DISCAPACIDAD NO ES INCAPACIDAD
Por Ronny Albújar Corazón
Para hablar de este tema soy la persona indicada, el que te habla a través de esta columna es una persona con discapacidad. Me llamo Ronny Albújar Corazón, tengo 32 años de edad, soy comunicador social de radio y televisión, y por motivo de una caída de mi madre en el baño en su trabajo, desde pequeño tengo Parálisis cerebral infantil (PSI).
En el Perú, 13 de cada 100 personas padecen algún tipo de minusvalía; en la sociedad que vivimos vemos constantemente que las personas con habilidades diferentes como yo las llamo, sufren algún tipo de discriminación social, como: negación de oportunidades educativas, hasta otras más sutiles como la segregación y aislamiento que provocan las barreras físicas y sociales.
Continuando con mi tema personal te contaré que cuando mi madre sufrió este accidente por casualidades de la vida, yo no caminaba hasta los dos años de edad, empecé a caminar agarrándome de las paredes, sufrí mucho porque mientras los otros niños empezaban a dar sus primeros pasos, yo no lo hacia porque estaba todo el día en el hospital Adriana Rebaza Flores, con masajes terapéuticos y corriente eléctrica para revivir los nervios de mis piernas.
En el mundo 500 millones de personas padecen algún tipo de discapacidad o minusvalía, en 1993 la organización mundial de la salud y en el Perú, el instituto nacional de rehabilitación junto con el ministerio de salud, realizaron un estudio que reveló que el 45, 4 % es decir, casi la mitad de la población peruana sufría algún tipo de deficiencia. Este mismo estudio encontró que la tasa de prevalencia de discapacidad era de 31, 28 % y, que 13 de cada 100 peruanos padecen algún tipo de minusvalía.
Te contaré que cuando recién me sentí mejor de salud, mi doctor me dio de alta para poder hacer mi vida con normalidad, fue en ese momento que comencé a asistir al colegio y termine con mucho esfuerzo y dedicación mis estudios primarios y secundarios en un colegio “Gran Amauta 3037”
Además, que para mí la palabra esfuerzo y dedicación vale mucho porque me costó bastante por la situación física que atravesaba en ese momento.
Ahora a pesar que son muchas las personas discapacitadas que vencen sus limitaciones para destacar en el deporte, política, el arte o la empresa privada, así como ocurre en otra parte del mundo las personas con discapacidad en el Perú son víctimas de indiferencia, discriminación y marginación.
Esta situación ha generado una ausencia de la iniciativa política respecto a la promulgación y reglamentación de leyes que respalden al minusválido.
Más aun en la leyes promulgadas en el marco de la década internacional de las personas con discapacidad entre los años 1983 y 1992 que promovían el empleo, normaban la eliminación de las barreras arquitectónicas, otorgaban créditos promociónales para sus trabajadores discapacitados y beneficios tributarios, fueron prácticamente a partir de 1995 con la nueva administración.
Siguiendo con esta realidad, te diré que ahora mismo que te estoy contando mi historia a través de esta columna, estoy derramando algunas lagrimas por todo lo que he pasado, pero siempre mi gran fuerza y motivación fueron mis padres y mi familia que me supieron criar y sacar adelante, fueron mis familiares con su fuerza y valentía que lograron hacer de mi la persona que ahora soy, un ser humano profesional, que supo vencer la adversidad que le tocó vivir y que a pesar de todo le sigue sonriendo a la vida, porque Dios sabe porque hace las cosas.
En el Perú hay una ley para personas con discapacidad, la ley 27050 y su modificación de la ley 28164 donde en uno de sus artículos dice, que el 3% de las personas con discapacidad deben trabajar en empresa pública o privada, pero lamentablemente muchas veces no se cumplen.
Invito a las autoridades pertinentes como el presidente de la república, congresistas y ministros hacer algo para que esta ley se cumpla, para poder así gozar de una buena salud y de todo los beneficios que nos corresponden, porque siempre somos los excluidos olvidados de la sociedad. Solo se acuerdan de nosotros en épocas de elecciones, nos miran de costado para conseguir votos.
Yo les pido a las autoridades del país que por un momento se pongan en nuestro lugar y sientan lo que uno siente al no ser valorado en tu país, sientan como la indiferencia de tu país te golpea. En el Perú tenemos a grandes ejemplos de personas con discapacidad que han logrado vencer sus barreras y nos dan ejemplos de vida.
Tenemos dos congresistas como Luís Galarreta y Michel Urtecho, que con su discapacidad han llegado lejos. Un periodista deportivo como Giancaralo Bachelli que tiene Hidrocefalia cerebral, está postrado en una silla de ruedas y está postulando al congreso y para mi es gran comentarista deportivo.
Así, como ellos llegaron lejos en sus carreras yo también se que lo lograré. Es por ello que me estoy esforzando mucho para lograrlo porque “discapacidad no es incapacidad”.
En el Perú hay una institución llamada CONAVIS, que debería velar por nuestros derechos en salud, educación y trabajo, pero no hace nada por nosotros, solo se ayudan entre los mismos trabajadores de esa institución, porque cuando vas hacer un trámite siempre te ponen trabas.
Me pregunto entonces como persona con discapacidad que soy ¿para qué existe esa institución, si no hace nada por nosotros y nuestros derechos?
Para terminar sobre mi historia te cuento que pronto estaré ingresando a un medio de comunicación radial, con la fe puesta en Dios, con mi talento y mucho esfuerzo de mi parte.
Solo para reflexionar te hago las siguientes preguntas con sus respectivas respuestas:
- ¿Un discapacitado se puede trasladar de un lugar a otro?
- Sí, quizás necesite una silla de ruedas o una muleta, pero así puede desplazarse de manera independiente.
- ¿Un discapacitado puede jugar algún deporte?
- Sí, nos pueden ver jugando básquet entre otros deportes, quizás sentados en una silla de ruedas, pero aquello no impedirá jamás practicar y disfrutar del deporte que nos guste.
- ¿Un discapacitado puede trabajar?
- Sí, existen varios puestos de trabajos y cargos para que una persona con discapacidad pueda trabajar.
Por ello para terminar con el tema de discapacidad no es incapacidad te digo lo siguiente:
Dejemos de discriminar a las personas con discapacidad, porque somos iguales ante Dios y debería serlo ante la ley, pero la ley para las personas con discapacidad no se cumple. El cambio comienza en uno mismo.
Solo te digo amigo lector o lectora que vas a leer esta columna que merecemos ser tratados como cualquier otra persona en igualdad de condiciones, trabajar, estudiar y realizarnos. Dejemos los prejuicios de lado, porque discapacidad no es incapacidad; si desea hacer o sugerir algún comentario sobre esta columna escríbeme a la dirección de la revista, un abrazo.
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