A lo lejos puedo ver la ciudad de Taipéi acercarse a 300 kilómetros por hora, la velocidad del tren bala en el que voy cruzando una de las tierras culturalmente más ricas del mundo. El viaje no se siente, es como estar flotando sobre los rieles que de pronto descubren una ciudad rodeada de modernos edificios, zonas industriales y frondosa vegetación que convive en armonía entre los barrios de la isla. Mi destino final es la ciudad de Kaohsiung, al sur de Taiwán, pero la experiencia asiática inicia en Taipéi, la mítica ciudad que nunca duerme. Aquí la primera parte de nuestra experiencia en la República de China (Taiwán).
Taipéi 101
Llamada en el pasado “Isla Formosa”, Taiwán es hoy -gracias a su potencial tecnológico- conocida como el Sillicon Valley asiático. Caminar por las calles de Taipéi pensando en Lima resulta chocante: calles limpias, ordenadas, sin tráfico y con unos habitantes que caminan pausadamente, disfrutando el día. Si Francia tiene la Torre Eiffel e Italia la Torre de Pisa, Taiwán tiene el edificio Taipéi 101, uno de los más altos del mundo y que cuenta con el ascensor más veloz del planeta. Subirse al ascensor es toda una experiencia para los sentidos, pero sobre todo para los oídos. Una vez llegados al último piso, el panorama quita el aliento. El hombre es tan solo una pequeñísima parte de un planeta tan vasto como irregular. En una ciudad donde la tecnología es parte importante de la vida urbana, recordar Lima es comparar (odiosamente) cuán lejos están las autoridades de entender el equilibrio entre desarrollo y naturaleza.
El Taipéi 101 es uno de los edificios más modernos y comerciales de la ciudad; puedes encontrar las más afamadas marcas de ropa del mundo y seguir las diversas tendencias de la moda. De igual forma encontramos en todos sus pisos restaurantes que inquietan el paladar del turista más exigente que quiera experimentar la variedad de platos de la siempre misteriosa cocina taiwanesa.
Monasterio Nung Chan
Por la mañana y muy temprano, salimos a conocer el Monasterio Nung Chan. Luego de un recorrido de 30 minutos llegamos al monasterio construido por el maestro Dong Chu, un lugar donde se respira tranquilidad, y donde hace ya mucho tiempo practicaban los maestros Dong Chu, Sheng Yen y los monásticos y laicos de la Montaña Tambor del Dharma. Aquí se desarrolló la tradición DDM del espíritu del Chan. Luego de ver un video informativo y recorrer lo que fue la granja —ahora acondicionada como un pequeño museo— fuimos a recorrer lo que forma parte del nuevo Monasterio.
Monasterio Nung Chan.
Una de las actividades que se han conservado durante siglos es el cultivo autosostenible. El Monasterio recibe gran cantidad de visitas al año y han desarrollado una serie de actividades de acuerdo a la época en que realizan estas visitas. Este monasterio es un punto de partida clave para entender la forma de pensar y sentir el budismo pues la filosofía de Sheng Yen es uno de los pilares del budismo ortodoxo.
Cloud Gate Theater
Una de edificaciones más imponentes de Taipéi es el moderno teatro Cloud Gate Theater, nombre que recibió del primer grupo de danza profesional taiwanés, que combinaba ballet, danza moderna, tai chi e incluso artes marciales. En 2008 un incendio provocó la demolición del estudio de ensayo de la compañía de Bali, arruinando accesorios y un valiosísimo archivo.
Cloud Gate Theater.
Gracias a la ayuda del gobierno y el sector privado, el «Cloud Gate Theatre», fue reconstruido en el antiguo sitio de Radio Taiwán International. La arquitectura es moderna y todo el teatro es vibrante y animado, y se encuentra rodeado de esculturas del artista taiwanés Ju Ming, que te invitan a interactuar de forma lúdica con el espacio.
La biblioteca verde
Las bibliotecas públicas en Taiwán son impresionantes, y mucho más si hablamos de una biblioteca ecológica que alberga más de 20,000 ejemplares entre inglés y chino. La Biblioteca Pública Beitou es la primera biblioteca verde de Taiwán y se inauguró en noviembre de 2006. Diseñada por la firma taiwanesa Bio-Architecture Formosana, la Biblioteca Beitou está equipada con características y configuraciones ecológicas que la convierten en una de las arquitecturas más eficientes en el uso de la energía y cuidado del medio ambiente.
Su estructura se sostiene en un edificio de madera con una gran cantidad de enormes ventanales que ahorran electricidad porque permiten que la luz natural sustituya la iluminación interior, y la ventilación reduce la necesidad de ventiladores y aire acondicionado. El techo de la biblioteca está parcialmente cubierto por células fotovoltaicas que convierten la luz solar en electricidad. Esta maravilla arquitectónica conserva el agua mediante la captura de lluvia y la almacena para ser usada en los baños de la biblioteca. Diseñada cuidadosamente con características ecológicas, la Biblioteca Beitou es un santuario para los amantes de la lectura en Taipéi.
El Templo Dalongdong Baoan
El Templo de Baoan es un espacio de religión popular taiwanés. Debido a su gran valor histórico el templo fue renovado y reconstruido en numerosas ocasiones, por lo que obtuvo el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Está dedicado al santo taoísta Baosheng Dadi, y en su recorrido podemos observar el fervor de sus fieles que llegan ordenadamente a rezar y encomendar sus vidas. Su diseño encierra una belleza tradicional que alberga las salas delantera, principal y trasera, junto con las salas este y oeste. Los edificios también van del más alto al más bajo, según indican los principios confucianos. El templo alberga una increíble torre de tambores.
Los elementos arquitectónicos que rodean el templo incluyen tallas de piedra, leones de piedra, columnas de dragones, ventanas de piedra, bambú y madera, piedra y tallas de arcilla. Cerca de las grandes puertas del templo descansan enormes imágenes de dioses que protegen el ingreso. Gigantescos murales de colores se muestran en todo el terreno. El Templo de Baoan es especialmente conocido por ser el espacio donde se desarrolla el Festival Cultural de Baosheng (que se celebra el 14º día de la tercera luna, víspera del cumpleaños del Emperador Baosheng), donde los participantes y lugareños marchan en un desfile para rendir culto a sus dioses agrícolas y participan de actividades culturales como el famoso ritual de caminar sobre fuego. El desfile recorre los barrios históricos de Dalongdong y Dadaocheng durante la mayor parte del día. Entre el espectáculo se puede disfrutar de la danza del león y numerosas representaciones culturales como la ópera tradicional taiwanesa, los espectáculos de marionetas y los antiguos instrumentos chinos de viento.
La historia del mundo no estaría completa sin el aporte histórico y cultural del mundo chino. Recorrer una ciudad no es sólo maravillarse de las armónicas formas de convivencia entre el ser humano, la tecnología y la ciudad misma. Es también cuestionarse sobre el devenir de las capitales cuando son bien orientadas y trabajadas en favor de las personas y la cultura. En esta primera entrega sólo he mencionado estas cinco estaciones de mi viaje. Acaso el compartirlo con ustedes los haga reflexionar sobre la necesidad de trabajar por un proyecto mejor y más grande para nuestra ciudad.