“Antes de pensar en vivir feliz, hay que pensar en vivir” Jean-Jacques Rousseau
“Toda fabulación es una meditación ética” Michel Houellebecq
Sin importar la crudeza de los temas abordados o las
concesiones al esteticismo, todo novelista comparte con sus pares de oficio la
vocación literaria por ofrecer su literatura como el diagnóstico definitivo sobre
la realidad y los desencuentros con ella. Esa misión cercana al deber moral,
impone a la figura del escritor un riguroso sentido de pertenencia a la causa
común de ofrecer un retrato honesto y revelador del rostro verdadero de la
Humanidad. En ese proceso franco, la imaginación literaria jamás puede
desvincularse del propósito oculto de elevarse por encima de las mezquindades
de la sociedad y los silencios incómodos que la asfixian. En este sentido, la
historia de la literatura demuestra cómo el peso de la tradición se manifiesta
muy a pesar de las reticencias y apegos rupturistas de cualquier carrera
literaria. Un escritor francés jamás saldrá airoso de sus intentos de desviarse
del cauce marcado por figuras canónicas de la talla de Flaubert, Proust o
Balzac. Resulta casi imposible para cualquier novelista francés actual desligarse
de cierta ortodoxia y alzar su voz original sin hacerse eco de cinco siglos de
riqueza cultural. Al asumir el estilo satírico y humor negro con acento francés
abarca un recorrido involuntario por la pluma de Rabelais, Pascal, Molière y Voltaire.
Las novelas de Michel Houellebecq no escapan de ese impulso paradójico. El
escritor francés adopta un tono réprobo y cínico que a fin de cuentas termina
por hacer justicia reverente a la tradición cultural.
La obra singular del escritor Michel Houellebecq ha
sido prolija en afilados diagnósticos sobre la vigente coyuntura civilizatoria
de la cultura occidental y estancamiento moral de sus valores más entrañables. El
talante distópico de sus juicios sobre el presente, sin duda apuntan a brindar un
cuadro desesperanzado sobre la existencia banal del ser humano moderno, por eso
cualquier aproximación a su literatura debe tener en cuenta la revelación intimista
de las miserias del hombre común. Su trayectoria literaria abarca una serie de
novelas destinadas a servir de maniobras para quienes no tienen escrúpulos en
sumergirse en las fuentes del malestar en las sociedades occidentales. Cada una
de sus novelas parece alimentarse del anhelo de servir de guía a espíritus perplejos
dispuestos a emprender un descenso a los infiernos de la mano de un cínico
psicopompo. Las andanzas del héroe en sus novelas toman forma de viaje desvelado
en busca de revelaciones y verdades incómodas sobre el itinerario de la agonía
cultural de Europa. Ese declive y agotamiento vital de la tradición europea ha
sido lento, pero sin duda fue anticipado años atrás por muchos intelectuales.
En entrevistas el autor ha declarado, con su desenfado
proverbial, que la condición de poeta es asimilable a los trastornos de un
enfermo incurable, cuyos síntomas oscilan entre la amargura y la angustia, sólo
en estados de abandono pasajero de estos signos visibles del padecimiento se encuentra
la lucidez necesaria para la escritura. Tal vez esa fuente de inspiración y la polémica
carrera literaria han cedido espacios a una nueva concepción de la literatura comprometida.
En tiempos de Sartre, el compromiso del intelectual con la realidad y sus problemas
se concebía desde la plataforma ideológica de la lealtad y la fe a ideas
políticas, pero desde la mirada de Houellebecq el compromiso con la realidad se
expresa no mediante el apego a causas políticas o la denuncia, sino en la
adopción de la literatura provocadora y su uso satírico para exponer con ironía
las tendencias peligrosas del presente. En su caso, el compromiso ético con la
libertad de pensamiento supera cualquier adscripción ideológica o defensa a
ultranza de ideales abstractos, su causa pone en evidencia la desvergüenza de los
defectos de los actuales ejercicios de la democracia y los riesgos de mantenerse
en silencio mientras se extiende la dictadura de la corrección política.
A principios de año, el heterodoxo y provocador
escritor francés, volvió a irrumpir en la escena literaria con la aparición de
su nueva novela. La obra tiene por título, Serotonina, haciendo propio
el nombre de la famosa hormona de la felicidad. Es una sátira moral sobre la
felicidad artificial y las desventuras de los horizontes abiertos durante la
edad madura. El hastío de vivir es la consecuencia inevitable del paso del
tiempo, porque la vida adulta nos obliga a asumir con naturalidad el abismo
cotidiano que significa vivir sepultado bajo las capas de carne, porque tu
cuerpo sobrevive sin reparar en la pérdida de la capacidad de sentir placer.
Luego del controversial éxito de Sumisión (2015), una premonitoria
fabulación política de corte futurista, donde exploraba las implicaciones de
que facciones moderadas del islam llegaran al poder en Francia por la vía electoral,
existía gran expectación en la opinión pública sobre el rumbo de su narrativa,esa obra había sidopublicada días antes del ataque terrorista a la
revista satírica Charlie Hebdo. Sin duda, esos dotes de augur de pesadillas probables,
permitió al autor francés hacerse de un lugar dentro de la opinión pública, sin
ser un escritor de demasiados libros. Su fama ha crecido a la par de una
reputación de enfant terrible de las letras francesas. Sin duda, su
figura de intelectual ha estado revestida de un estilo controversial que, en
todo momento no ha dejado de avivar encendidos debates y hacerle su sitio
dentro de la sociedad francesa como agitador de consciencias y polemista
incómodo. Su humor satírico y ánimo desenfadado ha brindado nuevos horizontes a
la hora de abordar la actual coyuntura de la civilización occidental y el
futuro de Europa. Es una voz disonante que ha encontrado inspiración, desde
hace tiempo, en la apropiación de los sentimientos colectivos de disconformidad
y desconcierto que tienen su raíz en el malestar cultural frente a las
tendencias impuestas por fenómenos tan diversos como la globalización, el
transhumanismo, el multiculturalismo y la islamización de Europa.
Houellebecq, casi sin proponérselo, es heredero
involuntario de la tradición novelística francesa, en parte gracias a ello no
escapa del todo del peso de la historia y patrones establecidos por el canon.
La novela Serotonina, lanzada al mercado cuando el autor ya es considerado escritor de renombre, aborda la historia de un hombre de mediana edad, sumido en la depresión, que decide darse a la fuga de su aborrecible vida actual. Desaparece voluntariamente de su entorno conocido para hundirse en un proceso introspectivo sobre su pasado, ese viaje retrospectivo lo lleva a examinar amores y desamores de su itinerario sentimental, con miras a pasar revista de las oportunidades desperdiciadas de ser feliz. Podría establecerse paralelismo con los ejercicios de memoria involuntaria descritos en las páginas de En busca del Tiempo perdido de Marcel Proust, pero en este caso el estímulo exterior no es el sabor de panecillo de magdalena, sino un fármaco antidepresivo de última generación. Todo el curso de la novela de Houellebecq puede considerarse el Itinerarium mentis o circunloquio de un hombre deprimido, luego de llegar a la certeza de que nada, y mucho menos nadie, prepara al ser humano para sobrellevar la vida posterior a la pérdida de la vitalidad. El retrato agónico de la “muerte en vida” a la que sume la depresión al individuo moderno encuentra su explicación en la historia del protagonista Florent-Claude Labrouste. Este personaje adopta el tono confesional y reniega de sí mismo, desde las primeras líneas de la novela, apelando al prosaico lugar común de describir por qué detesta el nombre dado por sus padres.
Ese es el simbolismo inicial de su lucha interna contra el determinismo biológico y el pulso con la muerte de un hombre en descomposición. A lo largo de esta autopsia espiritual de la vida de hombre de 46 años, la pérdida de la libido se convierte en fuente de inspiración, cuando pasa revista de los amores del pasado y las oportunidades desechadas se cuestiona respecto a las indecisiones que pudieron salvarlo de la soledad. Sin embargo, una idea omnipresente parece apuntar hacia reprochar a la sociedad y el entorno social de conspirar contra cualquier posibilidad de ser feliz y sentirse amado por alguien. Estamos programados para trabajar y dar cuerda a nuestra propia desdicha, como si el impulso de aniquilación fuese el claroscuro del instinto de supervivencia. Mientras el curso del tiempo nos sorprenda con vida y el cálculo egoísta reproduzca el automatismo que solemos denominar “ganas de vivir”, la calidad de nuestros cuerpos de acumular experiencia se resiente hasta perder la sensibilidad y la capacidad de sentir el placer. La interrogante fundamental del libro tiende a identificar como error aferrase a falsas esperanzas de felicidad cuando el cuerpo transita fuera de los linderos de la juventud.
En uno de sus soliloquios, la crisis existencial del
personaje construye imágenes poderosas para el retrato de su desamparo y
desarraigo. Apelando a paralelismos con el mundo polar del Ártico, se advierte
en un episodio, que cuando la noche se cierne sobre la conciencia y la
oscuridad se han hecho cerradas en una cabeza abocada a la introspección, el
recuerdo de la luz del sol sólo existe como maquinación mental elaborada al
servicio de la autocompasión. El miedo al futuro y sus incertidumbres son
angustias de juventud, en realidad la edad madura convierte al pasado en el
verdadero fantasma y agente de presión de la conciencia. Acaso “morir de pena” manifiesta
su condición de insano determinismo en momentos en que tu cuerpo carece de
reservas para sentir otra cosa que no sea dolor físico.
La sensibilidad peculiar de la depresión abre
horizontes que hacen posible cualquier táctica de evasión. En Houellebecq, la
depresión oscila entre dos concepciones contradictorias: la expresión en el
hastío y el inesperado estado de iluminación, pero en realidad el examen
testimonial que hace el personaje sobre la enfermedad de los taciturnos termina
por tornarse en reproche a la excesiva expectativa de felicidad, cuando no es
posible disfrutar la vida en el estricto sentido de su dimensión material y
biológica. Un verdadero error de concepto y fuente hemorrágica de la desdicha nos
lleva a vivir ignorantes del mecanismo vital más connatural: la falta de
esperanza no corroe tanto como el exceso de ella. Tener esperanza puede ser un
vicio adictivo alimentado por la nostalgia. Abandonar el deseo de ser feliz y
trocarlo por estrategias de evasión del dolor son las prédicas del narrador, entre
líneas se lee el influjo agrio de Schopenhauer.
El alegato inserto en Serotonina, no se entrega a
explicaciones, pero describe bien cómo en el contexto de una sociedad hedonista
marcada por el materialismo moderno la pérdida de la capacidad de disfrutar la
vida equivale a un estado de muerte absoluta o vida vegetativa. Bajo la
perspectiva del escritor francés, la naturaleza destructiva de la depresión del
hombre moderno oculta su verdadero rostro absurdo detrás del contrasentido de llamar
asesinato o suicidio a un crimen perpetrado con la intención arrebatarle la
vida a quien ya ha muerto.
La tentación de perderse en los vértigos abiertos por los abismos de la madurez no conoce freno y significa adentrarse en un espejismo que no permite distinguir los matices. Entre otras cosas, el envejecimiento nos convierte en testigos ineptos de la juventud y la belleza, manifestaciones ambas de la otredad y conceptos equivalentes que son reducidos por obra del tiempo a la condición de sinónimos superpuestos hasta la indistinción. Por otro lado, resulta casi un tópico literario usar la muerte o asesinato de un niño para hacer el retrato de la pérdida de la inocencia, Houellebecq en Serotonina propone el recorrido inverso, su pesimismo se vale del retrato del ocaso de la juventud como la mejor analogía para la denuncia del colapso y desgaste de la civilización occidental. Una civilización, en sus palabras, asqueada de sí misma, exhausta del escrutinio de la autoconciencia y arrinconada por el miedo a las nuevas amenazas exteriores que tocan a su puerta, por enemigos que intuyen los evidentes signos de su decadencia. Cuáles son las condiciones de vida de un individuo, y por extensión toda una sociedad, cuando el porvenir se revela escaso y reduce tus expectativas a la existencia post-mortem sobrevenida de la conciencia del propio fracaso y el abandono manifiesto de la vitalidad.
Michel Houellebecq
El historiador británico Sudhir Hazareesingh asumió la tarea de catalogar a la nueva generación de intelectuales franceses que tiene en Houellebecq su más genuino estandarte. Según su parecer el peso de la grandeza de la sabiduría de los antepasados y la monumental obra filosófica de Rousseau, Voltaire o pensadores de la talla de Descartes sólo ponen en evidencia la decadencia cultural y la pérdida de los intelectuales franceses de su capacidad de ejercer influencia de vanguardia, o simplemente reclamar su sitial como faro de las ideas del mundo. Hazareesingh identifica a Houllellebecq con parte de una atmósfera literaria o momento cultural en Francia en el cual cierta “sensibilidad mórbida” parece copar la esfera intelectual. Ese estado de sensibilidad es el resultado de la enorme consciencia de la degradación cultural o decaimiento histórico que abate a la civilización occidental.
La condición de vulnerabilidad de los valores de la cultura francesa encuentra su expresión en un enfermizo regusto por exhibir sin pudor la incurabilidad de los síntomas y la conciencia de la agonía traída por el agravamiento del cuadro y el pésimo pronóstico de la crisis. La muerte y los signos de decadencia de una cultura que parece exhausta y agotada de su propia longevidad, paradójicamente parece dar señales de identidad a la última generación de intelectuales franceses. Por eso el retrato de un hombre deprimido, elevado a la categoría de antihéroe cínico, da muestras de la insuperable enfermedad colectiva y el impulso seductor del vértigo de quien percibe placentera la caída. Se juzga más digno sumergirse en el éxtasis contemplativo de describir con frialdad el patetismo de la propia ruina. El reblandecimiento del vigor y el abandono de la aspiración a la felicidad del personaje forman parte de una alegoría que sirve de analogía del quiebre civilizatorio que implica la pérdida de la universalidad de la cultura occidental. Es el retrato de un hombre superfluo, que abraza con ánimo conformista la pérdida de su libido, es decir, los atributos de su virilidad, la mejor baraja para denunciar cómo solo existen curas imperfectas al declive físico y la carrera hacia la indignidad que significa la aceptación de la obsolescencia de su presencia en el mundo.
Probablemente, en Serotonina, cuando se
acaricia la idea del suicidio, vendida como única alternativa digna a la muerte
interior, se tiene la pretensión de ironizar sobre el sentido del honor
involucrado en el acto de acabar con la propia vida. Se trata del mejor
epitafio a la juventud perdida o un recurso desesperado de quien sobrevive a la
contemplación obligada de los signos evidentes de la decadencia. Todos los antihéroes
las novelas de Houellebecq tienen en común su corrosivo cinismo. El heroísmo
del cínico reside en enorme capacidad para desnudar con desvergüenza el
carácter mezquino y precario de las falacias del mundo circundante. Colmado por
la asfixia, la toma de conciencia del héroe cínico, forma parte del paso febril
hacia adelante en una ascesis autodestructiva, que encuentra inspiración en la propia
condición de enfermo.
De igual forma, la historia de Serotonina revisita muchos los planteamientos del libro más célebre de Aldous Huxley, Un mundo feliz (Brave New World, en su idioma original), en el cual dentro de una atmósfera distópica se trazaban las coordenadas de una sociedad futurista marcada por la hiperorganización, dirigismo social y la reproducción asexual. Uno los elementos llamativos del relato de Huxley es la anticipación del papel de los antidepresivos y la bioquímica como herramienta de control social y manipulación de las emociones entre los espíritus más inconformistas. Uno de los personajes en la novela abre los ojos frente al Estado fascista y lo hace mientras reclama su derecho a sentirse enfermo y vociferar las razones de su desdicha. La pastilla de la felicidad que permite inducir un estado pasajero de amor y beatífica alegría se llama “Soma” y vende en sus dosis la posibilidad de tomarse unas vacaciones de la realidad.
La ingesta de drogas es sinónimo de aceptación conformista del aborrecible status quo y las injusticias de una sociedad esclava sumida en la estupidez. De manera semejante, el protagonista de Serotonina asume el costo de la falsa cura a su cuadro crónico de depresión tomando la única alternativa brindada por el sistema: los fármacos de la felicidad. En realidad, el fracaso del personaje en la superación de su decadencia confirma el alegato más crudo de Houellebecq contra la sociedad de nuestro tiempo. Parece querernos alertar, al horadar con deliberación la grieta del inconformismo, que la única forma de felicidad posible es aquella que se vale de los atajos artificiales. Desde su perspectiva, la desdicha es nuestro destino y estado natural. Ambas obras literarias coinciden en abordar la enfermedad de la tristeza como representación de la toma de consciencia y método involuntario para la revelación de la naturaleza verdadera del mundo y sus engranajes despreciables. La lección desmoralizante es que la única manera de seguir amando el mundo es cerrar los ojos, es decir, entregarse a los paraísos artificiales de drogas, todas ellas diseñadas como estrategias de poder para adormecer las ganas de sentir y sumir al individuo en la existencia sonámbula de la inhibición de cualquier deseo.
En uno de los episodios memorables de la novela, el
protagonista hace una analogía entre los mecanismos de concentración del
francotirador y la práctica del yoga. Quien apunta a la diana y templa el pulso
antes de disparar debe meditar valiéndose del control de la respiración. Como
si la convergencia del espíritu de aniquilación y la paz necesaria para el
ejercicio sereno del amor propio bebieran de la misma fuente nutricia. El amor
por la vida y el instinto de muerte mantienen un pulso, largo e infatigable,
que parece confirmarnos la naturaleza vana de cualquier esperanza de eludir la
derrota definitiva de nuestro cuerpo. En igual medida, la supervivencia de la
lucidez y la apuesta por la conciencia parecen depender de ese extraño balance
entre el deseo de vivir y las pulsiones autodestructivas. Es difícil vencer a
la esperanza cuando en tu interior siempre prevalece un indescifrable instinto
de autoconservación.
En el camino de la construcción del desenlace,
Houellebecq se vale de las ideas del filósofo Blaise Pascal y su famosa comparación
entre los ángeles y los animales para definir la condición humana. Según él, el
espíritu habita en esa zona gris intermedia en la cual los naturales impulsos
egoístas del ser humano son devorados por el exceso de esperanza y buenas
intenciones. Houellebecq reinterpreta la frase del filósofo Pascal “Quien desea
obrar como ángel termina por actuar como animal” en el ánimo de exponer los
males evidentes de todo optimismo y los efectos perjudiciales de las
expectativas en el accionar humano. Todas las reflexiones de la novela Serotonina
se hacen eco del juicio de Pascal sobre la identificación del dolor y la
infelicidad como fuentes esenciales de la naturaleza humana. Porque la lucha
contra la depresión del hombre moderno es una causa perdida. A su modo de ver
la desdicha tiene su origen en la esperanza de satisfacer deseos imposibles. La
aspiración a elevarse como ángeles más allá de las posibilidades materiales sólo
aporta revelaciones sobre los instintos terrenales que gobiernan nuestra
voluntad, porque caemos presos de la búsqueda ideal de alternativas de escape y
nos entregamos a vanos intentos de apartarnos demasiado del suelo.
El tema del suicidio también es recurrente en los
derroteros que acompañan la travesía del personaje. Pero el abordaje de la
acción suicida a lo largo de la novela se aproxima a la apuesta existencialista
de despreciar la vida por razones de índole filosófico. La valoración del acto
de terminar la vida por propia mano se convierte en proclama de renuncia y
desprecio a los términos que manejan el mundo. Una alternativa desesperada de
escape a los callejones de la supervivencia adquiere el valor de acto de
rebeldía y valiente paso adelante. El sentimiento de no pertenencia en un mundo
carente de sentido personal, convierte al suicidio en un juicio filosófico sobre
la realidad. Resultado de un cálculo
mental y material, su perpetración fría se convierte en el símbolo perfecto para
el retrato de las razones lógicas para el abandono del mundo. El suicidio
filosófico es la consecuencia lógica del deseo de libertad, resultante de una
apuesta definitiva por recobrar la dignidad perdida. Por ello, la idea
seductora del suicidio se presenta en el personaje como el curso inevitable de
un viaje de emancipación, es decir, el manifiesto de un individuo humillado que
busca despojar al mundo de sus máscaras, al extremo de decidir dejar de tomar
parte de la lógica farsante de las condiciones externas al individuo, la exacerbación
del sufrimiento o la pérdida de horizontes vitales. En realidad, el acto de
acabar con la propia vida, sea por razones de ética o bien producto del
arrebato, tienen su origen en el contrasentido de hacer del nihilismo una
postura de defensa de la autenticidad. Esta postura forma parte de una
tradición literaria que acaricia esa posibilidad, encarnada de forma indirecta
en las voces de personajes de diversa estirpe como es el caso de Iván de Los
Hermanos Karamazov o la absurda inmolación de Meursault en El extranjero
de Albert Camus. Esta perspectiva intelectual del suicidio es fruto de la
convergencia entre el desprecio por la vida y el juicio axiológico sobre los
entramados de la realidad. Como si el gesto teatral de despedida de una voz,
solitaria y cínica, emitiera su fallo solemne sobre la inhumanidad del mundo y,
al mismo tiempo, buscara enfatizar con el gesto la negativa del individuo a
seguir pagando el precio de permanecer con vida.
Desde otro punto de vista, Houellebecq con toda
deliberación e intencionalidad hace suyo las maneras y estilos del “cuento filosófico”,
un singular sub-género novelesco, de marcado influjo en la opinión pública, ahora
obsoleto, pero cultivado durante la Ilustración francesa en tiempos de los
grandes enciclopedistas. Esa época que parece existir para recordar la
decadencia de la cultura francesa a los intelectuales actuales. La presencia
tangencial de las maneras de la Ilustración sirve de recordatorio de la nula
influencia de los pensadores franceses actuales en el mundo de las ideas y cómo
cada uno hace poca justicia a la sabiduría de sus antepasados. Sin duda,
Voltaire, el gran agitador de consciencias, es el máximo exponente del cuento
filosófico, a medio camino entre el Tratado filosófico y la novela de
aventuras, que tenía por variante estilística fundamental valerse de una trama
insólita para usarla de pretexto al servicio de la demostración de una idea. En
el Cándido de Voltaire, mediante el ardid de una fabulación intrincada, se
verifica la invalidez e irrelevancia de una idea, en particular la refutación
de las doctrinas optimistas de Leibniz y su frase “Vivimos en el mejor de los
mundos posibles”. Desde este ángulo inusual, la historia del Cándido
pasaba a un segundo plano dando mayor protagonismo al proceso digresivo de argumentación
y contraargumentación, dentro de un juego de esgrima intelectual inclinado a
revelar luces y sombras de una postura filosófica. Quizás en Serotonina
la vocación caustica y el desenfado del protagonista brindan pocos indicios de
ese linaje estilístico y, ciertamente, podría considerarse las trazas y ecos de
Voltaire muy sutiles, pero ciertamente ambas novelas transitan el lenguaje
común de dos escritores franceses convencidos en sacar brillo a la lógica del
pesimismo y su amplio valor de lucidez clarividente.
El Gobierno Regional de Loreto, a través de la Gerencia Regional de Transportes y Comunicaciones (GRTC), ha intensificado las labores de mantenimiento rutinario en la carretera Iquitos – Nauta, una de las principales vías terrestres de la región amazónica. Las acciones, que comprenden la limpieza de malezas, desbroce de áreas invadidas por la vegetación, limpieza de cunetas y bacheo en zonas críticas, forman parte de una estrategia de conservación de esta importante arteria vial que conecta la capital regional con el distrito de Nauta.
Según lo anunciado por el gobierno regional, el mantenimiento de esta vía es considerado una prioridad, no solo por su relevancia para el tránsito de personas y mercancías, sino también porque es una de las pocas rutas terrestres que permite una conexión directa entre poblaciones del interior de Loreto. La Amazonía, caracterizada por su geografía compleja y dispersión territorial, depende en gran medida del buen estado de sus carreteras para facilitar el acceso a servicios básicos, el comercio local y la reactivación económica de la región.
El Dr. Pío Flores, gerente de la GRTC, informó que, además del mantenimiento rutinario, su despacho viene desarrollando los estudios técnicos necesarios para el mejoramiento integral de la carretera Iquitos-Nauta. “No solo se trata de parchar huecos o limpiar los bordes. Esta vía necesita una intervención mayor, y estamos trabajando en los estudios que lo permitan. Pero sin apoyo del Gobierno central, será difícil avanzar”, declaró Flores.
En ese sentido, el funcionario hizo un llamado enérgico al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, a través de Provías Nacional Descentralizado, así como al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para que asignen mayores recursos al Gobierno Regional de Loreto y a las municipalidades locales. “Con los escasos recursos que tenemos, hacemos lo posible por mantener nuestras vías transitables. Pero esto no puede recaer únicamente en los gobiernos regionales. El Estado debe entender que la conectividad en la Amazonía es una cuestión de urgencia y justicia territorial”, agregó.
La carretera Iquitos-Nauta, que ha sido históricamente afectada por el abandono y las inclemencias del clima, representa una línea vital para más de 120 mil personas que habitan en los distritos adyacentes. En épocas de lluvia intensa, muchas de sus zonas quedan prácticamente intransitables, lo que pone en riesgo la seguridad de los usuarios y limita el traslado de bienes de primera necesidad.
El Gobierno Regional de Loreto reitera su compromiso con el desarrollo vial de la región y continuará ejecutando labores de mantenimiento mientras gestiona el financiamiento necesario para proyectos de infraestructura más sostenibles. La ciudadanía espera que las autoridades nacionales escuchen este llamado y que, por fin, la selva deje de ser olvidada en el mapa de prioridades del Estado peruano.
‘Cajuela’ de motorizados de delivery deberá estar fijada al chasis del vehículo
Quienes brinden servicios deberán empadronarse en el “Registro Nacional de Envíos de Entrega Rápida” de lo contrario ya no podrán circular, y deberán contar con DNI o carné de extranjería, domicilio y correo electrónico, domicilio del representante legal y partida de inscripción registral de la empresa. Asimismo, los motorizados no podrán llevar acompañantes.
Las cajuelas portátiles que aún llevan en sus espaldas los miles de repartidores motorizados del servicio delivery que circulan por todo el país, están con las horas contadas, debido al reciente Decreto Supremo n.° 006-2025-MTC emitido este jueves 17 de abril, que aprueba medidas específicas para fortalecer la seguridad ciudadana en materia de tránsito y transporte. El mismo que establece la creación de un registro obligatorio para los repartidores de delivery, quienes dentro de un mes deberán inscribirse en dicho padrón a través de sus municipalidades.
Es decir, a partir del 17 de mayo de 2025, todos los repartidores de delivery, ya sean personas naturales o vinculadas a empresas o aplicaciones, están obligados a registrarse, en el «Registro Nacional de Prestadores y Conductores del Servicio y Actividad de Transporte de Envíos de Entrega Rápida», parte del Sistema Nacional de Registros de Transporte y Tránsito (SINARETT).
Decreto Supremo n.° 006-2025-MTC emitido este jueves 17 de abril.
Requisitos para registrarse como repartidor delivery
El registro incluye a conductores de motocicletas, bicimotos y bicicletas. Estos deberán cumplir con requisitos como presentar su DNI o carné de extranjería, licencia de conducir, placa del vehículo, SOAT vigente y certificado de inspección técnica, cuando corresponda.
-Nombre, razón o denominación social.
-Documento nacional de identidad (DNI), carné de extranjería o número del Registro Único de Contribuyentes (RUC).
-El domicilio y correo electrónico de la persona natural o jurídica solicitante.
-De corresponder, el nombre y domicilio del representante legal y número de partida de inscripción registral de la empresa solicitante y de las facultades del representante legal de la persona jurídica.
-Nombre, documento nacional de identidad o carné de extranjería y número de licencia de conducir del (los) conductor(es) que se solicita habilitar, cuando corresponda.
-El número de las placas de rodaje de los vehículos que se solicita habilitar, cuando corresponda, señalando que los mismos cumplen con las condiciones establecidas en el presente reglamento.
-Contar con certificado SOAT y certificado de inspección técnica vehicular vigente, cuando corresponda.
-Número de operación de pago por derecho de trámite.
También se exigirá una declaración jurada donde se comprometan a no llevar acompañantes y a transportar los paquetes en cajuelas, salvo en el caso de bicicletas.
Se acabaron ‘cajuelas portátiles’ adheridas en espaldas de motorizados
En uno de los preceptos del Decreto Supremo en mención se indica las condiciones técnicas específicas que en lo sucesivo se exigirá a los motorizados repartidores del servicio de delivery
Artículo 24-A.- Condiciones técnicas específicas exigibles a los vehículos destinados al servicio de transporte de envíos de entrega rápida
24-A1 Sólo se puede destinar al servicio de transporte de envíos de entrega rápida vehículos que correspondan a la categoría L subcategorías L1 y L3 del ANEXO I. CLASIFICACIÓN VEHICULAR del RNV y bicicletas. 24-A.2 Los vehículos de la categoría L subcategorías L1 y L3 deben contar con los siguientes elementos, características, equipamientos o dispositivos:
a. Sistema de frenos;
b. Sistema Sonoro;
c. Láminas retrorreflectivas;
d. Alumbrado delantero y trasero; y
e. Cajuela para reparto de mercancía, en la cual debe consignarse la Placa Única Nacional de Rodaje y ser fijada al chasis posterior del vehículo.
Motorizados tampoco podrán viajar con acompañante durante estado de Emergencia.
Si repartidor no tiene moto, deberá tener ‘contrato de arrendamiento’
La norma contempla situaciones en las que el repartidor no sea propietario del vehículo. En estos casos, se deberá presentar un contrato de arrendamiento que indique expresamente que el vehículo será usado para entrega de pedidos. Este documento será validado por las municipalidades provinciales, que deberán verificar que el arrendador sea el dueño legítimo.
Vehículos permitidos para el servicio de delivery
-Motocicletas: Cilindrada mayor a 50 cm3. Velocidad máxima mayor a 50 km/h
-Bicimotos: Cilindrada de hasta 50 cm3. Velocidad máxima de 50 km/h
-Bicicletas: De todo tipo
Adicionalmente, los conductores deberán participar en capacitaciones dictadas por las municipalidades provinciales sobre calidad de servicio, normativas de tránsito y seguridad vial. El incumplimiento de cualquiera de estos lineamientos podrá generar sanciones severas.
Repartidores que no cumplan con la norma pagarán más de S/ 4 mil
Las infracciones por operar sin estar registrado, o por no cumplir las condiciones establecidas serán consideradas «Graves» o «Muy Graves». Cada falta está sujeta a una multa de 0.8 UIT, equivalente a S/ 4.280, además del decomiso del vehículo y su internamiento.
Entre las infracciones figuran: prestar el servicio sin autorización, transportar mercancías fuera de la cajuela, llevar acompañantes, utilizar vehículos sin las condiciones técnicas exigidas o manejar con una licencia vencida, suspendida o no correspondiente.
Fue su hijo Sergio Pérez – Luna quien confirmara el sensible fallecimiento de su padre Álamo, destacado periodista que trabajara para distintas casas televisivas, así como en medios escritos.
La noticia de su partida ha ocasionado que distintas figuras del gremio de comunicadores escribieran con mucho pesar, recordándolo por su estilo crítico y frontal.
Aunque no se han dado detalles oficiales sobre la causa exacta de su fallecimiento, se presume que estuvo relacionada con las complicaciones derivadas de la enfermedad que lo aquejaba. Y es que el propio periodista, en mayo del año pasado, publicó en su cuenta de Twitter que había estado internado en el hospital Edgardo Rebagliatti por caso tres semanas.
“Del 29 de abril a este 18 de mayo he estado internado en el Hosp. Rebagliati. Me descubrieron un tumor maligno (cáncer) en el riñón y lo extirparon. Estoy en reposo absoluto hasta dentro de varias semanas. Gracias a los profesionales del Rebagliati y a todo el personal. Gracias.”, escribió entonces.
Sus restos serán velados hoy a partir de las 2 p.m. en el velatorio n.° 4 del hospital Edgardo Rebagliatti.
Perdieron el rumbo en el camino y hoy les toca acatar la orden directa del Santo Padre. El Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) ha dejado de existir oficialmente desde ayer, luego de que el superior general de la comunidad firmara el decreto de supresión como Sociedad de Vida Apostólica laical.
La disolución fue confirmada por el propio SVC a través de un comunicado en su sitio web.
La decisión, aprobada por el papa Francisco, pone fin a una institución marcada durante años por denuncias de abusos físicos, psicológicos y sexuales contra sus integrantes, perpetrados por sus líderes y fundadores.
“Con dolor y obediencia aceptamos esta decisión”, señala el comunicado.
En el mismo documento, el disuelto grupo pide perdón por los maltratos y abusos cometidos en la comunidad.
“Nuestra mirada se dirige también a las víctimas; les reiteramos nuestro sincero pedido de perdón por los maltratos y abusos cometidos en nuestra comunidad. Pedimos perdón también a toda la Iglesia y a la sociedad por el dolor ocasionado”, señala el texto.
Asimismo, se da a conocer el nombramiento de monseñor Jordi Bertomeu Farnós como comisario apostólico, encargado de la ejecución del proceso de supresión.
Previo a la entrega del decreto de disolución, se identificaron las propiedades y fundaciones vinculadas al Sodalicio con el fin de evaluar su destino como parte del proceso de reparación a las víctimas y el sustento de los miembros que dependían de la comunidad.
Como se recuerda, hace dos décadas surgieron denuncias de exmiembros que fueron profundizadas por investigaciones periodísticas, las cuales expusieron los abusos sistemáticos perpetrados por su fundador, el laico peruano Luis Fernando Figari, quien fue finalmente expulsado del grupo en agosto de 2024.
Luis Fernando Figari, uno de los fundadores del Sodalicio. Foto: archivo GEC.
El dato:
El SVC se resistió a formalizar su disolución, a pesar de la orden del papa Francisco emitida en enero de 2025.Según el abogado José Ugaz, representante de seis víctimas no indemnizadas, el SVC maniobró para vaciar sus bienes y fondos antes de la disolución, con el fin de evitar que sean gestionados por el Vaticano. Ugaz alertó al Vaticano sobre esta posible fuga de dinero y ocultamiento de patrimonio en una carta enviada el 24 de marzo.
En el mundo donde la bala suena primero que la palabra, sangre con sangre se paga. Ni cuarenta estados de emergencia decretados por Dina Boluarte han hechos temblar a los extorsionadores extranjeros ante la reciente advertencia del hampa del primer puerto, quienes furiosos de que los foráneos empiecen a meterse con los ciudadanos del Callao, cobrándoles cupos, han rastrillado sus armas para lanzarles una durísima advertencia.
Y es que bien saben los delincuentes extranjeros que con otras mafias no se puede ‘negociar’ como con algunas autoridades, salvo tengan un interés en común, ahora vienen analizando a detalle qué tan ciertas sean las amenazas del hampa chalaca.
Uno de sus líderes, a través de una filmación, advirtió a todos los extranjeros que “han desatado una guerra abierta”, al considerar que se han equivocado de zona para extorsionar. “Ya no te vamos a tolerar ni una. Aquí estamos los chalacos, una sola idea, compadre. Todos contra todos ustedes”, se llega a escuchar en el video.
Advierten a venezolanos no ingresar al Callao
El discurso se ha extendido como una consigna en los barrios más convulsos del puerto. En Carrillo Albornoz, uno de los jirones con mayor presencia policial, los vecinos reconocen que el temor a una guerra declarada es cada vez más tangible. “Cualquiera que esté ahí lo veamos haciendo delivery, así lo vamos a bajar también”, dijo un encapuchado durante la grabación.
Las amenazas no solo se limitan a los miembros de bandas extranjeras. El mensaje apunta a cualquier ciudadano extranjero, incluso aquellos sin vínculos delictivos. “Sabemos que también hay venezolanos que trabajan, pero lastimosamente justos por pecadores, y así va a ser”, sostuvo uno de los pandilleros entrevistados por el equipo de Panorama.
Al parecer, dentro de estos días o semanas, se verán teñidas de sangre las calles del primer puerto, consecuencia directa de la inoperancia del gobierno de Dina Boluarte que continúa repitiendo todos los días que se encuentra luchando contra la delincuencia, bien sentada en su denominado ‘Cuarto de Guerra’, pero sin salir a recorrer las calles más álgidas de Lima y Callao.
Metro de Lima: Cierran estaciones La Cultura y Nicolás Arriola por persona herida en rieles [VIDEO]
Como es habitual, la Línea 1 del Metro de Lima ha emitido un comunicado indicando que el cierre temporal se debe a un “incidente ajeno a su operación”. Sin embargo, cada cierto tiempo aquellos incidentes consisten en intentos de suicidios de personas que fortuitamente deciden arrojarse a los rieles de la vía ante la inoperancia de los miembros de seguridad.
Alrededor de las 10.30 de la mañana de este lunes 14 de abril, se reportó un nuevo incidente en la Estación La Cultura de la Línea 1 del Metro de Lima. De acuerdo a la información preliminar, una persona resultó herida y fue evacuada al centro de salud más cercano para recibir atención médica. Sin embargo, como es habitual, a través de un comunicado ambiguo, el servicio de transporte público anunció el cierre temporal de las estaciones La Cultura y Nicolás Arriola, indicando que dicho cierre se debe a un incidente ajeno a su operación, evitando informar las verdaderas razones de la suspensión.
Es decir, el servicio de trenes se ha restringido de la siguiente manera: Desde Villa El Salvador hasta San Borja Sur y desde Bayóvar hasta Gamarra.
No habrá circulación de trenes entre San Borja Sur y Gamarra, por lo que las estaciones afectadas no ofrecerán servicio al público.
Comunicado de la Línea 1 del Metro de Lima.
Las autoridades del Metro de Lima recomiendan a los usuarios considerar otros medios de transporte para sus desplazamientos y agradecen la comprensión del público. Además, solicitan seguir las indicaciones del personal en estaciones.
Lo niega todo. Para que un medicamente salga al mercado necesita pasar por rigurosos controles, siendo aprobado por distintos químicos farmacéuticos, operarios y tener el visto bueno de las cabezas de área; sin embargo, según la versión de Medifarma, solo existiría un responsable y ese sería un operario.
Roy Chávez Llicán, ahora ex operario de Medifarma, estuvo detenido durante 72 horas acusado de ser el principal responsable de la muerte de 5 personas, ahora ha salido a decir su versión de los hechos de lo que pasó con el suero fisiológico defectuoso y cómo así llegó a distribuirse en los hospitales, negando de raíz todas las acusaciones en su contra, denunciando que Medifarma lo presionó a autoinculparse para liberarlos de cualquier responsabilidad penal.
En entrevista con el dominical Punto Final, Chávez aseguró que fue forzado a firmar su carta de renuncia y que la compañía le imputó toda la responsabilidad sin una investigación adecuada.
“Ellos me obligaron a renunciar, me pusieron una carta de renuncia y me imputaron todos esos hechos”, afirmó.
Tras la visita del equipo periodístico al laboratorio, Guillermo Arboleda, director corporativo de Medifarma, indicó que el producto se preparaba inicialmente con 180 kilos de cloruro de sodio disueltos en mil litros de agua esterilizada dentro de un tanque conocido como triblender. Posteriormente, esta mezcla debía ser trasladada a un segundo tanque, el reactor, donde se agregaban hasta 20 mil litros de agua adicional, lo que permitía alcanzar la concentración final adecuada de 0.9% de sodio por litro.
Según Medifarma, Chávez habría omitido el encendido del reactor durante la preparación del suero, lo que impidió una correcta disolución del sodio. Además, se le acusa de haber tomado muestras de un tanque distinto, impidiendo detectar el error a tiempo. El trabajador rechazó ambas acusaciones y sostuvo que ha sido utilizado como “chivo expiatorio”.
fuente: punto final.
La Fiscalía deberá determinar si lo ocurrido fue consecuencia de negligencias concatenadas o de una conducta deliberada. Mientras tanto, las familias de las víctimas siguen esperando justicia y respuestas claras frente a una pérdida irreparable.
Lo que mal empieza, mal termina. Luego de hacerse pública la denuncia de Andrés Bravo Pinedo, presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, respecto a un presunto acto de corrupción perpetrado nada menos que por el alcalde de Ollantaytambo Paul Palma, en colusión con la propietaria del hotel Sol Ollantaytambo Boutique, Lucinda Miranda Farfán, y su administrador Derik Miranda Farfán, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco, con apoyo de los efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) paralizaron la construcción del mencionado recinto hotelero como parte de una “medida cautelar” dispuesta por el despacho de Cultura.
Personal de la DDC del Cusco interviniendo la obra del hotel ubicado en la calle Ventiderio, Ollantaytambo.
La labor fiscalizadora, en principio, le corresponde a la municipalidad de Ollantaytambo, encabezada por Paul Palma, sin embargo, al estar dicha autoridad involucrada en las investigaciones, la encargada de realizar la medida preventiva fue la DDC del Cusco.
Y es que como ya se publicara en este medio, Andrés Bravo Pinedo viene denunciando una presunta red de tráfico de influencias y abuso de autoridad por parte del alcalde Paul Palma y los representantes del hotel Sol Ollantaytambo Boutique.
De acuerdo a los primeros informes obtenidos, la municipalidad de Ollantaytambo otorgó, sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, el permiso de restitución volumétrica para dicha obra, la misma que hasta la fecha no cuenta con una orden de demolición.
“La tardanza en la anulación y la ausencia de una orden de demolición sugieren complicidad o negligencia por parte de las autoridades, permitiendo que el daño al patrimonio continúe”, se lee en la nota publicada el pasado 2 de abril del año en curso.
Asimismo, continúa el informe, “entre las autorizaciones otorgadas de forma irregular se encuentran las siguientes: autorización N° 001-2023-GDUR – MDO, autorización N° 016-2024-GDUR – MDO, y la autorización N° 020-2024-GDUR – MDO. Además, la ejecución de obras no cumple con la normativa vigente, donde los propietarios deberían presentar el expediente respectivo al procedimiento administrativo, en concordancia al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas vigente aprobado mediante Decreto Supremo Nº 011-2022-MC, de fecha 23 de noviembre del 2022”.
Finalmente, se tuvo conocimiento que la diligencia realizada esta mañana no acudió personal de la Fiscalía, impidiéndose la incautación de las herramientas y maquinarias, y constatando que al término del encintado aún habían obreros trabajando dentro de dicho inmueble.