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Arde la Carretera Central

Una vía que une costa, sierra y selva y que ha generado nuevas formas económicas que operan entre lo legal, lo informal y lo delincuencial y que ha creado originales enlaces culturales en una Lima policéntrica, caótica y violenta.
Urbano 1. “Poncho Negro” fundó la Carretera Central. No es una metáfora, es una verdad urbanística. La Carretera Central como concepto utopía y desarrollo. La arteria más larga del Perú. Aquella que cruza el país desde La Punta, Callao y hasta el Lago Titicaca. Que es la tripa robusta de la nueva ciudad y sus economías. Y fue el mítico Ernesto Sánchez Silva (a) “Poncho Negro”, quien dirigió las invasiones al cerro 7 de Octubre en setiembre de 1964, e instaló el lubricante de la vía holista entre Lima y el centro del Perú.
La migración que topa la urbe limeña había comenzado años antes pero es la invasión de los cerros –El Pino, San Pedro, El Agustino– la consolida la urbe dual y más. Como lo afirmaba Aníbal Quijano en su estudio Dominación y cultura: lo cholo y el conflicto cultural en el Perú”. “Todas las ciudades, esas llamadas megalópolis latinoamericanas, sobreviven en una tensión entre lo visible y lo invisible, entre lo que se sabe y lo que se sospecha. El tema aunque recurrente para las ciencias sociales, es harto complejo en estos procesos de hibridez. Así, existe un Perú indudable y patente y otro borroso e incomprensible. Insisto, hay un Perú oficial, otro real y otro más, ese Perú fantástico y virtual”.
La Carretera Central es el panorama y el fin de los sueños. Uno de sus polos fue (es) el mercado mayorista de La Parada. Desde ahí se articularon los ejes para el traslado de los inmigrantes que llegaban a la capital sobre todo de la zona del Valle del Mantaro, Cerro de Pasco, Huánuco y Huancavelica. Al convertirse en emporio comercial, generó miles de puestos de trabajos legales y de los otros. Entonces arribaron a Lima familias enteras que precisamente no venían a vacacionar. Al contrario. Su viaje era la aventura desesperada por la sobrevivencia y en ese nuevo foco urbano engrosaron un contingente pobre, violento entre el desarraigo, la miseria y la discriminación.
El eje Carretera Central tiene las funciones y negocios más concentrados en Lima. Las otras palancas urbanas serían en Lima Norte, las avenidas Túpac Amaru y la Panamericana Norte entre Comas, San Martín, Los Olivos etc. Aunque el pívot más dinámico estaría ubicado en la avenida Próceres de la Independencia de San Juan de Lurigancho en Lima Este. Y las avenidas Los Héroes y Pachacútec en San Juan de Miraflores de Lima Sur. Cumple igual función la avenida Huaylas en Chorrillos y es importante también la avenida Gambetta en el Nuevo Callao.
Urbano 2. Lima fue fundada cinco veces. En algunas ocasiones con visión de conjunto y perspectiva urbanísticas y otras, entre la anarquía y la incoherencia. La primera fundación de Lima ocurrió entre los siglos 900 al 1000 DC y es obra del cacicazgo o cultura de los Ichmas en un valle organizado a partir de su ríos y canales. Eran tiempo del Perú pre inca que llega hasta su segunda fundación cuando en 1470 el Inca Tupac Yupanqui invade el valle. La tercera fundación es la española, con Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535 que organiza la urbe con otros conceptos, el de las cuadras y manzanas. La siguiente institución es con la independencia de 1821. Pero la fundación más importante se produce en 1950, cuando los migrantes provincianos crean la nueva ciudad que se iría convirtiendo en una megalópolis de más de 10 millones de habitantes.
Así, Lima, se organiza como una ciudad de desplazamientos tectónicos sociales que se incorporan a espacios aglutinantes y yuxtapuestos. Urbe sin plan es megalópolis de perpetua construcción-deconstrucción. En Lima coexiste la fusión simbólica de lenguajes encontrados y complementarios. Por ello resulta una ciudad de interculturalidad-red y formatos activos-creativos violentos, de sobrevivencia en devenires hipermodernos sujetos a un análisis abierto.
Si comparamos a Lima y sus tráfico con urbes como Ciudad de México, Bombay o Hong Kong, en principio habría que analizar, más allá de su delimitación territorial y su unidad social, que Lima es la contraposición de lo móvil con lo estacionario. En Lima viven varias ciudades. Aquella de la tradición señera y las otras amalgamas de emporios migracionales asimétrico. Luego existe una Lima anclada en la explosión de su ensanchamiento cultural que viene construyéndose desde la experiencia burguesa tradicional, el criollismo de soleras y el trayecto perpetuo desde el desplazamiento y las experiencias excepcionales de interculturalidad simbólica y asimilación de sus controversias.
Un viajero, un extranjero, que llegue hoy a Lima notara en el acto que Lima es ciudad de ataderos y cruces. Urbe de contraseñas, códigos y rebases. Lima luce así gramática pública que está escrita entonces en sus muros y paredes de acuerdo a su componente nacional. Ciudad de inmigrantes y desbordes populares, que obedece a una conducta que bien podría remontarse a los sectarios de Bizancio –César Vallejo escribía de Lima: “ahora que me asfixia Bizancio”–, sectarios que a mediados del siglo VII destrozaban imágenes sagradas e íconos argumentando que el verdadero Dios no debía ser reducido a una estatua o a un grabado. Por ello se les llamó iconoclastas. Lima así deviene en sus iconografías, tropicales, azarosas y harto de genética andina.
Urbano 3. Un recorrido por Lima Este, saliendo por la Carretera Central, nos mostrará esa urbe convulsa de nichos populares de la llamada cultura chicha y la estética provocadora de sus afiches y letreros en una alianza entre lo costumbrista y las nuevas tendencias que imperan en la urbe. Bordeando la autopista que serpentea entre los primeros promontorios del valle que va ganando altura con rumbo a la Cordillera de los Andes, unos muros y rótulos en colores estridentes, se descubren entre las carretillas, los ambulantes raudos y los mototaxis.
En el estudio ‘Chicha Power’ de los comunicadores, Jaime Bailón y Alberto Nicoli se concluye que hoy ‘lo chicha’ está consolidado. Si los sociólogos de otros tiempos aseguraban
Que existían dos lecturas harto diferenciadas en la sociedad peruana. La negativa de trasgresión de las leyes, de algo mal hecho o de informalidad. Y la otra, la del sincretismo, la mixtura de todas las culturas del país ancladas en Lima. Escribía Julio Mendívil: “Al colocar al inmigrante provinciano en Lima como eje de la construcción de una identidad nacional, la chicha debía representar una democratización cultural, pues la imagen del país que había construido la oligarquía criolla excluía a la mayoría de los peruanos al proponer como propios los moldes de nación y cultura llegados de la Europa ilustrada”.
La arteria es zona de nadie para cientos de nuevos limeños que bajan desde los conglomerados de Huaycán, Huachipa, Carapongo, Vitarte, Ceres o Manchay. Un fin de semana, por ejemplo, se llega a divertirse, se viene a bailar pero también a comer. Desde la Cruz de Yerbateros y hasta más allá de los bordes de Ñaña, los llamados “complejos” o “playas”, chichodromos y hasta discotecas como el Complejo Santa Rosa de Santa Anita, el Lucero, el Cochas, el Hatunwuasi, La Balanza, el Plaza Vitarte, el Playa Central, El Paraíso de Vitarte, La casa del folclore, el Lucerito de Pariachi y otros más, funcionan las 24 horas del día.
El engranaje social de la zona ha generado la vigorización de las relaciones familiares, de nexos de paisanaje y complicidad barriales. Los espectáculos mejor organizados son los de las fiestas patronales provincianas o carnavales o yunzas. Estas actividades tienen el soporte de sus organizaciones de paisanos que suman en Lima más de ocho mil instituciones. Los seguidores de los grupos chicha, desde los recientes, Clavito y su Chela, Lobo y la Sociedad Privada y los bandas tradicionales de Pascualillo, Grupo Guinda, Centella o Centeno, ocupan también un lugar protagónico y originan un movimiento masivo sin precedentes que no lo consiguen ni los partidos políticos o las iglesias evangélicas.
Junto a la decena de locales de música andina y de cumbia, la culinaria también oferta es frondosa. Existe una exposición y comercialización de una gastronomía tradicional de chupes, chicharrones, modernizada con potajes que se han puesto de moda como el chancho al palo y antes, las salchipapas. Todo ello en medio de los restaurantes formales como las cebicherías, las pollerías y los chifas. Llegada la noche la avenida se torna estrepitosa, bullanguera y popular. La Carretera Central es la fiesta perpetua de la nueva Lima, chillona como una cola de serpiente encendida en la noche.
Urbano 4. Hace un tiempo, a raíz de la muestra “El desborde popular. El Perú moderno de José Matos Mar” en el Museo de Lima Metropolitana, la cita fue clave para entender Lima desde un momento radical en su historia. Aquel inicio de un proceso de invasión de migrantes provincianos que se originó a partir de los inicios de la década de los cincuenta del siglo pasado. Matos Mar como buen antropólogo registro con fotografías propia y ajenas (retratos de Carlos Chino Domínguez), aquellos momentos cuando se produce una factura de la urbe limeña aún señorial, y pasa a convertirse en una ciudad convulsa y que dio paso de una épica de los nuevos pueblos, distritos, entonces llamados barriadas que hoy han ganado y conquistado zonas geográfica importantes en el perfil posapocalíptico –como diría Carlos Monsiváis– de Lima.
Según el recordado antropólogo César Ramos Aldana, curador de la exposición: “Los migrantes desafiaron la pobreza y emergieron de pampas, cerros y arenales para fundar una nueva patria sobre esteras y maderas y que hoy aportan al progreso de nuestra ciudad”. La muestra de Matos Mar es narrada a través del amplio registro fotográfico desde la primera invasión en el cerro San Cosme, en El Agustino, hasta la creación de los distritos de Lima Norte y de los nuevos barrios de la ciudad. Cierto, el estudio pone énfasis en La Carretera Central y ahí está el quid del asunto. Mostrar las expectativas de progreso social de los migrantes y las conquistas ciudadanas y sus aportes a la creación de mejores condiciones de vida.
La Carretera Central había generado ese primer momento de ‘el desborde popular’. Recuérdese que si en un censo de la UNMSM, en 1956, se registraba medio centenar de barriadas que rodeaban la capital [el 9.5% de la población de Lima Metropolitana] en el libro Matos Mar se afirma que ya en la década los ochenta existían 598 de los llamados PP. JJ. (Pueblos jóvenes), es decir, 2’184,000 habitantes. Hoy se ha triplicado la cifra y amplios sectores sociales (el segmento “E”) son incompatibles con las estadísticas por vivir incluso al margen de los reconocido AA. HH. (Asentamientos humanos). Súmese los estudios de Teófilo Altamirano que en aquel momento descubre que en la capital ya existían más de 70 mil instituciones provincianas afincadas en la urbe con una dinámica voraginosa.
En este proceso denso y aglutinante aparece la cultura chicha. Los estudiosos de entonces decía que el fenómeno operaba y se ensamblaba al acervo limeño como una filosofía de lo amorfo, emergente, cortoplacista. Era así el hijo amoral y natural de la república informal y hasta virtual. La diversidad y el multiculturalismo soldado al mapa oficial. Para entender el asunto hay que abrir nuevos espacios de discusión –decían los economistas–, generar planes económicos, revincular la universidad a la vida política y defender la identidad cultural. Proclama babeante para acercar las ideas a la sociedad. Lo virtual a lo real.
Urbano 5. Bien, ‘lo chicha’ ya está instalado con sus mercados y su urbanizadora líder, Los Portales. En la Carretera Central en las zonas de Huachipa, Ñaña, Huampaní, por ejemplo, habita gran parte de la emergente “clase media”. Sí, con comillas. Porque es un corpus social que hasta hoy nadie puede definir. El estamento es flotable y no se parece a la clase media tradicional. Algo la diferencia: es que es el sector con mejor estabilidad económica en el país.
El último informe de Arellano Marketing confirma que esta nueva clase media ya sumó 12 millones y medio de peruanos que mayoritariamente se concentran en los extremos de las urbes. En Lima Este, en distritos como Santa Anita, Ate, El Agustino. Distritos que tienen la misma capacidad adquisitiva y de compra que los habitantes de La Molina, Surco, San Borja o incluso San Isidro.
Por proyección de Lima Este, hay pues en Lima otro tipo de ciudadano que se ha sumado a los que ya existían. Los emergentes. Aquellos que ganan un promedio de 5,000 soles, que tiene casa o terreno propio, que posee auto, que goza de luz, agua, gas, cable e Internet en casa. Que ha enviado a sus hijos a estudiar a universidades privadas o particulares. Que desde el viernes festeja y los domingos sale a la playa o al campo. Que sus compras las realiza en los retail o grandes mercados, que está militando en lo último de la tecnología. Que detesta la combi y prefiere el taxi. Que evita el emporio Gamarra y va de compras al Mall Aventura Plaza.
Ya lo escribí alguna vez, la clase media en el Perú es un oxímoron por vanidosa y un pleonasmo por menesterosa. Un informe del BID dice que el 70 % de la población en el Perú pertenece a la clase media. Extraño como todo del BID, para ello sustentan que para pertenecer a este sector basta con un sueldo de 900 soles mensuales. ¡Cómo! Soy enemigo de las estadísticas. Son las zorras de las matemáticas. Como adicto al mercado Minka sé que nadie posee una camioneta 4×4 —ni china– con esos ingresos y nuestras calles y avenidas van atrancadas de ellas. Sin embargo, ningún smarphone Nokia Lumia 920 o un reloj Maurice Lacroix le otorgan a uno caché y prestigio como una camioneta Land Rover Range Rover v8. Sí, las mismas que corren por la Carretera Central.
La ciudad que creció de la migración esta Lima con sus 43 distritos o reinos ¿Reinos? ¿De qué otra manera se puede denominar a una ciudad donde cada cierto número de cuadras diferentes normas definen las reglas de urbanismo, al punto que en una misma calle se pueden construir edificios de 20 pisos en un lado y en el otro solamente de 2? ¿Qué pensar de una zona geográfica donde cada autoridad cobra impuestos diferentes en montos y en motivos a los de sus vecinos? Así entonces, el submundo social marginal se hace universo y vaga, se aísla entre los extremos de la anomia y la llamada choledad. Sí aquella de la marginalidad que se alimenta de razones psicológicas individuales como de los procesos de reducción temporal del mercado de trabajo y de la informalidad socio-culturales.
Urbano 6. Como los estudios sobre la nueva Lima de Romeo Grompone, Gonzalo Portocarrero, Sinesio López, Aldo Panfichi o Guillermo Nugent, el libro “Lima y sus arenas. Poderes sociales y jerarquías culturales” de Danilo Martuccelli es un enorme aporte para encontrar otras claves para entender la urbe limeña y sobre los factores socio-históricos que impidieron el advenimiento de una nación, la consolidación del “Pueblo” como actor político, así como el establecimiento de regulaciones sociales menos nocivas tanto a nivel interpersonal como social. Por ejemplo no sobredimensiona la ruptura que significó el régimen fujimorista. Más bien insiste sobre el papel que tuvo el periodo 1985-1990 en el proceso de transformación que conoció Lima.
Dice Daniel Iglesias que Por los análisis de Martuccelli muestran que Lima mutó enormemente durante el gobierno aprista a tal punto que la figura referente del Pueblo como destinatario del discurso político y de las prácticas de politización dejó de existir. Estas transformaciones se vieron reflejadas, según el autor, en la aceleración del colapso del urbanismo, el crecimiento de la informalidad así como nuevas lógicas de supervivencia en medio de una crisis económica generalizada con fondo de violencia política a raíz de los ataques de Sendero Luminoso.
Y si en la ciudad convulsa, el espíritu festivo esta en cada esquina, existe también una conducta que caracteriza a la urbe: El “achoramiento”. Léase, violencia ciudadana. La capital del Perú engulle tres nuevas estructuras sensuales para asumir la sobrevivencia. La megalópolis se atraganta y su cultura funda su imaginario en los subsuelos del erario pasional. La norma se hace licencia. El desorden se respeta y genera la psiquis vitaminizada. La ciudad abriga a sus hijos. El paisaje limeño en un daguerrotipo de melancolías. Un agua fuerte de infracciones la infecta colorida. El proceso redime al pobre e intoxica levemente al rico, que los hay. La justicia es “achorada” y la equidad es su culpa. La educación no sentimental se “achora” y “achora” al alumnado.
Mientras tanto, la orquesta de Clavito y su Chela sigue cantando en Huaycán para el programa Domingo de fiesta de Canal 7. Clavito es un artista sui generis. De ex policía y comando en el VRAEM ahora es la estrella más rutilante de la cumbia peruana. En aquella zona que en sus orígenes fue un bastión de la barbarie del senderismo, hoy el debate sigue encendido. Y Lima sigue siendo la megalópolis del futuro entre las cumbias de borrachos y los salmos celestiales.
(Crónica publicada en la revista impresa Lima Gris número 14)
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Paro Nacional de Transportistas: más asesinatos y un gobierno ausente
Mientras las mafias siguen matando a transportistas en todo el país, Dina Boluarte guarda un silencio cómplice. La falta de acción y de liderazgo ha convertido las carreteras en territorios sin ley. Los transportistas paralizarán el país este 18 de junio exigiendo lo que siempre se les garantizó: seguridad y justicia.

Los gremios de transportistas han anunciado un paro nacional para este miércoles 18 de junio, en protesta por la alarmante ola de violencia que azota a su sector. La medida, que iniciará a las 00:00 horas y se extenderá hasta las 23:59, incluirá concentraciones en puntos clave de Lima, Callao y otras regiones.
La Confederación Nacional de Transportistas del Perú (CNTP), la Asociación Nacional de Transportistas (ANTRA) y otros colectivos lideran esta jornada de protesta, tras registrar al menos 15 conductores asesinados en lo que va del año. Las mafias que cobran cupos y extorsionan operan con total impunidad en las rutas del país, mientras el Ejecutivo, encabezado por Dina Boluarte, guarda un silencio cómplice.
Los puntos de movilización en Lima incluyen el Óvalo Santa Anita, el puente Los Ángeles (SJL) y la Plaza Bolognesi. En el Callao, el Óvalo La Perla será el epicentro. El impacto será grave: rutas interprovinciales y urbanas paralizadas, con serias consecuencias para el transporte de pasajeros y mercancías.
Los gremios exigen un plan nacional de seguridad para el sector transporte, mayor presencia policial en zonas críticas y, sobre todo, una respuesta política firme. Pero hasta el momento, el Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento, demostrando su total desconexión con la realidad que viven miles de trabajadores diariamente.
El silencio del Ejecutivo frente a las extorsiones, asesinatos y amenazas sistemáticas refleja una grave irresponsabilidad. Dina Boluarte ha optado por mirar a otro lado, mientras los transportistas mueren en las carreteras y los ciudadanos quedan a merced del crimen organizado.
La protesta no es solo por ellos, advierten los voceros de los gremios. La seguridad en las vías es un problema nacional que afecta la economía, la movilidad y la vida misma de todos los peruanos. Si no hay una respuesta inmediata, el paro podría volverse indefinido.
La indiferencia del Gobierno de Dina Boluarte ya no es tolerable. La ciudadanía exige acción, no excusas.
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¿Se cae Larcomar? Municipalidad de Miraflores clausura temporalmente centro comercial
Tras inspección municipal se detectaron grietas, instalaciones expuestas y fallas en medida de seguridad.

El sismo de magnitud 6.1 ocurrido el pasado domingo afectó a todos los limeños sin distinguir clases social o distrito. Varias viviendas, colegios, instituciones públicas y centros comerciales resultaron afectados de manera diversa. A propósito de los últimos, la Municipalidad de Miraflores empezó a realizar inspecciones inopinadas en diferentes lugares de su jurisdicción.
Tras la inspección de Visita de Inspección Seguridad en Edificaciones (VISE) personal de la municipalidad identificó grietas en zonas de tránsito de visitantes, instalaciones eléctricas expuestas y deficiencias en la implementación de medidas de seguridad, entre otros problemas.

Al respecto, señalaron que estas observaciones ponían en riesgo la integridad física de los vecinos, turistas nacionales y extranjeros, por lo que también se revocó el certificado ITSE (Defensa Civil) de Larcomar.
En tanto, el municipio miraflorino anunció que ampliará las inspecciones a otros espacios públicos del distrito, como la Huaca Pucllana, el café Buenavista, el Beso Francés, playas de estacionamiento y locales ediles, con el objetivo de verificar el cumplimiento de las normas de seguridad.

Estadio Manuel Bonilla bajo riesgo de colapso
Otro emblemático centro miraflorino que se encuentra muy cerca del acantilado es el Coliseo Niño Héroe Manuel Bonilla, que hasta la fecha se encuentra clausurada de manera permanente por detectarse severos problemas en el suelo del recinto deportivo, haciendo casi imposible cualquier plan para su refacción. Es más, expertos indican que probablemente esté al punto del colapso.
Uno de los principales obstáculos para la recuperación del coliseo Manuel Bonilla es la presencia de corrientes de agua y humedad bajo el suelo, lo que complica cualquier intento de remodelación. Según explicó el asesor legal de la municipalidad de Miraflores, Lino de la Barrera, estas condiciones requieren una cimentación profunda y especializada, lo que eleva los costos de reparación a aproximadamente 50 millones de dólares. Este monto, según indicó, está fuera del alcance del presupuesto municipal actual.

Durante décadas, el coliseo Manuel Bonilla funcionó como un importante escenario deportivo y cultural. Este espacio fue utilizado para diversos eventos, como competencias de voleibol, básquetbol, boxeo y actividades culturales, siendo uno de los recintos más representativos de la ciudad.
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Lecturas para aprender a jugar a póker y no perder la casa en el intento
Libros recomendados. Todo lo que tienes que saber sobre el póker.

Enriquecerse jugando a póker está al alcance de muy pocos. Lo peor que le puede pasar a alguien que quiera dedicarse a esto es que tenga mucha suerte en alguno de los primeros torneos que juegue, gane y crea que sus habilidades le van a llevar a dejar su trabajo habitual.
En el largo plazo, la habilidad, es decir, el factor humano, va a ser determinante. De hecho, uno de los mejores jugadores de póker de la historia, Daniel Negreanu, contaba que sólo entre un 2 y un 5% del total de la gente que tiene como objetivo ganarse la vida con ello lo conseguía.
Jugar mucho a póker no basta. El método ensayo/error sin ninguna base puede llevar a quienes lo intenten a perder grandes cantidades de dinero. Es necesario tener un conocimiento teórico previo que permita ser capaz de analizar cada mano con unos parámetros probabilísticos que ayuden a tomar las mejores decisiones.
Es por eso que a continuación te presentamos algunos de los libros o manuales más recomendados para aprender cómo funciona desde un punto de vista más científico el mundo del póker.
“La teoría del póker” (David Sklansky)
Este libro es el mejor para todos aquellos que estén buscando un primer contacto con este deporte. La introducción de los conceptos básicos, empezar a aprender a calcular manos o entender algunas de las máximas para captar la esencia del juego son algunas de las herramientas que nos facilita el autor del libro. Así lo resalta Good Reads.
David Sklansky, conocido como “El matemático” dentro del mundo del póker, siempre ha destacado por su gran habilidad para el cálculo mental rápido y por su facilidad a la hora de transmitir sus conocimientos.
Este hombre de 77 años, antes de dedicarse profesionalmente al póker, trabajaba en una agencia de ventas de seguros. Allí se dio cuenta de que tenía un don para el cálculo de riesgos. Sin embargo, el trabajo era muy limitado para su potencial, así que decidió dejarlo y probar suerte en el póker. No le fue nada mal.
No obstante, hay que destacar que, como el libro data de 1999, algunos de los jugadores de la actualidad consideran que esta obra ha quedado un poco anticuada y que no capta la evolución que ha tenido este deporte en los últimos años. Dejémoslo en que como primer contacto con otros jugadores e el jogo de poker es ideal.
“Teoría moderna del póker” (Michel Acevedo)
Este libro supone un paso adelante respecto a “La teoría del póker”. Se trata de algo totalmente lógico teniendo en cuenta que a los dos manuales les separan 24 años por lo respecta a su fecha de publicación: 1999 y 2023.
En este texto, Michel Acevedo pone énfasis en el GTO (Game Theory Optimal). El GTO busca aplicar la teoría de juegos de Nash para conocer desde un punto de vista matemático qué es lo mejor que se puede hacer en cada situación de juego (retirarse, igualar, subir o ir all in).
Evidentemente, entran en juego tantas variables que la complejidad del propio póker con la posibilidad de farolear complica mucho la buena utilización de este método, pero en cualquier caso supone una clara evolución en comparación al libro de David Sklansky.
Leerlo implica tener unos conocimientos previos, por lo que si vuestra idea es empezar a jugar con este libro, es muy probable que lo dejéis en las primeras páginas.
“El juego mental del póker” (Jared Tendler)
El autor es un golfista que nunca llegó a ser profesional pese a intentarlo. Se dio cuenta de que en el plano mental le fallaban muchas cosas en su juego y no encontraba ninguna explicación científica.
Así pues, se pasó años investigando sobre la psicología aplicada al mundo del golf. Aunque nunca pudo ser Tiger Woods, sí que pudo reinventarse como “coach” mental de este deporte, asesorando a los mejores.
Un día el golf le permitió conocer a Barry Carter, jugador y periodista de póker, que mostró mucho interés en su aproximación a la psicología y ambos decidieron adaptarla al popular juego de cartas.
Conceptos como el miedo, la confianza o la motivación son abordados a lo largo del libro. Para que no todo quede en un plano teórico, algún capítulo enseña a identificar y controlar algunas de estas emociones, de tal modo que termine siendo una fortaleza y no una debilidad.
En definitiva, estos tres libros pueden darnos algunas herramientas para poder mejorar nuestras habilidades a la hora de jugar a póker. Así como jugar durante dos años seguidos no significa pasar a ser un buen profesional que se gane la vida con esto, leer estos libros tampoco implica una mejora inmediata.
La combinación de la teoría y la práctica, la paciencia y, sobre todo, ser consciente de que sólo unos muy pocos elegidos pueden llegar a dedicar su vida a este juego de cartas son algunos de los ingredientes en la receta de iniciación al póker. Quedáis avisados.
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Comunidad LGBTI+ anuncia que este sábado 28 se realizará la marcha, pero hasta ahora no cuentan con el permiso del alcalde López Aliaga
Aseguran que no solo se tratará de un desfile por el orgullo, sino que también será una “protesta colectiva”.

Va porque va y se quieren hacer sentir. Alistan las plumas, los globos y la voz de protesta de miles de personas que son parte o se identifican con la comunidad LGBTI+ en el país, es así que se vienen preparando para lo que será la Marcha del Orgullo 2025, la misma que está prevista a recorrer las principales calles del Cercado de Lima este 28 de junio.
La concentración se realizará desde las nueve de la mañana y partirá a las tres de la tarde desde el Campo de Marte, ubicado en el distrito de Jesús María. Aunque la ruta y el destino aún no se conocen, los organizadores indicaron que la misma recién se conocerá este jueves 19.

«Que este 2025 quede claro: fuimos miles, hicimos historia, y gritamos con fuerza: ¡el orgullo es lucha y libertad!», dicen.
Dicho colectivo mencionó para el diario Perú21 que cuentan con todas las autorizaciones de la Municipalidad de Lima, aunque falta el visto bueno de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) para establecer el plan de desvíos.
Hasta el momento, no estaría prevista la Plaza San Martín como parte del recorrido.
Alcalde de Lima mira de lejos a comunidad LGBTI+
En tanto, el burgomaestre capitalino, Rafael López Aliaga, hasta la fecha no ha emitido un mensaje de aprobación a tal marcha, a pesar que desde setiembre del año pasado los organizadores han enviado cartas a la Gerencia de Movilidad Urbana para los permisos.
Al parecer, el alcalde de Lima aún tiene en la retina la imagen de Santa Rosa de Lima caracterizada por una persona gay, motivo por el cual le haría inclinar por desistir a los petitorios de los organizadores de la Marcha del Orgullo.

“No hagan payasadas. Después hacen cuadritos y ponen a Santa Rosa con lentes 3D, la ponen en colores multicolores. Respeten, pues. Gente muy cercana a mí, es gay y los respeto, los llamo y son mis amigos. Lo único que les pido es que respeten los valores de la población peruana, […] que no hagan la payasada del año pasado”, mencionó en esa ocasión.
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Barranco y el ruido del Hotel Casa República
Vecinos denuncian ruidos que se producen en el Hotel Casa República y cuestionan la inacción de la alcaldesa Jessica Vargas.

En el corazón de Barranco, una zona declarada patrimonio arquitectónico por el Ministerio de Cultura, la tranquilidad de sus residentes se ha visto severamente afectada por las fiestas ruidosas y constantes escándalos nocturnos provenientes del Hotel Casa República, ubicado en la emblemática calle Sáenz Peña. Lo que alguna vez fue una casona apacible, hoy parece transformarse, semana a semana, en un espacio bohemio sin control ni fiscalización efectiva.
El hotel, operado por la empresa Hotel Group SAC y cuyo gerente general es Juan José Mendoza Arredondo, promociona su propuesta como un “hotel boutique perfecto para quienes buscan un respiro del bullicio limeño”. Sin embargo, los testimonios recogidos por este medio pintan un panorama completamente distinto: música a alto volumen, gritos y conciertos en vivo que invaden la zona hasta altas horas de la madrugada, incluso días de semana. Todo esto también se puede constatar en las fotos y videos publicadas de sus propias redes sociales del hotel.
Uno de los trabajadores de la zona relata con indignación: “Trabajo hace años cuidando autos en Sáenz Peña. Desde hace como seis meses, se escucha una bulla tremenda desde el techo del hotel. Ese sonido rebota en los edificios del frente. Usted puede pasar cualquier día por aquí y verá cómo toda la cuadra parece una discoteca”.

Música en vivo y noches de Alcohol.
Vecinos colindantes con el inmueble denuncian que, pese a múltiples llamadas al serenazgo y quejas formales dirigidas a la Municipalidad de Barranco, las autoridades no actúan con la diligencia que el caso exige. Una vecina indignada señala: “Mi casa está casi a la espalda del hotel. La música claramente sobrepasa los niveles permitidos por ley, más aún en una zona monumental. Hemos llamado al serenazgo más veces de las que puedo contar, pero la municipalidad brilla por su ausencia. No les interesa el bienestar de quienes vivimos aquí”.
Otra residente, recién llegada al distrito, cuenta que el problema es evidente incluso para los recién llegados: “Me mudé hace poco a la Alameda Sáenz Peña, cerca del hotel B. Aunque ese hotel no causa problemas, el ruido del Casa República sí es notable. Hay música en vivo desde las 7 p.m. cualquier día de semana. Ya varios vecinos me han advertido de las molestias constantes”.
Este conflicto no es menor. El inmueble que ocupa el hotel ha sido declarado Patrimonio Arquitectónico por el Ministerio de Cultura, lo que implica normas estrictas de conservación, respeto a la edificación y a su entorno. Sin embargo, la azotea ha sido convertida en un “rooftop” que parece operar sin mayor regulación, burlando el espíritu con el que fue declarada su protección.

Conciertos en vivo generan grotesco ruido en la zona patrimonial.
La respuesta del gerente
Nos comunicamos con el gerente del hotel Juan José Mendoza, para recoger su descargo. Estás fueron sus declaraciones:
«Nos sorprende un poco que nos digan vecinos y que pareciera que fuera hasta una junta vecinal que está preocupada por el ruido que viene del hotel. Nosotros, para empezar, no tenemos ninguna visita registrada en lo que va del año, que recuerde, sobre un tema de ruido. Creo que el serenazgo se toma estas cosas con seriedad, ¿no?», señala el gerente.
Además, menciona: «Nosotros no tenemos ninguna corona ni nada para que el serenazgo no venga a visitar. Nosotros hemos recibido visitas desde la isla de inspección por temas de licencia, como suelen hacer estas visitas de un momento a otro, de todos los entes que tienen que regular un hotel. Y siempre hemos tenido eso: tenemos nuestra licencia en orden, tenemos nuestro sistema, nuestro certificado de seguridad en orden, todo está correcto. O sea, operamos dentro de los márgenes que nos permiten».

Juan José Mendoza, gerente general del hotel.
«Ponemos música en vivo, que toca una persona con una guitarra, o a veces hay una persona con un saxofón, pero no es que cobremos una entrada. Obviamente, seguramente algo se puede filtrar, y nosotros siempre estamos atentos, tenemos protocolos para cuidar esos niveles de volumen. Lo que menos queremos es generar un malestar a nadie, ni a ningún cliente, ni mucho menos a nuestra comunidad alrededor. Estamos siempre dispuestos a hablar, y a mejorar, y a aplicar los correctivos que sean necesarios, pero que se nos acerquen», manifiesta Juan José Mendoza, reconociendo los eventos con música en vivo en su azotea.
Luego recordó que una vecina se le acercó para cuestionarle sobre el ruido que produce el hotel: «Yo hablé con una vecina, no sé si será esta misma persona, hace como dos semanas o tres semanas, que me dijo que sus inquilinos habían tenido estas molestias, y que estaba volviendo a alquilar. Creo que todavía no lo había hecho, o por esta fecha se iba a hacer, y ya le preocupaba el tema de poder que sus inquilinos se quejen de esto nuevamente. Y yo le dije: «Por favor, verifícalo tú misma». Y me dijo: «Yo voy a estar el fin de semana, y cualquier cosa te voy a escribir directo de mi departamento, que es el que más cerca tenemos. Nunca me escribió, o sea, no se comunicó conmigo, no volvió a comunicarse conmigo».
Finalmente mencionó: «Nosotros tenemos es un bar todo con mobiliario que es movible, o sea, nosotros tenemos una casona que es patrimonial, que la cuidamos, que está dentro, que no hemos alterado en nada la casona patrimonial, incluso tenemos, me gustaría también que hagas mención a los eventos culturales que realizamos, a las inauguraciones de arte. O sea, tenemos ahorita una exhibición de arte que habla sobre Barranco. Me parece que se enfocan ustedes mucho, o pretenden enfocarse más en estos temas tan puntuales. Si hay algo que podamos nosotros todavía corregir, estamos abiertos a corregirlo, pero no nos quieran encasillar y pintar como si fuéramos un bar de fiesta, o un bar que promueve conciertos masivos».
Sorprende algunas respuestas del gerente, ¿De verdad la solución para el ruido es que cada vecino realice una auditoría acústica casera? ¿Ese es el estándar de diálogo que propone el hotel?
¿La fiscalización municipal?
La pregunta que muchos vecinos se hacen es evidente: ¿hasta cuándo las autoridades municipales permitirán que un negocio turístico imponga su lucro por encima del derecho al descanso y la salud mental de los residentes? ¿Acaso la alcaldesa Jessica Vargas permitirá que Barranco se transforme en una zona de impunidad acústica?
Tenemos conocimiento que la alcaldesa también visita los espacios del hotel. Aquí una fotografía de la burgomaestre Vargas en las instalaciones de Casa República. Sería importante que la alcaldesa también ponga atención a situaciones que incomodan a los vecinos del distrito.

Alcalde Jessica Vargas.
¿Qué tipo de licencia tiene el hotel? recordemos que la Municipalidad de Barranco, es responsable directa de hacer cumplir las normas de zonificación, fiscalización ambiental y protección del patrimonio. Aquí se requiere una inspección inmediata, mediciones sonoras rigurosas y sanciones ejemplares. Porque si proteger la riqueza patrimonial de Barranco es una prioridad, entonces garantizar la calidad de vida de sus vecinos debe ser una exigencia irrenunciable.
Actualidad
Lima y Callao no paran de temblar
Viviendas, colegios, centros comerciales y hasta sedes municipales muestran severas grietas tras sismo del pasado domingo.

El sismo de magnitud 6.1 vivido el último domingo terminó con la vida de una persona de 36 años, representando la única víctima mortal de ese fenómeno natural, sin embargo, 48 horas después de ocurrido el movimiento telúrico van a apareciendo los verdaderos daños.
El sismo, con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao, ha dejado cuantiosas pérdidas económicas para cientos de familias, en particular de Lima Norte, que ven con preocupación la aparición de enormes grietas y fisuras en techos y paredes de sus viviendas.

Hasta el momento ya se vienen dando hasta tres movimientos sísmicos, teniendo siempre como epicentro el norte de Lima. Diversos informes televisivos muestran varios colegios en Independencia con ventanas rotas y paredes resquebrajadas, haciendo imposible el retorno de los menores de edad a sus aulas; cerca de 120 colegios muestran los rezagos del temblor y 10 de ellos han optado a la virtualidad.
En Comas, una escuela de marinera también ha resultado severamente dañada, obligando a su dueña, una reconocida campeona de marinera, tener que suspender de manera indefinida las clases. “Es un sustento que se detiene. Esta era mi fuente de ingresos y también el trabajo de otras personas. No nos queda más que agradecer a los alumnos por su apoyo y cuidar su integridad”, mencionó para el programa Buenos Días Perú.

En el mismo distrito también el centro educativo Estados Unidos ha sido afectado tras el sismo. En fotografías compartidas por los padres de familia se aprecia parte de su estructura con rajaduras. Otros colegios en Puente Piedra, Los Olivos, Ancón o San Martín de Porres presentan grietas en sus techos y muros, llamando la atención sobre la manera en que han sido construidos.
En tanto, en San Juan de Lurigancho (SJL) la comisaría de La Huayrona se vio afectada con la caída de parte de su techo.
Lima no está preparada para un terremoto de magnitud 8
Los especialistas no andan con rodeos y son bien claros al respecto, sin pretender ser alarmistas. Aparte de que miles de personas construyen sus casas en quebradas, riberas y laderas, sin la asesoría de un profesional, a esto hay que sumar la alta densidad de personas que viven en un solo lugar. Aproximadamente 11 millones de personas solo tiene Lima, concentrando la tercera parte del total de la población peruana.

Si un sismo de magnitud 6 tuvo como resultado que un centenar de viviendas terminen con grietas y fisuras, un terremoto de escala 8 o superior resultará catastrófico.
Si el sismo de este último domingo se sintió fuerte, uno de magnitud 8.8 tendría efectos devastadores: derrumbes masivos, interrupción de servicios básicos, colapso de hospitales y una amenaza directa para miles de personas. Incluso el transporte, las telecomunicaciones y la logística urbana podrían paralizarse por completo.
Gran parte de la responsabilidad recae en los municipios al permitir edificaciones que no se alinean a normativas técnicas o de zonificación, pero también no hay que olvidar que son los propios pobladores lo que ponen en juego el futuro de sus descendientes.
Actualidad
Perú sin alertas sísmicas: un gobierno sin prevención
Mientras México y Chile protegen a sus ciudadanos con alertas sísmicas eficaces, Perú continúa con promesas incumplidas. Que hoy sea Google —y no el Estado— quien advierta a los peruanos de un sismo inminente, es una vergüenza nacional.

El pasado domingo 15 de junio, en plena celebración del Día del Padre, un sismo de magnitud 6.1 sacudió la provincia constitucional del Callao. Mientras los ciudadanos sintieron el remezón a las 11:35 a.m., sus celulares sonaban con una notificación urgente: una alerta sísmica enviada por Google. La sorpresa fue doble: por un lado, la eficiencia del sistema de alertas de Android, y por otro, la total ausencia de comunicación oficial por parte del Estado peruano. ¿Dónde estaba Sismate, el supuesto sistema nacional de alertas tempranas?
La respuesta oficial del presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, fue más que desconcertante: Sismate no es un sistema de alerta sísmica, sino de mensajería. A pesar de que en 2019 el gobierno de Martín Vizcarra anunció la implementación del sistema, destinando más de 41 millones de soles a su desarrollo, hoy el propio Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) reconoce que Sismate no tiene la capacidad de advertir sobre un inminente terremoto.

Mientras tanto, México y Chile han implementado con éxito sistemas de alerta temprana que permiten a sus ciudadanos ganar segundos vitales antes de que llegue un sismo. En México, por ejemplo, el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) funciona desde hace más de dos décadas y ha salvado incontables vidas gracias a su red de sensores y emisores. En Chile, el sistema ONEMI activa sirenas y alertas celulares que advierten a la población con segundos de antelación. Perú, en cambio, sigue en la fase de promesas.
SASPe aún está en implementación
El país sí tiene un proyecto llamado Sistema de Alerta Sísmica Peruano (SASPe), bajo la gestión del Instituto Geofísico del Perú (IGP) y el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Pero aún está «en implementación». Este sistema pretende activar sirenas electrónicas en zonas costeras ante sismos de magnitud superior a 6.0. Sin embargo, su cobertura es limitada y no hay claridad sobre cuándo funcionará plenamente. Mientras tanto, seguimos dependiendo de empresas extranjeras para saber cuándo correr.
El reciente sismo dejó una vez más en evidencia la cruda realidad: en Perú, la población está desprotegida ante un desastre natural. La falta de una alerta oficial no es solo una falla técnica, sino un síntoma de desidia institucional y negligencia en la gestión del riesgo. La tecnología existe, el dinero se invirtió, pero el sistema no funciona.
Que Google sea hoy quien avisa a los peruanos que un sismo se avecina no debería ser motivo de asombro, sino de vergüenza nacional.
Actualidad
Lima y Callao no soportarán un terremoto
Casi el 70 % de las edificaciones en la capital y la provincia constitucional son construidas de manera empírica, siendo erigidas en terrenos poco propicios para soportar un sismo de magnitud 7 o superior.

No estamos preparados. El último sismo vivido ayer nos demostró, de manera indubitable, que muchas viviendas en Lima y Callao se caerán a pedazos por lo mal construidas que están. A consecuencias de esa precariedad, un joven de 36 años perdió la vida cuando le cayó un pedazo de pared que se desprendió de la fachada de una casa. Su muerte fue instantánea.
Eso deja mucho que pensar, pues poco o nada, más allá de lo que indique el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) o el propio Gobierno Central, estamos haciendo como sociedad por mejorarlo. La informalidad no solo la podemos encontrar en el tránsito vehicular, los vendedores ambulantes, los mototaxis, las motos lineales, sino que también desde el lado urbanístico somos un desastre y no se está exagerando.
Casas de tres, cuatro cinco pisos o más levantadas en un cerro o en una quebrada, viviendas construidas con la ayuda de un maestro de obras, terminadas con material precario, en zonas tugurizadas donde no le dan espacio a los rayos del sol, enrevesadas por ‘telarañas’ de cables de telecomunicación, en callejones sin salida donde lo último que se piensa es en una vía de escape. Así el peruano pujante, pero imprudente, trata de sobresalir en esta caótica ciudad.
El temblor de ayer, de 6.1 grados, pudo ser para muchos solo un tema anecdótico, de risas y motivo de conversación entre amigos y vecinos, pero el tema sinceramente es muy serio. Lo que puede hacer INDECI o las municipalidades en un breve periodo es ilusorio. Si durante varias décadas han permitido el crecimiento desordenado de varios distritos, es poco probable que cambien esa realidad en unos cuantos años. Es por ello que también existe responsabilidad en aquellas personas que quieren construir uno o dos pisos en sus terrenos, sin embargo, lo hacen de mala manera buscando ahorrar unos cuantos soles. Ese supuesto “ahorro” les terminará costando caro a ellos o a terceros, como el caso del joven de 36 años.

Todos quieren tener su casa, pero a qué costo
Un estudio realizado el año pasado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) reveló que el 69 % de las viviendas en Lima y Callao son autoconstruidas, significando que millones de peruanos optan por la vía informal, muchas de ellas levantadas en la periferia de la ciudad, encontrándose también en distritos históricos como el Rímac, Barrios Altos o Cercado de Lima.
Asimismo, el mencionado estudio indicó que casi el 100 % de esas construcciones tardaron cerca de 16 años en terminar el primer nivel, y 22 para completar el segundo, cifras que sobrepasan por lejos el plazo de una construcción formal; y, aunque parezca increíble, la autoconstrucción resulta un 33 % más cara por metro cuadrado que la construcción a través de vías formales.
Está claro que la mayoría de los peruanos opta por hacer su casa ‘con sus propias manos’, desechando la opción de hacerse de los servicios de un ingeniero, un arquitecto o un topógrafo. Las consecuencias de eso es este enorme monstruo de ‘siete cabezas’ que trata de sobresalir contranatura.
Miles de casas están a punto de colapsar y los signos se exponen en sus fachadas agrietadas o resquebrajadas. Algunos optarán por darle una pasada con yeso o cemento, otros sencillamente lo ignorarán y continuarán levantando más pisos, y otros, esos pocos, realmente tomarán conciencia de lo que se viene. Así como la lluvia, el temblor también caerá para todos.

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