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Cultura

Alfredo Alcalde e Ivette Taboada: un vals para dos

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Él era un pintor metafísico, ella una joven investigadora de la realidad a través del arte. En 1980 Bellas Artes era una ebullición de talento en medio de la miseria, la violencia y los atentados, sin embargo los buscadores de la belleza se abrían paso por entre una ciudad abarrotada de ambulantes con un fondo de música chicha, mientras estos dos jóvenes pintores leían a poetas turcos, iban a la búsqueda de un maestro caído en desgracia por calumnias entretanto conocían a otro gran maestro, Víctor Humareda, que les mostraba sus pinturas con una vela. La presente historia no es una pobre historia de éxito, o una crónica salvaje del mundo de los pintores, es una historia de dos vidas que se trenzan en un único compromiso: el arte. Una historia de amor al arte que cuarenta años después sigue tan joven como en 1980.

En una casa en el recóndito distrito de Magdalena del Mar, desde donde se ve la cúpula de la basílica más hermosa de Lima, viven dos pintores. En su casa no se sabe si hay más pinturas que plantas y flores. Eso sí, domina un color: el verde. A lo largo de un pasillo con olor a primavera se suben unas gradas que dan al gran taller de pintura. El ambiente es oscuro y silencioso. Hay piezas de grandes dimensiones y muchos bocetos y esbozos de próximos trabajos. Un retrato de un Quijote en azul, con la barba flotante empujada por el viento.

A Alfredo Alcalde se le conoce internacionalmente, no hace mucho fue noticia en México entre otras cosas por ganar premios, reconocimientos, pero también porque en su casa en el DF entraron unos ladrones que lo único que se llevaron fueron sus cuadros. Que te roben tu pintura, Sancho, es señal de que avanzamos.

Alcalde en un breve descanso en su taller.

Pero no siempre fue así.

Alfredo: la búsqueda de la imagen

“Gran parte de mi producción al inicio tiene una armonía verde casi en su totalidad”. Precisamente su casa en el DF la eligió por eso en San Miguel, por el predominio del verde en su paisaje, su color favorito. Alfredo  nació en Chimbote, a dos cuadras del mar. A la edad de cuatro años la familia de Alfredo se desplaza a la campiña de la ciudad, una franja verde entre el mar y la arena del desierto. Entre campos de algodón, de frutales y sobre todo cerezas se desarrollará ese primer contacto, casi idílico, con la realidad. Una relación más hacia con el campo que con el mar o la ciudad. Pero será recién a los 9 años que nazca el pintor Alfredo, con el gran terremoto de 1970: “porque ahí recién desperté a ver el drama humano que estaba en primera fila”, cuenta Alfredo. De los escombros y muertes de aquella tarde, mientras temporalmente vivían en una casita armada de esteras forrado de papel periódico, el destino de la vocación se le revelará. “Es ahí donde veo las primeras obras de arte porque mi hermano era pintor y le gustaba pintar en las paredes paisajes con tigres. Fue él quién empezó a adornar las paredes de esa casita de esteras”. Cómo las pinturas rupestres la vida de pintor de Alfredo arrancaría entre ese imaginario que envolvía su vista al despertar y al irse a dormir durante aquellos recios días posteriores al terremoto. Así como admiraba la obra de su hermano también por esos tiempos empezó a admirar la obra de un amigo y vecino, Víctor Barrionuevo, quien pintaba réplicas de la Gioconda y La última cena, a quien Alfredo iba a mirar pintar.

Hijo de un arguediano y dirigente sindical (que ganó el primer puesto en un concurso de poesía en el norte del Perú) que no vio con malos ojos en su hijo la vocación de pintor, lo animó a acercarse a la alta cultura de la mano de buenas lecturas y la Enciclopedia de Oro, dónde Alfredo empezó a aproximarse a las grandes obras de arte de todos los tiempos. En palabras de la periodista Ruth Enciso: “el entorno que rodea forma el destino de un niño”. Y en efecto la presencia de un vecino pintor, un padre poeta, un hermano que pintaba tigres en las paredes o una abuela aprista (en el sentido revolucionario del nombre), solo podían apuntar a un único destino de ese niño. A medida que crecía empezaba a conocer a otros artistas de la región como Julio César Salamandra, un pintor surrealista que para Alfredo era “con él la mística del pintor se radicalizó porque para él la pintura era creación”. A partir de esta amistad y de otras amistades como el de un par de discípulos del pintor Azabache, Alfredo consolidará su vocación y se propondrá su primer viaje a Lima, rumbo a Bellas Artes.

Alfredo e Ivette, cuatro décadas unidos por el amor.

Después de un viaje de un día y en medio por carretera, en un camión que transportaba harina de pescado conducido por su tío, Alfredo llegó a Lima, o a las afueras de Lima. Desde una de las panamericanas Alfredo tomo su primer autobús rumbo a la Av. Abancay. El primer pie en Lima fue con desconfianza, recordaba lo que le había dicho todo el mundo cuando les contó que iría a Lima: ten cuidado, en Lima mucho roban, y cosas por el estilo. Su impresión felizmente no fue el de un robo sino el de estar en una gran ciudad. Después de desempacar sus cosas en la casa de un amigo en el Rímac, se fue directo a Bellas Artes, en pleno corazón de Barrios Altos, “y apenas entré a Bellas Artes me chupe. Yo creí que sabía algo pero comparado a los estudiantes yo era una nulidad, porque mi profesor surrealista y el otro tenían sin embargo sus limitaciones”. Pero no se amilanó. “Yo venía con la intención de conocer a Humareda”. Fue en sus tiempos de estudiante en la ESEP que Alfredo supo de Humareda gracias a un raro libro editado por un tal Juan Villacorta Paredes sobre pintores peruanos, “y ahí estaba dedicado cuatro páginas a Humareda, una dedicada a su biografía con su retrato en terno todo serio, y tres cuadros en blanco y negro: Las brujas, El tango y La muerte. Yo Vi ese libro y me dije, este un artista famoso. Yo venía de admirar la pintura figurativa de Goya, Velásquez, Van Gogh, y en ese libro Humareda hablaba de estos pintores». Pero volvamos a Lima en 1980. En una pensión que compartía, Alfredo se dedicaba en las mañanas a estudiar en Bellas Artes mientras  el resto del día trabajaba para una librería haciendo reproducciones de Renoir. En las noches en la soledad de su pensión con vista a un callejón la mejor compañía eran los poemas de un poeta turco.

Ama la nube, la máquina y el libro

Pero ante todo, ama al hombre

Siente la tristeza

De la rama que se seca

Del animal inválido

Pero siente ante todo la tristeza del hombre.

Nazim Hikmet.

Ivette: la mujer que mira

-¿A qué has venido aquí?

-A estudiar derecho- le mintió su hija.

Ivette en 1980 era una chica que se había escapado de su casa en Huánuco para venir a Lima a estudiar pintura. Cuando su papá descubrió la verdad fue a su pensión para señoritas dónde le comunicaron que su hija no estaba en la universidad sino en Bellas Artes. «¿Bellas Artes?» Se preguntó incrédulo. Fue hasta allá de inmediato, no planeaba quedarse mucho tiempo en Lima, seguro le horrorizaba que su hija estuviese sola en una ciudad tan grande y ajena, es que en Lima mucho roban, y por Bellas Artes no escasean los pirañas. Allí la encontró, a su hija pintando feliz. Apenas reconoció a su padre, ella corrió a abrazarlo mientras se le caían las paletas y los pinceles de la mano.  Con sequedad él le dijo: «vine a verte como estás andando”. Una pausa seca para voltear a ver el lugar con desdén, definitivamente no le encontraba belleza. “Estás estudiando está porquería con todos estos mequetrefes» le espetó mientras miraba a sus compañeros de pelo largo y pantalones acampanados. «Tú sabes que yo amo la pintura» fue lo primero que le respondió firmemente su hija. «Siempre has hecho lo que te dió la gana. Eres muy caprichosa». Mientras continuaban conversando padre e hija, se acercó un compañero de Ivette, un escultor con su mandil todo manchado de yeso, a saludarla. «Hola Ivette», y ella le respondió el saludo con «hola Tiburón». El papá impresionado le dijo a su hija: «¿Qué has dicho? ¿Para eso te hice estudiar? ¿Para hablar jerga? Y ese mequetrefe es tu amigo. Bien Ivette, o te regresas conmigo a Huánuco a estudiar cualquier cosa y te sigo manteniendo, o te quedas acá pero solo te mando para que sobrevivas y no te mando para tus estudios». «Me quedo, y no me mandes para nada», le respondió su hija. Y así empezó su destino de pintora.

Hans Herrera y Alfredo Alcalde en su taller.

«Ibamos mi amiga Keiko y yo por el centro de Lima a buscar a los poetas malditos, a los intelectuales”. Lima entonces era una ebullición. Además de pirañas si uno se descuidaba se encontraba con Ribeyro, Oswaldo Reynoso o algún famoso pintor.  ¿Y a ti y a tu amiga las gileaban? Le pregunto. «Algunos nos gileaban, pero entre mi amiga y yo repartíamos golpes» me responde entre risas. Keiko fue su primera amiga en Bellas Artes, una chica extraña que pasó de repartir volantes de ETA en el sur de Francia a estudiar pintura. Ivette por otro lado era una chica con consciencia política que se hacía muchas preguntas en una época en que no era seguro hacerlo. «Ivette vamos  pero no hables cojudeces, aburres a los chicos», le reclamaba su amiga cuando salían los sábados. Ivette no tenía remedio, le gustaban los libros y la política. Entonces como ahora muy pocos comprendían ese extraño afán. Como estudiante inquieta que era en una época inquieta, Ivette quería saber más, no solo pintar con una técnica limpia sino también con un sentido limpio, honesto, saber que su arte era un surco como trinchera desde donde combatir para contribuir a los demás. Un día se le acerca al maestro Revolledo diciéndole: «maestro yo quiero que usted me enseñe la hermosura de los trazos. Quiero que me enseñe a pintar”. Revolledo entonces era una de las máximas autoridades en grabado y uno de los primeros pinceles del Perú. “Y él me queda mirando, y me pregunta ¿Quién es tu maestro? Pancho Izquierdo, le respondo, a lo que el maestro me dice: lleva todas sus enseñanzas pero no su amor europeo».

En el techo de un taller Pancho Izquierdo le enseñaba a pintar a Ivette. A la sazón entonces Izquierdo estaba en romances con la amiga de Ivette, Keiko, que para evitar la oposición de sus tradicionales padres japoneses lo tenía escondido en el taller donde les enseñaba a pintar a Ivette y a Keiko a la luz de las velas cuando un atentado dejaba en apagón la ciudad. Más tarde en la noche iban a Palermo con apagón o sin apagón.  Eran  días sin plata ni para los cigarrillos. Vida de estudiante. En esas salidas a Palermo el maestro Izquierdo le comentaba a Ivette: «hay un gran pintor, se los voy a presentar». Poco después en la escuela Pancho les presenta a Víctor Humareda.

Bellas Artes: un juego de abalorios

«Alfredo era un pintor muy callado», es la primera impresión que Ivette tuvo de Alfredo, «pero bien dedicado. El mejor del salón. Llamaba la atención». Un día en que Ivette que veía a sus compañeros que no iban a almorzar, su buen corazón le hizo repartir entre ellos el manicito y habitas que había comprado en la calle. En eso cuando ya no tenía nada más para comer, salvó una manzana roja, ve a Alfredo, pintando callado y pálido, entonces se dió cuenta que no le había convidado a él. «Que voy hacer, le di mi manzana», me cuenta Ivette. Y Alfredo lo recibe con gratitud diciéndole: «que chica tan buena». Quizás ese fue el primer diálogo que tuvieron en Bellas Artes. Mientras Alfredo estaba absorbido por lo espiritual, Ivette estaba preocupada en investigar, qué estaba pasando en el país, por qué el Perú estaba así, por qué había tanta pobreza y qué se podía hacer para cambiarlo.  Ivette leía a Lenin, al Che, a Nietzsche, a Allan Poe, a Vallejo, las cartas a Theo. En fin, era otra juventud. «Y encima sufríamos lo que leíamos, lo que vivíamos», cuenta Ivette. Mientras ella leía a Lenin, Alfredo estaba más interesado por los Krishna. Más opuestos no podían ser. Fue a través de una especie de sacerdote socialista, un profesor de Bellas Artes en que los destinos de Ivette y Alfredo se trenzarían definitivamente. «El maestro Félix Rebolledo hablaba con tanto amor, quería tanto a la gente con su humanismo, que su salón se llenaba durante sus clases, había que escucharlo desde los pasillos o desde las ventanas agazapándonos solo para verlo hablar.” Rebolledo tiene el cariño de los alumnos, como quien dice del pueblo, pero no de los otros docentes y maestros en la institución, como quien dice del Poder. “Entonces cuando se postula para director de Bellas Artes es que lo calumnian de senderista». Sorprende recordar que entonces era bien peligroso pensar en voz alta. Si hoy es fácil que acusen a un hombre de violador, ayer era más fácil ser acusado de terrorista o simpatizante de terrorismo. A pesar de su inocencia como Jean Valjean, Félix fue recluido en el Frontón. Eran años de plomo.

La familia Alcalde Taboada.

La política, las ideas, las vivencias, las cosas fuertes como las llama Ivette alimentaban el arte de esos años entre los estudiantes. «La pasión por el otro en Bellas Artes era muy fuerte entonces», agrega Alfredo. Mientras que para algunos pintar a los campesinos bastaba para hacer del arte una pintura socialista, para otros se trataba de ir más allá: pintar un mar bravo era mejor metáfora, porque el Perú estaba así. «Un mar azul embravecido y una avecita roja volando, eso tenía un profundo sentido», dice Ivette. «Entonces llegaban muchas voces, el simbolismo estaba muy fuerte» menciona Alfredo, quien añade, «en esa época había un poeta turco que nos alimentaba mucho la parte humana, Nazim Hikmet, que gracias a ediciones populares que sacó Pancho Izquierdo llegaron a oídos de los artistas. De manera que todas las artes se conjugaban en esas ansias de dignificación del ser humano».

En un ambiente estudiantil inquieto, ansioso de buscar nuevos caminos y encontrar respuestas a un país ensangrentado, en un contexto peligroso, con presencia de policías infiltrados como estudiantes, en Alfredo comienza a operarse un acercamiento a los problemas concretos del Perú de los ochentas sin dejar de lado su profundidad espiritual. Es entonces cuando la relación de Ivette y Alfredo se ata definitivamente como un poema de Nazim Hikmet. «Cuando a nuestros maestro lo toman preso nos íbamos los dos a la cárcel a llevarle víveres», cuenta Ivette, «pero el maestro descentralizada la poca comida que llegaba para sus compañeros de prisión. Al maestro lo movía un espíritu de comunidad». Cómo Jesús, Rebolledo reparte la comida que le traen a sus compañeros. Como Jesús muere entre delincuentes siendo inocente. Faltando una semana para que salga se da la infame matanza del Frontón. Cómo Jesús resucita si no en la carne, si en quienes lo reivindican.

Lo máximo que se puede enseñar es a formar un ser humano. Se forma con palabras, pero sobre todo con el ejemplo. Rebolledo supo dar las dos cosas con generosidad.

Humareda: el oficio de pintor

«Un hombre muy inteligente, muy gracioso y muy sarcástico”, recuerda Ivette de la primera vez que lo conoció. “Me acordé que en quinto de secundaria lo había estudiado, pero en ese momento no le di mucha importancia. Otro día en la escuela yo sentía que llegaba porque escuchaba su carcajada, y todos los chicos de Bellas Artes le seguían como procesión. Apenas escuchaba su carcajada yo también arrojaba mis pinceles y bajaba a unirme. En la cafetería íbamos  a escucharlo hablar. Él hablaba de los grandes personajes, de Víctor Hugo, de Gauguin, Shakespeare, Sartre, Van Gogh, Vallejo. Y un día el me pregunta ¿donde pintas? En el segundo piso, le digo, y él me dice: vamos a ver tu trabajo. Subimos. Lo vio y siguió mirando. Está bien, me dijo, vamos a seguir hablando. Salía de la escuela y me lo encontraba y lo primero que me decía era: ¿ya has terminado de pintar? Luego iba, veía mi trabajo y me daba sugerencias. Luego me invitaba a tomar un café en el centro. Entonces yo no lo llamaba maestro todavía, y tanto nos hicimos amigos que yo le llamaba Víctor, Victoloncito, Victolin, Victolito, porque era como un niño, era muy gracioso y nos divertíamos mucho. En la plaza 2 de mayo hacíamos que nos pusieran un tango y bailábamos en la calle. Y un día Víctor me queda mirando y me dice: «Ivette, tu vas a ser famosa”.

La primera vez que yo Hans Alejandro Herrera escuché de Víctor Humareda fue en la clase de mi malvada maestra de arte, allá por 1999. A Humareda lo llamaba cuellosucio y a nosotros, estudiantes de colegio estatal, nos llamaba Humaredas si notaba una pizca de sudor o mugre en el cuello de nuestras camisas.  Para mí desgracia a mí me tocaba su clase siempre después de recreo. No recuerdo que nos hablara más de él.

Corbata roja, un tongo y un pañuelo blanco sobresaliendo del saco como si fuera un lirio. Esa es la imagen que se tiene de Humareda. Esa, y el dejarle con la mano en el aire al mismo Szyszlo cuando se la tendió para saludarle. “Pregúntame si conozco a Vargas Llosa. Por supuesto que no, porque soy amigo de Sartre”, recuerda Ivette le dijo Humareda el día que la llevó a la galería a conocer sus pinturas.

“Un día me invita a una exposición de sus cuadros. Él me dice, mira estas son mis obras. Y yo me quedé mirándolas, sentí como si mi cuerpo se hubiera congelado de solo verlas. Y él me preguntaba ¿qué te parece? Y yo no le respondía nada. Me acerco a otra obra y el me vuelve a preguntar ¿qué te parece? Y no le respondía nada. Y terminamos de ver toda la muestra y él otra vez: ¿qué te parece? No le respondí nada. ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? Me pregunta con preocupación. Me le quedé mirando en silencio. Había cambiado para mí”. Y esa fue la primera vez que Ivette llamó a Humareda maestro. Desde entonces Ivette se vuelve alumna de Humareda, quien le enseña los misterios de la pintura que en Bellas Artes no se enseñan.

“Para mí tú eres el hijo que nunca tuve.”

Compañeros y padres.

La trayectoria de la línea

Nuestra amistad está condicionada. Tu ten su cuerpo, que yo me quedo con su espíritu”. Fueron las palabras de Humareda a Alfredo cuando se enteró que era novio de Ivette, y además que iban a ser padres. Para Humareda, la vocación de Ivette era un deber ser. Una entrega absoluta al arte para el arte, pero Ivette y Alfredo se habían enamorado y sus destinos eran pintar juntos. Humareda aunque enojado y algo decepcionado, lo aceptó.

Muchos años después y con dos hijos, Ivette fue a pedirle permiso al colegio para que sus hijos pudieran viajar con ellos a Europa para conocer de primera mano las obras maestras del arte en un viaje que tenían programado. El director accedió a darle ese permiso a cambio de una condición: que le dejé una rosa de parte suya a la tumba de Sartre.

Años atrás en Lima y con solo un niño todavía en pañales, Humareda era parte de la familia de Ivette y Alfredo. Humareda compartía el día con ellos, incluso comía la comida del bebé. Cómo un abuelo con su nieto.

En Amsterdam frente a un autoretrato de Van Gogh, Ivette quedó anonadada, no podía dejar de verlo y sentirlo en profundidad. Era la misma sensación cuando años atrás supo que Humareda era un Maestro. Después de un largo rato de estar de pie frente al cuadro, Ivette notó que sus manos se estaban mojando. Bajo la vista y vio que estaban húmedas. Estaba llorando y no se había dado cuenta. Con cierta sensación de vergüenza corrió al baño de mujeres para lavarse la cara, allí otra mujer que se miraba frente al espejo la vio entrar, reconoció esas lágrimas, también estaba llorando, fue al encuentro de Ivette y se abrazaron. Dos desconocidas que no compartían ni siquiera el idioma se abrazaban llorando. Casi cien años después Van Gogh era comprendido en toda su dimensión.

El arte es la religión del sentimiento” , Juan Manuel de Prada.

Años antes Humareda visitaba por última vez a Ivette, hablaron poco o mucho, no importa. Humareda sabía que era su última visita cuando se subió al taxi y desde ahí se despidió con un largo adiós. Murió pocos días después.

De vuelta a París, Ivette y Alfredo fueron al cementerio a cumplir su palabra al director del colegio. Mientras buscaban la tumba de Sartre se encontraron con un viejo compatriota de sus años de estudiantes. Frente a la tumba de César Vallejo, Ivette se puso a llorar. La rosa que era para Sartre se quedó con Vallejo.

Cuando nació Diego, el primer hijo de Alfredo e Ivette, fue puesto en una incubadora. Humareda le pregunto por qué, y el médico le contesto que estaba prematuro. “¿Prematuro para ver a las chicas a las 5:30?” le dijo Humareda. El primer día de vida de Diego Alcalde Taboada,  el pintor Humareda se dedicó a dibujarlo.

De Ivette y Alfredo se pueden contar muchas más historias, sus vidas dan para un libro o dos, historias tantas que apenas me atrevo mencionar una de cuando se fueron a vivir a la sierra de Lima mientras pintaban pueblitos, y como la gente más sencilla comprendió el valor de su oficio al punto de pedirles que les pintasen su casa, o de niños que se paraban largo rato frente al paisaje que retrataban para poder aparecer en sus cuadros. A ninguno de ellos les importaba cuánto valiese el cuadro o que famosos serían los pintores, pero si entendían lo mismo que el Papa Julio II cuando mando a Miguel Ángel pintar la Sixtina, y es la importancia del arte, lo que significa un paisaje, un retrato y aparecer ahí. El aliento de un instante congelado en la belleza de un trazo. El arte es un oficio cruel, porque duele al artista sacarlo de dentro y duele también al espectador al comprenderlo. Porque los artistas son los guardianes de la belleza, belleza que no se puede explicar, solo vivir, como Víctor Humareda que hizo de su vida una obra de arte.

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HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).

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Cultura

Diego Lazarte presenta su novela “Última salida de Palomino” en la FIL de Lima

Una novela donde el delirio y la marginalidad son una forma de redención.

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En la Lima de hoy, donde la violencia se ha vuelto tan habitual como el humo de las combis, aún hay quienes insisten en escribir. No se trata de la escritura industrial de comunicadores con redes sociales, sino de la otra, la secreta, la solitaria, la que nace del encierro y la paranoia. Tal es el caso de Diego Lazarte (Lima, 1984), poeta y agitador cultural que ahora se lanza al ruedo narrativo con su primera novela, Última salida de Palomino (Narrar, 2025), un artefacto literario que parece haber sido armado en el taller de un mecánico punk: con herramientas oxidadas, piezas robadas y una belleza sucia y palpitante.

La novela será presentada el sábado 2 de agosto a las 7:00 p. m. en la sala Laura Riesco de la 29.ª Feria Internacional del Libro de Lima. Acompañarán al autor el escritor Enrique Carro y el periodista Marco Gonzales, quienes lo empujarán, probablemente sin mucha resistencia, a revelar los entretelones de una obra que se ha escrito entre la desesperación y la ironía, con ecos de El Lazarillo, acentos de Viernes 13, y guiños al videojuego Donkey Kong.

El protagonista de esta historia es Kennedy, un joven que vive en una Lima derruida, no por el terremoto que todos esperan, sino por una violencia más sutil, más constante, más nuestra. Su vida —gris, regular, periférica— se ve trastocada por la aparición de Dulcinea, una criatura extravagante con acento español impostado, que irrumpe en su casa y convierte lo cotidiano en una guerra absurda por la supervivencia doméstica. Desde allí, la novela se dispara como un pinball, como lo ha descrito el escritor español Alberto Guirao, rebotando entre el castellano castizo y el argot callejero, del cine slasher a la sátira política, del registro íntimo al periodístico, sin pedir permiso ni disculpas.

Última salida de Palomino es una obra que mezcla la tradición picaresca con la estética del desfogue contemporáneo. En ella, los márgenes de Lima no son un escenario decorativo, sino un personaje más, brutal, histérico, entrañable. La crítica de cine Mónica Delgado ha visto en la novela un retrato coral de la juventud precarizada en un país posconflicto, esa generación que se crió entre el miedo y la televisión por cable, que juega videojuegos mientras carga heridas invisibles, que se automargina como forma de resistencia.

Lazarte, quien debutó en poesía hace ya más de dos décadas con La clavícula de Salomón, y cuya obra Calaveras retóricas fue reeditada en México, se encerró en el piso 15 de un condominio en Lima Norte para parir esta novela entre maratones de películas de serie B y fantasmas personales. Estudió Derecho, aunque amenaza con ejercerlo, y dirige el Festival de Poesía de Lima, además de la productora Cinemapoesía, desde donde prepara documentales sobre figuras como Enrique Verástegui o José Ruiz Rosas, esos poetas tan intensos como clandestinos.

El libro es, en cierto modo, su testamento generacional, su ajuste de cuentas con una ciudad que ya no existe, o que existe solo como pesadilla compartida. Porque en la Lima de Diego Lazarte, uno no entra para vivir: entra para sobrevivir. O para escribir, que en estos tiempos viene a ser lo mismo.

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Cultura

Libro «La ciudad de los cerdos» de Rodolfo Ybarra se presenta en la FIL de Lima

Una obra visceral que sacude los cimientos del sistema desde la narrativa policial y neorrealista.

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Este sábado 2 de agosto, a las 4 p.m. en la sala “Clorinda Matto de Turner” de la Feria Internacional del Libro de Lima, el escritor peruano Rodolfo Ybarra presentará su más reciente novela La ciudad de los cerdos, una obra que consolida su estilo irreverente, provocador y profundamente crítico del sistema.

El evento marcará también la reedición de Matagente y Secreto de Estado por la Editorial Apogeo, formando así una trilogía de literatura neorrealista que se atreve a enfrentar la podredumbre estructural de la sociedad peruana desde la narrativa.

La ciudad de los cerdos es una novela policial negra, pero también una crónica feroz del deterioro moral, político y urbano de Lima. A través de un lenguaje afilado y un ritmo narrativo intenso, Ybarra nos introduce en un universo donde la violencia no es solo callejera, sino institucional. Es una ciudad en la que el crimen, el poder y la impunidad conviven y se retroalimentan. Pero no estamos ante una simple denuncia literaria: se trata de una obra antisistema, en el sentido más radical del término. Aquí no hay redención, ni héroes, ni esperanzas ingenuas. Hay confrontación.

Rodolfo Ybarra no es un autor que busque agradar. Es, más bien, un escritor incómodo, inclasificable y necesario. Su literatura se resiste al encasillamiento y se alimenta del caos, del dolor social y de la desesperanza convertida en arte. Con influencias que van del punk al existencialismo, y de la crónica urbana al cine de autor, Ybarra ha construido a lo largo de los años una obra coherente en su rebeldía. En un panorama literario a menudo domesticado por la corrección política o por las modas editoriales, su voz suena como un disparo.

La portada de La ciudad de los cerdos ha sido realizada por el artista y fotógrafo Juan Carlos Michilerio, cuya estética transgresora dialoga perfectamente con el contenido de la novela. La presentación estará a cargo del escritor y periodista Enrique Sánchez Hernani y del crítico literario Arturo Delgado Galimberti, dos nombres que conocen el ámbito cultural nacional.

Esta no será solo una presentación de libro, sino una celebración de la resistencia cultural, una provocación intelectual y un llamado a mirar de frente lo que muchas veces preferimos ignorar. La trilogía formada por Matagente, Secreto de Estado y La ciudad de los cerdos no solo representa un hito en la narrativa contemporánea peruana, sino también una advertencia: la literatura no siempre debe confortar; a veces, debe incomodar, sacudir, cuestionar.

La invitación está hecha. Este sábado, quienes buscan una literatura que no pacta con el poder ni con la complacencia tienen una cita obligada. Rodolfo Ybarra no escribe para entretener, sino para resistir. Y esa es, quizá, su mayor virtud.

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Cultura

Ministro de Cultura desconoce intervención irregular en Sacsayhuamán [VIDEO]

Una intervención irregular en Sacsayhuamán revela la permisividad del Ministerio de Cultura frente a actores pseudocientíficos y proyectos sin control efectivo.

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El ministro de Cultura, Fabricio Valencia, declaró no tener conocimiento de la reciente intervención realizada por guardaparques en el parque arqueológico de Sacsayhuamán, donde dos ciudadanos extranjeros y un peruano fueron sorprendidos manipulando un georradar sin autorización. La escena, más cercana a una expedición clandestina que a una investigación formal, ha reabierto las críticas sobre el manejo del patrimonio arqueológico y la permisividad con ciertos actores que operan al margen de la normativa.

El ministro ante la pregunta del periodista Néstor Larico, mencionó: “Bueno, no estoy al tanto de ese dato. En todo caso, de haber alguna vulneración al ordenamiento jurídico, tendrá que sancionarse”, fue la escueta respuesta del titular de Cultura, esquivando una situación que involucra directamente a su sector.

Los hechos ocurrieron días atrás, cuando personal de vigilancia del parque detectó a los visitantes realizando estudios técnicos con maquinaria especializada. Según explicaron los guardaparques, los intervenidos no contaban con ninguna autorización del Ministerio. Sin embargo, el jefe del parque arqueológico mencionó que los sujetos presentaron un convenio suscrito con una entidad, sin mayores precisiones.

Uno de los arqueólogos a cargo del proyecto formal en la zona, Jorge Calero, se deslindó por completo del hecho. Aclaró que las personas intervenidas no pertenecen a su equipo y que el convenio que exhibieron los extranjeros no guarda relación con el proyecto “La Chincana”, oficialmente autorizado. “Ese convenio no es vinculante para las actividades que realizaban estos extranjeros. No tienen autorización para intervenir el sitio”, declaró enfáticamente.

Consultado sobre este mismo proyecto, el ministro Valencia optó nuevamente por la distancia. “Entiendo que la Chincana es un proyecto privado. Nosotros, más allá de autorizar su ejecución, no participamos del caso”, afirmó.

La postura oficial levanta suspicacias, sobre todo al conocerse que la Asociación Pi Rambla Heritage, dirigida por el español Anselm Pi Rambla —quien ha sido cuestionado por promover teorías pseudocientíficas y hacer uso indebido de tecnología en sitios patrimoniales sin rigor arqueológico—, estaría vinculada a estas actividades.

El proyecto “Chincana”, impulsado formalmente por los arqueólogos Jorge Calero y Nildrer Fernández, busca rastrear el legendario túnel incaico que conectaría Sacsayhuamán con el templo del Qoricancha, una idea que pertenece tanto a la tradición oral como a una serie de relatos históricos difíciles de comprobar. Pese a su atractivo mediático, la iniciativa se ha visto contaminada por la presencia de operadores no autorizados que, amparados en convenios oscuros, avanzan sin control institucional efectivo.

El incidente deja en evidencia no solo la falta de fiscalización del Ministerio de Cultura, sino también la existencia de vacíos normativos y permisividad con actores que utilizan el patrimonio nacional como terreno de especulación y aventura privada, sin garantías de un trabajo serio y científicamente validado.

Aquí el video de las declaraciones del ministro de Cultura.

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Cultura

Presentan libro con material inédito de Wáshington Delgado

‘Mi tía Carolina y otros parientes. Cuentos y manuscritos’ es el libro inédito del poeta y escritor peruano Wáshington Delgado, que se presenta el 5 de agosto, en la Feria Internacional del Libro de Lima.

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Un extraordinario rescate literario, a cargo de la Editorial Bisonte, se presentará el martes 5 de agosto, a las 4:00 PM, en el auditorio José María Arguedas de la FIL Lima. Se trata de la reunión de cuentos y manuscritos inéditos del poeta y escritor peruano Wáshington Delgado Tresierra (1927-2003). ‘Mi tía Carolina y otros parientes. Cuentos y manuscritos’ recoge un valioso material de una de las voces más importantes de la década del 50 de las letras peruanas.

Cabe señalar que Wáshington Delgado anunció este libro a mediados de los noventas, durante una entrevista, habló de un libro de cuentos cuya estructura y temática dio a conocer en 1996 en aquella nota periodística. Si bien buena parte de los cuentos fueron apareciendo en importantes medios de habla hispana, se publica el libro este 2025, con la inclusión de dos cuentos inéditos (con sus versiones manuscritas).

“Los manuscritos fueron cuidadosamente escaneados por su hija y heredera, Sonia Delgado. Este es un rescate y un homenaje al maestro Wáshington Delgado, autor polifacético que se desenvolvió con suma maestría como poeta, narrador, periodista, catedrático, ensayista y otras disciplinas intelectuales”, comenta Carlos Morales Falcón, quien estuvo a cargo de la compilación del libro, publicado y distribuido a nivel nacional por Editorial Bisonte.

‘Mi tía Carolina y otros parientes. Cuentos y manuscritos’, de Wáshington Delgado, será presentado en la 29° FIL Lima 2025, ubicada en el Parque Los Próceres de la Independencia en Jesús María. Los comentarios estarán a cargo de Carlos Morales Falcon y Rafael Ramírez Mendoza.

Datos:

Presentación del libro ‘Mi tía Carolina y otros parientes. Cuentos y manuscritos’

Día y Hora: martes 5 de agosto 4:00 PM.

Lugar: Auditorio José María Arguedas – FIL Lima 2025 (Parque Los Próceres de la Independencia en Jesús María).

Comentarios: Carlos Morales Falcon y Rafael Ramírez Mendoza.

Organiza: Editorial Bisonte.

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Cultura

Nuestra respuesta a la Asociación Pi Rambla Heritage tras el cuestionamiento del convenio con el MINCUL

El Ministerio de Cultura abre las puertas a una asociación liderada por Anselm Pi Rambla, un autodenominado investigador sin título profesional, vinculado a teorías de extraterrestres, túneles ocultos y mitos celtas en el Cusco.

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Referente a nuestra publicación de que el Ministerio de Cultura ha suscrito un convenio con la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE, avalando investigaciones pseudocientíficas en sitios arqueológicos de Cusco, esta afirmación se sustenta en los antecedentes del señor Anselm Pi Rambla, quien dirige dicha asociación.  Esta es una organización familiar que recoge las ideas trasnochadas y pseudocientíficas del señor Pi Rambla; por lo cual, la asociación, como parte de su denominación, considera la palabra HERITAGE, que significa herencia, develando que esta asociación hereda lo del señor Anselm Pi Rambla.

Solamente al citar la publicación de la revista Más allá de la Ciencia, en la cual el propio señor Anselm Pi Rambla afirma haber llegado a Perú por recomendación del ufólogo Erich Von Däniken, autor de varios libros que afirman influencias extraterrestres en el origen de la humanidad, personaje conocido internacionalmente, dueño de teorías de visitantes ancestrales, llenas de extraterrestres y teorías pseudocientíficas. 

Foto de Erich Von Däniken tomada de Infobae con el rotulo “Sobre alienígenas ancestrales y estafas: vida y obra del bestseller que busca cambiar la historia de la humanidad”.

Página de la revista española Más Allá: la parte marcada en rojo es donde Anselm Pi Rambla relata cómo empieza la investigación de la Chincana de Cusco en el año 2000, continuando las investigaciones del ufólogo Erich Von Däniken, que afirma las influencias extraterrestres en el origen de la humanidad, autor de la teoría de los visitantes ancestrales, llena de extraterrestres y teorías pseudocientíficas.

También, en una entrevista a la revista española Más Allá, afirma buscar el Avalon en los Andes. El Avalon se asocia con una isla legendaria de la mitología celta, conocida por ser el lugar de descanso del Rey Arturo y un paraíso con abundancia de manzanas. ¿Esta afirmación de Anselm Pi Rambla no es acaso una afirmación pseudocientífica? ¿Qué tiene que ver la cultura celta con la cultura andina?

A todo este bagaje de experiencia pseudocientífica de Pi Rambla se suma la entrevista en el programa Sintonía Secreta, donde en el mismo rótulo del programa aparece Pi Rambla tras la pista hiperbórea, ovnis, lamas y el mundo subterráneo andino. Si esto no es pseudociencia, el océano Pacífico es solo un pequeño charco de agua.

Entrevista a Anselm Pi Rambla en el programa Sintonía Secreta, donde en el mismo rótulo del programa aparece Pi Rambla tras la pista hiperbórea, ovnis, lamas y el mundo subterráneo andino.

Página 27 de la revista española Más Allá nótese el titular Anselm Pi El Buscador del Avalon.

La carta notarial a la que estamos dando respuesta afirma que el señor Anselm Pi Rambla es un investigador profesional con más de 40 años de experiencia en investigación científica en la especialidad de culturas precolombinas. Al respecto, hemos revisado una serie de listas de artículos científicos, así como la producción académica de dicho señor, no encontrando ni un solo artículo académico o científico. Tampoco el referido señor es citado dentro de la comunidad académica y científica que se ocupa de las culturas precolombinas. 

Esta búsqueda no hubiera sido necesaria si antes no nos hubiéramos cerciorado de que dicho señor no posee título profesional de ningún tipo; así consta en su hoja de vida publicada. Para un mejor entendimiento y aclarar que el señor Anselm Pi Rambla sorprende a la ciudadanía peruana indicando que es un investigador profesional, le aclaramos que un título profesional es un documento oficial que certifica que una persona ha completado con éxito los estudios requeridos para ejercer una profesión específica. Este título demuestra que el individuo posee los conocimientos y habilidades necesarios para desempeñarse profesionalmente en su campo. Ser profesional, dentro de la normativa de Perú y de todas partes del mundo, es cuando una persona ha cursado la universidad y logrado un título profesional, el cual no tiene el señor Anselm Pi Rambla y, por consiguiente, miente al indicar que es un profesional.

Página personal de Anselm Pi Rambla donde claramente se refiere que no alcanza un título profesional.

A esto se suma que los estudios de culturas precolombinas son propios de arqueólogos, etnógrafos, antropólogos, historiadores y sociólogos. En este caso específico, Anselm Pi Rambla no cuenta con ningún grado ni título académico o profesional que acredite que está expedito para realizar estudios precolombinos. Es así que concluimos que Anselm Pi Rambla es un aficionado a dichos estudios, lo cual refuerza y justifica por qué sus afirmaciones son carentes de datos científicos, pasando a ser Anselm Pi Rambla un aficionado.

Asimismo, en la carta en referencia hacen constar tanto el señor Anselm Pi Rambla como su hijo Marcos Qumran Pi Peret que la Asociación Pi Rambla Heritage dispone de importantes pruebas científicas realizadas en detección de última generación (georradar) sobre la localización exacta del túnel Chincana. Esta afirmación es sumamente preocupante, pues últimamente Anselm Pi Rambla y la Asociación Pi Rambla Heritage no cuentan con permiso alguno para realizar ningún tipo de prospección arqueológica en la ciudad de Cusco y zonas aledañas.

Esto es una muestra clara de que la Asociación Pi Rambla Heritage y Anselm Pi Rambla vienen realizando investigaciones arqueológicas sin conocimiento del Ministerio de Cultura, so pretexto del convenio que firmaron con el Ministerio de Cultura-Cusco, pues los convenios no autorizan nada, solo promueven y fomentan. ¿Cómo realizaron estas investigaciones con georradar en territorio cusqueño si el ufólogo Anselm Pi Rambla y su asociación no tienen ningún proyecto de investigación arqueológica aprobado por el Ministerio de Cultura, y por consiguiente ningún permiso para nada? Esto es una evidencia clara del actuar incorrecto de los miembros de esta asociación y de que están tomando el Cusco y el Perú como si fuera parte de su feudo personal, realizando investigaciones arqueológicas violando el reglamento de intervenciones arqueológicas aprobado por el Decreto Supremo 011-2022-MC.

Anselm Pi Rambla, claramente en una conferencia (cuyo enlace copiamos a continuación), manifiesta querer sobrescribir la historia y que muros de factura inca inicial o estilo Killke no son incas, y que se tiene que reescribir la historia de la humanidad. Asimismo, manifiesta que los muros del Coricancha tienen 4000 años de antigüedad, cuando la sociedad más antigua del Cusco con alfarería tiene una antigüedad de 1000 años antes de Cristo, y todos los arqueólogos, tanto cusqueños como extranjeros, ratifican que el Coricancha es de construcción inca. ¿De dónde saca Anselm Pi Rambla que dichos muros tienen 4000 años de antigüedad cuando los incas se desarrollaron en el siglo XIV e inicios del XV? Si esto no lo llamamos delirios pseudocientíficos, ¿qué podrían ser estas afirmaciones que al parecer son parte de un programa de minimización de la cultura andina? Para lo cual el gobierno peruano tiene que tener sumamente cuidado, pues pronto, gracias al convenio suscrito entre el Ministerio de Cultura-Cusco y la Asociación Pi Rambla Heritage, que, como ya demostramos, da continuidad a las lucubraciones pseudocientíficas de la Asociación Pi Rambla Heritage y Anselm Pi Rambla, pronto correrá la noticia de que el Rey Arturo, enterrado en el Avalon, se encuentra en el Cusco y que el Coricancha fue construido por los celtas con apoyo de visitantes extraterrestres, y que los incas solo reocuparon dichas construcciones pétreas, agrediendo severamente la historia y la identidad nacional de nosotros los peruanos. ¿Se imaginan a un peruano, pseudocientífico sin formación académica, ufólogo autodenominado profesional que en España indique que el Paitití, la legendaria ciudad mítica de la selva y los Andes peruanos, se encuentra debajo de una ciudad española y que uno de los principales lugares arqueológicos de España tiene una antigüedad mucho mayor, no correspondiendo a los desarrollos sociales de la zona? ¿Qué dirían los arqueólogos españoles, las autoridades españolas? ¿Le darían permisos para realizar excavaciones, firmarían convenios y avalarían actividades pseudocientíficas con dicho pseudoprofesional?

En dicha carta también se niega el vínculo con el gobierno fujimorista. Nos preguntamos: ¿cómo es posible que un alto funcionario del gobierno fujimontesinista, en aquel entonces director del Instituto Nacional de Cultura (que hoy día vendría a ser el Ministerio de Cultura), haga un viaje a Cusco para dar una conferencia en defensa de un proyecto privado y pseudocientífico?, autorizando el gobierno fujimorista el gasto de pasajes y viáticos de dicho funcionario, así como los usados por su comitiva? Si esto no es tener un vínculo tan evidente, ¿qué es?

Luis Enrique Tord director del Instituto Nacional de Cultura del gobierno fujimontisista en la conferencia de prensa realizada en Cusco el 20 de diciembre del año 2000 en la que defendió las excavaciones realizadas por Anselm Pi Rambla que pusieron en peligro el templo de Santo Domingo.

Anselm Pi Rambla y su hijo Marcos Qumran Pi Peret, presidente de la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE, en la carta notarial que respondemos afirman textualmente: “sabemos quiénes son las personas y exfuncionarios que están detrás de la propagación de información falsa y agraviante contra la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE y el señor Anselm Pi Rambla, incluyendo la carta que el señor Gregorio Cano, presidente de la Unión de Comunidades Indígenas del Parque Arqueológico, dirigió al Ministerio de Cultura con fecha 3 de enero de 2025. Estas personas y exfuncionarios pretenden conseguir de manera absolutamente desleal, artera e ilegal la resolución de nuestro convenio y la desaprobación de nuestro Proyecto de Investigación Arqueológica porque quieren atribuirse ilícitamente el mérito de nuestros descubrimientos. Tenemos pruebas de la sustracción de información confidencial de los trabajos realizados por el señor Anselm Pi Rambla sobre la Chincana de Cusco e información confidencial de los informes arqueológicos presentados a la dirección desconcentrada de Cultura de Cusco por parte de la Asociación Pi Rambla Heritage, pruebas que en su momento haremos valer ante las autoridades civiles, penales y administrativas correspondientes en resguardo de nuestro derecho para que se apliquen las sanciones de ley”.

La afirmación de supuestas personas y exfuncionarios que estarían detrás de las presunta denuncias falsas y calumniosas en contra Anselm Pi Rambla y su ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE es totalmente descabellada, pues solo hay que ver la conferencia dada por Anselm Pi Rambla y su ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE en Europa, donde, en otras palabras, da permiso a la empresa… para hacer escaneos satelitales en territorio cusqueño y peruano sin el consentimiento y permisos de las autoridades peruanas, así como lo hemos mencionado en el artículo.

Asimismo, indican que han sido objeto de un robo de información clasificada y que prontamente harán las denuncias pertinentes. Al respecto, hace 7 meses los arqueólogos peruanos Mildred Fernández Palomino y Jorge A. Calero Flores dieron una conferencia en la cual anunciaron el descubrimiento de la Chincana, y que en unos meses iniciarían las excavaciones arqueológicas para demostrar las pruebas físicas de la existencia de dichos túneles. En aquel tiempo, Anselm Pi Rambla y su ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE mantuvieron un silencio sepulcral.

Arqueólogos Jorge Calero y Mildred Fernández en el descubrimiento de la Chincana.

Es curioso que dicha supuesta denuncia de robo de información, aún no presentada, sea mencionada cuando el proyecto arqueológico dirigido por Calero y Fernández está aprobado por el Ministerio de Cultura y está en plena ejecución, ya mostrando resultados de sus excavaciones arqueológicas. Es sintomático que la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE de Anselm Pi Rambla, quien realizó excavaciones durante tres años en busca de la Chincana de Cusco sin obtener ningún resultado favorable, presente un proyecto paralelo al de los arqueólogos peruanos Calero y Fernández, entorpeciendo sus investigaciones y contraviniendo la resolución que los autoriza a investigar la Chincana en Sacsayhuamán y la ciudad de Cusco.

Era de esperar que, si Anselm Pi Rambla no tiene la formación académica para realizar trabajos de investigación arqueológica, como podía tener resultados en su búsqueda de la Chincana de Cusco o Avalon, durante los años 2000, 2001 y 2003, que según nuestras fuentes utilizó más de 700.000 € (euros) en dicha búsqueda, dinero que no se sabe de dónde vino y cómo se gastó. Este proyecto, según la carta notarial del señor Anselm Pi Rambla y su hijo, presidente de la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE, afirman que el proyecto que dirigieron los años 2000, 2001 y 2003 fue realizado junto al gobierno peruano, a quien rindieron cuenta de ese dinero.

Al finalizar esta nota, nos comunicamos con el arqueólogo Jorge A. Calero Flores y le pedimos que se pronuncie referente a las graves acusaciones en contra de él y de su equipo vertidas en la carta de Anselm Pi Rambla y su hijo, presidente de la ASOCIACIÓN PI RAMBLA HERITAGE. Calero indicó enfáticamente que ya cursó carta a Anselm Pi Rambla dándole un plazo prudente para que se rectifique; caso contrario, junto al equipo del PROYECTO DE INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA CHINCANA SACSAHUAMÁN (CUSCO), dará una conferencia donde mostrará evidencias contundentes que desmienten las afirmaciones calumniosas vertidas en su contra y su equipo de investigación.

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Cultura

Revista Tiempos presenta su edición bicentenario en la Librería de Lima

La edición de la revista trae artículos de Federico Kauffmann Doig, José Chaupis Torres, Arnaldo Mera, entre otros. La presentación será el 1 de agosto a las 7:30 pm.

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En el marco de las noches culturales de la librería de Lima, primera librería anticuaria del Centro Histórico de Lima, el Taller de Investigaciones Históricas y el Instituto de Investigación y Desarrollo Andino, presidido por el historiador Juan San Martín, presentará la revista Tiempos.

La publicación en su año 18 exhibe un número doble 17-18 en conmemoración del bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho. Este número doble presenta 10 artículos de los más diversos temas vinculados a la historia y cultura del Perú, elaborados por destacados académicos como Federico Kauffmann, José Chaupis Torres, Arnaldo Mera, entre otros.

Lo acompaña un dossier cuatro artículos en conmemoración del bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho, destacando los trabajos de Raúl Chanamé, Juan San Martín, etc. Lo complementan 7 entrevistas a destacados estudiosos de nuestro pasado como Nelson Pereyra, Omar Esquivel, entre otros. Finalmente, la revista brinda 71 reseñas de importantes libros publicados en los últimos años.

La revista se presentará el viernes 1 de agosto a las 7:30 p.m. en la Librería de Lima, ubicada en el Cercado de Lima en Jirón Cailloma 843. Nos acompañarán en la mesa principal: El doctor Juan San Martín (editor y docente universitario), José Chaupis (historiador sanmarquino y director Académico y de Investigación del Centro de Estudios Andinos Jurídico-Sociales), Luz Ramos Dolorier (fundadora del Colectivo de Estudios Feministas y Género UNFV); y el historiador y youtuber Merlín Chambi.

Ingreso libre.

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Cultura

Editorial CEDET: La voz de la literatura afroperuana en la FIL de Lima

El stand 241 trae una variedad de publicaciones de literatura afroperuana en la feria del libro.

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En el vasto laberinto de stands de la Feria Internacional del Libro de Lima, hay uno que parece resistirse al anonimato y a la indiferencia. Es el de la editorial CEDET, un pequeño pero luminoso refugio de libros que, más que vender, parecen reclamar una memoria. Lilia Mayorga, habla con la convicción de quien sabe que lo que tiene entre manos es más que un catálogo: es un archivo vivo de la cultura afroperuana.

Allí reposan, como joyas discretas, los ensayos de Victoria Santa Cruz y el imprescindible “Con mi propia voz”, junto a poemarios, novelas, investigaciones y libros de ensayo que reconstruyen siglos de olvido. CEDET es, en esta feria dominada por el vértigo comercial, el único stand consagrado por entero a la literatura afroperuana. Quien se acerca, intuye de inmediato que no solo está hojeando libros: está escuchando las voces de una historia que se negó a morir.

Puedes ubicar la editorial CEDET en el stand 241. Aquí la entrevista con Lilia Mayorga.

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Cultura

Fondo Editorial Abraham Valdelomar: poesía y nuevas voces en la FIL de Lima [VIDEO]

El stand 146 de la FIL de Lima se ha convertido en uno de los espacios más atractivos de la feria de libros.

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En la bulliciosa Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), donde los visitantes se mueven entre interminables pasillos de novedades editoriales, el stand del Fondo Editorial Abraham Valdelomar se erige como un punto de referencia para los amantes de la buena poesía y la literatura nacional. Ubicado en el stand 146, este espacio destaca por ofrecer ediciones cuidadas y por convertirse en una vitrina de autores peruanos con propuestas sólidas y contemporáneas.

César Panduro, director del fondo editorial, recibe a los lectores con la serenidad de quien conoce el oficio y la pasión de un verdadero curador literario. Bajo su guía, las estanterías revelan títulos que van desde Orkopata —una de las poéticas realizada por Ricardo González Vigil— hasta reediciones de clásicos imprescindibles. Cada ejemplar, explica Panduro, es trabajado con el máximo rigor editorial: tipografía clara, papel de calidad y corrección minuciosa. “Nuestro compromiso es con el lector y con el autor. No solo publicamos libros; buscamos que cada edición sea un objeto digno de ser preservado”, afirma.

El stand del Fondo Editorial Abraham Valdelomar se ha convertido en una parada obligatoria para quienes buscan poesía de calidad, ediciones bien trabajadas y voces emergentes de la literatura peruana. Allí conviven libros que apuestan por la exploración estética con otros que rescatan la memoria cultural del país. “Publicar es resistir al olvido”, dice Panduro, convencido de que la edición independiente juega un papel clave en el panorama literario nacional.

En medio del ruido de la feria, el stand 146 ofrece un respiro: un espacio donde el libro vuelve a ser protagonista. Los lectores hojean, conversan, se detienen. Valdelomar, cuya obra inspira el nombre del fondo editorial, parece estar presente en cada página, recordando que la literatura sigue siendo un refugio frente a la prisa y el ruido.

Finalmente, César Panduro también nos da su opinión sobre el recorte de la Líneas de Nasca y Palpa que pretendió realizar el Ministerio de Cultura.

Aquí el video de nuestra visita al stand 146.

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