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SOPA DE LA CASA

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Foto referencial.

1.

Para los limeños el clima es inclemente. En Lima no hace frío y el invierno es ligero como gamuza de cerdo. No hace frío pero la humedad castiga y lesiona. El clima en la capital del Perú es una ecuación enigmática. El sol de Lima es una quimera en lo que es la capital del otrora imperio del sol, ha decir del ensayista Luis Loayza. Ahí su queja, el frío y la garúa. Lima es ciudad marina, de bruma y niebla. De abrigo y refugio.

Los limeños suplen el calor climático con las lumbres de sopas, caldos y chupes. No son frígidos pero están a buen recaudo. El vaho sentimental es su semental del tracto digestivo. Se come bien en Lima, qué cosa. Plato de linaje es el Sancochado, con carnes y hortalizas, pero sobre todo el caldo. Caldurientos somos, no otra cosa. La gama es frondosa así, en la cuchara multiclasista. La sopa y los chupes –consomé andino y con expediente cárnico, siempre—es el fuelle de su patrimonio. El caldo es trasversal, en la finca, en la quinta, en el callejón.

Existe una culinaria limeña como itinerario y trayecto. Es el resultado concéntrico de las migraciones desde el interior a la capital del Perú desde la mitad del siglo pasado. Lima les ha dado abrigo y hoy ese proceso cultural ha convertido a la cocina capitalina en una exposición suculenta de todos potajes, guisos, sancochados, consomés y cocidos que habita en el imaginario peruano.

La olla peruana no es precisamente el fasto de la opulencia sino más bien el sudario de la escasez. El aserto no gusta pero es cierto, de ahí la proliferación de platos en bases a vísceras y menudencias que recorren la hacienda nacional desde la herencia morisca con la colonia. Platos como los Cau cau, las Chanfainita, las Sangrecitas, los Anticuchos, los Rachi serranos, las Fritangas de hígado, las Patascas, todos ellos antes,

segregados por el gusto burgués, rentista y pituco, se han revalorado en la primavera integral de un fogón nacional reivindicado y redimido.
La cocina peruana es un subterfugio para digerir un teorema, el sabor arraigado. La movilidad es su estilo en una travesía de lo dulce a lo salado con focos efímeros en lo picante. El desplazamiento de lo crudo a lo cocido tiene determinadas esquinas ciudadanas que luego son esquirlas urbanas.

2.

Y comer en Lima es la negación absoluta del tiempo pero sobre todo del lugar. La cocina masiva se desplaza, sin solución de residencia. Es ilimitado así el consumo de potajes populares no en el restaurante sino en la carretilla, esa mesa y cocina movediza que luce ofertas novísimas en conflicto con el canon sápido de la herencia.

Lima se divide en 43 distritos y municipios. La jurisdicción es así la patria chica con su plato de precepto y código. Y a cada cual, su emblemas, identidad y carretillas. Prima entonces las insignias alimenticias del honor. A cada barrio, su olla y potaje emblemático. Tradicionalmente el Callao, el puerto limeño, es nación de platos en base de pescados y mariscos. En los pagos de Lince la oferta es regional.

Cocinas de todo el Perú despuntan entre picanterías y rinconcitos. En el Rímac, La Victoria, Breña y los Barrios Altos, predominan las brasas de los anticuchos –trozos de corazón en pinchos de caña adobados en especerías sobre parrillas originales— intestinos y mondongos de res. En el Centro de Lima, se oferta los dulces y postres como última defensa del abolengo y solera de la ciudad casi desaparecida.

La olla limeña en su ensamble comercial se extrapola entre la carretilla popular y el restaurante linajudo. Hoy ha surgido, no obstante, la llamada “barra”. Pequeños locales con mostrador y cocina donde los parroquianos comen de pie, efímeros, descartable y sudosos. Un ejemplo es el fast food de comida marina y oriental de Toshi Matsufuji en la Av. Angamos en Surquillo. El antro breve, brevísimo, se llama ‘Al toke pez’ y con tres adjetivos, ‘rico, rápido y barato’ amén de la sabiduría japonesa, es orgullo de la circunscripción.

Otra “barras” son resultado de sendas carretillas exitosas. La de Ronald Abad en el emporio de Polvos Azules, abrigado por hoy por la televisión y auspiciado por transnacionales de la comunicación. El carretellismo peruano, cierto, es símbolo hoy del éxito fabril y corporativo.

3.

El útero popular, en todo caso, ha masificado la oferta gracias al avance de la carretilla, buque insignia de este estado eufórico que padecen los peruanos con el boom de su cocina. La culinaria peruana es orgullosa y así ha merecido un reconocimiento mundial con premios a raudales. Ergo, los limeños pueden discutir y discrepar de fútbol de política o de corridas de toros, pero de su cocina, jamás. Mistura es por esto y aquello, feria anual de multitudes que a todo limeño lo pone de vuelta y media, y la puja de los negocios culinarios por alcanzar un stand en ese parnaso del sabor oriundo empujan al desarrollo inusitado en las empresas alimenticias y de comidas.

Un escritor de lo limeño de patrimonio, Adán Felipe Mejía, El Corregidor, defiende un sabor venial aunque trascendente en el oficio de las vivanderas, ese anticipo del menú de carretilla. No de otra manera se entiende según el autor que se come a gusto sin aspavientos burocráticos cuando uno ubica un potaje en la vía pública y ejerce veredicto y condena sobre esa huella sápida de lo instantáneo y fugaz. Así, el huésped de esquina es perito en la cata orillera de ese tracto: “Lengua soberbiamente papilada –¡de morirse de envidia!—privilegio celeste que le permite malabarizar con el sabor y encontrarle docenas de matices, mientras el vulgo tragaldabas sólo le pesca, en su infelicidad, dos , tres… o cuatro”, escribe Mejía.

La sopa en el Perú es indispensable de su cocina de identidad. Y para soperos, los peruanos. Y dícese de las sopas que es magma a resultas del fuego lento sobre carnes, hortalizas, legumbres, cereales, algas y frutas. Mejor en olla de barro y con leña. En Lima, para el frío, sopa. Para la gastritis, sopa, para la locura, sopa, para la flacidez, sopa. Una variante, los aguaditos, si es de menudencias, mejor. Otra variante, los chupes, de faena, de jornal para la plusvalía gamonal. La sopa es atemporal, los caldos son hispanos. Las crónicas de indias describen la sopa como un extracto concentrado que los indios ingieren tan caliente que lucen los labios ampollados. Cierto, todas las sopas producen placer contranatura. Gustan pero duelen, calientan pero embriagan, robustecen pero son adictivas.

4.

Los limeños han adaptado El caldo de gallina, sopa de urgencias, profiláctica y para el frio. La carpa azul es su reducto nocturno en la avenida Nicolás Arriola en La Victoria. Los parroquianos juran que es para el abrigo del espíritu. Plato popular de la República con buen caldo base, proteica presa, cargados de sabor y completo. En el globo pocos son los pueblos que comen gallina. El Perú tiene ese privilegio. Gruesas, compactas, carnudas. Se como en todo el territorio de la República, con variantes en la selva.

El caldo es hoy abanderado de carretillas, de mercados y también en los comederos del detal o el retail. No lo he visto en “Eisha” –el balneario limeño de moda– pero en restaurantes como El huerto florido de la Vía de Evitamiento Km. 3.5 y en el Caldo de gallina de Aramburú, la gente hace cola. Los hay en otros sitios dudosos. Se recomienda gallina tierna que se deje hervir con ajos kion, cebollas y poro. Lento, con parsimonia. Cuando comienza a barbotar se les da el zambullón a los fideos y los huevos. Se le agrega cebolla china y puede quedar en la banca el ají molido y la cancha. En plato hondo, como cama de luna de miel.

Solo en el Lima existen instituciones del yantar rotundo que no existe en otras latitudes. Únicamente en la capital del Perú existen: a] La cebichería, b] El chifa, c] La pollería. En ese orden. En las cebicherías, aquella residencia del matrimonio entre las carnes marinas y el limón con el ají, se acostumbra a domar, en la ceremonia más impetuosa entre el deseo y la ofrenda, una sopa que evita la demencia sexual, la Parihuela, cumbre de mecánica nacional de la voluptuosidad y el degenere. Algunos aseguran que la sustancia viene de la Bouillabaise, plato insignia de la región de Provence, al sudeste de Francia. No importa, los dos son potajes de pescadores. Pescados y mariscos empernados en el caldo lascivo, con cebollas recias y tomates carnales.

Obvio, primero apareció en las cantinas del puerto del Callao pero hoy muestra variantes licenciosas. Cualquier cebichería la oferta pero se prefieren las piuranas, restaurantes como La Paisana o el Catacaos. En La Punta, Don Giuseppe, la elabora perfecta y lúbrica. Obligados son los cangrejos y los choros. Luego el pescado, solo aquel de sabor bellaco, el machete o la cabrilla. Sé le agrega chicha de jora, pisco y atraca un buen chorro de leche de tigre. Luego, el disipado sueño del fauno.

5.

En otras latitudes, el consumo humano de gallinas no es frondoso. Al ave se la utiliza luego de sus temporadas de huevos, como insumo para el alimento de los pollos. En Lima es todo lo contrario. Según la Asociación Peruana de Avicultura (APA), para la preparación del limeño Caldo de gallina se está importando gallinas de Argentina, Brasil y Chile. Es que el plato goza de una pandemia feliz.

En Lima es poncho reconfortante y de guerrilla. El cocido es mestizo hasta sus forros y combina las pastas europeas con la papa amarilla andina. Se le añade argucias orientales, la cebolla china y el kion. Luego viene el limón árabe y el ají norteño y peruano o el rocoto volcánico de Arequipa. De ahí su carga simbólica para evitar la soñolencia sexual y la sopor hormonal.

En Lima se defiende el aserto que el mejor Caldo se prepara con gallina vieja, y aquello no es tan cierto. Valentina Barionuevo, una vieja matrona limeña juraba que la gallina debía ser jovencita pero harta culeca, es decir con prontuario de gallo. En todo caso, la sopa está prescrita contra el soponcio y los vahídos de la fe. En Lima, en todo caso, el Caldo de gallina tiene rutina, hábito y leyenda. Un valse –el género musical limeños por glándulas mamarias— es himno de las gestas criollas de la jarana. Mario Cavagnaro en su tema “Carretas aquí es el tono” se canta: “Ya iremos de madrugada / en un colepato (colectivo) hasta La Parada / A calmar la tranca asesina / con un criollazo caldo de gallina”.

En el restaurante “Lázaro líbrame de todo mal” del barrio de Santa Catalina en La Victoria; el Caldo de gallina se muestra con un toque diferente: Triple variante del caldismo nacional. El Clásico, el Oriental y el Lázaro. El caldo oriental se fabrica a partir del caldo clásico, pero se le añade jugo de kion a forro y hartas gotas de aceite de ajonjolí. El Lázaro es una versión que reivindica a la cocina amazónica. En vez de fideos, se le echa arroz. Se lañaden hojas de sachaculantro, un vegetal típico en la selva. Asimismo, en vez de papa, se acompaña con yuca. Se sirve con una porción de arroz y plátano verde sancochado. El comensal, lógico, sortea la convulsión no así el shock de la ingesta sicalíptica e impúdica.

6.

Pero si en Lima el Caldo de gallina es plato de antojo existen otros mejunjes con fórmula profiláctica. Al ingreso de Lima Este, en el distrito más grande de Lima, San Juan de Lurigancho, en la zona de Puente Nuevo, las carretillas ha dado paso a las tricicletas, los tacomóviles y los carritos sangucheros. Desde muy temprano se oferta un batido terapéutico-alimenticio. El juego de rana. Y la rana es anfibio decoroso de los valles serranos limeños en las estribaciones andinas. El comensal ubica su rana viva dentro del depósito líquido e iluminado, la más verdes son las mejores. Luego la diseccionan y en un santiamén la meten a la licuadora, le agregan jugo de maca y otros caldos. Al instante aparecerá jugo bermejo y espumoso. Hay que beberlo al momento. Es bueno para curar la tuberculosis y los resfríos sexuales.

Una institución es fundamental para el ego peruano, aquel ejercicio de encontrar el “huarique” (las comillas son mías) perfecto. Y dícese “huarique” al restaurante propio, recóndito e íntimo. Cada limeño también, peca de sibilino en su vademécum personal y goza por descubrir el huarique del otro. Así, el erario nacional de establecimientos en el arte culinario tiene sensualidad saporífera y enjundia de ollas matronales.

En Lima, no existiría un catastro de dónde es que se come mejor. Sin duda, pobres y ricos se unen en un solo ejercicio a sociedad secreta ante el yantar comunal. Seremos distintos pero comemos iguales. Así, el premio para el limeño cosmopolita aunque clásico, es lucir comedero personal, trago particular, sopa original y carretilla íntima. De otra manera no se puede ser limeño.

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Paro Nacional de Transportistas: más asesinatos y un gobierno ausente

Mientras las mafias siguen matando a transportistas en todo el país, Dina Boluarte guarda un silencio cómplice. La falta de acción y de liderazgo ha convertido las carreteras en territorios sin ley. Los transportistas paralizarán el país este 18 de junio exigiendo lo que siempre se les garantizó: seguridad y justicia.

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Los gremios de transportistas han anunciado un paro nacional para este miércoles 18 de junio, en protesta por la alarmante ola de violencia que azota a su sector. La medida, que iniciará a las 00:00 horas y se extenderá hasta las 23:59, incluirá concentraciones en puntos clave de Lima, Callao y otras regiones.

La Confederación Nacional de Transportistas del Perú (CNTP), la Asociación Nacional de Transportistas (ANTRA) y otros colectivos lideran esta jornada de protesta, tras registrar al menos 15 conductores asesinados en lo que va del año. Las mafias que cobran cupos y extorsionan operan con total impunidad en las rutas del país, mientras el Ejecutivo, encabezado por Dina Boluarte, guarda un silencio cómplice.

Los puntos de movilización en Lima incluyen el Óvalo Santa Anita, el puente Los Ángeles (SJL) y la Plaza Bolognesi. En el Callao, el Óvalo La Perla será el epicentro. El impacto será grave: rutas interprovinciales y urbanas paralizadas, con serias consecuencias para el transporte de pasajeros y mercancías.

Los gremios exigen un plan nacional de seguridad para el sector transporte, mayor presencia policial en zonas críticas y, sobre todo, una respuesta política firme. Pero hasta el momento, el Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento, demostrando su total desconexión con la realidad que viven miles de trabajadores diariamente.

El silencio del Ejecutivo frente a las extorsiones, asesinatos y amenazas sistemáticas refleja una grave irresponsabilidad. Dina Boluarte ha optado por mirar a otro lado, mientras los transportistas mueren en las carreteras y los ciudadanos quedan a merced del crimen organizado.

La protesta no es solo por ellos, advierten los voceros de los gremios. La seguridad en las vías es un problema nacional que afecta la economía, la movilidad y la vida misma de todos los peruanos. Si no hay una respuesta inmediata, el paro podría volverse indefinido.

La indiferencia del Gobierno de Dina Boluarte ya no es tolerable. La ciudadanía exige acción, no excusas.

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¿Se cae Larcomar? Municipalidad de Miraflores clausura temporalmente centro comercial

Tras inspección municipal se detectaron grietas, instalaciones expuestas y fallas en medida de seguridad.

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El sismo de magnitud 6.1 ocurrido el pasado domingo afectó a todos los limeños sin distinguir clases social o distrito. Varias viviendas, colegios, instituciones públicas y centros comerciales resultaron afectados de manera diversa. A propósito de los últimos, la Municipalidad de Miraflores empezó a realizar inspecciones inopinadas en diferentes lugares de su jurisdicción.

Tras la inspección de Visita de Inspección Seguridad en Edificaciones (VISE) personal de la municipalidad identificó grietas en zonas de tránsito de visitantes, instalaciones eléctricas expuestas y deficiencias en la implementación de medidas de seguridad, entre otros problemas.

Se observan grietas debajo de las varandas del centro comercial. Foto: RPP.

Al respecto, señalaron que estas observaciones ponían en riesgo la integridad física de los vecinos, turistas nacionales y extranjeros, por lo que también se revocó el certificado ITSE (Defensa Civil) de Larcomar.

En tanto, el municipio miraflorino anunció que ampliará las inspecciones a otros espacios públicos del distrito, como la Huaca Pucllana, el café Buenavista, el Beso Francés, playas de estacionamiento y locales ediles, con el objetivo de verificar el cumplimiento de las normas de seguridad.

Estadio Manuel Bonilla bajo riesgo de colapso

Otro emblemático centro miraflorino que se encuentra muy cerca del acantilado es el Coliseo Niño Héroe Manuel Bonilla, que hasta la fecha se encuentra clausurada de manera permanente por detectarse severos problemas en el suelo del recinto deportivo, haciendo casi imposible cualquier plan para su refacción. Es más, expertos indican que probablemente esté al punto del colapso.

Uno de los principales obstáculos para la recuperación del coliseo Manuel Bonilla es la presencia de corrientes de agua y humedad bajo el suelo, lo que complica cualquier intento de remodelación. Según explicó el asesor legal de la municipalidad de Miraflores, Lino de la Barrera, estas condiciones requieren una cimentación profunda y especializada, lo que eleva los costos de reparación a aproximadamente 50 millones de dólares. Este monto, según indicó, está fuera del alcance del presupuesto municipal actual.

Coliseo ahora sirve como cochera municipal. Foto: GEC.

Durante décadas, el coliseo Manuel Bonilla funcionó como un importante escenario deportivo y cultural. Este espacio fue utilizado para diversos eventos, como competencias de voleibol, básquetbol, boxeo y actividades culturales, siendo uno de los recintos más representativos de la ciudad.

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Lecturas para aprender a jugar a póker y no perder la casa en el intento

Libros recomendados. Todo lo que tienes que saber sobre el póker.

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Enriquecerse jugando a póker está al alcance de muy pocos. Lo peor que le puede pasar a alguien que quiera dedicarse a esto es que tenga mucha suerte en alguno de los primeros torneos que juegue, gane y crea que sus habilidades le van a llevar a dejar su trabajo habitual.

En el largo plazo, la habilidad, es decir, el factor humano, va a ser determinante. De hecho, uno de los mejores jugadores de póker de la historia, Daniel Negreanu, contaba que sólo entre un 2 y un 5% del total de la gente que tiene como objetivo ganarse la vida con ello lo conseguía.

Jugar mucho a póker no basta. El método ensayo/error sin ninguna base puede llevar a quienes lo intenten a perder grandes cantidades de dinero. Es necesario tener un conocimiento teórico previo que permita ser capaz de analizar cada mano con unos parámetros probabilísticos que ayuden a tomar las mejores decisiones.

Es por eso que a continuación te presentamos algunos de los libros o manuales más recomendados para aprender cómo funciona desde un punto de vista más científico el mundo del póker.

“La teoría del póker” (David Sklansky)

Este libro es el mejor para todos aquellos que estén buscando un primer contacto con este deporte. La introducción de los conceptos básicos, empezar a aprender a calcular manos o entender algunas de las máximas para captar la esencia del juego son algunas de las herramientas que nos facilita el autor del libro. Así lo resalta Good Reads.

David Sklansky, conocido como “El matemático” dentro del mundo del póker, siempre ha destacado por su gran habilidad para el cálculo mental rápido y por su facilidad a la hora de transmitir sus conocimientos.

Este hombre de 77 años, antes de dedicarse profesionalmente al póker, trabajaba en una agencia de ventas de seguros. Allí se dio cuenta de que tenía un don para el cálculo de riesgos. Sin embargo, el trabajo era muy limitado para su potencial, así que decidió dejarlo y probar suerte en el póker. No le fue nada mal.

No obstante, hay que destacar que, como el libro data de 1999, algunos de los jugadores de la actualidad consideran que esta obra ha quedado un poco anticuada y que no capta la evolución que ha tenido este deporte en los últimos años. Dejémoslo en que como primer contacto con otros jugadores e el jogo de poker es ideal.

“Teoría moderna del póker” (Michel Acevedo)

Este libro supone un paso adelante respecto a “La teoría del póker”. Se trata de algo totalmente lógico teniendo en cuenta que a los dos manuales les separan 24 años por lo respecta a su fecha de publicación: 1999 y 2023.

En este texto, Michel Acevedo pone énfasis en el GTO (Game Theory Optimal). El GTO busca aplicar la teoría de juegos de Nash para conocer desde un punto de vista matemático qué es lo mejor que se puede hacer en cada situación de juego (retirarse, igualar, subir o ir all in).

Evidentemente, entran en juego tantas variables que la complejidad del propio póker con la posibilidad de farolear complica mucho la buena utilización de este método, pero en cualquier caso supone una clara evolución en comparación al libro de David Sklansky.

Leerlo implica tener unos conocimientos previos, por lo que si vuestra idea es empezar a jugar con este libro, es muy probable que lo dejéis en las primeras páginas.

“El juego mental del póker” (Jared Tendler)

El autor es un golfista que nunca llegó a ser profesional pese a intentarlo. Se dio cuenta de que en el plano mental le fallaban muchas cosas en su juego y no encontraba ninguna explicación científica.

Así pues, se pasó años investigando sobre la psicología aplicada al mundo del golf. Aunque nunca pudo ser Tiger Woods, sí que pudo reinventarse como “coach” mental de este deporte, asesorando a los mejores.

Un día el golf le permitió conocer a Barry Carter, jugador y periodista de póker, que mostró mucho interés en su aproximación a la psicología y ambos decidieron adaptarla al popular juego de cartas.

Conceptos como el miedo, la confianza o la motivación son abordados a lo largo del libro. Para que no todo quede en un plano teórico, algún capítulo enseña a identificar y controlar algunas de estas emociones, de tal modo que termine siendo una fortaleza y no una debilidad.

En definitiva, estos tres libros pueden darnos algunas herramientas para poder mejorar nuestras habilidades a la hora de jugar a póker. Así como jugar durante dos años seguidos no significa pasar a ser un buen profesional que se gane la vida con esto, leer estos libros tampoco implica una mejora inmediata.

La combinación de la teoría y la práctica, la paciencia y, sobre todo, ser consciente de que sólo unos muy pocos elegidos pueden llegar a dedicar su vida a este juego de cartas son algunos de los ingredientes en la receta de iniciación al póker. Quedáis avisados.

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Comunidad LGBTI+ anuncia que este sábado 28 se realizará la marcha, pero hasta ahora no cuentan con el permiso del alcalde López Aliaga

Aseguran que no solo se tratará de un desfile por el orgullo, sino que también será una “protesta colectiva”.

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Va porque va y se quieren hacer sentir. Alistan las plumas, los globos y la voz de protesta de miles de personas que son parte o se identifican con la comunidad LGBTI+ en el país, es así que se vienen preparando para lo que será la Marcha del Orgullo 2025, la misma que está prevista a recorrer las principales calles del Cercado de Lima este 28 de junio.

La concentración se realizará desde las nueve de la mañana y partirá a las tres de la tarde desde el Campo de Marte, ubicado en el distrito de Jesús María. Aunque la ruta y el destino aún no se conocen, los organizadores indicaron que la misma recién se conocerá este jueves 19.

«Que este 2025 quede claro: fuimos miles, hicimos historia, y gritamos con fuerza: ¡el orgullo es lucha y libertad!», dicen.

Dicho colectivo mencionó para el diario Perú21 que cuentan con todas las autorizaciones de la Municipalidad de Lima, aunque falta el visto bueno de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) para establecer el plan de desvíos.

Hasta el momento, no estaría prevista la Plaza San Martín como parte del recorrido.

Alcalde de Lima mira de lejos a comunidad LGBTI+

En tanto, el burgomaestre capitalino, Rafael López Aliaga, hasta la fecha no ha emitido un mensaje de aprobación a tal marcha, a pesar que desde setiembre del año pasado los organizadores han enviado cartas a la Gerencia de Movilidad Urbana para los permisos.

Al parecer, el alcalde de Lima aún tiene en la retina la imagen de Santa Rosa de Lima caracterizada por una persona gay, motivo por el cual le haría inclinar por desistir a los petitorios de los organizadores de la Marcha del Orgullo.

No hagan payasadas. Después hacen cuadritos y ponen a Santa Rosa con lentes 3D, la ponen en colores multicolores. Respeten, pues. Gente muy cercana a mí, es gay y los respeto, los llamo y son mis amigos. Lo único que les pido es que respeten los valores de la población peruana, […] que no hagan la payasada del año pasado”, mencionó en esa ocasión.

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Barranco y el ruido del Hotel Casa República

Vecinos denuncian ruidos que se producen en el Hotel Casa República y cuestionan la inacción de la alcaldesa Jessica Vargas.

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En el corazón de Barranco, una zona declarada patrimonio arquitectónico por el Ministerio de Cultura, la tranquilidad de sus residentes se ha visto severamente afectada por las fiestas ruidosas y constantes escándalos nocturnos provenientes del Hotel Casa República, ubicado en la emblemática calle Sáenz Peña. Lo que alguna vez fue una casona apacible, hoy parece transformarse, semana a semana, en un espacio bohemio sin control ni fiscalización efectiva.

El hotel, operado por la empresa Hotel Group SAC y cuyo gerente general es Juan José Mendoza Arredondo, promociona su propuesta como un “hotel boutique perfecto para quienes buscan un respiro del bullicio limeño”. Sin embargo, los testimonios recogidos por este medio pintan un panorama completamente distinto: música a alto volumen, gritos y conciertos en vivo que invaden la zona hasta altas horas de la madrugada, incluso días de semana. Todo esto también se puede constatar en las fotos y videos publicadas de sus propias redes sociales del hotel.

Uno de los trabajadores de la zona relata con indignación: “Trabajo hace años cuidando autos en Sáenz Peña. Desde hace como seis meses, se escucha una bulla tremenda desde el techo del hotel. Ese sonido rebota en los edificios del frente. Usted puede pasar cualquier día por aquí y verá cómo toda la cuadra parece una discoteca”.

Música en vivo y noches de Alcohol.

Vecinos colindantes con el inmueble denuncian que, pese a múltiples llamadas al serenazgo y quejas formales dirigidas a la Municipalidad de Barranco, las autoridades no actúan con la diligencia que el caso exige. Una vecina indignada señala: “Mi casa está casi a la espalda del hotel. La música claramente sobrepasa los niveles permitidos por ley, más aún en una zona monumental. Hemos llamado al serenazgo más veces de las que puedo contar, pero la municipalidad brilla por su ausencia. No les interesa el bienestar de quienes vivimos aquí”.

Otra residente, recién llegada al distrito, cuenta que el problema es evidente incluso para los recién llegados: “Me mudé hace poco a la Alameda Sáenz Peña, cerca del hotel B. Aunque ese hotel no causa problemas, el ruido del Casa República sí es notable. Hay música en vivo desde las 7 p.m. cualquier día de semana. Ya varios vecinos me han advertido de las molestias constantes”.

Este conflicto no es menor. El inmueble que ocupa el hotel ha sido declarado Patrimonio Arquitectónico por el Ministerio de Cultura, lo que implica normas estrictas de conservación, respeto a la edificación y a su entorno. Sin embargo, la azotea ha sido convertida en un “rooftop” que parece operar sin mayor regulación, burlando el espíritu con el que fue declarada su protección.

Conciertos en vivo generan grotesco ruido en la zona patrimonial.

La respuesta del gerente

Nos comunicamos con el gerente del hotel Juan José Mendoza, para recoger su descargo. Estás fueron sus declaraciones:

«Nos sorprende un poco que nos digan vecinos y que pareciera que fuera hasta una junta vecinal que está preocupada por el ruido que viene del hotel. Nosotros, para empezar, no tenemos ninguna visita registrada en lo que va del año, que recuerde, sobre un tema de ruido. Creo que el serenazgo se toma estas cosas con seriedad, ¿no?», señala el gerente.

Además, menciona: «Nosotros no tenemos ninguna corona ni nada para que el serenazgo no venga a visitar. Nosotros hemos recibido visitas desde la isla de inspección por temas de licencia, como suelen hacer estas visitas de un momento a otro, de todos los entes que tienen que regular un hotel. Y siempre hemos tenido eso: tenemos nuestra licencia en orden, tenemos nuestro sistema, nuestro certificado de seguridad en orden, todo está correcto. O sea, operamos dentro de los márgenes que nos permiten».

Juan José Mendoza, gerente general del hotel.

«Ponemos música en vivo, que toca una persona con una guitarra, o a veces hay una persona con un saxofón, pero no es que cobremos una entrada. Obviamente, seguramente algo se puede filtrar, y nosotros siempre estamos atentos, tenemos protocolos para cuidar esos niveles de volumen. Lo que menos queremos es generar un malestar a nadie, ni a ningún cliente, ni mucho menos a nuestra comunidad alrededor. Estamos siempre dispuestos a hablar, y a mejorar, y a aplicar los correctivos que sean necesarios, pero que se nos acerquen», manifiesta Juan José Mendoza, reconociendo los eventos con música en vivo en su azotea.

Luego recordó que una vecina se le acercó para cuestionarle sobre el ruido que produce el hotel: «Yo hablé con una vecina, no sé si será esta misma persona, hace como dos semanas o tres semanas, que me dijo que sus inquilinos habían tenido estas molestias, y que estaba volviendo a alquilar. Creo que todavía no lo había hecho, o por esta fecha se iba a hacer, y ya le preocupaba el tema de poder que sus inquilinos se quejen de esto nuevamente. Y yo le dije: «Por favor, verifícalo tú misma». Y me dijo: «Yo voy a estar el fin de semana, y cualquier cosa te voy a escribir directo de mi departamento, que es el que más cerca tenemos. Nunca me escribió, o sea, no se comunicó conmigo, no volvió a comunicarse conmigo».

Finalmente mencionó: «Nosotros tenemos es un bar todo con mobiliario que es movible, o sea, nosotros tenemos una casona que es patrimonial, que la cuidamos, que está dentro, que no hemos alterado en nada la casona patrimonial, incluso tenemos, me gustaría también que hagas mención a los eventos culturales que realizamos, a las inauguraciones de arte. O sea, tenemos ahorita una exhibición de arte que habla sobre Barranco. Me parece que se enfocan ustedes mucho, o pretenden enfocarse más en estos temas tan puntuales. Si hay algo que podamos nosotros todavía corregir, estamos abiertos a corregirlo, pero no nos quieran encasillar y pintar como si fuéramos un bar de fiesta, o un bar que promueve conciertos masivos».

Sorprende algunas respuestas del gerente, ¿De verdad la solución para el ruido es que cada vecino realice una auditoría acústica casera? ¿Ese es el estándar de diálogo que propone el hotel?

¿La fiscalización municipal?

La pregunta que muchos vecinos se hacen es evidente: ¿hasta cuándo las autoridades municipales permitirán que un negocio turístico imponga su lucro por encima del derecho al descanso y la salud mental de los residentes? ¿Acaso la alcaldesa Jessica Vargas permitirá que Barranco se transforme en una zona de impunidad acústica?

Tenemos conocimiento que la alcaldesa también visita los espacios del hotel. Aquí una fotografía de la burgomaestre Vargas en las instalaciones de Casa República. Sería importante que la alcaldesa también ponga atención a situaciones que incomodan a los vecinos del distrito.

Alcalde Jessica Vargas.

¿Qué tipo de licencia tiene el hotel? recordemos que la Municipalidad de Barranco, es responsable directa de hacer cumplir las normas de zonificación, fiscalización ambiental y protección del patrimonio. Aquí se requiere una inspección inmediata, mediciones sonoras rigurosas y sanciones ejemplares. Porque si proteger la riqueza patrimonial de Barranco es una prioridad, entonces garantizar la calidad de vida de sus vecinos debe ser una exigencia irrenunciable.

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Lima y Callao no paran de temblar

Viviendas, colegios, centros comerciales y hasta sedes municipales muestran severas grietas tras sismo del pasado domingo.

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El sismo de magnitud 6.1 vivido el último domingo terminó con la vida de una persona de 36 años, representando la única víctima mortal de ese fenómeno natural, sin embargo, 48 horas después de ocurrido el movimiento telúrico van a apareciendo los verdaderos daños.

El sismo, con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao, ha dejado cuantiosas pérdidas económicas para cientos de familias, en particular de Lima Norte, que ven con preocupación la aparición de enormes grietas y fisuras en techos y paredes de sus viviendas.

Varios ladrillos terminaron desprendidos de las paredes de las viviendas. Municipalidades hasta el momento no vienen fiscalizando las construcciones. Foto: Bolognesi Noticias.

Hasta el momento ya se vienen dando hasta tres movimientos sísmicos, teniendo siempre como epicentro el norte de Lima. Diversos informes televisivos muestran varios colegios en Independencia con ventanas rotas y paredes resquebrajadas, haciendo imposible el retorno de los menores de edad a sus aulas; cerca de 120 colegios muestran los rezagos del temblor y 10 de ellos han optado a la virtualidad.

En Comas, una escuela de marinera también ha resultado severamente dañada, obligando a su dueña, una reconocida campeona de marinera, tener que suspender de manera indefinida las clases. “Es un sustento que se detiene. Esta era mi fuente de ingresos y también el trabajo de otras personas. No nos queda más que agradecer a los alumnos por su apoyo y cuidar su integridad”, mencionó para el programa Buenos Días Perú.

Foto: captura video BDP.

En el mismo distrito también el centro educativo Estados Unidos ha sido afectado tras el sismo. En fotografías compartidas por los padres de familia se aprecia parte de su estructura con rajaduras. Otros colegios en Puente Piedra, Los Olivos, Ancón o San Martín de Porres presentan grietas en sus techos y muros, llamando la atención sobre la manera en que han sido construidos.

En tanto, en San Juan de Lurigancho (SJL) la comisaría de La Huayrona se vio afectada con la caída de parte de su techo.

Lima no está preparada para un terremoto de magnitud 8

Los especialistas no andan con rodeos y son bien claros al respecto, sin pretender ser alarmistas. Aparte de que miles de personas construyen sus casas en quebradas, riberas y laderas, sin la asesoría de un profesional, a esto hay que sumar la alta densidad de personas que viven en un solo lugar. Aproximadamente 11 millones de personas solo tiene Lima, concentrando la tercera parte del total de la población peruana.

Se registró deslizamiento de tierra y piedras en parte de la costanera tras el sismo del domingo. Foto: radio Corbán.

Si un sismo de magnitud 6 tuvo como resultado que un centenar de viviendas terminen con grietas y fisuras, un terremoto de escala 8 o superior resultará catastrófico.

Si el sismo de este último domingo se sintió fuerte, uno de magnitud 8.8 tendría efectos devastadores: derrumbes masivos, interrupción de servicios básicos, colapso de hospitales y una amenaza directa para miles de personas. Incluso el transporte, las telecomunicaciones y la logística urbana podrían paralizarse por completo.

Gran parte de la responsabilidad recae en los municipios al permitir edificaciones que no se alinean a normativas técnicas o de zonificación, pero también no hay que olvidar que son los propios pobladores lo que ponen en juego el futuro de sus descendientes.

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Perú sin alertas sísmicas: un gobierno sin prevención

Mientras México y Chile protegen a sus ciudadanos con alertas sísmicas eficaces, Perú continúa con promesas incumplidas. Que hoy sea Google —y no el Estado— quien advierta a los peruanos de un sismo inminente, es una vergüenza nacional.

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El pasado domingo 15 de junio, en plena celebración del Día del Padre, un sismo de magnitud 6.1 sacudió la provincia constitucional del Callao. Mientras los ciudadanos sintieron el remezón a las 11:35 a.m., sus celulares sonaban con una notificación urgente: una alerta sísmica enviada por Google. La sorpresa fue doble: por un lado, la eficiencia del sistema de alertas de Android, y por otro, la total ausencia de comunicación oficial por parte del Estado peruano. ¿Dónde estaba Sismate, el supuesto sistema nacional de alertas tempranas?

La respuesta oficial del presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, fue más que desconcertante: Sismate no es un sistema de alerta sísmica, sino de mensajería. A pesar de que en 2019 el gobierno de Martín Vizcarra anunció la implementación del sistema, destinando más de 41 millones de soles a su desarrollo, hoy el propio Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) reconoce que Sismate no tiene la capacidad de advertir sobre un inminente terremoto.

Presidente del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera. Andina.

Mientras tanto, México y Chile han implementado con éxito sistemas de alerta temprana que permiten a sus ciudadanos ganar segundos vitales antes de que llegue un sismo. En México, por ejemplo, el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) funciona desde hace más de dos décadas y ha salvado incontables vidas gracias a su red de sensores y emisores. En Chile, el sistema ONEMI activa sirenas y alertas celulares que advierten a la población con segundos de antelación. Perú, en cambio, sigue en la fase de promesas.

SASPe aún está en implementación

El país sí tiene un proyecto llamado Sistema de Alerta Sísmica Peruano (SASPe), bajo la gestión del Instituto Geofísico del Perú (IGP) y el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Pero aún está «en implementación». Este sistema pretende activar sirenas electrónicas en zonas costeras ante sismos de magnitud superior a 6.0. Sin embargo, su cobertura es limitada y no hay claridad sobre cuándo funcionará plenamente. Mientras tanto, seguimos dependiendo de empresas extranjeras para saber cuándo correr.

El reciente sismo dejó una vez más en evidencia la cruda realidad: en Perú, la población está desprotegida ante un desastre natural. La falta de una alerta oficial no es solo una falla técnica, sino un síntoma de desidia institucional y negligencia en la gestión del riesgo. La tecnología existe, el dinero se invirtió, pero el sistema no funciona.

Que Google sea hoy quien avisa a los peruanos que un sismo se avecina no debería ser motivo de asombro, sino de vergüenza nacional.

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Lima y Callao no soportarán un terremoto

Casi el 70 % de las edificaciones en la capital y la provincia constitucional son construidas de manera empírica, siendo erigidas en terrenos poco propicios para soportar un sismo de magnitud 7 o superior.

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No estamos preparados. El último sismo vivido ayer nos demostró, de manera indubitable, que muchas viviendas en Lima y Callao se caerán a pedazos por lo mal construidas que están. A consecuencias de esa precariedad, un joven de 36 años perdió la vida cuando le cayó un pedazo de pared que se desprendió de la fachada de una casa. Su muerte fue instantánea.

Eso deja mucho que pensar, pues poco o nada, más allá de lo que indique el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) o el propio Gobierno Central, estamos haciendo como sociedad por mejorarlo. La informalidad no solo la podemos encontrar en el tránsito vehicular, los vendedores ambulantes, los mototaxis, las motos lineales, sino que también desde el lado urbanístico somos un desastre y no se está exagerando.

Casas de tres, cuatro cinco pisos o más levantadas en un cerro o en una quebrada, viviendas construidas con la ayuda de un maestro de obras, terminadas con material precario, en zonas tugurizadas donde no le dan espacio a los rayos del sol, enrevesadas por ‘telarañas’ de cables de telecomunicación, en callejones sin salida donde lo último que se piensa es en una vía de escape. Así el peruano pujante, pero imprudente, trata de sobresalir en esta caótica ciudad.

El temblor de ayer, de 6.1 grados, pudo ser para muchos solo un tema anecdótico, de risas y motivo de conversación entre amigos y vecinos, pero el tema sinceramente es muy serio. Lo que puede hacer INDECI o las municipalidades en un breve periodo es ilusorio. Si durante varias décadas han permitido el crecimiento desordenado de varios distritos, es poco probable que cambien esa realidad en unos cuantos años. Es por ello que también existe responsabilidad en aquellas personas que quieren construir uno o dos pisos en sus terrenos, sin embargo, lo hacen de mala manera buscando ahorrar unos cuantos soles. Ese supuesto “ahorro” les terminará costando caro a ellos o a terceros, como el caso del joven de 36 años.

El cielo es el límite. Miles de peruanos prefieren construir sus viviendas sin una asesoría profesional. Foto: archivo Andina.

Todos quieren tener su casa, pero a qué costo

Un estudio realizado el año pasado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) reveló que el 69 % de las viviendas en Lima y Callao son autoconstruidas, significando que millones de peruanos optan por la vía informal, muchas de ellas levantadas en la periferia de la ciudad, encontrándose también en distritos históricos como el Rímac, Barrios Altos o Cercado de Lima.

Asimismo, el mencionado estudio indicó que casi el 100 % de esas construcciones tardaron cerca de 16 años en terminar el primer nivel, y 22 para completar el segundo, cifras que sobrepasan por lejos el plazo de una construcción formal; y, aunque parezca increíble, la autoconstrucción resulta un 33 % más cara por metro cuadrado que la construcción a través de vías formales.

Está claro que la mayoría de los peruanos opta por hacer su casa ‘con sus propias manos’, desechando la opción de hacerse de los servicios de un ingeniero, un arquitecto o un topógrafo. Las consecuencias de eso es este enorme monstruo de ‘siete cabezas’ que trata de sobresalir contranatura.

Miles de casas están a punto de colapsar y los signos se exponen en sus fachadas agrietadas o resquebrajadas. Algunos optarán por darle una pasada con yeso o cemento, otros sencillamente lo ignorarán y continuarán levantando más pisos, y otros, esos pocos, realmente tomarán conciencia de lo que se viene. Así como la lluvia, el temblor también caerá para todos.

Muchas viviendas en los cerros no soportarán un sismo por encima de 8 grados. Foto: diario Correo.

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