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El arte de cagar parado

Camino mareado, como borracho. Siento el cuerpo cortado. Pero no estornudo. No tengo congestión nasal ni enfriamiento en el pecho, aunque sí un molesto dolor de cabeza y una creciente pesadez. No se trata de un resfrío sino más bien de un nuevo y severo caso de estreñimiento intestinal. Una nube de caca empaña mi horizonte. No me deja pensar. Tenía planeado ir al club, jugar un poco de frontón, tomar sol y bañarme en la piscina. En lugar de eso debo quedarme en cama, postrado, débil, sin ganas de nada, casi exánime, ingiriendo medicinas a granel, haciendo dieta y guardando reposo.
Mi forma de comer arruina siempre la fiesta. Si hago un inventario de mi vida defecante, puedo ver claramente que mis mejores y más espectaculares performances han sido protagonizadas en casas ajenas.
La de mi suegra, para empezar. Fui a pedir la mano de quien es hoy mi esposa y me la pasé encerrado en el baño con diarrea de nervios. Terminé atorando el wáter. Después de mí el único que se atrevió a entrar fue el gasfitero.
Defecar en casa ajena, en las proporciones que suelo hacerlo, es el atentado más grande y cruel contra la intimidad personal.
Mi precario y avinagrado estado de ánimo se agravó en otra ocasión a causa de una infección estomacal que me tenía haciendo caca sin parar desde el día anterior. Iba, además, retrasado para llegar al trabajo. El ómnibus se demoraba una eternidad. La presión en mis vísceras resultaba ya prácticamente insoportable. Por más que ajustaba las nalgas, tratando de cortarle la cola al dragón, sentía que un huayco caliente y marrón empezaba a desbordarse dentro de mis pantalones. “¡Bajan!”, grité desesperado al conductor. La gente alrededor se asustó. Nadie podía imaginar mi drama interno. En plena Plaza Grau, a las 7 y media de la mañana, sólo un ingenuo hubiera pretendido encontrar un taxi que no estuviera abotagado de pasajeros, apurados por llegar a sus empleos. Estaba a punto de rendirme, inventando ya una historia que pudiera justificar mi incontinencia en la vía pública para cuando arribaran las autoridades. “¡Papel!”, clamé esta vez, con la mano estirada, pero en un acto inconsciente, porque en realidad estaba tratando de detener un vehículo de alquiler. Un chofer determinado a hacer su obra de caridad del día me llevó volando a la oficina. Sentado en el trono me vinieron a la mente reflexiones trascendentes. Cuando terminé miré al fondo del wáter. Mi abundante deposición había formado graciosamente una figura con el mapa del Perú. Jalé la cadena.
No me fue mejor aquella mañana que sentía la cabeza a punto de estallar. Llevaba casi una semana sin poder ir al baño. Un fecaloma impresionante se había formado en mi duodeno. Ya ni siquiera podía pensar a causa del embotamiento. No distinguía las diferencias. Cuando llegó mi hermana con su esposo de visita a la casa, a ella le di la mano y a él lo saludé con un beso en la mejilla. Mi abuela acudió a auxiliarme. Me desnudó y echó boca abajo sobre la cama. “No te muevas”, dijo. Y me conectó un enema de agua fría que me hizo zapatear. No dio resultado. Era una piedra de caca lo que cargaba en mi interior. Entonces hizo la prueba con agua tibia. Parecía que iba a funcionar. Sentí que mi estómago se movía. Pero minutos después todo regresó a su estado anterior. La materia fecal se manifestaba dura como un bloque de cemento. No quedó más remedio que partir de emergencia al hospital. Otra vez a desvestirse. Junto a la camilla había un wáter. Pelado, sin cuarto de baño, exento por completo de resguardo y respeto al pudor. Luego entendí por qué. El enema que me inoculó el médico esta vez fue de bario, un químico blanco y espeso que irrigó mis entrañas y demolió el fecaloma de manera brutal. No hice más que bajarme de la camilla y sentarme sobre el wáter. Si hubiera estado más lejos habría esparcido excremento por toda la habitación. No sé cuál puede ser la relación exacta, pero al terminar de defecar sentí que se me despejaba la mente y se aclaraban mis ideas. “Sin duda la mierda es un elemento prodigioso”, pensé: “permite que nos limpiemos el culo”.
El ajetreo urbano de oficinistas, ambulantes y cargadores de bultos estaba salpicado de barro y suciedad ese lunes a mediodía en el jirón Paruro. Sol abrasador en plena hora punta. Los camiones de la basura no estaban en huelga, pero quizás de vacaciones. Yo caminaba despreocupado hacia alguna parte cuando me topé con una escena que me hizo tomar conciencia de mi propia miseria. ¿Qué edad tendría aquel caballero? ¿Setenta, quizás? Ochenta, tal vez. ¿En verdad estaba haciendo eso? “¡No te pases!”, rumié con indignación. El senil personaje estaba sosteniendo con ambas manos una pared de adobe. Parecía que hubiera descubierto una fisura importante y trataba de impedir que se desmoronara. Miraba de reojo a ambos lados, como pidiendo ayuda. Daba la sensación de estar sometiéndose voluntariamente a una implacable pesquisa policial. Pero no se veía un solo oficial cerca. Con los ojos de un pajarillo que se sabe a punto de ser fulminado por un perdigón, volteó para mirar atrás por encima de su hombro. Con manos temblorosas, se soltó la correa y abrió las piernas. Empezó a bajarse los pantalones. Se aflojó el calzoncillo hasta dejarlo caer sobre sus tobillos. A lo mejor sospechaba que la indiferencia de los peatones podía protegerlo de la burla, el escarnio y el castigo. Quedé paralizado de horror. De haber hecho más calor pudieron haber entrado 60 moscas en mi boca abierta. Un hilo de churreta comenzó a gotear de su culo flaco y arrugado. ¡Qué personalidad, por la puta madre! El viejo se cagó literalmente en el mundo. Eso no fue contra la ley. Fue contra la pared.
No me quedó entonces ya ninguna duda de que hasta las actividades cotidianas más prosaicas requieren cierto arte para ser desarrolladas. Digamos, tirarse un pedo, por ejemplo. Pero en público y permaneciendo anónimo. Hace falta oprimir el ano y ajustar las nalgas de un modo especialmente particular para que el viento sea expedido silenciosamente, sin causar ruido ni divulgar el origen o al autor. Como en aquel bus que me llevaba a los Registros Públicos. El destartalado vehículo estaba vacío, aunque todos los asientos venían ocupados (vacío, en el transporte público peruano, significa no hacinado). Siguiendo mi tendencia al aislamiento y las indicaciones del cobrador, avancé al fondo y me instalé de pie en la última fila de asientos. Me sujeté del pasamanos superior y traté de mantener en equilibrio mi portafolio. Viajaba con un pedo atravesado desde hacía rato. Quizás un efecto retardado de la comida de la noche anterior.
Los baches y el bamboleo terminaron por sublevar mi estómago. Concluí entonces que seguir conteniendo el gas en el interior de mi cuerpo era un atentado contra mi propia salud. Aproveché los saltos del autobús y la presencia amenazante de un rompe-muelle para dejarlo salir despacito. El ruido de la carrocería atenuó, disimuló, escondió el sonido de la expulsión. Resultó absolutamente discreto. Pero el olor pronto empezó a jugar en mi contra. La chica que venía sentada al lado de donde yo estaba parado hizo un gesto desagradable, como si se hubiera sentido ofendida, agredida de mala manera. Se tapó la boca de manera urgente para expresar claramente que estaba reprimiendo una náusea repentina. Con una mano empezó a agitar vivamente el aire, a fin de crear algo de ventilación que la rescatara de esa pestilencia sofocante. Me miró con tanto odio que creí reconocer en el fundillo de mi pantalón un humo delator. Al otro lado del pasillo, a mis espaldas, un hombre que venía dormido, cabeceándose contra el pasamanos del asiento delantero, despertó abruptamente. De un brinco se levantó y corrió a abrir la ventanilla más cercana, sin importarle el frío invernal de esa mañana. Entre dientes, mientras me insultaba con la mirada, hizo un comentario alusivo a mi madre.
Debido a ello -mi impericia en el arte de cagar parado-, hace una buena temporada que no tomo desayuno (por falta de tiempo) y no almuerzo (por falta de dinero). En todo caso, es una buena combinación para mantener la figura en forma y dejar de sentirme por tal motivo oprimido, comprimido, exprimido, reprimido, deprimido, constreñido.
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En Cusco: último puente inca habría sido cortado por desconocidos [VIDEO]
Colapso del puente Q’eswachaka, elaborado con ichu trenzado, fue reportado inmediatamente por la DDC del Cusco.

Declarado el 2013 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el puente Q’eswachaka, ubicado en el distrito de Quehue, provincia de Canas, departamento del Cusco, es renovado año a año por los comuneros del lugar trenzando paja, o ichu, para la elaboración de sus 28 metros de extensión.
No se trata de solo un puente que conecta a las comunidades, sino que es considerado como el último puente inca, el mismo que es construido todos los años por los lugareños siguiendo un ritual que dura cuatro días.

Lamentablemente, este último fin de semana apareció destruido por uno de sus lados, ocasionando su colapso. Desde la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco no se descarta la idea de que sujetos ajenos al lugar hayan cortado las cuerdas. Otra teoría puede ser que su desprendimiento se haya originado a causa de su deterioro natural.
Por su parte, el alcalde de Quehue, Walter Orochi Quispe, ha expresado su indignación al confirmar que el daño fue provocado por personas ajenas a la comunidad que cortaron un extremo de las cuerdas.
“Esta madrugada, desconocidos cortaron un extremo de las cuerdas de este puente. Hemos realizado la denuncia ante la Policía Nacional y hemos alertado al Ministerio de Cultura y a las autoridades regionales”, declaró el burgomaestre a medios locales.
Por su parte, desde el Ministerio de Cultura se ha enviado un equipo de especialistas del proyecto Qhapaq ñan y de la Coordinación de Monumentos y Sitios de la provincia de Canas para realizar evaluación técnica que den como resultado el verdadero origen de la caída del puente inca.
“Durante la noche, el guardián no se percató de lo sucedido, y creemos que lo cortaron con un cuchillo de filo, ya que es evidente cuando algo se cae del puente. Además, para nosotros, es extraño porque, incluso en los años anteriores, como durante la pandemia, el puente resistió durante dos años sin necesidad de renovación”, declaró uno de los lugareños a Radio TV Inka.
Los habitantes de las comunidades cercanas sugieren que el posible responsable del atentado podría ser una persona ajena a la zona, ya que, según afirman, las cuatro comunidades que habitan el área viven en completa armonía y no tienen conflictos internos.
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Rector de la UNSAAC nombró a asesor legal de manera irregular, pese a advertencia de SUNEDU
La SUNEDU exige a las universidades el estricto cumplimiento con las Condiciones Básicas de Calidad. Sin embargo, en la UNSAAC se zurran en el órgano regulador universitario.

La gestión del rector de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), Eleazar Crucinta, se encuentra cada vez más cuestionada. A medida que avanzan los meses, salen a la luz múltiples irregularidades, varias con presunta implicancia penal. Una de las más graves es el nombramiento ilegal de Alfredo Fernández Ttito como Director de Asesoría Jurídica de la UNSAAC, pese a que la SUNEDU ya había advertido expresamente sobre la ilegalidad de este tipo de designaciones.
La comunidad universitaria se encuentra escandalizada por los constantes destapes publicados en Lima Gris. Consultado por los cuestionamientos, el rector Crucinta anteriormente ofreció respuestas vagas y poco convincentes.
Recordemos que la UNSAAC ocupa el sexto lugar entre las instituciones públicas con mayor riesgo de corrupción, según una alerta de la Contraloría General de la República. Esta advertencia parece haberse confirmado. Además, Crucinta no ha descartado su intención de postular a la Región Cusco por el partido Alianza para el Progreso, agrupación política acusada de influir en instituciones clave como la propia Contraloría, que, en este caso, parece haber hecho la vista gorda.

Rector Eleazar Crucinta.
Nombramiento a pesar de la prohibición
El nombramiento de Alfredo Fernández Ttito como Director de Asesoría Jurídica fue formalizado mediante la Resolución N.º R-0268-2021-UNSAAC, con fecha 29 de marzo de 2021. En ella se dispone su designación como servidor administrativo en el cargo de Abogado IV, con nivel remunerativo F-5. Sin embargo, esta designación contraviene directamente el Informe N.º 537-2020-SUNEDU-03-06, emitido por la Oficina de Asesoría Jurídica de SUNEDU, el cual absuelve una consulta previa sobre este mismo tema.

Alfredo Fernández Ttito.
La consulta fue realizada mediante el Oficio N.º R-134-2020-UNSAAC por el ex rector de la UNSAAC Dr. Efraín Molleapaza Arispe. En su respuesta, la SUNEDU fue clara: no se puede designar como Director de Asesoría Jurídica a un trabajador administrativo nombrado que además ejerce docencia universitaria a tiempo parcial en calidad de nombrado.

Fuente: SUNEDU.
El informe detalla lo siguiente:
“Los docentes no podrán ocupar cargos en dependencias administrativas estrictas, tales como el Director de Asesoría Jurídica de las universidades” (Conclusión 4.2).
Asimismo, en el numeral 3.19 se precisa:
“El Director de Asesoría Jurídica no pertenece a una dependencia que provea servicios complementarios formativos ni realiza investigación. Se trata de una dependencia administrativa en estricto. En consecuencia, no es factible que el personal docente ocupe dicha dirección”.
A pesar de esta prohibición categórica, el rector Crucinta designó a Fernández Ttito en el cargo. El nombramiento representa una violación directa de las disposiciones legales, y pone en evidencia el manejo arbitrario de la UNSAAC por parte del rector y su círculo de confianza, vinculado al movimiento universitario MI UNSAAC.


Fuente: UNSAAC.
Implicancias jurídicas y omisión de control
El acto administrativo que da pie a esta designación incurre, presuntamente, en nulidad de pleno derecho por contradecir una disposición administrativa previa con carácter interpretativo y vinculante. Conforme al artículo 10 de la Ley del Procedimiento Administrativo General (Ley N.º 27444), son nulos los actos administrativos contrarios al ordenamiento jurídico o emitidos prescindiendo de las normas esenciales del procedimiento.
La situación se agrava si se considera que la Contraloría General de la República, institución que debería supervisar la legalidad del accionar administrativo de las universidades públicas, ha guardado un silencio preocupante frente a esta y otras presuntas irregularidades dentro de la UNSAAC.
La omisión de control, en este contexto, podría interpretarse como una forma de permisividad institucional que socava los principios de legalidad, meritocracia y transparencia en la función pública universitaria. Además, deja un precedente nefasto: que los pronunciamientos técnicos de órganos reguladores como la SUNEDU pueden ser ignorados sin consecuencia alguna.

Mientras esto ocurre en Cusco, el Superintendente de la Sunedu, Manuel Castillo Vegas, sigue sin pronunciarse.
¿Dónde están los entes de control?
La Contraloría General de la República, pese a haber sido alertada de esta irregularidad, no ha tomado acción alguna hasta la fecha. ¿Por qué no interviene? ¿Qué opinan al respecto la SUNEDU, la Comisión de Educación del Congreso, el Ministerio Público y otras autoridades competentes?
La UNSAAC atraviesa una profunda crisis institucional. Escándalo tras escándalo, su imagen se sigue deteriorando, afectando a miles de estudiantes y profesionales que ven cómo su casa de estudios es convertida en un feudo político. Es urgente una investigación exhaustiva y sanciones penales para los responsables. Solo así será posible recuperar la credibilidad y transparencia en una de las universidades más emblemáticas del sur peruano.
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ATU y el Metropolitano: 15 años de promesas incumplidas
La ATU ha convertido la modernización del Metropolitano en una promesa eternamente postergada. Ahora, su presidente David Hernández vuelve a anunciar avances, mientras los usuarios siguen padeciendo a diario un servicio caro, colapsado, restringido en buses, y cada vez más deplorable e indigno.

A quince años de su puesta en funcionamiento, el Metropolitano —el sistema de buses de tránsito rápido que alguna vez simbolizó modernidad en Lima— continúa circulando con una flota envejecida, desbordada y deteriorada. Ahora, el presidente de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), David Augusto Hernández Salazar, ha anunciado una esperada renovación: nuevos buses operativos para el 2026.
Una fecha que, aunque necesaria, suena más a postergación que a solución. Sin embargo, mientras los discursos se repiten, los usuarios siguen enfrentando a diario un servicio deteriorado, con buses antiguos, demoras constantes y estaciones colapsadas.
La renovación parece siempre estar en el horizonte, pero nunca llega. La ATU insiste en proyectar una imagen de avance y modernidad, cuando en realidad lo que predomina es la postergación embustera. Y mientras tanto, Lima paga el precio con un transporte público que se vuelve cada vez más insuficiente e indigno.

Lo cierto es que prometer para dentro de un año y medio, en un país donde la inestabilidad política y la lentitud burocrática son la norma, suena poco convincente. ¿Por qué se necesita una adenda contractual de cuatro meses y otros ocho para la llegada de buses? ¿Dónde quedó la previsión de una entidad que debería planificar con años de antelación?
El problema del transporte público en Lima es estructural, no administrativo. Las medidas paliativas —como el servicio Aerodirecto hacia el nuevo aeropuerto Jorge Chávez— no deben distraer de las reformas urgentes. Este nuevo servicio, todavía en fase de «marcha blanca», con horarios limitados y señalización deficiente, confirma que improvisar sigue siendo el modus operandi.

Peor aún es el estado de precariedad en que se encuentra el servicio del Metropolitano. Buses que fallan, rutas sobresaturadas, estaciones sin mantenimiento y, por supuesto, el eterno problema de la informalidad. Es por ello que resulta irónico escuchar a Hernández Salazar exigir “vehículos registrados y formales” para los taxis por aplicativo, cuando la ATU ni siquiera puede garantizar formalidad ni calidad en su propio sistema de transporte urbano.
Respecto al debate sobre estas plataformas, el discurso de la ATU es ambiguo. Por un lado, reconoce que el modelo tecnológico es positivo; por otro, busca encajonarlo en una normativa sin que exista una estrategia clara de implementación. Mientras tanto, miles de usuarios siguen expuestos a un servicio sin regulación efectiva y con vacíos legales evidentes.
Lima necesita un transporte digno, no más anuncios para 2026. La ciudadanía ya no quiere promesas, quiere resultados. Y los quiere ahora.
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Mincul quiso aumentar el aforo de Machu Picchu a 27 mil turistas por día y la DDC del Cusco le dijo que era “inviable”
Cartera del ministro Fabricio Valencia está desesperada por lucrar lo más que se puede en una de las nuevas maravillas del mundo. En la actualidad solo se permiten 4500 turistas al día.

¡De locos! Hace unos meses, el Ministerio de Cultura (Mincul) presentó un proyecto para incrementar el aforo diario al parque arqueológico de Machu Picchu de 4500 a 27,000, argumentando que con ello se facilitaba el ingreso a una mayor cantidad de turistas con un costo de ingreso de 35 soles, pero la duración de las visitas se acortaría a tan solo ¡una hora!
Esta propuesta no solo es un evidente incremento en el aforo a Machu Picchu, sino que implicaría un deterioro considerable en suelo del sitio arqueológico, de acuerdo a lo explicado por Nino del Solar, jefe del parque arqueológico, quien enfatizó que esto atentaría severamente en la conservación y preservación de la famosa ciudadela inca.
Ante ello, desde la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco rechazaron rotundamente tal desvarío del ministro Valencia, siendo calificada de “inviable”.
Cuenta además el funcionario que actualmente el Mincul, en coordinación con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) vienen trabajando en otro proyecto para ampliar el aforo.
“Estamos evaluando aumentar el aforo de Machu Picchu y si es posible elevar la capacidad”, manifestó el ministro Valencia en declaraciones para Tv Perú en abril pasado.
Venta de boletos para ingresar a la llaqta es un caos
La propuesta del Mincul no aparece de un momento a otro, sino que estaría ligada a las largas colas que se originan en la entrada a la ciudadela de Machu Picchu. En la actualidad, en temporada baja se pueden vender 4500 boletos, mientras que en temporada alta esa cifra se incrementa a 5600 boletos; que comprende los meses de abril hasta diciembre, es decir, nueve de los doce meses del año.
De esa cantidad, 1000 boletos se expenden en la misma boletería de ingreso (como último recurso si no se adquirieron con anticipación los boletos) y el resto son vendidas de manera virtual en la plataforma del Estado “Tuboleto.cultura.pe”, del Mincul.

El problema surge cuando los turistas, nacionales y extranjeros, no toman las previsiones del caso, adquiriendo con bastante tiempo de anticipación sus entradas para el acceso a la llaqta de Machu Picchu, ocasionando una gran aglomeración en el distrito de Aguas Calientes.
La solución para ese problema la vienen brindando varias autoridades, la misma que consiste en incrementar el aforo, sin embargo, como ya se explicó ello traería consigo el rápido deterioro de una de las siete maravillas del mundo, la misma que se mantuvo intacta durante siglos, pero el afán de lucrar de algunas autoridades es mayor a su preservación.
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Demora y confusión durante la “marcha blanca” en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez
Diversos pasajeros manifestaron su incomodidad al momento de ingresar y salir del nuevo aeropuerto. Aún hay cosas por mejorar.

Ayer se inició la denominada “marcha blanca” en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, llamando la atención de distintos medios de prensa que se congregaron para obtener las declaraciones de los primeros viajeros. Fueron ellos, y no funcionarios del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) o de Lima Airport Partners (LAP), quienes podían ofrecer una declaración imparcial sobre el manejo y el funcionamiento de las nuevas instalaciones.
Familiares de uno de los tantos pasajeros que iban a llegar al nuevo aeropuerto manifestaron aún hace falta mayor orientación respecto a la llegada de los vuelos. “No me han dado información clara, un orientador me mandó al otro aeropuerto y al final era aquí. Me confundieron”, comentó para Latina.
Asimismo, otro de los problemas a mejorar durante los 14 días que le restan a la “marcha blanca” es mejorar los tiempos para realizar el trámite de llegada en Migraciones.
“Me he tardado cerca de media hora solo en Migraciones. Son pocas personas las que están atendiendo en los módulos y eso ha ralentizado todo”, comentó una joven para el citado medio.
La confusión también se origina cuando uno quiere ingresar al nuevo aeropuerto. Una señora comentó que el taxista que la trasladó tuvo problemas sobre la ruta de acceso que tenía que elegir: “No hay información clara. Son pocas personas las que pueden orientarte y los letreros no ayudan mucho. Él se fastidió porque no sabía por dónde ingresar”, narró.
A propósito del malestar para el ingreso, un equipo de Latina también sufrió un percance al momento de elegir la ruta correcta. Según la reportera de ese canal, al llegar por la avenida Morales Duárez hay un camino que se divide en un carril derecho y otro izquierdo. El carril izquierdo está marcado como “larga espera”, que significa más de 24 horas, pero no hay nadie que aclare este detalle. Muchas personas que llegaban en taxi han tomado este carril por error y después se han dado cuenta de que no es el estacionamiento donde deberían estar, por lo que han tenido que dar la vuelta para ingresar al carril “corta espera” donde se permite que estén por un lapso máximo de 10 minutos para dejar o recoger pasajeros.

LAP anunció que de manera oficial el nuevo aeropuerto operará al 100 % desde el 1 de junio, fecha en que empezará a recibir a miles de pasajeros al día. Se espera que hasta esa fecha los inconvenientes antes señalados queden resueltos completamente, y que el tráfico que se origina al momento de ingresar al terminal aéreo se reduzca en lo más mínimo.
Finalmente, siempre se recomienda a todos los pasajeros llegar al nuevo aeropuerto tres horas antes de su vuelo.
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Empezó la “marcha blanca” en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez [VIDEO]
Nuevo aeropuerto será inaugurado de manera oficial el próximo 1 de junio. Se recomienda acudir con al menos tres horas de anticipación.

Después de cinco meses de demora, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez empezará a operar y por ello se ha dispuesto que a partir de hoy se inicie una “marcha blanca” que consistirá en una prueba real que servirá para sacar conclusiones en tiempo real sobre algunas deficiencias que se puedan originar a causa de este nuevo cambio de sitio, como por ejemplo el tráfico vehicular, el funcionamiento de los embarques, la llegada y salida de los pasajeros, así como los tiempos entre una y otra operación. Luego de ello, el 1 de junio, empezará de manera ya oficial a operar el tan esperado aeropuerto.
Por estos 15 días de “marcha blanca” estarán funcionando solo cinco aerolíneas en la nueva sede: Aerolíneas Argentinas, Volaris, Arajet, Air Europa y Aero República (Wingo Colombia), las cuales tendrán un promedio de 8 a 10 vuelos hacia el exterior.
Como se trata de un nuevo sistema, se recomienda a las personas que hayan adquirido boletos con esas aerolíneas tomar sus previsiones para evitar cualquier demora o contratiempo para abordar su avión. Aquí algunas recomendaciones:
- Vaya al nuevo aeropuerto con al menos 3 horas de anticipación. Debido al tráfico que se produce en la única vía de acceso, sobre todo en las horas punta, esto podría ocasionar una demora considerable de alrededor de 45 a 60 minutos.
- Pasaporte vigente: recuerde que el nuevo aeropuerto no contará con una oficina de migraciones. La oficina de Migraciones más cercana estará ubicada en el antiguo aeropuerto y le tomará unas cuantas horas realizar todo el trámite para sacar el pasaporte de urgencia. Para los demás trámites que no sean urgentes, los pasajeros deberán movilizarse hasta la sede de Migraciones en Breña.
- El transporte público no puede llegar al nuevo aeropuerto: Aerodirecto, línea oficial del nuevo aeropuerto es la única línea de bus autorizada para llegar hasta el terminal aéreo. Asimismo, los buses turísticos, automóviles particulares, taxis de aplicativos autorizados, también podrán ingresar al aeropuerto y tendrán solo 10 minutos para el desembarque.
Una vez dentro del terminal, los usuarios encontrarán módulos digitales para obtener su tarjeta de embarque y etiquetas de equipaje, además de los tradicionales counters de las aerolíneas. Posteriormente, se pasará por controles de seguridad equipados con tomógrafos de visión 360 grados, tanto para equipajes de mano como de bodega.
El ingreso a la zona restringida será exclusivo para pasajeros. Quienes los acompañen podrán llegar solo hasta el control de tarjetas de embarque, previo al área de seguridad y migraciones.
Sobre los taxis
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha establecido tres zonas diferenciadas para organizar el tránsito vehicular:
Nivel 3 – Zona de desembarque directo: permite dejar pasajeros con acceso inmediato al terminal. Los taxis tendrán una tolerancia de permanencia de 10 minutos. Pasado ese tiempo, se cobrará una tarifa establecida por el concesionario. Solo se podrá dejar pasajeros, no recoger.
Nivel 2 – Zona de recojo y descenso rápido: ubicada a pocos metros del terminal, permite dejar o recoger pasajeros en casillas señalizadas, sin detenerse por periodos prolongados. Desde aquí, quienes arriben deberán cruzar el bulevar para ingresar al terminal y quienes salgan podrán reunirse con su taxi previamente coordinado.
Nivel 1 – Exclusivo para unidades autorizadas: espacio reservado para vehículos que cuenten con permiso previo otorgado por Lima Airport Partners (LAP).
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Lujoso hotel de López Aliaga y su oscura permanencia en Machu Picchu por 6 mil dólares mensuales [VIDEO]
En el nuevo podcast de Lima Gris, todo sobre el caso del lujoso hotel del alcalde de Lima en Machu Picchu.

Como se recuerda, el 4 de diciembre de 2024, la empresa de López Aliaga solicitó al Gore-Cusco una ampliación de la concesión por 64 meses, alegando que en 2020 tuvo pérdidas económicas superiores a los 11 millones de dólares, atribuidas a los efectos de la pandemia de la Covid-19. Y en febrero último el juez Eliot Zamalloa concedió una medida cautelar a favor de que la empresa Perú Belmond continúe operando el hotel hasta que se convocara una nueva licitación.
Esto motivó a la cadena hotelera a comunicar que no entregaría el inmueble en la fecha pactada. Sin embargo, El Cuarto Juzgado Especializado en lo Civil de Cusco, a cargo de la jueza Fanny Pérez, en el mes de abril declaró improcedente la acción de amparo presentada por 73 trabajadores de la empresa y revocó la medida cautelar que permitía a la compañía, continuar operando el hotel ubicado en Machu Picchu.
Para la Comisión de Juristas Contra la Corrupción del Cusco, el Juzgado de Lima y la empresa hotelera cometen un “abuso del derecho” contra la región imperial, al extender ilegítimamente la concesión del hotel; y denuncian que existe una estrategia coordinada para perpetuar la concesión que vence en los próximos días, porque prioriza los intereses económicos de la multinacional —del alcalde López Aliaga— sobre los derechos de la región del Cusco.
El Gobierno Regional del Cusco liderado por Werner Salcedo aún no podría tomar posesión del bien; debido a que persiste el proceso de arbitraje, que finalmente definirá la administración del lujoso recinto ubicado al ingreso a la llaqta de Machupicchu.
Por lo visto, y pesar que pagan una suma irrisoria por el alquiler del espacio, el Hotel Sanctuary Lodge desearía perpetuarse en Cusco y continuar ganando miles de dólares.
Todos los detalles de la investigación en este podcast de Lima Gris, donde Edwin Cavello y Luis Felipe Alpaca dan detalles de lo que viene sucediendo en Machu Picchu.
Aquí el video del podcast y el reportaje.
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¡Qué frío! Temperatura en Lima Este cae de manera brusca hasta los 13 grados
Desde el último fin de semana ya se siente un cambio notorio en el clima, obligando a los ciudadanos a sacar las casacas más abrigadoras.

A desempolvar las frazadas. La temperatura mínima en Lima Este descendió hasta los 13 grados, especialmente en los distritos de La Molina, Ate y Santa Anita, de acuerdo a la información del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).
David Garay, especialista de dicha institución, explicó que hay dos factores que influyen en la baja temperatura en la capital, que ayer amaneció con cielo nublado: el descenso de la temperatura superficial del mar y los vientos que vienen desde el sur.
Garay explicó que, en gran parte de la costa central, el otoño avanza de manera gradual hacia el invierno (prevista que iniciará en el hemisferio sur el próximo 20 de junio). Precisó que las temperaturas más bajas se registran en zonas alejadas del litoral, mientras que en los distritos cercanos al mar la sensación de frío es menor debido el efecto termorregulador del océano, que atenúa el descenso térmico.
«En la mayor parte de la costa, hacia el centro, estamos en la transición del otoño a invierno; entonces la tendencia es que (las temperaturas) vayan disminuyendo progresivamente. Estimamos que en invierno se mantengan los valores normales, los mínimos 14 o 16 grados», respondió para Andina.

En otoño e invierno, sobre todo en la noche y la madrugada, Lima Este se convierte en una zona más fría por distintos factores, como la topografía, el terreno, la vegetación, el tipo de material de las casas, pero la más importantes es su lejanía del mar.
El mar actúa como un termorregulador y hace que las temperaturas no desciendan ni asciendan bruscamente en las zonas aledañas; de esto se benefician distritos como Magdalena, Miraflores, Barranco, Chorrillos y el Callao. En cambio, los del Este de la capital encontrarán temperaturas que tienden a disminuir de forma repentina en invierno y a subir en verano.
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