Texto y Fotos: Galia Gálvez
“Existe un lugar donde el Dios sol habla con los hombres y la tierra teje simbólicos vestuarios en manos de sus mujeres… Donde la eternidad vive en las alas del bosque, protegido cuidadosamente por sus habitantes”.
La reverberación ancestral del potuto en el patio de la escuela, instrumento musical hecho de la coraza de caracol, confirma nuestra llegada a la comunidad. Mujeres, hombres y niños ataviados de rojo forman una ronda.
Tras viajar durante dos horas y media desde Cusco por la vía Ollantaytambo y dejar atrás retamas, eucaliptos, pajonales y imponentes cerros junto a los nevados guardianes, El Chicón, Pumahuanca y La Verónica, llegamos a Huilloc, pueblo conservador de la cosmovisión Inca. Los trajes que lucen sus pobladores son elaborados punto a punto por ellos.
Como parte del recibimiento, la comunidad entrega un collar de flores de kjantu, rojas, amarillas van colgando del pecho de los visitantes, mate de muña, planta medicinal del lugar y maíz tostado cusqueño para apaciguar el hambre. Cada “viajero” como nos llaman, es asignado con una familia y ya que es miembro de ellos, es vestido con el mismo traje. Hay un baile de integración a son de quenas, tambores, potutos y cantos quechua.
Es viernes por la tarde, día de escuela aún, el cielo que horas antes estaba resplandeciente advierte llover. Veinte becarios peruanos del gobierno de los Estados Unidos conversan con los profesores, quieren integrar su trabajo en medioambiente con los de ellos y la comunidad. El objetivo común es mostrar al mundo los valores medioambientales que posee Huilloc, se trata de conservar la biodiversidad y su legado cultural para que estos sean puerta hacia el turismo sostenible y vivencial. Tras expresar los desafíos que enfrenta la comunidad los profesores se comprometen y son condecorados por su iniciativa.
La población mayoritariamente quechuahablante, está conformada por 300 familias. Son un bastión del mundo Inca que a inicios la colonización española migraron hacia este sitio. Han mantenido viva su lengua, el uso curativo de la coca y la ortiga que asemeja a la acupuntura ante un dolor muscular, las faenas comunitarias o antiguo ayni. A pisar de chaquitacllla cultivan papa, quinoa y tarwi. Mientras que la autoridad y el orden son ejercidos por la ronda comunal según nos explica Claudio Laucata, presidente de la comunidad.
El textil que visten los niños y adultos es lo que más destaca, una pieza puede tardar hasta tres meses en ser elaborada. El “pacco”, gorrito multicolor de las niñas pequeñas es de uso personal, como si se tratara de un nombre propio. Mas a pesar del conocimiento ancestral que poseen, para sobrevivir a la modernidad sus pobladores varones trabajan como estibadores en los circuitos turísticos que ofrece Ollantaytambo.
Nico, un joven nativo de 19 años junto a su madre Aurelia, nos ofrece la hospitalidad de su casa. Ahora serán nuestra familia. Nos cuenta que su padre trabaja de cocinero en un hotel de Cusco. Tras conversar vemos que un aguilucho disecado hace de guardián en la puerta de nuestra habitación. Por la noche la temperatura desciende hasta menos 15 grados. Estamos sobre 3.200 m.s.n.m. y si lo que el visitante quiere es conectar con la naturaleza Huilloc es el lugar preciso pues no existe alumbrado público ni señal telefónica.
“Tinkichay tinquichay araña…” a oscuras, dentro del colegio, varios niños cantan en quechua profundamente felices; el lograr encender con soplidos la llama de un tronco que se apaga por el viento hace que sus risas estallen y se pierdan en la noche que ahora pareciera estar detenida en el tiempo.
“Tú no puedes negar a tu ponchito, es como negar a tu madre” nos dice Nico en alusión al atuendo que viste, se siente orgulloso de sus raíces. Va a continuar sus estudios pues quiere aportar nuevos conocimientos a su comunidad.
Los talleres de concientización, reciclaje, antropología visual, identificación de problemas ambientales, reforestación con queñuales, liderazgo femenino y valoración e identidad cultural se imparte en español y quechua gracias a varios becarios del Cusco que hablan fluidamente el idioma.
El lenguaje hermana, crea confianza y fortalece nuestros lazos humanos con los pobladores. Los niños y niñas fotografían su entorno y los problemas ambientales que aquejan a su comunidad durante el taller de antropología visual, ríen tímidas intentando enfocar su entorno, es una de las primeras veces que se han visto fotografiadas por ellas mismas en una pantalla grande, identifican por qué el deshecho plástico es tan nocivo para sus vidas.
Se hacen compromisos con los líderes del lugar, así como la entrega de contenedores diferenciadores de residuos. La placa otorgada a la comunidad está escrita en español, quechua e inglés, al igual que el mural pintado por los becarios:
“Huilloc: cuidador y protector del medio ambiente”
“Huilloc: pacha mamanchis uywaq”
“Huilloc: caregiver and protective of mother earth and the environment”.
Al despedirnos la comunidad agradece la visita, nos dice que dejaremos un vació cuando salgamos. El potuto resopla triste nuevamente en la escuela. Los niños nos entregan pulseras tejidas por ellos. Les decimos que no tenemos palabras para agradecerles por el calor brindado, que hoy y siempre deben sentirse profundamente orgullosos de su cultura y que estamos convencidos de que el respeto y la conservación de la naturaleza está en su ADN, que ellos no necesitan buscar soluciones afuera, que la solución está en su primigenio estilo de vida, en mirar profundamente dentro de ellos mismos así como lo hicieran sus antepasados Incas.
CLAVES
– El proyecto “Huilloc, cuiador y protector del medio ambiente” es financiado por la Embajada de Estados Unidos, se ejecutó del 10 al 12 de octubre y tendrá continuidad en diciembre de este año.
– Entre los más antiguos de la comunidad se dice que Huilloc significa “anciano guardián, cuidador”
– El patronato de Lima Tour, apoya continuamente a la comunidad con difusión y capacitaciones para el turismo receptivo.
– En la ruta hacia Huilloc se encuentran las salineras de Maras, el pueblo de Chincheros, y la laguna de Pirhuay, que abastece de agua a Cusco.