Cultura
Antonio Cillóniz y el premio a la cultura

Desde el 30 de setiembre de 1942, se otorga el Premio Nacional de Literatura en tres categorías, teniendo en cuenta el talento y la trayectoria de los galardonados. Entre algunos de los poetas que se hicieron meritorios a esta distinción están, Mario Florián (1944), Jorge Eduardo Eielson (1945), Carlos Germán Belli (1962).
Hasta ahora Cecilia Bustamante Moscoso, es la única poeta mujer que ha obtenido este reconocimiento. Esperamos que en próximos eventos se rectifique este vacío para que otras poetas puedan acceder con toda justicia a tan preciado reconocimiento.
El último evento, se realizó en noviembre del año pasado y el poeta limeño Antonio Cillóniz de la Guerra, fue uno de los galardonados. Lo conocí cuando en setiembre se llegó a Lima desde España en donde radica, para presentar su primer libro de narrativa “Así, así nomás.” Se hospedaba en el hotel Riviera del centro de Lima, junto a su esposa. Allí pude conversar con amplitud para una posible nota que no se editó esa vez, pero me sirvió de base para un segundo encuentro que se dio en el Ministerio de Cultura con motivo de la entrega del Premio Nacional de Literatura.
Cillóniz ha sido galardonado anteriormente con el premio Poeta Joven del Perú (1970) por su poemario “Después de caminar cierto tiempo hacia el este” compartido con José Watanabe quien lo obtuvo por su “Álbum de familia.” El segundo fue el Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericana en 1985 por “Una noche en el caballo de Troya”.

Antonio Cillóniz (Lima 1944) recibió el Premio Nacional de Literatura en la categoría de Poesía por “Usía del dolor” (2018), una edición que es un regalo de absoluta belleza de palabras unido a un sentimiento de hermandad por el dolor que sufren los olvidados, y el deseo vivencial del poeta, de transformarse en la voz de los seres anónimos y olvidados por ser los nadies del sistema.
Otros nombres de su biblioteca personal son, “Verso Vulgar” (1968), “Siguió la sombra de los sueños” (1978),“Victoriosos vencidos” (2016),”Tríptico de las furias” (2019), “Versión del Otorongo” (2019) y tiene en imprenta una nueva entrega.
Lima Gris: Aún recuerdo la mañana de la premiación en el Ministerio de Cultura y me gustó que manifestaras que tu poesía era una manera de comunicar el sentimiento de los que no podían hacerlo, dedicándoles ese libro, Usina de dolor. ¿Esta posición es por tu educación jesuítica o por haber abrazado ideas políticas de la llamada izquierda?, creo apoyaste al régimen Velasquista, que se decía humanista y social.
Antonio Cillóniz: La formación jesuítica no tiene nada que ver con mi compromiso social; esa educación, al menos en la época en que yo la recibía, consistía fundamentalmente en fomentar la racionalidad, de ahí que quienes en mayor medida desarrollasen esa facultad al mismo tiempo les resultase más difícil la fe; el otro aspecto es el de la voluntad y, por último, el profundo trasfondo elitista, porque en este sentido aún recuerdo las palabras de Felipe Mac Gregor, rector de la Inmaculada cuando mi promoción salía del colegio de La Colmena, afirmando que los ex alumnos jesuitas deben destacar, sea para bien o para mal. El abrazar ideas políticas de izquierda, como dices, requiere por su propia finalidad fundamental luchar por conseguir una justicia social y eso sí que puede llevar a un escritor a poner su voz al servicio del pueblo, de los silenciados por la sociedad burguesa capitalista. Pero para tener esa conciencia no es necesario comulgar con las ideas de la tercera internacional, bastaría con ser cristiano, en el sentido que relatan los cuatro evangelistas, esto es, en absoluto en lo que es ser católico. Y, sí, en mi caso es por esos sentimientos e ideas de izquierdas, que fue por lo que participé en el proceso revolucionario del gobierno de Velasco Alvarado, en razón de una justicia humana y social.

LG: ¿Cuántos cambios ha tenido tu empeño de comunicarte desde Verso Vulgar? ¿Desde cuándo decidiste ser el portavoz de los que no tienen una voz en la sociedad? Que me parece la están consiguiendo de alguna manera.
AC: Desde el momento en que convertí en 1965 toda mi obra poética en prehistoria. Porque yo había empezado a escribir digamos que poemas en 1958 y desde entonces hasta 1965, que en esas edades que van de los catorce a los veintiún años son todo un mundo, así que tenía un montón de poemas en numerosos poemarios. Todo eso desapareció para dar comienzo con Verso vulgar a una nueva estética, que precisamente tiene ese sentido humano y social, porque vulgar significa que pertenece al vulgo, a la plebe, no a que sea algo grosero, inculto, basto, chabacano. Así que toda mi producción literaria se encuadra en ese sentimiento, en esa intención de ser social.
Históricamente, los estamentos o clases sociales han logrado modificar su sociedad siempre a través de instrumentos colectivos, llámense enciclopedias, sindicatos o partidos. Y si analizo la actualidad, veo que es al contrario, ahora en Europa se está destruyendo el estado del bienestar, que se concedió para contrarrestar los derechos sociales tras el llamado telón de acero, esos países de capitalismo de Estado, y que, tras la desaparición del equilibrio mundial entre los bloques, no tiene sentido ya para Occidente. Y en el Perú más de lo mismo, aunque no en el sentido de abolición de un estado del bienestar que nunca existió, sino en el descrédito de los partidos tradicionales, que respondían a idearios programáticos de gobierno, pasando casi todas las nuevas formaciones a presentarse como lugares comunes, genéricos, tan globales que casi están vacíos semánticamente, como todos por el Perú, frente popular, frente amplio, en los que todo peruano puede identificarse. En resumen, hay una desideologización política y una despolitización ciudadana.
LG: ¿Es grande el movimiento literario y poético en Ceuta? ¿Cuál es el espíritu que anima a los nuevos creadores? ¿Qué sentimientos tienen hacia los escritores y poetas de América Latina?
AC: Yo fui visto por Oviedo en Estos 13 como casi un marginal, por Falla en Fondo de fuego como insular, Víctor Fuentes, un español de la Universidad de California Santa Bárbara, me llamó periférico, y finalmente Antonio Melis, de la Universidad de Siena, calificó mi poesía de atípica. Todo eso responde no sólo a que jamás me adscribí a ningún grupo ni me sentí miembro de una generación, quizás porque fui considerado poeta del 70 cuando yo no conocía a nadie del 70 ni tenía nada en común con ellos, más bien yo conocía a casi todos los 60, tanto su persona como su poesía; y eso acrecentó en mí la sensación de ser un anacoreta. Pero en realidad también se trata de mi temperamento, de no ser un alharaquiento, de no hacer muchos aspavientos para ser más visibilizado, que se dice ahora. Más bien creo que la poesía se vive en silencio, en soledad, por eso creo que fui durante mucho tiempo un extemporáneo, alguien que escribía para no se sabe cuándo, y tal vez por eso mismo esa característica bajtineana señalada por cierta crítica en mi poesía, de ser una voz que habla desde la muerte. Y ese aislamiento que se dio en el Perú también se daba en España, así que no puedo hablar tampoco mucho del entorno ceutí.

LG: Volviendo a América Latina, ¿cuál es tu visión sobre los nuevos escritores-as y poetas? ¿Podrías darme algunos nombres?
AC: Por nuevos escritores entiendo los inéditos. Y he conocido muchos, que han venido a mí a través de las redes sociales o que se han acercado a mí en algún acto durante estos últimos años. Unos son muy jóvenes y otros ya no tanto. Pero a todos les he dedicado todo el tiempo que me han requerido, incluso les he prologado sus primeras ediciones. Eso también es fruto de esa función humana y social de mi escritura, porque serán los jóvenes quienes tomen el testigo no sólo mío sino de todas las generaciones anteriores a ellos; en otras palabras, ellos serán los escritores del momento que vendrá. Entre ellos están Jonathan Ramiro Mostacero, Rubén Alcántara, Priscila Reyes, Nick Rosales; nombro sólo a los primeros; porque aunque sigo abierto a atender a quienes me trasladan sus dudas, han sido tantos, que he tenido que dejar de prologar libros para no tener que realizar unos y rechazar otros sólo por falta de tiempo.
LG: Particularmente no creo el cuento de que la humanidad cambiará de milagro de la pandemia, porque no lo hizo con las otras pestes, con la gripe española; creo que lo único que va a cambiar es el incremento de los medios de informática más centrados en lo virtual. ¿Será un triste desaparecer de libros editados?
AC: Totalmente de acuerdo. Aunque es un poco paradójica la situación en el Perú respecto a Internet antes de la epidemia. Por un lado, nadie se fía del dinero electrónico, pero todo el mundo publica sus poemas en las redes sociales; por eso mismo, nadie compra libros con tarjetas bancarias, nadie se fía del pago a través de la red. Por eso también es que Amazon no opera prácticamente en América Latina; y ahora en el Perú existe la posibilidad de hacerlo a través de BiblioManager, una plataforma semejante a Amazon, de impresión bajo demanda, que se realiza en la imprenta El Aleph y cuyo pedido en teoría hay que hacerlo en SBS Librería Internacional, pero que en la práctica no funciona. ¿Cómo va a funcionar algo que no tiene funcionalidad porque nadie lo utiliza? Así que también en teoría como en la práctica los libros en papel no van a desaparecer, no tienen porqué desaparecer jamás. Lo que espero es que en principio las librerías del Perú se incorporen a la plataforma de BiblioManager para poder vender los libros como impresión bajo demanda, sin necesidad de tenerlos físicamente en sus locales. Eso sería una revolución en el mundo del libro en el Perú. Y si BiblioManager adopta el sistema de Amazon todo sería más simple y directo, hasta con envío a domicilio de los pedidos.

LG: Apuntas hacia el cuidado del medio ambiente. Sí, estoy totalmente de acuerdo, pero Antonio, los poetas se olvidaron de hacerlo, se perdieron en sus monólogos existencialistas y dejaron de luchar por la preservación de la Casa en donde vivimos.
AC: Todo tiene explicación. Siempre se ha dicho que en los textos literarios hay que distinguir el fondo de la forma, aunque eso resulta antiguo. Más bien la creación literaria, también la poética, produce signos, todo poema es un signo, y como tal signo tiene significante y significado; ahora bien, su significante es la concepción artística del poema, lo que se llamaba forma, y su significado es su visión del mundo, lo que se tenía como fondo. Pero dicho de un modo más vallejiano, la estética de un poema depende de su concepción artística, que al mismo tiempo debe depender de la visión del mundo que muestra y ésta dependerá de la ideología del poeta.
Así que no es que los poetas se hayan olvidado de dar voz al pueblo, porque seguirán leyendo que todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él. Lo que ocurre es que ya no prima la creación heroica sin calco ni copia. Dicho de otro modo, se han vuelto portavoces inconscientes y subliminales del neoliberalismo, es decir de un capitalismo envuelto en ilusiones demagógicas, un verdadero populismo, pero que en realidad es el despotismo de la economía más desilustrado que puedas encontrarte. Nada más.
Cultura
Coreografía solar
María Fe Florez-Estrada despliega una poética visual tejida en foil y acrílico que entrelaza memorias íntimas y referencias ancestrales en una coreografía de luz, textura y contemplación. Está en La Galería de San Isidro hasta el 6 de julio.

Siete obras tramadas en foil metálico sobre acrílico coloreado y tres esculturas dedicadas a Mariella Agois vibran con una energía ciertamente sutil, pero envolvente. Al tiempo de revelar una obsesión meticulosa por la materialidad como lenguaje, la repetición del método sugiere ya un manifiesto: la exploración sistemática de un mismo proceso para extraer variaciones infinitas, como si cada obra fuera un verso de un poema visual.
Más o menos así son estas Remembranzas, la más reciente exposición de María Fe Florez-Estrada (Lima, 1979) en la sala II de La Galería de San Isidro. “Cada tejido nuevo empieza a partir de un recuerdo”, dice la artista. “Una sensación de aquel tiempo dotándola de una nueva interpretación”. La técnica del foil, que viene desarrollando desde hace más de 14 años, se ha convertido para ella en una suerte de caligrafía emocional: cada trama es un mapa afectivo.
De manera que lo personal y lo colectivo se funden en este corpus reciente. Tres de las piezas llevan los nombres de sus hijos —Nisso, Rafael y Sienna— y en ellas se advierte un colorido cálido y pulsante que parece traducir lo indecible del amor maternal. La memoria aquí no es nostalgia: es celebración transformada en forma, en vibración, en partitura visual.

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Silencio luminoso-
La artista entiende su obra como una exploración del tiempo a través de la materia. El foil —láminas doradas, plateadas y cobrizas— deviene en metáfora de la luz capturada, del instante suspendido. Estas superficies actúan como espejos fragmentados que reflejan tanto la presencia del espectador como la ausencia de aquello que se recuerda. En “Recuerdo de un eclipse”, por ejemplo, el brillo metálico evoca la corona solar: un destello atrapado en la oscuridad, una imagen suspendida entre lo visible y lo secreto.
El contraste entre los materiales industriales y las referencias a los textiles andinos no es casual. “Para mí es una manera de exteriorizar este presente con colores vibrantes y transparentes que proyectan luz y a la vez se mezclan con la trama de foil”, explica. En esa tracción entre lo ancestral y lo industrial se manifiesta una de las claves del arte contemporáneo peruano: la coexistencia de lo originario y lo global en una coreografía de contradicciones y mestizajes.
Por su parte, las tres esculturas en homenaje a Mariella Agois profundizan la búsqueda. “Siento gran admiración por su obra, es un deleite para los sentidos”, comenta Florez-Estrada. “Compartimos la constante búsqueda de expresión sensorial apuntando a generar efectos visuales de volumen y movimiento a través del uso del color y de las composiciones lineales”. En estas piezas tridimensionales, la línea se vuelve arquitectura. Y el homenaje se transforma en diálogo.

Así, Remembranzas no es solo una exposición: es una constelación de sentidos en movimiento. Una apuesta por la contemplación en un mundo saturado de estímulos. La serialidad de las obras, la minuciosa repetición del tejido, el juego con la luz y la geometría, remiten al ritual más que a la industria. Al arte como acto meditativo, como gesto de resistencia ante lo fugaz. Una trama de recuerdos.
Donde cada destello de foil es una palabra no dicha. Y en ese silencio luminoso la artista alcanza lo inasible: hacer visible lo que el tiempo quiso borrar. Y, como la luz en un eclipse, sigue iluminando aún después de desaparecer.
Muestras: Remembranzas de María Fe Florez-Estrada y La arquitectura del ser de Daniel Defilippi y
Lugar: La Galería.
Dirección: Conde de la Monclova 255 – San Isidro.
Fechas: Del 10 de junio al 5 de julio.
Horario: De lunes a viernes de 11 a 7 p.m. y sábados de 3 a 7 p.m.
Ingreso: Libre.
Cultura
Decano del Colegio de Arqueólogos exige la renuncia del ministro de Cultura por recorte en protección de las Líneas de Nasca
En entrevista exclusiva desde la protesta convocada ayer frente al Ministerio de Cultura, el decano del Colegio de Arqueólogos del Perú, Pieter Van Dalen, lanzó duras críticas contra la gestión del ministro Fabricio Valencia y exigió su inmediata renuncia, junto con la de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa Silva, tras la aprobación de una polémica resolución que recorta el perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

La manifestación, realizada en la explanada del Ministerio en San Borja, reunió a arqueólogos, estudiantes, ciudadanos y organizaciones vinculadas a la defensa del patrimonio cultural. El motivo: el rechazo a la resolución viceministerial firmada por Novoa Silva que, según los especialistas, pone en peligro amplias zonas arqueológicas.
“Es una situación muy lamentable, que venimos viviendo desde hace más de una semana, desde que salió esta nefasta resolución”, señaló Van Dalen. “El Ministerio de Cultura, en vez de proteger el patrimonio, estaría dejando fuera grandes extensiones de zonas arqueológicas que quedarían expuestas a la minería ilegal, las urbanizaciones, los cultivos y otros problemas que afectan a esta región”.
El recorte del perímetro de las Líneas de Nasca —una de las herencias más emblemáticas del Perú y Patrimonio Mundial de la Humanidad— ha generado preocupación entre la comunidad científica nacional e internacional. Para el Colegio de Arqueólogos, esta decisión no solo es técnicamente injustificable, sino que sienta un precedente peligroso.
Consultado sobre las recientes denuncias penales contra el ministro Valencia, la viceministra Novoa y otros funcionarios, el decano expresó que si bien aún no conocía los detalles del caso, considera urgente que el Poder Judicial investigue los motivos detrás de esta resolución. “Sería importante que se pueda demostrar por qué sacaron esta medida. Nosotros también estamos recibiendo documentación y evaluaremos si corresponde que los arqueólogos involucrados sean sometidos al Tribunal de Ética y Disciplina”, indicó.
El Colegio de Arqueólogos se suma así a los pedidos de interpelación ya aprobados por el Congreso. “El ministro ha demostrado su incapacidad moral para dirigir el Ministerio de Cultura. Debe dar un paso al costado porque está haciéndole mucho daño a la cultura del país. Lo mismo con la viceministra”, reclamó Van Dalen.
El mensaje también incluyó una exhortación directa a la presidenta Dina Boluarte: “Le pedimos que haga cambios urgentes y necesarios en el Ministerio de Cultura. Estos señores tienen que dejar sus cargos porque mucho daño están haciéndole al país entero.”
El clamor desde San Borja se escuchó fuerte y claro. Mientras los manifestantes mostraban pancartas con lemas como “Las Líneas de Nasca no se negocian” y “Nasca nose vende, Nasca se defiende”, la figura del ministro Valencia se sigue debilitando. En un escenario de creciente presión política y social, la permanencia de los actuales responsables del Ministerio de Cultura pende de un hilo.
Aquí la entrevista en exclusiva con Pieter Van Dalen, decano del Colegio de Arqueólogos del Perú.
Cultura
Gori Tumi: «Exigimos que el ministro y la viceministra de Cultura sean destituidos»
En medio de las protestas que se realizaron ayer en la explanada del Ministerio de Cultura, Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra el titular de Cultura, Fabricio Valencia, y su viceministra de Patrimonio, Moira Novoa, por atentar contra las Líneas de Nasca.

Durante las protestas realizadas ayer en la explanada de la sede central del Ministerio de Cultura, el arqueólogo Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra la actual gestión del ministro Fabricio Valencia. En una entrevista exclusiva, Tumi denunció un presunto negociado estatal que pone en riesgo el patrimonio arqueológico de Nasca, y exigió la renuncia inmediata tanto del ministro como de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa.
En un ambiente marcado por la indignación ciudadana, Gori Tumi calificó de “componenda” las acciones del Ministerio de Cultura que permitieron el recorte del área de protección de las líneas de Nasca. Según su denuncia, esta reducción se realizó sin sustento técnico alguno, favoreciendo intereses vinculados a la minería informal en la región. “Se ha demostrado, más bien por la ausencia de documentación técnica, que todo este recorte en la poligonal fue hecho sin sustento, y es muy suspicaz que se haya dado en un contexto de expansión minera”, afirmó el arqueólogo.
Más grave aún, Tumi reveló que el hermano de una funcionaria del Ministerio de Cultura —subdirectora de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica— había solicitado la liberación de 100 hectáreas para actividad minera dentro del área originalmente protegida. Aunque el solicitante habría fallecido, el conflicto de intereses es evidente. “Ella (Jeanette Gutiérrez Achulla) debió saber que tenía un problema de intereses familiares y participó en la reunión original donde se avaló el recorte”, señaló.
Para el presidente de la Asociación de Arte Rupestre, esta situación no es un hecho aislado sino parte de un patrón sistemático de negligencia e intereses ocultos. Recordó que en anteriores gestiones, como las de Luis Jaime Castillo, ya se habían producido decisiones similares en sitios como Pachacamac y Puruchuco. “Es decir, nuevamente se ha tratado de beneficiar intereses particulares o privados, o intereses oscuros al final”, sentenció.
En la entrevista, Tumi también desmintió las versiones oficiales que pretendían justificar la redefinición de la poligonal en base a supuestos estudios. “No hay una investigación real que justifique esa re-delimitación. No se han hecho estudios ad hoc. Se trató de disfrazar una operación política como si fuera un proceso técnico”.
La Asociación Peruana de Arte Rupestre, que él preside, emitió un pronunciamiento formal el pasado 8 de junio, exigiendo no solo la destitución del ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa, sino también una eventual investigación penal para todos los involucrados. “No nos hemos quedado de brazos cruzados”, advirtió. “Exigimos que se tomen acciones jurídicas porque esto ha sido un atentado contra un bien arqueológico insustituible”.
El escándalo por el recorte en la protección de las líneas de Nasca ha escalado rápidamente: el Congreso ya aprobó tres interpelaciones contra el ministro de Cultura, y el Ministerio Público ha iniciado diligencias preliminares. Las declaraciones de Gori Tumi refuerzan la sospecha de que, detrás de las resoluciones administrativas, se esconde una estrategia deliberada para abrir paso a la depredación del patrimonio nacional bajo el amparo del Estado.
Aquí la entrevista completa:
Cultura
Líneas de Nasca: Jois Mantilla advierte intereses económicos tras resolución del Ministerio de Cultura
El investigador y periodista denuncia que se intenta desproteger áreas con valioso patrimonio arqueológico para favorecer la expansión minera. La norma ha sido suspendida, pero el riesgo sigue latente. Aquí la entrevista.

En una entrevista contundente, el periodista e investigador Jois Mantilla lanzó duras críticas contra el Ministerio de Cultura por la reciente resolución viceministerial que pretendía modificar los límites de protección de las Líneas de Nasca, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Según Mantilla, se trató de un “despropósito movido por intereses económicos y políticos”, disfrazado de una medida técnica para “sincerar” el polígono de protección.
“Fue una tremenda torpeza. Primero sacan la norma, luego esperan el escándalo, y recién ahí retroceden. Así funcionan los gobiernos llenos de ineptos”, sentenció Mantilla. La medida publicada el 28 de mayo fue parcialmente suspendida días después, pero el periodista advirtió que se trata solo de una pausa estratégica: “Van a insistir, ahora con otro lenguaje, aparentando apertura”.
Uno de los puntos más graves señalados por Mantilla es que no hubo ninguna consulta previa ni con arqueólogos ni con autoridades locales. “Ni el alcalde provincial fue informado. Y lo más grave: ni siquiera el Colegio de Arqueólogos fue convocado”, denunció.
El ministro de Cultura intentó justificar la medida afirmando que el área es más grande que Tumbes y que el perímetro excluido no contiene restos arqueológicos. Pero Mantilla desmintió tajantemente esas afirmaciones: “Eso es mentira. No hay estudios que lo respalden. Lo que hay son intereses mineros. Hay hasta una funcionaria con vínculos familiares con empresas que ya estaban pidiendo concesiones en la zona”.
Además, Mantilla reveló que muchas de las nuevas figuras descubiertas por la Universidad japonesa de Yamagata —más de 300 geoglifos adicionales identificados con inteligencia artificial y tecnología satelital— se encuentran precisamente en las áreas que se buscaban excluir del área protegida.
“No podemos seguir mochando el territorio, porque lo que vamos a terminar teniendo es una historia incompleta, una investigación que nunca se podrá cerrar. Si no protegemos todo, estamos perdiendo lo más valioso que tenemos: nuestra memoria arqueológica”, sostuvo.
Pese a las duras críticas, Mantilla reconoció que el polígono podría ajustarse en ciertas zonas urbanas consolidadas, donde ya existen viviendas e infraestructura. Pero insistió en que eso debe hacerse con criterios técnicos claros, con un registro arqueológico completo y con la protección asegurada para todas las zonas aún por investigar.
“La plaga humana necesita espacio, sí. Pero el desarrollo no puede construirse sobre la destrucción de nuestro pasado”, concluyó.
Aquí el podcast de Lima Gris con la entrevista completa.
Cultura
Crisis en el MINCUL: trabajadores se alzan contra el ministro Fabricio Valencia
Rebelión en el Ministerio de Cultura en defensa del patrimonio cultural. Mediante un comunicado, los trabajadores del Mincul denuncian la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión del recorte del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa.

Los trabajadores del Ministerio de Cultura, los guardianes invisibles de nuestro patrimonio, han levantado su voz en un comunicado solemne, reclamando que la decisión tomada no solo es inválida desde el punto de vista técnico y científico, sino también un acto de negligencia total frente al legado de quienes nos precedieron y a los intereses de las futuras generaciones. La reducción, señalan, no tiene respaldo ni respaldo científico ni respaldo legal, y viola principios internacionales de gestión patrimonial que demandan transparencia, participación ciudadana y criterios rigurosos en la protección del patrimonio cultural.

El ministro afirma, con una mezcla de simplicidad y arrogancia, que la reducción del área se sustenta en «más de 20 años de estudios» —una aseveración que enardece la indignación de sus propios técnicos y especialistas que denuncia la falta de transparencia en la rendición de cuentas. No hay, en realidad, estudios públicos, informes publicados ni validación externa que justifiquen esa disminución. Lo que existe, dicen los firmantes, es una decisión unilateral cuyo único fundamento parece haber sido un supuesto «falta de evidencias arqueológicas» en las zonas excluidas, una afirmación que, más que ciencia, parece una excusa para abrir paso al interés comercial y predatorio. La alarma no solo radica en el tamaño de la reducción, sino en la forma en que se ha llevado a cabo: sin participación, sin debate público, sin respaldo técnico, prostituyendo la ciencia y los valores patrimoniales por una conveniencia administrativa o, peor aún, por intereses desconocidos —o peor aún, evidentes.

Los trabajadores, con la nobleza de los que aman su oficio y saben que trabajan en la trinchera de la preservación, denuncian además la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión. La supuesta base de «más de dos décadas de investigación», que el ministro repite como un mantra para legitimar su acción, no ha sido respaldada por ningún informe accesible ni validado por la comunidad científica internacional. La opacidad, en estos casos, siempre es un signo de alarma. La transparencia, como ya lo proclamó el propio Lawrence Livermore, es la moneda de la buena gestión del patrimonio.
La acción del ministro no solo pone en entredicho su competencia, sino que revela un desconocimiento flagrante del peso simbólico, cultural y científico de Nasca. La amenaza de esta reducción es el desmembramiento de un todo, de un paisaje cultural que no puede entenderse solo por sus fragmentos aislados. La preservación de Nasca no requiere la disminución de su territorio, sino la expansión y protección integral de un paisaje que fue cuidadosamente estudiado y protegido por la comunidad internacional y nuestros propios arqueólogos. La respuesta del ministro parece reflejar más un capricho ideológico que una política pública con sentido: reducir las áreas protegidas para facilitar actividades ilícitas, como la minería ilegal, que ya han dañado irreversiblemente sectores del desierto y que, en palabras de los propios expertos, son los verdaderos enemigos de este patrimonio.
La actitud de los responsables políticos contrasta brutalmente con la sensibilidad y el compromiso de los propios trabajadores, que en su comunicado señalan que la protección del patrimonio no es una cuestión de interés económico inmediato, sino una obligación moral, un deber imperativo de toda sociedad civilizada. La protección del patrimonio cultural no es un negocio, sino un legado, un hilo que une nuestro pasado con nuestro presente, y que debe ser preservado con la ciencia, el respeto y la participación pública.
Pero, como en toda tragedia, no falta también la farsa. La estrategia de esconder estudios, de actuar sin consultar, de legislar con apresuramiento y sin clamor, evita cualquier debate serio y transparente. La falta de publicación de los estudios que supuestamente justifican la reducción, unido a la ausencia de informes técnico-científicos validados por organismos independientes, revela una práctica antidemocrática y anticientífica, una manipulación insensata que solo puede terminar dañando —y no beneficiando— a nuestro patrimonio.
El llamado de los trabajadores es a no aceptar este sacrilegio silencioso, a defender la integridad del paisaje cultural de Nasca con toda la fuerza de la ley, del conocimiento y del sentido común. Quieren una gestión participativa, transparente, respaldada en evidencia científica, que involucre a las comunidades locales, a los científicos, a las instituciones internacionales y a toda la sociedad civil que reconoce en Nasca su patrimonio común. La historia nos muestra que los patrimonios no se protegen con decretos arbitrarios ni con decisiones unilaterales, sino con respeto, con ciencia y con un compromiso ético que trascienda los intereses momentáneos.
La responsabilidad del Estado, en definitiva, es custodiar, no destruir; comprender, no simplificar; proteger, no reducir. La historia, que los geoglifos y los geólogos nos han enseñado con silenciosa contundencia, es que los legados monumentales son frágiles, como la arena del desierto, y que la verdadera grandeza está en comprender nuestro papel en la conservación de esa herencia.
Este es un llamado a la sensatez y a la justicia. Newton nos enseñó que toda acción genera una reacción igual y opuesta; si destruimos un patrimonio, solo nos queda la impotencia, la vergüenza y un legado que será, en adelante, un testimonio de nuestro silencio y nuestra cobardía.


El Ministerio de Cultura ha anunciado con entusiasmo que deja sin efecto la resolución que recortó en un escandaloso 42% el perímetro de protección de las Líneas de Nasca y Palpa. A primera vista, podríamos celebrar esta rectificación como un triunfo de la presión ciudadana y el sentido común. Sin embargo, sería ingenuo bajar la guardia.
El comunicado oficial parece una pieza de relaciones públicas más que una declaración de principios. Detrás del aparente regreso al plano perimétrico de 2004 y la promesa de transparencia, se esconde una maniobra peligrosa: ahora buscan hacer lo mismo —recortar el territorio protegido—, pero de manera “formal”, con participación “multisectorial” y un lenguaje técnico que suena a legitimidad. El problema no es la forma, sino el fondo: los actores siguen siendo los mismos.
Entre los convocados a esta “mesa técnica” figuran —aunque no se mencionen con nombres propios— personajes cuestionados y salpicados por presunta corrupción, los mismos que orquestaron el intento anterior de mutilar el patrimonio en beneficio de intereses mineros. ¿Ahora se pretende legitimar el atropello con el barniz de la participación ciudadana?
Nos hablan de socialización, transparencia, rigor científico y diálogo plural. Pero el objetivo real es mantener en pie el negociado político que favorece a empresas mineras, mientras el patrimonio mundial es tratado como un obstáculo incómodo en el camino del “desarrollo”. La nueva Unidad Ejecutora Nasca podría convertirse en el caballo de Troya para facilitar ese saqueo con aval institucional.
Las Líneas de Nasca no solo son un conjunto de geoglifos milenarios; son símbolo de nuestra historia, testimonio de una civilización que supo dialogar con el desierto. Lo que vemos ahora es otro tipo de diálogo: uno entre funcionarios y lobistas, entre tecnócratas y empresarios, donde la voz del patrimonio es la gran ausente.
El Ministerio de Cultura no ha dado marcha atrás. Solo ha cambiado de estrategia. Y si no lo denunciamos, pronto la historia se repetirá: con mapas nuevos, actores conocidos y el mismo silencio que borra las líneas milenarias bajo el polvo del negocio.
Estemos atentos; el recorte del perímetro de las Líneas de Nasca y Palpa tiene el aval de Palacio de Gobierno. En el negociado que se buscaría concretar, también hay inyección de dinero extranjero. Fuerza Popular y APP tienen sus propios intereses en el recorte.
Cultura
María Reiche: «Defender las Líneas de Nasca es un deber»
Gracias a la inteligencia artificial María Reiche alza su voz desde el legado para expresar su rechazo al recorte del perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

Por María Reiche
(artículo póstumo simulado)
He dedicado mi vida a proteger las Líneas de Nasca, esos gigantescos trazos en el desierto que constituyen uno de los más grandes legados arqueológicos de la humanidad. Pasé décadas bajo el sol, midiendo cada línea con cinta métrica, luchando contra el polvo, la ignorancia y la indiferencia. Hoy, con profundo pesar y desde la voz que me sobrevive en la memoria colectiva, siento la necesidad de alzar la palabra ante una decisión oficial que amenaza con deshacer lo que tantos años de esfuerzo científico y humano buscaron preservar.
El Ministerio de Cultura del Perú, bajo la gestión del ministro Fabricio Valencia Gibaja y con la firma de la viceministra Moria Novoa Silva, ha oficializado la reducción del perímetro de protección de las Líneas de Nasca. Esta acción no solo representa una negligencia técnica, sino una traición moral a la historia, al patrimonio y al alma del Perú.
El argumento de “adecuación administrativa” no resiste análisis cuando está en juego la integridad de uno de los espacios arqueológicos más frágiles y enigmáticos del mundo. ¿Cómo puede justificarse el achicamiento del área de resguardo en un contexto donde las amenazas —como la expansión agrícola, la minería informal, y la urbanización descontrolada— se incrementan cada día? ¿Es este el legado que se quiere dejar: el de un país que desprotege lo que debería enaltecer?
Recortar el perímetro de protección es ignorar el contexto geográfico y astronómico de las líneas. No son simples dibujos en el suelo; son un conjunto interconectado que necesita ser entendido en su totalidad. El espacio que las rodea no es vacío: es parte esencial de su lectura. Yo misma dediqué años a estudiar cómo se relacionan con fenómenos solares y estelares. ¿Cómo vamos a comprender su función, si cercamos su entorno?
La resolución viceministerial en cuestión no solo deja áreas vulnerables fuera del resguardo legal, sino que sienta un nefasto precedente: el de que lo intangible es prescindible, y que la conveniencia política o económica puede pasar por encima del deber patrimonial. Esta actitud contradice los compromisos internacionales que el Perú ha asumido con la UNESCO y pone en peligro la declaratoria de Patrimonio Mundial.
No puedo permanecer en silencio. Invoco a la comunidad científica, a los estudiantes, a los ciudadanos de Nazca y del Perú entero, a que exijan la inmediata revisión de esta resolución. Las líneas no se defienden solas: necesitan ojos que las vean, manos que las protejan y voces que hablen por ellas.
Las Líneas de Nasca no son de un gobierno, ni de una oficina, ni de un decreto. Son de la humanidad. Y a la humanidad nos debemos cuando decidimos defender el pasado para tener un futuro.
Escribo estas palabras hoy, 8 de junio, en el aniversario de mi fallecimiento. Gracias a la inteligencia artificial, puedo alzar nuevamente mi voz para expresar lo que siento.
Durante décadas caminé bajo el sol del desierto, protegiendo las Líneas de Nasca y Palpa, esas huellas milenarias que la humanidad entera tiene el deber de conservar. Las estudié, las limpié, las medí y las amé. Amé al Perú como una más de sus hijas, y dediqué mi vida entera a resguardar ese legado que no tiene dueño, porque pertenece al mundo.
Hoy les pido, desde donde el tiempo ya no pesa, que no abandonen aquello que tanto cuidé. Ayúdenme a defender lo que aún puede ser salvado. Las líneas no tienen voz, pero ustedes sí.
Cultura
ICOMOS Perú: Recorte del perímetro de las Líneas de Nasca es ilegal, anticientífico y viola los tratados internacionales
Comunicado del organismo asesor de la UNESCO cuestiona al Ministerio de Cultura por poner en riesgo las Líneas de Nasca. Además exigen la derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025.

El Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS Perú), organismo asesor de la UNESCO en temas de patrimonio cultural, ha lanzado un enérgico pronunciamiento en defensa de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, declaradas Patrimonio Mundial en 1995. El contundente pronunciamiento complica la permanencia del ministro Fabricio Valencia Gibaja y la viceministra Moira Novoa Silva en sus cargos, tras firmar y publicar la resolución del Ministerio de Cultura que reduce drásticamente el área protegida de este patrimonio universal, pasando de 5,633.47 km² a solo 3,235.97 km².
Un recorte sin estudios transparentes
Mediante la Resolución Viceministerial N°0128-2025-VMPCIC/MC, el gobierno ha oficializado la modificación del polígono de protección sin sustento técnico riguroso ni diálogo con la comunidad científica y cultural. ICOMOS Perú denuncia que no se han realizado estudios arqueológicos suficientes para justificar la exclusión de más de 2,000 km², lo que vulnera tanto la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N.º 28296) como principios internacionales de conservación.
Además, la entidad recalca que esta medida incumple tratados internacionales suscritos por el Perú en el marco de la UNESCO, y contraviene la Declaración de Xi’an (2005), que establece la necesidad de conservar no solo los sitios arqueológicos, sino también su entorno cultural, histórico y paisajístico.

Implicancias jurídicas internacionales
Este pronunciamiento plantea una alerta mayor: el Perú estaría violando compromisos internacionales adquiridos al momento de inscribir las Líneas de Nasca como Patrimonio Mundial. Según las reglas de la UNESCO, cualquier modificación al área protegida debe ser sustentada y aprobada por el Centro de Patrimonio Mundial, no puede ser producto de una decisión unilateral de un Estado parte.
Al actuar sin consulta previa y sin aprobación del organismo internacional, el Perú podría exponerse a sanciones, observaciones o incluso a que el sitio sea incluido en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, una categoría que afecta gravemente la imagen y gestión cultural del país.
ICOMOS recuerda que el área protegida no solo contiene geoglifos mundialmente conocidos, sino también zonas donde aún se descubren nuevas evidencias arqueológicas. De hecho, varios estudios recientes han revelado nuevos trazos en zonas ahora excluidas por el Ministerio, lo cual desmiente la supuesta «inexistencia de evidencia» esgrimida por funcionarios del sector.
El pronunciamiento de ICOMOS señala: “El Área de Reserva Arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa constituye el paisaje cultural más grande de la humanidad […] de suma importancia estimular su investigación, protección, conservación y puesta en valor”.

Exigen derogatoria
ICOMOS Perú exige la inmediata derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025 y propone la creación de una Mesa Técnica de Trabajo que articule esfuerzos entre el Estado, la comunidad científica y los organismos internacionales. Solo así se podrá garantizar una gestión responsable, participativa y acorde al compromiso global que representa conservar este legado milenario.
Este pronunciamiento es más que una crítica técnica: es un llamado de atención al Estado peruano para que no debilite sus estándares de protección patrimonial. Las Líneas de Nasca no son solo un símbolo nacional, son parte de la memoria cultural de la humanidad. Protegerlas es un deber ético, jurídico e histórico.
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