Escribe Pepe Santos Altamirano
Hace unos días la Secretaría General de la ENSABAP publicó un comunicado acerca de la autonomía del Comité Electoral en el que se desliza una advertencia intimidatoria que, a mi entender, me alude; por lo tanto me veo en la necesidad de contestar lo siguiente:
-Las decisiones y actos públicos de todas las personas, naturales o jurídicas, están expuestos de manera inmediata, natural y directa, a la mirada y oídos de la colectividad y sometidos al comentario, debate, crítica, cuestionamiento, juicio, ponderación, aprobación o rechazo de todos los que conformamos el universo del público, principio que da origen a la idea de OPINIÓN PÚBLICA, concepto fundamental de toda democracia.
-Toda persona jurídica, sea cual fuere el instrumento legal que la origine, su naturaleza institucional, sus instrumentos de ordenamiento interno o de funciones, así como toda persona natural que ostenten cargo dentro de la institución, por consenso está sujeta a esta condición, es decir, NADIE es ajeno ni NADA la exonera de la evaluación de la OPINIÓN PÚBLICA, la cual está investida de un poder de control social, cuyo uso sensato, justo y CRÍTICO garantiza que todos actuemos dentro de los límites de la buena fe, la tolerancia, el sentido común, la decencia, la democracia, la justicia y en general la conducta correcta, si no fuera así, cada quien haría lo que le viniera en gana con grave riesgo de incurrir en abuso de poder, arbitrariedad o autoritarismo.
-El derecho reconoce la naturaleza cuestionadora y el poder de la OPINIÓN PÚBLICA, generando legislación que la estimula, respalda y protege como, por ejemplo, la consabida LIBERTAD DE EXPRESIÓN, generalmente asociada a la labor del periodismo, aunque inherente a todo individuo de la colectividad, junto a la LIBERTAD DE PENSAMIENTO y el derecho a la PROTESTA PÚBLICA|.-La OPINIÓN PÚBLICA no puede formarse a partir de supuestos, antojos o rumores, sí de indicios razonables, sentido común, señales que despierten sospechas, la falta de transparencia, o manejos cuestionables y no necesariamente de PRUEBAS, éstas las podrían demandar los juzgados y tribunales. Los que sí están obligados a presentar PRUEBAS de su correcta conducta ante la OPINIÓN PÚBLICA, son aquellas personas, más aún si ejercen autoridad, cuando son cuestionadas y puestas en entredicho, justamente, por la OPINIÓN PÚBLICA.
-Toda intensión de amenazar, coactar, atropellar, invalidar, desprestigiar o desautorizar el ejercicio de nuestro pleno derecho a opinar públicamente de manera libre y basados en indicios razonables, es una falta atentatoria contra el Derecho Público. Pero, más allá de términos legales, en el señero ambiente de nuestra centenaria casa de estudios, en su solera, el amedrentamiento y la intimidación constituyen demostraciones de mal gusto e intolerancia, inauditos entre damas y caballeros docentes bellasartinos, empeñados en lograr un saludable clima laboral y de convivencia, fundado en el respeto mutuo, la tolerancia, la buena fe en las personas y las prácticas democráticas.
-Hecha esta larga pero necesaria introducción, expondré HECHOS objetivamente cuestionables, que no son “rumores” y se ciñen absolutamente a la verdad, y que demostrarán que existen evidentes indicios de fraude en las elecciones de representantes docentes de Artes Plásticas y Visuales ante la Asamblea General de la ENSABAP, generándose la vergonzosa situación con la que nuestra Escuela despide su año centenario:
-Mi estimada amiga, la prestigiada docente Liliana Melchor y yo fuimos convocados por colegas de pensamiento afín, para participar en la elección para Representantes de los Docentes de Artes Plásticas y Visuales ante la Asamblea General de la ENSABAP.
-Liliana y yo, nos entusiasmamos por una propuesta de trabajo que alienta la reconciliación con un importante número de miembros disidentes de nuestra colectividad docente, el desarrollo sostenible, la atención al medio ambiente y la eco-eficiencia y contamos con el cálculo políticamente correcto de ocupar los dos escaños en la Asamblea con miras a equiparar fuerzas y quebrar la hegemonía de las autoridades en las votaciones en dicha instancia, siempre y cuando contáramos con el apoyo del voto estudiantil. Con estas premisas nos inscribimos y publicitamos nuestra candidatura, más o menos a mediados de noviembre, cuando la presidencia del Comité Electoral la ejercía Vladimir Ramos.
-El Reglamento de Elecciones no contempla que se inscriba un equipo, así que nuestras inscripciones fueron individuales. Esta situación motiva un primer pensamiento crítico: Si nuestra Escuela, en atención al ritmo de los tiempos y las nuevas tendencias en eficiencia para el buen desempeño del trabajo y el estudio, alienta entre los estudiante la práctica del trabajo en equipo ¿por qué no ha previsto la opción de inscribir listas de candidatos para las elecciones de representantes en su reglamento electoral? Como para ponerse a pensar, no? Se predica con el ejemplo, pero esto es tema para otro debate.
-Terminada la fase de inscripciones, la lista de candidatos quedó establecida así: Liliana Melchor y yo como representantes de una saludable oposición crítica, cuyo triunfo debilitaría la hegemonía del bloque oficialista de los directivos, como ya se explicó, y como oponente el docente Pedro Egoavil, afín a los intereses y simpático con el lado oficial.
– Nuestro universo de votantes es de treinta personas y la Escuela es relativamente chica si la comparamos con otros centros de estudios. Todos nos conocemos, todos nos vemos las caras casi a diario. Para todos es obvio quién es Liliana Melchor y quién soy yo y qué ideales representamos. Contactarnos con nuestros posibles votantes, publicitar nuestras propuestas, conseguir prosélitos a nuestra causa fue tarea más que fácil. Pero a nuestro pesar, aun con las candidaturas ya establecidas, el comité electoral quedó disuelto por la renuncia de uno de sus miembros, consecuentemente se anuló todo lo actuado, se nombró un nuevo comité presidido por Rosa Girón y se procedió a convocar a nuevas elecciones con nuevas inscripciones.
-Se repitió el proceso. Vuelta a inscribirse. Con la diferencia que, en esta ocasión, yo realicé el trámite de inscripción de Liliana debido a su inevitable ausencia en la institución ese día, este es un recurso absolutamente legítimo. Les voy a pedir que no pierdan de vista este acápite, más adelante se van a sorprender de sus consecuencias.
– Terminada y aprobada la fase de inscripción se publica el padrón de candidatos: Liliana Melchor, yo y Pedro Egoavil. Igual a la convocatoria anterior. Las cosas están bien claras para todos. Se cita a los votantes el 17 de diciembre para votar a fin de conceder, a los dos candidatos más votados, sendos asientos en la mesa de la Asamblea General de ENSABAP. ¿Dudas? Ninguna. En las cédulas de votación van escritos los nombres de los tres candidatos. Se procede al acto electoral, concluido éste a la hora acordada, comienza el escrutinio que, sorprendentemente, es un acto privado, secreto. Otro cuestionamiento surge de este hecho, ¿por qué, en aras de la transparencia, no es un acto público, al que tendría que tener acceso cualquiera de los interesados? Genera una clima de duda, no? Tema para discutir.
-El resultado del escrutinio arrojó lo siguiente:
Liliana Melchor : diez votos
José Santos : seis votos
Pedro Egoavil : dos votos.
Anulados : ocho.
Votos emitidos: ventiséis
-El resultado está clarísimo, los escaños fueron ganados por Liliana y por mí, quedando Egoavil en calidad de accesitario, en caso alguien no pueda cumplir su función y sea requerido para reemplazarlo.
– Sin embargo el Comité Electoral publicó el siguiente resultado:
Ganadores de elección para representante Docente del PAPV ante la Asamblea General:
José Santos
Pedro Egoavil
Ganadora accesitaria docente del PAPV ante la Asamblea general ENSABAP:
Liliana Melchor.
-¿Qué? ¿Cómo es que habiendo ganado Liliana, por amplia diferencia, la desplazan a un tercer lugar, despojándola del sitio al que la votación democrática la encumbró?
-La manera de revertir resultados se reduce a un asunto de caligrafía. No, no es una broma, va en serio. Les explico:
-Les había contado que yo inscribí a Liliana, mediante el documento impreso FUT en cuya parte argumentativa dice, literalmente: IV. DETALLE DEL PEDIDO (para completar el resumen del pedido) En el recuadro a continuación, yo, redacté de puño y letra exactamente lo que transcribo y que podrán comprobar con la foto adjunta del mismo documento: “Inscribir, en calidad de accesitario, a la Docente Liliana Melchor Agüero, como candidata representante de docentes de Artes Plásticas y Visuales para la elección de los mismos ante la Asamblea General ENSABAP”.
-Lo que quise explicar y me parece que todos lo entienden así, es que yo, en mi calidad de accesitario, inscribía a Liliana como candidata representante de los docentes etcétera. Nótese que el sustantivo “accesitario”, encerrado entre dos comas, está escrito el género masculino, y es quien ejecuta la acción del verbo, o sea “Inscribir”, y quien estaba inscribiendo a Liliana era yo, desde el momento mismo en que soy yo quien firma el referido FUT con mis datos personales en la presentación del documento.
-Antes de presentar el FUT en mesa de partes, lo expuse a tres miembros del Comité Electoral, Rosa Girón , María Ordinola y Alberto Espinoza, para verificar que no se cometía ningún error, los tres me dieron su aprobación.
-Sin embargo, en un alarde del dominio de los recursos extremos y de los manotazos de ahogado, a alguien se le ocurrió leer mi párrafo así:Inscribir, en calidad de accesitaria a la Docente Liliana Melchor Agüero, como candidata representante de docentes de Artes Plásticas y Visuales para la elección de los mismos ante la Asamblea general ENSABAP.
–O sea, donde escribí “accesitario” alguien leyó “accesitaria”, mediante la ingeniosa criollada de acercar la segunda coma a la “o” y transformarla en “a”. Pero entonces, qué hace una coma después del verbo “Inscribir”, no tendría sentido, partiría la oración. Eso no importa, serían errores del analfabeto que la redactó. Y listo el pollo; no hay nada más que decir, en realidad Liliana habría sido inscrita como accesitaria y así lo determinó el Comité Electoral en el mismísimo momento de terminar el escrutinio de votos, o sea a destiempo y cuando todos ya habían votado por representantes, no por accesitarios. ¿Indicio de fraude? Claro que sí.
-Sobre el término “accesitario” he de decir que no tiene lugar en el diccionario de la RAE, al parecer es de uso local y en especial en el lenguaje político. Sí existe el término “accsésit”, se le entiende como sinónimo de suplente en caso de que el ganador no pueda ocupar el cargo. Según nuestra reglamentación se le otorga a quien alcance la votación inmediata inferior a la del ganador. ¿Por qué me califiqué a mí mismo como “accesitario”. Porque me imaginé que era una derivación del arcaísmo “accésitor”, sustantivo que ya desapareció del diccionario, pero sí lo registra el diccionario enciclopédico Sopena , página 94 del tomo 1, y que explica como “el que anuncia la llegada de un señor”. Por esta razón, yo, lo tomé en el sentido de “anunciador”.
¿Qué me equivoqué? Sí , lo reconozco, y pude haber creado cierta confusión. Pero mi error no da para tanto, menos para torcer la voluntad de la mayoría expresada a través del voto. Por la sintaxis general del párrafo, en especial por su segunda parte, en la que se lee, exprofesamente : “…como candidata representante de docentes de Artes Plásticas y Visuales para la elección de los mismos ante la Asamblea General ENSABAP” , y por el contexto general de las elecciones, que registraba una inscripción anterior, se determina, a las claras, que Liliana pugnaba por un asiento en la Asamblea y no por un cargo accesitario que, ya se sabe, se alcanza automáticamente y no ganando la elección, eso es un contrasentido. Y si había alguna duda con respecto a mi redacción ¿no habría sido lo propio llamarme, a mi celular o buscarme personalmente, y consultarme qué es lo que quise decir? Esa falta de iniciativa por aclarar un término dudoso, persistir en la duda porque se aviene con lo conveniente, es indicio claro de fraude.
-Es en ese momento que Rosa Girón, hasta entonces presidenta del Comité Electoral, renuncia al cargo, en actitud honesta que resalto. Otro indicativo que las cosas se mueven por terrenos pantanosos. ¿Rosa renuncia justo en el momento de redactar resultados los cuales se niega a firmar? Extraño, no?. ¿Esto no nos da derecho, como opinión pública, a sospechar que se está perpetrando un fraude? Sí , rotundamente sí. Y su cargo vacío fue ocupado, ipso facto, por Alberto Espinoza, quien se apresuró, diligentemente, a firmar el comunicado con los resultados fraguados.
-Cuando pregunté quién había dado tan tergiversado significado a mi párrafo, la vaga respuesta fue, “ha sido consultado con los abogados”. El martes 18 pregunté en el Departamento Legal de ENSABAP si ellos habrían recomendado tal interpretación. El abogado Christian Rojas me respondió, tajantemente, que no. ¿Quién, entonces, habría urdido la interesada interpretación de mi párrafo? Marco Gaviño, el reputado abogado Secretario General de la Escuela, confesión salida de su propia boca, esa inolvidable mañana del 18 de diciembre, cuando se acercó a la sala de profesores a buscarme y yo le enrostré la antojada explicación de mi texto. O sea, él sabe mejor que yo lo que yo mismo quiero decir: yo escribo “o” y el lee “a” yo marco una coma y él dice, enfáticamente, que la coma no es coma, si no el rabito de la “a”, yo le digo que he marcado dos comas y el me refuta que es una sola, la primera. ¿Qué haría, entonces, ahí esa coma solitaria? no sabe, asunto mío, será pésima redacción…
-Un momento, ¿No dice el comunicado de la Secretaría General que el Comité Electoral es autónomo? ¿Cómo así recibe y procesa las recomendaciones de Secretaría General? El reputado abogado Marco Gaviño, que es bastante previsible, estará ensayando una respuesta así: La Secretaría General es un órgano consultivo. Sí, claro, consultivo, pero también interesado. Recordemos, la Secretaría General es un cargo de confianza, por lo habitual entregado por el Rector de determinada universidad a un Maestro de su confianza como una forma de honra y reconocimiento. Solo en la ENSABAP, que pretende convertirse en universidad pero que no se porta como tal, el Secretario General en un abogado, ni docente, ni artista, ni bellasartino, un abogado. Y a ese abogado lo colocó el Director General, y ratificó un Consejo Ejecutivo. Entonces el Secretario General podría estar resguardando los intereses de la Dirección, que, a su vez, preside la Asamblea General, no? En aras de la transparencia, el Comité Electoral, si se quiere preciar de ser autónomo, no debería, en lo más mínimo, estar influenciado por la Secretaría General. Otro indicador de manejo nebuloso.
-¿Lo pueden creer? ¿Se puede aceptar? ¿No parece esto una criollada, una palomillada de chico malcriado? Pues es con este argumento baladí, burdo, tirado de los pelos, con esta respuesta pueril, que se nos quiere hacer cree que la actuación de un Comité acéfalo e inmediatamente parchado, legitima un torcido resultado, o sea, haciendo pasar la duda, lo aparente, por verdad y lo escrito sin caligrafía pero peor lectura, por palabra oleada y sacramentada aunque existan, en sentido contrario, indicadores claros e intención manifiesta de Liliana Melchor y mía de una participación justa, democrática y transparente que corone las expectativas de los votantes, a la luz del reglamento electoral hecho, exprofesamente, para elegir representantes, no “accesitarios”, cargo que en ningún momento menciona.
-Y ¿cuál sería el móvil del fraude? Pensemos en un móvil; pues, simplemente, no perder la mayoría de votantes prosélitos a los directivos en las votaciones de Asamblea y seguir manteniendo la hegemonía. Y ¿Para qué? Ah, eso sí, no lo sé, hasta allí llega mi capacidad de duda…piensen ustedes.
-Ahora bien, el miércoles 19, un grupo de trece profesores, que en ese momento pudimos reunir y que son la mitad de los que votaron, firmamos un petitorio para que se respete el resultado de la urna electoral y se concedan los asientos legítimamente ganados por Liliana y por mí. Si las cosas no se enderezan, se tendrá de acudir a un tribunal de conciliación o a un especialista en prevención y solución de conflictos. Nos preguntamos entonces ¿son tan ingenuas, las personas por mí aludidas en este fraude , que creen que cualquier juzgado de cualquier lugar del mundo les va a conceder la razón bajo el argumento de que la “o” no es “o” sino “a” y que la coma es el rabito de la “a”…? Por favor…!
-Otro detalle importante. La OPINIÓN PÚBLICA la integran, también y de manera muy especial, los ESTUDIANTES. Ellos están atentos a los acontecimientos y cuando a algunos les conté el truco de la “o” que se convierte en “a” gracias a la proximidad de una coma que deja de serlo para transformarse en rabito, simplemente se han reído. Ellos pensarán: nuestros docentes, los mismos que nos hablan de ciudadanía y de transparencia, ¿actúan de esta forma? Hay que tener cierto pudor, un poquito más de escrúpulos antes de argumentar con cualquier viveza criolla. Los estudiantes nos están observando y nada más lamentable que un docente que pierde prestigio ante el estudiantado.
-Todo parece indicar que estamos ante un fraude que, como parte de la OPINIÓN PÚBLICA y en ejercicio de mi derecho, lo expreso libremente, sin deshonrar a autoridades, ni a la institución, todo lo contrario de lo que acusa el Comunicado de la Secretaría General, quien también nos recuerda, ociosamente, que espera que asumamos las responsabilidades de nuestra acciones; ante tal desafío debo manifestar que aquí, los docentes bellasartinos, somos damas y caballeros a carta cabal y siempre damos la cara y asumimos las consecuencias de nuestros actos.
Atentamente:
José Santos Altamirano
Docente Bellasartino.