Heilige Gefasse sind die Dichter, / Worin des Lebens Wein, der Geist/ Der Helden sich aufbewahrt
Buonaparte. Friedrich Holderlin.
Una crítica es siempre distinta de una queja. La queja exhibe molicie y debilidad, la crítica, en cambio, es una interpelación frontal que señala como deberían ser las cosas e indica las soluciones a los problemas que se denuncian.
Empezaremos con la máxima claridad posible a fin de evitar malentendidos. En setiembre se realizó un único festival internacional de poesía, el FIP Lima 2017. Punto.
Como sabemos, la poesía no ronda en los festivales ni en los recitales. Sin embargo, es absurdo realizar un festival para dar cuenta del hundimiento de esta antigua muestra literaria.
En “Setiembre, las Instituciones y los Festivales De Poesía”, se expresa literalmente “no me detendré a hablar de la calidad de cada uno de ellos (los festivales de poesía realizados en Lima en septiembre)”, como si el FIPP pudiera compararse con el FIP. Para no señalar nombre por nombre a los poetas del uno y el otro confín, es menester remarcar la lucidez de Sandoval al dedicar el festival a una sola gran poeta y no a un conjunto de aves tristes en el acontecer de su último canto, canto paradójico que nunca alcanzó a mostrarse en un primer caso. El FIP Lima 2017, así, estuvo dedicado a la gran poeta peruana Magda Portal. En tanto que el FIPP estuvo dedicado a …. La diferencia es tan ostensible como el abismo más profundo y la cumbre más dorada y cercana al sol.
Además, hubo demasiado escándalo por Arturo Corcuera, hombre al que se ha consagrado la “Primavera Poética” hasta en dos ocasiones. Que haya sido amigo y maestro del organizador no es razón para encumbrarlo una y otra vez más de la cuenta, sobre todo cuando existen poetas muy superiores que no tienen ninguna atención ni del Estado ni del sector privado, artistas a los que sí debería otorgárseles una plataforma de exposición adecuada a fin de que demuestren la contundencia de la verdadera belleza. Entre los grandes poetas vivos o muertos a los que debería homenajearse bastaría citar a Juan Ojeda y entre los vivos, a poetas de gran categoría como Leoncio Bueno, Juan Cristóbal o Magdalena Chocano, cuya sola presencia haría marchitarse a tanto falso y endeble letraherido favorecido indebidamente por festivales como el que ha ameritado el artículo cuestionado y estas líneas.
Si se realizan festivales no debe ser el fin promover a “todos” en primer lugar, sino que esta promoción indiscriminada debería ser un factor secundario. En este sentido, el fin de todo festival de poesía debe ser resaltar a los excelentes artistas que ocupan las primeras planas de todos los medios “culturales” y, SOBRE TODO, hacer notar a otros artistas que no reciben estas luces ni reflectores pese a que tienen igual calidad o una calidad, talento y obra muy superiores. Caso contrario, los festivales de poesía del futuro seguirán siendo la misma miseria que los festivales de poesía del pasado, un relamido ágape entre amigos, exento de toda problematización crítica y valoración de lo que es o lo que debe ser la poesía.
Además, hay que ser atinados, los HOMENAJES solo son válidos para unos pocos escogidos y no deben servir para el engaño y el encumbramiento falaz de cualquiera.
El autor del artículo ha asumido demasiados beneficios respecto del festival que organizó, pero no ha reparado en el sentimiento de traición que debería sentir como todo poeta auténtico haría al dar cabida a tanto mediocre. En este orden de cosas, debería hacer un mea culpa, quizás, no en público, pero sí en privado.
Escribir que no hubo “peores ni mejores …” es ser cómplice de la mediocridad o ser un náufrago más en el deletéreo mar de la hipócrita diplomacia criolla.
La democratización del arte es un contrasentido. Si se buscase la coherencia absoluta en tal propuesta debería invitarse, a los festivales de poesía, a cualquier muchacho que sube a los buses de transporte público a intentar lanzar algunas rimas bajo la cortina sonora de un ritmo endeblemente rapeado o hiphopeado. Esto no niega que el gran público debe conocer al arte, pero de frente debería conocer el gran ARTE y no muestras mediocres que sin duda lo conducirán a error. Esto no exceptúa que entre aquellos muchachos que rapean en los buses pueda haber un gran talento o un futuro Eminem pero, en verdad, este reparo es ser demasiado condescendiente con la fantasía.
Recuerdo, en este sentido, el apotegma poundiano en el que el sabio poeta, prácticamente infalible en temas de estética, profetizaba que sus complejos Cantos se leerían fácilmente, en el futuro, en todas las escuelas primarias del mundo sin necesidad de mediaciones ni notas al pie de la página.
Esta ambición y esta claridad respecto del gran público es lo que se debe buscar, no entregar versitos ni declamaciones aburridas sino poesía autentica sin distinción ni sesgos ni discriminación y abierta enteramente a toda la gente sin menoscabo de la más alta calidad.
La promoción cultural no puede darse con el objeto de promover a todos sino a aquellos individuos que son valiosos de verdad. Si vamos a promover basura mejor reflexionemos sobre lo que significa cultura y hasta qué punto es deseable la promoción de la misma.
En el texto de la referencia, se lanzó aventuradamente una hipótesis tendenciosa, es decir la supuesta incapacidad de los “sabios” que realizan críticas y se llegó a sugerir que los críticos deberían hacer su propio festival. Eso que no está tan mal en apariencia, en el fondo lo único que pretende es esquivar el problema, negar la realidad y lo peor es que cualquiera que considere positivo para la literatura peruana la realización de festivales de poca monta se está engañando a sí mismo.
Creo, por otro lado, que ejercer un permanente cuestionamiento de la realidad es más importante que organizar eventos ya que entre criticar a la cultura y hacer eventos culturales intrascendentes o criticar la política y no formar parte de “partidos” del todo indeseables como la totalidad de los movimientos electoreros actuales es preferible quemar todas las naves y dar voz a una crítica que siempre ha de estar fundamentada y que, en todo momento, se debe orientar a una satisfacción de justicia.
Escribir poesía o darle todo su valor es la única meta válida, luego pueden devenir los “festivales” y todos los otros eventos similares, pero no para “homenajear” a cualquiera ni para que los “poetas” más tediosos del orbe aburran a los espectadores o indignen a los auténticos conocedores de lo que es la poesía, ni siquiera con burdas imitaciones sino con secos y sordos remedos de poemas, sino para que la población acceda al bautismo de fuego sagrado que es la recepción de la Poesía.
15.
Ninguno de los “festivales” de setiembre demostró que la poesía vive o palpita. Al contrario, ambos demostraron que la poesía es casi un estertor, una perenne agonía. Por ello, debo recordarse que la poesía reside en el pecho de los héroes y no en el de cualquier villano. Como no ignoramos, Holderlin escribió que los poetas son las ánforas sagradas en las que reposa el vino de la vida, la sangre de los héroes. Todo aquel que no entienda esto no debe inmiscuirse en el infinito que es la Poesía.
16.
Indudablemente, el festival de Sandoval fue mucho más elegante y mejor dispuesto para el que algo conoce de poesía, pero también tuvo sus bemoles y sobre eso ya me he pronunciado en otro de mis artículos.
(Sobre el FIP Lima 2017: http://www.limagris.com/fip-lima-2017 )
Recibir dinero del Estado es hasta cierto punto algo deseable respecto de la realización de actividades culturales en tanto la mayoría de nosotros en calidad de ciudadanos peruanos pagamos impuestos, etc. pero recibir un beneficio de cualquier lado y no criticar si existiese algo que criticar implicaría una compra o alquiler de la conciencia que creo es repudiable desde todo punto de vista. Lo mismo sería formar parte de la escena cultural o artística y no ejercer la crítica ante lo deplorable de sus escenarios actuales, sus “propuestas” y sus “representantes”.
Finalmente, en la crítica que realicé también señalé la nula recepción del festival en cuestión en los medios de prensa y en la expresión de los poetas y críticos nacionales que lo han ignorado brutalmente. Reitero que ese es un error de parte de todos los involucrados o aislados respecto de este problema. Este equivoco está seguramente cimentado en el típico ninguneo que es casi la columna vertebral de nuestra tradición literaria, y, también, en la incapacidad mental de todos aquellos que no conciben como fundamento de la crítica a nada que sea distinto de la enemistad.
https://www.limagris.com/fip-primavera-poetica-donde-quedo-la-poesia/
Creo que inclusive los amigos deben ejercer una crítica sobre los otros, pero no de modo privado sino público, siempre y cuando el objeto de la crítica sea de interés colectivo como, sin duda, es el caso de los festivales de poesía y todas las otras actividades que comprenden el ámbito de la cultura en nuestro país, en general, un escenario demasiado adverso para la promoción y el desarrollo del arte y la inteligencia. Por todo ello, no podemos dejar pasar ocasiones como esta para esclarecer conceptos, sentar posiciones de honor y deshacer entuertos no solo por emular al bardo lancero de La Mancha sino con el fin de romper el pacto infame que señalaba el lúcido González Prada, máxime si se trata de la Poesía, es decir, la exclamación más alta y potente del Ser.
20.
La dignidad y la hombría de bien no son bien entendidas en la sociedad peruana, tan absorta en vilezas y mentiras que la clásica antorcha Diógenes sería actualmente tan insuficiente como un faro portátil. Yo felicito la existencia y labor de la gente que se esfuerza en la realización de eventos culturales, pero no puedo ser condescendiente con los vacíos y yerros de la realización y selección de los referidos eventos. En este sentido, deseo que todos estos festivales tengan mayor nivel o que en caso contrario no se realicen.
21.
En todo escenario donde se muestre o donde se intente mostrar la Poesía, debe manifestarse previamente un sinceramiento absoluto porque como señalaban los presocráticos, la filosofía, es decir la búsqueda de la verdad, es la nostalgia de lo inaprehensible. Y ese “inaprehensible” no es otra cosa que la POESÍA.
Qui Potest Capere Capiat.
P.S.
Suscribo este texto de Gloria Mendoza Borda excepto en el elogio a Lara:
“Solamente falta una mejor selección real, crítica, conozco de poesía chilena, y no todos respondieron a las expectativas de una buena poesía, algunos sí. Omar Lara, gran poeta. La literatura es todo un proceso de por vida que crece junto a nuestro ejercicio con la palabra, no creo en una creación que aparece la última década de nuestra vida -el tiempo pasa y los ojos no son los mismos para la lectura- no se puede ser escritor sin leer, no se puede escribir solamente por emotividad- Felicitaciones al organizador por hacer lo imposible por este Festival”.