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Un virus recorre el mundo: 58 millones de contagios, más de 2 millones de muertos

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Desde su brote, a finales de diciembre de 2019, en la lejana ciudad china de Wuhan, el avance del COVID-19 prosigue. Prácticamente todos los países del planeta han sido afectados. La Tierra continúa bajo su asedio, y en estos instantes –primeros meses del 2021–  ya hay más de cincuenta y ocho millones de contagiados y cerca de tres millones de decesos. No es la primera vez que los efectos provocados por la aparición de un virus se han diseminado a una escala global. Hace poco más de cien años ocurrió con la llamada «gripe española». Sin embargo, y aun siendo aquella mucho más letal que el virus que ahora nos asola, lo que cuenta es que esta es «nuestra» situación, se trata de  «nuestra» vida puesta en los aledaños del riesgo y la extinción, es la posibilidad real de que «nosotros» nos contagiemos y por un caprichoso azar (que nos sitúe entre la población de riesgo o entre aquellos que sencillamente no resisten) sucumbamos.  

La sabiduría popular siempre es inapelablemente certera: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Hoy nuestros ojos ven lo que ya otras generaciones de gentes vieron y ante lo cual experimentaron, de seguro, el mismo estremecimiento. Hoy nos tocó a nosotros. Y aquello que no habríamos podido (y seguramente no nos habría interesado) sentir si solo hubiésemos escuchado hablar de aquel virus y de los estragos que causó en aquel remoto pasado a personas de las que no tenemos rastro alguno, lo estamos sintiendo ahora, cara a cara, lanzados a lidiar ante un nuevo embate de la naturaleza que una vez más revela nuestra ridícula fragilidad: algo que sabemos, pero casi nunca estamos dispuestos a reconocer. Decía el filósofo norteamericano Stanley Cavell: «Nada es más humano que el deseo de negar la propia humanidad».  

Quizá lo tremendo de esta situación, si la comparamos con escenarios semejantes en otros momentos de la historia, es que la estamos viviendo como personajes de un tétrico espectáculo en formato digital: nos enteramos del avance de este inopinado enemigo minuto a minuto a través de las pantallas de nuestros gestores multimedia. Las noticias fúnebres de latitudes distantes, muy distantes, y los datos acerca del incremento de las cifras alrededor del mundo están ahí siempre; las imágenes con los rostros compungidos de médicos y autoridades políticas recorren el ciberespacio a cada instante; las actualizaciones   –un entresijo de información veraz y fake news–   circulan vertiginosamente en redes sociales. Toda esa masa de información por la que somos asediados nos empuja hacia ese centro que está en cualquier parte, en que se anudan el miedo, la incertidumbre y la tóxica sobreabundancia de datos con sus inevitables dosis de desinformación. Virtualmente, en cualquier lugar del planeta se puede estar al tanto de lo que está pasando: hay una hiperestesia informativa que incrementa la angustia e incuba la delirante sensación de que el desastre final es inminente. Es esta la experiencia de una paradoja macabra: estamos inmersos en una realidad virtual pero no simulada.

Paseándome por las páginas iniciales del nuevo libro de Jaron Lanier, cabeza visible de la revolución digital de los ochenta, me encuentro con unas ideas acerca de la realidad virtual. Ellas, sin referirse a este atroz panorama, poseen un tono de inquietante coincidencia: «Nunca un medio ha sido tan capaz de belleza ni propenso a caer en lo repugnante. La realidad virtual nos pondrá a prueba. Amplificará nuestro carácter más de lo que cualquier otro medio lo ha hecho jamás». La pandemia ha obligado a buena parte del mundo a recluirse en el entorno virtual; el ecosistema de recursos digitales se ha transformado en el principal medio de interacción con el «exterior», para muchos. Frente a la pantalla, quizá uno se sienta inclinado a pensar en la sofisticación de la comunicación digital, tanto como a considerar por analogía la perfección de la estructura de un virus. Y su eficaz capacidad de destruir a otros organismos. La información fluye a través de la autopista de datos. También hay información replicándose en el ácido nucleico de un microorganismo viral. He ahí los prodigios de la naturaleza  y la magia de la alta tecnología, ambas dimensiones bañadas de luces y sombras. Pensar en ello nos puede llevar a ver un punto de encuentro, punto nefasto, ciertamente, para nuestros intereses, pero punto de encuentro al fin. Belleza y repugnancia anudadas. En la vida, la maravilla coexiste con el horror (lo acabo de leer; Savater dice esto refiriéndose a la visión que de este mundo tenía Cioran). Esta realidad, atravesada de tecnología digital y minúsculas porciones de material genético amenazante, nos está poniendo a prueba, sin duda.

Realidad y ficción

En ocasiones, cuando el mundo en que vivimos desafía nuestros marcos de orientación y nos enfrenta a eventos que parecieran haber sido proyectados desde un ámbito de contornos irreales o fantásticos    –recordemos Chernobyl, el 11-S y Fukushima; el Holocausto, Hiroshima y Ruanda; en fin, tantos otros desastres naturales o sociales que han impactado la conciencia colectiva–   sentimos que el límite entre lo real y lo inconcebible no existe. Repetir aquel tópico acerca de que la realidad supera la ficción en estos momentos resulta escalofriantemente cierto. Una vez más comprobamos que los Cisnes Negros surgen allí donde menos lo pensamos. Un suceso que jamás imaginamos (es decir, que no concebíamos que podría sucedernos-a-nosotros) he aquí que arremete: «La lógica del Cisne Negro  –nos dice Nassim Taleb, autor de un sugestivo libro sobre el tema–   hace que lo que no sabemos sea más importante que lo que sabemos. (…) [M]uchos Cisnes Negros pueden estar causados y exacerbados por el hecho de ser inesperados.».

Recordémoslo: un Cisne Negro, según Taleb, es un evento que se encuentra fuera del círculo que trazamos alrededor de aquello que consideramos razonablemente posible. No se trata solo de eventos que no podamos imaginar: es, sobre todo, el territorio de aquello que por altamente improbable, consideramos que nunca ocurrirá. Craso error. Son esos eventos, más bien, los  que en buena cuenta marcan la senda que siguen nuestras (impredecibles) vidas o la ruta (incierta) por la que la historia se encamina. Son las hondas fallas geológicas sobre las cuales, en nervioso equilibrio, está emplazada nuestra existencia. Dice Taleb: «La idea del Cisne negro se basa en la estructura de lo aleatorio en la realidad empírica. (…) [N]uestro mundo está dominado por lo extremo, lo desconocido y lo muy improbable (improbable según nuestros conocimientos actuales), y aun así empleamos el tiempo en dedicarnos a hablar de menudencias, centrándonos en lo conocido y en lo repetido. Esto implica la necesidad de usar el suceso extremo como punto de partida, y no tratarlo como una excepción que haya que ocultar bajo la alfombra. (…) [E]l futuro será progresivamente menos predecible, mientras parece que tanto la naturaleza humana como la «ciencia» social conspiran para ocultarnos tal idea».

Son Cisnes Negros los que aparecen en dos historias de ficción; una, situada a finales del siglo XIX; la otra, en el XX. Veamos esta, en primer lugar.

En esta inquietante coyuntura, se escucha con cierta insistencia mencionar La peste, célebre novela de Albert Camus, el filósofo existencialista francés. Se llama la atención sobre la repentina actualidad de la historia: su siniestro paralelismo  con la actual pandemia es notorio. La novela de Camus presenta una situación extrema. En medio del dolor y el miedo cerval ante la inminente posibilidad de la muerte, un cronista, el doctor Bernard Rieux (personaje de su propio recuento), reflexiona en torno a la condición humana sobre el trasfondo de una vida acosada por el sinsentido del sufrimiento surgido repentina e inexplicablemente. Pues eso es lo que él advierte con escalofriante agudeza. Ante la embestida de la naturaleza, la pregunta por el porqué de aquel inaudito flagelo recibe, al final de la narración, como irónico corolario, la respuesta formulada por un anciano asmático que tendría que haber sido uno de los primeros en sucumbir y que sin saber cómo ni por qué sobrevive: «¿Qué quiere decir la peste? Es la vida y nada más».

Más de 2 millones de muertos por COVID-19 en el mundo - Chicago Tribune

En efecto, la aparición de la peste es la enseña tétrica, para expresarlo en clave existencialista, del absurdo que rige en esta comarca del cosmos que nos tocó habitar. Así como la furia de los elementos desencadena con exasperante neutralidad destrucción, dolor y muerte, la peste  –o, a la postre, cualquier suceso de orden natural o antropogénico que sacude el ritmo de lo cotidiano con la inesperada violencia del desastre– surge sin previo aviso, no discrimina entre clases, preferencias o colores, y con la pasmosa indiferencia con que la  naturaleza cobra sus deudas, extiende su abrazo letal sin que haya allí algún rescoldo de maldad (suponer lo contrario sería producto de una vana ensoñación antropocéntrica): la peste, tal como la presenta Camus, es la simbólica manifestación del carácter nivelador y ciego del absurdo. Convertirse en objeto de la agresión biológica no es cuestión de injusticia, como no es justicia lograr escapar azarosamente de ella; no es un castigo el que determina su llegada, ni una señal que indique una recompensa celestial el hecho fortuito de que se logre escapar a su azote. Como apareció, sin anuncio ni explicación, repentinamente, y cediendo extrañamente a procedimientos médicos ante los cuales antes avanzaba incontenible, el microorganismo invasor disipa su potencia letal hasta adormilarse por quién sabe cuánto tiempo. He allí otra manifestación del sinsentido en que el hombre se debate. Al observar el festejo reinante en la ciudad, al sospechar ya las gentes que la plaga ha cedido, se lee en la crónica del doctor Rieux: «La verdad, era difícil saber si se trataba de una victoria [sobre la peste]. Únicamente estaba uno obligado a comprobar que la enfermedad parecía irse por donde había venido».   

La guerra de los mundos es otra historia en que microorganismos  letales han tenido singular protagonismo. Herbert George Wells, escritor inglés del siglo XIX, cultor de ese género defectuosamente traducido al español como «ciencia ficción», publicó la novela en 1898. Wells nos relata la invasión de la Tierra por parte de una civilización procedente de Marte, a inicios del siglo XX. La tensión aparece desde las primeras páginas. Observaciones astronómicas efectuadas por científicos notables registran cambios extraños en  la superficie de aquel planeta, pero sin sospechar que se deben a la venida de los marcianos hacia nuestro planeta, huyendo de la destrucción del suyo. A intervalos regulares, a lo largo de algunos días, impactan contra la superficie de Inglaterra extraños y descomunales cilindros. De un momento a otro, sus ocupantes premunidos de armas  desconocidas inician el ataque. A pesar de los esfuerzos heroicos de las fuerzas militares de enfrentar la agresión, la resistencia terrícola es sometida con relativa facilidad. Hay focos de resistencia que poco a poco ven mermada su voluntad de enfrentar a los conquistadores, y los ejércitos no tienen suficiente capacidad de respuesta para contrarrestar tamaña arremetida. En medio de este apocalipsis, grandes masas de personas huyen sin rumbo ni destino. El terror y el caos se enseñorean de las ciudades y villas inglesas atacadas por los invasores. La tecnología bélica empleada, de una potencia destructora desconocida hasta entonces, arrasa con todo a su paso: edificaciones, animales y hombres son destruidos casi al instante.

Hasta que ocurre lo menos esperado. Un musgo rojizo, rápida y repentinamente, se extiende por suelos, árboles, casas y avenidas. Las propias naves del enemigo extraterrestre son poco a poco cubiertas por esta peregrina vegetación, y de un momento a otro las razias que los intrusos ejecutaban sin contemplaciones, equipados con sus enormes y atemorizantes armaduras montadas en trípodes móviles, cesan. Domeñando el intenso miedo que los tiene atenazados y guarecidos en sus escondites, aquellos que lograron ponerse a buen recaudo van asomando la cabeza al exterior, poco a poco. Hasta que se enteran: los extraterrestres han perecido. Sus extraordinarios ingenios tecnológicos no sirvieron de nada frente a un enemigo imperceptible. No estaban preparados para lidiar contra un arma biológica cuya aparición no tuvieron el acierto de prever: sus organismos han sido minados por los microbios terrestres. En el terreno de la ficción, eran aliados del hombre. Ahora, en medio de esta agobiante realidad, son nuestros enemigos.

El narrador, hacia el final de la historia, reflexiona sobre la infernal destrucción y la radical conmoción que ha resquebrajado la confianza de la especie tras el contacto con seres venidos del exterior para exterminarla y apropiarse de la Tierra. Lo dicho en ese contexto adquiere un tono que, mutatis mutandis, calza perfectamente con el balance que bajo la sombra de la experiencia extrema que estamos viviendo ahora quizá podría formularse en parejos términos: «(…) esperemos o no nuevas invasiones, estos acontecimientos nos obligan a modificar grandemente nuestras miras sobre el porvenir de la humanidad. Hemos aprendido a no considerar en lo sucesivo nuestro planeta como segura e inviolable morada del hombre; nunca sabremos prever qué bienes o qué males invisibles pueden sobrevenirnos del espacio».  Imagina Wells la pavorosa destrucción provocada por un enemigo externo que ataca a la especie; nosotros vivimos en la hora presente un ataque  que proviene de un habitante de nuestro planeta.

Hombre y naturaleza

Como aquellos visitantes del espacio que en la novela de Wells son derrotados por los microorganismos terrestres, ahora nosotros estamos ante una amenaza que, invisible a los ojos, rompe las defensas del organismo sigilosamente. Y no solo eso. La devastación social y económica que una guerra podría ocasionar con estrépito y a un plazo que podría juzgarse medianamente extenso, el virus ha probado que también la podría generar en algunos pocos meses. El levantamiento de la cuarentena a nivel mundial, después de plazos variables, según los países, y la reactivación de buena parte de la maquinaria productiva, fueron medidas tomadas ante la presión de la debacle económica. Como ya había ocurrido antes  –recordemos, además de la gripe española, y yendo mucho atrás en el tiempo, la peste que arrasó con Atenas en la época de Pericles y aquella otra que se cebó en Europa en la Edad Media, solo por mencionar eventos que se sabe fueron especialmente pavorosos–, hoy, una vez más, la humanidad ha sido puesta en jaque por el poder de lo inmensamente pequeño.

¿Es la naturaleza que enfila sus armas contra sí misma, contra una parte de ella, esto es, contra el hombre? ¿O, simplemente, es la naturaleza actuando, sin finalidad valorativa, con la frialdad de una «sabia» inconsciencia?  ¿O, acaso, es el costo de haber el hombre querido dominar la naturaleza, «aquello» que desde el siglo XVII ve «objetivamente» e intenta doblegar y someter a sus designios recurriendo a procedimientos que desequilibran la armonía que quizá sin su presencia podría haber sido conservada por mucho más tiempo? Este último interrogante nos sitúa frente a algunas ideas que se encaminan en esa desalentadora dirección, según lo que podemos leer en el último Informe de Desarrollo Humano hecho público por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, por sus siglas en inglés). Al principio de este se dice: «La pandemia del Covid-19 es la más reciente y terrible consecuencia de desbalances a gran escala.  Los científicos hace tiempo han advertido que patógenos desconocidos habrán de emerger más frecuentemente como producto de las interacciones entre humanos, ganado y vida salvaje, (…) interacciones que se han incrementado constantemente en escala e intensidad, ejerciendo, a la larga, presión sobre los ecosistemas locales tan violentamente que virus mortíferos se han diseminado.  El nuevo coronavirus podría ser el más reciente  en comportarse así, y a menos que atenuemos nuestro control sobre la naturaleza, no será el último».

La naturaleza  –aquello que vemos como extraño a nosotros, «animales culturales», seres que hacemos un mundo a nuestra medida, Marx dixit– es desconcertante. El hombre, presuntamente una de sus más altas expresiones (el embalaje antropocéntrico de esta asunción es evidente), ha logrado domesticar su entorno y ha impuesto su obra  –a eso, precisamente, se denomina «cultura»– trastocando los límites que sí operan sobre otras especies. Ha erigido ciudades enormes, pobladas de edificios inmensos, y echado a andar poderosas industrias, emporios financieros y una red de centros de comercio  abarrotados de productos diversos y sofisticados; ha levantado fábricas y complejos tecnológicos, y construido carreteras enormes por las que se desplazan millones de automóviles que se renuevan a cada momento, y también autopistas  –esta vez virtuales–  que trasladan datos a toda velocidad haciendo posible transmitir información en segundos y tender puentes de comunicación inmediata con zonas alejadísimas entre sí; ha inventado la cura para miles de enfermedades, entre ellas, aquellas también provocadas por virus que son controlados o neutralizados eficazmente, y bacterias que puede destruir e incluso erradicar. Y ya tiene en su poder buena parte de las herramientas que han de permitirle modificar la estructura genética del propio hombre. Y, sin embargo, aún es presa indemne de aquellos minúsculos habitantes que moran  al lado de nosotros, que sin plazos ni anuncios, replicándose y modificando eficazmente su estructura para burlar las defensas inmunológicas, tan silenciosa como letalmente, colonizan nuestros espacios y amenazan contantemente nuestras vidas.

El hombre ha hecho todo lo posible por desbordar los límites que a naturaleza le ha impuesto. La tecnología   –el producto más deslumbrante de la investigación científica– ha posibilitado el control del entorno en una medida impresionante. El hombre es la única criatura que ha creado cultura. Pero sigue siendo parte de la escala zoológica. Se dice que se encuentra situado en la cúspide de esa escala. Y si eso es cierto, lo es, justamente, porque ha demostrado que puede adaptarse artificialmente al medio que lo rodea. La paradoja es esta: vive, se adapta y sobrevive, yendo en dirección contraria a su condición natural. Así es, solo puede vivir (es decir, confortablemente y extendiendo su expectativa de vida más allá de lo que dictaría nuestra condición «natural»), si fabrica herramientas para defenderse y edifica para resguardarse de la intemperie; solo si inventa medicinas para combatir, entre otras amenazas,  a aquellos seres que también forman parte de la naturaleza, exactamente como nosotros: aquellos seres que a despecho de su microscópica extensión pueden acabar con aquel otro ser que actúa como dueño del planeta. Situaciones límite como  la que estamos viviendo hoy  –en que un habitante de este mundo, sin más equipamiento que su propia estructura genética, nos acosa «inmisericordemente»–  nos conducen a dudar (para parafrasear a Max Scheler) del puesto que ocupamos en el cosmos: ¿es el hombre realmente aquel ser que ocupa la cúspide de la escala zoológica? ¿No vendría bien un poco de humildad?

A estas alturas, la investigación científica ha dado ya sus frutos. Varios laboratorios han logrado desarrollar diversas versiones de la vacuna para contrarrestar los efectos de este mal. Los esfuerzos lentamente están dando algunos resultados y la esperanza despunta poco a poco en el horizonte sombrío que tenemos delante. Aunque el proceso de vacunación ya ha comenzado en varios países del mundo, la incertidumbre con respecto a las posibilidades de que las dosis se apliquen a todos (presente sobre todo en nuestros agobiados países tercermundistas) y el temor  –infundado quizá, pero de todos modos comprensible– a los efectos colaterales que el remedio pudiera provocar más adelante aún no se disipan.

La filosofía y el virus

La muerte, según veía el asunto Arthur Schopenhauer, ha sido el motivo inspirador de la reflexión filosófica. El temor reverente del hombre frente a esta extraña portadora de la nada –imposibilidad de todas las posibilidades, según Heidegger–   que en algún momento, tarde o temprano, lo terminará abatiendo, es una constante en todas las culturas. Y he aquí que nos encontramos situados ante un horizonte de espanto: esta amenaza, que en la vida diaria suele soslayarse como tema y ser puesta de lado  por los diversos mecanismos sociales y psicológicos que promueven un olvido de la finitud definitoria del hombre  –publicidad, consumo, confort–,  se cierne ahora sobre el mundo todo, sobre todos nosotros, con una cercanía asfixiante; su sombría proximidad nos agobia; casi se palpa algo así como su gélida textura: no solo en el impacto que supone la partida de aquellos (familiares, amigos o extraños) que fueron tomados por el invasor y no resistieron, sino cotidianamente a través de los noticiarios y periódicos en redes sociales, de las sirenas de las ambulancias, que ya forman parte habitual del rumor de la ciudad, de las medidas de seguridad impuestas, que parecieran ser expresión de una compulsión obsesiva, pero que son solo los gestos obligados, necesarios, imprescindibles, para resguardarse del contagio o de la posibilidad de contagiar a amigos, parientes o conciudadanos.  

En un contexto de este tipo la filosofía se pronuncia. Los pensadores toman la palabra y tratan de explicar los cambios que esta pandemia está generando y el impacto que se seguirá de ella una vez que su oscuro reinado termine; intentan dar respuesta a los interrogantes que la naturaleza ha planteado, una vez más, a la especie.

Algunos meses después de despertar dentro de esta pesadilla (expresión que podría parecer figurada, pero de cuya justeza nos persuade esta intempestiva irrupción de lo tremendo), y casi al mismo tiempo en que se decretaba entre nosotros el confinamiento obligatorio y el distanciamiento social, se puso en circulación a través de las redes un curioso libro de distribución libre, editado en formato digital por el comunicador y activista político argentino Pablo Amadeo, que reunía colaboraciones de diversos filósofos aparecidas en medios virtuales acerca de la pandemia. Su título no podía ser menos alusivo e irónico: Sopa de Wuhan. Aunque en conjunto no contiene estudios precisamente académicos, sino artículos publicados sobre la marcha a propósito de la propagación del virus y de la transformación de esta enfermedad en una pandemia, expresan, sin duda, el esfuerzo esclarecedor de sus autores, que evalúan con agudeza reflexiva y radicalidad crítica las aristas de este problema. Entre otros allí presentes,  dos de los intelectuales más reputados del actual panorama del pensamiento filosófico, formulan sus perspectivas. Frente a lo que podría verse como un utopismo de izquierda, planteado por Slavoj Žižek, se planta la distopía posmoderna de Byung-Chul Han.

Žižek piensa que el virus ha puesto en serios aprietos al sistema revelando sus debilidades: el majestuoso orden capitalista, acosado por este ataque viral, muestra sin afeites ya las fisuras de su estructura y las falencias de los procesos y formas de vida que promueve. El capitalismo global podría estar a un paso del colapso: la alusión de Žižek al golpe mortal que ejecuta con maestría Beatrix Kiddo, la Mamba Negra (personaje interpretado por Uma Thurman), en Kill Bill: Volumen 2(el filme de Quentin Tarantino), alude a un desenlace de ese tipo: «La epidemia del coronavirus es una especie de ataque de la “Técnica del corazón explosivo de la palma de cinco puntos” contra el sistema capitalista global, una señal de que no podemos seguir el camino hasta ahora, que un cambio radical es necesario». El filósofo esloveno se muestra convencido de que las posibilidades de fundar un nuevo orden están asomando en el horizonte. Y si bien su diagnóstico no deja de ser coherente, al llamar la atención sobre aquello que merced al embate del virus se ha hecho más evidente que nunca, esto es, los extravíos éticos y las perversas miserias que definen un orden como este, centrado en el poder económico y asentado en el egoísmo, no deja de ser sorprendente (por la extraña ingenuidad que conlleva) el optimismo que lo embarga al concebir la posibilidad de que la catástrofe que en este momento azota el mundo conduzca a pensar, «(…) en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de la solidaridad y cooperación global». He ahí la utopía que este pensador de perfil contracultural otea en el horizonte de la humanidad.

Byung-Chul Han no comparte esta asunción: «Žižek afirma que el virus asesta un golpe mortal al capitalismo, y evoca un oscuro comunismo. Se equivoca». El coreano opina exactamente lo contrario: el sistema saldrá fortalecido. Aun cuando Occidente y Oriente ven el mundo desde una óptica cultural substancialmente distinta, hacen suyo el credo del mercado.

Europa ha puesto un torpe énfasis en el control de las fronteras y sus recursos sanitarios no han sido adecuadamente gestionados. Su inoperancia a este nivel ha dejado paso a la rápida propagación del virus, a diferencia de la efectividad mostrada en esta lucha por las naciones orientales. El modelo asiático podría llevar a los países europeos, en orden a salvaguardar la permanencia del sistema, una vez ya superada la pandemia, a adoptar las estrategias que estos países, formados tradicionalmente en un contexto cultural con una acusada tendencia al autoritarismo, han impuesto, y en el caso particular de China, aplicando una política de hipercontrol dirigida por un «Estado policial digital».

En efecto, el método chino ha mostrado ser eficaz en el empleo de tecnología digital para el procesamiento intensivo de datos  –lo que llaman Big Data–: el mapeo segundo a segundo del movimiento de sus ciudadanos y el control sistemático a través de cámaras y rastreo digital las 24 horas del día de sus conductas de compra, interacción en redes sociales y desplazamientos en la ciudad  –en un escenario que trae ya a la esfera de lo real lo que nació como sombría ficción anticipadora en Un mundo feliz o 1984–  ha sido una estrategia que ha probado ser altamente efectiva en el combate emprendido contra el virus. El espíritu colectivista del ciudadano asiático y, por ello, su escasa o nula renuencia a dejar expuesto aquello que en Occidente se considera parte de la inviolable esfera privada, ha contribuido al éxito de este modelo cuya normalización en un futuro  Byung-Chul Han vaticina con inquietud. Un control basado en la biopolítica digital podría ser adoptado por los gobiernos del mundo para implementar una nueva modalidad de soberanía.

Pero ni aun bajo la sombra de esta presunción, el pensador coreano puede evitar que lo embargue una dulzona esperanza (algo que, bien miradas las cosas, lo aproxima a la ilusión que desliza Žižek en su balance). Un tono moralizante asoma, incluso. Su artículo termina con unas líneas de un candor desconcertante: «Somos NOSOTROS, PERSONAS [sic] dotadas de RAZÓN [sic], quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta».  

Pareciera que mostrarse optimista en las arenas públicas es tan políticamente correcto, que dos de los más perspicaces pensadores de la filosofía actual no pueden sustraerse a esa demanda cívica. Imposible recordar en este punto, por contraste, al desengañado y radical escéptico de Rasinari, Emil Cioran. Es difícil sustraerse a la tentación de recordar alguno de sus incómodos aforismos. Aquí uno de ellos, inoportuno y demoledor: «Salir indemne de la vida  –eso es algo que podría suceder pero que sin duda no sucede jamás».

Hay un pasaje  en las líneas finales de La peste  –para volver a la novela de Camus–  en que asoma un relumbre de esperanza al constatar el efecto transformador que un suceso funesto e intempestivo, inexplicable y devastador, puede obrar en la naturaleza moral de los hombres. Las plagas, dice el doctor Rieux, cronista de los hechos, nos dejan una lección, y es esta: «(…) que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio».

Es desolador sospechar que aquella constatación solo pueda hacerse en tiempos de desastre. Justo como ahora: con un virus poniéndonos contra la pared.

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José Antonio Tejada. Profesor universitario. Estudió filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es miembro del Centro de Estudios de Filosofía Analítica (CESFIA). Sus franjas de interés están constituidas por temas relacionados con la posmodernidad, la cultura digital, el pensamiento heterodoxo y la contracultura. Algunos artículos suyos han sido dados a conocer través de publicaciones de temática filosófica.

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Publican DU que obliga a todas las farmacias a tener en su stock al menos el 30% de medicinas genéricas

Decreto de Urgencia Nº 005-2024 establece medidas para el acceso a los medicamentos.

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Pretendían tocar nuestros bolsillos. El Poder Ejecutivo publicó este último sábado el Decreto de Urgencia (DU) Nº 005-2024 que establece medidas extraordinarias en materia económica y financiera para garantizar el acceso a los medicamentos genéricos, aquellos que resultan mucho más económicos para millones de peruanos en condición de pobreza.

Dicha norma, publicada en el boletín extraordinario de Normas Legales del diario oficial El Peruano, indica que las farmacias y botica del sector privado “están obligadas a ofertar los medicamentos esenciales genéricos en Denominación Común Internacional”.

“El presente Decreto de Urgencia tiene por objeto establecer medidas extraordinarias en materia económica y financiera, a fin de garantizar el acceso (disponibilidad y asequibilidad) a medicamentos esenciales genéricos en Denominación Común Internacional en farmacias, boticas y farmacias de los establecimientos de salud, del sector privado”, se lee en la documentación.

Asimismo, detalla que deberán mantener un stock mínimo del 30% de la oferta total de cada uno de estos fármacos, los cuales estarán en un listado que será aprobado por el Ministerio de Salud.

La resolución precisa que el DU estará vigente hasta el 31 de julio del presente año.

Fuente: El Peruano.

En caso las farmacias y boticas incumplan con la disposición, se constituirá como una infracción administrativa, por lo que serán sancionadas con multas de hasta dos Unidades Impositivas Tributarias (UIT), las cuales equivalen a 10 300 soles. 

“El incumplimiento de los dispuesto en el artículo 2 del presente Decreto de Urgencia por parte de las farmacias, boticas y farmacias de los establecimientos de salud, del sector privado, constituye infracción administrativa, sancionada con multa de hasta dos (2) Unidades Impositivas Tributarias (UIT)”, precisan.

Por otro lado, el documento señala que el listado de medicamentos esenciales genéricos que comprende el decreto de urgencia, será aprobado mediante una resolución por el Ministerio de Salud en un plazo máximo de 10 días hábiles de publicada la presente norma en El Peruano.

Cabe señalar que el dispositivo fue refrendado por la presidenta de la República, Dina Boluarte, el premier Gustavo Adrianzén, así como los ministros de Economía y Salud, José Arista y César Vásquez, respectivamente.

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Congreso aprueba PL para que padres no puedan ser despedidos hasta que su hijo cumpla un año de edad

Medida solo aplicaría si la madre se encuentra desempleada, en gestación o en etapa de lactancia. Autógrafa será remitida al Ejecutivo para su publicación.

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Una salvaguarda para los padres de familia. El Pleno del Congreso aprobó el Proyecto de Ley (PL) que incorpora modificaciones a normas vigentes para “proteger los derechos laborales de los progenitores que trabajan en el sector privado o público”. Uno de los cambios es la protección del vínculo laboral del padre hasta un año después del nacimiento de su hijo, es decir, hasta el primer cumpleaños del menor.

Cabe precisar que dicha protección solo aplicaría en los casos en que la madre, en gestación o lactancia, no cuente con un vínculo laboral vigente. Cuando se cumpla dicho escenario, el padre no podrá ser despedido hasta el primer año de nacimiento de su menor hijo.

En caso el empleador decida contradecir la norma y culminar el vínculo laboral del padre, deberá acreditar que el despido fue debidamente justificado. Caso contrario, se entenderá que el cese está vinculado al embarazo o al periodo de lactancia.

Otro beneficio para los padres, aprobado por el Pleno del Congreso, es el aumento de número de días de licencia por paternidad. Se eleva de 10 a 15 días, en los casos de partos naturales o cesáreas. Respecto a partos prematuros o múltiples, la licencia se incrementa de 20 a 25 días.

Más protección a la mujer gestante

El texto aprobado por la representación nacional busca garantizar la estabilidad de la madre y el padre que se encuentran a la espera de un hijo. Es así que, por ejemplo, se busca modificar el artículo 48 del Decreto Legislativo 728Texto Único de la Ley de Productividad y Competencia Laboral, para que se otorgue permiso a la trabajadora embarazada para sus controles médicos prenatales.

El Congreso también aprobó modificar el artículo 65 de la referida norma para que se considere nulo el despido de una trabajadora que tenga como motivo el embarazo, el nacimiento, la lactancia y sus consecuencias, en períodos de prueba o condición de confianza o dirección. Eso sí, esto no impediría que el empleador no pueda dar por terminado el vínculo laboral por una causa debidamente justificada.

Asimismo, se considerará nulo el cese del vínculo laboral producto de “hostigamientos o cualquier otro acto de amedrentamiento” que tenga como objetivo arrinconar a la trabajadora gestante o en lactancia y no dejarle otra alternativa que presentar su renuncia.

Las otras reformas aprobadas por el Parlamento son:

  • Modificación del artículo 4 de la Ley 27409, Ley que otorga licencia laboral por adopción, a fin de otorgar licencia laboral por adopción para cónyuges o integrantes de la unión de hecho. Actualmente, únicamente la mujer recibe licencia en estos casos.
  • Modificación del artículo 1 de la Ley 28048, Ley de protección a favor de la mujer gestante que realiza labores que pongan en riesgo su salud y/o el desarrollo normal del embrión y el feto. Esto con el fin de que mujeres en periodo de lactancia, además de poder solicitar a sus empleadores no realizar labores de riesgo, puedan tener la oportunidad de desarrollar sus labores bajo mecanismos alternativos, como el teletrabajo.

El Gobierno, en caso de no estar de acuerdo con el contenido de la norma, podrá observar la misma, plantear sus objeciones y devolver el proyecto al Congreso. Caso contrario, mandará a publica la autógrafa al diario oficial El Peruano.

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CEAinspire 2024: Celebrando la Excelencia en el servicio al consumidor en su día internacional

Premiación organizada por el Consejo Nacional de Usuarios de Comunicación reconocerá a empresas e instituciones destacadas.

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En el marco del Día Internacional del Consumidor, el Consejo Nacional de Usuarios de Comunicación (CONUC) anunció que celebrará los “Premios a la Excelencia al Consumidor (CEA) 2024”.

Estos prestigiosos galardones tienen como objetivo reconocer y premiar a empresas e instituciones que se destacan por ofrecer un servicio excepcional al cliente, promoviendo prácticas comerciales responsables y centradas en el consumidor.

Las postulaciones para los “Premios CEAinspire 2024” estarán abiertas a partir del 30 de marzo y cerrarán el 27 de julio. Durante este periodo, invitamos a todas las empresas e instituciones comprometidas con la satisfacción del cliente a presentar sus candidaturas y compartir sus historias de éxito en el cuidado de los consumidores.

La ceremonia de premiación se llevará a cabo en un evento especial el 23 de septiembre de 2024, donde se destacará la dedicación y el compromiso de las organizaciones en brindar un servicio excepcional.

“Los Premios CEAinspire 2024 son una oportunidad para reconocer y celebrar a las empresas e instituciones que van más allá en la atención al cliente y promueven prácticas comerciales éticas y centradas en el consumidor. Invitamos a todas las organizaciones públicas y privadas  a participar y compartir sus mejores prácticas en servicio al consumidor”, afirmó Jessica Pino, Directora de Promoción  de Prácticas Empresariales Responsables del CONUC.

Para obtener más información sobre la participación y postulaciones, se puede visitar el sitio web https://conuc.org/premios-ceainspire-2024, contactarse a través del correo premioscea@conuc.org o al whatsapp CEAinspire.

De está manera, CONUC invita al público en general a unirse  a la celebración de la excelencia en el servicio al consumidor, para contribuir a promover un mercado más justo y equitativo.

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Presentan proyecto de ley que establece cadena perpetua para extorsionadores

La iniciativa que propone la legisladora Norma Yarrow propone modificar el artículo 200° del Código Penal para frenar a los delincuentes que cobran altísimos intereses a través del “gota a gota” y ocasionen la muerte o causen lesiones graves de la víctima o a terceras personas.

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La parlamentaria de Avanza País, Norma Yarrow Lumbreras presentó un proyecto de ley (PL 7269/2023-CR) que establece cadena perpetua para los extorsionadores y que como resultado de sus actos criminales ocasione la muerte o cause lesiones graves de la víctima o de terceras personas. Esta modalidad es conocida como el “gota a gota”.

La iniciativa de la congresista modifica el artículo 200° del Código Penal (extorsión) con el objetivo de fortalecer la lucha contra el delito de extorsión y salvaguardar la seguridad ciudadana.

Entre tanto, se considera como “usura extorsiva” cuando los préstamos otorgados se hacen con “intereses manifiestamente desproporcionados excediendo las tasas de interés que cobran las empresas del sistema financiero nacional, empleando la violencia, amenaza o cualquier acto de intimidación…”.

Criminales extorsionadores capturados. Organización criminal ‘Los Charlys de Chiclayo’,

El documento presentado agrega: “con el fin de obtener una ventaja patrimonial para sí o para terceros”. En ese caso, “será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de 15 años”. Sin embargo, la pena será mayor (entre 15 y 25 años de cárcel) si la violencia ejercida es cometida a mano armada o utilizando artefactos explosivos.

“O si participan dos o más personas o como integrante de una organización criminal; si se cause lesiones leves a la víctima o a terceros; se atente contra la propiedad mueble o inmueble de la víctima o terceros afines a la víctima”, se lee en el proyecto.

La aprobación del texto originaria que la pena para los prestamistas ‘gota a gota’ sea incrementada y señala que “el Poder Ejecutivo adecúa las normas correspondientes a las modificaciones previstas en la presente ley, en un plazo no mayor de sesenta días calendarios, a partir de su entrada en vigor”.

“Si bien existen diversas modalidades de extorsión, actualmente las más usadas son el sticker, gota a gota, chalequeo, cupo de construcción civil, rescate de vehículos y cupo por esquinas”, señala el proyecto de ley.

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Gasolinazo: General EP Jorge Yánac, recibió S/26,3 millones del Estado por contratos ilícitos

El hoy preso Jorge Yánac, es vinculado con la organización criminal ‘Los Jefes’ y fundó con su familia entre 2012 y 2023 una empresa que contrató con diversos órganos del Estado facturando así decenas de millones de soles.

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El general EP en retiro Jorge Yánac Chávez, contrató con diversas instituciones del Estado, incluida la misma institución del Ejercito donde trabajaba.

El hoy detenido por el robo de seis mil galones de petróleo —un caso ocurrido en 2107, cuando se desempeñaba como jefe del Servicio de Intendencia del Ejército del Perú (SINTE)—, según investigación de La República, fundó con su familia en 2003 la empresa J.P.Y. Sports SRL y facturó S/26,3 millones entre 2012 y 2023 (en consorcio con otras compañías o de forma individual), debido a los 115 contratos que suscribió y que llevaban su firma. Es decir, se convirtió ilegalmente en proveedor del Estado, mientras estaba en funciones como oficial del Ejercito de Perú.

Según el informe, el general Yánac es accionista mayoritario de esa compañía que, aparentemente, se dedicaba a la enseñanza de tenis y a la organización de eventos deportivos, según Registros Públicos. Sin embargo, luego la compañía se convirtió en proveedora de indumentaria deportiva, uniformes institucionales, útiles de escritorio y otros productos para la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra, ministerios como Economía, Energía y Minas, Educación, Trabajo, y decenas de entidades públicas.

El primer contrato del 30 de noviembre de 2012 por una venta de equipos para gimnasios para la institución castrense fue por una compra ejecutada por el coronel EP Jorge Benites, jefe de la Oficina de Administración de la Comandancia General del Ejército, justo cuando Yánac laboraba en la Dirección de Economía de la institución. “Fue un contrato entre compañeros de trabajo”, explica el diario.

Este militar obtuvo en total alrededor de S/5,3 millones del erario público, mientras estaba en actividad y ocupaba posiciones claves en el Ejército.

Él fue detenido a inicios de marzo en su residencia de Surco al ser vinculado con la organización criminal ‘Los Jefes’.

Esta red se encargaba de redireccionar el combustible proveniente del grifo de Petroperú en Lima, que debía llegar hasta el grifo de la 31° Brigada Infantería de Huancayo. En suma, cerca de seis mil galones de petróleo —valorados en más de 50.800 dólares— fueron desviados con el presunto apoyo de allegados en puestos claves o encargados de grifos limeños, quienes justificaban la documentación para el desvío sistemático del combustible en provecho propio.

General Jorge Yánac era proveedor del Estado mientras estaba en el Ejercito.

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Mototaxis ahora brindarán servicio de taxi por aplicativo [VIDEO]

En distintos distritos y ciudades de nuestro país es el medio más utilizado para ir de un lado a otro.

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De encontrarse bien regulado podría ser una excelente alternativa contra los colectivos informales que se cuadran donde sea, obstaculizando el libre tránsito. La empresa Uber se prepara para lanzar UberTuk, un servicio de transporte que conectará a los populares mototaxis con más usuarios. Es así que estos vehículos de tres ruedas ahora tendrán la oportunidad de poder afiliarse a la aplicación y, según la empresa, generar más ganancias.

“Los que estamos anunciado es una invitación a los conductores de estos vehículos a que se inscriban y pueda empezar a generar ganancias a través de Uber. Lo que queremos es unir dos mundos: el de estos vehículos que son tan queridos por los peruanos, con el de la tecnología”, declaró para Panamericana Camilo Segura, gerente de comunicaciones de la empresa para la región.

Uber ha invitado a los conductores de esta opción de movilidad de tres ruedas a afiliarse a Uber para que puedan prestar servicios con sus mototaxis como UberTuk. La presencia de estos vehículos en la capital es tal que la plataforma las ha visto como útiles en poder atender la demanda para un transporte más ágil y económico en diversas zonas de Lima.

La revolución de la movilidad en el país, como lo llama Uber, ahora buscará complementar con estos vehículos siguiendo estándares de seguridad, tecnología y confiabilidad. Sobre este nuevo anuncio, el gerente de comunicaciones de la empresa para la región Andina, Camilo Segura, se refirió a los mototaxis como parte de la diversidad de transporte que existe en el país.

“En Uber creemos en que la tecnología y la diversidad de opciones de movilidad generan efectos positivos para el bienestar y la economía de las familias peruanas. Con UberTuk buscamos que todos los limeños disfruten los estándares de acceso y seguridad de la app de Uber; y que miles de conductores de estos vehículos de tres ruedas accedan a oportunidades de generar ganancias adicionales a través de la app”, agregó Segura.

FUENTE: BUENOS DIAS PERU.

Requisitos para pertenecer a UberTuk

Como se sabe, UberTuk es una realidad en África, donde vehículos similares a los mototaxis se les llama tuktuk, de ahí el nombre. En el caso de Lima, los conductores podrán acceder a un bono de S/50 adicionales por sus 10 primeros viajes durante los días iniciales de activación del servicio.

Asimismo, estos primero deberán cumplir con una serie de requisitos al registrarse en esta etapa inicial:

  • Deberán tener licencia de conducir B-IIC
  • Deberán tener un seguro obligatorio contra accidentes de tráfico.
  • Deberán presentar un certificado de antecedentes penales y un certificado municipal de operación del vehículo.

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¡Por fin! Ejecutivo publica reglamento de ley que ordena el retiro de cableado aéreo a nivel nacional

Compañías de telecomunicaciones y electricidad deberán presentar un Plan de Acción para el retiro del cableado sobrante.

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El final de la pesadilla de los cables aéreos colgantes está próximo. El Gobierno publicó el reglamento de la Ley Nº 31595, Ley que establece el retiro del cableado aéreo en desuso o en mal estado en las zonas urbanas del país. Esta norma fue oficializada a través del Decreto Supremo N.º 007-2024-MTC, presentado en el diario El Peruano.

Para el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), de esta forma se busca garantizar la seguridad de la población y el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida.

“Como parte de nuestro compromiso con la gestión ambiental, la seguridad y mejora de la calidad de vida de las personas, desde el MTC nos propusimos liderar este reglamento de Ley que la población aguardaba. Por ello, articulamos con todas las partes involucradas (Ministerio de Energía y Minas, Ministerio del Ambiente y otros actores), para tener un documento técnico y viable en beneficio de la ciudadanía”, dijo el titular de la cartera, Raúl Pérez Reyes.

Como se sabe, el Reglamento es un texto que se elabora en coordinación con todos los sectores involucrados. En este caso son: los Ministerios del Ambiente (Minam), de Energía y Minas, y de Transporte y Comunicaciones.

Les llegó la hora. Kilos y kilos de cableado cuelgan en las casas de miles de ciudadanos, obstaculizando la visión hacia las calles. Foto: Andina.

Aspectos generales del Reglamento

El reglamento de la ley indica que las empresas proveedores y concesionarias de servicios de infraestructura de telecomunicaciones y de electricidad deberán presentar un Plan de Acción donde nombren los distritos que intervendrán y el cronograma de fechas de ejecución del retiro. La Entidad de Fiscalización Ambiental de cada sector podrán recibir estos documentos en un plazo máximo de 3 meses.

Además, se tiene que mencionar los procedimientos de trabajo y las acciones de mitigación o contingencia ante eventualidades que pudieran generarse. En ese sentido, tendrán que presentar a las municipalidades distritales y provinciales el plan de calles para que esto sea viable.

Luego de presentar el Plan de Calles, deberán retirar el cableado en desuso o en mal estado, sin la necesidad de emitir una autorización o acto administrativo por parte de la comuna.

Las municipalidades, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el MTC coordinarán con el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) y el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel) sobre la prestación del servicio de electricidad o telecomunicaciones, durante el retiro del cableado para garantizar la continuidad y permanencia del servicio.

Por otro lado, los residuos que se generan serán manejados como residuos sólidos no municipales, por medio de las Empresas Operadoras de Residuos Sólidos (EO-RS), inscritas en el Registro Autoritativo administrado por el Minam, y debidamente autorizados ´para estas operaciones.

Dentro de los seis meses de vigencia del reglamento, tendrán que entregar ante la OEFA informes de forma trimestral sobre estas acciones. Adicionalmente, tendrán la obligación de garantizar que el área intervenida, de haber sido afectada, sea debidamente recuperada. Esto incluye labores de limpieza pública.

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Impunidad total: Jueza favorece con prisión suspendida al prófugo Carlos Wiesse [VIDEO]

Carlos Wiesse disparó contra la casa de su vecino y pese a ser prófugo de la justicia desde hace 8 meses y desacatar su prisión preventiva, se ha visto beneficiado por la jueza Rossmery Orellana, que ordenó 4 años y 6 meses de cárcel suspendida para él.

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Carlos Wiesse Asenjo es un abogado que actualmente es un prófugo de la justicia porque desde hace ocho meses, desde que el Poder Judicial le impuso nueve meses de prisión preventiva pasó a la clandestinidad y aun no se pone a derecho. Este individuo tiene problemas para desenvolverse en una sociedad civilizada, y desde hace cuatro años, desde que se dictó la emergencia sanitaria por la pandemia del Codiv-19, acaparó las noticias por sus actos discriminatorios y violentos.

A pesar de tener orden de captura y de mantenerse en la clandestinidad, el Poder Judicial extrañamente y a solicitud del propio Ministerio Público dictó una pena benigna contra Carlos Wiesse Asenjo, quien destrozó con una comba el auto de su vecino Renán Mantilla y seguidamente disparó siete veces sobre su vivienda, ubicada en el edificio residencial Los Castaños, en San Isidro.

La jueza del 11° Juzgado Penal Unipersonal de Lima Rossmery Marielena Orellana Vicuña dictó cuatro años, seis meses y diez horas de pena privativa de la libertad, pero suspendida.

Es decir, Wiesse cumplirá la medida en su vivienda, bajo restricciones. Además, dispuso el pago de pequeñas sumas como indemnización en favor de uno de los agraviados y del Estado.

Jueza del 11° Juzgado Penal Unipersonal de Lima Rossmery Orellana Vicuña, dictó pena suspendida a Carlos Wiesse.

Lo escandaloso de esto es que el fallo habría sido un acuerdo entre la Fiscalía, la defensa del acusado y el Poder Judicial, porque el acusado estratégicamente se acogió a la conclusión anticipada.

“Estoy totalmente en desacuerdo con esta sentencia emitida por la jueza en la que avala un acuerdo entre la Fiscalía y el señor Wiesse”, afirma el agraviado.

Renán Mantilla señala que la titular del 11° Juzgado Penal Unipersonal de Lima propuso, para evitar un “juicio innecesario”, que la Fiscalía evalúe reducir la pena de 5 a 4 años para que el denunciado no tenga prisión efectiva sino suspendida y de esa manera pueda quedar libre, y luego tuvieron una reunión privada virtual entre jueza y fiscal y tras una “negociación” tomaron la insólita decisión.

“Hubo una negociación en mi presencia. El fiscal adjunto señaló que él no podía aceptar eso, debía hacerlo el fiscal titular (Óscar Barrón). Ante esto, la jueza dijo que iba a llamar a ese fiscal personalmente para hablar en privado. Hubo esa conversación fuera del chat en donde se hicieron acuerdos. Luego de ello, sin fundamentación, se bajó una pena de cinco a cuatro años”, explicó.

Abogado con serios problemas de violencia no irá a prisión, pese a haber realizado disparos a una vivienda. Foto: PNP.

Ante este fallo de la jueza Orellana Vicuña, los agraviados Renán Mantilla y Ana Apaza, seguirán en la batalla por obtener justicia y apelarán la insólita decisión judicial. “Nosotros, lo que hemos hecho, es plantear una apelación (…) hoy ha salido a la luz un caso más de impunidad y no lo voy a consentir. Voy a agotar todas las instancias necesarias para que el hecho se esclarezca”, concluyó Mantilla.

VIDEO de RPP.

Carlos Wiesse en 2020 insultó a la Policía y trabajó para la PNP como consultor

¿Se acuerdan que el 06 de abril de 2020, durante la cuarentena salió por su ventana un desagradable personaje en San Isidro que le gritó a los policías que patrullaban por las calles?  “Policía, haz tu trabajo. No sé por qué te aplauden a las 7 de la noche, si es tu trabajo. Que me aplaudan a mí carajo… Estamos cagados. Y viene un cholo y pasa por ahí, y lo aplauden… Qué chuch… me vas a cuidar tú, cholo de mierda, yo me cuido solo huev… eres una mierda… No tienes plata para estudiar en la universidad, ni nada, por eso eres policía, ahora cuídame policía… yo soy Carlos Wiesse”.

Pues, ese personaje es justamente Carlos Alberto Wiesse Asenjo y es un abogado de la universidad de Lima y en uno de los tantos links que alberga la web, él ha consignado que es Compliance Officer and Legal Risk. Además, y siguiendo con su huachafada académica, aseguraba que contaba con una Certificación Internacional en la ISO 37001-Antisoborno. Asimismo, tiene ocho papeletas por infracciones muy graves como haber conducido y chocado en estado de ebriedad y desde esa fecha tenía su licencia de conducir inhabilitada.

VIDEO. Carlos Wiesse insulta la labor de los policías.

Publicación de Carlos Wiesse sobre capacitación a la PNP.

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