Fotos: Margot Simons.
Una de las muestras de pintura que se acaba de inaugurar hace una semana en la galería del ICPNA de La Molina, es «Circuitos electrónicos urbanos» del artista peruano Miguel Ángel Velit. Son más de cincuenta cuadros con los que Velit nos muestra ese mundo urbano lleno de color y de calles solitarias.
Desde una mirada espacial nos sorprende con las caóticas ciudades, tanto de día y de noche. Velit es de los artistas que exploran el espacio, de esos caminantes que recorren la urbe en busca de nuevas sensaciones, colores y sonidos. Un artista que trabaja diversos soportes como la pintura, escultura, instalación y video.
En esta entrevista nos habla sobre su experiencia como artista entre las ciudades de Lima, Buenos Aires, Nueva York y Miami. Además, confiesa cómo mantiene ese fuego de la creación, una energía permanente que le permite seguir en este camino tan competitivo del arte.
También reflexiona sobre el papel y el poder de las galerías, los críticos de arte y los coleccionistas. Y asegura que el pintor de caballete no ha muerto.
Miguel Ángel, después de un año regresas con una gran individual titulada Circuitos Electrónicos.
Esta es una muestra bastante personal y vivencial, esta individual marca una etapa mía como artista, ya que rompe una faceta. Aquí trabajo la expansión desmedida de la ciudad, tanto de día como de noche, ya que soy un viajante constante que se moviliza en auto, bus y bicicleta, y veo cómo la ciudad rompe el esquema tradicional de lo que es Lima cuadrada o la Lima antigua.
En esta muestra estas presentando más de cincuenta cuadros ¿cómo fue el proceso?
Gracias a mi nuevo taller he podido hacerlo con rapidez, ya que uno puede poner cinco cuadros y manchas de rojo en los cinco a la vez, y también en esta época del año el sol te ayuda.
Lo interesante también es ver que tu muestra se divide entre el color y el blanco y negro.
En realidad está dividida en siete pasos. Uno es a color, como mapas de barrio, el otro es mapas más panorámicos, como si uno viera Lima desde un satélite, y también siempre con el tema electrónico, aquí por ejemplo tenemos un cuadro de Lima de noche, un cuadro oscuro donde se ve las luces que se producen de noche.
¿Qué te inspira para plasmar estas imágenes en el lienzo?
A mí lo que me inspira mucho es la calle. Como soy viajero y recorro las calles de los países que voy, eso me da mucha energía. Antes decía: por qué Lima no es como Nueva York, por qué Lima no es como Buenos Aires. Pero actualmente Lima es igual o mejor que esas ciudades.
Esta galería del ICPNA de La Molina, se asemeja bastante a una galería de Nueva York.
Es como si estuviéramos en Soho o en la quinta avenida. En este barrio de La Molina hay mucha gente que le gusta la cultura y esta galería es un punto importante para ellos.
¿Te gusta que te llamen artista abstracto o contemporáneo?
No, me gusta considerarme un artista de vanguardia. Porque siempre lo que hago es estudiar e investigar temas, ya sea pintura, instalación, video o escultura, en este tiempo he dejado la instalación y le he dado más importancia al video.
¿Y la escultura?
La escultura siempre la hago, porque en la mañana pinto y en la tarde trabajo en mis esculturas. Ahora tengo que entregar una escultura casi de diez metros. Pero siempre mi pasión desde la universidad era viajar, tomar el tren e irme a dibujar algún sitio. Y si tenía plata o no la tenía no interesaba, eso ya lo veía en el camino (risas). Era una sensación de adrenalina muy grandiosa, en los viajes de La Plata a Buenos Aires me sucedían cosas alucinantes.
¿En el mercado de arte peruano vendes más escultura o pintura?
Pintura, es por el medio. Es sobre todo por un tema de espacio. Ya que si uno se compra un departamento lo primero que va querer es comprarse lo muebles y después un par de cuadros o de repente varias, pero la escultura no, ya que no tienen donde colocarlo, la mayoría de personas tienen departamentos pequeños, lo que puedes vender es una escultura del tamaño de una mano.
¿De alguna manera el público peruano en estos últimos años consume más arte?
Yo creo que sí, sobre todo en la época que vivimos, ya que se construye departamentos en casi todos los barrios. También las feria de arte ayuda a que el público de todo nivel económico conozca y tenga más sensibilidad en adquirir un cuadro o una escultura.
¿Qué piensas cuando dicen que el pintor de caballete ha muerto?
No creo que haya muerto, ya que la pintura siempre será eterna. Desde las épocas del hombre primitivo, el renacimiento, las revoluciones que hubo en Francia. Además, aquí en Lima los chicos de Bellas Artes aman la pintura, igual pasa con La Católica. El arte conceptual trae otro tipo de movimiento, pero de repente de acá a unos cincuenta años cambie todo y la pintura agarre nuevamente más fuerza. De todos modos veo que hay un 80 % de amigos pintores que le dan con ganas, y además hay niveles de pintores algunos buenos y otros medianos, pero que le ponen el alma, corazón y vida para seguir pintando.
¿Quién es el que posiciona un artista, la galería, el crítico de arte o el coleccionista?
A mí me parece que los tres, cada uno tiene su función diferente. Vivimos en tiempos modernos, antes no era así, antes era un marchante que manejaba al artista y luego el galerista, pero actualmente es el crítico de arte, es como el abogado del artista. Las galerías también ahora buscan pintores contemporáneos y que tenga un rollo intelectual también. Pero no solo pasa en el Perú, yo lo he visto cuando he vivido en Miami, Nueva York o en China.
Algunas personas creen que una pintura es un adorno y otras creen que una pintura es una forma de pensar y criticar la realidad de una sociedad ¿Qué crees tú?
Yo creo que lo segundo que dijiste es lo más certero. Hay otras personas que también compran una obra para adornar su sala o su comedor, pero bueno, cada persona que lo compra hace lo que guste con la obra.
¿Cómo ves el trabajo de los artistas contemporáneos en el Perú actualmente?
Me parece muy bueno, los que tienen entre 25 y 35 años vienen con otro tipo de concepto plástico, pero también tiene otra formación, que van de frente a los que es el objetivo, dejan el romanticismo y leen y exploran soportes como el video. La pintura también cambia, ya no será como la época de los expresionistas o indigenistas, pero será tal vez como los tiempos modernos del 2016, aquí y en cualquier parte del mundo.
¿Las nuevas herramientas de comunicación de qué forma te han servido para seguir desarrollando tu trabajo?
A mí lo que más me ha hecho madurar en el arte es hacer residencias artísticas, he hecho alrededor de cuatro residencias artísticas. Una en Vermont Studio Center, otro en Miami y en Centro Selva, y seguiré postulando a otras.
¿Cuál crees que es el error de los jóvenes artista que se desesperan por conseguir una galería?
Tienen que tener calma, y comenzar aunque sea en un café, poco a poco, así ir subiendo de a poco, al menos esa fue mi experiencia, al principio no me querían dar los grandes espacios y exponía en cafés, y luego en un centro cultural y siguió un museo, luego me dieron una galería y actualmente exponga hasta en Nueva York. Mi camino ha sido lento pero seguro.
En esta muestra que se inauguró hace una semana ¿estás vendiendo?
Sí, ya vendí un cuadro, pero tengo la seguridad que durante el año venderé. Cuando era más joven yo pensaba en hacer una muestra pero con la condición de vender. Y eso era una cosa errada de mi parte. Ahora hago la muestra con toda mi energía para sentirme bien, para que la gente entre consiente a mirar mis pinturas y luego se venda o no se venda eso ya no me preocupa.
Lugar: Galería ICPNA La Molina (Frente a la Universidad de Lima)
Fecha: Hasta el 9 de abril.