Por Edison Mamani
Una hora después del viernes 13 de diciembre, el Pleno del Congreso, no aprobó la segunda moción de censura contra el ministro de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini, por el tema de las denuncias contra Qali Warma, conforme lo habíamos señalado anteriormente en nuestra proyección de votos. Recordar que el martes 26 de noviembre, el pleno tampoco aprobó su primera moción de censura, sino solo la segunda moción de interpelación, igualmente, cumpliendo nuestra proyección.
¿Después de la guerra todos son generales? Un político, un ministro o congresista, o un empresario, valora los consejos cuando le muestras la realidad que está pasando y lo que podría pasar, para poder tomar decisiones correctas, no valora a los que están perdidos en el espacio político. Por ejemplo, se señala que si hubiesen votado los tres faltantes de la bancada del Bloque Democrático se habría ganado, pero también podría afirmarse que, si no hubiesen votado a favor los tres de Fuerza Popular, a pesar de la hipótesis anterior tampoco se conseguirían los 66 votos. Es decir, se puede jugar indefinidamente con teorías, pero lo correcto es valorar las tendencias más que los votos individuales, y en base a esta evaluación no se puede hacer proyecciones luego de la votación, sino que deben hacerse antes, porque si no nadie te cree.
¿Influyó el hecho de que Demartini pertenezca al círculo cercano de Dina Boluarte? Por supuesto que sí. Incluso me atrevo a decir que fue el principal factor por la que Alianza para el Progreso y Fuerza Popular respaldaran al Gobierno. Sabían que esto podría escalar hacia Dina Boluarte y a una posible inestabilidad política. Una prueba de ello es el allanamiento a la vivienda del vocero presidencial. Julio Demartini usó su poder de pertenecer al círculo cercano de Dina, para convencer a sus aliados, porque tenía y tiene peso político en el Gobierno, en cambio Rómulo Mucho no tenía liderazgo político, por eso le impusieron lo de PETROPERU.
¿Fue sorpresa el rechazo a la censura? Hay muchos opinólogos que se sorprenden, sin embargo, nosotros en nuestra proyección de votos, teníamos las cosas claras. ¿Por qué? ¿Somos adivinos? Para nada. Simplemente analizamos la historia completa de la correlación de fuerzas de las bancadas en el Congreso. Antes de la primera moción de censura, el Congreso estaba en contra, y durante el debate de la misma, también. Después de la primera moción de censura el Congreso estaba dudando, porque estaban siendo presionados por la prensa, por censurar a MINEM y no a MIDIS. Durante la última interpelación, el Congreso cambió de opinión y mostró una postura a favor de la censura, pero luego de la misma nuevamente volvieron a dudar, porque la prensa había dejado de presionarlos. Cuando se presentó la segunda moción de censura la mayoría de bancadas no se pronunciaron a favor sino solo las que siempre piden censuras, y esta postura tibia se mantuvo hasta el día de la votación.
¿Los congresistas alguna vez estuvieron convencidos de la censura? Durante la última interpelación al ministro del MIDIS se inició el camino a la censura, la cual se materializaría si el ministro no hacía nada al respecto. Sin embargo, la mayoría de congresistas nunca estuvieron convencidos de la censura de Julio Demartini como sí lo estuvieron de la censura a Rómulo Mucho. Solo habían declarado a favor de la censura porque la prensa los presionaba, con el argumento de que es injusto censurar a MINEM y no a MIDIS. Había pasado un largo fin de semana sin más denuncias contra Qali Warma, donde «el ministro tuvo que buscar votos”, como es lo normal en política.
¿Qué pasó con la primera moción de censura a MIDIS? Es bueno recordar los gestos políticos que sucedieron una semana antes de la votación de la primera moción de censura, ya que esto nos permitió tener insumos para realizar proyecciones sobre el posible impacto de la segunda moción de censura. Primero, en la Comisión de Inclusión Social, su presidenta, Francis Paredes, lo seguía tratando con benevolencia, a pesar de las denuncias contra Qali Warma, desde hace varios meses atrás, y en la sesión no se presentaron los representantes de la mayoría de las 13 bancadas. Y los que lo hicieron no hablaron de renuncia o censura. Segundo, el ministro se mostraba confiado en los medios, y no solo no hablaba de su renuncia, sino que tampoco cedía en la renuncia del entonces director de Qali Warma. Solo hablaba de una reorganización, que no aterrizaba en algo concreto. Tercero, solo una de las 13 bancadas emitió un pronunciamiento pidiendo la censura, el Bloque Democrático. El resto solo eran declaraciones individuales de congresistas de bancadas de izquierda, progresistas de izquierda o de centro, que tampoco se sostenían en el tiempo. Cuarto, lo anterior, fue reflejado en las firmas de la primera moción de Censura. Quinto, se notaba que Sigrid Bazán tenía problemas para conseguir las 33 firmas. Ni en la izquierda ni en el pequeño sector progresista había consenso.
¿El factor “Fuerza Popular y Alianza para el Progreso” fue decisivo en el rechazo a la censura? Como siempre lo hemos señalado en nuestro MAPA POLITICO DEL CONGRESO, toda censura a un ministro pasa por Fuerza Popular y Alianza para el Progreso. ¿Por qué? Porque ambas son las bancadas más disciplinadas y más oficialistas, y en el caso del primero la más numerosa. Fuerza Popular con su peso numérico ha liderado las censuras de ministros que ha querido. En el caso de Alianza para el Progreso, el criterio es un poco distinto, pues ellos tienen menos congresistas que Fuerza Popular, pero son la bancada más oficialista. ¿Qué significa esto? Que, si ellos apoyan una censura, todo está perdido, incluso no importaría la postura de Fuerza Popular, porque la derrota no sería numérica sino fundamentalmente moral y psicológica: si tu mayor defensor no te defiende, tarde o temprano, ya nadie podrá defenderte. ¿Cómo funciona el Congreso frente a una censura? Ocurre un hecho político, las bancadas de izquierda y progresistas de izquierda presentan una moción de interpelación con la intención luego de censurar al ministro. La derecha se opone, y el centro, con su respeto a la institucionalidad, en los hechos, también se opone. Normalmente los promotores de censuras fracasan, y solo tienen éxito cuando Fuerza Popular se une a ellos. Algunos dirían que matemáticamente Fuerza Popular solo tiene 21 congresistas, y que hay 130 parlamentarios, en consecuencia, si se unieran más de 100 congresistas fácilmente podrían censurar a cualquier ministro sin necesidad de los fujimoristas. La política no funciona así. Las bancadas no votan en bloque en estos casos, lo que hay son tendencias, y justamente nuestra proyección de votos se preocupa de analizar dichas tendencias. Dentro de toda bancada hay discrepancias, pequeñas fuerzas de oposición y de oficialismo, pero mientras más disciplinada sea las diferencias no serán muy notorias para la opinión pública. Por eso algunos medios de comunicación se equivocan al realizar sus proyecciones de votos basándose en que las bancadas votarán en bloque.
¿Influyó en algo la censura del exministro Rómulo Mucho? La coyuntura que se respiraba era diferente a la del exministro Rómulo Mucho. En el caso de MIDIS, los congresistas cambiaron de postura en una semana (incluso para sorpresa del mismo ministro), pero por presión de la prensa (similar actitud respecto al crimen organizado y a la detención preliminar). En el caso de Mucho la presión vino de los mineros informales y por su falta de liderazgo político. Hay una entrevista a Arturo Alegría, vocero de la bancada Fuerza Popular, que me llamó la atención y que fue el punto de quiebre para pensar que Fuerza Popular cambiaría su postura, pero de forma estratégica. Arturo Alegría, sale victorioso luego de la censura al ministro de Energía y Minas, y un periodista le pregunta, y por qué no hicieron lo mismo con el ministro de Desarrollo e Inclusión social, y él responde que primero querían escucharlo. Otro periodista insiste, y desliza que más importante para los congresistas era la minería ilegal que la salud de los niños. Otro, menciona la carne de caballo, y el congresista respondía adecuadamente, pero era evidente su molestia y fastidio. Por qué MINEM y no MIDIS, era la pregunta recurrente en las entrevistas a congresistas, donde la mayoría no tenía la solvencia de Alegría para contestar adecuadamente, incluso algunos que no tenían formación política, pidiendo piedad a los periodistas, indirectamente, cambiaban su postura en plena entrevista. Luego de todo ello, la entrevista realizada al vocero no de la bancada sino del partido Fuerza Popular, Miguel Torres, un día antes de la segunda interpelación, fue muy contundente, porque señaló que tendría que pasar algo “verdaderamente milagroso” para que puedan entender que no existe una responsabilidad política del ministro. Es decir, era el presagio para el infierno que tuvo que vivir el ministro en el pleno durante la interpelación. Por otro lado, es necesario señalar de forma objetiva que, para los principales medios de comunicación, el ministro Rómulo Mucho tenía menos cuestionamientos que Julio Demartini, y eso inconscientemente se trasladaba en una entrevista.
¿Qué pasó en el día decisivo? Desde que se había presentado la moción de censura, las bancadas no se habían pronunciado a favor, excepto los que siempre apoyan censuras. Las declaraciones en la última interpelación no eran confiables porque lo que dijeron en el pleno no se materializaba en la firma de la moción de censura. La mayoría de bancadas estaba con el argumento (o pretexto) de que recién se iban a reunir a pesar que el tema no era reciente, sino que tenía muchos meses atrás en el escenario político. Esta postura de indecisión se manifestó incluso en el mismo día de la votación. Esto evidenciaba que las bancadas votarían en forma dividida, lo cual era suficiente para el ministro porque solo tenía que impedir que se consiga 66 votos. El viernes 13 de diciembre, en la mañana, un periodista le pregunta a Salhuana si la censura sería el primer punto a debatir en la sesión del pleno que se iba a realizar, y él respondió que en la tarde se votaría. Era evidente que la estrategia era votarlo no como primer punto sino como el último. ¿Por qué? Porque Salhuana demoró en dar una fecha de votación de la censura, cuando lo normal es tenerla desde el lunes de esa semana. Salhuana confiaba en que Alianza para el Progreso y Fuerza Popular, más las divisiones en las bancadas, salvarían al ministro, como normalmente ocurre, sin embargo, era mejor prevenir que lamentar, me imagino que habrá pensado. Siendo la una de la madrugada inicia el debate de la censura. Tomaron la palabra, en ese orden, Jaime Quito (Bancada Socialista), Juan Burgos (Podemos Perú), Héctor Valer (Somos Perú), Guido Bellido (Podemos Perú), Alex Flores (Bancada Socialista), Carlos Zeballos (no agrupado), Flavio Cruz (Perú Libre), Arturo Alegría (Fuerza Popular), quien intentó desviar la atención, no hablando sobre Qali Warma, sino de que el Gobierno era de izquierda, que debería haber un cambio de gabinete, y que no deberíamos promover la inestabilidad, y Roberto Sánchez (Juntos por el Perú). Sin novedades, todo dentro de lo proyectado, todos a favor de la censura menos Fuerza Popular. En la votación, igualmente, las tendencias estuvieron de acuerdo a lo proyectado. Hubo algunas sorpresas, como los tres votos a favor de Fuerza Popular, Alejandro Aguinaga, Mery Infantes y Magally Santisteban, pero lo sorprendente no fue que sean votos a favor, sino que se hayan exteriorizado, porque Fuerza Popular es la bancada más disciplinada, lo que significa que las discrepancias internas que pudiesen existir no se materializan en votos, a no ser que sea un voto de consciencia, lo cual no creo que sea el caso porque esta bancada apoyó al ministro por tener una postura oficialista (defensa del Gobierno), no por ser un tema moral. La otra sorpresa fueron las tres ausencias del Bloque Democrático, Isabel Cortez, Susel Paredes y Edgard Reymundo. Recordar que la bancada del Bloque Democrático es la que inicialmente pidió la censura del ministro, antes que todos.