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Cultura

De Prada lo logró. La primera novela del siglo XXI

Un artículo de Hans Alejandro Herrera Núñez

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Este año editorial Espasa ha presentado la primera entrega de la novela Mil ojos esconde la noche, de Juan Manuel de Prada. La novela es un mastodonte de 1600 páginas, una obra que no se compara a nada escrito en lo que llevamos del siglo, una obra mastodóntica. Además, la presente obra desmitifica la figura de artistas como Picasso (protegido por el régimen nazi en el París ocupado), rescata del olvido vidas de escritores y pintores españoles en el exilio francés, y todo a partir de una exhaustiva investigación de los archivos policiales de París. En la era de las novelas gruesas que no dicen nada, y de novelas sutilmente profundas que languidecen de raquitismo, ésta novela significa un terremoto literario que solo los lectores muertos y los que están por nacer comprenderán en su real magnitud. La Novela en mayúsculas ha vuelto. Esta es la historia de un estudiante de Derecho que no quería ser abogado.

Una novela para el siglo XXI

El s. XIX tiene a Los Miserables de Víctor Hugo, Madame Bovary de Flaubert, Guerra y Paz de Tolstoi, y a Crimen y Castigo como sus obras cumbres. El siglo XX al Ulises de Joyce, El extranjero de Camus, La familia de Pascual Duarte de Cela y a El juego de los abalorios de Herman Hesse como sus obras cumbres en el género. El siglo XXI en cambio tenía una novela que no se encontrara a sí misma. Algunos buenos exponentes han sido La carretera de Cormac McCarthy, 2666 de Bolaño, Septología de Fosse u Orbitor de Cartarescu. En resumen, nuestro siglo no tenía una primera gran novela en su haber… hasta ahora.

En lo personal creía que Cartarescu escribiría la primera gran novela del siglo, sin embargo, me he llevado una gran sorpresa este año.

La novela existe y se llama «Mil ojos esconde la noche». La primera novela del siglo XXI que no está escrita para este siglo complaciente, políticamente correcto y autocensurado. Esta novela es recia, es viril. Luego es un demonio de novela que nos arroja al callejón de gatos del alma, como diría del Valle Inclán, una calle llena de espejos para vernos perversos y ruines cada vez que nos reímos de las fechorías de su protagonista, el poeta camarada Fernando Navales.

«Mil ojos esconde la noche» de Juan Manuel de Prada es una obra sólida y temeraria. Escrita íntegramente a mano, algo que ha influido sin duda a una prosa más cuidada (escribir a mano involucra escribir más lento, escribir con el cuerpo reclinado hacia la hoja con los dedos apretando el bolígrafo, conlleva a su vez a poner más pensamiento en lo que se escribe y por ende más peso), es una novela de 1600 páginas, algo inédito para nuestro siglo de novelas famélicas escritas en ordenador a toda prisa. Por aspectos editoriales la novela se presenta en dos entregas, esta primera se subtitula “la ciudad sin luz” y es de unas ochocientas páginas, la siguiente parte se estrenará todavía el próximo año gracias a editorial Espasa.

Las razones de la importancia de esta novela son muchas, en lo formal su aparente barroquismo es una continuación de la tradición del esperpento pero también del tremendismo, abundan palabras que solo los más viejos recuerdan, esto por el propósito de que su narrador es un poeta y está ambientado en la década de 1940 en el París ocupado por los alemanes. Y precisamente este carácter de novela histórica es la otra razón de su primacía. A diferencia de Soldados de Salamina de Cercas o de las novelas de romanos de Posteguillo, la presente novela es el resultado de un estudio a profundidad de archivos. Es decir, es una novela con alma de historiador, o mejor dicho de expediente policial minucioso. Basado en archivos de la policía francesa, también en la correspondencia de escritores y pintores, así como de crónicas de prensa de la época, Mil ojos esconde la noche ofrece un repertorio de novelas de artistas reales atrapados en el París de Hitler, y todos los datos hasta los más anecdóticos no solo son verídicos sino históricos, reconstruidos en el marco de una novela, donde uno de los pocos personajes ficticios es el propio protagonista, Navales, a través del cual nos aproximamos a las miserias humanas de poetas que buscan sobrevivir aún a costo de complacer al poder.

Navales es un poeta en el que nos podemos identificar de sobra por más que lo neguemos. Navales es un alma carcomida por el resentimiento. Fracasó como poeta y fracasó como militante político. Después de sobrevivir a la guerra civil española pasó a un autoexilio de olvido en París a pesar de pertenecer al bando de los vencedores. No obstante, una oportunidad se abre con la llegada de los alemanes a París, la oportunidad de un resentido de vengarse de todos esos artistas liberales, marxistas, anarquistas, comunistas y progres de siempre, que de la noche a la mañana están a tiro de escopeta del destino. El policía Urraca (personaje real), le encomienda una tarea secreta, captar a los artistas republicanos exiliados de la guerra para que colaboren en las actividades culturales de Falange (organización fascista y brazo político del primer franquismo). Navales se convierte así en el que compra y vende prestigios entre los artistas hambrientos de esos primeros años en que todos daban por seguro que Alemania ganaría la guerra.

En un ambiente de hambre y pobreza, pero también de oportunismo, el poeta Navales cumplirá su trabajo con alegre eficiencia, y conoceremos en esta novela las minucias de unas vidas de artistas e intelectuales que han marcado la mitología de la historia y que Juan Manuel de Prada viene a desmontar con la minuciosidad de un policía de la Historia, sin caer jamás en la mentira de la memoria histórica (porque la memoria es engañosa y convenida). Veremos pasar por la novela a Picasso, a Gregorio Marañón, a Martínez Sagi, entre muchos otros.

Un villano que cae bien como el personaje de la Conjura de los necios

Navales es un hijo del fracaso, es el resultado del desastre del 98, su vida es una secuela de la Historia en forma de veneno. Su resentimiento, aunque acre se hace digerible a través de su humor, también acre, pero humor al fin al cabo

En palabras del director de cine, Alex de la Iglesia, la última novela De Prada no solo es mejor que Las máscaras del héroe (obra referencial de fin de siglo donde Navales es co protagonista), que es decir mucho, sino que estamos ante “el texto más deliciosamente bruto, agrio e incómodo desde La familia de Pascual Duarte”. Toda esa turba multa de artistas que aparecen en el libro son históricos y los sucesos relatados son sorprendentemente reales, de una minuciosidad policial.

Navales es un falangista de pata negra y camisa vieja, miembro de las falanges de la sangre, consagrado en persona por El Ausente, pero que por circunstancias de la vida tuvo que mantener oculta su labor a costa de perder las mieles del triunfo político de su bando, el nacional, para finalmente pasar a un ostracismo junto a los derrotados. Estar en el bando ganador y acabar con los perdedores esa es la doble amargura de Navales.  Es capaz por alcanzar su objetivo de lo más miserable y mezquino que se pueda ser con los débiles. Como dice Alex de la Iglesia sobre él, “Navales arruina vidas, destroza carreras, insulta y menosprecia a cualquiera que se interponga en su camino, los cuales no son pocos. Sin embargo, nos encanta escuchar a Navales, porque disfrutamos como enanos la libertad de pensar lo que él piensa. Navales no miente, aunque mienta. Navales nos embauca diciendo la verdad. Navales sabe que nos encanta a pesar de nuestra incapacidad para aceptarlo. Nos ofrece generoso diversos sentimientos en bandeja de plata. Navales disfruta mezclando el sexo, la comida y la muerte. Es el monstruo definitivo De Prada, que se devora a sí mismo”.

Este poeta negro se deslumbra tanto por el genio de los otros que los detesta. Solo tolera los talentos menores, apagados, moribundos. Pero no sé conforma con ello, detesta la vida, detesta la literatura y detesta el amor. Maltratar escritores y artistas es su diversión, puede ser todo lo miserable que queramos, pero todos, de alguna manera al leerlo, participamos de esa miseria.

Navales tiene el más gratificante de los trabajos para un resentido, compra y vende prestigios. En una era de autocensura, como la nuestra, la cruda crapulencia de Navales nos resulta molestamente agradable, cómoda en su ruindad. Y lo que nos ofrece De Prada es la muestra de un cadáver moral por dentro. Ser sincero en la infamia en esta época de cobardes es lo más valiente que se puede hacer, de ahí la recompensa de la impunidad con que los lectores le pagamos al protagonista. Porque no nos engañemos, es fácil acostumbrarse a tener zurraspas en los calzoncillos.

La novela tiene por recursos el uso de la hipérbole y la sinécdoque. Es esperpéntico, hijo de la tradición de Quevedo y De Valle Inclán. Narrado en primera persona, leerlo te hace cómplice y participe del regodeo en su crapulencia. En la era de los resentidos este libro llega como un martillazo que rompe las paredes de nuestra conciencia bien pensante, para dejar entrar aire fresco, y también algo de luz.

El resentimiento de Navales ha carcomido su alma, las cuatro esquinas de su corazón, son esquinas negras. Pero no hay maldad absoluta, presenta resquebrajaduras solo ante dos mujeres, una actriz y una poeta, por supuesto, también reales. Como explica De Prada: «No sé puede ser absolutamente maligno como tampoco se puede ser sublime sin interrupción». Y en efecto hay momentos en que Navales tiene momentos de debilidad, en que la compasión vence su malignidad. Siente debilidad por dos mujeres, una vergonzosa debilidad llamada ternura.

«Fernandito, tu también puedes sanarte, Fernando, aunque tal vez ya no vuelvas a escribir tan brillantemente como lo haces ahora. El perdón es la mejor obra de arte que podemos completar en esta vida». Le dice Ana de Pombo, la cantante y actriz, que le abre el camino a la puerta de la redención del resentimiento del poeta.

Hay algo mefistofélico a la inversa, en un sentido cristiano en esto: entregar el genio literario a cambio del perdón. Algo difícil para Navales quien en un momento dice: «Renunciar al estilo se me antojaba más difícil que renunciar a la honra». Sin embargo, sea la actriz Ana de Pombo o la poeta anarquista Ana María Martínez de Sagi, algo empieza a operar en su espíritu.

Solo a ellas dos Navales respeta por encima de los demás, incluso por encima de El Ausente, incluso por encima de las ideologías. “Tal vez todas las ideologías se alimentan del despecho humano, del fracaso, del odio, del resentimiento. De todas esas inmundicias morales en dónde la ideología penetra como un nido de alegres víboras, acostándose con ellas y haciéndolas fecundas”. Serán la actriz y la poeta la que le descubrirán a Navales la tercera vía, el perdón de los pecados. Solo el amor extirpa la envidia y el odio. Atestiguamos el cambio, como dice Alex de la Iglesia, “el hombre ya no es un monstruo es tan solo un animal herido”.

La historia de Navales es la génesis de un resentido, de un relegado, porque no convenía que se conociera cierta parte de la historia. De ahí su exilio en París.

Dentro de la novela hay también otra novela, El Tiberio de Gregorio Marañón, una biografía sobre el resentimiento en el que Navales se verá como en un espejo. Es con Marañón, un liberal que, progresado al conservadurismo, con quién más se encona, y sin embargo será testigo del regreso tranquilo de Marañón a su cátedra en el Madrid franquista, cosa que Navales le resulta insoportable. Su resentimiento es también bíblico, es el resentimiento del hijo primogénito de la parábola del hijo pródigo, que ve regresar a su hermano perdonado por el Padre.

En resumen, esta novela es una novela salvaje, de una franqueza cruel, en que se refleja lo peor de nosotros los poetas. Los vituperios de Navales a esa caterva de poetas y pintores hambrientos, son como diría Cernuda, «las formas amargas del elogio».

Escribir a mano

Lo más increíble de esta novela de 1600 páginas es que su autor la escribió a mano. De Prada es muy posiblemente el único novelista que ha escrito toda su obra a mano. Este ejercicio hoy solo lo hacen los poetas, pero De Prada ha retomado una costumbre que diferencia su prosa y ha contribuido a acercarla más a la poesía. Como él menciona: «La tecnología abrevia nuestras decisiones morales, abrevia nuestro discernimiento. En cambio, escribir con bolígrafo es una actividad más física y más lenta, y al ser más lenta te da tiempo a poner en cada frase más pensamiento que un ordenador. Quizás los poetas sois los únicos que siguen escribiendo a mano. Yo escribo a mano porque pongo más de mí, pongo más conexiones entre las palabras. En cambio, cuando tecleas ante una pantalla, el lenguaje es siempre más expeditivo, es más directo. Cuando escribes a mano el puro arabesco de la caligrafía te permite escribir de forma más demorada y permite que en cada palabra concentres una mayor intensidad mental, y por tanto una mayor posibilidad de inspiración».

En efecto escribir a mano es más físico, hacerlo con regularidad hace que las yemas de los dedos acaben deshechas, torcidas, y el dedo medio acabe torcido también como los amanuenses egipcios, porque mientras uno escribe, con la espalda encorvada y el cuerpo recogido, volcado sobre sí mismo, te sale un cayo en el dedo. Pero escribir es como decía el maestro Emilio Alarcos, el ofrecer bellas palabras que han de generar un placer inmediato, puro y desinteresado. El libro auténtico de literatura es, por consecuencia, aquel que te da un calambrazo, porque en la página tal te encuentras con un cortocircuito, y en esa prosa nerviosa hay algo de la vieja poesía.

De Prada que ganó a lo largo de su vida más de trescientos concursos de relato corto, ha llegado a vivir de ello. Porque escribir se hace, como él dice, «con el culo, no hay otra manera, se hace atornillado a la mesa».

Todo lo que escribe De Parada en este libro como él mismo menciona, lo consiguió de los archivos. Y ¿dónde están los archivos de los poetas y pintores? En la policía, en este caso de la prefectura de París, porque esos poetas y pintores exiliados eran sospechosos de andar en malos pasos o de no tener moral. Es una obra nacida de los archivos, un rescate de la historia de nuestra literatura en español. Según ha declarado en varias entrevistas el autor, el noventa por ciento de esta novela son hechos reales, salvo un par de personajes, todos los demás han existido en esa ratonera que era el París ocupado por los alemanes.

Historia de un escritor

La historia de Juan Manuel es el sueño de todo estudiante de Derecho que no quiere ser abogado, sino escritor. Antes que existiesen las facultades de comunicaciones o las de literatura, mucho antes que viera nacer el mundo a la universidad de Lima o al TUC, a los que tenían esa sospechosa inclinación de ser escritores, sus familias los mandaban a enmendar la vida a la gloriosa facultad de Derecho. De Derecho han salido políticos, asesores, criminales, santos, filósofos, aprendices de carnicero, periodistas y hasta abogados, pero también alguno que otro escritor. Derecho era el nido de víboras donde se empollaba el corazón venenoso del escritor. Porque no nos engañemos, rara vez un escritor es una buena persona, pero acaso ¿quién es inocente entre los culpables? Y ya sé que escribo mal, pero es así como hablo, peores defectos tengo, lo sabe Antonio que es abogado, pero gracias a Dios no ejerce, solo se dedica una vez a la semana a ensuciarse el oído escuchándome, eso y a escribir libros buenos, que son de la raza de los libros peligrosos. A él le dedico mi entusiasmo. Y ya sé que las dedicatorias van al comienzo, pero ni modo, soy desordenado hasta en esto.

Juan Manuel de Prada es nieto de un taxista, su padre se superó como lo hacen en la clase trabajadora, estudiando a distancia para ascender a abogado y seguir trabajando para mantener a su familia. Juan Manuel que creció en una mejor condición social, fue mandado como se debe a la universidad, a estudiar Derecho, porque como sabemos el mundo es de los licenciados. Sin embargo, el joven De Prada tenía otros planes, pero poco tiempo para realizarlos. Tenía un plan B para su vida, huir al destino de los legajos fatuos donde la vista se pierde leyendo riadas de artículos y sentencias vinculantes. De Prada quería ser escritor. Dios o el Diablo sabrán de donde le nació la idea, en qué mala hora se dispuso a buscarse arruinar la vida. Tan bien que iba avanzando la familia.

Lector fanático sobre todo de autores olvidados. Entre sus tempranas aficiones estaban los poetas malditos. En específico la generación de La Bohemia, los poetas españoles de 1920. Un puñado de pobres desgraciados, letras heridas como los llaman en Cataluña, gente envenenada por la literatura y que solo podían vivir dedicados a ello en un permanente viernes santo. Sus lecturas de autores que hacía mucho no eran reeditadas, pero que los más viejos y conspicuos de los escritores godos recordaban con especial estupefacción, lo inspiraron a escribir un primer libro: Coños, inspirado en el famoso y casi totalmente olvidado libro, Senos de Gómez de la Serna. Este libro lo llevaría a ser reconocido entre los escritores mayores y ya consagrados como fue el caso de Paco Umbral, quien apoyó su trabajo, a modo de un protector y patrocinador y quien sabe si también como un maestro.

No obstante, las cosas se torcerían para mal, porque solo hay algo peor entre escritores que robarse versos, y eso es escribir bien, pero muy bien. El triunfo literario ajeno (y no me refiero a los premios sino a la obra en sí), sabe mal entre los escritores.

De Prada cometió el pecado mortal de escribir una novela, su primera novela, «Las máscaras del héroe», que no solo le ameritó el primer premio de un certamen de literatura de segunda línea, sino que fue en sí misma esa novela una gran novela, y esto a los 26 años de edad, algo que Paco Umbral, nuestro gran Paco Umbral, no lo pudo soportar.

Paco Umbral pasó de dedicarle a De Prada en su diccionario de literatura cuatro páginas (donde menciona que lo más importante en De Prada es que escribe y no redacta, que lo que hace es escribir páginas artísticas), a hacer llamadas telefónicas a redactores y periodistas para ennegrecerle la vida a un autor que recién empezaba.

Anna Caballé, periodista, recuerda que la primera vez que supo de Las máscaras del héroe De Prada, fue en una cena con varios compañeros de la facultad de periodismo en que invitaron a Paco Umbral, y quién en toda la velada no dejó de hablar mal de Juan Manuel y de su libro. Y claro, nadie había leído el libro, pero de inmediato se precipitaron a buscarlo, comprarlo y leerlo. De tomas maneras todos comprenderán que Umbral que nunca tuvo el aliento largo de la novela se halló ante una novela escrita por un crío, pero no cualquier novela, sino la novela que, a él, a Paco Umbral, le hubiera gustado escribir. Y claro, la reacción de Umbral no fue generosa sino resentida. Las máscaras del héroe es una gran novela que debemos leer, donde aparecen Huidobro, un Borges joven, Pio Baroja y muchos más. Pero Mil ojos esconde la noche, es algo más, mucho más.

Para Pérez Reverte, De Prada es “quizás el más brillante prosista de su generación”. ¿Por qué quizás?

 Lo cierto es que nadie escribe como él.

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HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).

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Cultura

Coreografía solar

María Fe Florez-Estrada despliega una poética visual tejida en foil y acrílico que entrelaza memorias íntimas y referencias ancestrales en una coreografía de luz, textura y contemplación. Está en La Galería de San Isidro hasta el 6 de julio.

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Siete obras tramadas en foil metálico sobre acrílico coloreado y tres esculturas dedicadas a Mariella Agois vibran con una energía ciertamente sutil, pero envolvente. Al tiempo de revelar una obsesión meticulosa por la materialidad como lenguaje, la repetición del método sugiere ya un manifiesto: la exploración sistemática de un mismo proceso para extraer variaciones infinitas, como si cada obra fuera un verso de un poema visual.

Más o menos así son estas Remembranzas, la más reciente exposición de María Fe Florez-Estrada (Lima, 1979) en la sala II de La Galería de San Isidro. “Cada tejido nuevo empieza a partir de un recuerdo”, dice la artista. “Una sensación de aquel tiempo dotándola de una nueva interpretación”. La técnica del foil, que viene desarrollando desde hace más de 14 años, se ha convertido para ella en una suerte de caligrafía emocional: cada trama es un mapa afectivo.

De manera que lo personal y lo colectivo se funden en este corpus reciente. Tres de las piezas llevan los nombres de sus hijos —Nisso, Rafael y Sienna— y en ellas se advierte un colorido cálido y pulsante que parece traducir lo indecible del amor maternal. La memoria aquí no es nostalgia: es celebración transformada en forma, en vibración, en partitura visual.

Silencio luminoso-

La artista entiende su obra como una exploración del tiempo a través de la materia. El foil —láminas doradas, plateadas y cobrizas— deviene en metáfora de la luz capturada, del instante suspendido. Estas superficies actúan como espejos fragmentados que reflejan tanto la presencia del espectador como la ausencia de aquello que se recuerda. En “Recuerdo de un eclipse”, por ejemplo, el brillo metálico evoca la corona solar: un destello atrapado en la oscuridad, una imagen suspendida entre lo visible y lo secreto.

El contraste entre los materiales industriales y las referencias a los textiles andinos no es casual. “Para mí es una manera de exteriorizar este presente con colores vibrantes y transparentes que proyectan luz y a la vez se mezclan con la trama de foil”, explica. En esa tracción entre lo ancestral y lo industrial se manifiesta una de las claves del arte contemporáneo peruano: la coexistencia de lo originario y lo global en una coreografía de contradicciones y mestizajes.

Por su parte, las tres esculturas en homenaje a Mariella Agois profundizan la búsqueda. “Siento gran admiración por su obra, es un deleite para los sentidos”, comenta Florez-Estrada. “Compartimos la constante búsqueda de expresión sensorial apuntando a generar efectos visuales de volumen y movimiento a través del uso del color y de las composiciones lineales”. En estas piezas tridimensionales, la línea se vuelve arquitectura. Y el homenaje se transforma en diálogo.

Así, Remembranzas no es solo una exposición: es una constelación de sentidos en movimiento. Una apuesta por la contemplación en un mundo saturado de estímulos. La serialidad de las obras, la minuciosa repetición del tejido, el juego con la luz y la geometría, remiten al ritual más que a la industria.  Al arte como acto meditativo, como gesto de resistencia ante lo fugaz. Una trama de recuerdos.

Donde cada destello de foil es una palabra no dicha. Y en ese silencio luminoso la artista alcanza lo inasible: hacer visible lo que el tiempo quiso borrar. Y, como la luz en un eclipse, sigue iluminando aún después de desaparecer.

Muestras: Remembranzas de María Fe Florez-Estrada y La arquitectura del ser de Daniel Defilippi y

Lugar: La Galería.

Dirección: Conde de la Monclova 255 – San Isidro.

Fechas: Del 10 de junio al 5 de julio.

Horario: De lunes a viernes de 11 a 7 p.m. y sábados de 3 a 7 p.m.

Ingreso: Libre.

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Cultura

Decano del Colegio de Arqueólogos exige la renuncia del ministro de Cultura por recorte en protección de las Líneas de Nasca

En entrevista exclusiva desde la protesta convocada ayer frente al Ministerio de Cultura, el decano del Colegio de Arqueólogos del Perú, Pieter Van Dalen, lanzó duras críticas contra la gestión del ministro Fabricio Valencia y exigió su inmediata renuncia, junto con la de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa Silva, tras la aprobación de una polémica resolución que recorta el perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

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La manifestación, realizada en la explanada del Ministerio en San Borja, reunió a arqueólogos, estudiantes, ciudadanos y organizaciones vinculadas a la defensa del patrimonio cultural. El motivo: el rechazo a la resolución viceministerial firmada por Novoa Silva que, según los especialistas, pone en peligro amplias zonas arqueológicas.

“Es una situación muy lamentable, que venimos viviendo desde hace más de una semana, desde que salió esta nefasta resolución”, señaló Van Dalen. “El Ministerio de Cultura, en vez de proteger el patrimonio, estaría dejando fuera grandes extensiones de zonas arqueológicas que quedarían expuestas a la minería ilegal, las urbanizaciones, los cultivos y otros problemas que afectan a esta región”.

El recorte del perímetro de las Líneas de Nasca —una de las herencias más emblemáticas del Perú y Patrimonio Mundial de la Humanidad— ha generado preocupación entre la comunidad científica nacional e internacional. Para el Colegio de Arqueólogos, esta decisión no solo es técnicamente injustificable, sino que sienta un precedente peligroso.

Consultado sobre las recientes denuncias penales contra el ministro Valencia, la viceministra Novoa y otros funcionarios, el decano expresó que si bien aún no conocía los detalles del caso, considera urgente que el Poder Judicial investigue los motivos detrás de esta resolución. “Sería importante que se pueda demostrar por qué sacaron esta medida. Nosotros también estamos recibiendo documentación y evaluaremos si corresponde que los arqueólogos involucrados sean sometidos al Tribunal de Ética y Disciplina”, indicó.

El Colegio de Arqueólogos se suma así a los pedidos de interpelación ya aprobados por el Congreso. “El ministro ha demostrado su incapacidad moral para dirigir el Ministerio de Cultura. Debe dar un paso al costado porque está haciéndole mucho daño a la cultura del país. Lo mismo con la viceministra”, reclamó Van Dalen.

El mensaje también incluyó una exhortación directa a la presidenta Dina Boluarte: “Le pedimos que haga cambios urgentes y necesarios en el Ministerio de Cultura. Estos señores tienen que dejar sus cargos porque mucho daño están haciéndole al país entero.”

El clamor desde San Borja se escuchó fuerte y claro. Mientras los manifestantes mostraban pancartas con lemas como “Las Líneas de Nasca no se negocian” y “Nasca nose vende, Nasca se defiende”, la figura del ministro Valencia se sigue debilitando. En un escenario de creciente presión política y social, la permanencia de los actuales responsables del Ministerio de Cultura pende de un hilo.

Aquí la entrevista en exclusiva con Pieter Van Dalen, decano del Colegio de Arqueólogos del Perú.

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Cultura

Gori Tumi: «Exigimos que el ministro y la viceministra de Cultura sean destituidos»

En medio de las protestas que se realizaron ayer en la explanada del Ministerio de Cultura, Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra el titular de Cultura, Fabricio Valencia, y su viceministra de Patrimonio, Moira Novoa, por atentar contra las Líneas de Nasca.

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Durante las protestas realizadas ayer en la explanada de la sede central del Ministerio de Cultura, el arqueólogo Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra la actual gestión del ministro Fabricio Valencia. En una entrevista exclusiva, Tumi denunció un presunto negociado estatal que pone en riesgo el patrimonio arqueológico de Nasca, y exigió la renuncia inmediata tanto del ministro como de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa.

En un ambiente marcado por la indignación ciudadana, Gori Tumi calificó de “componenda” las acciones del Ministerio de Cultura que permitieron el recorte del área de protección de las líneas de Nasca. Según su denuncia, esta reducción se realizó sin sustento técnico alguno, favoreciendo intereses vinculados a la minería informal en la región. “Se ha demostrado, más bien por la ausencia de documentación técnica, que todo este recorte en la poligonal fue hecho sin sustento, y es muy suspicaz que se haya dado en un contexto de expansión minera”, afirmó el arqueólogo.

Más grave aún, Tumi reveló que el hermano de una funcionaria del Ministerio de Cultura —subdirectora de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica— había solicitado la liberación de 100 hectáreas para actividad minera dentro del área originalmente protegida. Aunque el solicitante habría fallecido, el conflicto de intereses es evidente. “Ella (Jeanette Gutiérrez Achulla) debió saber que tenía un problema de intereses familiares y participó en la reunión original donde se avaló el recorte”, señaló.

Para el presidente de la Asociación de Arte Rupestre, esta situación no es un hecho aislado sino parte de un patrón sistemático de negligencia e intereses ocultos. Recordó que en anteriores gestiones, como las de Luis Jaime Castillo, ya se habían producido decisiones similares en sitios como Pachacamac y Puruchuco. “Es decir, nuevamente se ha tratado de beneficiar intereses particulares o privados, o intereses oscuros al final”, sentenció.

En la entrevista, Tumi también desmintió las versiones oficiales que pretendían justificar la redefinición de la poligonal en base a supuestos estudios. “No hay una investigación real que justifique esa re-delimitación. No se han hecho estudios ad hoc. Se trató de disfrazar una operación política como si fuera un proceso técnico”.

La Asociación Peruana de Arte Rupestre, que él preside, emitió un pronunciamiento formal el pasado 8 de junio, exigiendo no solo la destitución del ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa, sino también una eventual investigación penal para todos los involucrados. “No nos hemos quedado de brazos cruzados”, advirtió. “Exigimos que se tomen acciones jurídicas porque esto ha sido un atentado contra un bien arqueológico insustituible”.

El escándalo por el recorte en la protección de las líneas de Nasca ha escalado rápidamente: el Congreso ya aprobó tres interpelaciones contra el ministro de Cultura, y el Ministerio Público ha iniciado diligencias preliminares. Las declaraciones de Gori Tumi refuerzan la sospecha de que, detrás de las resoluciones administrativas, se esconde una estrategia deliberada para abrir paso a la depredación del patrimonio nacional bajo el amparo del Estado.

Aquí la entrevista completa:

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Cultura

Líneas de Nasca: Jois Mantilla advierte intereses económicos tras resolución del Ministerio de Cultura

El investigador y periodista denuncia que se intenta desproteger áreas con valioso patrimonio arqueológico para favorecer la expansión minera. La norma ha sido suspendida, pero el riesgo sigue latente. Aquí la entrevista.

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En una entrevista contundente, el periodista e investigador Jois Mantilla lanzó duras críticas contra el Ministerio de Cultura por la reciente resolución viceministerial que pretendía modificar los límites de protección de las Líneas de Nasca, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Según Mantilla, se trató de un “despropósito movido por intereses económicos y políticos”, disfrazado de una medida técnica para “sincerar” el polígono de protección.

“Fue una tremenda torpeza. Primero sacan la norma, luego esperan el escándalo, y recién ahí retroceden. Así funcionan los gobiernos llenos de ineptos”, sentenció Mantilla. La medida publicada el 28 de mayo fue parcialmente suspendida días después, pero el periodista advirtió que se trata solo de una pausa estratégica: “Van a insistir, ahora con otro lenguaje, aparentando apertura”.

Uno de los puntos más graves señalados por Mantilla es que no hubo ninguna consulta previa ni con arqueólogos ni con autoridades locales. “Ni el alcalde provincial fue informado. Y lo más grave: ni siquiera el Colegio de Arqueólogos fue convocado”, denunció.

El ministro de Cultura intentó justificar la medida afirmando que el área es más grande que Tumbes y que el perímetro excluido no contiene restos arqueológicos. Pero Mantilla desmintió tajantemente esas afirmaciones: “Eso es mentira. No hay estudios que lo respalden. Lo que hay son intereses mineros. Hay hasta una funcionaria con vínculos familiares con empresas que ya estaban pidiendo concesiones en la zona”.

Además, Mantilla reveló que muchas de las nuevas figuras descubiertas por la Universidad japonesa de Yamagata —más de 300 geoglifos adicionales identificados con inteligencia artificial y tecnología satelital— se encuentran precisamente en las áreas que se buscaban excluir del área protegida.

“No podemos seguir mochando el territorio, porque lo que vamos a terminar teniendo es una historia incompleta, una investigación que nunca se podrá cerrar. Si no protegemos todo, estamos perdiendo lo más valioso que tenemos: nuestra memoria arqueológica”, sostuvo.

Pese a las duras críticas, Mantilla reconoció que el polígono podría ajustarse en ciertas zonas urbanas consolidadas, donde ya existen viviendas e infraestructura. Pero insistió en que eso debe hacerse con criterios técnicos claros, con un registro arqueológico completo y con la protección asegurada para todas las zonas aún por investigar.

“La plaga humana necesita espacio, sí. Pero el desarrollo no puede construirse sobre la destrucción de nuestro pasado”, concluyó.

Aquí el podcast de Lima Gris con la entrevista completa.

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Cultura

Crisis en el MINCUL: trabajadores se alzan contra el ministro Fabricio Valencia

Rebelión en el Ministerio de Cultura en defensa del patrimonio cultural. Mediante un comunicado, los trabajadores del Mincul denuncian la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión del recorte del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa.

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Los trabajadores del Ministerio de Cultura, los guardianes invisibles de nuestro patrimonio, han levantado su voz en un comunicado solemne, reclamando que la decisión tomada no solo es inválida desde el punto de vista técnico y científico, sino también un acto de negligencia total frente al legado de quienes nos precedieron y a los intereses de las futuras generaciones. La reducción, señalan, no tiene respaldo ni respaldo científico ni respaldo legal, y viola principios internacionales de gestión patrimonial que demandan transparencia, participación ciudadana y criterios rigurosos en la protección del patrimonio cultural.

El ministro afirma, con una mezcla de simplicidad y arrogancia, que la reducción del área se sustenta en «más de 20 años de estudios» —una aseveración que enardece la indignación de sus propios técnicos y especialistas que denuncia la falta de transparencia en la rendición de cuentas. No hay, en realidad, estudios públicos, informes publicados ni validación externa que justifiquen esa disminución. Lo que existe, dicen los firmantes, es una decisión unilateral cuyo único fundamento parece haber sido un supuesto «falta de evidencias arqueológicas» en las zonas excluidas, una afirmación que, más que ciencia, parece una excusa para abrir paso al interés comercial y predatorio. La alarma no solo radica en el tamaño de la reducción, sino en la forma en que se ha llevado a cabo: sin participación, sin debate público, sin respaldo técnico, prostituyendo la ciencia y los valores patrimoniales por una conveniencia administrativa o, peor aún, por intereses desconocidos —o peor aún, evidentes.

Los trabajadores, con la nobleza de los que aman su oficio y saben que trabajan en la trinchera de la preservación, denuncian además la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión. La supuesta base de «más de dos décadas de investigación», que el ministro repite como un mantra para legitimar su acción, no ha sido respaldada por ningún informe accesible ni validado por la comunidad científica internacional. La opacidad, en estos casos, siempre es un signo de alarma. La transparencia, como ya lo proclamó el propio Lawrence Livermore, es la moneda de la buena gestión del patrimonio.

La acción del ministro no solo pone en entredicho su competencia, sino que revela un desconocimiento flagrante del peso simbólico, cultural y científico de Nasca. La amenaza de esta reducción es el desmembramiento de un todo, de un paisaje cultural que no puede entenderse solo por sus fragmentos aislados. La preservación de Nasca no requiere la disminución de su territorio, sino la expansión y protección integral de un paisaje que fue cuidadosamente estudiado y protegido por la comunidad internacional y nuestros propios arqueólogos. La respuesta del ministro parece reflejar más un capricho ideológico que una política pública con sentido: reducir las áreas protegidas para facilitar actividades ilícitas, como la minería ilegal, que ya han dañado irreversiblemente sectores del desierto y que, en palabras de los propios expertos, son los verdaderos enemigos de este patrimonio.

La actitud de los responsables políticos contrasta brutalmente con la sensibilidad y el compromiso de los propios trabajadores, que en su comunicado señalan que la protección del patrimonio no es una cuestión de interés económico inmediato, sino una obligación moral, un deber imperativo de toda sociedad civilizada. La protección del patrimonio cultural no es un negocio, sino un legado, un hilo que une nuestro pasado con nuestro presente, y que debe ser preservado con la ciencia, el respeto y la participación pública.

Pero, como en toda tragedia, no falta también la farsa. La estrategia de esconder estudios, de actuar sin consultar, de legislar con apresuramiento y sin clamor, evita cualquier debate serio y transparente. La falta de publicación de los estudios que supuestamente justifican la reducción, unido a la ausencia de informes técnico-científicos validados por organismos independientes, revela una práctica antidemocrática y anticientífica, una manipulación insensata que solo puede terminar dañando —y no beneficiando— a nuestro patrimonio.

El llamado de los trabajadores es a no aceptar este sacrilegio silencioso, a defender la integridad del paisaje cultural de Nasca con toda la fuerza de la ley, del conocimiento y del sentido común. Quieren una gestión participativa, transparente, respaldada en evidencia científica, que involucre a las comunidades locales, a los científicos, a las instituciones internacionales y a toda la sociedad civil que reconoce en Nasca su patrimonio común. La historia nos muestra que los patrimonios no se protegen con decretos arbitrarios ni con decisiones unilaterales, sino con respeto, con ciencia y con un compromiso ético que trascienda los intereses momentáneos.

La responsabilidad del Estado, en definitiva, es custodiar, no destruir; comprender, no simplificar; proteger, no reducir. La historia, que los geoglifos y los geólogos nos han enseñado con silenciosa contundencia, es que los legados monumentales son frágiles, como la arena del desierto, y que la verdadera grandeza está en comprender nuestro papel en la conservación de esa herencia.

Este es un llamado a la sensatez y a la justicia. Newton nos enseñó que toda acción genera una reacción igual y opuesta; si destruimos un patrimonio, solo nos queda la impotencia, la vergüenza y un legado que será, en adelante, un testimonio de nuestro silencio y nuestra cobardía.

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Cultura

Líneas de Nasca: el negociado político continúa

Lee la columna de Edwin Cavello

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El Ministerio de Cultura ha anunciado con entusiasmo que deja sin efecto la resolución que recortó en un escandaloso 42% el perímetro de protección de las Líneas de Nasca y Palpa. A primera vista, podríamos celebrar esta rectificación como un triunfo de la presión ciudadana y el sentido común. Sin embargo, sería ingenuo bajar la guardia.

El comunicado oficial parece una pieza de relaciones públicas más que una declaración de principios. Detrás del aparente regreso al plano perimétrico de 2004 y la promesa de transparencia, se esconde una maniobra peligrosa: ahora buscan hacer lo mismo —recortar el territorio protegido—, pero de manera “formal”, con participación “multisectorial” y un lenguaje técnico que suena a legitimidad. El problema no es la forma, sino el fondo: los actores siguen siendo los mismos.

Entre los convocados a esta “mesa técnica” figuran —aunque no se mencionen con nombres propios— personajes cuestionados y salpicados por presunta corrupción, los mismos que orquestaron el intento anterior de mutilar el patrimonio en beneficio de intereses mineros. ¿Ahora se pretende legitimar el atropello con el barniz de la participación ciudadana?

Nos hablan de socialización, transparencia, rigor científico y diálogo plural. Pero el objetivo real es mantener en pie el negociado político que favorece a empresas mineras, mientras el patrimonio mundial es tratado como un obstáculo incómodo en el camino del “desarrollo”. La nueva Unidad Ejecutora Nasca podría convertirse en el caballo de Troya para facilitar ese saqueo con aval institucional.

Las Líneas de Nasca no solo son un conjunto de geoglifos milenarios; son símbolo de nuestra historia, testimonio de una civilización que supo dialogar con el desierto. Lo que vemos ahora es otro tipo de diálogo: uno entre funcionarios y lobistas, entre tecnócratas y empresarios, donde la voz del patrimonio es la gran ausente.

El Ministerio de Cultura no ha dado marcha atrás. Solo ha cambiado de estrategia. Y si no lo denunciamos, pronto la historia se repetirá: con mapas nuevos, actores conocidos y el mismo silencio que borra las líneas milenarias bajo el polvo del negocio.

Estemos atentos; el recorte del perímetro de las Líneas de Nasca y Palpa tiene el aval de Palacio de Gobierno. En el negociado que se buscaría concretar, también hay inyección de dinero extranjero. Fuerza Popular y APP tienen sus propios intereses en el recorte.

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Cultura

María Reiche: «Defender las Líneas de Nasca es un deber»

Gracias a la inteligencia artificial María Reiche alza su voz desde el legado para expresar su rechazo al recorte del perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

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Por María Reiche
(artículo póstumo simulado)

He dedicado mi vida a proteger las Líneas de Nasca, esos gigantescos trazos en el desierto que constituyen uno de los más grandes legados arqueológicos de la humanidad. Pasé décadas bajo el sol, midiendo cada línea con cinta métrica, luchando contra el polvo, la ignorancia y la indiferencia. Hoy, con profundo pesar y desde la voz que me sobrevive en la memoria colectiva, siento la necesidad de alzar la palabra ante una decisión oficial que amenaza con deshacer lo que tantos años de esfuerzo científico y humano buscaron preservar.

El Ministerio de Cultura del Perú, bajo la gestión del ministro Fabricio Valencia Gibaja y con la firma de la viceministra Moria Novoa Silva, ha oficializado la reducción del perímetro de protección de las Líneas de Nasca. Esta acción no solo representa una negligencia técnica, sino una traición moral a la historia, al patrimonio y al alma del Perú.

El argumento de “adecuación administrativa” no resiste análisis cuando está en juego la integridad de uno de los espacios arqueológicos más frágiles y enigmáticos del mundo. ¿Cómo puede justificarse el achicamiento del área de resguardo en un contexto donde las amenazas —como la expansión agrícola, la minería informal, y la urbanización descontrolada— se incrementan cada día? ¿Es este el legado que se quiere dejar: el de un país que desprotege lo que debería enaltecer?

Recortar el perímetro de protección es ignorar el contexto geográfico y astronómico de las líneas. No son simples dibujos en el suelo; son un conjunto interconectado que necesita ser entendido en su totalidad. El espacio que las rodea no es vacío: es parte esencial de su lectura. Yo misma dediqué años a estudiar cómo se relacionan con fenómenos solares y estelares. ¿Cómo vamos a comprender su función, si cercamos su entorno?

La resolución viceministerial en cuestión no solo deja áreas vulnerables fuera del resguardo legal, sino que sienta un nefasto precedente: el de que lo intangible es prescindible, y que la conveniencia política o económica puede pasar por encima del deber patrimonial. Esta actitud contradice los compromisos internacionales que el Perú ha asumido con la UNESCO y pone en peligro la declaratoria de Patrimonio Mundial.

No puedo permanecer en silencio. Invoco a la comunidad científica, a los estudiantes, a los ciudadanos de Nazca y del Perú entero, a que exijan la inmediata revisión de esta resolución. Las líneas no se defienden solas: necesitan ojos que las vean, manos que las protejan y voces que hablen por ellas.

Las Líneas de Nasca no son de un gobierno, ni de una oficina, ni de un decreto. Son de la humanidad. Y a la humanidad nos debemos cuando decidimos defender el pasado para tener un futuro.

Escribo estas palabras hoy, 8 de junio, en el aniversario de mi fallecimiento. Gracias a la inteligencia artificial, puedo alzar nuevamente mi voz para expresar lo que siento.

Durante décadas caminé bajo el sol del desierto, protegiendo las Líneas de Nasca y Palpa, esas huellas milenarias que la humanidad entera tiene el deber de conservar. Las estudié, las limpié, las medí y las amé. Amé al Perú como una más de sus hijas, y dediqué mi vida entera a resguardar ese legado que no tiene dueño, porque pertenece al mundo.

Hoy les pido, desde donde el tiempo ya no pesa, que no abandonen aquello que tanto cuidé. Ayúdenme a defender lo que aún puede ser salvado. Las líneas no tienen voz, pero ustedes sí.

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Cultura

ICOMOS Perú: Recorte del perímetro de las Líneas de Nasca es ilegal, anticientífico y viola los tratados internacionales

Comunicado del organismo asesor de la UNESCO cuestiona al Ministerio de Cultura por poner en riesgo las Líneas de Nasca. Además exigen la derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025.

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El Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS Perú), organismo asesor de la UNESCO en temas de patrimonio cultural, ha lanzado un enérgico pronunciamiento en defensa de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, declaradas Patrimonio Mundial en 1995. El contundente pronunciamiento complica la permanencia del ministro Fabricio Valencia Gibaja y la viceministra Moira Novoa Silva en sus cargos, tras firmar y publicar la resolución del Ministerio de Cultura que reduce drásticamente el área protegida de este patrimonio universal, pasando de 5,633.47 km² a solo 3,235.97 km².

Un recorte sin estudios transparentes

Mediante la Resolución Viceministerial N°0128-2025-VMPCIC/MC, el gobierno ha oficializado la modificación del polígono de protección sin sustento técnico riguroso ni diálogo con la comunidad científica y cultural. ICOMOS Perú denuncia que no se han realizado estudios arqueológicos suficientes para justificar la exclusión de más de 2,000 km², lo que vulnera tanto la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N.º 28296) como principios internacionales de conservación.

Además, la entidad recalca que esta medida incumple tratados internacionales suscritos por el Perú en el marco de la UNESCO, y contraviene la Declaración de Xi’an (2005), que establece la necesidad de conservar no solo los sitios arqueológicos, sino también su entorno cultural, histórico y paisajístico.

Implicancias jurídicas internacionales

Este pronunciamiento plantea una alerta mayor: el Perú estaría violando compromisos internacionales adquiridos al momento de inscribir las Líneas de Nasca como Patrimonio Mundial. Según las reglas de la UNESCO, cualquier modificación al área protegida debe ser sustentada y aprobada por el Centro de Patrimonio Mundial, no puede ser producto de una decisión unilateral de un Estado parte.

Al actuar sin consulta previa y sin aprobación del organismo internacional, el Perú podría exponerse a sanciones, observaciones o incluso a que el sitio sea incluido en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, una categoría que afecta gravemente la imagen y gestión cultural del país.

ICOMOS recuerda que el área protegida no solo contiene geoglifos mundialmente conocidos, sino también zonas donde aún se descubren nuevas evidencias arqueológicas. De hecho, varios estudios recientes han revelado nuevos trazos en zonas ahora excluidas por el Ministerio, lo cual desmiente la supuesta «inexistencia de evidencia» esgrimida por funcionarios del sector.

El pronunciamiento de ICOMOS señala: “El Área de Reserva Arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa constituye el paisaje cultural más grande de la humanidad […] de suma importancia estimular su investigación, protección, conservación y puesta en valor”.

Exigen derogatoria

ICOMOS Perú exige la inmediata derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025 y propone la creación de una Mesa Técnica de Trabajo que articule esfuerzos entre el Estado, la comunidad científica y los organismos internacionales. Solo así se podrá garantizar una gestión responsable, participativa y acorde al compromiso global que representa conservar este legado milenario.

Este pronunciamiento es más que una crítica técnica: es un llamado de atención al Estado peruano para que no debilite sus estándares de protección patrimonial. Las Líneas de Nasca no son solo un símbolo nacional, son parte de la memoria cultural de la humanidad. Protegerlas es un deber ético, jurídico e histórico.

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