Por Julio Barco
En la búsqueda de formas clásicas, es decir, en la continuidad de la experiencia métrica (o, como dicen los entendidos, de la “vuelta al orden”) nacen los poemas de Emergente de Máximo Guillermo Valentín Montes, valioso representante de la nueva literatura de Chancay. Como extensión de los viejos ritmos, estos poemas se construyen con el arte mayor, prueban una rima consonántica y utilizan formatos como las décimas A nivel estructural, son tres los troncos del poemario: el aula, la memoria y la tierra. Sus frutos, flores y ramas son diversos poemas en tono diurno y optimista, con ansiedad de reavivar el intelecto. En ese sentido, porque nacen de la vivencia de profesor, la lírica se torna didáctica: el poema no se agota en el tono lírico, ni busca un arrebatado canto a la flor amada. Como en otros poetas que usan el tono de profesores (Montalbetti o Nicanor Parra), hay un sentido moral, de crítica social. Estos emergentes versos se pegan, lentamente, al oído del lector para exclamar su urgencia. ¿De qué? Del cambio de mente, de la urgente revuelta espiritual. Así, conversé con el autor frente al mar de Chancay, al ritmo del oleaje y el viento huracanado de sal.
Máximo Valentín, este año nos sorprendió la publicación de tu libro Poemas Emergentes. En tus versos, vemos una fusión de diversos temas: ciencia, educación y poesía. Cuéntanos sobre tu poesía y los temas que abordas.
En «Poemas Emergentes”, busco expresar una fusión entre la ciencia, la educación y la poesía, conectando el conocimiento científico con las emociones humanas. Este enfoque nace de mi experiencia como docente de colegio y universidad; y mi interés en disciplinas como la biología, la química, la física y la tecnología, combinadas con la riqueza cultural de mis raíces y vivencias en Rapaz. En mis poemas, intento hacer accesibles conceptos científicos complejos, transformándolos en versos y sensaciones que cualquier lector pueda sentir y entender.
Uno de los temas centrales en mi poesía es el papel de la educación como vehículo para el cambio. A través de mis versos, explora cómo el conocimiento científico y tecnológico puede ser un motor de transformación en las comunidades. Desde la implementación de proyectos ambientales y tecnológicos como ECO ABI y Los Súper Amigos HR, hasta las reacciones de neutralización en un laboratorio, la educación aparece como una fuente de esperanza, crecimiento y empoderamiento. Trato de reflejar cómo la ciencia y la tecnología no son elementos fríos y distantes, sino herramientas que, en manos creativas y comprometidas, pueden resolver problemas cotidianos y ambientales.
Otro eje es la ciencia como poesía con enfoque STEAM+H, donde conceptos como el ADN, la mitosis o las hormonas de la felicidad se convierten en metáforas para nuestra propia vida y desarrollo personal. La poesía se convierte aquí en un puente, capaz de unir lo tangible con lo intangible. A través de este diálogo entre ciencia y poesía, intento abrir nuevas puertas para la comprensión, para que tanto maestros como estudiantes puedan ver la belleza en los procesos naturales y los descubrimientos científicos.
Mis poemas surgen de esta mezcla de asombro por la naturaleza, la curiosidad por la ciencia y el profundo compromiso con la enseñanza y el aprendizaje, como dualidad en la formación holística del ser humano.
Por otro lado, el estilo de tu poesía refleja una comprensión de la métrica, en ese sentido, me gustaría conocer tus influencias.
El estilo de mi poesía, donde la métrica se vuelve una estructura importante, encuentra sus raíces en una profunda admiración por las formas tradicionales. La métrica me permite tejer un ritmo que guía al lector a través de los versos, estableciendo un equilibrio entre el contenido y la forma. En este sentido, mis influencias provienen tanto de la poesía clásica como de lo popular, donde la regularidad y la sonoridad de los versos son esenciales para transmitir el mensaje. Me he inspirado en la poesía quechua de Juan de Espinoza Medrano «El Inca Garcilaso» con su obra conocido «Comentarios Reales de los Incas» y la poesía española del Siglo de Oro como Lope de Vega “Por su naturalismo para retratar lo cotidiano con sensibilidad y humor”, donde el rigor formal eleva el contenido emocional y reflexivo.
Entre mis influencias más notables está César Vallejo, cuya capacidad para combinar la métrica con un lenguaje crudo y emotivo me ha enseñado que la poesía estructurada puede ser profundamente humana y universal. Vallejo no teme al dolor ni a la crítica social, algo que resuena en mis poemas cuando tratan temas como la desigualdad, la educación en tiempos de pandemia, o el impacto de la ciencia en las comunidades marginadas. De igual forma, los poetas místicos como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús han influido en mi deseo de explorar lo espiritual a través de formas métricas tradicionales, mostrando cómo lo trascendente se puede alcanzar mediante un uso preciso de la palabra.
Sin embargo, no me limito solo a los grandes poetas del pasado. Mi estilo también está influenciado por la tradición oral de mi comunidad en Rapaz, donde los relatos, cantos y poesías populares se transmiten de generación en generación. Los ritmos y cadencias de la poesía rural, llena de imágenes simples pero potentes, nutren mi propio trabajo, sobre todo cuando trato de unir lo científico con lo cotidiano. La métrica es, para mí, un medio para preservar y renovar estas formas, mezclando lo moderno con lo ancestral, sin perder la identidad cultural.
Veo que tus versos son también una reflexión sobre la vida del docente. ¿Cómo se alimenta tu poesía de aquella faceta?
Mi poesía se nutre profundamente de mi experiencia como docente, una faceta que me ha permitido observar la vida desde un ángulo humano y comunitario. Ser maestro es una interacción constante con el aprendizaje, no solo desde el conocimiento académico, sino desde las emociones, los sueños y las dificultades de los estudiantes. Esta conexión humana alimenta mis versos, haciendo que cada poema no solo sea una reflexión personal, sino una representación de las vivencias compartidas en el aula, donde cada día está lleno de desafíos, pequeñas victorias y, en ocasiones, momentos de frustración. La vida del docente está cargada de contrastes: la alegría de ver a un estudiante progresar, la tristeza de enfrentar realidades complejas como la desigualdad o la falta de recursos. Estos sentimientos encuentran su lugar en mi poesía, donde intento capturar tanto la luz como la sombra de esta vocación.
La pandemia, en particular, ha sido un momento que ha marcado mis versos de manera significativa. Como maestro, me vi enfrentado a nuevas formas de enseñar, a la distancia, con tecnologías que eran a veces un puente, pero también una barrera. En mis poemas, la experiencia del docente en tiempos de crisis emerge como una lucha por mantener viva la chispa del conocimiento en un mundo cambiante y, a menudo, incierto. La resiliencia del maestro se convierte en un tema central, donde la educación no solo es la transmisión de contenidos, sino un acto de resistencia y esperanza.
Además, el aula no es solo un espacio de aprendizaje académico, sino una interacción de la cosmovisión y microcosmos de la vida misma. A través de mi poesía, intento reflejar las historias que se viven allí, historias de crecimiento, de descubrimiento, de éxitos y, a veces, de fracaso, todo ello parte del proceso educativo. Mi faceta docente alimenta mi poesía, porque en ella encuentro una fuente inagotable de inspiración humana.
Cuéntanos sobre Chancay. La literatura escrita en Chancay y si mantienes alguna relación con los poetas chancayanos.
Chancay, una ciudad rica en cultura y tradición, tiene una destacada comunidad de poetas y escritores que han sabido preservar y promover la literatura en esta ciudad. La literatura escrita en Chancay, ha sido, es y será un pilar fundamental para expresar las vivencias, las luchas y la identidad de su gente. En Chancay, la poesía y la narrativa se entrelazan con los relatos del mar, la tierra “Los Cuchimilcus” y su historia prehispánica. En este sentido, el Encuentro Regional de Poetas y Escritores es un espacio esencial que permite a los creadores locales y a los visitantes conectarse, intercambiar ideas y reforzar el valor literario de la región.
Mi relación con los poetas chancayanos es cercana y ha sido enriquecedora en mi desarrollo como escritor. Mantengo una profunda gratitud hacia la Sociedad de Poetas y Narradores de Lima Provincias-Filial Chancay, que ha sido un gran punto de encuentro para el arte literario, y especialmente hacia el maestro Hernán Anaya Arce, una figura clave en la promoción de la cultura local. Este grupo de creadores ha contribuido a darme una plataforma para compartir mi trabajo con excelente poetas regionales y nacionales; y para reconocer la importancia de la poesía como una herramienta pedagógica y de transformación social.
Al participar en el III Encuentro Regional de Poetas y Escritores 2024, me sentí honrado de poder rendir homenaje a Víctor Santa Cruz Salas, un músico-decimista que ha marcado a la comunidad, y a la vez de presentar mi ponencia «Impacto de las poesías vivenciales desde las aulas», un tema que aborda cómo la poesía puede ser un puente para conectar las experiencias cotidianas de los estudiantes con el conocimiento académico y personal. Chancay siempre me ha acogido con los brazos abiertos, y mi relación con sus poetas es un ejemplo del poder de la palabra para unir comunidades y compartir saberes.
Dos poemas del autor:
Creatones midiendo la creatividad
En el laboratorio, donde la ciencia vibra,
los electrones giran, en danza libre,
con su carga negativa, trazan sus caminos,
tejiendo redes invisibles, como finos hilos.
Los positrones, con carga inversa,
antipartícula del electrón que en su danza conversan,
se encuentran en el laboratorio, en un sutil combate,
donde la materia y la antimateria se debaten.
El protón, con su carga positiva y firme,
guía el núcleo, en su órbita sublime,
donde la energía se concentra y fluye,
en el centro de todo, donde la vida huye.
Neutrones silenciosos, sin carga aparente,
mantienen la paz, en un equilibrio latente,
neutralizan tensiones, en el corazón atómico,
sosteniendo el universo, en un balance armónico.
Pero en el laboratorio, hay un secreto guardado,
una partícula nueva, por la ciencia encontrada,
el creatón, brillante, mide la creatividad,
en cada chispa de ingenio, en cada idea en realidad.
Con carga de inspiración, el creatón se desplaza,
en ondas de genialidad, que el mundo abraza,
es la chispa que enciende, el fuego del creador,
en el laboratorio, donde nace el inventor.
Así, en este cosmos de ciencia y arte,
los creatones se suman, jugando su parte,
midiendo la luz, de la mente en acción,
tejiendo nuevos sueños, en cada creación.
CONEXIÓN DE ENERGÍAS
Caminamos entre sombras, pero hay luz,
una chispa sutil, un destello en la piel,
la energía fluye suave, como en un susurro,
se siente en el aire, como un lazo fiel.
Con sonrisa y palabra, creamos un puente,
invisible, profundo, pero lleno de calor,
somos imanes de vida, vibrando constante,
atrayendo lo bueno, sembrando amor.
Las miradas se cruzan, se abren caminos,
con gestos sencillos, danzamos sin fin,
es en la bondad donde el alma florece,
y las almas resuenan, en un mismo latir.
Energías que danzan, en armonía y calma,
se mezclan, se elevan, en un ciclo vital,
caemos bien porque llevamos la llama,
del respeto sincero y el toque esencial. Así vamos tejiendo, día a día en la vida,
una red invisible de puro sentir,
donde la conexión se enciende y florece,
como sol en la mañana, dispuesto a latir.