Estás indignado. Molesto. Te han robado la democracia. Gritas, sudas y cantas. Te sientes un demócrata. Detestas a los conformistas, a los que no se implican en política. Te consideras vocero de la patria. Hoy sientes que eres el Perú. Recuerda que elegiste a esos congresistas. Ellos son producto de la indignación que sentiste hace unos meses por el anterior congreso. Este congreso es, en estricto rigor, tu mejor elección. La democracia y la política se construyen cada día. Es un trabajo arduo. Si crees que tener participación cívica es desentenderte de la política la mayor parte del tiempo y luego indignarte, entonces no has entendido lo que es la democracia.
Hoy repites una consigna: “Quien no participa en política está condenado a que otros gobiernen por el”. ¿Qué crees, que participar en política es indignarte cada cinco o seis meses? Qué fácil y sencillo fuera este sistema si funcionara así. Pero no funciona de ese modo. Participar en política es implicarte cada día, conocer el funcionamiento de tus instituciones, saber cuáles son las reglas de la democracia. Y conociendo cómo funcionan, sabiendo cuáles son las reglas de la democracia, indígnate y marcha, si no se cumplen.
Dices que los grandes cambios se han logrado con marchas, que no hay que ser tibios, que se debe reaccionar. Te han contado la mitad del cuento. Los grandes cambios no se han logrado únicamente con marchas. Detrás de los grandes cambios existe el conocimiento de los mecanismos. ¿Qué crees, que votas gracias a las marchas solamente? ¿Qué crees, que trabajas 8 horas gracias a las marchas y sólo por las marchas? Detrás de todos esos cambios están los debates, los proyectos de ley, el estudio, la intelligentsia. Los cambios no se logran simplemente por marchar. El cambio se logra con el trabajo diario, con la implicancia día a día y luego viene la marcha, una vez que conoces tus instituciones, la indignación y la lucha.
¿Te sientes revolucionario por indignarte cada cierto tiempo? ¿Te sientes demócrata por enfadarte cuando un político se voltea? Eso es democracia a medias. ¿Crees que enfadarte y gritar es ser un demócrata? Y no me pongas de ejemplo que la Revolución Francesa se hizo con violencia. ¿Sabes qué había detrás de la Revolución Francesa? La ilustración. ¿Sabes quiénes estaban detrás de la Revolución Francesa? Diderot, Voltaire, Rousseau… los grandes pensadores. ¿O acaso creías que la revolución francesa fue solamente un producto de la bravata del Tercer Estado? ¿O piensas que los sans-culottes fueron los únicos artífices de ese proceso?
¿Qué pasó hace unos meses? ¿No estabas indignado? ¿No votaste por nuevos congresistas? Ellos son tus congresistas. Tú los elegiste. ¿Son unos rufianes? Son tus rufianes. Tú los metiste a tu casa. Tú los metiste a tu sala. ¿Qué creías, que no se iban a meter a tu cama? ¿Quienes votaron por ellos? ¿Los suizos, los chilenos? Votamos nosotros. Los peruanos. ¿No dices ser tú la patria, no dices ser tú, el Perú? Tú votaste por ellos. Son tu hechura. ¿Y ahora te indignas y crees que participar en política es indignarte a último momento?
Eres como el niño que se molesta cuando no lo consideran para la selección del colegio, pero no hace nada por mejorar y no entrena. Eres como el amante que no renueva su amor y, a último momento se torna cariñoso y detallista. El Perú sobrevive de milagro. El Perú vive al filo. ¿Cada cinco años no votas por el mal menor? ¿Cada cinco años no vuelven las marchas? Tú te acuerdas del Perú cuando está en estado de coma. Y entonces, recién, te implicas ¿Y luego? Te desentiendes. Hasta que otra vez, otra elección, el Perú de nuevo agonizante. Y entonces crees que eso es democracia: la indignación de última hora.
¿Qué crees, que votar por el mal menor es un triunfo? Las marchas son un paliativo, no resuelven el problema estructural. ¿Qué es una marcha sin el conocimiento de los procesos y las instituciones? ¿No sabes? El mal menor. Por eso siempre votas por el menos malo. Cada elección vives al filo y marchas. Y crees que el triunfo del mal menor es un verdadero triunfo. Y siempre el menos malo se vuelve completamente malo. Pero este Congreso no fue tu mal menor, recuerda. Este Congreso fue tu mejor elección. Y hoy marchas, otra vez, por un mal menor. Y vas a creer otra vez que eso es un triunfo. Tú juegas en segunda. Juegas por ser el primero de los últimos. Eso no es triunfo. Las marchas y la indignación son justas, pero debes conocer cómo funcionan tus instituciones.
El político te ama, le conviene que te indignes. Hoy los ves batuteando, dirigiendo, acopiando votantes. Y no está mal. Vivimos en política, necesitamos políticos. Pero ¿Cómo eliges a un político si no conoces su hoja de vida, si no sabes qué propone? No está mal que tengas líderes, pero ¿Cómo eliges a un líder si no te interesa conocerlo? Mientras permaneces ignorante el político se aprovecha de ti, usa tu furia, tu rabia y te lleva por su camino. La culpa no es del político, tú tienes que implicarte en política. Necesitas la política, pero debes conocerla. Si no conoces la política ya sabes la secuencia: eliges mal, el político te engaña, te indignas. Es una secuencia que puedes repetirla hasta el infinito. Esa es la historia de nuestro país.
¿Recién hoy te enteras que Merino no tiene título? ¿Recién hoy te enteras que el presidente del Congreso tiene un rosario de denuncias? Tú los elegiste. ¿No estabas feliz con el FREPAP? ¿No hacías memes? ¿No te sentías orgulloso de haberlos llevado al Congreso? ¿No bromeabas sobre Acuña? ¿No reías de Antauro? Tú elegiste ese Congreso. Tú votaste por ellos. Fueron la mejor elección que pudiste hacer. Ese es tu voto informado.
Tú eres el que cree que votar cada cinco años es ser un demócrata cabal. Tú eres el que prefiere ver Esto es Guerra. Tú eres el que ríe y vibra con Asu Mare. Tú eres el gilero de Tinder que prefiere no conversar de política, porque es aburrido. Tú eres el que diserta sobre Game of Thrones pero no sabes cómo funcionan los mecanismos constitucionales. Tú eres el que no lee porque no tiene tiempo. Tú eres el que no conoce su historia.
Eres el intelectual anclado en las esferas del poder, que critica lo que le conviene. Hoy te indignas porque otros copan el gobierno, pero nada dices cuando te enquistas en el Estado y ejerces prácticas cerradas. Eres el artista que mira en una sola dirección. Eres el académico que vive divorciado del pueblo y con el teléfono de unos cuantos políticos a la mano, para ver si te consideran en algún proyecto. Eres el profesor que da su clase y no acepta preguntas. Y hoy te indignas y crees que eso es democracia. ¿Y el trabajo diario? ¿Y la implicancia cotidiana? Tú llevaste a este Congreso al poder; por votación o por omisión.
Has elevado a la categoría de héroe a un joven que le dio un puñete al anciano representante de las viejas prácticas políticas en el Perú. Y lo celebras. Es tu héroe. Vibras con él. Lo amas. La violencia es necesaria, dices. Es la respuesta violenta frente a la violencia contra la democracia, dices. Es la expresión de un pueblo cansado, la indignación popular. Eres el politólogo que ha viralizado esa escena, eres el periodista que orgulloso comenta ese acto heroico. Eres el opinólogo que ha conseguido un nuevo dios. Eres el artista que ha hecho polos y pines con su cara. Te pregunto ¿Qué hay detrás de ese puño? ¿Qué hay detrás de esa indignación? ¿Dónde están los intelectuales?
Tu héroe ya pidió perdón. Ya estrechó la mano del viejo político. La joven violencia ya se dio la mano con la vieja política. ¿Sabes el motivo? Detrás de esa violencia no hay contenido. Ah, pero fue tan hermoso, dices. Pero fue tan necesario, aunque sea por un instante, comentas. Buena respuesta. Eso es lo que buscas. La breve indignación. La indignación de última hora, la indignación apresurada. Porque no estás dispuesto a implicarte cotidianamente, sólo quieres un rapto de indignación.
Hoy se marcha, se lucha y se grita, está bien, es lo que se debe hacer. Es necesario y es justo. Pero no te sientas un demócrata cabal. Solamente te has indignado a último momento. Como te vienes indignando hace mucho tiempo. Como te indignas cuando otra vez —oh, sorpresa— debes votar por el mal menor. Luego de la marcha te vas a olvidar de la política, de ese modo vienes actuando desde hace tiempo.
Keiko Fujimori ya no puede ganar elecciones por sí sola. Lo sabe. El electorado le ha dado la espalda, las encuestas la humillan con memes comparándola hasta con un panetón, y su apellido, antes sinónimo de poder, hoy arrastra el peso de los procesos judiciales y el desgaste de tres derrotas presidenciales consecutivas. Pero en la política peruana, donde la ambición y el oportunismo son moneda corriente, la heredera del fujimorismo tiene un as bajo la manga: su ejército de satélites, esos personajes que, por dispersos o contradictorios que parezcan, terminan orbitando alrededor de su maquinaria.
Rafael López Aliaga, el «cristiano» que pacta con cualquier demonio con tal de arañar votos; César Acuña, el meme andante, el eterno candidato que compra conciencias y personajes como quien adquiere franquicias de pollo a la brasa; Vladimir Cerrón, el ideólogo radical que hoy se codea con los mismos a los que antes llamaba «fachos»; Carlos Álvarez, el operador de Montesinos, el cómico que mueve hilos en las sombras; Philips Butters, el comunicador que pasó de criticar a Keiko a justificarla; Carlos Neuhaus, el tecnócrata que sueña con revivir un fujimorismo «light»; Hernando de Soto, el economista que un día la respalda y al siguiente la abandona; Rafael Belaunde, el aristócrata que busca relevancia en un partido desconocido y desenganchado de la realidad popular; y Fiorella Molinelli, heredera de los despojos de Kuczynski, que intenta lavar la imagen de una estructura carcomida por la corrupción. Todos, en su propia medida, son piezas de un rompecabezas que Keiko arma con paciencia de ajedrecista.
El cálculo es simple: mientras más dividido esté el espectro político de derecha y centro derecha más Perú Libre, más chances tiene ella de colarse en una segunda vuelta. Acuña y Cerrón, por ejemplo, ya le hacen el trabajo sucio en el Congreso, manteniendo a flote a un gobierno débil como el de Dina Boluarte, quien, según rumores de pasillo, ya habría pactado una salida controlada que beneficie a la lideresa de Fuerza Popular. No es casualidad que la bancada naranja evite hundir a la presidenta, a pesar de los escándalos de sangre,represión, corrupción con sus wuaykis, el escandaloso caso de las cirugías a cambio de puestos en el estado, etc. Todo forma parte de una estrategia fría: desgastar a los rivales, fragmentar el voto antisistema y esperar que, en 2026, el cansancio ciudadano lleve a los peruanos a elegir, una vez más, entre «el mal menor».
Pero hay un problema: estos satélites le serán leales un tiempo. Acuña quiere ser presidente desde hace décadas, Cerrón sueña con una revolución marxista falsa y no le importa casarse con cualquiera que le dé espacio , López Aliaga se cree el mesías de la derecha, y los demás solo buscan su tajada. Sin embargo, a Keiko no le importa. Porque en el Perú de hoy, donde la política es un negocio de egos y supervivencia, la dispersión es su mejor aliada. Mientras sus rivales se devoran entre sí, ella sigue ahí, paciente, esperando que el pánico a un país ingobernable haga que incluso sus críticos terminen votando por ella, solo para evitar algo peor.
El 2026 se acerca, y aunque muchos se burlen del panetón, la historia podría repetirse: en un mar de candidatos mediocres y ambiciones desordenadas, Keiko Fujimori, la eterna candidata, podría volver. No por mérito propio, sino porque sus satélites, sin quererlo, le allanan el camino.
El poeta insigne de Kloaka se ha ido. Ya no los veremos por las calles del centro de Lima o por VES buscando libros, conversando con los vecinos de las esquinas o muy preocupado por sus perros “Tupacamaru” y “Micaela”. Hace poco más de un año partió su señora madre. Su metamorfosis en el “Tío Factos” para los flashes, le hizo olvidar por un momento de todas sus penas, hambre, frío y sus noches de vendedor de libros junto a otros amigos de la resistencia y vanguardia cultural.
Hace poco nomás había publicado su fabuloso poemario: “Un Infierno Iluminado” que contó con la ayuda del gran Gonzalo Portals para su edición. Y yo escribí “Un infierno para GG” que tuvo un reclamo que yo acepté porque, en realidad, GG nunca nos habló del lado negativo de Dante Alighieri sino de la luz, el cielo, el paraíso. Y se lo dije y me dio un gran abrazo.
Recuerdo que en la feria que dirige Juancito Mayanga, en la plaza de La Solidaridad, apareció Guillermo “El tío Factos” desesperado y me dijo: “ayúdame a buscar a mi perrito” y salimos a peinar las calles arenosas de VES. Esas eran sus mayores preocupaciones. Leer al destajo sobre contracultura, cine, rock, filosofía, cómics, etc. Y últimamente su programa en streaming con Roro y Network.
Había publicado otros libros: “Ulkadi” (1987) y La Muerte de Raúl Romero (1987) y muchos textos sueltos que enviaba vía correo o colgaba en sus páginas. El maestro Alfonso Torres Valdivia le dedica varios párrafos y capítulos en su novela “Kloaka” y también en su relato “El Xenófono” donde incluso pone una foto suya.
El domingo por la noche estuvo llamando y mandando mensajes de voz y de texto a varios amigos. Ahí les hacía saber que se sentía muy mal. “las cosas como son y acá no hay casualidades. Como la Roro ya es empresa, han jugado con sus criterios torpes empresariales. No valoraron el programa. Ni antes. (…) ha provocado un fuerte ataque de depresión en mí. No pánico ni ansiedad, pero si angustia. Lo resuelvo yendo a vender libros en la calle y hablar hxxvxdas con la gente de ahí. Uno trata de hacer algo y es troleado, insultado, humillado, mangoneado, y al final, lárgate mxxrdx. En este país los miserables triunfan y los tranquilos los cxgxn.”
Gran parte de la aventura poética de la generación del 70 —especialmente de Hora Zero— se fundó en la búsqueda de un lenguaje que pueda atrapar la existencia. Así, en esa feroz batalla con la forma, hay un imperativo de demostrar que la realidad está hecha de palabras. En esos horizontes de hibridación, ubicamos “Entonces” (2024) de José Cerna.
La propuesta destaca tanto a nivel de la edición como de la apuesta poética. Por el lado editorial, el libro es inusitado: expande los típicos A5 por una suerte de documento naranja que se abre como quien pela una fruta. Otro detalle es que las hojas no se encuentran cocidas ni pegadas a un lomo. En relación a la escritura, confirmamos el tono coloquial ya imperante en su anterior libro (Ruda), aunque ahora matizado por crear estructuras diversas a nivel estrófico.
Ambos libros comparten el verso de corte épico, que canta y cuenta, donde lo predominante es el habitar la ciudad y la sinestesia de lo cotidiano: “En esta esquina de Carabaya y Colmena/ un árbol seco extiende la mano”. En ese sentido, el poemario refleja los caminos más populares por donde transita la multitud de peruanos. Poetiza las avenidas, respira detalles y movimiento en medio del agitado vivir urbano. Sin embargo, no hablamos de una escritura espontanea —ni del alocado tecleo del enter para provocar los espacios en blanco— sino del trabajo de mostrar la respiración del caos en diferentes sedimentos. En medio de las aliteraciones, se observa el propio discurrir del yo poético mientras escuchamos la voz de la ciudad. Entonces del bucle (hombre-ciudad) surgen las imágenes galopando incesantes y las capas líricas se unen, rompen, golpean, desatan y desparraman por la mente del lector.
¿Qué pasa cuando un poeta abre los ojos y observa su realidad? Posiblemente, llora o se queda mudo. A veces, claro, escribe. Y Cerna sabe aguantarlo todo y versar. En relación a la tradición, se acerca a obras como Un par de vueltas por la realidad o Los extramuros del mundo. Lo único malo del libro: vale 150 soles, un lujo inaccesible para las grandes mayorías.
Al estilo Charles Bronson: sanguinaria ancianita mata a dos presuntos ocupas en México [VIDEO]
La política de abrazos y no balazos del gobierno mexicano sucumbe como lo hicieron dos presuntos ocupas, padre e hijo, que encontraron la muerte a manos de una anciana que se hartó de que atropellaran sus derechos.
A sangre fría y sin mayor dilación la mujer disparó a quemarropa a dos hombres cuyas edades sumadas no alcanzaban la edad de la mujer (ella tiene 74, sus víctimas 51 y 19 años). El nombre de la adulta mayor es Carlota.
Sin lugar para los débiles
Los hechos ocurrieron el pasado 1 de abril y dejaron como saldo la muerte de un hombre adulto y un adolescente. La investigación apunta a que el incidente estaría relacionado con un conflicto por la posesión de un inmueble ubicado en la colonia Unidad Habitacional Ex Hacienda de Guadalupe, en el poblado de La Candelaria Tlapala, dentro del municipio de Chalco.
Doña Carlota llegó al lugar de los hechos en un vehículo Ford Fiesta de color gris, acompañada por un hombre y otra mujer. Según se observa en las imágenes, tanto la mujer de la tercera edad como su acompañante masculino portaban armas de fuego.
En la grabación, se aprecia cómo doña Carlota desciende del automóvil y, junto con su acompañante, amenaza a las personas que se encontraban en el inmueble. En un momento dado, la mujer dispara contra un hombre que estaba en el patio de la casa. Posteriormente, un adolescente vestido con un short rojo intenta auxiliar a la víctima, pero también recibe un disparo que le causó la muerte minutos después.
El pasado viernes, por la tarde, Doña Carlota “N”, así como sus dos hijos, Eduardo “N” y Mariana “N”, fueron llevados al Penal de Chalco, ubicado en los límites del municipio de Chalco, en el Estado de México (Edomex), y la alcaldía Tláhuac, en la Ciudad de México (CDMX).
Se ha señalado que la hija de la perpetradora, de nombre Mariana fue quien ordenó a Carlota asesinar a las víctimas, diciéndoles:“mátalos mamá, párteles su madre”, por lo que está siendo investigados por el delito de homicidio en contra de un joven de 19 años de edad y un adulto de 51 años de edad.
No es país para viejos
La anciana mujer fue capturada durante un operativo por parte de elementos de la Secretaría de Seguridad Estatal y de Policías Municipales de Chimalhuacán. En las imágenes, se pueden ver a los agentes rodeando el inmueble y subiendo a la azotea del lugar para evitar cualquier intento de fuga… de una septuagenaria.
Ahí, una jueza dictó prisión preventiva justificada contra Carlota “N” y sus dos hijos, sin embargo, la mujer de la tercera edad, quien tiene 74 años, podrá llevar su proceso en libertad.
Trascendió que Mariana “N”, el día de los hechos, habría increpado a los supuestos invasores, diciéndoles que “si no se salieron por las buenas será por las malas, hijos de su puta madre”. Tras decir esto, volvió al vehículo en el que llegó y del que descendieron Carlota y Eduardo, uno de sus hijos, con un arma de fuego.
En redes su accionar ha recibido elogios de los internautas mexicanos mientras la violencia delincuencial no deja de aumentar cada día.
Desde épocas inmemoriales el Homo sapiens se vio expuesto en los territorios más hostiles del mundo; en lugares agrestes, inaccesibles e invivibles. Sin embargo, supo adaptarse y forjó su supervivencia en complicidad con la madre naturaleza. Luego se interrelacionó con otros humanos y formó clanes, hasta aspirar a la propiedad privada.
Aquella etapa evolutiva siempre fue inherente al hombre; por lo que luego de haber transitado en la barbarie emprendió el camino de la experimentación hasta crear una idea racional, basándose en el poder de la mente sobre la materia del cuerpo. Dicho poder es tan ilimitado… que el hombre común lo desconoce. Incluso, la psicología moderna ha creado categorías que posicionan a la mente como una herramienta de influencia compleja y profunda que puede llevarte a una vida de ocaso, o de prosperidad. Todo depende de qué tan fuerte sea la “sugestión” en el momento de explorar un objetivo o deseo.
Como reza la oración atribuida a Christian Barnard: —Si piensas que estás vencido, lo estás. Si piensas que perderás, ya has perdido—.
No cabe duda, que los sueños pueden llegar a cumplirse, en la medida que se trabaje con rigor y disciplina para que estos sean cristalizados. No por depositar una moneda en la máquina del adivino Zoltar, luego se te concederá un deseo. Asimismo, la salud mental se consigue través de prácticas que estimulen la actividad cerebral, mediante lecturas, escrituras, ejercicio físico y deporte. Solo así se podrá construir mejores relaciones humanas y lograr una protección para la salud física.
La depresión es un mal que llena de dinero a los profesionales de la psiquiatría y psicología que se ofrecen para tratarla. Y se gesta en el cerebro cuando ya no existen motivaciones. Mediante el miedo se afecta todo el sistema psicomotriz del cuerpo y se da espacio a la ansiedad y al estrés a través del poder de la mente. Incluso, surgen enfermedades imprevistas que generan trastornos permanentes, en beneficio de la implacable industria farmacéutica que ha impuesto en el mundo el consumo de “medicinas” para aliviar todo tipo de males.
La única forma de encontrar equilibrio mental, es a través del razonamiento, la reflexión y la riqueza afectiva. Solo así alimentaremos el alma y alcanzaremos paz y libertad plena.
Mientras el mundo admira la majestuosidad de Ollantaytambo, sus autoridades parecen decididas a convertir esta ciudad inca en un souvenir de la corrupción. La construcción ilegal del hotel Sol Ollantaytambo Boutique no es solo una afrenta al patrimonio cultural, es un catálogo vivo de irregularidades y de presunto tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
El permiso base de esta obra —una “restitución volumétrica” que suena a eufemismo legal para destruir nuestra historia— fue otorgado sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, anulado tarde y, hasta hoy, sin orden de demolición. ¿Casualidad o complicidad? Mientras tanto, el hotel avanza. En el camino, ha dejado no solo un rastro de escombros, sino un fuerte cuestionamiento contra el alcalde Paul Palma y su gerente municipal, José Carlos Cárdenas Chamorro.
Ambos aparecen vinculados a autorizaciones de obra emitidas sin cumplir la normativa vigente. Cárdenas, desde la Gerencia de Desarrollo Urbano, ha firmado permisos tan arbitrarios como frecuentes, sin que el Ministerio de Cultura diga ni pío. La Ley General del Patrimonio, al parecer, solo aplica para ciudadanos de a pie, y no para empresarios.
La protagonista empresarial de esta historia, Lucinda Miranda Farfán, y su administrador, Derik Miranda, no solo han levantado un hotel en zona arqueológica, sino que también han cobrado jugosos montos de la Municipalidad Distrital. Más de 67 mil soles por conceptos tan variopintos como «refrigerios» y «kits de incentivo».
Para colmo, Derik Miranda defiende con entusiasmo al alcalde Palma en redes sociales. ¿Por lealtad ciudadana o por vínculos contractuales? Las fotos familiares con las hermanas del alcalde y los contratos municipales levantan más sospechas que cualquier escombro. El silencio del Ministerio de Cultura, encabezado por Fabricio Valencia Gibaja —quien, irónicamente, tiene intereses hoteleros en la zona—, es ensordecedor. ¿Protegerá el ministro el legado inca o el negocio familiar?
Ollantaytambo no necesita más hoteles ilegales; necesita autoridades que no vendan su historia al mejor postor. La Fiscalía, la Contraloría y la Policía Anticorrupción deben actuar ya. El patrimonio no se defiende con discursos, se protege con acciones.
Tras la denuncia publicada en el portal Lima Gris, ayer el Ministerio de Cultura, a través de la DDC de Cusco, ha remarcado que este tipo de actos son ilegales y atentan contra la conservación del legado histórico del país. Menos mal que reaccionaron. ¡Basta de butifarras!
Tras la difusión del caso, la denuncia por negligencia publicado el 3 de abril, horas después el CEM intervino visitando el domicilio de la menor. Como ya se sabe, el caso de Lucía – nombre que usamos para proteger su identidad -, una estudiante de 17 años del CEBA Nuestra Señora de la Asunción de Chilca fue víctima agresión física y sexual al salir de sus clases. En una evidente respuesta política de control de riesgos, la ministra de la Mujer, Fanny Montellanos Carbajal, ayer visitó personalmente el domicilio de Lucía.
Durante la visita, anunció estrategias para implementar la protección de los estudiantes en el CEBA Nuestra Señora de la Asunción. Este gesto, aunque simbólicamente importante, debe traducirse en compromisos concretos y sostenidos. Me pregunto ¿La visita de la ministra fue un gesto para la foto o un punto de partida para desarrollar políticas públicas eficientes?
En la nota de prensa publicada hoy por el Ministerio de la Mujer se cometen serias inconsistencias que malinforman a la población. Los hechos ocurrieron el 31 de marzo, pero el CEM recién intervino el jueves 3 de abril, 3 días después de lo ocurrido, y solo a raíz de la denuncia por negligencia.
Recordemos que, posterior a la denuncia realizada a través de la Línea 100 la madrugada el 1 de abril, el Centro de Emergencia Mujer (CEM) de Mala-Cañete mostró una actitud que, con justa razón, puede calificarse como negligente. El CEM de Mala, según la versión de la familia, se negó a realizar la visita domiciliaria a la menor, minimizó el caso como “un simple robo” y exigió que la víctima y su madre se trasladaran al centro, ignorando su precaria situación económica.
A pesar de lo ocurrido, la ministra decidió mantener en sus cargos a las funcionarias responsables a cargo del CEM de Mala-Cañete, evidenciando una gestión débil que no garantiza que estos hechos no se repitan. Esta decisión refleja un problema estructural más allá de las personas: la falta de preparación y sensibilidad en una institución llamada a proteger a las mujeres y a los integrantes del grupo familiar.
Ministra, que el “Ministerio de la Mujer no reconozca la negligencia en el procedimiento es más que preocupante. Recuerde que, sin reforma institucional, no hay protección real. Se necesita transparencia pública, esta implica decir la verdad y no maquillar los acontecimientos con notas de prensa que comunican los hechos de forma sesgada”.
Todos recordamos el caso de Sonia Torres Areche (39 años), asesinada el mes de enero por su pareja en Huancavelica, como lo reportó el semanario hildebrandtensustrece.com/. En este caso, el CEM de Huancavelica consideró que Sonia no estaba en “riesgo severo». Esto provocó el cambio de Ministra, a pesar del cambio, no se modificaron los protocolos ni hubo cambios en los funcionarios a cargo de los CEM, evidenciando la falta de reformas estructurales en el sistema de protección.
Es fundamental que las medidas anunciadas por la ministra no queden en simples promesas ante la opinión pública. La reparación para la estudiante —y de tantas otras víctimas en situaciones similares—. Se requiere inversión, fiscalización, transparencia y, sobre todo, voluntad política para asegurar que ninguna joven, en ningún rincón del país, vuelva a enfrentar sola un sistema que tiene el deber de protegerla. El Estado debe garantizar que los CEM realicen visitas domiciliarias, ofrezcan asistencia legal y apoyo psicológico integral inmediato sin esperar que los casos se hagan público, asegurando la salud mental de las víctimas, y no solo sea un trámite administrativo.
YANAPP: TECNOLOGÍA SIN RESPALDO INSTITUCIONAL
En medio de este escenario, resulta inevitable hablar de Yanapp, la aplicación del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables creada con el objetivo de prevenir y atender casos de violencia. Aunque la iniciativa es loable en su intención, existen límites operativos y estructurales:
Información sin acción: De qué sirve que Yanapp brinde información sobre violencia contra las mujeres y servicios, si cuando se activan estos servicios (como la línea 100), la respuesta institucional es deficiente, lo que es más preocupante te “revictimizan”.
Geolocalización sin reacción: Yanapp permite geolocalizar el Centro de Emergencia Mujer (CEM) más cercano, pero de poco sirve si estos centros no cuentan con personal capacitado ni recursos. Además, muchos exigen que la víctima se traslade, ignorando su realidad económica. La escasa cobertura de CEM, requiere de una articulación intersectorial real entre los sectores de Mujer, Educación e Interior; sin embargo, ni el ministro del Interior Julio Díaz Zulueta ni el de Educación Morgan Quero Gaime han asumido la responsabilidad alguna.
Círculo de confianza sin respaldo institucional: El sistema de alerta a personas de confianza puede funcionar correctamente, pero no sustituye la responsabilidad del Estado de garantizar protección efectiva. Para las víctimas, la sensación es clara: “no hay Estado”.
La aplicación Yanapp presupone condiciones que muchas mujeres en situación de riesgo no tienen: acceso a internet, datos móviles, smartphones, y tiempo para navegar entre opciones. No contempla, por ejemplo, algo tan básico como la precariedad económica de las víctimas, ni dispone de mecanismos de seguimiento para garantizar que las entidades cumplan con lo que anuncian. Es evidente la desconexión con la realidad socioeconómica.
No basta con aplicaciones móviles ni con discursos bienintencionados. Si no se fortalecen los protocolos, se capacita al personal, se dota de recursos a los CEM y se eliminan las barreras de acceso para las víctimas, toda estrategia corre el riesgo de ser solo un maquillaje digital para un problema profundamente humano y estructural.
La tecnología puede ser una aliada. Pero sin un sistema que funcione, solo sirve para visibilizar más crudamente nuestras carencias. Es urgente que exista modificaciones al protocolo de atención de los Centro de Emergencia Mujer, el actual no responde a la realidad y mucho menos el aplicativo Yanapp. Con Google Maps los ciudadanos podemos ubicar dónde se encuentra la comisaría o CEM más cercano…
El diario “El Comercio”, vocero de las dictaduras y de los grupos de poder económico y de sus representantes, publica el manifiesto de Hernando de Soto, “Capital popular: Recuperando el territorio”. En realidad, es la vieja monserga que presenta al capitalismo como un sistema natural, espontáneo y benéfico para la humanidad, ocultando que este sistema económico no es justo ni honesto, y que se sostiene en desigualdades estructurales que se enmascaran como naturales para justificar la acumulación de riqueza de una minoría dominante.
El capital es una relación social, no simplemente dinero o propiedad. Esa relación se establece a través del salario. Definir al capital como “popular” es una metáfora que oculta que la riqueza está en manos de unos pocos que dominan a la inmensa mayoría. El Sr. De Soto atribuye al capital y al microcrédito poderes mágicos, como si bastara con ellos para crear riqueza de manera misteriosa. Vende la ilusión de un capitalismo para todos, cuando en realidad oculta que este —por su naturaleza— no distribuye equitativamente ni el capital ni el poder.
La perorata del “esfuerzo individual” es el mecanismo ideológico más eficaz para ocultar la desigualdad estructural. Si fracasas, es tu culpa. Si no progresas, es porque no te esforzaste lo suficiente. Esta es la lógica que despolitiza la pobreza e intenta convertir la lucha de clases en retos individuales. Son fantasías ideológicas que sirven al sistema: mientras los trabajadores compiten entre sí por sobrevivir, los capitales financieros, los bancos y las grandes corporaciones controlan el poder y la economía nacional. El neoliberalismo: promueve un “individualismo competitivo” que debilita las organizaciones sociales y la resistencia política.
Como el viejo mago Gandalf, De Soto cree que solo las inversiones y la propiedad crean riqueza (lo cual es una media verdad). No menciona que el trabajo es el verdadero creador de la riqueza. Millones de trabajadores tienen salarios bajos: trabajadores agrarios o mineros informales son acosados por la gran minería y el Estado. No ve la realidad: olvida que las inmensas ganancias del capital son producto del trabajo no pagado a millones de asalariados. En lugar de reconocer esto, idealiza la informalidad como si fuera una economía subversiva que busca formalizarse. Pero la informalidad no es una etapa circunstancial: es un destino estructural del neoliberalismo tercermundista. Es la forma vil que el sistema desecha a los que no necesita, pero sigue explotando su trabajo y consumo.
De Soto predica: “Solo el individualismo salvará al mundo”. Si eres pobre, si no tienes agua ni desagüe, si no has estudiado, es porque no te esfuerzas. Es el viejo discurso que afirma que la igualdad ante la ley es suficiente, cuando está demostrado que la salud, la educación, la infraestructura y la seguridad son necesarias para la existencia mínima de las sociedades. No se trata del paraíso utópico del Estado de bienestar nórdico, sino de lo mínimo indispensable para vivir con dignidad.
El “capitalismo popular” o “capitalismo cholo”, como lo llaman los escribas de los grupos de poder económico, no es más que una frase marketera, una metáfora que promueve un individualismo subordinado a los bancos, a los salarios miserables y al Estado corrupto. No es un individualismo creativo, libre de ataduras, que permita la verdadera libertad. Es libertad para los ricos y sumisión para los demás.
Siguiendo la lógica de Asbanc, De Soto proclama que “el microcrédito y la educación financiera ayudarán a los pobres a salir de la miseria”. Pero lo que en realidad propone es una nueva forma de esclavitud: préstamos pequeños que se convierten en cadenas invisibles. Lo que no dice es que estas deudas obligan a millones a trabajar para pagar intereses usureros. La realidad ha demostrado que el microcrédito rara vez saca a alguien de la pobreza. Al contrario, reafirma la pobreza: el informal o emprendedor, se convierte en un esclavo del sistema financiero y no tiene opción más que trabajar sin parar, sin descanso, sin garantías hipotecando su futuro y el de su familia.
De Soto señala que Donald Trump y Xi Jinping entienden que la propiedad debe convertirse en capital. Señala que la intención de Trump por apoderarse de Groenlandia, Canadá, el Canal de Panamá, Gaza y Ucrania; y, en oposición, menciona cómo China invierte en infraestructura en más de cien países. Cree que la geopolítica imperial es un asunto psicológico o una evocación histórica. No comprende que el imperialismo es parte de la naturaleza del capitalismo, que en plena revolución tecnológica necesita expandirse para apropiarse de recursos y mantener su hegemonía.
No hay nada nuevo bajo el sol, Sr. De Soto, salvo las viejas recetas del “capitalismo mágico”, que ha encontrado un mago que quiere vender sus viejos hechizos como la solución a los problemas nacionales.