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Literatura

PLACERES ONÍRICOS: OTRO CUENTO NAVIDEÑO

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OTRO CUENTO NAVIDEÑO

Escribe Luis Chávez


Doménico se echó a llorar como un párvulo, y Fiodor en su condición de amigo mayor, le advertía que el mundo es tan maravilloso como para darle la espalda a causa de un desamor.

— ¿Cómo puede ser posible? Antes, ella aceptó mis sentimientos, y ahora simplemente me manda al olvido, espetándome en mi propia cara que nunca sintió algo por mí, que cuanto más lejos me encuentre, más felicidad va a encontrar— que injusta es la vida.  Reclamaba Doménico.

— ¡Por Dios Doménico!, no debes cerrar los ojos a la realidad, pues la vida es dadivosa contigo; te ha dado aire en tus pulmones, y un corazón para desplegar amor a todo ser vivo. Por ello debes ser agradecido, porque en alguna parte de la tierra, siempre habrá alguien que querrá sacrificarse por ti.

—No lo creo Fiodor— si alguna vez hubo alguien; fueron mis padres, pero ellos ya no están conmigo, me los arrebató la eternidad. Es por eso que ya no quiero amar nunca más a nadie.

—Entiendo tu dolor, pero el tiempo y la distancia sabrán remediarlo, eso te lo aseguro, no hay mujer que merezca tanto llanto como el que tú manifiestas ahora.

Los dos amigos estaban en las vísperas de la noche de navidad, y se alistaban a cenar en casa de los padres de Fiodor, que habían preparado un enorme pavo en zumo de naranjas. Doménico consiguió reponerse un poco, y Fiodor no desaprovechó la oportunidad para narrarle algo.

—Querido amigo, te quiero tanto como para no permitir que te aflijas por asuntos que tendrán que haber quedado en el pasado. Hoy va ser navidad, y tendremos que hacer un brindis por nosotros y por la felicidad de todos los que nos rodean, porque aunque no lo creas, todos estamos rodeados de venturas y desdichas, eso es parte del juego mundano; es como una especie de equidad social.

—Creo que te entiendo querido amigo— respondió Doménico — pero no creo poder reponerme de tan dolorosa estocada que me han dado en el corazón.

—Aguarda solo un poco— dijo Fiodor —te contaré la historia de un dublinés que conoció mi abuelo cuando se fue al viejo mundo. Este dublinés era un personaje tan fascinante que llenaba salas de teatros con sus conferencias y exposiciones, y aunque únicamente hablaba de los temas  cotidianos que eran muy familiares para las personas, algunos no dejaron de preguntarse: por qué tenía tantos seguidores. Es por eso que, muchos proletarios y hasta señoritos ricos lo honraban con dotes y cenas pomposas con el único objeto de tenerlo muy cerca de ellos.

Pero hubo un día que oscureció para el dublinés, pues me contó mi abuelo que también fue presa de una decepción amorosa, y víctima de un escándalo de tremenda magnitud; que fue a parar a prisión.

Así, el dublinés que tanto tuvo en la vida; no estaba dispuesto a perder todo lo que había ganado. Por ello intentó reponerse, y empezó a escribir como nunca lo había hecho. Y en sus historias supo plasmar sus vivencias entremezcladas con sus sueños que aún se mantenían vivos, y que le sirvieron para dejar en el pasado todo suceso malo y desafortunado. Y entre ellas, está la historia de un estudiante enamorado que no supo ver más allá de sus narices.  El relato se llama:

EL RUISEÑOR Y LA ROSA

 

—Dijo que bailaría conmigo si le traía rosas rojas—exclamó el joven estudiante—, pero no hay rosas en mi jardín.

Desde su nido en lo alto de la encina, lo oyó el ruiseñor. Miró entre las hojas y se puso a pensar.

— ¡ni una rosa roja en todo mi jardín! — dijo el joven estudiante, y sus bellos ojos se llenaron de lágrimas—. ¡Ah! ¡La felicidad depende de cosas tan insignificantes! He leído las obras de los hombres sabios y conozco todos los secretos de la filosofía, y sin embargo, por falta de una rosa roja, mi vida es una desgracia.

—He ahí, al fin, un verdadero enamorado —dijo el ruiseñor—. Le he cantado noche tras noche, a pesar de que no lo conocía; conté su historia a las estrellas noche tras noche, y ahora lo veo. Sus cabellos son obscuros como la flor del Jacinto, y sus labios rojos la rosa de su deseo, pero la pasión le ha dado a su rostro la palidez del marfil, y la pena le ha dado una marca en la frente.

—El príncipe da un baile mañana por la noche —susurró el joven estudiante—, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré entre mis brazos. Apoyará la cabeza en mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín, de modo que me sentaré solo y ella no me mirará. No me prestará atención y mi corazón se hará trizas.

—He aquí, realmente, el verdadero enamorado —dijo el ruiseñor—. Cuando canto, él sufre; mis alegrías son sus penas. Sin duda, el amor es una cosa maravillosa. Es mas precioso que una esmeralda, más caro que el más fino de los ópalos. Ni las perlas ni los rubíes, pueden comprarlo, ni se halla expuesto en el mercado. Los mercaderes no lo venden, ni puede pesarse en una balanza a cambio de oro.

—Los músicos se acomodaran en la galería— dijo el joven estudiante— y tocarán sus instrumentos de cuerdas, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Danzará con tanta ligereza, que sus pies no tocarán el suelo, y los cortesanos de ropajes vistosos la abrumarán con sus atenciones. Pero no bailará conmigo, porque no tengo una rosa roja para ofrendarle. —se dejó caer en la hierba, escondió el rostro entre las manos y lloró.

— ¿Por qué llora? —preguntó una pequeña lagartija verde, mientras pasaba a su lado con la cola levantada.

— ¿Por qué, en verdad? —dijo una mariposa, que revoloteaba en un rayo de sol.

— ¿Por qué, en verdad? —le susurró una margarita a su vecino, en voz baja.

—Llora por una rosa roja —dijo el ruiseñor.

— ¿Por una rosa roja? —exclamaron— ¡Qué ridículo! —Y la pequeña lagartija, que era un poco cínica, lanzó una carcajada.

Pero el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del estudiante, y se mantuvo silencioso en la encina, pensando en el misterio del amor.

De pronto, desplegó sus alas oscuras para emprender el vuelo y se remontó por los aires. Atravesó el bosque como una sombra, y como una sombra planeó sobre el jardín.

En el medio del prado había un bellísimo rosal. Al verlo, voló hacia él, y se posó en una rama.

—Dame una rosa roja —le imploró—, y te cantaré las canciones más dulces.

Pero el rosal sacudió la cabeza.

—Mis rosas son blancas —le respondió—, tan blancas como la espuma del mar y más blancas que la nieve de las montañas. Pero ve a buscar a mi hermano, él que crece alrededor del viejo reloj de sol. Quizás él pueda darte lo que quieres.

Entonces, el ruiseñor voló hasta el rosal que crecía alrededor del viejo reloj de sol.

—Dame una rosa roja —suplicó—, y te cantaré las canciones mas dulces.

Pero el rosal sacudió la cabeza.

—Mis rosas son amarillas —le contestó—, tan amarillas como los cabellos de la sirena sentada en su trono ámbar, y más amarillas que el narciso que crece en el prado antes que lo siegue la hoz. Pero ve a buscar a mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante. Quizás él pueda darte lo quieres.

Entonces el ruiseñor voló hasta el rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.

—Dame una rosa roja —le rogó—, y te cantaré las canciones más dulces.

Pero el rosal sacudió la cabeza.

—Mis rosas son rojas —le contestó—, tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los grandes abanicos de coral que ondean y ondean en las profundidades del mar. Pero el invierno ha helado mis venas, y la escarcha ha destruido mis capullos, y la tormenta ha roto mis ramas, y no tendré rosas éste año.

— ¡Una rosa roja es lo único que quiero! —exclamó el ruiseñor— ¡Solo una rosa roja! ¿Hay algún modo de conseguirla?

—Sí, lo hay —contestó el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.

—Dímelo —respondió el ruiseñor—, No tengo miedo.

—Si quieres una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que crearla con música a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en una espina. Cantarás para mí toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida corra en mis venas y se convierta en la mía.

—La muerte es un precio muy alto para una rosa roja —se lamentó el ruiseñor—, y todos amamos la vida. Es agradable posarse en los arboles verdes y observar el sol en su carruaje de oro, y la luna en su carruaje de perlas. Dulce es el aroma de los espinos, dulce son las campanillas azules que se ocultan en el valle y los brezos que se mecen en las colinas. No obstante, el amor es más importante que la vida. ¿Y que es un corazón de un pájaro comparado con el corazón de un hombre?

Desplegó sus alas oscuras para emprender el vuelo, y se remontó por los aires. Atravesó el jardín como una sombra, y como una sombra planeó sobre el bosque.

El joven estudiante seguía recostado en la hierba, donde el ruiseñor lo había dejado. Aun no se le habían secado las lagrimas que empañaban sus bellos ojos.

—Sé feliz —exclamó el ruiseñor— sé feliz. Tendrás tu rosa roja. Yo la crearé para ti cantando mis melodías a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que te pido a cambio es que seas un verdadero enamorado, pues el Amor es más sabio que la Filosofía, aunque ella sea más sabia y más grande que el Poder, a pesar de que él también es extraordinario. Sus alas relucen con el color del fuego y su cuerpo tiene el colorido de las llamas. Sus labios son dulces como la miel y su aliento sabe a incienso.

El estudiante levantó la vista de la hierba y se puso a escuchar, pero no llegaba a entender lo que el ruiseñor le estaba diciendo, pues solo podía comprender las cosas escritas en los libros.

Sin embargo, la encina comprendió y sintió una gran tristeza, porque quería mucho al pequeño ruiseñor que había construido su nido  en sus ramas.

—Cántame una última canción —susurró—. Me sentiré muy sola cuando te hayas ido.

Y así, el ruiseñor le cantó a la encina, y su voz era como el agua burbujeante de una jarra de plata.

Cuando hubo terminado su canción, el estudiante se puso de pie, y sacó un cuaderno y un lápiz de grafito del bolsillo.

— El ruiseñor tiene bellas formas —se decía, mientras paseaba por el bosque—, no puedo negarlo. ¿Pero tendrá sentimientos? Me temo que no. En realidad, es que como la mayoría de los artistas: tiene estilo, pero no es sincero. Nunca se sacrificaría por los demás. Solo piensa en su música, y todo el mundo sabe que las artes son egoístas. Aun así, hay que admitir que posee hermosas notas en su voz. Lástima que no tengan sentido o alguna utilidad.

Regresó a su habitación y se acostó en su camastro. Se puso a pensar en su amada, y al poco rato se durmió.

Cuando la luna brilló en los cielos, el ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho en la espina. Cantó toda la noche con el pecho recostado en la espina, y la helada luna de cristal se inclinó para escuchar su melodía. Cantó toda la noche, y la espina perpetró cada vez más hondo en su pecho, mientras se le agotaba la sangre y la vida.

Primero cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y una chica. En la rama más alta del rosal, floreció una rosa espléndida, pétalo a pétalo, canción tras canción. Al principio era pálida como la niebla que flota sobre el rio, pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas del amanecer. Igual a la sombra de una rosa en un espejo de plata, igual a la sombra de una rosa en una laguna, igual era la rosa que floreció en la rama más alta del rosal.

Pero el rosal le gritó al ruiseñor que se arrimara más contra la espina.

—Arrímate más, pequeño ruiseñor, o llegará el día antes de que la rosa quede terminada.

Entonces el ruiseñor se arrimó contra la espina, y su canto creció poderoso, porque alababa el nacimiento de la pasión en el alma de un mancebo y su doncella.

Y un delicado rubor sonrosado apareció en los pétalos de la rosa. De la misma manera que brota el rubor en el rostro del novio cuando besa los labios de su amada. Pero la espina no había llegado todavía hasta el corazón del ruiseñor, así que el corazón de la rosa seguía siendo blanco, porque solo la sangre del corazón de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.

Y el rosal le gritó al ruiseñor que se arrimara más contra la espina:

—Arrímate más, pequeño ruiseñor, o llegará el día antes de que la rosa quede terminada.

Entonces, el ruiseñor se arrimó más contra la espina y la espina tocó su corazón; súbitamente un dolor atroz surgió de sus entrañas. Amargo, amargo era el dolor, y más ardiente se volvió el canto porque alababa el amor que la muerte perfecciona, el amor que no se extingue en la sepultura.

La maravillosa rosa enrojeció, como la rosa del cielo oriental. Roja era la banda de pétalos, y rojo como el rubí era el corazón.

Pero la voz del ruiseñor desfalleció, sus pequeñas alas empezaron a batir y los ojos se le nublaron. Su canto se fue debilitando y sintió que algo le atravesaba la garganta.

Entonces lanzó su último destello de música. La luna blanca lo oyó, y olvidando el amanecer, permaneció en el cielo. La rosa roja lo oyó, y temblando extasiada, abrió sus pétalos en el aire frio de la mañana. El eco lo llevó a su caverna purpura, en las colinas, y despertó de sus sueños a los pastores. Flotó a través de los carrizos del rio, que llevaron su mensaje hasta el mar.

— ¡Mira, mira! —gritó el rosal!—. Ya está terminada la rosa.

El ruiseñor no contestó, pues yacía muerto entre las altas hierbas, con la espina atravesada en el corazón.

Al mediodía el estudiante  abrió su ventana y miró hacia afuera.

— ¡Qué suerte prodigiosa! —exclamó—. ¡He aquí una rosa roja! Nunca vi una rosa como ésta en toda mi vida. Es tan bella que seguramente tiene un nombre largo en latín.

Y se inclinó y la separó del rosal.

Entonces se puso el sombrero y corrió hacia la casa del profesor con la rosa en la mano.

La hija del profesor estaba sentada en la puerta, enrollando seda azul en un carrete, con su pequeño perro echado a sus pies.

—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó el estudiante—. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. La llevarás esta noche cerca de tu corazón, y mientras bailamos juntos, ella te dirá lo mucho que te quiero.

La chica frunció el ceño.

—Me temo que no combina con mi vestido —respondió—. Además, el sobrino del ministro de la Reina me ha enviado joyas autenticas, y todos saben que las joyas  valen más que las flores.

— ¡Oh! ¡Por Dios! ¡Qué desagradecida que eres! —replicó el estudiante, furioso.

Arrojó la rosa a la calle, junto a las alcantarillas, y la rueda de un carro la aplastó.

— ¡Desagradecida! —dijo la muchacha—. Te diré una cosa: eres muy grosero. Después de todo, ¿quién eres? Un simple estudiante. ¡Pichs! No creo que tengas hebillas de plata en los zapatos como las que tiene el sobrino del ministro. —Se levantó de la silla y entró  en la casa.

— ¡Qué tontería es el amor! —dijo el estudiante, mientras se alejaba—. No es útil como la lógica porque no demuestra nada; nos habla de cosas que no van a ocurrir jamás y nos hace creer cosas quie no son verdaderas. En realidad, es poco práctico, y como en esta época lo más importante es ser practico, voy a volver a la filosofía y estudiaré metafísica.

Así pues, regresó a su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.

OSCAR WILDE.

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Literatura

Padre e Hija Escritores Peruanos Reciben Distinciones Internacionales

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En un emotivo evento celebrado en el Hotel Crowne Plaza de Miraflores, el periodista y escritor peruano Richard Morris Riofrio fue reconocido con dos distinciones internacionales por su novela histórica de ficción, “Rosalba de Altagracia”. La Lic. Issa Arguetas tuvo el honor de entregar estos prestigiosos reconocimientos, uno otorgado por la Real Academia de Arte y Literatura, Filial de los Estados Unidos de América, y el otro por el Consejo Mundial de la Paz, en el marco de su participación en el 1er Congreso Mundial de la Paz y las Artes celebrado en Michoacán, México, en 2024.

Richard Morris, quien también es Mensajero para la Paz de la ONU, se encuentra en el proceso de lanzamiento de su nueva novela de autoficción, “La Noticia Inversa”, un proyecto que promete generar un gran impacto en la comunidad literaria. Su compromiso con la paz y la promoción del arte continúa marcando su carrera como escritor.

Por su parte, su hija, Kiara Morris Rodríguez, a sus 13 años, ya es una figura destacada en el ámbito literario. Actualmente, es embajadora cultural del Bicentenario y recibió la Distinción Internacional Infantil Líder de Paz en Ecuador, otorgada por su contribución a la paz y la cultura. Su obra “Érase una vez en Moore” ha sido adaptada al teatro, lo que subraya su talento y su capacidad para conectar con diferentes públicos a través de las artes.

Ambos escritores representan un claro ejemplo del potencial creativo peruano, mostrando que la literatura puede ser un vehículo poderoso para la paz y la cultura. Richard y Kiara se han comprometido a seguir promoviendo el arte y la literatura, con la esperanza de inspirar a las futuras generaciones.

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Literatura

Hijo de Mario Vargas Llosa afirma que su padre está bien de salud

Tras la cancelación del viaje de MVLL a Madrid para recibir un homenaje, y luego de filtrarse información que indicaba que su estado de salud se encuentra en un nivel muy delicado, su hijo Álvaro ha salido a responder que el Nobel ha tenido que reducir sus actividades debido a su avanzada edad.

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El escritor Mario Vargas Llosa no asistió a la gala de la ‘Catedra Vargas Llosa’ en San Lorenzo de El Escorial en Madrid, en la cual iba a ser homenajeado y se quedó en Lima tras cancelar su viaje. En tanto, en su representación asistió su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien aprovechó para afirmar que su padre, se encuentra bien. A pesar que su familia desde hace algunos meses se ha resistido a comentar sobre su real estado de salud.   

«Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades y él lo ha hecho», afirmó el hijo del Nobel de Literatura en un acto público.

El escritor MVLL ingresó a la Academia de la Lengua Francesa.

Álvaro, además mencionó que la familia está “muy unida” y que su madre Patricia, “está muy pendiente de su padre”, y que “probablemente estará en Perú hasta fin de año” y que no puede dar una fecha exacta para su próximo viaje.

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Literatura

Han Kang se convierte en la primera escritora surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura

Escritora se impuso a autores como Can Xue, Haruki Murakami o Anne Carson, quienes se encontraban entre los más voceados.

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Contra todo pronóstico, la Academia Sueca decidió otorgarle el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang, quien fue galardonada “por su intensa prosa poética, que saca a la luz traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según declaró el secretario permanente de la Academia, Mats Malm.

Para los miembros del jurado, la autora ilumina la “conexión entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”, y su “estilo experimental” supone una innovación en la prosa contemporánea.

La escritora de 53 años es hija del también escritor Han Seung –won. Nació en Gwangju en 1970, pero creció en Seúl desde los once años. Estudió Literatura Coreana en la Universidad Yonsej de Seúl y se licenció en 1993. Debutó con poemas que aparecieron en la revista Literatura y Sociedad, pero se dio a conocer como prosista.

En 1994, ganó el premio literario del periódico Seoul Shinmun. Posteriormente, publicó varios volúmenes de relatos. En 1999, ganó el premio a la mejor novela coreana. En 2000, el «Premio para Jóvenes Artistas de Hoy», del ministerio de Cultura y Turismo. Y, por último, en 2005, el premio de Literatura Yi-Sang.

La reciente galardonada con el Nobel de Literatura ha trabajado como periodista para las revistas Water of the Deep SpringJournal of Publications y Spring. Su primera novela, La vegetariana (2007), fue llevada al cine en 2010 y recibió el prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Está traducida al castellano, al igual que otra novela suya, La clase de griego. En la actualidad, Han enseña escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.

Foto: difusión.

Un galardón inesperado

Como todos los años, las especulaciones sobre los posibles galardonados no se hicieron esperar. El chino Can Xue, la canadiense Anne Carson, el escritor indio-británico Salman Rushdie y el japonés Haruki Murakami eran considerados candidatos prometedores. Algunos se consideran ya eternos favoritos y, una vez más, se han ido con las manos vacías.

Después del Nobel de la Paz, el de Literatura es el más reconocido. Los galardonados y sus editores también se benefician de ello gracias al aumento de la demanda de libros.

Según contó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, cuando llamó a la autora para comunicarle la buena noticia, Han Kang estaba almorzando con su hijo. La escritora ha prometido acudir a Estocolmo para la ceremonia de entrega del galardón, el 10 de diciembre.

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Literatura

Jack Martínez, de mototaxista en SJL a ser catedrático de Literatura en Nueva York

Escritor peruano es en la actualidad profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamilton.

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Sus primeros diez años los pasó en las alturas de La Oroya (Pasco), entre recios obreros de la mina como su padre, bares de mala muerte donde no era extraño ver a uno que otro borrachín, olor a azufre y tierra recién escarbada. La madre de Jack Martínez siempre quiso una mejor vida para su menor hijo; es así que no lo pensó dos veces cuando la empresa donde laboraba su esposo le ofreció vivir en la capital.

Fue así que el pequeño Jack, ya de 11 años, y su madre llegaron al convulso y desordenado distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).

“La primera vez que llegué nos bajamos en lo que era el último paradero de ese arenal, que hoy es la estación Santa Rosa. No recuerdo una noche tan oscura. Sin luz eléctrica, eran chozas y había que tantear con los pies para avanzar y así fue que llegamos. Al día siguiente, al despertar, lo primero que sentí fue el sol terrible sobre la arena (era verano). Fue un choque fuerte. No solo en lo material, sino también en lo cultural”, recuerda Jack.

De esta etapa rescata que pudo conocer un micropaís ahí y crecer con ellos positivamente; “había gente que venía del norte, del sur, de la selva. Gente que se veía diferente a mí y yo diferente a ellos. Crecí junto con el distrito. Recuerdo la primera vez que pusieron el agua y desagüe, fue una fiesta para todos”, relata el escritor para la agencia Andina. Hasta los 16 años, Jack fue parte de la educación estatal, y aunque su vocación y talento no afloraron de inmediato, fue la tradición oral la que lo hizo acercarse a este mundo.

Soñaba con ser periodista deportivo y Ovación era su dial favorito. La academia preuniversitaria era el paso obligado si quería estudiar Comunicación Social en la Universidad San Marcos.

Sin embargo, tuvo un extraordinario profesor que les narraba con gran habilidad diversos contenidos y que una vez delante del jovencísisimo Jack recibió su paga en efectivo.

“Dije , ¡wao! yo quiero que me paguen así… quiero ser profesor. Y comencé a leer. Así postulé a Literatura e ingresé… mis compañeros venían de distintas realidades. Fue impactante ver a compañeros que en lugar de una mochila llevaban sus libros en bolsas de plástico negras y otros que gozaban de muchas comodidades y vivían en lugares que jamás había visitado”. Fueron encuentros que la vida le planteó.

Sin tenerla fácil, en plena crisis, Jack tuvo en aquel entonces trabajar también como mototaxista para solventarse, contando con el apoyo familiar.

De ahí, el Icpna le abriría sus puertas y conocería el mundo de las exposiciones y así pasaron cinco años.

“Un amigo regresó al Perú tras estar becado y él me guió por ese camino y decidí apostar”. Dejó la zona segura, la locura de dejar todo lo establecido e irse a estudiar. “Creo que mi familia pensaba que bromeaba y no me tomaban muy en serio. Igual seguí adelante y cuando llegó el momento le dije a mi novia ´(hoy mi esposa) que me iba y si quería irse también”, recuerda.

“Después de seis años de ese primer viaje, logré invitar a mi mamá. Antes creía seguro que trabajaba en algo más y que lo de la beca era un invento para dorar la píldora, pero luego vio que todo era real”, señala con orgullo tras culminar su maestría en la Universidad de Connecticut.

Al año siguiente, obtuvo otra beca para el doctorado en Northwestern (Chicago). Durante sus años de doctorado, además de investigar y escribir la tesis, publicó su primera novela, Bajo la sombra (2014), que tuvo excelente recepción crítica. En el 2017 se gradúo como doctor y publicó su segunda novela, Sustitución. También ese año empezó como profesor en la Universidad de Hamilton, en Nueva York.

Su mejor novela. Jack es el personaje principal de su historia. Foto: Hamilton College.

En el 2024 acaba de publicar su tercera novela, Te he seguido. En la Universidad de Hamilton enseña escritura creativa, formando jóvenes escritores. También enseña literatura peruana, promoviendo nuestra rica tradición en los estudiantes estadounidenses.

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Literatura

«El jefecito del comedor», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

Las calurosas vivencias de un empleado de un comedor universitario.

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Cerca de la 1:00 p.m., las colas del comedor seguían aumentando (por la puerta posterior, lateral y frontal), el sol radiante quemaba el rostro y cabeza de los comensales, los gritos bulliciosos: zampón, haz tu cola; amiga, despierta, no dejes que se metan; seguro son los de facufide; las antisonantes voces acompañadas de un megáfono y banderola en son de protesta.  

Tres de la tarde, ni un alma en los alrededores del comedor.

El jefe del comedor estaba fumando cuando tocaron la puerta.

_ Pase _ ordenó

Entró una señorita de buen porte y sonriente le dijo:

_ Buenas tardes, licenciado Abel, quisiera conversar con usted.

_ Sí, dígame

Mientras la coqueta y pícara estudiante se presentaba: me llamo Marifé, soy consejera de la Facultad de Inicial, y miembro de la comisión de almuerzos por el aniversario de mi facultad; quisiera saber qué documentos debo traer para que nuestro pedido sea atendido.

Con la mirada embobada, el jefecito del comedor, escuchaba atentamente el discurso de ese monumento de mujer que tenía en frente: blanquiñosa ella, de ojos grandes y claros, labios carnosos y sensuales, cabellera larga de color castaño, angosta cintura, caderas anchas al igual que sus pechos (todos los hombres son iguales, cuando ven carne blanca hasta podrida la consumen, y si tienen un buen derrier y busto, mejor).

Marifé, inmediatamente notó al hombre de enfrente completamente absorto con su presencia, y en un cruce de miradas hizo que el rostro del licenciado Abel se  ruborizara y dibujara un mohín con sus labios (solito se delataba).

_ Ok, señorita, entiendo. Entonces, puede usted presentar un oficio del decano dirigido a mi persona, solicitando la cantidad de almuerzos que necesitan, adjuntar la resolución de aniversario de decanato y la relación de alumnos matriculados en su facultad.

Tres días después, cerca de las 6:00 p.m., se apareció Marifé por detrás del jefe del comedor, sorprendiéndolo en el momento en que abría la puerta de su carro.

_ Hola, Abel. Perdón, perdón,  quise decir  licenciado Abel. Veo que ya se va, y justo hoy el profesor de estadística se extendió con su clase. Mañana tendré que regresar para presentar la solicitud de almuerzo.

_ No te preocupes, déjamelo y yo mañana lo veo.

_ Qué lindo, gracias. Mmmm, sería mucha molestia si me da una jaladita hasta la puerta de la universidad. Lo que pasa es que ya está oscureciendo y me da miedito bajar sola.

_ Sí, claro, sube. Por dónde vives?

_ En Huaycán, cerca a la Plaza de Armas de Huaycán, en la Av. 15 de julio, cuadra 10. Por lo general me vengo a la universidad con los colectivos y de regreso en combi, pero si tengo suerte, hoy puedo regresar en una camioneta Chevrolet (sonrió la pendeja).

El jefecito del comedor no pudo evitar los ojos brillosos, mejillas sonrojadas y el alargamiento de sus labios, al momento de sonreír.

_ ¿Te molesta si te tuteo?

_ No, total ya estamos fuera de la universidad.

_ ¿Y tú por dónde vives?

_ En Tarazona

_ Qué pena.

_ ¿Por qué?

_ Porque unos metros más y ya me tengo que bajar. Entonces, mañana te busco para recoger la copia de mi solicitud con el sello de tu oficina (despidiéndose aparentemente con un beso en la mejilla, pero se lo dio en la comisura de los labios).

Al día siguiente, 4:30 p.m., Marifé se acercó al container que fungía como oficina del jefe del comedor, llevando Caramandungas para tomar lonche, pues días anteriores la ofrecida esta se había percatado de la cafetera y hervidora que descansaban en una mesita, ubicada fijamente en una de las esquinas del vagón.

Abel la miró y sonrió, se sacó los lentes y se restregó los ojos. Luego cortó un pedazo de papel higiénico y limpió las lunas con esmero (mientras pensaba qué decir). Los trabajadores se iban retirando con un hasta mañana jefe, todo limpio jefe, todo cerrado jefe, que descanse jefe, cuidado jefe.

_ Gracias por las rosquitas Marifé, pero ya me tengo que ir. Te prometo que mañana temprano me los como en el desayuno.

Aquí puedes continuar leyendo el cuento completo.

https://cuentroversia.blogspot.com/2024/08/el-jefecito-del-comedor-cerca-de-la-100.html

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Literatura

Presentación de libro Gaza ante la historia, de Enzo Traverso

Conoce una de las novedades de la Feria Internacional del Libro de Lima.

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En el marco de la 28° Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), gracias a la librería Contragolpe, se llevará a cabo la presentación del libro Gaza ante la historia, del reconocido historiador Enzo Traverso. El evento se realizará el lunes 29 de julio, en el auditorio José María Arguedas, a las 3 p.m. La presentación del libro estará a cargo del politólogo Alberto Adrianzén y la artista Daniela Ortiz.

¿Es la destrucción de Gaza una consecuencia del ataque del 7 de octubre o el epílogo de un largo proceso de opresión y erradicación? ¿Tienen los palestinos derecho a resistirse a la ocupación? ¿Hablar de genocidio es antisemitismo? En Gaza ante la historia, Enzo Traverso, uno de los historiadores más autorizados de nuestro tiempo, va a la raíz del conflicto israelopalestino poniendo en cuestión la historia del conflicto y ofrece una interpretación crítica que da la vuelta a la perspectiva unilateral desde la que nos hemos acostumbrado a observar lo que ocurre en Gaza.

Se suele describir a Israel como una isla democrática en medio de un océano oscurantista y a Hamás como un ejército de bestias sedientas de sangre. La historia parece remontarse al siglo XIX, cuando Occidente perpetró genocidios coloniales en nombre de su misión civilizadora. Sus supuestos esenciales siguen siendo los mismos: civilización frente a barbarie, progreso frente a atraso. Junto a las declaraciones rituales sobre el derecho de Israel a defenderse, nadie menciona nunca el derecho de los palestinos a resistir una agresión que dura desde hace décadas. Pero si en nombre de la lucha contra el antisemitismo permitimos que se desate una guerra genocida serán nuestras propias orientaciones morales y políticas las que se vean empañadas, serán los supuestos de nuestra conciencia moral los que se verán socavados: la distinción entre el bien y el mal, el opresor y el oprimido, los perpetradores y las víctimas.

Fecha: lunes 29 de julio

Hora: 3 pm

Lugar: auditorio José María Arguedas de la FIL (Parque Próceres de la Independencia, Jesús María, alt. cd. 16 de av. Salaverry)

Presentan:

– Alberto Adrianzén

– Daniela Ortiz

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Literatura

«Por Facebook», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

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Por Giovanna Gutierrez Narrea

Te miro por el face y vienen a mí los años de esplendor al lado tuyo. Una relación amorosa de tres años: compartiendo anécdotas, viajando juntos, experimentando emociones, conociendo un poco de ingeniería mecánica y tú aprendiendo un poco más sobre el sistema de la lengua (tú en la UNI y yo en la UNE-Cantuta). Dé repente, tu ausencia se empezó a justificar porque tenías que estudiar para tus prácticas calificadas, luego los trabajos de grupo y, finalmente, tus exámenes parciales y finales. Un par de meses después me dijiste haber conocido a una chica (rubia superficial, por cierto, tez blanca, delgada, caderona y bien tarrajeada; la típica mujer por la que el 99.9 % de hombres pierden la cabeza). Enamoramiento que te duró menos de un año, puesto que tu nueva conquista terminó yéndose con un hombre, muchos años mayor que tú; interesante cargo en la política de la universidad y de atractiva billetera. Supongo que mi poco atrevimiento sexual y la falta de coquetería fueron en gran parte, también, las causas del enfriamiento sentimental, razones por las que terminaste conmigo.

Anoche vi a Javier -me contó Mary-. Pensé que eras tú la que estaba con mi primo (estos chicos no cambian, terminan y luego regresan -me dije-…). Yo estaba comprando salchipapas en la esquina de mi casa, cuando pasaron por detrás mío, y mi primo ni cuenta se dio, y al voltear miré a la chica, quien tenía tu misma estatura, el cabello negro y lacio como lo tienes tú, y de perfil muy parecido a ti (pudiendo tener una original, se buscó una copia), pero por la oscuridad no la pude ver con exactitud. Sin embargo,  esa relación no le duró mucho tiempo, porque luego lo vi salir con su actual pareja, un poco feíta la nueva prima, pero es odontóloga. Ni modo amiga, será mi primo pero que se joda… Mejor estabas tú.

Aquí el cuento completo: https://cuentroversia.blogspot.com/2024/06/por-facebook-te-miro-por-el-face-y.html

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Literatura

Invitación a comer un chaufa: el nuevo libro de Julio Barco

Lee la columna de Nicolas López-Pérez

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Por Nicolas López-Pérez

A la industria editorial en crisis: lo primero es tomar por sorpresa a la hegemonía con un ramo de dientes de león. Luego, al ver los rostros entre la confusión y el estupor, soplar con dulce violencia cada una de las partículas que componen la flor. Esa es la fuerza literaria de Julio Barco (1991), señoras y señores. El poeta de El Agustino que viste y calza. No me detendré en la identidad de qué género o de qué tipo es el último libro publicado. Lo cierto es que Chaufa es un homenaje a la opacidad de la palabra y el lenguaje. En sus páginas se narra, se ensaya, se canta, se baila y se come. Como si la literatura peruana y su estado actual fuese el tema de un banquete digno de Platón, una reunión que armoniza reflexión y sentimiento.

A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, huelga deciros que este libro es una incisión en las maneras de leer el insalvable abismo entre lo popular y lo culto; entre la periferia y el centro; entre el margen y el cuadro. Al mismo tiempo, su prosa nos muestra a un escritor audaz y resiliente ante el histórico vapuleo contra quien no tiene santos en la corte. Un escritor que se desenreda, como si fuera un ovillo de lana, para golpear la mesa y declarar una nueva profesión de fe literaria. Tal vez, señoras y señores de la industria editorial en crisis, la literatura que os presentáis es, a grandes rasgos, ominosamente homogénea y continúa a mostrarnos un Perú desconectado de sus bases. Puede que esta afirmación categórica se malinterprete, pero ante un mar de literatura pituca y aspiracional en que la finalidad es conmover o divertir con historias más o menos fascinantes, escribir desde las entrañas de nuestras ciudades es un ejercicio de resistencia y estrategia. Chaufa articula la palabra como un antídoto contra la apatía que vuestra literatura vierte sobre la clase trabajadora peruana.

En un hadiz islámico se lee que el estómago es el centro de todas las enfermedades. Desde ahí, una ética del cuidado de lo que se come. En el Perú, no obstante, todavía se habla de hambre; todavía hay poblaciones enteras donde escasea la comida y no solo por el aumento en el costo de la vida ni por la falta de empleos, sino por el individualismo y, además, la insuficiencia de las políticas públicas para llegar a cada rincón de una escandalosa, pero preciosa geografía. Recuerdo un dossier de 2018, publicado en Unidiversidad, una revista de pensamiento y cultura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y titulado “Perú: los poemas del hambre”. Paolo de Lima, el compilador, enfatiza el hambre como tópico en los versos de un considerable número de autores. Y esos poemas y poetas no son los primeros que orbitan en torno a la comida, también obras como “Primicias de cocina peruana” (2005) de Rodolfo Hinostroza, “Comer en los mercados peruanos” (2019) de Mirko Lauer o incluso “Tratado de la yerbaluisa” (2012) de Enrique Verástegui son ejemplos del vínculo entre literatura y comida. El estómago se conecta con el corazón y el cerebro, ¿y ustedes señoras y señores de la industria editorial qué hacen al respecto con las problemáticas sociales de las mayorías? Una paradoja: Perú, potencia gastronómica a nivel mundial e incapaz de erradicar el hambre en su territorio.

Barco nos encuentra en el Chifa, aunque puede que otros platos que nos acomunan sean el ceviche o la salchipapa. Lo encomiable está en el imaginario popular que este escritor construye: precisamente, en ese punto en que todos los archivos se tocan y donde no originan una identidad que confronta los ánimos, sino una capaz de generar una potencia solidaria donde el Perú se construye con tradiciones, afectos y palabras. Barco apuesta, en definitiva, por un manifiesto que conjura un sentimiento social, bullendo desde un problema inmanente y trascendente: el sentido de seguir luchando juntos por un mejor Perú. A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, ¿cuántos libros tenéis que ingeniosamente pueden remecer a los sectores más populares? Una fuerte resistencia contra la literatura pequeño-burguesa, tanto como guiones que tienen éxito en Netflix y Hollywood. Barco escribe como se prepara un chaufa. Auguro que su lectura tendrá sabor a la simpleza y santidad de ese plato. Girados y apreciad la maestría del verbo. Chaufa es imperdible en este 2024 de las letras peruanas. Imperdible.

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