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Cultura

“Un homenaje a la palabra de Gustavo Armijos”, por César Pineda Quilca

La literatura no da dinero, la literatura da satisfacciones… Yo sigo adelante porque creo que es mi vocación primera y es mi vocación definitiva…”

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Gustavo Armijos y cinco de sus publicaciones. Foto: César Pineda Quilca.

Gustavo Armijos, poeta y director de la revista “La tortuga ecuestre” acaba de fallecer. Armijos fue un poeta nacido en Piura en 1952. Periodista y Licenciado en Lengua y literatura por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Como un pequeño homenaje compartimos con ustedes una entrevista que le realizó el escritor César Pineda Quilca para su blog Nido de palabras en marzo de 2014.

Por: César Pineda Quilca


Gustavo Armijos está en Vitarte. La verdad me sorprende. No sé cómo llegó. Lo importante es que está acá. Quizás el destino y la vida lo hayan querido así. Como todas las tardes él está aquí, acompañándonos, en una larga travesía por impulsar la lectura en nuestro país a través de la I Feria Cultural de Ate: “Los libros y la calle”. Razón suficiente para dialogar y conocer más de cerca al hombre, al poeta, al periodista, a ese incansable promotor de la poesía que ha venido -y amenaza con seguir- desarrollando una intensa labor cultural en nuestro territorio nacional. Por estos motivos y mucho más decidimos hacerle unas cuantas preguntas a este hombre cuya palabra se resiste a morir.

3 poetas peruanos: Carlos Bayona, Gustavo Armijos y César Pineda Quilca. Foto: I Feria Cultural de Ate.


-Qué tal, Gustavo ¿cómo estás, cómo te encuentras?

Buenas tardes, César, buenas tardes a los amigos. Me encuentro aquí para conversar sobre aspectos importantes en estos últimos 45 años en que he estado ligado al panorama de la Literatura Peruana desde 1969 hasta nuestros días en que inmerecidamente, creo yo, hay tres instituciones culturales de mucha tradición que me han dado un reconocimiento. Como decía un autor “prefiero los reconocimientos o los homenajes en vida antes que muerto” y esto me motiva para seguir luchando y seguir dándole pelea a la vida y a la muerte, por qué no decirlo, porque es sumamente difícil desarrollar una labor como la que nosotros venimos llevando a cabo en los últimos tiempos debido a que no existe un incentivo por parte del Estado peruano.

-Tienes muchos años dirigiendo la emblemática revista “La tortuga ecuestre”, cuéntanos  ¿cómo se inició la revista y hace cuánto tiempo?

Mira, la revista “La tortuga ecuestre” nace a contraposición de “Hora Zero”. Hora Zero se publicaron creo que 7 u 8 números, no recuerdo bien. Tengo todavía en mi archivo Hora Zero Cañete (por Enrique Verástegui), Hora Zero Chiclayo (por Ramírez Soto) y Hora Zero Pucallpa (por Jorge Nájar).
La tortuga ecuestre” nace el año de 1973 como una necesidad de un grupo de escritores -de distintas universidades- que asistía al bar Palermo que quedaba en Colmena muy cerca a San Marcos y cerca al Salón Blanco que también era otro lugar donde los poetas, principalmente los de provincias, nos reuníamos con la finalidad de esbozar proyectos y concretar algunas publicaciones. Entonces nos reunimos un grupo disímil de escritores y fundamos la revista “La tortuga ecuestre”. Creo yo que es una circunstancia que Isaac Rupay haya aparecido como director de la publicación por cuanto este servidor con un desprendimiento total ha financiado el primer número de la revista -todavía tengo la factura de la Editorial Jurídica- la cual nos costó 1920 soles oro la edición. La Editorial Jurídica era la más famosa junto con la de Francisco Campodónico. Estas dos imprentas quedaban en Breña. Fuimos donde Campodónico y era muy caro, en el Jr. Chavín 45, y nos fuimos al Jr. Loreto donde se editaba casi todos los libros de Derecho de aquel entonces. Hablamos con la propietaria y nos aceptó un pequeño folleto de ocho páginas, con una carátula color guinda. Ahí publicamos los que estuvimos con Isaac, con Elías Durand, con Santiago López Maguiña, con todos los poetas: Armando Arteaga, Juan Carlos Lázaro, Óscar Aragón, Bernardo Rafael Álvarez. Todos ellos asistíamos al Palermo y de ahí nace “La tortuga ecuestre”.

-¿Con qué objetivo y/o finalidad?

La tortuga ecuestre” es una publicación que en los últimos tiempos se ha dedicado a descubrir nuevos valores. Siempre fue una revista que encontró nuevos talentos inéditos pero los tiempos fueron cambiando y también las publicaciones cambian. Primero eran números de varios autores  y luego ediciones con un solo autor siguiendo un poco la tradición de don Francisco Carillo que fue quien nos impulsó y nos alentó para la publicación de la revista al igual que Marco Antonio Corcuera, aunque la revista de MA era prácticamente del formato de un libro. La de nosotros era hojas volanderas de ocho páginas que se distribuían mensualmente entre los amantes de la literatura. En aquel entonces todavía los medios de comunicación tenían columnas culturales y el primer número fue un éxito total porque apareció comentado en casi todas las publicaciones culturales de Lima y de provincias, principalmente de Lima. Todavía guardo y tengo el archivo de todos los comentarios que salieron favorables a la revista “LTE”. Muchos mencionaban que era la revista y así fue, que iba a continuar con la tradición que había impuesto don Francisco Carrillo con “Haraui” y “Cuadernos trimestrales de poesía” con don Marco Antonio Corcuera. Al desaparecer el Dr. Francisco Carillo (director de Haraui) se quedó “Cuadernos trimestrales”, salió un número, luego perdió la vida MAC y nosotros hemos continuado. Creo yo que se ha caminado un largo trecho.

-¿Cómo hasta ahora?

Hace seis meses que la revista ya no sale, no sé si volverá a salir o quedará ahí, pero en total se han publicado 346 números en total. Es todo un record, porque ninguna publicación ha tenido esa cantidad de números. En total yo empastadas las tengo y son tres tomos bastante voluminosos.

-“La tortuga ecuestre” ha sido una revista netamente de poesía, pero con el paso del tiempo se ha brindado un espacio a otro tipo de creaciones ¿no es así?

Sí, eso por requerimiento de los propios autores y de los amigos que me decían si se podía publicar relatos o se podía publicar narrativa. Han publicado varios narradores y para qué, no tengo quejas. Serán siete u ocho, más no.

-¿Y eso por qué?

Porque tampoco he tenido la oportunidad de acercarme mucho -debido a mi enfermedad- al ambiente literario como antes. Antes era un asiduo y un empedernido asistente a las reuniones, principalmente al Queirolo, a Don Lucho, a Quilca. Con el paso del tiempo como se ha ido resquebrajando mi salud y un poco que hemos perdido, no el entusiasmo, pero sí los deseos de hacer vida bohemia es que la revista no está apareciendo últimamente, pero ya volverá aparecer.

-Ya que hablamos de apariciones hace unos meses atrás se publicó un libro por los 40 años de “La tortuga ecuestre” con una reducida cantidad de 200 ejemplares que bien podría ser en un futuro no muy lejano una edición casi inhallable.

Así es. Ha salido un libro de 160 páginas por los 40 años. Es un libro bastante voluminoso y ahora he recibido una oferta para sacar otra edición que sería la definitiva.

-“La tortuga ecuestre” ha sido por muchos años una gran vitrina para los escritores ¿qué grandes satisfacciones te ha dado?

Eso sí es verdad. “He descubierto a muchos”, como diría un gran animador de televisión, pero muy poco agradecimiento en cierta medida, porque con los últimos homenajes, sobre todo en provincias, en ciudades donde no ha habido una tradición literaria tan arraigada hemos tenido, por ejemplo, en el Club Grau de Piura una asistencia de 400 personas y casi todos los escritorios del departamento de Piura y del norte del Perú han asistido a ese homenaje. Eso creo yo es un gran logro y, por lo demás, hemos descubierto nuevos valores. No te puedo decir nombres porque después se resienten, pero les recomiendo el último libro que se ha publicado con textos de “LTE”. En total son cinco ediciones que se han hecho y ahora he recibido la oferta de un editor para que se haga otra edición que sería, como te reitero, la definitiva de “LTE”.

Gustavo Armijos en la I Feria Cultural de Ate, 2014.  Foto: César Pineda Quilca.


-“LTE” es una revista que toma prestado el título de un poemario de César Moro. En tu caso en particular ¿cómo y cuándo surge ese interés por él?

En 1973 se publica el libro “Antología de la poesía peruana” de Alberto Escobar. Escobar dice claramente en la presentación, en el introito a Moro que “un escritor surrealista ha sido descubierto, redescubierto o revalorado por escritores jóvenes” y eso es verdad. Nosotros somos los que iniciamos toda una campaña -al margen de André Coyné- de revalorización de Moro, porque Moro muere el año 56 siendo profesor de francés del colegio militar Leoncio Prado y, mayormente, salvo escasas antologías y la devoción de Coyné para publicar “Los anteojos de azufre y otros textos” de Moro fueron motivo suficiente para que los autores comenzaran a interesarse en la obra de este gran surrealista que a nivel mundial impuso el Surrealismo y que se reunió con gente muy valiosa de esta escuela literaria.

-Conversemos un poco acerca de tus inicios o tu experiencia como poeta.

¿Mi experiencia como poeta? Bueno, muchos trataron de confundir al auditorio haciéndome aparecer como un promotor de la poesía, mas no como poeta. Pero en 1981 yo gano el Premio Municipalidad de Lima. Fue el premio mejor dotado económicamente (un millón de soles) de la época, no de ahora, sino de aquel entonces. Luego gano los Juegos Florales en una universidad y otros Juegos Florales que organizó el INC. Esos fueron mis tres galardones y después no he vuelto a participar en eventos.

-Ya que tocas este punto ¿crees en la transparencia de los concursos literarios?

No he participado en eventos, no porque no crea en los concursos de poesía, sino que, simple y llanamente, a veces (no digo, ni tampoco lo voy a decir que están amañados) ya se sabe el resultado. Yo me presenté a Copé y me hice la promesa de no hacerlo nunca más, porque mi sobre manila ni siquiera lo habían abierto, ni siquiera se habían dado el trabajo de leerlo porque parece que ya tenían a un ganador por anticipado. Entonces ese ha sido el motivo por el cual ya no he querido participar en ninguna justa, en ningún evento de esta naturaleza.

-¿Cómo entraste a la literatura, a la poesía, específicamente?

Mi primer amigo que yo tuve cuando vine de Piura (el año de 1969, a la sazón tenía16 años, porque recién en febrero del año siguiente iba a cumplir 17 años) fue el charapa Manuel Morales Peña. No es que me trate de subir al carro ahora que él no está con nosotros y haya fallecido años atrás en Porto Alegre porque es muy fácil en el Perú perseguir a los vivos y adorar a los muertos. Él fue mi primer amigo. Yo entré al Palermo y me encontré con él. Me dijo “yo soy Manuel Morales y escribo poesía. He ganado los Juegos Florales de la Universidad Nacional “Enrique Guzmán y Valle” o, mejor dicho, he ganado el premio de los Juegos Florales de “La Cantuta”. Y soy amigo. Te puedo presentar al gordo Manuel Velásquez, a Juan José Vega, a Walter Peñaloza y a otros que te pueden ayudar. A los del grupo Narración: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Antonio Gálvez Ronceros”. No me puedo olvidar de ellos. Todos ellos han sido mis profesores extracurriculares porque iba al Palermo. Yo era muy joven, todavía. Recién había terminado la secundaria y me preparaba para estudiar en la universidad, Periodismo. Todos me aconsejaban que siguiera Derecho porque tenía un buen coeficiente intelectual, pero mi vocación pudo más y mi padre me apoyó en eso.

Por eso con la pérdida de mi padre yo estoy sufriendo demasiado al margen de haberme quedado como hijo único, sin padre, sin madre, sin hermanos, sin nadie. Tengo un amigo (Carlos Bayona) que es el único que me está apoyando ahora y que de no ser por él, de repente, ya no estaría en este mundo porque es sumamente difícil, sobre todo, cuando uno ha tenido la protección y el apoyo del padre. Mi papá, un hombre dedicado a la industria gráfica, se preocupó siempre. Nunca me prohibió. Sin embargo, mi familia de ahora: mis sobrinas, mis sobrinos, mis primos -hasta por facebook-  tratan de minimizar la labor del literato, la labor del creador, la labor del hombre que se dedica a la literatura, pero yo sigo adelante porque creo que es mi vocación primera y es mi vocación definitiva, también.

-¿Qué representa para ti la poesía?

La poesía es fundamental porque yo creo que no existe sobre la tierra polvo alguno donde no se haga poesía. Desde el rincón más apartado del planeta hasta las grandes urbes todos se dedican a la poesía. Yo he sido una persona que ha viajado mucho, primero por mi profesión. He ido a varios mundiales, he ido a torneos internacionales. Mi profesión fue fundamental e importante para que yo viajara. Luego he ido a eventos y he sido invitado a diversos certámenes a nivel internacional. He conocido poetas, por eso es que aparezco en varias antologías latinoamericanas no por el grado de amistad que tengo con los escritores, sino porque lo que han hecho es revalorar una obra que tiene un espacio pero que algunos se resisten todavía a reconocerla.

-Mencionaste hace un rato a tu primer amigo, Manuel Morales. Quisiéramos que ahora nos hables acerca de Lucho Hernández, Juan Ojeda, Juan Ramírez Ruiz ¿qué recuerdos tienes tú de ellos?

A todos los conocí. A Lucho Hernández lo conocí en el bar “Henrisse” tres o cuatro días antes que viajara a Buenos Aires donde creo yo se suicidó. Estuvimos reunidos Luis Fernando Vidal que ya no está más entre nosotros (lamentablemente perdió la vida en un accidente de tránsito -creo que una combi lo atropelló- y con él se fue un gran narrador también, un gran escritor que apuntaba para mayores logros, pero de todas maneras su obra ha quedado), Omar Ames que está en EE.UU y Lucho Hernández. Tanto Lucho como L.F. Vidal estaban contentos por la publicación de “El tiempo no es precisamente una botella de champán” que lo editó O. Ames. Y tenía entre sus manos la carátula o la cubierta de mi libro “Celebraciones de un trovador”. Y todos estábamos alegres porque teníamos la carátula de los tres libros que aparecieron en la Colección Poesía de la editorial Ames. Yo a Omar no tengo cómo agradecerle porque gracias a él y a sus primorosas ediciones aparecí en la poesía porque por aquel entonces publicar en esas ediciones era carísimo. Yo me recuerdo que era un sábado muy nublado en Lima, un sábado típico limeño y nos reunimos con él. Nos despedimos y yo no volví a ver más a Lucho Hernández, aunque en algunas ocasiones cuando iba al Hospital “Dos de mayo” -él era pediatra- me acercaba a conversar muy brevemente. Le gustaba usar pastillas muy grandes, prominentes. Luego Nicolás Yerovi se encargó ya de difundir la obra de L.H. Lucho escribía en cuadernos, cuadernos que luego regalaba a los amigos. La tarea más difícil de Nicolás Yerovi era la de reunir todos esos cuadernillos.

Con Juan Ojeda nos hicimos amigos. Él era estudiante de Bellas Artes, estudiante de San Marcos de Filosofía y estudiante en la Biblioteca Nacional del Perú de Bibliotecología. Arte estudiaba en la Escuela de Bellas Artes y Filosofía en San Marcos, entonces coincidimos con Juan Ojeda en la posición de marginalidad del artista y del poeta. Había un Lau Chun en el jirón Ucayali y al costado uno de esos restaurantes antiguos de chinos y ahí nos reuníamos con Benito Guti, con Javier Huapaya a conversar sobre poesía, sobre literatura. Juan era un hombre muy huraño. Le gustaba mucho la bohemia y con él nos reuníamos en la llegada del bar Chino Chino, en todos los bares de la época. Yo todavía, en aquel entonces, bebía poco. Reconozco que después he bebido mucho y ahora ya no bebo nada porque estoy enfermo, pero he tenido la amistad de todos ellos.

He dejado para el final a Juan Ramírez Ruiz. Juan Ramírez, para mí, es el poeta más importante de “Hora Zero”. Para mí no es Pimentel, sino Juan Ramírez Ruiz, el verdadero ideólogo de H.Z. Yo lo visitaba cuando vivía y compartía cuarto con Pepe Cerna que después se fue (no sé la vida de José Cerna Bazán hace muchos años, creo que es profesor en una universidad norteamericana o está en Europa). Yo iba a casa de Juan y después pasábamos a una especie de restaurante pequeñito en la esquina de Ancash donde está la casa de Pilatos que luego Fujimori lo convirtió en Tribunal Constitucional y el jirón Azángaro. Ahí había un cafetín y nos reuníamos con Juan para hablar sobre cosas muy importantes. Hasta lo último lo vi a Juan. Creo yo que he sido uno de los últimos en verlo cuando se fue de viaje y falleció en aquel trágico accidente en la ciudad de Trujillo. Ahora sus restos ya descansan en Chiclayo. Pero él ya estaba cansado. Me decía: “La obra ya está hecha, ahora viene el trabajo de los críticos que son los encargados ya de estudiar y de valorar lo que nosotros hemos hecho. Tú no debes de preocuparte demasiado porque “La tortuga ecuestre” es una revista muy importante y es un ícono de los 70 y no solamente “Hora Zero”, ni “Estación Reunida”,  ni “Gleba”, ni “Línea Éter” del Callao. “La tortuga ecuestre” tiene su espacio, tiene su lugar y considero que es una revista importante y es un referente de los años 70”, eso me dijo don Juan Ramírez Ruiz a quien yo lo seguí estimando toda la vida, a quien le preguntaba de por qué su alejamiento de “Hora Zero”. En una oportunidad me respondió, me dijo:“Mientras ellos se han ido a Sinamos, han ido a los medios de comunicación oficiales, yo me he dedicado a trabajar mi literatura” y publicó “Las armas molidas” que le publica Jorge Luis Roncal. Ese es su último libro. Tres libros escribió Juan. El primero “Un par de vueltas por la realidad” que lo publica en la editorial de don Fidel Ramírez Lazo en Pueblo Libre, luego el libro que lo publicó la editorial de O. Ames (yo le hablé a Omar de un poeta importante de Hora Zero y ahí publica Juan su segundo libro, “Vida perpetua”). Y su tercer libro -bueno, ahí yo ya no tuve nada que ver porque ya no estaba cercano a él- “Las armas molidas” que lo publica Jorge Luis Roncal.

Gustavo Armijos. Foto: Difusión.


-¿Qué apreciación tienes de los grupos literarios?

Yo particularmente no he pasado por ningún grupo literario. La tortuga nació como algo accidental de un grupo de jóvenes que quieren tener su medio de comunicación a través del cual quieren decir su voz. Eso fue “La tortuga ecuestre”.  “La tortuga ecuestre” no fue un grupo literario. Pero de los grupos literarios creo poco porque al poco tiempo se desintegran. “Hora Zero” no duró mucho. Hora Zero se ha venido reciclando con escritores que luego han aparecido en la escena literaria nacional pero que no estuvieron en los inicios del grupo. Para mí lo valioso es la sinceridad. Por ejemplo, Tulio (con todo el respeto que se merece, porque la obra de Tulio es muy importante) pero él fue de “Estación Reunida” junto con Elqui Burgos, con Óscar Málaga, con Pepe Rosas Ribeyro, creo que Patrick Rosas también se acercaba por ahí, Manuel Morales a veces, pero no formaban parte del grupo y de eso yo puedo dar testimonio porque eso yo lo he vivido, a mí nadie me lo ha contado. Yo lo he vivido. Hay gente que me odia por eso, por decir la verdad, pero yo digo mi verdad y esa es mi verdad.

-¿Cómo ves el panorama de las argollas literarias?

Siempre hubo grupos literarios de poder. Había un grupo que nadie lo menciona pero que quiero hacerle justicia: El grupo “Cirle” de la Universidad Católica. Este grupo donde no estaba Abelardo Sánchez León porque ASL fue un poeta insular junto con Pepe Watanabe, el mismo Manuel Morales fue insular, fueron poetas insulares.  El grupo “Cirle” -donde militaba nuestro amigo Ricardo Gonzáles Vigil- fue muy importante y lo mencionan poco, pero tiene su trascendencia también dentro de los años 70. Los grupos se forman y al poco tiempo se desintegran. Yo recuerdo los años 90 porque quizá con la generación que he tenido yo mayor relación ha sido con la de los noventa. “Estación 32” duró poco y al poco tiempo se desintegraron. El grupo “Neón” tuvo poco tiempo… luego Paolo de Lima fue por su lado, Leo Zelada se fue a Europa, Juan Vega Moreno murió, Carlos Oliva murió y así se han ido presentando conforme han pasado los años la creación de grupos que luego se han desintegrado rápidamente o han desaparecido con un número, dos números de una publicación y luego chau, rosa.

-Dialoguemos, a groso modo, acerca del trabajo del periodismo cultural. Se observa en estos tiempos que esta labor prácticamente está desapareciendo, sobre todo, en los diarios de gran circulación nacional. Sin ir más allá ¿qué sensación -o sinsabores- te genera toda esta situación al respecto?

Sí. El último libro importante lo publicó la Universidad San Martín: “Periodismo cultural y de espectáculos”. Ahí está incluida “La tortuga ecuestre”. Lo claro es que es de mal gusto poner en ese libro -en la parte de espectáculos- a Magaly Medina, pero qué vamos hacer, porque así es. Magaly Medina estuvo ligada con César Lengua. César fue un hombre al que también le agradó la poesía. Creo que publicó dos libros. A Magaly también le gustaba la literatura, la poesía. Ella apuntaba a ser una creadora, pero como después el dinero y otras cosas de la vida los va ganando, lamentablemente, abandonan la literatura.

-Tú nunca la abandonaste, por supuesto, pero ¿qué te da la literatura?

La literatura no da dinero, la literatura da satisfacciones. Y eso es lo que más le incomoda a mi familia: “que yo viva pensando en satisfacciones espirituales y no en ganar ni en hacer dinero”. Por eso es el abuso que vienen cometiendo en contra de mi persona por la sencilla razón que ya no está mi padre. Mi padre era quién defendía mis intereses.

-¿Qué opinión te merece el papel que cumple la crítica literaria en el Perú?

Bueno, le falta creatividad a la crítica literaria en el Perú, como decía Octavio Paz. Yo creo que el último gran crítico de la poesía o de la literatura en el Perú fue José Miguel Oviedo. Cuando se va J.M.O se crea un gran vacío. Pero ahora está Ricardo Gonzáles Vigil. Yo contra Ricardo la verdad no tengo nada, muchos han creado un mito en torno a que yo tengo bronca con él, para nada. Al contrario, yo lo admiro, lo estimo, tiene una obra importante. Lo de Toro Montalvo es un trabajo más de recopilación que de crítica. Yo no encuentro una labor de crítico importante, más bien sí de historiador porque recoge textos y está bien informado, es un acucioso investigador.

La crítica literaria en el Perú necesita incentivos para que vuelva y que los medios de comunicación tengan espacio para los escritores. En mi época había unas 8, 10 hasta 15 columnas de poesía o de literatura. Ahora ha quedado “La República” del europeizado Pedro Escribano que más parece un periodista del diario “El País” de España cuando hace trabajo de crítica.

La crítica necesita mucha más capacidad creadora, tenemos una crítica demasiado sectaria para con algunos y muy rigurosa con otros. Necesitamos una crítica más variada y que dé oportunidades a los autores. Por ejemplo, este narrador que en sus comienzos yo lo ayudé bastante corrigiendo sus textos en cuanto a edición, corrección, que publicó “La tarde de toros”  y que ya no puede verla ni en pintura: Óscar Colchado Lucio. Sin embargo, ahora ni me saluda ni me llama. Su misma esposa le decía “te llama tu amigo Gustavo”. Yo recuerdo a Óscar cuando recién llegó a Lima, cuando él recién venía desde Shimbe, de Chimbote. Ya luego se vino a radicar por la Panamericana Norte. Yo iba a verlo, a visitarlo, pero posteriormente perdí contacto con él. Creo que la crítica ha sido un poco injusta con Óscar. Debería existir una verdadera revalorización de toda su obra, aunque lo consideran, pero no en la medida ni el lugar que deben darle.

El poeta disfrutando de los sabores del Perú.


-¿Cómo se le ve al poeta en nuestro medio peruano?

Al poeta se le ve como un vagabundo, como un bohemio, como un marginal, cosa que no es así. Yo me he dedicado a la enseñanza universitaria, me he dedicado al periodismo, me he dedicado a otras actividades. Ahora no, porque estoy enfermo. El Estado no se preocupa, absolutamente, en nada. Ni siquiera he recibido apoyo por parte del Estado peruano a pesar que lo he solicitado. Parece que no les interesa, que les resulta odioso que el escritor exista. Entonces el poeta, definitivamente, es visto como un paria, como una espina o como una piedra en el zapato para los gobiernos de turno. Y eso no debe ser.

Con respecto a la figura del poeta quisiera saber cuál es tu punto de vista acerca del mito que se ha construido sobre María Emilia Cornejo. Algunos sostienen por ahí que no es una poeta, sino un invento de nuestro tiempo. ¿Crees tú en eso?

En el 4to piso del Ministerio de Educación recuerdo a Pepe Rosas Ribeyro, a Elqui Burgos, a Pepe Cerna, los que estuvimos con Isaac Rupay esa mañana, porque a Rupay le metieron en la cabeza de que se abriera de “La tortuga ecuestre”. Siempre ha habido discrepancias con algunos miembros de “Hora Zero” y en ese texto de desmitificación que dijo Rosas Ribeyro yo sí lo ratifico. María Emilia Cornejo es una invención porque esos poemas los corrigieron y ellos lo hicieron. Es malo hablar de un muerto porque ya no tiene cómo defenderse, pero eso es la verdad, yo estuve. Yo estuve esa mañana y posteriormente nos fuimos a tomar un café al Palermo. María Emilia Cornejo es un mito y es un mito creado por Marco Martos (con todo el respeto que se merece el presidente de la Academia Peruana de la Lengua, a quien estimo y quiero mucho y que además es mi paisano) e Hildebrando Pérez, al igual  como también crearon a Rafael Yamasato. Rafael Yamasato no existe, dicen que nació en Ferreñafe. En la revista “Hipócrita lector” ahí se deleitaban ellos y se recreaban creando personajes que en realidad no existían porque María Emilia Márquez adoptó el apellido del esposo Cornejo. María Emilia Cornejo murió joven, muy joven en 1972. Sí la recuerdo. Era un gordita que en un recital de “Gesta” en San Marcos, un sábado donde se repartían unas plaquetas y se presentó Abelardo Sánchez León, Jesús Cabel, Elqui Burgos y otros autores, se presentó ella. Tuve la oportunidad de conocerla personalmente también. Yo a la mayor parte de escritores del Perú de finales del siglo XX e inicios del XXI a casi todos los conozco personalmente, a ninguno de referencia. Bueno, últimamente frecuento poco el ambiente literario… pero cuando he estado más joven o, en la plenitud de mi vida, yo los he frecuentado a todos.

-¿Por qué urge o surge la necesidad de crear una revista?

Bueno, simple y llanamente, porque es una tribuna que te permite mostrar tus cosas. Lamentablemente en el Perú siempre el gran problema que han tenido los escritores es tener un lugar donde dar a conocer sus publicaciones, sobre todo, cuando comienzan y la revista ha servido para eso. Quien no quiera reconocerlo es su problema, pero quien lo reconoce y lo valora en buena hora por cuanto llegar a la cantidad de años que hemos cumplido -40 años- es un tiempo bastante prolongado. Pienso yo que se cierra un ciclo de la publicación. Pienso… no sé todavía, no he tomado la decisión definitiva. Todo depende de cómo se presenten las cosas.


-¿Es difícil ser editor en el Perú?

Es difícil, por cuanto se tiene que contar con los medios suficientes. Yo no hubiera podido publicar 350 números de la revista, sino hubiera contado con el apoyo pecuniario de mi padre. En la época en que se tuvo la imprenta siempre conté con todas las facilidades que me supo brindar él. Además, nunca se opuso y eso es importante porque hay padres que te dicen “anda a hacer dinero que es lo que te da para vivir”. Sin embargo, mi padre se sentía orgulloso que yo me dedicara a la literatura. Difícilmente otros padres sienten lo que sintió él. Lamentablemente ha fallecido a los 90 años por una negligencia médica de parte de los médicos de Essalud, pero ya no podemos dar marcha atrás. Ha transcurrido tiempo. Fue el 17 de junio que nunca me olvidaré en mi vida mientras viva, que es poco tiempo el que me queda de existencia…

Yo, particularmente, te digo que sí es bien difícil ser editor en el Perú. Por ejemplo, saber escoger bien los textos o encontrarte con el resentimiento de algunos. Hay gente que me odia porque nos los publiqué. No consideré que deberían salir en la revista pues no tenían la calidad suficiente y eso les mortifica a algunos mientras que otros se sienten mal, totalmente mortificados.



-Cada vez que te oigo hablar siento que hay una gran melancolía, una herida abierta que no se cierra, todavía. Por lo que puedo observar ¿extrañas mucho a tu padre?

Por supuesto que sí. En los últimos años perdí a mis dos hermanos. Antes de eso, mi mamá ya había fallecido hace cuatro décadas. A raíz de esto se desintegró totalmente la familia… Era la única familia que tenía. Ahora yo, soy solo, estoy solo… Estoy luchando contra el mundo, estoy luchando contra la mezquindad de mi propia familia y estoy luchando contra mis propios demonios, creo yo. Es muy difícil sentir lo que uno siente cuando pierde a un padre, sobre todo, a un padre que no digo yo que haya sido protector sino que ha incentivado en mí la vocación literaria. Eso es muy importante y eso es lo que voy a valorar siempre hasta que me muera.

-¿Qué te parecen al respecto las muestras y antologías de poesía?

Yo he realizado varias. En mí no ha primado ningún tipo de interés, sino dentro de los criterios de selección y lo más importante ha sido la calidad de los textos. La calidad de los textos y las antologías que he realizado de “La tortuga ecuestre” he puesto solamente a los que han publicado en la revista “LTE” porque eran antologías de la revista. No eran antologías ni panoramas generales. Han sacado comentarios, opiniones en el sentido de que faltaba tal o cual autor, pero están equivocados porque era un trabajo de selección de la revista y muchos no quisieron en su momento publicar. Ahora quieren publicar en la revista, pero ya es demasiado tarde.

-Quizás, por ahí, hay un resentimiento hacia tu persona. ¿Por qué Gustavo Armijos es tan temido dentro del panorama literario nacional?

Yo creo que más que temido, respetado. Yo me he ganado ese respeto, aunque no lo crean muchos, en base a mi esfuerzo, en base a mi labor. Marco Martos me decía una gran verdad: “Tú te has hecho solo”. Yo me he hecho solo, he luchado solo. He tenido que enfrentar una serie de adversidades y todo por la literatura. Pero temido, no creo. Incluso hay gente que no me pone en sus muestras, en sus antologías, en sus panoramas, en sus estudios. Creo que el juez insobornable y que todo lo puede es el tiempo. El tiempo va a determinar si tu obra merece ser estudiada y ser considerada en el futuro.  Al tiempo deben de temerle, no a Gustavo Armijos.

Se ha creado cierto mito en el sentido de que yo soy un personaje problemático. Mentira, eso es absolutamente falso. Los que me conocen, los que dialogan conmigo saben que ni siquiera soy agresivo. Soy una persona que me gusta conversar. Me gusta encender la pradera creando polémica, pero de ahí a ser temido por otras cosas, no. Nunca he agredido a nadie, nunca me he agarrado a golpes con nadie. Simple y llanamente he sido una persona respetuosa del trabajo de unos y he tenido que decirles la verdad a otros. Quizás, el temor venga de manifestar las cosas sin ningún miedo. No tengo miedo de decir “fulano de tal o cual es un argollero” que hace sus argollas o hacen sus antologías, no solamente en Lima, también lo hay en Piura que es mi tierra natal. Hay gente que hace sus antologías y pone a tal o cual autor por interés, pero eso no debe de primar. Lo que debe primar es la calidad y si un texto tiene calidad yo lo pongo. Yo soy respetuoso de la calidad literaria y el trabajo de los artistas.

-¿Qué comentario te genera el “Plan lector” y ese poco amor que se le tiene tanto a los libros como a la lectura?

La mayor preocupación por parte de mi persona ya que estoy en el ambiente literario durante 45 años es que existe poco amor por la lectura. Yo acabo de estar en el norte del país y me he encontrado que generalmente los jóvenes no leen y no leen por la sencilla razón de que no son incentivados desde pequeños a que se dediquen a la lectura.  

Ese “Plan lector” que estructuraron y que elaboraron ha sido un fracaso. Definitivamente, los jóvenes no se dedican a leer y eso trae como consecuencia obras deficientes. Pienso que elaborando un buen “Plan lector” se obtendría un resultado más positivo en el sentido de que la gente lea, que la gente sepa valorar a sus artistas y se le brinden los homenajes que ellos realmente se merecen. No hay que esperar que un artista se muera para brindarle una serie de homenajes. La lectura debe ser obligatoria en todos los niveles de la educación peruana, pero una lectura bien orientada, capaz de incentivar en el estudiante, en el alumno, una sensibilidad que le permita valorar los textos, estudiarlos e integrarlos a un estudio literario que tenga un auténtico valor.

Lo que sí me preocupa de sobremanera, desde hace algunos años, es que la gente lea poco. No hay un verdadero deseo por parte de los estudiantes. Y si uno mira los programas de televisión se encuentra que la mayoría desconoce a los autores ya consagrados y eso es, ya de por sí, deprimente.

-Ya sin deprimirnos tanto ¿qué otros intereses tienes muy aparte de tus pasiones como son la poesía, la literatura, la edición de libros y la revista?

Yo particularmente tengo el interés de tener un lugar donde vivir. Ahorita no lo tengo. Gracias a la generosidad de un amigo -como te manifestaba antes- estoy sobreviviendo en un lugar, pero yo quisiera tener tranquilidad y que el Estado peruano se preocupe. Los escritores no podemos quedar tan desamparados sin un lugar donde vivir, sin un lugar donde seguir desarrollando nuestra labor, sobre todo, alguien que ha dado 40 años de su vida. En estos años 40 años yo he podido generar toda una riqueza, todo un mundo de expectativas, pero no las tengo porque me dedique de lleno a la literatura. Mi interés mayor es tener un lugar donde vivir y tener las facilidades para continuar publicando en mi revista. Creo yo que esta entrevista me va ayudar mucho.

-Algunas palabras finales…

Mi agradecimiento porque te preocupas de difundir la literatura y la poesía, especialmente, en un medio tan hostil como el nuestro. Los medios de comunicación deben -y deberían- de preocuparse a dar espacio para que se comenten las obras de los creadores peruanos. Definitivamente, no vivimos en España para que “La República” tenga una página cultural que más se parece al diario “El País”.

Ya para finalizar quiero reiterar que los nuevos escritores, sobre todo, se preocupen de luchar y de librar una lucha que va a ser muchas veces solitaria, sumamente difícil como ser poeta en el Perú, como ya lo decía mi buen amigo, Manuel Morales. Muchas gracias.

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Por Edwin Sarmiento

–El maestro Tamariz dice que el almuerzo será este jueves y no miércoles—

El aviso de Justo Linares en la Tertulia del Chivo Castillo es un “no te olvides” cada vez que lo hace en nombre de Domingo Tamariz, el mayor de los contertulios, con sus 96 años a cuestas y macizo como tronco de algarrobo. Hay que ir, entonces. Será un encuentro ameno, divertido, de muchos recuerdos, como de costumbre. La historia viva de la segunda mitad del siglo XX hasta la actual del siglo XXI en una mesa para seis periodistas. Esta vez no estuvieron César de los Heros, Jorge Sandoval, Luis Padilla, Hugo Chauca. Se les extraña. Y allí están Domingo Tamariz, Justo Linares, Francisco Ugarteche, Bernardino Rodríguez, Henry Aragón y Edwin Sarmiento, enfundados en casacas y abrigos que fueron arrancados de sus armarios de caoba con aroma a tiempo. Y el maestro Tamariz protegido, además, por una gorrita de tela que ya hubiera querido tener Luchino Visconti, legendario director de ópera y de cine italiano, de cuya hazaña cinematográfica me habló camino a casa, como vamos a ver, porque al maestro Tamariz, nada se le escapa, nada de lo ocurrido en el largo período de su vida le ha sido ajeno, nada de nada.

Él prefiere el pescado sudado, a la humeante parihuela de pescado y harto marisco que sí fueron devorados por Justo y Henry, en contraste con el tradicional lomo saltado de Francisco, a quien llamamos Panchito de cariño y mi modesto pescado a la parrilla sin yuca ni ensalada por recomendación de quienes saben cómo combatir una gastritis incipiente. Luego pasaríamos al tradicional point Berisso, donde los muchachos de la Tertulia del Chivo mataríamos esa soledad que nos persigue, hablando de la vida en todos sus tiempos; es decir, pasado, presente y futuro, por tres horas más, entre capuchinos calientes, acompañados de unos dulces llamados tiramisú, pero con receta italiana, que yo recién descubrí, valgan verdades. “Estos son los placeres a los que no debemos de renunciar”, exclamó Justo, en estilo hedonista de viejos filósofos griegos, cuando solían regodearse, semi sentados, con las manos sobre el vientre durante horas y sin levantarlas.

–¿Te vas a tu casa? ¿Me llevas?– me dijo, al despedirnos, el maestro Tamariz.

Y partimos, como de costumbre, primero a su casa y después a la mía. Sabía que el trayecto sería rico en recuerdos, viajes de una ciudad a otra, de un país a otro, de una época a otra, según le vengan los recuerdos a Domingo y le dé la gana, por supuesto, de conversar. Con él no hay pierde. Es divertido viajar y es ameno. Uno no deja de escuchar ni él deja de hablar. Su memoria es prodigiosa. ¿Cómo puede ser que este venerable anciano, que no parece anciano, siga tan animado en contarme que el tomo IV de su obra “Memorias de una pasión” ya haya entrado a imprenta?, me pregunto en silencio. Y me cuenta que el tomo V de esta publicación ya se encuentra en la fase de diagramación y que él mismo lo está diagramando. Qué tal fortaleza, Si los tres primeros tomos tienen, en conjunto, más de mil 300 páginas, con los dos nuevos tomos llegará a dos mil páginas, que son historia del periodismo peruano, amenamente presentada y contada, sigo asombrado. Me dice, además, que este año debe publicar el segundo tomo de su obra sobre personajes de la historia, que se sumarán a la media docena de otras publicaciones ya agotadas.

Mi copiloto mira los semáforos y suspira. Lima ha crecido mucho, musita. Y recuerda que cuando él se inició en el periodismo y salía a buscar la noticia, Lima bordeaba el millón y medio de habitantes, gobernaba el Perú el general Manuel A. Odría y los distritos más antiguos de la capital eran Surco, Miraflores, Magdalena, que la gente se movilizaba en tranvía, y que la revolución de Arequipa en 1955 ayudó a recuperar la democracia en el Perú. Y Lima empezaría a ser invadida por artistas de renombre, bailarinas que eran verdaderas vedettes de espectáculos para sacarse el sombrero, o mejor, la sarita de la época. “Yo tengo mil discos de larga duración de puro boleros”, me dijo. “Cuando me visites te los haré escuchar”, precisó. Y lo le dije claro que sí, maestro, te agradezco, Domingo, que yo también crecí, en Puquio, con los boleros de Los Panchos. Ah, tienes que escuchar a Lucho Gatica, a la Sonora Matancera, a Benny Moré, a Celia Cruz, le escuché susurrar, por segunda vez. Cuando vino al Perú, Pérez Prado –recuerda el maestro Tamariz—tenía chivita y usaba tacones de 12 centímetros. Él trajo el dengue (el baile, no la enfermedad). Me permitió ingresar a uno de sus ensayos. Levanta la batuta, y ¡tacatá, tacatá, tacatacátacatacá! Repiquetea el bongó y al unísono suenan los clarines, mientras que Daisy Guzmán, una guapa mulata de bien torneadas piernas, aparece como un vendabal en las pistas, dice Domingo. Fue suficiente para convencerme de que el dengue iba a poner de vuelta y media a la ciudad, acota. Y así brotan a borbotones sus recuerdos de los lejanos años 50. Ya hemos recorrido una hora del Berisso a su casa, en San Miguel. Y cuando le iba a entrar a la historia de Luchino Visconti, dijo que ya habíamos llegado y que esa historia la dejaremos para la próxima oportunidad. Así será, maestro Tamariz, mi buen amigo.

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Cultura

El inolvidable talento de Chalo Guillén

Un reportaje de Hélard Fuentes Pastor

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Por: Hélard Fuentes Pastor

«Tuvo muchos amigos», dijo Omar, hijo del gran caricaturista arequipeño, durante el homenaje póstumo que se realizó en mayo a Chalo Guillén, en una de las salas de exhibición del Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.

— Todos siempre tenían palabras de cariño hacia mi papá —destacó su hijo ante un centenar de asistentes durante la inauguración de dicha exposición, con reproducciones de su obra artística y de varios dibujantes que han representado al personaje—. Era un apasionado del deporte, además fue parte de la Selección de Básquet de Arequipa —continuó Omar disertando sobre su padre, recordando su niñez, cuando veían juntos los partidos de fútbol.

¡Qué no se ha dicho de él! ¡Del gran Chalo! —como lo conocían muchos de sus amigos. El maestro Chalo, en su juventud, llegó a conocer al gran Che Guevara en Cuba, según cuentan, cuando tuvo que huir de Brasil por sus ideas políticas en un barco pesquero ruso, aunque lo político no fue su prioridad. Allí coincidió con la esposa del Che, la economista peruana Hilda Gadea Acosta, con quien tenía un amigo arquitecto en común.

— Charlamos largamente y comenzó a hablarnos de que la revolución es la única salida, la transformación de la sociedad, y de que los jóvenes éramos los indicados porque no teníamos pecados; entonces, éramos claros y transparentes para poder enarbolar una transformación de esa índole. Él creía en el hombre nuevo (…). Nos conversaba de esto (…). En ese momento, creímos que es posible una transformación (…). Al final te das cuenta que, las balas son balas y solo causan muerte (…) —recordó en una entrevista Chalo Guillén al famoso Che.

También destacó porque compartió con personajes como Vinicius de Moraes, Luis de la Puente Uceda, Luis Bedoya Reyes y Enrique Chirinos Soto, pues en vida disfrutó de los debates e intercambios de carácter político.

— Yo lo conocí a Vinicius de Moraes —llegó a declarar Chalo—. Más que todo, él frecuentaba Copacabana, en un local donde iba la gente que le agradaba la música, a veces iban o no iban, era muy informal. Él era un poeta extraordinario, un compositor… Tuvo siete esposas.

Chalo —que tenía una personalidad singular, siquiera comparable con su amigo, el pintor Luis Palao Berastain— no ostentó ni esperaba reconocimientos, homenajes y premios a pesar de su talento. En ese aspecto, se parecía a Palao, pero no era tan silencioso como él; por el contrario, dejaba notar su entusiasmo y verbosidad en cada conversación, al estilo de otro amigo suyo, el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán. Chalo fue un poco reacio a las ovaciones y los aplausos. ¡Eso sí! Por supuesto, su arte lo merecía.

Sus padres los bautizaron con el nombre: Rodolfo Gonzalo Guillén Peralta, aunque se hizo más conocido como Gonzalo, de allí que lo llamen “Chalo”. El arte corría por sus venas, pues sus tíos cercanos, Alejandro y Arturo Peralta Miranda, se dedicaron a la literatura, fundando el recordado grupo Orkopata. Uno de ellos —Gamaliel— se volvió célebre en las letras peruanas.

Antes de la cultura, las letras, el dibujo, incluso, la arquitectura, era solo un escolar soñador que hubo de cerrar aquella etapa en el colegio San Francisco de Asís en 1956, precisamente en dichas aulas conoció a Eusebio y desde pequeños se hicieron buenos amigos. Gonzalito, seguía la disciplina de su padre, Isaac Guillén Gómez, agricultor radicado en Paucarpata, quien a sus 41 años, un 8 de septiembre de 1932, desposó a su madre, Carmen Peralta Miranda, que tenía 28 y era natural de Puno.

Su trabajo artístico se extendió propiamente en los años 80 y 90. ¡Quién no hablaba de las caricaturas de Chalo! Pero en realidad, este talento para el dibujo comenzó a cuajar desde jovencito, allá por la década del 60, veinteañero o treintañero, pues había adquirido la nacionalidad arequipeña naciendo un 30 de abril de 1939, y estuvo a punto de lograr la brasileña, ya que durante su etapa universitaria, cuando viajó a Río de Janeiro. Su primera vez —según el registro consultado— fue en 1958, precisamente en una entrevista recordó entre los años 1957/58. Entonces, registró que vivía en Lima, en el jirón Miller No. 1541, tal y como se desprende del documento. Esa decisión de mudarse al extranjero, nos habla de un chiquillo avezado, con ganas de conocer y enfrentar el mundo. Allí, en la ciudad de Niterói (Brasil), hubo de conversar con el arquitecto Oscar Niemeyer, una genialidad de su tiempo.

No dudó un minuto, tomó las valijas y se mudó temporalmente al país del Carnaval. Omar Zevallos (2010), en su libro sobre la caricatura arequipeña, comenta que a los 17 años decidió estudiar arquitectura en la Universidad de Minas Gerais. También dice que Chalo participaba de muchas tertulias culturales, académicas, tenía una inclinación de «izquierda»  y aquellas situaciones lo condujeron a Cuba; pero, naturalmente, tal cual percibimos, esos intereses políticos o ideológicos, después no fueron prioridad como militante. Más pesaba su profesión, su arte, por lo que de regreso a Brasil, pensó viajar a Europa; sin embargo, Benjamín Doig, un arquitecto amigo, lo convenció de retornar a Perú.

— Siempre me agradó la tertulia, la conversa, el filosofar, y la noche es muy propicia para eso, paralelamente a mis estudios, yo hacía ese tipo de actividades. En ese tiempo se hablaba, se discutía, las dos posibilidades que habían: el socialismo y el capitalismo —declaró sobre esa etapa de su vida.

Chalo, en la década del 60, comenzó a dibujar para diferentes medios. Tenía de qué hablar y bromear. Pintaba y dibujaba muy bien, a tal punto que está considerado en importantes compendios biográficos de artistas nacionales, por ejemplo, el Diccionario de Gabriela Lavarello Vargas (2009). Estuvo en Oiga, una prestigiosa revista donde hizo caricaturas con severas críticas a personajes como Enrique Chirinos, con quien no coincidía políticamente, según declaró hace algunos años.

No siempre hubo discrepancias ni tensiones, aquí conoció a un buen amigo, el poeta Francisco Bendezú. También colaboró con Caretas y La Olla. Para él, la caricatura lo era todo, un medio de protesta, de satirizar a los malos políticos, y una forma de homenajear, de expresar su admiración, por ejemplo, a Marco Aurelio Denegri, Jorge Luis Borges o Mario Vargas Llosa. Además, fue tan completo que trabajaba con distintos materiales: lápiz, lápiz de color, pincel, tinta china, collage, acuarela, cuero con gurbia, anilinas al alcohol y acrílicos.

En noviembre de 1967, fundó la revista Mona Lisa, donde alternó con caricaturistas como Guillermo Osorio; luego ganó un premio en el Salón Internacional de la Caricatura de Montreal de Canadá representando caricaturescamente a Ho Chi Minh en el año 1969; y en los años 70, realizó una exposición —una de las pocas— en las Galerías de Arte del Banco Popular. También tuvo experiencia como docente de dibujo en universidades de Lima.

Dos de sus referentes artísticos fueron los destacados, Teodoro Núñez Ureta y Julio Málaga Grenet, dando continuidad a dicha tradición artística en la ciudad de Arequipa, cuna de importantes pintores a nivel nacional. Su ingenio lo llevó a fundar y editar la revista de humor político Caracoles —aunque también he leído que se llamó El Caracol— hacia los años 90.

Aquel periodo fue prolífico para el autor, no solo se multiplicaron los trabajos que realizó, además alcanzó una difusión nacional; de este modo, en el cambio de siglo, ya era un personaje que concurría a exposiciones y algunas presentaciones de libros, con un atuendo típico de él, la camisa, su saco a cuadros y su sombrero. El buen Chalo, nunca esperó algo, pero felizmente, en vida, recibió un reconocimiento del Gobierno Regional de Arequipa en el año 2009, cuando ocupó su presidencia Juan Manuel Guillén Benavides.

Por esos años, ya consolidado como uno de los «mejores exponentes en esta disciplina», comenzó a difundir su talento en redes sociales, recordándonos, hasta sus últimos días, la genialidad de su pincel. El 15 de noviembre del 2023, lamentablemente falleció, dejando un gran vacío en la caricatura arequipeña.

— La caricatura creo que nace desde siempre —ofreció una reflexión sobre su arte—. Podría ser que Dios inicie un poco ese tipo de trayectoria caricaturesca, al hacer del barro al hombre o transformar, diríamos, al ángel en diablo, como fue Lucifer, que pone alas de murciélago, patas de cabra, cola de león, en fin, hay unas facetas que definitivamente son especulaciones filosóficas.

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Cultura

Rinden homenaje a Eva Ayllón en el muro de Berlín

El muralista chileno Newen Vilu retrató en Alemania a la ‘Leyenda Viva’ de la música peruana, poco antes de que ella inicie una gira europea, en el marco de las celebraciones por nuestras Fiestas Patrias

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La imagen de la célebre cantante peruana Eva Ayllón fue plasmada en el Muro de Berlín, gracias a un grafiti realizado por el artista plástico chileno Newn Vilu. Esta obra, que resalta la figura de una de las artistas más icónicas de Latinoamérica, está ubicada en Mauerpark (Parque del Muro), lugar que -desde la caída de la que fuera la frontera interalemana- se ha convertido en uno de los espacios favoritos de descanso y esparcimiento de los berlineses.

La acción artística coincide con la pronta visita de Eva Ayllón a Alemania, país donde, en el marco de las celebraciones de nuestras Fiestas Patrias del Perú, la aclamada intérprete ofrecerá tres shows: Múnich (1 de agosto, en Technikum), Berlín (3 de agosto, en Passionskirche) y Frankfurt (4 de agosto, en Zoom).  

Estas presentaciones son parte de una gira de conciertos que Eva Ayllón ofrecerá por el Viejo Continente. El punto de partida será  Madrid (23 de julio). Ciudades como Ginebra (26 de julio), Barcelona (27 de julio), Milán (28 de julio), Roma (29 de julio), Bruselas (2 de agosto) y Estocolmo (7 de agosto) también son parte de este tour musical.         

Con más de 50 años de impecable trayectoria, Eva Ayllón es una de las artistas peruanas de mayor trascendencia internacional. Su potente y virtuosa voz, junto a su desbordante energía y versatilidad sobre el escenario le permiten interpretar diversos géneros musicales. Clásicos del cancionero peruano como “Mal paso”, “Le dije a papá”, “Saca la mano”, “Ingá”, “Ritmo, color y sabor” y “Que somos amantes”, entre otros, serán parte del repertorio de esta nueva y esperada gira europea.  

Eva Ayllón cuenta con más de 30 producciones discográficas, muchas de las cuales han sido relanzadas en versiones digitales, a través de su propio sello discográfico Aylloncito Producciones. La artista, 12 veces nominada a los premios Grammy Latino, entidad que le otorgó el Premio a la Excelencia Musical en 2019, acaba de ser distinguida como Personalidad Meritoria de la Cultura por su invaluable trabajo  de difusión y preservación de la música peruana.   

Cabe destacar que Eva Ayllón ha compartido escenario y grabaciones con grandes figuras de la talla mundial como de David Bisbal, Gilberto Santa Rosa, Armando Manzanero, Mercedes Sosa, Diego El Cigala, Pedro Aznar, Albita, Luis Enrique, Kalimba, Marc Anthony, Olga Tañón, Tania Libertad, Juan Diego Flórez, Alex Lora, Los Kjarkas y muchos más.

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Cultura

Exploding Sun presenta “NMZK”: un nuevo horizonte para la música pop

El proyecto solista de Fernando Casanova introduce un nuevo estilo musical: el neomuzakoid.

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Exploding Sun, el proyecto solista del músico peruano Fernando Casanova, conocido por su participación en diferentes bandas independientes como Millones de Colores, The Muertos o Los Zapping, regresa a la escena musical con el lanzamiento de su innovador álbum “NMZK”.

Este trabajo marca un hito en la carrera de Exploding Sun, al introducir un nuevo estilo musical denominado neomuzakoid. Se trata de una reinterpretación del género muzak (comúnmente conocido como música de ascensor), enriquecido con influencias del pop, jazz, easy listening y adulto contemporáneo.

“Este disco es el primero de este género, en el que ningún artista ha incursionado. Hace más de tres años empecé a escuchar muzak y desde entonces comencé a trabajar en este proyecto”, explica Fernando.

El álbum consta de 7 temas que destacan por sus melodías pegajosas, arreglos inesperados y polirritmia. Casanova lo describe como un disco pop fácil de digerir, pero con una profundidad y complejidad sin igual. Promete ser una obra corta para disfrutar repetidamente.

“Las canciones no siguen un patrón específico. Es un disco interesante de escuchar, para reproducirlo una y otra vez. Es como probar un postre que siempre te deja con ganas de un poco más. Puedes disfrutarlo como música de fondo o sumergirte en él para analizar cada uno de sus arreglos y armonías”, afirma Casanova.

Además de su propuesta musical, “NMZK” también destaca en otros aspectos artísticos. Su portada, creada por la artista experimental Fill Jord, presenta una diversidad de formas y texturas inusuales que reflejan la experimentación y reinterpretación características tanto de su enfoque artístico, como del propio álbum.

Para ello, Fill Jord combinó técnicas tradicionales de pintura fotorrealista con métodos innovadores como el modelado 3D, el escaneo LiDAR y la realidad aumentada. “Creó esta portada con la intención de complementar la renovación del género, que a menudo se considera poco notable en parte debido a su relegación al segundo plano”, explica Casanova.

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Cultura

¡El anime y la literatura se unen!: un ensayo de J. J. Maldonado sobre las nuevas formas de leer

La presentación del libro será el próximo viernes 19 de julio en la Feria Internacional del Libro de Lima.

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En la edición 28° de la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), el Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo (UCV) lanzará su última novedad editorial: Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción, un fascinante ensayo literario del periodista y escritor J. J. Maldonado. Este libro promete revolucionar la manera en que percibimos el anime y su impacto en la cultura contemporánea.

A través de un recorrido exhaustivo por la historia del manga japonés, Maldonado analiza la influencia de obras icónicas como Dragon Ball Z, Neon Genesis Evangelion, Akira, Naruto, One Piece, Death Note, Bleach, Hunter X Hunter y muchas más. El autor nos invita a conectar, a través de este nuevo libro, con el imaginario y las referencias de la juventud del siglo XXI.

La presentación del libro se realizará el viernes 19 de julio a las 8:00 p.m. en el auditorio Francisco Izquierdo Ríos.

Una carta abierta a todas las generaciones

Este ensayo sirve también como invitación para personas de generaciones anteriores que todavía mantienen cierto prejuicio o desdén por este fenómeno japonés. “Quiero pensar en este libro como una carta abierta para todas las generaciones que sientan amor por la ficción y sus evoluciones”, señala J. J. Maldonado.

En Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción, el escritor propone nuevas formas de lectura y profundiza en cómo la cultura pop influye en las ideologías contemporáneas. Plantea interrogantes provocadoras: ¿Por qué Evangelion genera una nueva mitología posmoderna? ¿Cuál es la épica del “yo” en Dragon Ball? ¿Qué hay detrás de la ideología mesiánica de Naruto? ¿Por qué One Piece tiene una intensa carga política? ¿Se lee también audiovisualmente? ¿El anime podrá salvar a la ficción contemporánea?

Reflexiona y escribe sobre lo que consumes

El periodista J. J. Maldonado, ganador del Premio Narrador Joven del Perú 2015, comenta que siempre le ha interesado la figura del escritor que reflexiona, analiza y escribe sobre lo que consume, teniendo como referentes a autores como Milan Kundera, Susan Sontag, Lorrie Moore, Miguel Gutiérrez y Mario Vargas Llosa.

“Estos escritores y escritoras no se quedaron solo en el plano de la ficción, sino que también hicieron ensayos para responderse sobre las preguntas que les hacían los libros que leían. A mi manera, intento hacer lo mismo y responderme o abrir preguntas sobre cómo, por qué y qué estamos consumiendo en el siglo XXI a través del streaming o el internet”, señala el autor de El amor es un perro que ruge desde los abismos.

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Cultura

La historia no contada de Helena de Troya

A partir de distintos episodios poco divulgados de la vida de Helena, desde la Ilíada hasta nuestros días, y de recientes hallazgos arqueológicos, los libros de esta trilogía escrita por Gabriela A. Arciniegas (Bogotá, 1975), reconstruyen los sueños y ambiciones de otra Helena posible.

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Se sabe que en Troya hubo diez ciudades, una sobre otra, pero hasta ahora solo se ha podido excavar un diez por ciento de todo ese terreno. El objetivo de la escritora Gabriela A. Arciniegas (Bogotá, 1975) fue viajar hasta esa época remota del siglo XIII antes de nuestra era, y mostrar cómo vivía esa gente, cómo vivían las mujeres y qué hacían mientras los hombres estaban peleando en las batallas. Pero sobre todo responder a las siguientes preguntas: ¿quién era en verdad Helena de Troya? ¿Fue una mujer de belleza incalculable, culpable, de alguna manera, de desatar una guerra, como proponen todos los narradores y cineastas? ¿Cuánto se ha ‘excavado’ realmente para dar con su mente y su corazón? Estas son algunas de las preguntas que la autora responde en la trilogía Helena. La reina condenada, publicada por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

“Mi resolución fue sondear el alma de una mujer que, como muchas en esa época, no tuvo la oportunidad de tomar decisiones sobre su vida, porque en ese momento histórico las mujeres no podían elegir su camino: otros (los hombres) lo elegían por ellas. No es la historia de los hombres y la guerra. Es la historia de cómo las mujeres, desde la magia, la medicina y la hechicería, interactuaban con los sucesos históricos en el siglo XIII a.C.”, dice Gabriela A. Arciniegas.

En abril último, la escritora presentó el tercer libro de la trilogía Helena. La reina condenada, primero en la feria del libro de Bogotá, y luego en la de Quito, donde estuvo acompañada de Alejandro Moreano, una eminencia en literatura e historia grecorromana, autor de decenas de libros sobre el tema. “Nadie se ha preguntado si en verdad fue ella quien desató la guerra de Troya. Nadie se ha preguntado quién era ella antes de la guerra”, dice Gabriela.

UNA ANTIBIOGRAFÍA

A partir de distintos episodios poco divulgados de la vida de Helena, desde la Ilíada hasta nuestros días, y de recientes hallazgos arqueológicos, los libros de esta trilogía reconstruyen los sueños y ambiciones de otra Helena posible: la infancia, los viajes, el interés por el sacerdocio, el conocimiento de la medicina egipcia, la pasión por la música y las primeras maneras de experimentar el amor, y no desde el privilegio de ser hija de Zeus, sino desde la vulnerabilidad de lo humano; estamos ante su antibiografía, su historia no contada.

“Es lo que yo trato de inferir a partir de su contexto sociopolítico e histórico. Al indagar en estudios arqueológicos y paleolingüísticos recientes, me he encontrado con aproximaciones nuevas, con descubrimientos y decodificaciones de documentos, como los anales hititas, los papiros egipcios, los sitios arqueológicos de las ciudades en donde, en la mayoría de los casos, aún falta mucho por descubrir. El historiador debe ser un traductor, un puente entre culturas y tiempos. No debe aburrir como lo hacen algunos profesores de colegio (o de universidad incluso), debe llamar a saber más. Esta es una trilogía de ficción histórica y biográfica sobre Helena, la reina micénica, pensada para ser amena, divertida, llena de aventuras y donde los personajes aparecen muy humanizados y muy cotidianos”, dice Gabriela.

Gabriela A. Arciniegas llega a Perú para presentar el segundo tomo de Amos del fuego, una novela de ciencia ficción publicada por Pandemonium Editorial, en la FIL Lima 2024.

El miércoles 24 de julio, a las 7:30 pm, en Vallejo Librería, ubicada en Av. Camino Real 1119, San Isidro, habrá un conversatorio sobre la trilogía, en el marco de la presentación del último y tercer tomo: El libro de las heridas. Participan Gabriel Gargurevich Pazos, Raúl Quiroz y la autora.

Los libros de la trilogía Helena. La reina condenada se encuentran a la venta en Perú, en la librería del Fondo de Cultura Económica, en Buscalibre y MercadoLibre Perú.

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Cultura

Eva Ayllón y Jean Pierre Magnet llevan su romance musical al Teatro Peruano Japonés

La ‘Dupla de Oro del Perú’ vuelve a reunirse para ofrecer dos únicas presentaciones, jueves 3 y viernes 4 de octubre, con el marco musical de La Gran Banda y los experimentados músicos de la banda de la ‘Diva del Criollismo’

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Para el beneplácito de sus seguidores, Eva Ayllón, ‘Primera Voz del Perú’ y el destacado músico y saxofonista Jean Pierre Magnet volverán a reunirse sobre las tablas para ofrecer “Celebrando”, un espectáculo único e irrepetible que se llevará a cabo por dos únicas fechas: jueves 3 y viernes 4 de octubre, en el cálido Teatro Peruano Japonés . Este encuentro musical contará con la sólida compañía de La Gran Banda, orquesta dirigida por Magnet y con los experimentados músicos que acompañan a la maestra del criollismo.

Eva y Jean Pierre, ambos artistas recientemente designados ‘Personalidades Meritorias de la Cultura Peruana’, tienen un romance musical de más de dos décadas, tiempo en el que se han afianzado como una de las duplas musicales que más ha calado en el gusto popular. Con un concepto creado por Magnet, en este concierto veremos a una Eva completamente versátil, interpretando géneros –más allá de sus clásicos criollos- que van desde el blues, hasta el bolero y el rock.

“Queridos amigos, tengo el placer de anunciar este doble concierto con mi amiga del alma Eva Ayllón y con La Gran Banda en el Teatro Peruano Japonés. Estoy renovando los sonidos, los arreglos y la orquestación, prometo que los vamos a sorprender. Contaremos con la excepcional compañía de Gigio Parodi en la percusión, Mariano Liy en el bajo, Carlos Ayllón (hijo de Eva) en la batería; y, en los coros, las talentosas July Pumarada y Sofía con Z. Las entradas ya están a la venta en Joinnus”, invita al público Jean Pierre, quien está de visita en el sur de Francia, la tierra de su padre.

La aplaudida dupla reaparecerá en vivo, luego del concierto virtual sin audiencia que realizaron en el 2021, a causa de la pandemia, show que fue grabado, solo en streaming, en el Gran Teatro Nacional. “La última vez que nos presentamos con público fue en el Teatro Peruano Japonés, en el 2019. De allí que, cinco años después, Eva y yo estemos tan ilusionados con nuestro reencuentro musical y, cuánto mejor, con la presencia de nuestro público”, acota Jean Pierre.

El título “Celebrando” hace alusión al próximo cumpleaños de Magnet, quien en septiembre cumplirá 75 años de vida, 65 de los cuales los ha pasado tocando el saxo. “Este concierto es mi forma de agradecer todo lo bueno que me ha dado la vida por contar con la cercanía de la música. Los invito a acompañarme en esta celebración”, refiere el artista de Marca Perú, quien recientemente fue invitado por la Embajada de Perú en Italia para ofrecer un concierto conmemorativo por los 150 años de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Jean Pierre Magnet y Eva Ayllón tienen un idilio musical de más de 20 años. “Me impresiona siempre la versatilidad de Eva. Ella me hace vibrar en el escenario y me ha enseñado mucho, musicalmente hablando. La considero la mejor cantante del Perú”, reafirma Jean Pierre. Temas emblemáticos como “Europa”, “Caruso”, “Voy a apagar la luz”, “Esta tarde vi llover”, “Somos novios”, “Guaranguito” y “José Antonio”, entre otros, serán parte infaltable del repertorio de “Celebrando”.

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Cultura

Savia Andina celebra sus 49 años con William Luna

Durante su casi medio siglo, se ha constituido en uno de los mejores referentes del más auténtico folclore boliviano

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Uno de los grupos más importantes e influyentes de Bolivia: Savia Andina, llegará a nuestro país para ofrecer un extraordinario concierto, cumpliendo su 49 aniversario, junto al cantautor peruano William Luna como invitado especial.

El espectáculo se llevará a cabo el domingo 4 de agosto del 2024 desde las 6 p. m. en el Gran Teatro Nacional, de San Borja, que se vestirá de gala para recibir a esos dos grandes exponentes de la música folclórica.

Durante estas casi 5 décadas, Savia Andina se ha constituido no sólo en uno de los mejores referentes del más auténtico folclore boliviano, sino también del más refinado estilo recurriendo únicamente a instrumentos acústicos.

Savia Andina ostenta cerca de medio centenar de producciones musicales y numerosos reconocimientos, como el de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ha compartido escenario con artistas de la talla de Ángela Carrasco, Chayanne, Julio Iglesias y Miguel Bosé, entre otros.

Por su lado, el intérprete de “Niñachay” y “Linda wawita”, presentará una selección de sus mejores temas, entre baladas, huaynos y sayas, siempre con su característico sello andino contemporáneo.

Las entradas están a la venta en Teleticket.

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