días después de que Roselli Amuruz asumiera la Tercera Vicepresidencia del Congreso… AHORA, QUE NO DIGA LA CONGRESISTA QUE ELLA FUE A LA FIESTA COMO UNA INVITADA MÁS, PERO QUE NO CONOCÍA A NINGUNO DE LOS INVITADOS. QUEDA CLARO QUE LOS DE LA MENTADA REUNIÓN FESTIVA ERAN DEL ENTORNO POLÍTICO CERCANO DE LA CONGRESISTA Y DE SU SUPUESTA PAREJA SENTIMENTAL. PERO NO SOLO ESO, SINO QUE QUEDA CLARO TAMBIÉN SU MEDIACIÓN PARA UNA LA CONTRATACIÓN DE DICHAS PERSONAS EN EL CONGRESO. ¿Y LA MERITOCRACIA?
Opinión
Las minas para quienes las trabajan
La CONFEMIN PERÚ convoca a la movilización NACIONAL más contundente en la historia de la pequeña minería y minería artesanal.

Por Jorge Paredes Terry
El jueves 26 de junio, a las 8:00 AM, en el Campo de Marte (Jesús María, Lima), no habrá espacio para la indiferencia. Nos movilizaremos con fuerza para exigir lo que nos corresponde por derecho: el control de nuestras minas y el pleno desarrollo de nuestra actividad. No nos quedaremos callados ante la injusticia. Este no es solo un reclamo por nuestros trabajos, sino una lucha por la justicia social y el reconocimiento de la importancia vital del sector de la pequeña minería y minería artesanal (PMMA) para la economía peruana.
Por generaciones, la PMMA ha sido el sostén de miles de familias en todo el Perú, generando empleo, impulsando el desarrollo local y contribuyendo significativamente al Producto Bruto Interno (PBI). Somos los guardianes de un legado ancestral, los que extraemos los recursos minerales que alimentan la industria nacional e internacional. Nuestra actividad no solo genera riqueza, sino que fortalece el tejido social de nuestras comunidades, preservando nuestras tradiciones y cultura. Sin embargo, a pesar de nuestra innegable contribución, hemos sido históricamente marginados, relegados a la informalidad y sometidos a políticas que nos perjudican.
Basta de promesas vacías, de leyes ineficaces y de un proceso de formalización que nos excluye. Por siglos hemos trabajado estas tierras, somos herederos de una tradición milenaria, y el saqueo por parte de la oligarquía y las empresas extranjeras TERMINA AHORA. Exigimos la inmediata ampliación del proceso de formalización, la aprobación de la Ley MAPE y la Ley de Reversión de concesiones ociosas. No nos callarán, no nos ignorarán, no nos detendrán. Nuestro trabajo dignifica a miles de familias peruanas, sostiene economías locales y contribuye al desarrollo del país. No permitiremos que nos arrebaten nuestro sustento. Por nuestros derechos, por nuestras familias, por el futuro de nuestras comunidades, ¡LEVANTÉMONOS Y DEFENDAMOS LO NUESTRO! Difunde este llamado. El jueves, ¡todos a Campo de Marte! Que se escuche nuestra voz. ¡Las minas son para quienes las trabajan! ¡Unámonos y hagamos temblar al poder!

La presidente Dina Boluarte fue a inaugurar una escuela pública en Talara (Piura), y terminó dictando cátedra de intolerancia. Frente a más de mil estudiantes, no les habló del futuro o de quedarse en Perú, país de oportunidades. No habló de los sueños. Habló de sus críticos. De esos “ciegos, sordos y no mudos” que —¡osadía imperdonable! —Se atreven a cuestionarla. Y lo peor no fue solo el tono. “Critican desde su corazón desleal con el desarrollo de la patria”, dijo sin titubeo. “Critican, pero no ven las obras”. “Nos recargamos de esas energías negativas”. ¿Desleal el que piensa distinto?
No, señora presidente. No es deslealtad. Es un derecho. La Constitución reconoce incluso la crítica a resoluciones judiciales. ¿Y usted pretende que no se cuestione su gestión? ¿Ese es el mensaje que quiere dejar a los estudiantes del Perú? Qué espera entonces; si el Estado reduce el polígono de protección de las Líneas de Nazca, silencio. Si se intoxican estudiantes con alimentos del programa Wasimukuna del MIDIS, silencio. Si se contratan a los amigos o allegados de los ministros, como lo ocurrido en el MINEDU y MINCUL silencio. Si el MININTER no puede con la delincuencia, si desaparecen tesis de congresistas o se pierden donaciones en el Ministerio de la mujer no exista crítica.
En las aulas del Perú se les dice a los docentes y estudiantes que una de las competencias más urgentes del siglo XXI: el pensamiento crítico. Para la OEA (2015), “construirse como pensador crítico implica abandonar una postura egocéntrica en la que los argumentos son ciertos porque tenemos confianza en ellos o porque tenemos cierta preferencia afectiva hacia ellos, porque nos conviene que sea así o simplemente porque así lo hemos creído siempre” (p. 10). Y usted, en una institución educativa pública, les dice a los estudiantes que no sean críticos. Que seguir la línea del gobierno es sinónimo de lealtad. ¿Entonces cómo se construyen ideas, cómo se proponen soluciones de contexto, si solo se permite seguir órdenes como peones bajo el miedo al látigo?
Recuerde, presidente, que el himno nacional no dice «callamos por mandato”. Dice: «¡Somos libres!» Y esa libertad incluye la de pensar. La de decir. Quien no critica está condenado a fracasar por seguir a quien cree que tiene siempre la razón, a quien cree que solo su criterio es válido. Eso no es liderazgo. Es dogma. Es autoritarismo disfrazado de progreso. ¿Dónde se formó en Derecho, señora Boluarte? ¿En qué manual le enseñaron que disentir es deslealtad? ¿Con qué lógica se ataca a quien piensa distinto?
Lo irónico es que quien más dignidad mostró ese día fue un estudiante. Sí, un adolescente peruano. Que, con respeto, pero con firmeza, le pidió: «Es hora de un verdadero cambio, de un compromiso real con las necesidades de nuestro pueblo. La juventud peruana espera, con esperanza y exigencia, un gobierno a la altura de nuestros sueños». Le dijo que la juventud no quiere solo palabras, quiere compromiso. Le habló de frente. Un estudiante del colegio Ignacio Merino de Talara, frente a todos, sin papeles que lo amarren ni miedo que lo frene, le dio una lección de ciudadanía. Clase que sus ministros, asesores y congresistas a sueldo no se atreven a dictarle: “Sabemos su gran compromiso al estar aquí, la verdad, pero no podemos ignorar la creciente desconfianza que genera la política actual”. Y usted eligió responderle desde la tribuna del agravio. Le contestó con el látigo simbólico. Con la burla solapada. Con el autoritarismo que no necesita uniforme, solo soberbia.
Construir colegios no le da permiso para deseducar. Poner ladrillos no la autoriza a silenciar conciencias. Y cortar cintas no la absuelve del deber democrático de escuchar. Entonces, en agosto del 2026, ¿deberíamos pensar que para ese entonces expresidente Boluarte será desleal si se atreve a criticar al nuevo gobierno? ¿Sería desleal con el sistema de justicia si se atreve a criticar alguna resolución en su contra? ¿Nos van a decir que ya no se puede opinar porque criticar es sabotear?
La política sin crítica no es política. Es fanatismo. O peor aún, autoritarismo religioso con sotana de obra pública. ¿Y para cuándo el diálogo presidente Boluarte? ¿Para cuándo el gobierno que escucha sin atacar? ¿Para cuándo un Estado que no ve enemigos en cada voz crítica? ¿Para cuándo los puentes —no los de concreto—, sino los del consenso político? Debemos entender, entonces, que la política en el Perú será solo confrontación y alianzas entre adeptos. Qué futuro le espera a un país donde el diálogo es percibido como traición, y la discrepancia como deslealtad.
Cuándo tendremos un o una presidente capaz de convocar a la nación incluso en medio de posiciones contrarias. Presidente, si usted fue capaz de dejar atrás sus promesas de campaña y sentarse con los Acuña y los Fujimori, ¿por qué no puede hacer lo mismo con quienes simplemente piensan diferente a usted?
La invalidación no suma adeptos. El ataque no construye gobernabilidad. Y me pregunto: ¿los que hoy callan y obedecen sin cuestionar, estarán con usted cuando lleguen los juicios, las investigaciones, los balances finales? ¿Le serán leales cuando ya no tenga poder?
Las 50 muertes en el sur se acercan cada vez más a su destino. ¿Cómo enfrentará esos momentos? O peor aún quienes estarán con usted, le recuerdo que, a Toledo y Humala no les quedó partido político, a usted tampoco. El poder sin consenso es una soledad peligrosa. Basta con ver el voto de la bancada de Cerrón y la izquierda de donde usted vino. Se está quedando sola señora presidente.
Opinión
La guerra de dos mundos
Delia Espinoza y Patricia Benavides protagonizan una pugna vergonzosa por el control absoluto del Ministerio Público. Su enfrentamiento no es por justicia, sino por intereses de poder, respaldadas por facciones políticas —conservadoras y progresistas— que instrumentalizan la Fiscalía como campo de batalla ideológico.

En un Estado de derecho, el fiscal de la Nación no es una figura decorativa ni un operador político. Su papel esencial es defender el ‘principio de legalidad’, que significa actuar con estricta sujeción a la ley, investigar con independencia, sin favorecer ni perseguir a nadie por intereses personales o ideológicos. Sin embargo, en el Perú contemporáneo, la más alta autoridad del Ministerio Público ha dejado de representar esa función republicana para convertirse en ficha de poder dentro de una guerra abierta entre facciones políticas. Hoy, Delia Espinoza Valenzuela y Patricia Benavides Vargas, lejos de honrar sus cargos, encarnan una pugna vergonzosa que pone en jaque la legitimidad de la institución que deberían proteger.
Desde hace unas horas, la Fiscalía de la Nación parece una escena de ‘teatro absurdo’. Delia Espinoza permanece atrincherada en su despacho, haciendo vigilias simbólicas con velas para demostrar que no cederá el cargo. Mientras tanto, Patricia Benavides, tras una resolución de reposición emitida por la Junta Nacional de Justicia (JNJ), intentó reinstalarse por la fuerza con respaldo policial y con una carta intimidante dirigida a Espinoza, exigiéndole que se abstenga de firmar resoluciones.
Ninguna cede, ninguna retrocede. El Ministerio Público ha quedado como rehén de una guerra personal disfrazada de debate institucional. La pregunta de fondo no es quién debe ocupar el cargo, sino si ¿alguna de estas fiscales está verdaderamente interesada en defender la legalidad por encima de su ambición?

Patricia Benavides: la fiscal del sector conservador
Patricia Benavides Vargas, destituida en mayo de 2024 por la JNJ, representa una de las etapas más oscuras del Ministerio Público en la última década. Llegó al cargo envuelta en polémicas académicas —no se han hallado sus tesis de maestría y doctorado— y salió con acusaciones graves por presunto tráfico de influencias, abuso de poder, obstrucción de justicia y uso político del aparato fiscal.
Uno de los casos más evidentes fue su interferencia directa en la investigación contra su hermana, la jueza Enma Benavides Vargas, acusada de liberar a narcotraficantes a cambio de sobornos. La fiscal Bersabeth Revilla, a cargo del caso, fue retirada por Patricia Benavides de forma arbitraria, lo cual fue considerado una falta muy grave por la JNJ. La historia se repitió con el fiscal Luis Felipe Zapata, apartado por investigar a otro fiscal (Miguel Vegas Vaccaro) afín a Benavides. Según se comprobó, los informes usados para justificar estas remociones estaban plagados de datos falsos. En otras palabras, usó su poder para proteger intereses personales y castigar la independencia.

Las revelaciones del exasesor Jaime Villanueva —hoy colaborador eficaz— son aún más alarmantes. Villanueva reveló que su exjefa Benavides se reunió en al menos cinco ocasiones con la presidenta Dina Boluarte entre 2022 y 2023. En esas reuniones, se habrían negociado favores judiciales a cambio de respaldo político. Por ejemplo, cuando Boluarte Zegarra en su condición de titular del Midis era investigada por lavado de activos en el caso «Los Dinámicos del Centro», Villanueva coordinó con el fiscal Rafael Vela para evitar que se pidiera prisión preventiva contra la chalhuanquina. ¿Cuál fue el resultado? Dina Boluarte ascendió sin obstáculos a la presidencia de la República tras la caída de Pedro Castillo.
Las relaciones entre Benavides Vargas y la mandataria Boluarte Zegarra continuaron, incluso después de las muertes durante las protestas en Juliaca. Patricia Benavides buscó frenar la destitución del general Raúl Alfaro —quien se negó a detener a Castillo durante el intento de golpe— y negoció presuntos archivos de investigaciones a cambio de nombramientos de confianza en el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED) y el Fondo de Vivienda Policial (FOVIPOL), según los testimonios del propio Villanueva.

Pese a este historial, Patricia Benavides ha recibido el respaldo explícito de sectores conservadores y del aprismo. Rafael López Aliaga, aún alcalde de Lima que pronto abandonará la comuna metropolitana, la condecoró por su enfrentamiento contra Pedro Castillo, presentándola como heroína democrática. Pero más allá de las narrativas épicas, los hechos revelan una fiscal que no solo traicionó el ‘principio de legalidad’, sino que convirtió la Fiscalía de la Nación en su oficina de operaciones políticas.
Delia Espinoza: la fiscal del ala progresista
Delia Espinoza Valenzuela, actual fiscal de la Nación, no representa una solución institucional a la crisis, sino la otra cara de la misma moneda. Su nombramiento en octubre de 2024 fue visto por muchos como un intento de “limpiar la casa”, pero rápidamente quedó claro que también juega sus propias cartas políticas. Su cercanía con sectores autodenominados “caviares” o progresistas ha provocado desconfianza, y sus decisiones han levantado sospechas de que estaría usando su poder para proteger a sus aliados.

Una de sus primeras acciones como fiscal fue presentar demandas de inconstitucionalidad contra leyes que otorgaban mayores facultades a la Policía Nacional en las investigaciones preliminares. La justificación fue la defensa de la autonomía del Ministerio Público, pero varios congresistas lo interpretaron como una forma de deslegitimar la labor policial en medio de investigaciones sensibles.
Desde el Congreso —especialmente desde bancadas como Fuerza Popular y Renovación Popular— se ha acusado a Espinoza Valenzuela de encubrir a fiscales investigados, de proteger redes internas en el Ministerio Público, y de tomar decisiones que benefician al sector judicial progresista con el que se le vincula. Incluso desde el Ejecutivo, el ministro del Interior presentó una denuncia constitucional contra ella por presunto abuso de autoridad, alegando que desconoció normativas que otorgan a la Policía liderazgo en las primeras etapas de investigación.
Además, hay acusaciones de que su ascenso al cargo fue negociado dentro de una Junta de Fiscales Supremos fragmentada, donde habría ofrecido archivar investigaciones a cambio de votos favorables, lo que pone en entredicho la legitimidad de su nombramiento. Su imagen de fiscal «anticrisis» se ha ido diluyendo frente a un estilo de gestión defensivo, confrontacional y cada vez más politizado.

Dos mujeres, un camino de decadencia
Patricia Benavides y Delia Espinoza representan facciones opuestas del tablero político peruano. Una es la favorita de la derecha y el aprismo. La otra, de los sectores progresistas. Pero ambas coinciden en lo esencial; han hecho del Ministerio Público una trinchera personal y una herramienta de poder. La institucionalidad ha quedado en segundo plano, desplazada por una lógica de supervivencia política donde el ‘principio de legalidad’ solo se invoca cuando conviene.
En lugar de investigar con independencia, han usado sus cargos para blindar aliados, negociar favores y enfrentarse entre sí como si la Fiscalía fuera un botín. No hay transparencia, no hay rendición de cuentas, no hay justicia imparcial.
El Perú necesita con urgencia una Fiscalía de la Nación que no responda a intereses personales ni políticos, sino al mandato constitucional de investigar y sancionar con independencia. Lo que hoy tenemos, en cambio, es una guerra vergonzosa entre dos fiscales que se disputan un cargo como si fuera una presidencia alterna del país. Esta batalla no solo erosiona la credibilidad del Ministerio Público, sino que degrada peligrosamente la fe ciudadana en el sistema de justicia. Mientras no se ponga fin a esta pugna y se restablezca el ‘principio de legalidad’, ninguna de las dos merece el sillón fiscal.
Opinión
El asalto institucional que sacude los cimientos de la democracia en el Perú
Hoy, la toma de la Fiscalía de la Nación por Patricia Benavides, destituida en 2024, expone un golpe institucional que sacude los cimientos de la democracia peruana. Respaldada por una resolución cuestionada de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) y fuerzas de seguridad leales al régimen de Dina Boluarte. Benavides intenta recuperar su cargo, pese a que la JNJ solo podría restituirla como fiscal suprema, no como máxima autoridad. La fiscal titular, Delia Espinoza, se resiste, declarando que no reconocerá un cargo obtenido por la fuerza política.

Por Jorge Paredes Terry
Este acto es parte de un engranaje corrupto que involucra al Congreso, la JNJ y el Tribunal Constitucional (TC). El Congreso, controlado por fuerzas fujimoristas, cerronistas y acuñistas, eligió a los miembros de la JNJ, quienes, en un acto sin precedentes, emitieron una resolución sin unanimidad, usurpando competencias y violando la Ley de Procedimiento Administrativo. El TC, nombrado por el mismo Congreso, permanece en silencio cómplice, avalando el operativo al no pronunciarse sobre la demanda competencial que cuestiona los límites de la JNJ. Su inacción permite que Dina Boluarte, quien enfrenta acusaciones por graves delitos, elimine a su principal opositora, la fiscal Espinoza, reponiendo a Benavides, aliada política que en 2022 facilitó su ascenso al poder.
El asalto a la Fiscalía es un atropello constitucional. La JNJ sobrepasa sus límites, ignorando precedentes del Tribunal Constitucional que establecen que la nulidad de un proceso no restaura automáticamente cargos obtenidos por designación interna. La resolución de la JNJ además omitió pruebas clave, como el informe que demuestra la destitución ilegal de una fiscal para obstruir una investigación contra la hermana de Benavides, presuntamente vinculada al narcotráfico. Diversos Juristas califican la resolución como un título inválido para ejercer como fiscal de la Nación.
Este asalto es la culminación de una estrategia de cerco perfecto: el Fujimorismo y Cerronismo controlan el Congreso e instalan operadores; Boluarte busca inmunidad persiguiendo fiscales que la investigan; y el TC legitima el abuso con su silencio, allanando el camino a una dictadura técnico-legal. La ciudadanía asiste a la destrucción del Estado de Derecho. La JNJ, el TC y el Congreso han secuestrado la justicia para convertirla en un botín político. Hoy no solo la Fiscalía está bajo asalto, sino la democracia peruana misma. Es imperativo que la ciudadanía se levante y defienda la democracia antes de que sea demasiado tarde. El silencio es complicidad. La lucha por la justicia y la democracia requiere la participación activa de todos.

Por Tino Santander
Los miraflorinos se han rebelado contra las políticas autoritarias del alcalde Carlos Canales. Lo acusan de sembrar cemento en desmedro de la poca arborización del distrito. Además, sus críticos más severos señalan que existen graves indicios de corrupción e incompetencia en las obras, y ponen como ejemplo la ciclovía de la avenida comandante Espinar y el puente Miraflores-Barranco, que tanto perjuicio ha causado a los vecinos y a los limeños en general.
Abel Condori y Justo Mamani me invitaron a participar en los plantones de los vecinos insurrectos en el parque Kennedy. Ellos creen que la clase media miraflorina puede sumarse a una insurrección contra el sistema. Justo Mamani me dijo: «También son peruanos. No te olvides de que las clases medias nos pueden ayudar a acabar con los podridos que gobiernan el Perú». Lo escuché. En ese momento apareció el periodista Rafo León, conocido como «la china Tudela», agitando alocadamente como si fuese un revolucionario dispuesto a dar la vida por la causa vecinal contra el alcalde Canales. Abel Condori dijo: «Mira, Justucha, compañero Tino, ese es el periodista racista y clasista que habla mal de los puneños. ¿Te acuerdas cuando insultaba al compañero Walter Aduviri? Con este vamos a hacer Frente Único. No jodas, Justo». Nos quedamos callados mientras los vecinos gritaban consignas contra el alcalde.
«Compañeros —les dije—, es verdad que los miraflorinos no están luchando por conseguir agua y desagüe para diez millones de peruanos, ni contra los bancos usureros que controlan la economía nacional, ni contra el monopolio farmacéutico del Interbank, ni por infraestructura agraria, de salud y educación. Ellos tienen otros problemas. Pero lo que nos une es la lucha contra la corrupción y contra el fraude electoral. Esta insurrección es el inicio para que puedan escalar sus reivindicaciones a otro nivel y así contar con ellos para transformar el país en una verdadera democracia».
«Eres iluso, compañero —dijo Abel—. Ellos son racistas y clasistas. Ese Rafo León nunca se va a juntar con nosotros. No podemos mezclarnos con ellos porque no nos quieren, y nosotros tampoco. Tú sabes el odio que siente la gente por la frustración que vive la inmensa mayoría. Ellos se imaginan un Perú diferente al nuestro; ellos aspiran a ser Miami, mientras que nosotros queremos un país democrático, libre, donde impere la ley y esta no sea un instrumento de los grupos de poder económico, como hasta ahora».
«No —les dije—. Tenemos que superar nuestros prejuicios. Además, este movimiento de las clases medias recién empieza. No hay nada orgánico; es todavía una algarada, un vacilón para los pitucos. Lo importante es ayudarlos, movilizarnos con ellos, que sientan que el pueblo, a pesar de nuestras diferencias, los apoya. Tenemos que estar a la altura del reto que significa transformar el Perú. En la batalla contra el crimen organizado, la corrupción política y el fraude electoral, estamos todos. En la próxima movilización, participaremos orgánicamente y veremos cómo los ayudamos».
«Compañeros —dijo Justo, señalando la Iglesia “Virgen Milagrosa”—, si tomamos esta iglesia con la gente que no tiene agua ni desagüe, con los colectivos que luchan contra los bancos y el monopolio farmacéutico, ¿tú crees que los “combativos vecinos de Miraflores” nos van a apoyar o van a pedir que nos saquen a palos y nos acusen de “tucos”? No jodas, Tino. Ellos son otro Perú, al margen de nosotros. Entiende: no nos quieren».
La insurrección democrática, la revolución social y la desobediencia civil son tareas que deben ser tolerantes con la diversidad de condiciones económicas, sociales y políticas si queremos acabar con los podridos que gobiernan.

Por estos días, en el Congreso de la República, se escenificó una de esas farsas que ya no sorprenden, pero sí indignan. Fabricio Valencia Gibaja, el actual ministro de Cultura —o lo que queda de esa cartera— fue interpelado por su gestión desastrosa. El escenario fue casi simbólico: un hemiciclo semivacío, con parlamentarios ausentes como si la destrucción del patrimonio milenario del Perú fuera un asunto menor. Esa imagen lo decía todo: el país se cae a pedazos y un gran porcentaje de los supuestos padres de la patria miran para otro lado.
El ministro fue interrogado sobre el escandaloso recorte del polígono de protección de las Líneas de Nasca y Palpa, una mutilación al patrimonio mundial que haría revolver en su tumba a María Reiche. Lejos de responder con honestidad, Valencia optó por la evasiva, la retórica hueca y la mentira abierta. Como si la verdad pudiera ocultarse bajo el manto de la burocracia.
Pero el punto más grotesco vino cuando se le preguntó por Shirley Hopkins, beneficiada con órdenes de servicio en su gestión y, presuntamente vinculada sentimentalmente con el ministro. Fue allí donde la compostura se desmoronó. El ministro, visiblemente nervioso, negó toda relación, balbuceó excusas y trató de esquivar el tema del uso indebido de un vehículo oficial, hoy bajo investigación fiscal. La escena fue patética, digna de una tragicomedia mal escrita.
Y es que la trama de este drama tiene nombres y apellidos: según fuentes del propio ministerio, desde Palacio de Gobierno se habría ordenado al ministro acelerar un informe —elaborado por funcionarios de la DDC de Ica— para justificar la resolución que recorta el área protegida de las Líneas. El documento, firmado por la también cuestionada viceministra Moira Novoa Silva, ha sido repudiado por arqueólogos, especialistas y una parte del Congreso aún comprometida con la cultura.
Ante el escándalo, el Ejecutivo solo ha optado por la táctica del camuflaje: “pausar” el proceso, socializarlo, dilatarlo. Pero el crimen está en marcha. Fabricio Valencia no solo ha demostrado incompetencia; ha mostrado sumisión, cobardía y desprecio por la historia del Perú. Lo que ocurrió en Nasca no es un error técnico: es un acto deliberado que pretende la destrucción cultural. Y sus responsables no deben quedar impunes. El silencio de Alberto Martorell y su nuevo cargo en el Mincul abre una nueva línea de investigación.

Por Edwin A. Vegas Gallo
El Tratado del Alta Mar, TAM, cubre el 64% de los océanos (49% del planeta Tierra) y, después de veinte años de trabajo sobre el tema, es una nueva conquista de las Ciencias Oceánicas y del Derecho Ambiental y no tiene en su gestación nada de “oenegenero”, como lo pretenden presentar en Perú políticos y gremios empresariales desconocedores de aquel.
El nacimiento del TAM se dio el domingo 5 de marzo de 2023, en la V Conferencia Intergubernamental del instrumento internacional jurídicamente vinculante en el marco de la Convención de Naciones sobre el Derecho del Mar CNUDM, relacionado con la conservación y uso de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”.
Tanto fue el resultado de este Acuerdo que la presidenta de la Conferencia, Rena Lee (Singapur), señaló: “Después de 20 años, el barco llegó a la costa”. Se adoptó por consenso el 19 de junio, en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (que usó Perú para delimitar frontera marítima con Chile), relativo a la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
En dichas reuniones participó el gobierno peruano, vía Cancillería, y debió tomar la providencia del caso para evitar desinteligencias políticas, como ocurrió con el Acuerdo de Escazú.
Este Tratado regula el alta mar, entendida como “las aguas internacionales que comienzan a 200 millas náuticas de las costas”, que hasta antes de este Acuerdo, carecía de protección o gestión específica, con menos del 1% de las zonas de alta mar total o altamente protegidas.
El TAM hace que el alta mar, una “res communis usus”, se transforme en “patrimonio común de la humanidad” (art. 5 b del TAM), aunque ese acuerdo no ha establecido al momento una autoridad ni un mecanismo adecuado a esa naturaleza de bien, como sí se hizo para los fondos marinos y oceánicos fuera de la jurisdicción nacional y sus recursos, tema del cual Perú debe estar atento.
Este Tratado o Acuerdo oceánico busca revertir el estado de emergencia de los mares del mundo, en concordancia con alcanzar el Objetivo 14 de desarrollo sostenible y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (diciembre 2022); sobre todo en la ampliación de áreas marinas protegidas, la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada de flotas extranjeras, que entran y salen de nuestras 200 millas, sin que los entes de vigilancia intervengan.
Por cierto, en el TAM, hay 33 referencias a los pueblos indígenas y 29 a comunidades locales, aunque si bien son ajenas a la experiencia en alta mar, les da derecho de opinión en este tema, debido al principio de integración marina.
Las cuestiones esenciales del TAM pasan por la investigación y desarrollo, especialmente de los recursos genéticos marinos, con la repartición justa y equitativa de sus beneficios (monetarios y no monetarios), así como las áreas marinas protegidas, del sistema de evaluación de impacto ambiental y la construcción de capacidades y transferencia de tecnología.
Hay que entender que este Acuerdo no tiene que ver nada con la pérdida de soberanía alimentaria ni de dominio marino, ni mucho menos con el control de la pesca artesanal ni industrial, en la que los gremios empresariales peruanos hacen su agosto, empobreciendo al mar peruano; ya que en las negociaciones del tratado se generó el consenso de que el manejo pesquero de los países no debía ser regulado por aquél.
La implementación de este TAM, pienso, será complicada. El principal problema a resolver es determinar quién vigilará las áreas marinas protegidas en alta mar. Otro problema es que no hay un arreglo preciso para la resolución de disputas. En el caso de Perú, que no es miembro de la CONVEMAR, al momento de ratificar por el Congreso este TAM, puede pedir solución de controversias al Tribunal Internacional de Derecho del Mar o a la Corte Internacional de Justicia. Ni que decir de los recursos financieros y los mecanismos de desembolso que se requieren para su funcionamiento.
Aun con todo, este acuerdo histórico sobre la biodiversidad marina en aguas internacionales contribuirá a la protección vital contra la contaminación, contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como evitar la destrucción del hábitat en estas zonas críticas, para beneficio de las generaciones futuras.

Por Miguel Fegale
A fines del 2004 regresé al Perú luego de naufragios entre Texas y Extremadura (es), económicamente quebrado, pero con la decisión firme de entrar o morir en el intento a la mítica y guapa universidad Villarreal.
Económicamente arruinado, agarré valor, postulé e ingresé. Siempre de niño quise ser arqueólogo, acabé con 16 la secundaria, no me dejaron serlo. Estudié en universidades pitucas y nefastas, pero siempre tuve el deseo de ser arqueólogo. Le debo mucho a la literatura. De joven, perdido entre las calles de Ate, casi me pierdo como Al Stone. Los libros y revistas de rock redimieron mi vida. Dejé la violencia y me fui por la senda del arte; publiqué 6 libros. En las calles con los subterráneos: Cesar N, Leo Escoria, Richi lakra, Angel Izquierdo, Primo Mujica, Nataly Celio, Oscar Flores (algunos ya murieron) siempre pasábamos de noche/madrugadas entre tragos y puchos. Yo miraba hipnotizado la Villa (algún día estudiare ahí, -me decía). No sé por qué tanto amor por el Centro de Lima, quizás porque mi tatarabuelo fue del barrio de Monserrate, pienso.

Ya en la Villa me costó mucho adaptarme. 10 años o más sin estar en aulas; me golpeó los horarios, trabajos, profesores geniales, muy capos, amigos talentosos y chicas guapísimas, pero tromes. Me sacudieron como una gaviota en el mar de Paracas. Así pasé el primer año donde casi tiro la toalla, al final me enamoré de la Villa, su comedor, sus aulas, sus pasadizos inmensos, sus alegrías, sus silencios, su historia viva. Este año fue extraño. Me fui a España, luego pasé por Italia visitando a mi adolescente hija Sasha. Pasé avatares, me regresé triste a Lima; con mi hija peleamos por su edad y cosas de la vida. En mi Lima instalado y feliz (siempre es lindo volver), volví a mi casa, ¡a mi Villarex! Como le digo de cariño, mi inmenso coloso universitario, pero con los meses no había matrícula, ni códigos, ni explicaciones; la mayoría de escuelas y facultades ya se matricularon y es un abuso, ineficiencia, atropello de parte de la OCRACC, ente encargado de realizar esas funciones, el decanato, que nos deja expuestos a perder el año académico, perder el carné universitario y varios derechos más por culpa de los que se esconden en sus oficinas mudas y cómplices. Estamos en votaciones y quieren enquistarse en una nueva directiva mafiosa, y nosotros al no tener matrícula no tenemos derecho a voto y a todo lo demás, como se explicó. Esperamos que se resuelva lo antes posible. Hemos realizado plantones y marchas con los colegas de literatura, historia, arqueología, lingüística y antropología. Lucharemos por nuestros derechos. La educación no es un favor, es un derecho, señores.
Bueno, yo, algo hastiado de peleas y revueltas argonautas, ya tuve mucho con el bastardo exalcalde del Rímac (el delincuente Rosario) y sus tres intentos de destruir la favela rockera y literaria (30 de junio, aniversario), pero… creo que aún me debo ajustar las botas, el cinturón, las muñequeras, mis cadenas y mi camiseta por mi casa villana que tanto quiero. Como mi cielo limeño, ese cielo que es como una chica gélida, cobarde, androide que cada vez que la veo me electrocuto y enamoro más. FUERZA VILLARREAL HOY Y SIEMPRE. Letras, fotografía y rock con los anestesiados. (ti).
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