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Historia nacional de la infamia

Lee la columna de Carlos Rivera.

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Suele el fanatismo camuflar la estupidez y obligarnos a mentir ante la cruda realidad por salvaguardar alguna “robusta” idea de un personaje con el cual convivimos o le otorgamos nuestra ciega admiración. Nos negamos a los elementos racionales y hasta cuando la soberana conciencia(crítica) nos ilumina un poco recurrimos a escarbar nuestra resentida memoria caprichosa para no torcer la dirección de nuestro entusiasta sentimentalismo.

Los izquierdistas son expertos en utopías, ritos de falsificación histórica, abrazar aberraciones en pos de una sociedad igualitaria o creer en criminales como el Che Guevara por el simple hecho de empuñar un fusil y matar a los inocentes en la hazaña de un bien superior (una sociedad igualitaria). Así negaron los exterminios de Stalin, creen en la democrática Cuba, envidian la visión revolucionaria y continental de Hugo Chávez.

Son campeones en objetar los abusos de Estados Unidos y su imperialismo o calificar de dictadura al gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) y no decir ni una palabra de los encarcelamientos a políticos y abusos de Daniel Ortega en Nicaragua o hablar claro de las razones y los despotismos evidentes de una dictadura asesina. La izquierda peruana cuando debe hacer filosofía hacen una mala literatura. En vez de repasar a Platón, Aristóteles o Mariátegui crean monstruos de pacotilla como “Anka” (Andrés Edward Huamani), Tito Wanka, Zayda Arias y Betsy Chávez o esa cosa amorfa llamada Pedro Castillo. Quieren revolución pero gozan de las delicias del imperialismo.

Durante la audiencia pública sobre la apelación de nulidad ante los magistrados del Jurado Nacional de Elecciones(junio,2021) Lourdes Flores Nano y Gino Romero, abogado de Fuerza Popular tuvieron una sostenida exposición y fueron respetuosos ante los magistrados y la audiencia que los observaba; todo lo contrario, a lo dicho por Aníbal Torres quien en atropellada exhibición recurrió a un lenguaje simplista y de acusete nada propio en mentes lucidas acostumbradas al razonamiento y a una clara argumentación como podría realizar un referente del derecho peruano. ¿Pero, cómo un prolijo autor de textos -y en eso hay que se hidalgos en reconocer, de muy solvente escritura- podía caer en chambonas performances? Esas majaderías se propalaron como un magma de evidencias en las redes sociales y sumado a ello la izquierda enquistada apoyó aquella sapiencia chotana abogadil de tan atrevida personalidad ante los opulentos y oligarcas abogados de Fuerza Popular.

Ese momento que la intelectualidad progre definió en bandos bien marcados (limeños vs costeños, pobres vs ricos, malos vs buenos). Hasta sesudos ensayos, artículos le dedicaron al asunto o hermosas crónicas neoindigenistas como la ensayada por Jacqueline Fowks desde “El País” de España. Todos como zombis repitiendo el mantra “200 años…”, “un educador rondero y provinciano a palacio”. O las ingenuas confianzas de un analista como Gonzalo Banda: “Si bien su principal oferta de campaña fue la nueva Constitución, está claro que no tiene la fuerza política en el Congreso, ni en las calles, para defender mayoritariamente esta promesa.” ( “El País”, “Antes de que cante el gallo, Pedro”/10 de julio,2021). Pedro y su pandilla nunca cambiaron y ahora van a patadas con la Asamblea Constituyente.

Esta ficción política facilista y cargada de un resentimiento anidó los corazones progres y otros declarados anti fujimoristas inventándose un gobierno de todas las sangres y de todos los derechos y con las mentes más lúcidas. Aníbal Torres Vásquez era uno de esos representantes que empezó a ser aclamado como un magnifico académico, escarbaron su viejas hazañas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde fue un destacado docente y autor de obras que las generaciones aún recuerdan. Siendo asesor jurídico de Perú Libre era un vendaval de sandeces y hasta le dijo muchachito tonto al periodista Mario Bryce que solo preguntaba desde el oficio refiriéndose a sus propias declaraciones emitidas como: “Si están intentando un golpe, correrá mucha sangre, pero no lo van a lograr” y respondió bucólicamente así: “a mí no me vas, atarantar, muchacho tonto”(Expreso TV/ 4 de julio,2021). Como ministro de justicia inauguró esas maneras de responder ante una conferencia de prensa sobre los actos políticos del gobierno y tratar a la oposición con bravatas salidas desde el rencor y la fobia.

¿Qué había pasado con ese personaje respetado y admirado y con tan sutil apelativo de caníbal? El poder hizo su tarea sumado a todas aquellas sombras oscuras que vivieron con él y que se dispararon cuando ya era imposible controlar sus demonios. El poder nubla la razón y el resentimiento hace su tarea para aniquilar a la conciencia. Ortega y Gaset decía: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo». El Aníbal Torres académico ha mutado en el político autoritario kafkiano que insulta por cualquier cosa No tiene discurso tiene odio, no tiene ideas de Gobierno o de Estado tiene construcciones desfasadas de un país de comienzos de siglo XX y se refugia en sus aborrecimientos de clase. Como decía Bernardo Monteagudo “… y el odio es un maestro muy estúpido para dar lecciones a los que necesitan de ellas.” Torres aun así es moralista y en vez de cultivar ideas unificadoras que la crisis pos pandemia reclama lanza dinamita con su verbo estrafalario. Por eso no tiene ningún empacho en insultar al cardenal Barreto intentando una mofa de olvido coloquial y mezcló dos cosas: el registro histórico (el padre Valverde del cual ya sabemos su papel en la conquista) y no recordar su nombre adrede para llamarlo miserable y justificarse en las costumbres de las personas. Eso refleja su nivel de oscuridad y capacidad de rencor contra quien le pueda dar un poco de sensatez o de gobernanza y todo lo hace con sus plenas facultades.

Aníbal Torres se ha complementado a sus esencias juveniles y luego profesionales. Ha calibrado sus infierno desplegando todos su ser en el objetivo de aplastar a quien sea(Cerrón o Bermejo y la mayoría de líderes de izquierda comparten esa vecindad con el terror político para cumplir sus objetivos) y atizando ese mismo “concho telúrico”(Héctor Velarde, dixit) en las gentes que esperan pan y trabajo y un mejor futuro. No le importan los modales democráticos ni las formas legales o constitucionales si se trata de la defensa de su gobierno invocando al pueblo por el cual ni su presidente, o él como premier, hacen algo que valga pena más allá de robar, meter ignorantes en los ministerios o a los sobrinos para que se ganen alguito.

Dijo alguna vez uno de sus seguidores por Twitter que lo apodaron Caníbal porque motivaba a sus alumnos a ser “caníbales de conocimiento” y “analizar con la razón y encontrando en la razón respuestas lógicas…”. Lástima que el actual premier sea un pésimo ejemplo de las ensoñaciones de sus admiradores. Torres solo se regodea en su pobre vanidad de hojalata.

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29 Festival de Cine de Lima: «Punku”, un cine experimental tedioso

Lee la columna de Edwin Cavello

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Hay películas que se parecen a sueños mal recordados: fragmentarios, inconexos, cargados de símbolos que no conducen a ninguna parte. Punku, del director Juan Daniel Fernández Molero, es una de esas películas. Pretende ser un portal hacia un cine nuevo, “descolonizado”, libre de las ataduras narrativas del occidente, pero acaba siendo un callejón sin salida donde se acumulan pretensiones estéticas y un experimentalismo vacío que confunde lo críptico con lo profundo.

La cinta, ambientada en la ciudad de Quillabamba, se presenta como un retrato caleidoscópico de personajes locales. Pero lo que se vende como observación poética es en realidad un catálogo de anécdotas deshilachadas, carentes de conflicto, emoción o siquiera una mínima intención dramática. El espectador se ve obligado a contemplar una sucesión de imágenes que más parecen material de archivo que cine en sentido pleno. ¿Dónde está la historia? Ni siquiera el exotismo, que tantas veces ha sido el salvavidas de ciertas películas tropicalistas, aparece aquí con algún vigor.

Fernández Molero parece obsesionado con la ruptura: rompe con la estructura narrativa, con la continuidad visual, con la lógica emocional. Recurre a múltiples formatos —Super 8, 16 mm, digital— como si el mero cambio de textura pudiese suplir la ausencia de contenido y de talento. El resultado es un ejercicio que no dialoga con el público, sino que lo margina, como si la incomprensión fuese parte del mérito.

Lo más preocupante, sin embargo, no es la audacia formal, sino la costra de seudo-intelectualidad que recubre cada plano. Punku no invita a pensar; obliga a soportar. Ni siquiera el desfile del concurso de Miss Sirena —que en otra película podría ser un momento de humor o crítica social— logra romper la monotonía general. Todo permanece encapsulado en una solemnidad forzada, como si el director temiera ser entendido.

¿Qué hace esta obra en la competencia de ficción del festival? No lo entendemos, pero Fernández Molero, sigue atrapado en el umbral de una idea que nunca llega a desarrollarse, continúa explorando un cine que parece escrito en clave, y que desprecia al espectador.

Punku significa puerta, pero esta puerta no se abre ni conduce a ningún lado: es un muro disfrazado de cine.

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Hernán Barcos, liderazgo positivo desde Alianza Lima

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

He tenido la oportunidad de escribir algunas notas sobre el Club Alianza Lima. Por ejemplo, el 22 de julio del 2022 en EXPRESO, cuando publicamos el título “Pablo Lavandera, futbolista del pueblo” (https://www.expreso.com.pe/opinion/pablo-lavandeira-futbolista-del-pueblo/). Pero en el segundo párrafo de esa columna ya hacía referencia al Pirata Hernán Barcos con estos términos:

El 2021, Barcos mostró su liderazgo y lo sigue haciendo, pero este 2022 Lavandeira aporta lo suyo a un grande del fútbol peruano. Sin ir muy lejos, en los últimos años, Alianza Lima ha consolidado su porte y marca en el plano futbolístico e institucional, y eso gracias a sus dirigentes, socios, hinchas y cuerpo técnico -en buenas manos como las del profesor Carlos Bustos-, sin dejar de lado lo que siempre ha caracterizado a esta escuadra, es decir, su pasión, mística y “corazón” sobre el gramado, potenciados por el respaldo popular que no abandona ni deja de alentar, lo cual constituye una fortaleza para el club “blanquiazul”.

Empero, han pasado cuatro años, y hoy, en la era de Pipo Gorosito, la figura de Hernán Barcos reluce con gran vigor y se ha hecho del corazón aliancista y de millones de peruanos.

No cabe duda que actualmente Barcos es un líder de marca mayor, realidad que nace de su esencia humana, por ser una buena persona que trasciende al fútbol y al club para convertirse en un referente a imitar por su don de gentes, por su humanismo y sus nobles sentimientos de respeto a propios y extraños, amén de su sensibilidad social, especialmente para con los niños, a quienes les lleva alegrías incluso cuando están en su lecho de recuperación médica, proporcionándoles el 9 de Alianza Lima su ayuda y optimismo.

En el presente 2025, Hernán Barcos, a sus 41 años, ha ratificado una vez más su  grandeza blanquiazul desde Porto Alegre, al anotar el gol de empate frente a Gremio, con lo cual no solo selló el 3 a 1 a favor de Alianza Lima sino que enmudeció a un estadio que tenía más de 60,000 almas y demostró la “ciencia y saber” del Club Íntimo, tal como reza la letra de la clásica polca “¡Arriba Alianza!”, compuesta por el profesor Óscar Corcuera Osores (1924 – 2020), coetáneo, paisano cajamarquino y amigo de mi padre, Uladislao Romero Araujo (1921 – 2021).

Sin embargo, más allá del balompié, el Perú y el mundo necesita más “Hernán Barcos”, más “Piratas”, en tanto seres humanos con carácter, determinación, franco compañerismo, en tanto apóstoles que actúan con fuerza espiritual, con compromiso, con voluntad de triunfo y con positivismo para superar los retos.

Es decir, se requiere personas que triunfen, que sean dueños de un especial porte personal, como Hernán, poseedor de un “alma grande” y que en todo ejerzan el liderazgo, pues todos esos elementos constituyen fortalezas y paradigmas no solo para la gente que le sigue en el fútbol sino más allá de los estadios, especialmente entre los más jóvenes y adolescentes. Porque el liderazgo de Barcos es deportivo, pero también es un liderazgo extradeportivo que trasunta bondad, empatía, paz y amistad.

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Amotape Libros y El Gato descalzo, dos editoriales independientes en la FIL de Lima

Dos propuestas literarios que te recomendados en tu visita a la 29 Feria Internacional del Libro de Lima.

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Fotos: Ricardo Mendoza

En medio del bullicio de la Feria Internacional del Libro de Lima —ese carnaval cultural que, año tras año, erige templos efímeros al libro entre avenidas congestionadas y discursos oficiales que suenan más a trámite que a celebración— hay espacios que escapan del espectáculo masivo para recuperar el sentido más íntimo y revolucionario de la lectura: la formación de un lector libre. Es el caso de dos editoriales peruanas que, en esta 29ª edición de la FIL, no se conforman con vender ejemplares: pretenden sembrar mundos.

La primera es Amotape Libros, una modesta pero tenaz editorial que se ha propuesto la osadía de hablarle a los niños no como seres ingenuos, sino como interlocutores capaces de comprender la complejidad emocional del mundo. Sus libros infantiles no recurren al colorinche fácil ni a la moraleja simplona, sino que exploran temas silenciados —la tristeza, la ira, la diversidad— desde una narrativa lúdica y artística. “Muchos de los libros que tenemos para esta feria abordan temas emocionales desde una perspectiva lúdica, narrativa y ficcional”, explica Alfredo Ruiz, su editor. Detrás de esas palabras se advierte una convicción: la literatura no es un ornamento para la infancia, sino una herramienta para entender el caos de estar vivos.

Amotape no solo edita obras propias; también importa títulos cuidadosamente seleccionados, creando un catálogo que desafía el empobrecido panorama de la literatura infantil peruana, dominado por textos escolares y fábulas recicladas. En su stand, diminuto en metros cuadrados pero vasto en imaginación, se respira una pedagogía de la libertad: enseñar a los niños a sentir, a pensar, a imaginar.

La otra trinchera se llama El Gato Descalzo. Con 13 años de existencia, esta editorial ha hecho de la resistencia su estética. Sus libros —económicos, sin pretensiones tipográficas pero plenos de contenido— circulan como ediciones libertarios en ferias, calles y plazas. A diferencia de los grandes sellos, que repiten autores y formatos como si de una fábrica se tratara, El Gato Descalzo apuesta por los desconocidos, por los inéditos, por los que escriben desde la periferia.

Durante esta edición de la FIL, no solo presentarán títulos nuevos, sino que han lanzado una convocatoria que parece salida de un sueño de Borges o de Arguedas: Misterios de los Andes, una antología de cuentos de ciencia ficción, fantasía y terror inspirados en los mitos y enigmas de la cordillera. Se trata de una iniciativa que no solo reivindica el imaginario andino, sino que lo reinterpreta desde la ficción contemporánea. Una forma de devolverle a la literatura peruana ese carácter mágico y trágico que alguna vez tuvo, antes de ser domesticada por el mercado editorial o la corrección política.

Estas dos editoriales —tan distintas en forma, tan semejantes en espíritu— nos recuerdan que el libro sigue siendo un acto subversivo en un país donde leer es todavía, para muchos, un privilegio. En un escenario ferial que muchas veces prioriza la selfie con el influencer de turno o la caza de descuentos, Amotape y El Gato Descalzo perseveran en su quijotesca empresa de formar lectores, no consumidores. Y eso, en tiempos donde la banalidad amenaza con vaciarlo todo, es un gesto de valentía y de fe.

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Blue, de Derek Jarman (1993)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Cómo leo lo que veo. Una pantalla perpetuamente azul. Se acabó el juego. Las imágenes ya no sirven para nada. -Si alguna vez sirvieron para algo. Para distraernos, fascinarnos, aburrirnos, engañarnos-. Pero esto es también mentira, o no es rigurosamente cierto. Ante la pantalla monocroma ‘que es una imagen de la nada’ (o del todo, según tu estado de ánimo) proyectarás imágenes de tu mente. La imaginación, el imaginario, la imaginería, las imágenes no cesan. Todo es cine. Las imágenes están por todas partes, aunque trates de espantarlas, desconvocarlas, jubilarlas, asesinarlas. Azularlas. Pero ellas siguen. En la pista de hielo, el mar o el cielo monocolor. Imagen sección de un huevo o de una esfera azul.

Las palabras dichas, susurradas, gritadas, recitadas o cantadas proyectan las imágenes que necesitas. Es el fin de un hombre, de un cineasta. De un manipulador manipulado por las imágenes. Nada más. Qué hacer con esto, sobre todo considerando que tienes aún un poco de tiempo para despedirte. Ah, y además si gracias al sida te estás quedando ciego. Si soy cruel (que conste que no es la intención) diré que este tipo se despide reinventando la radio. No me voy a humedecer los ojos con elogios. Sí alabo este cine conceptual, este minimalismo. Para qué voy a filmar las imágenes yo (y tampoco puedo hacerlo, dadas las simpáticas circunstancias) si te las puedes imaginar tú. Verán. ¿Y Herzog, buscando ‘imágenes puras’? ¿O Brakhage, que te diría que la música está ya en la imagen…?

Por otra parte… Qué paz tan grande, qué descanso. Ya no tienes que llenar el hueco con imágenes. Puedes hablar desde el hueco mismo o desde sus mismos bordes. Antes de ser tragado por el hueco, para decirlo todo. ¿Pero por qué llenar el hueco? ¿Pero qué hacer con él? Tranquilo, que no me olvido del sonido. De aquello que decía Bresson, que el sonido del tren hace visible a la mente toda la estación. Los sonidos tejen lo suyo, que no es, por supuesto, una pantalla uniformemente azul. ¿Los sonidos son la máscara de la nada a la que se refería Mallarmé?  Y ojo, que el color solitario puede ser adorable y para nada insultante.

Creo que no hay que estarse muriendo para vérselas con estos límites. Al contrario, hay que estar muy vivo para hacerlo.      

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El monopolio tribal de la fuerza

Lee la columna de Tino Santander

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Por Tino Santander Joo

El Perú no es una república donde impere el Estado de derecho ni la democracia; somos una confederación de tribus y señoríos informales. Sus antecedentes históricos se remontan al Tahuantinsuyo y al virreinato español, ambos sistemas de poder que, con sus jerarquías y símbolos, han dejado una impronta imborrable. En otros artículos he explicado cómo este proceso tribal se ha desarrollado desde los inicios de la república. Somos tribus antes que clases o castas; cada una con sus tótems, mitos, ritos y símbolos que las definen geográfica, cultural y hasta étnicamente.

La mayoría de los peruanos tiene el alma fragmentada. Buscamos ansiosamente reconocimiento cultural, económico, social y político. La tribu de los banqueros —la más poderosa de todas— domina a las demás tribus. Sus tótems son el dinero y la deuda; nada ocurre en el Perú sin el consentimiento de los cuatro bancos que controlan la economía nacional.

El verdadero poder, el monopolio de la violencia, no reside en el Estado, sino en estas tribus, que lo ejercen de manera informal. Los bancos, por ejemplo, ejercen su violencia a través de leyes que aterrorizan a millones de peruanos; controlan el parlamento, el BCR, la SBS, el poder judicial, la fiscalía y han convertido al Congreso en una simple mesa de partes de sus intereses. Otras tribus, como los mineros —formales e informales—, los frentes de defensa, los gremios empresariales, sindicales, agrarios y las comunidades campesinas, también detentan poder, legal e ilegalmente. Cada tribu tiene su cuota de fuerza al margen del Estado y no duda en usarla. Algunas manipulan la ley a su favor; otras apelan a la extorsión en nombre de la justicia social o, incluso, de la libertad.

Ahora bien, en esta confederación tribal no impera un relativismo ético total. Todas estas tribus, pese a sus diferencias, comparten valores como la ética del trabajo, el esfuerzo individual, la libertad, la solidaridad y una religiosidad que sigue profundamente arraigada. No obstante, hay otros valores incrustados en el alma peruana: la “pendejada” (esa obsesión por sacar ventaja a toda costa), el “achoramiento” (una agresividad defensiva que es, en el fondo, una búsqueda de reconocimiento) y la cobardía (falta de coraje para enfrentar los retos colectivos e individuales). Esta última se traduce en una indiferencia crónica, expresada en ese “me llega al pincho” que domina el lenguaje de los jóvenes.

Acabar con estas formas tribales de pensar, sentir y actuar no será fácil. Requiere una toma de conciencia radical: aceptar que somos una diversidad de comunidades imaginadas, con intereses distintos, que conviven en la informalidad en un territorio llamado Perú. No queda otra salida que una revolución social que demuela la informalidad, el espíritu tribal y el corrupto sistema político. El proceso electoral del próximo año ya está manchado de fraude y corrupción, como lo ha denunciado el propio presidente del Jurado Nacional de Elecciones.

La revolución social no vendrá de los viejos partidos podridos, sino de los jóvenes y de quienes entienden que el Perú está enfermo. No basta con una macroeconomía ordenada; necesitamos un país vivible, donde funcionen la educación, la salud, la seguridad ciudadana, y el transporte. La otra opción es aceptar la república de los podridos y sus cuarenta y tres partidos adocenados. Usted decide, querido lector: ¿seguiremos siendo una confederación de tribus sometida a los corruptos de siempre o nos rebelamos para construir un país libre y digno?

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El abrazo de José Cueto y Carlos Zeballos, y la unión de Acción Popular y Avanza País

Lee la columna de de Edison Mamani

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Por Edison Mamani

Lo único novedoso en la última entrevista a José Cueto es que tiene la intención de unir a Acción Popular y Avanza País, ambas bancadas a su favor. La lista que busca es la siguiente: Honor y Democracia, Acción Popular, Avanza País y Juntos por el Perú. Sin embargo, conseguir todos los 15 votos, 9 y 6, respectivamente, es una tarea muy complicada, porque en el caso de Avanza País hay una división insalvable, y ahí la mitad no respeta al partido, siendo que por lo menos 2 de ellos votarán por la lista 1. El rumor de división es suficiente para que malogre los planes del postulante de Avanza País. El voto es secreto. En el caso de Acción Popular sí es posible conseguir 9 votos porque manda el partido.

Lo malo para Cueto es que parte de la premisa equivocada que el abrazo de Carlos Zeballos implica tener el voto de los caviares, sobre todo porque en su agenda no hay ninguna novedad que los tranquilice. Zeballos no es un caviar propiamente, tampoco es el vocero de la bancada Bloque Democrático, está aprovechando el miedo de ellos para ganar protagonismo. Esto es confirmado por el mismo Cueto al admitir que recién al medio día del jueves habrá confirmación al margen del abrazo. Pero incluso un pronunciamiento de bancada no asegura nada. Los caviares tienen autonomía individual.

Es necesario recordar, para los que no conocen qué congresistas son caviares escondidos en la izquierda, que en la bancada Bloque Democrático todos los 5 son caviares, en la Bancada Socialista, hay 4 de 5 son caviares, y en Juntos por el Perú, hay izquierda y caviares, pero también ambigüedad. En el caso de los no agrupados hay 5 de izquierda con un carácter similar a Juntos por el Perú. Pero el tema no es cantidad, porque los caviares de las bancadas Bloque Democrático y Bancada Socialista ejercen liderazgo y presión, por encima de los congresistas de izquierda. Son sus ovejitas últimamente. Esto lo confirma el hecho de que la idea de la llamada lista 3 nació de la bancada Bloque Democrático, no en Juntos por el Perú, por ejemplo. Podemos Perú vendió la idea del liderazgo de Cueto, pero luego de 2 semanas ni el Bloque Democrático ni la Bancada Socialista, le creen su cuento, porque Cueto es un anticaviar, convicto y confeso. A Acción Popular y Avanza País les conviene que se venda la idea de que habrá segunda vuelta para presionar a la lista 1, no porque la lista 2 pueda ganar, sino para que la lista 1 otorgue más concesiones (comisiones y puestos laborales).

Lo más curioso de todo es que en las negociaciones nadie hable de que José Jerí pueda ser un potencial violador o de que actualmente es un promotor del matrimonio homosexual.

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El juicio a Pedro Castillo: ¿Realmente un Golpe de Estado?

Lee la columna del congresista Guido Bellido

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Por: Guido Bellido

En Perú, los golpes de Estado han marcado la historia política, desde intervenciones militares hasta acciones civiles. Un caso emblemático es el autogolpe de Alberto Fujimori en 1992, cuando disolvió el Congreso y el Poder Judicial para imponer la Constitución de 1993, considerada ilegítima por algunos debido a su aprobación en un referéndum cuestionado. A pesar de la gravedad de este acto, Fujimori no fue condenado por el golpe, sino por delitos posteriores relacionados con violaciones a los derechos humanos.

El 7 de diciembre de 2022, el entonces presidente Pedro Castillo intentó un acto similar al anunciar, en un mensaje a la nación, la disolución del Congreso y la creación de un “gobierno de excepción”. Sin embargo, su intento fracasó rápidamente al no contar con el respaldo de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional ni su propio gabinete. El Congreso lo destituyó por “incapacidad moral permanente” con 101 votos a favor, y Castillo fue detenido mientras intentaba llegar a la embajada de México.

Actualmente, Castillo enfrenta cargos por rebelión, abuso de autoridad y alteración del orden público, con una solicitud fiscal de 34 años de prisión. Según el Código Penal peruano, el delito de rebelión (artículo 346) implica “tomar las armas” para alterar el orden constitucional, con penas de 10 a 20 años. No obstante, algunos juristas argumentan que las acciones de Castillo no cumplen este requisito, ya que no hubo movilización armada, lo que podría reducir la pena a entre 5 y 10 años por tentativa, o incluso clasificar el acto como un “delito imposible” al carecer de medios para ejecutarse.

El proceso judicial ha generado controversia por presuntas irregularidades y falta de imparcialidad. Castillo alega que su detención violó su inmunidad presidencial y que su destitución no respetó el debido proceso. Su defensa sostiene que el mensaje a la nación fue un acto meramente declarativo, sin consecuencias materiales, y cuestiona la proporcionalidad de la pena solicitada. Por otro lado, la fiscalía presenta pruebas como testimonios y documentos que sugieren intentos de coordinación con exministros y oficiales, aunque no se ha demostrado una acción armada concreta.

Este caso pone a prueba la imparcialidad del Poder Judicial peruano. Irregularidades en el proceso podrían llevar a que el caso sea revisado por instancias internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, afectando la reputación del país. Mientras tanto, el juicio, iniciado en marzo de 2025, sigue generando debate sobre si Castillo debe enfrentar el proceso en libertad, dada la falta de daño concreto, y si su destitución cumplió con los principios constitucionales.

El desenlace del juicio será crucial para la democracia peruana. El Poder Judicial tiene la oportunidad de demostrar transparencia y corregir posibles abusos, garantizando un proceso justo que refleje el compromiso del país con el estado de derecho.

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Carlos Zeballos es tránsfuga, pero tiene condiciones para ser presidente del Congreso

Lee la columna de Edison Mamani

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Por Edison Mamani

Carlos Zeballos tiene la nota de 16. Está en la bancada progresista o caviar llamada «Bloque Democrático». Es su quinta bancada, por ello comparte la corona de ser el más tránsfuga del Congreso con Héctor Acuña, quien también está en Honor y Democracia. Ambos tienen el perfil de ser progresistas de derecha o progresista de izquierda, que a veces parecen de centro. Dicho perfil le ha permitido conversar con todas las bancadas.

Si lo miramos desde ese punto de vista, Carlos Zeballos, tienen capacidad de consenso con todas las bancadas: centro, izquierda, derecha y progresistas. Es un pragmático por excelencia que apoyó inicialmente al Gobierno de Pedro Castillo y luego al Gobierno de Dina Boluarte. Actualmente dice que es de “oposición”. Algunos dirán que es un oportunista y por lo tanto un mal ejemplo a seguir. Otros, que simplemente es un reflejo de la política local.

Pero lo que más llama la atención no es que sea tránsfuga, sino que en cada una de las cinco bancadas donde ha estado siempre ha mostrado liderazgo, siempre ha conseguido su agenda, y siempre ha dado la hora.

En este momento de indecisiones en el Congreso, «Carlos Zeballos está siendo Carlos Zeballos», está aprovechando el «odio político» de los progresistas (o caviares) hacia José Cueto, porque este último es anti caviar, convicto y confeso. Carlos Zeballos quiere ser la versión parlamentaria de Martín Vizcarra. Cueto se lleva mejor con la izquierda, pero no con los progresistas. La novela de José Cueto y su capacidad de consenso fue creada por Podemos Perú, no nació de la izquierda ni mucho menos de los caviares.

El gran problema de Carlos Zeballos es que está en la bancada equivocada. Si él estuviese en la bancada Acción Popular, por ejemplo, tendría mayores probabilidades, porque Acción Popular sí es una bancada de centro y porque Zeballos sí tiene condiciones políticas para ejercer el cargo de presidente del Congreso.

Ahora bien, la llamada lista 3 de Carlos Zeballos se enfrenta diametralmente no necesariamente contra la lista 2 de José Cueto, porque este último tiene pocas probabilidades de ser presidente, sino que el oportunismo del discípulo de Yonhy Lescano se opone a los intereses de Acción Popular y Avanza País, que buscan una vicepresidencia. En efecto, el dolor de cabeza es para estas dos bancadas porque al estar vigente la narrativa y esperanza, aunque sea falsa, de que hay probabilidad para la lista 2, la capacidad de negociación de ambos aumenta con relación a la lista 1. Así, por ejemplo, Acción Popular, buscaba al inicio la presidencia y ahora la primera vicepresidencia, pero no la segunda vicepresidencia ofrecida por la lista 1. Mientras que Avanza País sigue aferrándose a tener por lo menos una tercera vicepresidencia. El anuncio de una lista 3 otorga mayor capacidad de negociación a la lista 1 para colocar en las vicepresidencias a las bancadas que ellos consideren pertinente, sin ningún tipo de presión y condicionamiento.  

Dicho lo anterior, alguien se preguntará, entonces por qué los llamados caviares, no la izquierda, están impulsando la lista 3, a pesar que saben que tienen menos oportunidad que José Cueto. La respuesta es muy sencilla: Los caviares solo quieren dar un mensaje político planteando una lista simbólica. Ellos saben que van a perder, pero piensan que con este gesto están dando un mensaje a sus electores, equivocados o no, de ser la reserva moral del país.

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