Vargas Llosa: La dictadura del resentimiento. ¿Por qué callan las escritoras?
Son innumerables los homenajes a Mario, pero resaltan también unos silencios casi paradigmáticos. Escritoras canónicas y autores jóvenes develan un hedor en el ambiente literario progresista. ¿Por qué?
Especial sorpresa genera no ver en los perfiles de Instagram de autoras canónicas como Enríquez, Ojeda o Schweblin una minina referencia a la partida Mario. Quiero pensar que tal vez en otra red social se me desmiente, pero resulta hiriente esta aparente ley del hielo al suceso cultural del año, la muerte del último sobreviviente del Boom. Quiero pensar que me equivoco y que la autora de Huacoretrato, la peruana Wiener si posteó un storie que sus 24 horas de vida no me ha permitido encontrar a ver. A ella a la que Mario abrazó con cariño una vez hace no tanto tiempo.
Me objeto el considerar la memoria como algo obligatorio, pero soy rencoroso y al tratarse de un autor al que otro autor difícilmente puede resultarle ser ignorado (¿Qué escritor hispanoamericano ignoraría el aprecio literario que merece Conversación en la Catedral?), me resulta todo esto sintomático de otra cosa. De la brecha de autores jóvenes y no tanto que viven felices el puritanismo asfixiante de la cancelación hacia todo lo que discrepe con un pensamiento unidimensional. Y esto no se trata de izquierdas y derechas, va más allá, es la creación de un culto al resentimiento hecho dictadura. Y cuando hablo de resentimiento se muy bien de lo que hablo. Hay algo de Fernando Navales en todo esto.
Incluso el acérrimo Hildebrandt compartió una evaluación dura pero justa hacia el escritor: «Inevitable y necesario comenzar por MVL (…) De su conservadurismo extremo no va quedar sino la pena de quienes queríamos admirarlo sin fisuras y en todo momento (…) Es evidente que nadie alcanzó las alturas narrativas de Mario, ni Mario mismo, Ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en la catedral (…) Yo estudié en colegio militar pero recién cuando leí La ciudad y los perros me enteré de que se trataba el colegio militar».
Tal vez ese querer amar una memoria sin fisuras es la razón que devela tanto odio. Las personas no son monumentos, esa es la gracia de ser humano. Y por último las estatuas más bellas son las griegas, precisamente porque están rotas como nosotros por dentro y fuera. Cómo nos hace falta leer a De Prada, para vernos en un espejo negro tal y cuál somos.
Si hasta los políticos lo han conmemorado:
Boric lo retrató como «escritor gigante y demócrata». Sheimbaun reconoció lo obvio, «hay que reconocer a un gran escritor», Sánchez de España lamentó la perdida del «maestro universal de la palabra». Y Macron dijo algo no dicho sobre ningún otro autor latinoamericano, «Mario Vargas Llosa fue de Francia, por la Academia, por su amor a nuestra literatura y a lo universal». Esto solo demuestra lo pequeña que es la mezquindad de quienes se aferran a la discrepancia sacrificando la literatura. Porque en lo político Mario era demócrata, denunció años atrás al libertario Alex Káiser al rechazar una dictadura menos mala pues Castro y Pinochet resultaban lo mismo frente a la libertad.
Quizá es el periodista Federico Castillo de Uruguay quien deja claro la naturaleza del ataque a MVL en este tiempo, como lo dejo bien claro en su cuenta en X:
«Si vas a poner algo sobre la muerte de Vargas Llosa fíjate que quede recontra bien claro que vos lo bancabas como escritor pero no por sus ideas políticas, no sea cosa que haya confusión y la gente se quede con la idea de que al final sos un falso progre. Ojo».
Pero especial atención genera el encono a veces expreso, pero sobre todo tácito en el silencio de algunas autoras mujeres comercialmente establecidas pero al parecer políticamente adversas. Es como si reconocerle algo de mérito a Mario fuese una causa de vergüenza.
Más allá de lo político, lo que los culturetas no le perdonan a MVL es haber tenido éxito. Traducido a 30 idiomas con millones de lectores. En fin, este es un oficio lleno de envidiosos.
Hay quienes reclaman un boom también de mujeres que no ha terminado al sobrevivir un par de nombres, sin embargo… Desengáñense sus señorías, el boom eran 4 personas, Fuentes de México, Cortázar de Argentina, Márquez de Colombia y Vargas Llosa en Perú. Ese movimiento es una creación impulsada por Barral y la señora Carmen Balcells. El boom terminó.
Escritores y periodistas fieles a la honestidad intelectual
Escritores como la española Irene Vallejo que lo recordó con gran afecto, la peruana Mariana de Althaus que compartió esa entrañable foto de Mario con su pandilla de autores peruanos. La también peruana Kareen Spano que lo recordó cuando Mario fue a verla actuar en la obra el loco de los balcones. Hay muchos, son muchos los que lo celebran, lo recuerdan con cariño más allá de toda polémica. Son más las personas que lo han querido en este último momento por encima de toda diferencia política para quedarse con Mario Vargas Llosa el escritor. Aquí un breve recuento de algunos escritores del mundo que lo despidieron con afecto:
El periodista uruguayo Fernando Medina tuvo palabras preciosas para Mario: «se terminó la segunda mitad larga del siglo XX para las letras”. Lo describió como un autor biblioteca y además destacó su faceta de novelista histórico de Latinoamérica.
Magaly T. Ortega, la chica de Chismesito literario no estuvo ajena a conmemorarlo en redes en sus stories. Tan solo ver lo que nos compartió, el quiosco mexicano con todas las portadas de los periódicos mexicanos con el rostro de Mario Vargas Llosa. Es un gran homenaje, nos hizo ver a todos sus lectores dispersos lo imponente que resulta su ausencia. México lo celebraba en su prensa como si el que hubiese muerto Octavio Paz. Perú puede ver en esas impresiones algo que no volverá a tener en poco o mucho tiempo, y es haber gozado de un Embajador como ninguno.
Simón Soto escritor de Chile compartió un artículo brillante:
«Uno se pregunta cómo llegaba a esos entramados, qué ocurría en la cabeza del escritor para encontrar el diseño estructural de Conversación en La Catedral, por ejemplo, donde las temporalidades se deforman, se pliegan y se abren en torno a esa jornada de cervezas y revelaciones, saltando al pasado y volviendo otra vez al que es posiblemente el diálogo más indeleble de la literatura latinoamericana, ese donde las palabras agrias de Zabalita y el negro Ambrosio exponen el horror latinoamericano como una condena persistente y arquetípica».
En Perú pocos son los jóvenes lectores valientes que le rinden un homenaje con tanto amor como es el del periodista y poeta Martin Carrasco, quien jamás renegó de su amor a la obra de Mario. Quizá las suyas sean las palabras más sentidas, las que estoy seguro perdurarán una vez el odio que ennegrece a tantos lectores peruanos haya muerto:
«Hablo de esa generación que se atrevió a soñar con Macondo, a buscar a la Maga en las calles más húmedas, a cuestionar las victorias y las derrotas de la Revolución mexicana desde los ojos de Artemio Cruz. Hablo también de esa generación que nos hizo asomarnos a los muros del colegio castrense Leoncio Prado para hablarnos de sus miserias y heroísmos, al lado del Poeta, el Jaguar y el Esclavo (…) Lo leí con esmero desde que descubrí las primeras páginas de Zavalita cruzando la Colmena. Continué con el barrio de Huatica y con la Pies Dorados. Compré y leí todo cuanto pude de él. Varias veces me pregunté por qué me sentía tan atraído hacia su biografía y su obra. Y es que me hacía feliz pensar que uno puede escapar de las garras de un padre tirano. Me hacía feliz compartir sus novelas con amigos. Me hacía feliz ver un amor tan desmedido por una vocación: la literatura. Y lo perseguí cuantas veces pude. En la Universidad de Lima, en librerías o en cuanta presentación tuviera en el Perú. Salté de mi cama aquella vez que me enteré de que había ganado el Nobel, y el país parecía haberse reconciliado con su escritor más premiado. Alguna vez pude darle la mano un par de veces y hablarle cuanto me lo permitió la timidez y la emoción. Aquella segunda vez fue en la firma de libros de una novela suya. La presentación era abierta al público, pero antes hubo una reunión privada a la que fui invitado por el jefe de la librería. Recuerdo que regresé emocionado a contarle a mi abuelito mi gran hazaña, y él me sonrió: sabía cuánto significaba para mí. Hoy ya no están ninguno de los dos, pero les agradezco haber estado».
Finalmente, el escritor católico chileno Rafael Gumucio describe en Mario a la naturaleza del escritor hispanoamericano, es decir de escritor y político:
«Una sola cosa en común tienen todos los premios Nobel latinoamericanos: fueron o quisieron ser escritores de vanguardia y fueron o terminaron por ser hombres políticos. Es, por lo demás, lo que suele reprochárseles: a Neruda su comunismo, a Paz su lucidez, a Vargas Llosa su liberalismo. Es lo que les impide ser figuras de consenso en sus propios países. Si todos esos genios se hubiesen dedicado solo a escribir –dicen los amantes de la literatura pura, de la pura literatura–, si no hubiesen cantado a Stalingrado, no hubiesen sido candidatos a presidente, si no hubiesen pasado su tiempo alimentando polémicas y fatigando cuerpos diplomáticos, si les hubiese gustado menos el poder y más los libros otro gallo nos cantaría a todos sus seguidores (…) El boom solo se puede comparar a la llamada edad de oro de la novela rusa. Vargas Llosa, Donoso, Edwards y García Márquez solo tienen parangón con Gógol, Tolstói, Turguénev y Dostoievski, una generación o dos de escritores y de libros que de un momento a otro pusieron en primer plano de la historia una literatura, la rusa, hasta entonces completamente marginal. La censura a los libros de ensayo (que se disfrazaron de novelas) y la crítica básicamente política de Belinski marcó ese brusco florecimiento. En Rusia, como sucedería entre nosotros, la conspiración política fue una forma de arte, y la literatura una forma de conspiración política. (…) ¿Es de verdad la política el pecado que debemos perdonarles a nuestros premios Nobel o es quizá la marca de fábrica de nuestra literatura? Lo que la hace la heredera más leal de las preocupaciones y los sueños del siglo XIX es que la novela pretendía contar la vida privada de las naciones. En Bélgica la vida interior puede ser apasionante y la política banal. Sucede todo lo contrario en Perú, Venezuela e incluso Chile. En el centro cívico de sus respectivas capitales es difícil no encontrarse con la vitalidad desnuda, temible a veces, apasionante, que en otras latitudes algunos buscan en drogas alucinógenas y en pesadillas intertextuales. (…) La vitalidad de la literatura latinoamericana nace en parte de su relación convulsa con esa otra rama de la ficción que es la política. Vitalidad es quizás, justamente, lo único que uno podría echar en falta en las nuevas generaciones de escritores latinoamericanos, llenas de talentos seguros y probables. A primera vista, y a riesgo de apresurarme, diría que en ella sobran aciertos y faltan errores. La consagración de Mario Vargas Llosa, con sus logros y sus extravíos, sus obras de teatro, sus candidaturas, sus novelas y sus reportajes, vuelve a probar que no hay otro destino para quien escribe en este continente y en este idioma que asumir todos los riesgos hasta el final. Vargas Llosa confirma así que toda la gracia –y mucha de la desgracia– de nuestra literatura consiste en que escribir aquí es todavía una aventura».
HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).
El mandamiento del Papa Francisco: Amar a todos sin excepción
Si Dios puso el corazón a la izquierda fue por algo. En un mundo en donde se cocina un orden geopolítico darwiniano donde el más fuerte domina al más débil, las enseñanzas de Francisco ofrecen una brújula ética. Porque el poder absoluto acaba en tiranía absoluta. Aquí una breve reseña del pensamiento Francisco.
Ante todo el suyo fue un pontificado de misericordia, de amar a todos sin excepción y sacudirnos de la tentación del fariseísmo, ese orgullo de rechazar al otro. La opción por los más pobres, los marginados sociales fue su política de amor. Su otro ejemplo es el de abrazar la cruz del pontificado y trabajar hasta las últimas horas, como fue darnos la bendición urbi et orbi el domingo de resurrección, ayer mismo, o su reunión rápida con el vicepresidente de EEUU horas antes de morir para influir en su corazón la política agresiva del gobierno americano respecto a inmigrantes o el caso del pueblo palestino (inmigrante fue Jesús al nacer y huir con la Virgen y San José como refugiados amenazados de muerte, y recordar que Jesús era de Belén , de Palestina).
Controversial por declaraciones que parecían demasiado modernas, Pero que retomaban los principios mismos del ejemplo de Cristo. Su acercamiento con respeto a los homosexuales, a quienes reconoció dignidad sin juzgarlos produjo en muchos católicos un espanto necesario, el de sacudirnos de un presumible fariseísmo. Lo que proponía con sus palabras no era meramente declarativo, era el ejemplo a imitar de la misericordia a quienes más lo necesitan. Jesús mismo convivía con prostitutas y publicanos, el mismo Señor nació entre judíos, y sin embargo abría su corazón, se acercaba a ellos no para compartir o legitimar sus vicios o pecados, sino para desde el amor moverlos a la conversión. Porque desde el orgullo del fariseo no se logra nada, y eso lo entendió Francisco un latinoamericano que conocía los problemas de las villas, que viaje en subte cuando era Arzobispo , que se opuso tajantemente a la ley del aborto en su país y que buscó que nosotros, el pueblo de Dios, no nos dejaremos vencer por la tentación de creernos moralmente superiores. Ver la paja en el ojo ajeno mientras no somos capaces de ver la columna dórica del palacio de justicia que tenemos clavado en nuestra propia retina, esa es la mayor enseñanza de Francisco. El santo padre fue claro en nuestra lucha sin cuartel cuando condenó la ideología de género en tanto esperpento de ideologías imperialistas que colonizan nuestras vidas, Pero jamás condenó a las personas que vivían fuera de los mandamientos. El Papa actuó como una madre en ese sentido. Por más bribón que sea el hijo, por más problemática que sea la hija, por más inútil que sea, la madre no deja de amar a su hijo, jamás abandona a su hija, la acompaña, reza por él o ella, y en su amor se mueve el misterio de la conversión. Porque el pecado se reafirma en el resentimiento, en el orgullo , y el Papa nos dejó claro como vencerlo. Empieza por tratarnos nuestro orgullo y hablar y amar al otro. No es reconocer el mal, es amar al malvado porque como dijo la poeta el Aúlide: el amor lo vence todo.
Aquí algunas frases a recordar de sus doce años de pontificado. Frases propias de un latinoamericano que decía las cosas con fuerza:
«Si habla mal de mi mamá puede esperarse un puñetazo (…) No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se puede uno burlar de la fe».
«¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? No se puede. No es justo eliminar una vida humana, por pequeña que sea, para resolver un problema. Es como contratar a un sicario para resolver un problema», recalcó durante una homilía dedicada al mandamiento «No matarás», en la que aludió al aborto.
«En el siglo pasado, todo el mundo se escandalizó por lo que hacían los nazis para preservar la pureza de la raza. Hoy, hacemos lo mismo con guante blanco», declaró el papa al hablar del aborto en caso de malformación del feto.
«Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?».
«Las mujeres teólogas en la Iglesia son como las fresas en la torta, se necesitan más (…), ofrecen nuevos aportes a la reflexión teológica».
«Yo también, cuando rezo, a veces me quedo dormido».
Es casi un signo de los tiempos en que el último y breve encuentro del Papa con una autoridad global fuese horas antes con el vicepresidente JD Vance. Ese esfuerzo horas antes de morir dice mucho de él. El de un pontífice que pontifica, que significa aquel que establece puentes. Porque en esta hora en que los más poderosos parecen invulnerables frente al dictado de la ética, las últimas palabras de Francisco fueron precisamente ese llamado al poder a poner límites a su ambición. Sus últimas palabras públicas fueron por los inmigrantes, por los palestinos y los marginados. Eso no es comunismo, eso es Catolicismo duro y puro.
En el actual escenario mundial se presenta el más duro darwinismo, y ahora más que nunca el mensaje de Jesús tal y como hizo suyo el magisterio de Francisco, nos ofrece ese límite al poder absoluto que es la ética de la misericordia, solo así el nuevo orden mundial que emerge tendrá sentido y espacio suficiente para que pueda caber el hombre.
El Papa Francisco dejó una frase que hoy ya no resulta para nada controversial: “hagan lío”. Hagan lío, sí. Porque como en el mundo, en esta ciudad pareciera que el calor derrite las conciencias y el silencio desde hace mucho ya es innegable complicidad. Porque lo que ocurre en Piura ya no es negligencia: es traición. Y no de esas tibias, sino de las que deberían costar el puesto, el pellejo, el nombre.
En esta ciudad de historia y polvo, la Municipalidad y el Gobierno Regional han elegido ser sepultureros del espíritu. Y lo hacen con un entusiasmo digno del depredador. ¿Qué han inaugurado? ¿Qué legado dejan? ¿Qué aman? Nada. Nada que no se venda, nada que no se pueda enrejar, demoler o asfaltar con pintura donada por contratistas.
El alcalde —sí, ese cuya cara aparece en gigantografías con una sonrisa acomodada por el photoshop— celebra su gran hito: un parque enrejado. Como si la infancia fuera un peligro público. Como si el árbol diera miedo. Como si el aire necesitara permiso. Mientras tanto, el Gobernador Regional sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: no estar. No estar cuando se inunda, no estar cuando se quema, no estar cuando se marchita la ciudad. Un cargo con nombre, pero sin alma.
Y como broche de oro: quieren destruir la Plaza Tres Culturas para instalar un tanque de agua. Oh, Eureka, visionarios de la nada. Genios del desastre urbano. Es como si su misión fuera borrar sistemáticamente cualquier trazo de belleza, memoria o verde piurano. Hay que tener una imaginación muy pobre y un desprecio muy profundo por Piura para mirar un espacio simbólico y decir: pongamos un tanque, pues. Ni en las dictaduras tropicales se animaron a tanto.
Piura, la que fue primera ciudad fundada por los de castilla, la tierra de Merino, de Salaverry y de Grau. ¿Qué pensarían ellos al ver que sus herederos políticos no distinguen un ficus de un tubo PVC? ¿Que su mayor preocupación es cuántos likes saca su publicación de campaña?
Habría que preguntárselo, de frente, sin media voz: Señor Alcalde, señor Gobernador: ¿qué saben de Piura? ¿Saben dónde murió Salaverry? ¿cómo interpretan Taita Yoveraqué? ¿Qué sintieron al mirar el sortilegio pictórico de Escudero”? ¿Han escuchado Tondero alguna vez sin estar en campaña? ¿Han sentido las lagunas de Huancabamba más allá del selfie turístico? ¿Han cargado al Cautivo alguna con fe y bajo el cálculo político? ¿Conocen siquiera la cosmogonía Tallán? ¿Entienden qué significo para el Perú el martirio petrolero de Alejandro Taboada? ¿Sienten algo al pasar por el río Turicaramí?
Porque si no lo entienden, no deberían estar ahí. ¡Porque si no les duele Piura, entonces no la gobiernen por dios! Porque si no la aman, váyanse. Pero como siempre se quedan, sepan de una buena vez que estamos rebien hartos.
Hartisísimos de que todo se piense en función de qué necesita un mall. De que los únicos que celebran logros sean los centros comerciales. De que los niños no conozcan un teatro y crean que el arte es un show de TikTok. De que nadie se pregunte qué significa vivir sin estadio, sin coliseos, sin parques, sin árboles, sin río, sin alma. Hartos de esta especie de “urbanismo a la parrilla” donde todo se chamusca y se enreja.
¿Y el río? El río Piura —viejo Dios que todo lo ve— es para ustedes un estorbo, “el problema”. Lo contaminan, lo encajonan, lo desprecian. No hay un solo plan serio, una sola idea digna. No comprenden que sin nuestro lengash fundacional, regulador vital y espiritual de la piuranidad, no hay ciudad, no hay historia, no hay futuro.
Nosotros ya no protestamos: aquí resistimos. Aquí hacemos lío con la dignidad de quien sabe que una ciudad no se alquila, no se vende, no se mutila.
Esta Piura de imitaciones no es la nuestra. No aceptamos este simulacro de civilización en que han convertido lo que fue cuna de Correa Suarez, Borrero Vargas y García Baca.
Sépanlo, Piura es el lugar donde bien merece entregar la vida por el derecho a una sombra, a un libro, a un árbol, a una canción. Es tiempo de pedirles cuentas, de preguntarles con nombre y apellido:
¿Usted qué hizo por PIURA? ¿Qué salvó? ¿Qué supo amar?
En el 2022, Cancillería, identificó 10 áreas críticas en dominio amazónico, no considerando la zona costera andina del norte ni el sud andino peruana.
A la fecha, solo hay trabajo burocrático desde Cancillería, sin que exista presupuesto para implementar medidas ejecutivas desde el gobierno central y los sub gobiernos nacionales, en manifiesta ausencia de planificación con sostenibilidad, para con los compatriotas, que moran en aquellas zonas críticas y alcancen su calidad de vida con dignidad y satisfechos con los servicios indispensables en educación y salud, con prosperidad de las generaciones futuras.
En el norte peruano, costero y andino, sumido en problemas como el cambio climático, deforestación, minería ilegal y narcotráfico; hemos identificado cuatro corredores indispensables para el desarrollo integral de la región Piura, tanto en latitud como longitud y más allá de demonizar actividades productivas como la minería y la misma agricultura con siembra de productos como: caña de azúcar, arroz, algodón y palta; causantes del estrés hídrico inminente, amén de la corrupción imperante en los entes administradores del recurso agua; se requiere previamente, trabajo político del gobernador regional y de los congresistas piuranos, para incorporar las áreas de frontera de la Región Piura en el alcance del Decreto Supremo antes mencionado y ni que decir que este tema de cooperación de cruce de fronteras con Ecuador esté colocado en la agenda de los gabinetes binacionales Perú – Ecuador; permitiendo la integración territorial, creación de infraestructuras y la planeación de proyectos comunes.
Estos corredores de Cooperación en el borde de la frontera peruano-ecuatoriana, garantizan que todas las actividades productivas, en su conjunto, sean adecuadamente manejadas, con transparencia política y participación pública, de cara, al bienestar socio-económico-ambiental. En sentido contrario solo será malestar con degradación social, económica y ambiental.
Una vez en una película un narco dijo que él solo vende droga no la consume. De esa forma quería expresar la diferencia entre el fin y el medio, porque mantener esa premisa le permitía hacer las cosas bien, ya que no perjudicaba su trabajo. Esto se puede aplicar a la vida diaria.
Últimamente hay varios políticos que usan las redes sociales, y eso es bueno. En tanto la tecnología se use para expresar tu agenda todo está muy bien. El tema está cuando sin saberlo te conviertes en un instrumento de las redes sociales, en donde ya no generas tu agenda, sino que solo te limitas a seguir la agenda de la mayoría de las redes sociales, a pesar que sabes que esto va en contra de la mayoría de la población. Pensar que los deseos de los adolescentes son derechos humanos, o que las políticas públicas se deben hacer en función de su inestabilidad emocional, es un ejemplo de ello.
Las redes sociales influyeron en los empresarios a tal punto que por ejemplo apoyaron el golpe contra Manuel Merino, y también promovieron a Sagasti y Vizcarra, sin embargo, los resultados de las elecciones les dijeron que estaban en la luna: Los candidatos (caviares) de las redes sociales perdieron. El ganador no tenía ni twitter.
Keiko Fujimori, López Aliaga, Vladimir Cerrón y Guido Bellido, están haciendo buen uso de las redes sociales, en el marco de las próximas elecciones. Sin embargo, deben recordar que en tanto generen su agenda propia todo estará muy bien, pero si solo son instrumentos de la moda, todo irá mal. ¿Cuál es el límite? No hay algo claro, sino solo mirar sus raíces, la ideología que defienden, y la agenda que promueven. Por ejemplo, si defienden o atacan el modelo económico, la situación económica de los más pobres o la lucha contra la corrupción, el medio ambiente de unos pocos o el derecho al desarrollo de la mayoría, la ideología de género, los derechos del consumidor, etc.
El presocrático Heráclito sentenciaba: —Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos—. Aquel aforismo nos enseña que, en la vida todo fluye y cambia constantemente. Es decir, nunca podremos repetir, ni presenciar una misma situación en otro momento, mes o año.
Las oportunidades siempre tocarán nuestra puerta, pero solo estarán disponibles una vez, y nunca más las veremos pasar por nuestro orbe. Vendrán otras; pero nunca serán las mismas.
¿El destino determina nuestra vida? Probablemente, si optamos por dejarlo al ‘azar’ de manera inconsciente, aquel camino de vida esté predestinado. Sin embargo, en el plano religioso, Dios es quien determina el destino de nuestras vidas. Asimismo, grandes pensadores y filósofos le han atribuido diversas dimensiones traducidas en una amalgama de circunstancias y visiones.
¿Acaso escogemos nuestro nombre, elegimos a nuestros padres y hermanos? Y en última instancia ¿pudimos elegir nuestro sexo y fisonomía? Quizá ello sea parte del destino como predeterminación de lo que nunca podremos controlar. Pero, por otro lado, podemos elegir a nuestros amigos y en qué lugar vivir, así como qué profesión y oficio ejercer y finalmente adónde viajar.
Es decir, todos somos dueños de nuestras ideas y pensamientos y por lo tanto, tenemos la capacidad de tomar decisiones, aunque estas sean grandes o pequeñas… muy relevantes o quizá menos importantes, lo cierto es que jugarán un papel muy influyente en nuestras vidas.
Así las cosas, todos podemos forjar nuestro destino con las decisiones que tomemos y en parte, el futuro podría estar determinado. Sin embargo, es inevitable confrontar al ‘azar’, porque siempre aguardará en algún pasaje de nuestras vidas, y estará allí como el boleto de lotería que alguna vez quisimos comprar para cambiar nuestro futuro. Simplemente es un fenómeno ‘aleatorio’ que rompe con todo determinismo.
Generalmente, todos los mortales asentimos y nos rendimos ante la ‘casualidad’ y creemos fielmente en ella. Nos encomendamos a la suerte y esperamos grandes réditos de ella. Sin embargo, muy poco hablamos y evocamos a la ‘causalidad’ como parte de nuestra vida. Toda causa encuentra un efecto y cada acto que emprendamos tendrá una consecuencia.
La vida tiene sentido y es maravillosa en la medida que cobres conciencia y la hagas mejor con cada acción que le prodigues. Ergo, ¡El destino es uno mismo!
No cabe duda que este par de señoras, Dina-Nadine, ostentan el repudio de todas las mujeres del Perú, que rechazan verse reflejadas en ellas y que no pierden la esperanza de ver que la justicia existe. Asimismo, no habrá un Congreso que dure ‘de por vida’ para seguir protegiendo a la aún inquilina de Palacio. Así las cosas, el destino de ambas, tarde o temprano, sin duda será el encierro en un establecimiento penitenciario.
Si algo tienen en común Nadine Heredia Alarcón y Dina Boluarte Zegarra, es ese afán de angurria desmedida, con harta capacidad de trepamiento, con el único propósito de conseguir el poder, para así poder saciar sus dizques exquisiteces; llámese, viajes por el mundo, vestidos de diseñador, cirugías estéticas y joyas costosas.
Sin embargo, la más estrecha simbiosis que une en cuerpo y alma a estas dos mujeres, es la capacidad de mentir y el embuste que tienen arraigados en sus entrañas. Es decir, ambas se han convertido en dos bacterias que se han beneficiado de ello, como una especie de mutualismo.
Las dos mintieron groseramente con el afán de satisfacer sus oscuros fines. Boluarte Zegarra, lo hizo en diciembre del 2022 desde que asumió la Presidencia de la República, cuando prometió que renunciaría al cargo para luego convocar a nuevas elecciones generales; sin embargo, nunca lo hizo y de pronto pateó el tablero y con la complicidad parlamentaria se quedó el Palacio de Gobierno.
Posteriormente, aseguró que los relojes Rolex que lucía en eventos oficiales, eran de antaño. “Lo que tengo es fruto de mi esfuerzo y de mi trabajo. Es un artículo de antaño (…). He entrado al Palacio de Gobierno con las manos limpias y saldré con las manos limpias, como lo he prometido», refirió, hasta que se descubrió que las joyas que tanto ostentaba le habían sido entregadas por el investigado gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima.
Y así continúo mintiendo al país entero, al mencionar que su hermano Nicanor no tenía nada que ver con el aparato estatal; sin embargo, a través de informes periodísticos se reveló que habría introducido a sus amigos cercanos a puestos claves en el Estado, a través del IPD y otras entidades. Asimismo, la mandataria mintió sobre su operación estética y la negó desde el principio. Y tras meses de investigaciones fiscales no le quedó más remedio que reconocer que había sido intervenida quirúrgicamente; aunque, continúa insistiendo que fue por un tema de salud.
Dina Boluarte se autodestruyó desde que empezó su mandato presidencial.
Por su parte, Nadine Heredia Alarcón siempre le mintió al país, desde que estuvo en campaña electoral apoyando a su marido. Y en 2011, al momento de ascender a ser Primera Dama de la Nación, continuó mintiendo, al decir que, desde el Gobierno de su esposo, el condenado Ollanta Humala, no habría espacio para la corrupción.
Entre tanto, su más abominable embuste lo lanzó el pasado martes 15 de abril, precisamente, el día que fue condenada a 15 años de prisión por lavado de activos. Y justificó su ausencia en la audiencia de adelanto de lectura de sentencia, utilizando como coartada su estado de salud. Y en lugar de encontrarse en una clínica local, Heredia Alarcón estaba orquestando su fuga del país y se refugió en la embajada de Brasil para pedir un asilo que de manera exprés le fue otorgado por el gobierno de su amigo Lula da Silva, con la venia del Gobierno de Dina Boluarte, quien, con las gestiones del todavía presidente del Consejo de Ministros Gustavo Adrianzén, le emitieron el salvoconducto en tiempo récord.
No olvidar que este sujeto, anteriormente fue esbirro de la prófuga exprimera dama y cumplió con la ‘consigna’ de “protegerla” y tras deshacerse de la procuradora Julia Príncipe para que no continúe investigando a Nadine Heredia, él también salió por la puerta falsa. Como se recuerda, el 20 de octubre de 2015 este oscuro personaje renunció al cargo de ministro de Justicia y huyó para nunca más volver. No obstante, volvió para ser arropado en el mandato de Dina Boluarte Zegarra.
Un vasallo de Nadine que se convirtió en Premier.
La justicia tarda, pero llega
No cabe duda que este par de señoras, Dina-Nadine ostentan el repudio de todas las mujeres del Perú, que rechazan verse reflejadas en ellas y que no pierden la esperanza de ver que la justicia existe. Y pese a que la mandataria, quizá habría allanado el camino para ir corriendo a la embajada de Brasil en un futuro próximo también para solicitar asilo político y huir al país carioca como la típica fugitiva que se resiste a pagar sus cuentas con la justicia peruana; tampoco es menos cierto que, tras el término del periodo presidencial de Lula en 2027, quizá Nadine ya pueda ser extraditada a nuestro país, para que cumpla su condena de 15 años por el delito de lavado de activos y para que continúe siendo procesada por el delito de ‘colusión agravada’ por el caso Gasoducto Sur Peruano.
Poder Judicial rechazó casación interpuesta por Nadine Heredia y seguirá siendo procesada por colusión agravada, por el caso Gasoducto Sur Peruano.
Asimismo, no habrá un Congreso ‘vitalicio’ que dure ‘de por vida’ para seguir protegiendo a Dina Boluarte Zegarra y tampoco habrá ‘tiempo que lo resista’. Es decir, en menos de lo previsto, la aún inquilina de Palacio de Gobierno, perderá la inmunidad presidencial y tendrá que permanecer en el país—si es que antes no se fuga—para afrontar sus acusaciones fiscales por presuntos delitos de corrupción, encubrimiento, violaciones de derechos humanos y hasta abandono del cargo. Así las cosas, “todos los caminos conducen a Roma” y el destino de ambas señoras, sin duda será el encierro en un establecimiento penitenciario.
El gobierno de Lula da Silva, otrora sindicalista y figura emblemática de la izquierda latinoamericana, acaba de dar un golpe mortal a su propia credibilidad al conceder asilo político a Nadine Heredia, esposa del traidor y corrupto Ollanta Humala y figura central en los escándalos de corrupción que mancharon su gobierno.
Con esta decisión, Brasil no solo abre sus puertas a una de las caras más conocidas del entramado corrupto del humalismo, sino que envía un mensaje claro a los delincuentes de la región: aquí encontrarán refugio.
Lula, quien en el pasado se presentó como un defensor de los pobres y un luchador contra la impunidad, hoy se desdibuja como otro cómplice más de la podredumbre política que azota a América Latina. ¿Dónde quedaron esos discursos sobre justicia social y transparencia? ¿En qué momento el líder obrero se convirtió en el protector de los corruptos? La respuesta es simple: el poder corrompe, y Lula no es la excepción.
Nadine Heredia, sentenciada a 15 años de cárcel en nuestra patria por lavado de activos y vinculada a la red de Odebrecht, ahora podrá vivir tranquilamente en Brasil, protegida por un gobierno que alguna vez criticó a las élites depredadoras. La ironía es cruel. Mientras el pueblo peruano exige justicia, Lula le ofrece impunidad. Mientras las víctimas de la corrupción claman por reparación, Brasil se convierte en el santuario de quienes saquearon las arcas del Estado.
Pero esto no es solo una traición a su pasado, es una señal peligrosa. Si Brasil está dispuesto a blindar a figuras como Heredia, ¿quién más encontrará cobijo bajo el manto del «asilo político»? ¿Qué otros prófugos de la justicia llegarán próxima mente? Tal vez Vizcarra? kuczynski o Dina Boluarte? El mensaje es claro: la justicia en América Latina sigue siendo selectiva, y los poderosos siempre tendrán una puerta giratoria que les permita evadirla.
Lula ha tirado al tacho de basura su propia historia. Ya no es el sindicalista que enfrentó a las dictaduras, ni el presidente que impulsó políticas sociales. Hoy es el hombre que protege a los corruptos, el que normaliza la impunidad. Y Brasil, bajo su mandato, se perfila como el nuevo paraíso de los delincuentes.
Atención, delincuentes peruanos! Brasil los espera con los brazos abiertos.
Cuando se habla de Vittorio De Sica, la conversación suele detenerse –casi automáticamente– en El ladrón de bicicletas (1948), pero el verdadero corazón, la obra cumbre, el punto de inflexión emocional y estético del cineasta, personalmente pienso que es El techo (1956). Es allí donde se conjugan el humanismo, la sencillez narrativa, y una ternura que golpea más que cualquier drama.
Esta película, escrita junto a Cesare Zavattini –compañero de batallas neorrealistas–, sigue a una joven pareja que, al casarse, no tiene más remedio que construir su propio hogar en una Roma hostil, en un barrio donde la ley es clara: si el techo está terminado antes del amanecer, no pueden echarlos. Esta historia retrata la dignidad humana cuando se encuentra en su forma más vulnerable.
La pasión de De Sica por esta película fue tal que durante la filmación insistió en que todo fuera auténtico: desde los ladrillos hasta el polvo de las calles. El director quería que el sudor fuera real, que el cansancio no fuera actuación. Y se nota. Cada plano huele a cemento fresco y desesperación.
El techo en comparación con El ladrón de bicicletas ofrece una mirada más matizada, más madura, sin renunciar al dolor. Es un retrato de la esperanza que no se grita, se susurra. Y en ese susurro, hay más verdad que en muchos discursos sociales.
Vittorio De Sica fue actor antes que director, y quizás por eso comprendía tan bien la expresión humana. Nació en 1901 en Sora, y aunque gozó de la fama gracias a filmes como Milagro en Milán o Umberto D., jamás se olvidó de los que vivían en los márgenes. Él mismo decía: “He sido un privilegiado, pero siempre filmé como si no lo fuera”.
De Sica murió en 1974, pero su legado se niega a marcharse. En tiempos donde las historias parecen hechas en serie, El techo nos recuerda que el cine puede ser pequeño en presupuesto y gigante en emoción.
Quizás lo que más nos falta en Latinoamérica –y en Perú, particularmente– no son recursos, sino cineastas dispuestos a mirar de verdad. A vivir con sus personajes. A ensuciarse los zapatos. A construir techos a punta de sudor y lágrimas. Espero que algún día en el Perú tengamos un mejor cine.