A pocos días de iniciarse la COP20 en Lima, es importante conocer el interesante comunicado del ministro taiwanés Kuo-Yen Wei, encargado de la Administración para la Protección Medioambiental.
«Los científicos nos informan que el desarrollo industrial moderno ha causado concentraciones de dióxido de carbono en todo el mundo que han excedido la capacidad de aguante de los ecosistemas naturales. No obstante, ello nos ha permitido ser testigos de lo que Adam Smith exponía en su Teoría de los Sentimientos Morales, que los seres humanos tenemos una tendencia natural a ser comprensivos y a tener, en realidad, cuidado con la sostenibilidad del mundo natural. El 23 de septiembre de 2014, tras la crisis de las negociaciones sobre el clima de Copenhague en 2009 y, posteriormente, el 20º aniversario de la Declaración de Río, los líderes mundiales se reunieron en la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima, en Nueva York, con la esperanza de romper el punto muerto en las negociaciones sobre el clima y de instar a las partes implicadas a ser más agresivas en sus acciones. Las negociaciones a nivel internacional sobre el cambio climático han entrado ahora en un punto crítico en el periodo previo a la firma de un nuevo acuerdo global en la Conferencia sobre el Clima de París, que se celebrará en diciembre de 2015.
La respuesta al cambio climático es una larga y difícil tarea repleta de desafíos y oportunidades. En la República de China (Taiwán), gracias a una ambiciosa política del Gobierno para promover la conservación de la energía y la reducción del carbono, las emisiones dióxido de carbono procedentes de combustibles fósiles registraron un crecimiento negativo en 2008, por primera vez desde 1990, y se han mantenido más o menos estables durante estos últimos años. Aunque en 2013 las emisiones totalizaron 250,3 millones de toneladas, un ligero incremento del 0,67 por ciento respecto a 2012, permanecen por debajo del pico histórico de 2007. Igualmente, la intensidad de las emisiones de Taiwán continúa descendiendo, pasando de los 0,0197 kg de CO2 por dólar a los 0,0163 kg de CO2 por dólar en 2013. Ello subraya el efecto positivo que la política del Gobierno y la educación están teniendo sobre la desvinculación de las emisiones de gases de efecto invernadero del crecimiento económico.
El cambio climático se ha convertido en uno de los enfoques económicos y políticos más importantes de este siglo, una cuestión central que afecta a la política internacional, al comercio y a la sociedad. Su impacto es amplio y complejo, y concierne a todas las consideraciones sociales, económicas y medioambientales referidas al desarrollo sostenible. No obstante, dada la influencia tan directa que tiene el cambio climático sobre el desarrollo nacional, la competitividad y la igualdad intergeneracional de todos los países del mundo, las acciones de mitigación que se están adoptando están muy por debajo de aquello que realmente se requiere. En lo que respecta a Taiwán, el cómo insistir en la reducción del carbono basandose en el concepto moral de solidaridad, se ha convertido en la tarea primordial para un país con escasez de autosuficiencia energética y limitada capacidad para sobrellevar por sí mismo el cuidado del medioambiente. Así que resulta esencial que recibamos orientación de cómo cumplir de la mejor manera con nuestro compromiso de reducción de las emisiones de carbono.
A través de una restructuración gubernamental, Taiwán se ha creado un Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales para enfocar mejor sus esfuerzos en la prevención de la polución, el ajuste del cambio climático, la administración de las cuencas hidrográficas, la prevención de desastres y la conservación de la naturaleza, marcando el comienzo de una nueva era para la protección medioambiental. El objetivo es restablecer los valores de sostenibilidad medioambiental, de conservación de la energía, de reducción de las emisiones de carbono y de la polución medioambiental, y crear un entorno medioambiental de bajo riesgo caracterizado por una producción limpia, una vida confortable y un ecosistema inmaculado. Por ejemplo, mediante la aplicación del concepto de “minería urbana”, se puede transformar los residuos en recursos, promoviendo el reciclaje y la reutilización de recursos, haciendo provecho de la oportunidad para desarrollar una economía verde. En el mismo modo, se integra en ello la política gubernamental y la legislación, la participación de los sectores público y privado, las fuerzas del mercado y la innovación tecnológica, para ayudar a Taiwán a reducir emisiones del carbono, transformando su economía hacia una de bajo carbono y alcanzar sus objetivos en materia de protección medioambiental.
Después de que el presidente Ma Ying-jeou anunciara este año que la planta nuclear de Lungmen, en Taiwán, será cerrada después de una serie de inspecciones de seguridad, se comprometió a celebrar la IV Conferencia Nacional sobre la Energía. Ello permitirá ofrecer, tras comunicaciones racionales, diferentes puntos de vista sobre el modelo del futuro desarrollo de la energía eléctrica de Taiwán. Mientras discutimos sobre la oferta y la demanda de energía, necesitamos que el público entienda claramente que el verdadero potencial para reducir las emisiones radica en nuestras opciones futuras entre los diferentes tipos de energía. Todas las partes interesadas deben compartir la responsabilidad de la reducción de carbono y trabajar conjuntamente en los compromisos que demanda un plan a largo plazo. El cual será la meta concertada de todos los esfuerzos de la siguiente etapa. Las experiencias del Reino Unido, Alemania y la Unión Europea nos dicen que quienes están en el poder deben asumir audazmente compromisos y tener el coraje de continuar adelante con ellos. Relativamente, hay también un precio que pagar si la sociedad civil espera que el mundo sea un lugar mejor. A la hora de afrontar el cambio climático, debemos tener claro que lo que realmente importa no son nuestros ideales, sino aquello que estamos dispuestos a lograr conjuntamente.
Durante mucho tiempo, Taiwán ha actuado discreta y diligentemente para cumplir con su papel como miembro responsable de la comunidad internacional mediante la firma de acuerdos bilaterales y cooperaciones multilaterales. Hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para dar pasos prácticos que reflejen las iniciativas y esfuerzos del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, siglas en inglés). Lamentablemente, nuestro país permanece excluido del UNFCCC hasta la fecha. Es nuestro deseo de involucrarnos significativamente en sus encuentros y actividades, para que seamos incluidos en el sistema de mutua cooperación mundial, recibiendo el apoyo y la asistencia necesarios de la comunidad internacional. Asimismo, a través de la integración en ella, formaremos parte de la trayectoria de desarrollo internacional. Ello también nos permitiría contribuir a la sociedad internacional compartiendo nuestra experiencia en protección medioambiental con la comunidad internacional y con otros países en necesidades, integrando de este modo la fortaleza de Taiwán en la acción climática global.»