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Opinión

Carta abierta de Vladimir Cerrón a los perulibristas desde algún lugar del país

El lìder de Perú Libre se pronunció desde la clandestinidad.

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Por Vladimir Cerrón

Muchos me han reprochado, a lo largo de las dos últimas décadas, por qué en lugar de hacer política no me concentré en enriquecerme con mi especialidad, la neurocirugía, puesto que varios de mis colegas, aun con sus limitaciones profesionales, lo habían hecho. Ante este permanente cuestionamiento de algunos camaradas, a quienes considero vale la pena explicarles, les he dicho que mi accionar en política responde a la lealtad de mi propia historia.

El secuestro de mi padre y su posterior asesinato por sus ideas; mi viaje, estudios y permanencia más de una década en Cuba; el haber vivido, forjado una familia y soportado junto a ese heroico pueblo el bloqueo norteamericano; y, el adquirir una cultura de resistencia para enfrentar los embates de la vida, hicieron de mí un producto consciente de la revolución, que jamás traicionaría.

Tampoco podría defraudar a quienes dejaron sus gotas de sangre en los surcos de lucha, tengo la obligación moral de continuar, sin el mínimo derecho a renunciar. Cada día soy más consciente de que nada de esto hubiera sido posible sin estas circunstancias. A esto responde la creación del movimiento regional Perú Libre, el mismo que posteriormente se transforma en partido nacional, como iniciativa de un pequeño colectivo de jóvenes huancas el año 2005.

A raíz de los modestos éxitos en el gobierno regional de Junín, en los campos social, económico e institucional, que la historia dará cuenta oportunamente, el enemigo decidió que no debíamos avanzar más, desatando una tormenta de ataque múltiple con sus operadores de justicia, llegando a ser el político más investigado del país, producto del cual enfrenté más de 220 procesos penales, de los mismos que se archivaron el 93 %, siendo sentenciado arbitrariamente en dos ocasiones.

En ambos casos, las causas eran jurídicamente simples, pero políticamente complejas, como podrán ver más adelante, los mismos que fueron anulados por la justicia constitucional, uno por uno, pero con daños irreversibles y perdurables en el tiempo. En ninguno de ellos se me acusó de extraer o recibir dinero, en las dos causas la sentencia fue ad portas de procesos electorales, a pocos años de prisión efectiva, que bien pudieron ser suspendidas, pero suficientes para conseguir una inhabilitación política.

Fui enviado a prisión el 5 de agosto de 2019, sentenciado por negociación incompatible en el caso Saneamiento La Oroya, destituido del cargo de gobernador regional, de la docencia universitaria, del hospital donde era médico especialista en neurocirugía, obligado a pagar una reparación civil onerosa e inhabilitado para ocupar cargos en el Estado, así provengan de elección popular, además de ser estigmatizado por la prensa como corrupto a nivel nacional. Esta sentencia me impidió postular en la fórmula presidencial el 2021. A los cinco años, el 18 de agosto de 2023, la sentencia fue anulada, pero el daño estaba consumado.

Cuando salí de prisión, el 18 de octubre de 2019, al variarse la sentencia de prisión efectiva a suspendida, decidimos que el partido debía continuar su rumbo, producto del cual, aun cuando me tacharon de la fórmula presidencial, ganamos las elecciones generales el año 2021, situación que desesperó a la oligarquía, quien decidió apretar nuevamente sus cuerdas judiciales, procediendo a una persecución brutal al partido y, posteriormente, al golpe de Estado militar-parlamentario del 7 de diciembre de 2022.

Recuperado mis derechos políticos y anulada la primera sentencia del caso Saneamiento La Oroya, el 18 de agosto de 2023, temerosa la oligarquía de que mi persona asuma cargo en el gobierno, inmediatamente propició una segunda sentencia. En la causa conocida como Aeródromo Wanka, alegando un “daño potencial”, en un proyecto que jamás se ejecutó, ni demandó un centavo al Estado, fui condenado el 6 de octubre de 2023, volviendo a mi condición de inhabilitado políticamente. Al año siguiente, el 3 de diciembre de 2024, esta condena también fue anulada por la justicia constitucional, pero con las infaltables secuelas colaterales.

Esta segunda sentencia me obligó a tomar el camino de la clandestinidad, condición que mantengo hasta la actualidad, resistiendo con mayor compromiso y realismo, puesto que, a diferencia de la primera, hoy tenemos que cuidar la moral no solo de la militancia, sino también del destacamento en el parlamento, representado por nuestra bancada congresal, única trinchera de lucha de la clase trabajadora, a quienes con mi encarcelamiento hubieran intentado doblegarla.

Empero, existe una condición vital para que la resistencia sea exitosa, por más prolongada que sea. Me refiero a la moral que debe acompañar a todo militante y simpatizante, la misma que debe permanecer intacta ante los embates, además de respaldada por la seguridad de tener la conciencia limpia, caso contrario, sería un fracaso por partida doble. No obstante, estar en la clandestinidad es un estado complicado, atrapado en el dilema de estar libre, pero sin poder moverte, enfrentando continuamente circunstancias más duras que estar en la propia prisión, esto lo afirmo con conocimiento de ambos indeseables espacios. Son los tiempos difíciles de los que hablaba Fidel, para saber realmente de qué estamos hechos.

Esta cruda realidad le permitió al partido despertar de su letargo, transitando de una etapa de triunfalismo nefasto a una de solidaridad, lucha y movilización, expresado en la reactivación de nuestros comités provinciales, difusión del órgano oficial, creación del canal por las redes sociales, reactivación de las escuelas políticas, difusión de murales, realización de banderolazos, plantones y vigilias, reclamando por mi libertad, lo que permitió elevar nuestra conciencia política.

En ninguna de las circunstancias tuvimos la solidaridad de ningún partido que aún conserva su membrete de izquierda, por el contrario, se percibía alguna satisfacción y, en el mejor de los casos, su neutralidad. Lo menciono no por resentimiento, sino para resaltar la ausencia del valor de la solidaridad, rasgo inequívoco que caracterizó a la izquierda de antaño, que al día de hoy no existe, producto de la psicología alienante, mercantilista e individualista, que como triunfo ideológico el neoliberalismo impregnó sobre la masa popular, logrando corromper nuestra conciencia de clase.

Sin embargo, como la dialéctica es la dialéctica, no deja de presentarnos escenarios contradictorios, nuevos, pero a la vez reales. En el plano nacional tuve el respaldo de quienes nunca hubiera esperado, como la del periodista Ricardo Uceda, primera personalidad en acreditar mi inocencia, ante la opinión pública nacional e internacional, en la sentencia del caso Saneamiento La Oroya, causa que consideró el primer caso típico de lawfare. Lo más curioso de la contradicción es que no solo denunció el nuevo poder político de los jueces y fiscales, sino que, además, lo escribió en la misma entraña del diario La República, órgano oficial de nuestro principal enemigo mediático.

Asimismo, el jurista, exjuez penal y docente, Guillermo Olivera Díaz, a quien nunca había conocido antes, totalmente ajeno a mi filiación ideológica, tomó la decisión de ayudarme ad honorem, enclaustrándose por una semana en los archivos de la Corte Suprema de Justicia para desentrañar el caso Saneamiento La Oroya a partir de sus elementos primigenios. Posteriormente, viajaría hasta Huancayo, para hacer lo mismo con el caso Aeródromo Wanka, llegando a la conclusión en los dos casos de la arbitrariedad de las sentencias.

En el plano internacional, la izquierda latinoamericana representados en el Foro de Sao Paulo, el Seminario Internacional de México del Partido del Trabajo, la Internacional Antifascista de Venezuela, entre otras organizaciones, además de personalidades continentales como José Mujica Cordano de Uruguay, Alberto Anaya Gutiérrez de México, Atilio Borón de Argentina, Esteban Silva de Chile, Ricardo Abreu de Brasil, Nidia Díaz de El Salvador, Carlos Aparicio Vedia de Bolivia, Ricardo Patiño Aroca de Ecuador, Carlos Zamora Rodríguez de Cuba, Alexander Yánez Deleuze y Rander Peña Ramírez de Venezuela, Gloria Flores y Marcelo Caruso de Colombia, siempre alzaron la voz de protesta ante esta injusticia, haciéndonos presente su solidaridad internacionalista.

El imperialismo para controlar sociedades, potencialmente alienables, como la nuestra, crea su propia “oposición” política: la izquierda caviar, que no es más que la vieja socialdemocracia repotenciada, la careta humana del capitalismo. En nuestro país es conocida como la izquierda capitalina, limeña, oenegera o de las consultorías. Esta falsa oposición recibe un financiamiento externo a través de las oenegés, instituciones privadas que tratan de desvincular la paternidad política foránea. Para la comandancia de una de ellas, es indispensable reclutar a “connotados” izquierdistas, quienes claudicaron en sus aspiraciones, renegando de su ideología primigenia, convencidos de lo inviable de una revolución y dispuestos a engrosar las filas del revisionismo, postulando reformas o asistencialismo sin tocar el modelo neoliberal, para la perfecta operación encubierta de cara al pueblo.

Las oenegés, con el pretexto de combatir la violación de los derechos humanos, inseguridad ciudadana, corrupción de funcionarios, crimen organizado, feminicidio, crímenes de odio, trata de personas, racismo, xenofobia, migración forzada, etc., penetran nuestra sociedad, llegando a controlar los bolsones sociales más álgidos, los mismos que son organizados a la medida de sus intereses, prestos a la movilización cuando los convoquen, para simular un movimiento espontáneo y genuino del pueblo, habiendo logrado en ocasiones derrocar a gobiernos incómodos.

Sin embargo, si analizamos profundamente, nos daremos cuenta de que estos males, a que dicen combatir, no son más que engendros del propio capitalismo. Es así como, tras esta maniobra, en aparente democracia, se permite la existencia de una “oposición” política antimperialista, que en realidad es falsa, mediocre, domesticada y farisea, como dijera Mariátegui. Esta, a la vez produce una peligrosa “delimitación política” importante, puesto que para el neoliberalismo todo lo que queda fuera de este marco opositor creado por ellos mismos, son estigmatizados como terroristas, radicales o antisociales, llegando a criminalizarse a la verdadera oposición política.

No debemos perder de vista que esta falsa oposición tiene otra misión, quizá la más importante: asaltar el poder político estatal. Para lograr este cometido se infiltran en los órganos de justicia, los servicios de inteligencia y los medios de comunicación, a través de sus oenegés, usadas como el anzuelo perfecto, para luego de capturarlas y crear lo que se conoce como el Deep state, Estado profundo o Estado oculto, lo que les permite gobernar sin haber sido electos, de manera indefinida, independiente de cualquier gobierno de turno.

Nuestro partido no podía tolerar que estos demócratas burgueses, socialdemócratas o caviares, utilizaran el discurso marxista para engañar al pueblo, sirviendo a los empresarios y banqueros, por lo que comenzó una confrontación ideológica, política y programática, durante la campaña, logrando sobreponerse. La entrada de Perú Libre al Ejecutivo y Legislativo, como representante de la izquierda popular, provinciana o del campo, arrebató a la izquierda capitalina treinta y siete curules, la desenmascaró ante la opinión pública y puso en evidencia al Deep state caviar.

Esto los incomodó de mala forma, producto del cual pusieron en marcha a sus operadores judiciales, disponiendo un uso bélico no convencional de los instrumentos legales y creando los falsos positivos judiciales, con la única misión de liquidar al partido. Así, empezó una persecución sin precedentes, motivo por el cual tenemos presos a los camaradas Arturo Cárdenas, Waldir Vilcapoma, Eduardo Reyes y Eduardo Bendezú, además de cientos de procesados, todos cuadros políticos destacados, de quienes quedan afectados gravemente su esfera familiar, laboral, económica y judicial. Ni siquiera la derecha conservadora o burguesía burocrática, había sido tan implacable.

Esta circunstancia permitió evidenciar las debilidades de los que se proclamaban connotados revolucionarios, quienes terminaron renunciando a su militancia tras la primera notificación fiscal, al primer cuestionamiento de los medios de comunicación, al primer allanamiento domiciliario, decidiendo abandonar la bancada y posteriormente el partido. Sufrimos bajas que afectaron cuantitativamente la combatividad de la izquierda popular en el parlamento e indudablemente fortalecieron a nuestros enemigos de clase, la izquierda caviar.

El número de bajas que sufrió la bancada es histórico, de los treinta y siete congresistas que ingresaron con Perú Libre al día de hoy renunciaron veintiséis, lo que constituye una de las traiciones parlamentarias más grandes que pudo experimentar la izquierda popular. Los motivos son múltiples, desde ambiciones políticas personales de quienes formaron su propio partido, las prebendas más tristes que permitió el transfuguismo hacia partidos de extrema derecha como Podemos Perú hasta la franca traición ideológica que permitió cebar las magras filas de la izquierda caviar en Juntos por el Perú.

Este desequilibrio permitió que la derecha y su facción mimetizada de la izquierda caviar, se fortalecieran en el parlamento, producto del cual se conspiró con éxito para el golpe de Estado militar-parlamentario deponiendo a Castillo y, posteriormente, aprobando leyes como la amnistía tributaria y menores impuestos a las grandes empresas o bancos, la prescripción de los delitos de lesa humanidad, la legalización para que los policías utilicen sus armas de reglamento sin ser detenidos ni procesados, entre otras.

A pesar de haber sido reducido en la representación parlamentaria, el partido supo tener más conciencia de su misión en el Legislativo, optimizando lo que los neoliberales desprecian. Está de más reafirmar que Perú Libre seguirá flameando sus cuatro principales banderas de lucha como son la asamblea constituyente, la revisión de los contratos ley, la nacionalización de nuestros recursos y la lucha contra los monopolios. Nunca renunciamos a ellas, nunca renunciaremos.

Muy a pesar de los golpes a nuestro partido, el pueblo ahora logra identificar a los caviares, sector enemigo de sus aspiraciones genuinas, pues al día de hoy son sinónimo de aprovechados, traficantes, aburguesados y enemigos del pueblo. En provincias, donde pasaban desapercibidos, hasta admirados por el sector intelectual, ahora son meridianamente identificados. Esta izquierda caviar que, finalmente, no es más que un destacamento político de la propia derecha, es la que abandera la lucha antiperulibrista, encargada de difamarnos, procesarnos, encarcelarnos y eliminarnos por encargo.

En esta obligada clandestinidad, la policía multiplicó exponencialmente su agresión, pretextando la orden de captura por la sentencia arbitraria del caso Aeródromo Wanka, con el único fin de amedrentar al partido, coaccionarnos a renunciar a nuestra ideología, programa y acción política, para neutralizar o eliminar lo que sus patrones consideran una amenaza viable. Inclusive, han tratado de doblegarme a través de mi madre, allanando su domicilio, apuntándola con metralletas, amenazándola con prisiones preventivas, haciéndole seguimientos e incautándole sus pensiones.

Por el otro flanco, evidenciamos las indiscutibles deficiencias en la inteligencia estratégica, táctica, operacional y tecnológica de la policía, que no ha dado con mi paradero, a pesar de estar permanentemente en las redes sociales en contacto con el pueblo. Las especulaciones fantásticas, informes de ajenos a la realidad, operativos mediáticos fallidos, entre otros, nos pone a concluir la existencia de un nivel profesional mediocre de la inteligencia policial, cuya génesis tiene dos factores principales, en el siguiente orden: la politización y la corrupción institucional. En este caso, las únicas motivaciones operacionales fueron una sentencia política y los onerosos viáticos pagados con las partidas secretas exentas de fiscalización.

El partido puede exhibir logros en su gestión como Ejecutivo regional, inclusive comparables a un gobierno nacional y obtener mejores resultados. En las dos gestiones al frente del Gobierno Regional Junín (GRJ), se construyeron cuatro hospitales especializados, puentes emblemáticos, carreteras interprovinciales, cientos de centros educativos, museo de la memoria, además de los programas sociales como Médico de la Familia, Odontólogo por Colegio, Psicólogo por Colegio, Movilización por la Alfabetización, Residentado Médico Regional y Especialización Hospitalaria.

Lo que debemos resaltar de esta experiencia es que el Estado regional puede hacer obras que, en la actualidad, ya dejaron de ser prioridad para el Estado nacional neoliberal. Esta es la razón del porqué Junín, luce hospitales modernos en contraste a los penosos edificios nosocomiales de Lima. Asimismo, en su política de transportes, para poner un solo ejemplo, el partido entregó el 15 de diciembre de 2024 una megaobra en Huancayo, el puente Comunero II, sobre el río Mantaro, con una longitud de 730 metros de luz, cuya ejecución fue con recursos públicos, construida por dos entes estatales: el GRJ y los Servicios Industriales de la Marina (SIMA), sin necesidad de concesiones, ni peajes, propio de una administración socialista.

Esta sola obra demuestra que muchas de las obras ejecutadas en Lima, podían haberse construido como en Junín, pero el Estado neoliberal, municipal o nacional, prefiere entregarlos a las empresas privadas como Odebrecht, obteniendo coimas, concesionándolos por décadas, imponiendo peajes abusivos, concertando adendas criminales, perdiendo arbitrajes e indemnizándolos.

Para hacer más obras con estas características, necesitamos que Perú Libre llegue al gobierno nacional, pero escoltado por una mayoría congresal, lo que le permitirá modificar los regímenes de propiedad, de empresa, de concesión, monetaria y tributaria. No existe otra forma, pero debemos tener claro que estos cambios deben estar sujetos a condiciones políticas coyunturales favorables, sin las cuales simplemente es mejor no jugar con fuego, hasta que se creen las condiciones necesarias.

Aprovecho para dirigirme a los que dicen que las obra son gracias a los impuestos del pueblo y nada se debe a los líderes. En parte tienen razón, pero ellos deben saber que para hacer realidad los grandes desafíos, como los puentes interprovinciales Comunero I y II, no basta contar con recursos económicos, sino que hacen falta hombres que encarnen la misión de ejecutarlo, de llevar las cosas a término, dispuestos a correr todo tipo de riesgos, desde incomprensiones, persecuciones, juicios, prisiones, hasta conspiraciones perpetuas y sus consecuencias. La frustración de más de 70 años en la construcción del Gran Aeródromo Wanka, a pesar de tener presupuesto, es una muestra tangible de lo que afirmo.

El partido necesita conducir una revolución y, en caso no pudiera darse, por lo menos, acercarse a un acto revolucionario para con la patria. Para ello, debemos estar claros en cuál será la misión en el gobierno y, en el mejor caso, en el poder. Precisamente esta consiste en optimizar todo lo que los neoliberales desprecian, nos referimos a mejorar la educación, erradicando el analfabetismo; mejorar los índices de salud, reduciendo la mortalidad materna e infantil; mejorar la cultura, desalienando la escuela pública; eliminar la desnutrición, tecnificando la agricultura popular; mejorar la vivienda, con programas propios; erradicar la explotación laboral, permitiendo la constitución de sindicatos; descongelar los sueldos, redistribuyendo nuestras reservas económicas; generar valor agregado, industrializando el país; dignificar las pensiones, terminando con las mafias de las AFP; dignificar la patria, nacionalizando nuestros recursos estratégicos; superar el déficit fiscal, renegociando los contratos ley; en resumen, reemplazar la economía social de mercado por la economía popular con mercados.

Los peores indicadores en el índice de desarrollo humano en nuestro país, dan fe de que el Estado se hizo a un lado, abdicando su misión de protección al pueblo, sin constituir un obstáculo para el mercado, sin interferir ante el saqueo y estando ausente en su regulación para evitar la explotación. Estas variables interpretadas políticamente también significan la ausencia de socialistas o comunistas.

La mejor prueba de que tres décadas de neoliberalismo han fracasado en el Perú, es la existencia de las tareas pendientes mencionadas, pues seguimos enfrentando los mismos problemas que cualquier país tercermundista de Asia o África. Los gobiernos que se han ido sucediendo a partir de Alberto Fujimori hasta Dina Boluarte, siguen manteniendo un 16,7 % de desempleados, más del 30 % de peruanos sin agua potable, un alarmante 43 % de anemia infantil, el país en el último lugar en comprensión lectora y matemática, los servicios básicos precarios, entre otros, pero destinando fondos millonarios para la compra de armas y aviones de guerra.

Perú Libre no es enemigo del empresariado nacional privado, puesto que para alcanzar el objetivo de la industrialización del país es imprescindible el concurso de ellos, a quienes el Estado debe brindar todo tipo de apoyo. Nunca podrían vencer las barreras y techos impuestos a su crecimiento por el gran poder empresarial y financiero transnacional, multinacional o global, si no cuentan con el concurso estatal.

Para que este apoyo sea planificado y efectivo, son necesarios dos puntos. Primero, en el plano objetivo, el Estado debe recuperar el control sobre sus materias primas, pues la supremacía sobre ellas en manos privadas ha generado el monopolio u oligopolio. Una vez resuelto la titularidad, es más fácil regular el mercado nacional, los medios de producción, las patentes intelectuales, los derechos laborales, los intereses de la banca, etc., en favor del empresariado nacional.

Segundo, en el plano subjetivo, la clase trabajadora empresarial nacional, estratégicamente denominada por la burguesía como emprendedores, debe ser consciente que es la nueva clase obrera explotada por el gran capital. A diferencia del empresariado tradicional, esta emerge del pueblo, por consiguiente, su crecimiento económico tendrá un techo. Es natural que, en el proceso de desmarcarse de su pasado, eviten alienadamente reconocerse como tal, asumiendo que ser emprendedor es escalar irreversiblemente la pirámide social, donde aparentemente el proletariado se extinguió al no existir fábricas ni sindicatos, pero en realidad, solo han mutado. Esta clase, si no se organiza políticamente en un partido, en defensa de sus intereses, jamás podrá reivindicarse.

Este partido, que incluye la alianza del obrero, campesino, clase media y la burguesía nacional patriota, debe ser dirigido por los hijos más preparados y representativos del pueblo, pero que mantengan incólume su conciencia de clase. Una vez constituido, debe participar dentro del marco legal vigente, sometiéndose al voto popular, alcanzando distintos niveles de gobierno y, por ende, cierto grado de poder. No hay dirigentes de arriba, ni dirigentes de abajo, por lo que no existen gobiernos de arriba, ni gobiernos de abajo, todos los niveles son igualmente importantes.

Como nos han enseñado los camaradas chinos, debemos aprender a luchar en un mundo real y con los medios reales. Esto quiere decir que debemos participar del proceso electoral nacional, a pesar de quienes piensan que esto es un método reaccionario, pues nosotros no pensamos así, la práctica nos ha demostrado que el pueblo peruano es tradicionalmente un pueblo electoral, participa disciplinadamente, respeta a sus elegidos, aunque ocasionalmente no los respalde en el gobierno, salvo excepciones.

En esta circunstancia, nuestro partido ingresa a la lucha política, lo que significa actualmente lidiar en el campo comunicacional, donde las armas convencionales son los celulares y las redes sociales, quienes asumirán el rol de guerrilleros mediáticos cercando a la gran televisión, radio y prensa hegemónica. Una vez triunfado, deberá poner en marcha el programa político a favor de las mayorías, no de todos, debiendo recordar siempre que: en una sociedad de clases, uno no es electo por todos, ni gobierna para todos.

El partido debe apuntar a estructurar un Estado moderno, esto implica contar con cuatro pilares: un sistema financiero estatal fuerte, una defensa militar óptima, una seguridad jurídica garantista y una democracia sólida. En el plano internacional, debe incorporarse a la lucha por la integración latinoamericana, lo que implica tener una conciencia antimperialista e integrarse al movimiento antifascista, garantizando nuestra seguridad alimentaria, energética e hídrica, cuyas fuentes nuestro continente estratégicamente garantiza, y, lo más importante, preservar nuestra la zona de paz, desenvolviéndonos acorde a las demandas del nuevo mundo multipolar.

Estoy convencido, ahora más que nunca, que dedicarse a la política de verdad, con la misión que esta significa, conlleva ineludiblemente a un deterioro económico personal, riesgos en tu seguridad y pérdida de la comodidad social, pero a la vez, encauza hacia una gran satisfacción histórica cuando los objetivos políticos se han logrado, quedando como un legado. Contrariamente, los que utilizan la política como medio de enriquecimiento, presos de sus compromisos subrepticios y al ser conscientes de sus inmoralidades, vislumbrarán cercanamente su final nada deseable.

“Aún con el nudo en la garganta, con la gasa sobre la herida, sobreviviendo una vez más, frente a los acechos perpetuos que forjan nuestra cultura de resistencia y convicción de victoria. Hoy más consciente de mi necedad: «Yo me muero como viví»”.

¡Hasta Más Allá de la Victoria!

En algún lugar de mi gran país, 3 de enero de 2025.

Vladimir Cerrón

Secretario General Nacional

Partido Político Nacional Perú Libre

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Perú en retroceso democrático

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

El estigma keikiano, por la pérdida de las elecciones de 2016, ha sido gravitante para que la democracia peruana, retroceda a casi un grave estado de dictadura cívico-militar, con consecuencias impredecibles para la generación presente y futura.

El concepto mismo de estigma, tiene “importantes consecuencias sobre el modo en que los individuos se perciben a sí mismos, por lo que este proceso devalúa a las personas”.

Así pues, con esos berrinches de mal perdedor contra la democracia, esta resulta muy devaluada, peor aún, ad portas de la elección de 2026, que tiene el mismo viso de hace casi 10 años y el Perú, patria querida, seguirá en rumbo ataráxico de impavidez o insensibilidad, con las personas humanas de la clase social más necesitada, a quienes usan en época electoral con bagatelas, que lesiona la dignidad humana.

Salir de esta crisis de insostenibilidad política, requiere trabajar este tema con sabiduría, para que los jóvenes peruanos se involucren con responsabilidad, de modo que se asegure una reorientación fundamental de las políticas y de los métodos de decisión subyacentes a dichas políticas.

Hay que presionar ahora, para conseguir un cambio de rumbo a esa política ataráxica, que tanto daño a hecho y hace a la democracia peruana, desde la década pasada.

No hay que olvidar que los jóvenes de hoy día, son quienes tomarán las decisiones —que esperemos sean correctas—, del mañana.

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Kunta Kinte y el tío Tom

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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Kunta Kinte es el personaje de la novela Raíces, un negro esclavo traído de África en 1767 y al que quieren imponerle el nombre de “Toby” en EU. Su lucha y su indoblegable carácter fue transmitido de generación en generación hasta que llegó a los oídos de Alex Haley y lo convirtió en novela. En el otro extremo está el tío Tom, un “niger” sumiso que ama el látigo y el castigo que le imponen sus amos. Entre novela y novela tuvieron que pasar más de cien años para que el modelo “Tom” sea reemplazado por el de “Kunta”.

Llamar “migración” a la captura masiva de esclavos siempre ha sido un error (u horror). Así como también las invasiones. Del mismo modo, no se puede llamar “ilegal” o “delincuente” a alguien que cruza una frontera sin tener los papeles respectivos. El término exacto es «inmigrantes en situación irregular». La Organización Internacional para las Migraciones (OMI) ha señalado que la irregularidad se refiere a la situación migratoria de una persona, no a la persona en sí. ¿Qué quiere decir esto?, pues, simple, que, aunque sea una situación «ilegal», no hay delito por ser migrante. Ejemplo, cuando EU recibía a los cubanos en los sesenta, los hacía sin ninguna documentación. Ergo, eran «migrantes en situación irregular» y no delincuentes.

El mundo vive en constantes guerras y crisis de todo tipo: cultural-social-económica, etc., y estos hechos hacen que muchas personas quieran o necesiten abandonar sus hogares, sus países. Este escriba alguna vez tuvo que ayudar a unos refugiados a los que la ONU les había dado un cartón con un sello. Ese era el único documento que estas buenas personas tenían. A ello hay que agregarle el componente racial. Lastimosamente el color de piel sigue siendo una tara para pensamientos supremacistas.

Los negros ya no son perseguidos en EU, la lucha de Martin Luther King, Malcom X y otros más dio resultados fácticos, aunque la norma se suele romper. Ahora les toca a los latinoamericanos.  Es hora de releer a escritores que tocan el tema como Eduardo González Viaña y El corrido de Dante o los libros de mi viejo amigo, Hemil García Linares, especialmente “Exiliados, Narradores y poetas migrantes”.

El mundo está cambiando, pero el elemento cultural se mueve en cámara lenta. Ojalá más escritores, músicos y artistas migrantes puedan elevar su voz en este momento.

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Valeria Rodríguez Oré: Pasión por la Cerámica Amazónica

Lee la columna de Jorge Linares

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Por Jorge Linares

Nació en Lima, hace poco cumplió 28 años, es administradora de profesión, egresada de la Universidad del Pacífico, hizo una maestría en el centro de formación más antiguo y prestigioso de la ciudad española de Barcelona, La Escuela Massana, donde finalizó exitosamente un Postgrado en Artes Aplicadas Contemporáneas. Sin titubear, dejó el diagrama de Gantt por la arcilla. Hasta la fecha, lleva cinco años de trascendente estudio y perfección.

Su adolescencia transcurrió entre hoteles y restaurantes de sus padres. La educación inculcada por sus progenitores, le valió para valerse por sí misma y ser libre. Ella recuerda que desde muy niña su madre le llevaba a la casa de la artista plástica y diseñadora Eve Eyzaguirre y ahí despertó su pasión que tomó forma de arte, empezó coloreando bodegones hasta llegar a la cerámica. A la fecha ya hizo dos exposiciones, una individual en Lima en el Centro Oasis de Barranco que llamó “Paradero Eterno” (2022) y una grupal en Barcelona, España, en el Centro de Artesanía Catalunya que se llamó “Rituales de Resistencia” (2023).

La joven artista nos presenta una arte portentoso de la visión del mundo shipibo, quienes pertenecen a la familia lingüística Pano, con su creación nos concede una nueva mirada al arte amazónico que nos invita a la reflexión hacia esas comunidades.

“Soy consciente que en Perú existen 55 pueblos originarios, de los cuales 51 son amazónicos y 32 están en la región Loreto, donde están mis cimientos. Este año visitaré estos lugares, aprovecharé en conocer la cultura Cocama, Achuar, Ticuna, Maijuna y los Ikito. Lo inaccesible que es el territorio amazónico nos deja esa inconformidad de poder acceder a conocer el arte de otras comunidades porque muchas veces se tiene que navegar más de dos semanas para llegar a estos lugares. Aunque me he quedado admirada con el trabajo que hacen los artesanos en la comunidad de Padre Cocha, hay mucho talento en estas personas que aún no son visibilizadas por el Estado; mediante mi trabajo haré conocer la cosmovisión y la cultura de ellos”, manifestó la ceramista Valeria Rodríguez Oré.

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Basta de inmunidad presidencial

Dicha inmunidad se ha convertido en un instrumento grosero de blindaje que ha continuado protegiendo a presidentes corruptos e inmorales. ¿Acaso desde el fujimorato hasta el boluartismo no se ha ‘blindado’ a la figura presidencial? ¿Acaso es poca cosa haber tenido 8 presidentes procesados por actos de corrupción?

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Es sabido que en nuestro país poner en discusión el tema de la ‘inmunidad presidencial’ es todo un tabú; considerando que diversos intelectuales del derecho, entre ellos, curtidos constitucionalistas y expertos estudiosos de la hermenéutica constitucional habitualmente salen a protestar y aseveran que no se puede atentar contra una prerrogativa universal que refrenda la Teoría del Estado que indefectiblemente debe estar sujeta a la Constitución. Es decir, el Derecho Internacional sitúa al principio de inmunidad de los jefes de Estado como uno de sus pilares.

Alegoría de presidentes presos.

Y en nuestro país esta inmunidad presidencial está refrendada y garantizada por el artículo 117° de la Constitución Política, que señala: “El presidente de la República sólo puede ser acusado, durante su período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver la Cámara de Diputados, salvo en los casos previstos en el artículo 134° de la Constitución, y por impedir la reunión o funcionamiento de cualquiera de las cámaras del Congreso, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral”.

Expresidente Alberto Fujimori fue sentenciado a 25 años de cárcel por caso ‘La cantuta’ y ‘Barrios Altos’ y también por peculado y usurpación de funciones.

Sin embargo, dicha inmunidad durante las últimas décadas se ha convertido en un instrumento grosero de blindaje que ha continuado protegiendo a presidentes corruptos e inmorales. ¿Acaso desde el fujimorato hasta el boluartismo no se ha ‘blindado’ a la figura presidencial? ¿Acaso esta ‘mal entendida inmunidad’ no se ha convertido en todo un despropósito?

Así las cosas, se insiste en mencionar que en Perú la ley es igual para todos (artículo 2° inciso 2 de la Constitución); cuando en realidad, es una mera falacia.

Expresidente corrupto Alejandro Toledo cumplirá 20 años de prisión por colusión y lavado de activos en el caso Interoceánica Sur.

Nadie en su sano juicio debería discutir que la ‘investidura presidencial’ debe ser solemnemente respetada, bajo todo concepto. Porque de esa manera se rinde honor al cumplimiento que debe ejercer todo ciudadano que se precie de vivir en un Estado de derecho. Pero al mismo tiempo, el pueblo también goza de soberanía, por lo tanto, no debe, ni puede ser menoscabado por sus autoridades que le pidieron un voto de confianza como sufragistas. Y cuando esta autoridad presidencial, ya estando en el poder comete actos que van contra la moral y contra la propia administración pública, inmediatamente, rompe su condición como tal, y pierde toda legitimidad. Aunque algunos “abogados del diablo” salgan a defenderlo, argumentando la trillada premisa, “una cosa es la legitimidad y otra la legalidad”.

Expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia cumplieron 9 meses de prisión preventiva por lavado de activos y asociación ilícita para delinquir, relacionada con Odebrecht.

Todos los “involucrados” han venido difundiendo últimamente esa dinámica: —que se atenta contra el principio de inocencia—que se debe respetar el debido proceso—y que nadie es culpable hasta que la justicia demuestre lo contrario, luego que concluya un proceso que mediante sentencia firme ratifique la supuesta culpabilidad—.

Asimismo, ellos piden no manchar sus honras, porque dizque el nombre y el honor son invaluables. Por ello, como herramienta amedrentadora los políticos más cuestionados son los que interponen múltiples querellas contra sus denunciantes para hacer creer que están enlodando sus embusteras imágenes. Mientras tanto, continúan las tropelías desde sus oficinas en el aparato estatal y nadie puede hacer nada al respecto.

Fiscalía ha solicitado 35 años de cárcel para el expresidente Pedro Pablo Kuczynski por el ‘caso Odebrecht’.

¿Acaso es poca cosa haber tenido 8 presidentes procesados por actos de corrupción? Y no pongo—presuntos—porque desprecio esa letanía que dicta que no se puede afirmar algo hasta estar bien seguros de lo que se dice. Así funciona la convivencia en nuestra sociedad, que, para evitar ganarse enemigos, se debe procurar ser ‘políticamente correctos’ al momento de emitir opiniones. Mientras, tenemos que soportar a presidentes sátrapas, deshonestos, indecentes, embusteros, despreciables y corruptos.

Expresidente Martín Vizcarra, acusado por la Fiscalía por ‘concurso de delitos’, podría ser condenado hasta a 25 años de prisión.

Ya no hay tiempo para continuar escuchando las declaraciones de una mandataria embustera e indeseable que en nuestra propia cara nos dice que tiene “las manos limpias” y que trabaja por el bienestar de todos los peruanos. Una situación que ya es demasiada grotesca para los 33 millones de peruanos que solo pedimos—no a la impunidad—.

Presidenta Dina Boluarte en menos de dos años enfrenta múltiples acusaciones fiscales que abarcan corrupción, encubrimiento, violaciones de derechos humanos y hasta abandono del cargo.

No cabe duda que las sociedades no son estáticas, porque estas cambian vertiginosamente, y en Perú el «comportamiento» de la política se ha tornado indeseable, al punto de convertirse en sistémica. Precisamente, para ello existe la ‘sociología del derecho’ que estudia el comportamiento de nuestra sociedad para adecuar nuestras leyes de acuerdo a nuestra realidad actual, con el fin de sanear la convivencia social.

Por esa y otras razones más, basta de ‘inmunidad presidencial’, que solo alimenta la impunidad y le abre las puertas a más candidatos cuestionados que desean ingresar a la esfera palaciega para ‘suspender’ sus cuentas con la justicia y para seguir cometiendo actos abominables, gracias a que ilegítimamente gozan de esta absurda protección.

Expresidente Pedro Castillo se encuentra preso preventivamente y la Fiscalía solicita 34 años de prisión contra él por el fallido golpe de Estado.

Finalmente, es exigible que se impulse un proyecto de reforma constitucional para erradicar de plano esta perversa prerrogativa presidencial que solo ha venido funcionando para blindar a traidores que detestan a su patria y a todos los que la habitamos. Sin embargo, si bien, es casi imposible que desde el Congreso y el Ejecutivo se tome en cuenta esta iniciativa, no se debe perder la esperanza y algún día podremos ver que realmente se respete el imperio de la ley.

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Opinión

El imperialismo es un tigre de papel

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Por Tino Santander Joo

Todos los reaccionarios son tigres de papel. A primera vista, parecen aterradores, pero en realidad no son tan poderosos. Desde una perspectiva a largo plazo, no son verdaderos tigres, porque los pueblos los derrotarán.»   (Mao Tsetung)[1]

El imperialismo norteamericano es un “tigre de papel”. Parece poderoso y temible ante millones de trabajadores hispanoamericanos que creían en el sueño americano. Donald Trump persigue a humildes trabajadores agrarios y de servicios en las principales ciudades norteamericanas, como lo hacía la Gestapo con los judíos en la Alemania nazi.

Los tratados de libre comercio, las alianzas militares (OTAN), el Acuerdo de París, los acuerdos sobre armamento nuclear o el Tratado Torrijos-Carter (sobre el Canal de Panamá), para los Estados Unidos no tienen ningún valor. Son papeles mojados en tinta; valen o tienen vigencia sólo si benefician a los intereses económicos y políticos de Estados Unidos. Para ellos, el mundo es su patio trasero.

La libertad, los derechos humanos, la democracia, el estado de derecho, la familia y la ética religiosa son para las elites yanquis, consignas sin contenido, mercancías y marketing electoral; lo que realmente les importa son los recursos naturales del mundo. No olvidemos que entre 1846 y 1849 invadió México, anexándose Texas, California, Arizona y Nuevo México, todos estos territorios ricos en minerales y oro.

En 1898 inició la guerra contra España por la independencia de Cuba; sin embargo, se anexo Puerto Rico y convirtió a Filipinas en una base militar para controlar el Mar de China. Antes de su fracasada revolución, Cuba fue un refugio de capitales de la mafia norteamericana.

Invadieron Haití (1914-1934) con el pretexto del caos político, cuando en realidad buscaban manejar la deuda de ese pequeño país en beneficio de sus bancos. Todo ello lo hacían en nombre de Dios, la democracia y la libertad occidental.

En 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, impusieron el Plan Marshall para controlar la economía y subordinar políticamente a Europa a los intereses del capitalismo norteamericano. La intervención en Corea (1950-1953) no solo fue para combatir “el comunismo”, sino para fortalecer su industria armamentística y establecer una gran base militar en Corea del Sur que garantizara su hegemonía militar.

En 1965 invadieron la República Dominicana con el pretexto de derrocar a su exaliado, el dictador Trujillo. En realidad, no les interesaba la democracia sino los intereses de las empresas norteamericanas que controlaban la economía dominicana. Lo mismo sucedió en Granada en 1983: una pequeña isla con un ejército reducido fue invadida por la poderosa flota naval yanqui, quedando subordinada económica y políticamente a EE. UU.

La invasión a Panamá en 1989 tenía como pretexto capturar al narco dictador Noriega, quien antes fue su aliado. En realidad, buscaban consolidar su hegemonía militar y política en Centroamérica. En 1990 expulsaron a Irak de Kuwait y establecieron bases militares que amenazan al Medio Oriente y controlan el petróleo. En 2001 invadieron Afganistán con el pretexto de liquidar a los talibanes y Al Qaeda. Detrás del combate al terrorismo estaba el interés de controlar los gaseoductos y oleoductos por empresas norteamericanas. Sin embargo, terminaron huyendo y entregando el gobierno nuevamente a los talibanes.

En 2003 mintieron para invadir Irak y derrocar a su viejo aliado Saddam Hussein. Lo que realmente querían era controlar el petróleo iraquí. Estados Unidos consolidó su presencia militar y económica en Medio Oriente. Los hispanoamericanos no olvidamos su apoyo a Inglaterra en la guerra de las Malvinas contra Argentina, a pesar de que existía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un pacto de defensa entre los países de América.

Ahora usan los aranceles contra México y Canadá como pretexto de que atentan contra su seguridad nacional, van a exacerbar el conflicto comercial para intentar anexar militarmente el norte de México y convertir a Canadá en el estado 51 de los Estados Unidos. Luego irán por Groenlandia y Panamá ante el silencio cómplice de los europeos.

Mao Tsetung acertó al señalar que el imperialismo es fiero como un tigre, pero en realidad es débil como un papel, porque puede ser derrotado. La primera gran derrota se la acaba de dar la empresa china de inteligencia artificial DeepSeek, que con un pequeño presupuesto derrotó al gigante norteamericano ChatGPT, haciendo que las acciones de Nvidia bajaran más del 25%.

El lunes 3 empieza el boicot a las empresas norteamericanas (Coca-Cola, McDonald’s) en los Estados Unidos. Esperamos que en todo el mundo se rechacen los productos de esas empresas. La resistencia de los millones de trabajadores hispanoamericanos se inicia con una huelga blanda. Esta nueva batalla antimperialista ya se inició en las redes sociales que en el transcurso de las semanas será indetenible. En todo el mundo crece el antimperialismo fomentado por jóvenes y los movimientos sociales y estamos seguros que solo buscan que la humanidad viva en paz y libertad.


[1] Cfr. Mao Tsetung Textos escogidos (1926/1963) Conversación con la corresponsal norteamericana Anna Louise Strong- agosto de 1946.)  – 1ª ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ágora, 2016. En https://pcr.org.ar/wp-content/uploads/2020/04/Mao-textos-escogidos.pdf

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Opinión

Del MINCUL al MIDIS

Lee la columna de Edwin Cavello

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El agonizante gobierno de la presidenta Dina Boluarte Zegarra apuesta por el reciclaje en sus últimas semanas de gestión. Las investigaciones por presunta corrupción y la oscura muerte del empresario Nilo Burga vinculadas al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social han hecho que la mandataria se decida de manera desesperada por Leslie Urteaga Peña, otra ministra investigada por presunta corrupción, y que, además, arrastra escándalos como el caso Richard Swing y el caso Joinnus en el Ministerio de Cultura.

La actual ministra del MIDIS cuenta con un rosario de graves informes que fueron emitidos por Contraloría, donde se señala que cuando ocupó el cargo de directora de Patrimonio Cultural y luego de viceministra, omitió sistemáticamente la protección del patrimonio e incluso el cobro de las multas. Una omisión que terminó beneficiando a varias empresas privadas. Estos antecedentes nos hacen pensar que, con la llegada de Urteaga Peña al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, solo se buscaría obstaculizar las investigaciones del caso Qali Warma y de la muerte del propietario de Frigoinca, quien fue amenazado antes de ser hallado sin vida en la habitación de un hotel.

En sus días de desempleada, Leslie Urteaga tocaba puertas sin suerte en la Municipalidad de Lima, pero una llamada le cambió la vida. ¿Por qué retornó al Gabinete? Aquí nuevamente aparece Morgan Quero Gaime, el detestable ministro de Educación. No olvidemos que Quero también fue asesor de Dina Boluarte en el MIDIS. Es decir, conoce muy bien lo que se pretende ocultar.

Es importante recordar que Quero fue traído desde México por el exministro Jorge Nieto Montesinos, quien lo nombró el 14 de octubre de 2016 Jefe de Gabinete de Asesores del Ministerio de Cultura (MINCUL). En ese entorno, Quero entabló una relación amorosa con Leslie Urteaga, a quien conoció en los pasillos del ministerio, y desde entonces, el dúo Urteaga-Quero ha logrado trepar en la política. Hoy ya no hay amor pero hay otros intereses.

En medio de los ríos de sangre —de manifestantes y empresarios—, Dina Boluarte ha optado por colocar a sus cómplices en puestos clave del poder, creyendo quizá que con esto logrará frenar las investigaciones en su contra. Sabemos que aún tiene el respaldo de Keiko Fujimori y César Acuña. Lo que no sabemos es quién de los dos la traicionará primero.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Opinión

La indignación de Carlos Gassols

El actor critica el oscuro gobierno de Dina Boluarte

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En Perú, algunos grandes del teatro que durante décadas hicieron vibrar al público que acudía a las tablas, ya se encuentran descansando en la eternidad. Hace unos años partieron Enrique Victoria (2018) y posteriormente Ricardo Blume (2020). Sin embargo, actualmente continúa vigente un caballero de ‘fina estampa’ que nunca dejará de vestir elegante. Se trata de Carlos Gassols, que, a pesar de tener 95 años, no deja de escribir y de revisar sus guiones teatrales desde el calor de su hogar miraflorino. Aunque parezca inverosímil, Carlos empezó en el teatro a los cuatro años en la compañía de su padre, y viajó en giras sudamericanas hasta convertirse en un joven.

Hallar a alguien más prolífico, imposible, y pese a haber sido un incansable dramaturgo, profesor, locutor, director y guionista, él solo se define como un actor, ya que lleva consigo una carrera que ya bordea los 90 años de trayectoria.

Si bien, reconoce su pasión por el cine, Carlos confiesa que el teatro es su vida, y no para de evocar con mirada nostálgica a su compañera quien fuera su esposa y cómplice durante 60 años, la actriz Hertha Cárdenas, quien “partió” hace 9 años, en 2016.

A pesar que es un hombre culto que no para de leer, él también anda inmerso en la política desde la mirada de un ciudadano libre que necesita estar informado de lo que acontece actualmente en el país. Solo hace unos días, me mostró el titular de un artículo que estuvo leyendo con absoluto detenimiento: “La normalización de lo inaceptable y de la capacidad de indignarnos”.

Desde la perspectiva de Carlos, todos somos responsables de tener un Perú tomado por la criminalidad institucional y callejera, por el solo hecho de ser permisivos, y de no indignarnos ante la ola de contubernios y alianzas subalternas entre el gobierno de Dina Boluarte y el Parlamento. “Por eso estamos como estamos, porque en realidad no nos hemos indignado jamás, y nos han ‘metido el hombro’ hasta adentro. La presidenta partió diciendo que era la gran persona; sin embargo, nos ha engañado a todos. Robaron todo lo que quisieron y además tenían al Congreso que era lo mismo que ellos y entonces el Congreso hacía todo lo que ella quería”, aseveró indignado el entrañable actor.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Opinión

El Senado que el Perú de hoy necesita

Bastaron dos años, para que un grupo de «bandoleros», mal llamados congresistas, destruyeran la frágil y poca institucionalidad democrática que nos quedaba, no podemos permitir que esto se repita, para ello, principalmente para ello, debe servir el próximo Senado.

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Por: Jorge Paredes Terry

En un contexto político tan dinámico como el peruano, donde la inestabilidad y la polarización han marcado la agenda nacional en los últimos años, la discusión sobre la reinstauración del Senado de la República cobra relevancia. Esta cámara, conocida como la «cámara reflexiva», no es un capricho del pasado, sino una herramienta institucional que podría aportar equilibrio, profundidad y calidad al proceso legislativo. Pero, ¿por qué es tan necesario un Senado para el Perú? Y, sobre todo, ¿qué características debe tener un buen senador?

La Función del Senado: Más Allá de los Congresistas o Diputados

El Senado no es simplemente una segunda cámara; es un espacio diseñado para la deliberación serena, el análisis técnico y la representación territorial. Mientras la Cámara de Diputados suele ser más dinámica y cercana a las demandas inmediatas de la población, el Senado actúa como un contrapeso que evita decisiones apresuradas o populistas. Su rol es revisar, enmendar y perfeccionar las leyes, asegurando que estas no solo respondan a coyunturas, sino que estén alineadas con los intereses de largo plazo del país.

En el caso del Perú, un Senado bien estructurado podría ser la clave para superar la fragmentación política y la falta de consensos. Al ser una cámara con menos miembros que la de diputados, pero con requisitos más exigentes para sus integrantes, el Senado podría convertirse en un espacio de diálogo y construcción de acuerdos entre fuerzas políticas diversas.

La Necesidad de Elegir Bien: Un Llamado a la Ciudadanía

La reinstauración del Senado no será efectiva si no va acompañada de una ciudadanía informada y comprometida con la elección de sus representantes. Elegir bien a los senadores no significa votar por quienes prometen más, sino por quienes demuestran capacidad, experiencia y un compromiso genuino con el país.

Un buen senador debe ser, ante todo, un estadista. Debe tener la capacidad de mirar más allá de los intereses partidarios o personales y trabajar por el bien común. Además, debe contar con una sólida formación en temas legislativos, económicos, sociales y ambientales, ya que su labor no solo implica aprobar leyes, sino también fiscalizar al Ejecutivo y representar a las regiones del país.

Otra característica esencial de un buen senador es su independencia. En un sistema político como el peruano, donde los intereses particulares y las presiones externas suelen influir en las decisiones, un senador debe ser capaz de mantener su autonomía y actuar con integridad. Esto implica resistir las tentaciones de la corrupción y priorizar siempre el interés nacional sobre cualquier otra consideración.

El Senado como Representación Territorial

Uno de los aspectos más valiosos de un Senado es su capacidad para representar a las regiones del país. En un Perú tan diverso y descentralizado, es fundamental que todas las voces sean escuchadas en el proceso legislativo. Un Senado bien diseñado podría garantizar que cada región tenga una representación equitativa, lo que contribuiría a reducir las brechas de desarrollo y a promover una mayor cohesión nacional.

Por ejemplo, un senador de la sierra no solo debe preocuparse por los problemas de su región, sino también entender cómo estos se relacionan con las dinámicas nacionales. Lo mismo aplica para un senador de la costa o de la selva. La diversidad de perspectivas en el Senado enriquecería el debate legislativo y aseguraría que las leyes respondan a las necesidades de todos los peruanos.

Un Senado para el Futuro

La reinstauración del Senado de la República no es un retroceso, sino una oportunidad para fortalecer nuestra democracia y mejorar la calidad de nuestra legislación. Sin embargo, este proyecto solo tendrá éxito si la ciudadanía asume su responsabilidad de informarse y elegir a los mejores representantes.

Un buen senador no nace, se hace. Y se hace con educación, experiencia, integridad y un compromiso inquebrantable con el país. Por eso, es fundamental que, en el debate sobre el Senado, no solo hablemos de estructuras y normas, sino también de las personas que las ocuparán. El futuro del Perú depende de ello.

Invitamos a la población a informarse, a participar activamente en este debate y a exigir a sus futuros representantes los más altos estándares de calidad y ética. El Senado puede ser una gran herramienta para el Perú, pero solo si lo construimos entre todos.

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