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¿Te hace “más digno” votar por Castillo y no por Keiko?

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Muchos electores informados creen que votar por Pedro Castillo los hace más dignos y refleja sus  sólidos  principios de moralidad. Desde esa perspectiva, los votantes de Keiko  son inmorales e indignos por confiar en la candidata naranja. “Solamente ven sus privilegios”, se dice. Sin embargo, este modo de enfocar el asunto no es completamente cierto.

El terreno electoral —ad portas de la segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo—  multiplica sus grietas, día a día, con más intensidad. Quienes abonan el terreno para profundizar las fisuras pertenecen a un círculo minoritario, conformado por el núcleo duro de castillistas y keikistas. Desde ese círculo crece en espirales la disputa que vemos cotidianamente y que comienza a incluir en el antagonismo a quienes deseaban mantenerse al margen. Es cierto que muchos peruanos han tomado una decisión, pero hay otros que siguen sopesando los pros y contras, antes de entregar su voto a uno de los candidatos. Sin embargo, la dinámica electoral condena a los tibios y obliga a tomar postura inmediata. Cada día se reclutan partidarios para alguno de los bandos.

Este maniqueísmo electoral (o Castillo o Keiko) ha desbordado lo estrictamente político y va ampliando los niveles de división entre los ciudadanos. La elección entre el candidato del lápiz o la candidata naranja ha exacerbado la dinámica: en estos comicios se enfrentan los pobres contra los ricos; los cholos contra los blancos; los medios independientes contra la prensa vendida; los mafiosos contra los terrucos; los peruanos contra los no patriotas; los morales contra los inmorales… etc.

Este esquema ha ido fagocitando otros círculos y crea más antagonismos que ensanchan las grietas, ya existentes dentro de la sociedad peruana. Dos binomios sintetizan muy bien esta dinámica: los morales vs. los inmorales y los patriotas vs. los antipatriotas.

La narrativa de la disputa entre morales e inmorales proviene del entorno izquierdista. Por el otro lado, el discurso que busca polarizar a patriotas y “antipatriotas” proviene desde el lado naranja: quienes votan por Keiko aman la camiseta; quienes votan por el comunismo no quieren al Perú.

Los partidarios del primer binomio (morales – inmorales) asocian el voto por Castillo  con la decencia y los valores. Siguiendo esa lógica, votar por Keiko te convierte —ipso facto— en indigno e inmoral. Este análisis peca de reduccionismo lógico, de un modo  evidente.

Pero más burdo aún, es definir a Castillo  —esencialmente— como un profesor de sólidos principios.

Conceptuar a Pedro Castillo por su labor magisterial, etiquetándolo como amauta es recortar el espectro del profesor chotano. Inferir, que de su labor docente, se desprenden —per se— honestas credenciales es caricaturizar, por ingenuidad o conveniencia, el trasfondo de Castillo (A Castillo se le puede definir como amauta desde la ironía, pero no desde la seriedad.)

Quienes ven al candidato del lápiz como maestro y no como político derrapan: el elegido por Cerrón tiene todas las filias y las taras de la vieja política. Pero Castillo no es un comunista inflamado. Antes que incendiario es un negociador. Militó en Perú Posible de Toledo, fue dirigente sindical y tranzó con el congreso fujimorista durante las huelgas magisteriales; le abrió las puertas al aprista Miguel del Castillo e hizo alianzas con Verónica Mendoza y Marco Arana; actualmente dialoga con Ricardo Belmont y promete el indulto a Antauro Humala. Incuba en Perú Libre del comunista Cerrón; pero coqueteó con el capitalista Kurt Burneo y la progresista Flor Pablo.

Castillo es un político: pacta, conversa, escucha, tranza, se acomoda y recula. No es un “puro” ni un antifujimorista recalcitrante.

Lejos del candidato del lápiz está el aura de profesor inmaculado, que la maquinaria propagandística de Perú Libre se ha esforzado en calzarle —a como de lugar—  alrededor de la testa.

Castillo no es la encarnación de la decencia ultramundana, de los valores platónicos ni de la pureza moral. Castillo es un político, ni más ni menos que eso.

Sin embargo, no se puede negar cierta pureza en algunos seguidores de Perú Libre. No es exagerado decir que muchos votantes de Castillo son más puros que el profesor chotano. Igualmente, hay más antifujimorismo entre quienes han subido —para la segunda vuelta—  al caballo de Castillo, que en Castillo mismo.

En breve: Castillo no tiene aversión por Keiko Fujimori; los nuevos votantes del profesor chotano, sí.

Pero si en los votantes puros de Castillo y en los antifujimoristas recalcitrantes (que preferirían votar por un insecto, antes que por Keiko Fujimori) existe cierta dosis de fe y otra de idealismo; hay también gran dosis de real – politik, pragmatismo y ansias de poder en el núcleo duro del castillismo. Los puros y los pragmáticos conviven e intercambian las caretas, haciendo indistinguible quién es puro y quien se sumergió en el proyecto por intereses venales.

Porque, Perú Libre —de cara a las elecciones de segunda vuelta— no es solamente un partido que acoge a ciudadanos con —justa— necesidad de reivindicación económica y cultural. Ni tampoco es un movimiento de antifujimoristas radicales.

El partido del lápiz es también un sancochado político, que alberga caciques regionales con vocación de mistis; desastrados anarquistas con vocación de pirómanos;  filochavistas encendidos, que creen ser los herederos de Simón Bolívar; inflamados “camaradas” que comulgan con el filosenderismo; catedráticos rastreros de inflamado autobombo “comunista”; científicos oportunistas que se bajaron del árbol de la ciencia; periodistas que se convirtieron en traductores oficiales del “amauta; opinólogos que revientan el teclado dividiendo el espectro electoral entre “los malos y los buenos”; economistas que sacan cifras de la chistera para justificar sus esquemas; políticos ávidos de destruir las instituciones y asegurar alguna cartera que los degrade profesionalmente; rapaces que se alucinan miembros de la Checa y politólogos que ofician como porristas del partido del lápiz.

 Toda esta panda de oportunistas confluyen en un solo propósito: que el “amauta” Castillo llegue al poder.

Es cierto, sin embargo, que esta gavilla abunda más en el núcleo duro del partido y menos en su periferia. A medida que uno se aleja de este núcleo duro puede ir encontrando —recién— a quienes creen que en estas elecciones se debe ejercer un voto de acuerdo a sólidos principios morales.

Y esto es natural: en el núcleo duro del castillismo, la disputa no se basa en los principios morales sino en el poder. El poder, en ese círculo, está más allá del bien y del mal. ¿Qué representan los valores morales para quienes están ávidos de poder? Cojudeces, ingenuidades, idealismo inconducente.

Por lo tanto, considerar que todo votante de Castillo sigue rectos principios  y que la decisión de votar por el maestro chotano otorga —inmediatamente— integridad moral es errar. No se omite la buena fe y la honesta elección moral de muchos votantes de Castillo; pero este tipo de votante se encuentra más en la periferia de este partido y cada vez menos en su núcleo duro.

Por el otro lado, los partidarios del segundo binomio (patriotas – antipatriotas) promueven la narrativa del “amor por el Perú”. El amor por el Perú, en este caso, se ejerce votando por Keiko Fujimori, claro está. Desde esa lógica maniquea, votar por Castillo es no querer al Perú, ser un antipatriota.

Esta narrativa es arrogante. Es, además, absurdo dividir a los peruanos en patriotas y antipatriotas, como si estuviéramos en una guerra y no en elecciones presidenciales. Este discurso proviene de la tienda naranja y no hay ningún reparo en seguir agrietando las divisiones si es que eso le va a traer más votos a Keiko Fujimori. “No me interesa si se perjudican 10 mil o 100 mil” podría decir, otra vez.

Pero es ya no absurdo —sino risible— que sea específicamente Keiko Fujimori Higuchi quien se haya hecho, de motu proprio, representante ad hoc de la peruanidad. La heredera de Alberto Fujimori —quien luego de escarnecer el país durante la década infame, no tuvo reparos en postular al senado japonés, aprovechando su nacionalidad nipona— reivindica absolutamente el legado de su padre, un legado que desestructuró en gran medida la ya enclenque institucionalidad política peruana: un legado que minó las bases democráticas del país. Es risible, pues, que el cogollo de Keiko Fujimori promueva la narrativa que etiqueta a los peruanos como patriotas o antipatriotas.

Y es también —además de arrogante, absurdo y risible— un signo de perversidad crear una campaña para direccionar políticamente al seleccionado peruano de fútbol, haciendo que los muchachos graben un video de sujeción a la candidata naranja. El fútbol en el Perú es, gracias a la debacle institucional y cívica, uno de los pilares que sostienen a la peruanidad. Destruir este pilar básico del imaginario popular, por intereses partidarios, es perverso y una muestra de desprecio por la democracia. No solamente porque este acto invisibiliza a los votantes de Pedro Castillo, sino porque divide aún más a los peruanos. Y los divide en la esencia misma de la armonía popular: la fe en la selección peruana.

Basta ese ejemplo para demostrar el nivel de desprecio popular que se ejerce en el meollo del fujimorismo. Y es que el núcleo duro naranja es un club de corsarios donde conviven prontuariados que han hecho del reciclaje político un oficio; empresarios que quieren seguir engordando sus arcas aunque el país se vaya al carajo; economistas que defienden el monopolio y el lucro más artero; politólogos capaces de ver en la candidata naranja a una estadista; periodistas que mueven el trasero al ritmo del chino; congresistas que han hecho del parlamento una casa de tolerancia; escuadristas que creen estar en los tiempos del “Duce”; fanáticos que ven terrucos debajo de las piedras y desavisados que creen que la democracia es imposición y autoritarismo.

Sin embargo, esta gavilla abunda más en el núcleo duro de fujimorismo y no tanto en las periferias. No se puede negar, la gran cantidad de ciudadanos —informados— que le da el voto a Keiko Fujimori, gracias al miedo que genera el proyecto de Perú Libre. Un miedo que propaga la prensa, en base a los insumos que proveen los mismos cuadros que rodean al “amauta” Castillo. Estos electores con capacidad de informarse —que no son fujimoristas de vocación y tampoco tienen un interés directo en el triunfo de Keiko— rechazan rotundamente el proyecto del “amauta” y prefieren apostar por el pragmatismo económico.

En breve: estos electores informados prefieren seguir sus criterios económicos antes que una línea de intachable moralidad. Es decir, en momentos de incertidumbre económica, relajan su moral y apuestan por el corsario y no por el profeta, si es que esto les asegura estabilidad económica. En ellos no se puede hablar de un amor por el Perú y sí de un cálculo económico.

Parece contraproducente comenzar afirmando que el binomio (moral – inmoral) no es preciso para medir a los votantes y luego concluir afirmando que en el voto castillista hay quienes deciden apoyar a Perú Libre basados en rectos criterios morales, mientras que en el voto fujimorista están quienes deciden apoyar a Keiko Fujimori en base a criterios económicos. 

Esto no es contraproducente si elegimos como muestra al elector periférico —e informado— de ambos candidatos. Se toma como muestra al votante periférico y no al núcleo castillista o keikista, pues en ambos círculos el único criterio que domina es la toma del poder. Y se habla del votante informado como aquel que tiene la oportunidad para acceder a variadas fuentes de referencia electoral.

Entonces, el votante periférico es el que no simpatiza con ningún candidato y no posee  interés directo en la toma del poder de Castillo o Keiko. Suponiendo que también sea un elector informado, este votante tiene que decidir entre las dos opciones.

Si vota por Keiko lo hará en base a criterios económicos y por el temor de un posible comunismo: votará pragmáticamente. Si vota por Castillo lo hará en rechazo a lo que representa Keiko Fujimori y confiando —a priori— en una moneda al aire: pesará más su  criterio moral y menos su pragmatismo económico.

Por lo tanto, lo adecuado es discurrir lógicamente por el binomio (moralismo – pragmatismo económico) pero únicamente entre los votantes informados y periféricos, no entre quienes componen el núcleo de ambos candidatos. En el núcleo de ambos contrincantes el único objetivo es el poder y la única ideología que los hermana es el marxismo puro y duro, pero el de Groucho, no el de Karl: “Si no te gustan mis principios, tengo otros”.

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Roberto Ramírez Manchego. Egresado de derecho de la UNFV y actualmente estudia filosofía en la Universidad San Marcos.

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Schmeerguntz, de Gunvor Nelson y Dorothy Wiley (1965)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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¿Perdió el filo, o todavía no? -También parece un slogan-. Quien domina las imágenes domina el mundo. Es verdad, claro, y parece que casi no sirve de nada saberlo. ¿Y entonces, qué se puede hacer? Si algo muestra Schmeerguntz es lo que esconde la palabra o el concepto ‘ideal’ en las imágenes que nos venden, que nos introducen por todos los orificios, en el estilo de vida que nos ordenan vivir, o desear, sin poder por definición nunca llegar a conseguir; así que la lluvia radioactiva publicitaria si bien puede tener una apariencia paradisíaca (sensualidad apetitosa y cliché) muestra al mismo tiempo lo monstruosa que es. Y por cierto, lo más monstruoso de todo tal vez sea que hemos dejado de sentir la esencia de la monstruosidad en la que estamos metidos. Y eso que quien escribe no intenta ser moralista.

Las imágenes machaconas de una vida irreal incluso para quienes pueden procurársela. Mujeres esbeltas, maquilladas y bonitas, concursantes (a miss lo que tú quieras) como marionetas… Tan dúctiles. La mentira, la operación indesmayable de la reducción de las mujeres a papeles y funciones de adorno y esclavas, de tan escandalosa y grosera, pero de bombardeo abrumadoramente incesante necesitaba contra ella una incisión, un hueco, una disonancia, un respiro de aire fresco, una película collage (casi sientes las tijeras y la goma en varios momentos) que con su aspecto de artesanía inocente, de pequeño mecanismo que rasguña como puede, sea totalmente incisiva, política, y feminista en el mejor sentido posible.

¿Podemos hacer algo para que las imágenes de los mercaderes no nos destruyan? (esos a quienes se cuenta que Jesucristo expulsó por haber convertido al templo de su padre en una cueva de ladrones). ¿O ya estamos destruidos y solo nos dedicamos a contemplar con mayor o menor lucidez nuestra propia destrucción? Alguien irónico replicaría. A nivel de constelaciones de dioses falsos, el cine experimental y/o de vanguardia se reclama como el único y verdadero dios. Idea ridícula, dirán. Pero el cine es un campo de batalla. Si no lo es, es publicidad del poder.  

La salida es ser prosaico, crudo, directo, un inodoro, una mujer vomitando, una mujer desnuda con un tampón, bebés cagando y siendo limpiados, imágenes en principio tan inocuas, toman venganza de las otras, mientras seguimos entre embrujados y hartos.

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https://m.ok.ru/video/7176083081758

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Perú y la piratería en streaming

Lee la columna de Anìbal Mamani

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En 2024, Perú cerró el año con una estadística negativa. Indecopi ordenó el bloqueo de más de 400 sitios web que ofrecían ilegalmente contenido protegido, incluyendo películas, series, música y eventos deportivos. Esta medida se enmarcó en la séptima fase de la iniciativa internacional «Operación 404», con la participación de autoridades de Brasil, Paraguay, Argentina y Reino Unido.

Muchos usuarios optan por ingresar a páginas de streaming para ver películas al estilo Netflix o transmisiones de partidos de fútbol de la liga peruana. Sin embargo, la piratería no solo implica la descarga o visualización ilegal de contenido, sino que también expone a los usuarios a serias amenazas cibernéticas, incluyendo la instalación de virus y malware. También existen muchas ofertas de suscripción pirata a plataformas como Netflix, Disney+ o Prime Video, de forma compartida, con un pago mensual o único. En la mayoría de los casos, estas terminan en estafas.

Es común encontrar múltiples botones de «Play» o «Descargar». Algunos de estos botones están diseñados para ejecutar scripts que instalan malware en los dispositivos de los usuarios al hacer clic. Las personas que acceden a contenido pirata no solo enfrentan riesgos legales por infringir derechos de autor, sino también la posibilidad de que sus dispositivos sean infiltrados y utilizados para actividades delictivas sin su conocimiento.

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Fiesta en el lado oscuro: las mafias celebran

Todo nace del Tribunal Constitucional, convertido en apéndice de las mafias, estos «tribunos de la Cosa nostra» han firmado el acta de defunción de la justicia peruana.

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Por Jorge Paredes Terry

El Tercer Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional tomó la decisión de declarar nulo el juicio oral contra Keiko y su organización, decisión cuestionable, no solo porque representa una burla a las víctimas de la corrupción, sino que sienta un precedente peligrosísimo para la impunidad en el país.

Su reciente resolución por el caso «Cócteles» que ordena su retroceso a la etapa intermedia, es un golpe devastador para la lucha contra la corrupción y una victoria resonante para las fuerzas del crimen organizado.

La resolución, amparada en supuestas «irregularidades» en la acusación, ignora la montaña de evidencia que vincula a Fujimori y a su presunta organización criminal con el lavado de activos y la financiación ilícita. No se trata de una simple anulación técnica; es una maniobra calculada para dilatar el proceso indefinidamente, enterrando bajo el peso del tiempo la posibilidad de una condena justa. La resolución se apoya en el precedente del caso José Chlimpler, un precedente que, lejos de ser un faro de justicia, se erige como un ejemplo de la manipulación del sistema judicial para proteger a los poderosos.

Es crucial entender que esta decisión no implica la inocencia de Keiko Fujimori ni el archivo del caso «Cócteles». La resolución anula el juicio oral, pero la acusación sigue en pie, la evidencia sigue existiendo, y la sombra de la preesunta corrupción sigue planeando sobre la lideresa fujimorista y su entorno. Intentar presentar esta resolución como una absolución es una manipulación descarada de la verdad. Es una victoria pírrica para las mafias, una victoria que se celebra en la oscuridad, mientras la justicia peruana agoniza.

El Tribunal Constitucional, con la resolución sobre el caso Chlimpler, se convierte en cómplice de la impunidad. Su responsabilidad histórica será inmensa, su legado, una mancha indeleble en la historia del Perú. La lucha contra la corrupción no se detiene con esta resolución; al contrario, se intensifica. La sociedad civil, los fiscales y los jueces honestos deben redoblar esfuerzos para contrarrestar este golpe y exigir la rendición de cuentas de aquellos que se creen por encima de la ley. La impunidad no es una opción; la verdad, sí. La lucha continúa.

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El Paul McCartney, de Arturo Delgado Galimberti

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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Arturo Delgado Galimberdi nos sorprende con este libro sobre la vida, discografía y demás hechos resaltantes en la vida de Paul McCartney (PM). Ya antes ha escrito Karma instantáneo para Jhon Lennon donde nos plantea una ucronía exquisita: Lennon vive y McCartney muere. Eso aparte de otros libros importantes como La Ruptura, una novela corta que trata sobre el padre y Los espejos de infierno, otro texto urbano donde se filtra un manifiesto de vida y que tuvo elogios de Oswaldo Reynoso entre otros destacados escritores.

Esta vez, ADG solo firma como A. G. Galimberti y nos lleva como por un tobogán para mostrarnos al verdadero líder de The Beatles. (Los derechos de autor todavía se siguen discutiendo si se firma Lennon-McCartney o McCartney-Lennon). Tanto así que parece un texto escrito por un fan y no precisamente por un novelista. Pero Galimberti que es versado en el tema, nos demuestra que las cosas no son tan así de fácil. Por algo no ha tenido programa de radio dedicado al rock y ha escrito en su blog La Secta del Ruido y reseñado decenas de artículos sobre el género en diferentes medios periodísticos.

El libro repasa de manera erudita apelando a una amplia bibliografía sobre el tema e incide en esa competencia natural entre los dos másters de The Beatles, incluso después de separarse. Lennon con con Yoko Ono y McCartney con Linda y los Wings. Y las demás grabaciones con otros músicos destacados como Michael Jackson, Stevie Wonder, los exnirvanas o el “The-Ballad-Of-Skeletons”, un poema político de Allen Ginsberg: “El-esqueleto-de internet-dijo:-Cree-mentiras./-El-esqueleto-de-la-publicidad-dijo:-¡No-seas-sabio!”. Así como una discografía completa en las que se incluyen títulos que pirateados por la banda nacional We All Together.

El autor nos recuerda que PM es “un hijo de la clase trabajadora de Liverpool” y le dedica el primer capítulo a ello, pero no hay un capítulo a su nombramiento como “Sir” por parte de la reina Isabel II. Y aunque PM y los Beatles rompieron récords tanto en conciertos como en las listas nros unos; también es cierto que otros músicos más humildes y con menos recursos como, por ejemplo, Dámaso Pérez Prado con su pieza “Patricia” (usado en la Dolce Vita) y otras más estuvo casi 15 semanas en el Hit Parade de Estados Unidos arriba de Elvis Presley y The Beatles.

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“La Vorágine”: así se celebró los 100 años de su publicación

Lee la columna de Jorge Linares

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Por Jorge Linares

La asociación Iquitos Cultural junto al consulado de Colombia en la ciudad de Iquitos y la Logia Masónica 5 N° 25, presentó este pasado 30 de diciembre de 2024 un conversatorio con motivo del centenario de la publicación de esa novela de José Eustasio Rivera. Este evento cultural daba apertura a los 161 años de aniversario como puerto fluvial a la ciudad de Iquitos.

La Vorágine es una novela que nos invita a reflexionar cien años después de su primera edición sobre la situación real de nuestras fronteras, cuánto hemos avanzado como sociedad, si el Estado tiene presencia efectiva en estos territorios y si sus habitantes llevan una vida digna con los servicios básicos de agua, desagüe, electrificación, tecnología, salud, educación, entre otros beneficios.

El Dr. Carlos Barreto Vargas, Encargado de las Funciones Consulares del Consulado de Colombia en Iquitos, saludó fervorosamente que se realicen este tipo de eventos que fortalecen los lazos de buen entendimiento y hermandad entre los países de Perú y Colombia. Asimismo, comprometió a las nuevas generaciones a despertar el hábito por la lectura de otros autores como Gabriel García Márquez que también nos habla de este tipo de realidades.

El profesor universitario de Lengua y Literatura, especialista en Crítica Literaria, Dr. Manuel Marticorena Quintanilla, asumió la responsabilidad de hacer un resumen de la obra de José Eustasio Rivera, concluyendo que la forma como está publicada es una imitación a la obra del Quijote de la Mancha ya que el novelista colombiano coincide con Cervantes aseverando que él no escribió la obra, sino que fue Arturo Cova, protagonista de la novela. El autor más que novelista es poeta y en esta obra vamos a encontrar esa calidad poética hermosísima a lo largo de toda la novela. La visión del escritor es inmensurable, se hizo mucha propaganda cuando la publicaron en la Unión Soviética, estigmatizándola como socialista, y no es así, pues tiene una visión enteramente cristiana, comenzando por el aspecto formal, es decir la forma como está escrita. La obra se divide en tres partes: la sierra, la selva y el llano, son tres regiones que pertenecen a Colombia que equivalen a lo que Dante Alighieri describe en “La Divina Comedia” el infierno, el purgatorio y el paraíso; y en esta novela es al revés, comienza con el paraíso y termina en el infierno. El crítico literario Seymour Menton menciona que en diferentes espacios de la novela se encuentran agrupaciones de tres y que ratifica que hubo señal de una visión cristiana.

El Dr. Fernando Bravo Reátegui hizo una breve reseña de la vida del autor de la novela que se empezó a escribir en 1922, indicando que “José Eustasio Rivera nació en un ambiente campestre en Neiva; su niñez fue fecunda ya que abrazó su amor por la naturaleza, tuvo un padre muy correcto, se crió en un ambiente propicio para ejercer su vena literaria; luego, paso a estudiar la Normal en Bogotá, ejerciendo la carrera de profesor, y posteriormente se recibió de abogado. Siendo profesor ocupó cargos administrativos donde quiso innovar cambios y recibió resistencia, esto motivó para que predominara en su vida la profesión de abogado y ahí encuentra una brecha para la política, llegando a ser miembro del parlamento colombiano donde hace escuchar su voz ante los abusos de la clase dominante hacia los más desvalidos, haciendo eco de las denuncias del periodista peruano Benjamín Saldaña Roca hacia la casa Arana en el Putumayo; eso le valió muchos enemigos a tal punto cuando es publicada La Vorágine, es desmerecida por vacíos que argumentaban sus oponentes. Sin lugar a duda, esta novela marca un hito en la literatura latinoamericana porque aglutina una mixtura de géneros como el periodismo, la poesía, la naturaleza, el paisaje, la fotografía, una obra novedosa para la época escrita con un lenguaje elegante, engolado y depurado. Muere muy joven a los 40 años dejando un gran legado para recordar a este escritor con mucha satisfacción que se enfrentó y denuncio al régimen, apoyando y solidarizándose ante esas minorías que estaban rezagadas en la selva, haciendo que tengan voz, eso es meritorio y trascendente”.

José Eustacio Rivera.

El Venerable Maestro Menotti Yáñez Ramírez saludó la presencia de todos los participantes y enalteció lo dicho por el Dr. Marticorena, más aún, cuando se refirió a la carrera de ser profesor; “es una profesión tan venida a menos últimamente, pero sino fuera por los maestros el futuro no estaría garantizado y muchas veces nos olvidamos de ellos, es un honor ser maestro; probablemente, en el estatus profesional de la cultura oriental, precisamente en Japón, el ser maestro está en el pináculo de la sociedad en el lugar más alto porque en ellos se confía el futuro del país sobre todo en los maestros de primaria porque ahí se sientan las bases para el futuro sin desmerecer a los docentes universitarios que también hacen un esfuerzo orientando a la juventud. Esta noche estamos reunidos para celebrar la centuria de la novela La Vorágine, si José Eustasio Rivera pudiera vernos estaría más que regocijado de saber que nos hemos reunido para conmemorar lo que él hiciera un día. Esta novela ha pasado por prohibiciones y creo que a muchos no nos gusta. Cien años después podemos ver que el argumento de la novela sigue siendo tan potente, las denuncias hechas, la defensa del indígena que le generaron grandes conflictos personales como a muchos otros que en la época del caucho levantaron su voz, y para ello cito el poema Enemigo mío del poeta escocés Charles Mackay. El Dr. Marticorena se refirió a una trinidad en la novela a un profundo contenido cristiano: amor, dolor y muerte, trilogías en las cuales me voy a soportar en una trilogía masónica: libertad, igualdad y fraternidad que no es exclusivamente nuestra, sino que muchas culturas la tienen como postulado y José Eustasio Rivera habló de la libertad como facultad natural, habló de la igualdad en una época que era impensable y casi pecaminoso decir que todos debíamos ser iguales y habló de la fraternidad de la necesidad de ser respetuosos, tolerantes unos con otros y solo así haremos de este mundo un mundo mejor; por tanto, quiero desde aquí brindar un fuerte aplauso para don José Eustasio Rivera para que sepa que estamos conmemorándolo sentando las bases de un futuro y un país mejor donde ser libre sea indispensable, donde ser tolerantes y respetuosos sea la consigna permanente y donde ser fundamentalmente iguales porque somos seres humanos y merecemos ese legado para lo que hoy día estamos reunidos. Asimismo, agradezco a la asociación Iquitos Cultural por haber elegido este lugar que muchas veces es visto como cueva de demonios, piensan que la masonería está distante de la sociedad cuando está mucho más próxima a lo que se puedan imaginar, este es un lugar que nos sirve a los masones como punto de encuentro y también para este tipo de eventos que promueven y fomentan la cultura como es la Logia Unión Masónica 5 N° 25 que tiene fecha de fundación el 24 de junio de 1869”.

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100 años de Martha Hildebrandt

Lee la columna de Edwin Sarmiento

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Por Edwin Sarmiento

Hoy, 13 de enero, la Dra. Martha Hildebrandt habría cumplido 100 años. Falleció cuando tenía 97 años. Guardo, de ella, los mejores recuerdos de mi vida laboral. Fui su asesor de prensa durante ocho años en el Congreso de la República, luego que ella me convocara sólo para trabajar tres meses. Y eso, con muchas dudas por ser periodista. Recuerdo aquella mañana en que, a su pedido, me presenté en su casa portando mi hoja de vida que resumía, en 12 hojas, mi experiencia personal. Ya había sido asesor de varios ministros de Estado, jefe de comunicaciones en el Congreso de la República, Presidencia del Consejo de Ministros, director en varios ministerios, periodista en los más importantes medios de información en Lima de los 70 para adelante. Luego de hojear lo que yo consideraba un contundente currículo, se detuvo, cerró el fólder, me miró fijamente y preguntó.

–Oiga, ¿usted sabe escribir?– me dijo.

–Claro que sí, doctora—respondí muy seguro de mí.

–¿Por qué cree que sabe escribir?– inquirió. Vi, entonces, que sus ojos hincaban a los míos con intriga.

–Es que soy periodista—manifesté

–Mierda, entonces usted no sabe escribir– retrucó, deteniendo, por suerte, mi autoelogio que comprendía los cargos que había ocupado como redactor, editor, editorialista y un largo etcétera.

–El lunes lo espero en mi despacho a las nueve. Y gracias por acompañarme sólo por tres meses—dijo, extendiéndome la mano al despedirse. A los dos días de estar con ella comprendí, efectivamente, que no sabía escribir…con el rigor que ella exigía en la redacción y el uso correcto del lenguaje. Me alegré de que no haya podido escuchar mi autobombo y, con el tiempo, los tres meses se extendieron, por decisión de ella, a ocho años, los más productivos para mí y creo que para ella también, porque nos llevamos muy bien, sin correcciones de fondo, a los que sometía todos los días a sus otros asesores, tanto que ellos eran despedidos con relativa frecuencia. Lo que sí no aceptaba es que, le tomaran la delantera, renunciando. Ella los tenía que destituir.

Los asesores le duraban, en promedio, unos meses: eran licenciados por ella y otros, optaban por la hábil retirada para recuperar la paz. Pero, ni aun así, se escapaban del amargo trance del despido. En una ocasión, uno de ellos, formado en la PUCP, decidió marcharse a la semana de haber llegado al congreso. El estilo Hildebrandt no iba con él. Y se fue, como llegó, sin avisar, de puro corajudo. Además, llevaba un apellido aristocrático, como era del agrado de la parlamentaria. Entonces, la Dra. Hildebrandt era presidenta del congreso. Una mañana, en que yo despachaba entrevistas pendientes con ella, pidió a la secretaria llamar al doctor xx. No está doctora, respondió la secretaria. ¿Qué?, ¿dónde está?, indagó la presidenta. Renunció ayer, doctora, ya no vino, explicó la secretaria. ¡Ah, no. Qué se ha creído!. Llame, usted, al abogado y que venga mañana a las nueve, ordenó a gritos. Al día siguiente, nos encontrábamos, algunos asesores, despachando con ella, cuando la secretaria anunció que había llegado el abogado a la hora indicada. Que pase, ordenó. Cuando el renunciante intentaba acercar una silla para sentarse, la doctora lo detuvo en seco: así nomás, dijo. No es necesario que tome asiento, señaló, moviendo los dedos de izquierda a derecha y viceversa ¿De manera que, usted, renunció al trabajo?, continuó. Y antes de escuchar la respuesta, en medio de un sepulcral silencio, su voz retumbó:  sepa, usted, que a mí nadie me renuncia. Soy yo quien decide cuándo se va. Está, usted, despedido. Puede retirarse, sentenció, moviendo los dedos de atrás para adelante.  Martha Hildebrandt no aceptaba que otros decidan por ella.

Hoy que la recuerdo, me viene a la memoria tantos hechos que, convertidos en anécdotas, me hacen sonreír con gratitud. Fue una intelectual brillante, reconocida por el mérito de sus investigaciones en los principales foros del mundo. Su labor académica fue reconocida con distinguidas menciones. Premio Nacional de Cultura en 1949, Premio Nacional de Ensayo en 1961, Premio Nacional de Fomento a la Cultura Javier Prado en 1969. Orden de las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta en 1999, Medalla de Honor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el grado de Gran Cruz, Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú en el grado de Gran Cruz, Condecoración Orden Cultural Andrés Bello de Venezuela, Condecoración Orden al Mérito Cultural de Polonia. Dirigió el Instituto Nacional de Cultura en el Perú, fue subdirectora general de la UNESCO y congresista de la República en varios períodos, además de autora de numerosos libros de su especialidad, en el campo de la lingüística y de la cultura y mejor paro de contar.

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Interestelar y las relaciones humanas

Lee la columna de Edwin Cavello

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El cineasta Christopher Nolan, estudió literatura antes de sumergirse en el mundo del cine, de ahí nacería su exigencia por el desarrollo de los guiones. Su filme Interestelar que acaba de cumplir 10 años, es un viaje épico entre agujeros negros y ecuaciones gravitacionales. A pesar de que ha pasado una década de su estreno, su película sigue emocionando y cuestionando las relaciones humanas y la fragilidad de nuestra existencia.

Con su estreno en el 2014, Interestelar logró que masivamente el público se haga preguntas filosóficas y científicas, pero también abrió algunas heridas como la del llamado padre ausente.  En el filme, a través de los años, la ausencia del padre se convierte en un vacío que Murph intenta llenar con ciencia, ira y, finalmente, perdón. En este sentido, Nolan nos recuerda que el tiempo es una fuerza implacable que puede golpear los lazos más fuertes, pero también puede sanar heridas cuando se atraviesa con amor.

La película plantea preguntas sobre la naturaleza del tiempo, la gravedad, la posibilidad de vida más allá de nuestro planeta y sobre las emociones humanas: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por aquellos que amamos? ¿Cómo lidiamos con la pérdida y la ausencia? ¿Qué nos motiva a seguir adelante cuando todo parece perdido?

En el aspecto científico, Interestelar ha seguido siendo relevante. La representación del agujero negro Gargantúa se basó en cálculos del físico Kip Thorne, asesor de la película y ganador del Nobel en 2017. Con el tiempo, los avances en astronomía han confirmado la precisión de varios elementos del filme, aunque algunas cuestiones siguen siendo materia de debate. ¿Es posible realmente viajar a través de un agujero de gusano? ¿Podremos algún día manipular el tiempo y la gravedad a nuestro favor? La ciencia avanza, pero las grandes preguntas aún siguen sin respuesta.

Una década después, Interestelar continúa siendo una obra que nos obliga a mirar más allá del horizonte y a reflexionar sobre nuestro lugar en el universo. En un mundo donde la tecnología y el conocimiento avanzan a pasos agigantados, la película nos recuerda que, en realidad, seguimos siendo niños explorando el desconocido infinito.

Al final del filme Murph está feliz de que su padre (Cooper) regresó pero ella le dice que se vaya de todos modos, diciéndole que “Ningún padre debería verse obligado a ver morir a su propio hijo”. 

(Columna publicada en Diario UNO)

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Opinión

Qué bello es vivir

La obra maestra de Frank Capra que se convirtió en un clásico cinematográfico.

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Hace unos días un entrañable amigo me comentó que en compañía de su familia volvió a ver la película ‘Qué bello es vivir’. Repetir la experiencia como espectador del filme de Frank Capra le hizo recobrar más razones para vivir, considerando que la historia del joven George Bailey no solo es inspiradora, sino aleccionadora, ya que nos habla de los sueños que siempre debemos alcanzar, aunque surjan obstáculos y distractores. Sin embargo, el idealismo no llegará solo y para cristalizarlo solamente hay que hacer y obrar. Es decir, si creemos en nuestras ideas trabajemos en ellas hasta que se hagan realidad. Curiosamente el cine, desde la perspectiva que tomemos, también influye en nuestras ganas de emprender para nuestras vidas un enfoque holístico y espiritual.

Podemos mencionar más joyas cinematográficas como ‘Ángeles con caras sucias’, ‘Cinema Paradiso’, ‘La vida es bella’, ‘Forrest Gump’, ‘La sociedad de los poetas muertos’, ‘Sueños de fuga’, y ‘En busca de la felicidad’, entre tantas otras que nos dicen en nuestra propia cara: —no te rindas, tú puedes porque tienes una misión—pero tampoco es menos cierto que la realidad supera a la ficción. Si bien, el instrumento del séptimo arte logra sublimarnos y eventualmente consigue elevarnos, al mismo tiempo se convierte en un esbozo. Significa que, si no iniciamos un “emprendimiento”, quizá las ganas e ilusiones se nos escurrirán entre los dedos de las manos. Entonces ¿tendríamos que espectar una película inspiradora cada hora o cada día para no matar la motivación?

No cabe duda que la riqueza existe y el dinero es importante, y quizás podrás ganar más dinero, pero no podrás ganar más tiempo. Por lo que más allá del aspecto pecuniario, uno de los mayores regalos de la vida y que nos convierte en personas ricas es la capacidad de dar a los demás sin esperar algo a cambio. Basta dar un minuto de nuestro tiempo y de nuestra atención, y estaremos brindando una pequeña parte de nuestra vida. Con una palabra de aliento y mostrando una sonrisa conseguiremos que alguien sea feliz. Y si el escenario cotidiano se muestra desolador por razones de pobreza, corrupción y crimen, nuestra misión es afrontar la vida con el mayor de los optimismos. Solo siendo generosos y altruistas asumiremos un liderazgo y le daremos un sentido a nuestra existencia.     

(Columna publicada en Diario UNO)

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