Literatura
Un primer acercamiento al poemario “La comedia inútil” de Eduardo Saldaña

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3 años agoon
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Joe Guzmán
A simple vista puedes ver
como borrachos en la esquina de algún tango
a los jóvenes de ayer.
Empilchan bien, usan tupé
se besan todo el tiempo y lloran el pasado
como viejo en matiné.
-Seru Girán-
Hay jóvenes que parecen haber sido extraídos de las páginas más sórdidas y conmovedoras de Roberto Bolaño, donde el único camino que existe para desafiar al horror es el de la poesía. Esto puede resultar siendo una heroicidad o una gran simpleza; sin embargo, no deja de ser totalmente conmovedor, más aún cuando los textos reflejan felicidad, sufrimiento y las primeras vivencias.
El viernes de la semana pasada se presentó en la Feria Internacional del Libro de Trujillo “La comedia inútil”, la ópera prima de Eduardo Saldaña. Hace ya algún tiempo que la publicación de un poemario no era tan esperada por gran parte de los jóvenes trujillanos. Esto se puede inferir por dos motivos, el primero es que normalmente cuando un joven publica un libro de poesía en Trujillo no es apoyado por un buen trabajo editorial, cuya función no solamente debe basarse en una excelente diagramación, corrección y edición del libro, sino que también debe contribuir en su publicitación, en este punto es necesario resaltar el buen trabajo que ha realizado la editorial “Paloma Ajena Editores” por buscar distintos espacios físicos y virtuales para brindar un primer acercamiento a los textos y al autor. Esto representa también una evolución en su corta historia, ya que marca un antes y un después, teniendo en cuenta que las primeras publicaciones eran folletos y poemarios artesanales. Ahora vienen preparando publicaciones de otros autores, tanto poetas como narradores, y una antología de poesía joven de La Libertad llamada “Todos los ruidos” (pueden leer la convocatoria en su página de Facebook). Lo segundo es que la cantidad de poemarios publicados al año en Trujillo no tienen la calidad necesaria que se requiere para ser entregadas a los lectores, lo cual termina desgastando una atmósfera poca fructífera como la nuestra.
“La comedia inútil” se estructura en 4 partes esenciales. En el epílogo, el escritor Miguel Idelfonso menciona que existe una gran referencia a Dante Alighieri y a su “Divina comedia”, utilizando un espacio físico posmoderno y apocalíptico. En este caso, puedo agregar que las distintas voces líricas que van apareciendo en los discursos poéticos se encuentran perdidos en una especie de “selva oscura” plagada de edificios asfixiantes y barrios marginales donde aprenden a convivir con los amores perdidos, la escasez económica, las desilusiones de la juventud, las enfermedades, los fracasos, la lucha consigo mismo y otros temas más que logran tocar las fibras más íntimas.
La primera parte, titulada Concepci(.)n, comparte un tema ya explorado por otros autores de la región en sus primeras publicaciones poéticas: el entorno familiar. Podemos encontrarlo en “Los heraldos negros” de César Vallejo, “Álbum de familia” de José Watanabe, “Este es mi cuerpo” de Lizardo Cruzado”, y uno más reciente como es el caso de “Cartas a una reina” de Ray Paz Quesquén. No parece ser una coincidencia que este tema aparezca en los primeros libros de poemas publicados por autores, sino que justamente tiene como objetivo ser el cordón umbilical entre el poeta y su pasado, como una forma de reivindicación a lo primigenio.
En esta parte encontramos seis poemas que forman un camino de aprendizaje e iniciación, pues el sujeto lírico predominante en estos discursos utiliza la figura del hermano menor, la madre, el padre y el hogar como preámbulo para poder alejarse y confrontarse consigo mismo hasta encontrar la figura de la mujer amada.

Si Watanabe tomaba detalles muy simples de su entorno familiar para ir consolidando una mitificación de sus raíces, Eduardo Saldaña recurre a la enfermedad y al sentido trágico para lograr un viaje a la semilla familiar:
Por un lado: “Madre está tosiendo/ sus latidos son el código morse que usa para repartir a ciegas/ el cansancio/ sus dedos son flautas alargadas que tocan cada arteria/ del asma”.
Al padre: “¿Me oirás cuando envejezcas y las inyecciones no te alivien? / Yo soy el sucesor de tus gestos agónicos y rebeldes/ soy tu eco/ ¿Por qué me abandonaste cuando mi primer reflejo fue decir tu nombre? /
En este aspecto se puede percibir cierta analogía con la relación cristiana del padre e hijo, pues aquella interrogante como forma acusatoria ante un abandono eminente permite que el lector tenga una variedad interpretativa. Esto se consolida con los siguientes versos:
“¿Por qué mi grito se escucha como tus reclamos? / ¿Por qué sacrificaste al cordero sin esperar ningún milagro? / Sé que jamás podré descubrir la razón que nos hizo parecernos tanto.”
Estas figuras familiares conviven en una atmósfera totalmente deshumanizante:
“Luego los cuartos, pequeñas ratoneras de adobes y vigas/ también están los daños en las paredes prefabricadas/ estigmas de un milagro con la factura que jamás se canceló”.
Esta descripción del espacio físico sirve como forma de acrecentar la fe, logrando una oposición entre carencias materiales – riqueza espiritual:
“Solo cuando la lluvia desciende hasta ser lengua de barro/ somos lavados y castos como si el Jordán nos perteneciera/ aquí sucedemos/ pájaros carpinteros en la estación más insólitas: escasez”.
En los dos últimos poemas de esta primera parte, “Antielegía para mí mismo” y “Conmemoración”, el sujeto lírico se desprende del entorno familiar para emprender una búsqueda de sí mismo y del amor:
“Todo lo has perdido, chiquillo/ tus años escribiendo confesiones obscenas sobre las ojeras de una muchacha/ tu árbol en llamas trepando desde los pies hasta la madriguera de tu lengua…”
Del sujeto lírico se pueden deducir dos rasgos: lo esquizofrénico al dirigirse hacia sí mismo tomando cierta distancia y su condición de subalterno. El espacio físico que le sirve como iniciación son barrios marginados que representan lo trágico, pero también lo vitalizante, pues se da a entender que en estos contextos se aprende a encontrar el verdadero sentido de una vida sin máscaras y sin ataduras. Mientras el poema se va extendiendo, el estilo se va volviendo más crudo e hiriente
“Solo supiste inventar falsos dioses desnudos bajo la rabia/ arrastrarte hasta la plazuela como un potro salvaje con/ la mandíbula rota/ y en la pista/ sueños derramados entre barras blancas que no aspiraste a recuperar …”
Culminando con una correcta y bolañesca anti-romantización de la poesía: “La poesía/ ese animal en celo/ sería tu ruleta rusa”.
La segunda parte del poemario se titula “Plegaria a los ausentes”. Aquí encontraremos una despersonalización del yo lírico y una variedad discursiva relacionada a lo experimental y a lo lúdico. Los dos poemas principales son: “Tomás Ruiz se deja morir como a los últimos postes al amanecer” y “Vals nocturno”.
El primero es un homenaje a Tomás Ruiz y con él a todos los poetas marginados y excluidos del stablishment literario nacional. Es difícil escribir sobre él y no pensar en lo contrahegemónico y en lo valiente que resultan siendo algunas personas en una realidad que solo les ha dado carencias y sufrimientos. Trujillo tiene mucho que agradecer a Tomás, por su poesía y su loable trabajo editorial que permitió la aparición de voces interesantes como Lizardo Cruzado, David Novoa, José María Gahona, y otros más.
“Las bestias no saben que mendigaste con libros bajo el brazo/ y que conociste los barrotes/ como vértebras de la muerte/ no saben de tus reuniones clandestinas con el silencio/ pero ahora eres libre/ ya nadie te persigue …”
El poema “Vals nocturno” es clave en todo el poemario, ya que aquí se intercambia el discurso individual por uno colectivo con rasgos subalternos, ampliando la perspectiva que se tiene de las urbes y tocando como temas esenciales el paso irremediable del tiempo, las ilusiones perdidas y el fracaso de toda una generación:
“Oh muchachos/ cuánto tiempo ha pasado desde que prometimos no volver/ a mirar atrás y supimos que estábamos jodidos frente a tantas/ horas mal consumidas”.
“Oh muchachos/ al final perdimos el reino donde alguna vez fuimos arcángeles/ huyendo de las farmacias/ tocando fondo más allá del sueño sangrante”.
“ahora solo nos queda como testigo la experiencia y esta danza/ de ataúdes para una fosa comunal donde seremos enterrados/ boca abajo personificando nuestra única fuerza: la mala memoria”.
Estas dos primeras partes representan lo mejor del libro, tanto por el estilo, el ritmo acelerado, el lenguaje y las temáticas que se abordan. La tercera parte “Monólogo de Gabriela – el cantar del caos” no aporta mucho, las atmósferas utilizadas resultan algo monótonas, incluso identificando las distintas voces femeninas que dialogan entre ellas. Los versos son mucho más cortos y pausados, lo cual se opone al estilo de largo aliento que había dado buenos resultados.
En la cuarta parte, titulada “La sonrisa inútil”, se evidencia gran influencia de los poemas lúdicos y divertidos de “Este es mi cuerpo” de Lizardo Cruzado. Si el poemario empieza con una voz descarnada capaz de enfrentarse a sus recuerdos familiares, a la sociedad y hacia sí mismo, termina siendo consumida por la simpleza que representan el juego de palabras.
Este poemario se emparenta a otros que aparecieron en los últimos años en el Perú y en otros países latinoamericanos, como es el caso de “Los tiempos Jurásicos” de Kevin Castro, “El sueño de Visnú” de David Meza (mexicano), “Ceniza de rinoceronte” de Agustín Guambo (ecuatoriano), entre otros. Estos tienen en común algunos rasgos como el uso de elementos paratextuales, la pluridiscursividad, lo experimental, la intertextualidad y ubicarse, por lo general, en un espacio físico urbano.
Cabe mencionar que el título del libro es extraído de una frase encontrada en la novela “El túnel de Ernesto Sabato y que hay un poema donde se utiliza la voz de María Iribarne para dirigirse a Juan Pablo Castel, su asesino. Además de que en la parte final podemos encontrar distintas fotografías de espacios conocidos de la ciudad de Trujillo (el llamado “parque de los metaleros”, el baipás del Mansiche, etc.)
La poesía es aprendizaje. La pasión desbordada por su afecto a la poesía, la frescura del lenguaje y un estilo ambicioso y torrencial son las mejores armas que Eduardo Saldaña tiene para empezar a consolidar una voz que irrumpe en un ambiente tan adormecido como el trujillano. Espero que no decaiga como otras voces interesantes que aparecieron y que se fueron dilucidando con el pasar de los años. Todo depende exclusivamente de él, las ganas y el talento los tiene.
Hay que leer “La comedia inútil”, cada lector sacará sus propias conclusiones, estoy seguro de que, en su mayoría, serán positivas. Este escrito puede servir como un primer acercamiento.
Aquí comparto el teaser (elaborado por “Paloma Ajena Editores”) y un poema:
VALS NOCTURNO.
En nuestro propio territorio nos movíamos
súbitos y veloces
Seamus Heaney
Nadie descubrió
nuestras zapatillas lanzadas sobre los cables eléctricos como
sueños marginados
nuestro lenguaje mal abreviado violento e impulsivo
que no supimos domesticar sin antes empezar el viaje
nuestro sudor absorbiendo ese aire metafísico del desamparo
buscando un país inocente donde la estrella no nos
cortase los labios resecos con su filo
nuestra fugacidad en los sentidos repartidos cual documentos
de identidad entre los no nacidos para una bandada de pájaros
con blue jeans que deseaban desesperadamente ser siempre jóvenes.
nuestra botella descartable que sorbo a sorbo cumplía
cualquier deseo
nuestras primeas ilusiones en medio de la copulación
de estatuas y árboles que jamás serán violines
nuestra mirada felina cuando alguien nos decía que seríamos
las víctimas del mito destinadas a masticar una humillación
pública entre hoteles de mala muerte y esa confesión de los
semáforos como canserberos melancólicos corriendo por los
túneles antes de que la madrugada nos hiciera arrepentirnos
o hasta que Sodoma resplandeciera en nuestros
miembros
oh muchachos
cuánto tiempo ha pasado desde que prometimos no volver a
mirar atrás y supimos que estábamos jodidos frente a tantas horas
mal consumidas
oh muchachos
al final perdimos el reino donde alguna vez fuimos arcángeles
huyendo de las farmacias
tocando fondo más allá del ensueño sangrante
ahora solo nos queda como testigo la experiencia y esta danza
de ataúdes para una fosa comunal donde seremos enterrados
boca abajo personificando nuestra única fuerza:
la mala memoria
Joe Guzmán Rodríguez. (Trujillo, 1991) Docente. Estudió la carrera de Educación Secundaria, en la mención de Lengua y Literatura, en la Universidad Nacional de Trujillo. Autor de El devenir de lo incierto (Paloma Ajena Editores, 2014). Segundo (2010) y primer (2012) puesto en los Juegos Florales Interuniversitarios de la Universidad Nacional de Trujillo; segundo puesto en el Concurso Nacional de Relato Corto “A toda página” de El Cultural (2012); y menciones honrosas en el Concurso Nacional de Poesía (2016) organizado por la Feria Internacional del Libro de Trujillo, el II Concurso Nacional de Poesía Huauco de Oro (2017) y el XVII Concurso Nacional Juvenil de Cuento “Germán Patrón Candela” (2017)

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Cultura
Un bolero chileno: reflexiones sobre Bolero de Patricio Contreras
Lee la columna de Julio Barco

Published
1 semana agoon
20/09/2023By
Julio Barco
Mi viaje a Chile duró más de un día, cruzando el largo desierto en bus. Era el 2018 y yo acaba de publicar Respirar. No tenía para el almuerzo y tuve que resignarme al plástico y cruel almuerzo de bus. El paisaje parecía un vasto cementerio de cuerpos prehistóricos. No importaba, iba a llegar a la capital. Di una lectura en la Fundación Pablo Neruda, con poetas como Rosabetty Muñóz en una de las mesas de lectura, bajo la dirección de Ernesto González Barnert. Y vagué por el centro y disfruté de un para luego visitar Valparaíso. Los recitales y talleres fueron hermosos e inolvidables. Junto a Gonzalo Geraldo, llegamos a Valparaíso y recorrimos las calles en una larga caminata. Yo diría que Valparaíso tiene algo de Barranco, el balneario cultural de nuestra capital, solo que con un aire más vetusto. Creo que llovió. Sí, llovía una salvaje lluvia del sur. Para resguardarnos, nos paramos bajo el toldo de una tienda, al pie del teleférico.
Al rato, pudimos llegar al departamento donde vivía el poeta Patricio Contreras. El día era húmedo y claro. Diáfano. Con la generosidad de viejos amigos, nos invitó un café y charlamos de poesía en su sala. La vista, en la ventanita del baño, era hermosa: podíamos ver todo el balneario y el mar plomizo y brillante en el horizonte. Contreras no solo escribía poemas y daba talleres, sino que vendía libros, encima de una manta de tela roja, en los parques de Valpo.
Son estas calles las que recuerdo cuando leo el bello poemario Bolero, cuyo tema es justamente las calles de su ciudad, los amores, la intensidad que nace de la palabra y el fuego de la poesía. No me sorprende encontrar dos epígrafes de autores que aprecio al pie de este trabajo -Valera y Caicedo- sino que confirma mi propia reflexión sobre la idea de este libro: el bolero, que es música intensa de nuestro sentimentalismo latinoamericano, expresa la intensidad, el fuego verbal, la música del lenguaje. Estos poemas me saben a la calle empinada donde se encontraba la mítica librería Concreto Azul, donde dicté un taller de poesía peruana.
Cuando pienso en poesía, necesariamente imagino intensidades; o, en todo caso, las siento: la voz de Vallejo y de Neruda tienen una intensidad particular; la de Nicanor Parra o de Eguren, otra. Cada una, claro, es un color marcado, una máscara del ser. Una música. (1) En Bolero de Contreras esta intensidad es urbana, callejera, beoda y transgresora. Hay un ánimo de mirar los vacíos de la sociedad de capitalismo radical, donde toda relación entre los cuerpos no deja de ser un movimiento bursátil. Así, en ese movimiento de vivir y poetizar, de observarse poetizando en la vereda, en el asfalto, en las madrugadas pegadas a las mesas de los bares, de los vasos de vino, en las noches gélidas y de garúa, Contreras afirma que:
de cada palabra
aprendida por vivida en los costados
de la ciudad o de la página donde
crece esta flor sanguínea y la canción
de los cuerpos contra el pavimento
(poema Periférica)
Así, Bolero es un canto de la vida del poeta urbano en la sociedad contemporánea. Del poeta que sabe que vivir es la teórica perfecta para esbozar los nuevos lenguajes; porque estos nacen tanto de lo leído como gozado, de lo sentido como bailo en ese bolero eterno de la sangre que mana de nuestros vecindarios. es que, aquí, en estas zonas del mundo, donde la desigualdad y violencia triunfan, también se mantiene el incendio de los sentimientos. Pese a su longevidad, cada nueva generación encuentra un nuevo espejo en el bolero; se siente afín a ese encanto, a ese modo de tocar el corazón y de sumergirnos en el romanticismo. Así, el bolero se mantiene como clásico. Amar es necesario frente al infierno. Amar es el poema. Amar es la poesía misma. Amar y escribir es cerrar un círculo sagrado. Contreras dice:
Pero no importa / tú no te preocupes
yo te escribo un beso en tus manos amables
nunca seré ese traidor que le roba a los vecinos
sólo te quiero dedicar a contratiempo
una vieja canción de los noventa
(poema Mamá)
Termino de escribir esta reflexión sobre Bolero escuchando Sabor a mí en versión de piano de Alexis Gonzáles, y pienso en lo que afirma, a modo de epílogo Codarlupo: la relación literaria entre el Perú y Chile se ha ido incrementado. No lo dudo. Y así será. Y me atrevería a pensar que en la literatura podemos encontrar no solo los hilos que unen a Chile y a Perú, sino a estos dos países y a todos los países del mundo. La literatura rompe fronteras, mostrando la similitud entre los sentimientos humanos. La poesía, el relato del corazón del hombre, nos ayuda a observar las semejantes -como diferencias- humanas, a través de la lupa de la mente del que versa. Quizás una de las mejores formas de generar empatía entre todos los países sea conocer su cultura, dar una lectura a la poesía de cada localidad, para así comprender más sobre los deseos y las subjetividades.
(1) Esto se discute porque algunos creen que la poesía no es música. Otros afirman que sí. Lo cierto es que originalmente la poesía surgió de la lira, que era una forma de hacer música. Y si mantuvo la métrica por siglos fue para darle un compás y ayudar en la memorización de los poemas. Pero, a estas alturas de la vanguardia y posvanguardia, podemos afirmar que la poesía tiene un ámbito de búsqueda donde se muestra como una secuencia del estado mental, más que sonoro. Sin embargo, yo creo que ese estado mental poético es necesariamente sonoro. Esto nos debe llevar a discutir que entendemos por armonía.
Literatura
Milan Kundera acaba de partir a los 94 años de edad
Escrito checo, autor de la magnífica obra “La insoportable levedad del ser”, falleció en Francia tras una penosa enfermedad.

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3 meses agoon
12/07/2023
La insoportable pérdida de una mente ilustrada. El escritor checo Milan Kundera falleció este miércoles en Francia a los 94 años de edad, informó la emisora pública Radio Praga.
El prosista, dramaturgo y poeta, que desde los años 1980 escribía en idioma francés, alcanzó fama mundial en la segunda mitad del siglo XX con obras como “La insoportable levedad del ser”, “La broma” y “El festín de la insignificancia”.
El escritor, nacido el 1 de abril de 1929 en Brno, al sureste de la República Checa, vivía exiliado en Francia con su esposa Vera desde mediados de los años 1970.
En 1979, el entonces régimen comunista le retiró la nacionalidad checoslovaca aunque dos años más tarde el entonces presidente galo, François Mitterrand, le concedió la nacionalidad francesa.
El primer éxito de Kundera fue “El libro del amor ridículo” en 1969.
El punto cumbre lo alcanzó en 1984 cuando salió “La insoportable levedad del ser”, considerada su obra maestra y que llegó al cine. El libro narra la fragilidad del destino de una persona, resaltando cómo la vida de un solo individuo carece de importancia dentro del concepto del eterno retorno de Friedrich Nietzsche. Su profundidad filosófica realmente conmueve.

Siguieron los premios, también las obras. El de Jerusalén en el 85, por destacarse en la lucha por la libertad dentro de la sociedad actual, y el Premio Nacional Checo de Literatura, por nombrar dos más. Su última obra es “La fiesta de la insignificancia”, publicada en 2014. Como suelen ser sus textos, mezcla ensayo, introspección y teología dentro del género clásico de la novela.
Los papiros, la crítica y sobre todo el gran público lo han puesto en lo más alto de las letras contemporáneas.
Kundera aceptó en 2019 de nuevo un pasaporte checo y las autoridades checas le pidieron perdón por el trato que recibió de la dictadura comunista.
Desde los años 1980 recibió numerosos premios, desde el Médicis, por la mejor novela extranjera publicada en Francia, el Commonwealth de EE.UU., el Europa o el Jerusalén, además, su nombre ha sonado en varias ocasiones para el Nobel.
Tras la transición democrática checoslovaca, Kundera publicó en 1993 en su país natal “La inmortalidad”, lo que supuso un reencuentro literario amistoso con su nación, pero algo efímero.
Su pasado checo lo ha perseguido con alguna polémica, como si fuera el personaje de alguna de sus propias novelas.
En 2008 el Instituto checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios lo acusó de delatar en 1950 a un espía que acabó durante 14 años en prisión.
El escritor rompió entonces su silencio -con un comunicado- para calificar las acusaciones de “puras mentiras”.
Literatura
El retorno de Karen Calderón como directora de la Casa de la Literatura Peruana ¿otra vez?
Ministra de Educación Magnet Márquez y Viceministra Miriam Ponce Vértiz, apuestan por el reciclaje en la Casa de la Literatura Peruana, el 02 de junio se nombró como directora de la CASLIT a Karen Calderón, quien en el gobierno de Alan García ya había ocupado la dirección de la mencionada institución.

Published
4 meses agoon
07/06/2023
Con la designación de Karen Calderón, desde el Ministerio de Educación nos demuestran que no han sido capaces de encontrar una nueva persona para ejercer la dirección de la Casa de la Literatura Peruana. La tarea facilista de la viceministra Miriam Ponce Vértiz, solo ha sido mirar atrás y volver a designar a Karen Calderón otra vez como directora de la CASLIT. Si bien la designación lleva la rubrica de la ministra de Educación, Magnet Márquez, esta designación estuvo a cargo del Viceministerio de Gestión Pedagógica, donde Ponce Vértiz en la titular.

Desde la inauguración de la Casa de la Literatura Peruana se intentó crear un espacio para difundir la creación literaria de nuestro país, pero con el pasar de los años la Estación de Desamparados se volvió en un espacio donde los visitantes tenían como prioridad usar el baño, conversar o dormir; más allá de alguna que otra presentación o exposición, el círculo de ponentes se encontraba demasiado reducido y la difusión de sus eventos se circunscribía a una casual revisión de las redes sociales que no tenía la acogida esperada.
Tras la salida de Milagros Saldarriaga luego de casi una década, ahora retorna Karen Calderón Montoya a la dirección de la Casa de la Literatura. Lo ideal hubiera sido elegir a alguien nuevo que le dé otra proyección a la CASALIT, pero desde el Ministerio de Educación no han querido esforzarse en eso. Ahora sabemos que desde el MINEDU se ejerce lo que se detesta en el sector cultural: darle espacio a los mismos de siempre. Es así que Karen Calderón repetirá el plato por segunda vez. Ante esto nos preguntamos ¿Acaso no hay otros profesionales capacitados en este país para ocupar ese cargo? Claro que los hay, pero la viceministra Miriam Ponce y la ministra Magnet Márquez han preferido ignorarlos.

Es así que con la Resolución Ministerial N° 335-2023-MINEDU con fecha del 2 de junio del año en curso, se hace oficial la gestión de Calderón Montoya (quien anteriormente estuvo en el cargo desde diciembre del año 2009 hasta julio del 2013).

Con el retorno de Calderón Montoya a la dirección de la Casa de la Literatura Peruana, no esperamos nada nuevo, ya conocemos su gestión, pero lo que sí le recomendamos es que convierta ese espacio en un lugar más democrático y dinámico. Además, que no cometa el error de priorizar a personajes políticos de la estrella. Hay que entender que ya no estamos en el gobierno de Alan García.
Mientras tanto, seguimos esperando la entrevista con la viceministra Miriam Ponce, quien señaló mediante un mensaje que lo coordinaríamos, pero luego de eso ya no nos responde los mensajes. Viceministra queremos preguntarle por ejemplo ¿Por qué quiere cambiar el nombre a la Casa de la Literatura Peruana?
Desde aquí también esperamos que Karen Calderón nos pueda abrir las puertas para brindarnos una entrevista sobre su retorno a la dirección y los planes que tiene en esta nueva etapa para la CASLIT.
Literatura
Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa recibe la nacionalidad dominicana
Autor del libro ‘La ciudad y los perros’ permanecerá un buen tiempo en República Dominicana.

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4 meses agoon
01/06/2023
Un lugar apacible, alejado del ruido callejero y las bocinas impertinentes, los tambores de acero y la exhalación de una urbe voraz, eso necesita nuestro octogenario novelista Mario Vargas Llosa para continuar escribiendo, quien recientemente acaba de obtener la nacionalidad dominicana luego que el presidente de ese país, Luis Rodolfo Abinader Corona, decidiera otorgársela. Así lo dio a conocer Álvaro Vargas Llosa, hijo del autor de la novela Conversación en La Catedral.
“El presidente Luis Abinader ha anunciado la concesión de la nacionalidad dominicana a mi padre tras la muy cordial reunión de esta mañana en el Palacio Nacional. Muchas gracias a él y su esposa Raquel por la extraordinaria hospitalidad”, comentó Álvaro Vargas Llosa en su cuenta de Twitter.
Cabe indicar que Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936 en la ciudad de Arequipa, Perú. Por lo tanto, su nacionalidad principal es peruana. Sin embargo, adquirió la nacionalidad española en 1993. El escritor tenía una estrecha relación con España y había vivido allí durante varios periodos de su vida. Además, se casó con Patricia Llosa, quien ya era ciudadana española.
Ese mismo año renunció a su nacionalidad peruana en un gesto simbólico para expresar su descontento y su postura crítica hacia el gobierno de Alberto Fujimori y la situación política en ese momento.
Posteriormente, en el año 2010, recuperó su nacionalidad peruana tras una decisión del Congreso de Perú que aprobó una resolución que anulaba la pérdida de su ciudadana y le permitió recuperar su condición de ciudadano peruano, reconociendo su trayectoria y aportes a la literatura peruana y universal.

República Dominicana, el país elegido para continuar escribiendo
De acuerdo a medios del país caribeño, Vargas Llosa vivirá entre las ciudades de Santo Domingo y Juan Dolio. Además, el presidente dominicano Luis Abinader tuvo una reunión con el escritor y sus familiares. Al término de la cita, el mandatario mencionó que fue él quien le pidió que acepte la nacionalidad dominicana debido al largo periodo que Vargas Llosa estaría en ese país.
“Yo le he pedido, por esa decisión de pasar gran tiempo en el país, que acepte la ciudadanía dominicana y él ha aceptado esa ciudadanía”, dijo Abinader.
A su turno, Mario Vargas Llosa adelantó que está en ese país para “trabajar” en sus escrituras y se estará hospedando en Juan Dolio, un paraje perteneciente al municipio de Guayacanes, en la República Dominicana.
Por otro lado, el Nobel expresó que República Dominicana es “un ejemplo para América Latina y que va en la buena dirección”.
“Desgraciadamente, como ustedes saben, América Latina atraviesa unos momentos muy difíciles. Probablemente, en la historia de América Latina no hay momento en la historia como el que estamos atravesando. Y yo me alegro mucho de que la República Dominicana, con un Gobierno inteligente, sensato, haya promovido a este país”, indicó.
“Me encantaría, ya que he pasado algunos momentos difíciles en la República Dominicana, me encantaría pasar un momento de exaltación y de verdadera realización en este país”, añadió.
Literatura
Un dolor llamado Vallejo
Lee la columna de Julio Barco

Published
4 meses agoon
30/05/2023By
Julio Barco
Me gusta Vallejo. Me conmueve. Es un hombre solo hablándole al mundo. Hablándome con el idioma de su corazón. ¿Qué puede importar no ser entendido si el ritmo del interior es luz y verdad? Me piden que hable de Vallejo: ¿qué decir de todo lo que se ha dicho en los últimos sesenta años? Añadir que siento que Vallejo no abandonó jamás la infancia. Él es el niño eterno y triste de nuestras letras. Es el niño que no puede salir de su casa en Santiago de Chuco, donde el amor de sus hermanos y sus padres protegieron su corazón desesperado.
Después, es el joven que se educa con rigor para ser profesor, para educar a los niños del Perú; y del enorme lector, del riguroso estudiante de la literatura del Siglo de Oro, de los clásicos, del Romanticismo y del Dolce Stil Nuovo. Pero Vallejo, como todo gran poeta, tiene un destino. No sabemos si algún Dios trazado, o de una serie de azares razonados, llevaron al autor de Trilce a perder a tantos familiares, padecer la injusta cárcel y vivir en Europa, a salto de mata, como también bajo la gloria de su propio camino.
Vallejo es una forma de decir las cosas. Un lenguaje. Una mente. Un universo perfectamente personal. He ahí su trabajo atroz, su victoria: lograr posicionarse de un discurso tan poblado, donde hay tantas voces, tanta desmesura intertextual y muchos ecos. Sin embargo, Vallejo es la consecuencia de muchas influencias. Por ejemplo, no deja de ser un romántico, es decir, un autor que, frente a la Modernidad, busca un espacio de subjetividad y rebeldía, donde temas como el amor serán medulares (Los heraldos negros) o del absurdo de existir (Trilce).
No olvidemos que la tesis de Vallejo es justamente sobre el Romanticismo en el Perú. Tampoco escapa de la estela del Modernismo, y esto se observa en el uso de palabras inauditas, en la métrica que aplica a su primer libro, e incluso en menciones directas al autor de Azul. Quizás lo más original de Vallejo es su modo de ubicarse frente a la muerte, dado que es un tema existencial y humano, que huye de cualquier tiempo. Desde sus primeros libros, ya se observa el tema; sin embargo, es en Poemas Humanos donde se rompe todos los límites.
En el poema, Masa, se funda que el hombre podrá vencer a la muerte mediante la unión de todos. Este pensamiento es adelantado, porque nos habla de una utopía: el hombre trabajando por el hombre, no contra el mundo; y haciéndolo, claro, dentro de un terreno imposible: la muerte. Vallejo es el gran poeta de la Vida, porque no deja de ver directamente el problema más grande de vivir: Morir. Pero, como todo poeta que ama la existencia, impone frente a este fin el hecho de no morir porque sí, sin levantar polvo y hacer incendios, sino morir de vida, y no de muerte.
Si la filosofía se torna un discurso frente a la muerte, la poesía es el registro humano que siembra reflexión sobre la vida. La poesía vallejiana, en todas sus aristas, es vitalista y vigorosa, porque nos da un ánimo especial para afrontar aquellos golpes en la vida, que son tan fuertes, yo no sé. La originalidad, flor rara entre las flores raras, iluminó el genio total de este autor que, como todo gran poeta, no solo vino a versificar o escribir versitos sino a cambiar la vida, a revolucionar la mente y dar un vaso de ímpetu al cosmos del ser. Vallejo vive entre nosotros, aunque nos duela aún.
Publicado en la revista delatripa (México, 2023)
Literatura
Promueven obras de tres autores peruanos en Alemania
Gracias a gestión del escritor José Carlos Contreras que promueve la literatura peruana en Europa. Entre los escritores seleccionados aparecen Cronwell Jara, Carlos Rengifo y Jenny Vallejo.

Published
5 meses agoon
25/04/2023
Tener a Perú como invitado de honor en la Feria del Libro de Frankfurt en Alemania es un anhelo que le quita el sueño al escritor peruano José Carlos Contreras Azaña, intelectual que desde hace un tiempo promociona la literatura peruana en los claustros de estudios en este país, conocido como sede de la Feria del Libro más grande del mundo.
La literatura latinoamericana está llena de buenos escritores y en ese sentido, el escritor peruano José Carlos Contreras Azaña presentará la obra de tres autores de Perú en la ciudad germana de Karlsruhe, en el estado federal de Baden-Württemberg,con lo que dará inicio en Alemania a una sesión de literatura sobre escritores latinoamericanos, especialmente de autores peruanos, en la tierra de Goethe. Se trata de los escritores Cronwell Jara Jiménez, Carlos Rengifo y Jenny Vallejo.
El primero, Cronwell Jara Jiménez es uno de los escritores más importantes de Perú y cuenta con obras donde despliega su talento en géneros como la poesía, el cuento, la novela y el teatro. El segundo, Carlos Rengifo, limeño de nacimiento, es otro referente de las letras peruanas que con su trabajo creativo ha ganado premios de literatura y recibe, novela a novela, el cariño de sus lectores. La tercera, Jenny Vallejo, quien se está abriendo camino, libro a libro, y forma parte del mundo de las letras peruanas que se cocina en las provincias. Ella es de Sullana, Piura.

José Carlos Contreras Azaña sueña en ver a los peruanos, tanto de la capital y de provincias, y de los diversos idiomas ancestrales de Perú, ocupando los paraninfos y los eventos literarios de la mayor Feria del Libro del Mundo, Frankfurt, quien este año tiene como invitada de honor a Eslovenia.
“El Perú, en Frankfurt, tendría una posibilidad más para internacionalizar a más autores peruanos, ya que Frankfurt es un parqué de oportunidades, donde el libro de los escritores de Perú podría ingresar a otros mercados y ser traducidos a otras lenguas, además del idioma alemán”, afirma el escritor Contreras.
cabe señalar que las obras de Cronwell Jara Jiménez, Carlos Rengifo y Jenny Vallejo, será n abordadas por José Carlos Contreras Azaña desde el próximo 16 de junio en los ambientes de la Volkshochschule de la ciudad de Karlsruhe, ciudad donde nació el inventor de la bicicleta, Karl Drais y el inventor del motor de combustión, Carl Benz. Esta ciudad forma parte de la Red de Ciudades Creativas, un programa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Uneco) que busca promover la cooperación entre las ciudades miembros del programa.

Como se sabe, José Carlos Contreras Azaña nació en Lima, vivió su infancia y adolescencia en los distritos del Rímac y San Juan de Lurigancho y a los diecisiete años abordó una fragata en el puerto del Callao y navegó nueve meses por el mundo, vive desde hace varios años en la ciudad de Karlsruhe, Alemania. Asimismo, obtuvo una mención honrosa en el premio “Poeta Joven del Perú” y se le otorgó el segundo lugar del premio Jose Gálvez Barrenechea, que tuvo como jurado integrado a Rodolfo Hinostroza, Juan Mejía Baca y Mirko Lauer. Después de trabajar en medios de comunicación, se trasladó a Europa como corresponsal. Así también, recorrió el viejo continente y se afincó en Alemania, donde es docente y fundó el programa de radio bilingüe Haltestelle Iberoamerika.
Entre sus publicaciones destacan: “300 Wörter 300″, en homenaje a la ciudad alemana de Karlsruhe; “Danke Karl Drais” junto a Martín Hauge, en el 2018 comenzó la trilogía de las “sonrisas” con “La sonrisa del Ornitorrinco”, en el 2021 aparece “La sonrisa del Elefante Marino” y en el 2022 “La sonrisa del Cuy”.
Finalmente, los alemanes tendrán la oportunidad, en esta retahíla de presentaciones de autores peruanos, de descubrir la literatura que se hace en lengua castellana, especialmente la literatura de Perú. Y por supuesto, bajo el patrocinio del escritor más universal de todos los tiempos, César Vallejo, quien es admirado en este país por los círculos literarios. La literatura lo puede todo. Esperemos el día cuando Perú sea la invitada de honor en la Feria del Libro de Frankfurt.
Literatura
Un solo de trompetas para la jovencita genial y desquiciadamente literaria
Una lectura deLa campana de Cristal de Silvia Plath.

Published
6 meses agoon
07/04/2023By
Julio Barco
Pensemos en la narrativa norteamericana: Roth, Bellow, David Foster Wallace, Rick Moody, Thomas Pynchon, John Irving; y más atrás, Salinger, Twain, Fitzgerald, Faulkner, John Dos Passos, Hemingway, Fitzgerald, Carson Mccullers; y más atrás, solitario en su desdén, vemos a Herman Melville. Digamos dos generaciones que se enfrentan en cuento forma y fondo. Entre estas dos aguas, florece la literatura de Plath, especialmente en su salingeriana y norteamericana novela La campana de cristal (2019, Random House). En esta novela, narrada en primera persona, por un personaje que bien podría ser el alter ego de la poeta, escuchamos una narrativa confesional y evidentemente sincera:
Siempre había creído que tenía en mente conseguir una beca sustanciosa para seguir estudiando un doctorado o una beca para ir a estudiar por toda Europa, y luego pensaba que daría clases en la universidad y escribiría libros de poemas o que escribiría libros de poemas y sería editora. Normalmente esos eran los planes que tenía en la punta de la lengua. (pág. 50)
Esa punta de la lengua, la de Plath, es abierta y violenta en estas páginas. Ella, que una vez afirmó que su salvación consistía en crear cuentos o poemas, y así se explicaba lo bueno de cruzar los infiernos, nos muestra esos Nos irrumpe con la sensibilidad de una joven estudiante de diecinueve años llamada Ester Greenwood, a punto de egresar y sin saber qué diablos hacer con su vida. La vida de poeta es dura, incluso en los Estados Unidos; donde, claro, hay una solvencia y estímulo hacia lo literario, pero una enorme competencia. Una sociedad que paga muchos dólares por publicarte en una revista se torna necesariamente exigente con el tipo de texto que requiera. Plath es desnuda y sincera en estas páginas; la protagonista tiene una relación sentimental con Buddy Willard, quien es un joven recién egresado de un centro de rehabilitación por tuberculosis y un escritor notable y aspirante a la carrera de medicina. Las escenas que brotan de este romance tienen un saborcito especial:
Buddy decía que la poesía debía de tener algo si una chica como yo le dedicaba tantas horas, así que cada vez que quedábamos le leía algunos poemas y le explicaba lo que encontraba en ellos. Fue una idea de Buddy. Siempre organizaba nuestros fines de semana para que nunca lamentáramos perder el tiempo. El padre de Buddy era maestro, y creo que Buddy también habría podido ser maestro, siempre intentaba explicarme las cosas y abrirme nuevos horizontes. (pág. 86)
Así, en estas páginas Plath se muestra como una muchacha lúcida y sincera, cuya inteligencia no la evade de buscarle un sentido a su propia vida, un destino entre las letras. Y, por otro lado, la famosa educación sentimental. La inquietud de esta joven americana no es solo ubicarse literariamente, sino experimentar los vericuetos del amor:
En lugar de un mundo dividido en católicos y protestantes, o republicanos y demócratas, o blancos y negros, o incluso hombres y mujeres, para mí el mundo se dividía en gente que se habían acostado con alguien y gente que no, y esa parecía la única diferencia relevante entre una persona y otra.
En el deseo y la búsqueda del placer se desenvuelve la vida de Ester como el itinerario que sigue su propia vida inestable e intensa. Así, el amor, y las relaciones humanas, permite comprender su situación existencial, como también observar los modos de relacionarse entre hombres y mujeres. Si bien este libro tiene las características de las novelas de iniciación -sea Hukelberry Finn o El guardián entre el centeno- se diferencia radicalmente por ser el tono de una muchacha. En ese sentido, se acerca más a obras como Buenos días, tristeza de Francoise Sagan donde la subjetividad primordial es la voz femenina en medio de la sociedad. Ser mujer, inteligente y adolescente como tema nuclear de un relato. Sí, no es cualquier voz, se trata, como dijimos, de una aspirante a escritora, una joven que piensa demasiado la realidad que vive, que busca su propia individualidad, ser una misma en medio del caos. Esto, quizás la conduce a cuestionar el amor tal y como lo practicaban en esos tiempos: como una pureza de hombre y mujer antes del matrimonio:
-Creo que debería decirte algo, Buddy.
-Ya lo sé- contestó secamente-. Has conocido a alguien.
-No, no es eso.
-Entonces ¿qué es?
-No pienso casarme nunca.
-Estás loca.-Buddy se animó-. Seguro que cambias de opinión.
(pág. 111)
El trabajo de esta novela es cuestionar las peripecias de la vida de una adolescente universitaria, que ve su futuro muy complicado, entre hacer una tesis, encontrar un trabajo, matricularse a un posgrado, tener una relación sentimental, estudiar un trabajo mejor remunerado; todo esto habitando los prejuicios de su género. En estas páginas, todos estos elementos giran y son la piedra diaria que carga la protagonista:
Aunque, sin saber taquigrafía, ¿qué podía hacer?
Podía hacer de camarera o de mecanógrafa.
Pero no soportaba la idea de ser ninguna de las dos cosas.
(pág. 145)
Sin desear casarse, ni ser camarera, o, como quiere su madre, mecanógrafa, la vida de Esther, que añora una vida desquiciadamente literaria, se llena de conflictos, que inevitablemente la llevarán a consultar a un psiquiatra con el fin de solucionar sus conflictos existenciales. Después de algunas etapas introspectivas, veremos que, como última medida para menguar su depresión, el doctor Gordon propone aplicar terapias de electroshock. ¿Se imaginan a la joven promesa de las letras norteamericanas con el cerebro lleno de electricidad? No es un dato menor saber que la novela empieza hablando del uso de la misma energía en las sillas eléctricas en la ejecución de los Rosenberg. La energía se usa para matar como para “curar”. La energía, es decir, el desarrollo, pulveriza y encamina: permite un poder. Son escenas crudas, donde ya se observa el desequilibrio de la futura poeta. Sin embargo, esta novela nos permite ver los antecedentes vitales de cómo una mente brillante no puede contener el sentimiento de vacío y absurdo; y, en vez de salvarse, busca su ansiada calma. Los recuerdos de su padre muerto la visitan y enferman. Su soledad se llena de angustia. Busca navajas o pastillas: cualquier remedio es necesario cuando se llena de ansiedad o tristeza. Gracias a esta campana de cristal, podemos escuchar el grito de la campa que oscila furiosamente, el bramido de una mente frágil y demasiado inteligente; campana que no es de metal, que no es de un fuego duro e irrompible: sino de la más fina seda transparente diáfana. Plath golpea la campana de cristal, se sacude, hace tamborilear su mente, como si se tratase de la llegada de un heraldo, de un mensaje, de una señal vibrante: se quiebra su yo, se quiebra su estabilidad emocional, se quiebra su futuro, se quiebra la realidad. Así, esta valiente novela nos demuestra que Plath, en su alter ego, dibuja a una chica maldita, como Sagan, o Pizarnik, o María Emilia Cornejo, o como Kafka, otro chico maldito, o Baudelaire, o Pavese, o como Juan Ramírez Ruiz perdido en las carreteras del norte buscando quién sabe qué mineral, qué sustancia. O se acerca, sin querer, El Zorro de arriba y el Zorro de abajo.
Y se torna una suerte de campana de cristal, frágil y bulliciosa: campana que se quiebra al tacto, pero deja oír su voz, la intimidad de su asfixia y su lenguaje atrapado en su propia cavidad. Plath como la prueba de que ser inteligente no basta, que escribir genial no basta. Y sin embargo, como una afirmación de la posibilidad de tornar el arte como un mecanismo de defensa vital de todas las ciénagas inevitables….Plath…Aún oímos las campanas. Parece que la voz, parece que, parece que la, parece que, parece que la voz, como cristales, se hace trizas. Y es que (en las más de doscientas páginas de Plath, traducidas por Eugenia Vázques Nacarino) sabemos que las campanas doblan por Plath; por aquella muchacha incapaz de encajar en una sociedad enferma, que termina enfermándose para liberarse de la sucia realidad que vive y destruye. Es una voz que quiebra estructuras y abre nuevos caminos, más oscuros y crudos. Una paradoja que habita un alma estupenda, que una vez cantó:
Esta noche, bajo la luz infinitesimal de los astros,
Los árboles y las flores han estado esparciendo sus aromas frescos.
Yo paseo entre ellos, aunque no se percaten de mi presencia.
A veces pienso que cuando duermo
Es cuando más me parezco a ellos –
Desvanecidos ya los pensamientos.
En mí, el estar tendida es algo connatural.
Entonces el cielo y yo conversamos abiertamente.
Y seguro que seré más útil cuando al fin me tienda para siempre:
Entonces quizás los árboles me toquen por una vez,
Y las flores, finalmente, tengan tiempo para mí.
Que siga tu diálogo eterno con la naturaleza, querida Plath.
Literatura
La historia del terrible e indomable Vargas Llosa y el inaudito García Márquez en los ojos del Francotirador
(comentario sobre Los genios de Jaime Bayly)

Published
6 meses agoon
03/04/2023By
Julio Barco
Somos un país (¿una sociedad?) chismosa. Ahí donde algo nos llama la atención, donde un sonido guillotina la curiosidad, prestamos oídos de manera soberana. Esto no es nada nuevo, si recordamos que en la literatura peruana, tenemos, por ejemplo, a Ricardo Palma, cuya obra bordea la chismografía. Estamos ahora frente a uno de los libros más reveladores de la intimidad de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez; obra que nos permite correr el tupido velo de una vida íntima que, a tientas, intuíamos por libros de entrevistas, o de memorias (El pez en el agua, por ejemplo), configurada según criterios subjetivos. Hay que añadir que, claro, es más enfática con peruano, que con el colombiano.
Lo que hace Bayly con Los Genios (Galaxia Gutenberg, 2023) es abrirnos sin pudor una etapa de la vida de estos autores: el ciclo que va de su encuentro en Caracas, donde el autor de “Conversación en La Catedral recibió el Rómulo Gallegos, hasta el final de la amistad, que es el golpe en el rostro al autor de “Cien años de Soledad“. Ese intervalo le sirve a Bayly para configurar una suerte de tragicomedia donde observamos de cerca el éxito literario, los desafueros sentimentales, los conflictos familiares y la cotidianidad de estos dos autores emblemáticos de nuestra literatura. La prosa, el estilo no busca mostrar más de lo que narra; es casi periodístico, es decir, informativo:
García Márquez se mudó a Barcelona con su esposa Mercedes y sus hijos Rodrigo y Gonzalo el mismo año en que se publicó Cien años de soledad. Llevaban siete años viviendo en esa ciudad, tres años más que los Vargas Llosa. Carmen Balcells no le pagaba un sueldo mensual, a diferencia de lo que hacia con Vargas Llosa, quien cobraba un salario mínimo, un monto que le permitiera pagar las cuentas familiares aun si las regalías de sus libros decrecían. (pág 18)
Si hasta la fecha, la prolífica producción de Bayly parece incesante, despierta curiosidad descubrir un libro atípico dentro del corpus general de su obra. En novelas como “No se lo digas a nadie“, “Fue ayer y no me acuerdo“, “La noche es virgen” o “Los amigos que perdí” vemos el mismo tono confesional y oral de todas sus obras; quizás solo “Los últimos días de la prensa” se acerque al estilo narrativo de este autor. Los genios tiene todo para venderse como pan caliente: el chisme es una droga muy fuerte en nuestra realidad. Así, los que lean estas páginas, verán con asombro la desbocada vida sentimental de Vargas Llosa y el modus vivendi musical de García Márquez.
En Abaddón, el exterminador, Sábato recuerda que algunos cotemporáneos de Balzac se burlaban de él por su falta de garbo a la hora de almorzar; y este juicio le servía al argentino para afirmar que siempre se ataca las minucisas de los genios para infravalorarlos; en esta obra queda claro que hay un ser detrás de los libros: gente como cualquiera, con vicios, deseos y debilidades. El puesto literario de Vargas Llosa, a estas alturas de la vida, es indiscutible; sin embargo, queda la curiosidad de saber qué hubiera pasado si estos accesos de violencia (el puñete, pues) se hubieran dado en nuestras épocas de cultura de la cancelación o del famoso “funeo”. ¿Acaso no está fresco el recuerdo del puñete de William Smith a Chris Rock? Es valioso también todo el fresco de la vida intelectual de aquellas épocas; es decir, el gran trabajo de Carmen Balcells, a quien el autor considera más genio que los genios; o el uso de los diálogos para darle voz a los propios autores del libro:
-Mi hijo mayor se ha quedado mocho de un huevo-le dijo Vargas Llosa a su amigo, el escritor chileno Jorge Edwards-.Patricia quiere que vaya a Lima.
-No vayas- dijo Edwards-. Si vas, no vas a poder escribir.
(pág 102)
Este apropiamiento de las personas para volverlas personajes, le permite a Bayly articular su novela (¿relato histórico?) de modo fluido y sin perder el itinerario cronológico. Sin embargo, no podemos dejar de olvidar que, al inicio, un rótulo nos advierte que se trata de ficción: “Este libro no es un texto histórico ni una investigación periodística. Es una novela, una obra de ficción que entremezcla unos hechos reales, históricos, con unos hechos ficticios que provienen de la invectiva del autor” Con todo esto, la galería de personajes de esta obra es variopinta y va de autores como Neruda hasta cantautores como Joaquín Sabina. En cierto modo, por su galería literaria nos recuerda la novela “El amante uruguayo” de Roncagliolo. (¿O caso “El enano: la historia de una enemistad” de Ampuero?)También se captura de modo formidable el paso que va del Vargas Llosa de sus tres primeras obras maestras, a escrituras más frescas como Pantaleón y las visitadoras; este último libro, sirve para narrar las escenas que van desde las propuestas de hacer una película de la obra, hasta la propia realización de dicho filme con el propio autor como director y actor del proyecto. Sin embargo, esta experiencia deja una desazón al Nobel:
Pero no le dijo lo que, en su fuero íntimo, pensaba, se decía a sí mismo: he descubierto que no soy ni quiero ser cineasta, hacer una película es un circo, no puedo ser escritor y cineasta al mismo tiempo, o soy escritor o soy cineasta, y el cine es una suma de muchas personas, muchos egos, muchos caprichos, un operación tremendamente laboriosa y compleja (pág 223)
También es importante el rol que desempeña Patricia Llosa dentro de la novela, esposa y prima del autor. Es la mujer abnegada y traicionada, en medio de la extraordinaria carrera literaria de su esposo que, como ya lo dijo él mismo, siempre que lo regaña le dice: “Mario, tú solo sirves para escribir”. Queda claro que el papel del autor es ofrecer un relato crudo, sin filtros ni eufemismos, con el afán de darnos un fresco descarnado. Tan solo un libro como “Lo que no dijo Varguitas” escrita por Julia Urquidi, la primera esposa, ahonda a profundidad en la intimidad gracias al relato de pareja, a las cartas y crónicas de su larga relación.
Con todo lo dicho, este libro nos ofrece dos experiencias de autores que rompieron fronteras e impusieron épocas: un Vargas Llosa, cuyo temperamento y dedicación lo llevaron a la cumbre literaria antes de los treinta y un años; y García Márquez, que logró su catapulta a la eternidad pasando los cuarenta. Dos temperamentos, dos formas de entender el arte: el realismo y el realismo mágico. Uno amante de la razón y el orden; otro, de la poesía, de la música, de lo libre. Así, el motivo del violento golpe solo sirve como escusa para ahondar en los modos de ser y vivir de estos literatos. En “Los genios” se observa claramente que la genialidad es una consecuencia de un trabajo diario, un trabajo con horarios y exigentes al límite: de operar en la desmesura, en el rigor, en lo salvaje.
Este libro se publica ya con García Márquez ausente físicamente y con Vargas Llosa en plena creación literaria, bordeando los ochenta años. El octogenario autor acaba de recibir la Orden del Sol, de separarse de Presley y de publicar un ensayo sobre Pérez Galdós. El aporte de Bayly es intentar cartografiar el otro lado de la moneda; así, este libro se vuelve un molusco cuya vida es solamente posible gracias a la calidad literaria de quiénes retrata. No se puede olvidar que el autor, el niño terrible del periodismo nacional, tuvo su primer salto a la fama literaria gracias al espaldarazo de Vargas Llosa. Esto nos lleva a sospechar que el telos del proyecto es dinamitar el monumento. Hermosa forma de pagar una deuda de años: quizás para algunos el odio, es también una forma de amar.

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