Premiada escritora, periodista y ensayista mexicana, Margo Glantz (Foto: Diario El Universal)
La escritora, periodista, profesora y traductora Margo Glantz (México, 1930), postulada hace un par de años al Premio Cervantes y una de las leyendas de la literatura mexicana contemporánea, comparte con los lectores el prólogo que escribiera para la edición de homenaje de «La vida a plazos de don Jacobo Lerner», del escritor peruano Isaac Goldemberg, que ya está en todas las librerías de Lima.
«La vida a plazos de don jacobo Lerner», un clásico.
1.- Roland Barthes afirmaba en La preparación de la novela, libro póstumo, registro de su último curso en El Colegio de Francia, poco antes de su muerte en marzo de 1980:
Pertenezco a una generación que ha sufrido demasiado la censura del sujeto: ya sea por la vía positivista (objetividad requerida en la historia literaria, triunfo de la filología), ya sea por la vía marxista (demasiado importante, aun cuando ya no lo parezca, en mi vida). Valen más los señuelos de la subjetividad que las imposturas de la objetividad. Vale más el Imaginario del Sujeto que su censura.
2.- Y aunque en La vida a plazos de don Jacobo Lerner del escritor peruano Isaac Goldemberg, publicada por vez primera en Nueva York en 1976 y varias veces reeditada y traducida, el protagonista no sea el sujeto de la narración y de él tengamos noticias sólo a través de “bocas ajenas” , las que emiten los demás personajes de la novela en primera persona, convirtiéndolo en objeto del discurso, la novela es necesariamente subjetiva, o al menos expresa la subjetividad de quienes acabarán siendo los fantasmas de don Jacobo, o de su hijo Efraín, al que nunca conocerá y de quien sólo tendrá noticia justo a través de los otros hablantes.
En efecto, el libro comienza con esta frase: “La noche antes de morirse, Jacobo Lerner pensó que su muerte originaria leves catástrofes”.
Catástrofes parecidas a las imaginadas por los niños que sueñan con morirse para saber si de verdad son queridos, o si de verdad forman parte de una historia, aunque fuera familiar. Y esas catástrofes imaginadas podrían acaecerles a otros personajes involucrados directa o indirectamente con el próximo difunto: su cuñada, su hermano, su querida, la hermana de su cuñada, sus amigos, la madre católica de su hijo bastardo Efraín – el otro sujeto esencial del discurso, aunque se trate de un sujeto privado de discurso lógico- y todos aquellos, católicos o judíos, que habitarán en los pueblos cercanos a Chepén, lugar de nacimiento de Isaac, el novelista, y por donde deambulara el abonero, esa figura del fracaso.
Cerca y luego, los habitantes de Lima, la capital, donde vive el grueso de la comunidad judía del Perú, también protagonista de esa historia híbrida, como la llama el propio autor en alguna de sus entrevistas:
“Lo que se da en mi obra es el deseo de experimentar profundamente el exilio judío, no sólo como acontecimiento histórico sino también como un suceso mítico. Al referirme constantemente al pasado, sobre todo en mis poemas, lo que intento es recuperar una serie de mitos todavía latentes en el judaísmo. Y trato de hacer lo mismo al ocuparme de los mitos peruanos para explorar esa otra parte de mi ser. Es decir, viendo la historia no como una mera sucesión de eventos sino como un conjunto de hechos que se despliegan a partir de una cosmovisión cosmológica compartida. Por eso mis novelas o mis poemas no deben tomarse como una autobiografía, ni como una historia real de la comunidad judía peruana, ni de cierta vida provinciana en el Perú. Todo eso sólo sirve de telón de fondo para presentar una experiencia en la cual lo histórico vuelve a participar de ciertas memorias míticas”.
Isaac Goldemberg, homenajeado por la Casa de la Literatura.
3.- De entre los muchos elogios que este libro ha suscitado, extraigo este de Severo Sarduy:
“Los detalles de la implantación americana, esa mezcla de Antiguo Testamento y brujería: la Torá envuelta en lianas, ese es el emblema de la novela. Y algo más: estamos hartos de Sinagoga vencida —como en las fachadas góticas— frente a una iglesia triunfante, hartos de judaísmo lacrimoso. En La vida a plazos de don Jacobo Lerner Goldemberg subvierte esa tradición afligida con su humor, con su distancia constante, kitsch hebreo antes del kitsch”.
Me encanta la definición: “la Torá envuelta en lianas”. Sin comentarios adicionales.
4.- Libro emblemático, su confección es digna de exaltarse. Si la vida de don Jacobo tuvo como signo el crédito, la novela, así como las operaciones realizadas por su protagonista, se nos entrega a plazos. Leemos cómo se disparan incansables retazos de historias, recortes de periódicos, voces diversas – femeninas y masculinas, infantiles y adultas-; corren asimismo murmullos, chismes, oraciones, sobrevienen sueños, pesadillas: exigen atención y paciencia lúdicas para poder armarse como si se tratase de un rompecabezas, con lo que el libro podría prefigurar la construcción ideada por Georges Perec en La vida instrucciones de uso (1978) o también, y aún más cerca quizá, desplegar a su especial manera y, gloriosamente, esa pluralidad de voces, método antes perfeccionado por Manuel Puig en Boquitas pintadas de 1969.
Portada de la edición de homenaje de la emblemática novela de Goldemberg.
SOBRE MARGO GLANTZ: La escritora, periodista, profesora y traductora Margo Glantz nació en la Ciudad de México en 1930. Profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, es desde 1995 miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua e investigadora emérita del SNI desde 2004. Ha enseñado en varias universidades del extranjero: Yale, Princeton, Berkeley, Harvard, Barcelona, París. Su obra se caracteriza por el hábil manejo del lenguaje, por la erudición, por su agudeza crítica y por su originalidad creativa. Es autora de libros de ensayo, cuento y novela, entre los que destacan: Las genealogías, Síndrome de naufragios, La lengua en la mano, De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos, Erosiones, ¿Sor Juana Inés de la Cruz, hagiografía o autobiografía?, Sor Juana: la comparación y la hipérbole, Apariciones, Zona de derrumbe y El rastro (finalista del Premio Herralde de Novela). Fundó y dirigió Punto de Partida (UNAM) y Guía de Forasteros (INBA). Ha recibido las becas Rockefeller y Guggenheim, el Premio Magda Donato (1982), el Xavier Villaurrutia (1984), el Sor Juana Inés de la Cruz (2003) y recientemente el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004 en el campo de Lingüística y Literatura. Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2011.Candidata al Premio Príncipe de Asturias, 2011; propuesta por la Real Academia Española al Premio Miguel de Cervantes, 2011; Premio al Mérito Cultural de la Ciudad de México, Carlos Monsiváis, 2012.