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Dennis Arias Chávez «Desde las primeras líneas de mis cuentos pretendo no darle espacio al azar: construyo el porqué de las cosas.»

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«Somos una familia que ha decidido desaparecer. Nadie lo sabe pero no descartamos que existan sospechas. Quizá hemos dado razones para ello; sin embargo, no estamos en condición de darle explicaciones a nadie. Somos libres de hacer lo que queramos dentro de nuestra casa, y aunque sabemos que los vecinos nos observan, nada impedirá que cumplamos nuestro objetivo», así empieza «Reunión familiar», el primer cuento de Ciudad Lineal (La travesía Editora, 2013), publicación que marca el debut narrativo de Dennis Arias Chávez.

A pesar de lo truculento e insólito que, de saque, nos anticipa el narrador, es una historia que podemos calificar de realista. Este relato viene a ser el punto de partida para empezar a indagar sobre lo fantástico. El personaje, antes de «desaparecer» pinta  —escribe un mensaje rotundo y procaz— en las paredes de los vecinos. ¿No es quizá, de una manera oculta, una muestra del deseo del escritor de dejar un mensaje, algo escrito, antes de irse?

Entonces le pregunto al autor qué desea hacer antes de lo que algún día nos ocurrirá a todos: desaparecer.

—Creo que todos tenemos la necesidad de generar mensajes, ya sean ocultos o visibles, durante nuestra vida. Como personas tenemos propósitos claros, algunos aparentemente más simples como ser felices, otros más complejos como trascender. La literatura está llena de símbolos, estos símbolos van tomando formas y sentidos en la mente de los lectores. El escritor empieza con una idea, le da forma, la pule, junta sus piezas (las palabras) y las une. Esa idea crece como una semilla con un único fin: quedarse en la mente de los lectores, y es ahí cuando viene el punto de quiebre. El mensaje del escritor desaparece para quedar solo el mensaje que el lector halle en su obra. Ahora, bien, soy un tipo simple: solo busco dejar una historia que pueda ser contada, que entretenga, que intrigue, que alegre. Es complejo, porque no todo alegra, entretiene e intriga en esta vida.

Tanto en «Parches» como en «Vita Merlini» hay un vínculo: la mascota. Mascotas extravagantes como un cerdo alimentado de una manera muy singular o Abuelo que, según nos cuentan, vendría a ser el hijo del mismísimo demonio. Mascotas que ocultan lo maléfico. Acá ya introducimos a un ámbito preñado de fantasía. ¿Cómo marcas el límite entre lo posible y lo imposible?

—La diferencia radica en el grado de verosimilitud de los hechos. «Parches» es una historia fantástica, pero real, es posible, en nuestro mundo las perversiones existen y no es difícil darse una extravagancia de ese tipo. Además, en «Parches» el horror del personaje es sobre lo extraño del lugar y de los criadores. Sin embargo, para los criadores, no hay terror, solo naturalidad, normalidad. Si este cuento nos genera estertores es porque siempre queremos ser normales, lo anormal se nos ha impuesto. «Vita Merlini», por su parte, escapa de toda razón. Abuelo es la imagen de Merlín, mago que fue creado como correlato del Rey Arturo ante la necesidad de un pueblo por encontrar su identidad (Gran Bretaña). Juego con ello, entonces ¿Abuelo resulta siendo fantasía pura, desprovista de cualquier atisbo de lógica? Pues sí.

En el cuento titulado «Redada» los animales siguen teniendo un notorio protagonismo: ahora se trata de ovejas hablantinas pero, sobre todo, violentas. Acá ya exploras la violencia que azotó a nuestro país. ¿Acaso no es «Redada» una historia surrealista que pretende hablar de los años de la violencia política donde el fanatismo animalizó a muchos peruanos («programados para matar» como las ovejas de la historia)?

—Si tuviéramos que elegir como depredador a algún animal de este ancho mundo, es obvio que no elegiríamos a las ovejas, ya sabes, por toda la tradición religiosa y moral que las rodea. Ahora, por supuesto, es esa vuelta de tuerca la que me gusta de ese cuento, uno de mis favoritos, sin duda. Al leer la primera parte, las primera líneas de los cuentos del libro te darás cuenta que no dejo mucho al azar, construyo el porqué de las cosas, así la trama sea porque a alguien se le dio la gana de desaparecer por simple hartazgo («Reunión familiar», mi primer cuento). Viví los últimos años del senderismo y, claro, en esta historia tomo algunas impresiones de mi vida en Huancavelica.

¿Tienes alguna fijación con los «Paraguas»? ¿Te gusta escribir microrrelatos?

—Escribo microficción, mucha microficción. La mayoría de estos cuentos empezaron siendo historias de 100, 50 y hasta de 20 palabras. Es curioso, el microcuento que mencionas lo escribí un febrero, al llegar a la oficina todo mojado porque no tenía un dichoso paraguas.

Mientras leía «Muñeca rota» no dejaba de pensar en Amy Winehouse. ¿Ese fue el punto de partida para contaminar una realidad real con tu poderosa imaginación?

—Definitivamente, sí. «Muñeca rota», un cuento borgeano en su manejo, resulta para mí un homenaje antinatural, pues no hay reivindicación en la historia, solo una alegoría al poder del arte. Creo que así le habría gustado a Amy que se contara su historia. En todo caso, si a alguien le incomoda, entonces lamento tomarme esta atribución.

¿Te obsesiona quizá la mitología que tiñe la vida y la «muerte» de ciertos artistas como Elvis y Jim Morrison? Acá hallo un vínculo: la muerte como ensayo o teatro, una mentira, y la puesta en escena de la muerte en tu primer relato, «Reunión familiar».

—Es difícil hablar de la muerte, y más si te la tomas en serio. Es más fácil hablar de la muerte por medio de la literatura, porque, aunque ésta (la muerte) sea terrible, las personas que se acerquen a ella a través de un cuento o una novela, la asumirán solo como una ficción. Pienso que la muerte, el sexo, el miedo, la traición, deberían enfocarse o tomarse al puro estilo de Woody Allen: riéndonos de estos temas y también de nosotros mismos.

¿Crees que la muerte puede ser un instrumento definitivo de emancipación para ciertos seres humanos?

—Sin duda, es una opción valedera, pero también es la más difícil de aceptar. Créeme, que, parafraseando a Camus, la moral no nos deja ser libres.

En «El manuscrito» narras otro hecho insólito con un final no menos sorpresivo. ¿Qué hay detrás de este cuento que, sin duda, también es un homenaje?

—Mi fijación y la de mis contemporáneos por mitificar la obra del buen Roberto Bolaño. Lo leí en la universidad, lo leí en España. La última novela que leí de él fue Los sinsabores del verdadero policía, la cual me pareció ponderable en todos los sentidos. «El manuscrito» es un cuento testimonial ya que transmite lo que sentí cuando regresé al Perú y no conseguía trabajo.

En «Apuntes para una telenovela mexicana» hay una tácita ironía sobre los manidos melodramas. ¿Qué te movió a escribir esta historia?

—Mira, he visto muchas telenovelas mexicanas (lamentablemente era lo único que llegaba a Huancavelica por entonces) y no podemos negar su influencia en nuestro medio (sino preguntémosle a Thalía). Ahora, claro, las telenovelas de los 50, con las cubanas como referente preclaro, pasando por las venezolanas, las colombianas y, por supuesto, en otra categoría, qué duda cabe, las brasileñas. Todas ellas nos han regalado joyitas nada desestimables. El maniqueísmo latente en las telenovelas mexicanas me resulta divertido. Es un hecho que la vida matrimonial tiene mucho de melodrama.

En «Búsqueda» insistes con el tema amoroso. Esa historia también se puede leer como una carta de amor con un arranque espléndido. La vida es volver a empezar. ¿Escribir es, en muchos casos, desempolvar emociones y recuerdos?

—Escribir es viajar y dejarlo todo por la travesía. Soy un neófito en poesía y si la estudié fue solo para aprobar los cursos. Sin embargo, todo escritor es sensible y la prosa también resulta siendo también un ejercicio poético en el que se entremezclan técnica y canto. «Búsqueda» es precisamente eso: la búsqueda de la técnica y el canto. También de la loca manía que tengo de echar mano de lo que queda dentro de mi baúl de los recuerdos.

A partir de «Noche serrana» muchos de tus cuentos van a ser reos de la nocturnidad. La noche como escenario perfecto para mostrar la violencia terrorista, las creencias y mitos andinos. ¿Siempre te ha cautivado la noche? ¿Cuánto ha influido tu infancia en Huancavelica para las historias como «El jala alma»?

—La noche me sabe a agüita de muña, tostado* y un buen cuento de terror en la voz de una de mis tías. De niño pasaba las vacaciones en Moya, un pueblo que queda entre Huancavelica y Huancayo y donde no había ni televisión ni radio. En Huancavelica, mi madre aplacaba el sonido de las balas en las noches de toque de queda con sus cuentos de los hermanos Grimm, en tanto que mi hermana y yo nos cubríamos los rostros con las frazadas Tigre y Tumi (ya no sé si existan aún estas últimas), tratando de olvidar el exterior. El Jala Alma existió, y si tan solo hubiera grabado todo lo que me dijo de este personaje mi finada abuela, tendría para escribir una trilogía.

¿Te interesaría contar más sobre los años de la violencia quizá en una novela?

—Sí, aunque desde un enfoque fantástico que es donde me muevo mejor.

¿Qué autores han sido decisivos para llegar a «Ciudad Lineal»?

—Hay muchos: Julio Ramón Ribeyro, Primo Levi, Jorge Luis Borges, Antonio Tabucchi, Roberto Bolaño, Paul Auster, Woody Allen, Michael Ende… en fin, la lista es inmensa.

Por último, ¿escribir puede llevarnos a perdernos en un enorme y monstruoso laberinto?

—Claro que sí, aunque estoy convencido de que el hilo de Ariadna es la disciplina.

 

*Nota del entrevistador: “tostado” simplemente, o “maíz tostado”, es lo que en Lima se conoce como “canchita”, que acompaña platos típicos como el ceviche. Entre los arequipeños mayores de treinta años (y los serranos, en general) todavía se le llama “tostado”.

 

Reunión familiar

Por Dennis Arias Chávez

 

Somos una familia que ha decidido desaparecer. Nadie lo sabe pero no descartamos que existan sospechas. Quizá hemos dado razones para ello; sin embargo, no estamos en condición de darle explicaciones a nadie. Somos libres de hacer lo que queramos dentro de nuestra casa, y aunque sabemos que los vecinos nos observan, nada impedirá que cumplamos nuestro objetivo.

No tenemos aún claro como lo haremos, carecemos de originalidad, así que nos hemos impuesto la tarea de buscar ideas sobre sacrificios efectivos, de esos que no persiguen la leyenda elegíaca, sino más bien, la contundencia de lo pragmático. Mi hermano mayor nos comparaba con aquellos obsesos entusiastas que quieren bajar de peso pero que no saben cómo hacerlo. Mi madre, más delicada y romántica que el resto, nos comparaba con una pieza de Beckett; pero su idea del absurdo nos hacía reír.

Somos cuatro y vivimos en la calle Cortaderas.

Como en cualquier hogar, en el nuestro existían también los deberes, aunque en estos últimos días habíamos perdido el entusiasmo por hacerlos. Mi madre apenas si cocinaba y mi padre gastaba sus últimos minutos en beber y en ver la televisión. Solo mi hermano mayor estaba empeñado en regar los geranios del jardín y en mantener el patio libre de hojas y polvo. Yo le ayudaba con la segunda planta. Sacudía los cojines de nuestros muebles, tendía las camas y limpiaba los pasadizos. Mis padres no hablaban mucho, el abandono ya es parte de ellos. Contar lo que hacemos es apenas una manera de llenar los vacíos de nuestra existencia. Ya no hay carcajadas ni reclamos, tampoco mandatos ni planes para el futuro, la sensación de estar haciendo las cosas por simple inercia se apodera de nosotros, y solo cuando alguien nombra nuestro trágico plan, sonrisas tímidas llegan acompañadas de entusiasmo. Hace poco vimos a un vecino decidirse a construir una piscina. Empezó cavando un inmenso hoyo, de seis metros por ocho, en el patio de su casa. Vimos también como desenterraba huesos de lo que parecían animales y fue cuando se nos ocurrió enterrarnos vivos. Era una opción macabra pero a la vez efectiva. Solo quedaba la cuestión de saber quién sería el que diera las últimas lampadas. Mi madre fue la primera en negarse, aducía que aunque le entusiasmaba ser la última en concretar el plan, le aterraba la idea de ser poseía por el instinto maternal. Mi padre solo quería recostare y sentir como la tierra lo sofocaba. Mi hermano mayor no estaba dispuesto a dejar de lado el placer de sentir el golpe de la tierra sobre su cuerpo, así que la responsabilidad recayó sobre mí. Ideé un plan ingenioso que consistía en construir una especie de trampa hecha con maderas que al ser activada por una palanca liberaría una gran cantidad de tierra mezclada con cal. En el fondo me importaba muy poco ser el último, lo único que valía la pena era saber que nuestro fin se concretaría, nada más que eso.

Nuestra casa no tenía un patio inmenso como las otras de Cortaderas. No era tan grande ni vistosa, pero sí poseía una inmensa sala cubierta de adoquines de vidrio que dejan traslucir la claridad del día. Esa sería nuestra tumba. Para llegar a la puerta que daba a la calle se tenía que atravesar una inmensa cochera llena de cachivaches, lo que impediría que cualquiera viera nuestras acciones. «Empezamos este fin de semana», ordenó mi padre. Nos procuramos de lampas y carretillas que compramos en la avenida Mariscal castilla. Yo iba con mi padre. Mi madre y hermano, en tanto, se dedicaron a desocupar la sala al ritmo de las canciones de Inti Illimani y Quilapayun. Por cuenta de mi padre corría los bufets de pollo a la brasa y anticuchos; yo dibujé los planos de mi trampa final, discutía con mi hermano sobre su diseño y sobre la calidad de los materiales. Recuerdo las ideas de mi padre, muy comprensible él supo ofrecerse a cargar la trampa con la tierra y cal. Adustamente me dio un abrazo al final de nuestra charla y del brazo me llevó a la cocina donde mi madre se entretenía soltando las costuras del vestido que usaría para el entierro.

Empezamos a romper las losetas de la sala un viernes en la noche, después de las caparinas. Y aunque tratamos de pasar desapercibos, nunca faltaron los curiosos. Dejamos que sospechasen, después de todo, a lo más que podrían llegar era a pensar que estábamos remodelando algún espacio de la casa. El primero en querer saber de nuestras actividades fue la bodeguera. Vino una tarde a preguntar si estábamos tumbando alguna pared porque, si era así, ella conocía a un buen albañil. Me sorprendió la tranquilidad con que mi madre le aceptó el número telefónico del hombre. Con el trascurrir de los días se acercaron más vecinos: la coja de la esquina, la anciana que regaba de manera obsesiva su jardín, el taxista que alguna vez me llevó al hospital por un problema con la

vesícula. .Todos querían meter sus narices en nuestra casa. El lunes dejamos la excavación y mi padre se fue a hacer sus labores (el hecho de morir no significaba que uno tenga que dejar de cumplir sus obligaciones). Tenía su propio centro de fotocopiado en un centro comercial. Mi madre continuaba deshaciendo su vestido y mi hermano en ordenar su habitación. Yo era el único que seguía trabajando en la trampa. Durante la cena nos divertíamos con las historias de cómo mi madre conoció a mi padre. Afuera, los vecinos seguían obsesionados por saber que pasaba adentro, sobre todo cuando vieron acumularse excesivo polvo en nuestro pórtico. Entre el rumor y el frío de la noche, nuestra tumba empezó a tomar forma. Una semana después acabamos con la fosa: tres metros de profundidad  y lo suficientemente amplia como para toda la familia. Dos días después la trampa también quedó lista.

Llegados a este punto, no pudimos evitar que la gente se diera cuenta de lo que estábamos haciendo. Algunos impertinentes amenazaron con denunciarnos ante la municipalidad por el exceso de ruido que hacíamos y por el polvo que, supuestamente, llegaba hasta sus habitaciones. Todo era completamente falso, lo que buscaban era molestarnos, pero o que no sabían era que cada reclamo suyo era como una brisa reveladora que nos convencía aún más de dejar este mundo. Un conato de violencia se formó alrededor de nuestra casa cuando un estúpido quiso meterse para ver de qué tamaño era la construcción. Mi padre tuvo que sacarlo a patadas de la cochera, amenazando con llamar a la policía y denunciarlos a todos por intentar robarnos (si vieran los rostros de indignación que teníamos). Solo así pudimos calmarlos. Al día siguiente vinieron dos policías en momentos en que desayunábamos. Mi hermano fue quien los atendió. Hablaban con bastante calma y aunque en un inicio trataron de amenazarnos con elevar el asunto a una denuncia, pronto se vieron convencidos después de que mi hermano les pusiera un billete de doscientos soles entre las hojas de su agenda. «Trabajamos en algo pequeño, jefe, que poco o nada afectara a la constitucionalidad del país». Algunos vecinos oteaban desde sus ventanas, derrotados. Todo lo que podía hacer un billete de doscientos soles.

Nuestra última noche cenamos un cordero a la olla. Jamás el cordero me supo más delicioso que esa noche y más refrescante y dulce la coca cola. Un viento fresco entraba a la casa esparciendo un olor a tierra húmeda. Después de cenar instalamos con mi padre la trampa. Mezclamos con cal la tierra y cargamos la rejilla con ella. Comprobé que la palanca que soltaría la carga no estuviera trabada y luego subí a mi habitación. Los vecinos empezaron a apagar sus luces. Después de una oración en familia nos fuimos a nuestras camas, pero yo no podía dormir, la rabia que tenía me ascendía por el pecho hasta la garganta. Quería venganza. La luna bañaba las fachadas de las casas dándoles un tono fantasmal. Fui hasta la cochera, tomé dos tarros de pintura y me arrebujé con una frazada muy cerca de la ventana. Esperé a que cayera la madrugada para pintar en la paredes de las casas «Púdranse, hijos de puta». Luego de mi travesura regresé triunfal a la cama, más tranquilo y dispuesto a disfrutar de mis últimas horas de sueño. En el silencio que siguió, la luna se vio opacada por unas espesas nubes y la oscuridad llegó con su pesado manto. Unas horas después mi padre nos despertaba. Ya vestidos con nuestras mejores ropas nos dirigimos a la que sería nuestra tumba. Días antes habíamos decidido ingerir somníferos para ahogar el instinto de supervivencia que de seguro afloraría durante el rito. El hoyo húmedo como si de unas fauces se tratará nos tentaba. Primero vino mi madre, se recostó serena sobre el suelo y cerró los ojos. La vimos tan tranquila, como un ángel dispuesto a sacrificar su vida por todos los hombres de la tierra. Esperamos unos minutos hasta que los medicamentos hicieron efecto y luego empezamos a cubrirla. Mi padre sería el siguiente. Ya la claridad del amanecer se filtraba por nuestras ventanas. Debía darme prisa. Mi hermano se despidió de mí con un fuerte estrechón de manos y saltó a las fauces. Lo cubrí con alegría. Un gritó me alertó. ¿Se habrían dado cuenta ya de mi venganza? Tragué rápidamente el resto de pastillas que quedaban y me acosté, tiré de la palanca y la tierra cayó pesada sobre mi cara. La desesperación se apoderó de mí, empecé a agitarme y a abrir la boca. Sentí el sabor ferroso de la tierra en mi garganta, en mis pulmones y en mis ojos. Pasaron algunos minutos antes de que las pastillas me calmaran. En los últimos segundos que me quedaba rogué a Dios porque los vecinos no derribasen la puerta antes de que el aliento se me vaya. Soñé con animales y casas. También con los vecinos que de seguro estarían rabiosos al ver sus paredes decoradas con mi obra. Quedó el recuerdo de mi última cena, de mi última conversación con mi padre. Soñé con mi familia entera y con la puerta de la cochera que no había asegurado tras volver de mi fechoría.

 

 

 

 

 

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Orlando Mazeyra Guillén (Arequipa, 1980). Escritor y cronista. Editor Cultural de la Universidad La Salle y colaborador del semanario "Hildebrandt en sus trece". Su último libro "Mi familia y otras miserias" apareció bajo el sello Tribal (Lima, 2013). Ha publicado ficción y no ficción en El Malpensante (Colombia), Proyecto Shereza de (Canadá) y Badosa.com (Barcelona), Destiempos (México) y en el Proyecto Patrimonio de Santiago de Chile. Ha sido incluido en las antologías “Disidentes 2: los nuevos narradores peruanos 2000-2010” (Ediciones Altazor, 2012) y “17 cuentos peruanos desde Arequipa” (Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, 2012).

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Sodalicio acata orden del Vaticano y queda oficialmente suprimida

Tras décadas de denuncias por abuso sexual, psicológico y físico, el Vaticano ha puesto fin al Sodalicio de Vida Cristiana.

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Perdieron el rumbo en el camino y hoy les toca acatar la orden directa del Santo Padre. El Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) ha dejado de existir oficialmente desde ayer, luego de que el superior general de la comunidad firmara el decreto de supresión como Sociedad de Vida Apostólica laical.

La disolución fue confirmada por el propio SVC a través de un comunicado en su sitio web.

La decisión, aprobada por el papa Francisco, pone fin a una institución marcada durante años por denuncias de abusos físicos, psicológicos y sexuales contra sus integrantes, perpetrados por sus líderes y fundadores.

“Con dolor y obediencia aceptamos esta decisión”, señala el comunicado.

En el mismo documento, el disuelto grupo pide perdón por los maltratos y abusos cometidos en la comunidad.

“Nuestra mirada se dirige también a las víctimas; les reiteramos nuestro sincero pedido de perdón por los maltratos y abusos cometidos en nuestra comunidad. Pedimos perdón también a toda la Iglesia y a la sociedad por el dolor ocasionado”, señala el texto.

Asimismo, se da a conocer el nombramiento de monseñor Jordi Bertomeu Farnós como comisario apostólico, encargado de la ejecución del proceso de supresión.

Previo a la entrega del decreto de disolución, se identificaron las propiedades y fundaciones vinculadas al Sodalicio con el fin de evaluar su destino como parte del proceso de reparación a las víctimas y el sustento de los miembros que dependían de la comunidad.

Como se recuerda, hace dos décadas surgieron denuncias de exmiembros que fueron profundizadas por investigaciones periodísticas, las cuales expusieron los abusos sistemáticos perpetrados por su fundador, el laico peruano Luis Fernando Figari, quien fue finalmente expulsado del grupo en agosto de 2024.

Luis Fernando Figari, uno de los fundadores del Sodalicio. Foto: archivo GEC.

El dato:

El SVC se resistió a formalizar su disolución, a pesar de la orden del papa Francisco emitida en enero de 2025.Según el abogado José Ugaz, representante de seis víctimas no indemnizadas, el SVC maniobró para vaciar sus bienes y fondos antes de la disolución, con el fin de evitar que sean gestionados por el Vaticano. Ugaz alertó al Vaticano sobre esta posible fuga de dinero y ocultamiento de patrimonio en una carta enviada el 24 de marzo.

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El hampa chalaca quiere erradicar a los extorsionadores venezolanos con sus propias manos [VIDEO]

Delincuentes del primer puerto indicaron que extranjeros han “roto” todos los códigos del bajo mundo.

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En el mundo donde la bala suena primero que la palabra, sangre con sangre se paga. Ni cuarenta estados de emergencia decretados por Dina Boluarte han hechos temblar a los extorsionadores extranjeros ante la reciente advertencia del hampa del primer puerto, quienes furiosos de que los foráneos empiecen a meterse con los ciudadanos del Callao, cobrándoles cupos, han rastrillado sus armas para lanzarles una durísima advertencia.

Y es que bien saben los delincuentes extranjeros que con otras mafias no se puede ‘negociar’ como con algunas autoridades, salvo tengan un interés en común, ahora vienen analizando a detalle qué tan ciertas sean las amenazas del hampa chalaca.

Uno de sus líderes, a través de una filmación, advirtió a todos los extranjeros que “han desatado una guerra abierta”, al considerar que se han equivocado de zona para extorsionar. “Ya no te vamos a tolerar ni una. Aquí estamos los chalacos, una sola idea, compadre. Todos contra todos ustedes”, se llega a escuchar en el video.

Advierten a venezolanos no ingresar al Callao

El discurso se ha extendido como una consigna en los barrios más convulsos del puerto. En Carrillo Albornoz, uno de los jirones con mayor presencia policial, los vecinos reconocen que el temor a una guerra declarada es cada vez más tangible. “Cualquiera que esté ahí lo veamos haciendo delivery, así lo vamos a bajar también”, dijo un encapuchado durante la grabación.

Las amenazas no solo se limitan a los miembros de bandas extranjeras. El mensaje apunta a cualquier ciudadano extranjero, incluso aquellos sin vínculos delictivos. “Sabemos que también hay venezolanos que trabajan, pero lastimosamente justos por pecadores, y así va a ser”, sostuvo uno de los pandilleros entrevistados por el equipo de Panorama.

Al parecer, dentro de estos días o semanas, se verán teñidas de sangre las calles del primer puerto, consecuencia directa de la inoperancia del gobierno de Dina Boluarte que continúa repitiendo todos los días que se encuentra luchando contra la delincuencia, bien sentada en su denominado ‘Cuarto de Guerra’, pero sin salir a recorrer las calles más álgidas de Lima y Callao.

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Metro de Lima: Cierran estaciones La Cultura y Nicolás Arriola por persona herida en rieles [VIDEO]

Como es habitual, la Línea 1 del Metro de Lima ha emitido un comunicado indicando que el cierre temporal se debe a un “incidente ajeno a su operación”. Sin embargo, cada cierto tiempo aquellos incidentes consisten en intentos de suicidios de personas que fortuitamente deciden arrojarse a los rieles de la vía ante la inoperancia de los miembros de seguridad.

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Alrededor de las 10.30 de la mañana de este lunes 14 de abril, se reportó un nuevo incidente en la Estación La Cultura de la Línea 1 del Metro de Lima. De acuerdo a la información preliminar, una persona resultó herida y fue evacuada al centro de salud más cercano para recibir atención médica. Sin embargo, como es habitual, a través de un comunicado ambiguo, el servicio de transporte público anunció el cierre temporal de las estaciones La Cultura y Nicolás Arriola, indicando que dicho cierre se debe a un incidente ajeno a su operación, evitando informar las verdaderas razones de la suspensión.

Es decir, el servicio de trenes se ha restringido de la siguiente manera: Desde Villa El Salvador hasta San Borja Sur y desde Bayóvar hasta Gamarra.

No habrá circulación de trenes entre San Borja Sur y Gamarra, por lo que las estaciones afectadas no ofrecerán servicio al público.

Comunicado de la Línea 1 del Metro de Lima.

Las autoridades del Metro de Lima recomiendan a los usuarios considerar otros medios de transporte para sus desplazamientos y agradecen la comprensión del público. Además, solicitan seguir las indicaciones del personal en estaciones.

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Ex operario de Medifarma, acusado por aprobación de suero defectuoso, responde: “Me imputaron esos hechos” [VIDEO]

Roy Chávez Llicán indica que farmacéutica lo coaccionó a admitir responsabilidad, obligándolo además a renunciar.

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Lo niega todo. Para que un medicamente salga al mercado necesita pasar por rigurosos controles, siendo aprobado por distintos químicos farmacéuticos, operarios y tener el visto bueno de las cabezas de área; sin embargo, según la versión de Medifarma, solo existiría un responsable y ese sería un operario.

Roy Chávez Llicán, ahora ex operario de Medifarma, estuvo detenido durante 72 horas acusado de ser el principal responsable de la muerte de 5 personas, ahora ha salido a decir su versión de los hechos de lo que pasó con el suero fisiológico defectuoso y cómo así llegó a distribuirse en los hospitales, negando de raíz todas las acusaciones en su contra, denunciando que Medifarma lo presionó a autoinculparse para liberarlos de cualquier responsabilidad penal.

En entrevista con el dominical Punto Final, Chávez aseguró que fue forzado a firmar su carta de renuncia y que la compañía le imputó toda la responsabilidad sin una investigación adecuada.

“Ellos me obligaron a renunciar, me pusieron una carta de renuncia y me imputaron todos esos hechos”, afirmó.

Tras la visita del equipo periodístico al laboratorio, Guillermo Arboleda, director corporativo de Medifarma, indicó que el producto se preparaba inicialmente con 180 kilos de cloruro de sodio disueltos en mil litros de agua esterilizada dentro de un tanque conocido como triblender. Posteriormente, esta mezcla debía ser trasladada a un segundo tanque, el reactor, donde se agregaban hasta 20 mil litros de agua adicional, lo que permitía alcanzar la concentración final adecuada de 0.9% de sodio por litro.

Según Medifarma, Chávez habría omitido el encendido del reactor durante la preparación del suero, lo que impidió una correcta disolución del sodio. Además, se le acusa de haber tomado muestras de un tanque distinto, impidiendo detectar el error a tiempo. El trabajador rechazó ambas acusaciones y sostuvo que ha sido utilizado como “chivo expiatorio”.

fuente: punto final.

La Fiscalía deberá determinar si lo ocurrido fue consecuencia de negligencias concatenadas o de una conducta deliberada. Mientras tanto, las familias de las víctimas siguen esperando justicia y respuestas claras frente a una pérdida irreparable.

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Paralizan obras del hotel Sol Ollantaytambo Boutique ante presuntas irregularidades en su construcción

Desde tempranas horas del día, DDC del Cusco intervino construcción salpicada por presuntos actos de corrupción.

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Lo que mal empieza, mal termina. Luego de hacerse pública la denuncia de Andrés Bravo Pinedo, presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, respecto a un presunto acto de corrupción perpetrado nada menos que por el alcalde de Ollantaytambo Paul Palma, en colusión con la propietaria del hotel Sol Ollantaytambo Boutique, Lucinda Miranda Farfán, y su administrador Derik Miranda Farfán, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco, con apoyo de los efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) paralizaron la construcción del mencionado recinto hotelero como parte de una “medida cautelar” dispuesta por el despacho de Cultura.

Personal de la DDC del Cusco interviniendo la obra del hotel ubicado en la calle Ventiderio, Ollantaytambo.

La labor fiscalizadora, en principio, le corresponde a la municipalidad de Ollantaytambo, encabezada por Paul Palma, sin embargo, al estar dicha autoridad involucrada en las investigaciones, la encargada de realizar la medida preventiva fue la DDC del Cusco.

Y es que como ya se publicara en este medio, Andrés Bravo Pinedo viene denunciando una presunta red de tráfico de influencias y abuso de autoridad por parte del alcalde Paul Palma y los representantes del hotel Sol Ollantaytambo Boutique.

De acuerdo a los primeros informes obtenidos, la municipalidad de Ollantaytambo otorgó, sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, el permiso de restitución volumétrica para dicha obra, la misma que hasta la fecha no cuenta con una orden de demolición.

“La tardanza en la anulación y la ausencia de una orden de demolición sugieren complicidad o negligencia por parte de las autoridades, permitiendo que el daño al patrimonio continúe”, se lee en la nota publicada el pasado 2 de abril del año en curso.

Asimismo, continúa el informe, “entre las autorizaciones otorgadas de forma irregular se encuentran las siguientes: autorización N° 001-2023-GDUR – MDO, autorización N° 016-2024-GDUR – MDO, y la autorización N° 020-2024-GDUR – MDO.  Además, la ejecución de obras no cumple con la normativa vigente, donde los propietarios deberían presentar el expediente respectivo al procedimiento administrativo, en concordancia al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas vigente aprobado mediante Decreto Supremo Nº 011-2022-MC, de fecha 23 de noviembre del 2022”.

La nota completa en el siguiente enlace:

Ollantaytambo: atentado al Patrimonio Arqueológico revela presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias y abuso de Autoridad

Finalmente, se tuvo conocimiento que la diligencia realizada esta mañana no acudió personal de la Fiscalía, impidiéndose la incautación de las herramientas y maquinarias, y constatando que al término del encintado aún habían obreros trabajando dentro de dicho inmueble.  

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En Comas madre de familia rompe en llanto y remata su tienda por culpa de extorsionadores [VIDEO]

Una comerciante emprendedora se vio obligada a cerrar y trasmitir en vivo para subastar las prendas de su negocio ‘RubyLiz Boutique’ para poder recaudar una fuerte suma de dinero que vienen exigiéndole una banda de extorsionadores.

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Mientras que el premier Gustavo Adrianzén asegura que la declaratoria de emergencia ha sido un “éxito que se viene observando”, la ola criminal continúa extorsionando y asesinando a los ciudadanos de a pie. Por lo que una comerciante de Comas reveló que se ha visto obligada a rematar su negocio debido a que extorsionadores le exigen una fuerte suma de dinero para no atentar contra su vida.

Entre lágrimas anunció ser víctima de extorsionadores

A través de su red social TikTok, la fundadora de ‘RubyLiz Boutique’, no pudo contener las lágrimas y contó en una trasmisión a sus seguidores que su situación es complicada tras ser víctima de las bandas extorsivas. A pesar de 10 años de dedicación y trabajo en su negocio, la madre de familia no pudo encontrar otra solución, debido a que no contó con el apoyo de la Policía.

En pleno llanto, la comerciante contó que, debido a la constante exigencia de los criminales, tuvo que tomar la decisión de rematar todas sus prendas de ropa en línea para poder juntar el dinero que tanto le exigen los extorsionadores.

“Estimados amigos y clientela, en estos momentos me comunico con ustedes a través de esta plataforma para informarles que voy a hacer una transmisión de remate porque necesito conseguir dinero muy fuerte para mañana. Es de vida o muerte. Espero contar con el apoyo de todos ustedes», expresó la comerciante y reveló que su negocio en Lima Norte dejará de funcionar porque priorizará el bienestar y la integridad de su familia, por lo que pidió contar con el apoyo de sus clientes para que pueda cubrir los pagos de los cupos que le exigen los criminales.

“Lamentablemente (la empresa) dejará de laborar. Ya no atenderá en almacén y quizás ya no vuelvan a verlo en redes sociales por un buen tiempo. Para mí lo más importante es la tranquilidad de mi familia, pero necesito conseguir un dinero muy fuerte», culminó entre sollozos la comerciante extorsionada.

fuente: 24 horas.

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Extorsionadores frenan nuevamente al país ante fracaso de medidas adoptadas por el Gobierno [VIDEO]

Gremio de transportistas continúa recibiendo amenazas de los extorsionadores que no dudan en disparar a sus unidades repletas de pasajeros.

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Todo mal. Militares resguardando Larcomar, las estaciones del tren, el parque Kennedy, parados, solo viendo la gente pasar; policías que solo dan vueltas por las avenidas más transitadas, llamándolo a ello “patrullaje”, sin que se atrevan a ingresar a las zonas más peligrosas de la ciudad, intervenciones sin sentido, detenciones a personas con antecedentes penales pero que ya purgaron condena, o a microcomercializadores de drogas, todo para que en la estadística del denominado “Cuarto de Guerra” se indique que han “desarticulado” a una “organización criminal”. Se atrapan a los ‘peces pequeños’, pero jamás a las cabezas.

La jefa de Estado, Dina Boluarte, bien acompañada de los comandantes de las Fuerzas Armadas, repite y repite que la criminalidad ha disminuido, pero minutos después sale una noticia sobre un chofer baleado a plena luz del día, y metros más adelante están los policías y militares parados, sosteniendo sus rifles.

El gremio de transportistas está cansado de tantas mentiras, de tanto “estado de emergencia” que suena imponente, pero que en la realidad es solo un día más; nada cambia, los delincuentes cada vez son más avezados y se graban cuando disparan sin compasión a un conductor, sin siquiera ponerse a pensar que están dejando a dos o tres niños sin su padre.

Segundo paro solo en esta semana. Los grandes perjudicados somos todos los ciudadanos que tenemos que utilizar un medio de transporte para llegar a nuestros centros de trabajo, demorándose para ello dos o tres horas, caminando otros largos trayectos para que ese día no les descuenten; en tanto, sus ministros se ocupan más en asistir a interpelaciones del Congreso que ponerse a atacar frontalmente el problema. Nadie pone de su parte.

fuente: atv matinal.

Desde las cinco de la madrugada nuevamente Lima y Callao se encuentran paralizados. Los transportistas han anunciado que cerca de 20 mil unidades apagarán sus motores en señal de protesta por las extorsiones y atentados que vienen sufriendo a diario.

Por su parte, las universidades ya se fueron preparando ante el anuncio de los transportistas, avisando a sus alumnos que las clases se realizarán de manera virtual; similar respuesta se ha dado desde los colegios particulares y estatales, pero la realidad de estos últimos les impide a muchos de los estudiantes poder acceder a una conexión estable de internet, y es que en gran parte de la ciudad, sobre todo en las partes más alejadas, la conectividad aún es deficiente.

Es más que probable que culminado este paro nuevamente otro chofer caiga ante la ira descontrolada de los extorsionadores, que día a día van tomando control de toda la ciudad, con o sin estado de emergencia.

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Transportistas del Callao realizan paro tras asesinato de chofer de combi por extorsionadores

Transportistas del Callao se encuentran desesperados y salieron a las calles para alzar su voz de protesta y exigir justicia, tras los atentados contra dos de sus compañeros choferes. “Que se vaya Dina Boluarte, porque no hace nada por el pueblo. No hay seguridad, no estamos seguros”, expresó un conductor chalaco, en señal de frustración.

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Debido a la indiferencia e inacción del Gobierno para contener a la criminalidad que mata todos los días a nuestros compatriotas, un grupo de transportistas del Callao vienen realizando un paro este miércoles 9 de abril, tras los recientes atentados a dos de sus compañeros choferes, en los cuales, uno de ellos perdió la vida tras ser acribillado por sicarios extorsionadores.

Un gran grupo de transportistas, familiares y vecinos del Callao con una actitud enfurecida y con indignación debido a la ola de inseguridad ciudadana, extorsiones y sicariato, que los azota diariamente salieron a las calles chalacas para alzar su voz de protesta y exigir justicia al Gobierno por el ataque y la muerte de sus compañeros mientras cubrían sus respectivas rutas de transporte, como los recientes casos registrados el día de ayer, 8 de abril.

El primer ataque ocurrió alrededor de las 11:30 a.m. en la cuadra 52 de la avenida Venezuela, contra una combi de placa AJU-943 de la empresa de transportes Emisca S.A., que trasladaba a pasajeros de Lima-Callao. El conductor, identificado como Luis Chinchay (65) fue baleado por sicarios que iban a bordo de una moto lineal. Producto del ataque, el vehículo se descarriló y chocó contra la fachada de un almacén. El chofer quedó herido y tuvo que ser llevado al Hospital Naval para una operación. Actualmente, su estado se mantiene en reserva.

Daniel Alexis Guillermo Díaz, de tan solo 25 años, otro chofer de combi que cubría la misma ruta que Chinchay, también falleció, tras ser herido de bala por delincuentes motorizados.

Mañana jueves 10 de abril se viene otro paro de transportistas: «No queremos más choferes muertos».

Transportistas piden que se vaya Dina Boluarte

Los enardecidos transportistas llegaron hasta el cruce de las avenidas Venezuela con Elmer Faucett, donde también llegó un gran contingente policial para impedir que sigan avanzando más y mantener la calma en la zona. Asimismo, uno de los trabajadores del transporte, cuestionó la inacción del Gobierno de Dina Boluarte para acabar con las bandas criminales.

«Seguridad y justicia por Daniel. Estamos cansados por pagar (S/5 soles diarios) en distintas partes, Lima-Callao. El gobierno dice que hay seguridad, pero no es así. (…) ¡Que se vaya Dina Boluarte, porque no hace nada por el pueblo! No hay seguridad, no estamos seguros. ¡Mañana también vamos a parar!», exclamó.

Asimismo, lamentó que los choferes del transporte público se hayan convertido en el nuevo blanco de los extorsionadores. Por ello pidió justicia por la muerte de su compañero Daniel Guillermo Diaz y pidió la renuncia de la presidenta de la República Dina Boluarte, porque «no hace nada por el país».

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