Cultura
De Prada lo logró. La primera novela del siglo XXI
Un artículo de Hans Alejandro Herrera Núñez

Este año editorial Espasa ha presentado la primera entrega de la novela Mil ojos esconde la noche, de Juan Manuel de Prada. La novela es un mastodonte de 1600 páginas, una obra que no se compara a nada escrito en lo que llevamos del siglo, una obra mastodóntica. Además, la presente obra desmitifica la figura de artistas como Picasso (protegido por el régimen nazi en el París ocupado), rescata del olvido vidas de escritores y pintores españoles en el exilio francés, y todo a partir de una exhaustiva investigación de los archivos policiales de París. En la era de las novelas gruesas que no dicen nada, y de novelas sutilmente profundas que languidecen de raquitismo, ésta novela significa un terremoto literario que solo los lectores muertos y los que están por nacer comprenderán en su real magnitud. La Novela en mayúsculas ha vuelto. Esta es la historia de un estudiante de Derecho que no quería ser abogado.
Una novela para el siglo XXI
El s. XIX tiene a Los Miserables de Víctor Hugo, Madame Bovary de Flaubert, Guerra y Paz de Tolstoi, y a Crimen y Castigo como sus obras cumbres. El siglo XX al Ulises de Joyce, El extranjero de Camus, La familia de Pascual Duarte de Cela y a El juego de los abalorios de Herman Hesse como sus obras cumbres en el género. El siglo XXI en cambio tenía una novela que no se encontrara a sí misma. Algunos buenos exponentes han sido La carretera de Cormac McCarthy, 2666 de Bolaño, Septología de Fosse u Orbitor de Cartarescu. En resumen, nuestro siglo no tenía una primera gran novela en su haber… hasta ahora.
En lo personal creía que Cartarescu escribiría la primera gran novela del siglo, sin embargo, me he llevado una gran sorpresa este año.

La novela existe y se llama «Mil ojos esconde la noche». La primera novela del siglo XXI que no está escrita para este siglo complaciente, políticamente correcto y autocensurado. Esta novela es recia, es viril. Luego es un demonio de novela que nos arroja al callejón de gatos del alma, como diría del Valle Inclán, una calle llena de espejos para vernos perversos y ruines cada vez que nos reímos de las fechorías de su protagonista, el poeta camarada Fernando Navales.
«Mil ojos esconde la noche» de Juan Manuel de Prada es una obra sólida y temeraria. Escrita íntegramente a mano, algo que ha influido sin duda a una prosa más cuidada (escribir a mano involucra escribir más lento, escribir con el cuerpo reclinado hacia la hoja con los dedos apretando el bolígrafo, conlleva a su vez a poner más pensamiento en lo que se escribe y por ende más peso), es una novela de 1600 páginas, algo inédito para nuestro siglo de novelas famélicas escritas en ordenador a toda prisa. Por aspectos editoriales la novela se presenta en dos entregas, esta primera se subtitula “la ciudad sin luz” y es de unas ochocientas páginas, la siguiente parte se estrenará todavía el próximo año gracias a editorial Espasa.

Las razones de la importancia de esta novela son muchas, en lo formal su aparente barroquismo es una continuación de la tradición del esperpento pero también del tremendismo, abundan palabras que solo los más viejos recuerdan, esto por el propósito de que su narrador es un poeta y está ambientado en la década de 1940 en el París ocupado por los alemanes. Y precisamente este carácter de novela histórica es la otra razón de su primacía. A diferencia de Soldados de Salamina de Cercas o de las novelas de romanos de Posteguillo, la presente novela es el resultado de un estudio a profundidad de archivos. Es decir, es una novela con alma de historiador, o mejor dicho de expediente policial minucioso. Basado en archivos de la policía francesa, también en la correspondencia de escritores y pintores, así como de crónicas de prensa de la época, Mil ojos esconde la noche ofrece un repertorio de novelas de artistas reales atrapados en el París de Hitler, y todos los datos hasta los más anecdóticos no solo son verídicos sino históricos, reconstruidos en el marco de una novela, donde uno de los pocos personajes ficticios es el propio protagonista, Navales, a través del cual nos aproximamos a las miserias humanas de poetas que buscan sobrevivir aún a costo de complacer al poder.
Navales es un poeta en el que nos podemos identificar de sobra por más que lo neguemos. Navales es un alma carcomida por el resentimiento. Fracasó como poeta y fracasó como militante político. Después de sobrevivir a la guerra civil española pasó a un autoexilio de olvido en París a pesar de pertenecer al bando de los vencedores. No obstante, una oportunidad se abre con la llegada de los alemanes a París, la oportunidad de un resentido de vengarse de todos esos artistas liberales, marxistas, anarquistas, comunistas y progres de siempre, que de la noche a la mañana están a tiro de escopeta del destino. El policía Urraca (personaje real), le encomienda una tarea secreta, captar a los artistas republicanos exiliados de la guerra para que colaboren en las actividades culturales de Falange (organización fascista y brazo político del primer franquismo). Navales se convierte así en el que compra y vende prestigios entre los artistas hambrientos de esos primeros años en que todos daban por seguro que Alemania ganaría la guerra.

En un ambiente de hambre y pobreza, pero también de oportunismo, el poeta Navales cumplirá su trabajo con alegre eficiencia, y conoceremos en esta novela las minucias de unas vidas de artistas e intelectuales que han marcado la mitología de la historia y que Juan Manuel de Prada viene a desmontar con la minuciosidad de un policía de la Historia, sin caer jamás en la mentira de la memoria histórica (porque la memoria es engañosa y convenida). Veremos pasar por la novela a Picasso, a Gregorio Marañón, a Martínez Sagi, entre muchos otros.
Un villano que cae bien como el personaje de la Conjura de los necios
Navales es un hijo del fracaso, es el resultado del desastre del 98, su vida es una secuela de la Historia en forma de veneno. Su resentimiento, aunque acre se hace digerible a través de su humor, también acre, pero humor al fin al cabo
En palabras del director de cine, Alex de la Iglesia, la última novela De Prada no solo es mejor que Las máscaras del héroe (obra referencial de fin de siglo donde Navales es co protagonista), que es decir mucho, sino que estamos ante “el texto más deliciosamente bruto, agrio e incómodo desde La familia de Pascual Duarte”. Toda esa turba multa de artistas que aparecen en el libro son históricos y los sucesos relatados son sorprendentemente reales, de una minuciosidad policial.
Navales es un falangista de pata negra y camisa vieja, miembro de las falanges de la sangre, consagrado en persona por El Ausente, pero que por circunstancias de la vida tuvo que mantener oculta su labor a costa de perder las mieles del triunfo político de su bando, el nacional, para finalmente pasar a un ostracismo junto a los derrotados. Estar en el bando ganador y acabar con los perdedores esa es la doble amargura de Navales. Es capaz por alcanzar su objetivo de lo más miserable y mezquino que se pueda ser con los débiles. Como dice Alex de la Iglesia sobre él, “Navales arruina vidas, destroza carreras, insulta y menosprecia a cualquiera que se interponga en su camino, los cuales no son pocos. Sin embargo, nos encanta escuchar a Navales, porque disfrutamos como enanos la libertad de pensar lo que él piensa. Navales no miente, aunque mienta. Navales nos embauca diciendo la verdad. Navales sabe que nos encanta a pesar de nuestra incapacidad para aceptarlo. Nos ofrece generoso diversos sentimientos en bandeja de plata. Navales disfruta mezclando el sexo, la comida y la muerte. Es el monstruo definitivo De Prada, que se devora a sí mismo”.
Este poeta negro se deslumbra tanto por el genio de los otros que los detesta. Solo tolera los talentos menores, apagados, moribundos. Pero no sé conforma con ello, detesta la vida, detesta la literatura y detesta el amor. Maltratar escritores y artistas es su diversión, puede ser todo lo miserable que queramos, pero todos, de alguna manera al leerlo, participamos de esa miseria.

Navales tiene el más gratificante de los trabajos para un resentido, compra y vende prestigios. En una era de autocensura, como la nuestra, la cruda crapulencia de Navales nos resulta molestamente agradable, cómoda en su ruindad. Y lo que nos ofrece De Prada es la muestra de un cadáver moral por dentro. Ser sincero en la infamia en esta época de cobardes es lo más valiente que se puede hacer, de ahí la recompensa de la impunidad con que los lectores le pagamos al protagonista. Porque no nos engañemos, es fácil acostumbrarse a tener zurraspas en los calzoncillos.
La novela tiene por recursos el uso de la hipérbole y la sinécdoque. Es esperpéntico, hijo de la tradición de Quevedo y De Valle Inclán. Narrado en primera persona, leerlo te hace cómplice y participe del regodeo en su crapulencia. En la era de los resentidos este libro llega como un martillazo que rompe las paredes de nuestra conciencia bien pensante, para dejar entrar aire fresco, y también algo de luz.
El resentimiento de Navales ha carcomido su alma, las cuatro esquinas de su corazón, son esquinas negras. Pero no hay maldad absoluta, presenta resquebrajaduras solo ante dos mujeres, una actriz y una poeta, por supuesto, también reales. Como explica De Prada: «No sé puede ser absolutamente maligno como tampoco se puede ser sublime sin interrupción». Y en efecto hay momentos en que Navales tiene momentos de debilidad, en que la compasión vence su malignidad. Siente debilidad por dos mujeres, una vergonzosa debilidad llamada ternura.
«Fernandito, tu también puedes sanarte, Fernando, aunque tal vez ya no vuelvas a escribir tan brillantemente como lo haces ahora. El perdón es la mejor obra de arte que podemos completar en esta vida». Le dice Ana de Pombo, la cantante y actriz, que le abre el camino a la puerta de la redención del resentimiento del poeta.

Hay algo mefistofélico a la inversa, en un sentido cristiano en esto: entregar el genio literario a cambio del perdón. Algo difícil para Navales quien en un momento dice: «Renunciar al estilo se me antojaba más difícil que renunciar a la honra». Sin embargo, sea la actriz Ana de Pombo o la poeta anarquista Ana María Martínez de Sagi, algo empieza a operar en su espíritu.
Solo a ellas dos Navales respeta por encima de los demás, incluso por encima de El Ausente, incluso por encima de las ideologías. “Tal vez todas las ideologías se alimentan del despecho humano, del fracaso, del odio, del resentimiento. De todas esas inmundicias morales en dónde la ideología penetra como un nido de alegres víboras, acostándose con ellas y haciéndolas fecundas”. Serán la actriz y la poeta la que le descubrirán a Navales la tercera vía, el perdón de los pecados. Solo el amor extirpa la envidia y el odio. Atestiguamos el cambio, como dice Alex de la Iglesia, “el hombre ya no es un monstruo es tan solo un animal herido”.
La historia de Navales es la génesis de un resentido, de un relegado, porque no convenía que se conociera cierta parte de la historia. De ahí su exilio en París.
Dentro de la novela hay también otra novela, El Tiberio de Gregorio Marañón, una biografía sobre el resentimiento en el que Navales se verá como en un espejo. Es con Marañón, un liberal que, progresado al conservadurismo, con quién más se encona, y sin embargo será testigo del regreso tranquilo de Marañón a su cátedra en el Madrid franquista, cosa que Navales le resulta insoportable. Su resentimiento es también bíblico, es el resentimiento del hijo primogénito de la parábola del hijo pródigo, que ve regresar a su hermano perdonado por el Padre.
En resumen, esta novela es una novela salvaje, de una franqueza cruel, en que se refleja lo peor de nosotros los poetas. Los vituperios de Navales a esa caterva de poetas y pintores hambrientos, son como diría Cernuda, «las formas amargas del elogio».
Escribir a mano
Lo más increíble de esta novela de 1600 páginas es que su autor la escribió a mano. De Prada es muy posiblemente el único novelista que ha escrito toda su obra a mano. Este ejercicio hoy solo lo hacen los poetas, pero De Prada ha retomado una costumbre que diferencia su prosa y ha contribuido a acercarla más a la poesía. Como él menciona: «La tecnología abrevia nuestras decisiones morales, abrevia nuestro discernimiento. En cambio, escribir con bolígrafo es una actividad más física y más lenta, y al ser más lenta te da tiempo a poner en cada frase más pensamiento que un ordenador. Quizás los poetas sois los únicos que siguen escribiendo a mano. Yo escribo a mano porque pongo más de mí, pongo más conexiones entre las palabras. En cambio, cuando tecleas ante una pantalla, el lenguaje es siempre más expeditivo, es más directo. Cuando escribes a mano el puro arabesco de la caligrafía te permite escribir de forma más demorada y permite que en cada palabra concentres una mayor intensidad mental, y por tanto una mayor posibilidad de inspiración».
En efecto escribir a mano es más físico, hacerlo con regularidad hace que las yemas de los dedos acaben deshechas, torcidas, y el dedo medio acabe torcido también como los amanuenses egipcios, porque mientras uno escribe, con la espalda encorvada y el cuerpo recogido, volcado sobre sí mismo, te sale un cayo en el dedo. Pero escribir es como decía el maestro Emilio Alarcos, el ofrecer bellas palabras que han de generar un placer inmediato, puro y desinteresado. El libro auténtico de literatura es, por consecuencia, aquel que te da un calambrazo, porque en la página tal te encuentras con un cortocircuito, y en esa prosa nerviosa hay algo de la vieja poesía.
De Prada que ganó a lo largo de su vida más de trescientos concursos de relato corto, ha llegado a vivir de ello. Porque escribir se hace, como él dice, «con el culo, no hay otra manera, se hace atornillado a la mesa».
Todo lo que escribe De Parada en este libro como él mismo menciona, lo consiguió de los archivos. Y ¿dónde están los archivos de los poetas y pintores? En la policía, en este caso de la prefectura de París, porque esos poetas y pintores exiliados eran sospechosos de andar en malos pasos o de no tener moral. Es una obra nacida de los archivos, un rescate de la historia de nuestra literatura en español. Según ha declarado en varias entrevistas el autor, el noventa por ciento de esta novela son hechos reales, salvo un par de personajes, todos los demás han existido en esa ratonera que era el París ocupado por los alemanes.

Historia de un escritor
La historia de Juan Manuel es el sueño de todo estudiante de Derecho que no quiere ser abogado, sino escritor. Antes que existiesen las facultades de comunicaciones o las de literatura, mucho antes que viera nacer el mundo a la universidad de Lima o al TUC, a los que tenían esa sospechosa inclinación de ser escritores, sus familias los mandaban a enmendar la vida a la gloriosa facultad de Derecho. De Derecho han salido políticos, asesores, criminales, santos, filósofos, aprendices de carnicero, periodistas y hasta abogados, pero también alguno que otro escritor. Derecho era el nido de víboras donde se empollaba el corazón venenoso del escritor. Porque no nos engañemos, rara vez un escritor es una buena persona, pero acaso ¿quién es inocente entre los culpables? Y ya sé que escribo mal, pero es así como hablo, peores defectos tengo, lo sabe Antonio que es abogado, pero gracias a Dios no ejerce, solo se dedica una vez a la semana a ensuciarse el oído escuchándome, eso y a escribir libros buenos, que son de la raza de los libros peligrosos. A él le dedico mi entusiasmo. Y ya sé que las dedicatorias van al comienzo, pero ni modo, soy desordenado hasta en esto.
Juan Manuel de Prada es nieto de un taxista, su padre se superó como lo hacen en la clase trabajadora, estudiando a distancia para ascender a abogado y seguir trabajando para mantener a su familia. Juan Manuel que creció en una mejor condición social, fue mandado como se debe a la universidad, a estudiar Derecho, porque como sabemos el mundo es de los licenciados. Sin embargo, el joven De Prada tenía otros planes, pero poco tiempo para realizarlos. Tenía un plan B para su vida, huir al destino de los legajos fatuos donde la vista se pierde leyendo riadas de artículos y sentencias vinculantes. De Prada quería ser escritor. Dios o el Diablo sabrán de donde le nació la idea, en qué mala hora se dispuso a buscarse arruinar la vida. Tan bien que iba avanzando la familia.

Lector fanático sobre todo de autores olvidados. Entre sus tempranas aficiones estaban los poetas malditos. En específico la generación de La Bohemia, los poetas españoles de 1920. Un puñado de pobres desgraciados, letras heridas como los llaman en Cataluña, gente envenenada por la literatura y que solo podían vivir dedicados a ello en un permanente viernes santo. Sus lecturas de autores que hacía mucho no eran reeditadas, pero que los más viejos y conspicuos de los escritores godos recordaban con especial estupefacción, lo inspiraron a escribir un primer libro: Coños, inspirado en el famoso y casi totalmente olvidado libro, Senos de Gómez de la Serna. Este libro lo llevaría a ser reconocido entre los escritores mayores y ya consagrados como fue el caso de Paco Umbral, quien apoyó su trabajo, a modo de un protector y patrocinador y quien sabe si también como un maestro.
No obstante, las cosas se torcerían para mal, porque solo hay algo peor entre escritores que robarse versos, y eso es escribir bien, pero muy bien. El triunfo literario ajeno (y no me refiero a los premios sino a la obra en sí), sabe mal entre los escritores.

De Prada cometió el pecado mortal de escribir una novela, su primera novela, «Las máscaras del héroe», que no solo le ameritó el primer premio de un certamen de literatura de segunda línea, sino que fue en sí misma esa novela una gran novela, y esto a los 26 años de edad, algo que Paco Umbral, nuestro gran Paco Umbral, no lo pudo soportar.
Paco Umbral pasó de dedicarle a De Prada en su diccionario de literatura cuatro páginas (donde menciona que lo más importante en De Prada es que escribe y no redacta, que lo que hace es escribir páginas artísticas), a hacer llamadas telefónicas a redactores y periodistas para ennegrecerle la vida a un autor que recién empezaba.
Anna Caballé, periodista, recuerda que la primera vez que supo de Las máscaras del héroe De Prada, fue en una cena con varios compañeros de la facultad de periodismo en que invitaron a Paco Umbral, y quién en toda la velada no dejó de hablar mal de Juan Manuel y de su libro. Y claro, nadie había leído el libro, pero de inmediato se precipitaron a buscarlo, comprarlo y leerlo. De tomas maneras todos comprenderán que Umbral que nunca tuvo el aliento largo de la novela se halló ante una novela escrita por un crío, pero no cualquier novela, sino la novela que, a él, a Paco Umbral, le hubiera gustado escribir. Y claro, la reacción de Umbral no fue generosa sino resentida. Las máscaras del héroe es una gran novela que debemos leer, donde aparecen Huidobro, un Borges joven, Pio Baroja y muchos más. Pero Mil ojos esconde la noche, es algo más, mucho más.
Para Pérez Reverte, De Prada es “quizás el más brillante prosista de su generación”. ¿Por qué quizás?
Lo cierto es que nadie escribe como él.
Cultura
Mincul acepta la renuncia de la directora de la DDC de Pasco tras cuestionamientos
La arqueóloga Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui renunció a la dirección de la DDC de Pasco, en medio de cuestionamientos del personal por su escaso impulso a las industrias culturales, la falta de apoyo a artistas locales y la ausencia de diálogo con las comunidades nativas de la región.

El Ministerio de Cultura (Mincul) aceptó la renuncia de Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui al cargo de directora del Órgano Desconcentrado de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Pasco, función que asumió desde el 25 de junio de 2024, durante la gestión de la entonces cuestionada ministra Leslie Urteaga Peña.
La aceptación de su renuncia fue oficializada mediante la Resolución Ministerial N° 000157-2025-MC, firmada el 30 de junio por el actual ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja.

Cuadrao Mallqui es arqueóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabajó previamente en el Proyecto Qhapaq Ñan del Ministerio de Cultura, donde estuvo a cargo de la gestión del tramo La Raya–Desaguadero, en Puno. Además, figura como accionista de la empresa Cika Construcciones Generales S.A.C. y fue socia de Imaina Consultores SAC.

Sin embargo, su gestión durante un año en la DDC de Pasco generó críticas internas. Fuentes consultadas en el Ministerio de Cultura señalan que Cuadrao Mallqui mantenía una relación conflictiva y de discordia con parte del personal, y que existieron tensiones relacionadas con contrataciones de locadores (politólogos, antropólogos y comunicadoras) cuyos resultados habrían sido insatisfactorios. También se le atribuye haber maltratado a subordinados, incluidos colegas arqueólogos.
Asimismo, indican que solicitó licencia del 16 de junio al 15 de agosto para dedicarse a su proyecto de investigación. Según información a la que tuvimos acceso, los proyectos que se desarrollaban en Oxapampa quedaron bajo la supervisión del arqueólogo Alex Guevara Liau, sin mayor participación de otros colegas especialistas como se hacía anteriormente. ¿Por qué solo se enviaba a Guevara Liau?

Otro punto crítico fue la aparente falta de coordinación con comunidades nativas, con quienes, según norma administrativa, se deben realizar mesas de trabajo para garantizar el enfoque intercultural. Además, no se habría promovido suficientemente a artistas, danzantes u otros gestores culturales de la región, lo que generó descontento en el sector.
La salida de Cuadrao Mallqui deja a la DDC de Pasco nuevamente sin una dirección estable, en un contexto donde se reclama mayor cercanía con las comunidades y el impulso real a las expresiones culturales locales.
Cultura
Entrevista: Luis Castellanos nos habla sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y su exposición por sus 30 años de trayectoria [VIDEO]
En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, tuvimos como invitado al talentoso artista plástico Luis Castellanos, quien viene presentando una exposición individual en el ICPNA del centro de Lima.

Hay artistas que pintan por oficio, otros por catarsis, y unos pocos —los más raros, los más necesarios— que lo hacen como quien respira o sueña. Luis Castellanos pertenece a esa casta secreta. En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, conversamos con él, en medio de la melancolía y la lucidez, sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y la manera en que la vida —esa vieja maestra caprichosa— lo fue modelando con la paciencia de un escultor.
Su más reciente exposición, La intuición de la extrañeza, presentada en el ICPNA del centro de Lima, no es solo una muestra, sino una retrospectiva íntima, donde confluyen los fantasmas y las revelaciones de treinta años de creación. En cada trazo hay una interrogante suspendida, una sospecha del mundo. Castellanos no busca retratar lo visible, sino ese temblor invisible que habita en las formas y se escapa de las palabras. Su obra es una meditación estética, un lenguaje de lo incierto, una poética de la duda.
Escuchar a Castellanos es como mirar uno de sus cuadros: uno sale distinto, con una inquietud nueva, con la impresión de haber asomado a un espejo que devuelve algo más que el reflejo.
El dato: la presentación del libro de la muestra de Luis Castellanos será el 11 de julio a las 7 pm en el ICPNA del Centro de Lima.
Aquí la entrevista completa.
Cultura
Trabajadores del Ministerio de Cultura de Cusco anuncian la toma de Machu Picchu [VIDEO]
La ciudadela inca se encuentra en una lista negra y a punto de ser tomada por los propios trabajadores del Ministerio de Cultura del Cusco ante la inoperancia del ministro Fabricio Valencia.

La problemática del Ministerio de Cultura se intensifica. No solo hay cuestionamientos contra el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. Además, los empleados de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, exhaustos y humillados, claman a la presidenta Dina Boluarte que lo reemplace. Y como si el drama fuera aún poco, lo último que se sabe es que estos trabajadores planean tomar Machu Picchu. No por vandalismo, sino por desesperación. Porque el Estado los ha dejado solos, igual que al Santuario.
A esto se suma que Machu Picchu ha sido incluida en la lista negra por el portal Travel and Tour World, que recomienda no visitar la ciudadela inca.
Mediante una comunicación telefónica, Andy Ancasi, representante del Sitracas, nos da todos los detalles de lo que viene sucediendo en Cusco.
Aquí el video del programa.
Cultura
Julio Barco Premio Juegos Florales de la UNI
El poeta peruano recibe reconocimiento en los Juegos Florales Túpac Amaru de la UNI.

En una ceremonia cargada de símbolos y solemnidad, el poeta Julio Barco fue galardonado con el segundo puesto en los Juegos Florales La Familia Túpac Amaru, organizados por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las instituciones académicas más prestigiosas del Perú. El reconocimiento fue acompañado por un premio de S/. 4,000 y una ovación cálida por parte del jurado, autoridades y asistentes.
La distinción no solo celebra el talento literario de Barco, sino también la creciente necesidad de reconciliar la ciencia con la sensibilidad, la técnica con la poesía. Que una universidad dedicada históricamente a la formación de ingenieros rinda homenaje a la palabra escrita es, sin duda, un signo de que el arte aún pulsa en los espacios más racionales del país.
Con más de treinta libros publicados, Julio Barco ha construido una obra intensa, vital, crítica. Su participación en este certamen reafirma su compromiso por llevar la poesía al centro del debate cultural peruano. «Este premio me impulsa —dijo al recibir el reconocimiento—. Tengo tantos proyectos para revolucionar el arte en nuestro país. La poesía no ha muerto, solo está esperando que le hablemos desde otro ángulo».
El evento se realizó el 27 de junio de 2025 en el campus principal de la UNI. La entrega de premios fue precedida por palabras de homenaje a la familia Túpac Amaru, símbolo de lucha, dignidad y resistencia cultural —valores que resuenan también en la poesía de Barco—.
Con esta distinción, el autor de Me da pena que la gente crezca y Cantar de Chancay suma un nuevo capítulo en su incansable travesía por devolverle a la poesía peruana su fuerza originaria.
Cultura
MINCUL: La cuestionada designación del CAS de Karla Alarcón
¿Cómo ganó el concurso? la arqueóloga Alarcón no cumple con el requisito clave: haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia se limita al trabajo técnico de oficina dentro del Ministerio de Cultura, sin evidencia de liderazgo en campo ni dirección de PMA, evaluaciones o gestiones de CIRA.

La convocatoria CAS N.° 216-2025-MC, lanzada en abril de 2025 por el Ministerio de Cultura (Mincul), tenía como objetivo contratar a un(a) Coordinador(a) para la Dirección de Certificaciones. Se trataba de un puesto clave, pues esta dirección es responsable de coordinar, planificar y ejecutar acciones orientadas a preservar, proteger y conservar el patrimonio arqueológico inmueble del país.

Fuente: Mincul.
Entre sus principales funciones, figura la revisión, aprobación y seguimiento de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y de los Planes de Monitoreo Arqueológico (PMA), documentos indispensables para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada.
Concluido el proceso en mayo, la arqueóloga Karla María Alarcón García fue anunciada como la ganadora del concurso. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, una revisión detallada de los requisitos y de la trayectoria de la ganadora revela una serie de inconsistencias que comprometen la transparencia del proceso y siembran dudas sobre su legitimidad.

¿Se cumplían los requisitos?
El perfil exigido para el cargo incluía, como mínimo, título universitario en arqueología con colegiatura vigente, formación complementaria en gestión o patrimonio cultural, así como experiencia general de al menos siete años en el sector público o privado. Más aún, se pedía una experiencia específica de al menos cuatro años en funciones vinculadas al cargo, o tres años en el sector público en áreas similares. Pero lo más importante: el postulante debía acreditar dos años de experiencia en la dirección de Planes de Monitoreo Arqueológico y/o Proyectos de Evaluación Arqueológica y/o gestión de CIRAs.

Karla Alarcón no cumple con requisitos de 2 años como directora de PMA y CIRA.
Este último punto no es un detalle menor. Se trata de un filtro clave, pues quien asume la coordinación de la ‘Dirección de Certificaciones’ debe tener conocimiento de campo y experiencia comprobada en dirigir intervenciones arqueológicas. No basta con conocer los documentos, hay que haber estado en terreno. De otro modo, resulta inviable liderar técnicamente la instancia más estratégica del sector.
¿Y cómo pasó Karla Alarcón la evaluación?
Según los documentos revisados, la arqueóloga Karla Alarcón no cumple con el requisito específico de haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia laboral no evidencia dirección alguna de PMA, proyectos de evaluación ni gestiones de CIRA en campo. Es más, su trabajo ha sido siempre de oficina, como técnica dentro del propio Ministerio. Sin embargo, en su ficha de postulación, consignó haber ejercido la “gestión de CIRAs”, una frase y/o formulación ambigua que se asemeja a una leguleyada y parece haber sido suficiente para que pasara la evaluación curricular, etapa que por norma es eliminatoria.

Karla Alarcón se amparó en una palabra, para validar su postulación.
Aquí surge la primera gran interrogante: ¿cómo validó el comité evaluador esa experiencia? ¿Desde cuándo dar conformidad a documentos administrativos desde un escritorio equivale a dirigir una intervención arqueológica en el campo?
La respuesta no es técnica, es política. Lo que aquí se ha validado es una interpretación forzada del término “gestión”, que abre peligrosamente la puerta para que personas sin experiencia real en campo postulen y ganen puestos clave, mientras otros profesionales con trayectoria probada quedan fuera.

Una plaza con nombre propio
El contexto del concurso no ayuda a disipar las dudas. Según fuentes cercanas al proceso, la convocatoria habría estado originalmente dirigida a Ruth Quispe Calderón, amiga cercana de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa Silva. Sin embargo, ante la filtración de esta información, se habría descartado ese nombramiento para evitar un escándalo mayor. Como alternativa, se habría optado por Karla Alarcón, quien ya se desempeñaba como directora encargada de la Dirección de Certificaciones y, por tanto, era una figura “de confianza” dentro del sector.

Viceministra Moira Novoa, la misma que firmó la Resolución Viceministerial para el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa.
En este punto, el proceso se vuelve aún más cuestionable. La convocatoria fue ganada por Luis Felipe Mejía Huamán, pero mediante una fe de erratas se corrigió el resultado, otorgándole el puesto a Alarcón García en calidad de accesitaria. Mejía no habría llegado a firmar el contrato, y en un giro curioso pero conveniente, Alarcón asumió el cargo de forma oficial, pasando de ganar S/4,500 a más de S/11,264 mensuales.

El CAS fue ganado por Luis Felipe Mejía Huamán, pero luego corrigieron el resultado.
¿Quién dio la orden?
La pregunta es inevitable: ¿quién intervino para asegurar que Karla Alarcón se quedara con el puesto? Todo apunta a decisiones tomadas desde las más altas esferas del Mincul. Tanto la Oficina General de Recursos Humanos como la Alta Dirección —es decir, el ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa— estarían al tanto del proceso. Con el nombre de Ruth Quispe ya comprometido, y para no arriesgar la llegada de un profesional externo, se habría optado por consolidar a una figura que ya venía ejerciendo el cargo sin concurso y que, además, respondería fielmente a los intereses de quienes manejan el sector.

El 11 de junio convocaron como ganadora a Karla Alarcón García.
El cargo más codiciado
No se debe olvidar que la Dirección de Certificaciones es la joya de la corona del Ministerio de Cultura. Por esa oficina pasan todos los proyectos de inversión del país que requieren una evaluación arqueológica previa: minería, infraestructura, hidrocarburos, construcción, telecomunicaciones. Cualquier obra pública o privada necesita un CIRA o un PMA. Es decir, quien dirige esa oficina no solo tiene poder técnico, sino capacidad de incidencia en decisiones multimillonarias.
Por eso resulta tan preocupante que el proceso de selección no haya sido riguroso, ni transparente. En lugar de optar por la meritocracia, se ha preferido perpetuar prácticas que favorecen el amiguismo y el control político de una dirección técnica. Y si se valida como experiencia el trabajo administrativo desde una oficina, pronto veremos a otros funcionarios, sin experiencia real, disputando cargos estratégicos bajo el mismo criterio.
¿Y ahora qué?
Lo ocurrido en la convocatoria CAS N.° 216-2025-MC debe ser revisado con seriedad por los órganos de control del Estado. No se trata solo de un concurso más, sino de un proceso que compromete la legitimidad del sistema de contrataciones públicas, la credibilidad del Ministerio de Cultura y, sobre todo, la adecuada protección del patrimonio arqueológico del país.
Porque si quienes deben garantizar la conservación del patrimonio no saben ni siquiera cómo se ejecuta una intervención en campo, ¿Qué nos queda como ciudadanos? Solo mirar desde lejos cómo el poder se distribuye a puertas cerradas, mientras las formas legales se ajustan, como siempre, al tamaño de los intereses.
Cultura
Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia
Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.
Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.
No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.
La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.
El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.
La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?
Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.
Cultura
Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?
Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

Por Luis Huertas
Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.
Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?
Primer intento: CAS N°072-2025-MC
El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.
Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.
Segundo intento: CAS N°296-2025-MC
El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:
- Experiencia general: de 6 a 5 años
- Experiencia específica: de 4 a 3 años
- Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
- Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.
Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.
¿Puestos a la carta?
Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?
Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.
Una llamada a la reflexión
Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.
La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.
Cultura
Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero
El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.
El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.
En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.
El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.
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