Escribe César Costa Aish
Miércoles 6 de Setiembre. 4:35 pm. El partido de Perú contra Holanda acaba de terminar hace una hora aproximadamente, después de las entrevistas y demás cosas que programan los productores del Canal 2 han entrevistado a los futbolistas, dando opiniones a los periodistas hasta llenar el vacío horario de las 4 pm, y luego ha empezado a partir de las 4 pm un programa llamado “Válgame Dios”, una suerte de “Amor, Amor, Amor” con los mismos conductores que con el estilo del “chisme farandulesco” impuso la señora Magaly Medina a fines de los 90s gracias al sistema de dominio (y exterminio mental) impuesto por Fujimori y Montesinos.
Una semana después me vendría un sincope hipertensivo, que casi termina en un infarto. A raíz de esa experiencia decidí dejar de fumar, reducir grasas, el café y reiniciar caminatas postergadas mientras leía y escribía sobre mi tema que es Lima antigua y la historia del pisco como destilado. Cierto es el dicho de mente sana en cuerpo sano. Casi simultáneamente había participado con otras personas aportando artículos al extraordinario libro “El Pisco y su vigencia” con ocasión de conmemorar los 30 años del mismo como patrimonio cultural de la Nación, uno cuya riqueza reside en el desarrollo y precisión del articulado, porque hay otros que ponen la foto más bonita del mundo, pero una información desastrosa y todavía buscan ser premiados.
No diré cuál, pero yo no puedo acompañar una foto linda y decir que el Pisco como destilado —incluida la acepción de aguardiente tiene 500 años— si la llegada de los españoles al Perú tiene menos de 500 años y ellos traen la “vitis vinífera”, eso es una aberración, peor que una aberración es una muestra de ignorancia supina y nadie le dice al autor de ese libro “señor no se equivoque” y por el contrario en redes sociales le dicen “ay qué bonito”, “pero qué lindo”, “te felicito”, “súper, súper, súper….” por eso estamos mal y la corrupción campea en el Perú. Porque en vez de corregirnos usamos el espacio electrónico en querer ganar posición o favores de terceros a quienes no necesariamente conocemos de verdad.
A raíz de ese libro “El Pisco y su vigencia” y la búsqueda de auspicio para editarlo en apoyo a mi amiga Cesibel Sánchez quien fue la compiladora de los artículos, fotos y poemas durante tres años junto con su agrupación “Pisco y Tacos”. Por mi parte como “Pisco y Taquicardia” acudí tres veces al Ministerio de Cultura, y nunca nos apoyaron, salvo una pequeña y gentil reunión con el Jefe de Gabinete de Asesores. Le expliqué todo el contenido del libro a dos funcionarios, les remití los artículos con breve reseñas de los articulistas como me lo pidieron y luego me dijeron —con pena — que no podían apoyarnos ni con el 10 % de una edición sencilla porque no había presupuesto, de todas maneras, les agradecí, porque lo cortés no te quita lo valiente.
Me indigné y coloqué algo en mi muro de Facebook y un muy buen amigo mío me preguntó qué me pasaba y le conté por inbox. Él como peruano y trabajando en una empresa de capitales ingleses hizo la gestión para que el proyecto de libro viera la luz, y con otros pequeños productores de Pisco hicieron lo mismo. De quitarse el sombrero, aplaudir parado desde la tribuna, decir Ole y sacar pañuelo blanco indultando al toro, y después con todos ellos bailar marinera, porque se lo merecen, fue un momento de unión muy bonito, en aras de la cultura del Pisco, pero de la cultura de verdad, la que está escrita en libros y no la que otros quieren inventar sin haber leído nada y que paran diciendo “pisco peruano-pisco chileno”, pero si son.
Al paso de unos meses —en octubre— mientras poco a poco podía volver a caminar y recuperarme, hubo una feria del libro en Chile donde el país invitado era el Perú. ¿Y saben qué? No lo van a creer, los del Ministerio de Cultura del Perú, aquellos que nos negaron el apoyo para la edición del libro pidieron 25 ejemplares de ese libro “la Vigencia del Pisco” para llevarlo a Chile y mostrar la riqueza cultural del Pisco, parte de su historia, su tradición y cultura.
Claro, habían leído todo su contenido, y anotado lo que se decía. O sea, que para pedir apoyo para imprimirlo te escuchan, te miden, te sonsacan la información, pero para gastar te dicen “no hay plata” participa en un concurso de repente “haiga suerte” “¿cómo que haiga? (le dices indignado)” “claro pe joven de repente la hace linda, y a ver si por favor si se deja un pisquito, porque no hay mejor que el pisco peruano”, etc.
Y cuando te vas no sabes si reír o llorar. Pasa el tiempo y te das cuenta que los mismos –los concursos y los presupuestos — ¿están dirigidos para que ganen las empresas de las autoridades del sector? ¿O los amigos de los funcionarios? Qué vergüenza Dios mío, pero que vergüenza ajena.
Peor aún, posterior a ello el ministerio que tiene a su cargo la evaluación de las calidades del Pisco a través del concurso nacional, hace un evento muy bonito, muy lindo y hace gasto de su presupuesto, ya se acaba el año. Una entidad adscrita a él y que tiene cierta autonomía (PROMPERÚ), y otro presupuesto, hace otro gasto para lanzar una imagen del Pisco que tendrá en el exterior. Ya van dos presupuestos. Y otro Ministerio, el de Agricultura, conjuntamente con Gobiernos Regionales, que tienen otro presupuesto (hasta ahí ya van tres presupuestos ministeriales diferentes sin sumar el de los municipios y Gobiernos Regionales) gasta para ejecutar los famosos censos que se han retomado, después de muchos años para saber qué tan productivos son las áreas de cultivo de las zonas productoras de Pisco, porque no me van a decir que recién se están haciendo los censos agrarios, sino que los mismos se suspendieron hace años, décadas en realidad.
Después de ello, luego de muchos años (tres o cuatro) se logra hacer un congreso en Arequipa donde han venido tres especialistas extranjeros a decirles a los productores pisqueros como deben hacer su producto. Interesante aporte, sumamente interesante, o sea, los de afuera le dicen a los locales como hacer su producto, y para ello se ejecuta otro presupuesto, ojalá ese congreso sea positivo y se saquen buenas conclusiones, para que no se repitan en el subsiguiente y próximos congresos de Pisco lo mismo, donde los únicos que ganan son los que ejecutan el presupuesto y esta industria que cuenta con una rica historia siga viviendo en un callejón cultural compartiendo botijas y tradición y no la hipocresía de la cultura del callejón de un solo caño donde el agua se guarda en un depósito de plástico y el único que gana es el gasfitero y el que te vende el tanque de agua y sus repuestos.
La última: productor pisquero debe ser aquel que tiene bodega y hectáreas donde crecen sus cepas, sino se trata de capitales golondrinos, aquel que gaste, invierta, le cueste y al que el Estado —y no los amigos que trabajan ahí en el gobierno y te pagan con el presupuesto de todos los que pagamos nuestros tributos— proteja y promueva. Y quienes dirigen este mundillo antes de hacer congresos deberían resolver sus temas internos de inscripción, y ellos saben a qué me refiero, sino no hablen de Pisco, sino de pisco peruano y pisco chileno. Rotop… escuché por ahí.
La del estribo, que rico es caminar por las tardes una hora al menos, si van por parques es fabuloso, aunque a los dueños de perros lleven bolsitas, sino muchos catadores y Somelieres se van a quedar sin discurso, el otro día “Fido” se orinaba sobre flores blancas, “Rin tintín” lo hizo sobre flores amarillas (Margaritas) y no les diré lo que hizo “Laica” sobre lirios, azucenas y rosas rosadas, la primavera es bonita pero las mascotas comen y toman agua todo el año.
Chau.