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La esclavitud de la mente: El control mental y sus dimensiones

Lee la columna de Raúl Allain

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El objetivo de este artículo es exponer el tema del control mental y hacer una crítica sistemática de la esclavización de la mente y por ende del comportamiento del ser humano, actividades que ya han alcanzado niveles irreversibles durante el siglo XX.

Abordaremos los dos aspectos del control mental, constituido, en analogía a los dos lados de la actividad cerebral humana: un componente psicológico y otro fisiológico. El aspecto psicológico-mental tiene que ver con la interiorización –a menudos conflictiva– de la explotación, opresión y discriminación del orden social existente, y la afirmación de sus tradiciones, normas y valores, es decir, su ideología. El aspecto fisiológico-mental tiene que ver con la manipulación tecnológica de las mentes de todos aquellos, que no han logrado adaptarse psicológicamente al actual orden social dominante, y quienes niegan y rechazan la esclavitud en todas sus formas.

Con la entrada a la denominada era de las frecuencias y ondas hertzianas se ha posibilitado la manipulación directa de los procesos cerebrales en base de la tecnología electromagnética y el uso del pleno espectro de las frecuencias para tal fin.

La metodología a utilizar es la exposición y análisis de la información existente, como el caso de los proyectos HAARP y MK Ultra. En ellos aplica manipulación mental-fisiológica, técnicas como sonido (infrasonido, ultrasonido), luz (luz visible, luz infrarroja, luz ultravioleta), campos magnéticos (campos parejos, campos intermitentes), campos eléctricos intermitentes de baja frecuencia, campos eléctricos intermitentes de alta frecuencia, radiación con rayos X y con rayos radioactivos, entre otras técnicas.


Por Raúl Allain

La historia, entendida como proceso histórico de trabajo o sistema de producción y reproducción humana, ha girado a lo largo de los milenios alrededor de la apropiación ajena de lo que fueron y son los frutos y el esfuerzo físico del trabajo de los demás. Este hecho, radicado en la propia división del trabajo y en la sociedad de clase, ha permanecido a través de las diferentes etapas históricas o modos de producción bajo formas variadas pero de una misma esencia, que es la sumisión de una parte de la sociedad en condición de clase explotada bajo la otra, dominante.

Aquella persona o clase social, cuyas herramientas para producir y reproducir su vida, cuya fuerza y producto de trabajo, y cuya actividad vital misma están sumisos bajo la determinación y apropiación por otro u otra clase, puede considerarse estar en condición de esclavo. Desde el “esclavo clásico”, propiedad físico-directa del amo, el siervo atado a la gleba, propiedad indirecta del terrateniente, hasta el esclavo asalariado o trabajador moderno, posesión indirecta del propietario de los medios de producción modernos, su característica común es ser una herramienta explotable, desechable y sustituible una vez agotada su vida productiva.

A lo largo del proceso de trabajo y en cada etapa de su desenvolvimiento, las respectivas clases dominantes se han visto en la necesidad de encontrar la manera más eficiente para racionalizar, justificar y legalizar las diferentes formas de esclavitud objetiva bajo la cual se han encontrado sumisos las clases explotadas, y sobre todo de obtener el “consenso” de estas últimas para que aceptasen su condición social dependiente y sumisa, bien sea por desconocimiento e ignorancia, bien sea por la interiorización psicológica y la subsiguiente afirmación mental-subjetiva de su realidad objetiva.

Aparte de la propia dinámica del proceso de trabajo, que lo ha llevado a engendrar nuevas formas de esclavitud con cada nuevo modo de producción, y nuevos mecanismos de adaptación social cada vez más refinados, el factor decisivo para la perpetuación de un sistema basado en la esclavitud objetiva, ha sido y sigue siendo el acondicionamiento subjetivo, es decir el control mental. Nada más eficaz para el sistema de trabajo en lo que concierne su conservación y perpetuación, que su autoreproducción en la psiquis y la mente de quienes lo sustentan con su fuerza de trabajo y “el sudor de sus frentes”, es decir, con la energía de sus propias vidas. En este sentido, los trabajadores-consumidores modernos, determinados en su vida productiva por los dictámenes del mercado laboral y el sometimiento bajo largas jornadas de trabajo diario, movidos en su vida recreativa por los dictámenes del consumismo, y así conducidos en la totalidad de sus vidas por una especie de “control remoto” y lejos de reconocer y romper su determinación ajena, constituyen, sin duda y “ocultos a plena vista”, los nuevos esclavos del Siglo XXI.

Parece que la esclavización de la mente y por ende del comportamiento del ser humano en el recién comenzado siglo XXI ya ha alcanzado niveles irreversibles, a causa del control mental que actúa constantemente y sin misericordia sobre sus víctimas para evitar que éstos se rebelen contra un orden social intrínsecamente inhumano y explotador. En lo siguiente abordaremos los dos aspectos del control mental, constituido, en analogía a los dos lados de la actividad cerebral humana, por un componente psicológico y uno fisiológico. El aspecto psicológico-mental tiene que ver con la interiorización –a menudos conflictiva– de la explotación, opresión y discriminación del orden social existente, y la afirmación de sus tradiciones, normas y valores, es decir, su ideología. El aspecto fisiológico-mental tiene que ver con la manipulación tecnológica de las mentes de todos aquellos, que no han logrado adaptarse psicológicamente al actual orden social dominante, y quienes niegan y rechazan la esclavitud en todas sus formas. Con la entrada a la denominada era de las frecuencias, se ha posibilitado la manipulación directa de los procesos cerebrales en base de la tecnología electromagnética y el uso del pleno espectro de las frecuencias para tal fin.

Este último aspecto resulta particularmente preocupante ya que salta a la vista, que el grado avanzado de explotación –y sobre todo la destrucción del ya obsoleto trabajo manual-físico a través de la miseria, del hambre y de las nuevas guerras desatadas a escala planetaria–, exige un mayor y cada vez más directo grado de control mental, para evitar la formación de una conciencia y resistencia global revolucionaria-emancipatoria, que contrarrestaría el actual curso de destrucción total, y acabaría con todas formas de esclavitud y con la explotación económica, opresión política, discriminación social y alienación humana.

EL ASPECTO PSICOLÓGICO DEL CONTROL MENTAL

Llama la atención, que la abrumadora mayoría de aquellos, que integran las filas de quienes están obligados a vender su fuerza de trabajo y cuya existencia está precisamente enmarcada dentro de la determinación ajena o esclavitud objetiva, son los mismos que más decididamente defienden al sistema explotador y opresor del cual son víctima. Han plenamente interiorizado su condición dependiente, es decir, afirman que su entorno económico, financiero, jurídico, político, social y moral esté dominado por una cada vez más reducida clase social, propietaria de los medios de producción, destrucción y comunicación, y escondida detrás de un “intermediario anónimo”, que es el mercado.

La interiorización de la esclavitud objetiva y su reproducción constante en la psiquis de sus integrantes con incidencia correspondiente en su comportamiento, es condicio sine qua non para su continuidad y funcionamiento sin obstáculos. Especialmente en tiempo de crisis o declive como el que estamos viviendo actualmente, donde las consecuencias de la competencia feroz, la brutal reducción de puestos de trabajo, los cortes en gastos sociales, y el costo humano y financiero del militarismo lo llevan en sus hombros los esclavos asalariados y el ejército de reserva de trabajadores a escala mundial, el sistema depende cada vez más de un exitoso acondicionamiento mental, para que sus integrantes piensen, actúen, sienten, crean y respondan de manera confirmatoria, más nunca crítico-negativa ante los abismos del mismo.

Entre los mecanismos propiamente psicológicos, mediante los cuales se efectúa el drenaje de lo que resta de la energía vital de los esclavos asalariados, y su conversión en reacciones inofensivas para el sistema, figuran la transformación de su aburrimiento y frustración de la vida en agresión, que es convenientemente canalizada hacia el apoyo incondicional del militarismo y fascismo; un ejemplo de lo cual lo vemos actualmente en la actitud afirmativa de casi la mitad de la población estadounidense respecto a las atrocidades cometidas por las tropas norteamericanas en Irak. Otro mecanismo de adaptación psicológica lo constituye la desviación de cualquier inconformismo hacia esquemas de consumo, sobre todo en las “sociedades opulentas”, o hacia el reforzamiento de valores religiosos, que retroalimentan la esclavitud objetiva por fomentar caracteres adaptados, sumisos, devotos y creyentes ante las autoridades superiores y el orden social y económico existente. Si bien y en cierto grado fomentado por factores externos, estos mecanismos psicológicos de desviación son, en gran parte, producto de la propia incapacidad de aquellos, que forman los integrantes de la esclavitud objetiva, de ser libres. Su miedo a la libertad es, además, cuidadosamente cultivado por la educación, las tradiciones, normas y valores vigentes, y hoy más que nunca fomentado por el acondicionamiento mental de los grandes medios de comunicación de alcance global, que proporcionan una percepción selectiva de la realidad, bien estudiada desde el punto de vista del impacto psicológico que intenta causar en sus lectores.

La manipulación constante de las mentes de miles de millones de personas, expuestas a un sinfín de noticias, impresiones, realidades y ficciones por la televisión, la prensa, la radio y el cine –todos convergentes en un sólo aparato de propaganda, que se ha dado a la tarea de sistemáticamente borrar los límites entre la realidad real y la realidad virtual–, dificulta en extremo cualquier esfuerzo de pensar y actuar autónomamente, y actúa en función de la total e irreversible homogeneidad mental de la audiencia.

Entre los métodos de semejante acondicionamiento mental destaca el fraccionamiento del pensar, efectuado mediante la sobrecarga de “información” y el bombardeo de “noticias” durante las 24 horas del día, aparentemente no relacionadas entre sí, pero todas portadoras del mismo mensaje sublime. Al convertir la “información” en un bien de consumo masivo y efímero, se logra la destrucción de las facultades de memorizar y contextualizar y por ende la capacidad de razonamiento y formación de juicio propio. La audiencia –en su vasta mayoría esclavos asalariados, dependientes de la venta de su fuerza de trabajo y sometidos al yugo de la explotación–, por no tener ni tiempo ni energía para críticamente reflexionar sobre las “noticias” consumidas diariamente, se convierte en mero receptor y reflector de la “información” recibida, tragando sin reserva sus mensajes subyacentes y sometiéndose de tal forma al acondicionamiento mental, es decir, recibe un estímulo y responde de una manera calculada por terceros.

Otro de los métodos del control mental en su dimensión psicológica es el empleo bien calculado del miedo en combinación con el fomento de la ignorancia, en una fórmula, que intenta sembrar el caos para poder cosechar la reacción del sentimiento de pánico e inseguridad de la población, ofreciendo “soluciones” prefabricadas a la medida de la élite gobernante y agradecidamente aceptadas por los gobernados, aún cuando contengan medidas abiertas de represión y restricción. El control mental de la población en general, en casi todas partes del mundo y afectando a billones de seres humanos, trabajadores y consumidores que conforman el universo de esclavos ocultos a plena vista, se ha ido perfeccionando en la medida que sus víctimas tienen la convicción de pensar y actuar a propia cuenta, sin enterarse jamás de sus cadenas de esclavitud objetiva y subjetiva.

Sin embargo, hay quienes escapan el control y la manipulación psicológica, por lo que el asunto clave para los que controlan no es, a cuantas millones de personas se les pueda manipular la mente con éxito, sino a cuantas personas efectivamente no se les puede manipular la mente, y cuáles son los métodos alternativos para controlarlos.

EL ASPECTO FISIOLÓGICO DEL CONTROL MENTAL

Por lo general, se tiende a relacionar el aspecto fisiológico de la manipulación mental con las enfermedades psíquicas y su tratamiento con psicofármacos, que alteran la estructura química del cerebro y pueden cambiar el estado de ánimo. Aún cuando esto es una contundente realidad que afecta a una gran parte de la población sobre todo en los EE.UU. y Europa, donde millones de personas sufren depresiones y están bajo tratamiento con psicofármacos, es decir, manipulación mental prescrita, queremos dirigir la atención a otro tipo de control mental que se efectúa en base y a través de ondas electromagnéticas.

El que la humanidad se encuentre, desde el punto de vista de las ciencias, en plena transición de la era de la materia hacia la era de las frecuencias, gracias a los vertiginosos avances tecnológicos, no sólo significa que hemos entrado a la era de la “información” y comunicación instantánea global, sino y también que la tecnología moderna ha empezado a hacer uso del hecho, de que el cuerpo y cerebro humano pueden responder a ondas electromagnéticas y radioeléctricas provenientes de su entorno, y entrar en resonancia con seres vivos, con la tierra, y con aparatos y sistemas tecnológicos.

Ya al comienzo del siglo pasado, el científico de origen croata, Nikola Tesla, descubrió que la tierra posee una frecuencia electromagnética propia, hecho reconfirmado en los años 1950 por el científico alemán, W.O. Schuhmann. Schuhmann determinó, que la ionosfera –la capa exterior de la envoltura gasiforme que rodea la tierra–, y la superficie de la tierra forman un condensador esférico natural, es decir, un medio natural de almacenamiento de carga eléctrica, con una frecuencia propia en el rango debajo de los 10 hertzios. La particularidad de esta frecuencia de resonancia terrestre o Frecuencia Schuhmann es, que constituye al mismo tiempo una frecuencia de resonancia del cerebro humano.

Si se miden las corrientes eléctricas del cerebro humano se puede constatar, que éste emite ondas electromagnéticas de una frecuencia entre 1 y 40 hertzios. La ciencia divide el espectro de frecuencias electromagnéticas del cerebro humano en cuatro ámbitos, que llevan relación con diferentes estados de conciencia: Las ondas delta (1-3 hertzios), correspondientes al sueño profundo y los estados de coma; las ondas theta (4-7 hertzios), correspondientes al sueño normal; las ondas alpha (8-12 hertzios) correspondientes al estado despierto-relajado; y las ondas beta (13-40 hertzios) correspondientes al estado plenamente despierto.

Por medio de la mencionada frecuencia de resonancia terrestre o Frecuencia Schuhmann, cada cerebro humano se encuentra en una relación de resonancia a la tierra, por coincidir las frecuencias fundamentales del cerebro humano con las de la tierra. Este hecho posibilita la manipulación de los cerebros humanos a gran escala a través de la modulación o manipulación técnica de las ondas Schuhmann, tecnología ya existente y operable en forma de las instalaciones HAARP en Gakona, Alaska.

Ahora bien, en la medida en que los mecanismos psicológicos de adaptación y la manipulación mental psicológica-convencional podrían resultar insuficientes para el control mental de la población en general, y específicamente frente a la cada vez más abierta brutalidad del sistema de trabajo basado en la esclavitud objetiva, que alcanza niveles alarmantes de destrucción y devastación tanto de la sociedad como de la naturaleza, se hacen indispensables nuevas formas de control y esclavitud mental. Más que 25 años atrás y de manera verdaderamente visionaria, el anterior consejero de seguridad nacional del ex-presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, entonces profesor en la Columbia University, escribió:

“Los estrategas políticos se ven en la tentación de aprovechar las investigaciones científicas sobre el cerebro y el comportamiento humano. El experto en geofísica, Gordon J.F. MacDonald -un especialista en problemas de estrategia de guerra- dice, que la inducción artificial de impulsos eléctricos, suministrados en intervalos de tiempo minuciosamente calculados, podría causar un esquema de oscilaciones de ondas electromagnéticas con elevados niveles de carga eléctrica encima de determinadas regiones de la tierra. De esta manera podría pensarse en el desarrollo de un sistema que podría inhibir considerablemente la actividad cerebral de poblaciones extensas en regiones seleccionadas, por un período de tiempo extendido… No importa, cuán profundamente preocupante les parezca, a algunos, el pensar en utilizar el medio ambiente para manipular el comportamiento humano en pro de nuestras ventajas nacionales; lo cierto es que la tecnología que nos permite tal uso se desarrollará, muy probablemente, dentro de unas pocas décadas”.

Efectivamente y tal como lo predijo Brzezinski, la tecnología para la manipulación y ruptura de los procesos mentales del cerebro humano a gran escala, ha sido operable desde 1991, con la realización del antes mencionado proyecto HAARP, un experimento conjunto del Instituto Geofísico de Alaska con la Fuerza Aérea y la Marina Estadounidense, en asociación de intereses de corporaciones privadas que se desempeñan en el área de tecnología de defensa, inteligencia y tecnología espacial.

Ya en los años setenta del siglo pasado, Brzezinski anticipó y visualizó una sociedad Orwelliana, rígidamente controlada y dirigida, vinculada con las posibilidades de supervisión y control como las brindan las nuevas tecnologías, en aquél entonces a penas emergentes. Esta sociedad sería dominada por una pequeña clase social o “élite tecnológica”, descrita por Brzezinski en las palabras siguientes:

“Más allá de las restricciones impuestas por los tradicionales valores liberales, ésta élite no hesitaría de realizar sus objetivos políticos por medio del uso de las técnicas más novedosas para manipular el comportamiento público, manteniendo la sociedad bajo estricta supervisión y control. La dinámica tecnológica y científica se alimentaría a su vez de ésta situación provechosa.” 

Hoy, treinta años más tarde, esta élite tecnológica, sobre todo concentrada en EE.UU. y Europa, tiene todo un arsenal de tecnologías de supervisión y vigilancia, control y manipulación a su alcance, que incluye armas y tecnologías electromagnéticas, de radiofrecuencia, acústicos, ópticos y de microondas, que están destinados a causar interrupción y ruptura en el ámbito de sistemas de comunicación, y desorientación sensorial o incapacitación mental en el ámbito personal y control de masas. Lo preocupante de las tecnologías electromagnéticas es, que pueden cubrir un área grande con un sólo sistema y que constituyen armas silenciosas de difícil detección.

CONCLUSIONES

Aunado a los mecanismos psicológicos de adaptación social y los métodos convencionales de manipulación mental psicológica, que actúan a favor de la perpetuación de la esclavitud objetiva y subjetiva de la vasta mayoría de la población mundial que vende su fuerza de trabajo para subsistir, las nuevas tecnologías electromagnéticas de intrusión al cuerpo y cerebro humano le añaden una dimensión aterradora a la esclavización de la mente.

Frente a las tecnologías de control mental, especialmente para todos aquellos que han podido escapar hasta cierto grado la manipulación mental generalizada, que han logrado mantener un mínimo de autonomía en su razonar y actuar, que han preservado su actitud crítica y su sentido de rebeldía y negación en relación a un sistema violador de la dignidad e integridad humana, el concepto libertad –opuesto a el de la esclavitud– adquiere un significado nunca antes imaginado.

Pensar o “ser pensado”, actuar o “ser actuado”, vivir o “ser vivido” –esto es la cuestión.

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Raúl Allain. Escritor, poeta, editor y sociólogo peruano (Lima, 1989). Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido incluido en antologías como Antología de poetas críticos (Cisnegro, México DF, 2019), Antología décimo aniversario de Lord Byron Ediciones (Liber Factory - Lord Byron Ediciones, Madrid, 2013), Veinte poetas: muestra de poesía contemporánea (I.F.D. Editor; Lima, 2010), Poesía y narrativa hispanoamericana actual (Visión Libros - Lord Byron Ediciones, Madrid, 2010), Abofeteando a un cadáver (Bizarro Ediciones - Centro Cultural de España, 2007), entre otras. Sus textos aparecen en diversos medios literarios tanto nacionales como internacionales. Actualmente preside el Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y dirige el sello independiente Río Negro. Ha publicado Poéticas, Poiesis hispanoamericana: selección de poesía contemporánea, Eros & Tánatos: poesía y arte contemporáneos, entre otras antologías, ¡Yo no hice nada!: Sobre la idiosincrasia peruana, ¡Palaciego In Memoriam!: Selección de textos de Humberto Pinedo, así como el ensayo La cientificidad del consciente (Editorial Emooby, 2011). Premio Mundial a la Excelencia Cultural y Premio Mundial el Águila Internacional a la Excelencia Sociológica de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE).

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Algunas preguntas desde un cine más libre que el de ustedes

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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¿Tendría que pedirle dinero —como un mendigo, aunque sea mi derecho, pero me harán sentirme así— a una serie de instituciones para filmar o grabar lo que mis ojos ven? ¿No les parece raro? ¿Diabólicamente laberíntico? ¿Será que ya no puedo ver con mis propios ojos sin su permiso?

¿Y qué tal si hago mi película como quiero sin la ayuda desinteresada de quienes quieren controlarme? Y si no quieren controlarme es que no son un Estado…

¿Y si no son el Estado me darán dinero para que yo les dé luego más dinero porque todo es dinero y todo lo que no es dinero no es nada en la práctica para ustedes?

Y estas instituciones tan indudablemente necesarias ¿son inocentes? ¿o tienen intereses y fines propios? ¿Fines contrarios a los míos? ¿Amarán el arte, la libertad de expresión colectiva tanto como individual y el pensamiento como tú (imaginando un tú ideal)?

¿Amarán internarse en el seno o en el abismo de lo desconocido para crear un mundo nuevo, una nueva vida? ¿O estas instituciones serán por su propia estructura reencarnaciones caricaturescas de los burócratas que torturaron a los personajes de Franz Kafka?

¿Es preciso que sepa lo que voy a hacer de antemano y que se los diga con pelos y señales? ¿Que cuente necesariamente con un plan pormenorizado? ¿O que mienta en nombre del sagrado cine industrial? Si lo que yo busco es que La Casualidad, Dios, El Azar, La Sorpresa, La Sincronicidad, El Destino, El Caos o El Misterio y El Milagro (entre otros ‘actores’ reales o imaginarios) intervengan; ¿cuál es la gracia de hacer como si lo controlara todo?

Actores. ¿Por qué traicionan las verdades de la vida con la falsedad insultante de su estilo de actuación? ¿No se dan cuenta que los mejores de entre nosotros se asquean con lo que hacen? ¿De qué nos sirven sus trucos? ¿Aprendemos a vivir o a reconocer el fondo de nuestro ser gracias a su repertorio manoseado?

En un mundo sometido a la voluntad maldita y destructora del dios dinero, para el que el crimen es el mejor negocio, ¿crees que ese dinerito te lo dan gratis? ¿O eres tonto y no sabes cuál es el precio que tendrás que pagar?

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Tragedia griega minera o esperanza peruana, he ahí el dilema

Mientras el país parece listo para reventar, los ministros invitados por la comisión de energía y minas vuelven a insistir.

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En la sesión extraordinaria de la Comisión de Energía y minas, desde horas antes se notó entre los congresistas la impaciencia y la irritación ante una situación límite. Con un país en vías de ser paralizado por protestas en 9 puntos del país, el Ejecutivo ha aplazado por cuarta vez la REINFO, el cual debía ya haber vencido pero no hay Mape que valga para satisfacer a unos mineros informales disconformes. Coincide esta situación con un aniversario más del sofocamiento de la revolución de Trujillo de 1932, que concluyó en la masacre de un número aún indeterminado de peruanos a manos del ejército peruano. En este marco conviene hablar de una tragedia minera griega que se cierne en el aire. Hoy se invitó a 4 ministros y ninguno vino.

Se cursó invitación a los ministros de Energía y minas, Economía, Ambiente y de Cultura. Ninguno vino. Solo asistió el viceministro de Energía y Minas para molestia de la Comisión que manifestó su profundo desazón. Esta es la segunda invitación que se hace y en la que son plantados los congresistas. Entre tirios y troyanos la conclusión es unánime: la responsabilidad recae en el ejecutivo. Las posturas varían en algunos matices, pero la bomba de tiempo literalmente la tienen al frente. Desde la semana pasada los mineros están acampados en la Abancay y cada día su número y molestia aumenta. Como señaló el congresista Paredes, lo que está en riesgo es arrojar a la pobreza a 50 mil mineros, a su vez calificó de  cobardes a un ejecutivo que hecha la culpa a otros sin asumir su propia responsabilidad. 

Mientras tanto, la situación en la calle se calienta. Las movilizaciones de hoy coinciden con el 93 aniversario de la revolución de Trujillo contra Sánchez Cerro, la que fue sofocada por el ejército peruano y con especial participación de la recién nacida FAP, que se inauguró con la gesta de ser la primera aviación en bombardear una ciudad y a los ciudadanos de su propio país, esto cuatro años antes que la Guerra Civil Española, lo cual convierte a la FAP en precursora en el bombardeo de una ciudad propia.

La escenificación de nuestra historia remite a una tragedia. Las tragedias no son razonables aunque sus protagonistas tengan buenas razones de lo que hacen. Son tragedias porque son ineludibles; no importa lo que se decida, el resultado será trágico. Aquí acontece algo semejante, donde las autoridades y grupos de interés yacen enredados en un nudo Gordiano que amenaza con romperse. Y sin embargo para ellos, Perú es un país católico. Existe la esperanza cristiana de romper aquello que parece ineludible, porque siempre hay otra opción: el amor, la caridad y el perdón. Quiero creer, y creo que no es tarde para desatar el nudo de una manera que no sea cortándola. Yo también amo este país porque aquí nacieron mi madre, Albertina, y Kareen.

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Enrique Congrains Martin

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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ECM perteneció a la generación del cincuenta junto a MVLL, Ribeyro, Zavaleta y otros; muy interesado en el realismo urbano y más aún, en la marginalidad, escribió Lima, Hora Cero (1954), Kikuyo (1955) y la extraordinaria novela No una sino muchas muertes (NUSMM, 1957) donde nos muestra los basurales de Lima, el mismo lo dice en una entrevista con el crítico Wolfgang Luchting. Y que luego desarrollarían escritores como Oswaldo Reynoso con los Inocentes y, mucho después, Cromwell Jara con su Montacerdos y su Patíbulo para un Caballo.

En NUSMM, los locos son vendidos o comprados y son usados como mano de obra gratuita, esclavos sin razón que fabrican pomos, tazas o botellas para la industria farmacéutica y demás. Aquí no hay condición social, son sobrevivientes, seres inexistentes en cualquier censo o cálculo estadístico. La “vieja” que regenta esta “fábrica” no tiene alma, su origen es sórdido, no tiene nada que la valide per se, que la haga amable o con algún tipo de conmiseración. Solo el dinero la mueve y no confía en nadie, solo en unos perros y en el “zambo” que la protege y le entrega favores de entrepierna.  Esta novela fue llevada al cine por Pancho Lombardi con guion de José Watanabe y teniendo como figuras estelares a Elvira Travesí y a Elena Romero. No obstante, es una versión recortada y no logra alcanzar los niveles que el libro expone de forma cruda y salvaje.

Cincuenta años después, ECM publica El narrador de historias (2007), un texto futurista dentro de la ciencia ficción que se ubica en el año 2075 donde Brasil ha anexado a Paraguay, y Argentina ha hecho lo mismo con Bolivia y en la que se desarrolla una guerra entre argentos y chilenos. El autor nos pone en un escenario bélico donde la literatura se ha reducido al lenguaje oral y así el protagonista Cayetano Cómpanis, sobrevive contando una misma historia, una versión de La pata del mono de Jacobs, con relativo éxito.

Hace unos días la Casa de la Literatura y el escritor Víctor Campos Ñique convocaron a los escritores José Donayre Hoefken, Erik Fernández, Óscar Limache, Arturo Delgado Galimberti y este servidor para disertar sobre la vida y obra de este psicopompo literario y que contó, además, con su familia directa. Fue un día de fiesta, testimonios y gratitud a uno de los grandes de la literatura peruana.

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Soy marxista, pero de Groucho

Lee la columna de Edwin Cavello

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Mi relación con el marxismo empezó en Buenos Aires, a comienzos del 2001. No fue por Karl, ni por el Manifiesto Comunista, ni mucho menos por El Capital. Mi marxismo viene de Groucho, el genio del bigote pintado, el puro y las cejas arqueadas; un revolucionario del humor absurdo que, junto a sus hermanos, fundó su propia corriente.

Una tarde de verano, haciendo zapping, me topé con El Bar, un reality show transmitido
por América TV. Allí, entre 12 personajes que convivían en una casa en San Isidro,
apareció un tipo distinto: Eduardo Nocera, a quien todos llamaban simplemente Edu. En
esos tiempos prehistóricos de internet y sin redes sociales, era difícil saber quién era
realmente. Pero bastaba verlo un par de minutos para notar que no era un concursante
más.

Hablaba de pintura, de cine, de literatura, de música. En medio de ese formato plagado de
banalidad, su presencia era una rareza luminosa. Edu era un bicho raro, de esos que no
se olvidan porque cargan con una locura brillante. En uno de los capítulos, soltó el
nombre de Groucho Marx y comenzó a desmenuzar su obra: películas, libros, vicios,
amores y, por supuesto, su humor ácido e irreverente. En ese instante, supe que tenía
una deuda pendiente con ese personaje.

Busqué sus películas y me sumergí en la demencia creativa de Una noche en la ópera,
Un día en las carreras, Una noche en Casablanca, El hotel de los líos… Y también devoré
sus libros Groucho y yo y Memorias de un amante sarnoso, donde el cinismo se mezcla
con la ternura y la inteligencia desarma cualquier solemnidad.

Años después, entendí que El Bar, producido por Cuatro Cabezas de Mario Pergolini y
conducido por Andy Kusnetzoff, también había sido una forma de subversión: colar en la
televisión comercial a un personaje como Nocera, escritor y profesor universitario, fue una
manera astuta de filtrar cultura por los poros del espectáculo.

Por eso debo confesar, que mi formación no solo vino de libros o charlas con mis padres.
La pantalla chica, a veces, supo ser una maestra inesperada. Hoy, Groucho sigue siendo
un referente de irreverencia, de lucidez y de resistencia al aburrimiento.

Y hoy, cuando muchos creen que el humor se hace “Hablando huevadas”, reafirmo mi
militancia: Soy marxista, pero de Groucho.

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¿Quién responde por la impunidad en Cultura?

El ministro Fabricio Valencia y otros exministros de Cultura se encuentran bajo la lupa, pero sin consecuencias.

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Desde su creación, el Ministerio de Cultura ha sido sinónimo de improvisación, baja ejecución presupuestal y escándalos de corrupción. Pese a sus limitados recursos, su historial está marcado por denuncias graves y funcionarios de alto nivel bajo investigación. La actual demora en los procesos fiscales contra varios de sus exministros plantea serias dudas sobre la eficacia de la justicia y el rol del Ministerio Público.

La exministra de Cultura, Leslie Urteaga Peña, quien en 2018 lideró la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural, enfrenta una investigación preparatoria por presunta negociación incompatible, colusión y discriminación. Según la Fiscalía, integró una red que defraudó al Estado mediante la sobrevaloración de servicios y la utilización de un anciano de escasos recursos como supuesto proveedor. Una ferretería vinculada a esta red habría recibido 200 mil soles.

A esta situación se suma la investigación contra la exministra Patricia Balbuena, acusada de peculado doloso en el caso ‘Richard Swing’. Este escándalo, que involucró a cinco exministros de Cultura entre 2018 y 2020, muestra una presunta red que favoreció a Richard Cisneros con más de 175 mil soles en contratos irregulares. Rogers Valencia, Ulla Holmquist, Luis Jaime Castillo, Sonia Guillén y la propia Balbuena fueron señalados como presuntos responsables de estas contrataciones, que, según colaboradores eficaces, se habrían dado por órdenes de Palacio de Gobierno.

El patrón se repite: investigaciones abiertas, nombres en titulares y promesas de justicia que se diluyen con el tiempo. Hoy, el actual ministro de Cultura, Fabricio Valencia es investigado por la Fiscalía de Ica, con el respaldo de la Fiscalía Superior Penal de Lima, y ha iniciado una pesquisa preliminar de 60 días, con posibilidad de extensión, por un presunto atentado contra las Líneas de Nasca, mientras los procesos contra sus antecesores siguen sin resolución clara.

La pregunta es inevitable: ¿el Ministerio Público busca justicia real o simplemente administra el olvido? La acumulación de casos sin sanción crea una percepción de impunidad institucionalizada. Si el tiempo sigue beneficiando a los investigados, la lucha contra la corrupción se convertirá en una consigna vacía, y el Ministerio de Cultura continuará siendo un símbolo del fracaso del Estado en sancionar a quienes traicionan el servicio público.

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Regreso a Galarza

Lee la columna de Julio Barco

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Sergio Galarza es un escritor que leí mucho de adolescente. En tiempos donde la brújula de mis gustos era mi salvaje corazón. Conecté con su libro Matacabros, con aquellas escenas de la vida en Lima, con adolescentes, alcohol y violencia. Después leí Todas las mujeres son galgos, El infierno es un buen lugar, La soledad de los aviones e incluso su novela Paseador de perros, escrita en su etapa europea.  

¿Qué me atraía de esos libros? ¿Por qué los buscaba desesperadamente por las librerías de Quilca? ¿Acaso el lenguaje desinhibido? Sí, fue un autor que me tocó digamos entre los dieciséis. Lo leímos con la tribu del barrio, mientras prendíamos un fallo y nos contábamos algunas escenas, generalmente ambientadas por The Velvet Underground.

Pasaron los años y ahora estoy frente a uno de sus nuevos trabajos, Cuentos para búfalos (2015), que ya muestra a un narrador adulto, sí, aunque igual nos devuelve algunas escenas de sus primeros trabajos. El título tiene un motivo especial: es una referencia a una reflexión de Roberto Bolaño, donde comparaba el acto de ganar concursos con el de cazar animales salvajes. Esos búfalos son los diez textos que comprenden el volumen. Y nacieron por la urgencia de tener dinero para solventar el nacimiento no de uno sino de dos hijos.

En La chica sin un brazo Galarza regresa a su primer tópico (los homofóbicos), así como Skate or Die y Todas las mañanas de mi padre guardan similitud con su mirada juvenil. Sin embargo, Al borde del borde, premiado generosamente con doce mil euros, es el cuento más destacado. El narrador es un pituco y estudiante de Derecho, fanático de la música alternativa. También es amigo de Harry, el personaje central, que tiene un puesto de discos de música, el Harry Underground. Así, la historia es un fresco de la juventud, el rock y el desenfreno. 

Si bien todos los cuentos son consecuencia de concursos, guardan una misma sintonía, un nervio realista. A su vieja facilidad para crear escenas memorables se suma la reflexión política y una mirada distante que le da más hondura de sus textos.  Volvamos a Galarza.

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Opinión

Cuadrilátero, de Daniel Rodríguez (2024)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Qué tan inusual es Cuadrilátero (dentro del cuadrilátero no demasiado inspirado del cine peruano). En principio, y con ciertas prevenciones, sí; es inusual, hay un intento de hacer algo distinto, que se agradece; pero, desde otro punto de vista, en realidad, no, es solo y otra vez más-de-lo-mismo. Pese a los esfuerzos. ¿Mi conclusión o síntesis de estos dos puntos contrarios? Creo que hay que perseverar por el camino que está abriendo o tratado de abrir. Creo que hay una búsqueda pero que aún no logra escapar de lo peor del realismo, razón de las desgracias del cine peruano. ¿Y a qué me refiero con realismo?  

A un estilo de actuación y una cosmovisión reductora y simplificadora. Sabemos que el realismo no es la ‘realidad’, y el realismo a la peruana es grandioso, reduce el realismo, la realidad ya reducida previamente. Qué hazaña, compatriotas. Gloria al cliché.

Cuadrilátero, aunque no parezca, nos muestra las piezas de su juego. Su hermetismo es más enigmático que misterioso, tiene más de adivinanza o encriptamiento, que de búsqueda de lo ‘misterioso en sí’. No digamos del misterio de la vida, digamos del misterio del comportamiento humano.

Cuadrilátero coquetea con el fantástico. Y el fantástico no se deja seducir. Aprovecha -a medias- la oportunidad hacia una masiva salida sádica (era una posibilidad ‘extrema’; para entendernos: acuérdense del desenlace ‘tímido’ de Días de Santiago, de Josué Méndez). Tibio-tibio.

Es un juego que aparentemente no tiene explicación. O es muy sencillo. Comportamiento ‘animal’. Animalizado o des-humanizado. O solo son humanos, capaces no solo de lo mejor sino de lo peor; o de lo irracional (la carta marcada sería la palabra trauma) tras una pátina enferma de ‘orden’.

Orden, simetría, reglas y más reglas. Inflexibles y no de lo más sutiles. Que una película te torture puede ser bueno y malo. Pero tortúrame para decirme algo que no sepa o que haya olvidado. ¿Gusto, glorificación de la violencia? (aparece por ahí alguna melodía como para recordar lo lejos que está La naranja mecánica).

Las explosiones de violencia -no sé qué tan contradictoramente- resultan un alivio. Lo abstracto, por su parte, funciona o contribuye para crear enrarecimiento, opresión. O será -insisto- la mentalidad reduccionista pequeñoburguesa de mis compatriotas al hacer cine lo que me produce, por lo menos en parte, la opresión.

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Opinión

¿La sociedad de minería y su títere de palacio buscan criminalizar la protesta minera?

Buscarían crear las condiciones para generar caos y violencia con elementos infiltrados y así justificar la captura de sus principales dirigentes y asesores para descabezar a la CONFEMIN.

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Por Jorge Paredes Terry

En los últimos años, los gobiernos de turno han perfeccionado un método represivo para neutralizar las demandas sociales: la criminalización de la protesta. Bajo el pretexto de mantener el «orden público», se estigmatiza a los movimientos sociales, se infiltran agentes provocadores, y se judicializa a los dirigentes legítimos.

Hoy, este riesgo acecha a la Confederación Nacional de la Pequeña Minería y Minería Artesanal (CONFEMIN) quienes se encuentran en una movilización pacífica frente al Congreso de la República.  

El pretexto: un informe policial sospechoso.

Según el Memo 012-2025 de la Dirección de Seguridad del Estado, se alerta sobre una supuesta «toma violenta» del Congreso por parte de los mineros artesanales, argumentando que habría «infiltrados» para generar caos. Este lenguaje es clásico en los manuales de criminalización: se sataniza la protesta antes de que ocurra, justificando una represión desmedida.  

Lo grave es que, tras este operativo, podrían estar las grandes compañías mineras y consultoras de seguridad internacional, interesadas en debilitar a los pequeños mineros para imponer sus proyectos extractivos sin resistencia.  

El objetivo: descabezar el movimiento.

El verdadero peligro no es solo la represión en las calles, sino la detención selectiva de dirigentes y asesores, acusándolos de sedición, disturbios o terrorismo. Así se busca quebrar la organización, sembrar miedo y desarticular la lucha.  

Llamado a la prudencia y la resistencia legal.  

Frente a esto, los mineros deben:  

1. Mantener la protesta pacífica, sin caer en provocaciones.  

2. Documentar todo acto represivo (grabaciones, testimonios).  

3. Exigir veeduría internacional para evitar abusos.  

4. Preparar defensa legal anticipada, ante posibles detenciones arbitrarias.  

El pueblo no olvida. Si el gobierno insiste en reprimir en lugar de dialogar, quedará claro quiénes defienden al pueblo y quiénes protegen los intereses de las grandes mineras.

Que la lucha no se apague con la cárcel, sino que crezca con la verdad!

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