Política
Presentan PL para que personas con discapacidad paguen solo la mitad de sus pasajes aéreos
Iniciativa de la legisladora Hilda Portero detalla que eso beneficiaría a cerca de tres millones de personas con discapacidad.

El Perú no es un país amigable con las personas con discapacidad; eso se refleja a primera vista en sus calles, transporte público, en sus infraestructuras, edificios y centros de recreación como las plazas o parques. De acuerdo al último censo del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que data del 2017, en nuestro país se encuentran alrededor tres millones de personas que presentan alguna dificultad que les impide desarrollarse normalmente.
En rigor, son 3 209 261 ciudadanos con discapacidad a lo largo del territorio nacional. De esta cifra alta se revela también que son más las mujeres (1 820 304 ― 56,7%) que los hombres (1 388 95 ― 43.3%) que tienen una limitación permanente.
Bajo ese contexto, la congresista Hilda Portero (Acción Popular) ha presentado un proyecto de ley a fin que las personas con discapacidad tengan un descuento del 50% en la compra de pasajes aéreos, ya sea para vuelos nacionales o internacionales.
La propuesta busca incorporar el inciso 84.3 en el artículo 84° de la Ley N° 27261, Ley de Aeronáutica Civil, a fin de que las empresas públicas o privadas de transporte aéreo otorguen este beneficio a todos los ciudadanos que cuenten con la acreditación respectiva del Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (Conadis).
Asimismo, la modificatoria del citado artículo señala que, en caso de que la persona con discapacidad deba viajar con un acompañante, se debe garantizar a este último la extensión del beneficio del descuento en el pasaje aéreo.
En tanto, se precisa en las disposiciones complementarias finales que el Poder Ejecutivo, en el plazo no mayor de 90 días calendario de publicada la norma, deberá adecuar e implementar las nuevas disposiciones contempladas.

De igual modo, se dispone derogar, modificar o dejar en suspenso las normas que se opongan a lo expuesto en la ley, de ser aprobada.
En la exposición de motivos se señala que lascompañías aéreas, los operadores aéreos y entidades gestoras aeroportuarias deben realizar un esfuerzo económico y de adaptación para lograr que la discapacidad no sea un obstáculo para viajar, ya sea con fines turísticos o no, a fin de integrar de la mejor forma posible a la sociedada este grupo poblacional.
Política
Lima Gris Podcast: López Aliaga en campaña y la falsa promesa de «Lima potencial mundial» [VIDEO]
En nuestro nuevo episodio todo sobre el alcalde de Lima y su sueño de convertirse en el nuevo inquilino de Palacio.

En el primer bloque del podcast de Lima Gris, el conductor Edwin Cavello se preguntó: ¿qué busca realmente el alcalde de Lima? Según él, su objetivo es llegar a la presidencia del país. Cavello también comentó que muchas personas critican al alcalde Rafael López Aliaga, porque mientras debería estar cumpliendo sus funciones como autoridad municipal, está enfocado en hacer campaña política.
A pesar de esas críticas, al alcalde no parece importarle. Sigue viajando por distintas regiones del país, como Loreto, la sierra y el sur del Perú, dejando de lado su responsabilidad en Lima, añadió Cavello.
Por otro lado, el panelista Luis Felipe Alpaca fue muy crítico con la actual gestión del alcalde. Señaló que no se puede permitir que un político vuelva a engañar a sus votantes. También dijo que desde que Rafael López Aliaga llegó a la Municipalidad de Lima, empezó a hacer campaña presidencial usando los colores de su partido, algo que la ley prohíbe.
Alpaca mencionó que el alcalde actúa con total impunidad. A pesar de sus acciones políticas mientras ocupa un cargo público, ni la Contraloría, ni la Procuraduría, ni el Jurado Nacional de Elecciones han hecho algo o iniciado una investigación.
Finalmente, Alpaca cuestionó la ética del alcalde. Dijo que no es correcto que una persona se postule para un cargo público, gane con el voto de la gente, y luego lo abandone para intentar conseguir uno más alto.
Aquí el video del podcast sobre el alcalde de Lima Rafael López Aliaga.
Política
El crimen avanza y el gobierno extiende ‘estado de emergencia’ sin resultados
El fracaso del gobierno de Dina Boluarte frente a la inseguridad ya se consolidó. Y ha convertido el estado de emergencia en una rutina ineficaz, sin estrategia real, ni voluntad política para enfrentar con seriedad a la delincuencia que azota al país.

El gobierno de Dina Boluarte ha vuelto a extender, por 30 días más, el estado de emergencia en ocho distritos de Lima Metropolitana y en el Callao. El Decreto Supremo n.º 083-2025-PCM, publicado el 15 de junio, confirma que la medida seguirá vigente en Ate, Carabayllo, Comas, Puente Piedra, San Martín de Porres, San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador y la Provincia Constitucional del Callao.
Pero tras más de medio año bajo estas disposiciones excepcionales, la pregunta es inevitable: ¿ha servido de algo? La respuesta, respaldada por la percepción ciudadana, es un rotundo no.

Los índices de criminalidad no han disminuido de forma significativa. Robos a plena luz del día, extorsiones, sicariato y cobros de cupos siguen siendo pan de cada día. Mientras tanto, el gobierno repite la misma fórmula fracasada: más presencia militar en las calles, más restricciones a motos lineales, y ningún cambio estructural en inteligencia policial, prevención del delito o reforma institucional.
Dina Boluarte y su gabinete Arana pretenden mostrar firmeza con uniformes y patrullajes, pero en realidad están administrando la inseguridad con medidas populistas e ineficaces. La militarización temporal no soluciona el colapso de comisarías, la infiltración criminal en gobiernos locales, ni la falta de recursos para investigaciones serias.
Además, continúan restringiendo a los motociclistas —pero no hacen redadas diarias para atrapar a los verdaderos criminales y requisitoriados. Es decir, el gobierno sigue sin atacar a las verdaderas mafias organizadas.
El estado de emergencia ha dejado de ser una herramienta legal para convertirse en una cortina de humo. La incapacidad del Ejecutivo para dar una respuesta integral a la violencia urbana solo profundiza la desconfianza ciudadana. Si la presidenta Dina Boluarte no cambia de estrategia, no solo prolongará un estado de emergencia inútil: prolongará también el desgobierno.
Política
Cecilia Cebreros, esposa de César Azabache, le cerró la puerta a fiscal Patricia Benavides
Asesora de comunicaciones de Delia Espinoza obstaculizó ingreso de Benavides para que retome sus funciones como cabeza de la Fiscalía de la Nación.

Si Dina Boluarte tiene ‘escuderos’ capaces de poner el pecho por su patrona, Delia Espinoza, hasta hace unas horas fiscal de la Nación, también cuenta con sus peones que no se ruborizan en lo más mínimo en salir en defensa de su jefa, pues si cae ella es posible que pierdan sus puestos de trabajo. Guerra de clanes, dirán algunos, lo cierto es que tal institución se ha convertido en un botín que no se encuentran dispuestos a dejar de manera pacífica.
Tras una resolución de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), Patricia Benavides fue repuesta como fiscal de la Nación, y por ello ayer se apersonó al piso nueve de la Fiscalía de la Nación para asumir de manera formal sus funciones, sin embargo, ya se había corrido la voz de impedir su ingreso sea como sea.
“Un favor, de tu área todo el personal administrativo que pueda y quiera solidarizarse con la doctora Delia que venga al piso 9. Una cuestión de apoyo. ¡Urgente, corriendo!», fue el mensaje que se difundió por las distintas oficinas para convocar a los allegados a Delia Espinoza, según información del diario Expreso.
Es así que en imágenes filtradas por la empresa de seguridad del Ministerio Público se observa cómo Cecilia Cebreros, esposa del abogado César Azabache, le cierra la puerta de ingreso a Patricia Benavides. Pero, ¿Quién es precisamente la mujer que mandó a bloquear, cual policía antimotines, el ingreso de Benavides?


Cecilia Cebreros, una mujer afortunada
Dos semanas atrás, Lima Gris informó sobre la increíble suerte que tiene Cecilia Cebreros, quien es nada menos esposa del conocido abogado penalista César Azabache, defensor de varias empresas investigadas precisamente por el Ministerio Público.
La comunicadora de profesión no tuvo mucho éxito abriendo varios negocios desde el año 2012, probando mejor suerte en instituciones del Estado. Es así que pasó por la Sunat, por Proinversión, el Minsa, hasta llegar al Ministerio Público, entidad donde permanece hasta la actualidad, trabajando como asesora de comunicaciones de Delia Espinoza.
El detalle de todo esto es que se daría un posible conflicto de intereses al encontrarse ella en la Fiscalía de la Nación y que su esposo sea abogado de empresas actualmente investigadas por dicha institución.

Pero eso no es todo, según el citado medio, así como Cecilia Cebreros hay más personas colocadas en lo más alto de la Fiscalía de la Nación por empresas que contratan millones de soles, de acuerdo a lo manifestado por el exfiscal Rodrigo Rurush.
“El investigador Gino Román ha revelado que la empresa que maneja los videos de seguridad (G4S, de Israel) es propiedad del esposo de una fiscal superior (Carmen Larraín), nombrada por un familiar de un fundador de IDL”, comentó.
Es por ello el interés de varios de los allegados más cercanos de Espinoza por impedir que ella sea retirada de la Fiscalía, incluso han alistado una vigilia a la luz de las velas en los exteriores de esa entidad. A este paso, solo falta que contraten matones y se encadenen con balones de gas en la puerta.
Política
Dina Boluarte y las firmas falsas
¿Gobierna o delega ilegalmente el poder? ¿Quién asumió facultades presidenciales sin autorización expresa? Peritaje concluye que la presidenta Dina Boluarte no habría firmado decreto supremo tras someterse a cirugía estética.

Un peritaje grafotécnico revelado por el programa Cuarto Poder ha puesto en cuestión la legalidad y transparencia de la gestión de la presidenta Dina Boluarte. El informe pericial, de 66 páginas y fechado el 13 de junio pasado, elaborado por el perito Julio Alfredo Espejo Quevedo a solicitud de la Clínica Cabani, concluye que al menos dos firmas atribuidas a la mandataria —incluida la que aparece en un decreto supremo— no corresponderían a su puño gráfico.
«En forma y en características grafointrínsecas son disímiles, no son iguales», explicó el especialista pericial y añadió que ambas firmas, la del decreto y la de la carta del 3 de abril, habrían sido realizadas por la misma persona, distinta a la mandataria.
La gravedad del hallazgo es mayúscula. Una de las firmas apócrifas figura en el Decreto Supremo n.º 017-2023-SA, que modifica el manual de advertencias publicitarias, y habría sido suscrita mientras Boluarte Zegarra se encontraba hospitalizada, tras someterse a una cirugía estética. La otra firma aparece en una carta dirigida a la clínica el 3 de abril. En ambos casos, según el informe pericial, las rúbricas habrían sido realizadas por la misma persona, que no es la presidenta de la República.

¿Quién firmó entonces un decreto con fuerza de ley en nombre de Dina Boluarte? ¿Quién asumió facultades presidenciales sin autorización expresa, ni conocimiento público? La pregunta no solo pone en entredicho la legalidad de un acto gubernamental, sino que socava el ya frágil principio de transparencia que debería regir en el Ejecutivo.
El silencio del Gobierno ante este escándalo es ensordecedor. La respuesta institucional no puede limitarse a tecnicismos ni a desmentidos vagos. Si se confirma que Dina Boluarte no firmó el decreto, estaríamos ante un acto de usurpación de funciones, una falta gravísima en cualquier democracia.
La presidenta, ya desprestigiada por escándalos de corrupción, muertes impunes y un liderazgo erosionado, enfrenta ahora una denuncia que compromete no solo su credibilidad, sino la legalidad misma de su mandato presidencial. Si Dina Boluarte no firmó, alguien lo hizo por ella. Y el país tiene derecho a saber quién fue, por qué lo hizo, y con qué autorización.
Política
Crisis en la Fiscalía: Patricia Benavides volvió al Ministerio Público
Tras ser restituida por la JNJ, la cuestionada exfiscal de la Nación, Patricia Benavides, ingresó a la sede del Ministerio Público en un intento por desalojar por la fuerza a la actual titular del cargo, Delia Espinoza, quien se resistió a salir de la oficina fiscal, por considerarlo un acto autoritario e irregular.

¿El regreso de la impunidad? La reincorporación de Patricia Benavides Vargas al Ministerio Público, tras haber sido suspendida en medio de graves cuestionamientos, es un reflejo preocupante de la fragilidad institucional del sistema judicial peruano. Benavides, exfiscal de la Nación, fue apartada en 2023 por presuntas implicancias en una red de tráfico de influencias y obstrucción a la justicia. Su retorno, aunque legalmente posible por el vencimiento del plazo de suspensión, evidencia la falta de mecanismos firmes para sancionar conductas éticamente reprochables, aunque aún no judicializadas.
Lejos de representar una reivindicación, su reincorporación reaviva las tensiones internas del Ministerio Público y debilita la confianza ciudadana en la imparcialidad y transparencia de esta entidad. Además, proyecta la imagen de una justicia vulnerable a presiones políticas y blindajes institucionales.

En un contexto donde la lucha contra la corrupción debe ser prioridad, este episodio no solo empaña al Ministerio Público, sino que envía un mensaje alarmante sobre la impunidad y la ausencia de consecuencias efectivas para quienes ocupan cargos de poder.
Desde el entorno de la fiscal superior Delia Espinoza se denuncia que el intento de reincorporación de Patricia Benavides no solo carece de respaldo legal formal, sino que constituye un acto de imposición al margen de los cauces institucionales. La presencia de personal de seguridad civil durante el proceso ha sido percibida como una forma de presión irregular e indebida, incompatible con el respeto a la autonomía del Ministerio Público.
Benavides, suspendida previamente por la Junta Nacional de Justicia (JNJ), notificó a Espinoza sobre la resolución que dejaba sin efecto su sanción temporal. En el mismo oficio, exigió que esta se abstuviera de continuar ejerciendo funciones propias del cargo de Fiscal de la Nación, advirtiendo que, de persistir, podría incurrir en faltas disciplinarias e incluso en ilícitos penales. El tono del documento y la forma en que se realizó la notificación han sido interpretados por diversas voces como un intento de intimidación institucional, más que un acto de restitución legítima.
Este episodio evidencia una preocupante pugna de poder al interior del Ministerio Público, y pone sobre la mesa serias dudas sobre el respeto al debido proceso, la legalidad de los procedimientos y la independencia funcional de los fiscales. Lejos de fortalecer la institucionalidad, la forma en que se ha intentado ejecutar la reincorporación de Benavides agrava la crisis de legitimidad en una de las entidades clave del sistema de justicia peruano.
Política
Esposo de la ministra de la Mujer fue absuelto por pérdida de ropa que iba a ser donada [VIDEO]
Eduardo Rodríguez Paz, come, duerme y trabaja gracias a su esposa, la ministra Fanny Montellanos.

El nuevo ‘cosito’. Uno con ‘boquita de caramelo’ y la otra hace mutis total ante las preguntas de la prensa. Él, vistiendo ropa de domingo y yendo al mercado, mientras que ella con vestido y cartera fina saliendo del Congreso de la República luego del voto de confianza. Con estilos diferentes, pero algo les une y es que ambos son marido y mujer a la vista de Dios y sin vergüenza de propios y extraños
Eduardo Rodríguez Paz es nada menos que el esposo de la actual titular del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), Fanny Montellanos, quien se desempeña en esa cartera desde el 31 de enero del año en curso. Sobre ellos el dominical Panorama ha indicado que Rodríguez Paz viene siendo investigado por la pérdida de 358 mil prendas de vestir, valorizadas en más de 598 mil soles, que iban a ser donadas a los niños más pobres del país.
Según cuenta el citado medio, Rodríguez Paz se desempeñaba como encargado de almacén dentro del MIDIS, institución que preside nada menos que su esposa. Es durante ese periodo donde laboraba el esposo de la ministra Montellanos donde ocurre la pérdida de un lote de ropa donada por la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat). En los meses posteriores al envío, Rodríguez Paz iba dando la conformidad de la ropa recibida, pero al momento de realizarse un inventario del lote se descubrió que 358 mil prendas (de las 704 donadas) no aparecían. Es así que la Secretaría Técnica del MIDIS apuntó hacia Rodríguez Paz.
El informe señaló que “no habría controlado todas las acciones del almacén del Ministerio de la Mujer para la recepción y almacenaje de bienes donados por la SUNAT” y calificó su actuación como “una manifestación de negligencia en el desempeño de funciones”.
Cuando todos esperaban la destitución de Eduardo Rodríguez Paz por parte del área de Recursos Humanos del MIDIS, sorpresivamente se decidió absolverlo del caso. Y es que más adelante se supo que los titulares de la Secretaría Técnica y de Recursos Humanos habían sido nombrados por la esposa de este.
La respuesta del MIDIS
Desde el MIDIS han salido a responder que la conclusión a la que llegó la Secretaría Técnica fue que Rodríguez Paz no fue precisamente el responsable de la pérdida, sino que serían otros.

En el comunicado, indican que existieron “irregularidades jurídicas” en el proceso administrativo sancionador, recomendando su archivo.
Hubiese sido bien visto los modales y formalidades que se muestra en este comunicado replicado en el esposo de la ministra Montellano, quien no dejaba de decir lisuras en plena calle al reportero del dominical que solo quería recoger su declaración.
En tanto, poco se sabe de la ropa perdida o presuntamente robada. En ese comunicado oportunamente no se quiso dar el nombre de los responsables o si se vienen implementando nuevas y mejores medidas de seguridad.
Política
Interpelaciones vacías y pactos evidentes en el Congreso del Perú
Lee la columna de Leonardo Serrano Zapata

El Congreso del Perú —ese mausoleo de discursos prefabricados— se vistió de interpelación esta semana. Subieron al patíbulo dos ministros: uno de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja, otro de Energía y Minas, Jorge Luis Montero. Los trajeron para que el país crea que aquí se fiscaliza, que aquí se defiende la dignidad del pueblo. Mentira.
Lo que realmente capturó la atención no fueron las evasivas de ambos funcionarios ni los discursos envalentonados de los que siempre ladran, pero no muerden. Lo que gritaba en silencio eran los escaños vacíos: la huella impune del pacto Ejecutivo-Legislativo, ese matrimonio por conveniencia que ni la prensa de alquiler se atreve a desmenuzar.
Sí, nos vendieron el cuento de que en junio caería la presidente Dina Boluarte —que el cirujano plástico Cavani la tumbaba por abandono de cargo— pero aquí estan: levantando la mano, callando la censura de ministros, cobrando la cuota. El plan de diciembre de 2024, ese que prometía expulsar a la inquilina de Palacio, solo fue gasolina para encender la rabia popular y darle aire a la misma farsa.
En medio de este circo, conviene desempolvar un cadáver legislativo: aquel dictamen de abril de 2022, parido por un fujimorista Hernando Guerra, ya difunto o el dictamen 4030/2022 del congresista Espinoza Vargas, Jhaec Darwin, que prohibía reciclar ministros censurados en otras carteras. Nunca lo votaron. No les convenía. ¿Por qué? Porque sin fichas intercambiables se les acaba el negocio. Nos hubieran ahorrado la presencia de Leslie Urteaga, censurada por su labor en el Ministerio de Cultura, y salvada de ser nuevamente censurada en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social a pesar de la contaminación en los alimentos del programa Wasimikuna y la hospitalización de cientos de estudiantes en Piura y Amazonas. La mayoría en el Congreso solo interpela para la foto y para alimentar sus redes sociales con intervenciones chabacanas y sin argumento.
¿Qué queda de estas interpelaciones? Una verdad desnuda: nadie quiere censurar a nadie porque todos están cobrando su tajada. La democracia hipotecada, la justicia manoseada, la gente ignorada.
Hay que mirar bien esos asientos vacíos: ahí se sientan todos los favores no dichos, las cuotas prometidas, los silencios comprados. Y mientras tanto, el Perú se desangra entre prostíbulos mineros de menores de edad en la Amazonía, leyes engavetadas y discursos que huelen a podrido desde el pasillo hasta el estrado.
Mañana es el día del padre y la madre de los peruanos aún no nos ha puesto padrastro, aunque algunos creen que el padre es el hombre de los chistes semanales, el de «plata como cancha».
Política
La CIDH impone su agenda: Rechaza a amnistía para militares que enfrentaron al terrorismo
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos desacredita decisión del Congreso sobre amnistía humanitaria a militares y policías adultos mayores de 70 años involucrados en acciones contra el terrorismo.

La reciente aprobación en primera votación del proyecto de ley que propone otorgar amnistía a miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y Comités de Autodefensa por su participación en la lucha contra el terrorismo entre 1980 y 2000 ha generado un inmediato rechazo por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Sin embargo, este pronunciamiento vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la autonomía de los Estados para legislar y reconciliarse con su pasado.
El Pleno del Congreso aprobó, con 61 votos a favor, 44 en contra y 3 abstenciones, un dictamen que busca otorgar una amnistía de carácter humanitario a adultos mayores de 70 años —muchos de ellos sin sentencia firme— involucrados en acciones contra el terrorismo. La norma también incluye a aquellos con condena ejecutoriada, siempre que estén en etapa de cumplimiento de sentencia.
Frente a ello, la CIDH expresó su “preocupación” señalando que la iniciativa “pretende beneficiar a personas involucradas en graves violaciones de derechos humanos”, aludiendo a pronunciamientos previos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que consideran inadmisibles las disposiciones de amnistía en casos de desaparición forzada, tortura o ejecuciones extrajudiciales.
No obstante, cabe cuestionar hasta qué punto una entidad supranacional como la CIDH puede —o debe— condicionar las decisiones legislativas de un Estado soberano. La amnistía propuesta no implica impunidad generalizada, sino una medida concreta, acotada en el tiempo y con carácter humanitario. Muchos de los investigados nunca fueron juzgados, y algunos enfrentan procesos judiciales prolongados sin sentencia, en contextos marcados por la politización judicial y vacíos procesales.
El debate no debe centrarse únicamente en los crímenes cometidos, sino también en el derecho del país a reconstruir su memoria histórica desde una visión que no criminalice automáticamente a quienes enfrentaron al terrorismo, muchas veces en condiciones extremas y con escaso respaldo institucional.
La segunda votación del proyecto será decisiva. En juego no solo está una norma legal, sino también la soberanía del Congreso, aunque en reiteradas veces es muy cuestionado, para legislar conforme a los intereses y circunstancias del Perú. La intervención de organismos internacionales debe equilibrarse con el respeto al principio de autodeterminación de los pueblos y al debido proceso.
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