En
1961, a los treinta años, Oswaldo Reynoso (Arequipa, Perú), publica, en Lima, su
primer libro de relatos: Los inocentes.
Esta obra lleva, como prólogo, una breve monografía de José María Arguedas
denominada Un nuevo narrador para un
nuevo mundo (1). En ella, el gran novelista andahuaylino señalaba que el
Perú, el mundo, había cambiado, y requería de nuevos escritores que pudieran
expresar, con nuevas formas de narrar, sus transformaciones; asimismo,
resaltaba que Reynoso había sabido conjugar la jerga popular con la alta
poesía.
La gran migración de la década del 50’ del
siglo pasado, debido a la industrialización de las ciudades costeras, le cambió
el rostro al Perú. Otra era la sociedad y otras eran las historias. Sin
embargo, la literatura, la narrativa, no estaba a la altura de los cambios. Ciro
Alegría, el primer escritor peruano profesional, es decir, el primero que vivió
de lo que escribía, ambientaba sus novelas en espacios rurales, y aún arrastraba
la pesada herencia del realismo decimonónico español; describía hasta las
piedras y permitía al narrador entrometerse en la historia cuando quisiera e
incluso hablarle directamente al lector. Frases como “caro lector” o “nuestro héroe”, son evidencias de que el autor no se atrevía a darle
independencia al narrador, a concebirlo como un elemento más de la ficción.
“Sentíamos angustia ante la demora de la
aparición de un hombre que interpretara en las artes este momento de
transformación”, decía Arguedas en el texto antes indicado. Y ese intérprete
llegó con Reynoso. Los inocentes fue el
giro de tuerca, la manifestación en las artes de la transformación de la
sociedad peruana. Aparecieron los nuevos pobladores de Lima: delincuentes
juveniles, adolescentes sucios, pobres y cachondos y homosexuales desenfadados.
Todos ellos hablando el lenguaje de la calle y moviéndose en los espacios más
sórdidos de la ciudad. El sexo, la delincuencia, la prostitución, la
homosexualidad, la miseria, la soledad, se expusieron de manera descarnada, sin
el antifaz de la hipocresía. El nuevo país fue develado en su estado puro. Esto
escandalizó a los sectores conservadores, a los puritanos; más de uno pidió que
se excomulgue a Reynoso, que se le cancele su título de profesor y se prohíba su
obra. Y esa grita indignada desvió las miradas e impidió que se analizara, en
su debido tiempo, los aspectos narratológicos del libro.
Los primero párrafos de Los inocentes son realmente innovadores. No había nada semejante
hasta entonces en la narrativa peruana:
“Metió
las manos en los bolsillos y fue más hombre que nunca.
El semáforo es caramelo de menta:
exquisitamenta. Ahora, rojo: bola de billar suspendida en el aire.
El
sol, violento y salvaje, se derrama, sobre el asfalto, en lluvia dorada de
polvo.
Así me gusta: bajo el sol, triste, y con las
manos en los bolsillos. (Solo los viciosos tienen esa costumbre). ¡Al diablo
con la vieja! Con las manos en los bolsillos. Porque quiero. Porque me da la
gana” (2).
La luz verde del semáforo es un caramelo de menta. La roja, una bola de billar. El sol de la tarde, la luz del crepúsculo, una lluvia de oro. Más que la descripción, el narrador privilegia la impresión. La realidad aprehendida instantáneamente, al vuelo, por los sentidos. Ya no tiene tiempo, está de paso, y por eso, más que pintar un gran cuadro, pretende, con pinceladas rápidas y lo más pictóricas posibles, expresar aquello que logra captar. La realidad no tal como “es”, sino tal como él la “siente”.
Pero
¿cómo alcanzó Reynoso esta brevedad narrativa, trucar descripción por
impresión? El primer esfuerzo por liberarse del pesadísimo legado descriptivo
del realismo, lo hizo, en el Perú, Martín Adán. En La Casa de Cartón (3), el narrador es breve, sumamente conciso, y
apela a los colores, los olores y los sabores; más que a la descripción, a las
impresiones sensoriales. Y Reynoso reconoció en muchas oportunidades esta
influencia. Y reconoció, asimismo, que a través de Martín Adán llegó a Juan
Ramón Jiménez.
Juan Ramón Jiménez inventó la técnica del
calidoscopio. En el libro Antolojía, hay
una sección de prosa, en ella hay una parte denominada Josefito Figuraciones, y
aparece el texto titulado Su Madre. Ahí se puede apreciar la clave de su
técnica:
“La
pasaba con sus ojos al calidoscopio, y allí dentro, dando vueltas despacito al
tubo azul y oro, deteniéndolo donde más le gustaba, vivía una historia (…)…Al
girar el mágico tubo, las figuras se abrían súbitas y se componían otra vez en
flores colgantes, pensiles ricos, preciosa estampa presente, pero aún sin
relación (…)…El calidoscopio, flauta de sus ojos, le seguía contando y cantando
su cuento…” (4)
El calidoscopio o caleidoscopio es un aparato de observación en forma de tubo, con tres espejos interiores que, unidos en forma de prisma, multiplican las imágenes. El tubo gira, y, a cada giro, los planos son otros y las imágenes cambian. Es decir, planos e imágenes cambian conforme camina el observador y conforme gira el tubo. Eso obliga a una captación rápida, instantánea, de imágenes que casi no guardan relación. Aun así, aunque de manera fragmentada, el tubo, las imágenes, van contando una historia. Pero el narrador está contra el tiempo, ya no puede detenerse horas o quizá días o semanas para observar una catedral, una plaza, una calle. Si antes Clarín, en La Regenta, necesitaba más de cuatrocientas páginas para describir un pueblo pequeño y olvidado, el narrador de ahora debe captar, en unas cuantas pinceladas, quizá en segundos, lo que encuentra a su paso.
Y luego viene la mente que habla, la
conciencia que fluye. El narrador ha desaparecido y ha dado paso al personaje,
a Cara de Ángel. Y este reflexiona, se interpela, tiene un turbulento mundo
interior. Está en constante lucha con su súper yo, con su entidad controladora.
Y su conciencia es un campo de batalla. ¿Por qué quieres estar con las manos en
los bolsillos? Porque así acostumbran estar los viciosos. ¿Quieres ser un
vicioso? Sí. Pero, frente a ese deseo, surge la figura de la madre, la
representación de los valores morales. Pero él se decide por el vicio. ¡Al
diablo con la vieja! El monólogo interior se transforma en un diálogo, en la
confrontación consigo mismo. El súper yo es el espejo que interpela, que
encara. Es el tú interior. El yo y el
súper yo, el yo y el tú, hablan, discuten, pelean en la mente
de Cara de Ángel.
Para ello, Reynoso se ha valido de otro procedimiento: el monólogo interior. Técnica esta aprendida de James Joyce; específicamente, de la lectura de El Ulises, del fluir de la conciencia de Molly Bloom. Y ha conseguido que esta otra funcione de manera conjunta, imbricada, con la del calidoscopio. Y el resultado es realmente sorprendente. Se produce un juego de ida y vuelta, de doble sentido. La realidad que ingresa, y la subjetividad que sale. Un movimiento de afuera para adentro (la captación instantánea del mundo exterior) y de adentro para afuera (la manifestación de la conciencia).
Y ambas técnicas resultaron las más adecuada
para su estilo. Estilo en el sentido que lo considera Nabokov, es decir, no
como una herramienta o procedimiento, sino como la manifestación de un
componente intrínseco característico de la personalidad del autor. Componente
que, a su vez, está hecho de muchos otros elementos, como los manierismos, las
obsesiones, las imágenes, etc., y que se refleja, más que en la estructura de
la obra, en la escritura, en el cuerpo narrativo. Y el estilo de Reynoso es
intensamente lírico, poético, sensorial. Y está marcado por una obsesión: la búsqueda
de la belleza juvenil. Pero la belleza que persigue Reynoso no es la clásica y
convencional que el pintor Gustav von Aschenbach halla en Tadzio, sino la que
habita en los rostros y cuerpos de los jóvenes zambos y mestizos, cholos, de
los barrios miserables, en la pura y salvaje sensualidad de los efebos peruanos.
Pero el estilo también está sujeto a
influencias. Y en el estilo directo libre de Reynoso reconocemos la de
Flaubert, de Madame Bovary. Y en el uso
del habla popular, la de Jean Genet. Porque jerga y poesía no son antitéticos.
Al contrario, se conjugan, se refuerzan. Para Sartre, ambas derivan del mismo
idioma poético. La jerga representa la tentativa de una sociedad marginada,
parasitaria, para compensar, por medio del lirismo y la invención de palabras,
un enorme déficit verbal. Así lo entendió también Reynoso. Él señalaba que “la
jerga es la expresión más poética del lenguaje”, y que descubrió el vínculo
entre poesía y lenguaje popular leyendo el ensayo de Sartre San Genet: comediante y mártir (5).
Con esos medios, esas técnicas y ese
estilo, Reynoso escribió Los inocentes,
develó el verdadero rostro del Perú, aquel que se ocultaba debajo del antifaz oficial.
Y el Perú reaccionó, más que indignado, horrorizado al ver su imagen reflejada
en el espejo de la monstruosidad capitalina. Fue como si un adolescente Narciso
se espantara de ver, en la superficie del agua, en vez de su belleza, su brutal
transformación.
Oswaldo
Reynoso llega a Lima en 1951, a los veinte años de edad, a estudiar para
profesor en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones, que funcionaba como
internado y tenía su sede en el distrito de Jesús María. En sus días libres,
los fines de semana, se quedaba en la casa de una tía, que quedaba en Breña, en
el jirón Recuay. Formado alrededor de algunas fábricas, Breña era un barrio populoso,
de obreros migrantes, que contaba, entre sus puntos de distracción, con bares y
recreos de juegos de tejo y sapo. Más adelante, en 1953, el Instituto se
traslada a Chosica, a la zona de La Cantuta, y Reynoso se tiene que mudar a ese
lugar. Y cambia también su itinerario; tal como él mismo refiere: “en La
Cantuta me encuentro con compañeros que tienen familiares que viven en Lima y
vamos a pasar el fin de
semana con ellos y comienzo a ir a billares, a cantinas, a diferentes sitios de
Lima. O sea, no solamente estoy en un barrio. Yo estoy en La Victoria, en
Barrios Altos, en El Rímac, por la diversidad de amigos que tenía… …Yo ya
recorría todos los bares de Chosica, y en Lima, El Palermo, y luego tenía
amigos en todos los barrios de Lima, en cantinas, en billares, recorría todo…”
(6).
Y esa vocación de caminante, de flaneur, del
autor, se hace evidente en Los inocentes.
En el primer relato, denominado Cara de Ángel, el personaje hace un recorrido
por conocidas calles y plazas del centro de Lima. Y, mientras camina, va
observando, captando. El recorrido es este:
“Entró
por Moquegua al jirón de la Unión (…)…Elástico y calmo, avanza por el Jirón de
la Unión (…)…Llega a la plaza San Martín. El sol opaco y terrible cae sobre los
jardines. Obreros, vagos, soldados y marineros duermen en el pasto: sueño
sudoroso, biológico, pesado (…)…Llega al Paseo de la República… (Reynoso,
1992: 19-22-23-25)
La calle es el espacio principal,
predominante, y en ella discurre prácticamente la vida de los adolescentes que
conforman la collera. Luego vienen, en menor rango, el bar La Estrella, de
propiedad de don Mario; el billar, donde gobierna el antihéroe Choro Plantado;
el salón de belleza del homosexual Manos Voladoras; y una comisaría de la
policía, donde repasa, mentalmente (porque se rehúsa a declarar), su última
fechoría el delincuente juvenil El Príncipe. Pero, como dijimos, el observador
está de paso, es un paseante, y no está interesado en retratar esos espacios
sino simplemente en darnos la percepción que tiene de ellos. Más que transmitir
la realidad, a él le interesa dar una “ilusión” de la realidad. Y para ello, si
bien describe algunos aspectos de la realidad, pone mayor énfasis en las
sensaciones e imágenes que esta le produce.
“Atraviesa la calle y se dirige a la parte
más tupida y oculta del Parque de la Reserva. (Pantalones negros, azules,
celestes: camisas rojas, negras, amarillas se estremecen delirantes entre ramas
verdes) (…) …Cara de Ángel se queda echado en el pasto. Los árboles recortan en
pedazos el cielo nublado, caluroso, sucio, sucio, sucio”
(Reynoso, 1992: 25-29).
Las camisas de varios colores deliran entre
el verdor de la vegetación. Pero las camisas no deliran; es el observador quien
tiene la percepción de delirio. Los árboles despedazan el cielo, y los retazos
son sucios, muy sucios, mugrientos. Pero el cielo no es sucio; es el observador
quien tiene la percepción de suciedad. Descripción breve, escueta, que va a funcionar
en la medida que produce sensaciones e imágenes.
“Plaza
San Martín: bocinas, pitos, ultimoras, tranvías bulliciosos. El cielo, pesado y
ardiente, sofoca. La sangre arde…” (Reynoso, 1992: 24).
El espacio no es solo el lugar, sino también
todo lo que lo envuelve: olores, sabores, colores, sonidos. El ruido de las
máquinas, del tranvía y los automóviles, se confunde con las voces humanas.
Ultimoras es la voz del canillita que vende el diario Última Hora. Sensación de
caos y sofocación. Hasta el cielo se sofoca. Está que arde. Y ese caos, esa
sofocación, hace arder la sangre del observador. La realidad transforma,
condiciona al observador. Pero, a la vez, es él quien hace delirar a la
realidad.
Observamos acá, en esas sensaciones e
imágenes transmitidas por Reynoso, que se ha producido aquello que se conoce
como “el correlato objetivo” de la función poética. Según T.S. Eliot, el autor
de esta teoría, la poesía surge, como modo de expresión artística, cuando un
grupo de objetos, situaciones, acontecimientos, hechos, es decir, todo aquello
que conforma la realidad, determinan una experiencia sensorial y provocan una
emoción inmediata. Y eso se da en Reynoso. Porque él es un creador de altísimo
lirismo, un poeta. Y transmite “su” realidad. La percepción que tiene de ella.
Las emociones e imágenes que, a cada tramo, en cada calle, Lima le transmite.
En Los
inocentes, Reynoso focaliza el espacio a través de sus personajes; son Cara
de Ángel, El Príncipe, Carambola, Colorete y El Rosquita quienes ostentan el
punto de vista. Sin embargo, el espacio no funciona como decorado ni como telón
de fondo, tampoco como personaje, el autor no ha pretendido irse al extremo opuesto.
Más bien, espacio y personajes operan en una suerte de simbiosis, ambos se
determinan y definen. Los barrios, los callejones son hostiles, sucios,
marginales. Y los personajes que allí habitan también lo son. Pero sucede que
el autor no nos ha descrito los barrios ni los callejones de esa manera. Y no
obstante, tenemos la percepción de que así es. Así tiene que ser. Porque la
ciudad ha definido a los personajes. Y es a través de las acciones, el habla y
el pensamiento de estos, viendo sus
rostros, sus cuerpos, que definimos a la ciudad.
BIBLIOGRAFÍA
Adán,
Martín
1974
La casa de cartón. Lima. Ediciones
Peisa. 5ta. Edición.
Jiménez,
Juan Ramón
1982
Antolojía. Barcelona. Ediciones
Orbis.
Reynoso,
Oswaldo
1992 Los inocentes. Lima. Aladino Editora. 5ta. Edición.
Durísima sanción. Seis meses de prisión preventiva de la libertad dictó ayer el Poder Judicial (PJ), a través de la Corte del Cusco, contra Gabriel Mariano Roysi Melanio, de 30 años, investigado por atentar contra la Piedra de los Doce Ángulos en el centro histórico de la ciudad del Cusco.
La decisión fue dispuesta por el Segundo Juzgado Penal de Investigación Preparatoria Transitoria de Flagrancia del Cusco.
Será investigado por el delito de destrucción de bienes culturales, daño ocasionado con un martillo. Cabe recordar que la ciudad del Cusco es protegida al ser Patrimonio Cultural de la Nación desde 1972 y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco desde 1983.
Por su parte, el Ministerio de Cultura (Mincul), a través del procurador público Henmer Alva Neyra, solicitó como reparación civil e indemnización 5 millones 350,000 soles al imputado de dañar con un martillo la Piedra de los 12 Ángulos.
El fiscal del caso sustentó la medida coercitiva a partir de las pericias del Mincul y de la Policía Nacional que confirman que tras el impacto metálico hubo pérdida de material y hendiduras, que fue calificado como “muy grave” al haber “alteración irreversible en un bien arqueológico de alto valor histórico y cultural”.
Además, hubo “una alteración en la fisura superficial comprometiendo la estabilidad del elemento y exponiendo a un deterioro. El daño compromete no solo la integridad física del bien, sino también su valor histórico, estético cultural al modificar su percepción visual y su autenticidad”.
fuente: tv peru.
El dato:
Un turista que observó los daños reportó la agresión a una tienda de la zona y tras visualizar los registros se constató que Roysi Melano golpeó tres veces el bien cultural y luego se fue. El mismo día, alrededor de las 10:40 horas, la Policía Nacional y la fiscalía ubicaron y detuvieron al causante en la calle Suytuhatu del barrio de San Blas.
Luego de varias protestas por parte de los transportistas que usualmente se dirigen hacia el norte del país, denunciando que la empresa concesionaria Norvial aún continuaba cobrando el peaje en la Variante de Pasamayo y el Serpentín de Pasamayo, pese a que más adelante se encuentra derrumbado el puente Chancay, Norvial informó la suspensión temporal de dicho cobro.
La concesionaria de la Red Vial 5 de la Panamericana Norte precisó que la medida estará vigente por seis días calendario o hasta que se culmine con lainstalación del puente modular que permita recuperar la transitabilidad en el kilómetro 76+200 donde se ubicaba el colapsado puente Chancay.
Sostuvo que la medida se adoptó en virtud del Oficio N° 0658-2025-MTC/19 expedido por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), en aplicación del numeral 9.9 del Contrato de Concesión.
A través de su cuenta oficial en Facebook Norvial dio a conocer este comunicado donde reiteró su compromiso por la seguridad y transitabilidad en la vía.
Como se recuerda, el jueves 13 de febrero, cerca de la medianoche, se produjo el colapso de una de las vías (de norte a sur) del puente Chancay lo que provocó la caída de un bus interprovincial lleno de pasajeros y de un automóvil particular. El accidente dejó tres personas fallecidas y cerca de 40 heridas, algunas de ellas aún se encuentran internadas.
Ante el colapso del puente, que obligó a suspender el tránsito en ese tramo de la Panamericana Norte, el titular del MTC, Raúl Pérez Reyes, anunció que un puente modular reemplazará a la infraestructura dañada. La instalación del citado puente demandaría entre ocho a 15 días.
fuente: exitosa.
Ante la suspensión del tránsito vehicular en Chancay, los transportistas que salen o se dirigen a Lima toman como ruta alterna el camino que conduce a la ciudad de Huaral para luego dirigirse a Aucallama y en este lugar retomar la Panamericana Norte.
Siguen cobrando pese a un servicio deficiente. El director de la Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT), Martín Ojeda, denunció que se sigue cobrando peaje a pesar de las limitaciones del tránsito vehicular, tras el colapso del puente Chancay, en Huaral, que se registró la noche del jueves, 13 de febrero.
En entrevista para RPP, Ojeda señaló que persiste el cobro en los peajes de Ancón y Huacho, por lo que exigió la suspensión del pago hasta que culminen los trabajos de remediación después la caída del puente Chancay, a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte.
También dijo que los transportistas son desviados del peaje de Ancón hacia Huaral, por una vía de trocha que dificulta el tránsito y, además, genera una congestión vehicular de entre una a cuatro horas.
fuente: exitosa.
Para ejemplificar el panorama que brindó Ojeda, un conductor se comunicó en vivo con RPP y relató que, en su trayecto de Lima a Chancay, estuvo más de tres horas atascado en el tráfico.
“Y en el mejor de los casos, cuando no hay tráfico, se demora hora con veinte minutos. Y el día de ayer, en la noche, se ha demorado de tres a cuatro horas. Hay una larga fila de buses porque nos meten por calles que no son carreteras, no son autopistas, es una ciudad… lo peor de todo, que nos cobran los peajes”, declaró Martín Ojeda.
“La fluidez y la conectividad se rompió y están cobrando el peaje de norte a sur y de sur a norte en Huacho; y están cobrando el peaje en Ancón, norte y sur, sur y norte”, agregó.
El director de la CIT comentó que en los peajes se cobra 10.40 soles por eje y los camiones tiene hasta seis; por lo que un transportista podría llegar a pagar 62.40 soles.
“Eso es lo que nos están cobrando: por nada”, enfatizó.
‘La piedra de los doce ángulos’ forma parte de un Palacio Inca en la calle Hatun Rumiyoq y hoy fue seriamente vandalizada por una persona que con un objeto contundente la golpeó fuertemente. Como se recuerda, hace 11 años dos vándalos chilenos pintaron el gran bloque e hicieron un grafiti con sus iniciales.
La madrugada de este martes la ‘piedra de los doce ángulos’ ubicada en la zona monumental de la ciudad de Cusco, sufrió un grave atentado. Lima Gris accedió a imágenes exclusivas del momento del acto vandálico, cuando una persona en aparente estado de ebriedad golpea fuertemente la piedra con un objeto sólido que sostiene en su mano. Funcionarios del Ministerio de Cultura llegaron hasta el lugar para evaluar los daños.
¿Dónde está ubicada exactamente la ‘Piedra de los doce ángulos’?
La piedra de los doce ángulos es un bloque de piedra de la cultura inca que forma parte de un palacio ubicado en el centro de la ciudad, en la calle Hatun Rumiyoq (que junto con otras calles se unen a la plazoleta de San Blas con la plazoleta de la Almudena) en la zona monumental de Cusco, Perú.
El gran bloque de arquitectura inca y que está compuesta por una formación diorita presenta un gran acabado y bordeado perfeccionista, al no existir asimetrías en sus uniones. Y actualmente es considerado Patrimonio Cultural de la Nación del Perú. Asimismo, la piedra forma parte de la sede del Palacio Arzobispal de Cusco, que anteriormente fue la residencia de Inca Roca, el sexto soberano del Curacazgo del Cusco.
Hace 11 años sufrió un acto vandálico
Como se recuerda, el 8 de marzo de 2014 la piedra sufrió un grave atentado mediante una irresponsable pinta que significó un acto vandálico, pese a la constante vigilancia de los ciudadanos cusqueños. En dicha fecha, dos sujetos chilenos desadaptados hicieron un grafiti con sus iniciales. Felizmente, los servidores de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco lograron borrarlas sin dañar la superficie.
Lima Gris accedió a estas exclusivas imágenes captadas por Darwin Santander.
Taxis y malestas, sí, pero ahora solo falta cómo ingresar. La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) informó el pasado fin de semana que los taxis por aplicativo sí podrán ingresar al nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, que se inaugura este 30 de marzo.
A través de un comunicado, precisó que este tipo de autos sí podrán ingresar con pasajeros al nuevo terminal de Lima y que “el control y la seguridad de estos vehículos estarán a cargo tanto de la entidad como de la Policía Nacional del Perú”.
Es así que vehículos de los aplicativos como como Uber, Yango, Cabify, Didi y Easy Taxi podrán ingresar al terminal con pasajeros.
Para operar en el nuevo terminal aéreo, los taxis por aplicativo deberán cumplir con varios requisitos de seguridad y formalización. Las unidades deben estar debidamente identificadas con la placa correspondiente al servicio de taxi y contar con la autorización de la ATU.
Además, los conductores deberán tener una licencia de conducir vigente, contar con el SOAT obligatorio y pasar una inspección vehicular actualizada. Entre los implementos de seguridad exigidos se incluyen un botiquín de primeros auxilios, un extintor y señales distintivas como casquete y cartilla informativa.
Detalló asimismo que los buses de “Aerodirecto” son vehículos de transporte público urbanos de pasajeros, como los que prestan servicio en la ciudad, en los cuales está permitido el traslado de maletas tipo carry on (con ruedas) y mochilas de viaje, es decir, el equipaje que suele ir en la cabina de los aviones”.
Finalmente, la ATU reiteró su compromiso de apoyar los servicios de movilidad urbana hacia y desde el nuevo aeropuerto Jorge Chávez dentro de los estándares de formalidad que la autoridad exige, a la par de ir implementando nuevos servicios que permitan un desplazamiento seguro de los ciudadanos y visitantes.
Dar el “sí, acepto” es una de las decisiones más importantes de la vida y para muchos se tienen que dar ciertas condiciones para pasar el resto de sus vidas que su ser amado. Los tiempos han cambiado y ya no se frecuenta ver bodas entre jóvenes veinteañeros, sino a dos adultos de 35 años para arriba.
Y es que varios factores entran a tallar para la unión ante Dios. Muchos jóvenes dan prioridad a su vida profesional y laboral, dejando en segundo plano las nupcias. Otro factor importante es el soporte económico ya que muchas de las nuevas parejas buscan un hogar donde habitar que no sea el segundo piso de la casa de sus padres. Otro detalle a considerar es que muchos de los encuestados no se sienten emocionalmente preparados para “dar el salto” a la fila de los recién casados, prefiriendo entre otras cosas su libertad como solteros, su juventud y su etapa donde no son tan responsables.
Según información del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec)en 2024 se han registrado 68,559 matrimonios; lo que indica una recuperación con respecto a los números prepandemia. En 2019 la cifra fue de 73,802, y evidentemente por la coyuntura de la crisis por Covid-19 en 2020 se redujo a 43,608 bodas. En años posteriores la cifra se fue recuperando, teniendo un pico alto en 2022 con 80,605 matrimonios.
En los años posteriores esa cifra no se mantuvo, reduciéndose considerablemente: 2023 con 66,142 bodas, y 2024 con 68,559.
El año anterior más de 39 mil peruanos se casaron entre los 30 y 59 años; siendo Lima, Arequipa y Cusco las regiones que lideran este ranking por rango de edad.
Ciudadanos ahora priorizan otros aspectos de su vida como la profesional, emocional o económica antes de casarse. Foto: El Peruano.
Día del Amor, día de casarnos
Por otro lado, Reniec informó que en el 2024 se registraron 757 matrimonios el 14 de febrero, fecha en la que se celebra el Día del Amor o Día de San Valentín. Esto representa una disminución del 25.6% versus el 2023, cuando se casaron 1018 parejas a nivel nacional.
En comparación con el año prepandemia (2019), se experimentó una caída del 38.7% en el número de matrimonios inscritos que fueron 1234.
Reniec también señaló que, en los últimos seis años, un total de 4892 parejas eligieron contraer matrimonio el Día de San Valentín.
Las parejas que han unido sus vidas y sellado su amor en esta fecha especial son las siguientes: en 2019 (1234), 2020 (1476), 2021 (14), 2022 (393), 2023 (1018) y en 2024 (757).
Un país sin puentes. Resulta sumamente preocupante la falta de planificación y monitoreo de los puentes del país. Han pasado más de dos años y un puente en Huachipa aún no se puede terminar de construir; peor aún, no existe un puente de acceso al nuevo aeropuerto Jorge Chávez; diversos puentes vienen siendo golpeados en sus bases por buses y tráileres de carga pesada, dificultando la transitabilidad de los demás vehículos; y qué decir de los demás puentes en el interior del país que cada año son debilitados tras la llegada de un huayco, sin que exista un control posterior de las autoridades competentes sean distritales, regionales o centrales; y ahora último el Puente de Chancay se ha caído al río, llevándose consigo dos personas inocentes fallecidas.
De acuerdo con información del titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez – Reyes, un bus interprovincial cayó a las aguas del río Chancay a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte, luego de que el puente se desplomara. Posteriormente, se tuvo conocimiento de que un auto particular también cayó a la corriente fluvial.
El hecho ocurrió aproximadamente a las 11:55 p.m. del último jueves, cuando la infraestructura cedió justo en el momento en que una unidad de la empresa Cruz del Norte y un automóvil de color negro transitaban por la vía.
Bomberos y agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) trabajaron en conjunto para rescatar a los pasajeros atrapados dentro del ómnibus, algunos de los cuales quedaron entre los fierros retorcidos. Con herramientas especializadas, lograron abrir paso entre los restos del vehículo, mientras otros socorristas brindaban primeros auxilios. Los afectados fueron trasladados a los hospitales de Chancay y Huaral.
Por otro lado, se conoció que en el mes de noviembre se realizó mantenimiento al puente derrumbado, sin embargo, no se han brindado mayores detalles sobre el tipo de mantenimiento. Desde el año 2003 la empresa encargada del mantenimiento del puente es Norvial.
fuente: latina.
Ministro de Transportes acudió hasta el puente derrumbado
Ante esta emergencia, el ministro de Transportes llegó hasta Chancay en horas de la madrugada para intentar buscar alternativas de vías de comunicación debido a que se ha paralizado la carretera en sentido norte a sur producto del colapso del puente.
Los pobladores de la zona se mostraron totalmente indignados con su presencia y llegaron a increparle en el lugar. Sin embargo, el titular del MTC se concentró en mencionar que lo importante era salvaguardar la vida de las víctimas.
Usuarios del Metropolitano se bajan de los buses debido al asfixiante calor [VIDEO]
Unidades de transporte no cuentan con aire acondicionado, eso sumado a la gran conglomeración en hora punta hace que muchos de esos vehículos vayan repletos de pasajeros.
El sofocante calor se siente en muchas partes de la capital, registrándose en algunos distritos temperaturas por encima de los 30 grados, teniendo sensaciones de calor los 33 o 34 grados. Si eso calor se suma estar en un lugar cerrado y con poca ventilación como los buses del Metropolitano dicha temperatura fácilmente puede bordear los 37 o 38 grados, resultando para muchos una “olla a presión”.
Anoche, en la estación Naranjal del Metropolitano, decenas de usuarios de ese servicio de transporte no pudieron más el intenso calor y decidieron bajarse de las unidades a modo de protesta por la escasa implementación de aire acondicionado o sistemas de ventilación.
Y a pesar que anoche se registró una intensa lluvia en gran parte de la capital, la sensación de calor no se redujo, teniendo una media de 25°C incluso hasta altas horas de la noche.
“No es ventilado, la verdad. Como todos los días, es algo normal que haya aglomeraciones. El calor está muy fuerte”, dijo a Panamericana TV una pasajera que aguardaba abordar en la estación Naranjal. Otra usuaria agregó: “Es un horno estar en el trayecto. La gente está apiñada, no hay ventilación. Las ventanas no sirven de mucho porque son pequeñas y algunas están malogradas”.
fuentes: bdp.
En esa estación los pasajeros debieron esperar al menos 45 minutos debido a la congestión generada por el mal tiempo. Sin embargo, el panorama se replicó en otros puntos, donde usuarios reportaron que la lluvia generó desorden y acumulación de suciedad en los embarques.
Los peatones también manifestaron que las estaciones no están diseñadas para soportar precipitaciones prolongadas. En varias de ellas, se registró acumulación de agua en el piso, lo que dificultó el acceso y generó riesgo de resbalones.