Presentamos un anticipo del libro del periodista Carlos Paredes titulado «El perfil del laqarto», que fue publicado en el semanario Hildebrandt en sus trece. Este capitulo revela la creencia del expresidente Martín Vizcarra en lo esotérico y las decisiones que tomó consultando a Hayimy.
«Martín Vizcarra conoció a su guía espiritual en la presidencia por una casualidad de la vida. Era la tarde del sábado 24 de junio del 2017 y ambos coincidieron en la primera fila de un avión de Latam que estaba a punto de partir a Tacna. Ese día un voraz incendio en las galerías Nicolini, de la avenida Argentina, en Lima, acaparaba la atención de los medios. El discreto primer vicepresidente Vizcarra viajaba a Moquegua a ver a su familia, pero lo hacía vía Tacna porque en el aeródromo de su ciudad no podían aterrizar aviones Boeing 727 con capacidad para más de cien pasajeros. Vizcarra había dejado de ser ministtro de Transportes hacía unas semanas, obligado a renunciar por la firma de la adenda en el contrato para la construcción del aeropuerto ele Chinchero, en el Cusco. Mantenía el cargo de primer vicepresidente, sin tarea conocida, tampoco sueldo. Estaba solo, aunque en los vuelos domésticos no hay primera clase, la primera fila se reserva para los pasajeros VIP o para los que paguen por esa ubicación. El vicepresidente era considerado un VIP. Para cuando Vizcarra entró en el avión, en la primera fila de la izquierda estaba sentado un hombre moreno, de contextura gruesa, cabello negro y corto, bastante amable. Vizcarra lo reconoció y lo saludó con su nombre artístico:
«Hola, Hayimy». Ese saludo fue respondido con otro amable: «Buenos días, ministro Vizcarra, qué gusto conocerlo personalmente». El vidente Hayimy iba de gira a la ciudad ele Tacna. Durante el vuelo hubo química lo que se llamaría en términos esotéricos «buena vibra» entre ambos. Vizcarra le confesó que su esposa Maribel era una asidua seguidora del programa radial ele Hayimy. En los 90 minutos que demora un avión en conectar las ciudades de Lima y Tacna, el vidente respondió a
todas las interrogantes, dudas existenciales y angustias que el vicepresidente se atrevió a hacerle, una tras otra. Hayimy dice que percibió su soledad política, le vaticinó que pronto saldría del país. «Lejos de hacerle un mal, le están haciendo
un bien, señor Vizcarra; usted regresará como presidente del Perú», recuerda Hayimy que le elijo a Vizcarra a diez mil pies ele altura en pleno vuelo. Presagio que Vizcarra escuchaba con cierto asombro, calladamente.
Entonces hizo la pregunta inevitable: «¿Seguro?». «Confirmado, señor Vizcarra», respondió el vidente. Aterrizaron en Tacna, intercambiaron contactos por WhatsApp y se despidieron. Así se iniciaría una relación constante, fluida y dependiente entre el vidente y Vizcarra a su paso por la vicepresidencia, la embajada en Canadá y la presidencia.
No pasó ni una semana desde el vuelo a Tacna para que Martín Vizcarra invitara a Hayimy a su casa. El vidente estaba en su tierra, Piura, exactamente en el balneario de Órganos, desde donde regresó para visitar al político. En su departamento de la calle Dos de Mayo en San Isidro lo esperaban Vizcarra y su esposa Maribel Díaz. El vidente dice que ahí le confirmó que se iba como embajador a Canadá, que lo haría con toda su familia, incluso con tres de sus cuatro hijos, los que estaban en el colegio y la universidad. Esa tarde la pregunta recurrente de la pareja era qué iba a pasar después de su estancia por la embajada de Perú en Canadá. Hayimy se reafirmó en su vaticinio del avión: «Usted regresará para ser presidente del Perú. El señor PPK tendrá muchos problemas, dará un paso al costado». El vidente dice que con este escenario Vizcarra se quedó más tranquilo. Feliz.
Martín Vizcarra entregó sus credenciales como embajador del Perú en Canadá algunos meses después del inicio de su relación con el vidente Hayimy, exactamente el 23 de octubre del 2017. Lo hizo en el Palacio de Rideau Hall, en Ottawa, ante la gobernadora general de Canadá Julie Payette. El vidente sostiene que, en todo ese tiempo, desde que partió a Canadá y durante toda su gestión como embajador hasta marzo del 2018, la comunicación fue fluida, siempre por WhatsApp, tanto por mensajes de texto, como, en ocasiones, a través de llamadas.
Cuando asumió la presidencia, apenas instalado en Palacio, ese viernes 23 de marzo del 2018, lo primero que hizo Vizcarra, incluso antes de juramentar a su gabinete ministerial, fue citar a Hayimy para las dos de la tarde del día siguiente, el sábado 24. Se reunieron por más de tres horas en el salón Grau de Palacio de Gobierno, adyacente a su despacho, en lo que se llama internamente la cápsula presidencial. Hayimy recuerda que esa primera vez, de la veintena de ocasiones que ha visitado a Vizcarra en su despacho y residencia presidencial, lo recibió el jefe de Seguridad de Palacio de Gobierno, el coronel de la Policía Jesús Manuel Vásquez Vásquez. El oficial tenía la indicación expresa del presidente ele que su invitado no pasara registro alguno; ingresaba solo cruzando el arco magnético de la puerta trasera, la adyacente a Desamparados.
Hayimy Jesús Aleman Herrera, que es el nombre de pila de uno de los videntes más famosos del Perú, nació en la Nochebuena de 1974, en Talara, Piura. En los últimos años se ha convertido en uno de los más cotizados videntes del medio local debido a lo aceitados queson sus vaticinios. Los archivos periodísticos dicen que, por ejemplo, Hayimy predijo el terremoto de Pisco del 2007 en un programa de RPP (Radioprogramas), todavía entonces conducido por José María Salcedo. En internet está la grabación de su terrible revelación que todavía asombra. Uno de sus recientes e increíbles vaticinios fue haber adelantado, veinticinco días antes, la muerte de Alan García. Lo dijo un sábado por la mañana en la cabina de Radio Exitosa, mientras era entrevistado por el periodista Nicolás Lúcar: «Veo que un político tradicional, un político fuerte, que ha hecho historia va a fallecer pronto». Lúcar sorprendido le dijo: «Luis Bedoya Reyes acaba de cumplir cien años, será él». El vidente, que ese día vestía completamente de blanco, con un rosario que resaltaba colgado en el pecho, agarrando sus cartas con la mano derecha, dijo con mucha seguridad: «No se trata de Bedoya, él ya cumplió su ciclo; yo veo a otra persona que, lamentablemente, partirá a la otra dimensión». Ese sábado era 23 de marzo del 2019, Nicolás Lúcar se aseguró de recalcarlo al final de la entrevista para que quedara grabado. El miércoles 17 de abril, muy temprano en la mañana, el expresidente Alan García terminó con su vida después de resistirse a que un fiscal del Equipo Especial Lava Jato lo detuviera preliminarmente, acusado de recibir dinero de la empresa Odebrecht. Hayimy dice que él lo dijo primero, lo dice sin jactancia, más bien con algo de tristeza. La grabación de la entrevista con Lúcar lo confirma.
Hay que decirlo: Hayimy ha mantenido absoluta reserva de su condición de consejero permanente del presidente Vizcarra. Sin embargo, más de veinte visitas a Palacio de Gobierno, en dos años -durante la pandemia solo lo visitó en dos ocasiones-, no son invisibles para los demás asesores, miembros de seguridad, mayordomos, secretarias y funcionarios que a diario circulaban por la casa de Pizarro. Es imposible guardar secretos con tanta gente que se le puede cruzar en la puerta, en los pasillos. Además, la policía también tiene un registro reservado de todos los que ingresan a la sede de gobierno, así el presidente ordene no apuntarlo en los anales oficiales. Una cosa es el registro oficial, que están obligados a hacer público por ley de transparencia, y otro el registro de la seguridad del Estado, a la que, en teoría, no se le puede pasar veinte veces un anónimo visitante del hombre más custodiado del país.
La primera reacción de Hayimy cuando lo llamé para pedirle su versión respecto a su relación con Vizcarra fue preguntar casi con tono de ampayado: «¿cómo te has enterado?». Cuando le expliqué detalles de su vínculo vidente-presidente, reconstruido con lujo de detalles gracias a otras fuentes cercanas al expresidente, aceptó y decidió dar más detalles. Empezó aclarando que nunca le pidió algún favor o canonjía a Vizcarra. «Ni siquiera cuando me invadieron mis terrenos en Órganos le pedí ayuda», dice con autosuficiencia. Explica que, desde su segundo ingreso a Palacio de Gobierno, por orden del presidente, era Karem Roca la que lo esperaba en la puerta de Desamparados para conducirlo directo, sin ningún registro ni físico ni electrónico, al encuentro con el presidente Martín Vizcarra. Tres fuentes del primer círculo de asesores del expresidente y una fuente de inteligencia policial confirmaron las periódicas reuniones con el vidente hasta febrero del 2020. Hayimy sostiene que diariamente se comunicaba con Vizcarra vía WhatsApp desde muy temprano, a las 5:00 o 5:30 a. m. En ellas, se escribían o hablaban sobre temas puntuales del día a día en el gobierno. Dice que guarda todos los mensajes.
Las citas quincenales se habrían suspendido porque alguien, probablemente Miriam Morales, una de las que sí conocía de la existencia del vidente, le habría dicho al presidente que Hayimy estaba contando secretos de Estado a algún amigo periodista ele Radio Exitosa, donde tenía un programa todos los viernes y sábados desde las diez de la noche.
Hayimy dice que dos veces hizo ceremonias de limpia y florecimiento en el despacho presidencial, llevó espadas, flores, y toda la parafernalia propia de su oficio. Que otras dos veces ingresó a la residencia presidencial, en el segundo piso de Palacio, donde fue recibido por el presidente y su esposa. Que Martín Vizcarra siempre se reunía a solas con él, unas veces en la sala Bolognesi, que es el mismo Despacho Presidencial, y otras en la sala Grau, que está al costado, destinada a las reuniones de trabajo del presidente, porque tiene una mesa para diez personas. El presidente Vizcarra le consultaba de todos los actos de gobierno y de las personas de su entorno, ministros, vicepresidenta, asesores y hasta secretarias. Su pregunta más recurrente era qué tan leal le eran a él. Hayimy asegura haberle recomendado cambiar a algunos ministros que él veía llenos de ambición y deslealtad. También le dijo que no confiara en la vicepresidenta Aráoz, a quien veía poco sincera, sin ganas de ayudarlo; al contrario, quería su puesto. Los hechos demostrarían que Vizcarra le hizo caso a su vidente: desembarcó desde el día uno de su mandato a Mercedes Aráoz, aunque ella decidió apoyarlo como su operadora política en el Congreso, como ha detallado en sus memorias.
Un exasesor del presidente Vizcarra contó como anécdota que el vidente solía aconsejarle que nunca juramentara a sus ministros en la noche, que eso era malo, debía hacerlo por la mañana. Preguntado Hayimy, confirma la versión explicando que el argumento técnico, desde su expertise como aficionado a la astrología y a la futurología, es que «Mercurio está retrógrado. Si quieres tener éxito nunca hagas cosas de noche, siempre al mediodía». Los anales de juramentos ministeriales indican que, en este detalle, aparentemente banal, también era escuchado el vidente.
Pero hubo consejos más serios del vidente. Hayimy dice que le dio luz verde para que cerrara el Congreso; sus capacidades extraordinarias para ver el futuro le permitían visualizarlo como un ganador en el pulso con un Congreso agresivo, díscolo y confrontacional. La gente estaría con él y, lo que más le preocupaba a Vizcarra, no iba a tener futuros problemas legales. Hayimy solo le diría que veía un futuro prornisor, iluminado, sin problemas. Que no tuviera miedo a las acusaciones, que todo iba a salir bien. Que se atreviera. Y así lo hizo.
El vidente Hayimy, al igual que el argentino Maximiliano Aguiar, reclama que su aseso• rado más importante desestimó algunos de sus consejos capitales. Explica que le advirtió que iban a traicionarlo algunas personas del primer círculo de su confianza. Todas mujeres. Pero él no le creyó. Le dijo también que no le diera más cabida a Richard Swing, pues este usaba indebidamente su nombre. «Pero el presidente no me hizo caso», se queja amargamente Hayimy, algunos meses y escándalos después.
Hayimy, después de veinticinco minutos de entrevista, se animó a presumir que él le adelantó, mucho antes de que llegaran unos indescifrables cables procedentes de China, que un extraño y letal virus aparecería para amenazar el planeta. «Veo algo muy grave, presidente, algo devastador, sin precedentes», afirma que le dijo a inicios del 2020, poco antes de que lo indispusieran con él. Según su versión, el presidente solo atinó a pedirle que no alarmara a la gente en su programa de radio, que no era bueno causar pánico; había que ser prudentes.
Hayimy solo decidió hablar de su relación con el expresidente después ele escuchar que había por lo menos cuatro fuentes adicionales y un cúmulo de hechos fácticos que demostraban, por lo menos sus constantes ingresos a Palacio de Gobierno cuando Martín Vizcarra fue presidente. Hayimy aclara que nunca fue asesor presidencial, solo guía espiritual de su amigo Martín Vizcarra, con quien, asegura, continúa manteniendo contacto.
Sea como fuere, lo que sí es un hecho corroborado es que este vidente ingresó subrepticiamente a Palacio de Gobierno, lo que es una violación de la norma de transparencia vigente. Hayimy también se ha negado a revelar cuánto cobraba por ser el «guía espiritual» del presidente, arguyendo que es parte de su secreto profesional. Pero en una conversación privada con amigos de la radio donde tiene su programa, después de reiterar que nunca le había pedido nada a Vizcarra, ni favores, ni dinero, aceptó que el presidente, por iniciativa propia, le entregaba un sobre en la mano cada vez que se despedían al finalizar su visita. Todos entendieron que se trataba de dinero. Pero era un sobre pequeño, como los que antaño se usaban para mandar cartas. No los sobres radiográficos que usaban Obrainsa o JCCGSA para mandarle encargos a Vizcarra con el chofer de Hernández.»