El poeta Julio Barco, en Mosaico, como sus otras obras, monta un trazo derridiano sobre las huellas de otros poetas; plantea un saber abarcativo, no hay borradura del logos, sino traza en la andadura cotidiana del poeta, reapropiación de la voz poética en la realización de un sentido personal, lo que se denomina metafísica de lo propio.
Hay un componente fonético que avanza con el respiro bajo la deriva por la ciudad, nombre que configura un punto de vista entre denominación y reverberación como objetos que dan cuenta del vivir:
Para siempre será
mi amor, y los cigarros de mora y ese diálogo chupando chicha de jora en Plaza 2 de Mayo.
No somos griegos ni alemanes solo dos exquisitos pájaros sudamericanos dibujando el día.
Y canta el panadero, las aves y los teléfonos celulares, canta la luz de Omar Kayan y el rock de Coldplay/
Y no me canso de oír la música del mundo.
Seguimos documentando la lluvia,
las señoras que venden salchipapa carecen del conocimiento del afecto de Spinoza.
Spinoza acaba de proclamar no tener Dios.
Este incesante balbuceo del yo, en un rabioso cielo rojizo
El cotidiano del cuerpo, la deriva urbana, los nombres y la tecnología da a leer las pistas de un texto que se exhibe como en curso, como un productor de signos. El poeta crea, a la manera de Deleuze, “un devenir siempre inacabado”, la materia de incursión es sinuosa y manifiesta la marca de otras voces sobre su escritura, orificios en el presente inacabable del poeta.
No hay espacio al que se llega, sino un estar en vías del transcurso y otros textos que se involucran en la sintaxis a un ritmo indeterminado, su música personal; como si los nombres y cosas tuvieran el mismo nivel de resonancia.
Edición tapa dura de Mosaico.
Las propuestas de Julio Barco no pretenden alcanzar un modelo de identificación, como formas de apropiación de palabras, o mímesis o imitación, sino que transita en los bordes, incorporando objetos urbanos y acciones que remiten a la configuración de una ciudad en la que circula su imaginación, mientras acontece el cuerpo, el exterior, las actividades cotidianas, alimentarse, moverse, reflexionar sobre su país, y su estar en el mundo.
La fragmentación y penetración del entorno, entramados con sus pensamientos configuran instancias de sentido apegadas a una mundaneidad que la palabra poética evoca: la letra está en tránsito, y su voz poética que la porta y la disemnina genera ese artificio; el escenario de la escritura es el escenario de un reflexión de un momento a priori, a veces prefigurado en el verbo pretérito, aunque se inscribe como simultáneo.
Cada horizonte del poema se articula en una radiación de puntos de vista; el destaque del yo, que es siempre un presente; las palabras se producen en un círculo alrededor de un espacio, orbitado por una dinámica intertextual enriquecida por la intervención que conlleva la impronta de dispositivos tecnológicos, donde la imaginería literaria forma parte de la existencia de un “poeta en la era de la Internet”, como el mismo escritor suele denominarse con ajustada definición.
Hay un yo que no encuentra límite para definirse y elige el descarte: “No somos griegos, ni alemanes”, refiere a cosmogonías en los campos del arte, la poética en uno, la música en el otro; aunque del mismo modo y con la misma intensidad a asuntos de otras vertientes, como el arte y la guerra.
La poética de Julio Barco se despliega en consonancia con una épica del amor, palabra que funciona con múltiples reenvíos, la poesía, una mujer; el amor, es un estar poético puesta en la letra:
Yo llevo en la yema de los dedos tu piel recién amada.
Existía una forma, me repetiste, la que tu verso trace será la tuya.
La conjugación verbal, como mi inversión en la mención del poema –este fragmento es anterior al primero–, da cuenta del artificio en la presunción del presente ocurriendo; al momento de la escritura: hay un momento de escritura, y el poema es la instancia de concreción; la “recién amada”, una mujer o el poema que se está escribiendo, que en aquel momento “existía” en la forma de un verso.
La mujer, el poema, zona heterotópica, al decir de Michel Foucault, tipo de espacio con ideas, discontinuidades, una lógica propia, un texto que respira por sí mismo, una operación de escritura que se demarca de los principios que conforman los referentes poéticos que, como peldaños, manifiestan las efervescencias a que remiten su escritura.
Los poemas inquietan porque miran una realidad por momentos evidente, por momentos secreta, enmarañan modelos preexistentes de poéticas canónicas y se demarcan de la sintaxis y la estilística dominantes, se construye con un entorno cuya entidad desafía la gramática y el lirismo, con frases como: “b.4. La soledad de las salchipapas”, y la intervención de complejas redes de remisiones semióticas.
Será difícil establecer una única cuestión en relación a sus textos; la potencia de una pulsión del decir, los desvíos temáticos, la inclusión de connotaciones del registro urbano y sus personajes, la tecnología, dan cuenta de una libertad sin más sujeciones que la aplicación y el medio: computadora, Word, Internet:
Dos o cuatro calles / días
Y
Una hoja de Word repleta de versos de italianos
Y
Todos los gritos del verano hoy incendian el cuerpo
Y
Deseo olvidarme de todo lo que se destruye
La autonomía en espacios, el uso de mayúsculas, por momentos como un tajo o estacada (Y) sobre líneas de escritura, un proceso como en fuga; caracteriza un tono de desasosiego, que exhibe la travesía desde y hacia distintas referencias a la coexistencia de un sentir del mundo físico e intelectual.
Ya señalé en comentarios sobre otros textos de Julio Barco, principalmente en Arder, gramática de los dientes de león, respecto al recurso de signos no convencionales, como & (ampersand) y otros, que son en el sentido mallermiano, un sistema de convergencias y divergencias, el signo pesos como representación de lo económico, que parece ser un contrato moral que sostiene con la épica del poeta Enrique Verástegui, la lucha contra el sistema que niega el arte como modo de comprender e instaurar el mundo:
($$)
Por favor, apoye el arte
El mito es la nada que lo es todo.
Pessoa
27 años
& heme aquí huyendo diluido usando el yo incesante que soy
clavé aquí la contraseña de la realidad
seleccionada, y furiosamente atravesé la simetría de algoritmos del vacío
no fui seleccionado para representar la decadencia de un país
Hay un gesto de tomar la posta de poetas que han tenido que superar las resistencias de una cultura que deshabilita los procesos del arte sometiéndolo a modelos económicos que les son ajenos. La poesía, en especial, como una revolución, no sólo del lenguaje, sino también de la realidad que la repele.
Los poemas de Barco dan a leer un transcurso irreductible, los procesos de producción de sentido coexisten entre referentes plurales, diversas perspectivas: un lenguaje en movimiento que arma un tejido ecléctico que se relaciona con las escenas de lectura a las que celebra citándolas, privilegiando el fragmento visible, antes que legible, la materialidad del significante antes que el trasporte del significado.
La conmoción poética de Barco se pliega y despliega bajo el fragmento y la ausencia de acabamiento, a la manera de Nietzsche, pasión por el decir sin sujeciones.
Una provocación permanente con que neutraliza los intentos de asimilarlo a otros lenguajes poéticos, instaurados por procesos de decantación histórica, como lo son sus precedentes, César Vallejo, Enrique Verástegui, antecedentes obligados con que se suele pensar que es reflejo de esta obra y que el mismo autor revela en diferentes instancias de su poética; y sin embargo se mueve. Se mueve de ese cosmos y crea el propio.
También es común el juego de artificios con el glifo, las posibilidades que ofrece la aplicación donde escribe:
No andar por esta avenida silenciosa Idéntica a una piscina. Miedo al vacío Pero escucho:
(3:00 P.M. y la poesía es hueviar ahora sin otra poética que este desaforado sistema neuronal)
El señalamiento de horas, ofrece indicios respecto a lo que enuncia, poner en relieve el tiempo, el uso de la aplicación, la tachadura como instancia de retroceder ante la inclusión, exponiendo el gesto, el señalamiento particular de la negrita; una dimensión lúdica con significado intrínseco con la época. Gesto de individualización que compone una declaración de deslinde de la corrección como sistema de desaparición.
No es posible dar cuenta de esta escritura interminable de Julio Barco; más que sujetarse fuertemente y dejarse caer en el vértigo:
Lucidezestormento
(lucidez es tormento: una quimera de sal sobre tu sed frenética / y todo disuelto en una calle de Lima/ lo atroz de un verso explicándose a sí mismo/ la velocidad de las uñas/ húngaros y dioses/ una mancha de chibolos jugando en las cabinas de internet / sandalias explicando lo real de estos versos/ llevando figuras mitológicas con una red creada por el click/ y hablando y gimiendo/ y en las calles acaba de aparecer el gordito que vende zambitos/ los reparte en papeles/ esas feas aves que pilotean frente al colegio particular-feos: aburridos: pelados: como electrocutados: aves punks: aves rancias: aves quinquenales/ intelectuales explicando los efectos de la mente y el internet/ vuelan como este agolpado día/ como aquellos dos hombres que hacen reír a todos vestidos de mujer/ con esos globos bajo la ropa/ mientras caminas imaginando que la voz de lo Incognoscible /es también permanecer abierto al campo concéntrico de tu dimensión. Y lo real, como un epitafio refulgiendo en la lengua/:
Julio Barco ha producido una obra extensa ya, no es una estela fugaz o una improvisación de su época, su poética es sólida y lo suficientemente profusa como para sentar sus raíces en la poética peruana, en un espacio de trascendencia; lo que queda establecido por textos que se han publicado en otros países, Colombia, Argentina, España, México; al momento de este comentario, cuenta con alrededor de una docena libros publicados y varios en curso; además ha recibido premios, el más reciente Mención honrosa 2020 en el concurso El poeta Joven de Perú organizado por UDEP y la universidad de Piura.
Mosaico, inclasificable, inabarcable como el título en sus variaciones de sentido, ley mosaica o mosaico semántico que abren dos derivas de interpretaciones que se conforman como puntos de fuga múltiples.
Una obra que consume y devora al lector, introduciéndonos en una vorágine que no se deja interferir con el intento de limitarlo.
Publicado por la editorial Astronómica, Chile, en coedición con Metaliteratura, Argentina, se consigue en papel y ebook, en librerías físicas también.
Conocí a ese señor por mi papá. Vivíamos lejos de la ciudad, en medio de unas colinas que tocaban el paraíso. Y solo los fines de semana íbamos al pueblo por suministros. A mí me gustaba ir, sobre todo, por las películas que pasaban en televisión abierta los sábados y domingos después del mediodía. Y siempre me llevaba alguna sorpresa. Mi hermano Haya —quien vivía con los abuelos— me esperaba en la puerta, corría hacia mí y sacaba de adentro de su polo (holgado como esos que usan los jugadores de béisbol) un VHS. Le he robado a doña Dorila…, me decía riéndose. Doña Dorila era una señora flaquita, de cabeza pequeña como la de un gorrión, y temperamento de hierro. En su casa, estaba nuestro Cinema Paradiso. Ella vendía y alquilaba películas en VHS y, desde luego, las que nos gustaban tratábamos de hacerle olvidar y, rara vez, se la devolvíamos.
En uno de esos fines de semana, papá cogió su carcacha y fue al pueblo sin nosotros. Recuerdo que me enojé mucho pues la semana anterior habían anunciado una película sobre un perro gigante que volaba. Y ya no la podía ver. Entonces, mamá me llevó hasta la casa de la familia Sánchez Quiroz (los únicos que tenían paneles solares en sus techos de teja); pero una lluvia intensa, acompañada de granizo, hacía bailar a la antena parabólica y era imposible terminar de ver la película. La pantalla se veía como bolitas de granizo que estaban golpeando sobre los vidrios de las ventanas.
El lunes, por la mañana, escuchamos la carcacha de papá estacionarse en el patio de la escuela. Yo no lo quería ver, por supuesto; pero Coco, mi otro hermano, se levantó de su cama y fue corriendo a su encuentro. Escuchaba su voz y la voz de mi mamá y la de mi hermano pequeño diciendo: ¿Me has traído el rompecabezas del hombre araña? Y papá se lo entregó y él llegó hasta mi cuarto y me decía: ¡Mira lo que me han regalado! Y bailaba dando vueltas de alegría.
Fui a comer y papá seguía en la mesa. Y cuando me vio, me dijo: Para ti, he traído el mejor regalo. Está ahí, en esa caja. Era una caja pequeña, aún más pequeña que una caja de zapatos de los que él compraba. Inmediatamente, sentí una ligera exaltación. Me había dicho que, si ese año aprendía a resolver una raíz cuadrada, me compraba un minitelevisor, de esos que funcionaban a pilas y tenían la pantalla pequeña, casi como de unas gafas de sol. No podía ser otra cosa; mi sueño se había hecho realidad. Abrí la caja apresuradamente y encontré, en vez de un minitelevisor, un libro de carátula blanca con la fotografía y el nombre de ese señor. Seguí buscando y había más libros parecidos. Entonces, miré a papá y le dije sorprendido: Pero, yo pensé que era el minitelevisor. Y papá, muy sereno, me dijo: Sí, de alguna manera, lo es. Si lees con cuidado y te concentras bien, esas páginas se van a transformar en imágenes, en colores, en voces, en sensaciones; y las podrás ver más claras y reales que las del televisor. Y, ¿dónde las podré ver?, le dije. Enseguida, respondió: Dentro de tu cabeza.Además, puedes tú participar en la historia.Pero, ¿cómo?, le dije. Arreglándola a tu modo, así como de los dramas que inventas con tus compañeros o los cuentos que mamá te leía de más pequeño. Y mamá dijo: ¿Te acuerdas de Ernesto, el niño que andaba a caballo con su papá y era huérfano de madre?Claro que me acuerdo, mamá: el que asistía a un internado y lo cuidaban unos curas. Mamá asentía con la cabeza. ¿Y recuerdas, también, que creábamos otras cosas sobre Ernesto?; que tenía mamá y papá y hermanos y amigos que lo querían. Sí, claro; me acuerdo, mamá. ¿Y quiénlas inventó?No lo sé, le dije. Y luego, ella pronunció su nombre: Arguedas. Sí, él;claro, mamá. Y ahora, ese señor que ves en las carátulas de esos libros hace lo mismo, inventa muchos Ernestos. Y luego, me alcanzó un libro: Los cachorros, de Mario Vargas Llosa, ese hombre entrecano de mirada seria e imperturbable.
Desde entonces, Mario, me has acompañado toda la vida. Te conozco más de lo que tú crees. Tú no me has visto crecer porque estabas demasiado ocupado pensando sobre este desafortunado país en cual nos tocó nacer. En cambio, yo sí te he visto andar como actor de cine, llevando el nombre del Perú por todos los confines de la tierra; andando como un sol entre las élites académicas más importantes del mundo; diciendo el Perú existe, yo soy el Perú. Y, en verdad, lo eres. Has dado luz al mundo a través de tus historias. Me alumbraste en la etapa más triste de mi vida porque, en algún momento, en mi sueño más irrealizable, quise ser como tú. Pero, un amigo de Arequipa —que te quiere tanto o más que yo— me dijo: Mario solo hay uno. Y aterricé en la realidad.
Y te cuento, brujo de las palabras, que fue papá quien me hizo conocerte. Y también, hace un par de horas, fue papá quien entró a mi cuarto, con celular en mano y me dijo: Vargas Llosa ha muerto. Lo primero que se hace frente a la incertidumbre es no creer, que es algo imposible que el Perú haya muerto. Y, desde ahora, es demasiado triste saber que ese sol ya no nos alumbra. Saber que ya no te podemos buscar para mirarte desde lejos por los malecones de Barranco o Miraflores. Y Orlando, con sus dos metros de estatura y señalando con su dedo índice a tu casa, ya no me podrá decir: Hoy, veremos a Mario. Pero nunca nos acercamos. Te respetábamos mucho y también sabíamos que el sol nos puede quemar. Ahora, todos los peruanos —aquellos que fueron tus críticos y nosotros, los devotos— quisiéramos ser cómo tú, Mario: ¡una leyenda!
La literatura hispanoamericana ha perdido a uno de sus más grandes exponentes. Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista, polemista y Premio Nobel de Literatura 2010, falleció este domingo en Lima a los 89 años, según informaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana. Su muerte cierra un capítulo trascendental de la narrativa en español y deja un vacío imposible de llenar.
Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa fue un autor universal. Desde sus primeras obras como Los jefes y La ciudad y los perros hasta su despedida con Le dedico mi silencio, su producción literaria moldeó el imaginario colectivo de generaciones de lectores. Dueño de un estilo poderoso y de una inteligencia feroz, supo retratar los entresijos del poder, la violencia y la resistencia con una lucidez pocas veces vista en la literatura contemporánea.
No solo fue novelista, sino también un intelectual en el sentido más clásico: comprometido, activo y provocador. Desde su tribuna en la prensa, como su recordada columna Piedra de Toque en El País, abordó con valentía y convicción los grandes debates de su tiempo, sin temor a contrariar sensibilidades ni a polemizar con sus propios lectores. Fue, hasta el final, un defensor apasionado de la libertad individual, aún a costa de las críticas que sus posturas políticas —liberales en lo económico, progresistas en lo moral— le granjearon.
Su partida, según sus hijos, será despedida en la más estricta intimidad, como él mismo lo pidió: sin ceremonias públicas, con la serenidad que caracterizó su madurez. “Deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, dice el comunicado. Y no hay frase más certera. Vargas Llosa ya era inmortal mucho antes de morir.
Obras como Conversación en La Catedral, La casa verde, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo consolidaron una carrera marcada por el rigor narrativo y la ambición temática. Fue parte del célebre boom latinoamericano, junto a Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, pero también un autor que se distanció de modas, que evolucionó hacia nuevos territorios sin perder la fidelidad a su esencia: contar la verdad a través de la ficción.
El Nobel, que muchos creían esquivo por razones ideológicas, le fue otorgado en 2010 por su “cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Recibió también los más altos honores literarios: el Cervantes, el Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias, el Planeta. Fue miembro de la Real Academia Española y, desde 2021, inmortal de la Académie Française. Su ambición no fue solo literaria: aspiraba a incidir, a influir, a incomodar.
Quiso ser presidente del Perú y perdió. Escribió sobre dictaduras, corrupción, historia y pasiones privadas con idéntica intensidad. En El pez en el agua, sus memorias, relató tanto su educación sentimental como su derrota política, con la honestidad de quien entiende que todo, incluso el fracaso, forma parte de una obra mayor.
Su vida fue una novela en sí misma, atravesada por amores, rupturas, amistades rotas (como la célebre con García Márquez) y pasiones ideológicas. Pero nunca se convirtió en estatua, como temía. Siguió escribiendo hasta el final, como si la literatura fuera una forma de derrotar a la muerte.
En su discurso del Nobel afirmó que “la lectura inocula la rebeldía en el espíritu humano”. Vargas Llosa fue, hasta el último aliento, un rebelde que eligió la palabra como su arma más poderosa. Y como los grandes escritores, vivirá mientras lo lean. Ha muerto el hombre; queda el legado.
Francisco de Zela, una cuestión pendiente con Panamá ¿Es hora de repatriar su cadáver?
Hay algo que Dina Boluarte debería hacer, y es lo que hizo el alcalde del Cusco con la repatriación simbólica del hijo de Tupac Amaru, y es traer de vuelta a Francisco de Zela, prócer que murió en una cárcel de Panamá.
La leyenda cuenta que el 28 de julio de 1821 moría en una oscura cárcel en Panamá el prócer de la patria Francisco de Zela. Aunque en la década de 2010 el entonces embajador de Perú en Panamá, intentó buscar los restos del prócer, esto de manera autónoma y sin apoyo de la Cancillería peruana, las circunstancias resultaron en su momento infructuosas. Cabe mencionar que es muy probable que Zela en condición de traidor a la madre patria fuera enterrado en una fosa común. Cabría esperar del actual gobierno una búsqueda más infructuosa de dichos restos o al menos repatriar simbólicamente a Zela como se hizo con el hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas recientemente. No debemos olvidarnos que el grito de Zela en Tacna fue el primer grito de independencia en Perú desde el grito ahogado en sangre de Tupac Amaru, esto en 1811. Grito que fue condenado en una mazmorra realista en Panamá.
Un héroe olvidado
Zela fue después de Tupac Amaru el primero luego de treinta años de silencio en lanzar el primer grito libertario del Perú en la ciudad de Tacna el 20 de junio de 1811. Eso lo hace meritorio de ser considerado el líder de la primera insurrección armada por la independencia del Perú. Su rebelión de Tacna estuvo en estrecho contacto con la Revolución Argentina, que se inició en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Si bien los argentinos enviaron un ejército a la Provincia de Charcas (Bolivia), al mando del general Antonio González Balcarce y del abogado (¿Quién envía a un abogado?) Juan José Castelli. Los rioplatenses enviaron proclamas a varias ciudades del sur del Perú, invitándolos a continuar con la revolución.
Zela, tal vez apresuradamente fue el primero en responder y en un «Bando al pueblo de Tacna» declaró su adhesión a la Junta de autogobierno de Buenos Aires y su fidelidad al rey de España, de acuerdo con la posición de la Junta (recuérdese que Fernando VII estaba apresado por Napoleón y en España reinaba José Bonaparte que no era reconocido ni por los españoles americanos ni por los peninsulares) y pretende asumir la jefatura político-militar de la plaza militar imponiéndose él mismo el título de «Comandante Militar de las Fuerzas Unidas de América».
Zela quien tuvo un apoyo tanto de criollos, mestizos e indígenas, como es el caso del cacique de Tacna, Toribio Ara, y el cacique de Tarata y Putina, Ramón Copaja. No obstante, su insurrección no tuvo éxito.
Derrotado a causa del fracaso de la campaña de los rioplatenses que fueron aplastados por los realistas en Charcas se vio finalmente apresado por los españoles.
Así los principales dirigentes de la rebelión fueron sometidos a juicio, entre ellos Zela, quien fue llevado a Lima. Allí, gracias al nepotismo (algunas costumbres no cambian), es decir las influencias de su familia y a la mediación (compadrazgo) de importantes personajes se le conmutó la pena de muerte por la de encierro perpetuo en el morro de La Habana. No obstante, se consiguió modificar aún más la sentencia: una pena de diez años de presidio en la cárcel de Chagres, en Panamá, y terminados éstos, expatriación perpetua. Su prisión en Lima duró cuatro años y en 1815 fue trasladado a Panamá. Afectado por el clima tropical y las duras condiciones de su encierro, falleció algunos años después, en 1819. Una versión muy difundida que más huele a leyenda romántica afirma que su fallecimiento se produjo el 28 de julio de 1821, el mismo día de la Proclamación de la Independencia del Perú. Lo cierto es que murió en 1819, un 18 de julio, a la edad de 50 años.
La búsqueda del cuerpo del prócer
Allá por la década del 2010, el embajador de Perú en Panamá, Guillermo Russo Checa recordó la historia de Zela y se propuso encontrar sus restos. Sin instrucciones ni directrices o apoyo de Torre Tagle, buscó por las iglesias de Panamá y entré archivos donde podría descansar los restos del héroe. Consultó incluso con el entonces presidente de Panamá, el locuaz y alangarciesco presidente Martinelli. Finalmente, y tomando en cuenta que en su condición de traidor a la corona muy probablemente Zela fuera enterrado en una fosa común, hubo de parar sus investigaciones. No obstante, en un parque de Panamá se rindió homenaje a la memoria del héroe a través de un busto que recuerda al paseante distraído que en algún lado de Panamá todavía duerme el ilustre tacneño que espera el retorno a su patria libre.
Considerando la reciente repatriación simbólica al Cusco desde Madrid, del hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, es momento, aprovechando la visita del presidente Mulino en Perú, de recuperar los restos, aunque sea simbólicamente de Zela. Es momento que Zela regrese al Perú independiente tal y como un día de 1811 soñó.
Tras años de ausencia, Alejandra regresa al Perú con un único propósito: recuperar a su hijo Santi, a quien dejó al cuidado de sus abuelos cuando apenas tenía 7 años. Lo que parecía una sencilla reunión familiar se convierte en un escenario cargado de emociones, secretos y revelaciones inesperadas. En una cena familiar donde los recuerdos y las emociones están a flor de piel, una dolorosa verdad saldrá a la luz, ¿será capaz Alejandra de reconstruir lo que perdió?
“La princesa Gominola” es una tragicomedia escrita por Helen Hesse y forma parte de una serie de tres obras breves que forman parte de un innovador ciclo de microteatro inmersivo. Presentada por Paso de Gato Teatro, cada obra está diseñada para sumergir al espectador en una experiencia única, donde no solo serás testigo, sino también protagonista de las historias que se desenvuelven ante tus ojos.
Disfruta de una propuesta teatral en la que los límites entre el público y los personajes se desdibujan, creando una conexión emocional profunda y momentos inolvidables.
El dato
Estreno: Miércoles 09 de abril a las 8:00 pm
Dirección: Milagros López Arias
Dramaturgia: Helen Hesse
Actrices: Pilar Delgado, Milagros López Arias y Sergio Velasco.
Las obras estarán todos los miércoles y jueves de abril hasta 01 de mayo a las 8:00 pm.
Lugar: La Residencia (Sáenz Peña 107 Barranco)
Entradas: Joinnus o al 959528540.
No te pierdas esta oportunidad de vivir el teatro como nunca antes lo habías hecho.
El inicio de su travesía en la abstracción surgió de manera intuitiva. Un día en la playa, conversando con su madre, recordó la pared vacía de su departamento y decidió pintarla. A partir de esa carencia física nació un proceso que convirtió el vacío en superficie, la nada en estructura. Fue un encuentro con el orden y la proporción, donde líneas y formas geométricas empezaron a definir un lenguaje propio.
Camila Rodrigo (Lima, 1983) concibe el lienzo como un espacio de transformación. Su proceso creativo está marcado por una metódica construcción de capas, donde el color y la textura emergen en un rito de serenidad y concentración. La tela, en su estado inicial, yace en el suelo, expectante. El negro, un tono fundamental en su obra, se convierte en un eje transcendente y el pigmento, diluido en agentes fluidos, se asienta sobre la superficie como una piel que se va formando en un orden temporal que la artista organiza y supervisa con exigente minuciosidad.
Geometría líquida
La artista recuerda con nitidez los diseños limpios de su abuelo y su padre, arquitectos. Su conexión con la materialidad se remonta a su infancia, cuando paseaba por La Punta y recogía piedritas en la orilla del mar. Hoy, esos recuerdos se transforman en una serie de obras que exploran la textura y la composición, como se evidencia en La forma resignificada, muestra que inaugura el 9 de abril en La Galería de San Isidro. Sus pinturas, de una estética minimalista, sugieren paisajes internos y una rigurosa investigación sobre la materia.
No en vano su obra transita entre el diseño y la pintura, el instinto y la precisión geométrica. Formada en Diseño Gráfico en la Universidad San Ignacio de Loyola (2010), complementó su aprendizaje con estudios de fotografía en el Centro de la Imagen de Lima (2006) y en el Rhode Island School of Design (2009). Su carrera ha estado marcada por una evolución que la llevó del arte figurativo y la ilustración infantil hacia una exploración profundamente abstracta, donde la forma y el equilibrio son el núcleo de su lenguaje visual.
Lenguaje que madura y desarrolla en su estudio en Las Condes, Santiago de Chile, donde trabaja de 8:30 a.m. a 3 p.m., cuando sus hijos están en el colegio. Allí se entrega por completo al proceso creativo, sin interrupciones. En ese silencio ha descubierto que su pintura es una traducción de su percepción de la vida. «Después de pasar tiempo en el taller, mirando los cuadros en soledad, empiezas a pensar lo que hay detrás de lo que pintas», reflexiona.
Así, las piedras, recurrentes en su imaginario, se convierten en una metáfora del lastre vital, de esas formas que, convertidas en peso, se resisten al cambio. En su pintura, Rodrigo busca liberarse de esas imposiciones, recuperar la espontaneidad y la ligereza de la infancia. Su taller, más que un espacio de trabajo, es un refugio donde la libertad toma forma y color, como alguna vez imaginó de niña. Este 2025 su obra ha sido seleccionada para ser presentada en el Stand de La Galería en la feria Pinta PArc, un reconocimiento a su creciente impacto en la escena artística contemporánea.
El Centro Cultural de la Universidad de Piura los invita a participar de este seminario en el que se abordará las raíces de la civilización occidental en su poesía, la naturaleza del poeta desde un sentido antropológico/esotérico (los poetas arcaicos como mediums de la divinidad), la configuración del relato político, y la aparición del teatro como síntesis religioso y político.
Especial énfasis se dará en los vínculos del teatro trágico griego y su influencia en el drama moderno «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo. Así como también una comparativa de dos obras de tragedia clásica: La Electra de Sófocles frente a la Electra de Eurípides.
Dirigido a actores, dramaturgos y público en general.
SOBRE EL DOCENTE:
Alejandro Herrera. Bachiller de Derecho de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica. Periodista cultural especializado en poesía y narrativa. Es corresponsal del medio Contrapunto El Salvador Centroamérica, es también asesor literario, ghostwriter y editor. Cronista parlamentario en Perú para la revista Lima Gris.
SESIONES:
Narrando el Mito Griego: poetas épicos, líricos y autores trágicos
Roma, tuyo es el poder y la gloria: La política como teatro. De poetas bucólicos a oradores políticos.
La Espada, la Dama y la fe: de los cantares de gesta a los juglares y el ideal caballeresco medieval y la reaparición del teatro como evento sagrado.
La ciudad de Chiclayo inició una fiesta cultural en el mes del aniversario y de las letras. El miércoles pasado al mediodía se inauguró el I FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES”, un evento cultural que reunirá a escritores, editoriales, librerías y amantes de la literatura en un espacio de encuentro y aprendizaje.
La ceremonia de inauguración se llevó a cabo en el recinto ferial ubicado en la cuadra 1 de la Avenida Elías Aguirre, con la presencia de la alcaldesa de la Municipalidad Provincial de Chiclayo Janet Cubas, autoridades locales y representantes del sector cultural. Durante el evento, se anunciarán las actividades programadas, que incluyen presentaciones de libros, conferencias, talleres, shows artísticos, entre otros.
EL FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES” busca promover la lectura y el acceso a la cultura, ofreciendo una variada oferta a precios de promoción desde los 10 soles. Además, de publicaciones para todas las edades y gustos. Asimismo, contará con espacios dedicados a la literatura infantil, presentaciones de libros, recitales de poesía y las publicaciones académicas.
La organización invita a toda la comunidad chiclayana a participar de esta celebración cultural y disfrutar de una experiencia única en torno a los libros y el conocimiento.
La construcción ilegal del hotel Sol Ollantaytambo Boutique, no solo revela graves irregularidades administrativas y un daño irreparable al patrimonio, sino que expone una red tráfico de influencias, posibles actos de corrupción, un preocupante abuso de autoridad por parte de funcionarios municipales, un serio riesgo ambiental y una activa defensa del alcalde por parte del principal implicado.
Entre los implicados aparecen el actual alcalde de Ollantaytambo Paul Palma, funcionarios municipales, la dueña del hotel Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán. Según fuentes cusqueñas, nuestra anterior publicación generó un temblor en las oficinas de la Dirección Desconcentra de Cultura de Cusco y en las instalaciones del municipalidad de la ciudad inca.
Se colapsó muro correspondiente a la canalización del Rio Calicanto provocado por la construcción de fierro y cemento realizada gracias a la autorización irregular de Restitución Volumétrica otorgada por la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo.
Escandalosas irregularidades
El permiso de restitución volumétrica, base de la construcción ilegal, presenta fallas cruciales: se la documentación a la cual hemos tenido acceso, se otorgó sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, se anuló tardíamente y hasta la fecha no existe una orden de demolición. Estas omisiones representan una grave falla en el proceso administrativo y una flagrante vulneración de las leyes de protección del Patrimonio Cultural de la Nación. La tardanza en la anulación y la ausencia de una orden de demolición sugieren complicidad o negligencia por parte de las autoridades, permitiendo que el daño al patrimonio continúe.
Esta situación se agrava por la evidencia de que la Gerencia de Desarrollo Urbano, bajo la dirección del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro, ha venido otorgando autorizaciones de obra de manera irregular, sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, como lo exige la norma. Estas autorizaciones se han emitido en el centro histórico de Ollantaytambo y en sectores protegidos por la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación.
Entre las autorizaciones otorgadas de forma irregular se encuentran las siguientes: autorización N° 001-2023-GDUR – MDO, autorización N° 016-2024-GDUR – MDO, y la autorización N° 020-2024-GDUR – MDO. Además, la ejecución de obras no cumple con la normativa vigente, donde los propietarios deberían presentar el expediente respectivo al procedimiento administrativo, en concordancia al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas vigente aprobado mediante Decreto Supremo Nº 011-2022-MC, de fecha 23 de Noviembre del 2022.
La omisión de la calificación de los expedientes por los delegados AD HOC del Ministerio de Cultura agrava la situación. Lo curioso es que desde la sede central del Mincul hay un silencio sepulcral.
Derik Miranda Farfán dirigiendo personalmente la construcción que atenta contra el Patrimonio Cultural de la Nación.
¿Colusión, Enriquecimiento Ilícito y Tráfico de Influencias?
La denuncia pública y ante la Policía Anticorrupción de Cusco realizada por el Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, Andrés Fabián Bravo Pinedo, revela una red de influencias que conecta al alcalde Paul Palma, funcionarios municipales, y la dueña del hotel en construcción Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán, este último ha recibido pagos de la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo por un total de S/. 67,265, según información del portal de transparencia.
Este monto se desglosa de la siguiente manera:
Adquisición de KIT de incentivos: S/. 38,625.00
Refrigerios y almuerzos: S/. 8,160.00
Contratación de jueces: S/. 1,760.00
Contratación de personal para mesa de partes: S/. 720.00
Refrigerios S/. 18,000.00
Fuente: OSCE.
Estos pagos, especialmente habrían sido destinados a “Jueces”, “refrigerios” y “kits de incentivos”, generan serias dudas sobre su legitimidad y transparencia, apuntando a una posible sobrefacturación o pagos ficticios. La denuncia de Bravo Pinedo destaca la estrecha relación entre Miranda y el alcalde Palma, así como lo evidencia una foto donde esta Miranda con las hermanas del alcalde, sugiriendo una red de influencias que ha facilitado la obtención de contratos municipales de manera irregular. Esta relación de amistad y/o parentesco, combinada con los pagos sospechosos, refuerza la hipótesis de un presunto contubernio para beneficiar a Miranda a expensas del patrimonio arqueológico y el erario público. La denuncia pública de Bravo Pinedo proporciona un testimonio crucial que debe ser considerado en la investigación.
Derik Miranda Farfán, proveedor estrella de la Municipalidad de Ollantaytambo junto a las hermanas del Alcalde de Ollantaytambo.
Activa Defensa del Alcalde por parte de Carlos Miranda
Más allá de los indicios de corrupción y enriquecimiento ilícito, se evidencia una activa defensa a favor del alcalde Paul Palma por parte de Carlos Miranda. Publicaciones en redes sociales del 12 de abril de 2024, mostradas por Andrés Fabián Bravo Pinedo, Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, demuestran que Miranda defiende públicamente al alcalde de Palpa contra las críticas a la gestión municipal ante el bloqueo de calles en Ollantaytambo por ciudadanos que organizados comenzaron a tapar los huecos de las avenidas de esta ciudad inca viviente ante la inoperancia municipal.
Esta defensa pública, realizada por un proveedor municipal con contratos cuestionados, evidenciaría una estrecha relación y complicidad entre Miranda y el alcalde, socavando la transparencia y la imparcialidad en la gestión municipal.
Llamado a la Acción y Exigencias
La situación en Ollantaytambo exige una respuesta inmediata y contundente. Se debe emitir de inmediato una orden de demolición para detener el daño al patrimonio arqueológico. La Contraloría General, la Fiscalía y la Policía Anticorrupción deben investigar a fondo las irregularidades en el proceso de concesión del permiso, la anulación tardía y la falta de orden de demolición, así como los pagos sospechosos a Carlos Miranda y la gestión irregular de las autorizaciones de obra por parte del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro.
La investigación debe incluir el análisis de todos los contratos otorgados por la municipalidad a Miranda para determinar la existencia de otros posibles casos de corrupción. Las organizaciones vivas del Pueblo de Ollantaytambo deben exigir la rendición de cuentas por parte del alcalde Paul Palma y el gerente municipal José Carlos Cárdenas Chamorro, y se debe garantizar que los responsables sean sancionados con el peso de la ley.
Publicación en redes sociales realizada por Derik Miranda Farfána a favor del alcalde de Ollantaytambo.
La protección del patrimonio cultural de Ollantaytambo y la lucha contra la corrupción son responsabilidades ineludibles para las autoridades. La denuncia de Andrés Fabián Bravo Pinedo debe ser considerada como evidencia clave en la investigación, y su testimonio debe ser protegido. La pregunta realizada por Bravo al refereise a los comentarios vertidos en las redes sociales por Carlos Miranda de ¿por qué se defiende tanto a esta gestión, si por amistad, desarrollo del pueblo o enriquecimiento personal?, queda abierta a la investigación, pero las pruebas presentadas apuntan fuertemente hacia un presunto enriquecimiento ilícito y abuso de poder.
Nos comunicamos con el alcalde de Ollantaytambo Paul Palma y con el gerente Carlos Cárdenas para recoger sus descargos, pero hasta el cierre de este informe no hemos recibido sus respuestas.
Imaginamos que el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja ya tomó conocimiento de este nuevo escándalo, y su preocupación debería ser mayor ya que su familia también tiene un hotel en Ollantaytambo. Nos preguntamos ¿el ministro actuará ante lo sucedido o se quedará de brazos cruzados?