Cultura
Fabricio Valencia: “El Ministerio de Cultura no tiene una labor preventiva de protección al Patrimonio”

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5 años agoon

Fabricio Valencia Gibaja es abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú y especialista en el tratamiento jurídico del patrimonio cultural. Cuenta con estudios de Maestría en Museología y Gestión Cultural por la Universidad Ricardo Palma y con un Posgrado Internacional en Patrimonio y Turismo Sostenible en la Universidad Nacional Tres de Febrero, Buenos Aires – Argentina, Miembro Experto del Comité Científico Internacional de Asuntos Legales, Administrativos y Financieros de ICOMOS.
Cuenta con una amplia experiencia en la gestión pública, habiéndose desempeñado como Asesor del Ministro de Cultura y del Viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, así como Jefe de la Oficina de Asesoría Jurídica de la Unidad Ejecutora 007 del Ministerio de Cultura y especialista legal en la Dirección de Defensa del Patrimonio Histórico del ex Instituto Nacional de Cultura, donde participó como miembro alterno de la Comisión de Alto Nivel de Repatriación de los Objetos Arqueológicos de la Colección Machu Picchu de la Universidad de Yale, miembro de la comisión que elaboró el Reglamento de la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, actualmente labora como Gerente de la División de Patrimonio Cultural en Hereditas Consultores.
Fabricio Valencia conversó con Lima Gris sobre la situación del Ministerio de Cultura, el patrimonio arqueológico, la necesidad de políticas públicas, la DDC de Cusco, la demolición del Hotel Sheraton, el Bicentenario, entre otras preocupaciones que se viven en el sector cultura.
Según un informe del Ministerio de Cultura, desde que se inició el estado de emergencia han sido afectados más de 50 sitios arqueológicos, ¿Dónde queda el trabajo de prevención del Ministerio?
El Ministerio de Cultura no realiza una labor de prevención eficiente. Según la estadística el Ministerio de Cultura tiene identificados más de 20 mil sitios arqueológicos en todo el país, y esto supera su capacidad logística ampliamente. No hay labores de prevención porque no hay un plan de prevención, no hay un protocolo de intervención. Si bien es cierto esporádicamente se hacen charlas de capacitación sobre este tema, no se logra evitar las invasiones. Tampoco hay un protocolo para intervenir sitios en riegos, por ejemplo vemos Mateo Salado, no hay un protocolo para intervención en la zona.
Lo que sí existe, son culpables. Leslie Urteaga, actual Viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, mencionó que hay personas que han sido denunciadas por atentar contra el patrimonio. Por tu experiencia ¿en qué quedan esos procesos?
Cuando existe una afectación al patrimonio cultural se puede accionar por dos vías, uno es el procedimiento administrativo sancionador, que tiene como finalidad aplicar una sanción administrativa, que puede ser una multa o una demolición, y paralelamente también se puede hacer un proceso penal. El proceso administrativo sancionador es competencia de la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural, y la parte penal lo ve la procuraduría. El nuevo código procesal penal regula que no pueden asistir a ambos procedimientos, el administrativo y penal con preeminencia de pena. En la práctica el ministerio toma conocimiento de la afectación del patrimonio cultural básicamente por fuentes de terceros, casi nunca asiste de momento al lugar de la afectación, siempre demora algunos días en asistir, y una vez que asiste tiene que identificar al sujeto infractor, a fin de iniciarle un proceso administrativo sancionador. Aquí tenemos serios problemas. Cuando el Ministerio de Cultura identifica una afectación al patrimonio cultural, por ejemplo, una demolición de un sitio arqueológico, de manera inmediata puede poner una medida cautelar de paralización de obra, es decir, se puede paralizar la obra con una resolución. No puede paralizar la obra con un oficio o una carta, sino una resolución. El Ministerio de Cultura casi no emite ninguna paralización de obras como medida cautelar.

¿Por qué no emite resoluciones para paralizar obras que afectan al patrimonio?
No lo sé. ¿Pero de qué sirve la paralización de obras?, supongamos que una persona está demoliendo una casa histórica del centro histórico de Lima sin permiso de nadie. Va el Ministerio, paraliza la obra y simultáneamente inicia procedimiento sancionador; si el sujeto sigue demoliendo el inmueble, el ministerio lo va a demandar por resistencia a la autoridad, porque es un delito, porque pese a que se le está paralizando la obra no la paraliza; entonces es una herramienta que se puede implementar de manera casi inmediata al momento que se toma conocimiento de la afectación al patrimonio, y hay sectores del Estado que eso lo utilizan de manera muy eficiente. No sé por qué el ministerio no lo utiliza, y ese es un reclamo, es una falencia terrible del ministerio. Existe la ausencia casi completa de medidas cautelares como es la paralización de obras. Esa es una labor eficiente de protección al patrimonio. Lo que yo le preguntaría a la ministra es ¿Cuántas medidas cautelares a favor del patrimonio cultural han sido emitidas en el 2019? Y no tocaría el 2020, porque me van a decir que por el COVID no se ha podido disponer medidas cautelares. Repito, esta es una medida cautelar inmediata no requiere que le den competencia y que tenga Ley.
¿Cuántos de estos denunciados que son personas naturales y empresas, terminan con un proceso penal a favor del Ministerio de Cultura?
Efectivamente, pero yo hago una salvedad, ya que el proceso penal el Ministerio de Cultura lo puede iniciar, pero es competencia del Poder Judicial. Pero de lo que sí se encarga el Ministerio de Cultura es del proceso administrativo sancionador; a qué me refiero, es que el ministerio no solo debe decir “hemos recibido 50 denuncias de afectación al patrimonio”, ¿qué se hizo luego’, ¿se realizó procedimiento sancionador?, ¿cuántas resoluciones en el año se realizaron con procedimiento sancionador? Pero la pregunta más importante es ¿cuántas sanciones han aplicado en el año?
Esas sanciones, como se sabe, son multas con UIT, es decir, lo que se debe saber es ¿cuánto dinero ha recaudado el Ministerio de Cultura con esas sanciones?
Exactamente, porque de nada sirve que yo diga que he aplicado 50 sanciones que ascienden por ejemplo a 500 UIT en total pero no se ha cobrado ninguna. Una pregunta tangible debe ser, ¿cuántas sanciones ha aplicado el Ministerio de Cultura? Y más importante que eso es ¿cuántas ha cobrado? Y esto es importante porque muchas veces las sanciones se muestran cuando ya prescribieron en el Ministerio de Cultura. Entonces la Dirección General de Defensa del Patrimonio es flagrantemente incapaz en la aplicación de sanciones administrativas. Y sería bueno que nos dé dos datos, el primero ¿cuántas medidas cautelares han puesto en el 2019? Y ¿cuánto ha recaudado con multas cobradas en el 2019?

El otro dato que menciona Leslie Urtega, es que la mayoría de las afectaciones a sitios arqueológicos ha sido por la ampliación de frontera agrícola o por la reutilización de tierras que colindan con las zonas arqueológicas. Con esta información el Ministerio de Cultura nos dice que en estado de emergencia los agricultores han sido los que más han afectado a los sitios arqueológicos. ¿Qué opinas sobre esto?
Me parece muy sintomático que la gran mayoría de agricultores sean supuestamente los aparentes infractores, pero ahí volvemos a tu primera pregunta, ¿cuál es la labor preventiva del ministerio? Si tú tienes un cultivo en los linderos de una zona declarada como patrimonio cultural, lo lógico sería que vayas y notifiques al campesino diciéndole que no puede ampliar su frontera agrícola. De repente muchos de ellos ni siquiera saben que hay una zona arqueológica de por medio, entonces el argumento de Leslie Urteaga en realidad es un boomerang, porque la pregunta es ¿qué hiciste para evitar eso? El ministerio debería tener una labor preventiva y vemos que no la tiene.
Por ejemplo, después de que se retirara el arqueólogo Pieter van Dalen y su equipo, el sitio arqueológico de Macatón quedó vulnerable y al final terminó siendo afectado por maquinaria pesada, a pesar de que la ministra Sonia Guillén mencionó que se harían cargo del lugar. ¿Aquí tampoco se vio el trabajo de prevención?
Sin lugar a dudas las acciones que Pieter ejecutó al parecer podrían ser tipificadas por varias infracciones; sin embargo, esto corre por una línea paralela independiente a la inacción del Ministerio de Cultura. Ya que no había presencia de arqueólogos, el ministerio debió tomar alguna acción de prevención. Esa es responsabilidad del ministerio porque al estar paralizada la obra, el arqueólogo no tiene mayor responsabilidad en lo que respecta al cuidado del sitio, peor aún en una cuarentena como esta. Aquí hay omisión de funciones y una serie de cuestiones.

El gobierno publicó un Decreto Legislativo donde dispone el acceso gratuito temporal para los servidores públicos, niños y personas adultas mayores a los sitios arqueológicos, museos y zonas naturales protegidas. Además, autorizó a favor del Ministerio de Cultura 20 millones de soles ¿Qué opinas sobre este Decreto Legislativo?
La verdad que no sé cuál haya sido la motivación del ministerio, supongo que es para auspiciar el acceso a los sitios arqueológicos, el lapso temporal como bien lo han referido es del 01 de julio al 31 de diciembre. Me parece un despropósito completo, porque lo que queda claro es que, al primero de julio del 2020, no vamos a tener una vacuna contra el COVID y la OMS ya refirió que los adultos mayores son un grupo vulnerable; entonces, motivar a que esas personas vayan a los sitios arqueológicos me parece completamente negativo. El acceso a la ciudadela Machu Picchu obviamente no está diseñado para el COVID, porque nadie pensaba en esto, porque es un acceso en realidad estrecho, obvio que se pueden hacer modificaciones, pero no existe ningún protocolo para la visita de los adultos mayores en este tipo de casos. Los buses que ascienden son buses muy estrechos. El Ministerio de Cultura no tiene manejo sobre eso, porque pertenece a una empresa de varios capitales, entonces me parece un despropósito terrible el estimular la visita a un bien que es patrimonio de la humanidad a personas vulnerables en una situación como esta.

¿La gran preocupación del Ministerio de Cultura ahora será lo económico?
El Ministerio de Cultura debe preocuparse en que su presupuesto va a ser severamente afectado. Cusco produce un monto cercano a los 200 millones de soles al año, y una parte de este monto proviene de la recaudación que se hace en Machu Picchu, y más o menos entre 35 a 50 millones de soles que no logra ejecutar en el año lo devuelve a Lima. Este año no enviarán dinero a Lima, porque no hay recaudación de Machu Picchu. Esto genera un severo golpe a la sobrevivencia de la DDC de Cusco. Ahora no sé qué acciones estará tomando el ministerio para esto, porque si no toma ninguna acción su propia permanencia en el tiempo va a estar severamente cuestionada por la falta de recursos.
Cusco sin recaudación afecta fuertemente a Lima y también a otras regiones a donde envía presupuesto.
Así es. Recordemos que Cusco ha mandado el año pasado una cantidad de presupuesto a la DDC de La Libertad. No tengo nada con el hecho de compartir recursos, pero ¿por qué a La Libertad?, ya sabemos que tiene a Chan Chan y Marcahumachuco, pero también existen otros sitios que son Patrimonio de la Humanidad como las Líneas de Nazca en Ica. ¿Cuál es el criterio para mandarlo ahí?

Ese envío de dinero a La Libertad, tendría que ver con que la reciente ex viceministra María Elena Córdova fue directora de la DDC de La Libertad…
Sí, efectivamente. Como te digo, el cuestionamiento objetivo que yo hago es ¿por qué La Libertad?, ¿cuál fue el elemento técnico que refiere que se tenga que mandar dinero a La Libertad? Que digan el porqué.
¿Por qué no existe una proyección cultural para el país desde la mirada del propio presidente?, ¿por qué sucede esto en un país tan rico culturalmente?
Cualquier Estado serio tiene políticas públicas bien elaboradas, las cuales identifican los problemas y se jerarquizan a los problemas, se plantean soluciones y se ejecutan. En el Perú no tenemos más de dos documentos bastante embrionarios de políticas públicas, no tenemos políticas públicas de manera eficiente, entonces el Ministerio de Cultura va a girar el timón según los gustos del ministro. Mientras el ministro no salga de la parte del patrimonio, interculturalidad e industrias culturales va estar bien, pues si es un cantante serán las industrias culturales, si es una arqueóloga como ahora, estará interesada en el Museo de Pueblo Libre, y así por el estilo. Y eso sucederá mientas no hay un documento vinculante que te diga lo que tienes que hacer este año o el próximo o el año siguiente, y si no lo cumples vas a rendir cuentas. La falta de intervención respecto al patrimonio, es una muestra de carencias de políticas públicas, porque si queremos que esto funcione bien, primero se crea políticas públicas para cultura y quien ocupe el asiento del ministro sepa lo que tiene que hacer de forma inmediata o a mediano plazo, y si no lo hace pues que se le abra proceso por eso.

Otra de las excusas de todos los ministros que han estado a cargo del Ministerio de Cultura, es que no tienen presupuesto. ¿Dónde queda la gestión ministerial? ¿Solo trabajan cuando hay plata?
Esa es una observación muy importante. Históricamente el Ministerio de Cultura ha recibido menos del 0.5 % del presupuesto nacional. Vamos a plantear algunas interrogantes ¿el 0.5 % del presupuesto alcanza para intervenir los 20 mil sitios arqueológicos del Perú? No. ¿El 1 % alcanzaría? No. ¿El 10 % del presupuesto nacional alcanzaría? No. ¿Todo el presupuesto de la nación alcanzaría para intervenir los 20 mil sitios arqueológicos? No. Nunca el Ministerio de Cultura va tener recursos propios para atender solamente el inmueble prehispánico. No estoy considerando centros históricos ni ambientes urbanos monumentales ni nada por el estilo. Si como Ministerio sabes que nunca vas a tener presupuesto para intervenir solo los sitios arqueológicos, qué estás haciendo al respecto. Pues no están haciendo nada, no están moviendo un dedo.
¿Qué podrían hacer?
No solo es pedir que les den más presupuesto, que esa es la promesa que todo hacen. El Perú tiene más de mil municipalidades, si revisamos la ley orgánica, las municipalidades pueden intervenir en proyecto vinculados al patrimonio, obviamente con el permiso del Ministerio de Cultura. El Ministerio de Cultura no tiene un área donde se vea la inversión de los municipios y los gobiernos regionales, y cuando van los alcaldes o gobernadores regionales a preguntar, el Ministerio de Cultura a todo le dice no. Segundo, ¿cuáles son las propuestas que hacen en beneficio tributario para el sector cultura? Le pregunto a la ministra ahora ¿cuántas propuestas normativas sobre el tema tributario han mandado al Congreso de la República? Porque si sabes que no tienes el presupuesto tendrás que estimular la protección del patrimonio de otra manera. Puede ser mediante tributos o puede ser mediante la coordinación con municipios o gobiernos regionales. Pero nada de eso se hace. Es un despropósito terrible que a sabiendas de que no se va a contar con suficiente presupuesto, no se tomen otras medidas, es algo terrible.
¿En qué crees que termine el tema del Hotel Sheraton en Cusco? Porque parece que hay gente que intenta de que el hotel no sea demolido.
Al respecto ya se manifestó la UNESCO de manera oficial, y refirió que si el Estado peruano no demolía ese hotel iba a incluir a la ciudad del Cusco dentro del patrimonio cultural en riesgo. El Estado está siendo ineficiente en este caso; es muy curioso, porque en un momento el director de la DDC de Cusco dijo que para demoler eso requieren un millón de soles, y a las dos semanas mandaron una transferencia de dinero de casi un millón de soles a la DDC La Libertad; entonces, ya no entiendo nada. Me dices que no tienes para demoler un sitio del cual la UNESCO te está diciendo que si no lo demueles te van a quitar la condición de Patrimonio de Humanidad, y ese mismo monto lo mandas a la DDC La Libertad. Alguien dirá, pero son partidas presupuestales distintas, seguramente que sí. Pero lo qué está en juego acá es la condición la Patrimonio de la Humanidad del Cusco. No me imagino llegar al Bicentenario y que nos vayan a quitar esa condición por una terrible gestión del Estado.

Con lo que se vive actualmente ¿cómo crees que será el recibimiento del Bicentenario?
Pues será un recibimiento lamentable. Si bien se conoce cómo el Estado peruano celebró el centenario de la independencia, ya que hay una tesis de Johanna Hamann, que te habla de todas las obras que se hizo en Lima, eso dista kilométricamente de lo que vamos a tener en el bicentenario. Ahora ni siquiera vamos a acercarnos a la celebración del centenario.
¿Por qué el Gobierno en las fases de reactivación de la economía ha dejado de lado la cultura?
Lo único que demuestra eso es la incapacidad del Ministerio de Cultura, porque en la norma que se emitió bastaba que pongan una línea, algo así como que en todas la labores y actividades a reactivarse en caso se vincule al patrimonio cultural, que se respete o se requiera lo permisos al Ministerio de Cultura. Nada más, pero no lo han puesto.
Edwin Cavello Limas. Periodista y cinéfilo. Es CEO y director de la revista, radio y TV Lima Gris. Fue editor de la revista ONCE, Actualmente es columnista del diario La Razón, Editor de Cultura de Diario UNO y conductor del programa Lima Gris que se transmite por Radio Planicie 91.5.FM.

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Cultura
Un amigo escritor para Hitler: El obituario del Premio Nobel
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4 días agoon
02/05/2025
Si usted cree que Vargas Llosa es controversial, es porque no conoce a Knut Hamsun. Se cumplen 80 años en que el 30 de abril murió Hitler en la Cancillería de Berlín. Una semana después, en Noruega, la leyenda de la literatura escandinava, Hamsun, escribiría un obituario en honor del Gran Dictador de Europa.
Hamsun en 1945 tenía 86 años, el famosos novelista y premio Nobel, era una leyenda viviente entonces, autor de obras maestras como Hambre y Pan que desarrollan la novela psicológica heredera de Dostoievski en una exploración acertada del monólogo interior de sus protagonistas.
Durante el ascenso de Hitler y luego durante la ocupación de Noruega por Alemania, el inmortal escritor se mostró favorable a Hitler.
El obituario de Hitler
Knut Hamsun escribió en mayo de 1945, estando la guerra perdida, un obituario de Adolf Hitler en el periódico Aftenposten. El panegírico de Hamsun a Hitler sirvió como artículo principal del periódico colaboracionista sobre la muerte de Hitler.
El breve obituario dice en su totalidad:
«No soy digno de hablar en nombre de Adolf Hitler, y su vida y sus acciones no me incitan a ninguna provocación sentimental. Hitler fue un guerrero, un guerrero por la humanidad y un predicador del evangelio de la justicia para todas las naciones. Fue un reformador de primer orden, y su destino histórico fue actuar en una época de brutalidad sin igual, que al final le falló.
Así puede el ciudadano europeo occidental mirar a Adolf Hitler. Y nosotros, sus seguidores más cercanos, inclinamos la cabeza ante su muerte”, escribió Knut Hamsun.

El obituario se publicó la noche del 7 de mayo de 1945, una semana después de la muerte de Hitler.
Cuando su hijo Tore le preguntó sobre el motivo de este obituario, Knut Hamsun respondió: “Fue un gesto de caballerosidad hacia un gran caído”.
Para el propio Hamsun, el obituario y otras declaraciones y escritos llevaron a su arresto poco después del fin de la guerra. Sin embargo, los cargos en su contra se suavizaron cuando el profesor Gabriel Langfeldt y el médico jefe Ørnulv Ødegård determinaron que tenía “capacidades mentales permanentemente deterioradas”.
Antes de morir fue acusado de traición y finalmente fue seriamente multado y calificado de loco. En 1948, tuvo que pagar una suma ruinosa al gobierno noruego de 325.000 coronas (65.000 dólares o 16.250 libras esterlinas en aquel entonces) por su presunta afiliación al Nasjonal Samling y por el apoyo moral que brindó a los alemanes, pero fue absuelto de cualquier afiliación nazi directa. Si era miembro del Nasjonal Samling o no, y si sus capacidades mentales estaban deterioradas, es un tema muy debatido incluso hoy en día.

Hamsun declaró que nunca migró a ningún partido político. Escribió su último libro a los 90 años, Paa giengrodde Stier (Sobre senderos cubiertos de maleza), en 1949, un libro que muchos consideran una prueba de su capacidad mental. En él, critica duramente a los psiquiatras y a los jueces y, con sus propias palabras, demuestra que no está enfermo mental. Hamsun murió en 1952.
Después de la guerra, los noruegos quemaron libros de Hansum y su recuerdo sigue siendo espinoso entre sus compatriotas. Como dijo una escritora de su país, ningún noruego habla abiertamente de Hansum pero todos tienen al menos un libro suyo en casa.
El autor danés Thorkild Hansen investigó el juicio y escribió el libro “El juicio de Hamsun” (1978), que causó revuelo en Noruega. Entre otras cosas, Hansen declaró: “Si quieres conocer idiotas, ve a Noruega”, pues consideraba indignante ese trato al veterano autor ganador del Premio Nobel. En 1996, el cineasta sueco Jan Troell basó la película “Hamsun” en el libro de Hansen. En “Hamsun”, el actor sueco Max von Sydow interpreta a Knut Hamsun; su esposa, Marie, es interpretada por la actriz danesa Ghita Nørby.
El profesor Atle Kittang, de la Universidad de Bergen, escribió sobre el legado de Hamsun en el sitio web del Centro Knut Hamsun. Afirmó que existían razones complejas detrás de la publicación del obituario por parte de Hamsun. Señala que, tras su único encuentro en 1943, Hitler no ocupaba un lugar destacado en la evaluación de Hamsun. En consecuencia, Kittang cree que el obituario debería considerarse parte de la necesidad de provocación de Hamsun, como lo demuestran su vida y obra.

Hamsun, la leyenda de la literatura
Más de medio siglo antes, un joven Hamsun se oponía al realismo y al naturalismo. Argumentaba que el objeto principal de la literatura modernista debía ser la complejidad de la mente humana, que los escritores debían describir el «susurro de la sangre y la súplica de la médula ósea». Hamsun se convertiría muy pronto hacia 1800 a ser considerado el «líder de la revuelta neorromántica de principios del siglo XX».
Entre sus admiradores se encontraban Thomas Mann, Hermann Hesse, Robert Musil, Arthur Schnitzler, Jakob Wassermann, Stefan Zweig, Martin Buber, Arnold Schoenberg y Alfred Einstein. Todos ellos contribuyeron a la publicación conmemorativa que se publicó en Alemania con motivo del 70º cumpleaños de Hamsun. Al Festschrift publicado en Noruega con el mismo motivo también contribuyeron Maxim Gorki, Gerhart Hauptmann, Heinrich Mann, Tomáš Garrigue Masaryk y André Gide. Otros admiradores incluían a Ernest Hemingway, Franz Kafka, John Galsworthy, Henry Miller e incluso el joven Bertolt Brecht. Uno de los periodistas y escritores más conocidos de Alemania en aquel momento, Kurt Tucholsky, también confesó en un breve artículo en el Vossische Zeitung del 1 de enero de 1928: “Kurt Tucholsky ama… a Hamsun”
Todo empezó en 1888, cuando el barco de vapor danés Thingvalla en que viajaba un Hamsun pobre y desconocido se encontraría con la musa. Fue en ese viaje en que su barco estuvo amarrado en Kristiania durante un día en su camino de EEUU a Copenhague, que dicha ciudad danesa le trajo recuerdos desagradables del año 1886, cuando tuvo que soportar allí un duro período de hambre, sin trabajo. Hamsun no abandonó el barco y esa noche escribió las primeras líneas de la novela, que ya capturan la atmósfera opresiva de todo el libro:
«Fue en ese tiempo cuando yo vagaba y me moría de hambre en Cristianía, en esa ciudad extraña de la que nadie se va hasta que ha sido marcado por ella”.
En Copenhague alquiló una habitación en el ático y, padeciendo nuevamente hambre, continuó escribiendo. Presentó el manuscrito inacabado a Edvard Brandes, el editor de arte del periódico Politiken. Profundamente conmovido, Brandes persuadió a Carl Behrens para que publicara partes del libro de forma anónima en la revista danesa Ny jord (Nueva Tierra) en noviembre. La obra llamó inmediatamente la atención por la radicalidad de su representación y su ruptura con el concepto aún joven del nuevo realismo. La revista Dagblad pronto reveló el misterio que rodea la identidad del autor. Hamsun continuó trabajando en la obra, que fue publicada íntegramente, aunque todavía de forma anónima, en 1890. Ese mismo año fue publicada en traducción alemana por Samuel Fischer.
Hambre narra en primera persona el declive físico y psicológico de un joven escritor y periodista fracasado en Kristiania, la actual Oslo. De vez en cuando logra vender un artículo a un periódico, pero sus ganancias rara vez son suficientes para cubrir comida y alojamiento, por lo que deambula por la ciudad hambriento y a veces incluso sin hogar. Al intentar ocultar su precaria situación, el narrador en primera persona la empeora aún más. Describe su estado mental con gran detalle y de forma vívida; Su estado de ánimo fluctúa entre la depresión, la euforia, la desesperación y la vergüenza.
El narrador anónimo en primera persona sale de su habitación y camina sin rumbo por Cristianía. Cuando conoce a un hombre pobre, a pesar de su propia situación, empeña su chaleco y le da la mayor parte del dinero que recibe. Poco después, persigue a una mujer, luego busca un empleo y fracasa, después se le ocurre un texto brillante y escribe lo que intuyo es una obra maestra, envía el manuscrito a un editor, sin un centavo y viviendo en la calle se le ocurre entrar furtivamente a la habitación que alquilaba y de donde lo echaron por deudor, y es entonces que descubre una carta, su libro tiene suerte y le han adelantado 10 coronas. Aquí empieza la historia.

El autor y crítico danés Erik Skram elogió la obra como un “acontecimiento literario de primer orden”, y el crítico noruego Carl Nærup escribió en 1895 que “sentó las bases de una nueva literatura en Escandinavia”. Muchos críticos consideran que la novela es la mejor obra de Hamsun. El autor se hizo famoso de la noche a la mañana, fue un invitado bienvenido en los círculos intelectuales y fue invitado a dar lecturas en los EE.UU.
Influenciado por la psicología de Dostoievski (el narrador recuerda ciertos rasgos de Raskolnikov, el antihéroe de Crimen y castigo, pero también protagonista de El sótano) y por el naturalismo de Zola, Hamsun, en Hambre, prefigura también los escritos de Kafka y de la literatura existencialista del siglo XX.
Recepción en el siglo XXI: En su novela de 2017 Suleika abre sus ojos, Gusel Jachina retoma una imagen de Hamsun: la gente intenta superar el hambre cortándose con un cuchillo y chupándose la sangre de los dedos.
Respecto a esta raza de artistas vagabundos descrito en Hambre, Virginia Nicholson escribe en Among the bohemians: Experiments in Living 1900-1939:
«Después de cincuenta años podríamos juzgar que la pobreza de Dylan Thomas era noble, mientras que la de Nina Hamnett no tenía sentido. Sin embargo, una artista menor y sin dinero se vuelve igual de famélica que un genio. ¿Qué los impulsó a hacerlo? Creo que tales personas no sólo escogieron el arte, sino también la vida de artista. El arte les ofreció un estilo de vida diferente, uno que creyeron les compensaba de la pérdida de comodidades y respetabilidad».
Tal vez Hamsun viera en Hitler a aquel artista frustrado que como él vivió el hambre y la soledad del anonimato en esa otra Christiania llamada Viena.
«En aquel tiempo tenía hambre y vagaba por Christiania, esa extraña ciudad de la que nadie sale sin llevar sus marcas…»

Por Edwin Sarmiento
(Estando yo en un pueblito, por las alturas de Lima, y sin Internet, se murió mi amigo Jorge Acuña, el mimo más grande que tuvimos en la década del 70 en el Perú. Se nos fue a la edad de 94 años. Las redes sociales se llenaron de nostalgia al informar de este desenlace. Y pensar que Jorge era un tipazo fuera de serie. Hace cuatro años yo publiqué en mi muro una semblanza de dos amigos: el poeta Reynaldo Naranjo y el mimo Jorge Acuña, con quienes aparezco en una fotografía de esas que nos tomamos, casi siempre, con el corazón. Muerto Naranjo, hace unos años, y ahora Acuña, hace unos días, deseo compartir este texto a modo de homenaje a ambos y a esas épocas doradas que nos tocó vivir)
I
Debió ser en la Casa de la Literatura, al costado de Palacio de Gobierno, cuando algún amigo nos tomó esta fotografía. No recuerdo, exactamente, el año. Aquí estoy junto al poeta y periodista Reynaldo Naranjo y el actor peruano, mimo y promotor del teatro de la calle, Jorge Acuña (al centro y de pelo cano). Él debe estar cumpliendo, ahora, 91 años, en Suecia, donde radica, mientras que Naranjo nos dejó cuando tenía 84, hace dos años, al ser atropellado por un camión, cuando cruzaba, una mañana, la avenida Benavides, en Miraflores. Con ambos alterné en situaciones distintas de mi vida. Al poeta lo recuerdo con la sonrisa y picardía criolla, permanentes. Fue uno de los mejores tituleros que tenía el periodismo de los 70. Convivieron en él la creatividad del poeta social, con la neurosis de los cierres de edición en las salas de redacción de diarios y revistas, en los cuales trabajó como periodista. Cuando coincidíamos en el bar Palermo de la Av. Colmena, yo recitaba este poema, escrito en 1968: (A un edificio en construcción) “Obreros y cemento/ curiosos e ingenieros/ ingresan a la gran mezcladora// Mientras el ruido gira/ va naciendo el gigante/ hijo robusto/ que ha de crecer/ hasta el veintavo piso// Danza de músculos/ de cerebros y días// Nos pararemos/ en el piso más alto/ tal los conquistadores/ de las altas montañas// Alzaremos los brazos/ para tocar el cielo/ y el flamante ascensor,/ como nave dorada,/ nos dejará en la tierra/ con las manos vacías// Vendrá la burocracia// Gerentes, policías,/ padrinos y ahijados// Contratarán porteros/ y nos serán cerradas/ las puertas que pusimos” Luego de un reverencial silencio, yo preguntaba, ¿recuerdas quién escribió este tremendo poema? Y él, soltando esa carcajada que llegaba hasta la Casona de San Marcos, decía, creo que fue un tal Reynaldo Naranjo. Y yo gritaba: ¡respuesta correcta! Junto a César Calvo, Javier Heraud, Arturo Corcuera, Mario Razzeto fue una las figuras representativas de la denominada generación del sesenta. Naranjo, Calvo y el poeta uruguayo Alfredo Zitarrosa fundaron, en algún momento, la Casa de la Poesía, en el distrito de Barranco. Luego, grabaría con Calvo y el músico Carlos Hayre, el disco Poemas y Canciones, que los muchachos de entonces, escuchábamos en el LP que circulaba de mano en mano, prestadito nomás.
II
Jorge Acuña es un tipazo, un actor de primera, un mimo que empezaba su función, al aire libre, en la plaza San Martín, a las tres de la tarde. Lo hacía colocando, primero, un letrerito sobre cartón y escrito a plumón que decía: «Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él” (César Vallejo). Luego, procedía, lentamente, a maquillarse la cara, mientras los curiosos se iban aglomerando, formando un semicírculo que él había trazado, previamente, con tiza, muy cerca del monumento al libertador San Martín. Las tardes, si eran de invierno, empezaban a calentarse a medida que la gente, mayormente de rostro cobrizo, empezaba a compactarse codo a codo, hombro a hombre, uno detrás de otro, hasta que empezaba la función. El mimo iniciaba su trabajo con una explicación sobre el teatro, señalando la función del artista en un país pobre como el nuestro, la necesidad de que el buen arte debería salir a las calles a buscar al pueblo, lejos de esperar en salas pequeñas y selectivas, sólo al alcance de quienes podían pagar una entrada y en este chamullo, que la gente escuchaba en silencio, el actor terminaba citando a Vallejo, a Mariátegui, también al Che Guevara, a Marx y a un largo etcétera marxista, maoísta, pensamiento Mao Tze Tung. Y sus amigos, que no éramos pocos, nos arrancábamos con unos aplausos, seguidos por un público que por casualidad pasaba, esa hora de la tarde, por la plaza San Martín. Ya en el “tempo” exacto del buen arte, Acuña se arrancaba con su lenguaje corporal moviendo manos, brazos y piernas, o abriendo los ojos, lo más que podía, o cerrándolos, si sus historias tenían que ver con trepar las paredes, abrir las puertas, cocinar una sopita, asombrarse de algo o soportar el terror de una mala noticia, en fin. El público reía a rabiar, comentaba en voz alta, aquello que el mimo los iba describiendo, en silencio, sólo con el movimiento de su cuerpo. Dos horas más tarde, el público seguía aplaudiendo y él decía que al artista no había que explotarlo, porque era un trabajador como cualquiera y tenía derecho a ser recompensado. Aclaraba que esa recompensa sería voluntaria y gracias por su apoyo, compañeros. Es cuando sus ganchos, o sea, nosotros, le ayudábamos a pasar el sombrero entre el público que iba soltando un sol, dos soles, una china, a veces un caramelo, como después descubriríamos al hacer el recuento en el bar Palermo, a eso de las seis de la tarde, cuando, en una mesa, hacia el extremo del bar, nos instalábamos para acompañarlo hasta pasada la medianoche. Él formaba montoncitos de diez soles cada uno y cuando ya no había nada que contar, Acuña, separaba la mitad de lo que había en la mesa, lo guardaba en un bolsillo y decía que el resto sería para disfrutar la noche y así era. Ahora que ya no estará con nosotros, me viene la nostalgia. Fue un tipazo.
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El jueves 24 pasado se conoció el fallecimiento del Hércules de Bellas Artes. Rodolfo Muñoz trabajó por más de 60 años en la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú, su trabajo era despojarse de su ropa para que los alumnos de la ENSABAP lo inmortalicen con sus primeros trazos.
En el reciente podcast de Lima Gris, Edwin Cavello y Luis Felipe Alpaca recordaron lo entrañable del querido personaje que fue pintado por maestros como Humareda, Szyszlo, Tilsa, Tola, Ángel y Gerardo Chávez, entre otros.
Aquí el podcast especial sobre Rodolfo Muñoz.
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Su familia confirmó el deceso. El extrañable personaje falleció a los 94 años en la ciudad de Estocolmo en Suecia.

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6 días agoon
30/04/2025
El Perú ha perdido una de sus almas más silenciosas. Jorge Acuña, el emblemático mimo peruano que durante varios años convirtió la Plaza San Martín en un escenario de poesía muda, falleció recientemente, según confirmó su familia. Tenía el don raro de decir mucho sin palabras, de conmover sin un solo sonido. Hoy, el eco de sus gestos queda flotando en el aire como un susurro entre adoquines y palomas.
Acuña fue más que un artista callejero; fue un testigo del tiempo. A finales de los años sesenta, cuando el país se debatía entre la incertidumbre política y la efervescencia cultural, él apareció como un oasis de belleza en medio del caos. Su rostro pintado de blanco y sus movimientos precisos eran una forma de resistencia, una poesía viviente que se ofrecía gratuitamente a todo transeúnte que supiera detenerse a mirar.

“Ser mimo no es disfrazarse, es desnudarse”, dijo alguna vez en una entrevista para Lima Gris. Esa frase —que hoy resuena con una fuerza mayor— resume la filosofía de vida de Acuña: el arte no como espectáculo sino como verdad desnuda, como entrega absoluta. En esa misma entrevista, también confesó: “La calle me enseñó a ser humilde, pero también me hizo fuerte. No hay escenario más honesto que el pavimento”.
Jorge Acuña dedicó más de cuatro décadas a su arte. Viajó, enseñó, formó discípulos en talleres y escuelas independientes, pero nunca se desligó de la calle, su primer amor y su escuela más sincera. “Podría estar en un teatro con luces y telón, pero prefiero el aplauso de una niña que me mira desde la vereda”, dijo con una sonrisa tímida, sin quitarse el maquillaje.
Sus personajes —el anciano que lucha contra el viento, el niño que juega con una mariposa invisible, el obrero cansado que carga el peso del mundo— no eran simples pantomimas. Eran espejos de un país que muchas veces no se detiene a mirarse. Y él, sin pedir nada a cambio, ofrecía esos reflejos todos los días, bajo el sol o bajo la llovizna limeña.

La noticia de su muerte ha conmovido a quienes lo conocieron y a quienes alguna vez se detuvieron, siquiera por un instante, a contemplar su arte. No hay grandes homenajes, no hay titulares ruidosos. Pero en la Plaza San Martín, donde tantas veces detuvo el tiempo con un gesto, alguien ha dejado una flor. Y eso basta.
Porque Jorge Acuña no ha muerto del todo. Vive en cada silencio que conmueve, en cada gesto que dice más que las palabras, en cada niño que se detiene a mirar a un artista callejero con los ojos bien abiertos.
Su cuerpo se ha ido. Su arte perdurará.
Cultura
Czar Gutiérrez autor de Bombardero: «Nunca me sentí influenciado por la prosa de Vargas Llosa» [VIDEO]
En un nuevo episodio del podcast de Lima Gris, conversamos con el escritor y periodista cultural César Gutiérrez.

Published
7 días agoon
29/04/2025
Czar Gutiérrez es ampliamente reconocido como uno de los más destacados periodistas culturales del país, pero también —y quizás con mayor intensidad— como un escritor de singular talento que, durante años, ha mantenido un silencio tan enigmático como elocuente. Gutiérrez Rivas no es un autor cualquiera: en 2008 dejó una marca indeleble en la literatura peruana con la publicación de Bombardero, una obra que reveló su formidable capacidad narrativa y lo consagró como una de las voces más potentes y originales de su generación.
Con su libro Bombardero, Czar Gutiérrez irrumpió en la literatura peruana con una prosa que desafía las convenciones, un torrente verbal tan desbordante como preciso, que evoca y provoca vértigo narrativo.
En una reciente entrevista para el podcast de Lima Gris, conversamos con Czar Gutiérrez sobre su silencio literario, Mario Vargas Llosa y el periodismo cultural. El autor de Bombardero no se calla nada. Aquí la entrevista completa.
Cultura
Xavier Bacacorzo: un retrato íntimo
Lee la columna de Hélard Fuentes Pastor

Published
1 semana agoon
28/04/2025
Por: Hélard André Fuentes Pastor
Recuerdo el día que lo conocí con la nitidez propia de mis veinte años. En ese entonces, presidía el Centro de Estudios Históricos para el Desarrollo Social (CEHDES) “Guillermo Galdós Rodríguez”, que organizó una única actividad: el Primer Congreso Regional de Historia del Arte Popular en la Alianza Francesa de Arequipa.
Durante la organización del evento, y motivado por razones familiares, propuse la participación del doctor Xavier Bacacorzo como ponente magistral. Una noche, lo visité en la Facultad de Filosofía y Humanidades, donde dictaba cátedra. Me acerqué con la ingenuidad de un universitario, mencionando que había sido profesor de mi padre y tras una breve conversación evocando ese recuerdo, respondió a la invitación con una serie de quejas sobre el funcionamiento de la Universidad de San Agustín, cuyo letargo, como lo viví después, ha generado impotencia y frustración en más de uno.

Recuerdo la expresión de decepción en su mirada cuando me dijo: “Participaré cuando estemos en la Católica con doble C”, dando a entender que el evento lo organizaba San Agustín y prefería no asistir. No quise ser cargoso; porque insistir o explicarle ―pensé―, lo impacientaba aún más.
Siempre lo vi y leí con admiración, y quizás por eso, a lo largo de estos catorce años, mi sentimiento de reconocimiento hacia su obra se mantuvo intacto. Su legado no solo se refleja en cerca de una decena de títulos, sino también en una actividad cultural impresionante, especialmente a mediados del siglo XX, y en una valiosa contribución periodística como columnista en diversos medios, entre ellos Arequipa Al Día. Este sentimiento persiste en mí, a pesar de los encuentros y desencuentros que vivimos, tan propios de los intelectuales, artistas y literatos.
Xavier Bacacorzo no era cortesano; no esperaba caer bien ni mal. Comunicaba lo que pensaba, lo que había leído o lo que intuía a través de los astros y sus conexiones espirituales, aunque a veces no lo hacía de la mejor manera.
Un día lo encontré caminando por el Portal de Flores, con una visible cojera que, sin embargo, no le impedía recorrer largos tramos del Centro Histórico. Me acerqué a él, mencionando mi nombre, pero al alzar la mirada, con sus ojos esquivos, no respondió a mi saludo. Esta vez, porfiado, insistí un par de veces, y cerca del quiosco de periódicos en la intersección con la calle Mercaderes, le dije:
—Soy el autor del libro del 50… La lucha del pueblo arequipeño (…).
Con eso, arranqué de sus labios una respuesta.
—Por cierto —dijo—, muy mal escrito.
Yo sonreí y, sin perder el ánimo, le pregunté las razones por las que pensaba eso. Entonces, señalándome el McDonald’s, me dijo:
—¿Tienes tiempo?… Vamos por un café.

Conversamos mucho. Le conté que su hermano Jorge había dado por muerto a un niño en un poema. Le mencioné que había leído sus artículos sobre el movimiento popular de junio de 1950 y que incluso había empleado su división cronológica en mi libro. Creo que también se lo entregué ese día.
Hablamos de poesía, de un poemario que estaba por publicar. Corrigió algunos versos de mi poema Noctámbulo. También conversamos sobre mi tío abuelo, Pedro Luis González, de quien —según me contó— había sido jurado de tesis y quiso sorprenderlo con un trabajo voluminoso (con un “sillar”).
En medio de todo, me preguntó por mi signo zodiacal, entre otras cosas. Luego, avanzamos hasta una fotocopiadora, donde hizo copiar algunos de sus artículos, uno sobre la visita de Pablo Neruda a Arequipa —a quien había recibido personalmente—, y otra a color de una pintura en honor a Francisco Mostajo, a quien retrató en vida.
Antes de despedirse, me dijo:
—Serás mi discípulo.
Yo, que no creía mucho en esas cosas, porque no son de mi tiempo, solo sonreí y le respondí:
—Doctor, creo que cada quien hace su propio camino, pero es un honor escucharlo.
Me lo encontré incontables veces en el Panorámico, en Mercaderes y en San Francisco. A veces, acompañado de su esposa, María Esther Basurco. En una de esas ocasiones, nos detuvimos a conversar sobre Mariano Melgar. Unos estudiantes de antropología lo habían invitado a dar una charla sobre el vate arequipeño.
Me preguntó:
—¿Irás?
—No puedo, doctor, porque en las mañanas enseño en un colegio. Allá… en Mariano Melgar —respondí.
Luego, me preguntó qué tema me gustaría que tratara, y yo le dije:
—Quizás sobre la naturaleza fenotípica o étnica de Melgar, recordando los dibujos que lo representan como un europeo y aquellos que lo muestran como un hombre mestizo con rasgos predominantemente andinos.
La ocasión más difícil ocurrió un atardecer en Mercaderes, a la altura de una sede de la Librería San Francisco. Me acerqué para saludarlo, pero cuando escuchó mi nombre, visiblemente molesto, me dijo que no quería saber nada de mí. Me dejó consternado.
Resulta que unos amigos suyos, abogados, le dijeron que yo había escrito un libro sobre Melgar, cosa que nunca ocurrió, y que, además, no citaba su trabajo. Entonces, traté de aclararle la situación, y creo que logré demostrarle que lo único que había escrito sobre Melgar era un artículo que aparece en mi obra sobre el Cementerio de la Apacheta, y que, aunque no tenía su libro, sí lo citaba. Le expliqué que cómo no lo iba a citar si alguna vez nos habíamos encontrado y conversado al respecto.
—¡Evento al que no asististe! —me dijo.
Y yo le respondí:
—Estaba trabajando, doctor, como le mencioné en aquella ocasión.
Se tranquilizó. Sin embargo, debo confesar que en ese momento experimenté desconcierto. Preocupado por su edad y por el impacto que mi acercamiento pudo haber tenido, decidí alejarme.

Años después, en 2018, organizamos un homenaje a Carlos Meneses Cornejo, con la publicación de un libro sobre su vida y un opúsculo de saludos. Sabiendo que María Esther había publicado en Arequipa Al Día (que dirigió don Carlitos), la invité a escribir unas palabras de homenaje. Grata fue mi sorpresa cuando respondió, además, con un segundo texto suscrito por los hermanos Gustavo y Xavier Bacacorzo. ¡Genial! Y aún más grato fue que asistiera al evento, realizado en la Biblioteca Mario Vargas Llosa, espacio vinculado a un novelista del que discrepó y renegó en más de una ocasión. En medio de la incertidumbre que domina los sentidos, me acerqué y el doctor me saludó con familiaridad. Le dije: «¿Y usted cuándo se deja hacer un homenaje?», mientras me mostraba, de un cartapacio que llevaba en las manos, una serie de artículos y algunas biografías de él, pues su trayectoria aparece en diccionarios locales y nacionales.
Lo más inolvidable aún fue el abrazo que se dieron con Eusebio Quiroz, con quien habían tenido una serie de polémicas académicas sobre temas como la Guerra del Pacífico o la llamada “Revolución del 50”. Ambos se preguntaron cómo estaban y se desearon lo mejor.
Luego llegó la pandemia, y no volví a verlo. Supe de él por los correos electrónicos que compartimos con su esposa, cuando lo invité a participar en el libro Voces de la poesía peruana (Parihuana, 2021).
En ciertos libros, he leído que nació en 1931. En mi antología aparece el año que consulté en registros oficiales, 1930. Sin embargo, en una de nuestras comunicaciones, María Esther me comentó que fue en 1932. Todo en él siempre fue un misterio, lo que lo convierte en un intelectual único, sin igual.

Xavier fue un personaje excepcional por múltiples razones; pero era, en esencia, hombre; un hombre de letras, y ser un hombre de letras implica profundas lecturas, inolvidables diálogos, polémicas, reflexiones humanísticas, aciertos y desaciertos. Por eso, resulta más sencillo comprender al hombre que fue, al que hoy recordamos, porque la congoja y el pesar que acompañan el ocaso de la existencia, nos permiten entender de mejor manera el orden de las cosas, asimilar los recuerdos con reconciliación y valorar esos buenos momentos, apreciando cada circunstancia de aprendizaje, cercanía y alejamiento en nuestras vidas. Xavier fue uno de los personajes de la vieja escuela, cuya obra es clave para comprender los procesos históricos-literarios del siglo XX y una época crucial en nuestra ciudad.
Cultura
Álvaro Vargas Llosa: su pareja lo deja, la ex contraataca y Bayly opina
Un dolor de muelas en el corazón. Así es la vida amorosa de Álvaro, quien ha tenido que vivir un duelo doble, primero por la muerte de su padre nuestro premio Nobel, y después la ruptura relámpago de su pareja de origen libanés. Aquí los pormenores.

Published
1 semana agoon
27/04/2025
¿Cuándo se jodió Álvaro? Quizás fue en este 2025 cuando su romance terminó de manera inesperada. O tal vez en 2021 cuando dejó atrás la solidez de un matrimonio de casi treinta años por la aventura de rejuvenecer con una nueva pareja. Sea que Álvaro esté mirando la Gran Vía de Madrid o desde la Diagonal de Barcelona, es muy seguro que ve al mundo desde donde esté como la Avenida Tacna, sin amor.
Nada se va, Nada se fue
En una carta publicada en el diario El País, el conferencista reveló que su pareja lo abandonó en el momento más difícil de su vida. Según relató, mientras él lidiaba con el dolor de la muerte de Su padre, Mario Vargas Llosa, Nada regresó a su país natal sin ofrecerle ninguna explicación, poniendo fin a su relación de cuatro años.
“Pues te cuento, ya que el diálogo continúa, que, como todos los dramas, el tuyo tiene un toque tragicómico: mientras tú agonizabas, morías y se iniciaba mi duelo, mi pareja… regresó a su país para siempre sin que medie una conversación de despedida”, escribió Álvaro en una carta abierta en El País, titulada “Elogio fúnebre de mi padre”. El ensayista de 59 años no solo rinde homenaje al legado intelectual y humano de Mario Vargas Llosa, sino que también comparte con los lectores el doloroso momento personal que le tocó vivir paralelamente al duelo familiar. En el texto, da entender que Nada se fue sin ofrecer una despedida o una explicación clara.
De inmediato como si fuesen las mismas Erinnias de Esquilo, aparecieron como glosistas de la carta su ex mujer y su ex amigo (¿?).
La ex esposa contraataca
Con garbo y elegancia, Susana la ex de Álvaro, lanzó un tweet que hace volar la imaginación de los internautas:
«Dos palabras: Efímero: pasajero, de corta duración y Mentecata: tonto, fatuo, falto de juicio, privado de razón. A buen entendedor, pocas palabras»

Álvaro Vargas Llosa y Susana Abad.
No solo eso, la ex esposa de Álvaro Vargas Llosa reconfiguró su biografía en Instagram, llamando la atención de los usuarios en lo que obviamente es una clara indirecta hacia su exesposo: “El mundo es redondo y da muchas vueltas”.
Además, compartió una serie de imágenes acompañadas de frases reflexivas, como “Confía en la intuición, te avisa antes que la razón”, “Que la sed no te haga beber del vaso equivocado” y “Cada uno da lo que tiene en su corazón”.
Álvaro Vargas Llosa y Susana Abad se casaron en 1992 y, fruto de su romance, nacieron tres de sus hijos: Julio, Leandro y Aitana. Sin embargo, después de dos décadas de matrimonio, la pareja decidió separarse en 2021, sorprendiendo al público. La noticia se dio a conocer de manera insólita y poco convencional: Susana, en lugar de hacer un comunicado o de hablar con la prensa, cambió su biografía en Twitter, afirmando que estaba en “proceso de divorcio”.
Como si no hubiera quedado suficientemente claro que su relación con Álvaro Vargas Llosa había llegado a su fin, Susana Abad compartió un mensaje revelador: “Una vez le dijeron: eres muy bella para estar sola. Ella respondió: Nada de eso, soy demasiado maravillosa para estar con cualquiera”. A lo que añadió: “Pues eso”, subrayando de manera definitiva que no había marcha atrás en su decisión.
Una vez consumado el divorcio, no pasó ni un mes para que el hijo mayor de Mario Vargas Llosa presentara públicamente a su nueva pareja: Nada Chedid, una traductora libanesa a quien conoció en 2006 y con la que retomó contacto en 2020, justamente cuando aún estaba casado con la madre de sus hijos. En ese momento, comenzaron a circular rumores que sugerían que la relación con Nada había sido un factor decisivo en la disolución definitiva de su matrimonio.

Nada Chedid y Álvaro Vargas Llosa.
Y para colmo Bayly
Para el periodista, la revelación de Álvaro resulta inoportuna, y es que no fue el momento para dar un anuncio como este por lo que lo calificó de ‘desatinado’.

“Es una carta preciosa, un texto muy bien escrito y seguramente muy bien leído. Pero, ¿tenía que revelar Álvaro, al final de esta carta de despedida a su padre, que su novia lo había despedido? Yo creo que fue un paso en falso. Creo que fue un anuncio desatinado, inoportuno en esa circunstancia”. Y luego agregó: “Álvaro no debió contar algo tan íntimo, tan personal, en los funerales de su padre. Y es evidente, para mí, que si ya lo había contado y luego tomaba la decisión de publicar el discurso en el diario El País de España, pudo haber suprimido esas tres líneas quejumbrosas. Me parece un paso en falso”.
Cultura
Día Internacional del Libro 2025: en promedio, menos de dos libros al año lee un peruano
Este 23 de abril se celebrará importante fecha en distintos países del orbe y en comparación con otros países de la región estamos muy por debajo en lectura.

Published
2 semanas agoon
22/04/2025
Uno de los inventos más grande de la humanidad no requiere de electricidad, ni de modernas tabletas, y tampoco del pago de una suscripción, solo sostener en sus manos aquellas hojas que conforman una historia fascinante, misteriosa, reveladora o sumamente intrigante.
Cada libro es una historia diferente, puede que el tema sea el mismo, pero la manera y estilo de escribirlo, y sobre todo de imaginar cómo se desarrolla la trama, hace que ninguno de ellos sea idéntico. También influye la etapa en que lo leamos, ya sea de muy jóvenes, ya adultos o en nuestros años otoñales.
En épocas de inteligencias artificiales, mega computadoras, plataformas que encadenan a las personas a deslizar su dedo de abajo hacia arriba, los libros han quedado relegados en algún rincón de la casa. Ya pocas personas se toman el tiempo de ‘desconectarse’ de la vorágine del mundo entrampado a un enchufe y una conexión a internet; podría calificarse como ‘rara avis’ a aquellas personas (hombres, mujeres o niños) que están en la calle concentrados en algún capítulo de su novela favorita.
A propósito del Día Internacional del Libro a celebrarse este miércoles 25 de abril, cabe recordar que menos del 50 % de peruanos ha leído un libro, según la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) realizada en el año 2022, teniendo como universo de encuestados a personas entre los 18 y 64 años.
En estricto, de acuerdo a las cifras arrojadas por la ENL, el peruano en promedio lee 1.9 libros al año, cifra sumamente baja a comparación de otros países en la región. Por ejemplo, en Argentina sus ciudadanos leen 6.4 libros año, de acuerdo a la Cámara Argentina del Libro. En tanto, en Brasil se lee 4.7 libros. Nuestro vecino país de Chile lee en promedio 3.9 libros al año, de acuerdo a data recabada por la Biblioteca Nacional de Chile.

Factores del bajo nivel de lectura en el Perú
Una crítica que se tiene que realizar a todos los padres de familia es el no acostumbrar a sus hijos a coger un libro en su tiempo libre, optando por entregarles un celular para su distracción lo que hace que a la larga se pierda el hábito de la lectura de manera voluntaria.
Otro de los factores es la aparición de distintos medios digitales. Los peruanos se han ‘mal acostumbrado’ a leer solo las portadas y un poco de texto, desechando cualquier otro tipo de información más detallada.
Y cómo no soslayar el hecho de los altos precios de algunos libros, espantando a muchos ciudadanos de querer adquirirlos. Cabe recordar que nuestro país es mayoritariamente informal y acceder a un libro, ganando solamente el sueldo mínimo, puede representar un gasto considerable en la economía de una persona.

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