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Cultura

EL EXTRAÑO CASO DEL ESCRITOR CARLOS TATAJE

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Si hay alguien que representa la intelectualidad trujillana en estas últimas décadas, ese es Carlos Rómulo Baldwin del Castillo, más conocido como Carlos Tataje. Poeta, pintor, narrador y estudioso de las civilizaciones primitivas y de la filosofía inca.

Ha sido ganador y finalista en distintos premios literarios locales, nacionales e internacionales, además de ser seleccionado en antologías liberteñas de poesía y cuento.  

Tataje me hace recordar a los escritores poco reconocidos que formaron parte de las insurgencias provincianas (el grupo “Norte” en Trujillo, “Aquelarre” en Arequipa, “Orkopata” en Puno) y cuestionaron un modernismo desgastado en las primeras décadas del siglo XX, para luego explorar e iniciar los nuevos caminos de la vanguardia peruana y reivindicar el mundo andino. Su conocimiento, respecto a la filosofía del mundo incaico, y talento como poeta y narrador están formados por un mismo lazo: la pasión por la historia. Esto ha conllevado a que en el 2018 saque a la luz, fruto de una investigación de más de treinta años, unos pocos ejemplares de “Fundamentos y pensamiento mágico”, la primera parte de su monumental obra llamada “Mundo Inca”. He tenido la oportunidad de leerlo y me ha dado una visión más amplia, esquemática y rigurosa sobre la filosofía del Tahuantinsuyo. Nos muestra distintos elementos que sirven como herramientas para una mejor interpretación del pensamiento andino. Cabe decir que tampoco está exento de polémicas y discusiones.

Obviamente la publicación de “Fundamentos y pensamiento religioso” ha pasado casi desapercibido en los medios de comunicación, salvo poquísimas excepciones, y en la escena “cultural” trujillana.  Fue presentada en la Feria del Libro, en un horario difícil de albergar a mucha gente y sin la promoción que mereció tener.  Pero esto no parece sorprender a Tataje, tan acostumbrado a la indiferencia y pasividad de los que aparentan ser los rostros de nuestra cultura.

Menos mal que aún lo tenemos caminando por estas calles, apareciendo de vez en cuando en algún recital o festival, menos mal, digo, porque no quiero ni imaginarme qué pasaría si no fuera así. Es un autor que ha hecho del silencio y de la discreción, un lugar ideal para seguir escribiendo sus obras, pese a la escasa difusión que tienen.

El objetivo de este texto es comentar y difundir su obra poética, teniendo en cuenta que hay mucho material inédito que esperamos publique. Sus indagaciones e investigaciones respecto a la filosofía inca servirán como base para otro texto que escribiré más adelante.

La primera vez que supe de él fue en el primer año de mi época universitaria. Con unos amigos teníamos la costumbre de asistir todos los miércoles a los recitales que se organizaban en el centro de Trujillo. No recuerdo qué autores leyeron sus poemas esa noche, es lo de menos.  Luego de terminada la lectura poética, se tenía la costumbre de dar el micrófono abierto a la gente del público para que lean sus poemas. Normalmente no participaba nadie, pero esa noche, apareció una figura que había estado camuflada en la parte de atrás. Respetuosamente pidió la oportunidad de recitar algo de Martín Adán. El texto era una combinación de “Aloysus Acker” y “Escrito a ciegas”.  En aquella voz había sentimientos que se contradecían, estaba presenta la vida y la muerte, la valentía y el miedo, el éxito y el fracaso, la esperanza y la resignación.

Luego de estas líneas:  Si quieres saber de mi vida / Vete a mirar al Mar. Se tomó dos segundos y siguió recitando otros versos que no eran del poeta limeño, sino de él mismo.

No quiero buenas ideas

Tan solo quiero un buen sueño

Cual sarcófago del muerto

Un Tuthankamón cualquiera

Sin freno

Por siempre eterno

Navegando en el Leteo

Con cuánto temor del tiempo

Hoja de igual primavera

Juzgad la alma mía al peso

Tres veces negó San Pedro

Caronte sabe mis huesos

Boleto que nunca expira

Conserje ebrio de museo

Todo amor no más que un eco

Platón no toca la lira.

Rarísimo, poseía el mismo estilo, ritmo y musicalidad que el poema de Martín Adán. Esto representa una de las grandes cualidades de la poética de Tataje: la apropiación estilística, histórica y psicológica de diversos personajes. El poema, titulado “A Rafael de la Fuente Benavides, Martín Adán”, pertenece al poemario “Epitafios”.

Son tres los poemarios que se conoce de Carlos Tataje “Dedicatorias”, “Epitafios” y “Kay Pacha”. Los dos primeros forman uno solo, pero los tuvo que dividir para poder participar en distintos concursos Así que uno lo envió a Madrid y el otro a Lima. Los dos salieron ganadores. Con “Dedicatorias” recibió en el año 2002 el Premio Gastón Baquero, convocado en Madrid por la editorial Verbum. Con “Epitafios”, siete años después, ganó el Premio Copé de Plata. Es necesario mencionar que el poemario “Kay Pacha” quedó finalista en el Premio Copé del 2015. De este último, ha dicho lo siguiente:

“Kay Pacha o El Universo del Hombre, en el idioma quechua, es una cosmogonía de la élite cuzqueña, donde se rebela el nombre del Gran Espíritu, Apu Kon Tiksi, un nombre que debían mantener ocultos todos los miembros de la etnia inca”. Considera que este poemario aún no está terminado. 

Podríamos afirmar que si los poemarios no hubiesen sido premiados, los lectores no tendríamos acceso a ellas. Detalle absurdo e inexplicable que nos da a entender el mal manejo que poseen algunas editoriales hacia la obra de los escritores.  Tengo una larga obra inédita, no he podido publicar lo que deseo, porque discrepo con algunos editores. (Cabe precisar que el poemario “Dedicatorias” está publicado en el blog www.tatajepoesía.blogspot.com).

En “Dedicatorias” y “Epitafios” se poetiza la vida y obra de personajes que pertenecen a distintos ámbitos. Desfilan ante nuestros ojos una catarata poética de filósofos narradores, conquistadores, políticos, poetas, religiosos, pintores, cantantes, emperadores, reyes, científicos, etc. En cada poema se evidencia la gran habilidad poética y el buen manejo de información que Tataje posee. También simboliza un diálogo con la muerte misma, pues ninguno de los personajes elegidos sigue entre nosotros. Esto nos ayuda a comprender el porqué de los títulos.

“Dedicatorias” está formado por 56 poemas y “Epitafios”; por 120. Todos los títulos de los poemas están antecedidos por la preposición “a”, indicando un destinatario en específico. El hablante lírico se va a dirigir hacia cada uno de los personajes para hacer referencias respecto a su vida.  

Hay un poema que sirve como epicentro de su poética, es la dedicada a Edgar Lee Masters, autor de Spoon River, gran obra polifónica que reúne a más de doscientos poemas en forma de epitafios, ubicados en un cementerio norteamericano.

A Edgar Lee Masters

El nuestro es un viejo oficio.

Amo a los búhos como tú, Edgar;

Y como tú, Edgard, solo veo halcones.

Tal vez crean que robé tus plegarias.

Cierto es que hurté algunas lecturas,

Mas bien que tus alegatos más

Sutiles fueron destinados a los tribunales.

Sucede que decidí visitar otro cementerio.

No hay más héroes ni villanos

Que en el condado de Fulton.

Me preguntó, Edgar,

¿contendrán tus versos mi epitafio?

(Epitafios)

Este homenaje al poeta norteamericano nos indica una de las tres grandes influencias que se puede percibir en Carlos Tataje. El recurso de la simultaneidad de voces y personajes, tomados de la realidad, forman parte de su corpus poético.

La segunda es la Antología Palatina, colección de poemas, en su mayoría epigramas, escritos durante el periodo clásico de la literatura griega. Resaltan por su brevedad, de dos a ocho versos, aunque hay unos pocos que son extensos. Fueron escritos para ser grabados en inscripciones de tipo sepulcral. Esta obra sirvió como influencia para otros poetas como Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Fray Luis de León, entre otros.

La tercera son los poetas satíricos romanos que en el pasado enjuiciaron a sus contemporáneos. En algunos poemas, Tataje recurre a la ironía y burla para criticar a algunos personajes, por ejemplo en los destinados a Platón, Francisco Pizarro, Benito Mussolino, Stalin, etc.

A Visarianovich Dzhugachvili Stalin

Crunch, Crunch, Crunch, Crunch …

Adelante camarada, tome asiento y firme;

Firme los compromisos con la esvástica,

Los funerales de Marx,

El homicidio del contradictor:

El reparto del universo.

Aquí abajo, camarada,

Las purgas, las masacres,

El hambre, el silencio.

Eso era todo, camarada;

Puede seguir durmiendo.

Crunch, Crunch, Crunch, Crunch

(Epitafios)

Los hablantes líricos se adecuan al tono y contexto del poema, la gran mayoría de ellos están en segunda persona, otorgando una cualidad más inusual que lo acostumbrado, pues indica un desdoblamiento de la personalidad en el campo de la ficción. Además encontramos una variedad de propósitos (homenajes, admiración, crítica, acusación, etc.) hacia cada uno de los destinatarios. Lo curioso es que el único que aparece en ambos poemarios es Borges.

Otra de las cualidades que posee Carlos Tataje es que en algunos poemas dirigidos a escritores, toma sus formas y estilos, cual camaleón que se apodera de la esencia poética de cada uno de ellos. Estos son algunos ejemplos:

En A Matsuo Bashoo, el poema tiene la estructura y temática de un Haiku.

En A John Keats, utiliza el estilo y la temática de un poema decimonónico del romanticismo inglés.

En A Carlos Oquendo de Amat, hace uso de una estructura y un lenguaje vanguardista.

En A Allen Ginsberg, el poema es de largo aliento y experimental (rasgo de los beats).

En A Safo, utiliza rasgos eróticos y sensuales.

En a Francisco de Quevedo y Villegas, elabora un poema tradicional barroco.

Ambos poemarios se ven enriquecidos por la confrontación entre discursos ilustrados y populares, demarcando una gran heterogeneidad. Es un acierto la propuesta de no elegirse uno mismo como materia de su obra. La despersonalización poética requiere de una gran destreza, y Carlos Tataje lo logra con una simpleza que causa envidia. Catapultando egos y lloriqueos personales.

Utiliza una postura estética que evita la protesta personal, la catarsis y la retórica. Iniciando una gran búsqueda hacia la poesía crítica y clásica, en su forma erudita y minimalista. Atemporal, extravagante, ambiciosa, trágica, irónica, vitalizadora, acusadora, no sé de qué otra forma podría calificarse su poesía.

Es difícil ser un poeta, cualquiera escribe poemas. La poca difusión y publicación de su obra, indica uno de los muchos problemas culturales que atraviesa nuestra ciudad. Esperemos que la atmósfera nebulosa y confusa que hay en Trujillo, pese a que algunos autores lo nieguen, se esclarezca acompañado de una mayor rigurosidad intelectual. Asimismo hay que valorar la amabilidad y el buen espíritu que tiene en contribuir y participar frecuentemente en eventos artísticos organizados por instituciones educativas.

Como parte final, comparto dos de sus mejores poemas que pertenecen al poemario “Dedicatorias”.

a César Vallejo

Cuando pienso en él…
ah sustantivos,
sílabas que junto,
vacuos sonidos,
ecos de espíritu.

Cuando pienso en él…
me achico,
le temo.

Oh amauta runa harawiquy malqipawiyaq.
Oh sabio poeta del pueblo
que hablas con los muertos,
de tú a tú,
extirpando tapujos,
en sarcófagos adversos,
transeúnte huamachuco,
monte y árbol hermético.

Cuando pienso en él…
Hueso de piedra.
Húmero de necrópolis.
Guardando el museo a pesar suyo,
objetando a los turistas,
inquiriendo desde la caverna
todo el futuro.
Inga resurrecto que gritas silencios,
hambriento de vida,
como la sed
del agua
como la sal tan árida.
Qué palabra te robaré para invocarte.
Qué ritmo tuyo arrancaré:
melodía de verbo,
verso retorcido
por el alma propia y ajena,
por el ayuno del pobre,
sin pan,
así, simplemente,
tras no verlo comer.

Cuando pienso en ti…
no sé…
yo no sé.

a Karl Marx

Si pudiera pintar tu pensamiento,
Karl Marx,
pancartas portaría de teñidas sábanas remendadas.

Cierto es que ya muerto en la tumba,
muerto en la hoguera del mercado
y muerto una vez más
en la cátedra del Filósofo,
nos haces falta
de puro latido de roja sangre roja.

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Joe Guzmán Rodríguez. (Trujillo, 1991) Docente. Estudió la carrera de Educación Secundaria, en la mención de Lengua y Literatura, en la Universidad Nacional de Trujillo. Autor de El devenir de lo incierto (Paloma Ajena Editores, 2014). Segundo (2010) y primer (2012) puesto en los Juegos Florales Interuniversitarios de la Universidad Nacional de Trujillo; segundo puesto en el Concurso Nacional de Relato Corto “A toda página” de El Cultural (2012); y menciones honrosas en el Concurso Nacional de Poesía (2016) organizado por la Feria Internacional del Libro de Trujillo, el II Concurso Nacional de Poesía Huauco de Oro (2017) y el XVII Concurso Nacional Juvenil de Cuento “Germán Patrón Candela” (2017)

Cultura

Entrevista con los actores de la obra Frenesí, dirigida por Herbert Corimanya [VIDEO]

Una obra que nace del encierro y florece en libertad: Frenesí pone en escena el poder redentor del teatro con exreclusos que hoy transforman sus historias en arte vivo.

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El primero de agosto en la Sala Tovar de Miraflores se alza una obra que no solo conmueve por su intensidad dramática, sino por la vida que arde detrás de cada palabra, de cada gesto, de cada silencio. Frenesí, dirigida por el sensible y audaz Herbert Corimanya, es una puesta en escena que no teme explorar las profundidades del alma humana: la culpa, la redención, la violencia contenida y el deseo irrefrenable de libertad. Pero su mayor potencia no está solo en el texto o en la dirección, sino en la piel y la historia de quienes la interpretan.

Martín Velásquez, Giancarlos Almonte y Juan Pablo Mejía no son actores formados en conservatorios tradicionales. Su escuela ha sido el encierro, el margen, la sombra del sistema penitenciario peruano. En prisión descubrieron el teatro como una forma de sobrevivir, de resistir, de transformar el dolor en arte. Hoy, con Frenesí, regresan no a la sociedad sino al mundo, con una propuesta actoral que vibra con crudeza, verdad y humanidad.

En esta edición de Lima Gris Radio, conversamos con ellos: tres voces que han transitado el abismo y hoy nos invitan a mirar, sin filtros, esa otra realidad que el teatro, con toda su potencia catártica, puede transformar. La entrevista nos permite no solo conocer su proceso personal, sino comprender cómo el arte puede abrir grietas en el muro del prejuicio. Una conversación que va más allá del escenario. Una lección de vida que se representa noche a noche, entre aplausos y emociones contenidas.

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Cultura

Albert Zavaleta Zamudio y su libro Dolaje [VIDEO]

En Lima Gris radio conversamos con el escritor Albert Zavaleta, autor de Dolaje.

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Entre el abismo íntimo y el vértigo del lenguaje, “Dolaje” se alza como un artefacto literario insólito en la narrativa peruana contemporánea. Albert Zavaleta no escribe, fermenta; su verbo no construye mundos, los absorbe. En un libro que oscila entre el relato filosófico, el ensayo disfrazado y la autobiografía lírica, el autor encarna la figura del escritor total: aquel que vive, duda, se enfrenta a sí mismo y convierte esa batalla en literatura.

Lejos del confort de las fórmulas narrativas, Dolaje es un mosaico de ficciones y pensamientos atravesado por la espiritualidad, la memoria, el determinismo y una obsesión constante por la libertad que nunca llega. Cada cuento —desde el alegórico “Ese otro”, hasta el melancólico “El plan inca”— es una cámara de espejos donde Zavaleta se mira y nos obliga a mirarnos. El autor hace de su experiencia vital y religiosa una búsqueda de sentido que lo emparenta con los místicos, pero también con los iconoclastas: su tono recuerda a Ribeyro en la confesión, a Borges en la estructura, y a Vallejo en la gravedad.

Este no es un libro para el lector apurado. “Dolaje” requiere ser bebido con lentitud, como el vino al que alude su título. Solo así se perciben sus notas ocultas: el duelo personal, la ironía culta, la ternura escondida. En este sentido, Zavaleta escribe como si cada frase fuese una forma de redención, una invitación a confrontar nuestras máscaras más queridas.

En conversación con Lima Gris, Albert Zavaleta nos habló de todo esto: del origen de su obra, de su militancia en el lenguaje, de su paso por el movimiento Big Bang Literario y del desvelo que implica escribir en tiempos donde pensar ya es un acto subversivo. Esta entrevista no es solo un diálogo con un autor, sino con un espíritu que —como Enoc en uno de sus relatos— ha decidido habitar los intersticios entre lo visible y lo sagrado.

Bienvenidos a Dolaje. Aquí la entrevista completa.

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Cultura

Este viernes inicia la FIL 2025, ¿será mejor que la del año pasado?

Feria del Libro irá hasta el 6 de agosto, apostando nuevamente por personajes mediáticos que por difusores de nuestra cultura.

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Mes patrio y ya es casi una sana costumbre que por estas fechas la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima se asiente en algún punto céntrico de nuestra capital. Como los años anteriores, bien hicieron los organizadores en elegir nuevamente el distrito de Jesús María como el epicentro de la literatura. Desde este viernes 18 de julio hasta el 6 de agosto, el parque Próceres de la Independencia del mencionado distrito recibirá a escritores nacionales e internacionales para deleite de sus miles de seguidores.

En esta ocasión, la Cámara Peruana del Libro (CPL) indicó que la tarifa costará S/10 los fines de semana (viernes, sábado y domingo) y feriados; y S/7.50 de lunes a jueves, detallando que este incremento responde al alza de los costos logísticos y la necesidad de mantener la calidad de la programación. Sin embargo, los vecinos de Jesús María podrán ingresar de manera gratuita a la FIL 2025 presentando su documento de identidad. Asimismo, las personas con discapacidad podrán acceder pagando S/6 de lunes a jueves y S/8 los fines de semana y feriados presentando su carné de Conadis. Finalmente, docentes y estudiantes pagarán S/5 cualquier dia.

Se espera, por lo tanto, una considerable mejoría respecto a la edición anterior, donde cientos de asistentes reclamaron sobre una mejor zonificación y señalización, así como mantener el verdadero significado de una feria, en cuanto uno acude a encontrar libros a precios accesibles, y evitar que por el contrario una finalidad más lucrativa.

Homenajes

Uno de los principales homenajes a realizarse será para nuestro premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, quien recientemente falleciera el pasado 13 de abril. Por su parte, la agenda incluye cinco homenajes literarios: cuatro de carácter póstumo y uno en vida. Recibirá el Premio FIL el poeta Leoncio Bueno Barrantes, figura clave de la poesía social peruana, en reconocimiento a su trayectoria a sus 105 años. Los homenajes póstumos recordarán al humorista Nicolás Yerovi, al poeta Carlos Germán Belli, a la editora Teresa Orbegoso y al investigador afroperuano Nicomedes Santa Cruz.

Palabras mayores. Centenario poeta recibirá un más que merecido reconocimiento en la FIL 2025.

Invitados internacionales

La 29° Feria Internacional del Libro de Lima contará con una destacada lista de invitados nacionales e internacionales que enriquecerán su variada programación. Entre los invitados internacionales figuran reconocidos autores, periodistas, ilustradores y artistas. Destacan Javier Cercas, novelista español autor de “El loco de Dios en el fin del mundo”; Rosa Montero, referente de la novela contemporánea y el periodismo narrativo español; Laura Restrepo y Piedad Bonnett, escritoras colombianas de amplia trayectoria; Kevin Johansen y Liniers, músico y artista visual argentinos; Guillermo Arriaga, escritor y guionista mexicano y Ray Lóriga, novelista y cineasta español.

Desde España nos visitará es destacado escritor Javier Cercas.
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Cultura

Ministerio de Cultura en Cajamarca autoriza destrucción de ‘muro Inca’ para construcción de puente

¿De patrimonio a escombros? La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cajamarca validó un muro inca vinculado al Qhapaq Ñan, pero años después autorizó una obra que terminó destruyéndolo por completo.

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En 2017, los cajamarquinos celebraban un descubrimiento inesperado: tras una crecida del río San Lucas, afluente que corre paralelo al antiguo camino incaico entre Cajamarca y Los Baños del Inca, quedó al descubierto un muro de piedra perfectamente ensamblado. Las autoridades culturales de ese entonces no tardaron en confirmar lo evidente. La arquitecta Carla Díaz García, entonces directora de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Cajamarca, junto al arqueólogo Luis Francisco Esquerre Fernández, acudieron al lugar y validaron su autenticidad: era un muro inca, posiblemente parte del Qhapaq Ñan, el sistema vial andino declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Muro Inca, bañado por el río San Lucas en Cajamarca ya no existe.

La respuesta es tan indignante como alarmante: la misma entidad encargada de proteger el patrimonio cultural —la DDC de Cajamarca— autorizó su desaparición bajo el amparo de informes técnicos con inconsistencias, aprobados con inusitada celeridad.

Un muro validado y luego ignorado

En marzo de 2017, el muro fue formalmente reportado por la DDC. En 2023, el arqueólogo Luis Francisco Esquerre Fernández retomó el caso mediante el Informe N.º 000431-2023-SDDPCICIDDCCAJ LEF/MC, confirmando su origen incaico. En febrero de 2024, la Secretaría Técnica del Qhapaq Ñan también reconoció su valor patrimonial en conjunto con los arqueólogos Esquerre Fernández y Henry Joel Chávarri García, como consta en el Informe N.º 000010-2024-QHAP-QÑAN-DM-ABE/MC.

Pese a todo esto, la directora actual de la DDC, Roxana Judith Padilla Malca, emitió en tiempo récord dos resoluciones (N.º 000122-2024-DDC CAJ/MC y N.º 000368-2024-DDC CAJ/MC), autorizando el “monitoreo arqueológico” en la zona, paso previo para la construcción de un puente vecinal que terminó por destruir el muro.

Roxana Judith Padilla Malca, tiene más de 7 años en el cargo de directora de la DDC Cajamarca.

El informe que autoriza lo inaceptable

El documento clave que avala esta intervención es el Informe N.º 000085-2024-DDC CAJ-HCG/MC, elaborado por el arqueólogo Henry Chávarri García.

Informe N.º 000085-2024-DDC CAJ-HCG/MC, elaborado por el arqueólogo Henry Chávarri García.

Este informe plantea, en un mismo cuadro, que no hay ‘infraestructura preexistente’, y en otro que sí la hay. Una contradicción grave, ya que cuando no existe infraestructura preexistente —como en este caso, donde había un vestigio arqueológico en pie—, la normativa exige tramitar previamente un Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA), lo cual no se hizo.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Peor aún: el registro fotográfico que sustenta el expediente es de septiembre de 2023, mientras que el ingreso formal del expediente se hizo el 26 de febrero de 2024. Sin embargo, la autorización se dio el 27 de febrero, solo un día después, lo que hace dudar de que haya habido una inspección real o evaluación técnica rigurosa.

Fuente: Ministerio de Cultura.

¿Un error de forma? ¿Un descuido? Lo dudoso no es solo la calidad del informe, sino la prisa con la que fue aprobado. La directora Padilla Malca no solo omitió observar estas irregularidades, sino que dio luz verde a un proceso que terminó destruyendo la única evidencia material incaica a lo largo del tramo Cajamarca–Baños del Inca del Qhapaq Ñan.

¿Complicidad o negligencia?

El diario Panorama Cajamarquino ha venido reportando presuntas irregularidades en la gestión de Padilla Malca, quien ocupa la dirección de la DDC desde hace más de siete años. Sin embargo, este caso marca un punto de quiebre: no se trata solo de mala administración, sino de una decisión institucional que permitió un atentado contra el patrimonio cultural.

Hasta ahora, ningún arqueólogo de la DDC ha presentado denuncia alguna. ¿Por qué callan? ¿Acaso temen represalias? ¿O son parte de una estructura complaciente con la destrucción del legado prehispánico?

El Colegio de Arqueólogos del Perú, así como el Ministerio de Cultura, deben pronunciarse. Y más aún: deben investigar y sancionar a los responsables de permitir este atentado patrimonial. No se puede permitir que decisiones administrativas, basadas en informes mal elaborados y resueltos en tiempo récord, justifiquen la pérdida irreversible de evidencias arqueológicas.

En Cajamarca, el Ministerio de Cultura no solo brilla por su ausencia: parece haberse convertido en un facilitador del olvido.

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Cultura

Chincha: con maquinaria pesada destruyen el Sector B de Huaca Grande

El hecho revela no solo el intento de apropiación ilegal de terrenos con valor histórico, sino también la negligencia sistemática del Ministerio de Cultura y las autoridades locales.

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Por Luis Huertas

Durante la mañana de ayer, vecinos del centro poblado Huaca Grande alertaron sobre un nuevo atentado contra el patrimonio cultural. Maquinaria pesada venía destruyendo y nivelando el sector norte del monumento arqueológico conocido como Huaca Grande – Sector “B”, declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

Tras la denuncia ciudadana, personal de la Municipalidad Distrital de Sunampe, junto con efectivos de Serenazgo y la Policía Nacional del Perú, acudieron al lugar para constatar in situ los daños. Al llegar, las máquinas ya se habían retirado, pero se logró registrar fotográficamente la placa del vehículo involucrado: P2T-915, correspondiente a la empresa de Servicios Múltiples V.G. E.I.R.L., con domicilio legal en el centro poblado San Francisco (Sunampe), dedicada al transporte de carga.

Maquinaria pesada extrayendo el lado norte del sector B de Huaca Grande.

Según información recogida en el lugar, las maquinarias habrían sido contratadas por un poblador de la zona, quien se presenta como supuesto propietario del terreno, con el aparente objetivo de habilitarlo para venta. Durante nuestro recorrido, pudimos hallar fragmentos de cerámica, restos textiles y fragmentos óseos humanos —evidencia clara del valor arqueológico del sitio. Además, de algunos tapiales de barro destruidos.

Servicios Multiples V.G. EIRL. Empresa contratada para atentar contra el Patrimonio arqueológico.

Trabajos de remoción en pleno sitio arqueológico, considerado Patrimonio cultural de la Nación.

Una tragedia que se repite

Este acto no es aislado. Huaca Grande (Sector B) ya ha sido afectada en anteriores gestiones municipales. En el periodo del ex alcalde Carlos Grimaldi (2011-2014), se intentó ejecutar una obra denominada “Anillo vial” que impactó el sector sur del sitio.  Resultado de dicha acción: ningún castigo por parte del Ministerio de Cultura. Muy raro, ¿no? Posteriormente, en la gestión del ex alcalde David Matías (2015-2018), se adquirió un predio a la familia Muñante con la intención de construir un centro de salud, sin embargo, se descubrió que dicho terreno incluía parte de la huaca, por lo que el proyecto fue descartado.

Material textil encontrado dentro de la remoción del terreno por maquinaria pesada.

Huellas de los trabajos con maquinaria pesada al lado norte del sector B de Huaca Grande.

Perfil norte donde se muestra evidencia arqueológica.

Patrimonio en peligro

Huaca Grande es considerada una mansión o palacio de la élite rural del Señorío Chincha. En 2009 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación mediante la Resolución directoral nacional N.° 626-INC, y recientemente, en enero de 2024, se determinó su protección provisional (sectores A y B) por medio de la Resolución Directoral N.º 000001-2024-DGPA-VMPCIC/MC por dos años.

Dicho documento establece que el área arqueológica debe contar con señalización adecuada e hitos de delimitación. Sin embargo, durante nuestra inspección en el terreno no se hallaron los hitos, y el único panel informativo —que advierte sobre su condición de patrimonio protegido— está deteriorado y próximo al colapso.

El sitio prácticamente se encuentra abandonado y no solo por el Ministerio de Cultura, sino también por las autoridades de turno que, por cierto, solo aparecen para la foto y no destinan fondos para su cuidado. La población aledaña, intenta con sus propios recursos, mantener en pie este monumento arqueológico como legado de nuestra historia.

Panel en mal estado de conservación. Fue colocado en el 2018. Actualmente, el Ministerio de Cultura se resiste a cambiarlo.

Este hecho no solo refleja el accionar irresponsable de algunos ciudadanos que buscan apropiarse de terrenos culturales, sino también la inacción del Ministerio de Cultura, que en más de un año no ha implementado medidas mínimas de protección en el lugar. ¿Acaso no hay presupuesto para elaborar hitos? ¿Dónde queda la capacidad de gestión de los que lideran la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica?

El Estado no puede limitarse a emitir declaratorias desde un escritorio; urge una articulación real entre la comunidad, la municipalidad y el ministerio, que hasta ahora parecen actuar de forma aislada. Falta salir al campo y evaluar cómo está nuestro patrimonio, no solo en nuestro valle sino, en los cinco valles de la región Ica. Cada día se va destruyendo parte de nuestro Patrimonio. Con el aval y complicidad del Ministerio de Cultura que poco o nada hace por preservarlo.

El patrimonio no puede esperar. El abandono y la negligencia están siendo cómplices silenciosos de su destrucción.

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Cultura

Asociación de Anselmo Pi, usaría convenio con Mincul para escanear irregularmente territorio nacional

Otra incongruencia del Ministerio de cultura que pone en peligro la seguridad y soberanía nacional. Especialistas se pronuncian sobre convenio con Asociación de Anselmo Pi Rambla.

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Anselmo Pi Rambla y su asociación sorprendieron a la reconocida empresa italiana KHAFRE PROJECT al decirles que, junto a su equipo, podrán escanear satelitalmente territorio peruano, específicamente el cusqueño, para buscar laberintos subterráneos es así que, en reciente conferencia de prensa, el cuestionado Pi Rambla, junto a funcionarios de la empresa, anunció que pronto se escanearía Cusco en búsqueda de pasajes subterráneos.

Al respecto, el entonces director del Ministerio de Cultura Cusco, Jorge Luis Moya refiriéndose a permisos de investigaciones arqueológicas obtenidos por la Asociación Pi Rambla, refirió que, a la fecha, no cuentan con ningún permiso de investigación arqueológica y la solicitud que ha presentado dicha asociación está siendo observada por diferentes incongruencias en los informes y por el producto que están presentando para su calificación. Asimismo, refirió que el convenio, firmado por la Asociación Pi Rambla y el Ministerio de Cultura, se encuentra en un proceso de nulidad en la sede central del Ministerio de Cultura en Lima.

 Moya también manifestó que el Ministro de Cultura no ha dado permiso alguno a la Asociación Pi Rambla para escanear satelitalmente territorio cusqueño, recalcando que la Asociación en cuestión no cuenta con ningún tipo de permiso otorgado por el Ministerio de Cultura – Cusco y que este hecho violaría nuestra soberanía nacional.

Asimismo, el Decano del Colegio de Arqueólogos del Perú, Dr. Pieter Van Dalen, se pronunció referente al anuncio de la Asociación Pi Rambla que escaneará satelitalmente territorio cusqueño para buscar laberintos subterráneos.  “Es una situación muy preocupante y alarmante el hecho de que se escanee satelitalmente territorio peruano sin consentimiento de los ministerios pertinentes, y que el Estado peruano, a través de las instituciones que deben velar por la protección de la seguridad nacional, permita que instituciones extranjeras estén realizando vuelos o utilizando satélites en nuestro territorio nacional. El Ministerio de Defensa debe intervenir inmediatamente, tomar acciones, convocar a esas instituciones y enviar un documento para que cesen este tipo de acciones ilegales”.

Con lo expresado e informado por el entonces director del Ministerio de Cultura Cusco, Jorge Luis Moya, queda demostrado que Anselmo Pi Rambla y su asociación no contaría con ningún tipo de permiso, evidenciando que estos supuestos investigadores profesionales habrían sorprendido a la empresa KHAFRE PROJECT. Aquí la falta de ética sería desbordante; ya que se cree que el Perú es un feudo o sigue siendo colonia española, además se piensa que las condiciones políticas que se tenían en la dictadura fujimorista siguen siendo las mismas, donde con un fajo de billetes se conseguía cualquier cosa, entre ellas poner en riesgo el patrimonio cultural de la nación y el saqueo de yacimientos arqueológicos.

El día domingo, el programa Política y Poder  emitido por IMPECABLE TV realizó varios destapes referentes a la figura de Anselmo Pi Rambla, este cuestionado personaje que pretende volver a obtener permisos del Ministerio de Cultura. Al respecto fue consultado el alcalde del Cusco, quien, refiriéndose a la solicitud de la Asociación Pi Rambla para excavar la Chincana de Cusco, fue tajante: “Como alcalde del Cusco quiero ser claro y tajante: Nadie va a tocar una piedra mientras no tengan la autorización de la comuna provincial”.

https://www.facebook.com/inpecable.peru/videos/4152160415059718

En un anterior artículo de Lima Gris titulado “Escándalo en el Ministerio de Cultura: ¿Un Convenio Extraterrestre?” (https://limagris.com/escandalo-en-el-ministerio-de-cultura-un-convenio-extraterrestre/), donde pusimos en conocimiento de la opinión pública que diferentes grupos humanos del Cusco exigen la anulación del convenio entre el Ministerio de Cultura y la Asociación Pi Rambla y denuncian la incongruencia del Ministerio de Cultura al vulnerar los fines para los que ha sido creado, entre ellos fortalecer la identidad nacional.

Luego de leer este artículo, el Ministro de Cultura, Fabricio Valencia, seguirá protegiendo dicho convenio que, según las comunidades aledañas al parque arqueológico de Sacsayhuamán, atenta contra nuestra identidad cultural.  Ellos no son los únicos, pues el reportaje del programa cusqueño Política y Poder mostró una serie de evidencias que muestran que Anselmo Pi atentaría contra la historia e identidad de los peruanos.

Una dato importante para el ministro Fabricio Valencia, hijo del distinguido arqueólogo y antropólogo Alfredo Valencia Zegarra, es que Anselmo Pi Rambla afirma reescribir la historia de la humanidad y que los muros del Coricancha no son incas. ¿Qué diría de esto el padre del Ministro de Cultura? Y una más para el Ministro: el señor Pi Rambla afirmó que los muros del Coricancha tienen una antigüedad de 4000 años, cuando los estudios de arqueólogos cusqueños, peruanos y extranjeros entre ellos sus señores padres, afirman con evidencias científicas que el Coricancha es de la época inca.

Esperemos que el Ministerio de Cultura tome cartas en este asunto y no vuelva a firmar convenios irresponsables, y que cuyo objetivo es minimizar nuestro glorioso pasado.

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Cultura

Entre el alma y los muertos: entrevista a Orlando Mazeyra Guillén, Premio FILAY 2025

Hablamos con el autor de ‘El mar que nos espera’ sobre literatura y resistencia’

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Por José Emilio Caro Gómez

Ayacucho tiene dos traducciones: una que me gusta, derivada de lo poético, «Rincón del alma», y otra que proviene de la historia, «Rincón de los muertos». La Plaza de Armas, diseñada en un modelo de damero, está ahora llena de feriantes de libros. Sobre ella, el cielo azul se extiende, salpicado de nubes blancas y grises. De vez en cuando, alguna nube se cuela en los portales con arquerías que rodean el centro, donde se encuentra la estatua del héroe de la independencia, el Mariscal Sucre. Sin embargo, esta figura es una de las tantas mentiras que la historia oficial nos impone: un héroe de barro. No entiendo por qué no colocan una estatua del General La Mar, quien sí estuvo y dio la cara a los masones españoles. Quizá en la firma del tratado de independencia se intercambiaron el santo y la seña de su logia: “¿Qué hora es?”, preguntó uno, y el otro respondió: “Es hora de trabajar”.

Huamanga, a esta hora de la tarde, la observo desde lo alto de un balcón. Espero al ganador del Premio de Novela Corta de la Feria Internacional de Ayacucho. La calma de la ciudad, con su arquitectura morisca-andaluza y su historia llena de contrastes, se mezcla con las voces del público que se incrementa al pasar las horas.

Orlando llega puntual. Nos saludamos afectuosamente, pues la última vez que lo vi fue al pie del Misti, en la Biblioteca Mario Vargas Llosa, en Arequipa. Nos sentamos, y siento una gran premura por hacerle unas preguntas que siempre me rondaron al leerlo.

-Tomo un sorbo amargo de café y sin miramientos-.

¿Cómo y cuándo comenzaste tu camino en la literatura?

 Casi sin darme cuenta, creo. Escribiendo cuentos de fútbol en la primaria y conociendo la obra de Antoine de Saint-Exupéry, Ribeyro, Reynoso, Arguedas, Horacio Quiroga, Sabato, Osvaldo Soriano, Fontanarrosa, entre otros. Recuerdo que en quinto de secundaria le informé a mi madre que quería ser periodista y se rió de mí. Según ella, las carreras decentes eran (o son) Medicina, Derecho e Ingenierías. Por eso, a pesar de que ingresé a Ciencias de la Comunicación en la Unsa, ella me obligó a estudiar ingeniería en la Universidad Católica de Santa María. Desde muy joven supe que tenía que remar contra la corriente y lo sigo haciendo. Mi vida ha consistido en darle la contra a los demás.

Cuando publicaste tus primeros relatos, ¿cómo era el panorama narrativo peruano?

Realmente desolador. Yo terminé la universidad hace más de 20 años y en Arequipa no existían las editoriales independientes. Apenas recuerdo a un editor y escritor de cuentos fantásticos que me explicó, muy a su manera, lo costoso que era publicar un libro de relatos; por eso me desmotivé y, a pesar de que seguía escribiendo, pensé que jamás podría publicar mi primer libro.

Por suerte, justo en el último semestre de la universidad, encontré una convocatoria a un Premio Nacional de Cuento Largo organizado por la Universidad Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque: la historia tenía que ser de no menos de 25 páginas y de no más de 50. Así, muy influenciado por «El túnel» de Sabato, escribí furiosamente «Todo comenzó en la Universidad». Fui co-ganador del primer lugar, así que nos repartimos el premio con un estudiante de Piura. No obstante, el verdadero premio fue saber que los jurados fueron dos grandes como Colchado y Oswaldo Reynoso. Así pude conocerlo y entrevistarlo en su casa de Jesús María. Nos volvimos patas, fue una entrañable amistad. Yo le sugerí el título del último libro que publicó en su tierra natal: «Arequipa lámpara incandescente» y también me lo dedicó. Ese quizá sea mi mayor e inmerecido premio. O haber leído los borradores de sus últimos libros para luego almorzar comentando sus historias. ¡Qué privilegio! Creo que por eso, desde que él murió, ya no quiero ir a Lima. Ir a la capital representaba la posibilidad de ir al parque Alberti de Jesús María, tocar la puerta y pasar jornadas espléndidas con ese querido amigo.

-Claro, él siempre me dijo: mira, ese es un verdadero escritor-.

En tu opinión, ¿el arte puede ser un medio de resistencia frente a la anomia que vivimos actualmente?

Antes que escribir, leer es resistir. Los escritores somos lectores que damos un paso más y nos ponemos a contar historias con la ilusión de hacerlo con el talento de los maestros. Por eso es tan necesario fomentar la lectura desde la infancia y evitar la censura de autores incómodos. El arte debe introducirse en nuestras vidas, modificarlas y permanecer para siempre.

Un escritor, según tú, ¿puede realmente apartarse de lo ideológico?

Creo que ningún escritor puede hacerlo porque publicar un libro ya es un acto político. En nuestras historias asoman nuestras filias y nuestras fobias, nuestra mirada del mundo y nuestra ideología, equivocada o no, ese ya es otro cantar.

Para quienes aún no hemos tenido el placer de leer El mar que nos espera, ¿cómo definirías en tres palabras?

Una novela atípica.

Escribir una novela corta; ¿cómo fue para ti ese paso?

El libro tiene varias partes. Primero, una historia breve que Fernando Rivera analiza muy acertadamente cuando señala: “El sueño y la condena de vivir se narran y desnarran en esta implacable nouvelle que con una velocidad alucinante recorre el otro lado de las cosas. Orlando Mazeyra Guillén ha escrito en El mar que nos espera una historia extraordinaria donde los personajes miran desde el vértigo de la pesadilla y el acecho de la muerte, las posibilidades de la vida”. Pero luego asoma el deseo de construir «la casa de la novela» como señaló Luis Hernán Castañeda: «Orlando Mazeyra Guillén se sumerge en un mar cuyas profundidades ocultan las ruinas de una tragedia. Con una prosa directa y precisa, recupera los fragmentos de un pasado traumático. Y los devuelve a la superficie, donde intenta construir la casa de la novela. Su proyecto, a la vez literario y sanador, busca hacer habitable —respirable— el océano de sombras que asfixia a sus personajes. De allí que El mar que nos espera sea una historia resquebrajada, que no deja de perseguir, a través de sus giros de voz, perspectiva y género, una cierta unidad perdida. Sin embargo, el intento por anclar su relato en una verdad revela que la escritura ofrece un camino engañoso. Y que las motivaciones del escritor, lejos de ser redentoras, pueden estar contaminadas por el deseo y la traición”.

Es una novela sobre cómo yo escribí mi primera novela. O sea, ficción sobre la ficción y al final otro libro más que parece ser de otro autor. Mi novela es un reflejo de mi vida: imperfecta. Es como yo: con baches, vacíos, puntos ciegos.

Sé que estuviste en la capital, pero luego regresaste a vivir en Arequipa, ¿lo haces por elección o es un tipo de autoexilio?

Arequipa es mi patria. O si quieres, mi patria chica. He vivido y he trabajo haciendo prensa en Lima y es una ciudad que detesto desde los forros. Y esto no me impide aceptar con mucha pena y angustia que Arequipa cada vez se parece más a Lima. ¡Es espantoso!

-Oswaldo Reynoso te consideró un narrador prometedor.-

Oswaldo para mí es un hermano mayor. Un ejemplo a seguir. Y sobre todo un maestro. En mi novela hay ciertos guiños a él como mentor, creador y guía. Nunca estaré a su altura, pero sigo sus pasos con mis limitaciones y con muchísima pasión, algo que también aprendí de él.

¿Qué opinión tienes sobre las ferias regionales como la que se realiza en Ayacucho?

Que tienen un auténtico espíritu independiente y sobre todo plural. Déjame, por favor, agradecer una vez más a los jurados del Primer Premio Internacional de Novela de la FIL Ayacucho por elegir mi trabajo. La vida es como un juego de azar y creo que los premios también. Esta modesta gratificación, más que económica, tiene un carácter espiritual inmarcesible. Los escritores del interior del Perú tenemos que sacrificarnos en demasía para difundir nuestros libros. Por suerte, ahora contamos con un nuevo evento literario independiente en Ayacucho y eso me alegra muchísimo. Sé que cada año habrá mejores obras que la mía, no me cabe la menor duda.

Además de Reynoso, ¿qué otros escritores nacionales o extranjeros han sido referentes para ti?

De Arequipa: Oswaldo Reynoso, Vargas Llosa, Edmundo de los Ríos. También respeto y sigo con atención la obra de Yuri Vásquez, Alex Rivera de los Ríos, Jorge Monteza, Victoria Vargas, Dennis Arias, entre otros. Creo que es necesario, primero, conocer lo propio.

Además están obviamente Ribeyro, Arguedas, Valdelomar pero también Claudia Ulloa, Laura Riesco, Juan Manuel Robles, Luis Hernán Castañeda y un largo etcétera.

De los extranjeros no puedo olvidar a Camus, Sabato, Rubem Fonseca, Clarice Lispector, García Márquez, Lucia Berlin, Borges, Henry Miller, Richard Ford, Cheever, Volpi, Leonardo Padura, Ricardo Piglia y muchos más.

Al inicio de tu carrera, ¿cómo fue tu relación con los medios literarios y editoriales en el Perú?

Distante. Soy un escritor insular. Escribir historias en el semanario de César Hildebrandt me hizo ganar muchos lectores. Pero es sabido que en las editoriales que Oswaldo Reynoso llamaba «transnacionales» más que el mérito o el talento, prima la patería, el lustrabotismo y la argolla.

El reconocimiento institucional, como el Premio de Novela Corta que ganaste, ¿cambia algo en tu visión como escritor?

No, para nada. Me emociona mucho, eso sí. Me permite publicar mi novela y encontrarle un espacio en los medios. Pero ya te dije que los premios son un juego de azar y a veces los ganan los que menos lo merecen. Sean grandes o pequeños.

¿Cómo defines el tono de tus relatos?

Mi narrativa es autobiográfica e intimista. Pero en mi novela escapa del realismo a secas y «juego» con la novela «policial», con el terror, lo sobrenatural, etcétera. Ha sido todo un reto para mí y espero que el resultado sea alentador para todos aquellos que se animen a leerla.

¿Has considerado explorar otros géneros como la poesía, el ensayo o el teatro?

Garabateé poemitas en mi juventud pero no pasó de eso: meros garabatos. Una vez recibí un reconocimiento en El Búho por un modesto ensayo sobre Arequipa. Y me encantaría escribir una obra teatral, así que no lo descarto. Ojalá algún día lo haga.

¿En qué proyectos literarios estás trabajando actualmente?

Un libro con una mirada acuciante, dolorosa pero también esperanzadora del Perú: un libro peruano en el mejor de los sentidos y escrito con compromiso, por supuesto.

¿Qué consejo le darías a jóvenes narradores que, como tú, empiezan desde regiones como Arequipa, lejos de los grandes centros editoriales?

Que se olviden de todo lo «grande» (y grande entre comillas): ciudades, editoriales. Que no escriban llevados por modas literarias o temas que «vendan», que no piensen en los premios. Yo por ejemplo no he podido terminar de leer a Premios Alfaguara porque se me ha terminado de caer el pelo y las muelas también.

Uno debe escribir sobre lo que le revuelve las tripas y no casarse con nadie.

¿Prefieres trabajar en comunidad con otros escritores o te identificas más con un proceso individual y silencioso?

Como te dije: soy muy insular. Detesto las argollitas y manchitas «nice». Esa gentita que juega en pared y se devuelve favores.


Pasar del relato breve a la novela corta, ¿qué reto representó para ti?

Ponerme a prueba, intentar reinventarme. Es mi libro más audaz sin dejar de ser íntimo. En realidad no es una novela sino una antinovela. Espero que te guste. Yo creo que a Oswaldo le hubiera llamado la atención: la terminé el día de su cumpleaños, el 10 de abril.

Reynoso es un león arequipeño que sigue más vivo que nunca.

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Cultura

La literatura no muere gracias a ciudadanos como Julio Benavides Parra   

Lee la columna de Marisol Verónica Giordano Silva

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Por Marisol Verónica Giordano Silva

Julio César Benavides Parra nació el 20 de marzo de 1977, en Lima, en el distrito de Jesús María, y cursó estudios en el colegio particular Enrique N. Espinosa, del distrito del Rímac. Desde la educación secundaria, Julio destacó por su inclinación a las letras.

El año 1993 ocupó el tercer lugar a nivel inter-colegios en el Rímac, en un concurso convocado por su institución educativa. El año 1996 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y estudió ciencias de la comunicación, y desde ahí empezó su mayor compromiso por la literatura al punto de decidirse por ser escritor.

Diez años después, en el 2006, creó con un grupo de poetas y músicos el grupo “Hojas del éxodo”, y en este interín obtuvo el tercer puesto de un concurso de poesía organizado por la UAP y el gestor cultural José Beltrán Peña.

En el 2009, con un grupo de amigos, organiza el grupo denominado “Parnaso Perpetuo” y en un año desde ahí se organizó 15 recitales. Luego de esta etapa poética, Julio César, desde el 2010, desarrolla actividades en la editora “Paracaídas”, dirigiendo tres proyectos que se convirtieron en un libro, iniciando también su camino de editor y el 15 de enero del año 2011, con la antología “Sacra cofradía”, libro de once autores, apareció con el sello editorial “Vicio Perpetuo, Vicio Perfecto”. Gracias a ese noble proyecto viajó por costa, sierra y selva.

Entre sus poemarios destacan “Narciso y sus musas”, “Cultura combi” y “Mar de amores” y en narrativa tiene el título “Buscando a Venus”, además de la exitosa novela “Oìdos sordos”, de 79 páginas, publicado en noviembre del 2021, ambientada en el Perú de los años setenta del siglo pasado, tiempos de fútbol y del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada.

No obstante, su actividad creativa, esta se ve enriquecida en la vida de Julio César con su quehacer editorial a través del sello “Vicio Perpetuo, Vicio Perfecto” que ya tiene más de 150 títulos, entre poesía, narrativa, teatro, ensayo, sociología, antropología, medicina y filosofía, llevando a los lugares más recónditos de la patria a autores como Marco Martos, Winston Orrillo, Leopoldo Chariarse, Alonso Cueto, Eduardo Gonzales Viaña, Cronwell Jara, Edgardo Rivera Martínez, etc.

Gracias a esta labor de Julio César, se contribuye para que no fenezca el ambiente cultural y literario en nuestro Perú, y qué mejor con libros buenos, bonitos y baratos que tienen en la portada el acabado de connotados artistas y excelentes fotógrafos dedicados a trabajos de gran calidad artística.

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