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Cultura

SOY GUAPA, LO SÉ; QUE ME LO DIGAS, ¿ES ACOSO? (PRIMERA PARTE)

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Dedicado a la fiscal Mirian García Zavala quien me sugirió el título de este artículo luego de su atenta lectura, para ella mi profundo agradecimiento.

A efectos de empezar a abordar el presente tema ofrezco un ejemplo de lo que podría ser un presunto caso de un delito de acoso:

Un juez le dice a una fiscal (entiéndase que esto se presentaría en una sala de audiencias del Poder Judicial ya que es allí donde se encuentran frecuentemente un juez y un fiscal por cuestiones laborales) “doctora qué guapa que ha venido hoy”, con tres respuestas posibles de la magistrada:

En una primera respuesta la fiscal asiente el cumplido, diciendo: “gracias, doctor”;

En una segunda respuesta la fiscal se incomoda parcialmente diciendo “ay, doctor, no me diga esas cosas” pidiéndole al juez de forma cortés que no vuelva a emitir ese tipo de comentarios y

En el tercer caso, la fiscal muestra su incomodidad total amenazando al juez con denunciarlo por acoso.

  1. CONFIGURACIÓN DEL DELITO DE ACOSO

El delito de acoso está contemplado en el artículo 151-A del Código Penal y fue incorporado en nuestro Código por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1410 publicado el 12 de setiembre de 2018. Su incorporación obedeció a evitar y combatir todas las formas de violencia contra la mujer y a integrantes del grupo familiar; en lo pertinente, podríamos decir que prescribe dos formas generales o amplias de acoso, las mismas que contienen varios supuestos de hecho:

PRIMERA FORMA AMPLIA DE ACOSO: “El que de forma reiterada, continua o habitual y por cualquier medio, vigila, persigue, hostiga o asedia o busca establecer contacto o cercanía con una persona sin su consentimiento, de modo que pueda alterar el normal desarrollo de su vida cotidiana…”

SEGUNDA FORMA AMPLIA DE ACOSO: “El que por cualquier medio, vigila, persigue, hostiga, asedia o busca establecer contacto o cercanía con una persona sin su consentimiento, de modo que pueda alterar el normal desarrollo de su vida cotidiana aun cuando la conducta no hubiera sido reiterada, continua o habitual…”

De dicha definición se pueden extraer cuatro elementos que componen el delito:

  1. El primero de ellos y acaso más importante está determinado por la conducta materializada y exteriorizada por el agente: Vigilar, perseguir, hostigar, asediar u otra forma que busque establecer contacto o cercanía con la víctima.
  2. Esta primera conducta debe emitirse sin el consentimiento de la víctima.
  3. Esta conducta sin consentimiento de la víctima debe alterar el normal desarrollo de la vida cotidiana de la víctima.
  4. Esta conducta debe ser reiterada, continua o habitual (esto solo para la primera forma amplia de acoso pues la segunda forma amplia no la requiere, solo se necesitan para la consumación de esta segunda forma los tres primeros elementos).

Según la ley esta conducta de acoso también puede manifestarse a través de algún medio de comunicación y contiene circunstancias que agravan la pena. Sin embargo, para efectos de este breve comentario solo me referiré a la definición de acoso recogida en los dos primeros párrafos del artículo 151-A.

Paso a analizar cada uno de estos elementos.

  1. La conducta materializada y exteriorizada por el agente: Vigilar, perseguir, hostigar, asediar u otra forma que busque establecer contacto o cercanía con la víctima.

Debemos tener presente que solo las conductas establecidas por la ley como delito deben ser sancionadas como corresponde, ello conforme al principio de legalidad. De tal manera que para analizar si existe delito de acoso en un caso en concreto nos debemos remitir a sus elementos estructurales señalados en el tipo penal, es decir la descripción expresa contemplada en la norma respecto a un determinado delito, -la definición penal del acoso-, pero además se debe analizar el plano subjetivo del autor (el dolo: la conciencia y voluntad de querer ejecutar un acoso), además de otros elementos que conciernen a la estructura que debe presentar todo delito como la antijuridicidad y la culpabilidad (que el agente sea capaz de darse cuenta que ha cometido un acto ilícito y se le pueda reprochar dicha conducta, es decir no sea un inimputable).

Para efectos del presente análisis únicamente analizaré el primer elemento del delito: la tipicidad: es decir la estructura o sus elementos de conformación que se extraen de la redacción del texto de la ley, es decir, la definición legal de acoso antes descrita, prevista en el artículo 151-A del Código Penal.   

Ahora bien, estos elementos deben presentarse en todo delito de acoso, no puede faltar ninguno pues ante la ausencia de uno de los elementos la conducta sería atípica y por ende no sería sancionable penalmente conforme al marco jurídico penal, en otras palabras, la conducta no configuraría un delito de acoso.

Además, no debe perderse de vista cuál es la finalidad de la incorporación de este delito como parte integrante del corpus penal, esto es, proteger a cualquier persona, en especial a la mujer, de cualquier acto que pueda restringir su libertad ambulatoria, su bienestar emocional, así como combatir toda forma de violencia contra la mujer o integrantes del grupo familiar, buscando así prevenir otros delitos más graves como son el feminicidio, la violencia sexual, secuestros u otras conductas que atenten contra otros derechos fundamentales, como el derecho a la privacidad, etc. sancionando aquellos actos que persiguen un intolerante acercamiento o contacto del sujeto agente con la víctima.

Dicho esto veamos la conducta. Aquí es importante analizar en primer término la frase o comentario, la forma en que se profiere, el contexto en que se emite, el grado de confianza de los involucrados, entre otras circunstancias que rodean el caso pues no en todos los supuestos la solución jurídica va a ser la misma. En el ejemplo planteado, el juez le dice a la fiscal en una probable conversación (tal vez antes de empezar una audiencia): “Doctora, qué guapa que ha venido hoy”. Esta es la frase en que nos centramos. Analizamos en primer lugar su contenido. Vemos que el juez emite una opinión. Un juicio axiológico sobre la belleza de la fiscal. Reconoce, según él, que ha venido guapa (los factores que le hacen proferir dicho comentario pueden ser diversos) y así se lo hace saber a su colega fiscal. Observamos que dicho comentario no contiene agravio u ofensa, ni de forma expresa o soterrada, no es denigrante, ni despectivo, tampoco difamatorio, por lo que no afecta el honor, la dignidad, tampoco la intimidad ni la privacidad de la fiscal; por el contrario podríamos afirmar que es más bien una opinión positiva, un juicio de valor estético (más adelante analizaremos su contexto: proferida en un ambiente laboral de corte solemne).

En un primer análisis entonces podemos señalar que decirle a alguien que es guapo o destacar en positivo alguna cualidad o aspecto físico no implica a priori una ofensa, es más bien un ejercicio del derecho de opinión constitucionalmente reconocido, un juicio de valor emitido sin violar la frontera del derecho al honor o la dignidad. Descartado su fin denigrante u ofensivo analizamos si dicha frase calza en alguna de las formas verbales que ha descrito el artículo 151-A, es decir si aquella frase puede subsumirse en alguna de las modalidades descritas en el tipo penal, es decir si decirle a una persona que es guapa en un contexto laboral constituye un acto de vigilar, perseguir, hostigar, asediar u otra forma que busque establecer contacto o cercanía con la víctima.  

¿Es un comentario que implica vigilar? Vigilar según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) implica observar algo o alguien atenta y cuidadosamente, esto se manifiesta por ejemplo a través de miradas constantes a la víctima, miradas que pueden ser a los ojos, o también a zonas focalizadas del cuerpo, miradas invasivas que impliquen un estado de atención desbordante hacia otra persona que busquen no perderla de vista y así ejercer algún tipo de control sobre ella. También puede darse a través de terceros, por ejemplo cuando se pide a alguien que averigüe dónde está determinada persona o cuando se le pide explicaciones a una persona respecto a sus actividades diarias. En el presente caso, el solo hecho de proferir una sola vez una frase valorando en positivo la belleza física de una persona no insinúa que exista ninguna acción de vigilar, por lo que se descarta esta modalidad de acoso.

¿Es un comentario que implica persecución? Perseguir según la DRAE significa seguir o buscar a alguien en todas partes con frecuencia e importunidad. Esto implica un desplazamiento físico del agente cuyo fin es acercarse a la víctima, establecer cercanía con ella, dificultando su libre tránsito y su normal desenvolvimiento cotidiano. En el ejemplo propuesto la frase no hace alusión a ningún acto de persecución de parte del juez a la fiscal quienes permanecen en un mismo ambiente, entiéndase una sala de audiencias. No se sugieren actos de persecución, de tal manera que también se descarta este supuesto.  

¿Es un acto de hostigamiento? La DRAE define hostigar como molestar o burlarse de alguien insistentemente, incitar con insistencia a alguien para que haga algo, persona molesta o empalagosa. En estos supuestos se presentan también formas de presión sobre la víctima a fin de que haga algo en contra de su voluntad. Como vemos, la frase proferida por el juez dista mucho de esta definición. Tampoco se sugiere su frecuencia, por lo que también se descarta esta forma de acoso.

¿Es un acto de asedio? LA DRAE señala que el asediar es presionar insistentemente a alguien: como vemos en la frase proferida por el juez, tampoco se advierte una forma de presión insistente, el comentario solo se emite una sola vez y en ella no se percibe que exista un transfondo de pretensión o de acercamiento hacia la fiscal, por lo tanto no podemos suponer necesariamente que la frase busque conseguir algún acercamiento del juez sobre la fiscal.

¿El comentario busca establecer un contacto o cercanía con la víctima? Para analizar este aspecto debemos encontrar en la frase alguna insinuación con este fin. No se puede conjeturar o suponer categóricamente que esta sea la finalidad de una persona al decirle que le gusta. Estas insinuaciones se pueden presentar de varias formas: cortejos, insinuaciones, invitaciones a salir, solicitudes de número de celular, proposiciones de entablar conversación vía redes sociales que tengan la intención de comunicación permanente, o formas mucho más sutiles como mensajes recurrentes consultando información íntima, personal, laboral de la víctima, etc. Pues bien, en el caso propuesto tampoco vemos que se haya presentado algún tipo de insinuación que permita inferir que el juez haya querido establecer un contacto más allá del roce laboral con la fiscal. Como repito, estos aspectos deben presentarse indefectiblemente para determinar si estamos ante un caso de acoso, y no podemos suponer otras circunstancias no mencionadas basadas en los prejuicios personales, en la propia experiencia o en los conocimientos previos que se tenga del sujeto agente. Los actos que realice el sujeto agente deben buscar establecer la cercanía o al menos el contacto con la víctima, ya sea físico o a través de otros medios de comunicación. Si dicho accionar no busca establecer ese contacto o no se revela que el agente persiga ese fin no podemos hablar de un delito de acoso.

De tal modo que se puede concluir que la conducta del juez no se ajusta a ninguno de los verbos rectores descritos en el artículo 151-A del Código Penal para definir el acoso.  

Dicho esto, no obstante, no se puede pasar por alto el análisis de los otros elementos que debe presentar el delito de acoso como son la falta de consentimiento, la alteración del normal desenvolvimiento de la vida cotidiana de la víctima y la reiteración de la acción.

  • ¿Qué implica el consentimiento?

En las relaciones sociales, en los contextos de amistad, o de pareja se pueden presentar supuestos de vigilancia, asedio y hasta hostigamiento consentidos y socialmente aceptados. Por ejemplo, en una pareja de enamorados que se pelea uno de ellos puede buscar al otro buscando la reconciliación. Estas conductas pierden su connotación delictiva cuando el consentimiento de una de las partes se activa (consentir: permitir que algo pase, autorizar su ocurrencia siempre que esté supeditado a nuestra voluntad) con lo cual no se puede hablar de un problema de índole penal. La cuestión se presenta cuando estas conductas no tienen la autorización del ofendido. Por ejemplo, la víctima muestra su rechazo a que la busquen o la asedien u hostiguen con llamadas o mensajes de reconciliación. Aquí entramos a un contexto de probable delictuosidad. El consentimiento, por lo tanto, es fundamental para que la conducta de persecución, vigilancia, asedio u hostigamiento sea considerada inocua o delictiva, puesto que si la víctima brinda su consentimiento frente a estos actos la conducta tampoco configurará delito. Esto es razonable, dado que uno mismo es libre de autorizar las conductas invasivas a su esfera de libertad o de libre tránsito, de tal modo que dejan de ser tales cuando uno consiente dichas manifestaciones que recortan o restringen nuestros derechos.

El consentimiento, por tanto, puede “desactivar” el acoso. Por ello, debe ser un consentimiento manifiesto, indubitable, a fin de que no quepa duda del rechazo del ofendido hacia las acciones del agente. Por ejemplo: Si una mujer es asediada a la salida de su trabajo por su exenamorado, debe quedar clara la intención de la dama a través de frases de manifiesta resistencia o indisposición de que no quiere volver a establecer contacto con él, o incluso también puede exteriorizarse tácitamente este rechazo a través de su silencio temeroso o de su evasión, no contestando sus llamadas o sus mensajes de texto u otro tipo de comunicación por redes sociales.

También puede darse el caso de un consentimiento ofrecido en un primer momento y que en el decurso de los hechos fue variado por la voluntad de la víctima. Lo importante es que ese consentimiento se emita o quede manifiesto a través de las señales expresas o tácitas que emita la persona agraviada.

Retomando el caso propuesto, al advertir que no se presenta ninguna forma de acoso establecida en los verbos rectores (vigilancia, persecución, asedio, hostigamiento, u otra forma que busque establecer contacto con la víctima) no puede revelarse alguna forma de consentimiento en términos jurídicos. Lo que sí podemos distinguir es que en el primer caso hay una adhesión hacia la frase, basado en el agradecimiento de la fiscal, quien no se siente incomodada por el cumplido. Con lo cual se extingue la posibilidad de pensar en una molestia o fastidio que esta haya podido sentir. En el segundo caso hay una incomodidad parcial y en el tercero una incomodidad plena y evidente pues la fiscal le requiere al juez que no vuelva a emitir juicios de valor sobre ella bajo advertencia de denunciarlo por acoso. Pero como dijimos, la fiscal no puede emitir ningún consentimiento propiamente dicho pues no se ha presentado previamente ninguna de las formas verbales descritas en el artículo 151-A. El consentimiento se ofrece respecto a una conducta real, concreta e inminente. No puede emitirse consentimiento sobre una conducta inexistente.  

Por otro lado, consideramos que los juicios axiológicos (por ejemplo puntos de vista o juicios de valor referidos a la belleza de las obras de arte o sobre la belleza física de una persona) no requieren consentimiento previo para su divulgación, lo que se puede mostrar en esos casos es una actitud de respuesta favorable o desfavorable, es decir, estar de acuerdo o no con dichos comentarios, pues estos atañen a la esfera del derecho constitucional a la opinión y a la libre expresión, siempre y cuando no atenten contra el derecho al honor y a la dignidad de las personas, claro está. Por ejemplo: Cuando se hace un comentario despectivo sobre el cuerpo de una persona o se emite una opinión cosificándola sexualmente o se emite un comentario con ánimos de caricaturizarla u ofenderla.  

  • Debe alterar el normal desarrollo de la vida cotidiana de la víctima.

En efecto, para que el delito se consume, no solo el agente debe vigilar, perseguir, asediar o buscar establecer cercanía o contacto con la víctima sin su consentimiento, sino que también esta situación debe alterar el normal desarrollo de su vida cotidiana, causarle un estado anímico que le indisponga a hacer su vida de manera normal, como la haría normalmente si no se presentara alguna de las formas de acoso. Para ello será necesario un examen riguroso de su situación, que podría comprender una entrevista personal para evidenciar una situación de riesgo, declaración de testigos y otros medios de prueba, además de un examen psicológico a fin de determinar si existe algún grado de afectación emocional que repercuta en su normal desenvolvimiento de vida. Por ejemplo: determinar variables de miedo, ansiedad, cambios de rutina diaria, cambios de estado de ánimo a consecuencia del acoso. De no evidenciarse esta alteración tampoco podríamos hablar de delito de acoso pues como dijimos deben presentarse todos los elementos que componen la figura para que este delito se consume.

En el caso propuesto, en el primer supuesto, no se advierte este tercer elemento pues la fiscal asiente el cumplido agradeciendo; no obstante se sugiere que sí podría existir este elemento en el segundo y tercer supuesto pues es patente el fastidio y la incomodidad con que reciben las fiscales la frase, sin embargo tal como está planteado el ejemplo no se puede asegurar rotundamente que esto les haya alterado el normal desenvolvimiento de su vida cotidiana. 

  • La conducta debe ser reiterada, continua o habitual

Como último elemento debe analizarse la reiteración, continuidad y habitualidad, de la conducta: Actos sucesivos en el tiempo que buscan la consecución del fin: el acercamiento o el contacto con la víctima.  En el ejemplo propuesto, no se advierte que la conducta del juez ensalzando la belleza física de la fiscal sea reiterada, continua o habitual, por lo que se descarta que se presente eventualmente este cuarto elemento.

No obstante, es preciso recordar que la norma nos señala en su segundo párrafo que también se presenta una segunda forma de acoso, esto es, cuando se presentan únicamente los primeros tres elementos objetivos y no así el cuarto (la reiteración), por lo que de presentarse solo estos primeros tres elementos el delito de acoso ya se habrá configurado en su estructura objetiva.  

Hasta aquí he analizado la conducta típica (descrita en la ley) del delito de acoso y he dejado sustentado mi punto de vista jurídico sobre el caso propuesto, sin embargo hay otros puntos relevantes a discutir como son la idoneidad y pertinencia de este tipo de comentarios en el ámbito laboral y si estos constituyen alguna otra forma de infracción legal susceptible de ser sancionada por otros ámbitos del derecho ajenos al Derecho Penal, temas que desarrollaré en la segunda parte de este artículo.  

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James Quioz. Abogado egresado de la Universidad Nacional de Trujillo. Magister en Derecho Penal por dicha casa de estudios. Ha publicado en coautoría el libro "El proceso especial de terminación anticipada y la presunción de inocencia".

Cultura

Vargas Llosa cumple 89 años y en su honor habrá lecturas dramatizadas de sus obras

Amado por muchos y odiado por algunos, el premio Nobel de Literatura Llosa ha vuelto a visitar los Barrios Altos y el resto de escenarios que inspiraron sus novelas y hoy disfruta su cumpleaños junto a su familia.

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Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936), conocido como Mario Vargas Llosa, sin duda es uno de los personajes más connotados en la historia peruana, por su calidad literaria y por haber alcanzado la cumbre en las letras, al cosechar a lo largo de su carrera diversos premios y en especial por ser designado como Premio Nobel de Literatura 2010.

Por ello, es considerado como uno de los novelistas contemporáneos más importantes y es uno de los autores supervivientes del boom latinoamericano. Y en honor a las celebraciones por su cumpleaños número 89, su editorial, Penguin Random House, organizó para este viernes 28 de marzo una serie de lecturas dramatizadas de algunas de sus principales obras, en cuatro distritos de Lima capital.

Las lecturas dramatizadas de “La ciudad y los perros”, “La casa verde”, “Los cachorros”, “Conversación en La Catedral”, “La tía Julia y el escribidor” y “Travesuras de la niña mala” se realizarán en los siguientes puntos:

En Plaza Norte, en San Martín de Porres, la lectura será a las 11:00 y 11:30 am.

En la Plaza San Martín, en el centro de Lima, la lectura será a las 12:45 y 1:15 pm.

En el Parque Kennedy, en Miraflores, la lectura será a las 4:00 y 4:30 pm.

En el Parque Federico Villarreal, en Barranco, la lectura será a las 5:30 y 6 pm.

Las lecturas de las obras de MVLL será hoy en cuatro puntos de Lima.  

El autor de Los Cachorros, tras reconciliarse con la tierra que lo vio nacer y tras vivir en Europa, siempre se afinca en Arequipa y en Lima, donde goza del cariño de los amigos, e incluso de los que no lo son, porque finalmente, siempre tendrán algo qué decir de él.

Tapa de la edición número 17 de la revista impresa Lima Gris publicada en 2019.

¡Feliz cumpleaños Mario y que sean muchos más!

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Cultura

Lima Gris Podcast: Mario Castro Cobos «Lo que les reprocho a esas películas de izquierda, es no ser lo suficientemente de izquierda» [VIDEO]

Nuestro invitado habló del financiamiento que reciben las películas peruanas y señaló que esta en contra de cualquier censura contra el cine peruano.

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En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, tuvimos como invitado a Mario Castro Cobos, director y crítico de cine. Con él conversamos sobre la importancia de la piratería, la ausencia de una cinemateca nacional y sobre el polémico proyecto de ley que busca regular el financiamiento al cine peruano.

Castro Cobos mencionó: «Lo que les reprocho a esas películas de izquierda, es no ser lo suficientemente de izquierda».

Sobre el financiamiento que algunas productoras recibieron para realizar una película y al final la película nunca fue entregada, el crítico de cine señaló: «En algunos casos parece que no salieron bien las películas y más bien las esconden».

Aquí la entrevista completa.

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Cultura

Cusco – Ollantaytambo: Grave atentado al Patrimonio Arqueológico

Frente a los ojos del Ministerio de Cultura se viene atentando nuestro patrimonio arqueológico en Cusco.

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La construcción de un hotel en el corazón de Ollantaytambo, un sitio arqueológico de inmenso valor histórico y cultural, ha desatado la alarma entre los especialistas y la comunidad. La obra, que comenzó el año pasado, avanza a pasos agigantados bajo el amparo de un permiso de restitución volumétrica, sin embargo, las irregularidades en su ejecución han encendido las alarmas, ya que ponen en grave riesgo la monumentalidad del casco histórico de Ollantaytambo.

En los documentos para el permiso de construcción aparece como solicitante la señora Lucinda Miranda Farfán, y en la documentación de la empresa hotelera uno de los socios sería Derik Miranda Farfán. Una clara inversión familiar que debe ser investigada por las autoridades competentes.

Fuente: Municipalidad de Ollantaytambo.

Grosera construcción

La Autorización de restitución volumétrica, N°001-2025. GDUR-MDO. Firmada por José Carlos Cárdenas Chamorro. Gerente de Desarrollo Urbano y Rural de la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo, autoriza la reconstrucción de una vivienda tradicional de adobe y techos de teja. Sin embargo, la realidad es otra. En su lugar, se levanta una construcción moderna de fierro y cemento, con techos de estructura metálica y cobertura de vidrio. La altura de la edificación ha duplicado la altura original del inmueble, creando un desequilibrio visual que atenta contra la armonía del paisaje arqueológico.

Sin supervisión arqueológica

A esto se suma la preocupante falta de supervisión arqueológica durante el movimiento de tierras. La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, responsable de velar por la protección del patrimonio, no solicitó la implementación de un plan de monitoreo arqueológico, dejando a la deriva el valioso legado cultural del sitio, en vista que dicha construcción se está desarrollando en espacio de una terraza inca donde no se tenia pre existencias de construcciones contemporáneas excepto la pequeña vivienda de adobe. En esta situación también debió obligar el Ministerio de Cultura un Plan de Monitoreo Arqueológico.

Construcción del hotel en Ollantaytambo.

¿Oscuro negociado entre funcionarios y dueños del hotel?

La situación se vuelve aún más grave si se considera que el mismo documento de autorización de restitución volumétrica, firmado por el Gerente de Desarrollo Urbano y Rural de la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo, José Carlos Cárdenas Chamorro, indica:
“Mantenimiento del volumen original, El inmueble objeto de intervención consta de 2 niveles, Cubiertos con tejas artesanales, inclinadas se debe respetar el color de las fachadas según los estipulado en la ordenanza municipal N| 008 2013-A-MDO. Se debe preservar otras características esenciales del inmueble, como. Su diseño arquitectónico, materiales originales y estilo. Los balcones deberán ser instalados alineados verticalmente. Con el muro de las fachadas y sus dimensiones deberán corresponder fielmente a las del inmueble original a restituir. Se expide la presente autorización a la solicitud del administrado. Cumplirse. Los trámites formales de dicha solicitud. En caso de no cumplir con la indicado, se anula la presente autorización de restitución volumétrica por daño estructural”.

Sin embargo, las irregularidades en la construcción siguen adelante, lo que hace sospechar de una posible colusión entre los funcionarios y los propietarios de dicha construcción.

Un llamado a la acción

La construcción del hotel en Ollantaytambo es un claro ejemplo de cómo la ambición económica puede poner en peligro el patrimonio cultural de un país. La comunidad, los especialistas y las autoridades deben unirse para detener esta obra ilegal y exigir la protección del sitio arqueológico. La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco tiene la obligación de actuar con prontitud y firmeza para frenar la construcción y asegurar la preservación de Ollantaytambo.

¿Qué debería hacer el Ministerio de Cultura?

  • Paralización de la construcción: La obra debe ser suspendida inmediatamente para evitar daños irreversibles al patrimonio.
  • Investigación exhaustiva: Se debe realizar una investigación a fondo para determinar la responsabilidad de los funcionarios involucrados en la autorización y supervisión de la construcción.
  • Anulación del permiso de restitución volumétrica: El permiso debe ser anulado para evitar que la construcción continúe y consiguientemente el daño al patrimonio.
  • Implementación de un plan de monitoreo arqueológico estricto: Es fundamental contar con una supervisión arqueológica constante durante las obras para garantizar la protección del patrimonio arqueológico.

Finalmente, Ollantaytambo es un lugar que refleja la historia del Imperio Inca, no puede convertirse en víctima de la voracidad económica. Es hora de que las autoridades tomen medidas contundentes para proteger este valioso legado y asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de su belleza e historia.

El ministro de Cultura Fabricio Valencia debe dejar de perseguir a pequeñas librerías y ocuparse en defender Ollantaytambo, ciudad inca donde el ministro también tiene su hotel.

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Cultura

Álvaro Quispe Pérez: «Los partidos políticos ya no forman jóvenes»

El autor del libro «Juventudes» conversó con Lima Gris sobre el rol de los jóvenes en el pasado y el presente.

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Álvaro Quispe Pérez a los 22 años fue regidor de la Municipalidad de Villa María del Triunfo; desde muy joven conoció la vida política. En su libro Juventudes, Políticas Públicas, Participación y Contracultura hace un recorrido sobre los movimientos juveniles en el Perú y en el extranjero. «Haciendo el libro, hay temas que yo no conocía, es que había generaciones en el Perú y en el mundo que asumían los problemas de su país, querían cambiar el mundo, lo asumían ellos no mirando solo a una población etaria, es decir, eran jóvenes que asumían un compromiso mayor, ellos se sentían en la capacidad, más allá de su falta de preparación, porque eran muy jóvenes, de querer hacer cambios estructurales, transgresores», menciona Álvaro Quispe.

Aquí la entrevista con el autor de Juventudes.

Tu libro aborda las políticas públicas, la participación y la contracultura. ¿Cuál es el papel que ha jugado la contracultura en los jóvenes?

Mira, en el libro señalo que había manifestaciones contraculturales que han terminado arropando, complementando la lucha juvenil, en el caso de la música, incluso la moda, y la minifalda desde los 60 fue una expresión de rebeldía, que permitía liberalizar mentes, posturas, sociedades, y después ya es un elemento de moda, pero primero ha sido casi un arma de batalla.

Entonces, vemos cómo los jóvenes van logrando complementarse con todas las acciones, y por todos los ámbitos del arte, la literatura, la cultura, la música, van saliendo escenarios que favorecen esta lucha. Creo yo que en el Perú no hubo un escenario contracultural muy sólido; no lo hubo. Si nos vamos al discurso o a las manifestaciones rebeldes, tomaría, pues, los colectivos literarios de los 80, la música subte, que creo que es la expresión contracultural más articulada, me parece, bastante marginal y amateur, pero la más articulada y sostenida en el tiempo, que producto de ello, ahora los que antes eran hasta perseguidos, ya son una especie de rock stars.

Mencionas como contracultura algunos ejemplos, pero si hablamos de la contracultura que llegó a Lima por la Carretera Central, también hay como una especie de movimiento subterráneo que tomó la capital y se instaló en los conos ¿Cómo interpretas la llegada de miles de jóvenes y niños en los años 70?

Es cierto, yo he vivido un cono, o sea, no me lo van a contar. Pero eso muchas veces es como si no existiera, ¿no?, creo que esa manifestación cultural de la migración, no solo por la carretera central, sino después por la Panamericana, fue un producto del terrorismo. Lima Sur está más lleno de gente de Ayacucho, más por Apurímac, que sectores de Huancayo. Pero ellos sí trasladan su convicción. Algo que rescato mucho es que son personas que han logrado traer su capacidad de organización, digamos, en sus provincias y sus distritos, y han podido vencer las grandes dificultades que hay en los conos de Lima en términos de servicios básicos. Pero en términos ya de posturas, yo lo que más rescato es cómo, en la actualidad, tanto temas de la música, cuestiones vernaculares, cuestiones creativas de los diseños, por decir, los afiches de la música, cómo eso se ha creado toda una línea gráfica, que lo aprovechan otros sectores. Entonces, creo que la contracultura, en este caso de la migración y provinciana, acá no ha sido reconocida, sigue invisibilizada.

¿Qué presidente en el último siglo se ha preocupado por la juventud?

El tema joven ingresa en los noventa. Fujimori ubica una oficina muy pequeña y austera. O sea, recién nomás estamos hablando, y empieza ahí a salir a dar los primeros lineamientos. Yo creo que los que ponen en la agenda, siendo sincero, son Toledo y García. Ahora, quienes han hecho en torno a su gestión pública más por los jóvenes, tienen eso varias aristas, porque primero, para actuar en favor de la juventud, tiene que trabajar en temas de educación, en temas de empleo. Podría señalarse la agenda pública ya de Toledo y García, el crecimiento económico de Toledo y García, fundamentalmente. Me parece interesante eso, porque muchos jóvenes del 2006, 2011, 2012, como había más empleo y se democratizó también el consumo, porque teníamos mayor capacidad de consumo, yo, desde mi perspectiva, veía mayor esperanza en los jóvenes.

¿A mayor capacidad económica, mayor consumo?

Los jóvenes a los que nos gustaba la música tuvimos la oportunidad de disfrutar todo eso. En esa época, antes era carísimo y no venía nadie al Perú. Hay hasta cuestiones de entretenimiento, cuestiones de acceso a la educación, de acceso a mayor empleo, que creo que habría que medir cada gobierno algunas cosas positivas.

¿Qué gobierno se ha preocupado más por la cultura?

Queda claro que el gobierno comunista no ha sido. Todo lo contrario. Yo creo que ahí la cultura evolucionó desde una mirada del Estado. El Estado promovía más bien temas que iban propiamente contra el país. Los famosos y mal llamados diarios chichas, porque hay que quitarle el término chicha, nos promueven humor y promueven varias políticas que no ayudan a fortalecer nada cultural. ¿Se supone que el gobierno que creó el Ministerio de Cultura debería ser el que más se preocupó?

Alan García no solo creó el Ministerio de Cultura, también inauguró la Casa de Literatura Peruana y construyó el Gran Teatro Nacional en la avenida Javier Prado. Si bien hay fuertes cuestionamientos al gobierno de García, creo que, en el sentido cultural, edificó algunas bases para que esto siga creciendo.

Sí, creo que el gobierno de García, en realidad, como él traía cierta carga del primer gobierno, que también ahí hay muchos aspectos culturales que sería bueno tomar en cuenta, pero quiso avanzar en el 2011 muy rápido. Entonces, priorizó, y es políticamente entendible, el tema de la inversión y otras cosas. Pero en el tema de cultura, yo recuerdo alguna reunión en la que participé con otros funcionarios; él fue articulando en el camino un plan, y el plan era convertir como un eje cultural lo que es Javier Prado y Aviación. Y que, lamentablemente, el otro gobierno no ha cumplido, y que hoy vemos lo que está sucediendo con el Archivo Nacional. El eje era así: era la Biblioteca Nacional, el Teatro Municipal, el INC (Mincul), lo que vendría a ser el Archivo General de la Nación, que está al costado de la biblioteca, que está abandonado el terreno, y el Gran Teatro Nacional. Por eso le pusieron la Estación La Cultura.

Y el Ministerio de Educación se encuentra a la espalda…

Exacto. Lo construyeron también en ese escenario como un libro, para que sea como libros apilados. Era un buen eje, que allí se podía hacer todo un movimiento cultural. Pero en la Casa de la Literatura también; yo en esa época estaba en el sector de Educación, y me consta que hubo oposición, y lo hicieron un poco bajo el estilo de García, o sea, como se dice, sí o sí, no a las patadas. Transformaron la Estación Desamparado. Después, el gobierno de Ollanta Humala, hay que decirlo, quiso cerrar esa Casa de la Literatura. O sea, quisieron trasladar la Casa de la Literatura a una oficina de tres pisos.

Hubo una visión de tener gran infraestructura cultural

El Teatro Nacional es un teatro de primera. Al que haya visitado otro teatro en el mundo, va a saber que a este no le envidia nada. Y tal vez le faltó un discurso más agresivo a nivel cultural. Creó muy tarde el Ministerio.

Creó un Ministerio de Cultura que ahora muchos quieren que desaparezca.

No debe desaparecer. Deben desaparecer las camarillas que hay ahí. Se han juntado ahí núcleos, argollas. En ese ministerio Alan García lo puso a Juan Ossio, eso fue a pedido de Mario Vargas Llosa. Porque Juan Ossio es el discípulo y amigo de Vargas Llosa. Y era natural, era el Nobel, no le podías negar eso. Eso te lo tenía que haber relanzado Ollanta Humala, pero no lo hizo, al final trajo a la cantante Susana Baca. Es muy buena, todo, pero no en gestión.

Es importante tener un gran gestor cultural para estas cosas…

Hay algo que quería decirte, en el primer gobierno de García, hay un hecho que lo estoy investigando, también te comento, que él genera el Seminario de Identidad Cultural Latinoamericana en Perú. Son dos hasta tres ediciones, se llamaba el SICLA, y no conozco de otro país, donde un presidente haya convocado a la crema y nata de la música y de la cultura a su país en una semana. Vino desde Fito Páez, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, León Gieco, entre otros.

¿En los últimos años crees que la juventud ha sido manipulada para algunos movimientos sociales?

Sí, yo creo que sí. Yo creo que la juventud tiene poca conciencia crítica, muy poca conciencia social. Me parece que eso también parte de que las universidades hacen poca política universitaria. Ya no se hace política en las universidades. O sea, es una política de grupos, de argollas, de élites. Entonces ya no es un laboratorio de ideas políticas y sociales, que siempre creo que la universidad debe asumir ese rol. Las universidades también están para generar conciencia crítica.

Los partidos políticos ya no forman juventud, hay que decirlo, por lo menos en los últimos 10, 15 años. Su función es muy limitada, ya no tienen discurso para los jóvenes, y ya no siembran ilusión para los jóvenes. Entonces, ahí hay un gran problema; los colegios, otro problema. Y creo que las redes sociales terminan, digamos, generando una dinámica social en que el joven es ahora inmediatista. En la época de Vizcarra, la prensa estaba con Vizcarra, por decir, era una cosa ya vergonzosa. Entonces no hay espacio de debate; es muy lamentable que en la prensa en el Perú ya no haya debate.

En el libro también mencionas al celular ¿la tecnología se ha convertido en un arma para los jóvenes?

Sí, yo creo que todo cambio tecnológico y digital, que hoy lo analizamos desde el celular, termina potenciando el activismo social de cualquier grupo etario, en este caso de los jóvenes con mayor razón porque están más relacionados a la tecnología. Y entonces lo que antes, en los 60, terminaba siendo algo artesanal, como un mimeógrafo, donde iban sacando sus volantitos, iban preparando sus pancartas. Igual, con todas esas carencias, lograron organizarse y hacer grandes manifestaciones. En la actualidad, el celular termina siendo la principal arma de convocatoria, prácticamente quien convoca ahora a una manifestación; el celular es como tu aliado.

Yo creo que los jóvenes hacen muy bien en usar la tecnología; eso ha amplificado su voz, ha roto barreras también de la prensa, que a veces hay prensa que censura y que quiere comunicar lo que quiere. Entonces el celular también termina siendo un arma de libertad para romper todas esas estructuras mediáticas que quieren comunicar por sus intereses. Ahora se viralizan las noticias, en este segundo. Eso me parece fundamental para el activismo, para la libertad, para la búsqueda de derechos y oportunidades para la juventud.

El partido Morado se vende como un partido con líderes jóvenes, ¿esto es así?

No, para nada, ese partido es una pantomima, en realidad, con Guzmán a la cabeza. Ahí hay un aprovechamiento y un oportunismo político vergonzoso del partido Morado, porque realmente nunca han tenido una agenda para jóvenes, o una agrupación real. Yo creo que hay mucho oportunismo, y usan a la fecha estos jóvenes fallecidos (Inti y Brayan), lo cual es lamentable. Quienes cometieron el crimen deben pagar, pero no se puede usar su memoria como para querer hacer de esta manifestación espontánea una gesta histórica, que permita tener una memoria que recordar para fortalecer los intereses de estos partidos.

¿Te parece que la marcha contra Merino fue espontánea?

Yo creo que hay un gran sector de jóvenes, productos que estaban encerrados en la pandemia, y que les vendieron una propuesta. Sí salieron espontáneamente, porque conozco muchos casos de jóvenes que no hacen política, y que sí dieron el tiempo de organizarse con sus amigos, tomar su taxi, irse a Lima. Hay muchos que han salido así, porque dominaban los medios y porque dominaban medios digitales. Ojo que acá en el Perú, un sector que hace política tiene un gran grupo de medios digitales; ellos lo quieren ocultar, pero están articulados. Yo los veo, los consumo, me parecen interesantes algunas cosas, pero tienen sus egos.

Actualmente una gran cantidad de jóvenes se preocupa más por los memes ¿Cuál es el futuro del país en manos de jóvenes que carecen de cultura general?

Yo creo primero que el país en realidad vive una crisis, debe entrar en un proceso de refundación. Vivimos en una democracia sin líderes, porque nadie identifica un líder real, en una democracia sin instituciones, porque el Congreso, el Gobierno, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, la Fiscalía, todo está desacreditado, la Policía, nadie cree en ninguna institución, basta de las encuestas, pasan el 10% y algunos están en el 3%, y también se vive una democracia sin partidos, y eso es muy lamentable que haya una democracia sin partidos porque se supone que de los partidos donde se van a hacer los ejes programáticos de los futuros gobiernos y donde van a salir los gestores, los estadistas, los cuadros técnicos y políticos a dirigir este país.

¿Es necesaria una reforma educativa pensando en los jóvenes?

Sí, creo que sí. Si bien hubo una reforma magisterial que se ha ido debilitando en el tiempo por los gobiernos y no han seguido esa política, que era lo que buscaba, era capacitar a los profesores en base a la meritocracia, creo que sí se debería dar una reforma de la currícula escolar que genere y permita un pensamiento más crítico de los escolares con su país y que no se esté privilegiando, como hubo algunas gestiones, no de gobiernos completos, pero de algunos ministros o ministras en temas, por decir, de género, que han priorizado una agenda que no es tan prioritaria como el pensamiento crítico. Me hubiera encantado que muchos de esos grandes educadores más bien pelearan por cursos de filosofía, de lógica, de cívica, en vez de estar pensando en agendas LGTB, que no estoy en contra, pero que no creo que sea la prioridad de los escolares para su crecimiento.

¿Apoyas las agendas LGTB?

No, yo apoyo la libertad, apoyo que se reconozcan derechos, creo que igual debe haber más derechos para la persona, para las minorías; o sea, no se les puede tratar como sectores invisibilizados, que no tengan la capacidad. Si quieren casar, regular algún escenario de matrimonio homosexual, yo estoy de acuerdo, tal vez no en escenarios tan amplios como pueda haber, por ejemplo, en México o en Europa, pero también privarles de que no puedan casarse o de que sus bienes no puedan compartirlos me parece un exceso. Hay derechos que se van adquiriendo en otros países porque las sociedades han avanzado en otro tipo de pensamientos y, mal que bien, saben entender esos escenarios, pero en el Perú no. Es un país muy conservador, no pueden venir de golpe a querer imponer una agenda.

El próximo Congreso será bicameral, ¿Es una oportunidad para que más jóvenes participen y ocupen escaños?

Creo que es el momento para que la juventud despierte, o para que los políticos y los jóvenes que quieren hacer política se despierten, y haya un voto masivo por representantes jóvenes. El último Congreso tiene cinco representantes jóvenes, entonces es el Congreso con más jóvenes. El padrón electoral de la juventud es, del 100% del padrón electoral de la población nacional, cerca del 27% del joven; o sea, van a llegar a 7 millones de jóvenes que van a votar. O sea, ¿Cómo es posible que si 7 millones de jóvenes tienen la capacidad de votar, no puedan elegir?

De 130, si quieren el 10%, para el parlamento, y ahora con el Senado… Bueno, ahora en el Senado, hay que decirlo, no pueden usar ningún representante en edad joven, pero sí diputados; diputados deberían estar no menos del 10% de jóvenes.

¿Por qué cree que existen muy pocas publicaciones sobre el tema de las juventudes en Perú?

Sí, es una muy buena pregunta, y te cuento algo de historia. Yo este libro lo tenía ya planeado hace mucho tiempo, hace unos 4 o 5 años. En la pandemia, como todos, no teníamos tanta carga; le empecé a meter y avanzar. Y partiendo de la pregunta que señalas, que ya no se publica, ni por determinado tema específico, ni en conjunto, es decir, no se publica sobre la participación de los jóvenes, o el empleo de la juventud, o la educación de los jóvenes, en fin.

Entonces, creí que era una buena oportunidad para lanzar un libro que logre complementar varios temas, que tenga varias aristas, y de modo tal que pueda hacer también un poco de historia, porque el libro tiene mucha historia; no quería dejar el lado histórico. ¿Por qué no se publica? Porque la juventud no forma parte del debate, ese es el problema.

¿Dónde están los jóvenes?

En un momento, del 2000 al 2010, se empezó a dar un debate fuerte, la juventud, se crearon instituciones y ene cosas. El producto que también venía de una movilización contra el futurismo y la famosa movilización de jóvenes universitarios del año 97. Entonces, como que ya se habían generado condiciones. Los partidos entendieron que había que hablar a los jóvenes para construir la democracia con los jóvenes, pero después del 2013 o 2015, si quieres, ya eso se ha reducido.

Yo creo que es una buena oportunidad para que la juventud se haga sentir, que haya representantes, que el concepto ingrese a la agenda en todos sus ángulos: salud, educación, empleo juvenil, participación, resocialización de jóvenes en conflicto con la justicia. Y creo yo que si alguien logra ubicar eso en el debate, se va a desarrollar más contenido. La última encuesta nacional de juventud en el Perú, es decir, la lectura de qué piensan los jóvenes, y cuántos son, y cómo son, y dónde están, es del año 2011. Estamos en el año 2025; han pasado 14 años. No hay datos. No hay data pormenorizada, específica, oficial, sobre jóvenes de manera integral, me refiero. Con la ley puedes rescatar algunas cifras. Pero cómo es posible que un gobierno que ha triplicado su presupuesto de 2011 a la fecha, que vienen a ser como 800 millones, no haya podido financiar una encuesta que vale cerca de 2 millones, 2 millones y medio.

Para finalizar, ¿Qué van a encontrar los jóvenes en tu libro?

Yo creo que los jóvenes en general, y cualquier ciudadano, van a encontrar en el libro, primero, una línea histórica, una línea de tiempo histórica, de cómo los grupos de jóvenes en el Perú y en el mundo han podido organizarse, unirse, plantear banderas, en algunos casos conseguir derechos y oportunidades, en otros fracasar. Pero creo que han dejado un ejemplo importante de cómo la juventud sí tiene la capacidad de asumir un compromiso por su país, por su sociedad y por el mundo.

Ese es un punto interesante. Y lo otro es una gran reflexión en torno a que el Estado, las instituciones públicas, tienen primero el deber y segundo, la capacidad de diseñar acciones que puedan resolver la demanda de los jóvenes. Demandas postergadas se pueden solucionar o promover soluciones desde el Estado.

Y el otro aspecto es que la participación política en la juventud debe darse; no se debe caer solamente en la crítica de la política, hay que participar en cualquier espacio, distrital, regional, local, y el libro te señala que se han elegido más de 8.500 autoridades jóvenes, son 8.500 jóvenes que , del año 2006 hasta el año 2022, en 16 años, se han sentado en municipios, en eventos regionales para decidir acciones a favor de su comunidad. Hay que impulsar y fortalecer ese movimiento, ese proceso, porque son ellos al final los que van a generar liderazgos en su localidad y son los que en el futuro serán llamados a tener liderazgos nacionales.

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Cultura

Fondo Editorial Ensad presenta una recopilación de la historia de Yuyachkani en una nueva publicación

El libro «Textos de Miguel Rubio sobre el Grupo Cultural Yuyachkani» es una recopilación que abarca más de cuatro décadas de pensamiento y creación teatral de esta legendaria agrupación.

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El Fondo Editorial de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) presenta una nueva publicación que recopila la historia y el pensamiento escénico del Grupo Cultural Yuyachkani, unas de las agrupaciones teatrales más influyentes del Perú y Latinoamérica.

Este volumen reúne 60 artículos publicados entre 1976 y 2024 en la prestigiosa revista Conjunto, editada por Casa de las Américas desde 1964 y especializada en artes escénicas latinoamericanas y caribeñas.

La compilación ha sido realizada por la investigadora y editora cubana Vivian Martínez Tabares, quien también ha trabajado en una obra similar sobre el grupo colombiano La Candelaria.

La selección de textos ofrece un recorrido por las diferentes etapas de Yuyachkani, un colectivo que, desde su fundación en 1971, ha desarrollado una propuesta teatral comprometida con la memoria, la identidad y los procesos sociales del país. A través de estos artículos, es posible conocer la evolución de su trabajo, sus procesos de creación y su impacto en la dramaturgia y la investigación teatral.

Además, este libro es un valioso material de referencia para estudiantes, investigadores y artistas interesados en la historia del teatro latinoamericano y su vinculación con los movimientos sociales y políticos de la región.

Esta publicación busca impulsar la producción académica y artística en el ámbito de las artes escénicas. A través de su labor, el Fondo Editorial ENSAD contribuye a la investigación, difusión y acceso a materiales especializados, fortaleciendo así el desarrollo cultural y educativo del país.

La presentación oficial del libro se llevará a cabo el lunes 24 de marzo a las 7:30 p.m. en la Casa Yuyachkani (Jr. Tacna 363, Magdalena del Mar), y contará con la participación de Karen Bernedo, Gabriela Paredes, Miguel Rubio y Lucía Lora, quienes dialogarán sobre el contenido de esta publicación y la trascendencia del grupo en la escena teatral.

Grupo Cultural Yuyachkani. Foto: Marlène Ramírez Cancio.

El dato:

Durante la presentación el libro estará disponible a un precio especial de S/ 20. El ingreso al evento es libre, con aforo limitado, y se permitirá el acceso por orden de llegada.

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Cultura

«Concolones de Amor»: una mirada a la poesía de Edwin Tovar Chumpitaz

Con una voz audaz y lúdica, el poeta recorre la rebeldía, el deseo y el amor.

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Dentro de la poesía peruana hay diversas voces que fluctúan en un mar de publicaciones, pero solo algunas destacan por su intensidad poética.  De los recientes poemarios publicados “Concolones de Amor” (2025) de Edwin Walter Tovar Chumpitaz se abre camino con un lenguaje directo y eficaz.

Tovar Chumpitaz (1973) nació en Coayllo, Cañete, pero como muchas familias migrantes se estableció en el distrito de Santa Anita. Paralelamente a la poesía, el autor de “Concolones de Amor” se dedica a la administración de empresas y escribe columnas para Diario UNO.

El nuevo poemario de Tovar fusiona lo erótico, lo urbano y lo existencial en una amalgama de emociones viscerales. Su libro construye un universo poético en el que la pasión y la reflexión se entrelazan con referencias culturales y una fuerte carga sensorial. La voz del poeta es audaz y lúdica. Su obra se ubica dentro de una poesía urbana y pasional, que oscila entre la celebración del deseo y la melancolía de su fugacidad.

En el poema Babel,Tovas Chumpitaz construye una metáfora poderosa entre el deseo físico y la incomprensibilidad del lenguaje. La imagen de la «Babel» sugiere una relación hermética, inalcanzable para terceros. La repetición de «nadie podrá» refuerza la exclusividad del vínculo entre los amantes, un lazo cifrado en el cuerpo, inasible para el resto del mundo. La musicalidad y el tono solemne contribuyen a su aire de misterio y exclusividad. El cierre del poema reafirma la idea del amante como el único lector posible del cuerpo amado.

En Traicionero amor, el autor juega con la intertextualidad bíblica al evocar las traiciones de Judas y Pedro, estableciendo un paralelismo entre la historia sagrada y una decepción amorosa personal. La sencillez de la estructura y el uso del lenguaje coloquial le confieren un tono directo. Su principal fortaleza radica en su brevedad y contundencia. La ironía implícita en la comparación con la traición de Cristo aporta un matiz interesante, a pesar que resulta predecible.

En Barranco Love,el poeta retrata un encuentro pasional en Barranco, con una atmósfera bohemia y callejera. Se mezclan elementos urbanos y gastronómicos con el erotismo, lo que refuerza la sensorialidad de la escena. La referencia a «butifarras del Bar Juanito» añade un guiño localista, que ancla el poema en una Lima nocturna, vibrante y desinhibida. Las imágenes sensoriales son destacables, logrando transmitir el frenesí del momento.

En Reloj o delirio de una pasión eterna, Tovar explora el deseo de inmortalizar un instante de pasión, enfrentando el amor con la inexorabilidad del tiempo. La referencia al bolero «Reloj no marques las horas» refuerza la sensación de desesperación por detener el presente. La combinación de erotismo y angustia existencial le da una profundidad emocional significativa.

Otro de los poemas destacables es Arrebato febril. Aquí la voz del poeta evoca la transgresión amorosa y el deseo desenfrenado, planteando el amor como un acto de rebeldía. La referencia a Carmen Ollé sugiere un diálogo con la tradición poética peruana, en particular con la literatura que desafía convenciones.

Finalmente, en las páginas de “Concolones de Amor”, la ciudad arde y sus sombras respiran. Entre el asfalto y la piel, entre el deseo y la duda, cada verso es un latido que navega entre lo erótico, lo urbano y lo existencial.

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Cultura

Fallece destacada curadora y galerista Élida Román

Baluarte de las artes peruanas falleció a la edad de 83 años tras permanecer varias semanas hospitalizada.

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Matices sombríos cubren este día de marzo luego que se conociera que la reconocida curadora del arte peruano, Élida Román, falleciera a la edad de 83 años luego de haber estado hospitalizada varias semanas en el hospital Santa Rosa.

Más de cinco décadas dedicada a las artes, la notable galerista trabajó de manera incansable en favor de la promoción de la cultura peruana. Curadora de importantes exposiciones de artistas como Fernando de Szyszlo o Jorge Eduardo Eielson.

El círculo artístico, familiares y amigos lamentaron la sensible partida de Élida Román, mencionándose a los artistas José Carlos Revoredo y Hernán Pazos, quienes recientemente estuvieron a cargo de una exposición benéfica en favor de la curadora.

“Ella fue una intelectual comprometida con el arte peruano, su trabajo fue una guía para generaciones de artistas”, recordó José Carlos Revoredo, abogado y amigo de Élida, según declaraciones recogidas por la revista Cosas.

Eterna amante de la cultura peruana

Élida Román fue una destacada crítica de arte, investigadora y curadora peruana con una amplia trayectoria en el ámbito cultural del país. A lo largo de su carrera, desempeñó roles significativos, como Directora Ejecutiva del Instituto de Arte Contemporáneo de Lima (IAC-Lima), Directora de Cultura en la Municipalidad de Miraflores y Directora del Museo de Arte Italiano del Instituto Nacional de Cultura (INC).

Su labor como crítica de arte se ha reflejado en diversas publicaciones, incluyendo colaboraciones en El Comercio desde 1968 hasta 2015. Además, ha representado a Perú como comisaria en bienales internacionales en países como Colombia, Uruguay, Brasil, Ecuador, Eslovenia y Chile, y ha sido jurado en eventos artísticos en Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela y Panamá.

El dato

El velatorio se realizará este martes 18 de marzo desde las 5:30 pm en la Iglesia Nuestra Señora de Fátima.

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Cultura

La novela negra griega: Petros Markaris y la hipótesis del chamo muerto

Un artículo de Hans Herrera Núñez

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Markaris es la seriedad del género policial. Sus delincuentes son muchos más, son el triunfo de la cultura de la corrupción en una Atenas con sabor a Lima y Santiago. «Tiempo atrás había rosquillas de pan y delincuentes griegos [peruanos o chilenos]. Ahora hay cruasanes y albaneses [venezolanos]».

Noticias de la noche, 1995 (Nυχτερινό δελτίο), es una novela que abre la extensa saga del inspector Jaritos. Escrita por el formidable novelista y dramaturgo griego de origen armenio, Petros Márkaris ( Πέτρος Μάρκαρης), posiblemente el autor griego vivo más traducido pero a su vez un emigrante en su país que no contó con la nacionalidad griega hasta muy adulto debido a que su padre era armenio y su madre griega y él mismo había nacido en Stambul. Novelista y ex comunista, la obra de Markaris es un emblema del policial mediterráneo, muy diferente al policial americano o el noir escandinavo. La obra de Markaris tiene por protagonista no el crimen, sino las diferencias entre clases sociales, los inmigrantes y los crímenes del capitalismo tanto ilegales como legales.

Mientras en Perú, Colombia, Ecuador y Chile los crímenes en torno al fenómeno de emigración aumentan, la obra de Markaris nos sirve de espejo negro que profundiza en el tema. En lugar de chamos tenemos albaneses, Pero los problemas son los mismos. Markaris escribe de una forma tal que hace desear que Latinoamérica aprenda a escribir sobre un fenómeno del cual no dice ni cuenta nadie nada, al menos no con gracia.

Noticias de la noche cuenta la historia de un homicidio doble, la indiferencia de la sociedad griega por tratarse de albaneses (pueblo que se vino abajo cuando su república socialista, una dictadura atroz colapsó al final de la guerra fría). El paralelismo contemporáneo es innegable. Otro país semi socialista, Venezuela no ha colapsado, pero ha terminado por expulsar a millones de sus habitantes como mano de obra barata empujada en ocasiones al crimen y la explotación o la misma trata de personas.

Escrito magistralmente, la aproximación de Markaris describe un fenómeno que se vuelve universal, el de los inmigrantes como la clase social más baja.

Aquí unos extractos:

«Echo un vistazo a mi mesa y no veo el cruasán ni el café. Esta es su única misión fija: traerme cada mañana el café y el cruasán. Levanto la cabeza y lo miro extrañado.

—¿Qué ha pasado hoy con mi desayuno, Zanasis? ¿Te has olvidado?

Cuando entré en el cuerpo desayunábamos rosquillas de pan. Limpiábamos la mesa con la mano para quitar las semillas de sésamo, y al otro lado se sentaba algún Dimos o Meños o Lambros: asesinos, rateros o vulgares carteristas.

Zanasis sonríe.

Había estado merodeando por la casa de la pareja que encontramos asesinada el martes al mediodía. Aunque la puerta de la vivienda llevaba abierta toda la mañana, no había entrado nadie. ¿Quién iba a meterse en una chabola sin pintar, con una ventana sin postigos y la otra cerrada con tablas? Ni los ladrones se dignarían mirarla. Finalmente, en torno al mediodía, una vecina curiosa que se dio cuenta de que la puerta había estado abierta toda la mañana y que no había ninguna señal de vida, entró para echar un vistazo. Tardó una hora en llamarnos porque se desmayó. Cuando llegamos nosotros, dos mujeres seguían tratando de calmarla rociándola con agua, como se hace con los pescados para que mantengan su aspecto fresco.

Había un colchón desnudo sobre el suelo de cemento. La mujer que yacía de espaldas sobre él debía de tener unos veinticinco años. Presentaba un enorme tajo en el cuello, como si alguien le hubiese abierto una segunda boca, un poco más debajo de la normal, para facilitar la salida de la sangre. Su mano derecha permanecía agarrada al colchón. No sé de qué color habría sido su camisón, pero en ese momento era de un rojo vivo. El hombre que estaba tendido boca abajo a su lado, con el tórax fuera del colchón, debía de tener unos cinco años más que ella. Sus ojos parecían fijos en una cucaracha que pasaba ante ellos en aquel instante, sin prisas. Tenía cinco cuchilladas en la espalda, tres horizontales que iban desde la altura del corazón hasta el omóplato derecho y dos más debajo de la cuchillada central, una a continuación de la otra, como si el asesino hubiese querido grabarle en la espalda la «T» de tormento. La chabola era como todas las casas de quienes salen de un infierno para entrar en el siguiente, con una mesa plegable, dos sillas de plástico y un hornillo de gas.

Dos albaneses acuchillados sólo interesan a los de la tele, y eso si la masacre resulta fotogénica y produce náuseas a las nueve de la noche, justo cuando la gente se sienta a cenar. Tiempo atrás había rosquillas de pan y griegos. Ahora hay cruasanes y albaneses».

En otro fragmento continúa sobre las víctimas,

«Empleamos una hora escasa en completar la primera fase: fotografiar los dos cadáveres, tomar huellas dactilares, recoger cuatro o cinco pruebas en bolsas de plástico y precintar la puerta. El forense ni siquiera se tomó la molestia de presentarse. Prefirió recibir los cadáveres en el depósito. No hacía falta una investigación. ¿Qué había que investigar? La casa no tenía ni armario. Los cinco harapos de la mujer colgaban de un gancho en la pared. Los del hombre estaban a su lado, sobre el cemento.»

(…)

Sólo quedaba volver a la jefatura para la segunda fase, el informe, que iría directamente al archivo. Buscar al que los había matado sería una pérdida de tiempo.

(…)

Al volver al despacho, mi primera reacción fue archivar el caso. Terroristas, robos a mano armada, drogas… ¿Quién tiene tiempo para ocuparse de los albaneses? Otra cosa sería si hubiesen matado a uno de los nuestros, a un griego, de esos que ahora comen sándwiches y crepés. Pero, entre ellos, que hagan lo que quieran. Basta con disponer de ambulancias para trasladarlos.

¿Quién dice que aprendemos de nuestros errores? Yo nunca aprendo. Al principio me prometo no mover un dedo y luego empieza a remorderme la conciencia. Yo no sé si porque me ahogo en el despacho y me aburro, o porque aún me queda algo del instinto del policía, algo que se ha salvado de la rutina, lo cierto es que se apoderan de mí las ganas de tomar cartas en el asunto. Envié a las comisarías la descripción del albanés que había hecho la faena. La verdad es que no se precisan extensas investigaciones. Basta con peinar las plazas. Plaza de Omonia, plaza de Vazi, plaza Kotziá, plaza Kumunduru, la plaza del Metro en Kifisiá. Plazas… El mundo se ha convertido en un zoológico al revés. La gente está encerrada en jaulas y los animales se pasean por las plazas y nos miran. Sabía que mis esfuerzos estaban condenados de antemano. No tenía la menor posibilidad de encontrarlo. Sin embargo, a los tres días me lo mandaron desde Lutsa.

(…)

-¡Es él! —gritó en cuanto vio al albanés.

La creí al instante (…). El hombre era tal y como me lo había descrito. No se le había escapado ni un detalle

Markaris también es un agudo observador como lo demuestra en el capítulo 2 en que nos comparte el fenómeno de la estandarización del lenguaje policial, así como la transformación de la prensa. El director de policía, jefe de Jaritos, viene de capacitarse en el FBI y ha adoptado sus formas. Cómo menciona Markaris:

«El director alza la vista y me mira.

—¿Novedades en el caso del albanés? —pregunta.

—Nada, señor director. Aún estamos interrogándolo.

—¿Pruebas incriminatorias?

Preguntas cortantes, respuestas cortantes, justo lo necesario para demostrar que es un jefe superocupado, eficiente, conciso, concreto, que va al grano. Trucos yanquis, ya lo he dicho.

—No, pero tenemos una testigo ocular que lo ha reconocido, como ya le comenté

—Esto no constituye necesariamente una prueba incriminatoria. Lo vio cerca de la casa, pero no entrar ni salir de ella. ¿Huellas dactilares?

—Muchas. La mayoría de la pareja, pero ninguna del sospechoso. No se ha encontrado el arma homicida. —El muy imbécil consigue que yo también hable telegráficamente.

-Bien. Di a la prensa que por el momento no hay declaraciones.

Esto no era necesario que me lo indicara. Si hubiera declaraciones, las haría él mismo. No sólo esto, sino que me pediría que se lo anotara todo en un papel para aprendérselo de memoria y soltarlo luego. No me estoy quejando, en realidad me importa un bledo. Los reporteros se me indigestan. Esto es lo mismo que la rosquilla de pan y el cruasán. Antes había periodistas y diarios, ahora hay reporteros y cámaras».

Finalmente se encuentra Jaritos con el albanés en la sala de interrogatorio. La descripción es de un realismo social impecable.

«Observo al albanés, que ha apoyado las manos en la mesa. Dos manos nudosas, con dedos gruesos y uñas largas y negras, el luto de la desgracia. Su mirada descansa en ellas. Las contempla como si las viera por primera vez. ¿De qué se extraña? ¿De haber matado con ellas? ¿De que sean tan toscas y sucias? ¿De que Dios le haya dado manos?

—¿Vas a decirme por qué los mataste? —le pregunto.

Aparta lentamente la vista de sus manos.

—¿Tener cigarro?

—Dale uno de los tuyos —ordeno al agente.

Me mira sorprendido. Cree que quiero aprovecharme de él. Él fuma Marlboro, mientras que yo sigo con los Karelia. Ofrezco un Marlboro al albanés para ablandarlo. El agente le mete el cigarrillo en la boca y yo se lo enciendo. El tipo da dos largas y ansiosas caladas, retiene el humo en los pulmones, como si quisiera aprisionarlo, y después lo suelta lentamente, en pequeñas bocanadas, para no derrocharlo. Levanta las dos manos a la vez y pilla el cigarrillo entre el índice y el pulgar de la mano derecha.

—Io no matar —dice y, en ese mismo instante, sus dos manos se mueven como rayos y se coloca el pitillo en la boca mientras su pecho se hincha para dejar espacio al humo. Su instinto le advierte que podría quitarle el cigarrillo por no haberme dicho lo que yo quería oír, y se apresura a chupar lo que pueda.

—¡Me estás tomando el pelo, mariconazo, albanés de mierda! —grito, fuera de mí—. ¡Te endiñaré todos los asesinatos de asquerosos albaneses que están pendientes de resolución desde hace tres años y te caerá una condena de por vida, me cago en tu Berisa!

—Io tres años no aquí. Io venir… —se interrumpe porque no sabe decir «el año pasado» y busca otra expresión—: Io venir noventaydós —concluye, satisfecho de haber solucionado el problema idiomático. Ha escondido las manos debajo de la mesa, evidentemente para que yo no vea el pitillo y no se me ocurra quitárselo.

—¿Y cómo lo vas a demostrar, desgraciado? ¿Con tu pasaporte?

Me lanzo de repente, lo agarro y lo levanto. No esperaba mi reacción. Sus manos golpean con fuerza la parte inferior de la mesa y el cigarrillo se le cae al suelo. Echa una mirada furtiva y angustiada al pitillo caído y después la dirige a mí, inquieto. El policía avanza el pie y pisa el cigarrillo, mientras sonríe satisfecho al albanés. Chico listo, las pilla al vuelo.

—Entraste en Grecia clandestinamente, no figuras en ninguna parte, ni visado ni sellos ni nada. Puedo hacerte desaparecer y nadie se preguntará qué ha sido de ti. Ni te he visto ni te conozco, porque no existes, ¿me oyes? ¡No existes!

—Io venir para mujer —dice aterrorizado mientras lo zarandeo.

(…)

—¡Y como no te abría te pusiste furioso, entraste por la noche y los mataste!

—¡No! —grita aterrorizada.

Me siento en la silla frente a él y lo miro a los ojos, sin decir nada. Su angustia crece porque no sabe cómo interpretar mi silencio. Afortunadamente, porque así no se da cuenta de que estoy en blanco. ¿Qué puedo hacer? ¿Dejarlo sin comer? Eso le daría igual, porque de todas formas sólo come una vez cada tres días, y eso con un poco de suerte. ¿Llamar a un par de tíos para que lo sacudan? Ha recibido tantas hostias en la vida que aguantará lo que le echen sin rechistar.

—Escucha —le digo con calma, casi con dulzura—. Voy a poner en papel todo lo que hemos dicho aquí, lo firmas y te quedas tranquilo.

No responde, se limita a observarme con aire indeciso, lleno de dudas. No es que le asuste la idea de la cárcel, sino que ha aprendido a mostrarse desconfiado. No cree que el mal tenga un fin y que después llegue un respiro. Teme que, de quedar demostrada una cosa, luego le caiga otra y otra más, porque ésta ha sido siempre su suerte. El hombre necesita ayuda para convencerse.

—A fin de cuentas, en la cárcel no estarás tan mal —añado en tono amistoso—. Tendrás tu propia cama, tres comidas al día, todo pagado por el Estado. Estarás tranquilo y ellos cuidarán de ti, como ocurría en tu país. Y si eres listo, antes de un par de meses te meterás en alguna de las mafias y, encima, ganarás algún dinero. La cárcel es el único lugar donde no hay paro. Con un poco de vista, saldrás de allí con unos ahorrillos.

Sigue mirándome, mudo. Sin embargo algo relampaguea en su mirada, como si le sedujera la idea. Sé que querrá sopesar la sugerencia y me levanto.

—No es preciso que me des una respuesta ahora mismo —le digo—. Piénsatelo y mañana hablamos.

Mientras me dirijo hacia la puerta, veo que el policía saca el tabaco y le ofrece un cigarrillo. He de pedir que trasladen a este muchacho, lo quiero a mi lado.»

Y no obstante es una novela policial, Markaris extiende su ojo policía de la literatura en detalles sociales para brindar un paisaje más realista que no ha cambiado desde 1995.

«Me ha costado treinta años recorrer el camino que conduce de la rosquilla de pan al cruasán, y ella me viene con que me va la chusma porque no trago a los divos de pacotilla.»

Es lo que le reclama a su mujer cuando llegado a casa tiene que aguantar una serie sobre policial en exceso romantizados.

En otro momento habla de la pareja de su hija, momento que se aprovecha para contar de pasada la historia reciente de la dictadura desde el ojo de un policía narrado por un comunista.

«Claro, también está ese tipo, lo había olvidado. Mejor dicho, intento no acordarme de él. En el fondo no es mal muchacho, estudia para perito agrónomo. Pero me fastidia que esté tan cachas, que vaya por ahí en camiseta de manga corta, tejanos y zapatillas de deporte; todos los que tenemos así en el Cuerpo son unos cretinos. Pero qué sé le va a hacer, también él es de la generación de los cincuenta. No me refiero a los de la época de la posguerra, sino a los de hoy en día. La llamo generación de los cincuenta porque su vocabulario se reduce a cincuenta palabras. Si quitamos «joder», «maricón», «rollo» y «gilipollas», nos quedan cuarenta y seis de renta contributiva, como dicen los de Hacienda. Me acuerdo del período entre el 1971 y los sucesos de la Politécnica*, de la consigna «Pan, educación y libertad» y de nosotros, cuando nos mandaban para detener y dispersar a los manifestantes. Enfrentamientos directos, persecuciones en plena calle, cabezas abiertas, sus insultos y nuestras represalias. Cómo íbamos a sospechar entonces que todo aquel lío sólo serviría para llegar a las cincuenta palabras. Igualmente podríamos haber recogido los bártulos y habernos marchado a casa, porque para eso, no valía la pena».

*Los sucesos de la Escuela Politécnica ocurrieron en noviembre de 1973, cuando se generalizaron una serie de protestas estudiantiles y tomaron cariz de rebelión general contra la dictadura de los coroneles. La intervención de la policía armada y del ejército provocó un baño de sangre.

También ofrece observaciones de la vida marital como realidad social.

«La primera fase de la vida conyugal corresponde a la alegría de la convivencia. La segunda, a los hijos. La tercera y más importante, a los desquites. Cuando llegas a esta etapa ya puedes relajarte, porque sabes que nada va a cambiar. Los hijos pronto emprenderán su camino y tú volverás a casa después del trabajo sabiendo que allí te espera tu mujer, la cena y los desquites».

También con un lenguaje brusco y al grano refiere el mundo interior de la policía, como en esta descripción del policía burócrata en el caso de un subalterno:

«La gente como Zanasis es así. De golpe, cuando menos te lo esperas, se les ocurre una idea genial y consiguen algo que, tratándose de ellos, roza el milagro. Sin embargo, a la que introduces un elemento nuevo, algo imprevisto, la sobrecarga les funde los plomos y se pierden en la oscuridad».

A la audaz y entrometida periodista Karayorgui, el inspector le dedica unos pensamientos nostálgicos de tiempos pasados por insistir en escarbar en el caso de los albaneses.

«Me encantaría pegarle una bronca pero tenemos órdenes de arriba de mostrarnos amables con los periodistas. Tiempo atrás los tratábamos de una forma muy distinta».

En otro fragmento de la novela destaca la capacidad de Markaris de describir el paisaje de los marginados, como cuando Jaritos vuelve a la escena del crimen a catear por segunda vez la chabola de los albaneses en una auténtica metáfora de su investigación,

«Contemplo la ropa y me pregunto qué significa.

—Ayúdame a levantar el colchón —le pido a Sotiris.

Lo agarramos de los dos extremos y lo doblamos. Tres cucarachas salen de debajo y corren asustadas por el cemento. Una de ellas es un poco lenta y me da tiempo a aplastarla con el pie. Las otras dos se escapan. Éste es el resultado de nuestro registro: una cucaracha muerta y dos evadidas

También le da ocasión de referirse a los barrios bajos de Atenas.

«Alguien había condenado a las familias de la calle Akrita a vivir juntas a la vez que en soledad pues la calle no medía más de tres metros de ancho y las casas se alineaban a ambos lados. (…) La mayoría eran casitas de una sola planta, y sólo muy de tanto en tanto se alzaba alguna de dos pisos. De algunos terrados sobresalían antenas de televisión y de otros barras de hierro, unas tiesas y otras dobladas, prueba de que esperaban levantar una segunda planta algún día. Entretanto había caducado la esperanza, y muchas casas eran tan estrechas que no haría falta un metro para medirlas, bastaría la palma de la mano. Las más pobres lucían las puertas más hermosas, hojas de madera pintadas de color azul cielo, rojo o verde. En las otras, en las casas «bien», habían colocado puertas de hierro forjado color teja, cuyos diseños recordaban esqueletos de flores o ramas de un bosque carbonizado

O en el diálogo con el tendero, un retrato de la economía de Grecia,

«—Sólo sé que la mujer no vino más que un par de veces. La primera compró margarina y un paquete de espaguetis, y la segunda, una bolsa de judías.

—Menuda memoria —comento para halagarle y animarle a hablar.

—No es buena memoria, es falta de trabajo. Aquí la gente compra tan poco que uno recuerda las ocasiones como si se tratara de fiestas nacionales.

—No obstante, si hubiesen vivido aquí habrían comprado más a menudo.

—Perdone que se lo diga, pero no sabe de qué está hablando. Ellos pasan diez días con un guiso de judías.

—¿Ha visto a algún extraño frecuentar la casa?

—¿Qué extraño?

—Cualquiera que no fuera del barrio.

Comprendo por su mirada que está empezando a agobiarse.

—Escuche, teniente —dice—. Comprendo que quiera hacer su trabajo, pero ¿a qué viene tanto jaleo por un par de albaneses? Ya tienen al que los mató, ¿por qué quiere revolver más el asunto? A fin de cuentas, con dos albaneses muertos y otro en la cárcel, este país será un lugar mejor.»

Para los que no lo sepan el barrio Rendís es en Atenas lo que Puente Alto en Santiago de Chile, Cerro norte en Montevideo y Atocongo en Lima, es decir un lugar que aparece en las notas de tinta roja de los periódicos.

—¿Le apetece un dulce de naranja amarga?

Otro encanto de Markaris es el Retrato social que hace con cualquier personaje circunstancial, como la anciana informante en la novela. Ella le cuenta sobre su vida al inspector cuando este solo busca información sobre el crimen. Es así que sabemos que la anciana tiene una hija que vive en otra ciudad y que la manda aceite de oliva y algo de dinero para no tener que vivir juntos. En fin, lo que le cuenta son quejas, Pero más que quejas.

«Cuando se es joven, es la suegra la que no quiere. Cuando se es mayor, es el yerno. La mejor edad es entre los cuarenta y los cincuenta. Entonces todos te quieren y a ti no te importa nadie, pero…»

En otro momento la anciana le cuenta.

«—¿Puede decirme algo de los albaneses? —me apresuro a interrumpirla antes de que llegue a sus primos terceros.

—¿Qué quiere que le diga? Gente tranquila, más pobre que las ratas. Aunque, tal como va el mundo, llamamos tranquilos a los que tienen miedo.

—¿Y ellos? ¿Eran tranquilos o tenían miedo?

Me mira y sonríe. El movimiento de sus labios concentra todas las arrugas en las mejillas, como si fueran agujas de pino.

—¿Qué diría que soy yo? —pregunta—. ¿Tranquila o miedosa?

—Tranquila.

—Se lo parece a usted, pero no es así. —Se sienta en la silla y me mira a los ojos—. ¿Ve el teléfono? —Señala el aparato, pegado a la tele—. Me lo pusieron el año pasado. Hasta hace un año, estaba sola y sin teléfono. Si me hubiese muerto, los vecinos se habrían enterado por el olor. Debería cantarle las cuarenta a mi hija, que vive a cuerpo de rey y a mí me deja sola en este agujero. Paso por lo de no vivir en su casa, si no puede alojarme, pero es que cuando vino mi nieta para estudiar en Atenas, le alquilaron un pisito en Pangrati. ¿Tan difícil hubiese sido alquilar uno más grande para que yo hubiese ido con ella? Debería hablarle de todo esto pero me lo guardo para mí y callo. ¿Y sabe por qué? Porque tengo miedo de que se enfade y deje de mandarme el aceite, las olivas y las ochenta mil que me envía… según ella cada mes, pero digamos cada dos, para ser más exactos. Usted me ve tranquila porque tengo miedo. Pero por dentro hierve la cólera.

—Quiere decir que a ellos también se los veía tranquilos pero que tal vez era por miedo.

—No lo sé. Yo los veía ir y venir y me extrañaba.

—¿Por qué se extrañaba?

—Porque se iban como fugitivos y volvían como ladrones, siempre en plena noche. Al despertar por la mañana, estaban aquí. Una noche, después de apagar la tele, me senté junto a la ventana. Yo, hijo mío, me siento a ver la tele a las tres de la tarde y me lo trago todo. Sólo me aburro y la apago cuando empiezan con la política y los amores. La política, porque no entiendo ni papa; los amores, porque son mentira y me indigno. Los veo pegarse, sufrir y discutir y, cuando me canso de quejarme, apago. Yo viví cuarenta años con mi marido, nos peleábamos por la comida, por el dinero, por la hija, pero jamás reñíamos por el amor. ¿Cree usted que mi hija se casó por amor con el de Kalamata? Ella quería asegurarse el futuro y él quería llevársela a la cama. Claro, que mi hija no le dejaba tocarle ni un pelo. Al final, él se cansó y, para acostarse con ella, decidió casarse.

—¿Y esto qué tiene que ver con los albaneses?

—No se precipite —dice—, todo tiene que ver con todo. Porque, de no haber sido por la película de amor de aquella noche, yo no habría estado en la ventana y no los habría visto llegar en la limusina

—¿En limusina?—pregunto, y me acuerdo del comentario del tendero acerca de una furgoneta.

—Yo la llamo limusina porque no entiendo de esas cosas. De todas formas, era un coche enorme, cerrado, de esos en los que caben diez personas. Salen la chica y él, y entran en casa corriendo, y el coche se va enseguida. Al poco rato, la casa queda iluminada con la luz de gas, porque ellos no tienen electricidad. La cosa no duró más de tres minutos. Ni maletas ni nada. Sólo la chica, que llevaba un bulto en brazos. —Me mira, y la sonrisa vuelve a cubrir sus mejillas de pinaza.

(…)

Salgo de la casa de la vieja maldiciendo por dentro a los más jóvenes, que tratan de cubrir el expediente con cinco preguntas hechas deprisa y corriendo, para acabar pronto. Si cuando se llevó a cabo la primera investigación alguien hubiese tenido la paciencia de sentarse con la vieja y escuchar sus penas, todo esto lo habríamos sabido ya antes de trasladar los cadáveres al depósito. Por lo visto, nosotros también podemos aplicarnos lo que los homosexuales dicen de los suyos. No es lo mismo ser gay que maricón. No es lo mismo ser policía que polizonte.»

Por cierto la parte de la vieja abre con la pregunta que abre este apartado, —¿Le apetece un dulce de naranja amarga? —, la cual no es otra cosa que una fórmula poética propia de los mitos. Quienes saben de alta literatura comprenderán a lo que me refiero. Y solo por este uso de esta fórmula hace de Petros Markaris un genio de la literatura. Y por supuesto la potencia de Markaris yace en sus diálogos y el papel que ofrece a las mujeres en la novela, sin forzar ningún inútil feminismo, más bien le confiere profundidad su larga experiencia de dramaturgo.

Todo lo que empieza como noticia nocturna acaba en literatura.

Y colorín colorado este crimen recién ha comenzado.

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