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Cultura

“Un homenaje a la palabra de Gustavo Armijos”, por César Pineda Quilca

La literatura no da dinero, la literatura da satisfacciones… Yo sigo adelante porque creo que es mi vocación primera y es mi vocación definitiva…”

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Gustavo Armijos y cinco de sus publicaciones. Foto: César Pineda Quilca.

Gustavo Armijos, poeta y director de la revista «La tortuga ecuestre» acaba de fallecer. Armijos fue un poeta nacido en Piura en 1952. Periodista y Licenciado en Lengua y literatura por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Como un pequeño homenaje compartimos con ustedes una entrevista que le realizó el escritor César Pineda Quilca para su blog Nido de palabras en marzo de 2014.

Por: César Pineda Quilca


Gustavo Armijos está en Vitarte. La verdad me sorprende. No sé cómo llegó. Lo importante es que está acá. Quizás el destino y la vida lo hayan querido así. Como todas las tardes él está aquí, acompañándonos, en una larga travesía por impulsar la lectura en nuestro país a través de la I Feria Cultural de Ate: “Los libros y la calle”. Razón suficiente para dialogar y conocer más de cerca al hombre, al poeta, al periodista, a ese incansable promotor de la poesía que ha venido -y amenaza con seguir- desarrollando una intensa labor cultural en nuestro territorio nacional. Por estos motivos y mucho más decidimos hacerle unas cuantas preguntas a este hombre cuya palabra se resiste a morir.

3 poetas peruanos: Carlos Bayona, Gustavo Armijos y César Pineda Quilca. Foto: I Feria Cultural de Ate.


-Qué tal, Gustavo ¿cómo estás, cómo te encuentras?

Buenas tardes, César, buenas tardes a los amigos. Me encuentro aquí para conversar sobre aspectos importantes en estos últimos 45 años en que he estado ligado al panorama de la Literatura Peruana desde 1969 hasta nuestros días en que inmerecidamente, creo yo, hay tres instituciones culturales de mucha tradición que me han dado un reconocimiento. Como decía un autor “prefiero los reconocimientos o los homenajes en vida antes que muerto” y esto me motiva para seguir luchando y seguir dándole pelea a la vida y a la muerte, por qué no decirlo, porque es sumamente difícil desarrollar una labor como la que nosotros venimos llevando a cabo en los últimos tiempos debido a que no existe un incentivo por parte del Estado peruano.

-Tienes muchos años dirigiendo la emblemática revista “La tortuga ecuestre”, cuéntanos  ¿cómo se inició la revista y hace cuánto tiempo?

Mira, la revista “La tortuga ecuestre” nace a contraposición de “Hora Zero”. Hora Zero se publicaron creo que 7 u 8 números, no recuerdo bien. Tengo todavía en mi archivo Hora Zero Cañete (por Enrique Verástegui), Hora Zero Chiclayo (por Ramírez Soto) y Hora Zero Pucallpa (por Jorge Nájar).
La tortuga ecuestre” nace el año de 1973 como una necesidad de un grupo de escritores -de distintas universidades- que asistía al bar Palermo que quedaba en Colmena muy cerca a San Marcos y cerca al Salón Blanco que también era otro lugar donde los poetas, principalmente los de provincias, nos reuníamos con la finalidad de esbozar proyectos y concretar algunas publicaciones. Entonces nos reunimos un grupo disímil de escritores y fundamos la revista “La tortuga ecuestre”. Creo yo que es una circunstancia que Isaac Rupay haya aparecido como director de la publicación por cuanto este servidor con un desprendimiento total ha financiado el primer número de la revista -todavía tengo la factura de la Editorial Jurídica- la cual nos costó 1920 soles oro la edición. La Editorial Jurídica era la más famosa junto con la de Francisco Campodónico. Estas dos imprentas quedaban en Breña. Fuimos donde Campodónico y era muy caro, en el Jr. Chavín 45, y nos fuimos al Jr. Loreto donde se editaba casi todos los libros de Derecho de aquel entonces. Hablamos con la propietaria y nos aceptó un pequeño folleto de ocho páginas, con una carátula color guinda. Ahí publicamos los que estuvimos con Isaac, con Elías Durand, con Santiago López Maguiña, con todos los poetas: Armando Arteaga, Juan Carlos Lázaro, Óscar Aragón, Bernardo Rafael Álvarez. Todos ellos asistíamos al Palermo y de ahí nace “La tortuga ecuestre”.

-¿Con qué objetivo y/o finalidad?

La tortuga ecuestre” es una publicación que en los últimos tiempos se ha dedicado a descubrir nuevos valores. Siempre fue una revista que encontró nuevos talentos inéditos pero los tiempos fueron cambiando y también las publicaciones cambian. Primero eran números de varios autores  y luego ediciones con un solo autor siguiendo un poco la tradición de don Francisco Carillo que fue quien nos impulsó y nos alentó para la publicación de la revista al igual que Marco Antonio Corcuera, aunque la revista de MA era prácticamente del formato de un libro. La de nosotros era hojas volanderas de ocho páginas que se distribuían mensualmente entre los amantes de la literatura. En aquel entonces todavía los medios de comunicación tenían columnas culturales y el primer número fue un éxito total porque apareció comentado en casi todas las publicaciones culturales de Lima y de provincias, principalmente de Lima. Todavía guardo y tengo el archivo de todos los comentarios que salieron favorables a la revista “LTE”. Muchos mencionaban que era la revista y así fue, que iba a continuar con la tradición que había impuesto don Francisco Carrillo con “Haraui” y “Cuadernos trimestrales de poesía” con don Marco Antonio Corcuera. Al desaparecer el Dr. Francisco Carillo (director de Haraui) se quedó “Cuadernos trimestrales”, salió un número, luego perdió la vida MAC y nosotros hemos continuado. Creo yo que se ha caminado un largo trecho.

-¿Cómo hasta ahora?

Hace seis meses que la revista ya no sale, no sé si volverá a salir o quedará ahí, pero en total se han publicado 346 números en total. Es todo un record, porque ninguna publicación ha tenido esa cantidad de números. En total yo empastadas las tengo y son tres tomos bastante voluminosos.

-“La tortuga ecuestre” ha sido una revista netamente de poesía, pero con el paso del tiempo se ha brindado un espacio a otro tipo de creaciones ¿no es así?

Sí, eso por requerimiento de los propios autores y de los amigos que me decían si se podía publicar relatos o se podía publicar narrativa. Han publicado varios narradores y para qué, no tengo quejas. Serán siete u ocho, más no.

-¿Y eso por qué?

Porque tampoco he tenido la oportunidad de acercarme mucho -debido a mi enfermedad- al ambiente literario como antes. Antes era un asiduo y un empedernido asistente a las reuniones, principalmente al Queirolo, a Don Lucho, a Quilca. Con el paso del tiempo como se ha ido resquebrajando mi salud y un poco que hemos perdido, no el entusiasmo, pero sí los deseos de hacer vida bohemia es que la revista no está apareciendo últimamente, pero ya volverá aparecer.

-Ya que hablamos de apariciones hace unos meses atrás se publicó un libro por los 40 años de “La tortuga ecuestre” con una reducida cantidad de 200 ejemplares que bien podría ser en un futuro no muy lejano una edición casi inhallable.

Así es. Ha salido un libro de 160 páginas por los 40 años. Es un libro bastante voluminoso y ahora he recibido una oferta para sacar otra edición que sería la definitiva.

-“La tortuga ecuestre” ha sido por muchos años una gran vitrina para los escritores ¿qué grandes satisfacciones te ha dado?

Eso sí es verdad. “He descubierto a muchos”, como diría un gran animador de televisión, pero muy poco agradecimiento en cierta medida, porque con los últimos homenajes, sobre todo en provincias, en ciudades donde no ha habido una tradición literaria tan arraigada hemos tenido, por ejemplo, en el Club Grau de Piura una asistencia de 400 personas y casi todos los escritorios del departamento de Piura y del norte del Perú han asistido a ese homenaje. Eso creo yo es un gran logro y, por lo demás, hemos descubierto nuevos valores. No te puedo decir nombres porque después se resienten, pero les recomiendo el último libro que se ha publicado con textos de “LTE”. En total son cinco ediciones que se han hecho y ahora he recibido la oferta de un editor para que se haga otra edición que sería, como te reitero, la definitiva de “LTE”.

Gustavo Armijos en la I Feria Cultural de Ate, 2014.  Foto: César Pineda Quilca.


-“LTE” es una revista que toma prestado el título de un poemario de César Moro. En tu caso en particular ¿cómo y cuándo surge ese interés por él?

En 1973 se publica el libro “Antología de la poesía peruana” de Alberto Escobar. Escobar dice claramente en la presentación, en el introito a Moro que “un escritor surrealista ha sido descubierto, redescubierto o revalorado por escritores jóvenes” y eso es verdad. Nosotros somos los que iniciamos toda una campaña -al margen de André Coyné- de revalorización de Moro, porque Moro muere el año 56 siendo profesor de francés del colegio militar Leoncio Prado y, mayormente, salvo escasas antologías y la devoción de Coyné para publicar “Los anteojos de azufre y otros textos” de Moro fueron motivo suficiente para que los autores comenzaran a interesarse en la obra de este gran surrealista que a nivel mundial impuso el Surrealismo y que se reunió con gente muy valiosa de esta escuela literaria.

-Conversemos un poco acerca de tus inicios o tu experiencia como poeta.

¿Mi experiencia como poeta? Bueno, muchos trataron de confundir al auditorio haciéndome aparecer como un promotor de la poesía, mas no como poeta. Pero en 1981 yo gano el Premio Municipalidad de Lima. Fue el premio mejor dotado económicamente (un millón de soles) de la época, no de ahora, sino de aquel entonces. Luego gano los Juegos Florales en una universidad y otros Juegos Florales que organizó el INC. Esos fueron mis tres galardones y después no he vuelto a participar en eventos.

-Ya que tocas este punto ¿crees en la transparencia de los concursos literarios?

No he participado en eventos, no porque no crea en los concursos de poesía, sino que, simple y llanamente, a veces (no digo, ni tampoco lo voy a decir que están amañados) ya se sabe el resultado. Yo me presenté a Copé y me hice la promesa de no hacerlo nunca más, porque mi sobre manila ni siquiera lo habían abierto, ni siquiera se habían dado el trabajo de leerlo porque parece que ya tenían a un ganador por anticipado. Entonces ese ha sido el motivo por el cual ya no he querido participar en ninguna justa, en ningún evento de esta naturaleza.

-¿Cómo entraste a la literatura, a la poesía, específicamente?

Mi primer amigo que yo tuve cuando vine de Piura (el año de 1969, a la sazón tenía16 años, porque recién en febrero del año siguiente iba a cumplir 17 años) fue el charapa Manuel Morales Peña. No es que me trate de subir al carro ahora que él no está con nosotros y haya fallecido años atrás en Porto Alegre porque es muy fácil en el Perú perseguir a los vivos y adorar a los muertos. Él fue mi primer amigo. Yo entré al Palermo y me encontré con él. Me dijo “yo soy Manuel Morales y escribo poesía. He ganado los Juegos Florales de la Universidad Nacional “Enrique Guzmán y Valle” o, mejor dicho, he ganado el premio de los Juegos Florales de “La Cantuta”. Y soy amigo. Te puedo presentar al gordo Manuel Velásquez, a Juan José Vega, a Walter Peñaloza y a otros que te pueden ayudar. A los del grupo Narración: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Antonio Gálvez Ronceros”. No me puedo olvidar de ellos. Todos ellos han sido mis profesores extracurriculares porque iba al Palermo. Yo era muy joven, todavía. Recién había terminado la secundaria y me preparaba para estudiar en la universidad, Periodismo. Todos me aconsejaban que siguiera Derecho porque tenía un buen coeficiente intelectual, pero mi vocación pudo más y mi padre me apoyó en eso.

Por eso con la pérdida de mi padre yo estoy sufriendo demasiado al margen de haberme quedado como hijo único, sin padre, sin madre, sin hermanos, sin nadie. Tengo un amigo (Carlos Bayona) que es el único que me está apoyando ahora y que de no ser por él, de repente, ya no estaría en este mundo porque es sumamente difícil, sobre todo, cuando uno ha tenido la protección y el apoyo del padre. Mi papá, un hombre dedicado a la industria gráfica, se preocupó siempre. Nunca me prohibió. Sin embargo, mi familia de ahora: mis sobrinas, mis sobrinos, mis primos -hasta por facebook-  tratan de minimizar la labor del literato, la labor del creador, la labor del hombre que se dedica a la literatura, pero yo sigo adelante porque creo que es mi vocación primera y es mi vocación definitiva, también.

-¿Qué representa para ti la poesía?

La poesía es fundamental porque yo creo que no existe sobre la tierra polvo alguno donde no se haga poesía. Desde el rincón más apartado del planeta hasta las grandes urbes todos se dedican a la poesía. Yo he sido una persona que ha viajado mucho, primero por mi profesión. He ido a varios mundiales, he ido a torneos internacionales. Mi profesión fue fundamental e importante para que yo viajara. Luego he ido a eventos y he sido invitado a diversos certámenes a nivel internacional. He conocido poetas, por eso es que aparezco en varias antologías latinoamericanas no por el grado de amistad que tengo con los escritores, sino porque lo que han hecho es revalorar una obra que tiene un espacio pero que algunos se resisten todavía a reconocerla.

-Mencionaste hace un rato a tu primer amigo, Manuel Morales. Quisiéramos que ahora nos hables acerca de Lucho Hernández, Juan Ojeda, Juan Ramírez Ruiz ¿qué recuerdos tienes tú de ellos?

A todos los conocí. A Lucho Hernández lo conocí en el bar “Henrisse” tres o cuatro días antes que viajara a Buenos Aires donde creo yo se suicidó. Estuvimos reunidos Luis Fernando Vidal que ya no está más entre nosotros (lamentablemente perdió la vida en un accidente de tránsito -creo que una combi lo atropelló- y con él se fue un gran narrador también, un gran escritor que apuntaba para mayores logros, pero de todas maneras su obra ha quedado), Omar Ames que está en EE.UU y Lucho Hernández. Tanto Lucho como L.F. Vidal estaban contentos por la publicación de “El tiempo no es precisamente una botella de champán” que lo editó O. Ames. Y tenía entre sus manos la carátula o la cubierta de mi libro “Celebraciones de un trovador”. Y todos estábamos alegres porque teníamos la carátula de los tres libros que aparecieron en la Colección Poesía de la editorial Ames. Yo a Omar no tengo cómo agradecerle porque gracias a él y a sus primorosas ediciones aparecí en la poesía porque por aquel entonces publicar en esas ediciones era carísimo. Yo me recuerdo que era un sábado muy nublado en Lima, un sábado típico limeño y nos reunimos con él. Nos despedimos y yo no volví a ver más a Lucho Hernández, aunque en algunas ocasiones cuando iba al Hospital “Dos de mayo” -él era pediatra- me acercaba a conversar muy brevemente. Le gustaba usar pastillas muy grandes, prominentes. Luego Nicolás Yerovi se encargó ya de difundir la obra de L.H. Lucho escribía en cuadernos, cuadernos que luego regalaba a los amigos. La tarea más difícil de Nicolás Yerovi era la de reunir todos esos cuadernillos.

Con Juan Ojeda nos hicimos amigos. Él era estudiante de Bellas Artes, estudiante de San Marcos de Filosofía y estudiante en la Biblioteca Nacional del Perú de Bibliotecología. Arte estudiaba en la Escuela de Bellas Artes y Filosofía en San Marcos, entonces coincidimos con Juan Ojeda en la posición de marginalidad del artista y del poeta. Había un Lau Chun en el jirón Ucayali y al costado uno de esos restaurantes antiguos de chinos y ahí nos reuníamos con Benito Guti, con Javier Huapaya a conversar sobre poesía, sobre literatura. Juan era un hombre muy huraño. Le gustaba mucho la bohemia y con él nos reuníamos en la llegada del bar Chino Chino, en todos los bares de la época. Yo todavía, en aquel entonces, bebía poco. Reconozco que después he bebido mucho y ahora ya no bebo nada porque estoy enfermo, pero he tenido la amistad de todos ellos.

He dejado para el final a Juan Ramírez Ruiz. Juan Ramírez, para mí, es el poeta más importante de “Hora Zero”. Para mí no es Pimentel, sino Juan Ramírez Ruiz, el verdadero ideólogo de H.Z. Yo lo visitaba cuando vivía y compartía cuarto con Pepe Cerna que después se fue (no sé la vida de José Cerna Bazán hace muchos años, creo que es profesor en una universidad norteamericana o está en Europa). Yo iba a casa de Juan y después pasábamos a una especie de restaurante pequeñito en la esquina de Ancash donde está la casa de Pilatos que luego Fujimori lo convirtió en Tribunal Constitucional y el jirón Azángaro. Ahí había un cafetín y nos reuníamos con Juan para hablar sobre cosas muy importantes. Hasta lo último lo vi a Juan. Creo yo que he sido uno de los últimos en verlo cuando se fue de viaje y falleció en aquel trágico accidente en la ciudad de Trujillo. Ahora sus restos ya descansan en Chiclayo. Pero él ya estaba cansado. Me decía: “La obra ya está hecha, ahora viene el trabajo de los críticos que son los encargados ya de estudiar y de valorar lo que nosotros hemos hecho. Tú no debes de preocuparte demasiado porque “La tortuga ecuestre” es una revista muy importante y es un ícono de los 70 y no solamente “Hora Zero”, ni “Estación Reunida”,  ni “Gleba”, ni “Línea Éter” del Callao. “La tortuga ecuestre” tiene su espacio, tiene su lugar y considero que es una revista importante y es un referente de los años 70”, eso me dijo don Juan Ramírez Ruiz a quien yo lo seguí estimando toda la vida, a quien le preguntaba de por qué su alejamiento de “Hora Zero”. En una oportunidad me respondió, me dijo:“Mientras ellos se han ido a Sinamos, han ido a los medios de comunicación oficiales, yo me he dedicado a trabajar mi literatura” y publicó “Las armas molidas” que le publica Jorge Luis Roncal. Ese es su último libro. Tres libros escribió Juan. El primero “Un par de vueltas por la realidad” que lo publica en la editorial de don Fidel Ramírez Lazo en Pueblo Libre, luego el libro que lo publicó la editorial de O. Ames (yo le hablé a Omar de un poeta importante de Hora Zero y ahí publica Juan su segundo libro, “Vida perpetua”). Y su tercer libro -bueno, ahí yo ya no tuve nada que ver porque ya no estaba cercano a él- “Las armas molidas” que lo publica Jorge Luis Roncal.

Gustavo Armijos. Foto: Difusión.


-¿Qué apreciación tienes de los grupos literarios?

Yo particularmente no he pasado por ningún grupo literario. La tortuga nació como algo accidental de un grupo de jóvenes que quieren tener su medio de comunicación a través del cual quieren decir su voz. Eso fue “La tortuga ecuestre”.  “La tortuga ecuestre” no fue un grupo literario. Pero de los grupos literarios creo poco porque al poco tiempo se desintegran. “Hora Zero” no duró mucho. Hora Zero se ha venido reciclando con escritores que luego han aparecido en la escena literaria nacional pero que no estuvieron en los inicios del grupo. Para mí lo valioso es la sinceridad. Por ejemplo, Tulio (con todo el respeto que se merece, porque la obra de Tulio es muy importante) pero él fue de “Estación Reunida” junto con Elqui Burgos, con Óscar Málaga, con Pepe Rosas Ribeyro, creo que Patrick Rosas también se acercaba por ahí, Manuel Morales a veces, pero no formaban parte del grupo y de eso yo puedo dar testimonio porque eso yo lo he vivido, a mí nadie me lo ha contado. Yo lo he vivido. Hay gente que me odia por eso, por decir la verdad, pero yo digo mi verdad y esa es mi verdad.

-¿Cómo ves el panorama de las argollas literarias?

Siempre hubo grupos literarios de poder. Había un grupo que nadie lo menciona pero que quiero hacerle justicia: El grupo “Cirle” de la Universidad Católica. Este grupo donde no estaba Abelardo Sánchez León porque ASL fue un poeta insular junto con Pepe Watanabe, el mismo Manuel Morales fue insular, fueron poetas insulares.  El grupo “Cirle” -donde militaba nuestro amigo Ricardo Gonzáles Vigil- fue muy importante y lo mencionan poco, pero tiene su trascendencia también dentro de los años 70. Los grupos se forman y al poco tiempo se desintegran. Yo recuerdo los años 90 porque quizá con la generación que he tenido yo mayor relación ha sido con la de los noventa. “Estación 32” duró poco y al poco tiempo se desintegraron. El grupo “Neón” tuvo poco tiempo… luego Paolo de Lima fue por su lado, Leo Zelada se fue a Europa, Juan Vega Moreno murió, Carlos Oliva murió y así se han ido presentando conforme han pasado los años la creación de grupos que luego se han desintegrado rápidamente o han desaparecido con un número, dos números de una publicación y luego chau, rosa.

-Dialoguemos, a groso modo, acerca del trabajo del periodismo cultural. Se observa en estos tiempos que esta labor prácticamente está desapareciendo, sobre todo, en los diarios de gran circulación nacional. Sin ir más allá ¿qué sensación -o sinsabores- te genera toda esta situación al respecto?

Sí. El último libro importante lo publicó la Universidad San Martín: “Periodismo cultural y de espectáculos”. Ahí está incluida “La tortuga ecuestre”. Lo claro es que es de mal gusto poner en ese libro -en la parte de espectáculos- a Magaly Medina, pero qué vamos hacer, porque así es. Magaly Medina estuvo ligada con César Lengua. César fue un hombre al que también le agradó la poesía. Creo que publicó dos libros. A Magaly también le gustaba la literatura, la poesía. Ella apuntaba a ser una creadora, pero como después el dinero y otras cosas de la vida los va ganando, lamentablemente, abandonan la literatura.

-Tú nunca la abandonaste, por supuesto, pero ¿qué te da la literatura?

La literatura no da dinero, la literatura da satisfacciones. Y eso es lo que más le incomoda a mi familia: “que yo viva pensando en satisfacciones espirituales y no en ganar ni en hacer dinero”. Por eso es el abuso que vienen cometiendo en contra de mi persona por la sencilla razón que ya no está mi padre. Mi padre era quién defendía mis intereses.

-¿Qué opinión te merece el papel que cumple la crítica literaria en el Perú?

Bueno, le falta creatividad a la crítica literaria en el Perú, como decía Octavio Paz. Yo creo que el último gran crítico de la poesía o de la literatura en el Perú fue José Miguel Oviedo. Cuando se va J.M.O se crea un gran vacío. Pero ahora está Ricardo Gonzáles Vigil. Yo contra Ricardo la verdad no tengo nada, muchos han creado un mito en torno a que yo tengo bronca con él, para nada. Al contrario, yo lo admiro, lo estimo, tiene una obra importante. Lo de Toro Montalvo es un trabajo más de recopilación que de crítica. Yo no encuentro una labor de crítico importante, más bien sí de historiador porque recoge textos y está bien informado, es un acucioso investigador.

La crítica literaria en el Perú necesita incentivos para que vuelva y que los medios de comunicación tengan espacio para los escritores. En mi época había unas 8, 10 hasta 15 columnas de poesía o de literatura. Ahora ha quedado “La República” del europeizado Pedro Escribano que más parece un periodista del diario “El País” de España cuando hace trabajo de crítica.

La crítica necesita mucha más capacidad creadora, tenemos una crítica demasiado sectaria para con algunos y muy rigurosa con otros. Necesitamos una crítica más variada y que dé oportunidades a los autores. Por ejemplo, este narrador que en sus comienzos yo lo ayudé bastante corrigiendo sus textos en cuanto a edición, corrección, que publicó “La tarde de toros”  y que ya no puede verla ni en pintura: Óscar Colchado Lucio. Sin embargo, ahora ni me saluda ni me llama. Su misma esposa le decía “te llama tu amigo Gustavo”. Yo recuerdo a Óscar cuando recién llegó a Lima, cuando él recién venía desde Shimbe, de Chimbote. Ya luego se vino a radicar por la Panamericana Norte. Yo iba a verlo, a visitarlo, pero posteriormente perdí contacto con él. Creo que la crítica ha sido un poco injusta con Óscar. Debería existir una verdadera revalorización de toda su obra, aunque lo consideran, pero no en la medida ni el lugar que deben darle.

El poeta disfrutando de los sabores del Perú.


-¿Cómo se le ve al poeta en nuestro medio peruano?

Al poeta se le ve como un vagabundo, como un bohemio, como un marginal, cosa que no es así. Yo me he dedicado a la enseñanza universitaria, me he dedicado al periodismo, me he dedicado a otras actividades. Ahora no, porque estoy enfermo. El Estado no se preocupa, absolutamente, en nada. Ni siquiera he recibido apoyo por parte del Estado peruano a pesar que lo he solicitado. Parece que no les interesa, que les resulta odioso que el escritor exista. Entonces el poeta, definitivamente, es visto como un paria, como una espina o como una piedra en el zapato para los gobiernos de turno. Y eso no debe ser.

Con respecto a la figura del poeta quisiera saber cuál es tu punto de vista acerca del mito que se ha construido sobre María Emilia Cornejo. Algunos sostienen por ahí que no es una poeta, sino un invento de nuestro tiempo. ¿Crees tú en eso?

En el 4to piso del Ministerio de Educación recuerdo a Pepe Rosas Ribeyro, a Elqui Burgos, a Pepe Cerna, los que estuvimos con Isaac Rupay esa mañana, porque a Rupay le metieron en la cabeza de que se abriera de “La tortuga ecuestre”. Siempre ha habido discrepancias con algunos miembros de “Hora Zero” y en ese texto de desmitificación que dijo Rosas Ribeyro yo sí lo ratifico. María Emilia Cornejo es una invención porque esos poemas los corrigieron y ellos lo hicieron. Es malo hablar de un muerto porque ya no tiene cómo defenderse, pero eso es la verdad, yo estuve. Yo estuve esa mañana y posteriormente nos fuimos a tomar un café al Palermo. María Emilia Cornejo es un mito y es un mito creado por Marco Martos (con todo el respeto que se merece el presidente de la Academia Peruana de la Lengua, a quien estimo y quiero mucho y que además es mi paisano) e Hildebrando Pérez, al igual  como también crearon a Rafael Yamasato. Rafael Yamasato no existe, dicen que nació en Ferreñafe. En la revista “Hipócrita lector” ahí se deleitaban ellos y se recreaban creando personajes que en realidad no existían porque María Emilia Márquez adoptó el apellido del esposo Cornejo. María Emilia Cornejo murió joven, muy joven en 1972. Sí la recuerdo. Era un gordita que en un recital de “Gesta” en San Marcos, un sábado donde se repartían unas plaquetas y se presentó Abelardo Sánchez León, Jesús Cabel, Elqui Burgos y otros autores, se presentó ella. Tuve la oportunidad de conocerla personalmente también. Yo a la mayor parte de escritores del Perú de finales del siglo XX e inicios del XXI a casi todos los conozco personalmente, a ninguno de referencia. Bueno, últimamente frecuento poco el ambiente literario… pero cuando he estado más joven o, en la plenitud de mi vida, yo los he frecuentado a todos.

-¿Por qué urge o surge la necesidad de crear una revista?

Bueno, simple y llanamente, porque es una tribuna que te permite mostrar tus cosas. Lamentablemente en el Perú siempre el gran problema que han tenido los escritores es tener un lugar donde dar a conocer sus publicaciones, sobre todo, cuando comienzan y la revista ha servido para eso. Quien no quiera reconocerlo es su problema, pero quien lo reconoce y lo valora en buena hora por cuanto llegar a la cantidad de años que hemos cumplido -40 años- es un tiempo bastante prolongado. Pienso yo que se cierra un ciclo de la publicación. Pienso… no sé todavía, no he tomado la decisión definitiva. Todo depende de cómo se presenten las cosas.


-¿Es difícil ser editor en el Perú?

Es difícil, por cuanto se tiene que contar con los medios suficientes. Yo no hubiera podido publicar 350 números de la revista, sino hubiera contado con el apoyo pecuniario de mi padre. En la época en que se tuvo la imprenta siempre conté con todas las facilidades que me supo brindar él. Además, nunca se opuso y eso es importante porque hay padres que te dicen “anda a hacer dinero que es lo que te da para vivir”. Sin embargo, mi padre se sentía orgulloso que yo me dedicara a la literatura. Difícilmente otros padres sienten lo que sintió él. Lamentablemente ha fallecido a los 90 años por una negligencia médica de parte de los médicos de Essalud, pero ya no podemos dar marcha atrás. Ha transcurrido tiempo. Fue el 17 de junio que nunca me olvidaré en mi vida mientras viva, que es poco tiempo el que me queda de existencia…

Yo, particularmente, te digo que sí es bien difícil ser editor en el Perú. Por ejemplo, saber escoger bien los textos o encontrarte con el resentimiento de algunos. Hay gente que me odia porque nos los publiqué. No consideré que deberían salir en la revista pues no tenían la calidad suficiente y eso les mortifica a algunos mientras que otros se sienten mal, totalmente mortificados.



-Cada vez que te oigo hablar siento que hay una gran melancolía, una herida abierta que no se cierra, todavía. Por lo que puedo observar ¿extrañas mucho a tu padre?

Por supuesto que sí. En los últimos años perdí a mis dos hermanos. Antes de eso, mi mamá ya había fallecido hace cuatro décadas. A raíz de esto se desintegró totalmente la familia… Era la única familia que tenía. Ahora yo, soy solo, estoy solo… Estoy luchando contra el mundo, estoy luchando contra la mezquindad de mi propia familia y estoy luchando contra mis propios demonios, creo yo. Es muy difícil sentir lo que uno siente cuando pierde a un padre, sobre todo, a un padre que no digo yo que haya sido protector sino que ha incentivado en mí la vocación literaria. Eso es muy importante y eso es lo que voy a valorar siempre hasta que me muera.

-¿Qué te parecen al respecto las muestras y antologías de poesía?

Yo he realizado varias. En mí no ha primado ningún tipo de interés, sino dentro de los criterios de selección y lo más importante ha sido la calidad de los textos. La calidad de los textos y las antologías que he realizado de “La tortuga ecuestre” he puesto solamente a los que han publicado en la revista “LTE” porque eran antologías de la revista. No eran antologías ni panoramas generales. Han sacado comentarios, opiniones en el sentido de que faltaba tal o cual autor, pero están equivocados porque era un trabajo de selección de la revista y muchos no quisieron en su momento publicar. Ahora quieren publicar en la revista, pero ya es demasiado tarde.

-Quizás, por ahí, hay un resentimiento hacia tu persona. ¿Por qué Gustavo Armijos es tan temido dentro del panorama literario nacional?

Yo creo que más que temido, respetado. Yo me he ganado ese respeto, aunque no lo crean muchos, en base a mi esfuerzo, en base a mi labor. Marco Martos me decía una gran verdad: “Tú te has hecho solo”. Yo me he hecho solo, he luchado solo. He tenido que enfrentar una serie de adversidades y todo por la literatura. Pero temido, no creo. Incluso hay gente que no me pone en sus muestras, en sus antologías, en sus panoramas, en sus estudios. Creo que el juez insobornable y que todo lo puede es el tiempo. El tiempo va a determinar si tu obra merece ser estudiada y ser considerada en el futuro.  Al tiempo deben de temerle, no a Gustavo Armijos.

Se ha creado cierto mito en el sentido de que yo soy un personaje problemático. Mentira, eso es absolutamente falso. Los que me conocen, los que dialogan conmigo saben que ni siquiera soy agresivo. Soy una persona que me gusta conversar. Me gusta encender la pradera creando polémica, pero de ahí a ser temido por otras cosas, no. Nunca he agredido a nadie, nunca me he agarrado a golpes con nadie. Simple y llanamente he sido una persona respetuosa del trabajo de unos y he tenido que decirles la verdad a otros. Quizás, el temor venga de manifestar las cosas sin ningún miedo. No tengo miedo de decir “fulano de tal o cual es un argollero” que hace sus argollas o hacen sus antologías, no solamente en Lima, también lo hay en Piura que es mi tierra natal. Hay gente que hace sus antologías y pone a tal o cual autor por interés, pero eso no debe de primar. Lo que debe primar es la calidad y si un texto tiene calidad yo lo pongo. Yo soy respetuoso de la calidad literaria y el trabajo de los artistas.

-¿Qué comentario te genera el “Plan lector” y ese poco amor que se le tiene tanto a los libros como a la lectura?

La mayor preocupación por parte de mi persona ya que estoy en el ambiente literario durante 45 años es que existe poco amor por la lectura. Yo acabo de estar en el norte del país y me he encontrado que generalmente los jóvenes no leen y no leen por la sencilla razón de que no son incentivados desde pequeños a que se dediquen a la lectura.  

Ese “Plan lector” que estructuraron y que elaboraron ha sido un fracaso. Definitivamente, los jóvenes no se dedican a leer y eso trae como consecuencia obras deficientes. Pienso que elaborando un buen “Plan lector” se obtendría un resultado más positivo en el sentido de que la gente lea, que la gente sepa valorar a sus artistas y se le brinden los homenajes que ellos realmente se merecen. No hay que esperar que un artista se muera para brindarle una serie de homenajes. La lectura debe ser obligatoria en todos los niveles de la educación peruana, pero una lectura bien orientada, capaz de incentivar en el estudiante, en el alumno, una sensibilidad que le permita valorar los textos, estudiarlos e integrarlos a un estudio literario que tenga un auténtico valor.

Lo que sí me preocupa de sobremanera, desde hace algunos años, es que la gente lea poco. No hay un verdadero deseo por parte de los estudiantes. Y si uno mira los programas de televisión se encuentra que la mayoría desconoce a los autores ya consagrados y eso es, ya de por sí, deprimente.

-Ya sin deprimirnos tanto ¿qué otros intereses tienes muy aparte de tus pasiones como son la poesía, la literatura, la edición de libros y la revista?

Yo particularmente tengo el interés de tener un lugar donde vivir. Ahorita no lo tengo. Gracias a la generosidad de un amigo -como te manifestaba antes- estoy sobreviviendo en un lugar, pero yo quisiera tener tranquilidad y que el Estado peruano se preocupe. Los escritores no podemos quedar tan desamparados sin un lugar donde vivir, sin un lugar donde seguir desarrollando nuestra labor, sobre todo, alguien que ha dado 40 años de su vida. En estos años 40 años yo he podido generar toda una riqueza, todo un mundo de expectativas, pero no las tengo porque me dedique de lleno a la literatura. Mi interés mayor es tener un lugar donde vivir y tener las facilidades para continuar publicando en mi revista. Creo yo que esta entrevista me va ayudar mucho.

-Algunas palabras finales…

Mi agradecimiento porque te preocupas de difundir la literatura y la poesía, especialmente, en un medio tan hostil como el nuestro. Los medios de comunicación deben -y deberían- de preocuparse a dar espacio para que se comenten las obras de los creadores peruanos. Definitivamente, no vivimos en España para que “La República” tenga una página cultural que más se parece al diario “El País”.

Ya para finalizar quiero reiterar que los nuevos escritores, sobre todo, se preocupen de luchar y de librar una lucha que va a ser muchas veces solitaria, sumamente difícil como ser poeta en el Perú, como ya lo decía mi buen amigo, Manuel Morales. Muchas gracias.

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Trabajadores del Ministerio de Cultura de Cusco anuncian la toma de Machu Picchu [VIDEO]

La ciudadela inca se encuentra en una lista negra y a punto de ser tomada por los propios trabajadores del Ministerio de Cultura del Cusco ante la inoperancia del ministro Fabricio Valencia.

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La problemática del Ministerio de Cultura se intensifica. No solo hay cuestionamientos contra el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. Además, los empleados de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, exhaustos y humillados, claman a la presidenta Dina Boluarte que lo reemplace. Y como si el drama fuera aún poco, lo último que se sabe es que estos trabajadores planean tomar Machu Picchu. No por vandalismo, sino por desesperación. Porque el Estado los ha dejado solos, igual que al Santuario.

A esto se suma que Machu Picchu ha sido incluida en la lista negra por el portal Travel and Tour World, que recomienda no visitar la ciudadela inca.

Mediante una comunicación telefónica, Andy Ancasi, representante del Sitracas, nos da todos los detalles de lo que viene sucediendo en Cusco.

Aquí el video del programa.

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Cultura

Julio Barco Premio Juegos Florales de la UNI

El poeta peruano recibe reconocimiento en los Juegos Florales Túpac Amaru de la UNI.

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En una ceremonia cargada de símbolos y solemnidad, el poeta Julio Barco fue galardonado con el segundo puesto en los Juegos Florales La Familia Túpac Amaru, organizados por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las instituciones académicas más prestigiosas del Perú. El reconocimiento fue acompañado por un premio de S/. 4,000 y una ovación cálida por parte del jurado, autoridades y asistentes.

La distinción no solo celebra el talento literario de Barco, sino también la creciente necesidad de reconciliar la ciencia con la sensibilidad, la técnica con la poesía. Que una universidad dedicada históricamente a la formación de ingenieros rinda homenaje a la palabra escrita es, sin duda, un signo de que el arte aún pulsa en los espacios más racionales del país.

Con más de treinta libros publicados, Julio Barco ha construido una obra intensa, vital, crítica. Su participación en este certamen reafirma su compromiso por llevar la poesía al centro del debate cultural peruano. «Este premio me impulsa —dijo al recibir el reconocimiento—. Tengo tantos proyectos para revolucionar el arte en nuestro país. La poesía no ha muerto, solo está esperando que le hablemos desde otro ángulo».

El evento se realizó el 27 de junio de 2025 en el campus principal de la UNI. La entrega de premios fue precedida por palabras de homenaje a la familia Túpac Amaru, símbolo de lucha, dignidad y resistencia cultural —valores que resuenan también en la poesía de Barco—.

Con esta distinción, el autor de Me da pena que la gente crezca y Cantar de Chancay suma un nuevo capítulo en su incansable travesía por devolverle a la poesía peruana su fuerza originaria.

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Cultura

MINCUL: La cuestionada designación del CAS de Karla Alarcón

¿Cómo ganó el concurso? la arqueóloga Alarcón no cumple con el requisito clave: haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia se limita al trabajo técnico de oficina dentro del Ministerio de Cultura, sin evidencia de liderazgo en campo ni dirección de PMA, evaluaciones o gestiones de CIRA.

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La convocatoria CAS N.° 216-2025-MC, lanzada en abril de 2025 por el Ministerio de Cultura (Mincul), tenía como objetivo contratar a un(a) Coordinador(a) para la Dirección de Certificaciones. Se trataba de un puesto clave, pues esta dirección es responsable de coordinar, planificar y ejecutar acciones orientadas a preservar, proteger y conservar el patrimonio arqueológico inmueble del país.

Fuente: Mincul.

Entre sus principales funciones, figura la revisión, aprobación y seguimiento de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y de los Planes de Monitoreo Arqueológico (PMA), documentos indispensables para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada.

Concluido el proceso en mayo, la arqueóloga Karla María Alarcón García fue anunciada como la ganadora del concurso. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, una revisión detallada de los requisitos y de la trayectoria de la ganadora revela una serie de inconsistencias que comprometen la transparencia del proceso y siembran dudas sobre su legitimidad.

¿Se cumplían los requisitos?

El perfil exigido para el cargo incluía, como mínimo, título universitario en arqueología con colegiatura vigente, formación complementaria en gestión o patrimonio cultural, así como experiencia general de al menos siete años en el sector público o privado. Más aún, se pedía una experiencia específica de al menos cuatro años en funciones vinculadas al cargo, o tres años en el sector público en áreas similares. Pero lo más importante: el postulante debía acreditar dos años de experiencia en la dirección de Planes de Monitoreo Arqueológico y/o Proyectos de Evaluación Arqueológica y/o gestión de CIRAs.

Karla Alarcón no cumple con requisitos de 2 años como directora de PMA y CIRA.

Este último punto no es un detalle menor. Se trata de un filtro clave, pues quien asume la coordinación de la ‘Dirección de Certificaciones’ debe tener conocimiento de campo y experiencia comprobada en dirigir intervenciones arqueológicas. No basta con conocer los documentos, hay que haber estado en terreno. De otro modo, resulta inviable liderar técnicamente la instancia más estratégica del sector.

¿Y cómo pasó Karla Alarcón la evaluación?

Según los documentos revisados, la arqueóloga Karla Alarcón no cumple con el requisito específico de haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia laboral no evidencia dirección alguna de PMA, proyectos de evaluación ni gestiones de CIRA en campo. Es más, su trabajo ha sido siempre de oficina, como técnica dentro del propio Ministerio. Sin embargo, en su ficha de postulación, consignó haber ejercido la “gestión de CIRAs”, una frase y/o formulación ambigua que se asemeja a una leguleyada y parece haber sido suficiente para que pasara la evaluación curricular, etapa que por norma es eliminatoria.

Karla Alarcón se amparó en una palabra, para validar su postulación.

Aquí surge la primera gran interrogante: ¿cómo validó el comité evaluador esa experiencia? ¿Desde cuándo dar conformidad a documentos administrativos desde un escritorio equivale a dirigir una intervención arqueológica en el campo?

La respuesta no es técnica, es política. Lo que aquí se ha validado es una interpretación forzada del término “gestión”, que abre peligrosamente la puerta para que personas sin experiencia real en campo postulen y ganen puestos clave, mientras otros profesionales con trayectoria probada quedan fuera.

Una plaza con nombre propio

El contexto del concurso no ayuda a disipar las dudas. Según fuentes cercanas al proceso, la convocatoria habría estado originalmente dirigida a Ruth Quispe Calderón, amiga cercana de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa Silva. Sin embargo, ante la filtración de esta información, se habría descartado ese nombramiento para evitar un escándalo mayor. Como alternativa, se habría optado por Karla Alarcón, quien ya se desempeñaba como directora encargada de la Dirección de Certificaciones y, por tanto, era una figura “de confianza” dentro del sector.

Viceministra Moira Novoa, la misma que firmó la Resolución Viceministerial para el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa.

En este punto, el proceso se vuelve aún más cuestionable. La convocatoria fue ganada por Luis Felipe Mejía Huamán, pero mediante una fe de erratas se corrigió el resultado, otorgándole el puesto a Alarcón García en calidad de accesitaria. Mejía no habría llegado a firmar el contrato, y en un giro curioso pero conveniente, Alarcón asumió el cargo de forma oficial, pasando de ganar S/4,500 a más de S/11,264 mensuales.

El CAS fue ganado por Luis Felipe Mejía Huamán, pero luego corrigieron el resultado.

¿Quién dio la orden?

La pregunta es inevitable: ¿quién intervino para asegurar que Karla Alarcón se quedara con el puesto? Todo apunta a decisiones tomadas desde las más altas esferas del Mincul. Tanto la Oficina General de Recursos Humanos como la Alta Dirección —es decir, el ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa— estarían al tanto del proceso. Con el nombre de Ruth Quispe ya comprometido, y para no arriesgar la llegada de un profesional externo, se habría optado por consolidar a una figura que ya venía ejerciendo el cargo sin concurso y que, además, respondería fielmente a los intereses de quienes manejan el sector.

El 11 de junio convocaron como ganadora a Karla Alarcón García.

El cargo más codiciado

No se debe olvidar que la Dirección de Certificaciones es la joya de la corona del Ministerio de Cultura. Por esa oficina pasan todos los proyectos de inversión del país que requieren una evaluación arqueológica previa: minería, infraestructura, hidrocarburos, construcción, telecomunicaciones. Cualquier obra pública o privada necesita un CIRA o un PMA. Es decir, quien dirige esa oficina no solo tiene poder técnico, sino capacidad de incidencia en decisiones multimillonarias.

Por eso resulta tan preocupante que el proceso de selección no haya sido riguroso, ni transparente. En lugar de optar por la meritocracia, se ha preferido perpetuar prácticas que favorecen el amiguismo y el control político de una dirección técnica. Y si se valida como experiencia el trabajo administrativo desde una oficina, pronto veremos a otros funcionarios, sin experiencia real, disputando cargos estratégicos bajo el mismo criterio.

¿Y ahora qué?

Lo ocurrido en la convocatoria CAS N.° 216-2025-MC debe ser revisado con seriedad por los órganos de control del Estado. No se trata solo de un concurso más, sino de un proceso que compromete la legitimidad del sistema de contrataciones públicas, la credibilidad del Ministerio de Cultura y, sobre todo, la adecuada protección del patrimonio arqueológico del país.

Porque si quienes deben garantizar la conservación del patrimonio no saben ni siquiera cómo se ejecuta una intervención en campo, ¿Qué nos queda como ciudadanos? Solo mirar desde lejos cómo el poder se distribuye a puertas cerradas, mientras las formas legales se ajustan, como siempre, al tamaño de los intereses.

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Cultura

Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia

Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

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El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.

Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.

No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.

La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.

El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.

La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?

Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.

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Cultura

Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?

Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

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Por Luis Huertas

Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.

Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?

Primer intento: CAS N°072-2025-MC

El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.

Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Segundo intento: CAS N°296-2025-MC

El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:

  • Experiencia general: de 6 a 5 años
  • Experiencia específica: de 4 a 3 años
  • Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
  • Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.

Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.

¿Puestos a la carta?

Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?

Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.

Una llamada a la reflexión

Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.

La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.

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Cultura

Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero

El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

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Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.

El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.

En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.

El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.

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Cultura

Escándalo en el Ministerio de Cultura: ¿Un Convenio  Extraterrestre?

Desde Cusco exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia del Ministerio de Cultura.

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Un nuevo escándalo remueve los cimientos del Ministerio de Cultura del Perú. El 24 de septiembre de 2024, esta institución firmó un convenio con la Asociación Pi Rambla Heritage, dirigida por el conocido español Anselmo Pi Rambla. ¿El propósito? Avalar “investigaciones” que rozan la pseudociencia, en sitios arqueológicos del Cusco.

Pi Rambla sostiene que los muros del Coricancha datan de hace 4000 años y fueron construidos por una «sociedad solar, intraterrestre». Afirmaciones sin sustento arqueológico, que niegan el legado de los pueblos andinos, y reescriben la historia con relatos místicos de civilizaciones perdidas y leyendas celtas. El retorno de su proyecto “Avalón en los Andes”, impulsado hace más de dos décadas, plantea serias amenazas al patrimonio cultural peruano, disfrazadas de exploración científica.

Sorprendentemente, el convenio fue realizado por el exdirector de la DDC de Cusco, Régulo Gilberto Franco Jordán, quien luego de firmar mencionó: “Mediante este convenio estamos impulsando la investigación interdisciplinaria para continuar ampliando los conocimientos de las culturas pre incas e inca que habitaron en la ciudad de Cusco”.

Cuestionado arqueólogo Régulo Franco.


Desde Cusco señalan que esto no se trata de un simple debate académico. Es una ofensiva simbólica que intenta reemplazar la historia real de las civilizaciones precolombinas con relatos foráneos sin base científica. Es una forma de neocolonialismo cultural. El Ministerio de Cultura, en lugar de rechazar estas ideas, ha abierto las puertas a una organización esotérica que ya ha causado daños documentados al patrimonio.

Páginas 26 y 27 de la revista Mas Alla, correspondiente al N°144/ 2/ 2001, nótese a Anselm Pi presidente de la empresa Boric Ruz SAC , el buscador del Avalón.

Entre 2001 y 2003, Pi Rambla lideró excavaciones en Cusco en busca de «tesoros», actividades que terminaron siendo denunciadas por el propio Instituto Nacional de Cultura ante la UNESCO. Aquella intervención fue paralizada por los daños que generó, pero hoy, más de 20 años después, se le otorga nuevamente carta blanca para operar.

La Asociación de Comunidades Campesinas del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán ha levantado la voz. Exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia de un Ministerio que se supone custodio del patrimonio, pero que termina validando delirios ufológicos. ¿Qué intereses se esconden detrás de esta decisión?

Amselmo Pi excavando Coricancha.

¿Red de corrupción y destrucción Patrimonial?

El problema no es nuevo. El 14 de diciembre del 2000, el diario El Comercio denunció que Boric Ruz S.A.C., empresa vinculada a Pi Rambla, realizaba intervenciones destructivas en el Coricancha. En lugar de sancionar, el Estado salió a defender. Luis Enrique Tord, entonces director del INC, viajó a Cusco a justificar las acciones de la empresa, desestimando las advertencias de profesionales del propio ministerio, entre ellas la destacada antropóloga Arminda Gibaja, madre del actual ministro de Cultura.

¿Qué clase de funcionario defiende a quien atenta contra uno de los templos más importantes de la civilización inca? La respuesta puede encontrarse en la densa red de favores y corrupción del gobierno fujimorista.

Hay más. Pi Rambla, en sus declaraciones, decía estar tras “un inmenso tesoro” oculto en el Coricancha. Poco después, en octubre del 2000, Vladimiro Montesinos huía del país en el velero Karisma, que unos años antes había sido propiedad de Anselmo Pi pero terminó en manos de José Lizier Corvetto. ¿Coincidencia? Cuesta creerlo. Lo que se dibujaría es un entramado de encubrimiento y complicidad que permitió a Pi actuar con total impunidad.

Este caso no solo revela negligencia institucional. Devela un patrón: la permisividad del Estado frente a intereses personales que se disfrazan de investigación, mientras destruyen, roban y tergiversan. Es urgente saber quiénes autorizaron este nuevo convenio y por qué. Sabemos que Régulo Franco recibió la orden pero ¿Quién ordenó?

No se trata de una simple polémica académica. Es una agresión directa contra nuestra historia, una amenaza al patrimonio y una muestra del desprecio por la verdad histórica. El Perú no necesita buscar Avalon. Necesita proteger Machu Picchu, Sacsayhuamán y el Coricancha. Y necesita, sobre todo, autoridades que entiendan la diferencia entre ciencia y superstición.

Piden que convenio sea derogado

Mediante un oficio enviado al ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja el 03 de enero pasado, la Unión de Comunidades de Indígenas del Parque Arqueológico Sacsayhuamán señaló: «Hemos tomado conocimiento que la persona que ha firmado el convenio y es el que dirige dicha asociación es el señor Anselmo Pi, quien en el año 2000 junto con el arqueólogo Ernesto García Calderón puso en peligro el templo de Santo Domingo por hacer excavaciones de manera indiscriminada, por tal motivo el Instituto Nacional de Cultura suspendió dichas excavaciones«.

Además, agregan: «No es posible que el Ministerio de Cultura se esté prestando para avalar cuestiones de ufología, lejanas de la ciencia académica de la arqueología. Por tal motivo, pedimos señor ministro, que dicho convenio sea derogado, así también solicitamos que no se le dé ningún permiso de excavación a la referida asociación».

Primero fue el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa, ahora nos quieren sorprender con un convenio.

Mientras todo esto ocurre, el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja se niega a dar una entrevista a Lima Gris.

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Cultura

Diego Lazarte presenta su novela “Última salida de Palomino”

El autor conversará con Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima.

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En Última salida de Palomino, Kennedy, su joven protagonista, ve alterada su tranquilidad con la llegada de Dulcinea, un personaje tan excéntrico como inquietante, que habla con impostado acento español, y que irrumpe en su casa y transforma su rutina en una lucha por recuperar su espacio. Con una prosa cargada de imágenes urbanas, humor corrosivo y referencias al cine slasher y la cultura pop, esta novela nos invita a recorrer una Lima mítica, marginal y brutalmente desbordada por la violencia de sus habitantes.

El escritor Diego Lazarte presentará su primera novela junto a la crítica de cine, comunicadora social, docente universitaria y directora de Desistfilm Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima, Jr. Cailloma 843, Centro Histórico de Lima. El cierre musical estará a cargo de la banda de indie rock Electroma.

Sobre la novela, el escritor español Alberto Girao ha dicho: “Escrita con una valentía impropia de una primera novela, Lazarte combina gracejo quijotesco y desenvoltura quinqui para componer una obra memorable y divertida. El lenguaje se tensa en la impureza, articula argot, videojuegos o cinefilia; todo ello ensamblado en diálogos ingeniosos y frenéticos. Y, al fondo, siempre Lima: paisaje crudo sobre el que se tejen los retratos de personajes tiernos e incisivos a partes iguales”.

Por su parte, la escritora Paloma La Hoz, afirma: “Es una novela sobre crecer entre ruinas, reírse del caos y encontrar ternura en lo improbable. Poblada de antihéroes de los márgenes limeños, para quienes perderse no es un error, sino el único camino posible. Porque en esta ciudad, sin el humor como forma de resistencia —como diría La Polla Records—, no somos nada”.

Diego Lazarte (Lima, 1984) retornó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos luego de dos lustros, y amenaza con egresar de la Escuela de Derecho y vestir ternos en 2025. Ha transcurrido veintidós años desde La clavícula de Salomón, su ópera prima en poesía, y dos desde la reedición de su séptimo libro, Calaveras retóricas, publicado en México. Aprendió a escribir esta novela leyendo a Dostoyevski y viendo maratones de películas slashers y de serie B, durante su autoexilio en el piso 15 de un condominio en Lima Norte.

Actualmente es director del Festival de Poesía de Lima y de la productora audiovisual Cinemapoesía. Tiene en desarrollo documentales sobre los poetas peruanos Enrique Verástegui, José Ruiz Rosas y Juan Cristóbal.

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