Quien no recuerda uno de sus más emblemáticos lemas: El canal con alma. Hoy RBC Televisión ya no tiene más alma, ni legítimos propietarios; y está a merced de los mejores postores.
Ricardo Belmont Cassinelli es un personaje popular en la capital limeña; hijo de un prominente empresario que tuvo visión, y que creó por primera vez el canal 11 de televisión en el año 1966. Posteriormente, en el régimen del gobierno militar del general Velasco Alvarado en 1971 el canal le fue expropiado a Belmont padre; y la historia de la televisora dio un giro insospechado.
Resulta que Ricardo Belmont Cassinelli ese chico colorado con fisonomía de Archie, y consumado deportista; inmediatamente cobró notoriedad en el mundo de las comunicaciones.
Primero fundó un sintonizado programa de radio de corte social llamado “Habla el pueblo”; donde abría los teléfonos para que la gente de a pie denuncie los abusos a los que eran sometidos por parte de autoridades, entre otras quejas.
De ahí que en adelante a Belmont se le llamaba Hermanón; pues, ese muchacho pituco que había residido desde niño en la avenida Javier Prado Oeste en San Isidro (la zona más ficha) rápidamente cogió cayetano, pues desde muy joven transitó por los barrios más picantes como La Victoria, Surquillo, y el propio puerto en El Callao. De ahí que se le pegó la criollada limeña, con los habituales argots del populorum, e incluso con quimba de faite.
El Colorao, o Hermanón, como en adelante le decía la gente cuando se lo encontraban en las calles capitalinas, incluso fue promotor del boxeo; recuerdo que bajo su patrocinio el pugilista Marcelo Quiñones logró nada menos que el titulo sudamericano en el año 1976. Además, Belmont ya era un conocido conductor de televisión por su programa A fondo donde entrevistaba artistas de la talla de Mario Moreno Cantinflas, Susana Jiménez e incluso, el divo español Julio Iglesias; pero el gran salto a la popularidad con un enfoque social y solidario lo dio con la Teletón.
En efecto, el hermanón fue el fundador de una de las cruzadas más solidarias por los niños del Hogar Clínica San Juan de Dios; y desde ese 11 de diciembre de 1981 nació la Teletón que era una especie de emulo de un formato que se venía dando en Chile.
El éxito, y lo increíble de las recaudaciones y donaciones solidarias hicieron que en ese momento Belmont se vuelva el personaje amado por el pueblo, y cuya credibilidad ya llegaba hasta las estrellas. Entonces se le ocurrió la gran idea…Belmont quiso volver por la puerta grande, pero con un canal propio, porque ya estaba cansado de lidiar con esos insoportables broadcasters que se dirigían hacia él con aire de monarcas; como Papaupa Genaro Delgado Parker y Nicanor Gonzales; no se olviden del entretenido: Sábados de Belmont, y El Cielo es el límite; ambos programas concursos de cultura general que al menos eran más interesantes que las basuras televisivas llamadas realities que hoy llenan los bolsillos de dinero a sus productores.
RBC Televisión, cuya denominación empresarial es Red Bicolor de Comunicaciones S.A.A, inició su trasmisión en diciembre de 1986; todo estaba bien, incluso se vendía la idea de ofrecer a la teleaudiencia una programación más cultural e inclusiva; no obstante, Belmont no tenía toda la plata para poder reabrir un canal de televisión que cuesta muchos millones de dólares.
Entonces ¿cómo lo hizo? Como dicen los charapas, “De la plata, su pueblo”. ¿Cómo así? Belmont acudió a sus seguidores, a esos ancianos que en la calle le abrazaban; a esas amas de casa que lo veían en la Teletón amanecerse durante toda la emisión, y a esos incondicionales radioescuchas que podían dialogar con él en Habla el pueblo a través del hilo telefónico.
Accionariado difundido fue la figura legal que el Colorao aplicó para poder captar nuevos accionistas, y así poder obtener los millones suficientes para lograr el sueño. Entonces abierta la convocatoria, se requirió de socios, de miles de socios. Cada acción adquirida para ser socio del Hermanón costaba solamente un dólar americano, y si querías cien acciones, tenían que ser cien dólares, y así sucesivamente.
El hecho es que el populorum se puso la camiseta por Belmont, y formaron interminables colas en las afueras de la sede de la avenida Manco Cápac para dar sus aportes y convertirse desde ese momento en errebecistas; pero estamos hablando de que hubieron clanes familiares que aportaron hasta 5 mil dólares, Finalmente fueron 186 mil familias las que se hicieron socias, aunque luego salieron con que eran 110 mil, y últimamente se dice que 50 mil. El hecho es que cada vez que alguien le toca ese tema al Hermanón, inmediatamente se empincha y te hace la bronca; como la vez que se picó en un programa pasado de Jaime Bayly y no tuvo más argumentos que decirle Cabro.
Pero el Colorao se las trae; y a finales del ochenta se le ocurrió formar un movimiento político llamado Obras cuyo símbolo era un arbolito, entonces, organizó un gran mitin en la Plaza Manco Cápac de La Victoria que reventó de gente, y al poco tiempo fue elegido Alcalde de Lima, y con reelección incluida; pero Alberto Fujimori que en aquella época estaba gozando del botín Perú como mandatario, le chantó un Decreto 776, que le impedía como alcalde recabar más fondos para terminar el resto de obras proyectadas en Lima Metropolitana, y así le mató las aspiraciones de querer ser el nuevo presidente en el año 95. No obstante, hay que reconocer que el Hermanón no fue un mal alcalde; e hizo emblemáticas obras urbanas y viales que hasta nuestros días alivian nuestros recorridos automotrices; y como premio su gran amigo el desaparecido gordo Thorndike le escribió una biografía, precisamente con el título: El hermanón.
El canal 11 ya está a punto de venderse
RBC ya está a la venta, y corporaciones como TV Azteca de México; el Grupo Cisneros de Venezuela, el Grupo Capuñay, Grupo Wong, y Latina, están interesadas en adquirirlo. Se dijo que el grupo Telefónica estaba a punto de cerrar la transacción, el hecho es que la transnacional española emitió un comunicado oficial donde descartan dichas aseveraciones.
Para nadie resulta verosímil que el Colorao quiera deshacerse de un medio que defendió con dientes y uñas, y que le costó tanto esfuerzo, claro está, conjuntamente con el dinero de los errebecistas. Definitivamente que no, aquí Ricardo Belmont Casinelli no está vendiendo el canal 11.
El que está ofreciendo en venta el canal es Ricardo Belmont Vallarino, más conocido como Ricky; nada menos que su hijo, acompañado de su hermana Lucienne Belmont Vallarino que hoy son los accionistas mayoritarios de la empresa. Alguien podría pensar que Ricky como heredero forzoso ostenta esa condición civil para poner en venta su dizque canal, porque el padre bajo consentimiento le dio en vida su legítima herencia; pero no es así.
El hecho es que Ricky Belmont le quitó el canal a su padre; recuerden que en el mes de abril del año pasado hubo el primer intento de tomar por la fuerza las oficinas del canal de la avenida Manco Cápac, e incluso el propio Colorao que se hallaba sumamente desconcertado subió un video en las redes sociales donde se le veía muy consternado afirmando que detrás de toda esa intervención oscura estaba una persona muy querida y cercana, y que tenía el patrocinio de un estudio de abogados muy poderoso como el estudio Pizarro. Hasta ese momento él tenía la vergüenza de afirmar que esa persona usurpadora era su propio hijo.
En los meses posteriores la batalla se volvió campal; porque los matones de Ricky Belmont irrumpieron en la planta de trasmisores del Morro Solar para invadir sus instalaciones; de esa forma, y luego de agredir al personal de seguridad tomaron el control de la televisora. Posteriormente al Colorao no le quedó más remedio que reconocer que el usurpador fue su propio hijo primogénito: “Creo que es un tema emocional, que tiene que ver con una actitud pero no pensé que mi hijo tan querido a quien le di el manejo de mis propiedades pretenda quedarse con todo de la noche a la mañana». Por fuentes allegadas se dice que el Hermanón interpuso a su hijo un proceso civil de exclusión por indignidad.
Sin duda el canal 11 de prolongada antena fría, y que incluso fue la escuelita de varios periodistas y conductores, esta vez, y en las manos de quien caiga, se convertirá en una antena mediática que propalará programas para satisfacer las arcas de esos nuevos comerciantes llamados broadcasters.