Literatura
PLACERES ONÍRICOS: OTRO CUENTO NAVIDEÑO
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13 años agoon
OTRO CUENTO NAVIDEÑO
Escribe Luis Chávez
Doménico se echó a llorar como un párvulo, y Fiodor en su condición de amigo mayor, le advertía que el mundo es tan maravilloso como para darle la espalda a causa de un desamor.
— ¿Cómo puede ser posible? Antes, ella aceptó mis sentimientos, y ahora simplemente me manda al olvido, espetándome en mi propia cara que nunca sintió algo por mí, que cuanto más lejos me encuentre, más felicidad va a encontrar— que injusta es la vida. Reclamaba Doménico.
— ¡Por Dios Doménico!, no debes cerrar los ojos a la realidad, pues la vida es dadivosa contigo; te ha dado aire en tus pulmones, y un corazón para desplegar amor a todo ser vivo. Por ello debes ser agradecido, porque en alguna parte de la tierra, siempre habrá alguien que querrá sacrificarse por ti.
—No lo creo Fiodor— si alguna vez hubo alguien; fueron mis padres, pero ellos ya no están conmigo, me los arrebató la eternidad. Es por eso que ya no quiero amar nunca más a nadie.
—Entiendo tu dolor, pero el tiempo y la distancia sabrán remediarlo, eso te lo aseguro, no hay mujer que merezca tanto llanto como el que tú manifiestas ahora.
Los dos amigos estaban en las vísperas de la noche de navidad, y se alistaban a cenar en casa de los padres de Fiodor, que habían preparado un enorme pavo en zumo de naranjas. Doménico consiguió reponerse un poco, y Fiodor no desaprovechó la oportunidad para narrarle algo.
—Querido amigo, te quiero tanto como para no permitir que te aflijas por asuntos que tendrán que haber quedado en el pasado. Hoy va ser navidad, y tendremos que hacer un brindis por nosotros y por la felicidad de todos los que nos rodean, porque aunque no lo creas, todos estamos rodeados de venturas y desdichas, eso es parte del juego mundano; es como una especie de equidad social.
—Creo que te entiendo querido amigo— respondió Doménico — pero no creo poder reponerme de tan dolorosa estocada que me han dado en el corazón.
—Aguarda solo un poco— dijo Fiodor —te contaré la historia de un dublinés que conoció mi abuelo cuando se fue al viejo mundo. Este dublinés era un personaje tan fascinante que llenaba salas de teatros con sus conferencias y exposiciones, y aunque únicamente hablaba de los temas cotidianos que eran muy familiares para las personas, algunos no dejaron de preguntarse: por qué tenía tantos seguidores. Es por eso que, muchos proletarios y hasta señoritos ricos lo honraban con dotes y cenas pomposas con el único objeto de tenerlo muy cerca de ellos.
Pero hubo un día que oscureció para el dublinés, pues me contó mi abuelo que también fue presa de una decepción amorosa, y víctima de un escándalo de tremenda magnitud; que fue a parar a prisión.
Así, el dublinés que tanto tuvo en la vida; no estaba dispuesto a perder todo lo que había ganado. Por ello intentó reponerse, y empezó a escribir como nunca lo había hecho. Y en sus historias supo plasmar sus vivencias entremezcladas con sus sueños que aún se mantenían vivos, y que le sirvieron para dejar en el pasado todo suceso malo y desafortunado. Y entre ellas, está la historia de un estudiante enamorado que no supo ver más allá de sus narices. El relato se llama:
EL RUISEÑOR Y LA ROSA
—Dijo que bailaría conmigo si le traía rosas rojas—exclamó el joven estudiante—, pero no hay rosas en mi jardín.
Desde su nido en lo alto de la encina, lo oyó el ruiseñor. Miró entre las hojas y se puso a pensar.
— ¡ni una rosa roja en todo mi jardín! — dijo el joven estudiante, y sus bellos ojos se llenaron de lágrimas—. ¡Ah! ¡La felicidad depende de cosas tan insignificantes! He leído las obras de los hombres sabios y conozco todos los secretos de la filosofía, y sin embargo, por falta de una rosa roja, mi vida es una desgracia.
—He ahí, al fin, un verdadero enamorado —dijo el ruiseñor—. Le he cantado noche tras noche, a pesar de que no lo conocía; conté su historia a las estrellas noche tras noche, y ahora lo veo. Sus cabellos son obscuros como la flor del Jacinto, y sus labios rojos la rosa de su deseo, pero la pasión le ha dado a su rostro la palidez del marfil, y la pena le ha dado una marca en la frente.
—El príncipe da un baile mañana por la noche —susurró el joven estudiante—, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré entre mis brazos. Apoyará la cabeza en mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín, de modo que me sentaré solo y ella no me mirará. No me prestará atención y mi corazón se hará trizas.
—He aquí, realmente, el verdadero enamorado —dijo el ruiseñor—. Cuando canto, él sufre; mis alegrías son sus penas. Sin duda, el amor es una cosa maravillosa. Es mas precioso que una esmeralda, más caro que el más fino de los ópalos. Ni las perlas ni los rubíes, pueden comprarlo, ni se halla expuesto en el mercado. Los mercaderes no lo venden, ni puede pesarse en una balanza a cambio de oro.
—Los músicos se acomodaran en la galería— dijo el joven estudiante— y tocarán sus instrumentos de cuerdas, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Danzará con tanta ligereza, que sus pies no tocarán el suelo, y los cortesanos de ropajes vistosos la abrumarán con sus atenciones. Pero no bailará conmigo, porque no tengo una rosa roja para ofrendarle. —se dejó caer en la hierba, escondió el rostro entre las manos y lloró.
— ¿Por qué llora? —preguntó una pequeña lagartija verde, mientras pasaba a su lado con la cola levantada.
— ¿Por qué, en verdad? —dijo una mariposa, que revoloteaba en un rayo de sol.
— ¿Por qué, en verdad? —le susurró una margarita a su vecino, en voz baja.
—Llora por una rosa roja —dijo el ruiseñor.
— ¿Por una rosa roja? —exclamaron— ¡Qué ridículo! —Y la pequeña lagartija, que era un poco cínica, lanzó una carcajada.
Pero el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del estudiante, y se mantuvo silencioso en la encina, pensando en el misterio del amor.
De pronto, desplegó sus alas oscuras para emprender el vuelo y se remontó por los aires. Atravesó el bosque como una sombra, y como una sombra planeó sobre el jardín.
En el medio del prado había un bellísimo rosal. Al verlo, voló hacia él, y se posó en una rama.
—Dame una rosa roja —le imploró—, y te cantaré las canciones más dulces.
Pero el rosal sacudió la cabeza.
—Mis rosas son blancas —le respondió—, tan blancas como la espuma del mar y más blancas que la nieve de las montañas. Pero ve a buscar a mi hermano, él que crece alrededor del viejo reloj de sol. Quizás él pueda darte lo que quieres.
Entonces, el ruiseñor voló hasta el rosal que crecía alrededor del viejo reloj de sol.
—Dame una rosa roja —suplicó—, y te cantaré las canciones mas dulces.
Pero el rosal sacudió la cabeza.
—Mis rosas son amarillas —le contestó—, tan amarillas como los cabellos de la sirena sentada en su trono ámbar, y más amarillas que el narciso que crece en el prado antes que lo siegue la hoz. Pero ve a buscar a mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante. Quizás él pueda darte lo quieres.
Entonces el ruiseñor voló hasta el rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.
—Dame una rosa roja —le rogó—, y te cantaré las canciones más dulces.
Pero el rosal sacudió la cabeza.
—Mis rosas son rojas —le contestó—, tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los grandes abanicos de coral que ondean y ondean en las profundidades del mar. Pero el invierno ha helado mis venas, y la escarcha ha destruido mis capullos, y la tormenta ha roto mis ramas, y no tendré rosas éste año.
— ¡Una rosa roja es lo único que quiero! —exclamó el ruiseñor— ¡Solo una rosa roja! ¿Hay algún modo de conseguirla?
—Sí, lo hay —contestó el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.
—Dímelo —respondió el ruiseñor—, No tengo miedo.
—Si quieres una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que crearla con música a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en una espina. Cantarás para mí toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida corra en mis venas y se convierta en la mía.
—La muerte es un precio muy alto para una rosa roja —se lamentó el ruiseñor—, y todos amamos la vida. Es agradable posarse en los arboles verdes y observar el sol en su carruaje de oro, y la luna en su carruaje de perlas. Dulce es el aroma de los espinos, dulce son las campanillas azules que se ocultan en el valle y los brezos que se mecen en las colinas. No obstante, el amor es más importante que la vida. ¿Y que es un corazón de un pájaro comparado con el corazón de un hombre?
Desplegó sus alas oscuras para emprender el vuelo, y se remontó por los aires. Atravesó el jardín como una sombra, y como una sombra planeó sobre el bosque.
El joven estudiante seguía recostado en la hierba, donde el ruiseñor lo había dejado. Aun no se le habían secado las lagrimas que empañaban sus bellos ojos.
—Sé feliz —exclamó el ruiseñor— sé feliz. Tendrás tu rosa roja. Yo la crearé para ti cantando mis melodías a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que te pido a cambio es que seas un verdadero enamorado, pues el Amor es más sabio que la Filosofía, aunque ella sea más sabia y más grande que el Poder, a pesar de que él también es extraordinario. Sus alas relucen con el color del fuego y su cuerpo tiene el colorido de las llamas. Sus labios son dulces como la miel y su aliento sabe a incienso.
El estudiante levantó la vista de la hierba y se puso a escuchar, pero no llegaba a entender lo que el ruiseñor le estaba diciendo, pues solo podía comprender las cosas escritas en los libros.
Sin embargo, la encina comprendió y sintió una gran tristeza, porque quería mucho al pequeño ruiseñor que había construido su nido en sus ramas.
—Cántame una última canción —susurró—. Me sentiré muy sola cuando te hayas ido.
Y así, el ruiseñor le cantó a la encina, y su voz era como el agua burbujeante de una jarra de plata.
Cuando hubo terminado su canción, el estudiante se puso de pie, y sacó un cuaderno y un lápiz de grafito del bolsillo.
— El ruiseñor tiene bellas formas —se decía, mientras paseaba por el bosque—, no puedo negarlo. ¿Pero tendrá sentimientos? Me temo que no. En realidad, es que como la mayoría de los artistas: tiene estilo, pero no es sincero. Nunca se sacrificaría por los demás. Solo piensa en su música, y todo el mundo sabe que las artes son egoístas. Aun así, hay que admitir que posee hermosas notas en su voz. Lástima que no tengan sentido o alguna utilidad.
Regresó a su habitación y se acostó en su camastro. Se puso a pensar en su amada, y al poco rato se durmió.
Cuando la luna brilló en los cielos, el ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho en la espina. Cantó toda la noche con el pecho recostado en la espina, y la helada luna de cristal se inclinó para escuchar su melodía. Cantó toda la noche, y la espina perpetró cada vez más hondo en su pecho, mientras se le agotaba la sangre y la vida.
Primero cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y una chica. En la rama más alta del rosal, floreció una rosa espléndida, pétalo a pétalo, canción tras canción. Al principio era pálida como la niebla que flota sobre el rio, pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas del amanecer. Igual a la sombra de una rosa en un espejo de plata, igual a la sombra de una rosa en una laguna, igual era la rosa que floreció en la rama más alta del rosal.
Pero el rosal le gritó al ruiseñor que se arrimara más contra la espina.
—Arrímate más, pequeño ruiseñor, o llegará el día antes de que la rosa quede terminada.
Entonces el ruiseñor se arrimó contra la espina, y su canto creció poderoso, porque alababa el nacimiento de la pasión en el alma de un mancebo y su doncella.
Y un delicado rubor sonrosado apareció en los pétalos de la rosa. De la misma manera que brota el rubor en el rostro del novio cuando besa los labios de su amada. Pero la espina no había llegado todavía hasta el corazón del ruiseñor, así que el corazón de la rosa seguía siendo blanco, porque solo la sangre del corazón de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al ruiseñor que se arrimara más contra la espina:
—Arrímate más, pequeño ruiseñor, o llegará el día antes de que la rosa quede terminada.
Entonces, el ruiseñor se arrimó más contra la espina y la espina tocó su corazón; súbitamente un dolor atroz surgió de sus entrañas. Amargo, amargo era el dolor, y más ardiente se volvió el canto porque alababa el amor que la muerte perfecciona, el amor que no se extingue en la sepultura.
La maravillosa rosa enrojeció, como la rosa del cielo oriental. Roja era la banda de pétalos, y rojo como el rubí era el corazón.
Pero la voz del ruiseñor desfalleció, sus pequeñas alas empezaron a batir y los ojos se le nublaron. Su canto se fue debilitando y sintió que algo le atravesaba la garganta.
Entonces lanzó su último destello de música. La luna blanca lo oyó, y olvidando el amanecer, permaneció en el cielo. La rosa roja lo oyó, y temblando extasiada, abrió sus pétalos en el aire frio de la mañana. El eco lo llevó a su caverna purpura, en las colinas, y despertó de sus sueños a los pastores. Flotó a través de los carrizos del rio, que llevaron su mensaje hasta el mar.
— ¡Mira, mira! —gritó el rosal!—. Ya está terminada la rosa.
El ruiseñor no contestó, pues yacía muerto entre las altas hierbas, con la espina atravesada en el corazón.
Al mediodía el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera.
— ¡Qué suerte prodigiosa! —exclamó—. ¡He aquí una rosa roja! Nunca vi una rosa como ésta en toda mi vida. Es tan bella que seguramente tiene un nombre largo en latín.
Y se inclinó y la separó del rosal.
Entonces se puso el sombrero y corrió hacia la casa del profesor con la rosa en la mano.
La hija del profesor estaba sentada en la puerta, enrollando seda azul en un carrete, con su pequeño perro echado a sus pies.
—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó el estudiante—. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. La llevarás esta noche cerca de tu corazón, y mientras bailamos juntos, ella te dirá lo mucho que te quiero.
La chica frunció el ceño.
—Me temo que no combina con mi vestido —respondió—. Además, el sobrino del ministro de la Reina me ha enviado joyas autenticas, y todos saben que las joyas valen más que las flores.
— ¡Oh! ¡Por Dios! ¡Qué desagradecida que eres! —replicó el estudiante, furioso.
Arrojó la rosa a la calle, junto a las alcantarillas, y la rueda de un carro la aplastó.
— ¡Desagradecida! —dijo la muchacha—. Te diré una cosa: eres muy grosero. Después de todo, ¿quién eres? Un simple estudiante. ¡Pichs! No creo que tengas hebillas de plata en los zapatos como las que tiene el sobrino del ministro. —Se levantó de la silla y entró en la casa.
— ¡Qué tontería es el amor! —dijo el estudiante, mientras se alejaba—. No es útil como la lógica porque no demuestra nada; nos habla de cosas que no van a ocurrir jamás y nos hace creer cosas quie no son verdaderas. En realidad, es poco práctico, y como en esta época lo más importante es ser practico, voy a volver a la filosofía y estudiaré metafísica.
Así pues, regresó a su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
OSCAR WILDE.
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—Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.
—¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? —se rió la culebra.
—Así es —afirmó la abeja.
—Pues bien —dijo la culebra—, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si gano yo, te como.
—¿Y si gano yo? —preguntó la abejita.
—Si ganas tú —repuso su enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?
—Aceptado —contestó la abeja.
La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo que hizo:
Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra.
Los muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.
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—Sin salir de aquí.
—¿Y sin esconderte en la tierra?
—Sin esconderme en la tierra.
—Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida — dijo la culebra.
El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos.
La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:
—Ahora me toca a mí, señora culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga «tres», búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!
Y así pasó, en efecto. La culebra dijo rápidamente:» uno…, dos…, tres», y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.
La culebra comprendió entonces que, si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba?
No había modo de hallarla.
—¡Bueno! —exclamó por fin—. Me doy por vencida. ¿Dónde estás?
Una voz que apenas se oía —la voz de la abejita— salió del medio de la cueva.
—¿No me vas a hacer nada? —dijo la voz—. ¿Puedo contar con tu juramento?
—Sí —respondió la culebra—. Te lo juro. ¿Dónde estás?
—Aquí —respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.
¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí que, al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto.
La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida.
La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla.
Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.
Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida.
Nunca, jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio.
Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.
Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:
—No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.
Por Alexander Derek Benites Negrete
Diario 1:
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¡Por fin! Después de años de investigación lo hemos logrado. ¡Creamos la máquina del tiempo! Nos hemos unido las mentes maestras del mundo Matías, Cristel y quien escribe esto, Alexander. Unos villanos, Pepe y Guillermo, también lo lograron, pero ellos han alterado el pasado. Tenemos tiempo limitado para arreglarlo o se alterará el presente. Todo esto estará en 3 diarios: el número uno está a mi cargo, el dos a cargo de Cristel y el tercero a cargo de Matías.
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16/09/1070
Primera parada, estamos aproximadamente por el año 1100 d.c. con los hermanos Ayar; en esta línea temporal, han alterado el canon al convencer a Ayar Manco, Ayar Uchu y Ayar Auca de no encerrar a Ayar Cachi; pero como no sabemos quechua no nos podemos comunicar con ellos.
17/09/1070
Nos quedamos el primer día practicando en duolingo, así que hoy Matías irá a convencerlos de encerrarlo, ya que es peligroso, mientras Cristel y yo nos quedamos protegiendo nuestra pequeña cabaña de madera, que se encuentra en un lugar montañoso, rocoso y con mucho sol, además de que tiene mucha vegetación.
(30 minutos después)
¡Matías ya volvió! Logró convencerlos, ya salvamos una de las líneas temporales, pero Pepe y Guillermo han alterado más……
11/08/1482
¡Hola!, este es el diario dos, soy Cristel y estoy a cargo de este diario, ahora hemos viajado a la época dorada del imperio incaico. En esta línea temporal han destruido los tambos, los cuales tenían muchas reservas de comida y, para rematar, también destruyeron los andenes y las qochas, dejando este imperio en cenizas. Ahora todo se ve gris, el suelo ya no es fértil, etc. Para ayudarlos iremos todos a apoyarlo a reconstruir; si lo hacemos bien, arreglaremos todo en menos de un año, tendremos que viajar por el Antisuyo, Collasuyo, Contisuyo y Chinchaysuyo.
(9 Meses y medio después)
¡Ya acabamos! Fue más fácil al ya saber quechua. Para no alterar el futuro, les dijimos que no nos den reconocimiento alguno; la misión fue un éxito y una delicia, ya que durante nuestra estancia comimos muchos alimentos, algunos de esos alimentos son la papa, el camote, la yuca, el chuño, el maíz, el cuy, la quinua, el pescado, la lúcuma, etc. Ahora sólo nos quedan dos líneas temporales más por salvar.
10/10/1524
En esta línea temporal, el trio de la conquista, conformado por Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, fue convencido de no zarpar por ser muy peligroso. El plan será que Alexander los haga cambiar de opinión, ya que en la vida los riesgos son necesarios.
(30 Minutos después)
¡Funcionó!, Alexander ya volvió y logró convencerlos de partir, la misión fue un éxito. Vamos por la última línea temporal.
08/04/1533
Ya llegamos a la última línea temporal. Estamos en la batalla de los españoles contra los incas, pero antes de que pudiéramos reaccionar encontramos a Pepe. Con un ataque sorpresa, lo lograríamos atrapar. Él me comentó que por más que nos esforcemos no lograríamos cambiar nada porque tenían planes para neutralizar tres de las principales causas de la caída del Tahuantinsuyo, así que tuvimos una reunión de emergencia. Matías comentó que deberíamos dividirnos y lograr que no se ejecutaran los planes. Alexander y yo asentimos con la cabeza. Justo antes de que nos fuéramos comenté: “¡Esperen!, mejor dejemos a Pepe con un aldeano para evitar que escape”.
“Cierto”, dijo Alexander. Así fuimos rápido a dejarlo; luego, nos dividimos de esta manera: Matías se encargará de efectuar la captura de Atahualpa, yo de hacer que los pueblos se unan al imperio español y Alexander de evitar que el chasqui le lleve la información de la cura de las enfermedades al Amauta. El primero en completar su misión fue Matías, ya que le comentó a Francisco Pizarro el plan principal y los planes alternativos de tal forma que ganó mucha confianza y aceptó.
Yo fui la segunda, porque les hice acordar a los pueblos todo lo que sufrieron cuando los conquistaron, y todos nos reunimos para la misión de Alexander, ya que no teníamos forma de saber dónde se encontraba el chasqui o la casa del Amauta. Al final, llegamos después del Amauta y cuando creímos que habíamos fallado, nos dimos cuenta que a Guillermo se le había olvidado traducir todo al idioma quechua, entonces rápidamente nos llevamos las hojas y las rompimos. Misión Completada, además las consecuencias de la caída de este imperio fueron la expansión del castellano y la religión católica, también hay cambios en la gastronomía y finalmente la pérdida de oro y plata.
¡Hi!, el que escribe esto es Matías, el cual está a cargo de este diario. Por fin volvimos a nuestro presente, sólo que nueve meses, dos semanas y tres días después, que es el tiempo que estuvimos en las líneas temporales. Nuestro presente está un poco cambiado, ya que nos demoramos mucho, ahora sólo toca esperar que todo vuelva a la normalidad. Alexander preguntó mientras tanto: “¿Por qué no vemos cómo cambió nuestro presente?”.
“Claro”, respondí. Así que fuimos a ver como cambió, primero observamos que al no zarpar los tres socios de la conquista, no trajeron alimentos esenciales como la lechuga, la uva, la lima (limón), el arroz, el trigo, el ajo, la cebolla, la carne de pollo y de vaca; luego, observamos que si el imperio incaico hubiera caído antes de la conquista por parte de los españoles, no llegarían a conquistar tanto, por lo cual no se juntarían con tantos pueblos, por lo que no tendríamos tan buena gastronomía, ya que este fue de los primeros sincretismos culturales del Perú. Cuando terminamos la caminata, Alexander dijo: “Bueno, finalmente lo logramos sólo queda esperar”.
“Sí”, dijimos Cristel y yo; de repente, Cristel dijo: “¡Esperen!, ¿Qué nos asegura que Guillermo no haya llevado cosas del presente para salvar a Pepe?” Hubo un silencio por unos dos segundos, hasta que comenté: “si ya lo han hecho tenemos que estar preparados, usaremos las botas voladoras y un gancho triple para cada uno, esto todavía no se ha acabado…” (CONTINUARÁ)
(*) Es el autor, nacido el 20 de abril del 2014. No envió su cuento inédito hasta el día de hoy, y espera que sea del agrado de todos.
Literatura
Comenzó la Ruta Lectora en SJL: Biblioteca sobre ruedas de la «Ruriteca Móvil»
Nuevo espacio literario en SJL
Published
2 meses agoon
30/11/2024Con el objetivo de democratizar el acceso al libro y la lectura a la comunidad , la Municipalidad de San Juan de Lurigancho, a través de la Biblioteca Municipal Ciro Alegría inicia el recorrido de su servicio de extensión de biblioteca rodante.
RURITECA MÓVIL recorrerá parques, colegios, losas, barrios llevando lectura, talleres, juegos, para miles de escolares y familias, complementando los servicios culturales que habitualmente ofrece la biblioteca municipal ahora en todas partes del distrito.
La RURITECA MÓVIL, es una iniciativa del Alcalde Jesús Maldonado que surge como una respuesta a la necesidad de fomentar la lectura y la educación en zonas donde hay dificultad a acceso a servicios culturales.
Conoce la ruta lectora de la RURITECA MÓVIL:
📚Viernes 29 noviembre
I.E. Antenor Orrego (Zárate)
8:00 am – 5:00 pm
📚Lunes 02 diciembre
I.E. Micaela Bastidas (Motupe)
9:00 am – 4:00 pm
📚Miércoles 04 diciembre
I.E. Antonia Moreno de Cáceres (Mariscal Cáceres)
9:00 am a 4:00 pm
📚Viernes 6 de diciembre
I.E. 052 José Carlos Mariátegui
(Av. Ampliación Oeste s/n)
10:00 am a 1:00 pm
Turno Mañana primaria
📚Miércoles 11 diciembre
I.E. Gotitas de Amor
(Av. Héroes del Cenepa)
9:00 am – 4:00 pm
📚Jueves 12 diciembre
I.E. San José Obrero
(Mariscal Cáceres)
9:00 am – 4:00 pm
📚Domingo 15 de diciembre
Festival de Mangomarca
Parque Cívico Mangomarca
8:00 am a 9:00 pm
📚Martes 17 de diciembre
I.E. 128 La Libertad
(Urb. Inca Manco Capac)
2:00 pm a 5:00 pm
Turno tarde secundaria
Literatura
Padre e Hija Escritores Peruanos Reciben Distinciones Internacionales
Published
3 meses agoon
29/10/2024En un emotivo evento celebrado en el Hotel Crowne Plaza de Miraflores, el periodista y escritor peruano Richard Morris Riofrio fue reconocido con dos distinciones internacionales por su novela histórica de ficción, “Rosalba de Altagracia”. La Lic. Issa Arguetas tuvo el honor de entregar estos prestigiosos reconocimientos, uno otorgado por la Real Academia de Arte y Literatura, Filial de los Estados Unidos de América, y el otro por el Consejo Mundial de la Paz, en el marco de su participación en el 1er Congreso Mundial de la Paz y las Artes celebrado en Michoacán, México, en 2024.
Richard Morris, quien también es Mensajero para la Paz de la ONU, se encuentra en el proceso de lanzamiento de su nueva novela de autoficción, “La Noticia Inversa”, un proyecto que promete generar un gran impacto en la comunidad literaria. Su compromiso con la paz y la promoción del arte continúa marcando su carrera como escritor.
Por su parte, su hija, Kiara Morris Rodríguez, a sus 13 años, ya es una figura destacada en el ámbito literario. Actualmente, es embajadora cultural del Bicentenario y recibió la Distinción Internacional Infantil Líder de Paz en Ecuador, otorgada por su contribución a la paz y la cultura. Su obra “Érase una vez en Moore” ha sido adaptada al teatro, lo que subraya su talento y su capacidad para conectar con diferentes públicos a través de las artes.
Ambos escritores representan un claro ejemplo del potencial creativo peruano, mostrando que la literatura puede ser un vehículo poderoso para la paz y la cultura. Richard y Kiara se han comprometido a seguir promoviendo el arte y la literatura, con la esperanza de inspirar a las futuras generaciones.
Literatura
Hijo de Mario Vargas Llosa afirma que su padre está bien de salud
Tras la cancelación del viaje de MVLL a Madrid para recibir un homenaje, y luego de filtrarse información que indicaba que su estado de salud se encuentra en un nivel muy delicado, su hijo Álvaro ha salido a responder que el Nobel ha tenido que reducir sus actividades debido a su avanzada edad.
Published
3 meses agoon
18/10/2024El escritor Mario Vargas Llosa no asistió a la gala de la ‘Catedra Vargas Llosa’ en San Lorenzo de El Escorial en Madrid, en la cual iba a ser homenajeado y se quedó en Lima tras cancelar su viaje. En tanto, en su representación asistió su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien aprovechó para afirmar que su padre, se encuentra bien. A pesar que su familia desde hace algunos meses se ha resistido a comentar sobre su real estado de salud.
«Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades y él lo ha hecho», afirmó el hijo del Nobel de Literatura en un acto público.
Álvaro, además mencionó que la familia está “muy unida” y que su madre Patricia, “está muy pendiente de su padre”, y que “probablemente estará en Perú hasta fin de año” y que no puede dar una fecha exacta para su próximo viaje.
Literatura
Han Kang se convierte en la primera escritora surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura
Escritora se impuso a autores como Can Xue, Haruki Murakami o Anne Carson, quienes se encontraban entre los más voceados.
Published
4 meses agoon
10/10/2024Contra todo pronóstico, la Academia Sueca decidió otorgarle el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang, quien fue galardonada “por su intensa prosa poética, que saca a la luz traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según declaró el secretario permanente de la Academia, Mats Malm.
Para los miembros del jurado, la autora ilumina la “conexión entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”, y su “estilo experimental” supone una innovación en la prosa contemporánea.
La escritora de 53 años es hija del también escritor Han Seung –won. Nació en Gwangju en 1970, pero creció en Seúl desde los once años. Estudió Literatura Coreana en la Universidad Yonsej de Seúl y se licenció en 1993. Debutó con poemas que aparecieron en la revista Literatura y Sociedad, pero se dio a conocer como prosista.
En 1994, ganó el premio literario del periódico Seoul Shinmun. Posteriormente, publicó varios volúmenes de relatos. En 1999, ganó el premio a la mejor novela coreana. En 2000, el «Premio para Jóvenes Artistas de Hoy», del ministerio de Cultura y Turismo. Y, por último, en 2005, el premio de Literatura Yi-Sang.
La reciente galardonada con el Nobel de Literatura ha trabajado como periodista para las revistas Water of the Deep Spring, Journal of Publications y Spring. Su primera novela, La vegetariana (2007), fue llevada al cine en 2010 y recibió el prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Está traducida al castellano, al igual que otra novela suya, La clase de griego. En la actualidad, Han enseña escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.
Un galardón inesperado
Como todos los años, las especulaciones sobre los posibles galardonados no se hicieron esperar. El chino Can Xue, la canadiense Anne Carson, el escritor indio-británico Salman Rushdie y el japonés Haruki Murakami eran considerados candidatos prometedores. Algunos se consideran ya eternos favoritos y, una vez más, se han ido con las manos vacías.
Después del Nobel de la Paz, el de Literatura es el más reconocido. Los galardonados y sus editores también se benefician de ello gracias al aumento de la demanda de libros.
Según contó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, cuando llamó a la autora para comunicarle la buena noticia, Han Kang estaba almorzando con su hijo. La escritora ha prometido acudir a Estocolmo para la ceremonia de entrega del galardón, el 10 de diciembre.
Literatura
Jack Martínez, de mototaxista en SJL a ser catedrático de Literatura en Nueva York
Escritor peruano es en la actualidad profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamilton.
Published
5 meses agoon
12/09/2024Sus primeros diez años los pasó en las alturas de La Oroya (Pasco), entre recios obreros de la mina como su padre, bares de mala muerte donde no era extraño ver a uno que otro borrachín, olor a azufre y tierra recién escarbada. La madre de Jack Martínez siempre quiso una mejor vida para su menor hijo; es así que no lo pensó dos veces cuando la empresa donde laboraba su esposo le ofreció vivir en la capital.
Fue así que el pequeño Jack, ya de 11 años, y su madre llegaron al convulso y desordenado distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).
“La primera vez que llegué nos bajamos en lo que era el último paradero de ese arenal, que hoy es la estación Santa Rosa. No recuerdo una noche tan oscura. Sin luz eléctrica, eran chozas y había que tantear con los pies para avanzar y así fue que llegamos. Al día siguiente, al despertar, lo primero que sentí fue el sol terrible sobre la arena (era verano). Fue un choque fuerte. No solo en lo material, sino también en lo cultural”, recuerda Jack.
De esta etapa rescata que pudo conocer un micropaís ahí y crecer con ellos positivamente; “había gente que venía del norte, del sur, de la selva. Gente que se veía diferente a mí y yo diferente a ellos. Crecí junto con el distrito. Recuerdo la primera vez que pusieron el agua y desagüe, fue una fiesta para todos”, relata el escritor para la agencia Andina. Hasta los 16 años, Jack fue parte de la educación estatal, y aunque su vocación y talento no afloraron de inmediato, fue la tradición oral la que lo hizo acercarse a este mundo.
Soñaba con ser periodista deportivo y Ovación era su dial favorito. La academia preuniversitaria era el paso obligado si quería estudiar Comunicación Social en la Universidad San Marcos.
Sin embargo, tuvo un extraordinario profesor que les narraba con gran habilidad diversos contenidos y que una vez delante del jovencísisimo Jack recibió su paga en efectivo.
“Dije , ¡wao! yo quiero que me paguen así… quiero ser profesor. Y comencé a leer. Así postulé a Literatura e ingresé… mis compañeros venían de distintas realidades. Fue impactante ver a compañeros que en lugar de una mochila llevaban sus libros en bolsas de plástico negras y otros que gozaban de muchas comodidades y vivían en lugares que jamás había visitado”. Fueron encuentros que la vida le planteó.
Sin tenerla fácil, en plena crisis, Jack tuvo en aquel entonces trabajar también como mototaxista para solventarse, contando con el apoyo familiar.
De ahí, el Icpna le abriría sus puertas y conocería el mundo de las exposiciones y así pasaron cinco años.
“Un amigo regresó al Perú tras estar becado y él me guió por ese camino y decidí apostar”. Dejó la zona segura, la locura de dejar todo lo establecido e irse a estudiar. “Creo que mi familia pensaba que bromeaba y no me tomaban muy en serio. Igual seguí adelante y cuando llegó el momento le dije a mi novia ´(hoy mi esposa) que me iba y si quería irse también”, recuerda.
“Después de seis años de ese primer viaje, logré invitar a mi mamá. Antes creía seguro que trabajaba en algo más y que lo de la beca era un invento para dorar la píldora, pero luego vio que todo era real”, señala con orgullo tras culminar su maestría en la Universidad de Connecticut.
Al año siguiente, obtuvo otra beca para el doctorado en Northwestern (Chicago). Durante sus años de doctorado, además de investigar y escribir la tesis, publicó su primera novela, Bajo la sombra (2014), que tuvo excelente recepción crítica. En el 2017 se gradúo como doctor y publicó su segunda novela, Sustitución. También ese año empezó como profesor en la Universidad de Hamilton, en Nueva York.
En el 2024 acaba de publicar su tercera novela, Te he seguido. En la Universidad de Hamilton enseña escritura creativa, formando jóvenes escritores. También enseña literatura peruana, promoviendo nuestra rica tradición en los estudiantes estadounidenses.
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