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Literatura

CUENTO: SIEMPRE HABRÁ OTRA OPORTUNIDAD

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SIEMPRE HABRÁ OTRA OPORTUNIDAD

Por Luis Humberto Moreno Córdova


Lima brilla como una joya falsa bajo la noche absoluta de verano. En las calles, las guirnaldas y las luces de colores parecen cobrar vida propia sobre la fachada de las tiendas y de algunos hogares que han sobrevivido al crecimiento de la zona comercial de san Isidro. Parado casi a la mitad de la calle, en medio de dos grandes tiendas, un hombre vestido de Papá Noel agita su campana y espanta a los niños con un “jo,jo,jo” grosero y aguardientoso. La gente corre, corre, se desespera, colapsa sobre sus pasos aprovechando las ofertas generosas y los remates de locura que los invitan a pasar sus tarjetas de crédito sin misericordia, abultando sus cuentas bancarias, destruyendo sus ahorros.

Es navidad. La ciudad colapsa entre desbordes, celos y prisas. Hay gritos, malestares, incomodidad; gente que aplasta gente en las colas de las cajas, gente que tritura gente en las colas de taxis. Los vehículos maniobran con fiereza, cruzan insultos, lastiman a familiares ausentes. Los niños lloran, desesperados por la turba incontrolada. La gente compra, gasta, despilfarra, con la pulsión de un adicto, con la desesperación de un moribundo.

Todo por el amor y paz fabricado en la TV.

Julio sale del banco y mira su billetera con complacencia.

Su felicidad solía ser efímera: se daba siempre los día 15 y en el fin de cada mes. Duraba poco: apenas unas cervezas y unas cuantas deudas saldadas. Luego llegaba el vacío, las tiendas inmensas y la frustración de no tener nada. Aún así, nunca perdía el aliento: Siempre habría un día 15 y otro fin de mes.

Sin embargo, mientras recorre las tiendas, su sonrisa se va borrando del rostro y se convierte en una mueca de preocupación. Su mirada se pierde entre miles de carteles con precios imposibles de aceptar. Las colas son tan grandes que no quiere arriesgarse a la vergüenza de que sus dos tarjetas de crédito reboten por falta de saldo.

Sus hijos están cansados de recibir juguetes envueltos en cajas sin color, pasados de moda, con quiñes y maltratos hechos por el verdadero dueño. Julio piensa en Ricardo, que ya tiene doce años. No puede olvidar la navidad anterior, cuando lo vio relegado de su grupo de amigos, mirando su juguete gastado, mientras los otros niños de la cuadra intercambiaban sus regalos relucientes y se entretenían mirando las cajas recién abiertas, donde se mostraban otros juguetes de la misma colección. Lo recordó apoyado en la pared, mirando con lástima el viejo muñeco de colores opacos. No quería decepcionarlo.

Alonso, su otro hijo, acababa de superar la edad de la conformidad. Era probable que esta navidad notara las diferencias entres su regalos y los regalos de otros chicos.

Los precios. Maldita sea. Los precios.

Cruza un par de tiendas abarrotadas de gente, esquiva a un mendigo y a un niño que le ofrece chicles. Siente que se ha equivocado de lugar. Piensa tomar un carro e ir a otro sitio, pero el tráfico violento, lo desanima.

Ve que una pareja se dirige hacía un taxi, llevan una enorme caja con un muñeco Max Steel. Están discutiendo. Lo nota por la violencia con que la mujer mueve sus labios. El hombre trata de serenarla, le pone una mano en el hombro, pero ella se zafa bruscamente. Julio los ve subir al auto. La mujer mira hacia la ventana mientras el hombre acomoda las cosas compradas. “Feliz navidad”, murmura.

Piensa en su esposa. A pesar de los años inclementes, todavía encuentra en ella la belleza de la adolescencia. Es de piel canela, cabello negro, caderas anchas y pechos prominentes. Tiene el vientre abultado, pero mantiene la espalda arqueada y un buen trasero. Ella se encarga de las cosas en casa y cuida a los niños. Es una buena esposa, piensa. Pero hace mucho que ya no quiere tener sexo con él. Al principio, poco después que naciera Alonso, ella se excusaba fingiendo malestar y dolores producto de alguna lesión por el día a día. “Estaba limpiando, y sentí un tirón en la espalda, Julio”, le decía. “El calor de la cocina, luego el frio de refrigerador me han dejado doliendo los brazos”.

Eso fue al principio. Luego simplemente dijo que no quería hacer ruido para no despertar a los niños. “Ricardito ya se da cuenta de las cosas”, le decía. Finalmente, sus excusas se redujeron a un rotundo “no”.

Julio había engrosado con el paso de los años. Si alguna vez tuvo un cariz, lo enterró bajo una enorme panza y un cansancio eterno. De su quijada nacía un colgajo grasoso que le tapaba todo el cuello. Sabía que su apariencia no era la misma que la de doce años atrás. Las chicas habían dejado de coquetearle hace mucho. Tenía que conformarse con el llamado de mujeres mayores y fofas que no despertaban en él ningún interés. Aún podía sentir la comezón entre sus piernas cuando veía un buen culo, unas buenas tetas. Pero debía conformarse sólo con verlo. Su magullado sueldo le hubiera impedido pagar por sexo. Aunque casi nunca se le había cruzado por la cabeza irse de putas. A pesar de todo, aún amaba a su esposa.

Debería comprarle algo, pensó Julio.

Su esposa y sus dos hijos. Las calles colapsadas, la gente echando a volar sus billetes. Los altavoces de las tiendas asordando con las promociones infinitas.

Un tipo se queda mirándolo a la distancia. Julio no ve de lejos, pero nunca ha querido usar lentes. Piensa que son huevadas, mariconadas. Ve que el tipo se acerca con paso decidido. Julio aprieta el puño. Ya lo tiene en frente. Se detiene. Cree reconocerlo.

-¿Pablo?

Pablo echa una risotada y lo toma por los hombros. “Hola compadre, a los años, qué ha sido de tu vida”, se dicen mutuamente mientras estrechan sus manos de todas las maneras posibles. Julio no entra en pormenores. Todos en la familia están bien, los niños están creciendo.

-¿Y cómo está Carlita? –pregunta Pablo.

Julio recordó los tiempos del colegio, cuando que Pablo moría por su esposa.

-Mi señora está bien, Pablito, ahí pues con los ajetreos de la navidad.

Pablo asiente sin dejar de sonreír. Tiene el rostro redondo, el cabello corto, hirsuto. Sus ojos son dos rayones oblicuos y su nariz parece un rocoto. Julio piensa que es un tipo muy feo. Carla jamás se hubiera fijado en ti, piensa.

Sus ojos se posan en el escaparate de una tienda y puede ver su reflejo junto al de Pablo. Ve una figura gorda, deforme, conversando con un amigo de la infancia. Incluso Pablo tiene mejor contextura que él.

-Que bueno hermano, que bueno. ¿Y qué haciendo por aquí?

Julio le cuenta sobre los regalos, la ilusión de que sea algo bueno.

-Puta, ya estoy cansado de reglarle a mis hijos cosas robadas o bambas, huevón –dice-. Es una cojudez.

Pablo asiente. Luego abre sus dos ojos como si quisiera sacarlos de su rostro.

-Mira. Justo un amigo mío ha puesto su tienda cerca a mi casa, y ha traído un montón de cosas bien mostras, Julito. Juguetes igualitos a los que venden por acá, pero los precios, ¡regalados!

Un taxi se detiene al lado de los dos amigos, El conductor toca el claxon repetidas veces, luego empieza a gritarles “¿taxi?”, “¿taxi?”

-¿Me has visto estirarte la mano conchatumadre? –le grita Julio. El taxista lo manda a la mierda, Julio corre y alcanza a meterle una patada en la puerta. El taxi para, el conductor hace el ademán de querer bajar.

-¡Baja pues, conchatumadre! –vuelve a gritarle Julio. El vigilante de una tienda se acerca y toca su pito. El taxi se marcha. Pablo abraza a Julio y lo lleva a un lado:

-Puta que rochoso eres, huevón. No se te ha ido lo fosforito, ¿no?

-Me llega al pincho cuando ésos mierdas hacen eso –dice Julio, mientras resopla y se acomoda la camisa. Un botón se le ha aflojado. La gordura azota su vergüenza.

Pablo lo jala y lo hace caminar un par de cuadras, cruzan un puente de la vía expresa. Debajo de ellos, los carros parecen ladrillos, atascados entre semáforos e imprudencias.

-El tráfico es una mierda, ¿no? –dice Pablo, con su enorme sonrisa. Julio sigue resoplando.

Luego de unas cuadras, la gente parece desaparecer y la tranquilidad regresa a las calles. Hay poca luz, pero las veredas están despejadas y a lo lejos se pueden ver los grandes edificios de bancos y financieras. Julio escucha música y voces alegres. El olor a cigarro y cerveza parece despertarlo. Entran al bar y se ubican en una mesa pegada al enorme vidrio que da a la calle. Dos rubias pasan a lo lejos con unas bolsas enormes estampadas con el logo de la tienda donde hicieron sus compras.

-Mira esas mamacitas –dice Pablo, mientras levanta la mano haciendo una señal de victoria que el mozo interpreta de inmediato-, que ricas son las chibolas por aquí, ¿no?

Julio mira a las chicas: son rubias, altas, parecen salidas de un catálogo de moda. Su look es fresco. Usan colores gastados, pero sabe que la ropa es nueva. Carla no se vería igual con esas prendas. Una lástima.

-Se pongan lo que se pongan siempre se ven bien, ¿no? –prosigue Pablo. Julio ya no las mira.

-¿Y cómo está tu señora, ah?

Pablo ríe. A Julio le perturba ver esa sonrisa enorme, insultante. Es una sonrisa petrificada, una sonrisa de payaso pobre.

-Asu, Julito, ya te me pusiste moralista. Mi señora está bien…

Julio levanta las cejas. No puede quitar su mirada de ese rostro redondo y feo.

-¡Está bien fea! –termina de decir Pablo, y estalla en una carcajada que parece querer destruir los vidrios del bar. Julio mira a todos lados y finge una sonrisa que no convence a nadie.

El mozo deja dos cervezas. Pablo sirve en ambos vasos. Prende un cigarro. Julio también prende uno.

-¡Salud pues! Por la buena amistad.

Chocan los vasos. Pablo hace un alto antes de tomarse la cerveza.

-Vamos Julio, no te preocupes. Mañana vamos donde mi pata. Yo le diré incluso que te dé lo que quieras a plazos. Para que le pagues hasta Marzo, incluso. Ya cambia la cara, huevón. Vas a ver que tu familia te va a adorar después que le des esos regalos.

Julio medita, pierde su mirada sobre la meza. Luego mueve la cabeza hacía un lado y levanta su vaso.

-Salud, pues, carajo.

Ambos ríen. La conversación empieza a fluir lentamente, con los recuerdos de la infancia, la vez que se vistieron para bailar como el grupo Garibaldi en la fiesta del barrio. Las grandes borracheras, los viejos amigos. Julio recuerda la vez que se bebieron los whiskys del papá del negro Coco, que había guardado para el día en que éste entrara a la universidad. Luego los habían llenado con té. Y nunca imaginaron que después de años, cuando Coco ingresó, su viejo aún tenía las botellas ahí, con el té cortado por los años. Pablo recordó aquella fiesta en la que Gallardo, el más rufián del barrio, se tiró a la beata Mechita, una chica que vivía entre el colegio y la natación, y que una vez fueron a ver a un concurso. “Qué rica esa huevona con su ropa de baño, ¿no?”, “bien guardadito se lo tenía. Luego Gallardo la había convencido de ir y la había emborrachado.

-Ya tienen tres hijos, Julito. Imagínate –le dice Pablo-. Esa huevona ahora vende menú por la zona donde trabaja mi mujer.

Las cervezas empiezan a multiplicarse. Le piden al mozo que les traiga una caja vacía para llevar la cuenta. Los vasos chocan, chocan, todas las veces posibles. Pablo elogia a Carla y Julio se siente orgulloso. Se ponen de acuerdo para ir a la playa en el verano. Pablo le cuenta que tiene un negocio de venta de cebiche en una playa del sur. “Cuando gustes, Julito, cuando gustes”. Julio prende los cigarros y los apaga mientras su voz se acompaña de una estela blanca, interminable. Las risas invitan a un nuevo brindis.

-Como jugando ya vamos una caja, Pablito –dice Julio con un acento cansado, adormecido por el alcohol.

-Por ser fiestas deberíamos brindar con algo más acorde a este reencuentro, Julito –dice Pablo mientras levanta la mano para llamar al mozo.

-Que sean unos whiskys –dice Julio, con rostro confiado. Sus ojos parecen perderse en su rostro, como dos pequeños botoncitos negros-. Un etiqueta negra como en la jato de Coco.

Piden dos vasos de Whisky.

-Puta la verdad, etiqueta negra es otra cosa, Julito –le dice Pablo.

Julio toma del vaso, intenta saborear. Luego desiste, nunca ha notado la diferencia entre un whisky y otro. Todos saben amargo, todos saben fuerte, todos necesitan mucho hielo.

-Esto es otra cosa –dice Julio, a pesar de todo, y se acaba el vaso de un trago.

Piden unos boleros. Julio reconoce en Pablo a un amigo leal, al único que, a pesar de todas las vueltas de la vida, siempre estuvo ahí en los momentos importantes. Pablo levanta el pecho, parece un gallo enardecido, ya agradece a viva voz la deferencia –lo dice literalmente- que Julio siempre ha tenido con él y su familia. Vuelven a chocar los vasos mientras cantan un estribillo de Iván Cruz. Entonces piden más whisky y alaban a sus familias. “Tu hijo es precioso, Julito”, dice Pablo. “Pero tu hijo es bien despierto”, dice Julio. “Imagínate que hasta me ayuda a trabajar, el condenado”, dice Pablo con su gran sonrisa, que a Julio ya no le resulta tan molesta.

Afuera, las calles lucen vacías. Algunos autos pasan e iluminan con miedo el asfalto. Luego todo queda en silencio. Conforme las horas pasan, las mesas de la cantina empiezan a despejarse. Algunos tipos en saco y corbata salen abrazados, con las mejillas coloradas y el cabello alborotado. Un tipo, de pantalón plomo, tiene una mancha húmeda entre sus piernas. Pablo y Julio ríen al verlo y vuelven a brindar. El mozo se acerca y les deja la cuenta. Pablo se ofrece a invitar un par de whiskys, pero el mozo se rehúsa y les dice que ya van a cerrar.

Sacan sus billeteras e intentan dividir la cuenta, pero el sopor de los whiskys y la cerveza no los deja pensar.

-Yo pago –dice Julio- Ya después me parchas.

Se ponen de pie y se dan un fuerte abrazo. Tambaleantes, llegan hasta una esquina y se ceden el lugar para detener el taxi. Julio insiste, y Pablo detiene un taxi azul que le cobra veinte soles por llevarlo hasta su casa.

-Préstame diez luquitas, Julio. Por si las moscas –le dice Pablo con los ojos desbordándose a todos lados. Julio sonríe y saca su billetera.

-Llévate veinte, cholito, por si las moscas –le dice, y le da una palmada en la mejilla.

Pablo entra en la parte trasera del taxi y parece desmoronarse, mueve la mano torpemente a manera de despedida. Luego desaparece. Julio todavía puede ver a lo lejos las luces rojas del taxi frenando ante un semáforo en rojo.

Detiene un taxi, que le cobra quince soles por llevarlo a su casa. Julio sacude su dedo índice y el taxi se aleja. Espera un rato más. La calle está vacía. Ni siquiera aparecen carros. Siente una modorra enorme que lo obliga a apoyarse contra un poste de alumbrado. Dos jóvenes cruzan detrás de él. Julio los oye reírse. “De que te ríes conchatumadre”, piensa decirles, pero siente pereza hasta de hablar.

Un taxi aparece. Julio estira la mano y lo detiene. El taxista le dice que por doce soles lo llevará a casa. Julio sube. Intenta no desmoronarse ni cabecear, aunque siente que el licor lo está derribando.

Mientras se va quedando dormido, sonríe al pensar en la buena borrachera que se ha dado. Ha sido una suerte encontrarse con Pablo, así, de la nada, en plena calle. Se promete a si mismo que la próxima vez que lo encuentre le pedirá su número de teléfono y su dirección, porque esto de encontrarse por la voluntad de Dios no puede pasar entre amigos como él y Pablo.

Las luces se difuminan ante sus ojos. La ciudad brilla como un diamante bajo la noche absoluta de verano.

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Literatura

Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa cumple 88 años

Amado por muchos y odiado por algunos, el premio Nobel de Literatura disfruta su cumpleaños con su familia en plena semana santa.

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Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936), conocido como Mario Vargas Llosa, sin duda es uno de los personajes más connotados en la historia peruana, por su calidad literaria y por haber alcanzado la cumbre en las letras, al cosechar a lo largo de su carrera diversos premios y en especial por ser designado como Premio Nobel de Literatura 2010.

Por ello, es considerado como uno de los novelistas contemporáneos más importantes y es uno de los autores supervivientes del boom latinoamericano.

Tapa de la novela La ciudad y los perros, publicada en 1963 por Seix Barral.

Varguitas como le llamó su tía y ex mujer Julia Urquidi, también se dedicó al periodismo y tuvo un programa televisivo ‘La Torre de Babel’ con interesantes entrevistas a personajes destacados, como Jorge Luis Borges y Corín Tellado; pero antes ya había incursionado en la prensa peruana, escribiendo para los diarios La Crónica y La Industria, hasta encallar en la legendaria columna propia, surgida en 1977 y llamada ‘Piedra de Toque’.

El Nobel peruano, soñó con ser presidente del Perú y estuvo a punto de lograrlo con el Fredemo, porque contaba con todo. El financiamiento millonario para su campaña, los mejores técnicos para aplicar las mejores políticas públicas y todo un equipo multidisciplinario de comunicación que lo colocaron como el candidato favorito; sin embargo, por decir la verdad en plena campaña electoral, al afirmar que su eventual gobierno tendría que aplicar la medida del schock económico para lograr estabilizar la economía peruana que García Pérez destrozó, perdió las elecciones en 1990, gracias a la campaña devastadora que le interpusieron los apristas para “allanarle” el camino a un profesor universitario de origen nipón, que luego de tomar el poder presidencial terminó siendo un dictador.

Tapa de la edición número 17 de la revista impresa Lima Gris publicada en 2019.

Entre tanto, Vargas Llosa se exilió en Europa y no quiso saber nada del Perú. Se sintió decepcionado y su derrota política quizá haya significado una de las más grandes frustraciones en su vida, aunque él lo haya negado en reiteradas ocasiones.

Sin embargo, el autor de Los Cachorros supo reponerse y reconciliarse con la tierra que lo vio nacer y tras vivir en Europa, siempre se afinca en Arequipa y en Lima, donde goza del cariño de los amigos, e incluso de los que no lo son, porque finalmente, siempre tendrán algo qué decir de él.

¡Feliz cumpleaños Mario y que sean muchos más!

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Literatura

Hijos del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez lanzan al mercado la novela póstuma ‘En agosto nos vemos’

Tras diez años de la partida del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, el 6 de marzo se realizará el lanzamiento de su novela inédita ‘En agosto nos vemos’.

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Finalmente se cumplirá lo que Gabo García Márquez les prometió a sus hijos, Gonzalo y Rodrigo; que, después de su muerte, ellos podían disponer de su obra como quisieran. Por ello, este miércoles 6 de marzo de 2024, llegará a las librerías de todo el mundo “En agosto nos vemos”, la novela póstuma del premio Nobel de literatura, justamente el mismo día que habría cumplido 97 años.

Precisamente, a mediados de 2023, Rodrigo García Barcha adelantó:

“Pensamos que el libro tenía muchos méritos y yo creo que de verdad los lectores van a apreciar el libro, porque es muy de Gabo, y eso se extraña. Él siempre nos dijo a Gonzalo y a mí que cuando ya no estuviera más, nosotros podíamos disponer de su obra como quisiéramos. De manera que, le tomamos la palabra”.

“Nuestra impresión, de mi hermano y yo, es que la falta de facultades que le impidió a Gabo acabar el libro, su pérdida de memoria, su pérdida de la concentración, también le impidió darse cuenta de que el libro estaba mejor de lo que él pensaba. Yo creo que cuando él decía que no funcionaba, era también porque estaba luchando por entender el libro, pero su estado se lo impedía. Volvimos a leer el libro y nos dimos cuenta de que estaba en mejor estado del que recordábamos. Entonces, decidimos que valía la pena rescatarlo y lo que se hizo fue una edición óptima de todas las varias versiones que él tenía. En ningún momento se alteró el texto, no hay nada allí que él no haya escrito. El libro es la mejor versión de lo que él escribió”, reveló a Infobae Rodrigo García Barcha.

Con esa respuesta, sus hijos, años después de revisar el manuscrito que escribió íntegramente su padre, y con las correcciones pertinentes, tras compararlo con las distintas versiones que alcanzó a escribir Gabo, decidieron rescatarlo.

Portada de la nueva y póstuma novela de Gabriel García Márquez.

La publicación saldrá a la luz, justo antes del décimo aniversario del fallecimiento de Gabo, el 17 de abril de 2014 y la revista “Lengua” de Penguin Random House dio un adelanto de “En agosto nos vemos”

Aquí las primeras líneas de la nueva novela inédita de Gabo:

“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y cómo único equipaje un maletín de playa”.

Penguin España anunció el lanzamiento de la nueva novela “En agosto nos vemos”.

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Literatura

NUEVA EDITORIAL DE ARTURO DELGADO GALIMBERTI

Lee la columna de Rodolfo Ybarra.

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El reconocido escritor y periodista Arturo Delgado Galimberti (La Ruptura, Los Espejos del Infierno, Karma Instantáneo para John Lennon, etc.) ha decidido inaugurar una novísima línea editorial: Nuevos Artesanos Editores. Al respecto, aprovechamos para conversar con el autor de este y otros temas trascendentes en la industria editorial.

1.-¿Cómo así y bajo qué parámetros, un escritor decide fundar una editorial?

La idea de fundar una editorial siempre ha sido algo latente. Incluso en los años noventa creé una de similar nombre para publicar mi primera novela, La Ruptura, y a un par de poetas. De algún modo estoy retomando ese antiguo proyecto con Nuevos Artesanos Editores, pero con las exigencias de esta época marcada por las nuevas plataformas digitales. Por otro lado, no es para nada insólito que un escritor sea al mismo tiempo editor, como sabes acá en el Perú están los casos de Scorza y Congrains, para no remontarnos a uno de los mayores pensadores que tuvimos, José Carlos Mariátegui. Y hay muchos ejemplos más.

2.-¿No crees que el mercado editorial está copado de alguna manera, hay una atomización de editoriales pequeñas y medianas que no logran hacer el balance con las editoriales mainstream?

Creo que, para decirlo deportivamente, pertenecen a ligas diferentes. No es posible competir con las transnacionales en ningún rubro, no solo editorial. Sin embargo, a pesar de la atomización de las pequeñas y medianas editoriales, la demanda a esa escala aún no ha sido cubierta del todo, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos autores optan por editoriales con cierta presencia mediática, pero que no satisfacen los mínimos criterios de calidad y credibilidad.

3.-¿Qué es lo nuevo o lo novedoso que estaría ofreciendo tu editorial?

En principio, algo que parece elemental, pero de las que muchas carecen, un verdadero sentido editorial. No es una editorial para todo el mundo, sino para cierto tipo de autores. Y una clave la da el nombre del sello: Nuevos Artesanos. Toma la idea de las vanguardias, que irrumpían contra el concepto de Arte como institución y que reivindicaban el rol de artesano del verdadero creador. A partir de allí, mi intención es que la labor de editor y el compromiso con el autor sea permanente, y eso incluye la preocupación por la difusión de su obra en todos los medios y canales posibles. Por esa razón, un objetivo de esta primera etapa es tener un catálogo de obras que pueda cimentar el prestigio y la identidad del sello. Eso presupone, por supuesto, un filtro en relación con las propuestas estéticas que me parecen pertinentes y se condicen con el enfoque de la editorial. Si bien no se puede renunciar a la posibilidad de hacer un servicio por el servicio mismo, desde ya sólo me interesa incluir dentro del catálogo y las colecciones del sello a los autores y obras que se desmarcan de quienes tienen un prurito comercial y nulo pensamiento crítico.

4.-¿Estaríamos hablando de una editorial de culto (que no es lo mismo que una editorial de élite)?

Bueno, la identidad de la editorial se irá perfilando en su catálogo, pero repito, sí hay una intención de ser una vitrina de escritores en la medida de lo posible con una postura crítica ante la realidad y un trabajo ficcional sobresaliente.

5.-¿Estarías dispuesto a hacer alguna alianza con otras editoriales o trabajar en plataformas anchas, red editoras, etc.?

Por supuesto, eso ya ha sido conversado por el equipo que me acompaña en este proyecto, pero considero que ese tipo de alianzas pueden darse a mediano plazo. A corto plazo, creo que la tarea que queda por desarrollar es constituir un catálogo mínimo que deje en claro para los lectores y los autores la identidad y singularidad de la editorial.

6.-El trabajo de un editor es más amplio que el de un impresor, esto parece que se confunde cuando el escritor busca precios bajos y se encuentra con los “manchapapeles”. Y al parecer, es difícil para un neófito ver las diferencias. ¿Podrías explicarnos este punto?

Sí, es muy común que muchos autores, por ahorrar costos, prefieran prescindir de editores y recurrir directamente a una imprenta. Es cierto también que a veces es difícil distinguir entre algunos “editores” y un simple impresor (lo digo negativamente). Y como escritor, editor, corrector y ante todo lector, formado en Literatura en la universidad de San Marcos, ese lastre lo he notado incluso entre editores muy solicitados. Y me refiero a la falta de pulcritud de los textos publicados, que usualmente están llenos de erratas, algunas bochornosas. Además, un buen editor garantiza que el libro impreso no se deshoje a la segunda leída y que el diseño de portada y diagramación no sea realizado de manera chapucera. Y finalmente interviene en todo el proceso de edición del texto, que no solo ve la corrección gramatical y ortográfica, sino por ejemplo la pertinencia del título con relación a la obra, observaciones sobre el contenido, y los llamados paratextos. Obviamente para esa tarea, un prerrequisito es leer con ojo crítico cada obra presentada, lo cual en nuestro medio no es lo común entre los editores, que apenas leen los libros que publican, aunque sí facturan. Y entre los que sí leen, la mayoría quizá son buenos escritores o poetas, pero no son gramáticos, y por tanto, suelen cometer pifias tras pifias.

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Cultura

Mi epitafio lleva tus versos

Lee la columna de Joe Guzmán

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A fines del año pasado, Nectandra Ediciones publicó el poemario “Dedicatorias” de Carlos Tataje, gran referente de la poesía liberteña y recientemente fallecido. Carlos Santa María, director de la editorial, tuvo la gentileza de pedirme un texto que sirviera como prólogo para dicha edición. He aquí el texto:

Conservo su imagen como la descubrí aquella noche del 2010, mientras recitaba a Martín Adán en un bar del centro de Trujillo. Conservo su imagen severa, presuntuosa, insobornable y arrogante como la de alguien que sabe que no es profeta en su propia tierra. En ese entonces, yo tenía diecinueve años y él cincuenta y uno; yo acababa de ingresar a la universidad y él de ganar el Copé de Plata en Poesía. Él se hallaba en camino de ser un autor consagrado; yo, de intentar alcanzar una vocación que hasta el día de hoy me es un poco esquiva. Ahora, recordando todo esto, comprendo que el tiempo no es más que una metáfora inefable, extraña e intraducible.

Él podía ser todas las épocas, los lugares y los escritores que amó hasta el fin de su vida (Homero, Borges, Cervantes, Vallejo, Wilde, etc.); pero a veces simplemente solía ser Carlos Tataje: pintor, declamador, poeta, narrador y estudioso de las civilizaciones primitivas y de la filosofía inca.

Su postura artística me hace recordar a los escritores poco reconocidos que formaron parte de las insurgencias provincianas (el grupo “Norte” en Trujillo, “Aquelarre” en Arequipa, “Orkopata” en Puno) y que cuestionaron un modernismo desgastado en las primeras décadas del siglo XX, para luego explorar e iniciar los nuevos caminos de la vanguardia peruana y reivindicar el mundo andino. Esto último conllevó a que, en el 2018, saque a la luz, fruto de una investigación de más de treinta años, unos pocos ejemplares de “Fundamentos y pensamiento mágico”, la primera parte de su monumental obra llamada “Mundo Inca”. En ella nos mostró distintos elementos que sirven como herramientas para una mejor interpretación de la cosmovisión prehispánica. Cabe decir que tampoco está exento de polémicas y discusiones.

Pero el objetivo de este texto es comentar su obra poética, aunque esta también tenga como punto de referencia lo histórico.  Son tres los poemarios que se conocen de él: “Dedicatorias”, “Epitafios” y “Kay Pacha”. Los dos primeros formaban uno solo, pero los tuvo que dividir para poder participar en distintos concursos. Así que uno lo envió a Madrid y el otro a Lima. Los dos salieron ganadores. Con “Dedicatorias” recibió en el año 2002 el Premio Gastón Baquero, convocado en Madrid por la editorial Verbum. Con “Epitafios”, siete años después, ganó el Premio Copé de Plata. Asimismo, Kay Pacha” quedó finalista en el Premio Copé del 2015.

En “Dedicatorias” y “Epitafios” se poetiza la vida y obra de personajes que pertenecen a distintos ámbitos: filósofos, matemáticos narradores, conquistadores, políticos, poetas, religiosos, pintores, cantantes, emperadores, reyes, científicos, etc. En cada discurso poético, Tataje demuestra el amplio conocimiento que posee, además de su gran habilidad para construir imágenes simples y herméticas. La escritura, entonces, consolida un gran diálogo histórico, a través de una apropiación estilística, rítmica, musical y, en algunos sentidos, psicológica.

En “a Isidore Ducase, Conde de Lautreamont”, por ejemplo, refleja la energía de la agresión (la violencia es un pretexto en el proceso de aprendizaje) y la exaltación de una vida no convencional y enjuiciadora que caracterizaba la poética del escritor uruguayo:

Ya tengo las armas, Isidore:

he pulido el brillo de las navajas de dientes de escualo,

arden las hogueras de ginebra y el aroma

               ya embriaga a los querubines más apetitosos.

Adelante, falso Conde Maldoror, ¡adelante! …

¡Eah!, atrás Escrúpulos,

aliaos con la aristocracia para terminar con ella

En “a Zhuang Zé”, construye un juego verbal a partir del texto “Sueño de mariposa”, siguiendo la premisa junguiana de que las creaciones literarias pertenecen al mundo onírico y que un autor no es inventor, sino un explorador que se sumerge en su propio inconsciente y en su propia tradición literaria.

Soñé que soñaba contigo

un sueño que no tuviera testigos.

Sueño de vigilia y de absoluto

silbos y luciérnagas, todo junto.

La luna sosiega los campos,

Y el mundo duerme tan cansado.

Mención aparte merecerían “a César Vallejo” y “a Arthur Rimbaud”, dos de los poemas más logrados de “Dedicatorias”. Los títulos indican un destinatario en específico, generando una atmósfera más íntima y personal entre el sujeto empírico, el locutor y los enunciadores.

El texto que sirve como el núcleo de su poética es la dedicada a Edgar Lee Masters (se encuentra en “Epitafios”), autor de Spoon River, gran obra polifónica que reúne a más de doscientos poemas en forma de epitafios.

Son tres las influencias que puedo percibir en Tataje:

  • El recurso de la simultaneidad de voces que forman parte de su corpus poético, descubriendo el carácter polifacético de la vida y la complejidad de las vivencias humanas.
  • La Antología Palatina, colección de poemas, en su mayoría epigramas, escritos durante el periodo clásico de la literatura griega. Resaltan por su brevedad, de dos a ocho versos, aunque hay unos pocos que son extensos. Fueron escritos para ser grabados en inscripciones de tipo sepulcral. Esta obra sirvió como influencia para otros poetas como Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Fray Luis de León, entre otros.
  • Los poetas satíricos romanos que en el pasado enjuiciaron a sus contemporáneos. En algunos poemas, Tataje recurre a la ironía y al sarcasmo para generar una crítica severa hacia algunos personajes.

Los hablantes líricos se adecuan al tono y contexto del poema, la gran mayoría de ellos están en segunda persona, generando un desdoblamiento de la personalidad en el campo de la ficción. Además, encontramos una variedad de propósitos (homenajes, admiración, crítica, acusación, etc.) hacia cada uno de los destinatarios. Lo curioso es que el único que aparece en ambos poemarios es Borges. Quizás por compartir la fascinación hacia el intelecto y encontrar la verdad en lo estilístico.

“Epitafios” y “Dedicatorias” se ven enriquecidos por la confrontación entre discursos ilustrados y populares, demarcando una gran heterogeneidad poética y enalteciendo la labor de un poeta auténtico, ambicioso y crítico que exige conocimientos a sus lectores. Para Tataje es un acierto no elegirse uno mismo como materia de su obra. La despersonalización requiere de una gran destreza, y en ella demuestra su talento y singularidad en la tradición de la poesía peruana. 

Su postura estética evita la protesta personal, la catarsis y la retórica, iniciando una gran búsqueda hacia la poesía crítica y clásica, en su forma erudita, minimalista, atemporal, extravagante, vitalizadora, trágica, irónica y acusadora.

Sinceramente a mí me creen escritor, pero yo solo soy un poeta, que es una extraña especie de la que no encuentro muchos ejemplares, me comentó alguna vez.

Gaston Bachelard menciona que el ser humano debe sufrir una metamorfosis con la verdadera poesía y que esta tiene una tendencia, casi invencible, de regresar a la vida.

En este libro, Tataje nos demuestra que el fenómeno poético pertenece al espacio de la antropofagia y de la ritualización, ya que, en cada texto, el sujeto lírico manifiesta una invocación sagrada para reconstruir el mundo y reconstruirse a sí mismo, a consta de los demás. 

Tu poesía, querido Carlos, es una pakarina andina que siempre arrojará cenizas, verbos y huesos al viento y hacia nosotros, tus lectores.

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Literatura

Mario Vargas Llosa anuncia su retiro de la literatura

‘Le dedico mi silencio’ será su última obra del Nobel de Literatura del año 2010.

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Considerado el mejor escritor peruano de todos los tiempos, merecedor de un Nobel de Literatura en el año 2010, virtuoso con su pluma para crear historias notables sobre un hombre corriente o de un dictador extranjero. El escritor arequipeño Mario Vargas Llosa ha decidido poner el punto final a su extensa carrera literaria con una última obra próxima a publicarse.

El escribidor. Nobel peruano cierra una magnifica producción literaria. Foto: redes sociales.

El autor de ‘Conversación en la Catedral’ aseguró que el ensayo ‘Le dedico mi silencio’ dirigido al filósofo Jean Paul Sartre será su carta de retiro para la literatura de ficción. Dicho ensayo se encuentra anunciado que llegará a las librerías el próximo 26 de octubre.

Cabe mencionar que la última obra de ficción del octogenario escritor será publicada por la editorial Alfaguara simultáneamente en todos los territorios de habla hispana. El libro cuenta la historia ambientada en el Perú sobre un hombre que soñó un país unido por la música y que enloqueció queriendo escribir un libro perfecto que lo contara.

El escritor contó que terminó de escribir el borrador de su novela en Madrid, en abril de 2022, comenzó a corregirla en mayo y que, desde entonces hasta final de ese año, estuvo haciendo pequeños cambios.

Hace unos meses, tras estar por unos días en el Perú, Vargas Llosa manifestó que pudo dar por concluida su novela. “Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré”, resaltó Mario Vargas Llosa al término de la nota final de su libro.

Última obra de Vargas Llosa dejará un largo ‘silencio’ en el ambiente literario. Foto: Alfaguara.

‘Le dedico mi silencio’ es una obra que mezcla ficción y ensayo, para hablar de un tema que obsesiona al autor desde hace años: la utopía, aunque, en este caso, aborda una utopía cultural con la música peruana como núcleo y pretexto.

La novela, que dedica a su exesposa, prima y madre de sus tres hijos, Patricia, transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista de Sendero Luminoso, en un país fracturado y asolado por la violencia.

‘Le dedico mi silencio’ es la vigésima novela del laureado escritor de raíces arequipeñas, que publicó la primera de ellas, La ciudad y los perros, hace 60 años, en 1963.  Entre las obras más icónicas del académico peruano figuran: Conversación en la catedralLa casa verdeEl pez en el aguaLa fiesta del chivoLa guerra del fin del mundo, entre otras.

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Literatura

Jon Fosse es galardonado con el premio Nobel de Literatura 2023

Dramaturgo noruego fue reconocido por la Real Academia Sueca “por sus innovadoras obras de teatro y prosa”.

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El maestro de los silencios. El dramaturgo noruego Jon Fosse obtuvo este jueves el premio Nobel de Literatura 2023 concedido por la Academia Sueca, que destacó sus obras “innovadoras” que se han representado en escenarios de todo el mundo.

Fosse, de 64 años, fue galardonado “por sus innovadoras obras de teatro y prosa, que dan voz a lo indecible”, declaró la Academia con sede en Estocolmo. “Estoy abrumado y agradecido. Lo veo como un premio a la literatura que ante todo pretende ser literatura, sin otras consideraciones”, declaró Fosse en un comunicado. “Me sorprendí cuando me llamaron, pero tampoco tanto”, agregó al canal público noruego NRK.

Nacido el 29 de septiembre de 1959 en la ciudad de Haugesund (sudoeste), Fosse es un escritor polifacético y poco accesible para el gran público.

Sin embargo, es uno de los autores vivos cuyas obras de teatro más se representan en Europa.

Comparada a menudo con Samuel Beckett, la obra de Fosse es minimalista, basada en un lenguaje sencillo que transmite su mensaje a través del ritmo, la melodía y el silencio.

Fosse emergió como dramaturgo en la escena europea con su obra “Alguien va a venir”.

Se dio a conocer también por “Naustet” (1989, no traducido al español), que le valió aplausos de la crítica, y “Melancolía” I y II (1995-96), otro de sus grandes trabajos.

Su nombre circulaba desde hacía años entre los favoritos para alzarse con el premio.

Cuando se enteró de la noticia, “iba conduciendo por el campo, hacia el fiordo al norte de Bergen, en Noruega”, dijo Mats Malm, Secretario Permanente de la Academia Sueca, tras el anuncio.

“Tuvimos la oportunidad de empezar a hablar de cuestiones prácticas y de la semana del Nobel en diciembre”, añadió.

Entre sus obras más importantes figuran “Boathouse” (1989), bien recibida por la crítica, y “Melancolía” I y II (1995-1996).

Su último libro, “Septología”, una obra magna semiautobiográfica -siete partes repartidas en tres volúmenes sobre un hombre que conoce otra versión de sí mismo-, tiene 1.250 páginas sin un solo punto y aparte. El tercer volumen fue finalista del Premio Booker Internacional en 2022.

Septología, de Fosse, está compuesta por tres volúmenes.

Aunque sus obras son notoriamente difíciles de representar, Fosse ocupó el puesto 83 entre los 100 genios vivos más importantes en una lista elaborada por el Daily Telegraph en 2007.

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Cultura

Un bolero chileno: reflexiones sobre Bolero de Patricio Contreras

Lee la columna de Julio Barco

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Mi viaje a Chile duró más de un día, cruzando el largo desierto en bus. Era el 2018 y yo acaba de publicar Respirar. No tenía para el almuerzo y tuve que resignarme al plástico y cruel almuerzo de bus. El paisaje parecía un vasto cementerio de cuerpos prehistóricos. No importaba, iba a llegar a la capital. Di una lectura en la Fundación Pablo Neruda, con poetas como Rosabetty Muñóz en una de las mesas de lectura, bajo la dirección de Ernesto González Barnert. Y vagué por el centro y disfruté de un para luego visitar Valparaíso. Los recitales y talleres fueron hermosos e inolvidables. Junto a Gonzalo Geraldo, llegamos a Valparaíso y recorrimos las calles en una larga caminata. Yo diría que Valparaíso tiene algo de Barranco, el balneario cultural de nuestra capital, solo que con un aire más vetusto. Creo que llovió. Sí, llovía una salvaje lluvia del sur. Para resguardarnos, nos paramos bajo el toldo de una tienda, al pie del teleférico.

     Al rato, pudimos llegar al departamento donde vivía el poeta Patricio Contreras. El día era húmedo y claro. Diáfano. Con la generosidad de viejos amigos, nos invitó un café y charlamos de poesía en su sala. La vista, en la ventanita del baño, era hermosa: podíamos ver todo el balneario y el mar plomizo y brillante en el horizonte. Contreras no solo escribía poemas y daba talleres, sino que vendía libros, encima de una manta de tela roja, en los parques de Valpo.

     Son estas calles las que recuerdo cuando leo el bello poemario Bolero, cuyo tema es justamente las calles de su ciudad, los amores, la intensidad que nace de la palabra y el fuego de la poesía. No me sorprende encontrar dos epígrafes de autores que aprecio al pie de este trabajo -Valera y Caicedo- sino que confirma mi propia reflexión sobre la idea de este libro: el bolero, que es música intensa de nuestro sentimentalismo latinoamericano, expresa la intensidad, el fuego verbal, la música del lenguaje. Estos poemas me saben a la calle empinada donde se encontraba la mítica librería Concreto Azul, donde dicté un taller de poesía peruana. 

     Cuando pienso en poesía, necesariamente imagino intensidades; o, en todo caso, las siento: la voz de Vallejo y de Neruda tienen una intensidad particular; la de Nicanor Parra o de Eguren, otra. Cada una, claro, es un color marcado, una máscara del ser. Una música. (1) En Bolero de Contreras esta intensidad es urbana, callejera, beoda y transgresora. Hay un ánimo de mirar los vacíos de la sociedad de capitalismo radical, donde toda relación entre los cuerpos no deja de ser un movimiento bursátil. Así, en ese movimiento de vivir y poetizar, de observarse poetizando en la vereda, en el asfalto, en las madrugadas pegadas a las mesas de los bares, de los vasos de vino, en las noches gélidas y de garúa, Contreras afirma que:

 de cada palabra

aprendida por vivida en los costados

de la ciudad o de la página donde

crece esta flor sanguínea y la canción

de los cuerpos contra el pavimento

(poema Periférica)

     Así, Bolero es un canto de la vida del poeta urbano en la sociedad contemporánea. Del poeta que sabe que vivir es la teórica perfecta para esbozar los nuevos lenguajes; porque estos nacen tanto de lo leído como gozado, de lo sentido como bailo en ese bolero eterno de la sangre que mana de nuestros vecindarios.  es que, aquí, en estas zonas del mundo, donde la desigualdad y violencia triunfan, también se mantiene el incendio de los sentimientos. Pese a su longevidad, cada nueva generación encuentra un nuevo espejo en el bolero; se siente afín a ese encanto, a ese modo de tocar el corazón y de sumergirnos en el romanticismo. Así, el bolero se mantiene como clásico. Amar es necesario frente al infierno. Amar es el poema. Amar es la poesía misma. Amar y escribir es cerrar un círculo sagrado. Contreras dice:

Pero no importa / tú no te preocupes

yo te escribo un beso en tus manos amables

nunca seré ese traidor que le roba a los vecinos

sólo te quiero dedicar a contratiempo

una vieja canción de los noventa

(poema Mamá)

     Termino de escribir esta reflexión sobre Bolero escuchando Sabor a mí en versión de piano de Alexis Gonzáles, y pienso en lo que afirma, a modo de epílogo Codarlupo: la relación literaria entre el Perú y Chile se ha ido incrementado.  No lo dudo. Y así será. Y me atrevería a pensar que en la literatura podemos encontrar no solo los hilos que unen a Chile y a Perú, sino a estos dos países y a todos los países del mundo. La literatura rompe fronteras, mostrando la similitud entre los sentimientos humanos. La poesía, el relato del corazón del hombre, nos ayuda a observar las semejantes -como diferencias- humanas, a través de la lupa de la mente del que versa. Quizás una de las mejores formas de generar empatía entre todos los países sea conocer su cultura, dar una lectura a la poesía de cada localidad, para así comprender más sobre los deseos y las subjetividades.   

(1) Esto se discute porque algunos creen que la poesía no es música. Otros afirman que sí. Lo cierto es que originalmente la poesía surgió de la lira, que era una forma de hacer música. Y si mantuvo la métrica por siglos fue para darle un compás y ayudar en la memorización de los poemas. Pero, a estas alturas de la vanguardia y posvanguardia, podemos afirmar que la poesía tiene un ámbito de búsqueda donde se muestra como una secuencia del estado mental, más que sonoro. Sin embargo, yo creo que ese estado mental poético es necesariamente sonoro. Esto nos debe llevar a discutir que entendemos por armonía. 

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Literatura

Milan Kundera acaba de partir a los 94 años de edad

Escrito checo, autor de la magnífica obra “La insoportable levedad del ser”, falleció en Francia tras una penosa enfermedad.

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La insoportable pérdida de una mente ilustrada. El escritor checo Milan Kundera falleció este miércoles en Francia a los 94 años de edad, informó la emisora pública Radio Praga.

El prosista, dramaturgo y poeta, que desde los años 1980 escribía en idioma francés, alcanzó fama mundial en la segunda mitad del siglo XX con obras como “La insoportable levedad del ser”, “La broma” y “El festín de la insignificancia”.

El escritor, nacido el 1 de abril de 1929 en Brno, al sureste de la República Checa, vivía exiliado en Francia con su esposa Vera desde mediados de los años 1970.

En 1979, el entonces régimen comunista le retiró la nacionalidad checoslovaca aunque dos años más tarde el entonces presidente galo, François Mitterrand, le concedió la nacionalidad francesa.

El primer éxito de Kundera fue “El libro del amor ridículo” en 1969.

El punto cumbre lo alcanzó en 1984 cuando salió “La insoportable levedad del ser”, considerada su obra maestra y que llegó al cine. El libro narra la fragilidad del destino de una persona, resaltando cómo la vida de un solo individuo carece de importancia dentro del concepto del eterno retorno de Friedrich Nietzsche. Su profundidad filosófica realmente conmueve.

Siguieron los premios, también las obras. El de Jerusalén en el 85, por destacarse en la lucha por la libertad dentro de la sociedad actual, y el Premio Nacional Checo de Literatura, por nombrar dos más. Su última obra es “La fiesta de la insignificancia”, publicada en 2014. Como suelen ser sus textos, mezcla ensayo, introspección y teología dentro del género clásico de la novela.

Los papiros, la crítica y sobre todo el gran público lo han puesto en lo más alto de las letras contemporáneas.

Kundera aceptó en 2019 de nuevo un pasaporte checo y las autoridades checas le pidieron perdón por el trato que recibió de la dictadura comunista.

Desde los años 1980 recibió numerosos premios, desde el Médicis, por la mejor novela extranjera publicada en Francia, el Commonwealth de EE.UU., el Europa o el Jerusalén, además, su nombre ha sonado en varias ocasiones para el Nobel.

Tras la transición democrática checoslovaca, Kundera publicó en 1993 en su país natal “La inmortalidad”, lo que supuso un reencuentro literario amistoso con su nación, pero algo efímero.

Su pasado checo lo ha perseguido con alguna polémica, como si fuera el personaje de alguna de sus propias novelas.

En 2008 el Instituto checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios lo acusó de delatar en 1950 a un espía que acabó durante 14 años en prisión.

El escritor rompió entonces su silencio -con un comunicado- para calificar las acusaciones de “puras mentiras”.

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