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Literatura

PLACERES ONÍRICOS: EMILIA PARDO BAZÁN LA AUTORA CONTESTATARIA DEL SIGLO XIX

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EMILIA PARDO BAZÁN LA AUTORA CONTESTATARIA DEL SIGLO XIX

Escribe Luis Chávez Alpaca

 

                  

La ensayista, Condesa y escritora Emilia Pardo Bazán, nacida en La Coruña en el siglo XIX (1851-1921) desde muy pequeña tuvo una relación cercana con los libros, y acudía diariamente a la biblioteca del padre, donde se encerraba por horas para adentrarse en las diferentes historias fantásticas de los autores universales. Mujer de carácter, y pese a ostentar titulo nobiliario; fue la que impulsó el Naturalismo en España, y luego de una accidentada separación del marido, inició un fuerte romance con Benito Pérez Galdós. De esa forma, la España de esa época fue testigo de una autora prolífica y contestataria, cosa más prohibida para una mujer de entonces.

A continuación, tenemos un relato corto y espeluznante…la historia de Dorotea. Con una descripción escalofriante, donde la atmósfera cobra gran relevancia visual. Con un ritmo que nos mantiene en vilo, La Resucitada nos enseña que aún en los niveles más pantanosos;  tanto el amor como la lealtad, siempre serán importantes “cultos” para los mortales y los no mortales. Y aunque el valor de la esperanza nunca debería de extinguirse, en ciertas ocasiones…es preferible seguir el camino de la resignación…!

CUENTO: LA RESUCITADA

Autora: EMILIA PARDO BAZÁN

Ardían los cuatro blandones soltando gotazas de cera. Un murciélago, descolgándose de la bóveda, empezaba a describir torpes curvas en el aire. Una forma negruzca, breve se deslizó al ras de las losas y trepó con sombría cautela por un pliegue del paño mortuorio. En el mismo instante abrió los ojos Dorotea de Guevara, yacente en el túmulo.

Bien sabía que no estaba muerta; pero un velo de plomo, un candado de bronce le impedían ver y hablar. Oía, eso sí. Y percibía –como se percibe entre sueños- lo que con ella hicieron al lavarla y amortajarla. Escuchó los gemidos de su esposo, y sintió lágrimas de sus hijos en sus mejillas blancas y yertas. Y ahora, en la soledad de la iglesia cerrada, recobraba el sentido, y le sobrecogía mayor espanto. No era pesadilla, sino realidad. Allí el féretro, allí los cirios…, y ella misma envuelta en el blanco sudario, al pecho el escapulario de la Merced.

Incorporada ya, la alegría de existir se sobrepuso a todo. Vivía. ¡Qué bueno es revivir, revivir, no caer en el pozo oscuro! En vez de ser bajada al amanecer, en hombros de criados a la cripta, volvería a su dulce hogar, y oiría el clamoreo regocijado de los que la amaban y ahora la lloraban sin consuelo. La idea deliciosa de la dicha que iba a llevar a la casa hizo latir su corazón, todavía debilitado por el síncope. Sacó las piernas del ataúd, brincó al suelo, y con la rapidez suprema de los momentos críticos combinó su plan. Llamar, pedir auxilio a tales horas sería inútil. Y de esperar el amanecer en la iglesia solitaria, no era capaz; en la penumbra de la nave creía que asomaban caras fisgonas de espectros y sonaban dolientes quejumbres de ánimas en pena…Tenía otro recurso: salir por la capilla del Cristo.

Era suya: pertenecía a su familia en patronato. Dorotea alumbraba perpetuamente, con rica lámpara de plata, a la santa imagen de Nuestro Señor de la Penitencia. Bajo la capilla se cobijaba la cripta, enterramiento de los Guevara Benavides. La alta reja se columbraba a la izquierda, afiligranada, tocada a trechos de oro rojizo, rancio. Dorotea elevó desde su alma una deprecación fervorosa al Cristo. ¡Señor! ¡Que encontrase puestas las llaves! Y las palpó: allí colgaban las tres, el manojo; la de la propia verja, la de la cripta a la cual se descendía por un caracol dentro del muro, y la tercera llave, que abría la portezuela oculta entre las tallas del retablo y daba a estrecha calleja, donde erguía su fachada infanzona el caserón de Guevara, flanqueado de torreones. Por la puerta excusada entraban los Guevara a oír misa en su Capilla, sin cruzar la nave. Dorotea abrió, empujó…estaba fuera de la iglesia, estaba libre.

Diez pasos hasta su morada…El palacio se alzaba silencioso, grave, como un enigma. Dorotea cogió el aldabón trémula, cual si fuese una mendiga que pide hospitalidad en una hora de desamparo. “¿Esta casa es mi casa, en efecto?”, pensó, al secundar al aldabonazo firme…Al tercero, se oyó ruido dentro de la vivienda muda y solemne, envuelta en su recogimiento como en larga faldamenta de luto. Y resonó la voz de Pedralvar, el escudero, que refunfuñaba:

-¿Quién? ¿Quién llama a estas horas, que comido le vea yo de perros?

-Abre, Peldavar, por tu vida… ¡Soy tu señora, soy doña Dorotea de Guevara!… ¡Abre presto!…

-Váyase enhoramala el borracho… ¡Si salgo, a fe que lo ensarto!… 

-Soy doña Dorotea… Abre… ¿No me conoces en el habla?

Un reniego, enronquecido por el miedo, contestó nuevamente. En vez de abrir, Pedralvar subía la escalera otra vez. La resucitada pegó dos aldabonazos más. La austera casa pareció reanimarse; el terror del escudero corrió a través de ella como un escalofrío por un espinazo.  Insistía el aldabón, y en el portal se escucharon taconazos, corridas y cuchicheos. Rechinó, al fin, claveteado portón entreabriendo sus dos hojas, y un chillido agudo salió de la boca sonrosada de la doncella Lucigüela, que elevaba un candelabro de plata con vela encendida, y lo dejó caer de golpe; se había encarado con su señora, la difunta, arrastrando la mortaja y mirándola de hito en hito…

Pasado algún tiempo, recordaba Dorotea –ya vestida de acuchillado terciopelo genovés, trenzada la crencha con perlas y sentada en un sillón de almohadones, al pie del ventanal-, que también Enrique de Guevara, su esposo, chilló al reconocerla; chilló y retrocedió. No era de gozo el chillido, sino de espanto…De espanto, sí; la resucitada no lo podía dudar. Pues acaso sus hijos, Doña Clara de once años; don Félix de nueve, ¿no habían llorado de puro susto cuando vieron a su madre que retornaba de la sepultura?  Y con llanto más afligido, más congojoso que el derramado al punto en que se la llevaban…  ¡Ella que creía ser recibida entre exclamaciones de intensa felicidad!  Cierto que días después se celebró una función solemnísima en acción de gracias; cierto que se dio un fastuoso convite a los parientes y allegados; cierto, en suma, que los Guevaras hicieron cuanto cabe hacer para demostrar satisfacción por el singular e impensado suceso que les devolvía a la esposa y a  la madre…  Pero doña Dorotea, apoyado el codo en la repisa del ventanal y la mejilla en la mano, pensaba en otras cosas.

Desde su vuelta al palacio, disimuladamente, todos le huían. Diríjase que el soplo frio de la huesa, al hálito glacial de la cripta, flotaba alrededor de su cuerpo. Mientras comía, notaba que la mirada de los servidores, la de sus hijos, se desviaba oblicuamente de sus manos pálidas, y que cuando se acercaba a sus labios secos la copa de vino, los muchachos se estremecían. ¿Acaso no les parecía natural que comiese y bebiese la gente del otro mundo?  Y doña Dorotea venia de ese país misterioso que los niños sospechan aunque no lo conozcan…Si las pálidas manos maternales intentaban jugar con los bucles rubios de don Félix, el chiquillo se desviaba, descolorido él a su vez, con el gesto del que evita contacto que le cuaja la sangre. Y a  la hora medrosa del anochecer, cuando parecen oscilar las largas figuras de las tapicerías, si Dorotea se cruzaba con doña Clara en el comedor del patio, la criatura, despavorida, huía al modo con que se huye de una maldita aparición…

Por su parte el, esposo –guardando a Dorotea tanto respeto y reverencia que ponía maravilla-, no había vuelto a rodearle el fuerte brazo a la cintura…En vano la resucitada tocaba de arrebol sus mejillas, mezclaba a sus trenzas cintas y aljófares y vertía sobre su corpiño pomitos de esencias de Oriente. Al trasluz del colorete se transparentaba la amarillez cérea; alrededor del rostro persistía la forma de la toca funeral, y entre los perfumes sobresalía el vaho húmedo de los panteones. Hubo un momento en que la resucitada hizo a su esposo lícita caricia; quería saber si sería rechazada. Don Enrique se dejó abrazar pasivamente; pero en sus ojos, negros y dilatados por el horror que a pesar suyo se asomaba a las ventanas del espíritu; en aquellos ojos un tiempo galanes atrevidos y lujuriosos, leyó Dorotea una frase que zumbaba dentro de su cerebro, ya invadido por rachas de demencia.

-De donde tú has vuelto no se vuelve…

Y tomó bien sus precauciones. El propósito debía realizarse por tal manera, que nunca se supiese nada; secreto eterno. Se procuró el manojo de llaves de la capilla y mandó fabricar otras iguales a un mozo herrero que partía con el tercio a Flandes al día siguiente. Ya en poder de Dorotea las llaves de su sepulcro, salió una tarde sin ser vista, cubierta con un manto; se entró en la iglesia por la portezuela, se escondió en la capilla de Cristo, y al retirarse el sacristán cerrando el templo, Dorotea bajó lentamente a la cripta, alumbrándose con un cirio prendido en la lámpara; abrió la mohosa puerta, cerró por dentro, y se tendió, apagando antes el cirio con el pie…

                                                                               FIN

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Literatura

Padre e Hija Escritores Peruanos Reciben Distinciones Internacionales

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En un emotivo evento celebrado en el Hotel Crowne Plaza de Miraflores, el periodista y escritor peruano Richard Morris Riofrio fue reconocido con dos distinciones internacionales por su novela histórica de ficción, “Rosalba de Altagracia”. La Lic. Issa Arguetas tuvo el honor de entregar estos prestigiosos reconocimientos, uno otorgado por la Real Academia de Arte y Literatura, Filial de los Estados Unidos de América, y el otro por el Consejo Mundial de la Paz, en el marco de su participación en el 1er Congreso Mundial de la Paz y las Artes celebrado en Michoacán, México, en 2024.

Richard Morris, quien también es Mensajero para la Paz de la ONU, se encuentra en el proceso de lanzamiento de su nueva novela de autoficción, “La Noticia Inversa”, un proyecto que promete generar un gran impacto en la comunidad literaria. Su compromiso con la paz y la promoción del arte continúa marcando su carrera como escritor.

Por su parte, su hija, Kiara Morris Rodríguez, a sus 13 años, ya es una figura destacada en el ámbito literario. Actualmente, es embajadora cultural del Bicentenario y recibió la Distinción Internacional Infantil Líder de Paz en Ecuador, otorgada por su contribución a la paz y la cultura. Su obra “Érase una vez en Moore” ha sido adaptada al teatro, lo que subraya su talento y su capacidad para conectar con diferentes públicos a través de las artes.

Ambos escritores representan un claro ejemplo del potencial creativo peruano, mostrando que la literatura puede ser un vehículo poderoso para la paz y la cultura. Richard y Kiara se han comprometido a seguir promoviendo el arte y la literatura, con la esperanza de inspirar a las futuras generaciones.

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Literatura

Hijo de Mario Vargas Llosa afirma que su padre está bien de salud

Tras la cancelación del viaje de MVLL a Madrid para recibir un homenaje, y luego de filtrarse información que indicaba que su estado de salud se encuentra en un nivel muy delicado, su hijo Álvaro ha salido a responder que el Nobel ha tenido que reducir sus actividades debido a su avanzada edad.

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El escritor Mario Vargas Llosa no asistió a la gala de la ‘Catedra Vargas Llosa’ en San Lorenzo de El Escorial en Madrid, en la cual iba a ser homenajeado y se quedó en Lima tras cancelar su viaje. En tanto, en su representación asistió su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien aprovechó para afirmar que su padre, se encuentra bien. A pesar que su familia desde hace algunos meses se ha resistido a comentar sobre su real estado de salud.   

«Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades y él lo ha hecho», afirmó el hijo del Nobel de Literatura en un acto público.

El escritor MVLL ingresó a la Academia de la Lengua Francesa.

Álvaro, además mencionó que la familia está “muy unida” y que su madre Patricia, “está muy pendiente de su padre”, y que “probablemente estará en Perú hasta fin de año” y que no puede dar una fecha exacta para su próximo viaje.

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Han Kang se convierte en la primera escritora surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura

Escritora se impuso a autores como Can Xue, Haruki Murakami o Anne Carson, quienes se encontraban entre los más voceados.

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Contra todo pronóstico, la Academia Sueca decidió otorgarle el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang, quien fue galardonada “por su intensa prosa poética, que saca a la luz traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según declaró el secretario permanente de la Academia, Mats Malm.

Para los miembros del jurado, la autora ilumina la “conexión entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”, y su “estilo experimental” supone una innovación en la prosa contemporánea.

La escritora de 53 años es hija del también escritor Han Seung –won. Nació en Gwangju en 1970, pero creció en Seúl desde los once años. Estudió Literatura Coreana en la Universidad Yonsej de Seúl y se licenció en 1993. Debutó con poemas que aparecieron en la revista Literatura y Sociedad, pero se dio a conocer como prosista.

En 1994, ganó el premio literario del periódico Seoul Shinmun. Posteriormente, publicó varios volúmenes de relatos. En 1999, ganó el premio a la mejor novela coreana. En 2000, el «Premio para Jóvenes Artistas de Hoy», del ministerio de Cultura y Turismo. Y, por último, en 2005, el premio de Literatura Yi-Sang.

La reciente galardonada con el Nobel de Literatura ha trabajado como periodista para las revistas Water of the Deep SpringJournal of Publications y Spring. Su primera novela, La vegetariana (2007), fue llevada al cine en 2010 y recibió el prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Está traducida al castellano, al igual que otra novela suya, La clase de griego. En la actualidad, Han enseña escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.

Foto: difusión.

Un galardón inesperado

Como todos los años, las especulaciones sobre los posibles galardonados no se hicieron esperar. El chino Can Xue, la canadiense Anne Carson, el escritor indio-británico Salman Rushdie y el japonés Haruki Murakami eran considerados candidatos prometedores. Algunos se consideran ya eternos favoritos y, una vez más, se han ido con las manos vacías.

Después del Nobel de la Paz, el de Literatura es el más reconocido. Los galardonados y sus editores también se benefician de ello gracias al aumento de la demanda de libros.

Según contó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, cuando llamó a la autora para comunicarle la buena noticia, Han Kang estaba almorzando con su hijo. La escritora ha prometido acudir a Estocolmo para la ceremonia de entrega del galardón, el 10 de diciembre.

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Literatura

Jack Martínez, de mototaxista en SJL a ser catedrático de Literatura en Nueva York

Escritor peruano es en la actualidad profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamilton.

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Sus primeros diez años los pasó en las alturas de La Oroya (Pasco), entre recios obreros de la mina como su padre, bares de mala muerte donde no era extraño ver a uno que otro borrachín, olor a azufre y tierra recién escarbada. La madre de Jack Martínez siempre quiso una mejor vida para su menor hijo; es así que no lo pensó dos veces cuando la empresa donde laboraba su esposo le ofreció vivir en la capital.

Fue así que el pequeño Jack, ya de 11 años, y su madre llegaron al convulso y desordenado distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).

“La primera vez que llegué nos bajamos en lo que era el último paradero de ese arenal, que hoy es la estación Santa Rosa. No recuerdo una noche tan oscura. Sin luz eléctrica, eran chozas y había que tantear con los pies para avanzar y así fue que llegamos. Al día siguiente, al despertar, lo primero que sentí fue el sol terrible sobre la arena (era verano). Fue un choque fuerte. No solo en lo material, sino también en lo cultural”, recuerda Jack.

De esta etapa rescata que pudo conocer un micropaís ahí y crecer con ellos positivamente; “había gente que venía del norte, del sur, de la selva. Gente que se veía diferente a mí y yo diferente a ellos. Crecí junto con el distrito. Recuerdo la primera vez que pusieron el agua y desagüe, fue una fiesta para todos”, relata el escritor para la agencia Andina. Hasta los 16 años, Jack fue parte de la educación estatal, y aunque su vocación y talento no afloraron de inmediato, fue la tradición oral la que lo hizo acercarse a este mundo.

Soñaba con ser periodista deportivo y Ovación era su dial favorito. La academia preuniversitaria era el paso obligado si quería estudiar Comunicación Social en la Universidad San Marcos.

Sin embargo, tuvo un extraordinario profesor que les narraba con gran habilidad diversos contenidos y que una vez delante del jovencísisimo Jack recibió su paga en efectivo.

“Dije , ¡wao! yo quiero que me paguen así… quiero ser profesor. Y comencé a leer. Así postulé a Literatura e ingresé… mis compañeros venían de distintas realidades. Fue impactante ver a compañeros que en lugar de una mochila llevaban sus libros en bolsas de plástico negras y otros que gozaban de muchas comodidades y vivían en lugares que jamás había visitado”. Fueron encuentros que la vida le planteó.

Sin tenerla fácil, en plena crisis, Jack tuvo en aquel entonces trabajar también como mototaxista para solventarse, contando con el apoyo familiar.

De ahí, el Icpna le abriría sus puertas y conocería el mundo de las exposiciones y así pasaron cinco años.

“Un amigo regresó al Perú tras estar becado y él me guió por ese camino y decidí apostar”. Dejó la zona segura, la locura de dejar todo lo establecido e irse a estudiar. “Creo que mi familia pensaba que bromeaba y no me tomaban muy en serio. Igual seguí adelante y cuando llegó el momento le dije a mi novia ´(hoy mi esposa) que me iba y si quería irse también”, recuerda.

“Después de seis años de ese primer viaje, logré invitar a mi mamá. Antes creía seguro que trabajaba en algo más y que lo de la beca era un invento para dorar la píldora, pero luego vio que todo era real”, señala con orgullo tras culminar su maestría en la Universidad de Connecticut.

Al año siguiente, obtuvo otra beca para el doctorado en Northwestern (Chicago). Durante sus años de doctorado, además de investigar y escribir la tesis, publicó su primera novela, Bajo la sombra (2014), que tuvo excelente recepción crítica. En el 2017 se gradúo como doctor y publicó su segunda novela, Sustitución. También ese año empezó como profesor en la Universidad de Hamilton, en Nueva York.

Su mejor novela. Jack es el personaje principal de su historia. Foto: Hamilton College.

En el 2024 acaba de publicar su tercera novela, Te he seguido. En la Universidad de Hamilton enseña escritura creativa, formando jóvenes escritores. También enseña literatura peruana, promoviendo nuestra rica tradición en los estudiantes estadounidenses.

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Literatura

«El jefecito del comedor», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

Las calurosas vivencias de un empleado de un comedor universitario.

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Cerca de la 1:00 p.m., las colas del comedor seguían aumentando (por la puerta posterior, lateral y frontal), el sol radiante quemaba el rostro y cabeza de los comensales, los gritos bulliciosos: zampón, haz tu cola; amiga, despierta, no dejes que se metan; seguro son los de facufide; las antisonantes voces acompañadas de un megáfono y banderola en son de protesta.  

Tres de la tarde, ni un alma en los alrededores del comedor.

El jefe del comedor estaba fumando cuando tocaron la puerta.

_ Pase _ ordenó

Entró una señorita de buen porte y sonriente le dijo:

_ Buenas tardes, licenciado Abel, quisiera conversar con usted.

_ Sí, dígame

Mientras la coqueta y pícara estudiante se presentaba: me llamo Marifé, soy consejera de la Facultad de Inicial, y miembro de la comisión de almuerzos por el aniversario de mi facultad; quisiera saber qué documentos debo traer para que nuestro pedido sea atendido.

Con la mirada embobada, el jefecito del comedor, escuchaba atentamente el discurso de ese monumento de mujer que tenía en frente: blanquiñosa ella, de ojos grandes y claros, labios carnosos y sensuales, cabellera larga de color castaño, angosta cintura, caderas anchas al igual que sus pechos (todos los hombres son iguales, cuando ven carne blanca hasta podrida la consumen, y si tienen un buen derrier y busto, mejor).

Marifé, inmediatamente notó al hombre de enfrente completamente absorto con su presencia, y en un cruce de miradas hizo que el rostro del licenciado Abel se  ruborizara y dibujara un mohín con sus labios (solito se delataba).

_ Ok, señorita, entiendo. Entonces, puede usted presentar un oficio del decano dirigido a mi persona, solicitando la cantidad de almuerzos que necesitan, adjuntar la resolución de aniversario de decanato y la relación de alumnos matriculados en su facultad.

Tres días después, cerca de las 6:00 p.m., se apareció Marifé por detrás del jefe del comedor, sorprendiéndolo en el momento en que abría la puerta de su carro.

_ Hola, Abel. Perdón, perdón,  quise decir  licenciado Abel. Veo que ya se va, y justo hoy el profesor de estadística se extendió con su clase. Mañana tendré que regresar para presentar la solicitud de almuerzo.

_ No te preocupes, déjamelo y yo mañana lo veo.

_ Qué lindo, gracias. Mmmm, sería mucha molestia si me da una jaladita hasta la puerta de la universidad. Lo que pasa es que ya está oscureciendo y me da miedito bajar sola.

_ Sí, claro, sube. Por dónde vives?

_ En Huaycán, cerca a la Plaza de Armas de Huaycán, en la Av. 15 de julio, cuadra 10. Por lo general me vengo a la universidad con los colectivos y de regreso en combi, pero si tengo suerte, hoy puedo regresar en una camioneta Chevrolet (sonrió la pendeja).

El jefecito del comedor no pudo evitar los ojos brillosos, mejillas sonrojadas y el alargamiento de sus labios, al momento de sonreír.

_ ¿Te molesta si te tuteo?

_ No, total ya estamos fuera de la universidad.

_ ¿Y tú por dónde vives?

_ En Tarazona

_ Qué pena.

_ ¿Por qué?

_ Porque unos metros más y ya me tengo que bajar. Entonces, mañana te busco para recoger la copia de mi solicitud con el sello de tu oficina (despidiéndose aparentemente con un beso en la mejilla, pero se lo dio en la comisura de los labios).

Al día siguiente, 4:30 p.m., Marifé se acercó al container que fungía como oficina del jefe del comedor, llevando Caramandungas para tomar lonche, pues días anteriores la ofrecida esta se había percatado de la cafetera y hervidora que descansaban en una mesita, ubicada fijamente en una de las esquinas del vagón.

Abel la miró y sonrió, se sacó los lentes y se restregó los ojos. Luego cortó un pedazo de papel higiénico y limpió las lunas con esmero (mientras pensaba qué decir). Los trabajadores se iban retirando con un hasta mañana jefe, todo limpio jefe, todo cerrado jefe, que descanse jefe, cuidado jefe.

_ Gracias por las rosquitas Marifé, pero ya me tengo que ir. Te prometo que mañana temprano me los como en el desayuno.

Aquí puedes continuar leyendo el cuento completo.

https://cuentroversia.blogspot.com/2024/08/el-jefecito-del-comedor-cerca-de-la-100.html

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Literatura

Presentación de libro Gaza ante la historia, de Enzo Traverso

Conoce una de las novedades de la Feria Internacional del Libro de Lima.

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En el marco de la 28° Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), gracias a la librería Contragolpe, se llevará a cabo la presentación del libro Gaza ante la historia, del reconocido historiador Enzo Traverso. El evento se realizará el lunes 29 de julio, en el auditorio José María Arguedas, a las 3 p.m. La presentación del libro estará a cargo del politólogo Alberto Adrianzén y la artista Daniela Ortiz.

¿Es la destrucción de Gaza una consecuencia del ataque del 7 de octubre o el epílogo de un largo proceso de opresión y erradicación? ¿Tienen los palestinos derecho a resistirse a la ocupación? ¿Hablar de genocidio es antisemitismo? En Gaza ante la historia, Enzo Traverso, uno de los historiadores más autorizados de nuestro tiempo, va a la raíz del conflicto israelopalestino poniendo en cuestión la historia del conflicto y ofrece una interpretación crítica que da la vuelta a la perspectiva unilateral desde la que nos hemos acostumbrado a observar lo que ocurre en Gaza.

Se suele describir a Israel como una isla democrática en medio de un océano oscurantista y a Hamás como un ejército de bestias sedientas de sangre. La historia parece remontarse al siglo XIX, cuando Occidente perpetró genocidios coloniales en nombre de su misión civilizadora. Sus supuestos esenciales siguen siendo los mismos: civilización frente a barbarie, progreso frente a atraso. Junto a las declaraciones rituales sobre el derecho de Israel a defenderse, nadie menciona nunca el derecho de los palestinos a resistir una agresión que dura desde hace décadas. Pero si en nombre de la lucha contra el antisemitismo permitimos que se desate una guerra genocida serán nuestras propias orientaciones morales y políticas las que se vean empañadas, serán los supuestos de nuestra conciencia moral los que se verán socavados: la distinción entre el bien y el mal, el opresor y el oprimido, los perpetradores y las víctimas.

Fecha: lunes 29 de julio

Hora: 3 pm

Lugar: auditorio José María Arguedas de la FIL (Parque Próceres de la Independencia, Jesús María, alt. cd. 16 de av. Salaverry)

Presentan:

– Alberto Adrianzén

– Daniela Ortiz

Organiza: librería Contragolpe  

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Literatura

«Por Facebook», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

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Por Giovanna Gutierrez Narrea

Te miro por el face y vienen a mí los años de esplendor al lado tuyo. Una relación amorosa de tres años: compartiendo anécdotas, viajando juntos, experimentando emociones, conociendo un poco de ingeniería mecánica y tú aprendiendo un poco más sobre el sistema de la lengua (tú en la UNI y yo en la UNE-Cantuta). Dé repente, tu ausencia se empezó a justificar porque tenías que estudiar para tus prácticas calificadas, luego los trabajos de grupo y, finalmente, tus exámenes parciales y finales. Un par de meses después me dijiste haber conocido a una chica (rubia superficial, por cierto, tez blanca, delgada, caderona y bien tarrajeada; la típica mujer por la que el 99.9 % de hombres pierden la cabeza). Enamoramiento que te duró menos de un año, puesto que tu nueva conquista terminó yéndose con un hombre, muchos años mayor que tú; interesante cargo en la política de la universidad y de atractiva billetera. Supongo que mi poco atrevimiento sexual y la falta de coquetería fueron en gran parte, también, las causas del enfriamiento sentimental, razones por las que terminaste conmigo.

Anoche vi a Javier -me contó Mary-. Pensé que eras tú la que estaba con mi primo (estos chicos no cambian, terminan y luego regresan -me dije-…). Yo estaba comprando salchipapas en la esquina de mi casa, cuando pasaron por detrás mío, y mi primo ni cuenta se dio, y al voltear miré a la chica, quien tenía tu misma estatura, el cabello negro y lacio como lo tienes tú, y de perfil muy parecido a ti (pudiendo tener una original, se buscó una copia), pero por la oscuridad no la pude ver con exactitud. Sin embargo,  esa relación no le duró mucho tiempo, porque luego lo vi salir con su actual pareja, un poco feíta la nueva prima, pero es odontóloga. Ni modo amiga, será mi primo pero que se joda… Mejor estabas tú.

Aquí el cuento completo: https://cuentroversia.blogspot.com/2024/06/por-facebook-te-miro-por-el-face-y.html

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Literatura

Invitación a comer un chaufa: el nuevo libro de Julio Barco

Lee la columna de Nicolas López-Pérez

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Por Nicolas López-Pérez

A la industria editorial en crisis: lo primero es tomar por sorpresa a la hegemonía con un ramo de dientes de león. Luego, al ver los rostros entre la confusión y el estupor, soplar con dulce violencia cada una de las partículas que componen la flor. Esa es la fuerza literaria de Julio Barco (1991), señoras y señores. El poeta de El Agustino que viste y calza. No me detendré en la identidad de qué género o de qué tipo es el último libro publicado. Lo cierto es que Chaufa es un homenaje a la opacidad de la palabra y el lenguaje. En sus páginas se narra, se ensaya, se canta, se baila y se come. Como si la literatura peruana y su estado actual fuese el tema de un banquete digno de Platón, una reunión que armoniza reflexión y sentimiento.

A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, huelga deciros que este libro es una incisión en las maneras de leer el insalvable abismo entre lo popular y lo culto; entre la periferia y el centro; entre el margen y el cuadro. Al mismo tiempo, su prosa nos muestra a un escritor audaz y resiliente ante el histórico vapuleo contra quien no tiene santos en la corte. Un escritor que se desenreda, como si fuera un ovillo de lana, para golpear la mesa y declarar una nueva profesión de fe literaria. Tal vez, señoras y señores de la industria editorial en crisis, la literatura que os presentáis es, a grandes rasgos, ominosamente homogénea y continúa a mostrarnos un Perú desconectado de sus bases. Puede que esta afirmación categórica se malinterprete, pero ante un mar de literatura pituca y aspiracional en que la finalidad es conmover o divertir con historias más o menos fascinantes, escribir desde las entrañas de nuestras ciudades es un ejercicio de resistencia y estrategia. Chaufa articula la palabra como un antídoto contra la apatía que vuestra literatura vierte sobre la clase trabajadora peruana.

En un hadiz islámico se lee que el estómago es el centro de todas las enfermedades. Desde ahí, una ética del cuidado de lo que se come. En el Perú, no obstante, todavía se habla de hambre; todavía hay poblaciones enteras donde escasea la comida y no solo por el aumento en el costo de la vida ni por la falta de empleos, sino por el individualismo y, además, la insuficiencia de las políticas públicas para llegar a cada rincón de una escandalosa, pero preciosa geografía. Recuerdo un dossier de 2018, publicado en Unidiversidad, una revista de pensamiento y cultura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y titulado “Perú: los poemas del hambre”. Paolo de Lima, el compilador, enfatiza el hambre como tópico en los versos de un considerable número de autores. Y esos poemas y poetas no son los primeros que orbitan en torno a la comida, también obras como “Primicias de cocina peruana” (2005) de Rodolfo Hinostroza, “Comer en los mercados peruanos” (2019) de Mirko Lauer o incluso “Tratado de la yerbaluisa” (2012) de Enrique Verástegui son ejemplos del vínculo entre literatura y comida. El estómago se conecta con el corazón y el cerebro, ¿y ustedes señoras y señores de la industria editorial qué hacen al respecto con las problemáticas sociales de las mayorías? Una paradoja: Perú, potencia gastronómica a nivel mundial e incapaz de erradicar el hambre en su territorio.

Barco nos encuentra en el Chifa, aunque puede que otros platos que nos acomunan sean el ceviche o la salchipapa. Lo encomiable está en el imaginario popular que este escritor construye: precisamente, en ese punto en que todos los archivos se tocan y donde no originan una identidad que confronta los ánimos, sino una capaz de generar una potencia solidaria donde el Perú se construye con tradiciones, afectos y palabras. Barco apuesta, en definitiva, por un manifiesto que conjura un sentimiento social, bullendo desde un problema inmanente y trascendente: el sentido de seguir luchando juntos por un mejor Perú. A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, ¿cuántos libros tenéis que ingeniosamente pueden remecer a los sectores más populares? Una fuerte resistencia contra la literatura pequeño-burguesa, tanto como guiones que tienen éxito en Netflix y Hollywood. Barco escribe como se prepara un chaufa. Auguro que su lectura tendrá sabor a la simpleza y santidad de ese plato. Girados y apreciad la maestría del verbo. Chaufa es imperdible en este 2024 de las letras peruanas. Imperdible.

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