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Cultura

“Historias al ritmo de Chacalón”, de Fernando Carrasco Núñez

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Hace muchos años, en la década de los ‘80s, por esas cuestiones del azar, caí en la Carpa Grau.  Fue la primera vez que escuché en vivo a Chacalón y la Nueva Crema. Salíamos de un concierto subte por el centro de Lima y rebuscábamos Pisco Vargas o Conde de los Andes o Camino al Cielo.  Éramos un grupo de subterráneos de 18 años caminando por las callejuelas adyacentes a la avenida Iquitos y a ese edificio infame conocido como Palacio de Justicia, noticiados de la venta de estos licores espirituosos en fondas de temida reputación.

Entre empujones, burlas y miradas que pasaban del asombro al achoramiento y del reto al desprecio, los que en aquella época conocíamos como chicheros, observaban nuestras ropas negras, los chancabuques de milico, los pelos parados o muy largos, los rostros desconcertados de muchachos mestizos como ellos, pero cuyos padres tal vez llegaron antes a esta Ciudad de los Culpables que no considerábamos nuestra. Así nos zampamos a la Carpa por unas rendijas, sobornando con media res a un cholo trejo que oficiaba de guachimán. Recuerdo claramente que Chacalón cantaba El Provinciano y cientos o miles o millones de circunstantes, para el caso da lo mismo, se agitaban dando pasitos que mezclaban el rock setentero con la salsa y las notas tristes del huayno serrano.  Hombres y mujeres vestidos con ropas multicolores bebían cerveza por hectolitros y coreaban con hondo sentimiento, soy muchacho provinciano me levanto muy temprano, para ir con mis hermanos, a trabajar, no tengo padre ni madre, ni perro que a mí me ladre, sólo tengo la esperanza, de progresar, busco una nueva vida en esta ciudad…

Recuerdo que el Chato Jorge (tránsfuga de la Universidad de Lima refugiado en la Agraria), subte de Lince y fanático de Echo and the Bunnymen, Siouxsie y Gabinete Caligari, groupie de los aurorales Voz Propia y pata de la gente de Eutanasia, me miró y me dijo, oe Troglo, estos si son subterráneos, huevón… no esos anarco-fumones, borrachos y vagos mantenidos de la Helden o de la Jato Hardcore, esta gente chambea, huevón y sufre de verdad, huevas, este es el verdadero Perú.  Mira, mira, causa, mira ese pogo, dijo señalando a la masa ondulante y ebria: panaderos, mecánicos automotrices, empleadas del hogar, ambulantes, obreros metal-mecánicos, carpinteros, jornaleros, campesinos sub-proletarizados llorando con la estremecedora guitarra del maestro Carballo y la peculiar voz de Chacalón y entonces, sin darnos cuenta, ya nos encontrábamos cantando Qué dolor siente mi corazón…

Papá Chacalón.

Desde ese entonces empecé a escuchar las canciones de Chacalón. Mi barrio de origen era un barrio que se ufanaba de salsero y rockero, en el mejor de los casos, paisanos “decentones” devotos del huayno clásico del Jilguero del Huascarán, Pastorita Huaracina o Picaflor de los Andes, pero nunca propensos a esa “horrible música de serranos achorados” que era como calificaban a la música chicha la mayoría de universitarios e incluso los radicales que habían tomado las armas, quienes repetían cual catecismo: el que habla de razas es racista, el que habla de clases es clasista.

Pocos años después coincidiríamos con Cachuca en los estudios de Filderes en Ingeniería, cuando aún se formaban las canciones iniciales de Los Mojarras y Semilla Nociva pergeñaba las primeras notas de El Poema Anarquista y País Racista.  Para entonces, la realidad del país era otra, pero la música chicha seguía permaneciendo al margen. A pesar de sesudos tratados sobre el tema, a despecho de los intelectuales izquierdosos y de los esnobs que adoptaban la chicharra como emblema, cualquier estilo chichero (luego le dirían cumbiambero para asimilarla a los medios), seguía estando al margen de la ley de los bienpensantes criollos-blancoides, quienes en su temor cerval al indio levantisco asociaban la guitarra rockera-huaynera matizada con raptos de salsa, con el delincuente asaltabancos y el cholo altivo que no cree en nada ni en nadie, ni siquiera en el dios de los cristianos. 

Testimonio esto porque he leído varios comentarios, seguramente bien intencionados, respecto a “Historias al ritmo de Chacalón”,  magistral libro de cuentos de Fernando Carrasco Núñez.  Y un lugar común a estas reseñas es aquél que reza que el libro narra la historia de la Lima marginal, chichera y lumpen. Palabras más, palabras menos, este es el lugar que se está haciendo común para aquilatar la obra de Carrasco.  Craso error de quienes solo ven la epidermis de una obra que auguro será mayor con el tiempo, la madurez y los cojones bien puestos del autor.

Fue Marx quien categorizó a ese segmento de las clases sociales conocido por no dedicarse a actividades productivas, si no a acciones al margen de las leyes del Estado, con el término lumpen-proletariado (lumpen en alemán vendría a ser andrajoso), una subclase inferior incluso a la del proletariado, carente de conciencia de clase y como pretendían ciertos sectores, el perfecto colchón o punto de apoyo de la burguesía para sus fines particulares. 

Una definición más precisa la brinda el propio Marx en el capítulo V (escrito en 1852) de “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”: “Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre (…)”.

Pues bien, “Historias al ritmo de Chacalón” (SINCO Editores, 2020) de Fernando Carrasco Núñez (Lima, 1976), contiene algunas historias con personajes y argumentos propios de esa capa social tan temida por los criollos inservibles que se alucinan europeos, pero en conjunto el libro no es un fresco exclusivo de esa Lima lumpenesca, temida hasta la pichi por la izquierda almagrista y la derecha pizarrista, de esa Lima achorada compendio de los hijos del Perú Real, del Perú profundo, ese que le paró los machos al invasor chileno, al reptil Fujimori, al asesino AGP, al traidor Humala y a todos los Regentes que vienen gobernando nuestro país en contra de la voluntad popular manipulada en elecciones farsescas cada cinco años.  Esa Lima que muchos denuestan como lumpen (lo más cercano al lumpen-proletariado serían ahora los mototaxistas reguetoneros o la escoria caribe con estatus de refugiados políticos), esa no es la Lima que he podido percibir en el libro de Carrasco.

Veamos por qué digo todo esto y por qué resulta injusto ese reduccionismo facilista de etiquetar la narrativa de Fernando Carrasco, en particular la desplegada en este libro, como una oda al lumpen nacional, como la narrativa de la marginalidad. 

En primer lugar, los cuentos cumplen con el que tal vez deba ser el único requisito a exigir a cualquier creador: las historias están muy bien contadas, los cuentos son redondos y te mantienen en vilo, te conmueven, te asquean, te deleitan o simplemente te arrancan una sonrisa o una lágrima: este libro, amigos, se lee de un tirón.  No es pretensioso, ni artificiosamente almibarado, no desbarra en rosquetadas experimentales tan queridas por post-modernos de izquierda y derecha.  Desde lo más profundo del tuétano andino barrial, Carrasco chapa su chela, apela al recuerdo, usa su talento, conjura la nostalgia, afila la chaveta y empieza la fiesta de contar una buena historia, deleitando al circunstante, tal como lo hacía cuando entonaba boleros en el fenecido Bar de Ciro.

En segundo lugar, la verdadera narrativa del lumpen peruano, la auténtica narrativa de los marginales es, a mi entender, la narrativa de esos mamertos que se solazan contando historias onanistas de Mirafloresmanta, Sanborjayocc y La Molinamarca,  infradotados que alucinan ser ciudadanos del mundo,  hijos de milicos genocidas, sobrinos de congresistas rateros, entenados de altos burócratas ministeriales, hermanos de políticos de todos los pelajes, gaintelectuales incapaces de conmoverse con el llanto de un niño, marihuaneros sin horizonte, hijos de meretrices de la política lorcha, entenados de empresarios explotadores, escritorzuelos felatrices de Españistán y come-niños disfrazados de periodistas, es decir, el verdadero lumpen que apesta nuestra Patria, todos esos marginales al Perú hirviente de los barrios de un país con más de 32 millones de habitantes, mutantes de una realidad dolorosa, injusta y pletórica de historias que nada tendrían que envidiar al neorrealismo italiano o la narrativa de los jóvenes airados que tan bien contó el británico Alan Sillitoe en La Soledad del Corredor de Fondo, a mi parecer, el texto más inmediato al libro de Fernando Carrasco, vecino de Nocheto, El Agustino.

Cuando Chcalón canta, los cerros bajan.

Y como dicen que para muestra un botón, y como un solo botón sería mezquino, comentaré 3 cuentos redonditos, en donde relumbra la verdadera temática del libro: el racismo y la exclusión, la guerra de clases y la descomposición de una sociedad asentada en cimientos de papel, la habilidad y la honradez de un pueblo que sufre y trabaja sin descanso y sin temor a la muerte.

1. Carehuaco

2. El retorno de Carmela

3. Tú serás la causa de mi muerte.   

Carehuaco

Subtitulado “Llanto de un niño”, como la inolvidable canción de Chacalón, cuenta la historia de un niño que a la tierna edad de 8 años es rebautizado como Carehuaco, apelativo infame que en el Perú puede condenarte al acomplejamiento, al ostracismo y al fracaso.  El pequeño, cuyo nombre no se menciona, es oriundo del puerto de pescadores de Pimentel, en el norte peruano.  Hijo y nieto de pescadores, Carehuaco es el vivo retrato de su padre y es, además, el vivo retrato de los pescadores artesanales peruanos, esos hombres que se hacen a la mar en una chalana en busca del sustento cada madrugada, sin derechos laborales de ningún tipo, condenados por la gran industria pesquera y la contaminación a alejarse cada vez más mar adentro por cada vez menos pescado. El padre de Carehuaco es tragado una madrugada por la mar junto a tres compañeros y los cadáveres nunca aparecen. Aquí comienza la vida del niño norteño en la Ciudad de los Culpables: su madre, imposibilitada de hacerse cargo de 3 niños, decide enviarlo a Lima con sus tíos, mientras ella se queda en Pimentel (Chiclayo), trabajando para mantener a los 2 más pequeños, que ni siquiera pudieron conocer al padre.  Narrado en primera persona por el propio protagonista, quien lleva de la mano al maestro/escritor a través de la historia, este es sin duda alguna el relato más conmovedor del libro.  El personaje principal es un niño que a los 14 años recuerda cómo nació el apodo Carehuaco y cuenta sin complejos ni resentimiento las circunstancias en que surge el apelativo, atizado por la sabiduría y la discreción del maestro/escritor, alumbrados por un juguito de fresa con leche y varios cafés humeantes.   

El desenlace, magistral a mi modo de ver, ocurre cuando la maestra María Chumpitaz Arias lleva una mañana un libro de láminas para ilustrar la clase acerca de la Cultura Mochica.  Después de describir detalladamente los logros de esta gran cultura de la costa norte (arquitectura, hidráulica, la cultura militar y marinera, la orfebrería), la profesora saca de su cartera el libro bellamente ilustrado.  Va mostrando a los niños las imágenes de collares, orejeras, utensilios de oro, máscaras, hasta que aparecen las obras de alfarería: los famosos huaco-retrato.  En ese instante un palomilla grita, ¡Yarlequé, allí está tu cacharro!, y el salón revienta de risa.  Pero Carehuaco permanece impasible, maravillado, observando el huaco-retrato que le resulta tan familiar, que le trae a la memoria el rostro de su padre, el inconfundible rostro de su padre. De un momento a otro, sus ojos se inundan en lágrimas ante el recuerdo: “dirigente de los pescadores de Pimentel, aguerrido, sabio y fuerte como un algarrobo”.  Así era su padre.

La profesora lo abraza y lo saca del salón. Lo reconforta, lo instruye con sabiduría, le insufla amor propio, identidad y autoestima: “me dijo que yo siempre debería vivir orgulloso de mi padre, y, sobre todo, de haber heredado la inteligencia y la belleza de los antiguos moches”. 

Como es natural en Carrasco, este hermoso cuento tiene una banda sonora de amplio espectro.  Desde los gustos musicales de Yarlequé padre (La Paz y la Dicha y Llanto de un niño, de Chacalón y la Nueva Crema, valses, marineras y tonderos, entre los que menciona La Perla del Chira) hasta las canciones que la madre cantaba mientras cocinaba (Nueva Ola, baladas de Juan Gabriel) y los valses de Los Embajadores Criollos que entonaba su padre los domingos, las canciones fluyen como aguas trinas alumbrando escenarios y reforzando episodios.

Otro aspecto a destacar del cuento es la presencia inmanente del maestro/escritor y su bonita agenda de cuero verde. Más allá del fetiche, la presencia del Profe y su elegante agenda de cuero anuncian que el alter ego de Carrasco ya le echó el ojo a una buena historia. Lo demás es trabajo del artista. Carrasco no es un escritor profesional y dudo que quiera serlo.  Carrasco, lo sabemos, es Licenciado en Educación por la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta” y se gana los frijoles como profesor y la literatura, barrunto, la considera como un oficio con el cual interpretar el caos y el desorden de este mundo, que si le permite ganarse unos cobres, bienvenido sea, pero la dimensión psicológica y el despliegue intelectual, la ética y la estética de este volumen de cuentos me impiden pensar que, por lo menos ahora, Carrasco acomode las nalgas para  escribir-corregir–quemar sus naves literarias sólo por la ilusión de agenciarse unos cuantos morlacos.

Un cuento como Carehuaco en épocas de globoidiotización  y cosmopolitismo epidérmico, objetivo de las nuevas izquierdas y las derechas decrépitas, podría parecer a los paladares “finos” un alegato cuasi provinciano.  Pero  no debemos olvidar que se puede ser universal desde lo local, sin haber salido nunca incluso de tu propia manzana, porque como respondió Arguedas a Cortázar, “todos somos provincianos en este mundo, provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional”.

El retorno de Carmela

Carmela, muchacha ancashina, vive en Nocheto (Santa Anita) en un cuartito alquilado.  Oriunda de un caserío de Yungay es enfermera técnica y trabaja en una clínica de Lima.  Cada semana, los viernes por la noche, Carmela aborda un ómnibus interprovincial y enrumba hacia su natal Yungay, tras recorrer cerca de 500 kilómetros remontando la Cordillera de los Andes. Después de la obligatoria visita a la familia, la joven corre desesperada a los brazos de su amante secreta: el Hada Verde.

La técnica que usa Carrasco para narrar la historia demuestra que abundan en su taller literario las herramientas precisas para hilvanar fino.  Por un lado, el punto de vista omnisciente de una tercera persona cuenta a Carmela en remisión apelando al recuerdo para exorcizar las causas que la empujaron al vicio del alcoholismo. Por otro, es la propia Carmela quien detalla su historia a su apreciado profesor del taller de literatura.

Esta técnica usada por Carrasco resulta funcional para el difícil tema del alcoholismo femenino.  Carrasco deja fluir la historia en labios de Carmela, desde que siendo una adolescente se refugia en el licor para librarse del miedo y de la presencia lacerante de un agresor sexual (un familiar cercano venido desde Lima) que intenta someter a una pre-púber Carmela, casi con el consentimiento de su propia familia: Carmela debe enfrentar en soledad este episodio violatorio y el alcohol se convierte en refugio ante la imposibilidad de comunicar y exorcizar con alguien el atentado que sufre siendo niña.  Sin ápice de didactismo ni moralina, nos enteramos a través del desarrollo de la historia cómo la propia de familia es quien introduce juguetonamente a Carmela en el mundo del vicio. Los conocidos cumpleaños familiares, las festividades patronales, las fechas conmemorativas, cualquier pretexto es bueno para, entre bromas, obligar a los adolescentes a probar alcohol y son los propios padres y familiares directos quienes conducen a sus hijos al desbarrancadero donde mora Baco. 

Pero no es el canal familiar el único sendero para llegar a enviciarse con la droga más consumida entre los adolescentes peruanos.  El ambiente amical de Carmela, primero en el colegio y el barrio y luego en el Instituto de Enfermería de Yungay, en donde en contra de cualquier pronóstico, Carmela se gradúa de enfermera (porque era “una borrachita responsable”) y luego la Clínica limeña en la cual recala la protagonista, en todo lugar la muchacha encuentra una pandilla de dipsómanos dispuestos a entablar relaciones íntimas con el Hada Verde, algo que se inicia como un juego divertido y placentero pero termina desarmando el cerebro hasta apagarlo.

Sin embargo, son la vergüenza y el amor propio de Carmela los que la conducen a la decisión de escapar del Hada Verde que la tiene aprisionada y a punto de acabar con la dignidad de su existencia y con su propia vida. Sabemos que el alcohol daña los lóbulos frontales y temporales de la corteza cerebral.  Estas zonas del cerebro son las encargadas de procesos complejos como el control de los impulsos, el ajuste a las normas sociales, la autopercepción en sociedad y los propios comportamientos personales. Es decir, las zonas más importantes para controlar los problemas con la bebida resultan ser las más dañadas por el alcohol y por tanto, a más trago por más tiempo, mayor será el daño infligido al cerebro y al organismo.

Tal pareciera que Carrasco ha vivido la experiencia en carne propia, porque la descripción del período de abstinencia de Carmela, desde que toma la decisión de librarse del Hada Verde —es así como llamaba Wilde al ajenjo, el elíxir espirituoso de 89° preferido por la bohemia del siglo XIX—  hasta el momento en que debe pasar la prueba de fuego en el matrimonio de su hermana, es vívida y real.  Carmela resulta victoriosa y logra mantener la abstinencia: es  joven todavía, se aferra a los recuerdos bonitos de su infancia rural, al cariño de su familia, al recuerdo de su pueblito, a las canciones y el amor familiar que alumbraron sus primeros días.

Ante el espectáculo macabro de la descomposición de la Sociedad Andina (incluyendo en el término a la 100% andina Ciudad de los Culpables), siempre resultará interesante la banda sonora de cada cuento que nos entregue Fernando Carrasco. Porque la sinfonía de las ciudades cosmopolitas e hiper-pobladas constituye el trasfondo de la épica de los mortales comunes que se buscan el sustento diario en sus calles, parques, plazas, mercados y en los más impensables vericuetos.

En este caso, la odisea de Carmela transcurre al ritmo de la cumbia peruana y del huayno moderno.  Acompañan en las diferentes etapas de la odisea de la protagonista los huaynos de Sonia Morales (Perdóname) y Dina Páucar (Volveré), los cuales juegan probablemente una doble función: por un lado, evocan una infancia feliz lejos del mundanal ruido en su Yungay natal, pero por otro, a través precisamente de esa nostalgia, conducen o mantienen a Carmela en el desbarrancadero en el cual Baco celebra eternamente. Escuchamos también las cumbias de Agua Marina (El casorio) y Armonía 10 (Herido corazón, El Cervecero) y las del sempiterno Chacalón, idolatrado en el natal caserío de Carmela por su viejo amigo El Conejo chacalonero y que al ser escuchado en el barrio que le da cobijo en Lima (Nocheto, barrio chacalonero como el que más), la conduce a la añoranza y al deseo irrefrenable de aliviar la nostalgia en el alcohol.

Finalmente es imposible dejar de recordar el famoso poema El Brindis del Bohemio del mexicano Guillermo Aguirre Fierro (Pero en todos los labios había risas/Inspiración en todos los cerebros/Y repartidas en la mesa/Copas pletóricas de ron, whisky o ajenjo), ante el recuerdo de la familia perdida por culpa del vicio y las malas juntas que Carmela rememora en el bus de retorno a su pueblo natal.  La Carmela de Carrasco es el arquetipo de cierta mujer novo-andina, aquella que sale adelante pese a las vicisitudes y pese a que la mujer es más susceptible que el hombre a problemas asociados con el consumo de alcohol, tanto problemas de salud como de dependencia, por no mencionar la vulnerabilidad de una mujer ebria a recibir agresiones sexuales. 

Carrasco en la tumba de Chacalón en el cementerio El Ángel.

Tú serás la causa de mi muerte

Para el común de peruanos el término lumpen carece de significado, les resulta absolutamente desconocido. Incluso para jóvenes universitarios salidos de las canteras de las universidades-pollería de los últimos años, la palabra lumpen o lumpen-proletariado sonará a insulto en alemán o quechueslovaco, algo así como reconchetumare. Pero si les mencionas que el causa en cuestión es palomilla, bandidito, chueco, choro, ladrón, como que los muchachos ya van comprendiendo como es la nuez.  Un causa puede ser choro, pero si no choca con el barrio (como los choros de antaño), entonces el causa es bandidito no más.  Si el causa es un choro (torreja, monse, faite, taita, en fin) que tuvo que colgar los guantes porque lo lisiaron en un enfrentamiento, porque reflexionó en cana o porque vio la luz en algún lugar de culto evangélico, entonces ese choro plantado se dedicará a escuelear a los jóvenes del barrio sobre las inconveniencias de tan finos y elegantes menesteres. Sin embargo, hay otros que no se arrepienten nunca y aun cuando hayan colgado los guantes, mediante el viejo oficio de contar historias, se dedican a trabajar el ingenio y a ser memoria viva del gremio.

Uno de estos “hombres de la noche”, surgido de un barrio del cono este de Lima, es quien cuenta la historia al Escritor Noctámbulo en un bar del centro de Lima, no sin antes advertirle al colega (porque a fin de cuentas ambos son contadores de historias) que lo que va a escuchar es una verdadera historia (no una  historia verdadera): vitalista, callejera, “…no sonseritas de pecho frío, poseras e intelectuales”.

El arte de Carrasco se afina en este relato. El narrador es presentado como un lector impenitente, pero es a la vez un causa trabajado por la vida, un tipo con calle, lo cual le ha permitido entre otras insignias, conseguir joyas literarias a precios irrisorios (Arlt, Hemingway) y hacerse de historias asombrosas. Víctima del extraño vicio de leer caminando, empieza a referir su historia en la particular jerga de los conos de Lima, principiando en una infancia dura y llena de carencias con alusiones concretas al desastre del primer gobierno aprista, a la adolescencia pelotera en medio de los apagones causados por la voladura de torres de alta tensión en los ochentas y aquella canción “Viento” como dolorosa banda sonora de una niñez en la que aprendió a contar ficciones a sus patas del colegio para hacerse invitar el fiambre.  Sin censuras, el narrador oral va indicando al Escritor Noctámbulo los secretos para contar una buena historia, sin desviarse, exagerando un poquito pero haciéndola siempre creíble, sobre todo si  uno es el protagonista, “las cositas claves del escenario y de los personajes, minucias, gestos”.

Resulta curioso, ignoro si ha sido adrede, pero quien haya conversado con un narrador oral de estratos populares, descubre una capacidad increíble para hilar historias, la cual es mayor por la capacidad para improvisar, si el narrador es un individuo carente de preparación académica, si es un contador de historias nato. Esta capacidad nacida involucra actividades cerebrales complejas como recordar, manejar diferentes registros lingüísticos, leer, escribir, escuchar, recrear y componer música inclusive.

Para quienes hemos entroncado nuestro destino con el pueblo, subleva la incapacidad de la juventud actual para hilvanar apenas frases u oraciones inteligibles. Influencia de la televisión y la radio, del lenguaje cibernético y del reguetón vomitivo parido en las máquinas clónicas en el norte de América, los muchachos de estos días, se distinguen por su afasia y su incapacidad para comunicar ideas, emociones y sentimientos.  Pero, si uno se adentra en el corazón de los diferentes estratos de la masa viva, la cosa cambia.

Entonces, en personajes tan disímiles como los que presenta Carrasco, ¿cuál es la índole de la memoria? ¿Sería posible el pensamiento sin lenguaje? Según algunos neuro-psicólogos todos los procesos del pensamiento involucran o están determinados por el lenguaje y la afasia significa la muerte de la cognición.  Según otros, como los seguidores de Jean Piaget, pensamiento y lenguaje son corrientes separadas y creen que el pensamiento puede proseguir en forma inalterada pese a una afasia aguda.

Muchos pensadores han asociado la descomposición del lenguaje con la corrupción o descomposición social. Octavio Paz dice que “cuando una sociedad se corrompe, lo primero que se gangrena es el lenguaje”, Karl Kraus creía que toda depravación de la palabra permite reconocer la depravación del mundo, la prueba de que algo está podrido en la base. Consideraba Kraus que la corrupción lingüística era la causa de la degradación de los pensamientos y las conciencias; según él, las personas que hablan mal y escriben mal también pensarán y actuarán mal.

Carrasco, hijo del pueblo, ha conseguido maridar sin problemas el lenguaje lumpen de la Lima actual (incluida la jerga del hampa), con una prosa elegante y eficaz, carente de barroquismos ociosos.

El relato recorre sin dar tregua al lector escenarios tan disímiles como las cantinas de El Agustino y Barrios Altos, el óvalo de Santa Anita, un local en La Molina y el famoso Bar del Sastre en Nocheto, que es donde se va gestando la historia central del relato:  el viaje del protagonista a Tingo María, en la selva central del Perú, llevando un misterioso Toyota Yaris color guinda, por encargo de gente colombiana metida en “asuntos bien serios”, a través de un viejo conocido del anti-héroe del cuento, un zambo apodado Metralleta. Metralleta es un zambo canero y de poco confiar, famoso además por gilero y recurre al anti-héroe, hijo empobrecido de un antiguo Rey de la Papa abastecedor de las pollerías grandes de Lima, bonanza que le permitió al protagonista estudiar en el CMLP y aficionarse a las armas de fuego, afición que más tarde le servirá para agenciarse de un dinero extra.  Browning, Magnum y otros fierros, con el número de serie bien limado, le permiten ganarse unos cuantos cobres adicionales a su trabajo como taxista en un destartalado Daewoo Tico color amarillo.

De manera increíble, el carro estaba limpio de cualquier tipo de droga, pero era el gancho para endulzar al Chatín (el protagonista-narrador) con el fin de trasladar un cargamento de veinte kilos de cocaína desde Tingo María hasta Lima, en complicidad con un agente del CORAH (un proyecto especial de control y reducción de la coca en el Alto Huallaga, financiado por EU).  Todo está conversado, le van a dar incluso un nuevo DNI y es imposible que algo salga mal. El protagonista se debate en un mar de dudas, pero es pobre y siempre le ha gustado correr riesgos. Recuerda con nostalgia las buenas épocas de su vida, cuando el padre tenía dinero. Su joven mujer está gestando y no tiene seguro social ni un trabajo fijo.  Este segundo viaje le permitirá agenciarse un buen puñado de dólares y, si todo sale bien, armará un negocio en Lima, una bodeguita, tal vez una librería o un pequeño restaurante, lo que sea.  Las dudas atormentan su alma, pero como la primera vez se dice, o todo o nada.

Después de varias vueltas de tuerca magistrales, el desenlace del cuento es contundente e inesperado: Metralleta engaña a los colombianos, “cierra” a los policías cómplices del engaño, se queda con la droga, no le paga al Negro Humo, torturador de los colombianos para lograr el rescate, incluso ha sembrado una leyenda difundida por el Pucarino: ha sido ajusticiado por unos chiquillos lúmpenes del Callao y su cadáver arrojado en un basural de Caquetá. Pero Metralleta no puede engañar al más sapo de todos, al que se la tenía bien jurada, al dueño de la Beretta Magnum.

Colofón

Si esperábamos encontrar en la narrativa desplegada por Carrasco los viejos tópicos alusivos al Ande, apus tutelares, jarjachas terroríficas y wamanis sagrados, nos daremos de muelas contra el pavimento ahuecado, sucio y maloliente de las calles de Lima, mega-urbe en la cual se entremezclan al ritmo de Chacalón los hijos de los migrantes de todo el país, conformando una nueva raza que aún no sublima su más pura esencia por múltiples causales de orden social, político y económico, pero que en el camino irá adquiriendo forja e identidad, tal como lo hacen los inolvidables Carehuaco, Carmela, Jacinto y Eliseo, los Once Chavetas, los habitúes al Bar del Sastre y qué duda cabe, el personaje principal de todos los cuentos: el inconfundible Profe y su boina y zapatos marrones, pantalón beige y agenda de cuero verde, regalo de Carmela. Es el Profe quien logra arrancar con su sabiduría, cariño y paciencia las potentes historias a los personajes más disímiles como los que hemos disfrutado en los siete cuentos de Carrasco. 

A manera de epílogo anotaré que a lo largo de este hermoso volumen de cuentos permanece latente y dolorosa la herida principal que desgarra a la sociedad peruana real, no esa que se cuentan entre ellos mismos los malcriados ahijados del Marqués Lorcho. Comenzando por el niño norteño marginado con esa aleve maldad infantil por otros como él mismo, debido a las facciones de su rostro pre-hispánico, hasta el equipo de fútbol de los Once Chavetas, cruzando por la joven Carmela (huanuqueña, huaracina, huancaína, yungaína, puneña, con toda justicia neo-limeña) recuperada del alcoholismo por su fuerza de voluntad y el amor familiar, este volumen de cuentos arranca el velo con el cual el capitalismo de alta intensidad (implantado violentamente en el Perú hace casi 30 años) pretende ocultar nuestros rostros: seguimos todavía a una distancia sideral del pretendido paradigma integrador y optimista que planteara el Inca Garcilaso de la Vega hace más de 4 siglos. Ese sueño integrador de Garcilaso, convenientemente defendido por los que disfrutan de las gollerías de un sistema económico y un orden social injusto, asesino de las ilusiones de un pueblo de “hombres que aman y luchan llevados por un cruel destino”.

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Rafael Inocente (Lima, 1969) Escritor peruano, autor de la novela “La Ciudad de los Culpables” (1° Ed. 2007, 2° Ed. 2012, Editorial Altazor), “Discursos contra la Bestia Tricéfala” (con Arturo Delgado Galimberti y Rodolfo Ybarra, 2009, Hipocampo Editores) y el libro de cuentos “No todas van al Paraíso” (Editorial Altazor, 2013). Colabora en la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org)y en la Revista de IDL (Instituto de Defensa Legal), entre otras publicaciones digitales.

Cultura

Exposición “El árbol de la muerte” de Hugo Salazar Chuquimango

La muestra del artista Hugo Salazar Chuquimango conformada por una pintura de 120×120 cms. y dibujos con los personajes que la habitan, se presentará del 26 de abril al 30 de mayo. Ingreso libre.

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La exposición “El árbol de la muerte” consta de una sola obra pintada al óleo y doce trabajos de pequeño formato en técnica mixta. La obra principal da título a la exposición y representa en cierta medida un develamiento simbólico sobre la idea de humanidad. La muestra busca documentar, mediante fragmentos ilustrativos, partes importantes para la construcción de esta única obra pictórica.

Hugo Salazar Chuquimango explica sobre esta obra que tiene una carga fuerte en simbología. “En este caso, empezando por un recorrido serpenteante que encapsula su narración iconográfica. La comunión con el árbol invertido contiene imágenes arquetípicas, ramificadas como en la estructura mental, a partir de experiencias personales y que se comparan con elementos universales”.

Asimismo, el artista toma el siguiente escrito del psicoanalista suizo Carl G. Jung:  “El árbol representa la evolución de las fases del proceso de transformación y sus frutos y flores significan la coronación de la obra”, como base teórica y fuente de inspiración para esta exposición individual que culmina un proceso creativo que inició en el año 2019 con la muestra “El árbol de la vida”.

Por su parte, Fernando Torres anota: “El surrealismo que identifica el trabajo de Hugo Salazar se remonta al 1,500 cuando Hieronymus Bosch producía universos de personajes oníricos, cuyo simbolismo constituía un desafío. Con ese referente consciente o inconsciente, ha desarrollado un lenguaje similar que se puso de manifiesto en El árbol de la vida y ahora el de la muerte, dos condiciones inexorables de la existencia”.

La muestra podrá ser visitada del 26 de abril al 30 de mayo en oficinas de Viajes El Corte Inglés de Miraflores (Av. Angamos Oeste 624). El horario de visita es de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m. y sábados hasta las 2 pm. El ingreso es libre.

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Cultura

Editorial Caja Negra: escritores responden a las declaraciones de Claudia Ramírez

Los más de 30 autores perjudicados le responden a la dueña de la editorial.

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El caso de la editorial Caja Negra continúa sin resolverse, son más de 30 escritores que denuncian el incumplimiento de contrato y deudas por regalías. En nuestro informe anterior titulado “Más de 30 escritores denuncian a editorial Caja Negra” publicamos las dos versiones de las personas implicadas, tanto de los denunciantes como de la denunciada Claudia Ramírez Rojas, dueña de la editorial peruana que ya lleva 13 años en el mercado.

Ayer se comunicaron con Lima Gris representantes del grupo de escritores que han hecho pública su denuncia en redes sociales, ellos señalan que algunas de las respuestas que ha dado Claudia Ramírez y que fueron publicadas en el informe pasado, no son ciertas. Por ello, nos enviaron un comunicado donde refutan la versión de la directora de la editorial Caja Negra.

Aquí el comunicado:

“Nosotros los 30 autores perjudicados por la editorial Caja Negra queremos refutar lo que dice Claudia Ramírez, dueña de la editorial, y reafirmar los puntos que estamos reclamando.

  1. Claudia dice “Esto que ha sucedido es muy puntual y coyuntural”, pero hay casos anteriores al 2020.
  2. Claudia muestra un tono conciliador, pero ya antes ha dado cronogramas de pagos y cartas de compromiso. No los ha cumplido.
  3. Sobre el incumplimiento de impresión dices “pero también en el contrato hay plazos, hay tiempos”. En tus contratos no los hay y es por eso que Pedro Barreda y Gonzalo Franco aún no ven sus libros. Vienes prometiendo el registro en la Biblioteca Nacional del Perú desde enero, hay chats que lo demuestran.
  4. Estamos reclamando los pagos de regalías de 29 autores. Solo para 10 autores (los representantes) el monto suma S/. 22 454. y S/. 23 820 en aportes iniciales.
  5. Pedimos transparencia en los procesos de la editorial Caja Negra. Hay casos de incongruencia en los reportes de ventas, las ventas declaradas no corresponden con lo reportado por librerías como El Virrey y Communitas.
  6. Al momento de rescindir contrato, una de las autoras menciona que esperaba le devuelvas el 50% de ejemplares impresos que le correspondía según contrato inicial. Sin embargo, le has devuelto un número escaso de ejemplares, dando a entender que nunca se imprimieron los 1000 del tiraje acordado.
  7. Karem Fernández-Dávila te reclama poco más de 300 libros y solo 1938 soles. Y aún así, no puedes cumplir con prontitud. Tampoco puedes entregar libros sobrantes (contemplados en los contratos) como muestra de voluntad. ¿No están impresos?
  8. Hoy, 22 de abril, vemos tu tono conciliador, pero viene con trampa: cláusulas de confidencialidad. No las aceptamos.

Está bien que señales a las librerías. Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Queremos la potestad de corroborar tus simples reportes de ventas con el historial que nos entreguen las librerías. Y que esa potestad la tengan todos los autores. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea.

Por ahora, queremos que muestres voluntad para los pagos. Nosotros estamos dispuestos a escuchar, pero no aceptaremos cronogramas extenuantes. Sin una muestra de tu buena voluntad, es difícil que te creamos. Como Heiner Valdivia, a quien le escribes luego de dos años para resolver su situación. Queremos una muestra de tu sinceridad, como la devolución de los libros sobrantes (los cuales ya deberían estar impresos). Dejamos clara nuestra postura hacia una conciliación, pero con demostraciones de esa buena voluntad”, se lee ene el comunidado.

Efectivamente, como mencionan los autores perjudicados, los contratos que hemos revisado no tienen fecha exacta para la impresión de los libros realizados por la editorial Caja Negra. Y como señalan los escritores, hay casos que ya llevan varios años como el del escritor Heiner Valdivia Rodríguez.

Este delicado tema se podría convertir en un asunto penal, debido a que los autores vienen evaluando denunciar a la editorial Caja Negra por presunta estafa.

Como señalan los escritores perjudicados: “Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea”. Ante este hecho no se ha pronunciado la Cámara Peruana del Libro (que organiza la FIL de Lima) ni el Ministerio de Cultura. Mientras tanto, lo único que reciben los más de 30 escritores afectados, son solo promesas.

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Cultura

Lima 13, Voz Propia y Carlos Compson encabezan el festival Lima New Wave 2024

¡Prepárense para una inmersión total en las profundidades de la oscuridad musical! El Festival Lima New Wave está a punto de abrir sus puertas el próximo 30 de abril en el emblemático escenario de Yield Rock, situado en Plaza San Martín.

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En esta edición, Lima New Wave convoca a los más destacados exponentes de la escena oscura de Lima. Desde los icónicos Voz Propia, Lima 13 y Carlos Compson, el cartel rebosa con nombres que han marcado la pauta en la música underground. ¿Estás listo para sumergirte en las corrientes sonoras más intensas de la ciudad?

Pero Lima New Wave no se detiene en la nostalgia del pasado; también abre sus puertas a las nuevas promesas del género. Bandas como Último Refugio, Góngora, La Reina de los Condenados y Jardín Nocturno, estos últimos provenientes de la ciudad de Huancayo, emergen como heraldos de una nueva era en la escena dark, aportando frescura y vitalidad a este universo sonoro.

El escenario de esta experiencia única será el icónico Yield Rock, ubicado en Carabaya 815, Plaza San Martín. A partir de las 8:30 pm, el lugar vibrará con la intensidad de las guitarras distorsionadas y las letras que exploran los rincones más oscuros de la psique humana, creando una atmósfera inigualable de misterio y energía.

La venta de boletos se lleva a cabo exclusivamente a través de WhatsApp, en el número 948 143 275. ¡No pierdas la oportunidad de sumergirte en el Lima New Wave 2024 y descubrir los matices más profundos de la música alternativa!

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Cultura

En el punto inmóvil del mundo que torna: Entrevista a la poeta arequipeña Patricia Roberts

Una entrevista de Carlos Rivera

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¿Dónde nace tu poesía?

Creo que yo escribía sin saber que estaba escribiendo poesía o literatura; en el colegio me fascinaba cuando nos enseñaban los clásicos de la literatura y cosas de esas. Pero también por mi tía que era escritora, la menciono en la biografía, esa tía que está en la foto. Ella escribía poesía incluso me hizo un soneto que está en la biografía.

¿El nombre de tu tía?

Lili Roberts, hermana de mi papá.

¿Cuáles son aquellos, elementos, materiales o espirituales que fluyen en el instante que te dispones a escribir?

Los sentimientos.  Primero tienes que tener un sentimiento y luego dices: “lo voy a plasmar para que no se me escape”.  Porque la inspiración llega y se va. 

Te sometes a los sentimientos…

Sí. Yo me someto.

Una vez que sé que voy a escribir un poema y que sé que ya está fluyendo. Me gusta mucho trabajar el lenguaje. No, no escribo y lo dejó, no. Busco que haya ritmo, musicalidad, corte de línea, experiencia directa. Casi obvio los artículos y las conjunciones. Uso el corte de línea como puntuación o como respiro.  Todo eso sí me gusta mucho. Tengo un pequeño ensayo que se llama Tallando palabras…está en mi libro Esencias.

¿El tiempo en la experiencia de un poema?

Nunca se sabe. Prefiero escribir muy temprano en la mañana. Yo no escribo muy largo. Casi todos mis poemas son cortos porque estoy muy influenciada por el idioma inglés, el inglés es mucho más sintético que el castellano. Tiene tres veces más palabras que el castellano por eso puedo ser más exacta. Para decir lo mismo en inglés solamente decimos una palabra; en el castellano vamos en círculos hasta que llegamos por fin a lo que queremos decir. También me gusta mucho la poesía china, que es muy directa y muy sintética. Claro que la leo ya traducida.

¿Cuánto influyeron tus padres o familia en tu obra literaria?

Mi papá tenía mucha afición a la poesía. Él había estudiado en Inglaterra entonces nos recitaba en inglés. Nosotros no entendíamos nada, pero nos encantaba y él nos contaba cuentos.  Mi mamá no.  Al menos no tengo ese recuerdo de ella. 

¿A qué edad aprendiste inglés?

Al terminar el colegio. Bueno tenía una base, pero no podía leer. Me mandaron a Inglaterra, a un internado cuando tenía 17 años.

¿Esa condición transcultural modeló tus intenciones creadoras?

Me imagino que sí pero no conscientemente. Cuando cumplí 15 años me regalaron un diario. Entonces dije: “Ahora sí, voy a escribir todo lo que me pasa”, la ilusión de la adolescencia. Yo me acuerdo de que en los veranos en Mollendo escribía cuento, no sé dónde estarán, luego en Inglaterra tenía mi diario y escribía todos los días.

¿Qué es para ti un poema?

Es la experiencia directa de una emoción.

¿El poeta nace o se hace?

Yo creo que las dos cosas son necesarias.  Sí, claro, parece que los genes ayudan, hay muchos poetas que tienen el apellido Valcárcel y Ureta y los dos son apellidos de mi abuela paterna. Amigos que son genealogistas me han dicho que solo uno de cada apellido llegó a América desde España. Todos los que se apellidan Valcárcel y también Ureta somos parientes. La mamá de Mario Vargas Llosa también era Llosa Ureta. 

¿El artista o el creador siente de manera distinta la vida, el entorno o la capacidad de contemplación de las circunstancias? ¿No es lo mismo para una persona común y corriente cuando contempla el horizonte? ¿o cuando el poeta contempla esos elementos los transforma? ¿cómo funciona en ti la contemplación?

Eso de la contemplación me gusta mucho. He llegado   a tal punto ahora que ya no escribo tanto porque la experiencia está más allá de las palabras.  Entonces eso ya te llama, nada más, al silencio y a disolverte como me ha pasado algunas veces, contemplando el mar que me gusta tanto, después me pregunto: “¿qué ha pasado?”, “¡yo soy la ola!” Yo me convierto en el océano. Ante esa contemplación es muy difícil poner palabras, claro, estoy tratando…

¿Qué autores o autoras forjaron tu carácter literario?

Me matriculé en Estados Unidos para aprender a escribir en inglés. En la clase de una poeta americana bastante conocida, Cynthia McDonald’s, ella fue mi profesora y una de las que me influenció. Después está mi amiga Lorraine Pouncey, ella también era poeta y me influenció, me enseñaba, era mi maestra. Me gustaba tanto T. S. Eliot y Rainer Maria Rilke, así como Mary Oliver, todos ellos me encantan hasta hoy día.  Después una poeta de Houston, extraordinaria que nació con parálisis cerebral y no podía expresarse. Pero, de alguna manera su papá le regaló una máquina de escribir de esa época y con toda su tembladera comenzó a escribir. Yo la leía en Houston, poemas preciosos, espirituales también que me gustaron mucho Siento por eso que tengo influencia de Vassar Miller de Houston.

¿Cómo concilias en tu mundo y en tus obras las herencias culturales de lo andino, europeo y americano para que no se confundan al momento de sentir la esencialidad de los versos?

Eso es lo interesante. Si entras profundamente dentro de ti encuentras que todos somos uno. La visión andina es mística, es natural, es totalmente recíproca.  Y eso es lo que he aprendido en el taoísmo y en la tradición occidental/cristiana. Me siento feliz de que las dos esencias con las que más me identifico me ayuden a seguir viviendo plenamente, porque tú sabes lo que dije en el TEDx.   que debemos encontrar nuestro “gozo más profundo”. Una vez que lo encuentras emerge tu agradecimiento por vivir la vida, pero siempre con naturalidad, sin forzar…

Porque no veo en ti un carácter nacionalista, errante, sin perspectiva y ninguna cicatriz de resentimiento.  Entonces por eso la pregunta de cómo conciliar cuando en estos tres espacios (andino, americano y europeo) que ostentan sus propios territorios culturales, prejuicios, taras, procesos históricos distintos. ¿El arte te ha ayudado a disolver esas cuestiones?

Yo creo en la libertad. En Houston en una época fui parte de un grupo anarquista porque realmente yo soy bien rebelde y yo escojo, no me gusta que me impongan y dentro de lo que yo escojo no escojo pues los prejuicios. No estoy de acuerdo con que haya racismo, por ejemplo.  Me parece que dentro de lo que busco yo quiero que todos seamos hermanos y yo lo siento así.

¿Cómo resumirías tu obra literaria?

Mi obra literaria es la expresión de mi gozo más profundo.

Para mi escribir un verso es decir guau ya lo pude expresar. Estoy más en el silencio que en las palabras. Es un gozo profundo y yo digo “que bien.” Es como si tuviera una botella de champán adentro que me está haciendo cosquillas con sus burbujitas. Me gusta mucho integrar el cuerpo, he tenido traumas de niña y repelía mi físico porque era mujer y las mujeres éramos la tentación de los hombres así era como yo me crie. La espiritualidad que me enseñaron no era una celebración del cuerpo. Por eso aprendí Taichí que me reconcilió con mi cuerpo. Siempre empiezo mis prácticas espirituales con la integración del cuerpo, luego de las emociones y la mente. Porque somos tres unidades en uno. Me gusta mucho bailar, lo cual no lo sabe nadie. Yo bailo todos los días…

¿Todo tipo de música?

Según el humor. Me gusta mucho bailar samba, salsa, pero a veces me pongo a bailar a los clásicos. Hoy en la mañana estuve bailando a Tchaikovski su overtura 1812, estuvo súper. Me encanta, me encantan los cañonazos te ayuda a desahogar. Todos los días salgo al jardín. Mis vecinos dirán: “quien será esa loquita que sale todas las mañanas”.  Esto es parte de la disciplina del Taichí, porque yo me concentro en mover las energías que dan vida a todo mi cuerpo y desbloqueo mis represiones con los sonidos curativos, eso lo hago al ritmo de la música que he escogido.

Morgan Freeman decía en una comedia americana, haciendo el personaje de Dios, que iba a crear un nuevo mandamiento: el mandamiento del baile.

Qué bien, aunque no me gustan las imposiciones. Cuando alguien viene (porque yo soy acompañante espiritual, estudié religión con esa especialidad) les digo:” ven a conversar conmigo y vamos a ver.” Luego les pongo música y les digo: ahora báilame lo que me estás diciendo.  Eso es una manera fantástica de empezar. Realmente ayuda. Vivimos muy controlados, reprimidos. La palabra control a mí no me gusta.

¿Todos pueden escribir poesía?

Depende si tienen amor en su corazón.

¿Cómo una condición?

Digamos que a mí me gusta la poesía que tiene emoción y puedes no hablar de amor, puedes no mencionarlo, pero lo sientes, hay una fuerza en las palabras que te emociona.

¿Tu obra, es mística, instintiva o vitalista?

No me gustan las etiquetas. Yo diría que es la experiencia directa puesta en palabras, técnicamente busco que tenga ritmo, que tenga metáforas, cortes de línea, bueno, juego pues.  Por eso digo Tallando las palabras.

¿Y esa “experiencia directa” puede ser cualquier tema, circunstancia u objeto?

Claro. Estamos vivos.

No necesariamente un conjunto de cosas que siempre te han perseguido.

No. Claro que a mí me gusta mucho el mar y me gusta mucho la naturaleza. 

¿Qué es para ti la espiritualidad?

¡Estar viva! Sentirme viva en cuerpo, emociones y mente.  La espiritualidad, es ese gozo profundo de sentirte vivo. La idea es desbloquearte. Mucho del problema, es que quieres controlar, no confías en ti, tienes miedo, ¿a qué? estás bloqueándote. Lo que tienes que hacer es no controlar sino entregarte y si lo que deseas es auténtico serás parte de la energía del universo y sentirás tu gozo más profundo ayudando de paso a que este mundo alcance su propósito.  Por eso decía yo anarquismo, pero el anarquismo   tiene también mal nombre depende del grupo que lo define. 

Me gusta mucho la fe-no-me-no-no-lo-gía.  Estudié a Husserl, Merleau-Ponty y Schutz. Siempre considero las reducciones. En una conversación, tú dices eso y cuál es el contexto en el que lo dices.  Para poder tener experiencia directa tienes que considerar que tu lenguaje ya está condicionado por una cultura y está condicionado por tu nivel de instrucción y tu nivel socioeconómico.  Yo no sé cómo nos podemos comunicar porque hay tantas reducciones para llegar a la experiencia directa. Y para la experiencia directa tienes que haber considerado todos los prejuicios con lo que has pronunciado las palabras.

Veo que esa “experiencia directa” de tu poesía sintoniza con una huella de formación académica.  Claro que tú no impones ese conocimiento, si no que le das una utilidad de insumo para decodificar cosas. Cuando el poeta o escritor tiene formación académica pretende también qué esos elementos de saberes fluyan en sus versos.  Entonces tenemos un poema como una especie de arquitectura sin sentimientos.

Quieren dictar cátedra disimuladamente.  Bueno ahora se estila escribir de esa manera coloquial.

¿Es para ti importante el ritmo?

Sí. No todos los poemas tienen que sonar. Así me gustan, pero no los busco necesariamente. Sucede. Como que me dictan o ese que me dijiste que te gustó:

Una tarde tibia

mientras caminaba.

Vi caer las hojas

de aquel árbol viejo.

Las hojas caían

de multicolores

Todas ya sin vida

Sobre el pasto seco.

El árbol maduro

Perdió su vestido

Una tarde tibia

Llena de colores

Tomado de Chipping Stone(1982)-Roberts, Patricia. Houston, Texas.

Eso me salió casi sin tocarlos o retocarlos. Pero siempre retoco y retoco. Cómo dicen: “El poeta nunca termina, solo abandona”.

¿Qué significa para ti el aprendizaje de la filosofía oriental?

Muchísimo. A mí me salvó la filosofía oriental porque estaba totalmente mentalizada con las reglas, la condenación y los dogmas. Comencé a darme cuenta de que yo tenía opinión, también. He ido estudiando, me gustan mucho las religiones del mundo saber cómo ha sido la búsqueda a través de la historia.

¿En qué momento se catapultó ese proceso?

Desde que viajé a Estados Unidos. Cuando me puse a estudiar y el trabajo interreligioso que tuve. No hay caso, hay que estudiar, es muy importante, aunque sea autodidacta. Que busque maestros. No tienen que ser maestros en persona puede ser maestros de autores.

En tu obra no hay monstruos, tragedias del alma, seres atormentados o con delirios metafísicos. ¿Cómo superas los miedos y los pesares que todo ser humano tiene?

Dándole la cara. Ya tengo tantos años. He pasado por las etapas de ir buscándome y buscando lo que busco. Me di cuenta de que apenas se me bloquea la energía vital de la danza hay que mirarlo.  Dicen que cuando tenemos pesadillas, si miras al monstruo se va, se asusta.  Incluso nosotros nos asustamos más con lo que nuestra imaginación nos va diciendo que con la realidad.  Entonces más o menos ahí es donde estoy.

Esos temas recurrentes en los poetas malditos como la muerte, la soledad…

Son momentos en los que reflexiono. Algo que me enseñó uno de los maestros que no está presente, pero lo leo, es que siempre, aún en lo más feo, siempre hay una oportunidad.  Entonces, qué horrible lo que está pasando, pero ahí tenemos la oportunidad, le das la cara y dices: mi oportunidad es no darle bola, por ejemplo.  Es como estar bailando alrededor, como en aikido   Eso me encanta porque es el Taichí de a dos. Unes tu energía a la del que te quiere atacar para que se caiga nomas. Tú sabes, le bailas.  

Necesitamos el cuerpo y el alma. Todos tenemos esa energía vital la poesía que me hace feliz y me gusta leer.

¿Un poema que te queme el alma?

Siempre el sufrimiento es parte de la pasión. Por eso la palabra pasión viene de sufrimiento, pero también es energía vital, éxtasis. Pero no necesariamente todos los poemas van a ser apasionado. Tienes poemas más tranquilos.  El libro ese que he escrito sobre sabiduría es muy taoísta porque yo lo he reinterpretado a  Lao-Tse. Es filosófico.

¿Y qué verso o frase te acompaña?

Se ha vuelto como mi mantra: “Tu gozo más profundo”. Para poder tener tu gozo más profundo entras hasta el fondo de   tu esencia y les das la cara a tus monstruos.  Porque si no que ando de buena energía la lluvia me vuelto muy física. A mí me interesa muchísimo tener la armonía con mi cuerpo. Un verso de T.S. Eliot “La rosa tenía el carisma de haber sido mirada” También dice: “En el punto inmóvil del mundo que torna, ahí está la danza y solo la danza”.

¿Qué consejo compartirías con las nuevas generaciones de poetas o escritores que ven en ti una voz de paz, equilibrio y creación?

Que busquen su esencia. Que pasen un poco de tiempo en el silencio. Si no te paras a decir dónde estoy, quién soy y cómo siento mis pies aquí y ahora, estás fuera de ti.  El mundo nos saca mucho hacia fuera.  Y todo el tiempo estamos buscando distracciones, porque no quieres mirar tus mounstritos. Lo mejor es empezar por limpiar tu casa. Es un movimiento de Taichí dices guau, abriendo los brazos sacando afuera todo lo que tienes adentro, lo miras acá afuera, y luego lo regresas adentro y empiezas a limpiar, a trabajarlo.  Nos ayuda a no proyectar en otros esos mounstritos que son nuestra sombra Es tu jardín interior que no ha sido cuidado. La idea es sacar todo eso para conocerlo y empezar a limpiarlo.

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Cultura

Más de 30 escritores denuncian a la editorial Caja Negra

Autores señalan a la directora de la editorial, Claudia Ramírez Rojas, como la responsable del incumplimiento de contratos de la publicación de libros. Además, la acusan de deberles miles de soles por venta de sus libros y por regalías. Tras estas graves acusaciones, algunos escritores vienen evaluando denunciar penalmente por presunta estafa a la editorial. Conversamos con Claudia Ramírez y esta fue su respuesta.

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Hace dos semanas, algunos escritores utilizaron sus redes sociales como Facebook y Tik Tok para denunciar a la Editorial Caja Negra por incumplimiento de contrato, deudas por venta de libros, publicación con errores ortográficos, falta de pago de regalías y por presuntos reportes falsos de venta. Los autores son hombres y mujeres de distintas ciudades del país que confiaron en la editorial para realizar la publicación de su libro. Algunos pudieron ver su obra impresa, pero otros, como el escritor Gonzalo Franco, siguen esperando por más de un año la impresión de su libro.

“Hace más de un año firmé contrato con la Editorial Caja Negra, para la impresión y publicación de mi obra que hasta el día de hoy no sale a la luz. Además, les hice un pago de S/ 2480 soles”, señala Gonzalo Franco en un video que se viene viralizando en las redes sociales.

Una de las primeras personas en hacer pública su denuncia contra la Editorial Caja Negra, fue la escritora Paola Ortiz de Zeballos, autora del libro “Mamá también se equivoca”. La escritora denuncia un incumplimiento de pago: “la editorial me debe S/ 2480 soles por regalías desde el año pasado”, apunta la autora.

En las redes también encontramos la denuncia de Jossibell Lema, quien cuenta que hace un tiempo decidió publicar con la editorial Caja Negra, pero tras los incumplimientos señala que ahora la editorial eliminó su cuenta de Facebook y solo mantiene su perfil en Instagram pero con la sección de comentarios bloqueado.

Leman cuenta que le otorgó plazos para los pagos a Claudia Ramírez pero estos no han sido respetados.

Otra de las escritoras afectadas que levantó su voz para señalar a la editorial, fue Milagros Villalta, autora del libro “Las emociones de Juan”. Ella denuncia que Caja Negra le debe un total S/ 7460 soles por sus libros. En el grupo de denunciantes también aparece la escritora Fiorella Rusca, autora del libro infantil “De la tierra al mar”, quien reclama una deuda de más de S/ 3000 soles por regalías, pero, además, detalla que la editorial no cumplió con la publicación de los 1000 libros, según lo establecido en el contrato.

En el video que viene circulando en redes sociales, también el escritor Keni comentó que Caja Negra le debe S/ 1,616 soles en regalías. De la misma forma, la escritora Marixú Chocano, acusa a la editorial de haber ruleteado su dinero y que su libro se publicó con faltas ortográficas. Desde Arequipa, otra de las escritoras perjudicadas es Karen Fernández Dávila, ella cuenta que Caja Negra le debe S/ 1938 soles en regalías y la devolución de 386 libros. A estos nombres se suman también los escritores Mariano Amezága, Max Aguirre Rodríguez, Heinir Valdivia, entre otros.

En total son más de 30 autores que han tocado una de las problemáticas más frecuentes de las llamadas editoriales independientes. Caja Negra no es la primera editorial ni será la última en ser denunciada. En el pasado, editoriales como Estruendomudo también ha tenido cuestionamientos. Lo sucedido actualmente con la editorial Caja Negra, responde a la cadena productiva y comercial del libro, ya que hay muchas librerías que no cumplen con los pagos a las editoriales, pero, también, muchos editores, o mejor dicho, impresores, que han encontrado una forma de vida en el paupérrimo mercado editorial, donde se publica cualquier cosa por dinero.

@karemfdb

EditorialCajaNegra Escritores Denunciapública Autores ClaudiaRamírezRojas

♬ sonido original – KaremFdb

Los autores piden respeto, justicia, devolución de su dinero y sus libros. Todos responsabilizan directamente a la directora de la editorial, Claudia Ramírez Rojas. Ante la cantidad de afectados buscamos a la dueña de la editorial para recoger sus descargos sobre la cantidad de denuncias en su contra. Luego de varios días nos comunicamos vía telefónica con Claudia Ramírez, y estas fueron sus respuestas ante nuestras preguntas.

Claudia Ramírez, directora de la editorial Caja Negra.

Hay autores que denuncian que la editorial Caja Negra no ha publicado su libros, otros reclaman la falta de pago de regalías ¿qué nos puedes decir sobre eso?

Lo que ellos han mencionado es un tema que pasó este fin de semana, y yo ya estaba en contacto y sigo en contacto con cada uno de ellos. Estoy conversando, conciliando y llegando a una solución. Soy una persona que habla directamente con cada uno de mis autores. Nosotros tenemos ya trece años en el mercado, y esto que ha sucedido es muy puntual y coyuntural. Esto no es algo que se vaya arrastrando todos estos años. Muchos factores han llevado a esta situación, pero yo apelo siempre a conversar. Si bien cada caso tiene cierta similitud, cada autor es particular. Acá se quiere llegar a una solución, yo quiero en realidad seguir con la editorial, mi intención es sacar adelante mi empresa, por eso estamos en búsqueda de soluciones.

Pero tras esta ola de denuncias uno se pregunta ¿qué pasó en Caja Negra?

En realidad, yo defiendo mucho la libertad de expresión. Si bien yo había conversado con ellos antes que salga todo esto, igual optaron algunos de ellos por hacer un video y todo esto. Ellos son libres de decir lo que quieren o expresarse de la manera que desean. Todo es una cadena, una cadena que llega a este ecosistema de los libros, desde el pago de librerías. Son muchos factores en realidad. Esto poco a poco se ha ido acumulando y ya no se ha podido sostener. Sin embargo, siempre tiene que haber un corte, nosotros como editorial desde hace unos meses hemos hecho una pequeña pausa para una restructuración, antes yo veía todo muy sola, entonces, ahora ya me apoyo de más personas en la parte administrativa y también en las finanzas.

Entonces, ¿reconoces que esas denuncias contra Caja Negra y tu persona son reales?

No todas, como te digo, cada caso es diferente, por eso es que me tomo el tiempo de hablar con cada uno de ellos. Se pueden decir muchísimas cosas, yo entiendo eso, pero yo no voy a salir a un tema público ni nada de eso, yo apelo siempre a la conversación y a llegar a acuerdos. Siempre he sido así y por eso no voy a cambiar.

Conozco el mundo editorial, en el tema de los autores que denuncian que no se les ha realizado el pago de regalías o la venta de sus libros creo que ahí es importante señalar que muchas librerías no pagan, por ese lado hay una responsabilidad compartida, pero en el incumplimiento de la impresión de un libro la responsabilidad es directamente de la editorial ¿qué pasó ahí?

Creo que no soy la única editorial que pasa por estos problemas de la cadena, pero también en el contrato hay plazos, hay tiempos. Yo apelo mucho al lado humano de cada autor. Como siempre he dicho en las presentaciones, nosotros no estamos vendiendo cualquier producto, el libro es un producto sensible, y toda la cadena que conlleva a que el producto llegue a su lector también lo es. Por eso apelo al lado humano, a que podamos llegar a solucionar conversando sin llegar a más cosas. Igual si es que no se llega a un acuerdo ver la manera como llegar a una solución tanto para el autor como para la editorial. Lo que quiero es seguir trabajando para seguir asumiendo y respondiendo a mis responsabilidades.

Hablaste de la restructuración en la editorial ¿esto implica hacerte responsable de subsanar las deudas pendientes con los autores?

Por supuesto, soy una persona que siempre me he caracterizado por dar la cara. De repente hay épocas donde hemos sacado muchas publicaciones y no se ha podido dar quizás un tiempo debido a cada publicación, también de eso se aprende, por eso que ahora hemos tomado una pausa y por eso que se ha planteado la restructuración. Si nosotros no quisiéramos superar este impase y asumir nuestra responsabilidad, pues haríamos todo lo contrario, pero aquí estoy, te agradezco por darme esta oportunidad de hablar. No estoy saliendo hablar, porque apelo al lado humano, me gusta conversar con mis autores. Así como comenzamos el contrato conversando, así también se debe llegar a una solución.

A mi parecer, también las librerías atropellan a las editoriales e incluso a los propios autores ¿qué piensas de eso?

Definitivamente. Para muchos autores al ver su libro en la librería es algo emocionante. Lamentablemente ese sentimiento se va disipando a la hora de cobrar. Ese es un problema del sector, al menos de las editoriales independientes. Nosotros somos una editorial independiente, pero nos hemos caracterizados por no aislarnos. Sería bueno que el Estado apoye más este sector. Lamentablemente la Ley del Libro se para renovando cada cierto tiempo.

Algunos autores están evaluando proceder con acciones legales contra Caja Negra ¿cómo enfrentará la editorial este tema?

Cada autor es libre de hacer lo que desee, apoyo que el autor pueda plantear todo tipo de situaciones. De hecho, nosotros vamos a responder, somos una empresa. Esto no me lo tomo personal, esto es un tema de negocios, entonces si ellos quieren proceder de manera legal, nosotros también vamos a responder de la misma manera, pero espero no lleguemos a esos términos.

Con todo lo que viene pasando, tener la confianza de nuevos autores va a ser bastante complicado.

Sí, no te voy a negar que se vienen tiempos difíciles, es un tiempo de prueba para la editorial. No tenemos poco tiempo, entonces, también apelo a nuestra experiencia. Los errores no nos definen, de los errores hay que aprender. Aquí estamos nosotros en ese proceso. Como te repito, la restructuración es necesaria y es la manera de como vamos a salir de este momento difícil para la editorial.

Para finalizar, ¿cuál es el mensaje para los escritores que han denunciado a la editorial?

Les diría que pueden conversar conmigo, que me escriban, que vamos a llegar a una solución definitivamente. Quizás no sea la solución que ellos quieran o no sea la solución que yo quiera, pero creo que conciliando y conversando nos vamos a entender. Siempre he dado la cara, me gusta hablar directamente con cada persona.

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Cultura

¡Barranco está de fiesta! Museo Pedro de Osma obtuvo reconocimiento de Unesco como monumento histórico

El museo ubicado en el tradicional y bohemio distrito de Barranco es el primero en obtener el ‘Escudo Azul’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), debido a su riqueza arquitectónica e histórica.

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El Museo Pedro de Osma y los vecinos barranquinos viven una algarabía por haber recibido el prestigioso ‘Escudo Azul’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en reconocimiento al gran valor monumental y arquitectónico de su histórica edificación y a su destacado espacio, como centro cultural peruano.

La ceremonia oficial para la develación del ‘Escudo Azul’ se desarrolló la mañana del jueves 18 de abril, en su única sede, ubicada en la avenida Pedro de Osma 421, Barranco, y contó con la presencia de autoridades de entidades públicas y privadas.

El Museo Pedro de Osma es el primero en el distrito de Barranco en recibir el ‘Escudo Azul’, emblema protector reconocido internacionalmente, establecido en la Convención de la Haya de 1954, que se utiliza “en tiempos de paz como medio de identificación de patrimonio cultural a monumentos y sitios que cumplen con los más altos estándares de preservación y conservación”.

Jardines interiores del Museo Pedro de Osma ubicado en Barranco, Lima-Perú.

En la ceremonia se realizó un recorrido guiado denominado “Camino de fe”, con el curador Javier Chuquiray, donde se presentó una selección de 11 obras maestras del siglo XVII y XVIII, que reflejan la historia, pasión y fe de Cristo, acompañada del repertorio musical del violinista Rafael Fuenmayor y del violonchelista Pedro Dverde.

El Museo Pedro de Osma es una joya arquitectónica en el barrio de Barranco que alberga una extensa colección de arte virreinal, mobiliario de época y arte decorativo. Desde su concepción como una casa de verano por la familia De Osma y su diseño creado por el ingeniero Santiago Basurco en 1906, el museo es testigo de la historia peruana, destacándose por su singular estilo arquitectónico, vitrales art nouveau y elegantes detalles decorativos.

Vista de ingreso en el lado frontal del Museo.

La Fundación Pedro y Angélica de Osma Gildemeister, se encarga de la preservación y promoción del museo y realizan obras sociales en beneficio de niños y ancianos en situación de vulnerabilidad.

Declarado Monumento Histórico y Patrimonio Cultural de la Nación en 1980, el museo está abierto al público desde 1996, exhibiendo la colección más importante de arte virreinal en el país y ofreciendo servicios de restauración de obras emblemáticas.

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Cultura

“El primer peruano”, novela sobre la adolescencia del Inca Garcilaso de la Vega

Novela de época de Ricardo Ráez Reátegui, explora la juventud del más famoso cronista peruano.

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Ha pasado casi un año de la última guerra entre los encomenderos españoles y el Cuzco celebra un Corpus Christi pacífico después de mucho tiempo. En esa ciudad, Gómez Suárez de Figueroa —nombre que tuvo el Inca Garcilaso de la Vega en su juventud— vive con su padre, un capitán español, y trabaja como su secretario. Su madre es una aclla incaica y está casada con un mercader. Gómez monta a caballo junto a sus amigos, participa de las fiestas cristianas y recibe clases de un canónigo español. A pesar de que su progenitor no ve con buenos ojos que visite a su familia materna, Gómez hace todo lo posible por compartir tiempo con ellos y ser parte de las celebraciones incaicas.

Así transcurre la primera novela de Ricardo Ráez Reátegui: «El primer peruano». Este nuevo título de Maquinaciones se presentará el jueves 18 de abril, a las 7.00 p.m., en el bar Estación8 (Vivanco 415, Pueblo Libre), con los comentarios del antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa, la escritora Becky Urbina y el editor José Donayre.

«El primer peruano» describe la vida de Gómez entre esos dos mundos y toca clásicos temas juveniles como el amor, las diferencias de clases sociales, la amistad y las complicadas relaciones familiares, entre otros. «El primer peruano» fomenta el interés por la historia del Perú y España en la época de la conquista y es un estimulante para la lectura de las obras de Garcilaso.

Ricardo Ráez Reátegui (Lima, 1975) es investigador y periodista. Ha escrito el libro de relatos «Torino» (Maquinaciones, 2021) y «El primer peruano» es su primera novela. El autor ha usado las obras del Inca Garcilaso para recrear cinco días de la adolescencia del cronista, y considera que el cronista cusqueño transmite los valores de un pueblo solidario, creativo y sostenible. A la vez, «Comentarios reales de los incas» es un libro que cuestiona las crónicas toledanas, historias hechas para justificar la conquista, que pintaban a los incas como tiranos caprichosos.

«El primer peruano» fue una de las obras beneficiarias de los Estímulos Económicos para el Libro y el Fomento de la Lectura 2021, al ser un título ganador del Concurso Nacional de Proyectos de Creación de Obras Infantiles y Juveniles convocado por el Ministerio de Cultura.

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Cultura

Pronunciamiento del Frente de Defensa de Kuélap contra las construcciones metálicas y de concreto realizadas por el MINCUL

Tras las contrucciones metálicas y de concreto en la fortaleza Kuèlap por parte del Ministerio de Cultura, el Frente de Defensa se pronuncia exigiendo que paralicen las obras.

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Mediante este pronunciamiento, los comuneros del Anexo Kuelap, a través de nuestro Frente de Defensa del Anexo Kuelap, alzamos nuestra voz de protesta, dirigiéndonos a la población amazonense, nacional y a la comunidad internacional sobre la lamentable situación que se está generando al entorno histórico y ecológico del complejo arqueológico de Kuélap, con la construcción desnaturalizada, introduciendo elementos exógenos (cemento y fierros para ser más concretos), a pocos metros de nuestro principal monumento cultural e histórico. Al respecto mencionamos lo siguiente:

  1. 1.- Como Frente de Defensa, NO estamos de acuerdo con dicha construcción, porque rompe con la estética ecológica y con la mística cultural e histórica que nuestro monumento Kuelap, guarda entre sus piedras. Lo vemos fuera de contexto, sin criterio y que constituye un irrespeto a la monumentalidad divinamente edificada por nuestros pueblos ancestrales. Además notificamos que ésta construcción se está haciendo arbitrariamente, sin consultar e informar a nuestra comunidad.
  2. 2.- Exigimos a los entes correspondientes que PARALICEN estas obras, ya que no podemos permitir dicho atropello con nuestra cultura; y que se elimine esas vallas de fierro y cemento que atentan contra nuestro patrimonio cultural, permitiendo otras alternativas más acordes al contexto cultural y ecológico que rodea a nuestro Kuelap.
  3. 3.- Sustentamos este pronunciamiento, también en el brazo legal que se está analizando. Expertos abogados y especialistas en temas de Patrimonio Cultural, están en desacuerdo con este tipo de construcciones, porque atenta contra la integridad de nuestro Kuelap y, además, mencionan que se está violando la carta de Conservación de Venecia, jurisprudencia internacional que menciona que está PROHIBIDO las construcciones en base a metal y concreto en un Patrimonio Cultural como Kuelap.
  4. 4.- Por último, hacemos un llamado a la población de Kuelap, la Provincia de Luya y Amazonas, para que se unan a nuestro reclamo; y podamos inclusive tomar acciones legales contra este tipo de gestiones que hacen daño a nuestro principal recurso cultural y turístico de Amazonas. Como Frente de Defensa seguiremos atentos a lo que viene ocurriendo en Kuelap.

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