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Un virus recorre el mundo: 58 millones de contagios, más de 2 millones de muertos

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Desde su brote, a finales de diciembre de 2019, en la lejana ciudad china de Wuhan, el avance del COVID-19 prosigue. Prácticamente todos los países del planeta han sido afectados. La Tierra continúa bajo su asedio, y en estos instantes –primeros meses del 2021–  ya hay más de cincuenta y ocho millones de contagiados y cerca de tres millones de decesos. No es la primera vez que los efectos provocados por la aparición de un virus se han diseminado a una escala global. Hace poco más de cien años ocurrió con la llamada «gripe española». Sin embargo, y aun siendo aquella mucho más letal que el virus que ahora nos asola, lo que cuenta es que esta es «nuestra» situación, se trata de  «nuestra» vida puesta en los aledaños del riesgo y la extinción, es la posibilidad real de que «nosotros» nos contagiemos y por un caprichoso azar (que nos sitúe entre la población de riesgo o entre aquellos que sencillamente no resisten) sucumbamos.  

La sabiduría popular siempre es inapelablemente certera: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Hoy nuestros ojos ven lo que ya otras generaciones de gentes vieron y ante lo cual experimentaron, de seguro, el mismo estremecimiento. Hoy nos tocó a nosotros. Y aquello que no habríamos podido (y seguramente no nos habría interesado) sentir si solo hubiésemos escuchado hablar de aquel virus y de los estragos que causó en aquel remoto pasado a personas de las que no tenemos rastro alguno, lo estamos sintiendo ahora, cara a cara, lanzados a lidiar ante un nuevo embate de la naturaleza que una vez más revela nuestra ridícula fragilidad: algo que sabemos, pero casi nunca estamos dispuestos a reconocer. Decía el filósofo norteamericano Stanley Cavell: «Nada es más humano que el deseo de negar la propia humanidad».  

Quizá lo tremendo de esta situación, si la comparamos con escenarios semejantes en otros momentos de la historia, es que la estamos viviendo como personajes de un tétrico espectáculo en formato digital: nos enteramos del avance de este inopinado enemigo minuto a minuto a través de las pantallas de nuestros gestores multimedia. Las noticias fúnebres de latitudes distantes, muy distantes, y los datos acerca del incremento de las cifras alrededor del mundo están ahí siempre; las imágenes con los rostros compungidos de médicos y autoridades políticas recorren el ciberespacio a cada instante; las actualizaciones   –un entresijo de información veraz y fake news–   circulan vertiginosamente en redes sociales. Toda esa masa de información por la que somos asediados nos empuja hacia ese centro que está en cualquier parte, en que se anudan el miedo, la incertidumbre y la tóxica sobreabundancia de datos con sus inevitables dosis de desinformación. Virtualmente, en cualquier lugar del planeta se puede estar al tanto de lo que está pasando: hay una hiperestesia informativa que incrementa la angustia e incuba la delirante sensación de que el desastre final es inminente. Es esta la experiencia de una paradoja macabra: estamos inmersos en una realidad virtual pero no simulada.

Paseándome por las páginas iniciales del nuevo libro de Jaron Lanier, cabeza visible de la revolución digital de los ochenta, me encuentro con unas ideas acerca de la realidad virtual. Ellas, sin referirse a este atroz panorama, poseen un tono de inquietante coincidencia: «Nunca un medio ha sido tan capaz de belleza ni propenso a caer en lo repugnante. La realidad virtual nos pondrá a prueba. Amplificará nuestro carácter más de lo que cualquier otro medio lo ha hecho jamás». La pandemia ha obligado a buena parte del mundo a recluirse en el entorno virtual; el ecosistema de recursos digitales se ha transformado en el principal medio de interacción con el «exterior», para muchos. Frente a la pantalla, quizá uno se sienta inclinado a pensar en la sofisticación de la comunicación digital, tanto como a considerar por analogía la perfección de la estructura de un virus. Y su eficaz capacidad de destruir a otros organismos. La información fluye a través de la autopista de datos. También hay información replicándose en el ácido nucleico de un microorganismo viral. He ahí los prodigios de la naturaleza  y la magia de la alta tecnología, ambas dimensiones bañadas de luces y sombras. Pensar en ello nos puede llevar a ver un punto de encuentro, punto nefasto, ciertamente, para nuestros intereses, pero punto de encuentro al fin. Belleza y repugnancia anudadas. En la vida, la maravilla coexiste con el horror (lo acabo de leer; Savater dice esto refiriéndose a la visión que de este mundo tenía Cioran). Esta realidad, atravesada de tecnología digital y minúsculas porciones de material genético amenazante, nos está poniendo a prueba, sin duda.

Realidad y ficción

En ocasiones, cuando el mundo en que vivimos desafía nuestros marcos de orientación y nos enfrenta a eventos que parecieran haber sido proyectados desde un ámbito de contornos irreales o fantásticos    –recordemos Chernobyl, el 11-S y Fukushima; el Holocausto, Hiroshima y Ruanda; en fin, tantos otros desastres naturales o sociales que han impactado la conciencia colectiva–   sentimos que el límite entre lo real y lo inconcebible no existe. Repetir aquel tópico acerca de que la realidad supera la ficción en estos momentos resulta escalofriantemente cierto. Una vez más comprobamos que los Cisnes Negros surgen allí donde menos lo pensamos. Un suceso que jamás imaginamos (es decir, que no concebíamos que podría sucedernos-a-nosotros) he aquí que arremete: «La lógica del Cisne Negro  –nos dice Nassim Taleb, autor de un sugestivo libro sobre el tema–   hace que lo que no sabemos sea más importante que lo que sabemos. (…) [M]uchos Cisnes Negros pueden estar causados y exacerbados por el hecho de ser inesperados.».

Recordémoslo: un Cisne Negro, según Taleb, es un evento que se encuentra fuera del círculo que trazamos alrededor de aquello que consideramos razonablemente posible. No se trata solo de eventos que no podamos imaginar: es, sobre todo, el territorio de aquello que por altamente improbable, consideramos que nunca ocurrirá. Craso error. Son esos eventos, más bien, los  que en buena cuenta marcan la senda que siguen nuestras (impredecibles) vidas o la ruta (incierta) por la que la historia se encamina. Son las hondas fallas geológicas sobre las cuales, en nervioso equilibrio, está emplazada nuestra existencia. Dice Taleb: «La idea del Cisne negro se basa en la estructura de lo aleatorio en la realidad empírica. (…) [N]uestro mundo está dominado por lo extremo, lo desconocido y lo muy improbable (improbable según nuestros conocimientos actuales), y aun así empleamos el tiempo en dedicarnos a hablar de menudencias, centrándonos en lo conocido y en lo repetido. Esto implica la necesidad de usar el suceso extremo como punto de partida, y no tratarlo como una excepción que haya que ocultar bajo la alfombra. (…) [E]l futuro será progresivamente menos predecible, mientras parece que tanto la naturaleza humana como la «ciencia» social conspiran para ocultarnos tal idea».

Son Cisnes Negros los que aparecen en dos historias de ficción; una, situada a finales del siglo XIX; la otra, en el XX. Veamos esta, en primer lugar.

En esta inquietante coyuntura, se escucha con cierta insistencia mencionar La peste, célebre novela de Albert Camus, el filósofo existencialista francés. Se llama la atención sobre la repentina actualidad de la historia: su siniestro paralelismo  con la actual pandemia es notorio. La novela de Camus presenta una situación extrema. En medio del dolor y el miedo cerval ante la inminente posibilidad de la muerte, un cronista, el doctor Bernard Rieux (personaje de su propio recuento), reflexiona en torno a la condición humana sobre el trasfondo de una vida acosada por el sinsentido del sufrimiento surgido repentina e inexplicablemente. Pues eso es lo que él advierte con escalofriante agudeza. Ante la embestida de la naturaleza, la pregunta por el porqué de aquel inaudito flagelo recibe, al final de la narración, como irónico corolario, la respuesta formulada por un anciano asmático que tendría que haber sido uno de los primeros en sucumbir y que sin saber cómo ni por qué sobrevive: «¿Qué quiere decir la peste? Es la vida y nada más».

Más de 2 millones de muertos por COVID-19 en el mundo - Chicago Tribune

En efecto, la aparición de la peste es la enseña tétrica, para expresarlo en clave existencialista, del absurdo que rige en esta comarca del cosmos que nos tocó habitar. Así como la furia de los elementos desencadena con exasperante neutralidad destrucción, dolor y muerte, la peste  –o, a la postre, cualquier suceso de orden natural o antropogénico que sacude el ritmo de lo cotidiano con la inesperada violencia del desastre– surge sin previo aviso, no discrimina entre clases, preferencias o colores, y con la pasmosa indiferencia con que la  naturaleza cobra sus deudas, extiende su abrazo letal sin que haya allí algún rescoldo de maldad (suponer lo contrario sería producto de una vana ensoñación antropocéntrica): la peste, tal como la presenta Camus, es la simbólica manifestación del carácter nivelador y ciego del absurdo. Convertirse en objeto de la agresión biológica no es cuestión de injusticia, como no es justicia lograr escapar azarosamente de ella; no es un castigo el que determina su llegada, ni una señal que indique una recompensa celestial el hecho fortuito de que se logre escapar a su azote. Como apareció, sin anuncio ni explicación, repentinamente, y cediendo extrañamente a procedimientos médicos ante los cuales antes avanzaba incontenible, el microorganismo invasor disipa su potencia letal hasta adormilarse por quién sabe cuánto tiempo. He allí otra manifestación del sinsentido en que el hombre se debate. Al observar el festejo reinante en la ciudad, al sospechar ya las gentes que la plaga ha cedido, se lee en la crónica del doctor Rieux: «La verdad, era difícil saber si se trataba de una victoria [sobre la peste]. Únicamente estaba uno obligado a comprobar que la enfermedad parecía irse por donde había venido».   

La guerra de los mundos es otra historia en que microorganismos  letales han tenido singular protagonismo. Herbert George Wells, escritor inglés del siglo XIX, cultor de ese género defectuosamente traducido al español como «ciencia ficción», publicó la novela en 1898. Wells nos relata la invasión de la Tierra por parte de una civilización procedente de Marte, a inicios del siglo XX. La tensión aparece desde las primeras páginas. Observaciones astronómicas efectuadas por científicos notables registran cambios extraños en  la superficie de aquel planeta, pero sin sospechar que se deben a la venida de los marcianos hacia nuestro planeta, huyendo de la destrucción del suyo. A intervalos regulares, a lo largo de algunos días, impactan contra la superficie de Inglaterra extraños y descomunales cilindros. De un momento a otro, sus ocupantes premunidos de armas  desconocidas inician el ataque. A pesar de los esfuerzos heroicos de las fuerzas militares de enfrentar la agresión, la resistencia terrícola es sometida con relativa facilidad. Hay focos de resistencia que poco a poco ven mermada su voluntad de enfrentar a los conquistadores, y los ejércitos no tienen suficiente capacidad de respuesta para contrarrestar tamaña arremetida. En medio de este apocalipsis, grandes masas de personas huyen sin rumbo ni destino. El terror y el caos se enseñorean de las ciudades y villas inglesas atacadas por los invasores. La tecnología bélica empleada, de una potencia destructora desconocida hasta entonces, arrasa con todo a su paso: edificaciones, animales y hombres son destruidos casi al instante.

Hasta que ocurre lo menos esperado. Un musgo rojizo, rápida y repentinamente, se extiende por suelos, árboles, casas y avenidas. Las propias naves del enemigo extraterrestre son poco a poco cubiertas por esta peregrina vegetación, y de un momento a otro las razias que los intrusos ejecutaban sin contemplaciones, equipados con sus enormes y atemorizantes armaduras montadas en trípodes móviles, cesan. Domeñando el intenso miedo que los tiene atenazados y guarecidos en sus escondites, aquellos que lograron ponerse a buen recaudo van asomando la cabeza al exterior, poco a poco. Hasta que se enteran: los extraterrestres han perecido. Sus extraordinarios ingenios tecnológicos no sirvieron de nada frente a un enemigo imperceptible. No estaban preparados para lidiar contra un arma biológica cuya aparición no tuvieron el acierto de prever: sus organismos han sido minados por los microbios terrestres. En el terreno de la ficción, eran aliados del hombre. Ahora, en medio de esta agobiante realidad, son nuestros enemigos.

El narrador, hacia el final de la historia, reflexiona sobre la infernal destrucción y la radical conmoción que ha resquebrajado la confianza de la especie tras el contacto con seres venidos del exterior para exterminarla y apropiarse de la Tierra. Lo dicho en ese contexto adquiere un tono que, mutatis mutandis, calza perfectamente con el balance que bajo la sombra de la experiencia extrema que estamos viviendo ahora quizá podría formularse en parejos términos: «(…) esperemos o no nuevas invasiones, estos acontecimientos nos obligan a modificar grandemente nuestras miras sobre el porvenir de la humanidad. Hemos aprendido a no considerar en lo sucesivo nuestro planeta como segura e inviolable morada del hombre; nunca sabremos prever qué bienes o qué males invisibles pueden sobrevenirnos del espacio».  Imagina Wells la pavorosa destrucción provocada por un enemigo externo que ataca a la especie; nosotros vivimos en la hora presente un ataque  que proviene de un habitante de nuestro planeta.

Hombre y naturaleza

Como aquellos visitantes del espacio que en la novela de Wells son derrotados por los microorganismos terrestres, ahora nosotros estamos ante una amenaza que, invisible a los ojos, rompe las defensas del organismo sigilosamente. Y no solo eso. La devastación social y económica que una guerra podría ocasionar con estrépito y a un plazo que podría juzgarse medianamente extenso, el virus ha probado que también la podría generar en algunos pocos meses. El levantamiento de la cuarentena a nivel mundial, después de plazos variables, según los países, y la reactivación de buena parte de la maquinaria productiva, fueron medidas tomadas ante la presión de la debacle económica. Como ya había ocurrido antes  –recordemos, además de la gripe española, y yendo mucho atrás en el tiempo, la peste que arrasó con Atenas en la época de Pericles y aquella otra que se cebó en Europa en la Edad Media, solo por mencionar eventos que se sabe fueron especialmente pavorosos–, hoy, una vez más, la humanidad ha sido puesta en jaque por el poder de lo inmensamente pequeño.

¿Es la naturaleza que enfila sus armas contra sí misma, contra una parte de ella, esto es, contra el hombre? ¿O, simplemente, es la naturaleza actuando, sin finalidad valorativa, con la frialdad de una «sabia» inconsciencia?  ¿O, acaso, es el costo de haber el hombre querido dominar la naturaleza, «aquello» que desde el siglo XVII ve «objetivamente» e intenta doblegar y someter a sus designios recurriendo a procedimientos que desequilibran la armonía que quizá sin su presencia podría haber sido conservada por mucho más tiempo? Este último interrogante nos sitúa frente a algunas ideas que se encaminan en esa desalentadora dirección, según lo que podemos leer en el último Informe de Desarrollo Humano hecho público por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, por sus siglas en inglés). Al principio de este se dice: «La pandemia del Covid-19 es la más reciente y terrible consecuencia de desbalances a gran escala.  Los científicos hace tiempo han advertido que patógenos desconocidos habrán de emerger más frecuentemente como producto de las interacciones entre humanos, ganado y vida salvaje, (…) interacciones que se han incrementado constantemente en escala e intensidad, ejerciendo, a la larga, presión sobre los ecosistemas locales tan violentamente que virus mortíferos se han diseminado.  El nuevo coronavirus podría ser el más reciente  en comportarse así, y a menos que atenuemos nuestro control sobre la naturaleza, no será el último».

La naturaleza  –aquello que vemos como extraño a nosotros, «animales culturales», seres que hacemos un mundo a nuestra medida, Marx dixit– es desconcertante. El hombre, presuntamente una de sus más altas expresiones (el embalaje antropocéntrico de esta asunción es evidente), ha logrado domesticar su entorno y ha impuesto su obra  –a eso, precisamente, se denomina «cultura»– trastocando los límites que sí operan sobre otras especies. Ha erigido ciudades enormes, pobladas de edificios inmensos, y echado a andar poderosas industrias, emporios financieros y una red de centros de comercio  abarrotados de productos diversos y sofisticados; ha levantado fábricas y complejos tecnológicos, y construido carreteras enormes por las que se desplazan millones de automóviles que se renuevan a cada momento, y también autopistas  –esta vez virtuales–  que trasladan datos a toda velocidad haciendo posible transmitir información en segundos y tender puentes de comunicación inmediata con zonas alejadísimas entre sí; ha inventado la cura para miles de enfermedades, entre ellas, aquellas también provocadas por virus que son controlados o neutralizados eficazmente, y bacterias que puede destruir e incluso erradicar. Y ya tiene en su poder buena parte de las herramientas que han de permitirle modificar la estructura genética del propio hombre. Y, sin embargo, aún es presa indemne de aquellos minúsculos habitantes que moran  al lado de nosotros, que sin plazos ni anuncios, replicándose y modificando eficazmente su estructura para burlar las defensas inmunológicas, tan silenciosa como letalmente, colonizan nuestros espacios y amenazan contantemente nuestras vidas.

El hombre ha hecho todo lo posible por desbordar los límites que a naturaleza le ha impuesto. La tecnología   –el producto más deslumbrante de la investigación científica– ha posibilitado el control del entorno en una medida impresionante. El hombre es la única criatura que ha creado cultura. Pero sigue siendo parte de la escala zoológica. Se dice que se encuentra situado en la cúspide de esa escala. Y si eso es cierto, lo es, justamente, porque ha demostrado que puede adaptarse artificialmente al medio que lo rodea. La paradoja es esta: vive, se adapta y sobrevive, yendo en dirección contraria a su condición natural. Así es, solo puede vivir (es decir, confortablemente y extendiendo su expectativa de vida más allá de lo que dictaría nuestra condición «natural»), si fabrica herramientas para defenderse y edifica para resguardarse de la intemperie; solo si inventa medicinas para combatir, entre otras amenazas,  a aquellos seres que también forman parte de la naturaleza, exactamente como nosotros: aquellos seres que a despecho de su microscópica extensión pueden acabar con aquel otro ser que actúa como dueño del planeta. Situaciones límite como  la que estamos viviendo hoy  –en que un habitante de este mundo, sin más equipamiento que su propia estructura genética, nos acosa «inmisericordemente»–  nos conducen a dudar (para parafrasear a Max Scheler) del puesto que ocupamos en el cosmos: ¿es el hombre realmente aquel ser que ocupa la cúspide de la escala zoológica? ¿No vendría bien un poco de humildad?

A estas alturas, la investigación científica ha dado ya sus frutos. Varios laboratorios han logrado desarrollar diversas versiones de la vacuna para contrarrestar los efectos de este mal. Los esfuerzos lentamente están dando algunos resultados y la esperanza despunta poco a poco en el horizonte sombrío que tenemos delante. Aunque el proceso de vacunación ya ha comenzado en varios países del mundo, la incertidumbre con respecto a las posibilidades de que las dosis se apliquen a todos (presente sobre todo en nuestros agobiados países tercermundistas) y el temor  –infundado quizá, pero de todos modos comprensible– a los efectos colaterales que el remedio pudiera provocar más adelante aún no se disipan.

La filosofía y el virus

La muerte, según veía el asunto Arthur Schopenhauer, ha sido el motivo inspirador de la reflexión filosófica. El temor reverente del hombre frente a esta extraña portadora de la nada –imposibilidad de todas las posibilidades, según Heidegger–   que en algún momento, tarde o temprano, lo terminará abatiendo, es una constante en todas las culturas. Y he aquí que nos encontramos situados ante un horizonte de espanto: esta amenaza, que en la vida diaria suele soslayarse como tema y ser puesta de lado  por los diversos mecanismos sociales y psicológicos que promueven un olvido de la finitud definitoria del hombre  –publicidad, consumo, confort–,  se cierne ahora sobre el mundo todo, sobre todos nosotros, con una cercanía asfixiante; su sombría proximidad nos agobia; casi se palpa algo así como su gélida textura: no solo en el impacto que supone la partida de aquellos (familiares, amigos o extraños) que fueron tomados por el invasor y no resistieron, sino cotidianamente a través de los noticiarios y periódicos en redes sociales, de las sirenas de las ambulancias, que ya forman parte habitual del rumor de la ciudad, de las medidas de seguridad impuestas, que parecieran ser expresión de una compulsión obsesiva, pero que son solo los gestos obligados, necesarios, imprescindibles, para resguardarse del contagio o de la posibilidad de contagiar a amigos, parientes o conciudadanos.  

En un contexto de este tipo la filosofía se pronuncia. Los pensadores toman la palabra y tratan de explicar los cambios que esta pandemia está generando y el impacto que se seguirá de ella una vez que su oscuro reinado termine; intentan dar respuesta a los interrogantes que la naturaleza ha planteado, una vez más, a la especie.

Algunos meses después de despertar dentro de esta pesadilla (expresión que podría parecer figurada, pero de cuya justeza nos persuade esta intempestiva irrupción de lo tremendo), y casi al mismo tiempo en que se decretaba entre nosotros el confinamiento obligatorio y el distanciamiento social, se puso en circulación a través de las redes un curioso libro de distribución libre, editado en formato digital por el comunicador y activista político argentino Pablo Amadeo, que reunía colaboraciones de diversos filósofos aparecidas en medios virtuales acerca de la pandemia. Su título no podía ser menos alusivo e irónico: Sopa de Wuhan. Aunque en conjunto no contiene estudios precisamente académicos, sino artículos publicados sobre la marcha a propósito de la propagación del virus y de la transformación de esta enfermedad en una pandemia, expresan, sin duda, el esfuerzo esclarecedor de sus autores, que evalúan con agudeza reflexiva y radicalidad crítica las aristas de este problema. Entre otros allí presentes,  dos de los intelectuales más reputados del actual panorama del pensamiento filosófico, formulan sus perspectivas. Frente a lo que podría verse como un utopismo de izquierda, planteado por Slavoj Žižek, se planta la distopía posmoderna de Byung-Chul Han.

Žižek piensa que el virus ha puesto en serios aprietos al sistema revelando sus debilidades: el majestuoso orden capitalista, acosado por este ataque viral, muestra sin afeites ya las fisuras de su estructura y las falencias de los procesos y formas de vida que promueve. El capitalismo global podría estar a un paso del colapso: la alusión de Žižek al golpe mortal que ejecuta con maestría Beatrix Kiddo, la Mamba Negra (personaje interpretado por Uma Thurman), en Kill Bill: Volumen 2(el filme de Quentin Tarantino), alude a un desenlace de ese tipo: «La epidemia del coronavirus es una especie de ataque de la “Técnica del corazón explosivo de la palma de cinco puntos” contra el sistema capitalista global, una señal de que no podemos seguir el camino hasta ahora, que un cambio radical es necesario». El filósofo esloveno se muestra convencido de que las posibilidades de fundar un nuevo orden están asomando en el horizonte. Y si bien su diagnóstico no deja de ser coherente, al llamar la atención sobre aquello que merced al embate del virus se ha hecho más evidente que nunca, esto es, los extravíos éticos y las perversas miserias que definen un orden como este, centrado en el poder económico y asentado en el egoísmo, no deja de ser sorprendente (por la extraña ingenuidad que conlleva) el optimismo que lo embarga al concebir la posibilidad de que la catástrofe que en este momento azota el mundo conduzca a pensar, «(…) en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de la solidaridad y cooperación global». He ahí la utopía que este pensador de perfil contracultural otea en el horizonte de la humanidad.

Byung-Chul Han no comparte esta asunción: «Žižek afirma que el virus asesta un golpe mortal al capitalismo, y evoca un oscuro comunismo. Se equivoca». El coreano opina exactamente lo contrario: el sistema saldrá fortalecido. Aun cuando Occidente y Oriente ven el mundo desde una óptica cultural substancialmente distinta, hacen suyo el credo del mercado.

Europa ha puesto un torpe énfasis en el control de las fronteras y sus recursos sanitarios no han sido adecuadamente gestionados. Su inoperancia a este nivel ha dejado paso a la rápida propagación del virus, a diferencia de la efectividad mostrada en esta lucha por las naciones orientales. El modelo asiático podría llevar a los países europeos, en orden a salvaguardar la permanencia del sistema, una vez ya superada la pandemia, a adoptar las estrategias que estos países, formados tradicionalmente en un contexto cultural con una acusada tendencia al autoritarismo, han impuesto, y en el caso particular de China, aplicando una política de hipercontrol dirigida por un «Estado policial digital».

En efecto, el método chino ha mostrado ser eficaz en el empleo de tecnología digital para el procesamiento intensivo de datos  –lo que llaman Big Data–: el mapeo segundo a segundo del movimiento de sus ciudadanos y el control sistemático a través de cámaras y rastreo digital las 24 horas del día de sus conductas de compra, interacción en redes sociales y desplazamientos en la ciudad  –en un escenario que trae ya a la esfera de lo real lo que nació como sombría ficción anticipadora en Un mundo feliz o 1984–  ha sido una estrategia que ha probado ser altamente efectiva en el combate emprendido contra el virus. El espíritu colectivista del ciudadano asiático y, por ello, su escasa o nula renuencia a dejar expuesto aquello que en Occidente se considera parte de la inviolable esfera privada, ha contribuido al éxito de este modelo cuya normalización en un futuro  Byung-Chul Han vaticina con inquietud. Un control basado en la biopolítica digital podría ser adoptado por los gobiernos del mundo para implementar una nueva modalidad de soberanía.

Pero ni aun bajo la sombra de esta presunción, el pensador coreano puede evitar que lo embargue una dulzona esperanza (algo que, bien miradas las cosas, lo aproxima a la ilusión que desliza Žižek en su balance). Un tono moralizante asoma, incluso. Su artículo termina con unas líneas de un candor desconcertante: «Somos NOSOTROS, PERSONAS [sic] dotadas de RAZÓN [sic], quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta».  

Pareciera que mostrarse optimista en las arenas públicas es tan políticamente correcto, que dos de los más perspicaces pensadores de la filosofía actual no pueden sustraerse a esa demanda cívica. Imposible recordar en este punto, por contraste, al desengañado y radical escéptico de Rasinari, Emil Cioran. Es difícil sustraerse a la tentación de recordar alguno de sus incómodos aforismos. Aquí uno de ellos, inoportuno y demoledor: «Salir indemne de la vida  –eso es algo que podría suceder pero que sin duda no sucede jamás».

Hay un pasaje  en las líneas finales de La peste  –para volver a la novela de Camus–  en que asoma un relumbre de esperanza al constatar el efecto transformador que un suceso funesto e intempestivo, inexplicable y devastador, puede obrar en la naturaleza moral de los hombres. Las plagas, dice el doctor Rieux, cronista de los hechos, nos dejan una lección, y es esta: «(…) que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio».

Es desolador sospechar que aquella constatación solo pueda hacerse en tiempos de desastre. Justo como ahora: con un virus poniéndonos contra la pared.

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José Antonio Tejada. Profesor universitario. Estudió filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es miembro del Centro de Estudios de Filosofía Analítica (CESFIA). Sus franjas de interés están constituidas por temas relacionados con la posmodernidad, la cultura digital, el pensamiento heterodoxo y la contracultura. Algunos artículos suyos han sido dados a conocer través de publicaciones de temática filosófica.

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Respuesta a Carta Notarial de Lizbeth Huamán Montañez

La exdirectora de la Oficina de Monitoreo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), nos ha enviado una carta notarial solicitando la eliminación inmediata o desindexación de una nota periodística publicada en nuestra web el 8 de diciembre de 2021. Aquí la respuesta de Lima Gris.

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Llegó a nuestra redacción una carta notarial enviada por la señora Lizbeth Huamán Montañez, exdirectora de la Oficina de Monitoreo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), solicitando la eliminación inmediata o desindexación de una nota periodística publicada en nuestra web el 8 de diciembre de 2021, titulada: “Aparecen chats donde involucrarían al ministro de Transportes con presuntos favores a exfuncionaria Lizbeth Huamán”. Según su comunicación, el contenido de dicha nota sería, en sus palabras, “inexacto, falso y lesivo a su honor”.

Asimismo, la señora Huamán indica que los hechos atribuidos a su persona han sido desvirtuados por lo que denomina “la autoridad competente”, haciendo referencia al Informe N.º 0527-2022-MTC/11.SETEPAD, de fecha 7 de diciembre de 2022, elaborado por el secretario técnico de los órganos instructores del Procedimiento Administrativo Disciplinario del MTC, señor Robertson Rubén Liza Solís. En dicho documento se dispone no iniciar procedimiento administrativo disciplinario por los hechos difundidos en el programa “Sálvese quien pueda”, emitido el 24 de octubre de 2021, y se ordena el archivo del caso.

Carta Notarial enviada por Lizbeth Huamán Montañez.

Es preciso aclarar que la nota publicada por Lima Gris no fue una creación propia, sino la reproducción de una investigación televisiva del programa Beto a Saber, difundida en el año 2021. En ese reportaje se presentan capturas de pantalla de conversaciones y audios donde la señora Huamán Montañez aparecería comunicandose con un interlocutor sobre presuntos actos de tráfico de influencias. Los materiales difundidos fueron considerados de interés público por su relevancia en el contexto político y mediático de ese momento.

Resulta llamativo que la señora Huamán mencione un informe de la Secretaría Técnica de Procedimiento Administrativo Disciplinario del MTC, que se refiere al contenido de un audio difundido en un programa distinto (Sálvese quien pueda) y en una fecha anterior a nuestra publicación. La confusión entre fuentes distintas —un programa periodístico y una red social— no solo debilita su argumento, sino que plantea una pregunta legítima: ¿qué relación puede tener un informe administrativo interno, emitido un año después, con una nota periodística basada en una fuente televisiva ajena y difundida hace más de tres años atrás?

En su misiva, la señora Huamán también intenta equiparar el contenido de dicho informe administrativo con una sentencia judicial firme, lo cual es jurídicamente improcedente. Un informe interno del MTC, por más formalidad que tenga, no constituye una resolución judicial ni tiene efectos vinculantes sobre el ejercicio periodístico, menos aún sobre la libertad de prensa amparada por la Constitución Política del Perú.

Sobre el derecho de rectificación que invoca la remitente, es fundamental recordar que el artículo 2, inciso 7 de la Constitución Peruana reconoce a toda persona el derecho a solicitar rectificación ante información que considere agraviante. No obstante, este derecho, según jurisprudencia reiterada del Tribunal Constitucional, debe ejercerse dentro de un plazo razonable. La doctrina jurídica y la práctica constitucional han establecido que dicho plazo no puede exceder los 60 días desde la publicación del contenido cuestionado.

En ese sentido, la Ley N.º 26847, en su artículo 2, establece que el derecho de rectificación debe solicitarse dentro de los 15 días naturales posteriores a la difusión de la información. En este caso, la publicación data del 8 de diciembre de 2021. La carta notarial de la señora Huamán fue recibida más de 1,200 días después, es decir, tras 3 años y 4 meses. Esta dilación supera ampliamente cualquier criterio de razonabilidad o vigencia del derecho que ahora pretende ejercer.

Por tanto, consideramos que dicho pedido ha caducado por inacción. De acuerdo con el marco normativo vigente y el principio de preclusión de derechos, ya no resulta procedente ninguna rectificación. La demora en su solicitud, además de carecer de sustento legal, debilita cualquier pretensión de afectación actual al honor o reputación personal.

Cabe recordar también que la información publicada sobre la señora Huamán Montañez, en su momento, fue de legítimo interés público y se basó en fuentes periodísticas verificables. La nota no ha sido modificada desde su publicación, ni ha sido objeto de acciones legales previas por parte de la interesada.

Conforme al principio de veracidad y responsabilidad que guía nuestra labor periodística, reafirmamos que Lima Gris actuó dentro del marco legal y ético que regula el ejercicio de la libertad de prensa. Ergo, la nota en cuestión constituye parte del archivo periodístico histórico de nuestro medio.

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Veo 3: si eres actor estás en serios problemas

Lee la columna de Hans Herrera Núñez

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La tecnología que nos reemplazará a todos, la IA, da otro enorme paso a través de Google Veo 3. Primero vinieron por los ilustradores con Midjourney, después con los articulistas cuando entró en escena ChatGPT, y ahora toca a los actores y, en general, a todo el ecosistema de producción audiovisual, quienes literalmente podrían tener los días contados. La aparición de Veo 3, más que una promesa, resulta ser el futuro aquí y ahora de la destrucción de empleo a gran escala. 

Veo 3, la IA de Google que genera los “videos más realistas” de Internet, es la nueva tecnología que permite transformar texto en clips audiovisuales con movimiento, detalles visuales complejos y sonido sincronizado. La imagen está generada por una inteligencia artificial a partir de una descripción.

Su nivel de detalle podría llegar a confundirse con filmaciones reales. Desde paisajes naturales hasta escenas urbanas complejas, esta nueva IA permite crear videos desde cero con un realismo sin precedentes.

Por otra parte, su capacidad para integrar imagen, movimiento y sonido en un solo proceso de generación automática resulta asombrosa.

Veo 3 es un modelo de inteligencia artificial generativa multimodal desarrollado por Google DeepMind. Su principal innovación radica en su capacidad para crear videos a partir de texto, integrando además sonido sincronizado, efectos ambientales, música y voces.

Lo bueno 

A diferencia de modelos anteriores como Imagen Video o Phenaki, Veo 3 alcanza un nivel de fluidez visual y realismo acústico que lo acerca a la calidad de una producción cinematográfica. Los clips generados pueden alcanzar una resolución de hasta 1080p y una duración de hasta un minuto, algo inusual en el campo de las IA generativas. Las posibles aplicaciones de Veo 3 son vastas: cine, publicidad, videojuegos, educación, contenidos para redes sociales. Al poder generar imágenes que parecen tomadas con una cámara real, esta tecnología promete revolucionar los modos de producción audiovisual, especialmente para creadores independientes con presupuestos limitados, o simplemente compañías avaras.

Lo malo

Aplicable para extorsión, chantaje, difamación, propaganda de desinformación, manipulación, estafa, pero sobre todo desempleo.

Veo 3 ya está disponible mediante la introducción de prompts en Flow, aunque exclusivamente para suscriptores del plan Google AI Ultra en Estados Unidos, un servicio premium con un costo de 250 dólares al mes, que ofrece acceso anticipado a las últimas herramientas de inteligencia artificial desarrolladas por la compañía. Bajo ese aliciente de costo de solo 250 dólares frente a una producción real, queda claro quiénes perderán su empleo.

No obstante, Google señaló que trabaja con expertos para establecer controles de uso y trazabilidad, y planea incorporar marcas de agua invisibles para distinguir los videos generados por IA. Sin embargo, el daño ya está hecho y esto solo es el comienzo.


Solo es IA, cálmate

En redes, miles de usuarios manifestaron su preocupación frente a lo que el avance de la IA viene significando.

@Karen Crystal: «¿Por qué estás llorando? «Ni siquiera somos reales» suena como algo que diría mi ex narcisista.

@FeRdTwo: Hay partes en que se nota y otras en las que es imposible identificar que es IA, impresionante.

@hectorhuerta: Pasamos de Will comiendo spaghetti raro a esto en 2 años.

@𝕭𝖑𝖆𝖈𝖐 𝕸𝖆𝖓𝖙𝖎𝖘:si fuéramos lo suficientemente inteligentes, detendríamos esto ahora que se puede …

@WARRIOR: Esto me llevó a pensar. Si la IA llega a un punto donde sea imposible de diferenciar de la realidad, esto podría afectar a muchas personas.

¿como?

por el «chantaje»

imaginen

@C M G.g: Cuando salieron los radios y grabaciones de música, alguien pudo haber pensado «se acabaron los conciertos en vivo, podés oír la misma canción mil veces en tu casa”, pero no se acabaron.

@andres: No, solo los actores, productores, directores, diseñadores de vestuario, de música… mejor dicho, en un año todo el mundo estará haciendo sus propias películas y yo sin plata.

@WorldOfTiggi:Ok Escúchame: AI se perfeccionó hace años y la calidad es como este video de hoy, pero las élites lo están haciendo como «oh, está en camino de ser increíblemente bueno». No es que esté avanzando rápido, es porque lentamente nos dejan pensar que está mejorando, preparándonos para esto, para algo mucho más grande. Supuestamente

@Martin Content: Más bien los actores van a vender su imagen para que lo usen en películas usando su rostro.

@🧿: S,i pero eso son los que ya sonfamosos;, ahora los que desean ser actores ya no podránporqueq la IA creara caras nuevas.

@Oscar Martinez: Es el inicio del fin de muchas cosas 💀 editores, actores de doblaje , directores, programas de TV , películas 🍿 etc etc

@Thalissa Lusana: No es IA, solo miren la pared, mantiene su textura igual en cada movimiento eso aún no se logra con la IA.

Mucho más que especulación de internet, el fenómeno IA es una realidad que ahora golpea al gremio de actores. Porque cuando las empresas de marketing decidan entre un actor o instalarse una app de 250 dólares al mes, sabemos muy bien por cuál se decidirán en su afán de rentabilizar las utilidades a través del ahorro en costos.

Es cierto que será fácil el contratar a alguien que sepa dar indicaciones de creación de IA. Desde anuncios, telenovelas, cine, es decir, todo lo audiovisual. Las nuevas versiones de IA descubrieron cómo hacer voz de IA con acentosy dotarlos de emoción. El CGI se puede notar que es falso, pero la IA actual ya no. 


También se abrió la ventana a conspiranoicos de la IA que creen ver en estas creaciones otras cosas.

@Jack Barretto: ¿Y si nosotros somos IA negando que somos IA y nos burlamos de Matrix porque creemos que no existe, pero sí existe? 🤯🤯

@adamgr Solo date cuenta de que esto es lo peor que se verá. La mierda es salvaje. En un año ya no sabrás lo que es real.

@loui A esa velocidad, ¿qué es posible en 2028?

@Pampampam: No, todo eso es este año.

@cheesewithpee ☭: Las posibilidades en 2028 son la muerte del arte, la actuación de voz, los actores, los artistas, la creatividad.

@Shorty P: Te refieres a la muerte de los pocos que tienen control sobre los trabajos creativos. La gente normal no se lamenta de poder hacer un dibujo sin pagar cientos, o del empleo de los estudios de vigilancia y estrangulamiento de la creatividad hasta la muerte.

@Dash2much: No sé, los últimos 20 años acaban de ser remakes.

@cheesewithpee ☭⚛️: Remakes que todavía tenían actores reales, artistas reales para la música y efectos especiales, personas reales.

@goose🪿:Hermano,o mira cómo se veía la IA el año pasado. A finales de este año probablemente tendremos inventos locos con IA o incluso solo los prototipos de ellos.

@Ruby Carrots: Ah, sí, el talento y la belleza de escribir un mensaje de alguien cometiendo un delito grave para incriminarlos con…

@G_Money: Es demasiado poderoso y, por desgracia, demasiado útil para que se detenga el desarrollo. Ya es un curso que se puede seguir en la escuela y se convertirá en un conjunto de habilidades muy real para poder identificar el contenido de IA a partir de contenido real. Pero definitivamente es necesario establecer limitaciones legales en su uso.

@Ruby Carrots: Ahora se usa para chantajear a los trabajadores. La IA por sí sola no es mala ni dañina, pero se vuelve peligrosa y explotadora cuando se usa para reemplazar a la humanidad.

@Ruby Carrots: Es una amenaza para la realidad objetiva; las personas podrían ser incriminadas por delitos que no cometieron. Las guerras y la violencia podrían incitarse a partir de fabricaciones. Y los criminales peligrosos podrían escapar con los crímenes a pesar de las pruebas de video.

@Emiliano Moretta: No es IA. son visores a otras realidades. estamos creando realidades paralelas sin quererlo y traerá consecuencias.

@Héctor: Entonces Star Wars, Alien. Transformers, ¿es todo real? son simples película como esos vídeos. cálmate

@Emiliano Moretta: esas son películas filmadas por actores reales. la ia es una creación humana que crea líneas dimensionales nuevas

@Ramiro Berardi: Ahora sabemos que vivimos en una simulación de seres superiores que inventaron su propia IA

@Alabaster: Hemos estado en ella durante años, esta tecnología es mucho más capaz de lo que el público sabe, han estado probando versiones más avanzadas con nosotros durante un tiempo.

¿Una amenaza para el empleo en Perú?

 Conversamos con el experto en cultura digital, macrodatos e IA multimodal, Ibrahim G.G., quien aterriza la cuestión respecto a los posibles efectos en el Perú.

«Esto ya existía hace mucho. Simplemente por que lo hace google, el mundo se entera lol». Sobre el futuro del empleo a raíz de la irrupción de la IA su respuesta es tajante en lo referente al futuro, «Despidos». De todos los trabajadores en la cadena envuelta para hacer el video en sí. No hay alternativa. Personalmente, prefiero luchar con un prompt de IA para crear el video que quiero que con las divas y divos de los artistas».

Respecto a su impacto en Perú, fue bastante optimista:

«Sí, pero aún le falta y vivimos en Perú; estoy usando IA para casi todo. Lamentablemente y por suerte, el nuestro es un país retrasado.  ¿En el primer mundo? Sí, están jodidos. Ayer vi que había “ACTORES DE VOZ” que han sido despedidos de una empresa china. Los chinos prefieren usar una IA para traducir y hacer la voz que pagarles a los gringos. Los traductores de anime profesionales están siendo reemplazados por subtítulos con IA, porque son malísimos esos traductores, así que es razonable».

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Sindicatos de Cultura anuncian paro regional en Cusco: trabajadores CAS exigen reformas estructurales

Paro regional para este jueves 5 de junio de 2025

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El Sindicato de Trabajadores de Contratos Administrativos de Servicios de la Dirección Desconcentrada de Cultura (SITRACAS – DDC Cusco) anunció la convocatoria de un paro regional para el próximo jueves 5 de junio. La medida de lucha, respaldada por más de 850 afiliados en toda la región, busca visibilizar una serie de demandas históricas vinculadas a la mejora de condiciones laborales y la reestructuración de la entidad encargada de velar por el patrimonio cultural en Cusco.

Según el pronunciamiento oficial emitido por el sindicato, los motivos centrales del paro incluyen la homologación salarial, el cumplimiento de pactos colectivos firmados con anterioridad, la reorganización interna de la DDC Cusco, la construcción de un local institucional propio y la designación de un titular para la Dirección, cargo que, según los trabajadores, permanece sin liderazgo efectivo.

“Esta lucha no solo se trata de reivindicar derechos laborales básicos, sino de exigir una gestión cultural eficiente y comprometida con el país”, sostuvo el secretario general del SITRACAS, Daniel Estonbelo Taco, quien acusó al Ministerio de Cultura de desinterés crónico en resolver los problemas estructurales de la Unidad Ejecutora N.° 002 Cusco.

Estonbelo criticó la “ineficiente gestión de los recursos públicos” en la DDC y aseguró que el deterioro de las condiciones laborales impacta directamente en la calidad del servicio que se brinda a la ciudadanía. «Es inconcebible que el personal encargado de proteger y poner en valor nuestro patrimonio cultural trabaje bajo condiciones tan precarias», subrayó.

El sindicato hizo un llamado a la ciudadanía, al sector turístico y a las autoridades del Ministerio de Cultura a tomar las precauciones necesarias ante la paralización programada, asegurando que la medida se desarrollará dentro del marco legal y constitucional, “por la dignidad de nuestros trabajadores”.

Este paro se suma a una creciente ola de descontento en sectores clave de la administración pública en la región, en un contexto donde el abandono institucional parece profundizar la brecha entre los discursos oficiales sobre la cultura y la realidad cotidiana de quienes la resguardan.

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Continúa el maltrato contra los animales, la barbarie viene de los que supuestamente tienen “uso de razón”

En el país aún muchas personas ven como objetos a seres que no tienen una voz para reclamar, atacándolas salvajemente hasta su muerte.

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Por: Raúl Villavicencio H.

En las disposiciones complementarias de la Ley n.° 30407, “Ley de Protección y Bienestar Animal”, se lee la incorporación del artículo 206 – A al Código Penal: “El que comete actos de crueldad contra un animal doméstico o un animal silvestre, o los abandona, es reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años, con cien a ciento ochenta días-multa y con inhabilitación de conformidad con el numeral 13 del artículo 36. Si como consecuencia de estos actos de crueldad o del abandono el animal doméstico o silvestre muere, la pena es privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años, con ciento cincuenta a trescientos sesenta días-multa y con inhabilitación de conformidad con el numeral 13 del artículo 36”.

En agosto del 2023, en el distrito de La Victoria, en Lima, Alonso Santa Cruz Túpac Yupanqui, acuchilló salvajemente a ‘Dachi’, una perrita de raza pug, al animalito de su expareja que la acusaba de haberla sido presuntamente infiel. La perrita quedó cuadripléjica debido a los constantes cortes y por ello el confeso agresor fue condenado a un año y seis meses de cárcel, además del pago de 5 mil soles por concepto de reparación civil.

El 9 de mayo, en Trujillo, un sujeto azotó contra el asfalto a una perrita hasta matarla. El pequeño animalito solo se encontraba caminando frente al alterado hombre cuando este lo sujetó con fiereza, tirándolo hasta en tres ocasiones contra el suelo. El sujeto, identificado presuntamente como Luis Esteban Lozano Daza, se encuentra como no habido por la Policía Nacional del Perú (PNP).

Más recientemente, en el Cusco, cámaras de vigilancia captaron a un hombre y una mujer propinándoles patadas y puñetes a un indefenso can que solo venía siguiendo a la pareja. Desde el segundo piso de su vivienda, un joven les increpó por su indebido actuar, pero solo recibió insultos y dos piedrazos que fueron a impactar contra una de sus ventanas.

“Fui testigo de cómo agredían al perro indefenso. Le dio dos patadas, luego un puñete en la cabeza. Y cuando el perrito estaba retirándose, hay una patada más que le proporciona la chica. Se ve claramente en el video cómo el perrito, después de la agresión, sigue estando con ellos”, relató el testigo, quien prefirió mantenerse en el anonimato.

Foto: captura video.

Ante ello, según información de RPP, se supo que el joven procederá a denunciar a la pareja que agredió al perrito.

Animales de compañía y no objetos o juguetes

Todos esos casos, realizados en distintas partes del Perú, se intenta demostrar que aún existen personas que consideran a los animales domésticos o de compañía como seres que no cuentan con derechos protegidos por el Estado, agrediéndolos salvajemente hasta quitarles la vida sin ningún tipo de remordimiento o culpa.

La Ley 30407 no se restringe solo en los animales de compañía, sino que también velar por los animales silvestres o aquellos que se encuentran en cautiverio o los que vienen siendo forzados a reproducirse solo por intereses comerciales. Al respecto, en su artículo 30 se mencionan las sanciones administrativas de corroborarse algún tipo de maltrato, sin descartarse que a la par se inicie una sanción penal (artículo 33).

Falta mucho para concientizar a las personas en no considerar a los animalitos como meros objetos de valor económico. Para muestra, en jirón Ayacucho aún se siguen vendiendo a vista de todos perros, gatos, conejos, etc., a pesar de que en reiteradas ocasiones personal de fiscalización los cierra, pero en cuestión de días o semanas vuelven a estar abiertos.

Y por último, una mascota en condición de abandono también es delito. Cientos de personas los colocan en sus techos a la intemperie, con un poco de agua y lo que sobre de su almuerzo. Perros o gatos desnutridos, cubiertos de pulgas y garrapatas o caracha también es una forma de maltrato animal.

Animales abandonados en los techos también es considerado un delito. Foto: Facebook.
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Directora de ‘Bellas Artes’ firmó resolución para otorgarse a sí misma el grado de bachiller

La actual Directora General de la Universidad Nacional Autónoma de Bellas Artes (antes ENSABAP) oficializó su propio grado de bachiller mediante la Resolución Directoral n.º 056-2021, como egresada de la institución académica que hoy dirige, generando dudas éticas.

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La Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP), actualmente Universidad Nacional de Bellas Artes (UNABAP), vive un momento de controversia. Su actual directora, Eva Dalila López Miranda, aparece en el centro de una situación que ha despertado dudas éticas.

¿Un conflicto de Interés?

La polémica nace cuando se descubre que la directora firmó la Resolución Directoral n.º 056-2021-ENSABAP, con la cual ella misma se otorgó el grado académico de bachiller, junto a un grupo de docentes beneficiados, entre ellos su esposo, Mauro Yrigoyen.

Resolución Directoral que confiere grado de bachiller a estudiantes bellasartinos.

Aunque este beneficio tiene respaldo legal, el hecho de que López Miranda firmara su propia resolución ha generado críticas, pues podría haber incurrido en un claro conflicto de interés, al beneficiarse directamente de una decisión que ella misma autorizó.

Otro aspecto llamativo —y cuestionable— es que la elección de Eva Dalila López Miranda y su nombramiento como Directora General de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (hoy UNABAP) fue aprobado mediante la Resolución de Consejo Directivo n.º 001-2021-ENSABAP, firmada por ella misma en su calidad de Presidenta del Consejo Ejecutivo. La norma se ampara en el estatuto modificado en agosto de 2020, que otorga al Consejo Ejecutivo —presidido por el director general— la facultad de dirigir y gestionar la institución. Pero surge una pregunta inevitable: ¿se puede ser juez y parte al mismo tiempo? ¿No constituye esto un claro conflicto de interés?

Resolución de Consejo Directivo n.º 001-2021-ENSABAP que formaliza elección de López Miranda.

Anteriormente había título sin equivalencia universitaria

Durante décadas, la ENSABAP entregó el título de “Artista Profesional a nombre de la Nación”, pero este no era reconocido como un grado académico universitario. Por ello, muchos egresados no pudieron acceder a estudios de posgrado ni postular a ciertos puestos docentes. En el año 2008, la Ley n.º 29292 reconoció que esos títulos debían ser considerados equivalentes a los universitarios, y ordenó su inscripción en la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). Sin embargo, la ENSABAP no aplicó esta ley correctamente, dejando a cientos de egresados en el limbo académico.

Cuestionamientos éticos

Pero en 2020, tras años de lucha, 18 egresados ganaron un proceso judicial. La Primera Sala Constitucional de la Corte Superior de Lima ordenó que se les otorgue el grado académico de bachiller por regularización, sin requisitos adicionales. Entre los beneficiados por esta sentencia están la directora general de la UNABAP, Eva Dalila López Miranda, su esposo y varios docentes de la institución. El caso ha generado preocupación porque, pese a existir una sentencia favorable, más de 500 egresados entre 1960 y 2010 aún no reciben el mismo trato y continúan sin acceso al grado de bachiller. Según nuestra fuente, ellos también cumplen con las condiciones, pero no han sido incluidos en el proceso de regularización.

La falta de transparencia y el trato desigual alimentan la desconfianza hacia las autoridades de la UNABAP, y generan dudas sobre su compromiso con toda la comunidad académica, quienes desde sus instancias estudiantiles exhortan mayor transparencia Institucional con la publicación de información clara sobre cómo se realiza la regularización de grados académicos, para garantizar que todos los egresados tengan las mismas oportunidades.

Asimismo, que se ejerza una revisión de los procedimientos, con auditorías externas para investigar si hubo favoritismos o conflictos de interés en el otorgamiento de los grados. Y permitir que los egresados que aún no han sido beneficiados pueden presentar acciones legales o quejas ante la SUNEDU, para exigir el reconocimiento de sus derechos. Bajo esa línea, es importante que los exalumnos se organicen, participen activamente y exijan una gestión ética, justa y transparente.

Lima Gris intentó comunicarse con la señora López Miranda, para que brinde su descargo respectivo, incluso se le dejó un mensaje en el chat del WhatsApp; sin embargo, hasta el cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.

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Fiscalía interviene el Ministerio de Cultura por escándalo de contrataciones a favor de Shirley Hopkins

Ministerio Público llegó hasta la sede central del Mincul tras denuncia por presuntas irregularidades en la contratación de locadora allegada al ministro Fabricio Valencia Gibaja.

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La sombra de la presunta corrupción vuelve a proyectarse sobre el Ministerio de Cultura. Este mediodía, la Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Lima Centro, en coordinación con la Dirección de la Policía contra la Corrupción, intervino las oficinas administrativas de la sede central del Ministerio con el objetivo de recabar documentación relacionada a las órdenes de servicio otorgadas a Shirley Hopkins Cerna.

La diligencia responde a sospechas sobre presuntas irregularidades en la contratación de Hopkins Cerna, quien no cuenta con título universitario y a pesar de eso recibió múltiples servicios por encargo desde mayo de 2024 hasta la fecha sumando un monto total de 127,500 soles. Según fuentes del Ministerio Público, se busca esclarecer el marco legal y administrativo que permitió estas contrataciones, así como el monto y la naturaleza de los servicios prestados.

Este nuevo escándalo ha revivido el recuerdo del caso Richard Swing, otro episodio bochornoso de favoritismo político y uso indebido de recursos públicos ocurrido durante el gobierno de Martín Vizcarra. En aquella ocasión, el Ministerio de Cultura fue duramente cuestionado por otorgar contratos irregulares a un personaje sin mayor trayectoria técnica en el sector, lo que derivó en investigaciones fiscales y la renuncia de altas autoridades.

El caso Hopkins Cerna podría seguir un derrotero similar. La ciudadanía exige transparencia y sanción ejemplar si se confirma un nuevo patrón de corrupción dentro de una institución llamada a proteger el patrimonio cultural del país, y no a repartir favores bajo la mesa.

Hace unos minutos, el Ministerio de Cultura no ha emitido un pronunciamiento oficial mencionando que han brindado todas las facilidades al personal del Ministerio Público en la diligencias preliminares que se realizan. La fiscalía ha recabado copias de todas las órdenes de servicio de Shirley Hopkins con sus respectivas notas de pago.

Aquí el comunicado del Ministerio de Cultura.

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Espada de Honor de la FAP lleva 4 días desaparecida en las aguas del mar de Pisco

Esta mañana, facinerosos quisieron engañar a los familiares de Ashley Vargas asegurando conocer su paradero y para ello les exigían dinero.

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La joven y destacada piloto de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), Ashley Vargas Mendoza, desapareció el pasado martes 20 de mayo cuando realizaba una misión de instrucción en su aeronave KT-1P cerca de la isla Zárate, en Pisco.

A sus 24 años de edad, la joven natural de Amazonas, es el orgullo de toda su familia y amigos, pues todos los años obtenía el primer lugar de su promoción, convirtiéndose en la tercera mujer en la historia de la FAP en alcanzar el cargo de Brigadier General. Ashley es, en todo el sentido de la palabra, una mujer hecha para volar muy alto.

Como producto de su ejemplar disciplina y excelente rendimiento académico recibió de manos de la presidenta Dina Boluarte la Espada de Honor, un reconocimiento que poquísimas personas pueden presumir.

Ashley recibiendo la Espada de Honor el año 2022. Foto: Escuela de Oficiales de la FAP.

Desde el día de su desaparición tanto la FAP como la Marina de Guerra vienen ejecutando operativos de rescate, empleando para ello personal especializado. Paralelo a ello, su padre, Edgar Vargas, también viene realizando por su cuenta la búsqueda de su hija cerca de la zona donde se habría producido el accidente.

Quisieron estafar a los familiares de Ashley, asegurando que la habían encontrado

Lamentablemente, existen personas desalmadas que juegan con las esperanzas de sus familiares. Esta mañana, su padre manifestó que había sostenido comunicación con un supuesto coronel quien le pedía iniciar las coordinaciones de rescate.

“Ya coordiné con el coronel y ya conversó con la persona que está a cargo de esa lancha. […] Nos han informado en altamar que está a 180 millas. Ya conversé con la persona que está a cargo de esa lancha y mi hija está con vida. No puede hablar, pero estamos esperando que mejore el tiempo para poder ir con helicóptero para rescatarla”, manifestó el progenitor.

Sin embargo, todas las ilusiones se hicieron trizas cuando el tío de Ashley, Elvis Vargas, en comunicación con Exitosa, informó que la llamada que recibiera el papá de la joven piloto era falsa.

“Estamos retomando la búsqueda de mi sobrina. Fue una llamada spam, pidieron gasolina, yapes… Ahora estamos volviendo a la búsqueda. Ya la policía está en ello, nosotros volvemos a la búsqueda por tierra con amigos, drones, lamentablemente hay este tipo de personas inhumanas que se han aprovechado de la situación de mi sobrina”, dijo el familiar de la jovencita.

En tanto, la FAP, a través del Comunicado Oficial n.° 009-2025, pidió tener prudencia con respecto a las informaciones que sean difundidas sobre el tema.

De esta manera, continúan los esfuerzos por encontrar aún con vida a la mujer piloto que llegó a obtener la Espada de Honor.

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Indecopi admite apelación contra ‘Real Plaza’ por evidente riesgo en sus locales

En marzo, la Comisión de Protección al Consumidor declaró improcedente una denuncia contra Real Plaza, señalando que correspondía a la autoridad municipal investigarla. Sin embargo, inesperadamente cambió de posición y resolvió conceder la apelación presentada por tres asociaciones civiles denunciantes, reabriendo el caso contra el emporio del Grupo Intercorp.

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A fines de marzo, la Comisión de Protección al Consumidor del Indecopi declaró improcedente una denuncia presentada contra la empresa Real Plaza y sus apoderados. El argumento fue que existía otra entidad del Estado, en este caso una autoridad municipal, con competencia para investigar los hechos denunciados. No obstante, semanas después, el organismo decidió conceder la apelación interpuesta por asociaciones de defensa del consumidor.

Indecopi notificó a denunciantes concediéndoles la apelación.

El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) ha aceptado la apelación presentada por tres organizaciones civiles que denunciaron el mal estado de 11 centros comerciales de la cadena Real Plaza. Las denuncias también alcanzaban a sus representantes: Misael Shimizu Mitsumasu, Luis Alonso Santa María Torres y Garlet Noemí Rodríguez Ortiz, a quienes se les acusó de actuar de manera negligente y de ocultar información sobre deficiencias en dichos locales, lo cual habría vulnerado los derechos de los consumidores.

Resolución de Indecopi que resuelve conceder apelación a las 3 asociaciones denunciantes.

Las asociaciones civiles que presentaron la denuncia el pasado 4 de marzo de 2025 fueron el Centro de Protección al Ciudadano EQUIDAD, la Asociación Peruana de Protección y Defensa de Consumidores y Usuarios (PROCONSUM), y la Asociación de Consumidores Inmobiliarios del Perú (ADCIP). Sin embargo, el 27 de marzo, mediante la Resolución Final N° 0747-2025/CC2, la Comisión de Protección al Consumidor de Indecopi declaró IMPROCEDENTE el caso.

Resolución Final n.° 0747-2025/CC2 de Indecopi en contra de los denunciantes.

Cabe recordar que el 10 de marzo, el Secretario Técnico de la Comisión N° 2, Christian Tarazona Cerrón ((en el Expediente de Requerimiento 420-2025/CC2), solicitó a las tres organizaciones civiles denunciantes una serie de requerimientos y que en el plazo de dos (2) días hábiles detallaran los supuestos defectos estructurales en los 11 centros comerciales y que presentaran medios probatorios que sustentaran sus denuncias. En vez de iniciar una investigación propia, la comisión de INDECOPI sorprendentemente trasladó esa responsabilidad a las asociaciones denunciantes.

Expediente de Requerimiento 420-2025/CC2 de Indecopi hacia los denunciantes.

A pesar de esta exigencia, las organizaciones cumplieron con presentar información técnica, detallada y contundente y pruebas documentales. Sin embargo, la comisión desestimó la denuncia y la declaró IMPROCEDENTE, alegando que ya existía una investigación en curso en otra instancia y que el caso era competencia de la Municipalidad de Trujillo, en la región La Libertad.

Las asociaciones advirtieron que las once sedes de Real Plaza en distintas regiones del país se encontraban en mal estado y presentaban riesgos para la seguridad de los consumidores; y pese a ello los expusieron al peligro. Según fuentes consultadas, bajo la actual gestión de Alberto Villanueva Eslava —apoderado de tres empresas del grupo Intercorp—, Indecopi habría actuado con indulgencia hacia el conglomerado, limitando la investigación únicamente a la tragedia ocurrida en Real Plaza Trujillo y dejando de lado el resto de las denuncias estructurales.

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