Los últimos días han sido inusualmente convulsos y han provocado diversos colapsos en la clase política nacional. Desde el encierro de los directivos de Graña y Montero y la citación de la esposa del presidente, Nancy Lange, a la Comisión Lava Jato hasta el allanamiento de los locales partidarios del fujimorismo, esta semana ha puesto en evidencia que el sistema político tal cual ha sido mantenido hasta la actualidad no puede sostenerse más.
Al respecto, expongo algunas consideraciones forzosas:
– La pugna entre PPK y el fujimorismo está llegando a su fin. La citación de Nancy Lange a la Comisión Lava Jato rebalsó la paciencia del endeble Presidente de la República y como resultado de ello, la Fiscalía dispuso el allanamiento de los locales partidarios de Fuerza Popular, en un claro alarde confrontacional que el «bueno» de PPK niega por mera estrategia.
Es probable que PPK ensaye, en este momento, el papel del célebre Claudio, es decir, finge ser un idiota débil para distraer a sus enemigos a ver si lo dejan mantenerse en un cómodo lugar secundario. El problema es que PPK ocupa el lugar principal de nuestro sistema político, en tanto, Presidente de la República y que sus enemigos son mucho más inhábiles que él.
En todo caso, donde se señala su debilidad, yo veo que el tipo solo hace tiempo hasta ver como puede resolver las graves incriminaciones que le afectarían si a Toledo se le «atrapa» y si este abre de una buena vez la boca para decir algo que sea distinto a las falsedades y canalladas alcoholémicas que ha dispensado al público durante toda su «carrera».
– Quien crea que existe absoluta independencia entre los poderes del Estado tiene un grave problema de percepción y ni siquiera intuye la dinámica del poder en sociedades como la nuestra. Aquí, todo se conversa y nadie hace un movimiento sin calcular salvo los fujimoristas que están más negados para el «entendimiento» que una tumba o un trozo de piedra y quizás hasta estos objetos puedan desarrollar más agilidad «mental» que los torvos «políticos» anaranjados.
– La gente en general se hace la ignorante cuando le conviene. Parecen olvidar que PPK no es ningún tonto. De hecho, nadie sobrevive durante décadas en el medio más alto de injerencia pública -como ha hecho él- sino tiene habilidades sobre el promedio. El problema es que esas habilidades van de la mano con las mañas y prácticas corruptas que asoman ante cualquiera que de un paso dentro de la administración pública y de eso no se salva ni el más insignificante regidor de la última municipalidad periférica.
-Aquí no se puede hablar de principios, ni de valores, ni, mucho menos, de virtudes. Absolutamente todos los involucrados en la política partidaria están exentos de estos conceptos -y/o «dones»-. Por eso lo único que prevalece es el cálculo y el «juego» y siendo que PPK está profundamente vinculado a Odebrecht dada su participación ministerial bajo el regimén de Toledo, no puede ir con la pierna en alto contra Fuerza Popular -tampoco con la frente en alto, pero esto le atañe a todos los políticos actuales-. Simplemente, no le conviene hacer una exhibición de fuerza pero ya calibró que el fujimorismo no puede causarle mayores daños y por eso se hace el «gil» tan solo para las cámaras.
-Fuerza Popular ha rebasado todos los extremos de la, de por sí, extremista política peruana. Particularmente, en los rubros de cinismo y estupidez ha alcanzado tales «alturas» que de haber un Récord Guiness para cada uno de ellos, probablemente no serían rebasados ni en diez mil años, hecho, sin duda, favorable para la especie porque de ser superados antes de ese lapso podrían causar la aniquilación inmediata de la humanidad. Cuando hablan de violaciones de derechos humanos, me parece ver a Hitler vestido de monja bebiendo furioso Jägermeister en tanto se «sopla» la recitación del Credo en la boca de los más dulces e inocentes niños judíos.
-A estas alturas, es claro que si Fuerza Popular tuviese a un «consiglieri» de peso hace rato se hubiera hecho del poder. Parece que Kenji al ser apartado por sus propios correligionarios sería el gran favorecido por los consejos y la asesoría del infame «patriarca» del clan Fujimori y, posiblemente, por el diminuto admirador de Fouché, diminuto pero terrible engendro de malicia, Montesinos. De hecho, si el partido naranja tuviese los favores de las Fuerzas Armadas hace rato el golpe sería una realidad y los pocos individuos pensantes y críticos estarían en el exilio o bajo tierra.
-«¡Todos los políticos son corruptos!», dice la gente. Cabe agregar, ¡SÍ, pero no desde ahora sino desde siempre!. La infausta expresión «roba pero hace obra» es, en ese sentido, la síntesis de la expectativa más favorable que un político puede alcanzar en el imaginario público. Y así se intente negar en todos los idiomas que hay excepciones, la realidad nos está demostrando que el posicionamiento de la corrupción ha sido definitivo y no ha ignorado a nadie. En ese sentido, es el sistema entero el que colapsa y no solo algunos partidos políticos.
– Hacer política activa en el país, es «jugar» y esto quiere decir que el «político», en tanto jugador, estará siempre en pos del mejor postor, ya sea un inversionista, un financista o un «partido» que de cabida a la inmundicia y ambición que arrastra en tanto no existen otras motivaciones que jsutifiquen su ambición pública ni tampoco haya excepciones para un político actual que, al mismo tiempo, no sea un arrastrado o un convenido. Agréguese la tergiversación permanente de la realidad, más el presentarse siempre del modo más favorable pese a saber de la turba excrementicia que antecede a cada uno de sus pasos y se habrá conformado el perfil perfecto de cualquier político peruano que «figure» en este momento. En este sentido descriptivo, nadie sino los fujimoristas han alcanzado los resultados más descollantes.
– Barata ha vuelto a ser un colaborador eficaz. Esperemos que sus testimonios hagan caer a todos de una vez. El reto para la ciudadanía tras la caída de todos estos falsos «ídolos» será levantar este país ya que no debe quedar piedra sobre piedra de lo que fue el infecto edificio de la política peruana tradicional.
-Como en la maldición china, el Perú vive tiempos interesantes. Depende de la ciudadanía transformar esa antigua maldición en una bendición para sí misma. Lamentablemente, no existe una forma clara que permita afrontar ese problema en este momento pero se debe intentar que no reincidan en el 2018 y, sobre todo, en el 2021 los oportunistas de toda la vida ni los supuestamente neófitos e inmaculados como Guzmán o Mendoza.
-Nunca como hoy el Perú necesitó de líderes y de ciudadanos honestos e interesados en el bien común y no solo en los más mezquinos intereses personales. Si no lo son aún, por su propio bien, inténtenlo. No hacerlo sería darse por vencidos de antemano y eso no es algo deseable para cualquiera que tenga sangre en las venas y ardor en el «corazón».